La Atmosfera
La Atmosfera
La Atmosfera
LA
ATMOSFERA
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
I. ATMÓSFERA.
1. COMPOSICIÓN Y ESTRUCTURA DE LA ATMÓSFERA.
La atmósfera es la envoltura gaseosa que rodea a la Tierra. Se originó en los primeros momentos de la
Tierra, cuando esta sufría el llamado bombardeo meteorítico hace unos 4.500 m.a.
En los impactos meteoríticos se alcanzaban altas temperaturas que favorecían el desprendimiento de
gases; después las emanaciones volcánicas también aportaron más componentes a la atmósfera.
El componente mayoritario de la atmósfera es un gas inerte, el nitrógeno, con un 78% del total. El
segundo en importancia es el oxígeno (21%), un gas muy activo que reacciona fácilmente con otros
elementos y los oxida. Con la larga historia de la Tierra, ha habido tiempo suficiente para que se
perdiera todo el oxígeno en reacciones de oxidación; sin embargo sus niveles se mantienen constantes
ya que es continuamente producido por los vegetales en la fotosíntesis. El siguiente gas al argón
(0,93%), un gas noble, inerte, procedente de la desintegración del potasio y liberado a la atmósfera a
través de los volcanes.
La cantidad de vapor de agua es
pequeño y depende de la
temperatura del aire ya que el aire
caliente admite mayor proporción
de vapor de agua.
En los orígenes de la Tierra el
vapor de agua tuvo que ser muy
abundante, pero el cese del
bombardeo meteorítico y la
consiguiente bajada de
temperaturas provocaron la
condensación del vapor de agua,
la formación de nubes y las
primeras lluvias sobre la superficie
sólida del planeta.
Las continuas lluvias dieron lugar a los mares quedando la atmósfera muy empobrecida en agua con
respecto a sus orígenes.
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Los restantes componentes del aire están presentes en cantidades muy reducidas, por lo que se miden
en partes por millón (ppm). Por su importancia destaca, entre estos últimos, el dióxido de carbono
(CO2), que representa en la actualidad unas 340 ppm del aire seco. La composición del aire es bastante
homogénea por debajo de 90-100 km por lo que esta zona se denomina homosfera; por encima se
encuentra la heterosfera en la cual se producen reacciones químicas que alteran la composición del
aire.
Sin embargo, homosfera y heterosfera son términos poco utilizados. Lo habitual es dividir la atmósfera
en capas concéntricas haciendo coincidir los límites entre capas con cambios de temperatura. De abajo
arriba se distinguen cuatro capas: troposfera, estratosfera, mesosfera y termosfera (algunos autores
añaden una quinta capa o exosfera).
A) TROPOSFERA.
La troposfera es la primera capa,
abarca desde la superficie terrestre
hasta unos 12 km (límite conocido
como tropopausa). En ella se produce
una disminución paulatina de la
temperatura, desde unos 15ºC en la
superficie hasta –70ºC en la
tropopausa; la disminución tiene un
valor medio de 0,65ºC cada 100 metros
y se denomina gradiente vertical de
temperatura. En esta capa se
concentran el 80% de los gases
atmosféricos.
La mayor concentración de estos gases
junto a la superficie hace que la
presión atmosférica descienda
bruscamente en esta capa, desde unos
1013 milibares (mb) en su parte baja
hasta unos 200 mb en su parte
superior.
La troposfera es responsable del efecto
invernadero originado por la presencia
de ciertos gases que absorben la
radiación infrarroja procedente del sol
y de la propia Tierra. Esta capa se
caracteriza también por la gran
movilidad del aire lo que origina los
fenómenos meteorológicos que
conocemos: formación de vientos,
nubes, precipitaciones...
B) ESTRATOSFERA.
La estratosfera abarca desde la tropopausa hasta la estratopausa, a unos 50 km de altitud. A diferencia
de la capa anterior, la temperatura de la estratosfera aumenta con la altitud hasta alcanzar unos 10ºC;
este aumento de temperatura se debe a la absorción de radiaciones ultravioleta por las moléculas de
ozono.
El ozono es una molécula triatómica de oxígeno (O3) que es especialmente abundante entre 15 y 30 km
de altitud, en una región llamada ozonosfera o capa de ozono.
La importancia del ozono radica en su capacidad para absorber los rayos ultravioleta e impedir que
lleguen a la superficie terrestre ya que son perjudiciales para la mayoría de las formas de vida.
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C) MESOSFERA.
La mesosfera se caracteriza por una fuerte disminución de la temperatura, que alcanza los –80ºC. Acaba
a una altitud de 80 km (mesopausa).
D) TERMOSFERA O IONOSFERA.
Consideraremos la termosfera como la última capa de la atmósfera aunque algunos autores añaden una
quinta capa o exosfera. La palabra termosfera hace alusión a que en ella la temperatura vuelve a
aumentar con la altitud alcanzando 1000ºC a 800 km de altura. Este calor se debe a la absorción de
radiaciones de onda corta (rayos X y rayos gamma) por parte de las moléculas de nitrógeno y oxígeno.
También se denomina ionosfera porque las moléculas están ionizadas: las radiaciones de onda corta
arrancan electrones y las moléculas se transforman en iones de carga positiva.
El rozamiento de estas moléculas ionizadas con los electrones procedentes del sol origina
espectaculares manifestaciones de luz y color, sobre todo en zonas polares (auroras boreales). Otra
particularidad de la ionosfera es que en ella rebotan algunas ondas de radio haciendo posibles las
comunicaciones.
2. INTERACCIÓN DE LA RADIACIÓN SOLAR CON LA ATMÓSFERA.
Las radiaciones que la Tierra recibe del Sol se dividen en tres grupos atendiendo a su longitud de onda:
•Las radiaciones de onda corta, con una longitud de onda menor de 0.1 micras, incluyen rayos
ultravioleta, rayos X, rayos gamma... En general, son radiaciones muy perjudiciales para la salud.
Afortunadamente la atmósfera se comporta como filtro frente a la mayoría de estas radiaciones.
•Las radiaciones de onda media, con una longitud de onda comprendida entre 0.1 y 1micra, se
corresponden fundamentalmente con la luz visible.
•Las radiaciones de onda larga, con una longitud de onda superior a 1 micra, incluyen la radiación
infrarroja (responsable del calentamiento de la atmósfera), las ondas de radio, las microondas...
Los rayos ultravioleta provocan afecciones oculares y de la piel pero la mayor parte de esta radiación no
llega a la superficie terrestre porque es retenida en las capas altas de la atmósfera. La función de filtro
de los rayos ultravioleta la realiza la estratosfera (10-50 km de altitud) y, dentro de ella, la llamada
ozonosfera o capa de ozono (15-30 km).
En esta capa la energía de los ultravioleta es utilizada en una reacción química que disocia la molécula
de oxígeno (O2) en átomos de oxígeno que se pueden unir a moléculas de O2 para dar lugar a la
molécula de ozono (O3) y algo de calor.
De esta forma se absorbe una radiación dañina, se genera ozono estratosférico y se libera calor que
hace que la estratosfera sea una capa relativamente caliente.
Algunos gases contaminantes, especialmente los CFC, interfieren en las reacciones de formación de
ozono y han hecho que se adelgace mucho la capa de ozono en algunas regiones, sobre todo en las
zonas polares donde existen “agujeros” en la capa de ozono.
Otras radiaciones de onda corta muy perjudiciales son los rayos gamma y los rayos X. Al ser radiaciones
ionizantes pueden alterar los procesos biológicos, provocar tumores, malformaciones genéticas, cáncer,
etc. La termosfera o ionosfera (80-600 km) es la encargada de filtrar estas radiaciones e impedir que
lleguen a la superficie terrestre.
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Más concretamente, son las moléculas de N2 y O2 las que reciben esta radiación que les arranca
electrones por lo que quedan ionizadas positivamente; en estas reacciones también se desprende calor.
El hecho de que esta capa tenga carga eléctrica le ha dado el nombre de ionosfera; el desprendimiento
de calor justifica el nombre de
termosfera. La atmósfera es bastante
permeable a la luz visible por lo que la
mayor parte puede llegar al suelo.
No obstante, una parte es reflejada
por las nubes que se comportan como
un espejo, devolviendo la radiación
visible al espacio exterior.
Este fenómeno de reflexión se
denomina albedo y no sucede
únicamente con las nubes, también el
suelo puede reflejar parte de la luz,
sobre todo las superficies nevadas y
las zonas continentales desprovistas
de vegetación; los mares y los bosques
tienen un menor efecto albedo porque
resultan más oscuros vistos desde el
espacio.
El balance de la radiación de onda
larga o infrarroja resulta más complejo
pero es muy importante para
comprender la regulación de la temperatura atmosférica.
En primer lugar su origen es doble: parte viene del Sol pero una parte muy importante procede de la
propia Tierra (de su flujo geotérmico y de radiación solar de onda media que la Tierra absorbe y reemite
como radiación de onda larga).
La radiación terrestre se puede perder al espacio exterior pero también puede acabar retenida por
algunos gases de las capas bajas de la atmósfera.
