Coplas Puey Moncon
Coplas Puey Moncon
Coplas Puey Moncon
DE PUEY MON(_;ON
ÍNDICE
11. EL VIAJE
I. Blachere, Re gis et Darmaun, Henry: Geographes arabes du M oyen Age, Paris 1957.
2. Duble, César E.: Abü I:Hi.mid el Granadino y su relación de viajes por tierras euroasiáticas.
Madrid. 1953.
Bejarano, Ingrid: Abü J::Iamid el Granadino: Estudio de su obra cosmográfica "al-Mu'rib 'an ba' d
'aya'ib al-Magric" (Universidad de Barcelona, 1987).
3. Ibn Yubair: Voyages. Traduite et annotés par Gaudefroy-Demombynes, Maurice. París, 1949.
Ibn Yubayr: Travels (Rihla), ed. de W. Wright, 2, ed. revised by M.J. de Goeje. Leiden-London,
1907.
4. Fanjul, Serafin y Arbós, Federico: A través del Islam. Ibn Bagüta. Madrid, 1981, pp. 23-28.
5. Fanjul, Serafín y Arbós: op. cit. p. 28.
452 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
de ese reducido número de viajeros que nos han dejado testimonios fidedignos de
las peregrinaciones a La Meca, la ciudad prohibida a los no musulmanes.
Así mismo este relato prueba que el precepto de peregrinar a La Meca se
mantuvo entre los moriscos españoles hasta su expulsión definitiva en el siglo XVII. 6
Sin duda la insostenible situación en que se encontraban, y la misma dificultad que
encerraba el viaje impidió la práctica frecuente de la peregrinación. Los tratados
moriscos que enumeran las obligaciones religiosas mencionan y explican la de la
peregrínación. 7 Sin embargo existe el testimonio de un morisco de Hornachos y
vecino de Toledo que fue detenido y juzgado por la Inquisición en 1601 por haberse
declarado musulmán y haber hecho proselitismo. En sus declaraciones manifiesta
su deseo de peregrinar a La Meca como buen creyente que era. 8
En esa misma línea, aunque mucho más antiguas, se encuentran las peregrina-
ciones realizadas en 1395 por un morisco de Tortosa; y el relato de otro peregrino
de Fez, que en 1407 fue apresado por unos cristianos cuando se dirigía a La Meca.
Fue llevado a Mallorca y luego rescatado por unos moriscos del Levante español
quienes le devolvieron a su tierra tres años más tarde. 9
2. Literatura aljamiada
y lectura. Son numerosos los testimonios conocidos de moriscos a los que, en años.
próximos a la expulsión, les ocurría como a aquel valenciano que afirmaba que
"sabía leer y escribir en árabe, pero que lo que entiende del Corán es poco o nada" .13
Así mismo bastantes manuscritos encontrados en Almonacid de la Sierra 14 llevan
traducción castellana interlineal, lo que confirma el desconocimiento generalizado
del árabe.
Es sabido que el árabe hablado de Al-Andalus fue evolucionando hacia unos
dialectos cada vez más alejados del árabe clásico. 15 En el siglo XVI en Europa las
lenguas tenían un alto valor nacional; imponer una lengua a una minoría suponía
imponer un dominio político. Y en el caso de los moriscos, un paso más a la política
de asimilación. Pero como reacción lógica de supervivencia de su identidad, los
moriscos conservaron aquello que les identificaba y diferenciaba como tales. Se
trataba además de las grafías del libro sagrado, a la vez que de una escritura
inteligible sólo por ellos en una época en la que las intrigas y revueltas eran
numerosas.
3. Las coplas
asonantes y otras consonantes. La rima es, por tanto, muy libre y su combinación al
igual que el número de versos cambia de una copla a otra. Las descripciones son
vivas y animadas, especialmente las dedicadas a describir una tormenta en el golfo
de Sirte que casi hace naufragar la nave.
Desgraciadamente el poema ha llegado hasta nuestros días mutilado. Se hallan
incompletos la invocación a Allah, parte del título y la primera copla. De la tercera
sólo se conoce un verso, y de la quinta únicamente algunas palabras sueltas.
En 1525 una junta de teólogos reunida por Carlos 1 dictaminó que aunque la
conversión de los mudéjares españoles (musulmanes que vivían en territorio
cristiano) había sido forzosa, el bautismo continuaba siendo válido y que, por
consiguiente, los que lo recibieron estaban obligados a vivir como cristianos. A
partir pues de esa fecha dejan oficialmente de existir musulmanes en España. 21
Sin embargo, era bien sabido por las autoridades que los moriscos en su mayoría
seguían siendo fieles a su religión. Bajo el reinado de Carlos 1 existió un período de
tolerancia, al que sucedió otro de intransigencia que desembocó en la guerra de las
18. Gonzá1ez Palencia, Angel: Historia de la literatura Arábigo Española. Barcelona, p. 283.
19. Vemet Ginés, Juan: op. cit. p. 226.
20. Vemet Ginés, Juan: op. cit. p 226.
21. Domínguez Ortiz, Antonio: El Antiguo Régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid,
1987, p. 182.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON<;:ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA ... 455
22. Domínguez Ortiz, Antonio y Vincent, B.: Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una
minoría. Madrid, 1978.
