Evaluacion de Emocion Espresada
Evaluacion de Emocion Espresada
Evaluacion de Emocion Espresada
UNIVERSIDAD DE JAÉN
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Evaluación de la
Emoción Expresada
Junio, 2017
1
Índice
Resumen y abstract.................................................................................................4
1. Introducción........................................................................................................4
2.2 Cuestionarios:
2.2.1 Escala de Rechazo del Paciente (Patient Rejection Scale-
PRS).....................................................................................................................15
2.2.2 Escala de Ambiente Familiar (Family Environment Scale-
FES).....................................................................................................................16
2.2.3 Cuestionario de influencia de las relaciones (Influential relationships
Questionnaire-IRQ)...........................................................................................16
2.2.4 Nivel de emoción expresada (level of expression emotion-
LEE)....................................................................................................................17
2.2.5 Escala de Criticismo Percibido (Perceived Criticism Scale-
PCS).................................................................................................................... 18
2.2.6 Cuestionario de Evaluación de la Emoción Expresada (Questionnaire Assessment
of Expressed Emotion- QAEE)....................................................
2.2.7 Escala de implicación emocional y crítica familiar: Family emotional involement
and criticism scale (FEICS)..........................................................19
2.2.8 Lista de verificación de adjetivos (adjective Checklist-
2
AC).....................................................................................................................19
2.2.9 Escala de actitud familiar (Family Attitude Scale-
FAS)...................................................................................................................20
2.2.10 Cuestionario familiar (Family Questionnaire- FQ).....................21
2.2.11 Escala para evaluar emoción expresada (EEE).............................22
2.2.12 Escala diádica breve de emoción expresada
(BDSEE)...........................................................................................................23
2.2.13 E5 (Entrevista Estructurada de Evaluación de la Emoción
Expresada).......................................................................................................24
3. Conclusiones.......................................................................................25
4. Bibliografía..........................................................................................26
3
Resumen
La emoción expresada (EE) es el constructo a partir del que se valora la calidad de la
relaciones familiares que presentan las personas con trastornos mentales. La alta EE se ha
relacionado con un mayor número de recaídas en trastornos como depresión y
esquizofrenia, entre otros. El siguiente trabajo es una revisión de los diferentes
instrumentos de evaluación que se han utilizado hasta ahora para medir EE con el objetivo
de compararlos y de observar cuales son los más apropiados para hacerlo, reuniendo así los
diferentes conocimientos sobre la evaluación del constructo.
Abstract
Expressed emotion (EE) is the construct whose the quality of family relations that people
with mental disorders present is valued. High EE has been associated with a greater
number of relapses in disorders such as depression and schizophrenia, among others. The
next work is a review from different assessment tools that have been used to measure EE in
order to compare them and to observe which ones are the most appropriate to do, thus
gathering different knowledge about EE.
1. Introducción.
El término emoción expresada (EE) se define como el constructo que refleja las relaciones
entre una persona generalmente afectada de algún trastorno y sus familiares. Por tanto, se
refiere tanto a las conductas de los familiares con el enfermo como a las emociones que
manifiestan hacia él. En ese aspecto, se señala que las influencias enfermo-pariente son
bidireccionales, es decir, influyen tanto las actitudes y acciones de los familiares sobre los
enfermos, como la enfermedad de éstos y sus formas de actuar sobre la familia (Miklowitz,
2004).
En un estudio de Brown (1959) con una muestra de jóvenes esquizofrénicos se observó un
4
mayor índice de recaídas, un año después del alta hospitalaria, en aquellos pacientes que
regresaban a vivir con sus padres sobre los que vivían solos o con otra persona con la que
presentaban otro tipo de parentesco (por ejemplo, hermanos). En el primer caso, en el que
volvían a vivir al hogar paterno, se observaba también que las recaídas eran mayores en los
casos en los que la madre no trabajaba fuera de casa que en los que sí. Estos datos sugerían
que las relaciones familiares influían en el curso de la esquizofrenia.
Tras este descubrimiento, Brown y Rutter (1966) elaboraron un instrumento de evaluación,
que consistía en una entrevista semiestructurada, para medir las conductas y reacciones
emocionales de los pacientes esquizofrénicos (Lemos, 1985). Ésta mide aspectos
semánticos y de comunicación no verbal a partir de las dimensiones de crítica, hostilidad,
insatisfacción y calidez. Fue el primer instrumento aproximado para medir lo que hoy se
conoce como Emoción Expresada, pero fue la publicación de dos estudios posteriores lo
que contribuyó al nacimiento del concepto de EE: el de Brown, Birley y Wing (1972) y el
de Vaughn y Leff (1976a).
