Rubén Llop Filosofia Contemporanea.
Rubén Llop Filosofia Contemporanea.
Rubén Llop Filosofia Contemporanea.
de
Desarrollo Directivo (PDD) y el Programa de Dirección General
(PDG) en IESE (Barcelona), el "International Management
Program" en IMD (Lausanne, Suiza), el "Top Management
Program" en INSEAD (Fontainebleau, Francia), el "Advanced
Management Program" en Harvard Business School (Boston,
USA), el programa “Leading Change and Organizational Renewal”
impartido por Harvard Business School y Stanford Business
School, y ha obtenido un "Máster en Comercio Internacional" en el
CEDEIN (Centro de Estudios de Economía Internacional,
Barcelona).
De las dos perspectivas que sobre el capitalismo contemporáneo y sus figuras más
emblemáticas conjugamos en nuestra tesis, la interna y la externa, es en esta última
donde hemos realizado un estudio profundo de una serie de autores y enfoques que, si
bien no acometen directamente nuestra caracterización de los sujetos estudiados, sí que
nos permiten estructurar nuestra observación directa de dichas realidades y, al mismo
tiempo, sistematizar nuestras reflexiones y caracterizaciones con reflexiones
complementarias y/o divergentes. Por lo tanto, en este capítulo enmarcamos nuestra
investigación a partir de estudios previos que nos permiten tanto realzar la relevancia de
nuestra reflexión, en función de los antecedentes que destacamos en los siguientes
apartados, como recoger la definición previa de los distintos ángulos desde los que una
realidad económica, social, antropológica y filosófica tan compleja puede ser analizada,
descrita y pensada.
Por un lado, han estudiado y descrito las características esenciales del capitalismo,
su espíritu, su racionalidad, sus justificaciones, (la búsqueda del enriquecimiento
individual ilimitado, busca de nuevos y mayores beneficios, alineamiento de medios
para la consecución del fin, etc.) en diferentes periodos y evoluciones del propio
sistema.
Por otro lado, han estudiado algunas de las interrelaciones entre este espíritu y
algunas de las figuras representativas, y de sus valores, de las épocas coetáneas
con cada uno de los capitalismos estudiados (sea el protestante de inicio de finales
del siglo XIX e inicios del siglo XX, sea el del burgués, sea el intelectual).
Incluso, han reflexionado sobre las implicaciones entre el capitalismo (y sus
capacidades de transmisión de sus criterios) y las características de la realidad
social correspondiente (clase obrera en pequeñas empresas familiares, la figura del
productor en grandes empresas multinacionales, la burocracia y el poder de estas
empresas, la modernidad líquida de Bauman o el impacto del capitalismo flexible de
Sennett en los ciudadanos contemporáneos).
CAPITALISMO CONTEMPORANEO
A partir de identificar y describir los rasgos principales del capitalismo contemporáneo
(desde 1980, aproximadamente, hasta la actualidad, julio de 2014) y de reflexionar cómo,
dada su racionalidad instrumental, es capaz de alinear medios de manera altamente
eficiente sin evaluar los fines, en sí mismos, que persigue, se puede decir que,
la fabricación del ciudadano contemporáneo, lejos de ser casual o natural, responde a
las exigencias y necesidades que el propio sistema, en pos de su expansión y
crecimiento, genera. Tanto en su faceta de mercancía (como fuerza de trabajo a adquirir),
como en su faceta productora (en la ejecución de sus tareas y funciones) como,
finalmente, en su faceta consumidora (necesaria para alimentar y acelerar el crecimiento
del sistema) el ciudadano medio contemporáneo es producido por el sistema
capitalista como un medio más, como un recurso más, necesario para su propia
expansión. En su caracterización contemporánea el ciudadano medio es elegido y
excluido por el sistema en función de su competitividad global comparada estando, en
cierta manera, predestinado a su exclusión, más temprana que tardía, desde el mismo
momento de su inclusión.
