Espiritismo Cruzado
Espiritismo Cruzado
Espiritismo Cruzado
CD de Monografías 2010
(c) 2010, Universidad de Matanzas “Camilo Cienfuegos”
Resumen.
Cuerpo de la monografía.
I.- INTRODUCCIÓN.
Los más grandes y variados asentamientos de esclavos africanos que sustentaban esa
economía de plantación azucarera en el país tuvieron lugar, precisamente, en esta provincia.
Ellos dejaron un rico legado en diferentes aspectos de la cultura popular tradicional en
general, y en el campo religioso en particular. Por esta razón, la ciudad de Matanzas, se
caracteriza por poseer la mayor variedad, en nuestro país, de religiones de base africana: la
Regla de Ocha-Ifá o Santería Cubana, la Regla Iyessá, la Regla Arará, la Regla Palo
Monte, la Sociedad Secreta Abakuá.
En esta ciudad de cabildos “del tiempo de España”, casas templos de la Regla de Ocha,
munansos vela de la Regla Palo Monte, y potencias abakuá, también están ampliamente
difundidas las prácticas de la variante cruzada del Espiritismo, que tiene como fuentes al
llamado Espiritismo Kardeciano o Espiritismo Científico, al Catolicismo y las creencias
heterodoxas españolas, además de las religiones de base africana (en especial, de la Regla
Palo Monte y la Santería Cubana), y la religiosidad popular cubana.
La variante matancera del Espiritismo Cruzado posee un connotado carácter local, el cual
está por investigar de manera consecuente y sistémica. El propósito fundamental de la
presente monografía consiste en brindar un acercamiento a los elementos tangibles de la
práctica de esta variante cruzada del Espiritismo en la ciudad de Matanzas. Se hará
especial énfasis en el tratamiento del espacio.
II.- DESARROLLLO.
MUTUA INFLUENCIA E INTERPENETRACIÓN DEL ESPIRITISMO CIENTÍFICO
CON LAS RELIGIONES CUBANAS DE ORIGEN AFRICANO EN MATANZAS
En la ciudad de Matanzas, esta ciudad de cabildos “del tiempo de España”, casas templos
de la Regla de Ocha, munanso vela de la Regla Palo Monte, y potencias abakuá, también
están ampliamente difundidas las prácticas de la variante cruzada del Espiritismo. Este
tiene como fuentes al llamado Espiritismo Kardeciano, al catolicismo y las creencias del
llamado Catolicismo Popular Español, a las religiones de base africana, en especial, a la
Regla Palo Monte y la Santería Cubana, y a la religiosidad popular cubana.
Al irse difundiendo las prácticas espíritas entre las amplias masas populares, por un lado
fueron asimilando elementos de la religiosidad popular, introducida por inmigrantes
españoles pobres. De esta se heredó la creencia en las almas de los difuntos, fantasmas y
aparecidos, y la posibilidad de la comunicación de estos con los seres humanos vivos.
Incluso, a nivel popular, como uno de los rasgos de la Religiosidad Popular Cubana de
origen español, está ampliamente difundida, en el pueblo cubano, la visita regular a los
cementerios para atender los restos mortales de los difuntos familiares, además de
dedicarles flores y vasos de agua delante de sus retratos en los hogares. También se les
realizan misas de difuntos en las iglesias, con el propósito de propiciar el descanso en paz
de sus almas.
Por otro lado, tuvo lugar una asimilación de determinados elementos de las prácticas
rituales del culto a las deidades y antepasados de los diferentes sistemas mágico-religiosos
de origen africano en Cuba, en especial del culto a los antepasados. Estos elementos se han
ido transmitiendo de generación en generación, en todo un largo y contradictorio proceso
de transculturación y de sincretismo. Tal transmisión ha sido posible por el hecho de que
los procesos mediúmnicos y de evocación de espíritus, a pesar del diverso tratamiento, son
inherentes no sólo al Espiritismo, sino también a las prácticas rituales mencionadas. Ello
favorece su mutua influencia e interpenetración.
