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Análisis La Casa Del Florero

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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

Arquitectura, historia y patrimonio


2018 – 2

Museo del 20 de Julio / Casa del Florero

Laura Valentina Pulido


Luisa Fernanda Moreno
Ana María Herrera

Noviembre, 2018.
La llegada de los colonizadores españoles al nuevo continente trajo consigo no
solo importantes cambios sociales, económicos o culturales, sino que impuso también la
nueva forma de sus ciudades y construcciones. Se estima que en el año 1537 llegó un
grupo de españoles a la sabana de Bogotá que claramente en ese entonces era territorio
indígena. Aunque su paso por este lugar era transitorio, decidieron establecerse gracias
a sus óptimas condiciones y a su localización. Es así como un año después el señor
Gonzalo Jiménez de Quesada realiza la fundación de facto de la que en ese entonces
se llamaría la ciudad de Santa fe. Sin embargo, esta fue fundada jurídicamente en 1540
y nombrada por el rey como una ciudad oficial. Este acontecimiento abre paso a la
llegada de españoles que buscan establecerse en esta joven ciudad y da inicio a una
época en que la población poco a poco comienza a crecer.

En estas nuevas ciudades coloniales debían seguirse ciertos parámetros que las
identificaban como fundaciones españolas, entre estas la retícula que definía las calles
de la ciudad y la distribución de las construcciones dentro de esta. Como resultado de
estas premisas, las cuadras o manzanas resultaban con una forma cuadrada que
generalmente se dividía en cuartos para asignar cada uno de estos a personajes
importantes de la época. Entre estos relevantes personajes aparece el Mariscal Hernán
Venegas Carrillo, de quien no se tiene demasiada información, pero se sabe que fue
gran amigo de Jiménez de Quesada y quien sería el primer dueño del lote ubicado en la
carrera séptima con calle 11. A pesar de su importancia, el mariscal no tenía mayor
relevancia en la jerarquía española, por lo que no obtuvo un lote muy cercano a lo que
en ese entonces era el centro fundacional de la ciudad. Sin embargo, no contarían con
que años después la plaza mayor se ubicaría justo al frente de su casa, lo que le daría
una posición privilegiada respecto a cualquier otra ya que podían presenciar desde una
muy cómoda posición los eventos que allí ocurrían. Sin embargo, la familia de Venegas
no pudo disfrutar de su vista lo suficiente ya que en 1740 la casa pasó a ser por un tiempo
propiedad de Francisco Moreno y Escandón; fiscal de la Real Audiencia, para luego
pertenecer al señor Sebastián Rodríguez Trujillo.

