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VEGA
PERSONAJES
Flores: Es otro criado del Comendador, muy fiel a su amo, incluso después
de ser éste asesinado.
Alonso: Es otro de los alcaldes, y está muy preocupado por todo lo que
sucede en el pueblo.
Rey don Fernando y Reina doña Isabel (Reyes Católicos): Son buenos y
justos, ya que tras escuchar las dos partes del conflicto, actúan de la
manera más adecuada y justa.
Juez: Algo cruel y malvado, porque manda torturar a mucha gente, entre
los que incluso hay niños.
Entre la gente del pueblo se encuentra Laurencia, quien quiere casarse con
Frondoso, un joven de la localidad. Un día, Laurencia se encuentra en el
bosque con el Comendador, quien la quiere aprisionar y llevar a palacio, y
entonces aparece Frondoso en defensa de su amada, amenazando al
Comendador con una ballesta, y logrando así poder escapar con su
prometida. Esto enfada al Comendador, quien aparece el día de la boda de
Frondoso y Laurencia, y se lleva a ella a palacio, y a él a la cárcel.
El pueblo de Fuente Ovejuna, ya está harto de la crueldad de su señor, que
no hace más que fastidiarlos, ya sea reclutando jóvenes para sus guerras, o
deshonrando a sus mujeres, y esta es la gota que colma el vaso de su
paciencia, así que deciden intervenir y matar al Comendador. Para ello
deciden asaltar su palacio, cosa que hacen al grito de viva los Reyes
Católicos, y sin piedad, acaban con él. Tras el asesinato, acuerdan no decir
nunca quién lo hizo, sino decir que fue Fuente Ovejuna. Flores, un fiel criado
del Comendador, huye vivo del palacio y va a avisar a los reyes de lo
sucedido. Cuando estos se enteran, mandan a un juez para recoger
información, y poder así juzgar al pueblo. Pero pese al mucho esfuerzo del
pesquisidor, no pudo sacar nada en claro, ya que a pesar de torturar a todo
el mundo, incluso a niños, a la pregunta de “quién mató al Comendador”,
siempre respondían “Fuente Ovejuna, señor”. Tras estos hechos el juez
vuelve a ver a los reyes acompañado por todo el pueblo para informarles
de lo sucedido. Una vez allí, el pueblo le dice que solo quieren ser sus
vasallos, y de nadie más, y los reyes admirando la valentía y el respeto que
les tenían los perdona y los acogen bajo su protección.