Analisis Complejo
Analisis Complejo
Analisis Complejo
P EDRO TAMAROFF
Índice general
Completar.
Capítulo I
Números complejos y
funciones complejas
It shall be possible in every case to form the product of two right lines from one
of its factors in the same manner as the other factor is formed from the positive or
absolute line set equal to unity. That is:
Firstly, the factor shall have such a direction that they both can be placed in the
same plane with the positive unit.
Secondly, as regards length, the product shall be to one factor as the other factor is
to the unit. And,
Finally, if we give the positive unit, the factors, and the product a common origin,
the product shall, as regards its direction, lie in the plane of the unit and the factors
and diverge from the one factor as many degrees, and on the same side, as the other
factor diverges from the unit, so that the direction of the angle of the product, or its
divergence from the positive unit, becomes equal to the sum of the directin angles of
the factors.
Caspar Wessel (1745–1818) en [19].
2 ANÁLISIS COMPLEJO I
1. Conceptos básicos
1.1. El cuerpo de números complejos
Definimos sobre el R -espacio vectorial R2 un producto, de forma que para
cada par (x, y), (x 0 , y 0 ) de vectores en R2 ,
z w = zw y z + w = z + w,
π : S 2 à N −→ C
x +i y
(x, y, u) 7−→
1−u
2|z − w|
db(z, w) = ,
((1 + |z|2 )(1 + |w|2 ))1/2
y prueba que los abiertos de esta métrica coinciden con los abiertos de la
métrica usual.
6 ANÁLISIS COMPLEJO I
2
db(z, ∞) =
(1 + |z|2 )1/2
π : S 2 −→ C∗ , θ : C∗ −→ S 2
Ax + B y +Cu = D.
(C − D)(x 2 + y 2 ) + 2Ax + 2B y + D −C = 0,
3. Derivadas complejas
3.1. Definición y propidades elementales
Fijemos un conjunto abierto Ω de C, una función f : Ω −→ C y un punto
c ∈ Ω. Decimos que f es derivable en c si existe una función f 1 : Ω −→ C,
continua en c, tal que
f (c + h) − f (c)
lı́m (I.2)
h→0 h
por
∂u ∂u
∂x (c) (c)
∂y
D f (c) =
∂v
.
∂v
(c) (c)
∂x ∂y
La relación entre la derivabilidad y la R-diferenciabilidad de f es el conteni-
do de la siguiente proposición.
(1) f es derivable en c,
(2) f es R-diferenciable en c y vale que
∂u ∂v ∂u ∂v
(c) = (c) y (c) = − (c), (I.3)
∂x ∂y ∂y ∂x
f (c + h) − f (c) − T (h)
lı́m = 0.
h→0 h
y en el segundo es igual a
Esto prueba, primero, que existen las derivadas parciales que aparecen en
(I.3) y segundo, que tales ecuaciones valen, por lo que (1) =⇒ (2). Suponga-
mos que tales ecuaciones valen y que f es R-diferenciable en c. La transfor-
mación lineal D f (c) es tal que
∂u ∂v ∂u ∂v
D f (c)(1) = (c) + i (c), D f (c)(i ) = (c) + i (c),
∂x ∂x ∂y ∂y
Concluímos que f es derivable en c y que f 0 (c) = D f (c)(1), que, junto con las
ecuaciones de Cauchy-Riemann, dan la última afirmación de la proposición.
Î
T (z) = xT (1) + yT (i )
z + z̄ z − z̄
= T (1) + T (i )
2 2i
1 1
= (T (1) − i T (i ))z + (T (1) + i T (i ))z̄
2 2
= µz + λz̄.
∂f ∂u ∂v ∂f ∂u ∂v
(c) = (c) + i (c) y (c) = (c) + i (c),
∂x ∂x ∂x ∂y ∂y ∂y
respectivamente. Notemos que no son otra cosa que D f (c)(1) y D f (c)(i ), así
aplicando el lema a la función lineal D f (c), obtenemos que para todo z ∈ C
vale la igualdad
∂f ∂f
D f (c)(z) = (c)z + (c)z
∂z ∂z
I 3. DERIVADAS COMPLEJAS 13
donde
∂f 1 ∂f ∂f ∂f 1 ∂f ∂f
µ ¶ µ ¶
(c) = (c) + i (c) y (c) = (c) − i (c)
∂z 2 ∂x ∂y ∂z 2 ∂x ∂y
∂z ∂z
= = 0.
∂z ∂z
Tz Tw z w
¿ À ¿ À
, = , .
|T z| |T w| |z| |w|
4. Funciones en C∗
4.1. Funciones continuas en el infinito
Consideramos ahora el espacio de funciones continuas C (C∗ ). Dado que C
es un subconjunto abierto y denso de C∗ , tenemos una función de restric-
ción
r : C (C∗ ) −→ C (C)
r : C (Ω∗ ) −→ C (Ω)
Lema 4.6. Si una función racional en C∗ es inyectiva, está definida por el co-
ciente de dos polinomios de grado a lo sumo 1.
18 ANÁLISIS COMPLEJO I
az + b
T (z) =
cz + d
−d z + b
T −1 (z) = .
cz − a
Φ : GL(2, C) −→ Mob(C∗ )
A 11 z + A 12
Φ(A)(z) = .
A 21 z + A 22
(1) h a ◦ t b = t ab ◦ h a ,
(2) h a ◦ ι = ι ◦ h 1/a ,
t λ ◦ h µ ◦ ι ◦ t τ = t λ0 ◦ h µ0 ◦ ι ◦ t τ0 .
ι ◦ h 1/µ ◦ t τ = ι ◦ h 1/µ0 ι ◦ t τ0 .
h µ0 /µ = t τ0 −τ .
T (z 1 ) = 0, T (z 2 ) = 1, T (z 3 ) = ∞, a saber,
(z − z 1 )(z 2 − z 3 )
T (z) = .
(z − z 3 )(z 2 − z 1 )
En particular, para cada par de triples (z 1 , z 2 , z 3 ) y (w 1 , w 2 , w 3 ) de números
distintos en C∗ , existe una única homografía T tal que
T (z 1 ) = w 1 , T (z 2 ) = w 2 , T (z 3 ) = w 3 ,
22 ANÁLISIS COMPLEJO I
(z − z 1 )(z 2 − z 3 ) (w − w 1 )(w 2 − w 3 )
= (I.4)
(z − z 3 )(z 2 − z 1 ) (w − w 3 )(w 2 − w 1 )
z − z1
T (z) = .
z2 − z1
Demostración. No hay más que hace que evaluar a T en los puntos dados
para verificar que cumple la condición pedida. Si S es otra homografía que
cumple esas condiciones, R = T S −1 es una homografía que fija 0, 1 e ∞. Co-
mo R(∞) = ∞, R es una homotecia seguida de una traslación, y como R fija
el origen y al 1, R debe ser la identidad. Î
A(x 2 + y 2 ) + B x +C y + D = 0,
A + B x 0 −C y 0 + D(x 02 + y 02 ) = 0,
que es otra vez la de un círculo o una recta. De hecho, esto prueba que la
imagen de círculo que pasa por el origen bajo la inversión es una recta que
pasa por el origen, y que la imagen de un círculo que no pasa por el origen
es otro círculo. Prueba, además, que la imagen de una recta que pasa por el
origen es otra recta que pasa por el origen, y que la imagen de una recta que
no pasa por el origen es un círculo que pasa por el origen. Î
en la figura siguiente.
Completar. Inversiones.
5. Grupos de homografías
Consideremos ahora algunos subgrupos de Mob(C∗ ). En primer lugar, las
homografías que fijan a ∞ son exactamente aquellas que preservan al plano
complejo, y luego son todas de la forma T (z) = λz + µ, y llamamos al gru-
po de estas transformaciones el grupo afín, que notamos por Aff(1, C). Éste
contiene como subgrupo al conjunto E (C) de los movimientos Eulideos del
plano, es decir, aquellos que preservan la distancia entre dos puntos cuales-
quiera, y se obtienen de las T ∈ Aff(1, C) con |λ| = 1.
I 6. FUNCIONES HOLOMORFAS EN C∗ 25
6. Funciones holomorfas en C∗
Completar.
Capítulo II
Series de potencias
One of the major results of the theory of complex variables is to reduce the
study of certain functions, including most of the common functions you can
think of (like exponentials, logs, sine, cosine) to power series, which can be
approximated by polynomials. Thus the power function is in some sense the
unique basic function out of which the others are constructed. For this reason
it was essential to get a good intuition of the power function.
Serge Lang (1927–2005) en [10].
28 ANÁLISIS COMPLEJO II
c n = a 0 b n + a 1 b n−1 + · · · + a n−1 b 1 + a n b 0 ,
Lema 1.1. Sea f = nÊ0 a n X n una serie de potencias formal. Entonces existe
P
b n = f 1 b n−1 + · · · + f n−1 b 1 + b 0 ,
Corolario 1.2. Toda serie de potencias formal no nula f admite una expre-
sión única en la forma f = z m h donde h es una serie formal inversible y m Ê 0.
Además, f es inversible si y solamente si m = 0.
Lema 1.3. (Abel) Si existe una constante positiva s tal que la sucesión (|a n |s n )
se mantiene acotada, la serie f converge absolutamente en cualquier disco
centrado en el origen y de radio menor a s.
|a n |r n = |a n |s n q n É M q n
El lector debería dar una prueba de que esto implica y, de hecho, es equiva-
32 ANÁLISIS COMPLEJO II
lente, a la igualdad
(1 + z)b σ = b σ+1
¡σ¢
de series formales. Notemos que si σ es natural, entonces n coincide con
el coeficiente binomial usual de la combinatoria.
Definimos la serie binomial de parámetro σ por
à !
X σ n
b σ (z) = z .
nÊ0 n
(1) R f +g Ê mı́n{R f , R g },
(2) R λ f = R f si λ 6= 0,
podemos asumir que existe s > 0 tal que máx{|a n |, |b n |} É s n para todo n ∈ N.
El término general del producto f g es c n = ni=0 a i b n−i , así podemos hacer
P
la estimación
n n
s i s n−i | É (n + 1)s n É (2s)n ,
X X
|c n | É |a i ||b n−i | É
i =0 i =0
b n = f 1 b n−1 + · · · + f n−1 b 1 + f n .
n n
s i 2n−i s n−i É (2s)n
X X
|b n | É | f i ||b n−i | É
i =1 i =1
Demostración. Esto sólo es la versión del Corolario 1.2 en el caso que f per-
tenece a C{X }. Î
Ejercicio 1.1. Probar que si f y g son series de potencias no nulas con radio
de convergencia positivo y si h es otra serie de potencias tal que f h = g ,
entonces h tiene radio de convergencia positivo. Sugerencia: ¿ Por qué puede
asumir que f es inversible?