23. Domínguez Ortiz, A.: op. cit. pp. 185-186.
24. Reglá, Joan: La expulsión de los moriscos. "Hispania", XIII, Madrid, 1953, LI, p. 247.
25. Domínguez Ortíz, A.: op. cit., p. 185.
456 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
el Santo Oficio en 1569 por permitir que los habitantes de Adzaneta, en el valle del
Guadalest, reedificasen la mezquita. 26
Ante las medidas intransigentes de prohibirles usar su lengua, sus nombres
árabes, vestir sus trajes, de perseguir en definitiva todas sus tradiciones, se opuso el
radicalismo de muchos moriscos que soñaban con una "reconquista musulmana" de
España. Negociaban con los turcos y con todos aquellos que pudieran ayudarles:
france~es, ingleses 27 e incluso con los protestantes del sur de Francia. 28 Así, en 1580
se descubrió en Sevilla una conspiración con ramificaciones en Marruecos. 29 En
1588 hubo graves disturbios en Aragón a causa de las rencillas entre los cristianos
y los moriscos. Y en el mismo Pueyo en 1591 tuvieron que tomarse medidas severas
contra ellos. El Tribunal de la Inquisición castigaba con rigor cualquier manifesta-
ción de tipo religioso o cultural, al tiempo que los moriscos acrecentaban los
contactos y los viajes dentro y fuera del país para adoctrinarse y para intercambiarse
libros. 30
Nuestro morisco realizó pues su peregrinación en una época en la que la
situación para sus correligionarios era muy precaria. La convivencia casi nunca fue
posible, pero la coexistencia mantenida se rompió definitivamente con el Edicto de
Expulsión de 1609, mediante el cual300.000 moriscos abandonaron España. Para
los de Aragón la expulsión no se hizo efectiva hasta el Edicto del 29 de mayo de
1610. 31
A fines del siglo XVI el Imperio Otomano se extendía desde Marruecos a Persia
y desde Moscú hasta Etiopía, y era dueño de las ciudades santas del Islam: La Meca,
Medina y Jerusalén. Su soberano era el comendador de los creyentes y sucesor del
Profeta. Solimán el Magnífico había sido uno de los soberanos más poderosos de
Europa, pero a su muerte (1566) y tras la derrota de Lepanto (1571) la expansión
turca en el Mediterráneo se estanca y detiene.
A causa de los problemas en sus fronteras orientales, los turcos trataban de
entablar relaciones normales con los estados cristianos. Ya habían establecido
relaciones comerciales con Venecia y con Francia, y los mercaderes de estos países
26. Diccionario de Historia de España: Los moriscos. Madrid, 1979. Vol. II, p. 1.131.
27. Braudel, Femand: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Madrid,
1976, p. 189.
28. Cardaillac, op. cit., pp. 119-141.
29. Véase la nota 26.
30. Cardaillac, op. cit.: pp. 71-73.
31. Boronat, P.: op. cit.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON<;:ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA ... 457
podían traficar con los puertos o escalas del Mediterráneo turco casi normalmente. 32
Sin embargo, el Islam era visto como la antítesis obligada del Cristianismo, al frente
del cual se encontraba el más católico de los reyes cristianos: Felipe II.
A finales del siglo XVI el Imperio Turco entró en crisis. Las deficiencias del
sistema sucesorio provocaron una creciente falta de poder y de capacidad de los
sultanes. La extensión del Imperio exigía grandes cantidades de dinero y una pesada
administración. El nepotismo, la simonía y la corrupción en general estaban al ord~n
del día. 33 Se vendía todo tipo de cargos: de juez, de 'ulamii: de imiim, de jenízaro, 34
etc. Para aumentar más lo ingresos se multiplicaban los cargos y con frecuencia se
destituía a los nombrados.
Los impuestos eran, por consiguiente, elevadísimos y la inflación galopante a
causa de la llegada masiva de oro procedente de América. Las monedas se
devaluaban para contrarrestar la situación y se recurría frecuentemente a las
confiscaciones.
El robo, la corrupción y el bandidismo asolaban el Imperio. Había regiones
desiertas abandonadas por los campesinos que huían de los cobradores de impuestos
para refugiarse en las ciudades. Unas ciudades llenas de miseria y de trastornos
sociales provocados por una masa caótica de gentes sin ocupación. Y las industrias
fueron entrando en decadencia a causa de la competencia de productos europeos,
mucho más baratos, lo que aumentaba aún más la pobreza.
Inmerso el Imperio en esta situación no es de extrañar que, para sus pobladores,
-árabes y persas principalmente- los turcos fuesen elementos extraños y poco
populares en los países que dominaban. Máxime cuando ocupaban una situación de
inferioridad frente a los otomanos. Las revueltas y los testimonios de odio contra
ellos son numerosos. Sin embargo, a pesar de sus divisiones, el mundo islámico
presentaba un bloque relativamente unido. La lengua persa era la lengua de la poesía;
la turca la de los ejércitos y de la administración; y el árabe la de la religión y las
ciencias.
