Actividad Historia
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La Conquista de América es también un ejemplo de las graves consecuencias que puede acarrear
la discriminación cultural, en especial cuando, en sus formas extremas, encubre y justifica los
intentos de dominación o eliminación de los diferentes.
• Genocidio
• Etnocentrismo
• Etnocidio
• Xenofobia
• Salvajismo
• Barbarie
• Civilización
• Racismo
• Discriminación
2. Ahora que conocen algunos conceptos importantes, pueden leer los siguientes fragmentos de
Tzvetan Todorov y Laurette Sejourn, que se encuentran al final de estas actividades.
3. Luego de una primera lectura de los dos textos, respondan entre todos el siguiente cuestionario,
buscando respuestas en los textos y volcando sus opiniones.
a) ¿Por qué? Todorov dirá que el tema del descubrimiento que el yo hace del otro es inmenso?
b) ¿Qué otras formas de descubrimientos del otro conocen? Pueden relacionarlas con
situaciones de la vida personal u otros ejemplos históricos.
C) ¿A qué se refiere cuando dice que el siglo XVI habrá visto perpetrarse el mayor genocidio de
la historia humana? ¿Qué otros genocidios pueden recordar e identificar en la historia?
d) ¿Cuáles son las similitudes entre otros genocidios y la Conquista de América? ¿Y cuales las
diferencias?
e) Recuerdan alguna situación de la vida cotidiana en que ustedes se hayan negado a reconocer
al otro? Y alguna en la que hayan sentido que otros se negaban a comprenderlos a ustedes? ¿Por
qué creen que ocurre eso?
f) ¿Por qué?, al hablar de la mortandad que produjo la Conquista entre los indígenas
americanos, Sejourn dirá que nada hay más consecuente que esta discriminación hacia los
miembros de una comunidad que era destrozada a su gusto...?
h) Necesariamente los encuentros con otros deben tener un carácter destructivo para alguna de
las partes? ¿En qué casos es as?
i) Es posible otro tipo de encuentros? ¿Qué condiciones deberán reunir? ¿Es posible pensar un
encuentro con otros que no implique conflicto?
Quiero hablar del descubrimiento que el yo hace del otro. El tema es inmenso. [...] De los
numerosos relatos que se nos ofrecen he escogido uno: el del Descubrimiento y la Conquista de
América. [...]
Dos justificaciones fundamentaron –a posteriori– la elección de este tema como primer paso en el
mundo del descubrimiento del otro. En primer lugar, el descubrimiento de América, o más bien de
los americanos, es sin duda el encuentro más asombroso de nuestra historia. En el descubrimiento
de los demás continentes y de los demás hombres no existe realmente ese sentimiento de
extrañeza radical: los europeos nunca ignoraron por completo la existencia de África, o de la India,
o de China; su recuerdo está siempre ya presente, desde los orígenes. Cierto es que la Luna está
más lejos que América, pero sabemos hoy en día que ese encuentro no es tal, que ese
descubrimiento no implica sorpresas del mismo tipo: para poder fotografiar a un ser vivo en la
Luna, es necesario que un cosmonauta vaya a colocarse frente a la cámara, y en su casco vemos
un reflejo, el de otro terrícola.
Al comienzo del siglo XVI los indios de América están bien presentes, pero ignoramos todo de
ellos, aun si –como es de esperar– proyectamos sobre los seres recientemente descubiertos
imágenes e ideas que se refieren a otras poblaciones lejanas. El encuentro nunca volverá a
alcanzar tal intensidad, si esa es la palabra que se debe emplear: el siglo XVI habrá visto
perpetrarse el mayor genocidio de la historia humana.
