Ricardo Palma
Ricardo Palma
Ricardo Palma
La tradición criollo-popular y
la nación peruana
Por Marcel Velázquez Castro
El Banco Central de Reserva del Perú, a través de su –también historiador y gestor cultural– más relevan-
histórica Casa Nacional de Moneda, año a año tes de fines del siglo XIX.
acuña monedas conmemorativas con la finalidad de
celebrar y difundir diversos hechos y personajes Asimismo, presenta este artículo elaborado por
ilustres que han marcado tanto la historia nacional Marcel Velázquez, con la finalidad de tener más
como universal. luces sobre la vida y obra del autor de las Tradicio-
nes Peruanas y de ofrecer una mirada contemporá-
En este contexto, el BCRP emite la moneda conme- nea y fresca sobre la importancia de su labor y
morativa de plata por el Centenario de la muerte de legado para los peruanos de hoy.
Ricardo Palma, con un valor nominal simbólico de 1
Sol, a fin de rendir homenaje y difundir la importancia Banco Central de Reserva del Perú
del aporte cultural de uno de los literatos peruanos
Ricardo Palma en su
despacho en la
Biblioteca Nacional en
Revista Prisma N° 5,
página 17, 1905
RICARDO PALMA: LA TRADICIÓN CRIOLLO-POPULAR
Y LA NACIÓN PERUANA
Ricardo Palma, literato, historiador y lexicógrafo, fue Academia Peruana de la Lengua, instalada el 30 de
el más importante representante del Romanticismo agosto de 1887, son los espacios oficiales de la
en el Perú por la creación de un subgénero narrativo ciudad letrada donde la literatura se convierte en una
original denominado “tradición” y su afán de simboli- actividad institucional auspiciada por los gobiernos,
zar la cultura criollo-limeña como centro de la identi- y producida y consumida por un grupo privilegiado
dad nacional. Fue una figura rectora del campo que no logró construir plenamente una conciencia
literario entre 1870 y 1900 y su obra obtuvo una gran de lo nacional integradora e inclusiva.
proyección internacional en tierras americanas y en
España. De joven, fue masón, anticlerical y de ideas Palma experimentó y representó aspectos clave de
liberales, pero conforme alcanzó el éxito literario y un la sensibilidad popular urbana y los saberes criollos;
prestigioso sitial cultural, defendió posiciones más por ello, Lima y sus significantes, idealizados con
conservadoras, sobre todo, el vínculo histórico con alegría y socarronería, marcan su obra que abarca
la lengua española y sus derivas americanas, la todos los géneros literarios (poesía, teatro, narrativa,
amplia y heterogénea patria lingüística. memorias). Sin duda, muchos de sus textos expre-
san la vocación de revisitar críticamente los lazos
La vasta obra de Palma ocupa una posición hege- culturales con el pasado virreinal, pero su singulari-
mónica en el campo literario en la endeble nación dad radica en esa oreja magnífica para la oralidad
peruana del último tercio del XIX. El Club Literario, popular y la recreación de voces, creencias y afectos
que devendrá en El Ateneo de Lima en 1885, y la mesocráticos y subalternos.
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La obra palmista participó de forma central en diver- los datos hoy harto conocidos busca una interpreta-
sos procesos culturales: la instalación del pasado ción cultural de una vida emblemática de los proce-
andino en el reino del mito, la supresión de la expe- sos de mestizaje; b) el análisis de tres aspectos
riencia andina presente por la historia inca, la nacio- centrales en el sentido global de las Tradiciones: la
nalización del legado colonial, la imposición de Lima representación de la conciencia temporal moderna,
como metonimia del Perú, la gradual asunción de la la configuración discursiva del cuerpo femenino en el
imagen del mestizaje por parte del discurso criollo y imaginario urbano y el lugar de negros e indios en el
el retraso de la aparición del cuento moderno. Las discurso de la nacionalidad; y c) el legado de la obra
Tradiciones componen una obra de ficción que ha palmista en la construcción de un nosotros, como
construido una realidad ineludible para el devenir de sociedad y cultura.
nuestra cultura, una máquina de significaciones de
los procesos sociales pasados que se articula al
futuro por su capacidad de condensar mentalidades
y sensibilidades con profunda raigambre que se
repiten transhistóricamente y que encumbran a Lima
y sus significados a una dimensión nacional.
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I
LA AVENTURA DE UNA VIDA
O EL TRIUNFO CULTURAL
DEL MESTIZO
Ricardo Palma en
1864, Feliú Cruz,
Guillermo, En Torno de
Ricardo Palma, 1933:
Prensas de la
Universidad de Chile,
p. 33.
El futuro escritor nació en Lima el 7 de febrero de «Libertad», estacionada en las islas de Chincha, y
1833. Sus padres fueron provincianos, Pedro en 1855 naufragó a bordo del vapor «Rímac». En
Palma (Cajabamba, Huamachuco, Trujillo) y Domin- 1856, cuando se adhirió a la revolución del general
ga Soriano (Cañete). Fue bautizado con el nombre Manuel Ignacio de Vivanco, el joven Palma esgrimía
de Manuel Palma. En diversos documentos, su ideas liberales y masónicas. Pocos años después,
padre es calificado de pardo o indígena y su madre participó en el asalto al domicilio del presidente
de cuarterona. El padre era mercachifle, es decir, Ramón Castilla, el 23 de noviembre de 1860. Ante
vendedor ambulante de telas y otros productos. La el fracaso del golpe, Palma se autoexilió en Chile,
madre abandonó el hogar y el niño, desde los 10 donde realizó labores literarias y periodísticas,
años aproximadamente, fue criado por las abuelas. especialmente en la Revista de Sud-América.