Es decir, hay una parte de la radiación infrarroja que queda atrapada entre la superficie terrestre que la
emite hacia arriba (radiación terrestre) y las capas bajas de la atmósfera que la devuelven hacia abajo
(contrarradiación). El resultado de la contrarradiación es que el calor queda retenido en las capas bajas
provocando un calentamiento conocido como efecto invernadero.
Los principales gases de invernadero son el vapor de agua y el CO2 y su influencia es muy positiva
porque mantienen la temperatura de la atmósfera dentro de unos valores óptimos para la vida.
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Planetas desprovistos de atmósfera, como Mercurio, o con atmósferas muy tenues, como Marte, sufren
grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche. En cambio, Venus tiene una atmósfera muy densa
y el efecto invernadero es muy acusado: los cientos de grados de temperatura de la superficie venusiana
hacen imposible la vida tal como la conocemos. Nuestro planeta, la Tierra, posee una atmósfera con
características intermedias y un efecto invernadero moderado.
Así pues, el efecto invernadero es positivo; lo que es alarmante es su aumento descontrolado por el uso
de los combustibles fósiles y la liberación de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. Parece
demostrado que la contaminación atmosférica está provocando un calentamiento y eso puede conducir
a un cambio climático de consecuencias impredecibles.
2.1. LA ENERGÍA SOLAR.
La energía solar es la generada en el Sol por las continuas reacciones nucleares de fusión en las que el
hidrógeno se transforma en helio, liberándose gran cantidad de energía en forma de radiaciones que
llegan a la superficie terrestre.
La gran ventaja de la energía solar es que no se agota, a diferencia de las energías no renovables como
el carbón y el petróleo. Además no es contaminante por lo que está destinada a ser una de las energías
del futuro sobre todo en países con muchas horas de insolación, como España.
En el caso de nuestro país, desarrollar esta energía supone también reducir la dependencia energética
exterior. Naturalmente, la energía solar también tiene sus inconvenientes. Por un parte, la
disponibilidad de sol depende mucho de la región y de la época del año. Por otra parte, las grandes
centrales solares tienen un gran impacto paisajístico, dado la gran superficie que ocupan, aunque el
impacto es mínimo si las instalaciones son de pequeño tamaño, como las domésticas. A esto hay que
añadir el elevado coste de fabricación de los paneles solares. Consideraremos tres formas de aprovechar
esta energía: energía solar térmica, energía solar fotovoltaica y arquitectura solar pasiva.
A) ENERGÍA SOLAR TÉRMICA.
Consiste en la captación del calor de las radiaciones solares para calentar un fluido, que posteriormente,
según la temperatura alcanzada, es utilizado en distintos usos. Una posibilidad es calentar agua para uso
doméstico (baño, calefacción...); la temperatura alcanzada en estas instalaciones no supera los 100ºC. Si
se concentran los rayos solares por medio de unos espejos especiales llamados colectores, se pueden
conseguir temperaturas muy superiores y se genera el vapor necesario para mover una turbina que,
asociada a un alternador, produce electricidad. Este es el sistema utilizado en la Plataforma Solar de
Almería, uno de los complejos más importantes del mundo.
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con diferentes características térmicas, de humedad y de presión atmosférica. Veamos cómo estos tres
factores determinan los movimientos verticales del aire:
A) DIFERENCIAS DE TEMPERATURA.
El aire caliente es más ligero que el aire frío y, por tanto, tiende a desplazarse hacia arriba; el aire frío se
mueve hacia abajo. Este movimiento se denomina convección térmica.
B) DIFERENCIAS DE HUMEDAD.
Diferenciaremos humedad absoluta, que es la cantidad de agua expresada en g/m3, d e l a humedad
relativa. Ésta se define como la cantidad de vapor de agua que hay en una masa de aire en relación con
la que cantidad máxima que puede contener a una temperatura dada; se expresa en tanto por ciento.
El punto de rocío representa la temperatura a la cual el vapor de agua se vuelve líquido. Lógicamente
esto también depende de la cantidad de vapor de agua (humedad absoluta), por eso hay muchos puntos
de rocío. Obsérvese que la condensación o punto de rocío depende de la humedad absoluta y de la
temperatura.
La densidad del aire seco es mayor que la densidad del aire cargado de humedad ya que el agua tiene
menor peso molecular que los gases mayoritarios de la atmósfera (N2 y O2). Por eso el aire húmedo
tiende a ascender mientras que el aire seco tiende a descender.
Este fenómeno se denomina convección por humedad y nos permite entender la formación de nubes.
Cuando una masa de aire húmedo asciende ocupa regiones cada vez más frías por lo que se alcanza el
punto de rocío, se produce la condensación y la formación de pequeñas gotitas de agua que constituyen
las nubes.
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Este fenómeno es especialmente claro en verano, las nubes van creciendo a lo largo del día con una
cúpula irregular pero una base muy horizontal que
se corresponde con el nivel de condensación.
Este nivel de condensación no está siempre a la
misma altura ya que depende de la temperatura y
de la humedad absoluta. Un fenómeno parecido es
el que da lugar a las precipitaciones orográficas. Los
vientos empujan masas de aire húmedo hacia las
montañas obligándolas a ocupar posiciones cada vez
más altas. Conforme el aire húmedo asciende se
produce la condensación, la formación de nubes y
las precipitaciones. Esto explica que las lluvias sean
más frecuentes en las montañas.
C) DIFERENCIAS DE PRESIÓN.
La presión atmosférica no es igual en todos los sitios:
las masas de aire de baja presión, denominadas
borrascas, tienden a ascender mientras que las masas de aire de alta presión o anticiclones tienden a
moverse hacia abajo.
La presión se representa en los mapas meteorológicos mediante isobaras, líneas que unen puntos de
igual presión; la diferencia entre isobaras consecutivas es de 4 milibares (mb). Por encima de 1015 mb
se considera anticiclón; por debajo de 1015 mb, borrasca.
Resumiendo y considerando simultáneamente los tres factores anteriores, podemos decir que los
movimientos verticales ascendentes se producen cuando hay masas de aire caliente, húmedas y de baja
presión.
Los movimientos descendentes corresponden a masas de aire frías, secas y de alta presión. Cuando una
masa de aire asciende los cambios de temperatura de ésta no se corresponde exactamente con el
enfriamiento en altura del aire que la envuelve, al que llamamos gradiente vertical de temperatura
(GVT) y que tiene un valor de 0.65 ºC/100m. Una masa de aire en ascenso también se enfría pero lo
hace a un ritmo diferente del GVT y variable según esa masa de aire contenga vapor de agua o agua
líquida:
•El gradiente adiabático seco (GAS) determina cómo disminuye la temperatura de una masa ascendente
de aire con agua en estado gaseoso; lo hace a razón de 1º C cada 100m, es decir más rápidamente que
el aire “de fuera” que sigue la pauta de 0.65ºC/100m.
•El gradiente adiabático húmedo (GAH) se refiere al cambio de temperatura de una masa que asciende
cargada de agua en estado líquido. Su enfriamiento es más lento y variable entre 0.3 y 0.7ºC/100m. En
algunas ocasiones se producen inversiones térmicas, es decir, el aire de arriba está más caliente que el
aire de las zonas bajas, lo que hace que éste no pueda ascender y quede atrapado entre la superficie del
suelo y la capa caliente.
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Sin embargo, la presión en un punto geográfico determinado no es siempre la misma, sino que varía en
función de la humedad y la temperatura del aire; se consideran altas presiones las que superan los 1.015
mb y bajas presiones las que quedan por debajo de este valor.
En los mapas del tiempo se trazan una serie de isobaras, líneas que unen los puntos geográficos de igual
presión, en un momento dado. Así, decimos que hay un anticiclón cuando nos encontramos una zona
de alta presión “A” rodeada de una serie de isobaras cuya presión disminuye desde el centro hacia el
exterior de la misma. Por el contrario, decimos que hay una borrasca (o condición ciclónica) cuando nos
encontramos con una zona de baja presión “B” rodeada de isobaras cuyos valores van aumentando
desde el centro hacia el exterior de la misma.
Una borrasca se produce cuando existe una masa de aire poco denso (cálido y/o húmedo) en contacto
con la superficie terrestre que comienza a elevarse empujada por unas corrientes térmicas ascendentes.
Como consecuencia de su elevación, en el lugar que previamente ocupaba la masa, se crea un vacío en
el que el aire pesa menos (tiene menos presión). Entonces, el aire frío de los alrededores se mueve
originando un viento que sopla desde el exterior hasta el centro de la borrasca (vientos convergentes).
Estas condiciones atmosféricas también se denominan tiempo inestable que no equivale a lluvia; la
situación de borrasca no quiere decir que seguro que vaya a llover, sino que puede hacerlo si la masa de
aire ascendente contiene la suficiente cantidad de vapor de agua y se condensa formando nubes de
unas dimensiones tales que permitan las precipitaciones.
Las condiciones de inestabilidad atmosféricas son propicias para la eliminación de la contaminación, ya
que el aire ascendente provoca la elevación y dispersión de la misma.
Un anticiclón se forma cuando una masa de aire frío (más denso) que se halla situada a cierta altura
desciende hasta contactar con el suelo. Este descenso se denomina subsidencia.