TUNICIA.- Este país visitado por nuestro peregrino había sido testigo de
excepción de las luchas que se desencadenaban en el Mediterráneo. Tunicia tenía
una importancia capital para los españoles en su lucha contra los corsarios y los
turcos. Ya en 1530 Carlos I envió una flota para conquistar la capital. Pero el
Emperador se contentó con instalar una fuerte guarnición en la Goleta -fortaleza
cercana a Túnez- y poner a un indígena en el gobierno. Otro caudillo local, Dragut
(Turgud Ri 'fs), recibió del Sultán Solimán el gobierno de Tiipoli (1556) y en poco
tiempo dominó Djerba y Qayrauriin. Como respuesta los españoles conquistaron la
isla de Djerba (1558), pero ese mismo año les fue arrebatada por una escuadra turca.
Tras la conquista de Túnez por el rey de Argelia (1569), D. Juan de Austria volvió
ARGELIA.- De entre t~dos los países magrebíes Argelia fue el que tenía un
mayor poder y el que acabó conquistando toda el área. La con~olidación comenzó
en 1587 con la división del Magreb en las provincias de Argelia, Túnez y Trípoli y
el envío de gobernadores que actuaban durante tres años. Su sistema de gobierno
bajo la dominación otomana era similar al tunecino.
Como en Túnez, allí la presencia de moriscos era numerosa --en 1568 vivían
en Argel 6.00042 de una población de unos 100.000 habitantes-, esta cifra se
incrementó tras la expulsión de los de España en 1609. Esta emigración de laboriosos
campesinos y artesanos, junto a los 25.000 cautivos cristianos que allí vivían, así
como el cobro de rescates, desarrollaron enormemente la economía de la región.
La población otomana constituía la aristocracia, cuya capa superior se agrupaba
en dos instituciones: la corporación de los corsarios y el consejo (diwiin) de las tropas
jenízaras. Ocupaban además los más altos cargos en la administración. En las tres
pr-ovincias magrebíes los pasa eran los que controlaban el poder, pero la limitación
del mandato a sólo tres años hizo imposible la instauración de un régimen duradero
dependiente de Estambul. Y al igual que en Tunicia y en Marruecos, el poder se fue
desplazando a manos de gobernadores militares a medida que el centralismo turco
decrecía.
EGIPTO.- Una vez conquistado el país para el Imperio Turco se estableció una
clase dirigente extranjera que formaban la élite. Entre ellos y las clases dominadas
se contaban los' ulamii que, como hombres de religión, estaban virtualmente a salvo
de las molestias y abusos de los gobernantes, al mismo tiempo que eran respetados
por los gobernados. Eran el único apoyo que podía encontrar la población para
defendersé contra los impuestos y levas que les imponían los gobernadores y los
mamelucos, clase dominante egipcia enriquecida por el comercio. El sistema de
impuestos era despiadado, y cada año se veían obligados a pagar el tributo a
Estambul.
Al agudizarse la decadencia general de la administración otomana, ésta se
extendió, y terminó por atacar sus funciones básicas: recaudar impuestos, realizar
obras públicas y mantener el control sobre las provincias. Se dejó que los canales,
vitales para la economía egipcia, se obstruyeran con sedimentos. La seguridad se
hizo tan precaria que las tribus beduinas no solo saqueaban a los campesinos, sino
que también asaltaban y robaban las caravanas, incluso las de peregrinos. Como
consecuencia hubo una decadencia general en el tráfico y en el comercio similar a
la de la agricultura. 43
6. Puey Monzón
El Puey Mon<;ón del poema es el hoy llamado Pueyo de Santa Cruz, y hasta que
en el siglo XIX no le fuera cambiado el nombre, se llamaba Pueyo de Moros. 44 Este
pequeño pueblo se halla situado junto al río Cinca y a unos 6 km. al sur de Monzón.
Esta última población, famosa por sus Cortes, tuvo hasta la Edad Moderna una gran
hegemonía sobre toda la provincia, por lo que se explica así el apelativo de Monzón
que tiene Pueyo.
En la orilla del Cinca eran numerosos los pueblos que tenían una abundante
población morisca. Este era el caso de Alfántega, de Conchel y del mismo Pueyo.
Este último, como se ha señalado anteriormente, contaba en vísperas de la expulsión
con 16 casas moriscas y 80 vecinos de esa misma condición. 45
11. EL VIAJE
siglo XVI o a primeros del XVII, y se aventura incluso a dar el año exacto de 1603
como fecha posible de la peregrinación. 46
Los motivos que impulsarían a un morisco aragonés de finales del siglo XVI o
principios del XVII a emprender un largo, peligroso y sin duda caro viaje a través
del mundo islámico podrían ser de muy diversa índole. No hay que olvidar que en
esos años, como ya se ha señalado, las connivencias entre los moriscos y los turcos
norteafricanos eran numerosas. Incluso se llegó a pedir ayuda directamente al sultán
de Constantinopla. Es seguro que al menos en Túnez contactaría con otros moriscos
preocupados por la difícil situación de sus correligionarios españoles, y que estarían
ávidos de noticias, de intrigas y de rumores. Sea como fuese, él tuvo que actuar al
menos como un portador de información de la situación en España. Pero naturalmen-
te nada de esto se refleja en el poema.
