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Tesis de Pulacayo

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Los mineros de Bolivia aprueban la Tesis de Pulacayo

La Federación Sindical Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) aprobó este documento que
permitió el avance de la independencia de clase del proletariado minero boliviano.

En noviembre de 1946, la Federación Sindical Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB)


convocó un Congreso Extraordinario en la localidad de Pulacayo, departamento de Potosí.
Reunidos al pie del socavón San León de la antigua mina de plata, a la impresionante altura de
4.620 sobre el nivel del mar, delegados de 44 sindicatos mineros de todo el país deliberaron del
6 al 12 de noviembre, aprobando el documento más célebre en la historia de Bolivia: la Tesis de
Pulacayo. Un humilde cine-teatro construido en el flanco de la montaña sirvió de precaria sede
de las deliberaciones del congreso, ofreciendo a los delegados mineros algún reparo ante el frío
penetrante de la montaña potosina.

Las circunstancias trágicas que atravesaba el país rodeaban de tenso dramatismo los
acontecimientos. El 21 de julio de aquel año un cruento golpe de estado terminó con el gobierno
nacionalista de Gualberto Villarroel, sostenido por la logia militar nacionalista Razón de Patria
(RADEPA) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). El presidente y varios de sus
colaboradores fueron asesinados y sus cuerpos sin vida colgados en los faroles de la Plaza
Murillo. Fue el inicio del sexenio, uno de los períodos más álgidos de las luchas sociales en
Bolivia, en los prolegómenos de la Revolución de 1952.

El levantamiento contra Villarroel, organizado por la rosca oligárquica, contó con la activa
participación del Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR, formado por los comunistas
stalinistas). El Partido Obrero Revolucionario (POR, trotskista) que calificó el levantamiento de
contrarrevolucionario, estaba sumido en la clandestinidad. El PIR se incorporó a las filas del
oficialismo gobernante, mientras el POR y el MNR (seriamente desarticulado) militaban en la
oposición al gobierno. Este designó como Ministro de Trabajo a Aurelio Alcoba, artesano
potosino, quien concurrió al congreso de Pulacayo con el apoyo de los militantes piristas. Fue
recibido con duras críticas y rechiflas por los mineros radicalizados, a punto tal que el “ministro
obrero” y sus acompañantes debieron huir apresuradamente por las ventanas del cine,
atemorizados ante las amenazas de los trabajadores.

En este contexto, los mineros aprobaron la propuesta programática presentada por la delegación
del sindicato de Llallagua (posteriormente llamado Siglo XX), redactada por Guillermo Lora, en
ese entonces joven asesor de la conducción de dicho sindicato y secretario del POR. Aprobado
casi por unanimidad, con algunas escasas modificaciones, el texto, conocido desde entonces
como la Tesis de Pulacayo, estaba destinado a tener una extraordinaria importancia en la
historia del proletariado minero boliviano, no exenta de apasionadas controversias.

Es así cómo, en la década del ’40 del siglo pasado, quedó constituida la matriz político-
organizativa-ideológica del proletariado minero, columna vertebral del movimiento obrero
boliviano en los siguientes 40 años. En diciembre de 1942 se había producido la Masacre de
Catavi, punto culminante de una huelga de varios meses en las minas de Patiño: una marcha de
mineros encabezada por sus mujeres (palliris) fue masacrada por el ejército. El trágico
desenlace implicó un retroceso del PIR por su actitud conciliadora (el estaño era un metal
estratégico para los aliados en la segunda guerra mundial), y un avance importante para el
MNR, a partir de una vigorosa denuncia e interpelación parlamentaria impulsada por Víctor Paz
Estenssoro. Dos años después, en 1944, los mineros concretaron la fundación de la Federación
Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), alcanzando la unidad nacional de los
sindicatos de base, en cuya conducción apareció el histórico dirigente Juan Lechín. En los años
siguientes los mineros vivieron un incesante proceso de radicalización política, en el cual
influyó la activa militancia del POR en el movimiento sindical de los trabajadores del subsuelo.
En el tercer congreso de la FSTMB, realizado en Catavi, en marzo de 1946, se aprobó una
audaz pliego reivindicativo que ha sido considerado un “antecedente inmediato” de las Tesis
aprobadas en noviembre del mismo año en Pulacayo que, como ya dijimos, se constituyeron en
la plataforma política y teórica de los mineros de Bolivia en las siguientes cuatro décadas.

Las Tesis de Pulacayo es un documento organizado en once acápites, agrupados temáticamente


en una estructura tripartita. Los primeros seis acápites contienen los principios estratégicos
fundamentales del movimiento minero, el séptimo define una plataforma de reivindicaciones
transitorias mientras que, del octavo al undécimo, se desgranas reflexiones tácticas sobre la
situación política.

