Dos Almas Gemelas Conversan
Dos Almas Gemelas Conversan
Dos Almas Gemelas Conversan
mientras observan las estrellas de vez en cuando dirigen su mirada hacia la Vía Láctea, la galaxia
vecina en la que se encuentra el famoso y singular planeta llamado"Tierra"
me han propuesto ir, le dice ella a él con una mezcla de preocupación y entusiasmo, sabía que
tarde o temprano solicitarían tu ayuda, tu vibración, sabiduría y dotes sanadoras serían muy bien
recibidas en ese planeta, así es me siento muy honrada por la llamada del consejo local terrestre
como bien sabes, es una oportunidad única que se les presenta a muy pocas almas a lo largo del
Universo, no puedo fallarles. y tampoco puedo desperdiciar la ocasión de experimentar en
primera persona el cambio de conciencia de la Tierra, aunque ello suponga determinados
sacrificios. siento que debo ir y encarnar. ayudar, colaborar, aportar lo que sé y lo que hay en mi
interior. a medida que pronuncia estas palabras, una lágrima de emoción se desliza lentamente
por el rostro de ella. su compañero la escucha orgulloso y embelesado: no hay palabras en ningún
lugar del Cosmos para expresar la admiración y el amor que en ese instante surgen de su corazón.
Sin embargo, tampoco puede evitar una profunda, sensación de tristeza ante la posibilidad de una
inminente separación de su amada. Lo sé... le dice ella leyendo sus pensamientos, es lo primero
que he pensado cuando el portavoz del consejo me ha sugerido abandonar Andrómeda y pasar
una larga temporada como humana... Tendré que olvidarte y nacer en un mundo de contrastes,
dual, sin apenas conciencia de mi lugar de origen. Me han advertido que la experiencia puede
resultar muy dolorosa. Prácticamente insoportable. Las emociones y sentimientos humanos distan
mucho de los nuestros. Allí hay sufrimiento, desamor, guerra, miedo... Nada que ver con la paz y el
amor que reinan en nuestro planeta. Ni que decir tiene que yo estaré a tu lado. Solicitaré el
permiso como guía espiritual y te acompañaré desde el mismo momento en que nazcas. Haré lo
posible por que tus días en la Tierra sean felices y llevaderos... Ella sonríe con ternura y suspira, al
tiempo que toma la mano de él y la estrecha con fuerza. que te conviertas en mi guía conlleva
determinadas obligaciones y compromisos que has de estar dispuesto a cumplir... Entre ellos,
respetar el plan de vida que elabore y no excederte a la hora de pretender ayudarme,
manteniendo siempre una actitud de comprensión y aceptación ante todo lo que pueda
ocurrirme. Conforme avance dicho plan de vida, es muy posible que tenga que pasar por
momentos de absoluta tristeza, desolación e infelicidad. Recuerda que voy a ser humana y que,
como humana, estaré sujeta a todo tipo de adversidades e infortunios. Por lo tanto, tendrás que
habituarte a verme sufrir de vez en cuando; a observarme rota por el dolor (tanto físico como
emocional); a aceptar las injusticias que a buen seguro habré de soportar por causa de mi
condición de mujer (recuerda que en la Tierra todavía impera la superioridad del sexo
masculino)... y, sobre todo, tendrás que familiarizarte con una situación que ni yo misma soy capaz
de asimilar con mi entendimiento actual: me "enamoraré" de algunos hombres terrestres y creeré
haber descubierto el amor verdadero, olvidando por completo tu recuerdo, tu cariño y la eterna
luz de tus ojos... Es inevitable: las reglas físicas de la Tierra exigen que cada ser humano se sienta
atraído por otras personas (generalmente del sexo opuesto) para fomentar la procreación y
supervivencia de la especie. Yo no seré una excepción... Si te decides a ser mi guía, tendrás que
afrontar este tipo de situaciones y mantener una posición de absoluta ecuanimidad. Al igual que
yo, no podrás echarte atrás: tendrás que presenciar mis dificultades, mis fracasos y mis relaciones
"amorosas" cada día de mi vida, además de resultarte casi imposible mantener cualquier tipo de
comunicación consciente conmigo. Tan solo podrás arroparme con tu amor y contemplar mi
encarnación desde una perspectiva elevada, sin juicios, dejando que experimente lo que deba
experimentar y apoyándome de manera incondicional con tu energía. Solo podrás intervenir
directamente (y sin que yo me dé cuenta) si mi vida está en peligro y todavía no ha llegado mi
hora... El silencio y las dudas se apoderan de ella, que siente en su interior la tristeza infinita de su
compañero ante semejante exposición. Este, no obstante, consigue sobreponerse a la melancolía y
reúne el valor suficiente para realizar la siguiente pregunta: ¿Existe alguna otra alternativa? _
¿Otra alternativa?... sabes bien a qué me refiero... Solo tú puedes leer mi mente aunque trate de
ocultar mis pensamientos. sí, claro que existe... pero el amor que nos une me impide planteártela
abiertamente. Nunca, jamás, permitiría que lo hicieras. Es una labor mía, y por nada del mundo
consentiré que te expongas a los mismos sufrimientos y penalidades que habré de atravesar yo.
