Migue Grau Caballero
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Para otros usos de este t�rmino, v�ase Miguel Grau (desambiguaci�n).
Miguel Grau
Miguel Grau Seminario.png
Emblem of the Peruvian Navy.svg
Comandante General de la Marina de Guerra del Per�
Sucesor Antonio de la Haza
Logo congreso.png
Diputado de la Rep�blica del Per�
por Paita
agosto de 1876-febrero de 1877
julio de 1878-febrero de 1879
Informaci�n personal
Nombre de nacimiento Miguel Mar�a Grau Seminario
Apodo
Guerra hispano-sudamericana
Guerra del Pac�fico
Combate naval de Chipana
Combate naval de Iquique
Primer combate naval de Antofagasta
Combate naval en alta mar entre el Almirante Blanco Encalada y el Hu�scar
del 3 de junio de 1879
Segunda ruptura del bloqueo naval de Iquique
Captura del vapor R�mac del 23 de julio de 1879
Intento de torpedear al Almirante Cochrane del 7 de agosto de 1879
Incidente de los torpedos Lay del 24 de agosto de 1879
Segundo combate naval de Antofagasta
Combate naval de Angamos
Fue hijo del coronel colombiano (nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau Berr�o y
de la dama peruana Luisa Seminario del Castillo. Aunque naci� en Piura, vivi� su
infancia en el puerto de Paita, donde forj� su vocaci�n marina. A los nueve a�os de
edad se embarc� como aprendiz de grumete en un buque mercante, pero este primer
viaje se frustr� al naufragar la nave frente a la isla Gorgona (1843). No obstante,
no se amilan� y se embarc� nuevamente al a�o siguiente. Durante diez a�os naveg� en
12 distintas naves, recorriendo diferentes puertos de Asia, Estados Unidos y
Europa, completando adem�s una circunnavegaci�n, antes de retornar al Callao en
1853.
En 1854, Grau ingres� a la Marina de Guerra del Per� como guardiamarina, sirviendo
sucesivamente en el vapor R�mac, el pailebot Vigilante y el vapor de ruedas
Ucayali. En 1856, con el grado de alf�rez de fragata, pas� a servir a bordo de la
fragata Apur�mac, integr�ndose plenamente al cuerpo de oficiales de la marina. A
instancias de su coterr�neo, el teniente segundo Lizardo Montero, se sum� a la
revoluci�n conservadora de Manuel Ignacio de Vivanco en contra del presidente Ram�n
Castilla. Teniendo el control del Apur�mac y de otras naves, los marinos
revolucionarios operaron durante casi un a�o a lo largo del litoral peruano y
participaron en el ataque al Callao de 22 de abril de 1857.
Se hallaba en Valpara�so, con la escuadra peruana, cuando, junto con otros marinos,
protest� contra la decisi�n del gobierno de Prado de contratar al comodoro
estadounidense John R. Tucker como comandante de la armada peruana en una
proyectada expedici�n naval para liberar a Filipinas del dominio espa�ol. Acusado
de insubordinaci�n, fue apresado, confinado en la isla San Lorenzo y sometido a
juicio, para finalmente ser declarado inocente (1867). Por tercera vez, regres� a
la marina mercante y durante casi un a�o naveg� al mando de dos vapores de una
compa��a inglesa. El 12 de abril de 1867 se cas� con la dama lime�a Dolores Cabero
y N��ez, uni�n de la que nacieron diez hijos. Fue uno de los fundadores del Club de
la Uni�n; un importante club social peruano (1868). Fue tambi�n miembro ilustre del
tradicional Club Nacional.
A principios de 1868, Grau fue reincorporado al servicio naval como comandante del
monitor Hu�scar, siendo ascendido poco despu�s al grado de capit�n de nav�o. Tuvo
un papel destacado en la actitud que asumi� la marina frente a la rebeli�n de los
coroneles Guti�rrez, en defensa del orden constitucional, suscribiendo junto con
otros jefes y oficiales una proclama contra dicho golpe revolucionario (23 de julio
de 1872).