El futuro escritor creció en una casa modesta,
profundamente religiosa y en un ambiente social En octubre de 1862 volvió a Lima, contando ya con
variopinto culturalmente (Año 1994, páginas cierto prestigio intelectual. Debido a su cercanía al
20-65). régimen del general Juan Antonio Pezet, lo nombra-
ron cónsul del Perú en el Pará (Belén), importante
A los 15 años Palma publicó sus primeros versos puerto brasileño, pero antes de asumir el cargo,
románticos en el diario El Comercio (el soneto «A la Palma viajó a varias ciudades de Europa, donde
memoria de la Sra. D.ª Petronila Romero»). Desde la agotó sus fondos, por lo que no pudo asumir el
adolescencia, se dedicó al periodismo y se convirtió consulado y tuvo que volver a Perú. Aquí se unió a
en miembro de la novísima romántica generación la revolución nacionalista originada por el tratado
—con Manuel Nicolás Corpancho, José Arnaldo firmado con España, donde Perú aceptaba la
Márquez, Clemente Althaus, Carlos Augusto Sala- mayoría de exigencias de dicho país, el mismo que
verry, Manuel Adolfo García, Trinidad Fernández, no fue ratificado por el Congreso. Después tuvo que
entre otros—, nacidos entre la tercera y cuarta exiliarse en Ecuador, donde se sumó a la campaña
década del siglo XIX. Estos años juveniles de altos revolucionaria del coronel José Balta, adhesión que
ideales literarios y aprendizajes sociopolíticos se posteriormente fue recompensada con la senaduría
recrean en su libro de memorias La bohemia de mi por el departamento de Loreto. Palma fue un aliado
tiempo. También escribió obras de teatro, tanto y soporte letrado tanto de la aventura revolucionaria
dramas (El Hijo del Sol, La hermana del verdugo, La como de la campaña presidencial de Balta; por ello,
muerte o la libertad y Rodil) como comedias (Los el nuevo presidente lo designó como su secretario
piquines de la niña, Criollos y afrancesados, ¡San- personal, cargo que ocupó entre 1868 y 1872. Este
guijuela! y El santo de Panchita, con Manuel Ascen- fue el pináculo de su carrera política.
cio Segura).
En 1872 publicó su primera serie de Tradiciones en
Fue alumno irregular del Colegio de San Carlos, formato de libro y después prosiguieron otras tres
pero debido a sus dificultades económicas no series más en esa década. Todos estos libros
culminó sus estudios, sino que empezó a trabajar. fueron recopilaciones de las tradiciones, que ya se
Así, en 1853 ingresó al Cuerpo Político de la habían publicado previamente en periódicos y revis-
Armada como oficial tercero. Por ello, durante unos tas locales. Este conjunto de libros le otorgó fama
meses estuvo embarcado en la goleta de guerra en Hispanoamérica. Además, Palma fue retirándo-
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se de la política activa para dedicarse a la literatura. en El Comercio reportajes de su viaje, realizado con
En 1876 se casó con Cristina Román. En 1878 fue sus hijos Angélica y Ricardo y después el libro
nombrado miembro correspondiente de la Real Recuerdos de España (1897).
Academia Española.
En 1912 renunció a la Biblioteca Nacional por un
Durante la guerra con Chile, él perdió su vivienda, grave desacuerdo con el presidente Leguía. Esto
su biblioteca, archivo epistolar y obras inéditas en el originó un homenaje y una protesta; las principales
incendio del pueblo de Miraflores. Además, por ser figuras intelectuales de la Generación del 900 orga-
corresponsal de periódicos extranjeros, sufrió nizaron la velada en el Teatro Municipal y respalda-
represalias durante la ocupación de Lima. En ron al escritor.
noviembre 1883 fue nombrado director de la Biblio-
teca Nacional del Perú por el presidente Miguel Como todo escritor del XIX, Palma colaboró cons-
Iglesias. En el desempeño de sus funciones para tantemente en diversas publicaciones literarias y
reconstruir la Biblioteca, destruida por los chilenos, políticas; entre las más importantes destacamos las
se ganó el apelativo de «bibliotecario mendigo», al siguientes: El Diablo (1848), El Heraldo de Lima
solicitar constantemente la donación de libros a (1854), La Zamacueca Política (1859), La Revista de
importantes personas e instituciones, lo que le Lima (1859-1863), La Campana (1867), La Patria
permitió reabrir el histórico local el 28 de julio de (1876-1878), La Broma (1877-1878), El Perú
1884. Dirigió esta institución durante 29 años. Ilustrado (1887-1892) y Prisma (1905-1907).
Además, muchas de sus tradiciones se reproduje-
En 1887 organizó e instaló la Academia Peruana ron en diversas publicaciones americanas, como
por encargo de la Academia Española, con los más Revista de Sud-América, La Estrella de Chile, Revis-
destacados escritores nacionales. Cuatro años ta de Buenos Aires, Revista del Pacífico.