En las coplas I y II (la I mutilada) expone los motivos puramente piadosos:
"ganar el perdón" se lee en la I, y cumplir con la obligación que tienen los
musulmanes de peregrinar a La Meca, en la II.
La peregrinación (i}aj>y), o alhache como aparece en las coplas, debe hacerse
por lo menos una vez en la vida por todo musulmán adulto y sano, si las circunstan-
cias de su· fortuna u otras ajenas a su voluntad no se lo impiden. Por ello, la inmensa
mayoría de los musulmanes mueren sin haber visto La Meca. Se explica así el éxito
de los libros de peregrinos, que consolaban y fascinaban a los creyentes con las
maravillas de un Islam que nunca podrían ver. Este precepto viene recogido en el
Corán y a los que lo cumplen se le perdonan todos sus pecados. 47
2. Itinerario
El peregrino partió desde Puey Monzón hasta llegar a Valencia. Desde allí en
una nave pudo arribar a Túnez. A continuación el galeón fue costeando y haciendo
escalas en diferentes puertos de Tunicia. En las coplas el orden está alterado, pero
no es difícil establecer el itinerario seguido:
3. Medios de transporte
Los medios utilizados y descritos en el poema fueron dos, la nave que le llevó
a Alejandría y la caravana de la peregrinación.
LA NAVE
De la "nau" tan sólo figura que el patrón era de Venecia y más adelante lo
nombra como el "galion". El hecho de que el patrón fuese veneciano, Rai<; <;ebiti lo
llama,5° nos permite suponer que también el barco lo fuese. Ya se ha explicado que
en esta época los comerciantes venecianos gozaban del privilegio de comerciar con
los puertos turcos a cambio de un impuesto. Así mismo era habitual la presencia de
barcos italianos en el puerto de Valencia, 5 1 los cuales realizaban junto con otros
franceses y españoles un floreciente comercio a lo largo de la tradicional ruta de
navegación africana que unía los puertos de Italia, Francia, España y Berbería con
el de Alejandría. 52
48. No se sabe cual es el puerto con exactitud. Pano señala como posibles los de Cirene, Marsa-Sua,
o Tolemaida; o cualquier otro cercano a Bengazi.
49. Llegó pues e112 de enero ya que partió el segundo día de Navidad (c. VIII) tras reconer 3.500
km. desde Valencia, o 2.400 km. desde Túnez.
50. S.V. Arráez: Caudillo moro. Patrón de barco. Corominas, Juan: Breve Diccionario Etimológi-
co de la Lengua Castellana. Tercera muy revisada y mejorada. Madrid, 1973.
51. Salvador, Emilia: La economía valenciana en el siglo XVI (Comercio de importación).
Valencia, 1972, p. 72.
52. Sottas,Jules: Les messageries maritimes de Venise aux XIV & XV siécles, Paris, 1983, p. 107.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON<;:ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA ... 463
En cuanto a la clase de nave tampoco hay duda puesto que por el Mediterráneo
en estos años, y descartando las embarcaciones pequeñas o las extraordinariamente
grandes, navegaban preferentemente barcos del tipo atlántico ya fuesen galeones,
naos, carracas o carabelas (éstas últimas en franca decadencia); o bien las anticuadas
galeras mediterráneas. 53
Respecto a sus tripulaciones, se tiene la relación completa de los tripulantes de
un galeón construido en las atarazanas de Vinaroz en 1587, así como la de sus
pagas. 54 En ella se constata la existencia de los puestos de patrón del barco, guardia,
despensero, artillero, escriba, piloto, calafate, marineros y grumete, sumando un
total de 26 personas, aunque hay que tener en cuenta que se trataba de un galeón
grande. De todos estos puestos en las coplas se constata la presencia del ya
mencionado patrón, y la del escriba del que nos dice en la Copla XXII que se llama
Abdorráhmeno.
Estos galeones solían ser de pequeño tonelaje, por debajo de las 100 toneladas.
Capaces de cargar rápidamente se hacían a la mar con el primer golpe de viento. La
nave se dedicaba a comerciar a lo largo del Mediterráneo recalando tanto en puertos
cristianos como musulmanes. El patrón era a veces propietario del barco, otras era
un empleado· a sueldo. Y los marineros no se limitaban a su trabajo, sino que ellos
compraban y vendían sus propias mercancías. Además, en numerosas ocasiones se
veían obligados a actuar en defensa de sus propias vidas ante la inseguridad del mar,
por lo que los barcos iban armados. Eran pues marinos-comerciantes y guerreros, 55
que realizaban un trabajo duro. Proletarios del mar los llama Braudel,56 que vendían
sus servicios a bajo precio, puesto que a las inclemencias del tiempo había que
sumarle el continuo peligro de los corsarios que infestaban el Mediterráneo.