Los indios físicamente desnudos también son, para los ojos de Colón, seres despojados de toda
propiedad cultural. Se caracterizan en cierta forma por la ausencia de costumbres, ritos, religión;
lo que tiene cierta lógica, puesto que para un hombre como Colón los seres humanos se visten
después de su expulsión del paraíso, que a su vez es el origen de su identidad cultural. [...] es
significativo el hecho de que [la desnudez física] lo lleva a la imagen de la desnudez espiritual: Me
parece que es gente muy pobre de todo, escribe en el primer encuentro [12/10/1492]. Esta gente
es muy mansa y muy temerosa, desnuda como dicho tengo, sin armas y sin ley [27/11/1492]. Ya se
sabe que los indios están desprovistos de lengua, ahora se descubre que carecen de ley y religión
[...] No tiene nada de asombroso que estos indios, culturalmente vírgenes, página blanca que
espera la inscripción española y cristiana, se parezcan entre sí: La gente toda era una con los otros
ya dichos de las mismas condiciones. [17/10/1492]
Ellos son gente como los otros que he hallado y de la misma creencia. [3/12/1492] Son la mejor
gente del mundo y más mansa. [16/12/1496]
Los indios se asemejan porque todos están desnudos, privados de características distintivas.
Por lo demás, cuando llegue a conocer mejor a los indios, habrá de dar en el otro extremo, pero
no por ello son menos dignas de fe sus informaciones. Se ve a si mismo naufragado en Jamaica
cercado de un cuento de salvajes y llenos de crueldad y enemigos nuestros [Carta a los Reyes
7/7/1503]. Lo que más llama la atención aquí, es que para caracterizar a los indios Colón solo
encuentra adjetivos de tipo bueno/malo, que en realidad no nos enseñan nada [...] porque
corresponden a estados momentáneos y no a características estables, porque vienen de la
apreciación pragmática de una situación y no del deseo de conocer.
[...] En realidad, nada hay más consecuente que esta discriminación hacia los miembros de una
comunidad que era destrozada a su gusto y con respecto a la cual se condujeron los europeos
como verdugos o sayones o ministros de Satanás... [...] Efectivamente, los muertos se cuentan por
millones. Las cifras de los testigos, que antes se consideraban exageradas, se revelan modestas a
la luz de los estudios actuales que se esfuerzan por reconstruir los cuadros demográficos del
continente a la llegada de los españoles. [...] Sean cuales fueren los métodos usados, la disciplina
de los investigadores y la región analizada, las conclusiones concernientes a la disminución de la
población son sensiblemente iguales siempre, las tasas oscilan entre el 75 y 95 por ciento, según la
importancia económica y social de las regiones y su mayor o menor alejamiento de las capitales.
Borah y Cook sostienen que los dieciséis millones ochocientos mil indios de 1532 se habían
reducido a un millón seiscientos quince mil en 1605. El especialista Charles Gibson afirma que de
los habitantes de la meseta –un millón y medio– no se contaban más de setenta mil antes del fin
del siglo. El historiador Juan Freide, en sus estudios ejemplares sobre Colombia, llega a cifras muy
aproximadas al hablar de los supervivientes. [...] Puesto que las estadísticas muestran un alza en la
mortalidad a medida que la colonia se estabiliza, nos vemos obligados a creer, con Las Casas, que
el régimen inherente a los repartimientos en tutela fue más sanguinario que las batallas. [...]
Situado mejor que nadie para saberlo, Cortés se pregunta, no obstante, si el despoblamiento que
comprueba, lo mismo en las islas que en México, fue debido a las guerras o bien a los
gobernantes, pero en una carta al Emperador de 1530, menos de 10 años después de la casa de
Tenochtitlan, disipa muchas dudas: �[...]certifico a vuestras majestades que si les durara, que en
muy breve tiempo la pusieran en el término que a la Española [ya devastada] y a las otras islas.
Porque ya falta más de la mitad de la gente de los naturales a causa de las vejaciones y malos
tratos que han recibido�. (SEJOURN�, L. (1973). América Latina. Antiguas Culturas
Precolombinas� (vol. 21, págs. 66 a 71). Espa�a-M�xico: Siglo XXI.)