después, publicó un poema como colofón a la
octava serie de tradiciones. Aunque reconoce que De sus varios años consagrados a la Biblioteca, hay
en su inspiración “no se ha agotado el jugo para el una notable descripción de César Miró, ya en el
embrollo”, reclama la “cesantía” de su pluma. Es siglo XX: “Pequeño brujo, duende sigiloso, se
decir, que a pesar de conservar sus facultades mueve entre sus libros como un alquimista en su
mentales en plena actividad, busca el descanso laboratorio. Analiza, mide, compara, anota en su
material. Realizó el elogio de su trabajo (los ocho breve fórmula con los signos de su personal
libros de las Tradiciones) y precisó el esfuerzo nomenclatura” (Año 1953, página 182). Las fuerzas
mental que significó invertir “fósforo del cerebro” en se agotan e incluso un médico le prohíbe escribir
su obra literaria. Finalmente, Palma cedió su lugar a más tradiciones en 1908 por el esfuerzo mental y
los futuros escritores. desgaste físico que le ocasionan. Su ciclo creativo
más fecundo ha terminado, pero seguirá atento a la
En 1892 viajó a España como delegado oficial del escena literaria y teatral. En 1917 recompuso la
Perú a las celebraciones del cuarto centenario del Academia Peruana y escribió algunas remembran-
descubrimiento de América, donde pudo supervisar zas literarias y sus últimos versos. Murió el 6 de
la publicación de sus Tradiciones peruanas por la octubre de 1919.
editorial Montaner y Simón de Barcelona. Publicó
10
II
ANÁLISIS DEL TIEMPO, LA MUJER
Y LOS CUERPOS POPULARES EN
LAS TRADICIONES DE PALMA
Ricardo Palma en
1888, Feliú Cruz,
Guillermo, En Torno de
Ricardo Palma, 1933:
Prensas de la
Universidad de Chile,
p. 145.
EL TIEMPO AGITADO POR regido por la contingencia de las relaciones persona-
LAS PALABRAS les y los intensos y desbocados deseos de toda
índole, principalmente los amorosos y sexuales.
La mayor expresión literaria de nuestro romanticis- Modernidad anacrónica pues el personaje no se
mo historicista, la tradición palmista, representa el constituye como un individuo social, sino como un
deseo de recrear un pasado original y singular (la campo afectivo que no puede autorregularse. Se
misma pulsión se encuentra en Garcilaso) en códi- analizarán algunas tradiciones modélicas para
gos narrativos de carácter fragmentario. A diferencia explorar las figuras del judío, el diablo y los incas,
de los costumbristas encerrados en el presente como ejemplos de ese no-devenir.
republicano, el tradicionista se encuentra seducido
por el pasado colonial, no solo en el plano de lo “Don Dimas de la Tijereta”, considerada la primera
representado, sino en las formas de la producción tradición cabal, constituye una narración emblemáti-
de significados. Los fantasmas habitan en fuentes ca por la maestría en el diseño del personaje princi-
escritas y orales; desde allí convocan al demiurgo y pal (sus rasgos físicos y psicológicos perduran en la
este crea una forma estética, original y poderosa imaginación del lector), la disolución del trasfondo
para albergarlos, pero en el mismo acto, muchas histórico y el lenguaje pleno de sabrosos giros colo-
veces, los congela, los atrapa en una celda invisible. quiales tanto castizos como americanos. La venta
del alma al diablo configura un motivo recurrente en
Aunque la acción narrativa puede ser dinámica y la literatura occidental. El aporte de Palma radica no
trepidante, el lector de las Tradiciones encuentra en solo en quitarle gravedad y dramatismo a la historia,
ellas un paisaje social y humano con muchas regula- sino en vincularla con otros motivos como el engaño
ridades y constantes. Incluso la lectura de la totali- a los poderosos y la burla a los poderes sobrenatu-
dad de las tradiciones en un orden diacrónico regido rales. Derrotar al diablo, burlarse de él gracias a una
por la temporalidad de los mundos representados argucia lingüística solamente puede lograrlo un
solamente recupera un pasado, no solo discontinuo personaje familiarizado con el torcimiento y la polise-
y en trizas, sino reiterativo. ¿Por qué no deviene mia de las palabras: el escribano, que funciona
plenamente el tiempo histórico en el tiempo ficcional como un símbolo del lenguaje jurídico plagado de
de Palma? La respuesta no es sencilla, las tradicio- fórmulas, artificios y engaños.
nes están compuestas por un conjunto de funciones
narrativas y personajes-tipo que reaparecen en El suplemento de la tradición atenta contra la unidad
distintos escenarios y siglos; así, se constituyen en estética; la digresión final sobre el alma de Judas
fijación de arquetipos antes que en tiempo sensible pretende funcionar como conclusión, pero no lo
para el lector. Más que en un suceder aleatorio y logra plenamente. La analogía entre las almas recha-
difícil de pronosticar, la historia representada se zadas del infierno por sus picardías en la tierra
manifiesta cíclicamente por medio de la repetición (Judas y Don Dimas de la Tijereta) solo sirve para
de conductas sociales a través del tiempo. Por otro intuir un dato clave del relato que se confirma con la
lado, el motor de la historia narrativa casi nunca yace alusión al cuerpo sin alma de los usureros. Esta
en la acción política ni en la racionalidad económica figura típica del archivo decimonónico, específica-
ni en el poderío cultural, sino que se encuentra mente del imaginario antisemita, se diseminó más
13
Ricardo Palma en
Revista Prisma N°
49, página 2, 1905
allá de tierras europeas. Bajo ella la “nariz ciceronia- inferior del cuerpo humano, se convierte en el signifi-
na” de don Dimas y su amor por el dinero adquieren cante hegemónico de la segunda parte del relato
su verdadera dimensión: él es judío. Aunque el texto que además posee un discurso narrativo frenético.