En 1873, al mando del Hu�scar, Grau realiz� un crucero por el sur peruano y el
litoral boliviano, al ocurrir la amenaza de un conflicto armado entre Chile y
Bolivia por cuestiones territoriales. En 1874 fue comandante de la Escuadra de
Evoluciones, recorriendo el litoral peruano entre el Callao e Iquique, y
colaborando en la debelaci�n de la intentona golpista del caudillo Nicol�s de
Pi�rola.
En 1875, Grau fue elegido diputado por la provincia de Paita, por el Partido Civil,
labor parlamentaria que interrumpi� temporalmente para ejercer la Comandancia
General de Marina, entre el 1 de junio de 1877 y el 10 de julio de 1878. En tal
calidad, el 2 de enero de 1878 elev� al Congreso Nacional un pormenorizado informe
sobre el estado deficiente de los buques de guerra y las carencias de la Marina,
formulando juicios que fueron una verdadera advertencia, un a�o antes del estallido
de la guerra con Chile.
Al estallar la Guerra del Pac�fico, el 5 de abril de 1879, Grau obtuvo licencia del
Congreso para volver al servicio, retomando el mando del Hu�scar. Fue nombrado jefe
de la primera divisi�n naval, iniciando su campa�a en el mes de mayo. Durante los
cinco meses siguientes, desarroll� una intensa actividad, manteniendo en jaque a la
flota chilena. Gan� el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, hundiendo a
la corbeta Esmeralda y se gan� el respeto un�nime por su acci�n humanitaria de
rescatar a los n�ufragos chilenos y de enviar a la viuda del capit�n de corbeta
Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, una sentida carta acompa�ando los efectos
personales de dicho jefe.
En los meses siguientes, Grau realiz� varias incursiones en aguas controladas por
Chile, atacando sorpresivamente, hostilizando sus l�neas de comunicaci�n y
bombardeando las instalaciones militares de los puertos. El 27 de julio de 1879 fue
ascendido a la alta clase de contralmirante. Finalmente, el 8 de octubre de 1879,
estando frente a Punta Angamos, el Hu�scar fue cercado por dos divisiones enemigas,
trab�ndose un desigual combate. Grau muri� en los primeros minutos de la lucha, por
efectos de una granada disparada por el acorazado Almirante Cochrane, que destroz�
su cuerpo. Sus oficiales y marineros continuaron la lucha, hasta que resultaron
muertos o puestos fuera de combate. Solo con la eliminaci�n de Grau y el Hu�scar,
que hab�a actuado como una verdadera muralla m�vil del Per�, los chilenos pudieron
reci�n invadir territorio peruano, tras seis meses de iniciada la contienda.
1 Biograf�a
1.1 Nacimiento
1.2 Infancia
1.3 Primeros contactos con el mar
1.4 Guardiamarina
1.5 Alf�rez de fragata
1.6 Separaci�n del servicio. Otra vez en la marina mercante
1.7 Reincorporaci�n a la Marina de Guerra
1.8 En comisi�n a Europa
1.9 Arresto en Inglaterra
1.10 La revoluci�n restauradora
1.11 Guerra hispano-sudamericana
1.12 Arresto en la isla de San Lorenzo
1.13 Otra vez en la marina mercante. Matrimonio
1.14 Comandante del monitor Hu�scar
1.15 La revoluci�n de los Guti�rrez
1.16 Miembro de la Comisi�n Consultiva de la Marina
1.17 El Hu�scar, rumbo al sur
1.18 Crucero por el litoral boliviano
1.19 Jefe de la escuadra de evoluciones
1.20 Diputado por Paita (primera legislatura)
1.21 Comandante General de la Marina de Guerra del Per�
1.22 Diputado por Paita (segunda legislatura)
2 Campa�a naval de la guerra del Pac�fico
2.1 La escuadra peruana y la chilena
2.2 Preparativos de la campa�a naval
2.3 Combate naval de Iquique