A su vez, las prácticas del Espiritismo han enriquecido, entre los iniciados de la Regla de
Ocha, la Regla Arará y del Palo Monte, la adoración de los antepasados, pues a través los
caminos del Espiritismo, muertos y antepasados pueden "bajar y laborar” en beneficio de
sus hermanos que “animan materia”.
En este sentido, es necesario subrayar, que las religiones populares cubanas de origen
africano se caracterizan por su alto grado de tolerancia a nivel religioso. De esta manera, a
través de las generaciones, sus creyentes han ampliado sus concepciones mágico-
religiosas, al establecer los correspondientes lazos funcionales entre las diferentes
expresiones religiosas de origen africano y el Espiritismo. De manera general, a nivel de la
se considera que mientras más y variados elementos el iniciado en las religiones populares
cubanas domine, más apoyo, poder y protección obtendrá de los seres y fuerzas
sobrenaturales a los que rinde culto. Un mismo practicante puede ser espiritista, y a su vez
estar iniciado en las reglas de Ocha, Arará o Palo Monte, y además pertenecer a la
Sociedad Secreta Abakuá.
Incluso, antes de todo saludo e invocación a los orishas se debe invocar a los muertos con
el propósito de propiciar su ayuda y protección. Primero el muerto y después el santo, o el
muerto parió al santo (“Ikú lobi Ocha”). Esta última frase denota la gran importancia que
tiene en la Regla de Ocha, a pesar de su carácter secundario respecto a los orishas, el culto
a los muertos y los antepasados (“eggun”). Los Egguns comen antes que Elegguá, y
separados de los orishas. Al respecto expresa el Santero Matancero Francisco Zamora: “Ikú
lobi Ocha, y tiene que ser así, porque el muerto es más grande que el santo. Primero hay
que atender al muerto. De él nacen todas las religiones”. (Rodríguez Reyes, Andrés, 1994:
22)
Por ello, está ampliamente difundida la concepción de que la función de los eggun dentro
de la práctica de la Regla de Ocha es fundamentalmente propiciatoria. Se les dedica misas
a los difuntos en las iglesias y sesiones espiritistas antes de cada ceremonia importante, se
les pide la “bendición” y propiciación, pero no participan en el curso de las mismas.
Pero se debe subrayar, que la práctica del Espiritismo Cruzado dentro de la práctica ritual
de las casas templos de la Regla de Ocha, no sólo complementa la adoración de los
antepasados, y el culto a los muertos, no sólo resulta una vía más de propiciación. Para el
santero, la acción de los muertos también resulta un poderoso sistema paralelo de poder, un
campo alternativo de acción mágico religiosa, de la que se vale para la solución de
diferentes tareas y conflictos que le impone su actividad social y religiosa. Por ello, esta
variante del espiritismo funciona de manera compleja. E interactúa, dentro de la práctica
ritual de la casa templo, con la Regla de Ocha y la Regla Palo Monte.
Al respecto, es interesante lo que afirma el actual obá y oriaté del Cabildo "Santa Teresa"
de la ciudad de Matanzas, Ángel Joel Acosta Polledo, con relación al culto a los muertos y
antepasados en el cabido. Se debe señalar que uno de los rasgos distintivos de este cabildo,
"del tiempo de España", lo es la gran incidencia que tienen las manifestaciones del
Espiritismo Cruzado en su práctica ritual. Para el cabildo es tan importante la adoración de
sus muertos que dicho iniciado, expresó:
“Con los muertos siempre hay que contar en Ocha, pero en este cabildo ellos son un tronco
muy fuerte, ya que fueron los que fundaron la potencia del cabildo, y son los que nos
ayudan a mantenerlo. Hay tratados muy profundos con el muerto que no se pueden
romper.” (Entrevista realizada a Ángel Joel Acosta Polledo. 14 de junio del 2008)
Colocar ofrendas a los espíritus en el rincón del muerto, en las cuatro esquinas de la
calle de la vivienda, en la manigua, etc.