Rodríguez Trujillo sacó provecho de la privilegiada disposición de la casa y


constantemente alquilaba su balcón para presenciar todo lo que ocurría en la plaza
mayor. Entre los acontecimientos importantes que pudieron presenciar estuvo la
importante construcción de la Catedral Primada, que ahora sería la nueva vecina de la
familia. En ese entonces la catedral estaba elaborada de ladrillo y tapia, técnica utilizada
en la mayoría de las construcciones de la ciudad. Gracias al potencial de la casa y
también a su ubicación; que coincidía también con la ubicación del mercado de los
viernes, la familia decidió dar en alquiler el primer nivel de la casa para que fuese
destinado a un uso comercial. Es así como el primer piso fue alquilado a José Gonzales
Llorente, un vendedor de objetos lujosos que se dedicaba a importar elementos de la
vida cotidiana desde Europa para venderle a los españoles establecidos en América.
El edificio tiene una gran importancia histórica para el país puesto que el 20 de
Julio de 1810, en un viernes día normal de mercado, los criollos ya asediados por la
situación de superioridad y desigualdad ante los españoles y la creación de juntas.
Fijaron crear un incidente que despertara una situación conflictiva con los españoles para
que finalmente se diera salida al descontento existente en Santafé contra la audiencia
española. Es así como ese día un grupo de criollos (encabezados por Pantaleón
Santamaría y los hermanos Morales) fueron a la tienda de Llorente a pedirle como
préstamo un florero que les sirviera para decorar la mesa para un banquete en honor al
destacado criollo Antonio Villavicencio. Llorente se negó a prestar el florero y de esta
manera los criollos comenzaron a decir que no se los prestaban por ser inferiores a los
españoles y que este español los estaba ofendiendo. A partir de esta respuesta negativa
los hermanos Morales procedieron a exponer la situación en frente de todos. Al observar
los hechos toda la plaza de mercado, gente del pueblo, indígenas, pobres, ricos y criollos
se rebelaron en contra de la corona española. De esta manera se dio el primer grito de
independencia, se realizó el cabildo abierto y se expidió el acta de revolución. Tiempo
después la casa tuvo en su mayoría fines comerciales y sobrevivió a varios eventos
importantes, entre ellos, El Bogotazo.
Ya en 1960, como conmemoración de los 150 años de la independencia Nacional,
se abrió el conocido “Museo del 20 de Julio de 1810” con la intención de ser un punto
objetivo en la historia de la independencia de Colombia y los protagonistas de ella.
Además de exponer el ideal de autonomía, libertad y bienestar para quienes conforman
nuestra nación. La colección se compone de objetos, documentos y pinturas de gran
valor para quienes fueron parte de esta historia. En ella se exhibe entre otras cosas una
réplica del ramillete del florero, objeto significativo en la historia y nuestra nación.

Imagen 1. Museo de la Independencia en la actualidad. Fuente: Archdaily Brasil.

Este edificio ubicado en entre la calle 11 y la carrera 7 (denominada en la época


Calle Real del Comercio) fue construido a finales del siglo XVI para el soldado Hernán
Venegas Trujillo quien le dio durante mucho tiempo un uso residencial. Aunque no es
conocida la distribución espacial de la casa en aquel entonces, se sabe que contenía
una huerta y que inicialmente fue elaborada rústicamente a base de madera y paja.
Posteriormente; a inicios del siglo XVII, por orden de las autoridades se demolieron varias
construcciones elaboradas con dicha técnica para ser reconstruidas con barro de tapia
pisada.
Esta nueva técnica les permitió aproximarse al estilo mudéjar, un estilo
característico de la arquitectura colonial, fruto de una fusión del arte y la arquitectura
árabe con la española tras la llegada de las comunidades árabes a la península ibérica.
Este estilo se vio reflejado en la colonia con columnas monolíticas, aleros ornamentados,
las jambas en la piedra, balcones de madera, los azulejos y los ochaves en las esquinas.
Adicionalmente, las formas y proporciones empleadas en la colonia provienen del
renacimiento, el cual tiene un auge en Europa y se ve reflejado en la Nueva Granada por
el uso de la herencia griega y romana. Aunque el barroco tuvo influencia en la
arquitectura de la Nueva Granada, se dice que fue de menor magnitud ya que en la
ciudad de Santa Fe no había mano de obra ni materiales necesarios para ejecutar dichas
técnicas.
En la Casa del Florero; o el actual Museo de la Independencia, es difícil evidenciar
actualmente características o materiales originales de la fecha de construcción, esto se
debe a los constantes cambios y remodelaciones que ha sufrido el edificio, que lo único
original que se conserva son los grandes muros del primer piso elaborados en tapia
pisada. A pesar de esto, se mantienen también algunas piezas que han sobrevivido a
vandalismo, masacres, incendios y un estado de degeneración, pero que no
pertenecieron al primer diseño de la casa, sino a modificaciones realizadas por otros
dueños. Un ejemplo de esto es el balcón del segundo nivel (Imagen 3) que hizo parte de
la casa en 1950. Este se conserva hoy en día; sin embargo, ha sufrido modificaciones
estructurales para garantizar la seguridad al convertirse en un edificio público.

Imagen 2. Muros conservados de la casa original en el museo actual.