En la zona de contacto se acumula mucho aire (hay mucha presión) y el viento tiende a salir desde el
centro hacia el exterior. Estos vientos divergentes impiden la entrada de precipitaciones, con lo que el
tiempo será seco y podremos afirmar sin lugar a dudas que no lloverá. Las subsidencias más intensas
suelen producirse en invierno, con viento en calma, cuando las noches son largas y la atmósfera está
muy fría. Se dan situaciones especialmente peligrosas en los lugares donde existe contaminación porque
ésta queda atrapada.
La dispersión de contaminantes sólo es posible los días en los que el Sol tiene la suficiente intensidad
para calentar la superficie terrestre, que a su vez calentará el aire, provocando su ascenso por
convección térmica.
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que provoca su ascenso por ella hasta alcanzar su nivel de condensación. Habitualmente, el desarrollo
de estas nubes es horizontal, se llaman estratos, y originan una precipitación por contacto de tipo
horizontal.
Una vez culminada la cima de la montaña, la nube ha perdido la mayor parte del agua que contenía y lo
que le queda se convierte en vapor al calentarse a medida que desciende por el lado opuesto al que
ascendió. El resultado es el efecto Foëhn, es decir una ladera seca o de sombra de lluvias.
C) PRECIPITACIONES FRONTALES.
Se producen en un frente o zona de contacto entre dos masas de aire de distinta temperatura y
humedad. Las dos masas se comportan como sistemas aislados, por lo que no se mezclan sino que
chocan y en la zona de contacto entre ellas, es decir, en el frente, se libera la energía originada por la
diferencia de temperaturas en forma de lluvias o de vientos. Los frentes dan lugar a un tipo de borrascas
frontales o móviles y generadores de lluvias. Existen tres tipos de frentes: fríos, cálidos y ocluidos.
•Frentes fríos:
Se forman cuando una masa de aire frío es movida por el viento hasta que entra en contacto con otra de
aire cálido. La fría, más rápida y densa, se introduce, a modo de cuña, bajo la cálida, obligándola a
ascender, formándose una borrasca. Durante el ascenso, el aire cálido y húmedo se condensa, forma
nubes de desarrollo vertical (cumulonimbo) y se provocan intensas precipitaciones.
•Frentes cálidos:
Se forman cuando es la masa de aire cálido la que se desplaza hasta encontrarse con otra de aire más
frío. Al igual que en el caso anterior, la que asciende por el frente es la cálida, que es la menos densa.
Este ascenso no es tan vigoroso como el anterior sino que es mucho más lento y da lugar a nubes de
desarrollo horizontal, estratos que cubren todo el cielo de un gris plomizo poco atractivo y proporcionan
lluvias débiles y persistentes.
Por encima, en las capas más altas, se forman los cirros. Los cirros indican buen tiempo si apenas se
mueven y se encuentran muy dispersos; en cambio, si se desplazan a gran velocidad y su número va
aumentando indican que se aproxima un frente.
•Frentes ocluidos:
Aparecen por la superposición de dos frentes diferentes, uno frío y otro cálido. Generalmente, el frente
frío, que es más dinámico y rápido en su avance, llega un momento en que alcanza al frente cálido y se
solapa con él. El frente cálido acaba por perder el contacto con el suelo (oclusión), dejando al frío en
contacto con la superficie. La oclusión de frentes da lugar a precipitaciones de los dos tipos.
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Según esto habría grandes células convectivas entre el ecuador y los polos. Pero esto no es real; si
tenemos en cuenta el efecto Coriolis la situación es más compleja. El aire ecuatorial que avanza, por
ejemplo, hacia el polo norte es desviado por el efecto Coriolis a su derecha, hacia el noreste, y cuando
llega a los 30º de latitud se mueve hacia el este. A partir de ahí el aire, ya más frío, desciende y se
desplaza hacia el suroeste llegando nuevamente al ecuador.
El circuito descrito se conoce como célula de Hadley. Además de esta célula entre el ecuador y la latitud
30º, existen otras células semejantes entre 30º y 60º de latitud y entre los 60º y los polos.
Esta circulación atmosférica ocasiona una serie de bandas climáticas que describiremos desde el polo
norte hasta el ecuador (en el hemisferio sur la distribución es similar):
A) ZONA DE ANTICICLONES POLARES.
Los polos reciben menos radiación solar y el aire, muy frío, tiende a aplastarse sobre la superficie lo que
origina una situación anticiclónica. Las precipitaciones son escasas.
B) ZONA DE VIENTOS DEL ESTE.
Está comprendida entre el polo norte y el paralelo 60º. El aire polar debería desplazarse de norte a sur
pero el efecto Coriolis lo desvía siendo su trayectoria de noreste a suroeste. La procedencia este de los
vientos hace que nos refiramos a ellos como los levantes de altas latitudes. A veces son vientos
huracanados, sobre todo en el hemisferio sur donde hay menos masas continentales que los frenen.
C) ZONA DE BORRASCAS SUBPOLARES O BORRASCAS SUBÁRTICAS.
Se sitúa aproximadamente en el paralelo 60º (latitud de Oslo, Estocolmo, San Petersburgo...).
El climograma de estas regiones muestra una estacionalidad muy marcada (inviernos muy fríos frente a
veranos suaves) y una pluviosidad muy elevada porque en estas latitudes se produce ascenso de las
masas de aire lo que favorece la condensación y las precipitaciones abundantes. La vegetación
característica es la taiga o bosque de coníferas.
D) ZONA DE VIENTOS DEL OESTE.
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Esta zona está comprendida entre los 60º y los 30º de latitud; en ella se encuentra la Península Ibérica.
Las masas de aire tropicales avanzan del sur al norte pero son desviadas a la derecha con lo que su
trayectoria es del suroeste al noreste. De forma general se conoce como zona de vientos procedentes
del oeste o westerlies. Hay varios tipos de climas en esta región dependiendo de la latitud y de la
proximidad a los océanos.
Galicia, por ejemplo, posee un clima atlántico con inviernos fríos y lluviosos y veranos suaves; la
vegetación característica es el bosque caducifolio.
Las regiones mediterráneas, en cambio, presentan inviernos suaves y húmedos frente a veranos cálidos
y muy secos; el bosque mediterráneo se caracteriza por plantas con hojas endurecidas adaptadas a la
sequedad, como la encina.
E) ZONA DE ANTICICLONES SUBTROPICALES.
Se sitúa en torno al paralelo 30º que pasa, por ejemplo, por la ciudad de El Cairo, una latitud parecida a
la de las Islas Canarias. El descenso de masas de aire establece una situación anticiclónica con vientos
divergentes que impiden la llegada de borrascas; por eso se trata de regiones secas, a veces desérticas
(Sáhara, Arabia, Norte de Méjico).
En Canarias la sequedad es mayor en las islas orientales, más influidas por el Sáhara, que en las islas
occidentales, más influidas por el Atlántico.
F) ZONA DE VIENTOS ALISIOS.
Está comprendida entre los 30º de latitud y el ecuador. Los vientos que deberían ir de norte al sur son
desviados y tienen una trayectoria del nordeste al suroeste. El clima tropical típico se caracteriza por
precipitaciones abundantes y cierta estacionalidad. En cuanto a la vegetación, en esta región
encontramos praderas, sabanas y, más cerca del ecuador, selvas.
G) ZONA DE BORRASCAS ECUATORIALES.
Corresponde a las regiones ecuatoriales a las cuales llegan los vientos procedentes de ambos trópicos
por lo que se le denomina zona de convergencia intertropical (ZCIT).
El aire especialmente caliente del ecuador asciende originando borrascas casi permanentes lo que
explica que estas regiones sean muy
húmedas; la radiación solar recibida es
parecida a lo largo de todo el año por lo
que no hay estacionalidad en estas
regiones. Unas condiciones térmicas y
de humedad tan favorables hacen que
estas regiones sean tan ricas en vida
como lo son las selvas ecuatoriales. La
ZCIT no coincide exactamente con el
ecuador, oscila según la época del año.
Durante el invierno del hemisferio
norte, la ZCIT se encuentra a 5º de
latitud sur; durante nuestro verano se
desplaza notablemente hasta 10º de
latitud norte.
Esto tiene consecuencias importantes para algunas regiones. En la India y en el sureste asiático cuando
la ZCIT está al sur se encuentran bajo la influencia de un potente anticiclón continental que expulsa
hacia el exterior vientos fríos y secos; cuando la ZCIT se desplaza hacia el norte se sitúa sobre la India y
el sureste asiático originando copiosas lluvias, conocidas como monzones que traen la fertilidad a esas
tierras.
El clima de la Península Ibérica, al igual que la ZCIT, también se desplaza en las demás bandas climáticas:
-Durante el verano del hemisferio norte, la banda de los anticiclones subtropicales se desplaza hacia el
norte situándose en una posición muy próxima a la Península Ibérica. Por eso la Península, bajo la
influencia del llamado anticiclón de las Azores, no registra apenas lluvias durante el verano.
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-Durante el invierno del hemisferio norte, las bandas climáticas se desplazan hacia el sur y la Península
deja de estar bajo la influencia de los anticiclones subtropicales y pasa a estarlo bajo las borrascas
subpolares que traen temperaturas bajas y abundantes precipitaciones.