Por favor, dime: ¿qué te ha dicho el consejo? ¿Habéis hablado de mí?... Lo que me haya dicho el
consejo es secundario... En esta ocasión es él quien lee los pensamientos de ella, que comienza a
llorar confusa y desconsolada, sin otra opción que exponer toda la verdad. el consejo terrestre me
daría permiso para encarnar en la misma época que tú..., ¿cierto? —Sí... balbucea ella entre
sollozos... como almas gemelas, se nos permite descender juntos y apoyarnos energéticamente en
la distancia, existiendo siempre la posibilidad del reencuentro, el posterior reconocimiento y la
misión conjunta. Sin embargo, tu encarnación no es necesaria: se requiere únicamente un alma de
mis cualidades para ayudar a elevar el nivel de conciencia de la Tierra. Entonces está decidido:
encarnaré contigo y nos reencontraremos físicamente. No te dejaré sola, aunque tenga que
olvidar y enfrentarme a la ignorancia y el dolor._ ¡No sabes lo que dices! No es tan fácil ni tan
romántico como parece: una vez allí, seremos como dos ciegos que caminan a tientas. Nuestras
energías se sostendrán mutuamente mientras nuestros cuerpos físicos estén separados, pero el
anhelo del reencuentro puede resultar especialmente frustrante y devastador: a nivel inconsciente
intuiremos que hay alguien ahí fuera, a quien conocemos de otras existencias, que nos
complementa y nos ama de un modo incomprensible para nuestra mente, pero no sabremos
dónde se encuentra ni qué hacer para localizarlo. En esa búsqueda incesante, que puede llegar a
ser enfermiza, es posible que tropecemos con otras personas y que creamos ver en ellas al ser que
tanto anhelamos, quedando decepcionados una y otra vez y levantando muros a nuestro
alrededor que nos protejan del dolor inherente a cada relación "amorosa". Entiendo... No suena
muy alentador... Pero debe de haber alguna forma de allanar el camino y facilitar el reencuentro,
¿no es así? —Efectivamente: la hay. y es relativamente sencilla, pero muy complicada de llevar a
cabo si nos perdemos en las ilusiones terrestres y en la frustración del fracaso sentimental.
Escúchame bien e interioriza en tu alma lo que estoy a punto de decirte: para que se produzca el
reencuentro en la Tierra, hemos de liberarnos, precisamente, de la necesidad del reencuentro,
¿entiendes? Primero tenemos que haber hecho las paces con nosotros mismos, aceptándonos tal
como somos y hallando en nuestro interior la luz y el amor que tanto deseamos. Asimismo, hemos
de dejar atrás las relaciones que hayamos podido mantener y agradecer su enseñanza,
liberándonos de cualquier tipo de apego, rencor o resentimiento. Esto también es válido para
enamoramientos no correspondidos y etapas de soledad y confusión, muy frecuentes en el plano
terrestre. Sean cuales sean los antecedentes afectivos de nuestra existencia en tercera dimensión,
para iniciar plenamente una nueva etapa debemos dar por finalizadas las anteriores y dejarlas en
el lugar que les corresponde. Solo así estaremos en disposición de reconocernos e interesarnos el
uno por el otro cuando llegue el momento del reencuentro físico. ¿Quiere esto decir que existe la
posibilidad de que no nos reconozcamos?... pregunta él con cierto desasosiego. Así es... Y si te soy
sincera, no puedo imaginarme reencontrándome contigo y pasando de largo, es algo que no
puedo llegar a entender y que me causa una sensación de soledad desmesurada. Sería como
encontrar un diamante en lo alto de una montaña y dejarlo caer al vacío... Ya ves: incluso aquí, en
nuestra dimensión de luz y paz, comienzo a sentir el miedo y la desolación terrestre... Por ello no
quiero que vengas conmigo: aparte de tener que enfrentarte a los mismos retos y desafíos que yo,
podrías perderte en las ilusiones emocionales de tercera dimensión y acabar en la infelicidad más
absoluta. Nuestros guías nos ayudarían en lo posible, pero finalmente somos nosotros los que
tendríamos que aproximarnos conscientemente y observarnos sin juicios, reproches o
expectativas, aceptando completamente nuestras respectivas sombras y permitiendo a nuestros
corazones entrelazarse y amarse sin trabas, con total libertad... Él queda pensativo y la abraza
fuertemente contra su pecho, consciente de las dificultades que entraña embarcarse en la misma
misión que su compañera. Ambos, sin necesidad de continuar la conversación, saben que
encarnarán juntos y que se reencontrarán en algún momento y lugar del planeta Tierra, en esa
galaxia espiral que ahora mismo brilla ante sus ojos. Cuando llegue ese momento, las miradas se
cruzarán y las emociones se desbordarán, atrayéndose el uno al otro de un modo sorprendente e
inexplicable. El resto de la historia es un misterio, pero los dos correrán el riesgo y confiarán en el
amor que une sus almas.