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El Proceso de La Rumia

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El proceso de la rumia: Tránsito y absorción ruminal

Por:
CONtexto ganadero
09 de Junio 2017
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La velocidad de tránsito ruminal determina cuánto tiempo demora un alimento en pasar


por el aparato digestivo de la vaca. Foto: https://nutricionanimal.info
En nuestra segunda entrega, hablaremos sobre la rumia como tal, que implica la
remasticación de los alimentos ingeridos que ya fueron sometidos a un proceso de
fermentación bacteriana.

El proceso de la rumia inicia cuando el contenido del rumen se devuelve a la boca e


inicia una nueva masticación del forraje que ya estaba en el estómago. Aquí ocurren una
serie de movimientos especiales que permiten ese tránsito del rumen a la boca.

Este segundo proceso de digestión bucal, en el cual ocurre la masticación,


insalivación y deglución, se realiza a través de unos pasos que hacen pasar el
alimento fermentado. (Lea: El proceso de la rumia: Los movimientos ruminales)

Primero ocurre la contracción del retículo, seguida de la relajación del cardias (la parte
donde se une el estómago con el esófago). Luego se da el movimiento de inspiración
con lo cual se contrae la caja torácica, se llena el esófago con el contenido ruminal e
inicia la onda peristáltica, que son contracciones ondulatorias de la pared muscular,
hacia la boca de la vaca.

Una vez llega el alimento a la cavidad bucal, comienza el proceso de masticación.


Entones se produce la deglución del contenido acuoso y se inicia la masticación y
salivación cuidadosa del material sólido.

Luis Cuadros Moreno, médico veterinario y zootecnista experto en nutrición bovina,


explicó que lo más importante es la producción de grandes cantidades de saliva: “Esta
tiene altas cantidades de bicarbonato, que sirven para mantener el pH del rumen,
para evitar que se acidifiquen”, señaló.
De esta manera, el animal logra disolver de forma mecánica el contenido en partículas
de tamaño medio que son más susceptibles a la degradación de los microorganismos del
rumen. (Lea: La importancia de la fibra efectiva en la alimentación del ganado)

“En las dietas donde hay muchos contenidos de almidones, azúcares o incluso el
glicerol que producen pH bajos, una de las recomendaciones es dar fibra efectiva,
larga, que produzca saliva”, agregó el experto.

La frecuencia y la duración de las fases de la rumia dependen del tipo de alimento, de


sus niveles de fibra, en especial la fibra efectiva, FDNe, y la fibra físicamente efectiva,
FDNfe, entre otros. Así pues, el proceso puede tardar unos minutos hasta 10 horas al día
cuando son alimentos muy fibrosos.

Velocidad de tránsito y absorción ruminal

El tiempo de permanencia de los alimentos en el rumen varía de acuerdo a su


digestibilidad. Pueden ir desde las 15 horas si tienen consistencia líquida, 30 horas si
son sólidos digestibles o 50 horas si son poco digestibles.

La velocidad de tránsito está determinada por el tiempo necesario para que el tamaño de
las partículas sea lo suficientemente pequeño para pasar por el omaso, alrededor de 1 o
2 mm. (Lea: Informe: Las fórmulas para calcular la cantidad de materia seca)

Esta velocidad depende del tipo de alimento y de su contenido fibroso. El proceso


de troceado o cortado de los alimento fibrosos influye en un tránsito más rápido pero
puede reducir la digestibilidad pues los microorganismos del rumen no tendrían tiempo
de absorber los nutrientes.

“Básicamente, la velocidad de tránsito indica qué tan rápido o qué tan lento la comida
atraviesa el estómago. La idea es que entre más se demore, hay más tiempo para que la
ataquen las bacterias. Entre menos se demora, no hay ataque bacterial y se pierden
muchos nutrientes”, aclaró Cuadros Moreno.

El rumen está formado por una mucosa escamosa estratificada, dispuesta en forma de
papilas. Sus paredes absorben agua, ácidos grasos volátiles (AGV) y electrolitos. La
enorme cantidad de AGV debe ser absorbida para que no se bloquee la acción
bacteriana.

El crecimiento de las papilas ruminales se estimula por los AGV, de modo que los
animales que ingieren alimentos digestibles producen AGV y las tienen largas, mientras
que aquellos que reciben alimentos fibrosos presentan papilas cortas. (Lea: El rumen,
motor de la digestión en los bovinos)

“Las fibras generalmente tienen un tránsito más retardado que los alimentos
húmedos o los pastos tiernos. Depende mucho del nivel de fibra que tenga la pared
celular de los forrajes”, concluyó el médico veterinario.
Junto con el retículo y el rumen, El omaso es considerado uno de los 3 preestomágos,
porque son las antecámaras al estómago glandular (el abomaso) y al intestino, donde
ocurre la absorción de nutrientes. Fuente CONtexto ganadero
En la tercera y última entrega, se explicarán las funciones de la tercera y cuarta
cavidad del estómago de los rumiantes (conocido como el tercer y cuarto estómago), en
donde concluye el proceso de digestión en estos animales.

Omaso

Junto con el retículo y el rumen, el omaso es considerado uno de los 3 preestomágos,


porque son las antecámaras al estómago glandular (el abomaso) y al intestino, donde
ocurre la absorción de nutrientes.

Este funciona como una bomba que impulsa el alimento desde el retículo al
abomaso. El contenido pasa por el orificio retículomásico, que está abierto en la
segunda fase de la contracción de mezclado. (Lea: El proceso de la rumia: Tránsito y
absorción ruminal)

Una vez hace el tránsito, el orificio se cierra, el canal del omaso se contrae y el
contenido se distribuye entre los pliegos de esta cavidad. A continuación, ocurre una
larga contracción del cuerpo del omaso que desplaza el contenido líquido hacia el
abomaso.