En el primer estudio, de Brown, Birley y Wing (1972), se utilizó la entrevista elaborada por
Brown y Rutter (1966) y se acuñó por primera vez el término de “Emoción expresada”
para hacer referencia a aquellas influencias del comportamiento y reacciones emocionales
familiares sobre el curso del trastorno del paciente y las posibles recaídas (criticas, sobre
implicación emocional...). Estos autores defienden que la EE familiar puede causar
recaídas en los enfermos esquizofrénicos independientemente de otros factores, como
duración de la enfermedad y la sintomatología. La evaluación con el instrumento se realizó
en torno a 5 dimensiones: criticismo, hostilidad, insatisfacción, sobreimplicación
emocional (SiE) y calidez.
En el segundo estudio de Vaughn y Leff (1976a) se utiliza una versión abreviada del
instrumento de Brown y Rutter (1966) que posteriormente será llamada CFI ("Camberwell
Family Interwiew" o Entrevista Familiar de Camberwell) y utilizada actualmente como
patrón de oro para la evaluación de la EE. Una descripción detallada del instrumento fue
publicada ese mismo año por los mismos autores (Vaughn y Leff, 1976b).
Fue asi como nació la Emoción Expresada, la cual está constituida por cinco aspectos:
Criticismo, Hostilidad, Sobreimplicación emocional (SIE), Calidez y Comentarios
positivos, de los cuales sólo los 3 primeros tienen valor pronóstico. El criticismo no es más
que el número de comentarios críticos que realiza un familiar determinado acerca de las
conductas del enfermo, considerándose clave el contenido de éstos y, sobre todo, el tono de
voz empleado para llevarlos a cabo en su evaluación. La hostilidad, en cambio, es ir un
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paso más allá, ya que conlleva a un rechazo o una evaluación negativa general de la
persona y no solo de su conducta particular, como la anterior dimensión. En la
sobreimplicación emocional (SIE) el pariente se siente demasiado implicado
emocionalmente en la enfermedad del paciente, mostrando una fuerte tendencia a la
sobreprotección del allegado, un sentimiento de desesperanza, de autosacrificio, o
manifestaciones emocionales intensas. En cuanto a la calidez , ésta recoge todas las
emociones positivas manifestadas por el familiar: empatía, afecto, interés, etc. Por último,
los Comentarios Positivos constituyen el opuesto al criticismo y son el reflejo de una clara
aceptación y admiración hacia la persona enferma por parte del familiar (Becerra, 2011).
Es necesario aclarar, que las tres primeras dimensiones de la EE (Criticismo, Hostilidad y
Sobreimplicación emocional) se recogen actualmente en la mayoría de los trabajos que
usan el índice de la emoción expresada. Por otro lado, se piensa que los componentes
recién definidos se suceden de manera cíclica, lo que quiere decir que se puede pasar de un
periodo de sobreprotección y culpa a otro de crítica-hostilidad, y viceversa (Muela y
Godoy, 2001). Por último, se encuentra una correlación negativa en cuanto a una menor
cooperación del paciente y una mayor cifra de comentarios críticos proveniente de las
madres (King, 2000).
En cuanto a la mayor o menor presencia del constructo, una alta EE se relaciona con
mayores recaídas del enfermo, ya que actúa como un fuerte estresor que influye
negativamente en la patología presentada. Resulta, sobre todo, un predictor muy fiable en
la progresión de trastornos mentales, tales como esquizofrenia; trastornos del estado de
ánimo y de la conducta alimentaria; ansiedad; drogadicción y determinadas demencias
(Muela y Godoy, 1997). Por lo contrario, una baja EE se ha relacionado con un menor
riesgo de recaídas y una menor gravedad de los síntomas. Los familiares con una baja EE
se caracterizan por enfrentarse al trastorno de manera positiva y por haber modificado su
concepción del futuro de acuerdo a éste, además de presentar los rasgos de empatía, afecto,
apoyo y comprensión, entre otros.
Otros estudios muestran una posible influencia de la EE en el inicio de los trastornos y no
sólo en su evolución. Por ejemplo, estudios longitudinales de Doane, West y Goldstein
(1981) mostraron la influencia de las manifestaciones de emoción expresada provenientes
del estilo afectivo paternal en cuadros patológicos esquizofrénicos desarrollados por sus
hijos.