Además, se puede afirmar que: “En Cuba, la síncresis del espiritismo con el elemento
africano del componente religioso del etnos cubano es inevitable, no solamente por razones
de “vecindad” de profesión de fe dentro de la configuración cubana de isla, sino sobre todo
por los paralelismos esenciales entre espiritismo y religiones de origen africano. Es - por así
decirlo - un proceso natural de ese etnos.” (González García, Lic. Rigoberto y Dr. C. Jorge
D. Ortega Suárez, 2006)
Aquí es necesario aclarar que Espiritismo Cruzado y de la Regla Palo Monte, son dos
campos de acción ritual diferentes, y que en la práctica religiosa no deben mezclarse debido
a la distinta naturaleza y manifestaciones de sus esencias espirituales. Con relación a la
presente afirmación, son aclaratorias las palabras de la santera y espiritista Xiomara
Naranjo Cortés:
En dichas casas tienen lugar las llamadas misas o sesiones espiritistas, en la cuales se lleva
a cabo la invocación y evocación de espíritus. Su objetivo fundamental es el lograr la
ayuda y protección de estas entidades en los problemas de la vida cotidiana, y en la
trascendental. Además, en las misas, se les trata de “dar luz” a aquellos hermanos
desencarnados que la necesitan, o sea, a los espíritus que poseen alguna forma de atraso o
imperfección espiritual. Las misas pueden clasificarse como de caridad, de recogimiento,
para familiares, de investigación espiritual, de carácter festivo, etc. Ellas se realizan con el
concurso de los médiums, los cuales son personas que, además de ser capaces de
comunicarse con los espíritus, poseen ciertas facultades, tales como la clarividencia (visual
y auditiva), intuición, presentimientos, etc.
Los objetos sagrados, y todos aquellos que simbolizan, representan, o simplemente están
relacionados con los diferentes sistemas religiosos, pueden compartir el espacio de la
misma habitación, pero sus prácticas rituales, por las tradiciones establecidas, no se
entremezclan. Se excluyen entre sí. Este conlleva al hecho que habrá un mismo espacio
físico que será compartido por la práctica de las diversas expresiones religiosas, en las que
está iniciado el creyente. Sólo la aplicación de determinados rituales permite que cada una
de las diferentes expresiones religiosas nombradas asimile, transforme, el espacio
físicamente compartido, y lo convierta en su propio espacio real simbólico durante el
transcurso del ritual.
Se debe tener en cuenta, que en determinadas ocasiones las fronteras entre las diferentes
expresiones religiosas se desdibujan un tanto entre si. Tal es el caso de las manifestaciones
de los llamados “santos muerteros” en las misas espiritistas. Son deidades de la Regla de
Ocha, pero con un “camino” espiritual. Ellos son La Caridad del Cobre (Oshún), La Virgen
de Regla (Yemayá) y San Lázaro (Babalú Ayé), entre otros.
En las misas espiritistas, ese espacio especial es establecido, al iniciarlas, con la lectura del
rezo “Al empezar la reunión”, y por la invocación y evocación de los espíritus mediante
diferentes rezos y cantos espirituales. Mientras que el rezo “Al fin de la reunión”, el cual
señala la terminación de la sesión espiritista, restablece el carácter “normal” del espacio
utilizado.
AL EMPEZAR LA REUNIÓN
Al empezar la reunión rogamos al Señor Dios Todopoderoso que nos envíe buenos
Espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieran inducirnos en error, y que nos dé la luz
necesaria para distinguir la verdad de la impostura. Separad también a los Espíritus
malévolos o desencarnados que podrían intentar poner la discordia entre nosotros y
desviarnos de la caridad y el amor al prójimo. Si alguno pretendiera introducirse aquí,
haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros.