53. Sobre características y clases de barcos, véase Salvador, Emilia: op. cit. pp. 177 -252; y Sottas,
Jules: op. cit., pp. 52-83.
54. Salvador, Emilia: op. cit., pp. 76-79.
55. Salvador, Emilia: op. cit., pp. 76-78.
56. Braudel: op. cit., vol. I, p. 392.
464 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
XXXIV
XXXV
XXXVI
XXXVII
63. Alepo.
466 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
XXXVIII
En la copla XIII explica el peregrino que Djerba era el mercado más importante
para el patrón del barco. Sin duda el galeón en el que viajaba nuestro morisco
aragonés iba comerciando por todos los puertos por los que pasaba. Ya desde el siglo
XIV existía un próspero comercio en lo que se llama la ruta de Africa. Esta ruta-
que era transitada por barcos italianos principalmente, junto con otros franceses,
catalanes y valencianos- partía de Italia, pasaba por Marsella, Barcelona, Valencia,
Málaga, Orán, Túnez, Djerba, Trípoli y Alejandría. 65
En el siglo XVI esta ruta comercial perduraba, siendo Valencia, como ya se ha
señalado, un puerto importante en dicha ruta. 66 Los comerciantes marselleses y
venecianos podían arribar sin dificultad a los puertos turcos pagando un impuesto
que oscilaba entre ellO y ell5% del valor de las mercancías. De Europa se vendían
armas y tejidos. De Africa cueros, cera, lanas, granos, aceite de Djerba, esclavos y
productos del corso. A los puertos de Trípoli, Túnez y Argel llegaban para
intercambiar productos las caravanas procedentes del interior del desierto.
También existía otro comercio más particular, el de las "galeras al traffego" (las
galeras del tráfico), consistente en un servicio de ida y vuelta entre Túnez y
Alejandría para una clientela de mercaderes musulmanes que las empleaban para el
transporte de sus mercancías, y de los indígenas que viajaban. En el puerto egipcio
se recogía la goma, las plumas de avestruz, y el oro que llevaban las caravanas
procedentes del Sudán. 67
Las mercancías que transportaban los mercaderes que viajaban en nuestro
galeón debían ser muchas a juzgar por lo que se escribe en la copla XVII, de cómo
64. Camellas.
65. Sottas, Jules: op. cit. pp. 111-117.
66. Salvador, Emilia: op. cit.
67. Sottas, Jules: op. cit. pp. 111-112.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON~ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA ... 467
durante la tormenta que les sorprende en el golfo de Sirte "Mucha riqueza echaron
1En la mar á los mercadantes" para salvar así la nave del naufragio.
Además de los "muchos mercaderes" (Copla XV) que transportaba el galeón
viajaba un número indeterminado de peregrinos (Coplas XV y XVII). No hay que
olvidar que estas peregrinaciones constituían un auténtico negocio para las gentes
por las que pasaban sus rutas.
Por último, es necesario señalar que cuando el peregrino se encuentra esperando
la formación de la caravana en la alberca cercana a El Cairo, habla de las gentes de
Alepo que se unen a ellos. Alepo actuaba tanto en lo comercial como en lo cultural
como un eslabón entre el Mediterráneo y el golfo Pérsico, era como la avanzadilla
de la India. Y tanto El Cairo como La Meca eran lugares de encuentro para aquellos
comerciantes musulmanes procedentes de Occidente y de Oriente.
Respecto a los impuestos, la información que nos da nuestro viajero es escasa.
Tan sólo, al embarcarse en Valencia cuenta que pagó al "Baile General toda razón
y dreitaje" (copla IV). Peio no especifica de qué derechos se trataba, ni tampoco da
cifras. Igual ocurre con el pago del pasaje del navío.
La figura del Baile General fue creada por Jaime 1 tras la conquista del Reino
de Valencia a semejanza de la ya existente en el Reino de Aragón. Era uno de los
principales funcionarios de la época, sus funciones eran las de administrador del
Patrimonio Real y recaudador de los derechos reales. En el siglo XVI tenía a su cargo
un lugarteniente, un asesor, un receptor general y otros bailes locales. 68
Estos impuestos ---drets en valenciano- que se pagaban a la Corona en
Valencia eran varios. Los del Peso Real, relativos a las medidas y pesos públicos;
los de Peaje y Lezda, que recaían sobre las mercancías que entraban y salían del
Reino; y otros más específicos como los de Quema, o los gravámenes, que se
imponían a las naves extranjeras. 69
En cuanto a precios y a monedas sí que da un dato concreto. Y es el pago de 7
nasríe70 por un cordero que compran en Sfax. La permanencia de nasríes de plata
andaluces en Túnez era normal. Estas monedas de cospel cuadrado que fueron acu-
ñadas por los almohades dieron nombre a las monedas de plata. El reino granadino
también las usó y circulaban por todo el Magreb al igual que el ducado, el real de
plata, y las diferentes monedas de reales, todas ellas españolas. 71
5. Peregrinos
XV
Da la impresión de que eran tan numerosos que el galeón, por esas fechas, el mes
del peregrinaje o mes de dü' 1-J:¡iyya, estaba más dedicado a su transporte y al de los
mercaderes que a comerciar. Y a se ha señalado que la.existencia de barcos dedicados
al transporte de peregrinos era habitual en épocas de peregrinaciones en todo el
Mediterráneo. Lo que no podemos saber es dónde se embarcaron el resto de los
peregrinos ni tampoco si entre ellos había otros moriscos españoles.