Este proceso de inclusión y exclusión es liderado, ejecutado, en buena medida, por los
sujetos caracterizados en nuestra tesis (la alta dirección de las empresas multinacionales
cotizadas, representativas de la mitad del Producto Interior Bruto mundial).
Específicamente, en lo que respecta a estas figuras, profundizamos en cómo son
fabricadas y constituidas como mercancías de alto valor añadido completamente
alineadas con los criterios, valores y carácter que el sistema capitalista contemporáneo
requiere. La separación entre propiedad y gestión, la maximización de beneficios en
el menor plazo, la exigida servidumbre al reino del capital impaciente apátrida y global, el
cambio permanente y acelerado y, por último, la competitividad, el crecimiento y la
expansión global se traducen en una serie de conocimientos, habilidades, competencias,
criterios y valores con los que estos ciudadanos son global e uniformemente producidos
(tanto a partir de las realidades empresariales de estas corporaciones multinacionales, de
sus culturas corporativas, como, de manera más específica, en las escuelas de negocios)
para estar alineados con los fines y para ser capaces de alcanzar los objetivos que el
sistema capitalista contemporáneo define y necesita.
En su faceta productiva, en el ejercicio de sus funciones, estos gestores son el
paradigma de la instrumentalidad del razonamiento del sistema alineando medios
para maximizar beneficios en el menor plazo y así tratar de mantener la competitividad
global comparada que, sin duda, se les exige.
En paralelo, la utilización de todos los medios a su alcance (asesores y consultores
especializados) para separar el poder que atesoran de la responsabilidad que se les
pudiese atribuir en función de los resultados que de sus decisiones pudieran derivarse, se
convierte en una característica clave de estos gestores. En la persecución de la máxima
rentabilidad todos los medios disponibles son utilizados, estén estos avalados o
sancionados por otros poderes contemporáneos (legales o políticos) o por
consideraciones éticas o morales. El fin que, en su condición de primeros ejecutivos de
estas multinacionales deben inexorablemente alcanzar, la maximización de beneficios en
el menor plazo y la expansión global del propio sistema, dada su conformación en criterios
y valores, justifica cualquier toma de decisiones y/o curso de acción en su faceta
ejecutiva.
Como consumidores, aun a pesar de su alto poder adquisitivo y sus múltiples opciones
de compra, acaban, en lo que a sus consumos se refiere, conformando un “habitus”, una
pertenencia fáctica al colectivo que estas figuras conforman de modo y manera que les
haga reconocibles y les califique como pertenecientes a una élite que, en ocasiones, se
convierte en consumidor de referencia. De manera más sintomática, se constituyen
como los auténticos consumidores de otros ciudadanos mediante la toma de
decisiones ejecutivas para la que han sido conformados. Se constituyen, como figuras
emblemáticas que son del capitalismo contemporáneo, en la encarnación del espíritu de
dicho capitalismo y en el brazo ejecutor de su expansión, quedando las posibles
consecuencias de sus actos, sociales o individuales (aquellas de índole no económico ni
financiero con repercusión en el corto plazo) fuera del análisis y/o de los objetivos a
alcanzar.
Mis conclusiones, que conjugan la experiencia y el conocimiento directo de estas figuras
(con entrevistas en profundidad realizadas a 400 de estos gestores durante más de veinte
años), una visión “desde dentro”, y la reflexión filosófica, externa al propio sistema, una
visión “desde fuera”, permiten caracterizar por primera vez a estas figuras y mostrar
no sólo su relevancia y paradigmático e instrumental alineamiento con los criterios del
capitalismo contemporáneo, sino también la dramática eficiencia y la implacable eficacia
del capitalismo contemporáneo en la violenta conformación del ciudadano que el sistema
necesita para su expansión, aunque ni su crecimiento ni la globalización, ni sus
consecuencias, responda a unos fines que hayan sido pensados ni valorados por la
instrumentalidad del razonamiento del sistema.