no lo afirma explícitamente, los lectores de la época Qué mayor inversión y mascarada que el diablo con
no debieron tener problemas en la decodificación de la apariencia de Jesús, el hijo de Dios. Además, los
la radical alteridad del personaje. En contraposición, juramentos, las comilonas, el exceso de bebidas y la
la extensa crítica palmiana no ha identificado dicha representación del deseo sexual remiten inequívoca-
variable. Es evidente que las Tradiciones no pueden mente al mundo del carnaval y a la dimensión corpo-
escapar a los prejuicios raciales y culturales de su ral de la cultura popular que se renueva con el matri-
época, pero el papel del judío como una de las monio de los dos jóvenes. Nótese el símil que alude
figuras del mal en dicho corpus no solo verifica lo al mundo animal para presentarlos: “un mozo como
anterior, sino que expresa una de las tantas figuras un carnero con una moza como una oveja” (Año
transhistóricas regidas por su ser y no por su devenir 1964, página 914) y su interés como iqueños de
que atentan contra la representación del sujeto cultivar viñedos. Es la naturaleza íntegra (la vida
moderno y su tiempo sensible e incierto. humana, animal y vegetal) lo que se regenera por la
unión de estos dos personajes. El propio narrador
“Dónde y cómo el diablo perdió el poncho” (1875) alude al “delirio sensual e inmundo de la materia”
lleva como subtítulo “cuento disparatado”. Esta es (ibíd.) alentado por el licor para explicar la conducta
una de las tantas tradiciones que pretende explicar desordenada de los personajes en la fiesta de matri-
el porqué de una expresión coloquial (“la tierra monio. El tiempo de la cultura popular tradicional no
donde el diablo perdió el poncho”) mediante una avanza en el vacío, sino que se somete a espacios
narración. El subtítulo alude al carácter maravilloso y temporales dicotómicos que se alternan ininterrum-
las incongruencias temporales (prensa, vapor y pidamente. El texto configura una visión cíclica de la
telégrafo en tiempos de Jesús) del relato. Las Tradi- experiencia humana: una sociedad atraviesa perío-
ciones buscaron preservar el saber oral y las expre- dos alternados de orden y desorden, de paz y
siones lingüísticas de la Lima colonial que se estaban violencia, uno tras otro. La acción humana no puede
olvidando ya en el siglo XIX. Un personaje con el quebrar ese vaivén trascendente que anula la posibi-
estrafalario nombre de Adeodato de la Mentirola le lidad de una historia contingente, plena de promesas
contó al narrador de la tradición la historia, y este y amenazas.
último la trasladó al pie de la letra para el lector.
Como en muchos otros casos, el efecto de la orali- En ambas tradiciones comentadas, podríamos argu-
dad se refuerza por el diálogo directo que aparece al mentar que la sal y la gracia del lenguaje mestizo
inicio y enmarca el relato. (castizo y popular) crean una ilusión de movimiento
por la ebullición verbal, pero este artificio lingüístico
La estancia de Jesús en Ica es narrada de forma no alcanza a convertir el espacio de la experiencia
apacible con ligeros toques humorísticos; él deja literaria en un horizonte de expectativas. Aunque en
como herencia paz, sana alegría y felicidad. En muchas tradiciones, el acto de la enunciación se
contraste, el carnaval, mundo de excesos e inversio- materializa como crítica al presente.
nes que ponen en primer plano la dimensión material
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Este problema entre experiencia y expectativas se sobrenatural adopta la forma típica del mensajero
formaliza, entre otros grupos de tradiciones, en el miserable, “arrugado como pasa […] apestaba a
conjunto que representa el mundo incaico, casi miseria a través de sus harapos” (Año 1964, página
nunca el mundo andino. Para las tradiciones, el 386). Él es el guardián del secreto que decide calmar
legado más perdurable de los incas es el tesoro las tribulaciones del buen cura.
escondido, resto del poderío y esplendor perdido y,
simultáneamente, objeto de la codicia de los El clérigo recibe dinero de ese tesoro y ofrece agasa-
conquistadores. El tesoro condensa un teatro moral jos sin par: “Hubo toros, comilonas, danzas y demás
inmóvil en el que los incas y sus descendientes se festejos de estilo, pero todo con un boato y esplen-
hallan definidos por la pérdida y la falta; y los espa- didez que dejó maravillados a los feligreses” (Año
ñoles y sus descendientes se encuentran siempre 1964, página 387). Sin embargo, se instala en él la
atrapados por el deseo del oro; por ello, en esta desconfianza y el desconsuelo por la procedencia
relación la figura del diablo cobra protagonismo de ese dinero, sentimiento en que confluyen los
inusitado. prejuicios contra los ídolos religiosos prehispánicos y
el rechazo a la codicia desde los valores cristianos.
En “Los tesoros de Catalina Huanca” (1876), se Gradualmente, enloquece y poco después, muere.
alude a una mujer poderosa que contribuyó con Estaba convencido de que el diablo lo había tentado
diversas y muy valiosas obras pías en los primeros por la vanidad y que el sacristán era un mensajero
decenios de la Conquista; por esto, era opinión demoníaco. La centralidad de la figura del diablo
generalizada que ella administraba un antiquísimo puede explicarse por la fascinación por lo sobrena-
tesoro de incalculables dimensiones. Después de tural propia del romanticismo; pero es evidente que
configurar al personaje legendario, el narrador fue un recurso constante en Palma para explicar lo
presenta al actor que desplegará la anécdota y reve- inexplicable y contribuir a fijar significados esenciales
lará el peso del pasado sobre el presente. El cura de en los sujetos sociales representados en las tradicio-
San Jerónimo, área que pertenecía a la zona de nes.
dominio de la dadivosa ya fallecida, constituía una
rareza en el panorama eclesiástico colonial de la Esta breve cala en una fracción del universo de la
primera mitad del siglo XVII ya que en ese tiempo obra palmiana nos muestra cómo la producción de
predominaban los curas que buscaban explotar a su significados y el devenir de los propios personajes se
rebaño de fieles. La corrupción eclesiástica estaba hallan regidos por una concepción tradicional del
generalizada y el abuso económico y sexual contra tiempo articulada a estereotipos y figuras esenciales.