Estos peregrinos viajaban generalmente con sus propios víveres debido a la
carestía del viaje y a veces a la imposibilidad de encontrarlos en según qué zonas.
Así, cuando les sorprende la tempestad deben arrojar los "alichantes parte de su
provisión" (c. XVII), y en Sfax encuentran enormes dificultades para encontrar
alimentos que comprar.
6. Enfermedades
7. Costumbres y gastronomía
8. Agricultura y ganadería
Pocos son también los datos que se pueden obtener de ambas actividades
económicas. Cuando describe la isla de Djerba afirma, como ya se ha dicho
anteriormente, que es "De muchos árboles fruitales" y señala manzanos, priscos,
peros, y "muchas viñas y figuerales; 1Hay de muchas datileras" (c. XIV).
En cuanto a la ganadería recoge la abundancia de corderos 73 en los alrededores
de Sfax (c. XI); la presencia en Montebarca de caballos "Y ganados sinse cuento, 1
Carneros como becerros f' (ce. XXII y XXIII). También al describir la composición
de la caravana cita lógicamente la presencia de camellos (ce. XXXV, XXXVIII). Por
último, cuando la caravana es recibida a las puertas de La Meca habla de que lo hacen
con "mucha caballería"' y con los caballos enjaezados (ce. XLII, XLIII).
73. Se trata probablemente de rebaños de muflones (Ovis musimon), especie de carnero de gran
tamaño y con grandes cuernos que era muy abundante en el bosque mediterráneo de montaña. Bejarao,
Ingrid: op. cit. pp. 82-83.
74. Pano y Ruata: op. cit. p. 80.
75. Bigot, Henry: Les strophes du pélerin de Puey Mon~on. "Revue Tunisienne", XXIII. Túnez,
1916, p. 105.
76. Pano y Ruata: op. cit. p. 52.
470 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
cerca del naufragio y tan sólo pudieron salvarse, como ya se ha dicho, gracias a la
pericia del patrón y a que arrojaron al mar las mercancías, equipajes y víveres que
transportaban.
Djerba era la isla del aceite cuando ya Túnez había perdido todos sus olivares.
Tenía fama de ser de buena calidad y barato por lo que se exportaba a Europa. 78 Había
así mismo numerosos palmerales que producían dulces dátiles, y todo tipo de
frutales. Vivía en ella además una importante población judía/9 cosa que no se
menciona en la relación del viaje al igual que tampoco lo hace con el aceite. Aunque
sabemos que especialmente allí se dirigía para comerciar el patrón del galeón. 80
Tampoco hace mención alguna al monumento levantado en 1560, en dicha isla,
con los cráneos de los infortunados soldados españoles mandados por el Duque de
Medinaceli. 81
Por lo demás, la descripción no puede ser más expresiva. "Isla de mucha
verdura" dice en la copla VIII; luego, en la XIV, afirma que "es muy deleitosa", y
enumera los ya citados frutales y frutos que en ella se daban.
Cuenta en dos coplas que un día fueron paseando camino de Matarla y que
pasaron "Por do la cibdad de Firáun" (Heliópolis) donde vieron un monolito con
inscripciones jeroglíficas. 82 Debido a lo completa que es su descripción las ofrezco
literalmente, sobrando así todo comentario:
XXXII
A do un pilar había
Muy alto y de una pie~a;
Maravilléme con qué engeño
Lo al~aron ó con qué fuer~a.
XXXIII
TUNEZ
En las coplas VI y VII describe una ciudad cuyo nombre no se sabe con exactitud
al estar la copla V casi completamente mutilada. Pano y Ruata la identifica con
Túnez, aunque se pregunta si pudiera tratarse de Valencia. Pero tras la partida de la
.nave de Valencia, y las palabras "Túnez allende" que se han conservado de la copla
V hacen pensar lógicamente que se trata de esta última ciudad. Por otra parte
carecería de demasiado interés para los lectores españoles la descripción de
Valencia, y sí la grandeza de la primera ciudad islámica que visita y maravilla al
piadoso peregrino.
Ciento sesenta mil casas dice que tiene la ciudad, y exalta su riqueza, su nobleza
y su hermosura. Es importante señalar que no hace mención alguna de las conquistas
españolas llevadas a cabo por Carlos I ni por la reciente y trágica ocupación ya citada
de D. Juan de Austria en 1573.