0
X n
X z n+1
f = na n z , F= an ,
nÊ0 nÊ0 n +1
Estamos probando, una vez más, que el álgebra C{X } es estable bajo ope-
raciones usuales que hacemos sobre series formales, y luego que no hay real-
mente peligro en tratarlas como series formales, después de todo.
Ejercicio 2.1. Sea t > 0. Probar que (|a n |t n ) es acotada si (n|a n |t n−1 ) es aco-
tada, y que si 0 < s < t y si (|a n |t n ) es acotada, entonces (n|a n |s n−1 ) es acota-
da, para dar una nueva demostración de la última proposición.
Además, como q n (w) = nw n−1 , al menos es cierto que f 0 (w) = f 1 (w) donde
f 1 (z) = nÊ1 a n q n (z). Para ver que f es derivable en w y su derivada es f 0 (w),
P
es suficiente que verifiquemos que f 1 (z) es continua en B . Pero si |z|, |w| < s,
podemos dar la cota |q n (z)| É ns n−1 , y luego
f (n) (0)
an = .
n!
n
nz z 2n+1
`(z) = n
(1 + z)σ
X X
(−1) , u(z) = (−1) ,
nÊ0 n nÊ0 2n + 1
Demostración. La primera de ellas se sigue por una cálculo directo. Para ver
la segunda, consideremos la función h : B (0, 1) −→ C tal que
Pero `0 (z) = (1 + z)−1 y, como sabemos que b σ (z) = (1 + z)b σ−1 (z), resulta h 0
idénticamene nula en B (0, 1). Luego h es constante y, como h(0) = 1, resulta
que b σ (z) = exp(σ`(z)) para todo z en el disco unidad, como se afirmó. Î
gN = b n (N )X n
X X
dónde b n (N ) = bi 1 · · · bi N .
nÊN i 1 +···+i N =n
aN g N
X
f (g (X )) =
N Ê0
b n (N )X n
X X
= aN
N Ê0 nÊN
a N b n (N )X n
X X
=
nÊ0 N Én
dn X n
X
=
nÊ0
Notemos ahora que todo los pasos que hicimos al evaluar f (g (X )) for-
malmente hasta llegar a nuestra definición de f ◦ g son vaĺidos en el caso
que f (g (z)) converja salvo, posiblemente, el intercambio en el orden suma
que hicimos en el anteúltimo paso. En vista del Lema 3.2, es suficiente que
40 ANÁLISIS COMPLEJO II
verifiquemos que
|a n ||b N (n)||z|n < ∞
X X
nÊ0 N Én
P m
pues mÊ1 |b m ||z| <r. Î
Además, el trabajo que hicimos en la Sección 2.2 prueba que, bajo con-
diciones apropiadas, la composición de funciones analíticas es analítica, y
que el desarrollo en serie de esta composición se obtiene del desarrollo de
las funciones que estamos componiendo.
Veamos ahora que toda serie de potencias es analítica en su disco de con-
vergencia. Usaremos el siguiente lema sobre el intercambio del orden de una
suma, que no probaremos. El lector puede encontrar una demostración y un
tratamiento en detalle de series dobles en [2, Capítulo 8, Sección 21].
también es finita, y
X X X X
A nm = A nm .
nÊ0 mÊ0 mÊ0 nÊ0
y luego à !
X X n
f (z) = a n (z − c) j c n− j .
nÊ0 j Én j
¡n ¢ n− j
Notemos que para cada j ∈ N la serie b j =
P
nÊ j j c converge, pues no
es otra cosa que f ( j ) (c)/ j !. Tendríamos completa la demostración, entonces,
si quedara justificado el intercambio en el orden de las dos sumas en lo que
sigue:
à !
X X n
f (z) = a n (z − c) j c n− j
nÊ0 j Én j
à !
X X n
= a n c n− j (z − c) j
j Ê0 nÊ0 j
b j (z − c) j .
X
=
j Ê0
|a n |r n < ∞,
X
=
nÊ0
por lo que el lema anterior dice que este intercambio es válido. Esto comple-
ta la demostración, y prueba además que el desarrollo obtenido en torno a c
converge en cualquier disco abierto B (c, δ) con clausura contenida en B . Î
1. Integración compleja
1.1. Notación y convenciones
The Committee which was set up in Rome for the unification of vector nota-
tion did not have the slightest success, which was only to have been expected.
Felix Klein (1849–1925) en su libro Elementary Mathematics.
Está claro que en este caso γ∗δ es también un camino suave a trozos, y es
precisamente para permitir la concatenación de caminos que ampliamos la
clase de caminos suaves a la de caminos suaves a trozos: todo camino suave
a trozos es, de forma no necesariamente única, la concatenación de caminos
suaves.
Sean z, w ∈ C . Notaremos por [z, w] al camino recto que une z con w,
parametrizado por t ∈ [0, 1] 7−→ z(1 − t ) + t w y por ∂B r (z) al círculo de radio
r y centro z, parametrizado por t ∈ [0, 2π] 7−→ z + r e i t . El camino constan-
te en z está parametrizado por t ∈ [0, 1] 7−→ z y lo notamos c z . Los bordes
de figuras como discos y rectángulos siempre estarán orientados en sentido
antihorario.
III 1. INTEGRACIÓN COMPLEJA 45
(3) Compatibilidad.
µZ ¶ Z µZ ¶ Z
ℜ f dt = ℜf dt, ℑ f dt = ℑf dt.
I I I I
¯Z ¯ ¯ Z ¯
¯ ¯ ¯ iϕ ¯
¯ f d t ¯ = ¯e f d t ¯
¯ ¯ ¯ ¯
I ¯Z I ¯
= ¯¯ ℜ(e i ϕ f ) d t ¯¯
¯ ¯
por compatibilidad,
ZI
É |ℜ(e i ϕ f )| d t por la estimación en el caso real,
ZI
É |f |dt por ser |ℜ( f )| É | f |.
I
¯
R R
(1) γ f d z = γ f dz
¯R ¯ R
(2) ¯ γ f d z ¯ É γ | f ||d z|.
¯ ¯
Lema 1.5 (Estimación estándar). Para todo camino γ ∈ PS(Ω), vale la esti-
mación ¯Z ¯
¯ ¯
¯ f d z ¯ É L(γ)| f |γ .
γ
¯ ¯
1
Z
que podemos reescribir, si definimos F 1 (z) = ( f (ξ) − f (w)) d ξ si
z −w [w,z]
z 6= w y F 1 (w) = 0, como
y γz ∗ γ∗ ∗ γ∗w es un lazo. Î
1 f (ξ)
Z
f (z) = dξ (III.1)
2πi ∂B ξ−z
1
Z 2π
f (c) = f (c + r e i t ) d t .
2π 0
dξ 1 2π 1 1 2π
Z Z Z
it
= r i e d t = i d t = 1.
∂B ξ − c 2πi 0 r ei t 2πi 0
1 X z −c n
µ ¶
1 1 1
h 1 (ξ) = = = .
ξ − z ξ − c 1 − z − c ξ − c nÊ0 ξ − c
ξ−c
1 z −c n
Z µ ¶
In = d ξ.
∂B ξ−c ξ−c
Pero esto ya lo hicimos: sabemos que I n = 0 si n > 0, mientras que si n = 0,
obtenemos
1
Z
I0 = d ξ = 2πi .
∂B ξ − c
Ejercicio 2.1. Usando lo anterior, probar que f (z) = z −1 no admite una pri-
mitiva en ninguna región de C× que contiene un círculo con el origen en su
interior.
4
X
|a(R)| É |a(R i )|,
i =1
y debe ser el caso que |a(R 1 )| Ê 4−1 |a(R)| para R 1 alguno de los rectángu-
los R 1 , . . . , R 4 . Si es el caso que esta desigualdad vale para todos, acordamos
elegir el de la esquina inferior izquierda.
Repetimos ahora el argumento para R 1 , obteniendo R 2 ⊆ R 1 que cumple
|a(R 2 )| Ê 4−1 |a(R 1 )|. Inductivamente, construímos una familia decreciente
de rectángulos R = {R j : j ∈ N} tal que para todo j ∈ N,
|a(R j )| Ê 4− j |a(R)|,
L(∂R j ) = 2− j L(∂R).
T j
R contiene exactamente un punto z 0 .
j Ê1
R1 R2
R4 R3
Dado ε > 0, tomemos δ > 0 tal que |z − z 0 | < ε implica | f 1 (z)| < ε, y tomemos
j À 0 tal que R j está contenido en B (z 0 , δ): esto es posible por la forma en
que construímos la familia R. Como el polinomio lineal f (z 0 )+ f 0 (z 0 )(z −z 0 )
admite una primitiva, su integral sobre el lazo ∂R j se anula, y luego
Z
j
a(R ) = f 1 (z)(z − z 0 ) d z.
∂R j
Teorema 2.4. (Teorema integral para regiones estelares.) Sea Ω estelar con
centro c, y sea f holomorfa en Ω. Entonces f en integrable en Ω y la función
F : Ω −→ C definida por Z
F (z) = f (ξ) d ξ
[c,z]
III 2. TEORÍA DE CAUCHY EN DISCOS 57
El teorema anterior implica que toda función holomorfa admite una pri-
mitiva localmente: si f es holomorfa en Ω y z es un punto de esta región, en-
tonces f tiene integral nula sobre cualquier triángulo contenido en un disco
convexo B con centro z y contenido en Ω, y luego por el teorema anterior
admite allí una primitiva.
Un corolario útil del Teorema 2.4 es el hecho que las funciones holomor-
fas sin ceros admiten logaritmos, y luego raíces, sobre cualquier región este-
lar donde estén definidas. Consideraremos esto en más detalle en el Capítu-
lo V, Sección 2.
f (ξ) − f (z)
g (ξ) = para ξ ∈ Ω à {z} y g (z) = f 0 (z).
ξ−z
1
Z
0= g (ξ) d ξ
2πi ∂B
1 f (ξ) 1 dξ
Z Z
= d ξ − f (z)
2πi ∂B ξ − z 2πi ∂B ξ − z
1 f (ξ)
Z
= d ξ − f (z),
2πi ∂B ξ − z
1 2π f (c + r e i t ) 1 2π
Z Z
it
f (c) = rie dt = f (c + r e i t )d t .