La primera parte es una declaración de principios, donde se discute, centralmente, que tipo de
revolución necesita Bolivia. Las Tesis proclaman que los trabajadores del subsuelo no ignoran
ni pretenden pasar por alto la “etapa demo-burguesa”, lo que resaltan es que una revolución
democrática burguesa sólo podía triunfar convirtiéndose en una fase de la revolución proletaria.
Bolivia era un país capitalista atrasado integrado a la economía mundial. Aunque el capitalismo
era la forma económica predominante, subsistían el latifundio y otras formas económicas
precapitalistas. La característica fundamental del país era la ausencia de una burguesía nacional
capaz de liquidar la gran propiedad terrateniente y disolver las relaciones sociales
precapitalistas, concretar la unificación nacional y liberar la nación de la opresión imperialista.
Por lo tanto, la satisfacción de las tareas democráticas y antiimperialistas postergadas no podía
ser concretada por sectores progresistas de la burguesía o por gobiernos de unidad nacional.
Requería la concreción de un proceso de transformación social dirigido por los trabajadores que
avanzarían sobre el régimen de la propiedad privada. Esta dinámica definía el carácter
permanente de la revolución obrera en Bolivia, burguesa por sus contenidos y proletaria por la
clase social que la dirigirá. Las Tesis se pronuncian por la independencia del movimiento obrero
del Estado y los partidos políticos, condenan toda participación obrera en el gobierno y toda
forma de colaboración de clases, y proclaman como principios rectores de la Federación Minera
la lucha de clases y los métodos de acción directa. Alerta sobre los “ministros obreros”,
advirtiendo que su inclusión en los gobiernos burgueses no cambiaba el carácter de éstos.

La segunda parte delimita una plataforma de consignas inmediatas muy radicalizadas: salario
básico vital y escala móvil de salarios, semana de 40 horas y escala móvil de horas de trabajo,
ocupación de las minas ante los intentos de boicot patronal, contratos colectivos de trabajo,
independencia sindical, control obrero de la producción y el trabajo en las minas, apertura de los
libros contables, armamento de los trabajadores (piquetes de autodefensa contra la represión y
las masacres), bolsa pro-huelga, supresión del trabajo a “contrato”.

En la tercera parte las Tesis se definen por la acción directa de masas como medio para
conquistar el poder. Proponen aprovechar la inminente convocatoria electoral para llevar un
bloque obrero al Parlamento, cuyo accionar debía estar subordinado a las necesidades de la
acción de masas. Se pronuncian contra “todo intento colaboracionista en las filas obreras”,
rechazan los “frentes populares” y la “unidad nacional” y reclaman la formación de una Central
Obrera Nacional, anhelo que recién se concretará tras el triunfo de la insurrección de abril de
1952, con la fundación de la Central Obrera Boliviana (COB).

A lo largo de los años, la Tesis de Pulacayo ha sido criticada desde diversos ángulos. En
particular, fue censurada por nacionalistas y stalinistas, pero también suscitó agudas discusiones
desde la izquierda. Se ha objetado que en sus formulaciones no termina de romper con la
concepción etapista de la revolución, que lleva implícita una cierta dosis de espontaneísmo (la
creencia que basta la lucha para resolver los problemas) que constituye una traba para la
formación de una subjetividad revolucionaria, que proclama la alianza obrero-campesina pero
no adopta como propias las reivindicaciones fundamentales del campesinado indígena-
originario, que no plantea la construcción de una dirección revolucionaria y los organismos de
poder dual.

Discusiones válidas, sin duda, pero quizás habría que preguntarse si un documento, que después
de todo es el programa de una federación sindical, debe contener la respuesta a todos (o casi
todos) los problemas para la construcción de una subjetividad revolucionaria. Sin embargo, el
proletariado boliviano, cada vez que decidió retomar el camino del clasismo, extraviado en las
más diversas experiencias recorridas en las últimas seis décadas de la intensa historia boliviana,
vuelve una y otra vez a Pulacayo. La reivindicación de la revolución obrera, las consignas
transicionales y la referencia al socialismo han convertido a la Tesis de Pulacayo en una
verdadera reserva estratégica para la praxis revolucionaria del movimiento obrero boliviano. Se
puede afirmar con certeza que, mientras exista la explotación del hombre por el hombre, sus
principios estratégicos fundamentales seguirán vigentes.
La Tesis de Pulacayo

La llamada tesis de Pulacayo se aprobó en el congreso extraordinario de la


FSTMB en la mina de ese nombre en noviembre de 1945. La importancia de
este documento radica en que es la primera vez que los trabajadores
trascienden los planteamientos puramente gremialistas vinculados a
mejores condiciones de trabajo y ce vida, para poner en el tapete una
propuesta política en la que se atribuyen el rol de vanguardia y proponen de
manera inequívoca la meta de la toma del poder. "La revolución demo-
burgueses debe convertirse sólo en una fase de la revolución proletaria que
es su fin último". Cuando se refiere a los reclamos concretos de ese
momento los menciona como "reivindicaciones transitorías". Los puntos
claves del documento fueron: Salario básico vital y escala móvil de salarios,
semana de 40 horas de trabajo, ocupación de minas (va más lejos que la
propuesta de nacionalización que era ya parte del programa nacional
revolucionario y pirista), contratos colectivos, independencia sindical,
control obrero en las minas, armas para los trabajadores y otras
reivindicaciones menores.