El contacto entre las borrascas subpolares y las masas de aire de las zonas templadas se denomina
frente polar; en realidad no es un frente único sino una sucesión de frentes. El frente polar es casi
circular durante nuestro verano y está situado cerca del círculo polar ártico; por el contrario, en otoño-
invierno-primavera se desplaza hacia el sur (dilatación del vórtice polar) pero perdiendo su trazado
circular y adquiriendo un trazado sinuoso, con borrascas que tienden a ir al sur y anticiclones al norte.
Los vientos del oeste hacen que este sistema de borrascas ondulatorias recorra la Península Ibérica de
oeste a este.
Algunas veces el fuerte enfriamiento invernal hace que el aire esté muy frío y que se origine sobre la
Península un potente anticiclón continental que impide la entrada de las borrascas, entonces tenemos
días soleados y muy fríos que se mantienen hasta que vientos fuertes permitan la entrada nuevas
borrascas subpolares.
En las capas altas, en el límite entre la troposfera y la estratosfera, el frente polar da paso a la corriente
del chorro. Se trata de un velocísimo río de viento que rodea la Tierra, a la altura de la tropopausa, en
sentido oeste-este.
En primavera-verano realiza una trayectoria circular (como el frente polar) pero en otoño-invierno
realiza un recorrido serpenteante. Entonces, alguno de los meandros puede ser estrangulado y
desgajarse hacia el sur hasta colocarse sobre la Península Ibérica. El resultado es una masa de aire muy
frío, mucho más que el aire de sus alrededores (una gota fría), que desciende bruscamente en espiral
hasta alcanzar la superficie dejando una zona de baja presión suspendida en altura (por eso no se
aprecia en los mapas de isobaras realizados para la superficie).
Esta “depresión” obligará a que el aire húmedo y cálido ascienda provocando una nube de rápido
crecimiento vertical y fuertes aguaceros. El fenómeno de gota fría se acentúa si la masa ascendente está
muy caliente y cargada de humedad como ocurre sobre el Mediterráneo a final del verano y principio de
otoño.
3.6. RIESGOS CLIMÁTICOS.
Las catástrofes ligadas a fenómenos meteorológicos son las que más víctimas originan, más del doble de
las causadas por los terremotos. Los avances de la ciencia meteorológica, en especial los datos que
continuamente nos proporcionan satélites como el Meteosat, permiten predicciones cada vez más
precisas sobre dónde y cuándo puede tener lugar un evento catastrófico. Sin embargo, todavía hay que
avanzar en la planificación del territorio evitando asentamientos en zonas de riesgo, sobre todo en
zonas susceptibles de ser inundadas.
A continuación consideraremos algunos riesgos climáticos propios de nuestro país: tornados, lluvias
torrenciales, sequías y olas de frío y de calor.
A) VIENTOS DESTRUCTIVOS.
La velocidad de los vientos depende del gradiente de presión: el aire se desplaza de los núcleos de altas
presiones (anticiclones) a los de bajas presiones (borrascas) tanto más rápido cuantos mayores sean las
diferencias de presión, es decir, cuanto más próximas estén las isobaras. Los vientos más destructivos
son los huracanes, también llamados ciclones tropicales y tifones.
Se caracterizan por su estructura de torbellino de grandes dimensiones (diámetro de 200 a 500 km),
vientos de unos 150 km/h y abundantes precipitaciones (300-400 mm diarios). Se dan en las zonas
intertropicales, preferentemente en los meses de verano y otoño, sobre todo en el sureste asiático,
costas orientales de América y el sureste africano.
Se producen por ascenso de grandes masas de aire muy caliente y húmedo hasta la estratosfera; este
ascenso provoca lluvias torrenciales y atrae a las masas de aire próximas a gran velocidad, formando
enormes torbellinos.
En España, afortunadamente, estamos lejos de la influencia de los huracanes pero sí podemos sufrir
otros fenómenos eólicos muy catastróficos: los tornados. También tienen el aspecto de un torbellino
pero sus dimensiones son mucho menores: el diámetro del tornado es de 50-100 metros, y suelen ser
fenómenos locales de corta duración.
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Se trata de núcleos de bajas presiones donde el aire asciende a gran velocidad; el gradiente horizontal
de presión que se origina es enorme lo que provoca vientos de gran velocidad y un efecto de succión en
la zona central.
Los tornados causan víctimas mortales, destruyen viviendas, redes eléctricas, cosechas... Los vientos
pueden alcanzar 500 km/h lo que hace de los tornados uno de los fenómenos climáticos más
devastadores pudiendo hacer estallar casas (por la diferencia de presión) y aspirar vagones de tren
cargados de mercancía.
B) LLUVIAS TORRENCIALES.
Las inundaciones causan todos los años miles de muertos y cuantiosas pérdidas económicas en todo el
mundo. Las inundaciones son más frecuentes en el curso bajo de los ríos cuando éstos atraviesan vegas
y zonas llanas; se agravan si en la cabecera de los ríos no hay vegetación y suelos que retengan el agua
de lluvia; los daños se multiplican si los asentamientos humanos ocupan la región inundable (véase el
apartado de inundaciones; aquí sólo trataremos el factor meteorológico).
Para que haya inundaciones deben producirse lluvias torrenciales, es decir abundantes precipitaciones
en un corto espacio de tiempo.
En nuestro país esas lluvias son producidas por tormentas de verano, por “gota fría” o por frentes fríos.
Las tormentas de verano tienen su origen en el calentamiento y evaporación intensos a lo largo del día
lo que origina una nube que va creciendo hasta alcanzar un gran desarrollo vertical.
Puede descargar violentamente al final de la tarde en forma de lluvias intensas pero poco duraderas. En
estos casos, además del riesgo de inundación, existe el problema de pérdida de suelo, mayor que
cuando la lluvia se produce en invierno y la vegetación herbácea protege los suelos. Además la tormenta
puede ir acompañada de rayos con el consiguiente peligro de incendios forestales.
Con el nombre de “gota fría” se designa un fenómeno meteorológico acompañado de fuertes lluvias,
típico del mediterráneo español a finales de verano y principios de otoño. En estas fechas una masa de
aire muy frío (la gota fría) situada a gran altura, se desgaja de la región de la corriente del Chorro, llega
hasta la Península donde se encuentra rodeada de aire más cálido. Entonces, el aire frío se precipita
hacia abajo y obliga al aire cálido y muy húmedo de estas regiones mediterráneas a ascender
rápidamente, con la correspondiente formación de nubes y lluvias intensas.
La mayor parte de las precipitaciones de nuestro país se deben a los frentes que entran en la Península
procedentes del Atlántico. Los frentes pueden ser cálidos o fríos. Los frentes cálidos originan lluvias
débiles y persistentes. En cambio, si es la masa de aire frío la que avanza (frente frío), ésta se introduce
bajo la masa de aire cálido levantándola rápidamente, provocando una condensación rápida y lluvias
intensas capaces de provocar inundaciones.
C) SEQUÍAS.
El clima mediterráneo, propio de la mayor parte de la Península Ibérica, se caracteriza por la
irregularidad en la distribución de las precipitaciones. En Andalucía las precipitaciones se concentran
entre los meses de Octubre y Abril; el verano es tan seco que no es raro que no caiga una gota en tres o
cuatro meses.
La vegetación natural de esta región está adaptada a esta situación y la población le hace frente a esta
situación recurriendo a las aguas subterráneas y a las reservas de agua de los embalses. Pero la
irregularidad en las precipitaciones no es sólo estacional, también a lo largo de los años encontramos
períodos de varios años en los que llueve muy poco, incluso en invierno.
La escasez de lluvias invernales puede estar relacionada con la instalación, sobre la Península, de un
anticiclón de bloqueo que impide la entrada de los frentes procedentes del Atlántico. Si la situación se
prolonga las cosechas se pierden, las reservas de agua no son suficientes y hay que racionar el agua para
consumo humano. Luego sobreviene un año húmedo que pone fin a la sequía pero sin que exista una
periodicidad clara en este fenómeno. Las sequías no afectan por igual a toda la Península. Galicia, las
regiones cantábricas y pirenaicas tienen un régimen pluviométrico diferente, más húmedo. Conforme
nos desplazamos hacia el Sur encontramos regiones cada vez más secas.
Igualmente hay diferencias de oeste a este: los vientos del oeste, procedentes del Atlántico, llegan
cargados de humedad, descargan en la mitad occidental pero cuando llegan a la mitad oriental las
precipitaciones son más escasas.
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
Así, las regiones más secas de la Península Ibérica son las situadas al Sur y al Este; por eso en la provincia
de Almería el problema de desertización es tan grave.
D) OLAS DE FRÍO Y CALOR.
A veces, en invierno, desciende sobre la Península una masa de aire frío y seco que genera en superficie
una situación anticiclónica. Debido al aplastamiento contra el suelo los vientos partirán del centro hacia
fuera impidiendo la entrada de frentes que son desplazados hacia el Cantábrico. Así se puede mantener
un ambiente muy frío favorecido por la sequedad ambiental.
Si la situación persiste se habla de una ola de frío y puede haber muertos, sobre todo ancianos y
personas que viven en la calle.
Aún más grave es la situación que se genera cuando la banda de borrascas subpolares se desplaza muy
al Sur pudiendo llegar vientos del Este, que son muy fríos por su procedencia ártica. En estos casos el
anticiclón siberiano se extiende hasta la Península Ibérica.