indios e indias era hostia de todos los días. A pesar de su simultaneidad con la obra de Flaubert
y Baudelaire, el tiempo de las Tradiciones se halla
Además de sencillo y alegre, este cura no se preocu- lejos del tiempo de la modernidad. El tiempo inmóvil
paba por las cosas materiales, pero afrontó un desa- de los textos de Palma ofrecía a los limeños el rego-
fío al enterarse de que debía agasajar a un visitador deo en imágenes que se movían con gracia, pero
religioso que pasaría por sus tierras. Así, se instala ancladas en el mismo lugar.
en él también el deseo de poseer riqueza y estar a la
altura de sus correligionarios. El mediador con lo
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Tradiciones por
Ricardo Palma,
1877, Lima: Benito
Gil Editor
LA MUJER LIMEÑA: EL CUERPO DIVINO veinte eneros con unos ojos del color del mar, deci-
Y LA REINA DEL INFIERNO dores como una tentación hermosa como la luz”
(Año 1964, página 816); o e) Teresa Méndez de “Dos
El protagonismo de las mujeres como personajes en millones”, “ojos grandes, negros, decidores, labios
las Tradiciones se funda en varias razones: a) ofre- de fuego, brevísima cintura, hechicero donaire…”
cen una perspectiva marginal y fragmentaria de la (Año 1964, página 1032). Se pueden hallar ciertas
Historia central y total regida por la figura del varón diferencias en la caracterización física por la proce-
que domina el espacio público; b) constituyen el dencia social: el adjetivo “garrida” se reserva para el
objeto de deseo que moviliza los hilos de la trama, cuerpo femenino popular; la descripción de las
donde abunda el triángulo amoroso; y c) encarnan mujeres nobles pone énfasis en el rostro en tanto
las imágenes típicas de la sensibilidad criolla: gracia, que la de las mujeres populares puede incluir tam-
talento innato, transgresión y disfrute. Elisa Samp- bién las zonas inferiores del cuerpo femenino. Sin
son Vera Tudela (2012) sostiene que hay una relación embargo, no cabe duda de que la mujer criolla
íntima entre la forma y el mundo representado de las limeña constituye el modelo ideal femenino y el
tradiciones y lo femenino; esta vinculación que inter- motor narrativo de la mayoría de las tradiciones.
cambia significantes (oralidad, marginalidad, domes-
ticidad, sexualidad, etc.) posibilita construir una La joven pobre que solamente posee su belleza, la
novedosa historia de la nación desde las emociones, viuda rica que compra amor con su dinero y la mujer
las costumbres y lo popular que critica radicalmente despechada que se venga del ingrato constituyen
al presente, el tiempo de la enunciación. tres clases de personajes con recorridos narrativos
previsibles y muy recurrentes en el conjunto de las
La representación del cuerpo de la mujer en las tradi- Tradiciones. A continuación, analizamos brevemente
ciones obedece a un conjunto de fórmulas que se tres tradiciones que tienen como protagonista a la
alternan y combinan una y otra vez. Veamos algunos mujer limeña.
ejemplos: a) Visitación de “Don Dimas de la Tijereta”,
“una cintura pulida y remonona de esas de mírame y Medea, nieta de Helios y de la maga Circe, forma
no me toques, labios colorados como guindas, dien- parte de la mitología griega. En su célebre tragedia
tes como almendrucos…” (Año 1964, página 514); Medea (V a. C.), Eurípides se ocupa de ella y de su
b) Gertrudis, la joven esclava en “La emplazada”, destino asumido. Es la mujer que ayuda a Jasón a
“fresca como un sorbete, traviesa como un duende, conquistar el vellocino de oro a cambio de una
alegre como una misa de aguinaldo y con un par de promesa de matrimonio y fidelidad. Tiempo
ojos negros, tan negros, que parecían hechos de después, ante la negativa del héroe de seguir cum-
tinieblas” (Año 1964, página 473); c) Transverbera- pliendo con su palabra, ella se venga matando a sus
ción de “Justos y pecadores”, “garrida joven de diez hijos comunes. Medea es pieza clave en el imagina-
y ocho eneros, zalamera, de bonita estampa y recia rio occidental; su figura representa a la mujer valien-
de cuadriles […] linda como un relicario, fresca como te, sabia, enérgica y dispuesta a todo para vengarse
un sorbete, pero más cerril e inexpugnable que fiera de los que la traicionan. Por sus reflexiones sobre la
montaraz” (Año 1964, página 333); d) Paca Rodrí- naturaleza de la mujer, constituye un hito en la
guez de “Predestinación”, “garrida muchacha de conciencia del pensamiento sobre lo femenino.
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“Mujer y tigre” forma parte de la primera serie de las te a mujer enloquecida y vengativa. El gusto románti-
tradiciones (1872) y en ella se configura una Medea co por el horror y la trayectoria vital trágica se conju-
criolla. En este relato se conjuga el afán por dilucidar gan en este personaje que no duda en lanzar “atro-
una expresión popular: “Es más mala que la señora ces injurias” mientras asesina a su antiguo amante y
de ***” y, simultáneamente, ofrecernos la historia de que a punto de ser ajusticiada no se arrepiente
la primera mujer ahorcada en la Plaza Mayor de Lima jamás de sus crímenes. Como todos los escritores
a inicios del siglo XVII. Como ocurre con “La empla- del XIX, Palma vive fascinado por los abismos de la
zada” y en otras tradiciones, Palma no ofrece el mujer, “ese libro misterioso” como se le llama en la
nombre de su protagonista porque cree que puede tradición. La Medea criolla que se distingue por un
afectar la honra de sus descendientes. furor y carácter sobrehumanos configura el punto
más alto de lo peligroso femenino.
