Antonio Bonet
Antonio Bonet
Antonio Bonet
Catera, Claudio
RESUMEN
Antonio Bonet, arquitecto catalán que emigró al cono sur americano, desarrolló una
importante y significativa obra de arquitectura moderna tanto en Argentina como en
Uruguay, tierras que lo acogieron y en las que dejó su huella artística y creativa como parte
de un patrimonio sudamericano. Articulándose con profesionales nativos logró una
producción regional en el uso espacial, lenguaje y materialidad experimentando con las
nuevas tecnologías y procesos de racionalización industrial, reproponiendo la vanguardia
moderna y efectuando una efectiva interpretación del modo local del habitar.
Figura 1 (1)
Muerto Torres Clavé en la Guerra Civil Española, exilado Sert en Estados Unidos, Antonio
Bonet asume, inmerso en un clima cultural propicio de una Buenos Aires efervescente, la
prolongación consecuente de aquel discurso. De esta manera, a fines de los años ´30,
Bonet deja el estudio de Le Corbusier trasladándose a Buenos Aires para fundar el grupo
Austral y comenzar una carrera en donde la bóveda no sólo será un elemento de cobertura,
sino el elemento de definición espacial.
2. EL GRUPO AUSTRAL
Con todos estos antecedentes y sumado a la forzosa emigración, producto del franquismo
en España, Bonet arriba a Buenos Aires en 1938 e inmediatamente conforma junto con
Ferrari, Hardoy y Kurchan el grupo Austral, al cual se sumaron posteriormente Vera Barros,
López Chas, Simón Ungar, Samuel Sánchez de Bustamente, Alberto Le Pera, Hilario Zalba
e Itala Fulvia Villa, entre otros arquitectos reconocidos.
Los integrantes del grupo Austral rechazaban a sus antecesores y maestros, a los que
identificaban con posiciones anacrónicas, incapaces de comprender las nuevas condiciones
VII Jornada "Técnicas de Restauración y Conservación del Patrimonio"
Figuras 2 y 3 (2)
Esta postura que valoriza desde lo artesanal hasta lo industrial, desde el nacionalismo
popular hasta el anarquismo, rechaza a sus antecesores y pretende organizar una
vanguardia convocando a selectas personalidades de la economía, la industria y la cultura,
influyentes en la opinión pública. Esta permanente fusión y contraste de ideas, de arraigos y
desarraigos, será la impronta singular de la obra de Bonet. Los ateliers de Suipacha y
Paraguay, el edificio de Virrey del Pino 2446 y el de O'Higgins 2319, de Kurchan y Ferrari y
la casa en Martinez, de Bonet, Peluffo y Blanco, junto con el sillón BKF son las obras
paradigmáticas del grupo.
El número uno de la revista Austral, está dedicado a la presentación del grupo y a explicar
cuales serán los argumentos conceptuales que guiarán la concepción del mismo. El
segundo envío está consagrado al tratamiento del tema "Urbanismo rural, plan regional y
vivienda". El contenido de la revista refleja la búsqueda de los prototipos para la vivienda
rural y la aproximación a la autenticidad lingüística.
Originalmente, el edificio fue proyectado para albergar varios ateliers, lugares de trabajo y
encuentro diseñados para artistas (el propio Bonet utilizó una durante varios años), función
que el edificio cumple hasta el día de hoy. Para ello, los autores concibieron una obra
marcada por los contrastes y la coexistencia de opuestos, presentes tanto en el diseño de la
planta como en la utilización de los materiales de construcción.
El edificio presenta un programa de cuatro locales en la planta baja y dos pisos con siete
departamentos se encuentran comunicados en su interior por escaleras caracol. El primer
nivel es un monoambiente unido a un entrepiso, pensado como lugar de descanso y baño.
El nivel superior se encuentra coronado con bóvedas catalanas y cada departamento cuenta
con una terraza - jardín.