1
Mueble donde se colocan las llamadas soperas, recipientes que contienen los atributos de las
deidades de la Regla de Ocha.
Espíritus buenos que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos, y
desviad de nosotros el egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos, inspirándonos indulgencia
y benevolencia para nuestros semejantes, presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced,
en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegación de que nos sintamos
animados, reconozcamos vuestra saludable influencia.
Si en esta reunión se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no
sea el del bien, abridles los ojos a la luz y que Dios les perdone si vienen con malas
intenciones.
Rogamos muy particularmente por el espíritu de N, nuestro guía espiritual, que nos asista y
vele sobre nosotros.”
AL FINAL DE LA REUNIÓN.
Damos gracias a los buenos Espíritus que han querido venir a comunicarse con nosotros,
les rogamos que nos ayuden a poner en práctica las instrucciones que nos han dado, y que
hagan que en saliendo de aquí cada uno de nosotros se sienta fortificado en la práctica del
bien y del amor al prójimo. Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas
a los Espíritus que sufren, ignorantes y viciosos, que hayan asistido a esta reunión y sobre
los cuales imploramos la misericordia de Dios.”
- mesa altar
- rincón de eggun
- rincón de la nganga
- puerta de la calle
LA MESA ALTAR.
Es común que los santeros también practiquen el Espiritismo, y le rindan culto a sus
espíritus, guías y protectores espirituales. El creyente utiliza una habitación de su propia
casa para colocar su mesa-altar, la cual resulta el centro de fuerzas, ante el cual se
desarrollan las actividades espiritistas fundamentales. Aunque es común que la coloquen en
la misma habitación que cumple la función de cuarto de santo.
Esta mesa-altar resulta ser el centro de fuerzas ante el cual se desarrollan las actividades
espiritistas fundamentales. Es una mesa cubierta por un mantel, paño, o tela blanca sobre el
cual se disponen una serie de objetos que representan o simbolizan las fuerzas espirituales a
las que se rinde culto, y los cuales resultan necesarios para los procesos de invocación y
evocación de espíritus. La preside un crucifijo, o un rosario, y una copa transparente de
cristal con agua, dedicados al Santísimo. Esta entidad espiritual resulta ser la superior
fuerza espiritual adorada, dador de luz y paz espiritual, de fe, esperanza y caridad, tan
necesarios para los espíritus encarnados o desencarnados, que según la creencia habitan la
Tierra. Se disponen también 6 ó más vasos transparentes de cristal con agua, dedicados a
los espíritus guías, protectores y familiares de la persona a la que pertenece la mesa altar.
Se coloca, además, un candelabro o portavelas, y un búcaro con flores. También se
colocan barajas, búcaros con flores. También pueden estar presentes imágenes de santos
católicos, muñecas y muñecos “cargados”, los cuales representan a determinados espíritus
protectores, fundamentalmente de origen congo. También se colocan fotos de los difuntos,
y los más disímiles objetos que los espíritus del cordón espiritual de la persona hayan
pedido.
La mesa altar preside el círculo en que se disponen los asientos que ocupan los
participantes de la misa. En su extremo izquierdo, y en el derecho, se sientan los mediums
cabeceras que dirigirán la actividad. Los demás participantes completarán el círculo. Esta
figura geométrica representa de manera simbólica el espacio finito por el cual pueden
circular las fuerzas o corrientes espirituales de una manera más eficiente, y que serán
canalizadas con la ayuda de los elementos sagrados que componen la mesa altar, presidida
por la cruz y la copa del Santísimo, y simbólicamente iluminada por la llama de la vela. En
el caso de una “investigación”, de “desarrollo”, o de “coronación” espiritual, la persona en
cuestión se sentará en medio de ese círculo de frente hacia la mesa altar, con el objetivo de
que hacia ella confluyan las “fuerzas o corrientes” espirituales necesarias para alcanzar el
objetivo propuesto.