Las olas de calor ocurren en verano, cuando la Península queda bajo la influencia del anticiclón de las
Azores. Además, se unen los vientos secos y calurosos que proceden del norte de África. La ola de calor
del verano de 2003, por ejemplo, fue especialmente dura favoreciendo múltiples incendios en Portugal
y provocando numerosas muertes en Francia, país en el que esta situación es menos frecuente y está
menos preparado para hacerle frente.
3.7. APROVECHAMIENTO ENERGÉTICO: LA ENERGÍA EÓLICA.
La energía eólica o energía producida por el viento ha sido utilizada por la humanidad desde muy
antiguo. Piénsese, por ejemplo, en la navegación a vela y en los molinos de viento con los que se muele
el grano desde hace siglos. Sin embargo, en las últimas décadas ha empezado a utilizarse la energía del
viento de una forma diferente, transformándola en energía eléctrica. Esa transformación se realiza en
un aparato llamado aerogenerador del cual hay versiones domésticas y versiones de grandes
dimensiones con aspas de varios metros apoyadas sobre un largo mástil. Es frecuente que decenas de
aerogeneradores se reúnan en una zona conformando un parque eólico.
El uso de la energía eólica sigue siendo anecdótico, aproximadamente el 2% de toda la energía que
utilizamos, de ahí que sea considerada una energía no convencional o alternativa. Además, a diferencia
de los combustibles fósiles, el viento es una fuente de energía renovable y no contaminante. Estas
razones justifican la necesidad de usar cada vez más esta fuente de energía que empieza a ser
competitiva y que tiene un bajo coste de mantenimiento.
Sin embargo, la energía eólica tiene también sus inconvenientes. La calidad de la energía eólica es más
baja que la de los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) considerados energías de alta
calidad. No obstante, parte de la producción eléctrica de las centrales térmicas que queman carbón y
gas debería ser sustituida por la producida en los parques eólicos.
La energía eólica no es alternativa a la gasolina, al gasoil y otros combustibles líquidos que mueven
nuestros vehículos puesto que, hoy por hoy, los vehículos movidos por electricidad están muy poco
desarrollados.
También hay que tener en cuenta que no en todas las regiones el viento sopla con suficiente fuerza
como para hacer rentable la instalación de aerogeneradores. Incluso en las regiones más ventosas hay
días de calma por lo que la producción energética no es constante y hay que prever acumuladores de
energía. Los parques eólicos que se están extendiendo por España tienen también sus detractores. Se
les acusa de un gran impacto visual; habría que minimizar este impacto instalándolos lejos de parques
naturales, y no en las líneas de cumbres principales. También se les acusa de provocar muerte de aves,
aspecto que hay que tener muy en cuenta en la provincia de Cádiz ya que es paso obligado de muchas
aves en sus migraciones a través del Estrecho de Gibraltar. Además, los aerogeneradores provocan un
zumbido molesto (contaminación acústica) para las viviendas situadas cerca por lo que siempre
deberían instalarse lejos de las poblaciones.
4. CAMBIO CLIMÁTICO.
Es frecuente oír hablar de cambio climático para referirse a las consecuencias del calentamiento que
está sufriendo la atmósfera por la emisión de los gases de invernadero. Sin embargo, frecuentemente se
olvida que nuestro planeta ha sufrido numerosos cambios climáticos y que nosotros mismos, la especie
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
Homo sapiens, hemos pasado la mayor parte de nuestra historia en una “edad del hielo”, como
atestiguan los sedimentos y los fósiles de otras épocas.
Así pues, para tener una mayor perspectiva de los que significa cambio climático, haremos un repaso de
la historia térmica de la Tierra.
La Tierra primitiva estaba mucho más caliente que la que conocemos hoy día, debido a la elevada
concentración de CO2 en la atmósfera, un importante gas de invernadero.
La aparición de la vida supuso un cambio radical: mediante la fotosíntesis las algas tomaban el CO 2, y
fabricaban compuestos orgánicos ricos en carbono que se transmitía a lo largo de la cadena trófica.
Además, muchos organismos, tanto autótrofos como heterótrofos, empezaron a utilizar el carbono para
fabricar partes duras de carbonato cálcico: conchas, caparazones, esqueletos, espinas... El resultado de
todo esto fue un empobrecimiento de la atmósfera en CO2 y un descenso de las temperaturas.
Desde entonces las temperaturas se mantienen dentro de unos márgenes aceptables para la vida pero
no son constantes y las oscilaciones térmicas han estado siempre presentes. La existencia de períodos
fríos o glaciaciones y períodos cálidos o interglaciares obedece a diversas causas dependiendo de la
escala de la oscilación.
Así hay glaciaciones cuya duración es de decenas de millones de años: la glaciación del Paleozoico
Inferior (hace unos 450 m.a.), la glaciación del final del Paleozoico (300 m.a.) y la glaciación cenozoica
(en los últimos 40 m.a.).
Estas glaciaciones coinciden con tres períodos orogénicos: la orogenia caledoniana, la orogenia hercínica
y la orogenia alpina, respectivamente. Durante las orogenias aumenta la actividad volcánica y la emisión
de ceniza a la atmósfera que provoca un oscurecimiento y reduce la entrada de la radiación solar.
Además, las orogenias suponen la creación de continentes mayores y la aparición de amplias zonas de
clima continental frío, sin las temperaturas suaves propias de las zonas costeras.
En las nuevas cordilleras puede haber amplias superficies cubiertas de nieve que tiene un gran efecto
albedo, es decir zonas que, por su color claro, reflejan un alto porcentaje de la radiación solar incidente.
Al final del Paleozoico superior se dieron todas estas circunstancias, se reunieron todos los continentes
en un supercontinente o Pangea y el consiguiente deterioro climático pudo ser una de las causas que
condujo a la extinción acerca de la mitad de las especies que en ese momento habitaban en el planeta.
El efecto albedo está siendo especialmente importante durante la glaciación cenozoica en la que nos
encontramos inmersos.
La deriva continental ha hecho que un continente, la Antártida, se haya situado en el polo Sur y que otra
gran masa de tierra, Groenlandia, esté muy cerca del polo norte.
Estas tierras están permanentemente cubiertas de un manto blanco lo que provoca un gran efecto
albedo y que estemos en uno de los períodos más fríos de la historia de la Tierra.
En otras eras, en las zonas polares sólo había océanos que, vistos desde el espacio, son mucho más
oscuros que los continentes y absorben más calor; como, además esos océanos polares estaban
conectados con el resto de los océanos del planeta, había una circulación oceánica que repartía el calor
y suavizaba la temperatura en todas las regiones.
Esta podría ser una de las razones de que el Cretácico (final de la Era Secundaria) fuese un período tan
cálido.
Dentro de la glaciación cenozoica, que dura muchos millones de años, se han producido, a su vez,
oscilaciones de menor magnitud, con una periodicidad entre diez mil y cien mil años.
Estas oscilaciones no se deben a orogenias o a movimientos continentales, ya que esos intervalos de
tiempo son demasiado cortos.
La explicación más admitida es de carácter astronómico: de la misma manera que la traslación y la
rotación originan períodos fríos (invierno, noche) y períodos cálidos (verano, día), otros movimientos
más sutiles de la Tierra provocan ciclos térmicos que se completan en miles de años. El científico serbio
Milankovitch estudió estos fenómenos y diferenció tres tipos principales de movimientos:
•La excentricidad de la órbita terrestre.
La órbita que describe la Tierra alrededor del Sol no es siempre igual: varía desde más elíptica a más
circular, aproximadamente a lo largo de 100.000 años.
•La inclinación del eje.
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Aproximadamente a lo largo de 40.000 años varía el ángulo de inclinación del eje de rotación terrestre,
respecto al plano de traslación. Éste ángulo determina las diferencias de duración entre el día y la noche
y la existencia de las estaciones.
•La posición en el perihelio.
El perihelio es el punto de la órbita terrestre más cercano al Sol y varía a lo largo de 23.000 años. En la
actualidad la Tierra está en el perihelio durante el invierno del hemisferio norte pero esto va cambiando.
El estudio de estos movimientos permitió a Milankovitch dibujar una gráfica con las oscilaciones
térmicas de los últimos milenios.
Recientemente se ha podido constatar que Milankovitch estaba en lo cierto porque una nueva técnica
ha permitido conocer la temperatura real de esas épocas, estudiando las burbujas de gases enterradas
en los hielos de la Antártida.
Los ciclos astronómicos de Milankovitch también permiten realizar predicciones sobre la evolución
futura del clima: sabemos que vivimos un período interglaciar que ya ha durado tanto como la mayoría
de los interglaciares; la llegada de la glaciación puede ser rápida y antes de 4.000 años, fecha en que se
alcanzará el primer mínimo térmico de la próxima glaciación. Luego, la Tierra quedará inmersa en el frío
intenso durante los siguientes 100.000 años.
Pero no todos los cambios climáticos son cíclicos, como las variaciones astronómicas, ni graduales como
los debidos a la variación de la posición de los continentes. También se han producido cambios
catastróficos, en muy poco tiempo.