En este sentido, la fachada emplea transparencias a través del uso del ladrillo de vidrio de
diferentes formatos, lo que la opone a la opacidad las fachadas vecinas. Así, las vidrieras
sinuosas de los locales en planta baja pueden leerse como una reinterpretación artística de
los pilotis pregonados por Le Corbusier. En consecuencia, el uso del vidrio implica una
ruptura con el pasado, pues hasta entonces la arquitectura moderna argentina había
mantenido los frentes opacos. El edificio presenta un tratamiento singular en la esquina,
orientada al oeste, donde donde el edificio se muestra totalmente opaco gracias a una piel
convexa constituida por las aletas verticales de un parasol. Este elemento metálico de largas
láminas gira gracias a un mecanismo eléctrico, permitiendo una total apertura al medio
circundante y logrando de este modo que la luz penetre en su interior.
Por otra parte la función del edificio es otro de los aspectos innovadores, puesto que sería el
espacio para la discusión intelectual y una incubadora de ideas, como fiel exponente del
ambiente cultural y polémico que tuvo lugar en el Buenos Aires de la primera mitad del siglo
XX y en consonancia con lo que sucedía en Europa.
Así están presentes y a manera de relectura los postulados racionalistas, la planta baja
vidriada con locales comerciales, parangonando la planta libre; la fachada materializada con
ventanas corridas de distintas pieles metálicas que evidencian la estructura independiente, y
la quinta fachada resuelta con bóvedas catalanas, que otorgan un efecto plástico que da
sentido al remate de un lote en esquina.
Como elemento significativo del contraste entre el diseño industrial y artesanal en un objeto,
no puede dejar de mencionarse el famoso sillón BKF, tornando evidente la tendencia
estetizante de Bonet. Creada en 1938, las iniciales de los apellidos del Grupo Austral, los
arquitectos Bonet, Kurchan y Ferrari-Hardoy, (BKF) le dieron el nombre al diseño original.
Diseñada en principio por Jorge Ferrari-Hardoy, fue presentada por sus socios Juan
Kurchan y Antonio Bonet como de diseño de Ferrari-Hardoy, en el 3er Salon de Artistas
Decoradores de Buenos Aires en 1940. En la ocasión, el grupo envia una nota al salón
indicando la autoría de Ferrari.
A diferencia del sillón Tripolina, de diseño inglés hecho con 10 piezas de madera plegables,
unidas por elementos de metal articulados y una funda de tela que fuera expuesto en el
Museo de Bellas Artes en 1939, el sillón BKF presenta el uso de una barra de hierro
redondo macizo de 12.7mm de diámetro fabricados con dobladoras hidráulicas
semiautomáticas de precisión en el curvado para el armazón, que entrega un dinamismo
constante y el cuero de vaca para el cuerpo del sillón que contrasta con su función de ocio y
descanso con las uniones realizadas con máquinas automáticas y la terminación es pulida a
mano. Tal fue el éxito alcanzado que la empresa Knoll Internacional lleva vendida más tres
millones de unidades y el sillón fue exhibido en el MoMA de Nueva York.
El diseño fue reproducido en un principio por la firma Artec-Pascoe, hasta que la empresa
Knoll International la lanzó a la fama, en 1945. Sin embargo, durante estos años fue
reproducida y copiada en distintos tipos de materiales y hoy se la puede encontrar en
texturas y colores muy diferentes. Entre ellas, puede verse como parte del mobiliario urbano
de la ciudad de Buenos Aires el modelo BKF 2000 hecho de cemento, una versión para
exteriores que se utiliza en plazas y lugares públicos porteños.
En la década del ´40, varios de los arquitectos del Grupo Austral son convocados para su
participación en distintos proyectos urbanos, tales, el Estudio del Plan para Buenos Aires
con la posible inclusión de Le Corbusier y el proyecto de la Ciudad Universitaria de
Tucumán, el Plan regulador para Jujuy-Palpalá cuyo fin era generar un polo a nivel regional
tomando las cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y el Plata, entre otros.
Luego de construir una serie de casas en la Provincia de Buenos Aires utilizando la bóveda
catalana, un grupo de empresarios argentinos convoca a Bonet para realizar la urbanización
veraniega de una zona boscosa en la costa uruguaya. Esta tarea daría vida a Punta Ballena,
con los edificios del Hotel Solana del Mar, la casa Berlingieri, la casa La Gallarda, para el
poeta Rafael Alberti, La casa La Ricarda, La casa Booth y La casa Cuatrocase.
En sus palabras la urbanización de Punta Ballena fue “....la planificación de una zona de
1500 hectáreas con una forma básica triangular. El mar constituye uno de los lados, un gran
lago como segundo y el tercer lado la Sierra de Punta Ballena. De las 1500 hectáreas, mil
están ocupadas por un bellísimo bosque de pinos, eucaliptus y otras especies de gran valor
botánico. Este bosque, creado por Antonio Lussich, fue junto con la playa el factor
determinante del proyecto....”
Bonet relata: “Yo traté de exaltarlo como unidad, de diversas maneras, sin desvirtuarlo por
una parcelación geométrica. Partiendo de los puntos medios de cada lado del triángulo.
Proyecté, en forma de estrella de tres puntas, un espacio central que, vinculando los tres
sectores de viviendas, permitiera concentrar los servicios de carácter comercial, colectivo,
social, hotelero y deportivo.”
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Bonet introduce elementos del urbanismo propuesto por el C.I.A.M como la separación vial
en la urbanización; las calles para los vehículos y otras sendas peatonales para la gente,
donde las personas no tocaban lo vehicular además de una estudiada tala de árboles que le
permitió obtener vistas al mar dañar el conjunto del paisaje boscoso.
En 1946 construye en la costa de Punta Ballena el edificio Solanas del Mar, con una
estructura extremadamente moderna para la época, basada en piedra, madera y ventanales.
Se plantea un cambio rotundo al balneario, donde sus reglas se harán seguir por décadas,
reglas que, según él, eran para llegar a una compatibilidad entre lo moderno, el territorio y el
crecimiento que debía tener el balneario.
“....Fue uno de los primeros que proyecté, profundamente compenetrado con la topografía
del lugar. Me encontré con una duna existente entre el mar y el bosque y se me ocurrió
utilizarla como elemento básico del proyecto. Le adosé una gran losa de hormigón que
aunque arquitectónicamente es única, va dando dos niveles distintos debido a la fuerte
pendiente del terreno. Interiormente quedaron definidos tres niveles ya que, caminando por
la duna se accede hasta el techo ajardinado donde se emplazó un sitio de juegos, una pista
de baile y tabiques para contener el viento. Aproveché estos tabiques para crear un efecto
contradictorio con el racionalismo muy puro de aquel entonces....”
La Hostería, ubicada en las afueras de Punta del Este, es una obra única por sus
características vanguardistas que reúne tanto los atributos modernos de una arquitectura
simple y contundente, como la sensibilidad de la modernidad tardía de la vuelta al
compromiso con el lugar y el clima en donde está implantada. Sitio y arquitectura se funden
en una obra, dando lugar a lo que hoy se denominaríamos un Paisaje Cultural.
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Ubicada sobre un médano, desde el cual se goza de una hermosa vista, Bonet desarrolló
una vivienda en tipo “L”. Funcionalmente la vivienda ubica sobre la parte más alargada,
paralela al mar, los dormitorios en suite orientados hacia el noreste. En la parte más corta,
también con vista hacia la playa, se encuentra el estar, que continua como una amplia
terraza desde la cual se puede acceder a la playa. Por debajo del estar se ubican las
habitaciones de servicio y una sala de juegos con parrilla.
Según palabras de Bonet: “Cada uno de ellos [dormitorios] está simbolizado por su propia
bóveda, mientras que la zona de estar se encuentra emplazada en una bóveda de doble
altura: la sala de estar en un nivel bajo y el comedor con un vacío que mira hacia la sala en
un nivel alto. La propuesta de esta casa es una libre expansión hacia el exterior, sin ningún
tipo de barreras.”
En su derrotero americano, la bóveda catalana llega a los Estados Unidos, Cuba, Venezuela
y Colombia a través de la obra de José Luis Sert y refleja claramente la interpretación formal
de la misma en hormigón. En la Argentina y Uruguay, la transferencia de la tecnología de la
bóveda tabicada se produce de una manera verbal, no sólo por el testimonio de Antonio
Bonet, sino a través de la experiencia, como colaborador, que el pintor uruguayo Joaquín
Torres García había tenido con Gaudí en su juventud.
Precisamente será en 1945, cuando Dieste es convocado para calcular las bóvedas
catalanas que iban a cubrir la casa Berlingieri (Maldonado, Uruguay). Sin embargo, junto
con Bonet, recogen el acervo de esta tradición constructiva catalana y la reinterpretan
utilizando una fina capa en ladrillo armado. Esta cruza criollo-catalana dio origen a la
denominada técnica de la cerámica armada que Dieste dibujaría para su artículo “Bóveda
nervada de ladrillo de espejo”, publicada en 1947.
La casa Booth se desarrolla en una sola planta y cuenta con vista al mar desde todos sus
ambientes. Una galería, extensión de la sala de estar, une los dos cuerpos principales
otorgándoles, concomitantemente, independencia y unidad. Una vez más, Bonet utiliza
piedra de la zona para la ejecución de los muros y juega con su color color gris ceniza
contraponiéndolos con los revestimientos cerámicos de gres color pardo oscuro.
De vuelta a Argentina en 1950, Bonet se reune con los integrantes del desaparecido Grupo
Austral para participar en la redacción del Plan de Buenos Aires. Antonio Bonet supuso sin
duda alguna uno de los enlaces definitivos de la arquitectura de vanguardia europea con los
arquitectos latinoamericanos. La primera realización del EPBA es el proyecto de Bajo
Belgrano, un barrio de 20 unidades para 50.000 habitantes. A pesar de la renuncia de los
integrantes del grupo Austral convocados en el EPBA, en medio de la tambaleante situación
socio-política de la Argentina de la década del 50’, el proyecto de Bajo Belgrano tendrá un
fuerte peso en la futura obra de Bonet.
Fotografía 6. Terraza Palace (Mar del Plata) Fotografía 7. Casa Oks (Martínez)
Estas dos últimas construcciones representan la madurez de sus ideas tanto plásticas como
constructivas que conjugan el purismo racionalista de Le Corbusier, el neoplasticismo de
Mies Van der Rohe, el surrealismo García Torres Cano, el organicismo y regionalismo del
Movimiento Moderno de Alvar Aalto y Frank Lloyd Wright, el estilo internacional de Richard
Neutra y su espíritu mediterráneo evidenciado en la comprensión del sitio.
El edificio Terraza Palace, aparece como una variante del bloque escalonado de viviendas
desarrollado en el plan de Bajo Belgrano Están presentes en esta obra elementos
neoplásticos, en las fachadas laterales, así como los pilotes corbuserianos combinados con
las bóvedas en hormigón armado, imprimiendo un carácter singular a la planta baja libre.
Al igual que lo hecho en punta Ballena, Bonet utiliza materiales propios del lugar como la
madera, la piedra y el hormigón armado como elemento racionalista fusionando lo moderno
industrial con lo regional autóctono.
La vivienda, ubicada en un lote del selecto barrio de Acassusso, presenta un juego de llenos
y vacíos, luces y sombras que impactan en la percepción de la obra. Básicamente, se trata
de un prisma virtual unidimensional, definido por una grilla estructural que provoca fuertes
planos horizontales, dados por el suelo de cerámica gris y las losas blancas de hormigón
que contrastan con los verticales, resueltos con carpintería metálica y vidrio o revestidos de
cerámica de color roja o amarilla.
La iglesia de Soca está ubicada en una pequeña localidad que lleva el mismo nombre,
construida en honor de la poeta Susana Soca. El templo está basado en dos premisas
básicas: la Santísima Trinidad, expresada en el uso de triángulos entrelazados y la planta en
forma de cruz. Constructivamente está resuelta con módulos de hormigón premoldeado, que
denotan la influencia de la obra de Auguste Perret y Le Corbusier. Puede decirse también
que la composición de Bonet alude a la espacialidad y la mística atmósfera de las grandes
catedrales góticas utilizando para ello vitrales de diversos colores sin renunciar a la
geometría y abstracción del racionalismo moderno, característica de toda su obra.
En el centro histórico de la ciudad de Montevideo se encuentra una perdida obra del Bonet.
El ex Banco del Plata, actualmente en desuso, es un ejemplo de un edificio institucional que
viene a completar la diversidad programática que este autor manejó a lo largo de su carrera.
De factura simple y austera, el uso de un incipiente muro cortina y la planta libre y pasante
es elocuente para la función que alberga este edificio. No obstante, pueden encontrarse
detalles que dicen de la calidad y calidez que el autor le confiere a sus obras, como murales
ubicados en las medianeras realizados por Torres Cano (h), colores cálidos, dobles alturas y
ambientes luminosos. Una vez más Bonet se pone a la vanguardia de su tiempo, en sintonía
con el Estilo Internacional, herencia del racionalismo del Movimiento Moderno.
Fotografía 15 y 16. Frente y contrafrente del ex Banco del Plata (Montevideo, Uruguay)
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Desde principios de la década del ´60 hasta su muerte en 1989 proyecta y construye una
gran cantidad de edificios en España y América. Entre ellos se destaca el proyecto de una
plaza de toros cubierta en Madrid en cuyas fachadas se incorporarían grandes cerámicos
diseñados por el pintor malagueño Pablo Picasso (1962) realizado en honor a la familia de
su amigo el torero Dominguín-Bosé que lamentablemente no fuera ejecutado debido a la
negativa del General Franco. También realizó un edificio de oficinas en la ciudad de Buenos
Aires, ubicado a unas cuadras del Obelisco, que remonta por su morfología y uso del muro
cortina al ex Banco del Plata en Montevideo.
Bastan estos ejemplos para advertir la gran versatilidad, diversidad de temáticas, lugares,
estéticas, soluciones constructivas y escalas para reconocer la importancia y el aporte de la
producción del arquitecto Antonio Bonet i Castellana al acervo cultural iberoamericano y
desde allí colocarlo como uno de los autores más coherentes y creativos que dieron
respuesta integral a los problemas del habitar y satisfacción a los nuevos paradigmas de la
época, partiendo siempre del espíritu y respeto por lo local para transformarlo, genialmente,
en obras de carácter universal.
Uno de los objetivos principales del presente trabajo es poner de relieve el estado de
situación de toda la obra del arquitecto Bonet, en particular lo que está ocurriendo con
algunas de sus creaciones más emblemáticas. Por ejemplo, si tomamos el caso del Atelier
ubicado en Paraguay y Suipacha, en pleno centro de Buenos Aires puede apreciarse su
descaracterización, su falta de mantenimiento y algunos usos inadecuados que provocan
desajustes en la construcción. Afortunadamente, el edificio ha sido incluido dentro de los
recorridos turísticos propuestos por el Gobierno de la ciudad y propuesto para su
catalogación con nivel de protección estructural.
El nuevo dueño, consciente de los valores que encierra esta construcción, emprendió las
acciones tendientes para su puesta en valor y, respetando el espíritu del lugar, la
refuncionalizó creando un espacio cultural para exhibiciones y expresiones de arte como lo
fuera en su inauguración la dedicatoria a la poeta, Susana Soca, que diera origen al templo.
Tal vez peor sea el caso que reviste la situación de la Casa Oks, ubicada en el partido de
San Isidro, que sigue el derrotero de la Iglesia de Soca pues está actualmente desocupada y
en venta. Si bien la construcción presenta un estado bueno de conservación, la falta de
protección legal tanto a nivel local, provincial como nacional, sumado a que el proceso de
venta se efectúa en desconocimiento de la autoría y los valores patrimoniales que conlleva,
hacen que esta obra paradigmática de la vanguardia argentina esté librada a la
buenaventura de un futuro comprador.