MARXISMO
Marxismo, doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de Karl Marx y sus
seguidores, indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos políticos: el socialismo y el
comunismo.
Marx pretendía desvelar las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo. Creía que cada época
histórica se caracterizaba por un modo de producción específico que se correspondía con el
sistema de poder establecido y, por lo tanto, con una clase dirigente en perpetuo conflicto con una
clase oprimida. Así, la sociedad medieval estuvo caracterizada por el modo de producción feudal,
en el que la clase poseedora de la tierra obtenía una plusvalía del campesinado que trabajaba
aquélla. Las sucesivas transiciones del sistema de esclavitud al feudalismo, y del feudalismo al
capitalismo, se produjeron cuando las fuerzas productivas (es decir, los grupos relacionados con el
trabajo y los medios de producción como las máquinas) no podían seguir desarrollándose con las
relaciones de producción existentes entre las distintas clases sociales. Así, la crisis que afectó al
feudalismo cuando el capitalismo necesitaba una creciente clase trabajadora conllevó la
eliminación de las bases legales e ideológicas tradicionales que ataban a los siervos a la tierra.
HISTORICISMO Y VITALISMO
La tesis central de Popper consiste en que el historicismo proviene de un punto de partida erróneo
en su planteamiento, y falaz en sus implicaciones: la certeza de que la evolución humana puede
ser objeto de predicción mediante el descubrimiento de ritos, modelos, leyes o tendencias que
supuestamente gobernarían su curso. El historicismo cree descubrir leyes históricas inexorables.
Pero como el curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de los
conocimientos y no podemos predecir por métodos racionales o científicos el crecimiento futuro de
nuestros conocimientos, la creencia en un destino histórico es pura superstición, ya que no puede
haber predicción del curso de la historia humana.
Además para el enfoque historicista el hombre individual aparece como un instrumento casi
insignificante dentro del tablero general del desarrollo humano, ya que los actores realmente
importantes en el escenario histórico son o bien las Grandes Naciones y sus Grandes Líderes, o
bien quizás las Grandes Clases, o las Grandes Ideas. De esta manera interpretando el significado
global, se podría predecir las evoluciones futuras de la humanidad y asentado así en una base
sólida suministrar consejos prácticos acerca de las decisiones políticas que pueden tener éxito o
que están destinadas al fracaso El historicismo pretende proporcionar una presciencia política con
validez científica acerca de lo que vendrá, del futuro de la sociedad.
Las figuras paradigmáticas del historicismo son Popper, Hegel y Marx, y con antecedentes remotos
en la Antigüedad : Heráclito y Platón.
VITALISMO
El vitalismo se caracteriza porque es una forma de irracionalismo, es decir, que niega la primacía
de la razón en la Naturaleza y en las actividades humanas.
La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías tradicionales entender la realidad
como proceso. Sin hacer metafísica tratan del ser en devenir, es decir, son herederos de Heráclito.
En lo antropológico la libertad es no sólo característica de la voluntad, sino esencia del ser hombre.
Además se abandona el concepto tradicional de razón (abstracta, especulativa o científica) para
considerar la razón como vital o histórica.
El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él en estas características
y en la crítica a las filosofías predominantes del sg. XIX (idealismo y positivismo). Ésta es el
historicismo, cuyo principal representante es Dilthey.
El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter científico cuyo principal
portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción contra el mecanicismo materialista que
propugna la reductibilidad de lo vivo a los procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la
existencia necesaria de un principio vital ajeno a la materia que explica los complicados fenómenos
de lo viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico, y es la que propiamente se llama
vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se debe que la filosofía consiguiera alejarse de las
"intromisiones científicas" sobre todo de las físicas; precisamente por remarcar el carácter
diferenciado de las realidades vitales no susceptibles de un tratamiento sólo matemático. También
se debe al vitalismo la reacción contra el racionalismo exagerado que supuso el idealismo alemán
posterior a Kant. Por estas razones exaltan los vitalistas lo siguiente:
No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico que se desarrolla
durante un período de tiempo afectando a lo animal en el hombre, sino más bien del modo más
amplio posible.
Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg. XX), y el precursor
Shopenhauer, que sin ser propiamente vitalista fue el contemporáneo de Hegel que más
radicalmente se opuso a su filosofía, hasta su muerte en 1861.
FENOMENOLOGÍA.
EXISTENCIALISMO
Neopositivismo
En los años que transcurren entre las dos guerras, la reflexión sobre el método científico recibe un
impulso decisivo. Durante ese período el centro principal de la filosofía de la ciencia fue la
universidad de Viena, donde un grupo de científicos filósofos -reunidos en torno a Moritz Schlick-
dieron vida al Círculo de Viena (el Wiener Kreis). El pensamiento de los miembros del círculo se
conoce con el nombre de "neopositivismo" o "positivismo lógico", y se caracteriza por una actitud
decididamente antimetafísica y por toda una serie de profundos análisis de gran relevancia acerca
del lenguaje, la estructura y los métodos de las ciencias naturales, y los fundamento de la
matemática.
Filosofía analítica
Movimiento filosófico surgido en el siglo XX, principalmente en el Reino Unido y en Estados Unidos
después de la II Guerra Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos
expresados en él. Ha recibido diversas denominaciones, como análisis lingüístico, empirismo
lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas derivan de la
especial influencia que tuvo en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Oxford.
Aunque el movimiento no acepta ninguna doctrina o teoría específica de forma unánime, los
filósofos analíticos y del lenguaje están de acuerdo en que la actividad propia de la filosofía es
aclarar el lenguaje o, como prefieren algunos de ellos, esclarecer conceptos. El objeto de su
actividad es resolver los problemas filosóficos, los cuales, afirman, se originan en la confusión
lingüística.
Algunos diálogos de Platón (de forma muy específica, Crátilo, dedicado al lenguaje) están
destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo, esta forma filosófica de reflexión cobró un
énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos por la tradición empírica británica (de John Locke,
George Berkeley, David Hume y John Stuart Mill) y por los escritos del matemático y filósofo
alemán Gottlob Frege, los pensadores ingleses George Edward Moore y Bertrand Russell se
erigieron en fundadores del movimiento filosófico analítico. Compañeros en Cambridge, Moore y
Russell rechazaron el idealismo hegeliano expuesto en la obra del metafísico inglés Francis
Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por completo excepto lo absoluto. Su oposición
al idealismo y su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la investigación
filosófica, se convirtieron en las principales características de la filosofía anglosajona durante gran
parte del siglo XX.
FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
LOS NACIONALISMOS.
Durante el siglo XIX se propagó por toda Europa. Muchas de las políticas
europeas del siglo XIX pueden ser vistas como luchas entre antiguos
regímenes autocráticos y nuevos movimientos nacionalistas. En algunos
casos el nacionalismo tomó una ideología liberal y contra la monarquía,
mientras que en otros los movimientos nacionalistas fueron apoyados por
regímenes monárquicos conservadores. Durante dicho siglo, los viejos
estados plurinacionales (como el Imperio Austrohúngaro) comenzaron
gradualmente a agrietarse, y varios estados localizados fueron
absorbidos por entidades nacionales mayores, como Italia (unificada
por Garibaldi bajo el mandato del rey Victor Manuel II en
1870) Alemania (unificada entorno a Prusia tras la guerra franco-
prusiana en 1871, siendo canciller Otto Von Bismarck). Otros
ejemplos de nacionalismo son Grecia, Irlanda y los países de América
del Sur.
EL COLONIALISMO.
SOCIEDAD
ROMANTICISMO Y POSITIVISMO.
CIENCIA Y TÉCNICA.