Oración Ánimas
Oración Ánimas
Oración Ánimas
Publicado el:
97104
Oración para salvar 1000 almas del Purgatorio cada vez que se rece.
Nuestro Señor le dijo a la gran Santa Gertrudis que la siguiente oración salvaría 1000 almas del Purgatorio cada vez que
se rezara:
“Oh Padre Eterno, os ofrezco la más preciosa Sangre de vuestro Divino Hijo, Jesús, unido a las Misas
celebradas hoy alrededor del mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio.-Amen”
Recomendación: Hacer esta oración, por lo menos dos veces, para sacar, dos veces, la cantidad de almas del Purgatorio.
Después de la oración, pídale a las almas libradas del Purgatorio que oren por sus intenciones. La Santísima Virgen nos
asegura que si hacemos estas oraciones, “¡Podremos liberar muchas, pero muchísimas Almas!”
Para las Almas del Purgatorio, las Santas Llagas son un verdadero Tesoro de Tesoros.
Modo de practicar esta devoción
Para hacer este ejercicio, cada no puede servirse de un rosario común de cinco
decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Réquiem.
Se pronuncia el misterio: Concédeles Señor el descanso eterno. Y brille para ellas la luz perpetua.
(10 veces)
En latin: Requiem aeternam dona eis. Domine et lux perpetua leceat eis.
Al final de cada decena: Almas santas,, almas del purgatorio, oren a Dios por mi y yo pedire al Padre les de la gloria del
paraiso.. Amén
Padre Eterno os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los
de San José por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
Amén
PRIMERA DECENA
Te ofrezco, mi adorado Jesús, en ayuda de las Almas del Purgatorio, los méritos de tus padecimientos y dolores sufridos,
por nuestra redención. Y comienzo contemplando la Sangre que trasudó de tu cuerpo, por la tristeza y la angustia que te
asaltó en Getsemaní.
SEGUNDA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la inmensa aflicción que te oprimió el corazón al ver que
Judas, discípulo Tuyo, por Ti amado y favorecido, se hizo perseguidor, y con beso sacrílego te traicionó para entregarte en
manos de crueles enemigos
TERCERA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, pro las Almas del Purgatorio, la admirable paciencia con la que soportaste tantos ultrajes de
esa vil soldadesca que te condujo de Anás a Caifás, de Pilato a Herodes, el cual para mayor desprecio, te impuso la
vestidura de los locos, entre las burlas y los agravios del pueblo, y te envió al gobernador romano……
CUARTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la amargura que perturbó tu Espíritu, cuando por los judíos
fuiste pospuesto por Barrabás, sedicioso y homicida. Luego atado a la columna, Tú, el Inocente y el Justo, fuiste golpeado
con innumerables azotes, sin piedad alguna……
QUINTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las Almas del Purgatorio, la humillación que
toleraste, cuando, para tratarte como falso rey, pusieron sobre tus hombros un manto de púrpura, te dieron por cetro una
caña y ciñeron tu cabeza con la corona de espinas, y así Pilato te presentó al pueblo diciendo: “¡He aquí al Hombre!”
SEXTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la piadosa compasión y el dolor profundo que sentiste cuando,
con tanta violencia, fuiste separado de tu amadísima madre, que había venido a encontrarte y abrazarte.
SEPTIMA DECENA:
Te ofrezco, adorado Jesús mío, por las almas del Purgatorio, los inauditos tormentos padecidos cuando, extendido sobre la
cruz tu ensangrentado cuerpo, fuiste horriblemente traspasado por clavos en las manos y en los pies, y elevado en el
ignominioso patíbulo.
OCTAVA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la ardiente sed que padeciste en este tiempo de Calvario, sed
de agua, pero también de almas que calmen tan cruel agonía y por la cual recibes tan solo vinagre e ingratitudes.
NOVENA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, las angustias y las penas que durante tres horas continuas
soportaste suspendido de la cruz, y las contracciones que sufriste en todos tus miembros, acrecentadas por la presencia de
tu dolorida madre, testigo de semejante desgarradora agonía.
DECIMA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la desolación que oprimió a la Virgen Santísima asistiendo a tu
muerte, y el pesar de su tierno corazón, acogiéndote exánime entre sus brazos cuando fuiste bajado de la cruz.
PARA TERMINAR:
Señor Jesús: Por los méritos de tu Santísima Pasión y Muerte, compadécete de nuestros hermanos difuntos. Amén.
Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis
queridos padres y antepasados.
Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con
el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y
Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de
espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y
levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza.
Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las
penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión
y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino,
adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los
siglos de los siglos. Amén.
VISITA AL CEMENTERIO
Yo me postro sobre esta tierra donde reposan los restos mortales de mis queridos padres, parientes, amigos, y todos mis
hermanos en la fe que me han precedido en el camino de la eternidad.