En cuanto a la relación con otros aspectos externos, se han encontrado variables
moduladoras en la influencia de la EE en el transcurso del trastorno. Así, el efecto de la EE
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se dará en menor o mayor medida dependiendo de la edad, el sexo y el parentesco
presentado (Brown, Birley y Wing, 1972; Vaughn y Leff, 1976; Vaughn et al., 1984). Se ha
encontrado también que la medicación, actúa como factor protector del estrés producido en
el paciente por la alta EE (Berkowitz, Kuipers, Leff, Sturgeon y Vaughn, 1983). Por otra
parte, cuanto menor sea la vulnerabilidad del afectado, menos estrecho sea su círculo social
y más estrategias cognitivas posea, menor será el efecto ejercido por la alta EE sobre su
patología. Por otro lado, y no por ello menos importante, el efecto de la alta EE sobre los
diferentes pronósticos varía de una cultura a otra pero todos coinciden en la relación que
presenta la EE con las recaídas, presentando un mayor número de estas últimas a medida
que la EE sea más alta.
Por todo ello, la evaluación de la emoción expresada ha ganado un gran peso en la
psicopatología, ya que a partir de ella se pueden realizar intervenciones en el núcleo
familiar para tratar de disminuir los niveles de EE y así contribuir a un menor número de
recaídas. La estimación de EE se suele llevar a cabo a través de entrevistas a los familiares,
olvidándose un poco de la perspectiva que tiene el enfermo sobre ella. Renshaw (2008)
encontró que los pacientes tienen un bajo conocimiento de la EE de sus familiares hacia
ellos, hecho que impacta al ser ellos los protagonistas de las reacciones que implica el
concepto.
En cuanto a los instrumentos para medir EE en el núcleo familiar, se utilizan entrevistas,
cuestionarios o autoinformes. Entre los cuestionarios y autoinformes se encuentra los
siguientes fallos: no presentar garantía de su validez concurrente y predictiva, no tener en
cuenta algunos de los componentes de la EE, etc (Becerra, 2011). Otros sesgos más
generales que se pueden encontrar en las pruebas tiene que ver con la muestra, como la
falsación de la información producida por la deseabilidad social.
Sobre las entrevistas, a dia de hoy, el instrumento más fiable y utilizado es la Camberwell
Family Interview (CFI) de Vaughn y Leff (1976). Hasta ahora las técnicas de evaluación
tipo entrevista presentan algunas limitaciones que afectan a su aplicabilidad clínica: el
elevado tiempo necesario para la aplicación y para la corrección; la necesidad de contar
con expertos para la administración y corrección de los instrumentos; y la previa formación
de dichos profesionales. La CFI, en concreto, además de las anteriores limitaciones, se
enfrenta a las siguientes desventajas: se centra más en los síntomas y comportamientos de
enfermedad que en los comportamientos familiares, en ocasiones los pacientes ya no tienen
familia o desaprueban la involucración de éstos y normalmente requiere del doble de
tiempo para su corrección que lo que se ha tardado en pasarla (Becerra, 2009).
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El objetivo principal de éste trabajo es la revisión y explicación de las diferentes técnicas
de evaluación psicológica utilizadas hasta ahora para la medición de la EE, con el fin de
conocer las ventajas y desventajas de cada una de ellas, además de sus características más
relevantes, y comprender por qué la CFI es el instrumento más fiable y utilizado hasta hoy,
no existiendo otro instrumento que solvente todas sus dificultades.
La investigación futura debería ir encaminada a la elaboración de un instrumento que reúna
todas las ventajas de la CFI, como la gran cantidad de información que permite recoger y
su validez predictiva, pero que, a su vez, acabe con desventajas como la enorme cantidad
de tiempo requerida para su administración y corrección y la necesidad de formación para
aplicarla y corregirla.
Se comenzará con la descripción individual de cada una de las técnicas y se acabará con
unas conclusiones finales en las que se exponen los aspectos más relevantes de los
instrumentos y se discutirá su uso y comparación con el instrumento prototipo CFI.
8
Los componentes de la EE que evalúa la CFI, descritos anteriormente, son los siguientes:
Comentarios críticos (un recuento de frecuencia), hostilidad (una escala de cuatro puntos:
0-3), Sobreimplicación emocional (una escala de seis puntos: 0-5), calidez (una escala de
seis puntos: 0-5) y comentarios positivos (un recuento de frecuencia). Las escalas más
predictivas son la crítica y SiE (Butzlaff y Hooley, 1998, Kavanagh, 1992, Vaughn y Leff,
1976, Wearden et al., 2000), consideradas las escalas clave de la CFI, junto con la escala de
hostilidad. Por otro lado, la escala de hostilidad se encuentra vinculada con la de crítica,
pues la hostilidad suele ir acompañada de una alta cantidad de comentarios críticos. Sin
embargo las escalas de calidez y la de comentarios positivos correlacionan negativamente
con la escala de criticismo.
Se lleva a cabo del siguiente modo según Montero y Ruiz (1992):
- Primeramente, se aclara que es necesaria la formación especializada de los evaluadores.