2.4 Combate naval de Angamos
3 Los restos de Grau
4 Familia
4.1 Ancestros
4.2 Matrimonio y descendencia
5 Homenajes
5.1 Ascenso a la alta clase de Almirante
5.2 Monumentos a la gloria del Almirante Grau
5.3 Orden Gran Almirante Grau
6 V�ase tambi�n
7 Notas
8 Referencias
9 Bibliograf�a
10 Enlaces externos
Biograf�a
Nacimiento
Los padres de Miguel Grau
Juan Manuel Grau Berr�o
Luisa Seminario del Castillo
Sin embargo, en la ciudad portuaria de Paita est� muy arraigada la creencia de que
el nacimiento de Miguel Grau se produjo en dicho puerto, aunque solo se ha dado
como sustento una serie de indicios dispersos y especulativos, m�s nunca un
documento probatorio. Tambi�n se ha postulado a Sullana como otro presunto lugar de
su nacimiento.4? Los defensores de Paita como la cuna del h�roe, dicen, por
ejemplo, que la partida de bautismo solo corrobora el lugar donde fue bautizado,
m�s no el de su nacimiento; que Grau fue electo diputado por la provincia de Paita,
y no por la de Piura; y que, cuando Grau, en su foja de servicios o en su partida
de matrimonio, anota haber nacido en Piura, suponen que solo est� aludiendo al
departamento, m�s no a la ciudad; entre otras especulaciones de ese talante.5? En
respuesta, el historiador Miguel Seminario Ojeda se�ala que, de haber nacido en
Paita o en Sullana, en su partida de bautismo debi� figurar la cla�sula ex licencia
parroquia (es decir bautizado con licencia de su parroquia, sea la de Paita o la de
Sullana, seg�n el caso).6? Adem�s, este mismo historiador, investigando en los
archivos, ubic� el censo realizado en Piura en 1840, donde aparece registrada la
familia Grau (el padre y sus cuatro hijos), donde Miguel figura con el n�mero 228,
y como nacido en la ciudad de Piura.7? En cuanto a la diputaci�n por la provincia
de Paita (que Grau gan� en 1876), se debe se�alar que, de acuerdo a la Constituci�n
vigente entonces (la de 1860, art�culo 47), no era requisito obligatorio que el
candidato hubiera nacido en la provincia a la que postulaba, sino que bastaba con
ser del departamento en general (en este caso, el de Piura, erigido en 1861).8? Se
entiende, ciertamente, el afecto que Grau ten�a por Paita, ya que fue en ese puerto
donde forj� su vocaci�n de marino, lo que marcar�a toda su existencia.9?
Por entonces, el Per� viv�a una �poca de inestabilidad e intrigas pol�ticas que
ocasionaban sublevaciones e intentos de golpe de estado. El pa�s acababa de salir
de la primera guerra civil de su historia republicana (enero-abril de 1834). En
1836 se desat� la guerra por el establecimiento de la Confederaci�n Per�-Boliviana,
que encumbr� al mariscal Andr�s de Santa Cruz como protector de dicha entidad
geopol�tica; y tras un breve periodo de calma, surgi� las guerra entre
restauradores y confederados, que culmin� con el triunfo de los primeros en la
batalla de Yungay (1839). Se produjo entonces la Restauraci�n en el Per�, asumiendo
el poder el mariscal Agust�n Gamarra.
Infancia
El puerto de Paita, a principios de la �poca republicana.
En junio de 1842 se celebr� la paz con Bolivia, pero una vez m�s, en el Per� se
desat� la guerra civil y la anarqu�a. En noviembre de 1842, el nuevo presidente del
Per�, general Francisco de Vidal, nombr� a Juan Manuel Grau, vista de aduana en
Paita, puerto estrechamente ligado con la ciudad de Piura.13? Fue pues, en 1842,
cuando Miguel Grau empez� a vivir en Paita, junto con su padre y sus tres hermanos,
pero sin su madre, que permaneci� en Piura:14?