A sus 16 años, Sebastiana era un “fresco y codicia-
ble pimpollo” que quedó huérfana y bajo la tutela de “¡Pues bonita soy yo, la Castellanos!” (1870) formó
un anciano tutor. El hijo de este, joven seminarista, parte de la primera serie de las tradiciones. Se expli-
se enamora de ella. Él es correspondido por la rica ca el origen de un refrán popular y se narra el conflic-
heredera. Este amor adolescente dura varios años, to de dos mujeres limeñas, amantes de prominentes
pero, finalmente, él “olvidó la palabra empeñada de figuras del gobierno y la aristocracia colonial. La
casarse y legitimar a los dos niños habidos de sus disputa se establece mediante el lujo y la ostentación
secretos amores” (Año 1964, página 242). La traicio- social, pues ellas ratifican su valer por el dinero que
na, definitivamente, al casarse con otra mujer. Ante pueden gastar y así se convierten en el centro de la
esta situación, Sebastiana se hace beata y vive una atención de todos los sectores sociales. Sus exce-
religiosidad radical; sin embargo, cada vez que sos se despliegan, incluso en el ámbito de la
encuentra a su antiguo amante intenta volver a caridad, para poder ganar la aprobación de los lime-
seducirlo. Tarea vana ya que él “se había empestilla- ños. La Perricholi se pasea en un carruaje muy
do en el tonto capricho de dar al mundo un ejemplo lujoso, que termina donando a la parroquia de San
de fidelidad conyugal” (ibíd.). Lázaro; Mariquita Castellanos se pasea con un perro
que porta un collar de oro macizo, que termina
Más adelante, ella trama su cruel venganza. Emplea donando a un hospital.
a sus hijos como celada y tiende una trampa mortal
a su amante del pasado. Después de narcotizar y Mariquita Castellanos pertenecía a la aristocracia y
secuestrar a su víctima, se procede al degollamiento Micaela Villegas formaba parte del pueblo trabaja-
de los dos hijos delante del padre y, por último, al dor; era actriz de teatro, “cómica” en los términos de
descuartizamiento del amante traidor. Este macabro la época. Además de la dimensión social, hay otra
triple asesinato no es representado directamente por racial en el enfrentamiento. Entre la bella morena que
el narrador de la tradición, quien se refugia en exten- era pretendida por el conde millonario y la mujer de
sas citas de un cronista. ascendencia andina que enloqueció al virrey, el tradi-
cionista no duda en darle las palmas a la afrodes-
A lo largo del relato, la protagonista vive una comple- cendiente; por ello, se refiere de forma despectiva de
ta transformación de adolescente angelical e inocen- la Perricholi, a quien describe como “hembra de
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escasísima belleza” y además la califica de “manirro- las poetas que componían imitando la lengua del
ta” y “botarate” (Año 1964, página 651). Lacio y, en consecuencia, producían versos de muy
mala calidad.
Esta tradición posee un claro carácter conservador
ya que la plebeya andina que se atreve públicamente A diferencia de la mujer letrada y culta que rara vez
a demostrar un valor social más allá del que le ingresó al mundo ficcional del narrador, la bella joven
correspondía es “puesta en su lugar” por Mariquita sin educación formal, pero con ingenio y gracia, fue
Castellanos, que actúa como representante del un personaje constante en sus tradiciones. En este
orden social y garante de la hegemonía de la aristo- caso, es Mariquita Castellanos moza linda, aguda de
cracia sobre el pueblo. La fascinación por la mujer ingenio y “demoledora de corazones”. La trama,
criolla se formaliza en este refrán que se incluye en el como tantas veces, tiene como asunto los galanteos
texto: “Como una y una son dos, / por las morenas y las pretensiones amorosas: la bella entabla un
me muero, / lo blanco, lo hizo un platero, / lo duelo verbal con un pretendiente, poeta versado en
moreno, lo hizo Dios” (ibíd.). latín.
“El latín de una limeña” se publicó en la tercera serie
de las tradiciones (1875). Al ridiculizar las pretensio- El punto climático está constituido por el intercambio
nes de los catedráticos coloniales que confiaban de frases tipo verso con rima en latín y en castellano.
ciegamente en el latín como signo de sabiduría y Para darle mayor verosimilitud al latín macarrónico
cultura, el narrador desliza subrepticiamente una de la joven y para mantener la rima asonante, ella
crítica al sistema educativo decimonónico que toda- exclama: “Entonces, fugite, in allia / que otro gato
vía incluía la enseñanza memorística de dicha dará algalia” (Año 1964, página 630). Se alude
lengua. Adicionalmente, recuerda socarronamente indirectamente a la frase persequentur vos in civitate
que los jóvenes universitarios del pasado no cono- ista, fugite in aliam (“si os persiguen en esta ciudad,
cían a fondo ni el latín ni el castellano. huid a otra”), pero directamente se manda al mal
amante a otro lugar y se le indica que otro ofrecerá el
Palma defendió siempre el conocimiento avanzado regalo codiciado, representado por la algalia, una
de la lengua castellana como requisito para cualquier sustancia fragante que se obtenía de los gatos.
hombre de letras y, en particular, para un escritor. Finalmente, el ingenio y la gracia de la limeña se
Consecuentemente, en esta tradición el narrador se imponen al docto saber masculino e incluso ella se
burla despiadadamente de los tiempos en los que apropia despreocupadamente del latín para derrotar
imperaba el latín en la universidad, en la Iglesia y y humillar a su eventual antagonista.
hasta en la cocina. Él recrea una sociedad colonial
saturada de voces y expresiones latinas que se En las Tradiciones, la mujer criolla constituye no solo
repetían sin comprenderse plenamente y que daban un objeto de deseo estereotipado, sino también un
lugar a situaciones jocosas y hasta ridículas: los sujeto con acción propia. Como la tapada limeña
médicos cumplían su deber a punta de latinajos y que conjuga el traje tradicional y la conducta moder-
hasta para protegerse de los perros callejeros era na, la mujer criolla representada formaliza el nexo
necesario leer el evangelio… en latín, por supuesto. entre el pasado colonial y el futuro de la ciudad. Ella
En esta misma línea, el narrador critica ferozmente a representa a Lima y su singular recreación de la
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modernidad: ingenio en vez de racionalidad; indivi- poder. En otras ocasiones, los personajes indios
duación embozada en vez de subjetividad descu- están vinculados a los tesoros escondidos por los
bierta; y libertad sexual, placer y lujo en vez de incas por doquier; son emisarios del diablo y tienen
productividad y trabajo. poderes mágicos que movilizan el deseo de la codi-
cia y las formas del mal. Por medio del humor y la
En síntesis, Palma recrea a la mujer criolla como una risa, la escritura busca exorcizar y muchas veces
fuerza misteriosa, un sujeto ambivalente, deseable y logra disfrazar esta violencia epistémica, heredera de
peligroso, pero cuyos contactos con otros sectores la colonialidad.
sociales la enriquecen: una figura de continuidad
que traza el vínculo entre la oralidad y la escritura, lo La Lima del tradicionista se construye no solo en un
privado y lo público. formato textual de corta amplitud, sino fragmentario
y melodramático. Constituye una galería de perso-
najes y situaciones conflictivas que giran y reapare-
cen sin cesar, fórmulas narrativas y fórmulas discur-
EL CUERPO POPULAR. NEGROS E sivas que impiden la emergencia de una memoria
INDIOS densa de los subalternos de la ciudad. Aunque
permiten el triunfo de los débiles y la burla a los
En la representación de los negros y los indios, el poderosos, aunque se divierten con la transgresión,
tradicionista muestra los límites de su proyecto el narrador nunca asigna validez a las situaciones
literario. En su mundo colonial casi no hay negros ni fantásticas o maravillosas narradas ya que creer en
indios. El deseo oculto del tiempo de la enunciación, ellas pertenece al dominio del pueblo; siempre las
el de la miopía republicana, prevalece sobre sus describe desde afuera y desde arriba.
políticas de recreación ficcional de los sujetos subal-
ternos. El narrador apela para representarlos a las El tiempo inmóvil y las formas de configurar a negros
siguientes estrategias: escasa descripción, indivi- e indios no constituyen problemas separados, sino
dualización solo cuando son intrínsecamente excep- interconectados. Solo la acción plena de ellos en la
cionales (bellas mulatas, incas ajedrecistas, indias Historia y en las historias ficcionales podía garantizar
con tesoros escondidos, etc.) o destacan por algún la experiencia temporal de la modernidad; las tradi-
servicio (político, religioso) prestado a toda la comu- ciones eluden con gracia y talento el problema. A
nidad. Por otra parte, los negros y en particular los pesar de sus logros formales y su indudable mérito
esclavos aparecen alineados a la cultura dominante literario, el proyecto de Palma expresa la voluntad
y como una prolongación de la honra y los ideales de embozada de la Ilustración colonial, que en una
sus amos. Sus funciones en la trama narrativa son vuelta de tuerca admirable emplea los propios recur-
secundarias y actúan como intermediarios, portado- sos de la cultura popular para enfrentar y fosilizar a
res de signos y significados que no les pertenecen; sus actores.
cuando son configurados con valores y capacidades
propios, que les permiten establecer relaciones de Palma celebra y reivindica la cultura popular limeña,
igualdad con hombres libres, la trama narrativa los pero tiende a inmovilizar a los negros e indios en un
sanciona violentamente. espacio ahistórico. En consecuencia, en varias
ocasiones, su sintonía con el mundo popular se
En el mundo popular de las tradiciones, los negros y debilita por algunos códigos retóricos empleados en
los indios están condenados a perder una y otra vez. su representación.
Ridiculizados, engañados, humillados, discrimina-
dos y en algunas ocasiones asesinados; en resu-
men, ellos ocupan el lugar sobre el cual se ejerce el
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Una página inédita
de Ricardo Palma en
Revista Prisma N° 3,
página 17, 1905
III
EL LEGADO DE PALMA
O EL FUTURO DEL PASADO
Ricardo Palma en
1893, Feliú Cruz,
Guillermo, En Torno de
Ricardo Palma, 1933:
Prensas de la
Universidad de Chile,
p. 177.