El más famoso tuvo lugar al final de la Era Secundaria o Mesozoica y provocó la extinción de numerosas
especies, incluidos los dinosaurios. El estudio de los estratos depositados en diferentes lugares del
mundo en esa época, hace 65 m.a., ha revelado que contienen una elevada cantidad de iridio, un
elemento normalmente muy escaso y para el que se ha supuesto un origen extraterrestre.
Es posible que un gigantesco meteorito impactara sobre la superficie de la Tierra provocando, entre
otras cosas, que la atmósfera se volviera opaca a los rayos del sol debido al polvo, ceniza y humo
generados en el impacto y en los incendios que le siguieron.
Tal vez una fría noche de varios meses de duración impidió la vida vegetal fotosintética y la de los
animales que de ella dependen. Sólo las formas de vida más resistentes escaparon de la extinción. Todo
lo anterior demuestra la complejidad de la máquina climática y los numerosos factores que sobre el
clima inciden.
Sin embargo, falta todavía por considerar el factor humano. Durante la mayor parte de la historia de la
humanidad el hombre no ha influido sobre el clima pero su influencia actual no puede ser
menospreciada.
La quema continuada de combustibles fósiles libera CO2 y otros gases llamados gases invernadero
porque retienen la radiación calorífica que desprende la geosfera y la devuelven a ella provocando un
ascenso de la temperatura media que, a su vez, provocará una alteración en la circulación general
atmosférica y cambios en los climas locales difícilmente predecibles.
Algunos científicos sostienen que ya son más frecuentes las lluvias torrenciales, las olas de calor y los
períodos de sequía y que estas catástrofes meteorológicas son indicadoras del cambio climático (ver
Tratado de Kioto en la última lección del curso).
5. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
5.1. LOS CONTAMINANTES MÁS FRECUENTES Y SUS EFECTOS.
Se consideran contaminantes atmosféricos a las sustancias y formas de energía que en concentraciones
determinadas pueden causar molestias, daños o riesgos a personas o seres vivos, o bien pueden ser
origen de alteraciones en el funcionamiento de ecosistemas, en los bienes materiales y en el clima.
Consideraremos en primer lugar, las sustancias químicas; después nos referiremos a las formas de
energía o radiaciones.
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
A) SUSTANCIAS QUÍMICAS.
Las sustancias químicas se pueden separar en contaminantes primarios, los emitidos por alguna
actividad humana concreta, y los contaminantes secundarios, resultantes de reacciones químicas
espontáneas que tienen lugar en la atmósfera con la participación de algún contaminante primario.
Estos son los contaminantes primarios más importantes:
1. PARTÍCULAS:
Son sustancias sólidas o líquidas con un tamaño que oscila entre 0.1 y 100 micras (el polvo atmosférico,
por ejemplo, está formado por partículas). Aparecen de forma natural en los incendios y en las
erupciones volcánicas. Algunas actividades humanas también liberan muchas partículas, especialmente
la minería, las cementeras y las combustiones industriales y domésticas.
Entre los efectos de estos contaminantes destacan los problemas respiratorios, la suciedad que cubre
edificios, monumentos y plantas que ven limitada su capacidad fotosintética. Además las partículas
contribuyen al smog clásico, que estudiaremos más adelante.
Hay unas partículas que merecen una mención especial por ser muy tóxicas y porque no se degradan,
recorriendo la cadena alimentaria hasta acumularse en los eslabones superiores. Son los metales
pesados entre los que destacamos plomo, cadmio y mercurio.
El plomo procede de la combustión de las gasolinas y es uno de los principales contaminantes de
nuestras ciudades; puede originar insuficiencia respiratoria, alteraciones neurológicas y renales.
El cadmio tiene su origen en actividades mineras del carbón y del cinc y ocasiona problemas
respiratorios y cardiovasculares.
El mercurio también tiene su origen en actividades mineras y provoca daños en el sistema nervioso
central y en los riñones.
2. COMPUESTOS DE AZUFRE (SOX).
El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro, pesado, de olor picante y muy corrosivo. Procede de la
quema de combustibles fósiles y su concentración puede ser muy elevada en ciudades de intenso tráfico
rodado y donde sean frecuentes los sistemas de calefacción central. Su carácter corrosivo hace que irrite
a las mucosas y a los ojos, las plantas pueden perder las hojas, ataca también a las rocas y a los
monumentos provocando en ellos el llamado “mal de la piedra”; incluso puede corroer los metales. El
SO2 provoca las nieblas contaminantes de las ciudades (smog clásico) y, después de sufrir una reacción
química, es el principal responsable de la lluvia ácida.
Otro compuesto de azufre, aunque más escaso, es el ácido sulfhídrico (H2S). Es un gas incoloro pero
característico por su mal olor a huevos podridos. Su presencia hace el ambiente muy desagradable.
En la naturaleza aparece de forma natural en la descomposición anaerobia de materia orgánica. Su
origen antropogénico está ligado a refinerías de petróleo y fábricas de gas.
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
3. COMPUESTOS ORGÁNICOS.
Los hidrocarburos formados por cadenas de pocos átomos de carbono (metano, etano, propano,
butano) son gaseosos y se cuentan entre los contaminantes frecuentes en ciudades y zonas industriales
donde se usan muchos combustibles derivados del petróleo, que es una mezcla de hidrocarburos.
El metano también se encuentra de forma natural como resultado de la descomposición anaerobia de
materia orgánica en zonas pantanosas y de la fermentación bacteriana que tiene lugar en el intestino de
los rumiantes.
Los hidrocarburos producen irritación de los ojos y de las vías respiratorias y, además contribuyen al
efecto invernadero. Algunos compuestos orgánicos volátiles (COV) incluyen cloro en su composición lo
que los hace especialmente peligrosos; afectan al sistema reproductor y poseen efectos cancerígenos y
mutagénicos. Estos COV se forman durante el tratamiento de productos químicos clorados y en la
incineración de residuos que contienen sustancias cloradas (los envases de PVC, por ejemplo).
4. ÓXIDOS DE NITRÓGENO (NOX).
En este grupo estudiaremos tres gases: el óxido nítrico (NO), el más abundante de los tres, que es un gas
tóxico, incoloro e inodoro; el dióxido de nitrógeno (NO2), gas tóxico, asfixiante, de color pardo rojizo y el
óxido nitroso (N2O), gas incoloro, de olor y sabor dulce. Producen afecciones de las vías respiratorias e
irritaciones oculares... Se forman por oxidación del N2 atmosférico en procesos de combustión a
temperaturas elevadas (motores, centrales térmicas, calefacciones) y, de forma natural, por
desnitrificación del suelo. Además, los fertilizantes nitrogenados se transforman en el suelo y pasan a la
atmósfera como N2O.
5. ÓXIDOS DE CARBONO.
El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro, inodoro, insípido, inflamable y muy tóxico, tanto que su
inhalación puede provocar la muerte porque esté gas impide el transporte sanguíneo del oxígeno.
El dióxido de carbono (CO2) es incoloro, inodoro pero nada tóxico; de hecho es un componente habitual
y fundamental de la atmósfera (0,03 % de su composición). Ambos existen en la naturaleza de forma
natural (la respiración libera CO2) pero sus proporciones se ven muy elevadas por la quema de
combustibles fósiles, siendo preocupantes en las zonas urbanas por la emisiones de los automóviles
donde provocan el llamado smog. Además, el CO2 es el principal gas de invernadero.
6. COMPUESTOS HALOGENADOS.
Son sustancias que contienen cloro o flúor en su molécula como el cloro (Cl2), el cloruro de hidrógeno
(HCl), el fluoruro de hidrógeno (HF) y los clorofluorocarbonos (CFC).
El Cl2 y HCl son gases muy tóxicos que provocan irritación de las mucosas de las vías respiratorias.
Pueden tener un origen marino o proceder de los vehículos de motor o de la incineración de plásticos.
El HF se degrada muy lentamente y tiende a acumularse en los organismos de los niveles tróficos
elevados, especialmente en los huesos. Es un gas corrosivo que puede dañar las hojas de los vegetales.
Se origina de manera espontánea en el mar y, de manera artificial, en las industrias de fertilizantes, de
aluminio, de vidrio, de cerámica...
Los CFC son gases estables, no tóxicos ni inflamables, utilizados en aerosoles, refrigerantes y frigoríficos.
Cuando alcanzan las capas altas de la atmósfera intervienen en una reacción química que destruye las
moléculas de ozono estratosférico que nos protege de las radiaciones ultravioletas; los CFC son, por
tanto, unos de los principales causantes del agujero en la capa de o z o n o .
Los contaminantes secundarios, los que proceden de contaminantes primarios, incluyen algunas
sustancias muy importantes. El ácido sulfúrico (H2SO4) y el ácido nítrico (HNO3) son causantes de la lluvia
ácida pero, generalmente, no son liberados directamente por la industria; lo que la actividad humana
lanza a la atmósfera es SO3 y NO3, estos compuestos reaccionan con el agua de la atmósfera originando
los ácidos mencionados.
El ozono troposférico (O3) y los PAN (nitratos de peroxiacilo) son también contaminantes secundarios
importantes porque a ellos se debe el smog fotoquímico presente en muchas ciudades y que origina
irritación ocular, daños en la vegetación y materiales como cuero y fibras sintéticas.
Se forman a partir de NO2, hidrocarburos y O2 en condiciones de intensa insolación.
