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Concepto de Otredad

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Lectura No.

1
LA OTREDAD: UNA VISIÓN DEL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
CONTEMPORÁNEO
Elizabeth Sosa

El pensamiento posmoderno viene a dar un jaque mate a las condiciones


epistemológicas del proyecto centrado de la Modernidad. Convierte en blanco de la
crítica todo un sistema de legitimación y aún más, mina la saturación teleológica no sólo
a partir de discursos especializados, sino también a nivel de sensibilidades de aguda
actualidad.

Brunner (1996) explica que la heterogeneidad cultural significa, en fin, algo bien
distinto a culturas diversas (subculturas) de etnias, clases, grupos o regiones o la mera
superposición de culturas, significa directamente, participación segmentada y diferencial
en un mercado internacional de mensajes que penetran por todos lados y de manera
inesperadas el entremado local de la cultura, llevando a una verdadera implosión de
sentidos consumidos/producidos/reproducidos…

La desestructuración de representaciones colectivas, desde la Modernidad


Cultural Latinoamericana, nos movemos en un tablero de problemas abiertos: en primer
lugar se manifiesta la asimilación. Se posibilita un concepto de Modernidad como
perspectiva histórica y cultural donde se aglutinan experiencias profundas: la
superposición de diferentes mundos cotidianos, el fracaso de todo proyecto global de
cambio de sociedad, así como de la legitimidad de las metanarrativas. El segundo
desarrollo debatido bajo el signo de una Modernidad Periférica está ligado
precisamente a la convención latinoamericana que concibe la modernidad desde
imaginarios muy marcados.

Follari (2000) explica que el tema sobre ideología contemporánea refiere al tratamiento
de los síntomas y sus manifestaciones culturales. Argumenta que el análisis de las
nuevas sensibilidades, los modos de constitución de las identidades, la licuación de las
tradiciones, los efectos de lo mediático, la aparición de las tribus urbanas son
categorías que dan cuenta sobre un proceso que vulnera la cotidianidad.
Las obras literarias representan un aspecto importante, dentro de la práctica
discursiva del indigenismo, en 1962 Rosario Castellanos en su obra Oficio de tinieblas,
en su primer plano plantea la textura mítica del origen de los chamulas. San Juan el
fiador escoge el Valle Chamula para que sea construido un cuento, pero ante la
incomprensión de sus designios por los habitantes del valle, hombres de otros mundos
llevan a cabo la visión. Es así como comienza Oficio de tinieblas, construyendo a través
del mito el origen del mundo, así como la interpretación maya, mexicas o incas, los
tzozil tienen un mundo que adorar en el Valle de Chamula, un mundo que representa
creencias, mitos y costumbres que proyectan la construcción del espacio indigenista de
Castellanos.

La otredad como categoría de análisis en el entramado cultural latinoamericano


es un producto que permite la visualización del sujeto periférico desde ópticas distintas,
reconoce la ampliación del radio conceptual y la generación de nuevos planteamientos,
desde una voz que adquiere competencias para resignificarse con un pensamiento
antroposocial, que reconoce la existencia de diferentes niveles de la realidad regida por
diferentes lógicas.

El discurso de la otredad adquiere un status epistemológico con implicaciones


bien claras sobre su eje conceptual. La necesaria aplicación de una metodología
interdisciplinaria hace un ejercicio reflexivo que va más allá de la pura crítica, parte de
una marginación psicológica, existencial y maniqueísta fundamentada en la inversión
del sujeto alienado que transforma la diferencia.
Lectura No. 2
DESARROLLO COMUNITARIO Y PONTENCIACIÓN (EMPOWERMENT)

Gonzalo Musitu & Sofia Buelga

La conferencia de Swampscott celebrada en 1965 en Boston marca el nacimiento de la


psicología comunitaria. Un psicólogo comunitario llamado Julián Rappaport desarrolla
casi dos décadas después de la constitución formal de la disciplina, una aportación
fundamental. Rappaport se preocupa por dotar a la disciplina de una teoría válida que
explique su campo de conocimiento y que sirva de guía a la investigación y actuación
científica, se trata de la teoría del empowerment.