Nada dice tampoco de la numerosa presencia de moriscos españoles refugiados
en aquella ciudad, sin duda ávidos de noticias y repletos de rumores e intrigas y con
los que a buen seguro contactaría.
en todo el mundo". Libro de viajes de Benjamín de Tudela. Versión castellana, introducción notas
por Magdalena Nom de Déu, J. Ramón. Barcelona, 1982, p. 118.
472 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
ELCAIRO
Seis son las coplas que dedica el poeta a la ciudad de El Cairo (ce. XXIV ...
XXIX). En ellas describe con admiración las grandezas de una de las más importan-
tes ciudades islámicas, y la más grande por él conocida. "La famosa, noble, grande
y poderosa que contar no podría", dice maravillado ante su esplendor. "Contaba con
25.000 parroquias", su iluminación era tal "Que tan clara está de noche,/ como
cuando es de día"; tenía, continúa, más de 36.000 casas de oración; nombra las tres
mezquitas más importantes del Cairo: Al-Azhar, la de lbn Tulün "la mayor de toda
Alcahra", 83 y la deAl-Güride la que resalta sus decoraciones de oro y plata y otros
muchos colores. Por último describe las tumbas de Siifii84 y de Nafisa. 85
LA MECA
De La M eca como tal ciudad no describe prácticamente nada. Tan sólo hace una
referencia de La Ka' ba 86 para explicar que está situada "en medio de la ciudad" (c.
LII). Donde sí que se extiende lógicamente es en la descripción de la mezquita y de
otros elementos propios de la peregrinación mostrando en ello una gran veracidad
(ce. XLI ... LXVIII).
La entrada a la mezquita, cuenta, se hace a través de el Biib-al-Salam o Puerta
de la Paz, una de las treinta y nueve puertas que poseeY Nombra el Maqiim
lbriihim, 88 el Pozo de Zamzam y cuatro mihrab para cada uno de los cuatro ritos
musulmanes. Sus ricos alminares, (son siete, pero no dala cifra), son muy altos, ricos
y bellos.
La Ka'ba y el templo estaban al descubierto (en un patio) con un pórtico,
sostenido por setecientas columnas89 e iluminado por novecientas lámparas. 90 De La
Ka' ba dice que tenía rica vestimenta de seda damasquinada y con la puerta chapada
83. El Cairo.
84. Al-Safi'I Abü 'Abd Allah MuJ:¡ammad B.1drid (767-820), de Gaza, discípulo de Malik.
Fundador de una de las sectas del Islam.
85. Nafisa, hija de f.lasan b. Zaid b. al-f.lasan, santa muy venerada enterrada en El Cairo.
86. Tanto el edificio de la Ka'ba como el pozo Zamzam están situados aproximadamente en el centro
del patio de la mezquita. La Ka'ba, vocablo que significa edificio de forma cúbica, tiene una planta de
10 x 12 metros y un aaltura de 15. En el ángulo este del edificio se halla empotrada la llamada Piedra
Negra, rota en varios fragementos unidos con cemento y circundados de un marco de plata. Pareja, Félix
M.: op. cit., vol. II, p. 539.
87. Cifra que es exacta.
88. Piedra sagrada situada en un pabellón sobre seis columnas sobre la que, según la tradición, se
apoyó Abraham para construir la Ka'ba, dejando en su superficie la impresión de sus huellas.
89. Son seiscientas.
90. Cifra muy exagerada que utiliza para engrandecer la mezquita.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON<;:ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA... 473
de plata fina. 91 Y por último cuenta enardecido cómo visita la Piedra Negra, la tumba·
de Jadij>a, 92 y las casas de Mul}ammad, 93 de Abü Bakr94 y de 'All. 95
Y ya una vez fuera de la ciudad se dirige, como es obligatorio a todo creyente,
al monte Mozdalifa (Abicubaif¡a en el poema), 96 a las Cavernas de Tur que Puey
llama Soura, 97 al monte de 'Arafiit, 98 y a la montaña y al valle de Minii. 99
MEDINA
91. Esta puerta fue reemplazada en 1633. Bigot: op. cit. p. 111.
92. Primera mujer de Mahoma.
93. Mahoma.
94. Compañero de Mahoma y uno de los primeros cuatro Califas.
95. 'Ali ibn Abu Talib, primo y yerno de Mahoma, casado con Fatima
96. La primera montaña creada por Dios y sobre la que descendió la luna para reverenciar a
Mohoma .. Bigot: op. cit. p. 115.
97. Están situadas a unos 5 km. de La Meca. En ellas se refugió Mahoma huyendo de sus
perseguidores. En la entrada de la cueva una paloma puso su nido y una araña tejió su tela con lo que sus
perseguidores pasaron de largo.
98. Según la tradición piadosa allí se encontraron Adán y Eva tras su expulsión del Paraíso y
concibieron su primer hijo. El lugar está marcado por una columna.
99. Lugar donde, según la tradición coránica, Dios pidió a Abraham que sacrificase a su hijo Ismael,
y no a Isaac.
100. Compañero de Mahoma, y uno de los primeros cuatro Califas.
101. Malik b. Anas (720-796 aprox.) de Medina .. Jurista, fundador del malikismo, secta que se
extendió por todo el occidente musulmán.