-Se entrevista a cada uno de los parientes que vivan con el enfermo a los pocos días de la
admisión hospitalaria del paciente sin que este último esté presente para recabar de
información de los tres meses previos al ingreso del paciente en el hospital vinculada con
la relación que ambos mantienen, haciendo hincapié en los aspectos relativos a la patología
presentada y a las diferencias que surgen en su convivencia. Cuando el paciente vive con
los progenitores se les entrevista por separado y con que alguno de los familiares presente
alta EE se considera a toda la familia de alta EE. En cuanto al lugar, en la mayoría de los
estudios realizados las entrevistas se desarrollan en el domicilio familiar (Montero y Ruiz,
1992) y aunque no se han encontrado pruebas de que la calidad de la información recogida
se vea afectada por el lugar en el que se realiza la entrevista se recomienda tener en cuenta
la preferencia del familiar. Por otro lado, en lo que respecta al modo, la CFI debe de ser
más como una conversación normal con el familiar que como una entrevista formal.
Finalmente, en lo que a la actitud del entrevistador respecta, por un lado, es de crucial
importancia que el entrevistador se mantenga neutral a fin de permitir al familiar
expresarse libremente. Por otro, a muchos de los familiares no les cuesta expresar sus
verdaderas emociones y actitudes hacia el paciente, mostrando una conducta abierta hacia
el entrevistador, pero otros, sin embargo, se muestran más cohibidos a la hora de
expresarse libremente, por lo que requiere más esfuerzo por parte del entrevistador para
adquirir una actitud más cercana. Por último es muy común que los entrevistados muestren
tendencia a realizar preguntas acerca de su familiar y su enfermedad pero es muy
importante que el evaluador se abstenga de responderlas para no introducir sesgos en la
entrevista.
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-Por último, su grabación es corregida por dos expertos independientes, considerándose
una alta EE cuando se supere el punto de corte en las dimensiones de comentarios críticos,
hostilidad y SiE mencionadas más arriba. Este punto de corte ha sido considerado por
muchos especialistas como artificioso, ya que en muchas ocasiones ha variado su valor
dependiendo del estudio.
Una vez explicado el procedimiento, se procederá a explicar las partes de la entrevista:
-Sección A: la componen los datos de identificación y familiares. Se determina el tiempo
de contacto cara-cara del familiar con el paciente a partir de la descripción de las
actividades diarias que realiza el paciente y el tiempo que pasa con el pariente. También se
recaba información sobre los efectos provocados por la enfermedad en el núcleo familiar,
tales como la participación de los miembros en las tareas del hogar, la contribución
económica y manejo del dinero y la irritabilidad y frecuencia de peleas entre ellos.
-Sección B: Es la parte más larga de la entrevista. Recoge información en mayor medida
sobre la Historia Psiquiátrica del paciente, haciendo hincapié en los síntomas y en lo más
relevante de la conducta del enfermo en los últimos tres meses. El informante debe aportar
sobre cada síntoma descrito: inicio, gravedad, frecuencia, contexto donde se produce,
reacciones y tensiones provocadas en el contexto social, modo de hacerle frente y
posibilidad de autocontrol.
Seguidamente se pasa al apartado de Relaciones dividido en dos secciones independientes
según el paciente viva con los padres o con su cónyuge. En última inestancia se recoge
información acerca de la actitud familiar con respecto al tratamiento farmacológico del
paciente, pasando al apartado de Preguntas Adicionales donde se inspeccionan diversas
áreas también relevantes para el tema.
Por último, la corrección se realiza del siguiente modo:
-Se evalúa la frecuencia de comentarios críticos y de comentarios positivos.
-La hostilidad se evalúa en torno a 4 puntos en los que el 0 implica ausencia, el 1
generalización, el 2 rechazo y el 3 hostilidad en todas sus formas.
-La SiE se evalúa en una escala de 6 puntos que dependen de aspectos como respuestas
emocionales exageradas, auto-sacrificio y sobreprotección.
-El Afecto también se puntúa sobre 6 puntos, teniéndose en cuenta el tono de voz, la
espontaneidad, la empatía, el grado de preocupación y el de interés hacia el paciente.
Comparada con el método observacional, la CFI tiene como ventaja una mayor recogida de
información, ya que durante la entrevista el evaluador puede clarificar las intervenciones
del evaluado.
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A pesar de ser el método para medir EE más utilizado la CFI ha resultado ser una medida
muy poco adecuada para utilizar en el ámbito clínico, ya que: requiere una enorme
cantidad de tiempo debido a la formación de los evaluadores para su administración y
corrección; la capacitación para la evaluación de la EE es costosa y difícil de conseguir; y
la cantidad de tiempo requerida para llevarla a cabo es muy alta (mínimo una hora y
media) y más parra corregirla (por lo general el doble de la duración de la entrevista).
Además, otras desventajas que presenta es que se centra más en los síntomas y
comportamientos de enfermedad que en los comportamientos familiares y que en
ocasiones los pacientes ya no tienen familia o desaprueban la involucración de éstos.
Por tanto, se han desarrollado instrumentos alternativos. En algunos casos, los
investigadores simplemente han buscado reducir el tiempo necesario para administrar la
CFI eliminando algunas de sus secciones (Mueser, Bellack y Wade, 1992). Sin embargo,
aunque esto acorta la CFI a unos 45 minutos, la codificación de la entrevista todavía toma
una cantidad considerable de tiempo. Como resultado, el CFI abreviado no ha sido
aceptado por clínicos e investigadores.
Por último, la mayoría de los estudios realizado con la CFI se basan en la relación de la EE
con la evolución del curso de la esquizofrenia, encontrándose en los resultados una
correlación entre la alta EE familiar y las mayores recaídas en cuadros psicóticos en la
esquizofrenia. Otros estudios tienen que ver con la relación de la EE y otros trastornos
como la depresión, los trastornos alimenticios y la demencia.
2.1.2 Muestra del habla de cinco minutos (Five Minute Speech Sample- FMSS):
Elaborada por Magana, Goldstein, Karno, Miklowitz, Jenkins y Falloon. (1986).
Gottschalk (1969) analizó la FMSS usando un esquema de codificación de contenido, que
consistía en escalas tales como: Ansiedad (por ejemplo, descripciones de ocurrencia o
amenaza de muerte, mutilación, separación, culpa o vergüenza), Hostilidad (es decir,
descripciones de sentimientos y acciones hostiles-agresivas ), y Esperanza (intensidad de
optimismo de que es probable que ocurra el resultado más favorable). En este estudio se
demostró que las puntuaciones más altas en la escala de ansiedad se correlacionaron con el
aumento de los síntomas de ansiedad y que las puntuaciones del contenido de FMSS
pronosticaban la reacción de los pacientes al tratamiento (Gottschalk y Gleser, 1969).
La FMSS fue el primer instrumento alternativo a la CFI, construido con el objetivo de
solventar las desventajas presentadas por esta entrevista, aunque tampoco está libre de
limitaciones. Se trata también de una entrevista pero esta vez no estructurada y con una
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breve duración de 5 a 10 minutos. Al igual que la CFI, recoge información sobre la SiE y la
crítica y requiere de personal experto para llevarla a cabo y para su corrección, aunque en
muchos estudios no incluye las dimensiones de hostilidad y calidez (Van Humbeeck, Van
Audenhove, De Hert, Pieters y Storms, 2002).
Su modo de aplicación consiste en que, de nuevo, un familiar, hable sobre el enfermo y la
relación que mantiene con éste. La instrucción que se le da es la siguiente: "Me gustaría
escuchar sus pensamientos sobre (nombre del paciente) con sus propias palabras y sin que
yo le interrumpa con cualquier pregunta o comentario. Cuando le pida que empiece, me
gustaría que hablara durante 5 minutos, diciéndome qué tipo de persona es (nombre del
paciente) y cómo se llevan. Después de haber comenzado a hablar, prefiero no responder a
ninguna pregunta. ¿Hay preguntas que quisiera hacerme antes de comenzar?" (Magana et
al., 1985, pág. 205). Esta instrucción y la entrevista son grabadas, recogiéndose los
pensamientos y sentimientos relevantes de la persona conforme a la EE.
En cuanto a su corrección, se considera una elevada EE si en la entrevista se presenta un
solo comentario negativo hacia el paciente o más por parte del entrevistado, si éste hace
una valoración negativa del paciente, si se produce evidencia de sobreprotección y si se
dan numerosos detalles de la vida pasada.
Uno de los primeros y principales problemas a los que se enfrenta la entrevista es la
tendencia a subestimar la alta EE. En la mayoría de estudios de EE con FMSS contrastados
con la CFI, los parientes calificados con una alta EE en la FMSS, también lo son con la
CFI, pero muchos identificados de baja EE con la FMSS son clasificados de alta EE con la
CFI (Fujita et al., 2002; Leeb et al., 1991;Magaña et al., 1986; Malla, Kazarian, Barnes y
Cole, 1991).
En cuanto a su validez predictiva, la FMSS ha demostrado ser altamente efectiva en la
identificación de la calidad de las relaciones relativas a los cuidadores y en predecir la
adaptación del paciente (Magana et al., 1986). Ésta suele ser una alternativa en casos en los
que el entrevistado no conoce al paciente especialmente bien y no podría responder a todas
las preguntas contenidas en el CFI, como por ejemplo, cuando en lugar de familiares se
entrevista a miembros del equipo de tratamiento. Este hecho lo demuestran estudios como
el de Moore y Kuipers (1999), en el cual se utilizó la FMSS para evaluar EE en cuidadores
de pacientes psiquiátricos hospitalizados, obteniendo un acuerdo de 89,7% en la
clasificación de EE entre la FMSS y la CFI. También resulta ser eficaz en el caso de
trastornos para los que el tamaño del efecto de la relación de recaída-EE es mayor, por
ejemplo trastornos del estado de ánimo, como depresión. Asi lo avalan diferentes estudios
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(Asarnow, Goldstein, Tompson y Guthrie, 1993; Butzlaff y Hooley, 1998; Uehara,
Yokoyama, Goto y Ihda, 1996; Yan, Hammen, Cohen, Daley y Henry, 2004).
En los últimos años la FMSS ha sido cada vez más empleada en la investigación con
padres y niños pequeños. Algunos investigadores diseñaron adaptaciones al sistema de
codificación FMSS-EE, así como nuevos protocolos de codificación para abordar temas
como resolver las preocupaciones sobre la aplicabilidad de FMSS-EE al contexto de la
crianza de niños pequeños. Además, el sistema de codificación ofrecido por Caspi et al.
(2004) ofrece nuevas escalas globales de Negatividad y Calor que van más allá del conteo
de comentarios específicos de los padres. En general se ha demostrado que el FMSS es
adecuado para evaluar la relación padre-hijo e indicar el bienestar de los niños.
Un problema con el que se enfrenta la FMSS, como cualquier otra entrevista, es con la
deseabilidad social, encontrándose determinados sesgos al clasificar a las familias en baja
o alta EE. Esto se puede deber a que el bajo tiempo en el que se pasa la entrevista puede
llegar a recoger en exclusiva los aspectos más superficiales, dejando cabida a la
reactividad. Es decir, el comportamiento del evaluado se vería alterado por la mera
presencia del entrevistador, modificando su discurso en función a lo que piensa que se
esperan que diga del paciente o lo que estaría socialmente más aceptado. Por otra parte, el
tiempo es demasiado escaso, por lo que no permite recoger la misma cantidad de datos que
la CFI, limitándose la riqueza y profundidad de la información. Se encuentra también con
el largo tiempo necesitado en la especialización de los profesionales encargados de llevar a
cabo la técnica y también con el extenso tiempo requerido en su corrección. Por último,
otro de sus inconvenientes es el requisito de tener una fiabilidad interjueces de 0.80.
Resumiendo, la FMMS se considera una buena alternativa, a pesar de sus desventajas,
para la evaluación de la EE, presentando una buena consistencia interna superior a 0.80 y
una fiabilidad test-restest de 0.64 (Becerra, 2011).
2.1.3 PPI: La entrevista del paciente para evaluar las percepciones de los pacientes de
las relaciones familiares.
Diseñado por Lois Mintz, Malta Lebell, y Michael J. Goldstein (citado en Tompson,
Goldstein, Lebell, Mintz, Marder y Mintz, 1995).
Este instrumento no fue creado para medir EE pero ha acabado utilizándose para la
recogida de información acerca de los pensamientos de los pacientes sobre la actitud de sus
familiares hacia ellos. Se divide en 9 áreas agrupadas en tres subescalas: crítica, SiE y
percepción de los miembros de la familia. Las nueve áreas se dividen de la siguiente
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manera: se agrupan en un conjunto de cuatro preguntas sobre la crítica de los familiares, un
grupo de cuatro preguntas sobre SiE y una acerca de cuanto el familiar puede llegar a
molestar al paciente. Los cuatro grupos de preguntas diseñadas para obtener percepciones
de crítica incluyen las siguientes áreas: (1) dificultades de relación, (2) expectativas poco
realistas por el relativo, (3) desacuerdos con el familiar sobre otras relaciones
interpersonales y (4) conflictos con el familiar. Los cuatro grupos de preguntas diseñados
para obtener percepciones acerca de la SiE abarcan las siguientes áreas: (1)
sobreprotección, (2) propensión a la preocupación del familiar, (3) participación excesiva
en las otras relaciones interpersonales del paciente y (4) intrusividad del familiar. Si el
paciente responde que si a cualquiera de las preguntas anteriores el investigador debe
determinar la naturaleza de la dificultad afirmada. Para finalizar, la última área mencionada
(acerca del grado de molestia que el familiar produce en el paciente) comenzaría con la
pregunta “¿alguna vez sientes que [nombre del familiar] te fastidia las cosas?" para luego
recabar información acerca de 13 áreas que incluyen aspectos como el cumplimiento de la
medicación, la gestión del dinero, la realización de tareas, etc.