La concepción del círculo también es utilizada en los bailes que tienen lugar en las misas
de carácter festivo que se realizan en algunas casas-templos de la Regla de Ocha en la
Ciudad de Matanzas. Es también para favorecer la adecuada transmisión de las corrientes
espirituales entre los participantes, lo que a su vez propicia los estados de posesión de los
espíritus invocados. Debemos recordar que el baile en círculo frente a los tambores rituales
en las fiestas dedicadas a los orishas es parte de la tradición ritual de la Regla de Ocha,
realizado con el propósito de concentrar las fuerzas que desencadenan los estados de
posesión de los orishas entre sus participantes. Con relación a ello expresa Bertina Aranda
Villamil:
“En los tiempos de mi mamá Ita2 cuando se le tocaba al muerto en las misas, había que
bailar en una rueda frente a la mesa espiritual. Y era difícil que el que fuera médium no le
bajara allí. La corriente del espíritu no se podía aguantar. Era tremendo eso” (Entrevista
realizada el 12 de Diciembre del 2008)
EL RINCÓN DE EGGUN.
En la tradición ritual de la Regla de Ocha a los muertos se les llama eggun. A ellos se les
rinde culto en el “Rincón de Eggun o rincón del muerto”. Este rincón debe estar situado en
el patio de la casa del iniciado. Se prepara colocando un pedazo de rama de un árbol con
2
La santera mayor, Tomasa Villamil Cárdenas, fallecida en 1998, desde su iniciación en el culto a Oyá,
estuvo al frente del Cabildo Lucumí Takua “Santa Teresa” de la ciudad de Matanzas.
propiedades mágicas (se le llama Bastón del Muerto), nueve ramas de un arbusto llamado
rascabarriga, amarradas con nueve tiras de tela de diferentes colores, menos negro.
Además, se coloca una teja y un plato rotos. Allí se les dedica diferentes ofrendas de
flores, comidas, bebidas o sangre de sacrificios de diversos animales (paloma, pollo o
gallo). Incluso, también se pone todo aquello que les gustaba en vida: tazas de café, vasos
con ron y con azúcar prieta, los primeros platos de la comida que se preparan para la
familia en la casa de vivienda. El plato preferido de los eggun, el emblemático para las
ofrendas de alimentos que se les dedican, es un plato típico cubano que tiene raíces
aborígenes, españolas y africanas: el llamado ajiaco cubano. Este resulta un caldo donde se
cuecen las más diversas viandas, tales como la yuca, la malanga, el ñame, el plátano verde,
la calabaza, el boniato, trozos de mazorca de maíz tierno, así como huesos y carnes de
puerco o de res, sal, limón, ajo, cebolla, pimienta, ají y sal.
Antes de todo saludo e invocación a los orishas se debe invocar a los muertos con el
propósito de propiciar su ayuda y protección. Primero el muerto y después el santo, o el
muerto parió al santo (“Ikú lobi Ocha”). Esta última frase denota la gran importancia que
tiene en la Regla de Ocha, a pesar de su carácter secundario respecto a los orishas, el culto
a los muertos y los antepasados (“eggun”). Los Eggun comen antes que Elegguá, y
separados de los orishas.
“Eggun y espíritu son el mismo muerto, pero espíritus son aquellos que están más cercanos
a Olofin, y se les pone vasos de agua en alto, y se les hace misas espirituales o en la iglesia.
Ellos pueden hablar por la boca de los espiritistas que son los mediums.
Los eggun están apegados a la tierra, a las obras de la santería, por eso se les pone, en un
rincón, un poco de todo lo que comemos los vivos, y además, café, aguardiente y tabaco.