Imagen 3. Cigarrería Tequendama y casa del florero.1951

Imagen 4. Vista al suroccidente de la plaza de Bolívar, el 29 de abril de 1948. Se


ve la destrucción del hotel Atlántico, sobre la 7.ª entre calles 11 y 12. Instituto Geográfico
Agustín Codazzi, Vuelo B-62

Inicialmente, la casa contaba con un sólo nivel, cuatro cuartos, un hall y una
entrada principal. Con el paso del tiempo los diferentes residentes fueron ampliándola
agregando; 2 jardines, uno pequeño que se ve a la entrada del edificio y otro más grande
que queda de espaldas a la casa, de la misma manera, tiempo después del
levantamiento de la casa original se fue construyendo el icónico balcón que da a la Plaza
de Bolívar. Esto se evidencia ya que a pesar de que los muros de ambos niveles fueron
elaborados con la misma técnica y dimensión, detalles como las puertas o las columnas
revelan un cambio de época. Estas columnas son estilo dóricas porque en el capitel se
ve el fuste de la columna, seguido del collarino, el equino y el ábaco. Las columnas
también fueron utilizadas en la ampliación realizada a la casa original; por lo que puede
asumirse que fueron parte de dicha intervención como puede observarse en las
imágenes 6 y 7.

Imagen 5. Ampliaciones de la casa.

Imagen 6. Columna perteneciente a la loggia del patio central. Imagen 7.


Columna del segundo nivel.
Otro aspecto importante para la historicidad arquitectónica del edificio es que
algunas puertas y ventanas aún se conservan a través del tiempo, sin embargo, con la
adaptación de la casa a museo en 1960 y con las numerables remodelaciones que le
han hecho al edificio, se nota un esfuerzo por preservar estas ventanas, puertas y
bodegas garantizando su protección y dándoles un uso diferente (Imagen 8). En la
imagen posterior puede evidenciarse la estructura temporal en madera adaptada a las
ventanas que puede protegerlas desde el interior, no afecta el elemento al no estar
anclada directamente a este y permite adaptar estos espacios a otro uso como exponer
dibujos y fotografías. Por otro lado, aparece el uso de los jardines que, en la época
renacentista eran característicos de las casas de familias, jardines internos para tener
vista desde los balcones y ventanas. En el costado occidental se encuentra un pequeño
patio/jardín que fue adaptado al museo teniendo una función de recepción; es decir que
el ingreso a la casa no tiene un espacio de transición, sino que se llega directamente al
patio, para esto se le instaló una fuente en piedra y se decoró con flores a su alrededor
ya que es importante la visual desde todas las salas que rodean este espacio. Por el
contrario, el costado oriental consiste en un gran jardín que pertenecía a la casa
colindante y era utilizado principalmente para entrar los animales desde la calle y que
posteriormente fue configurado como un jardín de contemplación muy similar a los
jardines renacentistas, donde predomina el dominio de la naturaleza. Este último fue
adaptado a la casa del florero en 1965 y se demolió uno de los muros para generar un
acceso directamente desde la casa.

Imagen 8. Ventanas segundo nivel.

Imagen 9. Patio central de la casa. 2018

Como se ha mencionado anteriormente, uno de los grandes cambios del edificio


se dio cuando se unió con las construcciones colindantes para ampliar la antigua casa y
darle por primera vez un uso de museo. Como parte de esta unión de construcciones,
pueden evidenciarse aún las intervenciones realizadas para generar las uniones entre
estas. En el siguiente diagrama es posible ver el pórtico estructural de perfilería metálica
que fue implantado entre los dos edificios para proveer de resistencia la zona de
circulación. Adicionalmente, se ha adecuado una plataforma metálica que une el
entrepiso de las dos estructuras de forma discreta y la vidriera que ha sido adecuada a
la loggia que rodea el patio central para configurarla como un espacio cerrado que puede
funcionar como otra sala de exposición. Estas tres intervenciones dan cuenta de los
elementos arquitectónicos más modernos utilizados en la construcción de la casa, por lo
que puede suponerse que hacen parte de un plan de remodelación reciente como el que
se realizó para conmemorar el bicentenario de la independencia.

Imagen 10. Intervenciones recientes.

