El Desciframiento de La Piedra de Rosetta
El Desciframiento de La Piedra de Rosetta
El Desciframiento de La Piedra de Rosetta
¿Cómo lo hizo?
En primer lugar, comparó el número de caracteres egipcios con el de palabras
griegas: 1.419 caracteres egipcios y 486 palabras griegas; por lo tanto, los
jeroglíficos no podían representar palabras, sino fragmentos de palabras.
Además, se fijó especialmente en aquellos grupos de símbolos jeroglíficos que
aparecían en un círculo (cartuchos) y que, según se pensaba, debían designar
nombres de personajes que reinaron. Por lo tanto, hacían referencia a nombres
propios que tanto en griego como en jeroglífico se deberían pronunciar del mismo
modo.
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Pero no acabaron aquí sus descubrimientos. Los jeroglíficos no eran tan sencillos.
Diccionario jeroglífico
Champollion descubrió que los jeroglíficos representaban sonidos o conjuntos de
sonidos. Pretendían plasmar por escrito el lenguaje hablado. Pero a menudo los
jeroglíficos omitían las vocales y por esto hay palabras que nunca sabremos
completamente como se pronunciaban. Los jeroglíficos, además, se podían
escribir de izquierda a derecha, de derecha a izquierda o de arriba abajo. Para
saber en qué sentido de los dos primeros se deben leer, debemos fijarnos si
aparecen símbolos que representen hombres o animales. Si miran hacia la
izquierda, el texto se leerá de izquierda a derecha.
¿La maldición de los faraones?
Las dificultades en la historia francesa del desciframiento de la piedra Rosetta
escasean y hacen pensar, incluso, que el secreto de los faraones no debería
haber sido descubierto. Veamos aquí algunos ejemplos:
La clave de todo
La piedra Rosetta es un invitado indispensable en la fiesta
del nacimiento de la egiptología. Esta importancia se
origina gracias a la última frase del texto que encontramos
grabado: “Este decreto ha de ser escrito sobre piedra con
los símbolos de la escritura sagrada jeroglífica, popular
demótica y griega”. La tranquilidad de saber que el texto en
la enigmática lengua contenía la misma información que el
texto griego, no sólo animó a Champollion, sino también a
Silvestre de Sacy (1758-1838), Thomas Young (1773-
1829) o Karl Richard Lepsius (1810-1884), entre otros.
Como vemos, todo un reto que seducía a cualquiera.
Revisado y adaptado para “Metodología de la ciencia histórica” del espacio Historia del
Arte y la Cultura (Fo.Ba.) por el profesor Daniel Egusquiza. (2012)