102. Ibrahim, hijo de María la copta, esclava enviada como presente a Mahoma.
103. Nombre dado al manto de la cobertura de la Ka'ba.
474 RAMÓN ZÚÑIGA LÓPEZ
Al igual que el mundo cristiano, el Islam también tiene sus santuarios y sus
lugares con significación religiosa. Entre las curiosas reliquias nuestro peregrino
describe la muela con la que Fatima, hija de Mu}:lammad, molía el trigo 109 y el
sepulcro de Eva. 110 A éstas habría que añadir las ya descritas anteriormente situadas
en La Meca y sus aledaños.
Especial interés tiene la higuera situada en Mataria, aldea cercana a El Cairo,
bajo la cual, según la tradición, descansaron Jesús, María y José cuando huían a
Egipto temerosos de Herodes. Esta ha sido conservada durante siglos por musulma-
nes y cristianos, y Pano se apoya en los años que le adjudica el peregrino como un
dato más para datar su viaje. 111
16. Conclusión
Las coplas del peregrino de Puey Mon9on son poco extensas y de relativa
importancia si se las compara con los relatos y libros de viaje ya mencionados. El
único motivo que empuja al poeta a escribirlas es el piadoso y la exaltación de la
grandeza del Islam. La información que de ellas se puede obtener, por tanto, es más
bien escasa, máxime cuando se abstiene de hacer algún comentario acerca de la
situación del Imperio Otomano, ya sea en sus aspectos políticos, económicos o
sociales. Nada dice tampoco de la situación de sus correligionarios, ni siquiera
podemos saber acerca de la presencia de otros peregrinos españoles. Y por descon-
tado, omite las partes escabrosas del viaje, que sin duda las hubo.
Sin embargo Las Coplas tienen un doble interés, además del que encierra como
relato, en sí mismo, de la peregrinación. Por un lado son el testimonio de la movilidad
de la que a pesar de las circunstancias podían gozar los moriscos en España en años
tan cercanos a su expulsión. y sobre todo, es el ejemplo de la unidad nunca rota del
Mediterráneo. Un mar dividido entre dos imperios enemigos, que a su vez se
encontraban internamente divididos, defensores ambos de dos religiones contra-
puestas y de dos formas de entender la vida bien distintas. Pero que, sin embargo,
penÍJ.ite que un musulmán, habitante del país más católico de Europa, se pasee por
sus aguas, unas aguas infestadas de piratas, y por los países que lo circundan con el
único fin de cumplir sus obligaciones religiosas, y sin más contratiempos que el de
una tormenta.
LAS COPLAS DEL ALHICHANTE DE PUEY MON<;:ON (PEREGRINACIÓN A LA MECA... 477
Hadicha: jadi~a. 92
Hambalí: de Ión Hanbali, fundador de una de las cuatro sectas del Islam.
Hayasén: Ha~im, lugar de La Meca situado en el centro de la ciudad, debe su
nombre al mismo clan de los Hasim.
Huáyalad: juwailid, madre de jadi)la.
Ibrahim: Abraham, del ár. -
Ismail: Ismael, del ár.
Jimaa: mezquita, del ár.
Málic: de Malik. 101
Mariam: la Virgen María; del ár.
Me<;:quida: mezquita, del ár.
Mu<;:é: Moisés, del. ár.
Nafi<;:a: Nafisa85 •
Nasrines: nasrfe:
Ornar: 'Umar. 100
Rai<;:: el jefe, el capitán del navío, del ár cast. arráez.
Romeaje: de .romería, peregrinación.
Safi: de al-Safi'i84·
Xafi: jerife, del ár.
Zezén: el pozo de la mezquita de La Meca, en ár.
<;id: nombre que dan los árabes al Alto Egipto, del ár.
<;w;;a: Sousse.
Dumbuctu: probablemente Tombuctu. 114
Fortuna, Golfo de la: Golfo de la Gran Sirte.
Golofanes, Los: ¿los habitantes tártaros de Golam? 112
Gostantinoble: Constantinopla.
Halab: Alepo, del ár.
Hamameta: Hammamet.
Hambaxía: Abisinia.
Heraclía: Hergla.
lpno Debira: ¿las islas de Bahrain? 65
Lidol: ¿la antigua Adulis en el mar Rojo:? 65
Lincobia: ¿Ceilán? 113
Maca: La Meca.
Mihrac;:a: Mahres.
Mina: monte Mina.
Monestir: Monastir.
Nogbalía: Nicópolis según E. Saavedra. 112
Quinouanbi: ¿Kairouan en Túnez, o Canem en Sudan? 113
Saféquiz: Sfax.
Sindic: Sind, estado indio en la desembocadura del Sind o Indo.
Sura: Cavernas de Tor cerca de La Meca
Tamorbec, Gran: Timur Lene o Tamerlán, conquistador mogol del s. XV.
Tártalo, Gran: tribu Tátar de la que proceden los tártaros o tártaros.
Tibre: país del Sudán, o Costa de Oro.ll5
Toriciné: monte Sinaí, del ár.