Leer las Tradiciones constituye una experiencia El narrador se autorrepresenta en sus tradiciones
cultural compleja. Más allá de las divertidas historias como “pobre y mal narrador de cuentos” que busca
de amor, los retos al poder de las autoridades, las ofrecer al lector “solaz y divertimento”. El proceso de
voces populares y los refranes antiguos, se esconde construcción del género tradición duró varios años y
un sofisticado artefacto cultural. Una forma estética Palma nombró a sus creaciones de diverso modo:
muy original que aprovecha simultáneamente las “historietas”, “cuento”, “cuento de viejas”, “auxiliares
posibilidades históricas y ficcionales; la oralidad del de la historia”, “relato”, “cuentecito”, entre otros.
pueblo y la escritura castiza; el humor carnavalesco Esta variable nominación desembocó en la palabra
y la crítica política; la ironía y la tipificación; el sarcas- “tradición”, que no fue preconcebida, sino un hallaz-
mo y el archivo documental. Un texto narrativo breve go derivado de la fórmula ensayo y error, es decir, de
que sintoniza con un auditorio masivo y que por eso la propia experiencia escritural.
democratizó la experiencia de lectura en la sociedad
peruana durante el último tercio del siglo XIX. Las tradiciones más logradas de Ricardo Palma son
contemporáneas porque interpelan directamente las
Palma era un ratón de bibliotecas y archivos, ideas, creencias y sentidos del lector. Por ejemplo, la
muchas de las tramas de sus historias provienen de ambivalencia de lo criollo —destacada por Gonzalo
expedientes judiciales, crónicas coloniales, libros de Portocarrero (2004)— es un problema crucial en el
cabildo, protocolos notariales, diarios y manuscritos Perú de hoy. Todos condenamos los delitos mayo-
varios. Esta vocación por los documentos garantiza res, pero somos bastante tolerantes con las peque-
ese aire de veracidad que nunca abandona a la ñas informalidades. Incluso gozamos con las trans-
tradición y que se funde con la verosimilitud (mundo gresiones de terceros a la regla general y abstracta,
representado con apariencia de verdadero) que se y con los desafíos sin justificación racional al poder
desprende de la historia ficcional creada por el escri- institucional: somos una sociedad casuística que
tor. En algunas ocasiones, el “parrafillo histórico” busca la excepcionalidad, la fantasía absurda de
está casi completamente diluido en la propia lógica merecer un trato especial más allá de la ley.
de la trama y gran parte de la acción está compuesta
por diálogos. Todo ello le da gran agilidad a la Por otro lado, los procesos de nacionalización del
tensión narrativa y acerca a las mejores tradiciones al legado colonial no significaron una apropiación
cuento moderno. inconsciente, sino una reformulación crítica de esa
sociedad. Si revisamos en las tradiciones el caso de
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la educación, encontramos que Palma, romántico entre los peruleros (nacidos en tierras americanas) y
con ideas liberales mesocráticas, se opuso a seguir los españoles que aspiraban a los más altos cargos
pensando el salón de clase como un espacio de prefigura —en la perspectiva del narrador— un
repeticiones que no se comprenden y de ejercicio anticipo de las futuras guerras de independencia. De
autoritario o violencia gratuita contra los alumnos. En este modo, el mundo colonial se articula plenamente
nuestros días, estos siguen siendo problemas con el presente republicano de la escritura de las
acuciantes. Tradiciones.
Cabe recordar que Palma es uno de los creadores Ricardo Palma contribuyó de forma decisiva en el
del canon literario peruano, ya que varias de sus asentamiento del discurso del mestizaje y en el reco-
tradiciones se consagran a recuperar a poetas y nocimiento gozoso, pero también conflictivo, de
prosistas coloniales, como Amarilis, Juan del Valle y nuestra pluralidad cultural. La nación peruana del
Caviedes, Pedro de Peralta y Barnuevo, entre otros. siglo XXI se nutre de estos procesos. Por ello, es
El tradicionista logró que sus lectores percibieran muy justo el homenaje del Banco Central de Reserva
que la historia cultural del Perú trascendía largamen- del Perú mediante esta moneda conmemorativa.
te el período republicano. En el proyecto ideológico Recordemos que este 2019 se cumple un siglo de la
de las tradiciones, la historia individual y los aconte- muerte del escritor. El bello estuche tiene en la porta-
cimientos particulares adquieren espesor para fusio- da un retrato del escritor y en el interior, una fotogra-
narse con la historia cultural colectiva sin perder esa fía del escritorio que utilizó gran parte de su vida. Así,
dimensión privada original que el narrador pone se evoca su pasión por la escritura literaria.
siempre de relieve.
La próxima celebración del Bicentenario exige una
Desde otro ángulo, Palma recuperó el mundo colo- revisión de nuestra historia cultural, una relectura de
nial como un espacio sociocultural que explica y nuestros clásicos. El viejo brujo de la palabra, el
determina muchos de los males sociales y los vicios maestro mestizo, con ancestros indios y negros, nos
privados de los limeños. En muchas tradiciones, se está esperando con una historia y una sonrisa.
resalta el afán de reconocimiento y de encumbra-
miento de los criollos más ricos, la curiosidad ilimita-
da del pueblo, el accionar sin escrúpulos de las
argollas y el ejercicio irrestricto del poder. El conflicto
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BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL SOBRE RICARDO PALMA
Miró, César (1953). Don Ricardo Palma. El patriarca de las Tradiciones. Buenos Aires:
Editorial Losada.
Oviedo, José Miguel (1965). Genio y figura de Ricardo Palma. Buenos Aires: Editorial
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Pérez Garay, Carlos Alberto (2015). Liberalismo criollo: Ricardo Palma, ideología y política
(1833-1919). Lima: Universidad Ricardo Palma
Portocarrero, Gonzalo (2004) Rostros criollos del mal. Cultura y transgresión en la socie-
dad peruana. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú, 2004.
Sampson Vera Tudela, Elisa (2012). Tradiciones. Iluminating Gender and Nation. Lewis-
burg: Bucknell University Press.
Velázquez Castro, Marcel (2013). La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancía
en el imaginario sobre Lima (1640-1895). Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.
CRÉDITOS
Editor:
Banco Central de Reserva del Perú
Investigación y texto:
Marcel Martín Velásquez Castro
Diseño y diagramación:
Marina Ríos