2πi 0 r ei t 2π 0
dξ
µ ¶
1 1
Z Z
=z − d ξ = 0 6= f (z),
∂B ξ(ξ − z) ∂B ξ−z ξ
2 2 2
Ahora, tenemos la estimación | f (r + i t )| = e −r +t É e −r e r t si 0 É t É r y,
como ar É r , a su vez podemos estimar nuestra integral como sigue:
Z ar Z r
−r 2 −r 2
|I (r )| É e er t d t É e er t d t .
0 0
Z r 2
Finalmente, sabemos que e r t d t = r −1 (e r −1), así |I (r )| É r −1 , y esto tien-
0
de a cero cuando r → ∞. Deducimos que, en el límite,
Z ∞ Z ∞
−t 2 2
e d t = (1 + ai ) e −(t (1+ai )) d t ,
0 0
p
∞ π
Z
−t 2
que completa la demostración si usamos que e dt = . Î
0 2
2.5. Desarrollo en series de potencias
Usando la fórmula integral de Cauchy podemos probar que toda función
holomorfa en Ω admite un desarrollo en serie de potencias en torno a cada
punto de esta región. Una función con esta propiedad se dice analítica en
Ω. Recordemos que toda función analítica es holomorfa.
f (ξ)
Z
F (z) = d ξ para z ∈ Ω à γ.
γ ξ−z
Entonces:
(1) F es holomorfa en Ω à γ.
III 2. TEORÍA DE CAUCHY EN DISCOS 61
1 f (ξ)
Z
n
dξ
X
a n (z − c) con coeficientes an = n+1
nÊ0 2πi γ (ξ − c)
?
|g n |γ |(z − c)n− j | É r −n−1 | f |γ |q n− j .
1 f (ξ)
Z
a n (z − c)n dξ
X
con coeficientes an =
nÊ0 2πi ∂B (ξ − c)n+1
(1) f es holomorfa en Ω,
(2) f es analítica en Ω,
(3) f es localmente integrable en Ω,
(4) f tiene integral nula sobre cualquier triángulo en Ω,
(5) f cumple la fórmula integral de Cauchy para todo disco con clausura
contenida en Ω.
Cauchy Goursat
Localmente
integrable
Analítica Holomorfa
que sabemos valen, salvo posiblemente aquella punteada. Sin embargo, una
función localmente integrable es localmente la derivada de una función ho-
lomorfa, y ya sabemos que la derivada de una función holomorfa es ella
misma holomorfa. Deducimos así que todas las afirmaciones son equiva-
lentes. Î
z ∈ Ω 7−→ g (ξ, z) ∈ C
es también holomorfa.
El lector puede encontrar una prueba de la validez del intercambio del or-
den de integración en [16, Capítulo 4, Teorema 3-10]. Vale destacar que este
resultado es elemental, y no usa la maquinaria de la integración abstracta en
espacios de medida.
n−1
X n−1
XZ
F (b) − F (a) = (F (t i +1 ) − F (t i )) = f dz
i =0 i =0 γ|[ti ,ti +1 ]
Z
= f d z.
γ
ple que
R 13 R 23 R 33
R 12 R 22 R 32
R 11 R 21 R 31
R 13 R 23 R 33 R 13 R 23 R 33
R 12 R 22 R 32 R 12 R 22 R 32
R 11 R 21 R 31 R 11 R 21 R 31
C1 C2 C3 C1 C2 C3
Corolario 3.5. Si existe una función holomorfa que tiene integral no nula so-
bre un lazo, este camino no es nulhomotópico.
Teoremas fundamentales
sobre funciones holomorfas
| f (n) |K É M n | f |L .
| f (n) |K É M n | f |L ,
|a n |r n É | f |∂B r (c) ,
P
válida para toda función holomorfa en un entorno de c y cuya serie a n (z −
c)n en torno a ese punto tiene radio de convergencia mayor a r , que obtuvi-
mos en la Proposición 1.1.
1
g (z) =
f (z) − w
está acotada. Pero esto implica que g , y luego f , es constante, contra nuestra
hipótesis. Î
(1) f = g ,
(2) El conjunto C = {z ∈ Ω : f (z) = g (z)} tiene un punto de acumulación en
Ω,
(3) Existe c ∈ Ω tal que f (n) (c) = g (n) (c) para todo n ∈ N.
Demostración. Es trivial que (1) =⇒ (2). Si, por otro lado, c es un punto de
acumulación de C en Ω, y digamos que (c n ) es una sucesión en Ω à c que
tiende a c. Entonces ciertamente f (c) = g (c). Podemos considerar ahora la
serie de potencias h = a n (z −c)n de f −g . Por lo anterior h(z) = (z −c)h 1 (z)
P
h 1 (c) = 0. Continuando de esta manera, obtenemos que h (n) (c) = 0 para cada
natural n ∈ N. Finalmente, consideremos el conjunto
Para ver que F es a lo sumo numerable, notemos que para todo compacto
K en Ω, el conjunto K ∩ F es compacto y si es infinito, admite un punto de
acumulación en K , que ya vimos es imposible. Luego K ∩ F es finito para
cada compacto K de Ω, y esto implica que F es a lo sumo numerable, pues Ω
puede expresarse como la union creciente de numerables compactos. Esto
completa la demostración. Î
a n (z − c)n
X
nÊ0
1
Z 2π
2 2n
| f (c + r e i t )|2 d t É M (r )2 .
X
|a n | r =
nÊ0 2π 0
80 ANÁLISIS COMPLEJO IV
1
Z 2π
f (c + r e i t )e −i nt d t = a n r n ,
2π 0
y luego,
1
Z 2π 1 2π X
Z
it 2
| f (c + r e )| = a n f (c + r e i t )r n e −i nt d t
2π 0 2π 0 nÊ0
X 1 Z 2π
= a n f (c + r e i t )r n e −i nt d t
nÊ0 2π 0
X 1 Z 2π
= |a n |2 r 2n ,
nÊ0 2π 0
Teorema 2.5. (El teorema del módulo máximo) Supongamos que existe c ∈ Ω
y un entorno U de c tal que | f (c)| = | f |U —esto es, que c es un máximo local
de Ω. Entonces f es constante en Ω.
Corolario 2.6. (El teorema del módulo mínimo) Supongamos que existe c ∈
Ω y un entorno U de c tal que | f (c)| = mı́nz∈U | f (z)|. Si f no es constante,
f (c) = 0.
Teorema 2.8. Sea Ω una región acotada y ( f n )n∈N una sucesión de funcio-
nes continuas sobre Ω y holomorfas en Ω. Si la sucesión de restricciones ( f n |∂
Ω)n∈N converge uniformemente sobre ∂Ω entonces ( f n )n∈N converge unifor-
memente sobre Ω a una función continua sobre Ω y holomorfa en Ω.
82 ANÁLISIS COMPLEJO IV
Corolario 2.9. Sea Ω una región, ( f n )n∈N una sucesión de funciones holomor-
fas en Ω y D un subconjunto discreto de Ω. Si ( f n )n∈N converge uniformemente
sobre cada compacto de Ω à K , de hecho converge uniformemente sobre cada
compacto de Ω.
así mı́nz∈∂B | f (z) − b| > | f (c) − b|. La proposición anterior asegura que b =
f (z) para algún z ∈ B y esto prueba lo que afirma el corolario. Î
2.4. Ejercicios
Ejercicio 1. Dar una prueba la última afirmación que hicimos en la demos-
tración del Teorema 2.10.
1
Z 2π
2 2ν
|g (r e i t )|2 d t É M g (r )2 .
X
|a ν | r =
νÊ0 2π 0
Ejercicio 8. En cada caso, hallar las funciones enteras que cumplen lo pedi-
do.
µ ¶3 µ ¶
1 1
(1) Para todo n ∈ N, n 2 f +f = 0.
n n
IV 3. EXTENSIÓN DE FUNCIONES HOLOMORFAS 85
µ ¶3 µ ¶2 µ ¶
1
2 2 1 1
(2) Para todo n ∈ N, n f −n f −f + 1 = 0.
n n n
Ejercicio 12. Existencia de ceros. Sea B un disco abierto con clausura conte-
nida en Ω y centro c. Sea f ∈ O (Ω) y supongamos que mı́n∂B | f | > | f (c)|.
Ejercicio 13. Sea f ∈ O (Ω). Probar que si f tiene un mínimo local en un pun-
to w de Ω entonces o bien f es constante o bien f (w) = 0.
Demostración. Está claro que (1) =⇒ (2) =⇒ (3) =⇒ (4). Veamos que
(4) =⇒ (1). Sin perder generalidad, podemos asumir que c = 0. Conside-
remos las funciones g y h tal que g (z) = z f (z) si z ∈ Ω à 0 y g (0) := 0, y
h(z) = zg (z).
Dado que g es continua en 0 por hipótesis, la función h es derivable en
0, y h 0 (0) = g (0) = 0, así h es holomorfa en todo Ω, y en particular admite un
desarrollo en series de potencias centrado en 0. Como h(0) = h 0 (0) = 0, este
desarrollo es de la forma
h(z) = z 2 (1 + a 1 z + a 2 z 2 + · · · ) = z 2 h 1 (z)
función holomorfa que notamos g i . Podemos asumir que entre estos finitos
discos ninguno está contenido en otro, pues si es el caso podemos descartar
el más pequeño, y los restantes son también un cubrimiento de B .
Por el teorema de la identidad, si B i ∩ B j es no vacío, g i = g j en tal inter-
sección. Tiene entonces sentido que definamos una función
f (z) si z ∈ B ,
fe(z) =
g (z) si z ∈ B i .
i
3.3. Ejercicios
Ejercicio 14. Probar de modo más formal que, en la demostración anterior,
la distancia de c al borde de Ω es estrictamente mayor a r .
4. Funciones biholomorfas
Recordemos que f : Ω −→ C es holomorfa y Ω es una región. Diremos
que una función holomorfa g : Ω −→ Ω0 es biholomorfa si es biyectiva y su
inversa es también holomorfa. Diremos que g es localmente biholomorfa en
c ∈ Ω si es biholomorfa en un entorno de c contenido en Ω.
4.1. Raíces e inyectividad local
1 f 0 (z)
Z
d z = o c ( f ).
2πi ∂B f (z)
f 0 (z) n g 0 (z)
= + ,
f (z) z − c g (z)
1 f 0 (z) 1 1 1 g 0 (z)
Z Z Z
dz = n dz + d z.