Mas ¿que puedo hacer yo por ellos? ¡Oh divino Jesús, que padeciendo y muriendo por nuestro amor nos comprasteis con el
precio de vuestra sangre la eterna vida; yo se que vivís y escuhais mis plegarias y que es copiosísima la gracia de vuestra
redención.
Perdonad, pues oh Dios misericordioso, a las almas de estos mis amados difuntos, libradlas de todas las penas y de todas las
tribulaciones, y acogedlas en el seno de vuestra Bondad y en la alegre compañía de vuestros Ángeles y Santos para que,
libres de todo dolor y de toda angustia, os alaben, gocen y reinen con Vos en el Paraíso de vuestra gloria por todos los siglos
de los siglos. Amén.
“Hay que pedir mucha oración por las sufrientes almas del purgatorio a quienes
Visito con frecuencia y quienes requieren de vuestras oraciones para ser liberadas.
De igual manera, Mis Pequeños, que ellas necesitan de vuestras oraciones vosotros necesitáis que ellas intercedan por
vosotros.
Son tantas las almas que se condenan por no tener quien interceda por ellas, que os pido, Mis Pequeñitos, no os quedéis
ociosos ni un momento sino ofrecer sacrificios, ayunos y penitencias por la Conversión de los pobres pecadores.
Haced caso de lo que os Dice Vuestra Santísima Madre María Reina del Cielo y de los Ángeles todos que es por Vuestra
propia salvación y santificación todo lo que vuestra Bendita Madre os solicita.
Os lo repito: no os quedéis ociosos ni un instante sino orad a tiempo y a destiempo, interceded por vuestros hermanos a toda
hora que todo Bien que hagáis por un hermano, lo estaréis haciendo por vosotros mismos.
No lo olvidéis.
Que no lleguéis ante El Trono Sacrosanto con vuestras manitas vacías en obras de Misericordia: Orad por los vivos y
difuntos que vuestro costalito de Regalos a El Cielo se irá llenando así para que tengáis qué presentar Ante El Trono de
Dios.
Os Amo y os espero en Mi Inmaculado Corazón para cuidar por vosotros y no olvidéis Consagrar vuestras Familias y
moribundos a San José.
Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta
devoción.
(León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia por cada cien requiem ,y el santo Padre Clemente x1 dio 100
dias de indulgencia por el rezo de del salmo De profundis y cien requiem;e indulgencia plenaria si se reza durante un ano
bajo las condiciones de rigor)
Si nosotros con el sufragio rogamos por ellas, ellas ciertamente responden rezando por nosotros. Sus plegarias son muy
eficaces, porque son santas y nos procuran beneficios inmensos, tanto para nuestra vida corporal como espiritual
Entre las obras de sufragio por las almas del Purgatorio, hay tres que tienen un efecto maravilloso: La oración, la Santa Misa
y las Indulgencias.
1. La Oración:
Es como un refrigerio que de nuestra alma sube hacia el cielo. También una simple invocación, una jaculatoria, un
sacrificio, un acto breve de amor a Dios, tienen una eficacia extraordinaria de sufragio. Entre las oraciones que podemos
rezar prevalecen: el «Oficio de los Difuntos», el Salmo 50, el Vía Crucis, y el Santo Rosario. A todas estas u otras oraciones
hay que agregar la santa Confesión y Comunión; es necesario que en ocasión de la muerte de una persona querida, todos los
pariente se confiesen y comulguen por el alma.
2. La Santa Misa:
Una sola Misa es para ellas de infinito valor. Los teólogos dividen en tres partes el fruto de la misa:
– La tercera parte va en provecho de por quien se celebra, y esta parte es aplicable a las almas purgantes. Pero no
basta celebrar una sola misa por los difuntos, es necesario hacer celebrar muchas.
La Misa no se divide en tres partes, estrictamente hablando, pero, lleva en sí tres formas del infinito tesoro de Jesús: La
Iglesia, el Sacerdote y los Fieles Vivos o Difuntos.
3. Las Indulgencias:
Las indulgencias son tesoros espirituales con los cuales se perdona la pena temporal merecida por los pecados ya
perdonados. Las indulgencias pueden aplicarse a nosotros o a las almas del purgatorio. El Papa Pablo VI, en 1967, dictó
normas sobre las indulgencias. Cada día se puede ganar una sola indulgencia plenaria y sin límite las parciales.
La confesión puede hacerse varios días o después de ganar la indulgencia. Conviene que la comunión se haga el mismo día.
Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en diversos días. Para cada indulgencia plenaria se
requiere una comunión especial.
1. Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que en cualquier viernes del tiempo cuaresmal después de la
comunión recite piadosamente, ante la imagen de Jesucristo Crucificado la oración ‘Oh mi amado y buen Jesús…’;
2.Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada:
en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús).