10 de Octubre de 1982
10 de Octubre de 1982
10 de Octubre de 1982
2. Inflación
Entre 1952 y 1985, el PNB creció a la baja tasa anual promedio de 2.4 por
ciento.
En la próxima sección de este documento, extendemos el análisis para
preguntarnos por qué Bolivia no ha podido preparar una estrategia viable de
desarrollo a largo plazo. Después volcamos nuestra atención a una
cronología analítica de la crisis económica reciente, y hacemos hincapié en
cómo la crisis emergió de los fracasos de más largo plazo en los que
insistimos. Para entender los determinantes más inmediatos de la crisis,
subrayamos los eslabones críticos entre los préstamos extranjeros, el tipo de
cambio y la inflación, ya que son claves para entender el desencadenamiento
de la hiperinflación y la crisis de la deuda; y los progresos que se han logrado
desde 1985 para superar la crisis. Aunque el gobierno actual está ejecutando
reformas muy importantes, muchos de los problemas más profundos de la
sociedad boliviana que contribuyeron a la crisis permanecen sin solución.
Subrayamos las áreas de dificultades que quedan, y discutimos varias
opciones de la política para encararlas.
La Era Bánzer
3. Desdolarización
La dolarización
Es el proceso en el cual un país adopta la moneda estado unidense. La
moneda extranjera reemplaza a la moneda doméstica en todas sus funciones
Medio de pago.
Reserva de valor
Unidad de cuenta
La desdolarización
Es el retorno a la moneda nacional de un país y deja de depender del dólar
como moneda oficial.
Gobierno autoriza al Banco Central tener depósitos de cuentas en dólares.
DESDOLARIZACIÓN BOLIVIANA
1952 PAZ ESTENSSORO implanta en Bolivia el tipo de política económica
basada en el proteccionismo.
1956 Bolivia alcanza una hiperinflación del 178.9 %
4. Hiperinflación
Los motivos de este acelerado aumento del gasto público deben buscarse,
como es obvio, en la esfera de lo político. La administración, queriendo
respetar los compromisos con los partidos de izquierda y los sindicatos,
impuso aumentos generales de sueldos por decreto, implantó la indexación
salarial, congeló precios, aumentó el número de empleados del estado –que
llegaron a constituir el 26% del total de la fuerza de trabajo–y amplió los
gastos de personal de las principales empresas públicas, especialmente
YPFB y la COMIBOL. Esta última llegó a tener, al año siguiente, un déficit
global equivalente al 1,6% del PIB de todo el país, algo bien grave si
tomamos en cuenta que, supuestamente, la COMIBOL era la principal fuente
de ingresos de Bolivia. Uno de los puntos que incluía el paquete de medidas
de noviembre agravó considerablemente estos problemas: era el que
disponía la cogestión, con participación obrera, en los directorios de las dos
empresas arriba mencionadas. [V. Cariaga, Op. Cit., pp. 29, 40, 41 y 49, a
quien también seguimos en buena parte de lo que sigue.]
Como la venta de divisas del Banco Central era prácticamente nula, y muy
escasos los bienes que autorizaba importar, se generaron
desabastecimientos puntuales que afectaron en importante medida al
aparato productivo nacional. La escasez de divisas, por otra parte, hizo que
la cotización del dólar en el mercado paralelo fuese aumentando sin pausa,
pues las personas ya no podían recurrir a contratos privados en dólares y
tampoco se avenían a depositar sus recursos en el sistema bancario
nacional, que pagaba tasas muy por debajo de la inflación. En síntesis, la
presión por adquirir billetes norteamericanos se fue extendiendo a sectores
cada vez más amplios de la población, al punto que gradualmente todos
deseaban poseer dólares para protegerse de la inflación y la demanda de la
divisa aumentaba sin control. La progresión del precio del dólar, durante esta
época, es fiel reflejo de lo que venimos exponiendo: éste se cotizaba, en el
mercado libre, a 256 pesos bolivianos en septiembre de 1982, antes de la
asunción del nuevo gobierno, pero a fines de ese año había llegado ya a la
cifra de 283 pesos; nueve meses después alcanzaba un valor de 761 pesos,
muy superior al de la cotización oficial, que todavía se mantenía en 200
pesos. Las cifras, a partir de allí, siguieron la progresión siguiente:
La respuesta del gobierno a esta escalada fue más bien defensiva: se actuó
siempre con retraso, implementando uno tras otro varios "planes
económicos" que sólo consistían en elevar los precios de algunos artículos,
devaluar la moneda y, casi siempre, fijar nuevas restricciones que sólo
agravaban la situación. Las devaluaciones sólo servían para ajustar con
retardo unos precios que ya, en el mercado abierto, habían alcanzado valores
muchas veces mayores, por lo que no servían siquiera para paliar la crisis.