2πi ∂B f (z) 2πi ∂B z −c 2πi ∂B g (z)
Sin embargo la última integral se anula, pues g 0 (z)/g (z) es holomorfa en al-
gún disco convexo B 0 ⊇ B contenido en Ω. Obtenemos así la fórmula del
enunciado. Î
Lema 4.3. Sea B un disco con centro c y clausura contenida en Ω. Para cada
90 ANÁLISIS COMPLEJO IV
Teorema 4.5. Una condición necesaria y suficiente para que f sea localmente
biholomorfa en un punto c ∈ Ω es que f 0 (c) 6= 0.
Demostración. Para ver que tal escritura de f existe, escribamos f (z) = f (c)+
(z − c)m g (z) donde g es holomorfa y no se anula en un disco con centro
en c. Como este disco es convexo, g admite allí un logaritmo por el Coro-
lario III.2.5, y luego admite, en particular, una raíz m-ésima q. Si ponemos
h = (z −c)q entonces h 0 (c) = q(c) 6= 0, pues q(c)n = g (c) 6= 0, así podemos ele-
gir un disco B posiblemente más pequeño donde h es biholomorfa, y donde
f = f (c) + h n , como queríamos.
Para ver que tal escritura es única, tomemos B̃ , n y h̃ como en el enuncia-
do del teorema. Como tanto h como h̃ tienen orden 1 en c, h m tene orden m
en c y h̃ n tiene orden n en c, y como coinciden en B ∩ B̃ , n = m. Finalmente,
como h y h̃ son ambas raíces m-ésimas de f − f (c), deducimos que h = ζh̃
para alguna raíz m-ésimas de la unidad, que completa la demostración del
teorema. Î
IV 5. CONTINUACIÓN ANALÍTICA Y MONODROMÍA 93
u z7−→z m v
U E E V
donde m = µ( f , c).
1 dξ
Z
I (∂B, z) = dξ (V.1)
2πi ∂B ξ−z
1 f (ξ)
Z
I (∂B, z) f (z) = d ξ. (V.2)
2πi ∂B ξ − z
1 dξ
Z
Ind(γ, z) = .
2πi γ ξ−z
Lema 1.1. Existen funciones Γ : I −→ C tal que exp Γ = γ. En tal caso, para
cualquiera de ellas
1
Ind(γ) = (Γ(1) − Γ(0)).
2πi
En particular, Ind(γ) es un número entero.
Dado que C es convexo, son homotópicos como caminos con extremos fi-
jos; sea pues G una homotopía de Γ a ∆ con extremos fijos. Es inmediato
entonces que H = expG es una homotopía de lazos entre γ a δ. Î
Corolario 1.5. Las propiedades (1)−(3) del Teorema 1.2 caracterizan a la fun-
ción Ind : PS(C à 0) −→ Z unívocamente.
w −z dξ
Z
Indγ (z) − Indγ (w) =
2πi γ (ξ − z)(ξ − w)
100 ANÁLISIS COMPLEJO V
Dado que s y L(γ) están ambos fijos, esto prueba la continuidad de Indγ .
Como Z es discreto, resulta que Indγ debe ser continua en cada componente
conexa de su dominio.
Sea ahora R > 0 tal que B (0, R) contiene a γ: esto es posible pues γ es
compacta, y tomemos un z con |z| > R. Como ξ 7−→ (ξ − z)−1 es holomorfa
en B (0, R), resulta que Indγ (z) = 0. Además, el conjunto B (0, R)c es conexo,
asi está contenido en la componente donde Indγ se anula, y luego esta com-
ponente es ella misma no acotada. Î
1 f (ξ)
Z
Ind(γ, z) f (z) = dξ (V.3)
2πi γ ξ−z
V 1. LAZOS NULHOMÓLOGOS Y LA FÓRMULA INTEGRAL 101
f (ξ) − f (z)
g (ξ) = para ξ ∈ Ω à {z} y g (z) = f 0 (z),
ξ−z
Por otro lado, si vale (1) y si tomamos z ∉ Ω, la función h(ξ) = (ξ − z)−1 es ho-
lomorfa en Ω, y luego su integral sobre γ es cero. Así Indγ (z) = 0, y el interior
de γ está contenido en Ω.
Para ver que (3) =⇒ (1), fijemos f ∈ O (Ω) y consideremos la función g :
Ω × Ω −→ C tal que
f (ξ) − f (z)
g (ξ, z) = para ξ 6= z y g (z, z) = f 0 (z),
ξ−z
1
Z
g (z, w) − g (c, c) = ( f 0 (ξ) − f 0 (c)) d ξ,
z −w [z,w]
h, ζh, . . . , ζn−1 h
Una unidad en O (Ω) es una función f que admite una inversa multipli-
cativa. Evidentemente esto es otra forma de decir que f no se anula sobre
Ω.
1 f 0 (ξ)
Z
dξ
2πi γ f (ξ)
V 2. REGIONES HOMOLÓGICAMENTE SIMPLEMENTE CONEXAS 105
es un entero.
t 1/n − 1
log t = lı́m ,
n−→∞ n
Ambas integrales están en 2πi Z y, dado que m es arbitrario, tiene que ser el
106 ANÁLISIS COMPLEJO V
Teorema 2.8. Sea Ω una región en C. Las siguientes afirmaciones sobre Ω son
equivalentes:
Singularidades
108 ANÁLISIS COMPLEJO VI
1. Singularidades aisladas
1.1. Polos
Fijemos una región Ω en C, un punto c ∈ Ω y f ∈ O (Ω à c). El Teorema IV.3.1
afirma que si se cumple la condición
En tal caso, existe un primer n ∈ N tal que se cumple esta condición, y el ra-
zonamiento que hicimos en el caso que (VI.1) prueba que h(z) = (z −c)n f (z)
es holomorfa en todo Ω, y luego que podemos escribir
h(z)
f (z) =
(z − c)n
donde h(c) 6= 0, pues elegimos n mínimo. Decimos en este caso que f tiene
un polo de orden n en c; los polos de orden 1 se llaman polos simples.
h(z)
f (z) = si z ∈ Ω à c
(z − c)n
para z ∈ B à c.
Demostración. La discusión previa al teorema prueba que (1) =⇒ (2), y evi-
dentemente (2) =⇒ (3) =⇒ (4). Para ver que (4) =⇒ (1), notemos que la
desigualdad implica, primero, que f (z)(z − c)n está acotada en un entorno
de c y, segundo, que f (z)(z − c)n−1 no. Así f tiene un polo de orden n en c,
como queríamos ver. Î
a n (z − c)n ,
X
f (z) =
nÊm
convergente en un entorno de c en Ω.
Esto es un ejemplo de una serie de Laurent con parte principal finita; es-
tudiaremos las series de Laurent en la Sección 2.
1.2. Singularidades esenciales
Diremos que f tiene una singularidad esencial en c si c no es ni una singu-
laridad evitable ni un polo de f . El siguiente teorema caracteriza el compor-
tamiento errático de f en torno en c en este caso.
Demostración. Para ver que (1) =⇒ (2), supongamos que existen discos
B (c, r ) y B (w, s) tal que f (B (c, r ) à c) ∩ B (w, s) = ∅. Esto dice que la función
g (z) = ( f (z) − w)−1 es holomorfa y acotada en B 0 (c, r ), así por el teorema de
VI 1. SINGULARIDADES AISLADAS 111
1.3. Singularidades en ∞
Sea f : Ω −→ C holomorfa y supongamos que Ω contiene un entorno per-
forado de ∞. Existe entonces r > 0 y un disco B r (0) tal que g = f (z −1 ) :
B r (0) à 0 −→ C es holomorfa. Diremos que ∞ es una singularidad evitable,
un polo o una singularidad esencial de f acorde al tipo de singularidad que
g tiene en el origen. En particular, f tiene una singularidad evitable en ∞
exactamente cuando existe y es finito f (∞). Diremos que una función ente-
ra es trascendente si no es un polinomio.
f (z −1 ) = p(z −1 ) + g (z)
Por otro lado, (3) es una solamente reformulación del teorema de Liouvi-
lle, y la última afirmación del teorema es una consecuencia del Teorema de
Casorati–Weierstrass. Î
2. Series de Laurent
La representación en serie de una función holomorfa es útil para enten-
der, por un lado, el comportamiento local de esa función (Teorema IV.2.5) y
de sus derivadas (Proposición IV.1.1), como también —de forma indirecta—
la disposición de sus posibles singularidades (Proposición IV.3.2). Veremos
ahora como representar a las funciones holomorfas en regiones que no son
simplemente conexas, los anillos. Esta nueva representación local será ex-
tremadamente útil, por ejemplo, para entender el comportamiento de las
funciones holomorfas en torno a singularidades aisladas.
En lo que sigue, dados c ∈ C y 0 É r < R É ∞, escribimos A r,R (c) al con-
junto {z ∈ C : r < |z − c| < R} y lo llamamos el anillo de radio menor r y radio
mayor R centrado en c o, más brevemente, un anillo. Notaremos de ahora en
adelante un tal anillo simplemente por A, y quedará fijo durante la sección,
y notaremos por A + y A − a los conjuntos A r,∞ (c) y B R (c), respectivamen-
te, que cumplen que A = A + ∩ A − . Usaremos la notación B t0 (c) para el anillo
A 0,t (c).
2.1. La fórmula de Cauchy en anillos
f (ξ) − f (z)
g (ξ) = .
ξ−z
1 f (ξ) 1 f (ξ))
Z Z
dξ − d ξ = f (z),
2πi ∂A + ξ − z 2πi ∂A − ξ−z
f (ξ) f (ξ)
Z Z
d ξ, dξ
∂A + ξ − z ∂A − ξ − z
1 f (ξ)
Z
±
f (z) = ± dξ
2πi ∂A ± ξ − z
1 f (ξ)
Z
+
f (z) = dξ si z ∈ B t (c),
2πi ∂B t (c) ξ − z
1 f (ξ)
Z
−
f (z) = − dξ si z ∈ C à B t (c).
2πi ∂B t (c) ξ − z
1 f (ξ)
Z
f t+ (z) = dξ
2πi ∂B t (c) ξ − z
a n (z − c)n
X
f (z) =
n∈Z
1 f (ξ)
Z
n
dξ
X
f (z) = a n (z − c) donde an = n+1
n∈Z 2πi ∂B t (c) (ξ − c)
f + (z) = a n (z − c)n
X
nÊ0
g (z) = f − (c + z −1 ),
VI 2. SERIES DE LAURENT 117
bn z n
X
g (z) =
n>0
y para t ∈ (r, R), la convergencia normal permite que integremos la serie de-
recha sobre ∂B t (c) término a término, y en ese caso el único término que
aparece es aquel con n − m − 1 = −1, y lo hace con valor 2πi a n , que da
1 f (ξ)
Z
m+1
d ξ = am
2πi ∂B t (c) (ξ − c)
Las series de Laurent nos proveen de otra forma de clasificar las singula-
ridades aisladas de una función, mucho más útil en la práctica.
principal
a n (z − c)n .
X
p(z) =
n<0
Entonces c es
2.3. Ejemplos
Es importante que notemos que, a diferencia de lo que sucede con las series
de potencias, el desarrollo en serie de Laurent de una función en torno a
un punto c ∈ C depende del anillo en torno a c que estemos considerando.
Por ejemplo, el desarrollo en serie de Laurent de la función holomorfa f :
C à {0, 1} −→ C tal que f (z) = (z(1 − z))−1 en A 0,1 (0) está dado por
1
+ 1 + z + z2 + z3 · · ·
z
VI 2. SERIES DE LAURENT 119
mientras que su desarrollo en A 1,∞ (0) es la serie de Laurent sin parte regular
1 1 1 1
− 2 − 3 − 4 −··· .
z z z z
Por esta razón, si f es una función con una singularidad aislada en c, la serie
de Laurent de f en torno a c siempre significará aquella obtenida en un disco
perforado en torno a c.
En general, el desarrollo en serie de Laurent de una función racional se
obtiene directamente de un desarrollo en fracciones simples. Por ejemplo,
consideremos el punto 2i ∈ C, y el anillo A 1,3 (2i ) que contiene a las singula-
ridades i y −i de f en su frontera. Si escribimos
µ ¶
1 1 1 1
= −
1 + z 2 2i z − i z + i
1 1 1 1
f + (z) = − , f − (z) = ,
2i z + i 2i z − i
1 X −1 n+1
µ ¶
+
f (z) = (z − 2i )n ,
2i nÊ0 3i
3. Funciones meromorfas
Como es costumbre, fijemos una región Ω ⊆ C. Diremos que una función
f : Ω −→ C∗ es meromorfa en Ω si existe un subconjunto discreto P f de Ω
tal que f es holomorfa en Ω à P f y tal que cada punto de P f es un polo de
f . Naturalmente, llamamos a P f el conjunto de polos de f : es allí donde f
toma el valor ∞. En particular, P f = ∅ exactamente cuando f es holomorfa
en Ω. Notemos que como P f es relativemente cerrado en Ω, resulta vacío,
finito, o infinito y numerable. Escribimos M (Ω) al conjunto de funciones
meromorfas sobre Ω.
o c ( f g ) = o c ( f ) + o c (g ), o c ( f + g ) Ê mı́n(o c ( f ), o c (g ))
(1) f = g ,
(2) El conjunto {z ∈ Ω : f (z) = g (z)} tiene un punto de acumulación en Ω,
(3) Existe c ∈ Ω que no es un polo de f ni de g tal que f (n) (c) = g (n) (c) para
122 ANÁLISIS COMPLEJO VI
todo n ∈ N.
4. Residuos
4.1. Teorema de los Residuos
Fijemos una función meromorfa f : Ω −→ C∗ . Para cada singularidad c ∈ Ω
de f , definimos el residuo de f en c por
1
Z
f dz
2πi ∂B
Laurent de f en B 0 es
a n (z − c)n
X
n∈Z
¡ ¢
entonces Res f , c = a −1 .
1
Z X ¡ ¢
f dz = Ind(γ, w) Res f , w .
2πi γ w∈A
1
Z
1 X t ¡ ¢
Z
dz X ¡ ¢
f dz = Res f , w i = Ind(γ, w) Res f , w ,
2πi γ 2πi i =1 γ z − wi w∈A
Corolario 4.3. Con las hipótesis y la notación del Teorema 4.2, si γ es un lazo
simple, entonces
1
Z X ¡ ¢
f dz = Res f , w .
2πi γ w∈A
¡ ¢
efectuar el cálculo de Res f , c en algunos casos usuales. Si f tiene un polo
simple en c, entonces
¡ ¢
Res f , c = lı́m (z − c) f (z)
z→c
¡ ¢ g (c)
Res f , c = 0 .
h (c)
h n (z − c)n g n (z − c)n+m
X X
h(z) = g (z) =
nÊ0 nÊ0
à !à !
h n (z − c)n f n (z − c)n = g n (z − c)n .
X X X
nÊ0 nÊ0 nÊ0
¡ ¢
y extraer el coeficiente f m−1 = Res f , c . La igualdad anterior da una lista
126 ANÁLISIS COMPLEJO VI
g 0 = h0 f 0
g 1 = h1 f 0 + h0 f 1
g 2 = h2 f 0 + h1 f 1 + h0 f 2
g 3 = h3 f 0 + h2 f 1 + h1 f 2 + h0 f 3
.. ..
.= .
Res g f 0 / f , c = mg (c).
¡ ¢
en c, entonces
f0
µ ¶
Res g , c = mg (c).
f − f (c)
Para ver la segunda afirmación, escribamos f (z) = (z − c)m h(z) con h(z) ho-
lomorfa en un entorno de c y h(c) 6= 0. Entonces
f 0 (z) m h 0 (z)
= + .
f (z) z − c h(z)
4.3. Ejemplos
Ilustramos la discusión anterior con algunos ejemplos. Comencemos con el
caso de polos simples, y para eso consideremos la función meromorfa
cos πz
f (z) = π cot πz = π ,
sin πz
que tiene polos simples en cada entero k ∈ Z. En este caso, sabemos que
cos(πk)
Res f , z k = π lı́m (z − k) cot z = π
¡ ¢
=1
z→k sin(πk)0
pues (sin πz)0 = π cos πz. Resulta que si g es una función meromorfa que es
holomorfa en k ∈ Z, por el Lema 4.4 obtenemos que Res f g , k = g (k). Esto
¡ ¢
permite que usemos a f junto con el teorema del Residuo para obtener una
128 ANÁLISIS COMPLEJO VI
representación integral
1
Z
g (z) cot πz d z
X
g (k) =
|k|Én 2i Γ
donde Γ es una curva simple cerrada en C que contiene a los enteros −k, −k+
1, . . . , k − 1, k en su interior y a los demás en su exterior. De forma análoga, la
función
π
h(z) = π cosec πz =
cos πz
tiene residuo (−1)k en cada entero, y permitirá más adelante que evaluemos
sumas alternadas
(−1)k g (k).
X
|k|Én
cos πz
f (z) =
(e 2πi z − 1)2
donde h(0) = 0, h 0 (0) = 2πi . Usando esto, resulta que Res f , 0 = −(2πi )−1 .
¡ ¢
f n (z) = (1 + z n )−1
que tiene un polo simple en cada raíz n-ésima de −1, y luego si ξ es una de
VI 5. ENUMERACIÓN DE POLOS Y CEROS 129
z −ξ 1 ξ
Res f n , ξ = lı́m
¡ ¢
= = − .
z→ξ 1 + z n nξn−1 n
−ξg (ξ)/n.
1 f 0 (z)
Z X
g (z) dz = Ind(γ, w)µ( f , w)g (w)
2πi γ f (z) − w 0 f (w)=w 0
X
+ Ind(γ, w)o w ( f )g (w),
w∈P f
1 f 0 (z)
Z
d z = Z f (γ, w 0 ) − P f (γ)
2πi γ f (z) − w 0
130 ANÁLISIS COMPLEJO VI
1 z f 0 (z)
Z
µ( f , w)w
X
dz =
2πi γ f (z) − w 0 f (w)=w 0
1 z f 0 (z)
Z
d z = f −1 (w 0 ).
2πi γ f (z) − w 0
1 f 0 (z)
Z
d z = Z f (γ)
2πi γ f (z)
|z − 1| < |z| + 1.
0 < ℜz + |z|.
Pero siempre es cierto que |ℜz| É |z|, con igualdad si y sólo si ℑz = 0. Luego
lo anterior es cierto siempre si z ∉ R, y en el caso que z ∈ R, es cierto si, y
solamente si, z > 0. Esto da lo que queríamos. Î
132 ANÁLISIS COMPLEJO VI
1 f 0 (z) 1 g 0 (z)
Z Z
Z f (γ) = dz = d z = Z g (γ),
2πi γ f (z) 2πi γ g (z)
Podemos dar ahora otra demostración del teorema fundamental del Ál-
VI 5. ENUMERACIÓN DE POLOS Y CEROS 133
1 f 0 (z) 1 dξ
Z Z
Z f (γ) = dz = = Ind(γ f , 0).
2πi γ f (z) 2πi γf ξ
Esto nos da, por un lado, una nueva interpretación de la fórmula de enume-
ración de ceros de una función holomorfa y, segundo, una
Segunda demostración del teorema de Rouché. Veamos que las hipótesis del
teorema aseguran que las curvas γ f y γg son homotópicas en C× , por lo que
la invarianza homotópica del índice prueba lo que queremos. Afirmamos
que para cada t la curva
no pasa por el origen. En efecto, si esto fuera falso para algún par (s 0 , t 0 ),
tendría que ser el caso que t 0 ∈ (0, 1), pues ni γ no corta a Z f ∪ Z g , y luego
134 ANÁLISIS COMPLEJO VI
obtendríamos que
γ f (s) t
= < 0,
γg (s) t −1
pero esto contradice que γ f /γg toma valores en C− . Deducimos que la fa-
milia de curvas γt es una homtopía de lazos de γ f a γg en C× , por lo que
Ind(γ f , 0) = Ind(γg , 0), como queríamos probar. Î
6. Aplicaciones
6.1. La fórmula de Jacobi e inversión de Lagrange
El siguiente resultado, que expresa la invarianza de los residuos por cambios
de coordenadas, se conoce como la fórmula de Jacobi.
Res f , c = Res ( f ◦ g )g 0 , c 0 .
¡ ¢ ¡ ¢
e nz
f m,n (z) =
(1 − e −z )m+1
w m+n
g (w) =
(1 − w)m+1
1 n−1 n
[z n ] g = [z n−1 ](h n+1 f 0 ) = [z ]h .
n
donde h = z/ f .
Aquí [z n ] da el n-ésimo coeficiente de una serie.