En el omaso, el tamaño de la partícula es similar a los 2 anteriores preestomágos y


también se presentan procesos de fermentación. En sus pliegues se absorben los ácidos
grasos, AGV, así como el agua.

Abomaso

También conocido como cuajar, la última de las cavidades actúa como el estómago de
los demás animales, en donde las enzimas actúan para desdoblar proteínas y
absorber los nutrientes. (Lea: El proceso de la rumia: Los movimientos ruminales)

Pero a diferencia de los animales no rumiantes, el abomaso recibe un flujo continuo del
contenido retículo ruminal. El abomaso secreta la proenzima pepsinógeno y ácido
clorhídrico, sustancias que realizan la función de digestión proteica.

Esta cavidad tiene 2 zonas funcionales: la región fúndica que produce gran cantidad
de secreciones y tiene un pH cercano a 1, y la región pilórica, con un flujo más
reducido y alcalino, con un pH de 3.
El sistema endocrino regula la secreción abomasal. La distensión de la zona pilórica, el
aumento del pH y de la concentración de AGV en el abomaso, provocan un aumento en
la secreción de gastrina y de ácido clorhídrico.

De otro lado, la motilidad del abomaso contribuye a mezclar su contenido, mientras que
los movimientos peristálticos (que son los que determinan el tránsito de la comida)
transportan el contenido hasta el duodeno.

Todo el movimiento está regulado por el sistema nervioso entérico, el sistema


nervioso vegetativo y el sistema endocrino. (Lea: Informe: Las fórmulas para
calcular la cantidad de materia seca)

Ganadería Sostenible

El proceso de la rumia: Los movimientos ruminales


Por:

CONtexto ganadero

07 de Junio 2017

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La motilidad ruminal comprende los movimientos del rumen para procesar el alimento. Foto:
pt.slideshare.net

Esta operación comprende varias etapas que transforman el alimento que ingiere el animal
hasta que lo digiere y lo convierte en carne y leche. En esta primera parte, CONtexto ganadero
explicará el contenido ruminal y la motilidad ruminal.
Cuando la vaca consume el pasto, en su interior ocurre un complejo proceso para convertir el
forraje en comida para los seres humanos. En la primera etapa se concentra el contenido en el
rumen y en la segunda, se produce la motilidad.

Contenido ruminal

Este no se mezcla de forma homogénea sino que se estratifica de acuerdo a la diferente


densidad de sus componentes. De esta forma en la parte superior o zona dorsal, se
concentran los gases como el metano y el dióxido de carbono. (Lea: Alimente su vaca con más
materia seca)

En el siguiente estrato se encuentran las partículas de forraje entremezcladas con los gases,
que se denomina la zona sólida. Aquí se concentran los microorganismos que degradan las
partículas de alimento en otras más pequeñas.

Más bajo está la zona fangosa, que está formada por partículas de tamaño intermedio en
proceso de fermentación. De esta sale el alimento que será regurgitado para la rumia y que
será transportado a través de la zona de expulsión, adyacente a la zona fangosa.

En el último estrato, se halla la zona ventral o líquida, con partículas pequeñas que seguirán al
omaso, hacia la denominada zona de escape. (Lea: Informe: Las fórmulas para calcular la
cantidad de materia seca)

Motilidad ruminal

Para mantener la actividad del rumen, se requiere una gran movilidad de las paredes con el fin
de producir una mezcla del contenido, facilitar la eliminación de productos de la fermentación
como los ácidos grasos volátiles y los gases, y permitir el tránsito del contenido hacia la boca
para la rumia o hacia las otras partes del estómago para continuar la digestión.

De esta forma, el rumen actúa en movimientos secuenciales que se clasifican en 2 tipos:


primarios o de mezclado y secundarios o de eructación. (Lea: El rumen, motor de la digestión
en los bovinos)
Los movimientos de mezclado ocurren cuando el animal está en reposo. Cada minuto se
empieza a movilizar el ruminorretículo que permite la mezcla del contenido ruminal y ayuda a
separar las partículas de acuerdo a su tamaño en los estratos anteriormente mencionados.

La secuencia de movimientos dura 20 segundos, que inician por contracción bifásica del
retículo (primero una suave, luego otra más intensa). Luego viene la contracción del saco
dorsal, seguida por la contracción del saco ventral, en dirección a la parte posterior de la vaca.
Después, las 2 se repiten pero en dirección al cráneo.

Con estos movimientos, se asegura el contacto del contenido ruminal con las bacterias y se
favorece la liberación de los gases. (Informe: Así es la ración de alimento ideal para el
ganado)

La frecuencia de los movimientos ruminales se duplica o triplica durante la fase de


alimentación con respecto a los de reposo, mientras que durante la rumia la frecuencia es
intermedia entre ambas fases.

Posteriormente, las contracciones de eructación provocan la salida de los gases producidos en


el rumen hacia el exterior. Con el eructo se eliminan hasta 40 litros/hora de metano y dióxido
de carbono. La mayor parte sale por la nariz y la boca, y una pequeña pasa por los pulmones.

Control de la motilidad

Al aumentar la movilidad del rumen se aumenta también la degradación del contenido


ruminal. En la boca de la vaca se encuentran diversos receptores que se estimulan cuando el
animal mastica y facilitan el incremento en la frecuencia de las contracciones ruminales.

Otros receptores de presión miden el grado de distensión de la capa muscular del rumen, el
abomaso y el intestino. Cuando detectan la distensión de los pilares del rumen favorecen la
motilidad, pero si se produce una distensión grave, pueden bloquear los movimientos.

En este caso, los alimentos forrajeros favorecen la distensión de las paredes del rumen y en
consecuencia facilitan la motilidad y los procesos fermentativos

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