B) FORMAS DE ENERGÍA O RADIACIONES.
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
Las formas de energía o radiaciones introducidas por el hombre en la atmósfera pueden tener un efecto
muy perjudicial para nuestra salud. Las radiaciones se pueden clasificar en ionizantes y no ionizantes.
Las radiaciones ionizantes, como su nombre indica, pueden ionizar átomos o moléculas por lo que
alteran la materia sobre la que inciden. Este efecto lo tienen las radiaciones alfa (formadas por núcleos
de helio), las radiaciones beta (haces de electrones) y radiaciones electromagnéticas, como los rayos X y
las radiaciones gamma, que tienen un alto poder de penetración.
Estas radiaciones se pueden encontrar en condiciones naturales procedentes del espacio exterior o de la
desintegración radiactiva espontánea, pero la humanidad aumenta su proporción con los escapes
radiactivos de las centrales nucleares, con ciertas técnicas de diagnóstico y de tratamiento médico, con
la instalación de pararrayos radiactivos, etc. Son radiaciones muy perjudiciales para la salud ya que
modifican la materia viva, alteran algunas funciones biológicas provocando incluso el desarrollo de
tumores. Si los cambios afectan al ADN de las células sexuales pueden surgir malformaciones
congénitas.
Las radiaciones no ionizantes son menos peligrosas ya que no modifican la estructura de la materia. A
este grupo pertenecen, además de la radiación visible, los infrarrojos, las radiaciones ultravioleta, las
ondas de radio, las ondas de telefonía móvil...
Es decir, radiaciones que son frecuentes en nuestra vida cotidiana porque se desprenden de muchos
aparatos que hay en nuestros hogares.
La exposición a ellas puede ser perjudicial, según la intensidad de la radiación y el tiempo de emisión, y
se ha demostrado que es causa de alteraciones del sistema nervioso (estrés, ansiedad, cefaleas,
insomnio...) y de trastornos hormonales e inmunológicos.
Las ondas sonoras también son una forma de radiación no ionizante. Se genera mucho ruido en las
industrias (por la presencia de máquinas), en el transporte (coches, trenes, metro, aviones), en la
construcción e, incluso, dentro de los edificios (aparatos eléctricos, cisternas, música, gritos...).
Los efectos del ruido sobre la salud son bien conocidos destacando trastornos en el oído aunque
también hay alteraciones respiratorias, circulatorias, digestivas y hormonales. Además el ruido provoca
problemas psíquicos importantes como la irritabilidad, el estrés y hasta neurosis. Para algunas personas
el ruido es un grave problema que no les deja dormir, trabajar, estudiar o mantener una conversación
relajada.
5.2. FACTORES QUE INTENSIFICAN LA CONTAMINACIÓN LOCAL. DISPERSIÓN DE
CONTAMINANTES.
Lo deseable es que los contaminantes se dispersen lateralmente y hacia arriba de manera que la
concentración disminuya en la zona del foco emisor.
Los factores que influyen en la dinámica de la dispersión son las características de la emisión, las
condiciones atmosféricas, la geografía y el relieve.
-Cuando hablamos de características de la emisión nos referimos a la naturaleza del contaminante (los
gases, por ejemplo, se dispersan mejor que las partículas que se depositan cerca del foco emisor), la
altura del foco emisor, la velocidad de la emisión, la temperatura (elevadas temperaturas favorecen la
dispersión).
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
-Las condiciones meteorológicas son muy importantes. La lluvia y los vientos contribuyen a limpiar la
atmósfera. La insolación suele tener un efecto perjudicial ya que favorece la aparición de algunos
contaminantes de origen secundario (smog fotoquímico).
-La situación barométrica es decisiva: la estabilidad propia de un anticiclón impide la dispersión de los
contaminantes, mientras que las borrascas la favorecen. También es muy importante la temperatura de
la atmósfera y sus variaciones con la altura; lo normal es que la temperatura disminuya hacia arriba pero
a veces se producen inversiones térmicas, es decir, el aire que está en contacto con el suelo está más
frío que las masas de aire superiores. Las inversiones se forman frecuentemente durante la noche, como
consecuencia del enfriamiento del suelo y en los valles estrechos cuyas laderas están más soleadas y
calientes que el fondo del valle.
-La situación geográfica y el relieve tienen una influencia en los vientos que arrastran los contaminantes
o provocan su acumulación. Así, por ejemplo, es preferible colocar una fuente de contaminación en un
valle ancho antes que en un valle estrecho ya que las laderas de las montañas son un obstáculo para el
movimiento de las masas de aire e impiden la dispersión de contaminantes.
Las zonas costeras, gracias a las brisas marinas, ven facilitada la dispersión de contaminantes; no
obstante, si el foco contaminante está entre el mar y una cordillera puede haber problemas de
contaminación durante el día, cuando la brisa se desplaza del mar hacia tierra.
Otro factor geográfico a destacar es la presencia de masas vegetales. Los bosques disminuyen la
cantidad de contaminación en el aire al frenar la velocidad del viento, facilitando la deposición de
partículas que quedan retenidas en las hojas, de forma mayoritaria. Además, la vegetación absorbe CO2
para realizar la fotosíntesis.
-La presencia de núcleos urbanos dificulta la dispersión de contaminantes. En ellas se da el efecto
denominado isla de calor, que hace que la temperatura en el interior de la ciudad sea más alta que en su
periferia, por el calor que se produce en las combustiones en vehículos automóviles, calefacciones y el
desprendido por edificios y pavimento. Ello favorece que aire caliente contaminado ascienda por el
centro de la ciudad y vuelva a bajar por la periferia, originando un movimiento cíclico del aire urbano
pero sin que haya intercambio con zonas más alejadas y de aire limpio. Por eso no se disipa ni el calor ni
los contaminantes. El resultado es la formación de una cúpula de contaminantes.
5.3. LOS GRANDES IMPACTOS.
Estudiaremos dos impactos de carácter global o mundial: el efecto invernadero y el agujero en la capa
de ozono. A continuación consideraremos la lluvia ácida, cuyo radio de influencia es regional, y
finalmente consideraremos el smog que es un problema local que afecta a ciudades muy contaminadas.
A) EFECTO INVERNADERO.
Se entiende por efecto invernadero el calentamiento de las capas bajas de la atmósfera. El fenómeno se
debe a los llamados gases invernadero: metano, vapor de agua, óxido nitroso, ozono, CFCs y, sobre
todo, CO2, que tienen la capacidad absorber la radiación infrarroja (calor) procedente de la superficie
terrestre, enviándola de nuevo en su mayor parte a dicha superficie.
Este efecto es el responsable de las agradables temperaturas (15 ºC de media) que se registran en la
mayor parte de la superficie terrestre.
De no existir este fenómeno la temperatura media del planeta sería de 18ºC, lo que haría imposible la
vida que conocemos. No obstante, el aumento del efecto invernadero supone un problema ambiental
hoy día como consecuencia del incremento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, debidas
principalmente a la utilización masiva de los combustibles fósiles.
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CC DE LA TIERRA Y MEDIOAMBIENTALES
Incremento que no es contrarrestado por la captación de CO2 a través de la fotosíntesis de las plantas (a
causa de la deforestación), ni por su transformación y almacenamiento como carbonatos en el medio
marino.
Este incremento del CO2 puede conducir a un aumento de la temperatura global del planeta entre 2 ºC y
3,5 ºC sobre todo si los países desarrollados no reducimos nuestros niveles de emisión y los países en
vías de desarrollo siguen nuestro modelo. Sin embargo, las diferencias de temperatura no serían iguales
en toda la Tierra.
El calentamiento sería mayor en las latitudes altas, y las áreas continentales se calentarían más
rápidamente que el mar. Habría un aumento global de las precipitaciones en todo el planeta, aunque
con una distribución más variada que la temperatura.
La expansión térmica provocaría el deshielo de las zonas heladas con lo que subiría el nivel del mar.
Este hecho produciría inundaciones en las regiones costeras siendo las más vulnerables el del Sur de
Europa, África, y el Sur y Sureste de Asia. Esta subida de nivel anegaría manglares costeros y otros
hábitats de humedales, y supondría modificaciones en los procesos de erosión y sedimentación
costeros.
También habría cambios en las corrientes oceánicas, en la salinidad y en la temperatura de las aguas, lo
que constituiría una seria amenaza para la biodiversidad marina.
Asimismo un cambio climático podría tener numerosas consecuencias en el desarrollo de las
enfermedades infecciosas. Alteraciones mínimas de las temperaturas pueden con llevar efectos
notables en los organismos transmisores de enfermedades (moscas, mosquitos y roedores). En el caso
de la malaria, la solución a este problema es reducir el consumo de los combustibles fósiles.
En general, cuanto mayor es la emisión de gases de invernadero de un país mayor es su grado de
desarrollo económico y social. Entonces, ¿hay que frenar el desarrollo para que se reduzcan los
contaminantes?
Muchos países no están dispuestos. El problema ya fue tratado en la Cumbre de la Tierra de Río de
Janeiro (1992) pero fue abordado de una manera monográfica en 1997 en la ciudad japonesa de Kioto.