Actualmente; con base en el plan propuesto para la disposición museográfica de


la casa, se encuentran adecuadas seis salas de exposición fijas ubicadas en la zona de
la casa original, una sala de exposiciones temporales que se ubica en la segunda planta
de la ampliación del museo y una zona de auditorio, bodega y recepción que
corresponden a la primera planta de la misma. La entrada al museo se ubica en el patio
y para la salida se ha habilitado una de las puertas que pertenecía a la primera
construcción. El acceso a los balcones es limitado debido a su delicado estado por ser
de un material orgánico más sensible al paso del tiempo y se mantienen cerradas la
mayoría de las puertas y ventanas sin ser alteradas físicamente para facilitar el recorrido
del museo. Esta distribución se ha mantenido mientras la casa ha funcionado como un
museo; sin embargo, no se tiene registro de la distribución que tuvo cuando su uso era
residencial y los muros conservados del primer piso dan cuenta de las tiendas que allí
se encontraban. A pesar de conservar los antiguos muros, su disposición fue alterada
varias veces ya que el primer piso se habilitó como comercio cuando la familia construyó
el segundo nivel. Es también por esto que la fachada contiene numerosas aperturas que
responden a las necesidades de los locales comerciales que atienden a las personas
que circulan por el lugar.

Imagen 11. Distribución actual.


Imagen 12. Primer nivel comercial.

La Casa del Florero es un edificio emblemático situado en una de las esquinas de


la Plaza Simón Bolívar. Su importancia reside en que este edificio fue el lugar en donde
un viernes 20 de julio del año 1810 surgió el grito de independencia. Para ese entonces,
las casas de la plaza y sus alrededores eran de uso comercial, es así como el primer
piso de la casa estaba alquilado al distinguido español José Gonzales Llorente. El cual
se dedicaba a vender artesanías, vajillas y demás objetos costosos por ser extranjeros y
de “alta calidad”. El 20 de julio los criollos Francisco y Antonio Morales fueron a pedirle
prestado un florero para decorar la mesa y darle la bienvenida a otro criollo importante
llamado Antonio Villavicencio. Llorente se negó y ante este suceso los criollos
aprovecharon esta excusa para hacer una revuelta y revelarse en contra de la corona
española. Fue de esta manera que La Casa del Florero paso a ser un edificio importante
por ser el lugar en donde tales hechos ocurrieron. Además de esto, esta casa siempre
había tenido su reconocimiento por ser un lugar buen ubicado y por su balcón, el cual
era alquilado para eventos.
La Casa del Florero es una edificación modesta que ha enfrentado diversas situaciones
como incendios y disturbios, por lo tanto, estos han afectado su estructura. Es por esta
razón que se han hecho varias remodelaciones y se han cambiado algunos usos de
puertas y ventanas. También la casa se agrando, pues la edificación original solo era la
esquina. Se instaló un ala con un auditorio pequeño, se pusieron vidrios modernos, se
mejoraron y se agregaron 2 jardines. De igual manera, una característica que
nos llamó la atención de la casa “original” es que, dentro de los cuartos no hay ningún
baño, o algo que nos pueda dar un indicio de que hubo baños y, por otra parte, según la
poca información que nos proveyeron, la única estructura original de la casa que aún se
conserva sin remodelaciones y modificaciones son las paredes del primer piso. Paredes
blancas y gruesas, por lo que pensamos que gracias a su grosor sobrevivió a tantos
acontecimientos.
Por su representación histórica, esta casa debe conservarse y valorarse ya que en ella
ocurrieron hechos importantes para la historia de Colombia, por lo que implica también
un arraigo emocional. Al ser un edificio residencial ha sido complejo el ejercicio de
conservación y a pesar de que su infraestructura da poco testimonio de la arquitectura y
sus cambios a través del tiempo, su reconstrucción es resultado de un esfuerzo por
mantener la tipología y los materiales originales que pueden ser evidenciados por los
visitantes del museo.
Por último, esta edificación, es un sitio donde se marcó un hito histórico para la
independencia de nuestro país, que por sus diversas modificaciones se ha impedido
tener un máximo de conservación; además como se explica, el segundo piso está
deteriorado, razón por la cual en algunas partes de la casa no se puede transitar. Por
ejemplo, el balcón que da a la plaza Bolívar está deteriorado y la cantidad de personas
que ingresan no pueden ser mas de 3 o 4, y no por mucho tiempo. Consideramos que
sería importante poder realizar una buena intervención más asertiva, con los materiales
y acabados de la época. De esta manera no se perdería la esencia antigua y colonial del
edificio. Además, sería conveniente el mantenimiento del entorno para que se enmarque
y se le dé un mejor valor al sector. Es el gobierno quien debe intervenir en este tipo de
edificaciones que hacen parte de un patrimonio arquitectónico/histórico en nuestro país.
De esta manera, se hará un esfuerzo para que las edificaciones representativas sigan
teniendo valor y no se pierda la identidad nacional. En pocas palabras para que estos
Hitos históricos se mantengan vivos en el marco de la Plaza de Bolívar, del Barrio de la
candelaria, que guardan mucha historia para Bogotá y el país.