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Otro tanto sucede con el que fuera el Banco del Plata, ubicado en un terreno pasante en el
casco histórico de la ciudad de Montevideo. Esta construcción se encuentra vacía y sin
destino, en regular estado de conservación y con una notoria falta de conocimiento y
valoración como obra del arquitecto catalán. Ni siquiera ha sido incluida en los edificios que
abren sus puertas durante las jornadas de patrimonio uruguayo que se realizan anualmente.
Fotografía 18, 19, 20 y 21. Capilla de Soca. Ex Banco del Plata y Casa Oks
Al igual que el Atelier de Suipacha y Paraguay, el edificio Terraza Palace, en Mar del Plata
ha sido ampliamente publicado y reconocido como uno de los emblemas de la obra de
Bonet. Sin embargo, éste ha tenido mejor suerte que aquél pues es el mejor ejemplo de
patrimonio vivo ya que a lo largo de toda su historia siempre ha permanecido abierto, en uso
y con un buen estado de conservación, lo que ha permitido mantener inalterable los valores
originales que le diera su autor.
5. REFLEXIONES FINALES
En virtud de lo expuesto en los párrafos anteriores, el legado del arquitecto Antonio Bonet i
Castellana constituye un fuerte lazo de unión entre los pueblos iberoamericanos y
representa un ícono de la arquitectura moderna a escala regional, haciendo suyo los valores
y necesidades de estas latitudes sin producir en su obra una copia mimética de las
vanguardias europeas.
De esta forma, Bonet transforma el sufrimiento del desarraigo geográfico en actos positivos
y creativos de arraigo que echan profundas raíces entre los pueblos, apoyando y nutriendo
la hermandad cultural que les diera origen. Es de destacar el empeño, la constancia y la
coherencia de Bonet por integrar las distintas escalas del hábitat humano, investigando
sobre nuevos materiales y formas para lograr que sus creaciones estuvieran al servicio de la
sociedad. Por todo ello, debe rescatarse este valioso patrimonio del olvido, la desidia, la
desnaturalización como un acto que reivindique y muestre a las futuras generaciones lo
valioso del trabajo mancomunado en la integración cultural.
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Es de rescatar que la obra de Bonet siempre estuvo en la estrecha relación con sus pares
locales, con Sert y Torres Clavé en Barcelona, con Le Corbusier en Francia, con Kurchan y
Ferrari Hardoy y el resto de los integrantes del Grupo Austral en Argentina, con el ingeniero
Eladio Dieste, los pintores Torres García Cano (padre e hijo) en Uruguay y con artista Pablo
Picasso en España, entre otros. Sin abandonar su rol de arquitecto, esta simbiosis de arte,
ciencia, industria y cultura produjo obras únicas de gran valor identitario local y al mismo
tiempo son paradigmas del pensamiento vanguardista de la época.
Entre las primeras acciones que podrían encararse sería la inclusión de las mismas en
recorridos culturales de los municipios; Otra acción estaría vinculada a la sanción de leyes
que dieran la adecuada protección legal tanto a nivel local, nacional y una Declaratoria que
reconozca toda la labor cultural de Antonio Bonet i Castellana a nivel regional del Mercosur
e Iberoamericano.
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REFERENCIAS
[1] Palma Marín, Ana. “Más con menos: elementos gráficos para un estudio de las variaciones de las
Bóvedas aligeradas de fabrica (tabicadas). S. XVII-XX”. Universidad de Alcalá.
[2] Liernur, J. F. “Arquitectura en la Argentina del Siglo XX. La Construcción de la modernidad” Fondo
Nacional de las Artes. Buenos Aires, 2001.
[3] Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dirección General de Patrimonio. Retirado del sitio de
internet www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar
[4] Diario de Arquitectura Clarín. Buenos Aires, 2005. Retirado del sitio de internet www.clarin.com.ar
[5] Ernesto Merzario. Urbanización de Punta Ballena. Retirado del sitio de internet
www.terrazadelmar.com
[6] Fernando Alvarez Prozorovich y Jordi Roig. “La restauración de la Ricarda, work in progress”.
Retirado del sitio de internet www.vitruvius.com.br