Cuenta con una alta consistencia interna y en cuanto al poder predictivo, sólo la escala de
la crítica del PPI predijo recaídas en pacientes psicóticos (Tompson et al., 1995). Esta
misma subescala muestra una correlación positiva con los resultados del FMSS.
2.2 Cuestionarios:
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Una vez más, la escala no posee punto de corte al partir del que ejercer una clasificación.
Como en muchos autoinformes, se observa una tendencia por parte de los familiares a
subestimar el rechazo presentado hacia los pacientes (Kreisman et al. 1988). Según este
autor la escala de rechazo presenta un buen poder predictivo en lo que a recaídas se refiere.
En un estudio transcultural de emoción expresada con la PRS llevado a cabo con muestras
de familiares de esquizofrénicos provenientes de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra
por Watzl, Rist y Cohen (1986) se encontraron reacciones de crítica y de rechazo hacia el
paciente casi idénticas entre los países. Factores como el tamaño de la familia, el espacio
vital y las redes sociales pueden determinar, en general, las actitudes hacia el paciente
esquizofrénico más que los factores culturales, étnicos o religiosos que podrían confundirse
con los primeros (Lukoff et al., 1984).
15
Al igual que otras ya citadas, esta escala tampoco tiene un punto de corte establecido para
distinguir entre alta o baja EE, pero cuenta con una alta consistencia interna de 0.76- 0.91 y
una aceptable fiabilidad test-retest de 0.53-0.85 (Becerra, 2009).
Tiene una buena validez predictiva, siendo sus escalas de crítica y cuidado las que con más
poder predictivo cuentan en lo que a recaídas de los pacientes con esquizofrenia se refiere
(Baker, Kazarian y Helmes, 1987; Baker, Kazarian y Marquez, 1994). Siguiendo en la
línea de la predicción, la escala resulta muy adecuada para predecir las quejas psiquiátricas
(Baker et al., 1994; Clarke, Walker y Cuddy, 1996).
16
psicológicos en la adolescencia (Gerlsma et al., 1992).
Aunque la versión original de 60 ítem se puede usar para sustituir en ocasiones a la CFI, no
se considera una opción alternativa viable (Hooley y Parker, 2006).
17
Fue diseñada por Docherty, Serper y Harvey (1990). Se inspiró en la CFI. Se dirige a los
familiares. Aunque la primera versión contaba con 144 ítem, luego se redujo a 99: 70 ítem
que evalúan criticismo y hostilidad y 29 que evalúan SiE. Se trata no de decir si una
conducta se realiza o no, sino con cuanta frecuencia se produce ese comportamiento en una
escala de 0 (no se produce el comportamiento o casi nunca) y 3 (se produce siempre o casi
siempre).
Cuenta con un punto de corte establecido para las escalas de Criticismo (87/210) y
sobreimplicación emociona (44/87) (Becerra, 2011).
Entre los aspectos favorables de la escala, cuenta con una alta consistencia interna (0.90-0-
96) y con un punto de corte establecido. Sin embargo, no hay información sobre su validez
predictiva.
Puede ser una buena alternativa del CFI (Docherty, Serper y Harvey, 1990).
18
Friedman y Goldstein (1993, 1994).
Se trata de una lista compuesta por 20 adjetivos, de los cuales la mitad son positivos
(cariñoso, bondadoso, amigable, dedicado, fácil de relacionarse, cooperativo, considerado,
claro, aceptable y activo) y la otra mitad negativos (grosero, malo, perezoso, irritable ,
irresponsable, hostil, mentiroso, contrario, aburrido y enfadado). Los adjetivos tratan de
medir aspectos de criticismo y de SiE. Estos adjetivos se presentan en orden alfabéticos y
se deben puntuar en una escala tipo likert de frecuenta del 1(nunca) al 8 (siempre). Se
realizan dos evaluaciones: en la primera los parientes deben informar sobre su
comportamiento hacia los pacientes y en la segunda sobre el de los pacientes hacia ellos.
Cabe destacar que ni el CFI ni el FMSS evalúan directamente la percepción de los
miembros de la familia sobre su propio comportamiento, convirtiéndose en una de la
primera medida de EE desarrollada para evaluar directamente la percepción de los
familiares acerca de sus sentimientos hacia un paciente y sus percepciones acerca de los
sentimientos del paciente hacia ellos (Friedmann y Goldstein, 1993).
Las calificaciones de los familiares acerca de ellos mismos y del paciente se relacionaron
con patrones persistentes de comportamiento afectivo observado específico para el
individuo que estaba siendo calificado, por lo que demuestra su validez predictiva
(Friedmann y Goldstein, 1994).
