El Sistema de Linneo
El Sistema de Linneo
El Sistema de Linneo
El Sistema De Linneo
El sistema de clasificación que se usa hoy tuvo sus comienzos en el siglo XVIII con el trabajo de
Carlos Linneo. Él asignó cada organismo a una categoría grande: al reino vegetal o al reino
animal. Entonces, subdividió cada categoría en categorías progresivamente más pequeñas.El
sistema de Linneo se basaba en las similaridades en la estructura del cuerpo. Hoy se usa una
forma modificada de este sistema. A Linneo se le ha llamado el fundador de la taxonomía
moderna.
En esos intentos, Aristóteles (384-322 a.C.) desempeñó un papel crucial, porque trató de
establecer criterios que permitieran clasificar animales y plantas en forma sistemática y
jerárquica. En la Grecia clásica, a la que se remonta la historia natural como la entendemos en
la actualidad, varias escuelas de pensamiento consideraban que los elementos físicos eran
universales e inmutables: existían desde la eternidad y seguirían existiendo a través de una
sucesión infinita de generaciones.
Las ideas de Aristóteles permearon el pensamiento científico durante varios siglos y abrieron
un camino seguido por muchos discípulos, entre ellos su sucesor inmediato en Atenas,
Teofrasto (372-287 a.C.), el primero en proponer una clasificación jerárquica de las plantas
superiores. Tomó en cuenta para hacerlo su sistema reproductivo, el tipo de inflorescencia y, en
aquellas de reproducción sexual, el número de cotiledones (primera hoja del embrión). Unos
tres siglos más tarde, Pedanio Dioscórides (ca. 40-90), médico, farmacólogo y botánico griego
de tiempos de Nerón, analizó el valor farmacológico de plantas y animales en los cinco
volúmenes de su tratado De materia medica, que constituyó la principal referencia de la
farmacopea de la Edad Media y del Renacimiento. Ese enfoque utilitario, igual que otras ideas
sobre el mundo viviente de los primeros naturalistas y filósofos, prevaleció por muchos siglos e
influyó poderosamente en el mundo árabe y el Imperio Bizantino.
Hasta el Renacimiento, era común que dibujantes y pintores recrearan más o menos libremente
las características morfológicas de plantas y animales. Es así que en ilustraciones de una planta
representaban con frecuencia órganos vegetativos o reproductivos de otras disímiles, con la
consiguiente confusión. Eso comenzó a cambiar hacia el siglo XV.
El médico y botánico bávaro Leonhart Fuchs (1501-1566) elaboró una guía de plantas con
nombres comunes y descripciones morfológicas, que incluía además aplicaciones terapéuticas y
un glosario de botánica. Basó su ordenamiento en varias características de los órganos
vegetativos. En su obra escrita en latín y aparecida en Basilea en 1574 con el
título Comentarios notables sobre la historia de las plantas (De historia stirpium commentarii
insignes) cuidó que las ilustraciones reprodujeran las plantas con la mayor fidelidad, para lo
cual supervisó en forma estricta a los ilustradores.
El médico y filósofo toscano Andrea Cesalpino (1519-1603), quien trabajó la mayor parte de su
vida en la Universidad de Pisa, suele considerarse el primer botánico en sentido moderno.
Cambió el enfoque de la clasificación de las plantas, pues dejó de lado basarla en sus
aplicaciones terapéuticas, y retomó el criterio de apoyarla en las características morfológicas
observables de sus frutos y semillas, lo que hoy se llamaría fenotipo (que es el resultado de la
interacción de la constitución genética o genotipo y el ambiente).
Hacia fines del siglo XVII, el naturalista inglés John Ray (1627-1705), de la Universidad de
Cambridge, avanzó en la dirección de la descripción empírica –la misma que había tomado
Cesalpino– en oposición a la definición de órdenes racionales a priori, y en su obra Historia
plantarum, publicada en 1686, definió una especie como un grupo de individuos con ciertas
características en común que se perpetúan en la progenie. En el siglo XVIII, Georges-Louis
Leclerc, conde de Buffon (1707-1788), también adoptó esa noción, llamada de aislamiento
reproductivo, para definir una especie. Ray consideró que los sistemas de clasificación de las
plantas tenían que ser naturales, para lo cual debían basarse en el mayor número posible de
rasgos.