136 ANÁLISIS COMPLEJO VI
Pero f tiene una raíz simple en 0, así z f 0 / f n+1 tiene un polo de orden n en 0
y podemos calcular este último residuo como
µ ¶n−1
1 d f0
lı́m n+1
= [z n−1 ](h n+1 f 0 ).
z→0 (n − 1)! d z ( f /z)
Esto da la primera igualdad buscada. Para ver la segunda basta notar que
1/ f n − n f 0 / f n+1 = (z/ f n )0 , así las funciones a la izquierda tienen el mismo
residuo en 0. Î
algún entorno del origen pues g es holomorfa en 0 g 0 (0) 6= 0. Así z/g (z) =
¡ 2n ¢
h(z)n = (z + 1)2n , y el coeficiente de z n−1 aquí es n−1 : redujimos el proble-
ma de calcular el coeficiente de una serie al de calcular el de un polinomio
conocido. Obtenemos para cada n ∈ N que
à ! à !
1 2n 1 2n
cn = = .
n n −1 n +1 n
El espacio de funciones
holomorfas
140 ANÁLISIS COMPLEJO VII
1. El espacio C (Ω)
1.1. Convergencia local uniforme
Fijemos una región Ω en C. Presentamos ahora, sin más, una de las dos no-
ciones de convergencia en C (Ω) que serán centrales en todo el capítulo.
Una sucesión de funciones ( f n ) en C (Ω) converge de forma localmente
uniforme en Ω si todo punto z ∈ Ω admite un entorno U donde la sucesión
de restricciones ( f n |U ) converge uniformemente. Notemos que si ( f n ) con-
verge de forma localmente uniforme en Ω, define una función f : Ω −→ C y,
en vista de la convergencia uniforme, esta función pertenece también a Ω.
Notemos, también, que la condición implica que ( f n ) converge unifor-
memente en una familia de discos abiertos que cubren a Ω, y luego para
todo compacto K de Ω, la sucesión de restricciones ( f n |K ) converge unifor-
memente. Recíprocamente, dado que todo disco cerrado contiene un disco
abierto más pequeño, si para todo compacto K de Ω, la sucesión de res-
tricciones ( f n |K ) converge uniformemente, entonces ( f n ) converge de forma
localmente uniforme en Ω.
1.2. Convergencia y metrizabilidad
En lo que sigue, diremos que una sucesion converge en C (Ω) si lo hace de
forma localmente uniforme. Veamos ahora que esta noción de convergen-
cia es metrizable: existe una métrica d en C (Ω) tal que una sucesión ( f n )
en C (Ω) converge de forma localmente uniforme si y solamente si es una
sucesión de Cauchy para d .
Para cada compacto K de Ω, definimos la seminorma asociada a K : para
cada f ∈ C (Ω),
| f |K = máx | f (ξ)|.
ξ∈K
f ∈ C (Ω) 7−→ | f |K ∈ R
VII 1. EL ESPACIO C (Ω) 141
lı́m | f n − f m |K = 0.
n,m→∞
Lema 1.1. Existe K 0 una subfamilia numerable de K tal que una sucesión
( f n ) converge en C (Ω) si y solamente si para toda | · |K ∈ K 0 ,
lı́m | f n − f m |K = 0.
n,m→∞
| f |n 2−n .
X
k f kΩ =
n∈N
Dado que | f |n É 1 para todo n, la serie anterior converge para cualquier elec-
ción de f en C (Ω).
Demostración. Está claro que k·k toma valores no negativos. Por otro lado, si
k f k = 0 entonces | f |Ωn = 0 para cada compacto Ωn y, dado que su unión es
Ω, f = 0 en Ω, así vale la propiedad (4). La validez de la desigualdad triangu-
lar, esto es, la propiedad (3), se deduce inmediatamente de su validez para
cada una de las seminormas | f |n . La propiedad (2) es mínimamente más
delicada: dada f ∈ C (Ω) y ε > 0, podemos tomar N tal que
2−n < ε
X
n>N
N
δ| f |N 2−k < ε.
X
n=1
Esto implica que kλ f kΩ < 2ε si |λ| < δ, y prueba que tal propiedad se cum-
ple, mientras que la propiedad (1) es evidente. Para ver que la métrica indu-
cida por esta pseudonorma es la correcta, es suficiente que notemos que si
( f n ) es una sucesión en C (Ω) y si k f n k −→ 0 cuando n → ∞, entonces para
cada k ∈ N es el caso que | f n |k −→ 0 cuando n → ∞. Por el Lema 1.1, ( f n )
converge a 0 en C (Ω), como queríamos ver. Î
VII 1. EL ESPACIO C (Ω) 143
Notemos que k·kΩ no es una norma vectorial. Por otro lado, para cada
f y g en C (Ω), es cierto que k f g kΩ É k f kΩ · kg kΩ , por lo que la multipli-
cación C (Ω) × C (Ω) −→ C (Ω) es continua y, con la métrica inducida por
esta pseudonorma, C (Ω) es un espacio métrico completo. En lo que sigue,
siempre consideraremos C (Ω) munido de esta métrica. Parte de la siguiente
proposición afirma que O (Ω) es un subespacio cerrado de C (Ω), y luego es
él mismo un espacio métrico completo.
Proposición 1.4. Sea ρ una métrica definida en C (Ω) usando una familia
numerable de seminormas en C (Ω) asociadas a una exhausión por compac-
tos de Ω. Entonces
2. Familias de funciones
2.1. El teorema de Montel
Fijemos una familia de funciones en O (Ω), esto es, un subconjunto F de
O (Ω). Para cada compacto K de O (Ω) definimos |F |K = sup f ∈F | f |K . La fa-
milia F es localmente acotada si para cada compacto K de Ω tenemos que
|F |K < ∞, y es acotada si |F |Ω := sup f ∈F | f |Ω < ∞.
Notemos que la primera condición es equivalente a la condición que pa-
ra cada punto z ∈ Ω exista un disco B centrado en z tal que |F |B < ∞. Toda
familia acotada es, evidentemente, localmente acotada, sin embargo, la fa-
milia de funciones {z, 2z 2 , 3z 3 , · · · } definida sobre E es localmente acotada y
no es acotada. Toda sucesión ( f n )n∈N de funciones en O (Ω) define una fami-
lia asociada { f n : n ∈ N}, y esto nos permite hablar de sucesiones localmente
acotadas o acotadas.
Le recordamos al lector el siguiente teorema de Cesare Arzelà (1847-1912)
y Giulio Ascoli (1843-1896), que da condiciones suficientes para que una fa-
milia de funciones en C (Ω) sea precompacta.
Teorema 2.2 (de Montel para sucesiones). Toda sucesión localmente acota-
da en O (Ω) admite una subsucesión convergente.
ω( f , B s (c)) É |F |B 4sr −1 ,
localmente acotada.
En este momento podríamos apelar al teorema de Arezelà–Ascoli, pues
probamos que una familia de funciones holomorfas que es localmente aco-
tada es también locamente uniformemente equicontinua. Para que la expo-
sición sea un poco más autocontenida, y por ser interesante en si mismo el
siguiente lema, preferimos tomar el camino más largo, en el que daremos
una demostración del teorema de Arezelà–Ascoli.
El último lema que necesitamos nos da aún otra una condición equiva-
lente a la de la convergencia local uniforme de una sucesión de funciones.
Una sucesión ( f n ) en C (Ω) converge continuamente en Ω si para cada su-
cesión convergente (z n ) en Ω, existe el límite lı́mn→∞ f n (z n ). Notemos que
si tomamos para cada z ∈ Ω la sucesión constante con valor z, deducimos
que toda familia que converge continuamente converge, en particular, pun-
tualmente, y luego queda definida una función f : Ω −→ C por la receta
f (z) = lı́mn→∞ f n (z) para cada z ∈ Ω.
De hecho, vale que f (z) = lı́mn→∞ f n (z n ) para toda sucesión (z n )n∈N en Ω
que tienda a z, como el lector puede verificar construyendo de cualquier par
de tales sucesiones una sucesión que también converge a z y tiene a las dos
primeras como subsucesiones.
Lema 2.5. Una sucesión de funciones sobre Ω converge continuamente en Ω
si y solamente si converge a una función en C (Ω).
Demostración. Sea ( f n )n∈N una sucesión de funciones sobre Ω y suponga-
mos, primero, que converge compactamente a una f ∈ C (Ω). Dada una su-
cesión (z n ) en Ω que converge a z ∈ Ω, formemos el compacto L = {z, z 1 , z 2 , . . .}.
Como f n converge de forma local uniforme a f , existe lı́m | f − f n |L = 0, y lue-
go, en particular, lı́mn→∞ f (z n )− f n (z n ) = 0. Como f es continua, también es
cierto que lı́mn→∞ f (z)− f (z n ) = 0 y, juntando estas dos afirmaciones, dedu-
cimos que f n (z n ) converge a f (z), como queríamos probar.
Recíprocamente, supongamos que ( f n )n∈N converge continuamente en
Ω. Ya vimos que en ese caso existe una función f : Ω −→ C tal que f n →
148 ANÁLISIS COMPLEJO VII
| f n (z n ) − f (z n )| Ê ε (VII.1)
Demostración del teorema de Montel para sucesiones. Sea ( f n )n∈N una suce-
sión en O (Ω) que es localmente acotada. Por el Lema 2.3 existe una subsuce-
sión ( f nk )k∈N de ( f n )n∈N que converge puntualmente en el conjunto nume-
rable y denso A de puntos con coordenadas racionales en Ω. Para alivianar la
notacion, notemos g k = f nk para cada k ∈ N. Veamos que la sucesión (g k )k∈N
converge en C (Ω). Para esto basta, por el Lema 2.5, probar que converge
continuamente en Ω.
Tomemos entonces una sucesión (z k )k∈N en Ω que converge a z ∈ Ω, y
VII 2. FAMILIAS DE FUNCIONES 149
Teorema 2.6 (de Montel para familias). Una familia en O (Ω) es normal si y
solamente si es localmente acotada.
Veamos ahora que relación hay entre las familias normales y la familia
de derivadas de sus elementos. Dada una familia F , notamos por F 0 a esta
segunda familia.
| f (w)| É |F |c + |F 0 |K L(γw ),
Lema 2.10. Sea B un disco con centro c y sea ( f n )n∈N una sucesión acotada
de funciones holomorfas en B . Son equivalentes
a nk z k ,
X
f n (z) =
kÊ0
ak z k
X
f (z) =
kÊ0
podemos tomar N 0 de forma que esta suma sea también menor a ε si n > N 0 .