Pulacayo fue sin duda un antecedente de muchas ideas de la Central Obrera


Boliviana y el momento más alto de las ideas trotskistas que impulsó una
organización capital del movimiento obrero.
 LA TESIS DE PULACAYO
El 21 de julio de 1946, la alianza entre la rosca minero feudal y el PIR
(estalinismo) derrocan al gobierno de Villarroel que era un gobierno de
corte nacionalista del que era parte el MNR, pero que pronto mostró sus
limitaciones ante la presión del imperialismo y del poder minero-feudal.
 
El 8 de noviembre de 1946, en el Congreso Extraordinario de la FSTMB en
Pulacayo, el proceso de maduración política del proletariado minero
boliviano alcanza su expresión más elevada al aprobar la famosa Tesis de
Pulacayo.
La Tesis de Pulacayo muestra el proceso de transformación de la lucha
instintiva de la clase obrera en conciencia política.
Partiendo del temor a que el gobierno rosquero, enemigo de los
trabajadores, acabe con sus conquistas, se proyecta hacia la lucha
insurreccional para implantar un gobierno de obreros y campesinos. La
dictadura proletaria.
Por primera vez se caracteriza al país como país capitalista atrasado y en
consecuencia la necesidad de una revolución socialista. Planteamiento que
ha quedado pendiente y por eso su validez actual.
 
FUNDAMENTOS DE LA TESIS DE PULACAYO
El proletariado, también en Bolivia es la clase revolucionaria por excelencia.
Bolivia es un país capitalista atrasado. Es parte de la economía capitalista
mundial a través de la explotación de minerales para el mercado mundial,
actividad que constituye la columna vertebral de la economía nacional, pero
es atrasado porque no ha conocido un desarrollo armónico de su economía,
aparte de la explotación minera donde impera le modo de producción
capitalista, el resto de la economía permanece en el atraso produciendo
bajo modos de producción precapitalistas.
 
El fracaso de la burguesía nativa
La feudal-burguesía asentada en le régimen feudal de explotación del
pongo, expresa el sometimiento de la clase dominante al imperialismo, los
barones del estaño son tentáculos del capital financiero internacional.
Plantea la necesidad de Revolución agraria, la superación del atraso y
la  liberación del país de la opresión imperialista.
 
Los actores de la revolución
La clase media o pequeña burguesía es la más numerosa, pero su peso
específico en la economía es ínfimo. Por el atraso del país es
mayoritariamente pobre y oprimida. Sigue normalmente a los capitalistas,
pero en momentos de agudización de la lucha de clases sigue al
proletariado.
El proletariado, minoritario, tiene la fuerza suficiente para realizar sus
propios objetivo incluidos los que la burguesía no ha podido cumplir. Su
fuerza es producto del lugar que ocupa en el proceso de producción. Es
decir en la economía.
 
Señala cual es el Tipo de revolución que debe realizarse
Las tareas democrático-burguesas pasan a ser parte de la revolución
socialista dirigida por el proletariado. Será el gobierno de todos los
explotados y oprimidos aliados de la clase obrera que actúa como dirección
política del conjunto de la nación oprimida.
 
Lucha contra el colaboracionismo clasista
La lucha de clases es  el choque de intereses económicos irreconciliables.
Todo intento de colaboración con nuestros verdugos, es una capitulación
ante el enemigo, un abandono de los objetivos revolucionarios de los
trabajadores y del conjunto de los oprimidos. Hay que luchar contra los
reformistas que plantean la colaboración de clases.
La lucha de clases implica la lucha contra las transnacionales, la gran
minería. La política imperialista sólo puede ser de opresión y rapiña. Por
tanto plantea la toma por los obreros de las  minas y petróleos.
 
Lucha contra el fascismo
El fascismo es expresión de la descomposición del capitalismo imperialista.
La violencia organizada desde el Estado para proteger los intereses
imperialistas y destruir físicamente al movimiento obrero y popular. La
democracia burguesa es una forma encubierta de la dictadura burguesa.
Para acabar con el peligro fascista, hay que acabar con el régimen burgués,
es decir, con el capitalismo.
 
La FSTMB y la situación de ese momento.
21 de julio de 1946. La sangre del pueblo sirvió para que los verdugos
consoliden su propio poder. Esto por la traición y complicidad de los
reformistas (PIR) que se aliaron con la feudal-burguesía.
Los trabajadores no podemos ni debemos solidarizarnos con ningún
gobierno que no sea el gobierno obrero. La FSTMB nunca irá a formar parte
de los gobiernos burgueses, pues eso significaría la más franca traición a los
explotados y olvidar que nuestra línea es la línea revolucionaria de la lucha
de clases.
 
Reivindicaciones transitorias:
1. Salario básico vital y escala móvil de salarios
2. Semana de 40 horas de trabajo y escala móvil de horas de trabajo
3. Ocupación de minas
4. Contrato colectivo de trabajo
5. Independencia sindical
6. Control obrero en las minas
7. Armamento de los trabajadores
8. Bolsa pro huelga
9. Supresión de la pulpería barata
10. Supresión del trabajo a contrato

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