Formalismo Ruso
Formalismo Ruso
Formalismo Ruso
Corriente de crítica literaria que se afirmó en Rusia entre 1915 y 1930. La doctrina formalista
se encuentra en el origen de la lingüística estructural.
El movimiento estaba ligado en sus comienzos a la vanguardia artística, en especial el
futurismo. El nexo no se manifiesta solamente a nivel teórico, sino también a nivel del estilo.
El espíritu de vanguardia persiste, con la diferencia de que la actitud hasta entonces artística se
torna científica. El enfoque formal de estos críticos surge paralelo al desarrollo del simbolismo
y el futurismo en Europa occidental, de manera que futuristas y formalistas compartieron
algunas ideas, como la primacía de la palabra autosuficiente sobre el contenido o la ausencia
del sujeto como objeto de interés.
La escuela formalista está conformada por dos grupos: la OPOIAJ (Asociación Para el
Estudio del Lenguaje Poético) y MLK (Círculo lingüístico de Moscú). Éste último,
dinamizado por R. Jakobson (1896-1982), que marcha a Praga en 1920, realizó estudios sobre
la lengua poética y métrica; el grupo se vio desarticulado en 1927.
San Martín Ortí dice que cuando se habla de formalismo ruso, se habla del trabajo de la
OPOIAJ y Jakobson. En la primera, los miembros fuertes son Shklouski, Brik, Eicheubaum,
etc.
Los temas principales de esta escuela son: la ciencia de la literatura, la lengua literaria y la
lengua común, desautomatización.
1) Ciencia de la literatura: Se trata de una escuela caracterizada por el proyecto de
fundar una ciencia acerca del saber de la literatura. Quieren crear una ciencia
autónoma y concreta que trabajara la especificidad de la literatura.
El Formalismo visto desde el punto de vista de un marxista, podría ser considerado como arte
por el arte.
Lo que hace que una obra literaria sea objeto de esta ciencia es la literaturnost, traducido
como "literaturiedad". Quieren crear una ciencia literaria autónoma a partir de las cualidades
intrínsecas de los materiales literarios. Su única finalidad es la conciencia teórica e histórica
de los hechos que pertenecen al arte utilitario como tal.
El objetivo es comprender los hechos literarios como tal, tener una conciencia teórica de
dicho objeto de estudio. Presentan una gran insistencia en la especificidad. Responden a las
críticas dominantes de la crítica literaria rusa del momento, por lo que se les aparece una
necesidad de reformular la institución de la crítica revolucionaria rusa.
2) La comparación más obvia será con el lenguaje cotidiano, lo que orienta a los formalistas
hacia la Lingüística para comparar la lengua en su funcionamiento literario y en su uso
común. La finalidad del lenguaje será distinta cuando es usado poéticamente: si en el uso
cotidiano la lengua tiene una función práctica y comunicativa, en su uso poético la
comunicación no es la principal finalidad: los propios sonidos pueden tener una función
autónoma, no vinculada al sentido (Es la línea de los poetas futuristas rusos que buscaban una
poesía donde la palabra fuera autosuficiente, la “poesía transmental” o “lenguajezaum”). Esta
concepción del lenguaje poético llevó a los formalistas rusos a desarrollar, en su primera
etapa, una preocupación por el sonido y la grafía, con los problemas del metro y el verso.
Como consecuencia, acabaron con la dicotomía entre el fondo y la forma, puesto que el
sentido, cuando existe, es efecto de la forma, y la forma ya no es un “simple recipiente” del
sentido. El término “forma” será sustituido por el de “estructura”.
Shklovski, en su artículo de 1917 sobre “El arte como artificio”, insiste constantemente en el
concepto de automatización, al advertir que “si examinamos las leyes generales de la
percepción, vemos que una vez que las acciones llegan a ser habituales se transforman en
automáticas”.
3) Los formalistas se engloban en una concepción estética general, cuyo principio básico es el
de la desautomatización de la percepción de la forma: el receptor de la obra de arte debe
percibirla deteniéndose a ello, con atención en el mismo proceso.
Ya Sklovski (1917) había manifestado su oposición al concepto del lingüista Alexander
Potebnia (1835-1891) de que la imagen poética hace más asequible la realidad; para el
formalista, la imagen poética sirve al poeta como medio para singularizar y hacer extraño el
objeto al que se refiere. Esta singularización y “desfamiliarización”, este extrañamiento
(Ostranenie) hace que el receptor se fije en lo que dice y en cómo lo dice y, por tanto, provoca
la desautomatización, crea una impresión máxima, mediante procedimientos como la metáfora,
la comparación, el paralelismo, la hipérbole… Al reforzar la sensación, se combate el
automatismo de la percepción, que es el enemigo del arte
Jakobson también ve los procedimientos literarios como medio para hacer más sensible al
objeto. (“Los tropos nos vuelven el objeto más sensible y nos ayudan a verlo”, en Sobre el
realismo artístico, 1921). El arte, que depende de la percepción, ha de ser necesariamente
construido mediante el principio del realce de la forma, incluso en el arte realista, lo que implica
la relatividad del concepto de “verosimilitud” para Jakobson. Este formalista señala cuatro
tipos de verosimilitud: la del autor reformador, la del autor conservador, la del lector
reformador y la del lector conservador, según tengan una actitud reformadora o conservadora
respecto a los valores artísticos de su época.