El concepto de empowerment refleja el interés por proporcionar protagonismo en la vida


social, tanto de los individuos como de las organizaciones y las comunidades. Puesto
que el empowerment, también trata de analizar, explicar y fomentar estos procesos.

Es importante mencionar que la teoría del empowerment trata de vincular el conjunto de


condiciones personales y sociales que hacen posible la participación con el bienestar
de las personas. Ofrece también una interesante diferenciación entre lo que supone
pertenecer a organizaciones de alguna manera promueve el desarrollo personal de sus
miembros y el hecho de que estas organizaciones fomenten también el bienestar de la
comunidad.

Por eso es interesante saber que al adoptar la perspectiva del empowerment conlleva a
la aceptación y asunción de ciertos valores, que expresan metas, objetivos y estrategias
para la implantación de cambios afectivos inherentes a la práctica de la psicología
comunitaria.

Hablamos de cambio social como una modificación significativa de la estructura de un


sistema social de modo que supone la alteración de los sistemas normativos, relaciones
y teológicos (fijación de metas) que los gobiernan y que afectan a la vida y las
relaciones (horizontales y verticales) de sus miembros.

Ahora, es trascendental conocer el enfoque del empowerment que considera a la


mayoría de los problemas sociales se deben a una distribución desigual de los recursos
(y se relacionan con éstos).
Por su parte, el interés del empowerment se dirige específicamente a la influencia
mutua que se produce entre la persona y los sistemas ambientales en los que se
desenvuelve.

También, el enfoque del empowerment adopta una visión ecológica, pero también
reconoce el derecho de las personas de ser diferentes. Hablamos entonces de la
relatividad cultural implica comprender cómo las personas construyen su realidad, es
decir, cómo organizan e interpretan el mundo en el que viven, su vida cotidiana.

Desde una perspectiva epistemológica, este rol del profesional supone la ruptura del
binomio clásico de sujeto y objeto de la investigación.

La participación de la comunidad en este proceso de investigación-acción no sólo


representa una posibilidad en sí misma para tomar decisiones que afectan a su vida
colectiva, sino que constituye el mecanismo que permite hacer realidad el derecho de
todas las personas a ser sujetos de historia, es decir, sujetos de los procesos
específicos que cada grupo desea para mejorar la vida de su comunidad.

Para entender más el término de empowerment, se traduce como em-poderar, es decir,


dar poder, dotar de poder, pero el término empowerment se traduce generalmente, no
como empoderar sino como potenciación o fortalecimiento.

Los niveles del empowerment son tres: individual que permite el aprendizaje de
habilidades para la toma de decisiones. El organizacional brinda la oportunidad de
participar en la toma de decisiones y el comunitario que permite el acceso a recursos de
la comunidad, la apertura de estructuras mediadoras y la tolerancia a la diversidad.

Existen diferentes categorías en el nivel individual: potenciación psicológica. Aquí hay


dos aspectos importantes uno es el locus de control se refiere al tipo de creencia que
tiene el sujeto para explicar la conexión causal entre su conducta y los resultados
subsiguientes. La autoeficacia es el sentido de control se relaciona también con la
autoeficiencia.

Finalmente, me parece importante mencionar que el empowerment individual o


psicológico se fundamenta sobre tres elementos principales: sentido de control
personal, conocimiento crítico del entorno sociopolítico, y esfuerzos por ejercer un
control sobre lo que afecta a las personas.
Lo importante para la teoría del empowerment es que esta diferenciación permite
analizar de forma más precisa los beneficios de la intervención, al separar dos
procesos, aunque relacionadas entre sí, pueden convivir separados durante un tiempo.
Lectura No.3
EL APOYO INCLUSIVO DESDE LA PERSPECTIVA COMUNITARIA

Carmen GALLEGO VEGA

Existen muchas críticas al modelo individual conceptual y de gestión de la diversidad.


