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Lecc. 4. Parroquia y Administración

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PARROQUIA Y ADMINISTRACIÓN.

1. Noción de Parroquia.
De acuerdo al Código de Derecho Canónico (CIC) de 1983, “La parroquia es una determinada
comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la
autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco como pastor propio” (CIC. canon 515
§1.).

2.- Personalidad Jurídica de la Parroquia.


La parroquia una vez constituida, goza de personalidad jurídica canónica pública (CIC. cánones 515
§ 3, 114, 116), por lo tanto, es sujeto en derecho canónico capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones. Tiene derecho a adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales, según las
normas jurídicas (CIC. canon 1255.) que sean aplicables. Es decir, puede comprar, vender, arrendar,
cumpliendo con las reglas que se refieren al tema… Sus bienes se denominan “eclesiásticos” (CIC.
canon 1257 § 1), por el solo hecho de pertenecer a una persona jurídica canónica pública, sin que
revistan algún carácter distinto frente a otro tipo de bienes.

Con el nombre de capilla se designa un lugar destinado al culto divino en beneficio de una o varias
personas físicas con licencia del Ordinario del lugar. Las capillas (CIC. canon 1226) no tienen
personalidad jurídica propia, por lo que deben actuar a través y en consonancia con el párroco del
cual dependen.

3. El Párroco.
“El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la
comunidad que le está encomendada bajo autoridad del Obispo diocesano, en cuyo ministerio de
Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de
enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda
de fieles laicos, conforme a la norma del derecho” (CIC. canon 519).

4. Toma de posesión de la Parroquia e inicio de las funciones del Párroco.


La cura pastoral del párroco nombrado inicia al momento de tomar posesión del cargo (CIC. canon
542 § 3). Ésta es otorgada por el Ordinario del lugar o un sacerdote delegado por éste. Por lo recién
expuesto, desde el momento en que toma posesión de la parroquia, debe comenzar a ejercer sus
funciones como párroco (CIC. canon 542 § 3).

5. Administración de los bienes de la Parroquia.


El párroco pasa a ser el responsable de la administración de los bienes de la parroquia (CIC. canon
532). y es el representante legal de las mismas. (CIC. canon 118 y 532). desde el momento en que
toma posesión. Todos los administradores están obligados a cumplir su función con la diligencia de
un buen padre de familia.

Las parroquias deben manejar los fondos que administran con total transparencia, lo que coopera
tanto al resguardo de sus propios intereses, como a los de aquellos que han contribuido a su
sostenimiento. De la misma manera, cualquier fiel que en nombre de la parroquia o de algún
movimiento o comisión, se haga de algún bien material o económico, debe mostrar coherencia
y claridad en su uso y de la misma manera tener conciencia que es un recurso que pertenece
a la Parroquia y que su principal administrador es el Párroco.

Se ha dicho anteriormente que desde el mismo momento en que el párroco toma posesión de la
parroquia, pasa a ser el responsable de la administración de los bienes de la misma. (CIC. canon 532).
Por ello, es de suma importancia que tenga cabal conocimiento de todos los recursos económicos y
materiales que convenga a la Parroquia.

6. Contribución a la Iglesia.
Los fieles tienen la responsabilidad de ayudar en la Iglesia a sus necesidades (CIC. cánones
222, 1260, 1261), lo que es expresión de pertenencia y participación. Es importante informar
adecuadamente a los fieles que este compromiso no se cumple a través de las colectas, ni tampoco
aportando a instituciones de caridad. Se necesita para ello formar conciencia en los fieles de la
comunidad, del profundo sentido de corresponsabilidad en que se enmarca esta contribución.

En cuanto a las colectas de misas es propio del sacerdote su administración y es parte necesaria
que los fieles en cada misa no omitan la colecta ya que es un complemento necesario de la Liturgia.
Nuestro Señor Obispo ya determino que cada misa que se celebre en la Parroquia o una Ermita la
colecta la administra el Párroco. Cabe mencionar que, también el Párroco puede delegar a alguien
para ir en su nombre a presidir la Eucaristía o incluso una celebración por un Seminarista o un Diacono.

En cuanto a las alcancías. Muchas veces, los fieles realizan aportes voluntarios en la alcancía de la
parroquia. Estos también forman parte de la administración parroquial. Las llaves de la alcancía deben
permanecer en poder del párroco, quien dispondrá su apertura en cada oportunidad conveniente.

7. Administración de bienes de las capillas

Anteriormente se ha dicho que las capillas no tienen personalidad jurídica propia, son parte de la
parroquia, por lo que deben actuar bajo el alero de la misma. La administración de los bienes de éstas
debe realizarse con la misma rigurosidad y transparencia descrita respecto a los bienes parroquiales.

Debe evitarse la mala práctica, que lleva a muchos equívocos, que las capillas acumulen fondos
administrados por otros laicos que no son parte del Consejo de Asuntos Económicos. A veces, ellos
mantienen estos dineros en efectivo, abren cuentas corrientes o de ahorro, o realizan inversiones de
carácter financiero, a nombre personal, lo que ordinariamente genera problemas.

La parroquia deberá manejar los recursos de las capillas en su cuenta corriente, resguardando dichos
bienes. En su contabilidad, se reflejarán separadamente los ingresos y los egresos respectivos de
cada capilla. Por lo tanto, el saldo mostrará la disponibilidad de fondos de las capillas, con
independencia de las otras actividades parroquiales.

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