No es sencilla la vida de Juan Manuel Grau con sus hijos en el puerto de Paita,
sobre todo por la ausencia de la madre y la falta de un hogar con un ambiente
propicio para la formaci�n de los ni�os. No tenemos mayor informaci�n sobre c�mo
transcurre la vida cotidiana de esta familia incompleta en el puerto de Paita; en
todo caso, puede pensarse que el v�nculo entre el padre y los hijos se fortalece, y
espec�ficamente la relaci�n afectiva entre el padre y Miguel... Desde otro �ngulo,
este tiempo sirve para estimular en el ni�o Miguel las aptitudes para la vida
marinera. Paita es un anuncio de los asuntos del mar. La entrega de Grau a la
marina, que abarca toda su existencia, tiene en Paita su ambiente central y
propicio.
La casa de los Grau estaba ubicada en la parte baja de la ciudad, que en ese
entonces contaba con poco m�s de 5000 habitantes, pero que ya hab�a visto nacer a
grandes h�roes peruanos como los hermanos Manuel y Raymundo C�rcamo, que pelearon
en el combate del Dos de Mayo.15? Tambi�n es de mencionar la familia de La Haza, de
la que salieron muchos marinos destacados (entre ellos, los hermanos Jos�, Diego,
Cir�aco, Manuel, Pedro y Antonio de la Haza Rodr�guez).16?
Primeros contactos con el mar
Retrato de Miguel Grau.
En Paita la actividad mar�tima civil era grande. Todos los nav�os que hac�an el
tr�fico entre Panam� y el Callao tocaban en su rada. Funcionaba en el puerto la
escuela n�utica fundada por el presidente Agust�n Gamarra en 1833, destinada a
formar a pilotos civiles. Al peque�o Miguel, que s�lo ten�a ocho a�os, le fascin�
la inmensidad del oc�ano. Su vocaci�n naval comenz� a despertar a partir de ese
momento.17?
Atra�do por la vida mar�tima, Miguel, que solo ten�a nueve a�os, obtuvo en marzo de
1843 el permiso paterno para embarcarse en el Tescua, un bergant�n de la marina
civil dedicado al cabotaje entre Paita y otros puertos del litoral peruano y de los
pa�ses del norte hasta Panam�. El capit�n del buque era Manuel Francisco Herrera,
compatriota y gran amigo de Juan Manuel Grau. Fue el punto de partida de la carrera
n�utica de Miguel, pero se trunc� inesperadamente. El buque naufrag� frente a la
isla Gorgona y el aspirante a grumete se salv� milagrosamente, debiendo retornar a
la vida hogare�a y escolar en Paita.18?19?
Se instal� en Lima, con miras a ingresar a la Marina de Guerra del Per�. Su hermano
Enrique Grau Seminario, que tambi�n hab�a servido en la marina mercante, ten�a la
misma vocaci�n. El padre pidi� la incorporaci�n de sus dos hijos a la Marina,
mediante solicitud firmada en Lima, el 18 de agosto de 1853, dado que aquellos eran
todav�a menores de edad.27? Mientras tanto, Miguel se inscribi� como estudiante
libre en el colegio del poeta Fernando Velarde, donde estuvo hasta que se verific�
su ingreso a la Marina,28? el mismo que se produjo el 14 de marzo de 1854, en
calidad de guardiamarina. Gobernaba entonces en el Per� el general Jos� Rufino
Echenique.29?
Por aquella �poca, Ram�n Castilla volvi� al poder, luego de derrotar en la batalla
de La Palma, el 5 de enero de 1855, al general Jos� Rufino Echenique.