La primacía de la perspectiva individual como forma de entender las diferencias
individuales ha sido adoptada no solamente en el campo educativo sino también en
otras disciplinas e instituciones afines como Salud Mental y Servicios Sociales.

El modelo de apoyo individual asumido por la mayoría de los centros educativos ha sido
un proyecto de las instituciones educativas con el objeto de paliar, y en el mejor de los
casos atender, a colectivos en desventaja educativa y social de forma periférica.

Tomando las palabras de Foucault, a nosotros como docentes e investigadores


corresponde tomar “el papel de intelectual” y ayudar a mostrar y construir otras formas
de hacer y desarrollar un modelo de apoyo adaptado a las necesidades generales y
específicas de nuestro contexto educativo y social.

Las formas de organización educativa así como la cultura institucional condicionan los
procesos, formas y modalidades de apoyo que se desarrollan en cada escuela e
institución educativa. La organización educativa así como la cultura institucional se ven
mediadas por esta visión parcializada de la diversidad y, como consecuencia, en la
práctica se aglutina un gran número de proyectos e intervenciones específicas sin un
planteamiento global e institucional.

La primacía de la organización educativa sobre las relaciones sociales se traduce en la


reproducción de patrones establecidos de apoyo desde una visión tecnológica de la
educación, perpetuando la diferencia, creando y desarrollando procesos de exclusión
educativa.

Una de las claves señaladas e identificadas para promover y favorecer escuelas


inclusivas y romper con esta visión tecnológica del apoyo, es la creación y desarrollo de
culturas y redes colaborativas en los propios centros educativos y con otras
instituciones afines.
Los beneficios de asumir una cultura colaborativa son numerosos: relaciones
simétricas; visión compartida de los problemas que supone la posibilidad de generar
nuevos puntos de vista, alternativas y soluciones creativas; estimula y reconoce la
participación de cada miembro en el proceso: entre otros.

El profesorado vive una situación inestable de credibilidad, autoridad y liderazgo que lo


sitúa en un estado permanente de malestar y desamparo que impide ver más allá del
día a día, repitiendo por inercia procesos y actuaciones que no ofrecen salidas
satisfactorias a los alumnos ni a ellos mismos como profesionales.

El modelo de asesoramiento y apoyo comunitario ponen de manifiesto la importancia de


abordar la intervención y el apoyo educativo desde y para la comunidad. Así, esta
perspectiva convierte a la comunidad (en cualquier ámbito en que nos situemos: social,
psicológico, educativo) en sujeto y objeto de trabajo.

El comunitarismo, se está convirtiendo en un movimiento social que lucha por la


creación de una comunidad ética, que asume la solidaridad, la aplicación en todos los
órdenes de los derechos humanos y el compromiso mutuo como principios que guían la
acción y el desarrollo individual y social.

Gottlieb (1988) estableció distintos niveles de intervención atendiendo al número de


destinatarios y al tipo de intervención que se desarrolle: intervenciones en la comunidad
se centra en promover la confianza pública de las fuentes informales de apoyo y la
estimulación de la expresión de apoyo en la vida cotidiana. La intervención en el
sistema social intenta influir en el contexto físico y sociocultural en el que se mueve la
persona. Intervenciones grupales las intervenciones a este nivel tienen por objetivo
abordar, conocer y analizar y tomar decisiones conjuntas sobre los problemas.

Las intervenciones didácticas se enfocan en la persona que solicita apoyo y las


intervenciones individuales están dirigidas a una persona en concreto, para que pueda
optimizar sus recursos.