Obtenemos entonces que si n > N 0 ,
NX
−1 rN
| f − f n |B r É |a nk − a n |r k + 2 < 2ε.
k=0 1−r
Como todo compacto de E esta en algún disco B r con 0 < r < 1, esto prueba
lo que queríamos. Î
Teorema 2.11 (de Vitali). Sea ( f n )n∈N una sucesión localmente acotada en
O (Ω). Son equivalentes
Demostración. Ya observamos que (1) =⇒ (2). Por otro lado, (2) =⇒ (3),
pues si tomamos un disco B contenido en Ω en torno c donde ( f n )n∈N es
acotada, el Lema 2.10 prueba que B ⊆ A. Finalmente, ya vimos que (3) =⇒
(1) en el Teorema 2.9. Î
Vale notar que los teoremas de Montel y de Vitali son equivalentes: ya vi-
mos que el de Montel implica el de Vitali. Recíprocamente, vimos que toda
154 ANÁLISIS COMPLEJO VII
Teorema 2.12 (de Hurwitz). Sea ( f n )n∈N una sucesión convergente en O (Ω)
a una función f : Ω −→ C no constante. Si f (c) = 0 para un c ∈ Ω, entonces
existe un disco B en Ω centrado en c y un índice N ∈ N tal que para todo
n ∈ NÊN , el número de ceros de f en B es igual al número de ceros de f n en B .
Teorema 2.15 (de inyección de Hurwitz). Sea ( f n )n∈N una sucesión de fun-
ciones en O (Ω) que converge a una función no constante f , y supongamos que
existe Ω0 ⊆ C tal que para todo n ∈ N, f n (Ω) ⊆ Ω0 . Entonces f (Ω) ⊆ Ω0 .
f (ξ, z) ∈ C es holomorfa y que las integrales f (ξ, z)d ξ existen para cada
R
γ
z ∈ Ω. Entonces:
Z
la función F : Ω −→ C tal que F (z) = f (ξ, z)d ξ es holomorfa en Ω,
γ
∂f
Z
para cada z ∈ Ω existe la integral (ξ, z)d ξ y,
γ ∂z
∂f
Z
para cada z ∈ Ω, es F (z) =
0
(ξ, z)d ξ.
γ ∂z
para cada s > 0. Además, vale que Γ(1) = 1 y que sΓ(s) = Γ(s + 1) para cada
s > 0. En particular, Γ(n +1) = n! para cada n ∈ N0 . El siguiente teorema debi-
VII 3. UNA APLICACIÓN DEL TEOREMA DE VITALI 157
Γ(1) = 1,
sΓ(s) = Γ(s + 1) si s > 0 y,
log Γ es convexa.
Como para cualquier par de sucesiones (εn )n∈N , (R n )n∈N en (0, ∞) que con-
vergen a 0 e ∞ respectivamente, la sucesión ( f εn ,Rn )n∈N converge puntual-
mente sobre (0, ∞) a Γ, el teorema de Vitali asegura que esta sucesión con-
verge en O (H+ ) a Γ. Esto prueba, por un lado, que Γ es holomorfa y, por otro,
que la derivada Γ0 puede calcularse como lo afirma el enunciado: podemos
aplicar la Proposición 3.1 a cada elemento de la sucesión ( f εn ,Rn )n∈N . La va-
lidez de la ecuación zΓ(z) = Γ(z + 1) para z ∈ H+ se deduce de su validez en
(0, ∞) y el teorema de la identidad. Î
Γ(z + n)
Γn : z ∈ {z ∈ C : ℜz > −n} 7−→ ∈C
z(z + 1) · · · (z + n − 1)
Γ(1) = 1,
R∞
Γ(z) = 0 u z−1 e −u d u si z ∈ H+ y
zΓ(z) = Γ(z + 1) para todo z ∉ ZÉ0 .
Demostración. Sea n ∈ N. Como Γ(z) está definida para ℜz > 0, la función del
enunciado está definida para ℜz > −n, y la ecuación funcional de Γ prueba
que coincide con Γ(z) si ℜz > 0. Esta función es meromorfa y tiene polos
simples en los enteros 0, −1, . . . , −n + 1, pues Γ no se anula sobre N, y estos
son todos ellos, pues Γ es holomorfa en H+ . Finalmente, del teorema de la
identidad deducimos que tenemos bien definida una función meromorfa
Γ : C −→ C con P Γ = ZÉ0 con las propiedades deseadas. Î
VII 3. UNA APLICACIÓN DEL TEOREMA DE VITALI 159
para cada z, w ∈ H+ .
π
Γ(z)Γ(1 − z) =
sin πz
2πi
−R R
³
2πi s
´Z evs
R
1−e v
d v.
−R 1 + e
Por otro lado, las integrales sobre los dos lado restantes tienden a cero cuan-
do R → ∞ por una simple estimación y el hecho que 0 < s < 1. Lo anterior
junto con el Teorema de los Residuos ahora asegura que
evs
∞ 2πi e i πs π
Z
d v = − = ,
−∞ 1 + e
v 1 − e 2πi s sin πs
Γ(z + n + 1)
lı́m (z + n)Γ(z) = lı́m (z + n)
z→−n z→−n z(z + 1) · · · (z + n)
Γ(z + n + 1)
= lı́m
z→−n z(z + 1) · · · (z + n − 1)
Γ(1)
=
(−n)(−n + 1) · · · (−1)
(−1)n
= ,
n!
162 ANÁLISIS COMPLEJO VII
como queríamos. Î
4. El teorema de Riemann
El objetivo de esta sección es probar el siguiente teorema de Riemann.
Lema 4.2. Toda función holomorfa nunca nula sobre un abierto simplemen-
te conexo admite una raíz cuadrada holomorfa.
4.1. Existencia
De ahora en adelante, fijamos un Q-dominio Ω que no es C. Notamos por t c
para c ∈ E al automorfismo involutivo de E tal que t c (z) = c̄z−c
z−1 para cada z ∈
E. Nuestro ahora objetivo será probar que existen funciones biholomorfas
Ω −→ E. Veamos primero que
Lema 4.4. Existe una función holomorfa e inyectiva f : Ω −→ E tal que f (0) =
0.
r
µ ¶
1 1
g (z) = −
2 z − c v(0) − c
miza el funcional
|evw | :F (Ω) −→ R
f 7−→ | f (w)|
Demostración. Dado que toda función de F (Ω) toma valores en E, esta fa-
milia es evidentemente acotada. El teorema de Montel asegura entonces que
F (Ω) tiene clausura compacta en O (Ω). Por otro lado, el Teorema 2.15 y el
Corolario 2.14 prueban que la familia F (Ω) es cerrada. Î
κ = t c ◦ v : Ω0 −→ E es una expansión.
VII 4. EL TEOREMA DE RIEMANN 165
ψc ◦ κ = idΩ0 .
ψc ◦ κ = t c 2 ◦ s ◦ t c ◦ t c ◦ v
= tc 2 ◦ s ◦ v
= tc 2 ◦ tc 2
= idΩ
Queda demostrado así el Teorema 4.3. Podemos obtener ahora una ex-
tensión del Teorema V.2.8.
166 ANÁLISIS COMPLEJO VII
Teorema 4.9. Sea Ω una región en C. Las siguientes afirmaciones sobre Ω son
equivalentes:
4.2. Unicidad
El siguiente teorema extiende el Teorema 4.3 para incluir un resultado de
unicidad. Recordemos que Ω es una Q-región que no es todo C.
Completar.
VII 5. SERIES DE FUNCIONES 167
5. Series de funciones
5.1. Convergencia normal
La segunda noción de convergencia que consideraremos involucra series de
funciones, y nos permitirá, por un lado, probar que muchas series de fun-
ciones holomorfas son ellas mismas holomorfas y, por otro, construir fun-
ciones holomorfas o funciones meromorfas usando funciones holomorfas y
meromorfas conocidas: es esta la razón principal por la que esta noción de
convergencia nos resulta importante. Llevaremos adelante esta última
Sea ( f n )n∈N una sucesión de funciones en C (Ω). Decimos que la serie f n
P
siguiente proposición:
converge normalmente a f 0 .
168 ANÁLISIS COMPLEJO VII
demos quitar finitos términos de ella forma que los restantes no tiene polos
en K , y la serie que forman —que consiste de funciones holomorfas en K —
converge uniformemente en K .
Diremos que la serie converge normalmente en M (Ω) si para cada com-
pacto K de Ω se cumple la condición anterior de dispersión de polos en K y
la serie restante converge normalmente en K . Está claro, como antes, que si
una serie converge normalmente en M (Ω) entonces converge en M (Ω).
P
Proposición 5.3. Supongamos que la serie f n converge (normalmente) en
M (Ω). Entonces existe una única f ∈ M (Ω) con la siguiente propiedad: para
VII 5. SERIES DE FUNCIONES 169
y tiene suma f 0 .
g |U = f 10 |U + · · · + f m
0
|U +F 0 = f 0 |U
Teoremas de representación y
de aproximación
The awareness that there exist entire functions with “arbitrarily” prescri-
bed zeros revolutionized the thinking of function theorists. Suddenly one could
“construct” holomorphic functions that were not even hinted at in the classi-
cal arsenal. Of course, this freedom does not contradict the solidarity of va-
lue behavior of holomorphic functions required by the identity theorem: the
“analytic cement” turns out to be pliable enough to globally bind locally pres-
cribed data in an analytic way.
Reinhold Remmert en [15]
172 ANÁLISIS COMPLEJO VIII
1. Productos infinitos
Sea (z n )n∈N una sucesión en C. Queremos definir la noción de conver-
gencia del producto infinito de esta sucesión. La primera patología que en-
contramos es que, si existe n ∈ N tal que z n = 0, entonces la sucesión de
productos parciales de (z n )n∈N es eventualmente nula, y luego converge a 0.
Por otro lado, puede suceder que (z n ) tenga producto nulo cuando ninguno
de sus factores sea nulo, por ejemplos si z n = 1/2 para cada n ∈ N.
Q
Diremos entonces que el producto n∈N z n converge si existe n 0 tal que
la sucesión (z n )nÊn0 consiste de términos no nulos y la sucesión de produc-
tos parciales p n = z n0 · · · z n−1 z n converge a un límite z ∗ no nulo. En tal ca-
Q
so, diremos que z n es convergente y definimos el producto de (z n )n∈N por
z 1 · · · z n0 −1 z ∗ . La demostración de la siguiente proposición es fácil y la omiti-
mos.
Q
Proposición 1.1. Si n∈N z n converge entonces lı́m z n = 1. Además, si este
n→∞
producto es convergente, converge a cero si y solamente si algún factor es cero.
normalmente.