Ellos hablan, pero por los cocos y los caracoles. Sin contar con ellos no se puede hacer
ninguna obra en la santería. Un muerto se puede manifestar o como eggun o como espíritu,
depende de cómo venga trabajando...” (Rodríguez Reyes, Andrés, 1993: 19 – 20)
Por medio del sistema de adivinación por cocos, se les pregunta a los eggun (muertos) si
están conformes con la ofrenda propiciatoria, y dónde se colocarán sus residuos, al pasar el
tiempo correspondiente. Su destino puede ser en la basura, en la manigua o monte, en el
río, etc.
El Rincón de Eggun es un sitio especial que ha traspasado los límites del sistema religioso
que lo originó, pues los muertos, sin tener que venir necesariamente por el camino de la
Regla de Ocha, pueden recibir en él una atención “más material” en el propio Espiritismo
Cruzado. Además, allí se pueden realizar, si lo indica determinado espíritu, variadas
acciones rituales que pueden propiciar el curso de las actividades espiritistas. Entre ellas
están las llamadas limpiezas, ofrendas de alimentos y sacrificios de palomas, pollos, o
gallos, al muerto, entre otras. Un espíritu que se manifieste en una misa puede pedir que
realicen cualquiera de estas acciones mágico-religiosas en el rincón del muerto.
EL RINCÓN DE LA NGANGA.
En el espiritismo cruzado matancero, por regla general, en el caso de que el creyente esté
iniciado en las prácticas de Palo Monte, su nganga, cazuela o prenda debe estar situada en
otra habitación o sitio de la vivienda. Su carácter “material” puede interferir en el buen
funcionamiento del campo espiritual, debido a que este último es considerado “más puro”
por los practicantes. Por esta razón, deben realizarse unas series de acciones mágico-
religiosas con la nganga, llamadas “tratados” en la Regla Palo Monte. Su propósito es que
la acción del nfumbe de la nganga o cazuela no se manifieste en la misa espiritual, “pues
no es su campo de acción”. En caso contrario se producirían serias perturbaciones, a nivel
espiritual, en el curso de la misa. Pero como las reglas pueden tener sus excepciones, en
algunas casas templos de la ciudad, cuyos dueños están iniciados en la Regla Palo Monte,
la mesa-altar está situada en el cuarto de la nganga.
Debemos recordar que la nganga resulta ser el recipiente – contenedor de los objetos y
sustancias que representan o simbolizan las fuerzas o poderes mágico- religiosos adorados
en Palo Monte. Contiene, entre otros elementos, a distintos palos del monte, partes de
ciertos animales, tierra o polvo de diferentes lugares, y hasta restos óseos humanos, pues el
muerto resulta ser el catalizador, el que canaliza las fuerzas mágicas representadas en la
nganga. Ella también ocupa un lugar significativo dentro del espacio real simbólico de la
vivienda del practicante del Espiritismo. En las misas espirituales se pueden presentar
también estos nfumbes o “espíritus de cazuela”, que pueden ser los muertos de las
ngangas, pertenecientes a alguno de los participantes de la misa. Los nfumbes pueden
presentarse también como “espíritus enviados” por un enemigo para perturbar la casa, o a
una de las personas que participa en la misa. Con relación a ellos se realizan diversas
acciones con carácter exorcista para alejarlo de las personas obcecadas por él, o expulsarlo
de la casa donde se realiza la misa.
Si el espiritista posee una nganga o cazuela, el poder de ella, estará latente durante las
misas espirituales. Se puede invocar su capacidad de exorcismo, en el caso que sea
necesario expulsar de la sesión, y de la casa, a algún espíritu “oscuro o enviado” o alguno
“de cazuela”, espíritus con los que no hayan sido suficientes los comunes procedimientos
de “darles luz” (convencimiento, imposición de crucifijo, etc.).