En esta reunión se llegaron a acuerdos en los que se especifican los plazos y reducciones de la emisión
de gases a partir de 2005 ó 2010 respecto a los niveles de 1990, pero los acuerdos no se están
cumpliendo. España, por ejemplo, apoya el Protocolo de Kioto pero hasta Septiembre de 2004 no ha
tomado las primeras medidas que afectan a unas mil empresas eléctricas, siderúrgicas, cementeras y
refinerías que se verán obligadas a reducir sus emisiones de CO2.
Estados Unidos, que es responsable de la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero, apoyó los acuerdos de Kioto durante el mandato de Clinton pero el presidente Bush se ha
negado a ratificar dichos acuerdos porque son contrarios a los “intereses de América”.
B) AGUJERO EN LA CAPA DE OZONO.
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El ozono es un gas de color azul pálido, irritante y picante, formado por tres átomos de oxígeno. En la
estratosfera se forma por la acción de la luz ultravioleta sobre la molécula de oxígeno, mientras que en
la troposfera se origina a partir de reacciones fotoquímicas.
Mientras que en la troposfera es un contaminante muy activo y peligroso, en la estratosfera resulta ser
imprescindible para la existencia de la vida en la Tierra. La mayor parte del ozono existente en la
atmósfera se forma y se encuentra en la estratosfera, a una altura de entre 12 y 40 km sobre la
superficie terrestre.
Este es el denominado ozono estratosférico que se crea cuando la radiación ultravioleta disocia las
moléculas de oxígeno (O2) a oxígeno atómico (O).
El oxígeno atómico se combina rápidamente con las moléculas de oxígeno molecular para formar ozono
(O3). Entre los productos químicos que dañan la capa de ozono estratosférico destacan los
clorofluorocarbonos (CFC), los agentes de extinción de incendios (halones o CFBr), los
hidroclorofluorocarbonos (HFC), el bromuro de metilo, el metilocloroformo (MCF) y el tetracloruro de
carbono.
Estos productos se encuentran en los frigoríficos, los aerosoles, las espumas plásticas y los sistemas de
prevención de incendios.
Los CFC y los halones son compuestos muy estables y pueden tener una vida media mayor de 100 años;
cuando son liberados a la atmósfera no son degradados y alcanzan la estratosfera. Al ser irradiados por
la luz ultravioleta, estos compuestos se descomponen rápidamente para liberar átomos de cloro (o
bromo), los cuales comienzan una cadena de reacciones químicas que conducen a la destrucción del
ozono estratosférico. Se estima que un átomo de cloro, antes de ser neutralizado, puede destruir
100.000 moléculas de ozono en la estratosfera.
En los últimos años se han realizado numerosas mediciones del ozono estratosférico constatándose una
disminución persistente de los niveles medidos en el año 1979, sobre todo en la Antártida. La magnitud
del agujero de la capa de ozono es prácticamente del tamaño del continente helado.
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Aproximadamente el 40% lo producen los automóviles (camiones, autobuses y trenes), el 25% procede
de las plantas generadores termoeléctricas, y el 35% restante tiene su origen en los procesos de
combustión industrial.
La lluvia ácida no es una amenaza directa para la salud humana. Sí origina daños importantes sobre los
monumentos a los que causa el “mal de la piedra” y sobre distintos materiales sobre los que tiene un
efecto corrosivo. Pero el impacto más grave de lluvia ácida es sobre los ecosistemas:
•Sobre la vegetación. Son muchos los lugares de la Tierra en los que la lluvia ácida afecta a los árboles.
En Checoslovaquia y Polonia, millones de árboles han desaparecido debido a las lluvias ácidas causadas
por contaminaciones locales de enorme intensidad. Los bosques situados en zonas de montaña sufren,
además, nieblas ácidas que envuelven a las hojas y atacan su cutícula. La pérdida de esta capa daña las
hojas y produce manchas de color castaño. Esto hace que disminuya la fotosíntesis de la planta y, por
tanto, quede afectado su desarrollo. Si el proceso continúa las hojas se vuelven amarillas y se inicia la
defoliación que provoca la muerte de las plantas.
•Sobre el suelo. Se cree que la lluvia ácida disuelve los nutrientes y los minerales útiles del suelo, que
son arrastrados por el agua de escorrentía.
En los suelos agrícolas a veces hay que incorporar al suelo caliza (una sustancia básica) para neutralizar
su acidez.
•Sobre ríos y lagos. Algunos lagos ácidos no tienen ningún pez. Generalmente, los individuos jóvenes
son más sensibles que los adultos: así, con pH 5 la mayoría de los alevines de pez no pueden salir del
cascarón.
La solución al problema de la lluvia ácida implica cambios en nuestro modelo energético. Es preciso
reducir el uso de combustibles fósiles, especialmente el carbón por su elevado contenido en azufre.
D) SMOG (NIEBLAS CONTAMINANTES).
El smog (de inglés smoke, humo, y fog, niebla) es un fenómeno de contaminación atmosférica típico de
las áreas urbanas y zonas industrializadas, que se caracteriza por la formación de nieblas de sustancias
nocivas para la salud y el medio ambiente.
Existen dos tipos de smog: el clásico o sulfuroso y el oxidante o fotoquímico, que no deben confundirse,
ya que están constituidos por contaminantes diferentes y se generan de distinta forma, aunque en
ambos casos se deben dar condiciones de estabilidad atmosférica que impidan la dispersión de los
contaminantes.
El smog sulfuroso está formado por una nube gases debidos a las emisiones de humos y óxidos de
azufre que se generan en la combustión del carbón y otros combustibles con un alto contenido en
azufre. Se produce en ciudades frías y húmedas, principalmente en invierno y los contaminantes que lo
forman son primarios. Las partículas contaminantes actúan como núcleos de condensación del vapor de
agua, que junto con el SO2 forman las nieblas contaminantes.
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Este tipo de smog produce afecciones respiratorias e irritaciones oculares, y deteriora las hojas de las
plantas decolorándolas y endureciéndolas.
El caso más llamativo de smog ácido se dio en Londres en 1952 y causó la muerte de 4.000 personas.
El smog fotoquímico está formado por una nube de gases contaminantes secundarios, cuya aparición se
ve favorecida por una reacción de fotooxidación, es decir, que requiere la luz solar.
Los reactivos de la reacción son los óxidos de nitrógeno y los hidrocarburos procedentes de los motores
de combustión; el resultado de la fotooxidación es un grupo de contaminantes secundarios entre los
que destacamos ozono, PAN (nitrato de peroxiacilo) y aldehídos, que forman una niebla no tan densa
como la del smog sulfuroso pero muy perjudicial para la salud. Produce irritaciones oculares, afecciones
respiratorias, dolores de cabeza, alergias, etc.
También ataca diversos materiales, alterando gravemente las fachadas de los edificios (mal de la
piedra), y es muy dañino para los vegetales: las hojas se decoloran y en su envés aparecen manchas
plateadas, incluso cuando las concentraciones de los oxidantes son bajas.
La niebla fotoquímica se ve favorecida por situaciones anticiclónicas, con fuerte insolación y vientos
débiles que no permiten la dispersión de los contaminantes, ni en sentido vertical ni horizontal y ocurre
sobre todo en los meses de agosto y septiembre.
5.4. MEDIDAS DE CORRECCIÓN DE LA CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
Las medidas frente a la contaminación atmosférica se han de centrar en los procesos energéticos, los
transportes y las actividades industriales. Diferenciaremos las medidas preventivas de las correctivas.
Las medidas preventivas están encaminadas a evitar la aparición del problema. Entre ellas destacamos:
•Planificar los usos del territorio con el fin de ubicar las industrias donde sus efectos sobre los seres
humanos y el medio ambiente sean menores.
•Potenciar el transporte público en lugar del privado.
•Favorecer la investigación y el uso de tecnologías de baja o nula emisión de contaminantes aplicando
medidas fiscales (reducción de impuestos) y medidas financieras (préstamos, ayudas).
•Establecer un control y vigilancia de los focos emisores.
•Evaluar el impacto ambiental de cualquier proyecto que pueda tener una incidencia medioambiental.
•Medidas legales que limiten los niveles de emisión como las normas adoptadas en el año 2005 en
España en aplicación del Tratado de Kioto.
•Fomentar la información y la educación ambiental para que los ciudadanos hagan un uso más racional
y eficiente de la energía.
Las medidas correctoras, se aplican cuando la prevención no alcanza los objetivos propuestos. Las
industrias y otros focos emisores que no cumplan con las normas establecidas deberán instalar sistemas
de filtro que retengan los contaminantes; a veces se imponen multas y tasas por vertidos a las empresas
que sobrepasan los niveles admitidos.
Otras actuaciones están encaminadas a favorecer la dispersión de los contaminantes como la instalación
de chimeneas adecuadas.
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En algunos casos se han modificado los procesos industriales como la sustitución del plomo de las
gasolinas por compuestos oxigenados, la reducción del contenido de azufre de los gasóleos.
Frente a la contaminación sonora las medidas son parecidas: ordenación del territorio, medidas legales,
fiscales, financieras, educativas... Destacamos la importancia de una arquitectura que prevea la
insonorización de edificios y la instalación de pantallas acústicas.
La ingeniería también tiene mucho que aportar en el diseño de aparatos y vehículos más silenciosos.
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