Requiere de menos tiempo para su administración y puntuación que la CFI pero, aún así,
no se ha utilizado generalmente como medida de EE (Klaus, Pérez, Young y Fristad, 2015).
La consistencia interna de las escalas positiva (0.91-0.94) y negativa (0.88-0.92) es alta y
no cuenta con punto de corte (Becerra, 2011). Presenta una buena validez concurrente
general con la FMSS y la escala de adjetivos negativos correlaciona adecuadamente con la
CFI (Friedman y Goldstein, 1993). Si se quiere profundizar en la relación del paciente con
el familiar la lista de verificación de adjetivos resulta muy adecuada.
19
acerca de las posibilidades que presenta el otro.
Presenta una buena consistencia interna entre sus ítem de 0.95 (Manchester, 1990). Un
ejemplo de su alta consistencia interna lo presenta un estudio realizado a familiares de
pacientes esquizofrénicos y con trastorno esquizoafectivo, obteniendo una consistencia del
0.95 en padres y el 0.94 en madres (Kavanagh et al., 1997). En este mismo estudio de
Kavanagh (1997) se encontró que la puntuación en el FAS fue mayor cuando la duración
del trastorno era más alta o cuando el funcionamiento del paciente era peor. Además, las
puntuaciones del FAS correlacionaron en gran medida con el criticismo, la calidez y la
hostilidad de la CFI (Fujita et al. 2002).
Se cuenta con datos sobre su validez predictiva en los que se ve asociada la recaída de los
pacientes con una alta puntuación obtenida mediante la FAS (Kavanagh y Pourmand,
2005) pero no hay disponibles datos sobre su estabilidad temporal.
Entre los inconvenientes que presenta esta medida se encuentran que no incluye
componentes importantes de la EE como la SiE y que no consta de un punto de corte claro
para la clasificación de alta o baja EE.
La FAS se puede utilizar para evaluar a cualquier persona de la familia, es breve y no
requiere entrenamiento para administrar.
20
no requiere de mucho tiempo en su aplicabilidad ni en su corrección.
En un estudio con la versión griega de la escala realizado a familiares de pacientes
psicóticos (Economou, Koutra, Lionis, Roumeliotaki, Triliva y Vgontzas, 2014) se hallaron
datos muy interesantes: los mayores niveles de SiE manifestado por los familiares hacia los
pacientes fueron encontrados en mujeres, personas mayores sin trabajo y padres viudos; las
mayores cifras encontradas de criticismo provenían de los cuidadores que viven con el
paciente y se produce una correlación positiva entre el nivel de criticismo y la duración de
la enfermedad, alargándose esta cuando la cantidad de criticismo expresado es mayor.
También se encontró que a mayor carga psicológica familiar, más grande es el riesgo de
comportarse críticamente o sobreimplicarse emocionalmente con el enfermo. Por último, el
estudio demostró buena consistencia interna y fiabilidad test-retest, convirtiendo a la FQ en
un instrumento útil para las investigaciones.
21
(pendiente de publicación). Además, aspectos positivos de la EE como la calidez son
incluidos en la escala, no haciendo hincapié solo en los negativos.
Su fácil aplicabilidad y corrección, además de los aspectos mencionados anteriormente
convierten esta escala en una técnica prometedora por la que se puede apostar en los
próximos años.
22
del paciente y requiere de muy corto tiempo de administración, además de recoger aspectos
sobre todos los aspectos de la EE.
3. Conclusiones
23
familiar como la del paciente. Este es el caso de Medina-Pradas, Navarro, López, Grau y
Obiols (2011) y de Muela, Espinosa-Fernández, Garcia-Lopez y Díaz-Castela. (2012),
autores de los dos últimos instrumentos más nuevos para la medición de EE.
Otro aspecto interesante es que la mayoría de los estudios realizados tratan sobre la
relación de la EE con la esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo (como depresión).
En los últimos años están ganando importancia otros trastornos, como es el caso de
trastornos alimenticios (Medina-Pradas, Navarro, López, Grau y Obiols, 2011), hecho que
resulta interesante ya que el estudio de la EE en diferentes trastornos podría ayudar a una
menor aparición de recaídas y mejora en el curso de éstos.
Por último, se comprueba también que el estudio de la EE no es muy frecuente, ya que no
se cuenta con una abundancia de estudios sobre ella. Esto puede ser debido a su reciente
aparición o al problema presentado por los instrumentos.
En la investigación futura, además de crear nuevos instrumentos que incluyan menos
dificultades y contengan una alta fiabilidad, se deberían realizar más estudios que permitan
contrastar los diferentes instrumentos y hacer que el estudio e intervenciones con la EE
gane peso en la práctica clínica.
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