El apoyo comunitario ofrece una perspectiva distinta y abierta a la comunidad sobre el


apoyo, estableciendo y fomentando redes de apoyo entre distintos profesionales y
agentes educativos, cambiando el objeto de intervención desde la persona o colectivo
en necesidad de ayuda a la persona o colectivo que puede ayudar.
Lectura No. 4
INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPATIVA (IAP): ASPECTOS
CONCEPTUALES Y DIFICULTADES DE IMPLEMENTACIÓN

Fabricio E. Balcazar

La investigación acción participativa (IAP) ha sido conceptualizada como “un proceso


por el cual miembros de un grupo o una comunidad oprimida, colectan y analizan
información, y actúan sobre sus problemas con el propósito de encontrar soluciones y
promover transformaciones políticas y sociales
Esta definición tiene varias implicaciones, la primera se habla de un grupo o comunidad
oprimida. El contexto de opresión refleja una posición ideológica y política a favor de
grupos minoritarios o grupos que experimentan condiciones de explotación y/o
marginalización. Segundo, las personas que participan, independientemente de su
grado de educación y posición social, contribuyen en forma activa al proceso de
investigación. Tercero, la investigación está enfocada a generar acciones para
transformar la realidad social de las personas involucradas.
Desde el punto de vista ideológico, la IAP representa creencias sobre el papel del
científico social en disminuir la injusticia en la sociedad, promover la participación de los
miembros de la comunidad en la búsqueda de soluciones a sus propios problemas y
ayudar a los miembros de las comunidades a incrementar el grado de control que ellos
tienen sobre aspectos relevantes en sus vidas.
Desde el punto de vista epistemológico, la IAP plantea primero que la experiencia le
permite a los participantes “aprender a aprender”.
Hay tres actividades centrales en la investigación acción participativa, primero la
investigación, esto se refiere al papel activo que los participantes juegan en documentar
la historia de su experiencia o su comunidad, analizar en forma sistemática las
condiciones actuales de sus problemática y las condiciones que previenen el cambio en
el ámbito local.
Segundo, educación. Los participantes aprenden a desarrollar una conciencia crítica
que les permite identificar las causas de sus problemas; y tercero, la acción. Los
participantes implementan soluciones prácticas a sus problemas, utilizando sus propios
recursos en solidaridad con otros grupos o gremios.
El investigador como agente externo facilita y apoya el proceso, frecuentemente
ayudando al grupo a formar coaliciones, a obtener recursos necesarios o facilitando el
proceso de educación de los miembros de la comunidad.
La investigación acción participativa es generalmente iniciada por un agente externo
(típicamente un investigador asociado con una universidad local). El agente facilitador
puede jugar un papel inicial central, promoviendo el desarrollo de conciencia crítica y
facilitando la evaluación de necesidades de la comunidad.
La implementación de la Investigación-Acción Participativa tiene siete principios
generales: el primero, considera a los participantes como actores sociales, con voz
propia, habilidad para decidir, reflexionar y capacidad para participar activamente en el
proceso de investigación y cambio.
Segundo, su meta es la transformación de la realidad social de los participantes a
través del incremento de poder. Tercero, el problema se origina en la comunidad y es
definido, analizado y resuelto por los participantes. Cuarto, la participación activa de la
comunidad lleva a un entendimiento más auténtico de la realidad social que ellos viven.
Quinto, el diálogo lleva el desarrollo de conciencia crítica en los participantes. Sexto, el
reforzar las fortalezas de los participantes lleva a un incremento en el conocimiento de
su capacidad personal para actual y de sus esfuerzos de autoayuda. Y séptimo, la
investigación participativa le permite a la gente desarrollar un mayor sentido de
pertenencia del proceso de investigación.
Por su parte las dificultades en la Implementación de la Investigación-Acción
Participativa son: la utilización de métodos de investigación que no corresponden al
contexto de la IAP. La actitud arrogante de parte de algunos investigadores externos.
La falta de visión o conciencia crítica entre los miembros de la comunidad y los/las
investigadores/as. La falta de recursos para completar la investigación. Conflictos
internos y/o crisis de liderazgo en la comunidad. Falta de tiempo para llevar el proceso a
término (especialmente de parte de los agentes externos, y sobre todo si son afiliados a
una universidad).

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