En esos casos, el poder de la nganga se invoca, y se canaliza, con la ayuda de ciertos
procedimientos mágicos en los que se trazan las llamadas firmas de Palo Monte. Estas
resultan ser unos signos gráficos de carácter pictográfico donde se combinan elementos
figurativos (sol, luna, estrellas, calaveras, etc.) y geométricos (líneas, círculos, cruces, etc.)
LA PUERTA DE LA CASA.
Otro lugar altamente significativo en el espacio real simbólico utilizado por el espiritista
cruzado, lo es la puerta de su propia casa. Ella por ser el sitio que establece el límite entre la
seguridad del hogar y la posibilidad de lo imprevisto, del azar y del peligro del mundo
exterior, ha sido objeto de creencias y de ritos especiales que le conceden un carácter
sagrado a lo largo de la historia de la Humanidad, en el seno de numerosos pueblos. Se le
da mucha importancia a su capacidad de detener las malas influencias y dejar pasar las
buenas. A pesar del carácter intangible de los espíritus, de su capacidad para atravesar los
objetos sólidos, como paredes y muros, ellos sólo pueden entrar a las casas a través de sus
puertas, las que poseen un valor simbólico plenamente reconocido en la dimensión
espiritual.
Durante las misas, también se coloca detrás de la puerta de la calle, con una vela
encendida, a Elegguá (Regla de Ocha) o a Lucero (Regla Palo Monte). Estas son deidades
que representan el azar, lo imprevisto, “abren y cierran” todos los caminos”. Ellos
desempeñan allí su función de guardieros, para no dejar pasar las “malas influencias. En
este sentido, también se colocan diferentes objetos que tienen la virtud de detener y alejar
esas” malas influencias”, se colocan ramas de ciertos árboles o manojos de ciertas hierbas,
cadenas, machetes, clavos de línea preparados”. Incluso, se trazan firmas de Palo Monte en
la parte interior de la puerta, lo que estaría representando el poder de guardiero y protector
de determinada nganga.
El primero de esos espacios simbólicos, los es la propia vivienda del creyente, ya que
además de los espíritus de los cordones espirituales de sus miembros, pueden existir otros
que en ella convivan, e incluso otros de baja evolución espiritual que pueden haber sido
“enviados” para perturbar a los miembros del hogar. A estos últimos espíritus se les llama
“espíritus oscuros, enviados o perturbadores”. Ellos se pueden esconder en los diferentes
rincones de la casa. Para expulsarlos de la vivienda se utilizan los llamados “recogimientos
espirituales” en las misas, limpiezas sahumerios, o despojos con yerbas, baldeos, y otras
acciones mágico-religiosas.
- Las dos cuatro esquinas de la calle, donde está situada la vivienda. En el también se
les coloca ofrendas a Elegguá y a los eggún, en este caso, o muertos errantes.
- Los otros espacios alternativos serán los destinos de las ofrendas y los trabajos
mágico-religiosos indicados por los espíritus. Ellos son, entre otros: la manigua, el
río, el mar, etc.
III. - CONCLUSIONES.
Los practicantes del Espiritismo Cruzado, tal y como los practicantes de los sistemas
religiosos de origen africano con los cuales interacciona, están inmersos en un
ininterrumpido diálogo trascendental con los seres y fuerzas sobrenaturales que adoran,
los espíritus, con el objetivo de lograr su ayuda y protección. Este diálogo resulta ser un
especial proceso de comunicación, pues hace interactuar interlocutores que provienen de
diferentes planos de la existencia, real y sobrenatural.
Por medio de rituales de palabra y acción se logra crear la justa dimensión que permite
confluir hombres y espíritus en el plano físico, en el espacio donde tiene lugar la sesión
espiritista. Pero no sólo el espacio frente a la mesa-altar, sino toda la casa entra a formar
parte de ese espacio real simbólico establecido por el ritual, desde la habitación donde
tiene lugar la sesión espiritual, el llamado “Rincón del Muerto”, o la puerta de la calle,
hasta los simples rincones de las habitaciones.
BIBLIOGRAFÍA