Como ( f n )n∈N converge a 1 en O (Ω), dado K un compacto de Ω pode-
mos tomar m ∈ N tal que mı́nz∈K | f n (z)| Ê 1/2 para todo n Ê m, y en tal ca-
so Z ( f n ) ∩ K = ∅ para todo n Ê m. Por las estimaciones de Cauchy sobre
compactos, resulta que existe un entorno compacto L ⊇ K y una constan-
te absoluta M tal que | f n0 |K É M | f n − 1|L para todo n ∈ N. Luego | f n0 / f n |K É
2M | f n − 1|L para todo n Ê m, y esto prueba que mÊn | f n0 / f n |K converge. Es-
P
probar. Î
2. El teorema de Weierstrass
2.1. Divisores y el problema de Weierstrass
Fijemos una región Ω en C. Dada una función holomorfa f : Ω −→ C no nula,
176 ANÁLISIS COMPLEJO VIII
Weierstrass para d si
VIII 2. EL TEOREMA DE WEIERSTRASS 177
En tal caso f ∈ O (Ω) y ( f ) = d, así basta que probemos que existen tales
productos.
2.2. Los factores elementales y el caso que Ω = C
Veamos ahora como resolver nuestro problema en el caso que Ω = C. Fije-
mos de ahora en adelante un divisor positivo d : C −→ N0 y una sucesión
(d n )n∈N para d.
Lo primero que podríamos intentar construir un producto de Weierstrass
para d con f n (z) = 1 − dzn para cada n ∈ N. Sin embargo, este producto no
necesariamente converge normalmente: sabemos que esto depende de la
sumabilidad de la serie |d n |−1 que ciertamente puede fallar. Podemos, sin
P
z2 zn
µ ¶
E n (z) = (1 − z) exp z + + · · · + .
2 n
|z| É 1, resulta de | exp z| É exp |z| que |E n0 (t z)| É −|z|n E n0 (t ). Pero entonces
ak z k .
X
E n (z) =
kÊ0
|t /d n |kn +1 < ∞
X X
|E kn (z/d n ) − 1|B t (0) É
n>n t n>n t
para cada t > 0, que prueba que z d(0) E kn (z/d n ) converge normalmente
Q
sobre C. Dado que E kn (z/d n ) se anula sólo en d n y lo hace allí con orden 1,
este producto es un producto de Weierstrass para d, como queríamos probar.
Para ver que la elección de k n = n−1 funciona, tomemos dado t > 0 un N ∈ N
tal que |d n | > 2t si n > N . Entonces n>N |t /d n |kn +1 queda dominada por
P
P −n
n>N 2 , que es finita, y da lo que queremos. Î
Ejercicio 2.1. Una función entera tiene todas sus raíces de multiplicidad n
si, y solamente si, es la potencia n-ésima de una función entera, y una fun-
ción meromorfa tiene todos sus polos simples y con residuos enteros si, y
solamente si, es la derivada logarítmica de una función entera.
verge absolutamente en 0 ∈ C. Î
VIII 2. EL TEOREMA DE WEIERSTRASS 181
para d si n∈N |1/d n |k+1 < ∞ pero n∈N |1/d n |k = ∞, es decir, si la elección
P P
k.
Completar.
182 ANÁLISIS COMPLEJO VIII
3. Funciones elípticas
3.1. La función σ de Weierstrass.
Sean ω y ω0 números complejos R-linealmente independientes, y conside-
remos el conjunto L(ω, ω0 ) = {nω + mω0 : n, m ∈ Z}. Decimos que L(ω, ω0 ) es
un retículado en C. Este conjunto es evidentemente discreto en C y define
un divisor positivo d : C −→ Z tal que d(z) = 1 si z ∈ L(ω, ω0 ) y tal que d(z) = 0
si no. Por comodidad notaremos por L a L(ω, ω0 ) y por L∗ a L à 0. Afirmamos
que
ρ = a 1 ω + a 2 ω0 ω = b1ρ + b2ρ 0
ρ 0 = a 10 ω + a 20 ω0 ω = b 10 ρ + b 20 ρ 0
Lema 3.3. Sea K ⊆ U compacto y sea λ > 2. Existe una constante M > 0 que
depende de K tal que w∈L∗(ω,ω0 ) |w|−λ É M para todo (ω, ω0 ) ∈ K . Sin embar-
P
(m 2 + n 2 )−λ/2 = 4 (m 2 + n 2 )−λ/2 + 4 m −λ
X X X
06=m,n∈Z 0<m,n∈Z m∈N
P −λ P −λ/2
y la convergencia de las series m∈N m y m∈N m . Para ver que la serie
diverge si λ = 2, notemos que
(m 2 + n 2 )−1 Ê n −2 = ∞.
X X
m,n>0 m,n>0
z
µ ¶
1 1 1
ζ(z) = +
X
+ +
z w∈L ∗ z − w w w 2
Podemos también relacionar las raíces y los polos de una función elíptica
usando nuevamente el Teorema de los Residuos.
1
Z
z f 0 (z)/ f (z) d z,
X
o f (z)z =
z∈Θ 2πi ∂P
y basta ver que esta integral está en L. Para esto, notemos que las integrales
sobre los lados opuestos son
1
Z λ+ω0 z f 0 (z) 1
Z λ+ω+ω0 z f 0 (z) ω0
Z λ+ω0 f 0 (z)
dz − dz = − d z,
2πi λ f (z) 2πi λ+ω f (z) 2πi λ f (z)
VIII 3. FUNCIONES ELÍPTICAS 187
1
Z λ+ω z f 0 (z) 1
Z λ+ω+ω0 z f 0 (z) ω
Z λ+ω f 0 (z)
− dz + dz = − d z.
2πi λ f (z) 2πi λ+ω0 f (z) 2πi λ f (z)
Para terminar, observamos que las dos últimas integrales son enteros: la pri-
mera es el número de giros del lazo t ∈ [0, 1] 7−→ f (λ + t ω) en torno al origen,
y la segunda es el número de giros del lazo t ∈ [0, 1] 7−→ f (λ+ t ω0 ) en torno al
origen. Î
1
℘0 (z) = −2
X
3
.
w∈L (z − w)
tenga las mismas raíces y los mismos polos que f dentro de un rectángu-
lo fundamental que contiene al origen, y luego usar el teorema de Liouville
para concluir que f = λR(℘, ℘0 ).
Si f es par y tiene un cero o un polo en algún u ∈ C, entonces f tiene un
cero o un polo, respectivamente, del mismo orden, en −u. Afirmamos ahora
que si 2u ∈ L, entonces f necesariamente tiene un cero o un polo de orden
par en u. Como f 0 es impar si f es par, obtenemos que f 0 (u) = − f 0 (−u) =
− f 0 (u) y luego que f 0 (u) = 0. Así f tiene un cero de orden al menos 2 en u.
Además de que 2u ∈ L, distinguimos dos casos. Si u ∉ L entonces el argu-
mento anterior prueba que g = ℘ − ℘(u) tiene un cero de orden al menos
dos, y de hecho exactamente dos pues ℘ tiene exactamente un polo de or-
den dos en cada paralelogramo fundamental. El cociente f /g es holomorfo
en u, elíptico y otra vez par. Si no se anula en u,entonces f tiene una raíz de
orden 2 en u. De lo contrario, podemos continuar el argumento. En el caso
que u ∈ L, la función g = 1/℘ tiene un cero de orden 2 en u, y podemos ha-
cer el mismo argumento. Si f tiene un polo, consideramos 1/ f y usamos el
argumento anterior.
Lo anterior prueba que si w ∉ L entonces la función ℘w (z) = ℘ − ℘(w)
tiene un cero de orden 2 en w si y solamente si 2w ∈ L y tiene ceros de orden
1 en w y −w si 2w ∉ L. Tomamos ahora un conjunto u 1 , . . . , u r de raíces y po-
los en un paralelogramo fundamental P que contiene al origen y contiene
un representante de cada clase (u, −u) en L. Definimos ahora m i = o f (u i ) si
m m
2u i ∉ L y m i = 12 o f (u i ) si 2u i ∈ L. Para todo z ∉ L, la función g = ℘u11 · · · ℘urr
tiene el mismo orden en z que f . Dado que la suma de los órdenes en los
puntos de P de f y g suman 0, deducimos que f y g tienen también el mismo
órden en el origen, y luego en cada punto de L. Esto implica, como quería-
mos, que f /g es elíptica y no tiene polos ni raíces, y luego es constante. Î
4. El teorema de Mittag–Leffler
Completar.
5. Productos de Blaschke
Completar.
6. Teoría de Runge
Sabemos que toda función holomorfa sobre un disco B es el límite en
O (B ) de una sucesión polinomios. Sabemos también que toda función ho-
lomorfa sobre un anillo A es el límite en O (A) de una sucesión de funcio-
nes racionales: este es el teorema de representación de Laurent. Esto indi-
ca, al menos informalmente, que la presencia de un “agujero” en A fuerza
que introduzcamos términos que no son polinomios —aunque si, después
de todo, funciones racionales con polos en este agujero— para aproximar
funciones holomorfas, y que esto a veces es necesario: la función holomorfa
z 7−→ z −1 en C× no es el límite de polinomios sobre C, pues tiene integral
nula sobre el círculo unidad, y cualquier polinomio tiene integral cero sobre
cualquier lazo en C.
El objetivo de esta sección es probar que este fenómeno es completamen-
te general: un agujero de un conjunto Ω ⊆ C es una componente acotada del
complemento C à Ω. Dado un compacto K ⊆ C, veremos que si P es un con-
junto de puntos, uno en cada agujero de C à K , toda función holomorfa (en
un entorno abierto de) K puede aproximarse por funciones racionales con
polos en P . En particular, veremos que si K no tiene agujeros, toda funcion
holomorfa sobre K es el límite en O (K ) de polinomios. Usando esto...
Completar.
190 ANÁLISIS COMPLEJO VIII
El ciclo Γ1 hace las veces del borde de un disco que encierra a K , y nos
da una fórmula de Cauchy sobre conjuntos compactos. Si Γ = n i γi es un
P
1 f (ξ)
Z
f (z) = d ξ.
2πi Γ1 ξ − z
Pr −1
Si q(z) = i =1 c i (z −w i ) , obtenemos que | f −q|K É L(σ)ε, como queríamos
probar. Î
VIII 6. TEORÍA DE RUNGE 193
Lema 6.4 (de aproximación). Toda función en O (Ω) puede aproximarse uni-
formemente sobre K por funciones racionales con polos simples fuera de K .
Completar.
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