La brecha que mantenía el dólar oficial, por otra parte, contribuía a agravar
una situación donde el gobierno no poseía ya divisas, por lo que no podía
cumplir entonces ni con sus compromisos internacionales ni con el
abastecimiento del mercado local.
Tuvo que declararse, por ello, una moratoria sobre los pagos de la deuda
externa ya en 1982, al no poder cumplirse con la reprogramación que se
había acordado el año anterior. A ésta siguieron otras moratorias parciales
mientras se proclamaba, en 1984, que el país no pagaría al exterior más que
una cifra equivalente al 25% de sus ingresos por exportaciones. Si bien esta
medida nunca llegó a ejecutarse cabalmente –incluso porque era tanto el
desorden causado por las continuas devaluaciones que resultaba imposible
calcular exactamente esas magnitudes– la banca internacional y los
organismos multilaterales suspendieron por completo el otorgamiento de
nuevos préstamos a Bolivia.
5. D.S. 21060
La redacción del decreto fue un trabajo contra reloj que tuvo que encararse
en menos de un mes. Participaron en su diseño Sánchez de Lozada,
Fernando Romero, Juan Cariaga (que originalmente fue asesor del programa
de gobierno de Banzer, lo que llevó a los adenistas a pretender una
paternidad sobre el 21060) Eduardo Quintanilla y Francisco Muñoz. Participó
como asesor, una vez aprobado el decreto el norteamericano Jeffrey Sachs
que ganó prestigio internacional por este apoyo al proyecto estabilizador
boliviano.
La medida provocó una huelga general de la COB que duró quince días (uno
menos que el récord nacional que soportó Siles Zuazo). El Presidente tomó
una drástica decisión, decretó el estado de sitio y confinó a más de 150
dirigentes en el norte del país, entre ellos al propio Juan Lechín. Esta medida
fue histórica por dos razones, permitió la aplicación del decreto y marcó una
nueva etapa de la COB, el fin del liderazgo indiscutido de Lechín y el
comienzo de una crisis y debilidad del sindicalismo que no pudo ad iptarse a
los nuevos vientos políticos y económicos.
El 21060 se puede resumir en seis puntos: 1. Reducción del déficit fiscal con
congelamiento de salarios, aumento del precio de la gasolina (YPFB cubrió
así más del 50 % de los ingresos del TGN) y reducción de gastos del estado.
2. Cambio real y flexible de la moneda (desapareció el peso y renació el
boliviano, con la reducción de seis ceros del viejo peso), creación del “bolsín”
controlado por el Banco Central. 3. Libre contratación, racionalización de la
burocracia, en la práctica la llamada “relocalización” fue despido masivo de
trabajadores. 4. Liberalización total del mercado, libertad de precios y libre
oferta y demanda, arancel único de importaciones. 5. Fomento de las
exportaciones o Reforma tributaria.
El mecanismo del bolsín fue una de las medidas más ingeniosas y acertada
de la estabilización, permitió una combinación entre el libre juego de oferta y
demanda de dólares en el mercado subastados en el banco Central y el
control ejercido por éste a través de un respaldo permanente en divisas que
fijaba diariamente el precio del dólar. Este sistema sustituyó las traumáticas
devaluaciones periódicas y la insuficiencia de la flotación.
La reforma tributaria fue clave en este proceso pues redujo más de 400
impuestos a sólo siete básicos, entre ellos el IVA (impuesto al valor
agregado), con lo que logró recuperar ingresos por impuestos que del 1 %
del PIB pasaron a así el 10% en un cuatrienio. La disciplina tributaria y la
recuperación de los ingresos por este concepto al erario fueron un paso muy
importante para generar en el ciudadano responsabilidad con su país a través
del mecanismo de impuestos. Por primera vez en cuarenta años el ejecutivo
presentó el presupuesto general de la nación a consideración y aprobación
del congreso, respetando las prescripciones constitucionales en este
aspecto.
Una de las ideas incorrectas sobre el 21060 es que marcó una lógica de
desmantelamiento del estado. En realidad el Título V referido a las empresas,
planteaba la descentralización de YPFB y COMIBOL, pero en ningún caso
su debilitamiento o desmantelamiento. Disolvió en cambio la Corporación
Boliviana de Fomento (CBF) y la Empresa Nacional del Transporte (ENTA).
6. Relocalización
Efectos
Integrantes:
Jhessica Balderrama Navia
Curso: 5to “B” Secc. T.M.