La consecución de la documentación de la Casa del Florero fue interesante en la medida


que, siendo una edificación muy emblemática para la independencia de nuestro país,
resultó un poco difícil acceder a la información de la planimetría y el proceso constructivo
de la misma. Por otro lado, se observó que en medio de que existen algunos planos,
estos no fueron del todo completos como se esperaba. Puesto que, faltaron cortes y
detalles constructivos, que deberían estar a manera de información general de los entes
que manejan los referentes históricos del país y/o para realizar una posible intervención
a este patrimonio arquitectónico. Esta difícil consecución de la información se debe en
buena parte a que el edificio tuvo un uso residencial por mucho tiempo, por lo que su
planimetría perteneció a los residentes de las casas; que luego se anexarían para formar
el actual museo. Sin embargo, gracias a fuentes como el Ministerio de Cultura ha sido
posible acceder a información arquitectónica más reciente y; a partir de ésta y de la
información histórica consultada, se deducen los posibles cambios ocurridos.
Bibliografía:

 http://www.asisucedio.co/1810-la-casa-del-florero/
 http://cuadrantecultural.com/bogotamemorable/general/para-alquilar-
balcon/
 http://www.filmingbogota.gov.co/?q=es/node/2440
 Sebastián Vargas, "Cabalgando entre el pasado y el presente. Usos
estatales del Bicentenario de la Independencia en Colombia (2009-2010)"
(sin publicar).
 https://www.eltiempo.com/bogota/como-estan-hoy-los-inmuebles-
afectados-en-el-bogotazo-el-9-de-abril-1948-202662
 Arango, J., & Martínez, C. (1951). Arquitectura en Colombia:
Arquitectura colonial, 1538-1810; arquitectura contemporánea en cinco
años, 1946-1951. Bogotá́ : Ediciones Proa.
 Arbeláez, C., Martínez, C., Samper, G., & Téllez Castañeda, G. (1964).
Guía arquitectónica de Bogotá. Bogotá: Asociación de Profesionales
Especializados en los Estados Unidos de América.
 http://www.museoscolombianos.gov.co/museos-del-ministerio-de-
cultura/museo-de-la-independencia-casa-del-florero/Paginas/default.aspx
 Secretaría de cultura, recreación y deporte, A. (2016). Viva el centro.
Álbum de monas. Ruta por la Cra. 7ª [Ebook] (1st ed., pp. 16 - 19).
Bogotá: La Internacional Producciones. Obtenido
de: https://issuu.com/patrimoniobogota/docs/merged__2_.compressed
 Uribe González, M., & López Correal, Y. (2010). Ruta del Bicentenario.
Bogotá: Yéssica Acosta Molina.
 Contreras, J. (2014). Una casa, un florero, un grito de libertad. Revista
Bienes Comunes, 12-22. Obtenido
de https://issuu.com/cristian_vp/docs/bc_14

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