Alf�rez de fragata
La revoluci�n adquiri� los caracteres de una guerra civil, una de las m�s largas y
cruentas de la historia republicana peruana. La escuadra vivanquista lleg� frente
al Callao en enero de 1857. La Apur�mac se qued� all�, en una especie de bloqueo al
puerto, mientras que el resto de la escuadra sigui� hacia el norte, para alentar a
la ciudadan�a a levantarse. Los vivanquistas tomaron Trujillo y luego Chiclayo,
pero, perseguidos por Castilla, continuaron m�s al norte, para embarcarse en Paita
y caer en el Callao el 22 de abril, donde libraron enconada lucha en las calles del
puerto. Derrotado Vivanco, se retir� al sur y se atrincher� en Arequipa, ciudad que
resisti� un largo asedio, para finalmente ser tomada sangrientamente, entre el 5 y
6 de marzo de 1858. As� finaliz� la guerra civil, con el triunfo de las fuerzas
gobiernistas.39?40?
Uno tras otro, los buques rebeldes se fueron rindiendo. La �ltima en rendirse fue
la fragata Apur�mac, que fonde� en el Callao el 25 de marzo de 1858 y se puso a
disposici�n del Gobierno.39? Los marinos amotinados fueron separados del servicio
activo y borrados del escalaf�n oficial.41?
Separaci�n del servicio. Otra vez en la marina mercante
Retrato de Grau.
El viaje a la Polinesia ten�a como fin traer bajo contrato mano de obra barata al
Per�, la que escaseaba tras la abolici�n de la esclavitud dada por Castilla en
1854. Miguel Grau no particip� de este negocio, sino solamente era el capit�n del
buque contratado para tal labor. Parti� del Callao a fines de septiembre de 1862,
haciendo una traves�a normal, hasta que, al llegar a la isla Humphrey, sufri� un
fuerte temporal que hizo encallar a la nave (12 de noviembre de 1862). Grau y su
tripulaci�n se salvaron con grandes esfuerzos, refugi�ndose en la isla, siendo
acogidos hospitalariamente por sus habitantes. Pocos d�as despu�s fueron recogidos
por el bergant�n Trujillo, a bordo del cual retornaron al Per�. Es de remarcar que
Grau no logr� traer a ning�n canaca o polinesio, debido al siniestro de su nave.
Otros colegas suyos si lograron tal objetivo, no dudando en usar el enga�o y el
secuestro para cubrir sus cuotas.43? A los isle�os, hombres y mujeres, se les hac�a
firmar documentos de trabajo para luego embarcarlos y traerlos al Per� donde dicho
contrato no era respetado y en la pr�ctica se convert�an en esclavos.44? Para
contextualizar este episodio, es de saber que este proyecto de inmigraci�n
polinesia auspiciado por el gobierno peruano, dur� solo siete meses; en todo ese
tiempo participaron 33 buques, entre ellos 27 peruanos, 4 chilenos, un espa�ol y
uno de Tasmania. Realizaron 38 viajes y trasladaron a 3634 personas. El proyecto
concluy� el 28 de abril de 1863, por decisi�n del mismo gobierno peruano, que
suspendi� las licencias otorgadas y aprob� la repatriaci�n de los sobrevivientes a
su lugar de origen.43?
Grau permaneci� a bordo del Lerzundi cuatro meses y dos d�as, tiempo en el que
estrech� una amistad perdurable con el comandante del buque, el capit�n de corbeta
Aurelio Garc�a y Garc�a. Ambos jefes debieron suspender repentinamente sus
servicios a bordo y viajar a Europa, comisionados por el gobierno para negociar la
adquisici�n de modernas unidades navales. Ello, debido a que urg�a reforzar la
escuadra nacional, ante la alarma desatada por la presencia de la escuadra espa�ola
del Pac�fico, que camuflada bajo el nombre de Expedici�n Cient�fica, surcaba
amenazante las costas peruanas desde julio del a�o anterior. El incidente de
Talambo, ocurrido en agosto, en el que muri� un trabajador espa�ol, fue la excusa
para que los espa�oles, amparados por los ca�ones de su escuadra, insistieran en
entablar negociaciones con el gobierno peruano para recibir satisfacciones por
supuestos agravios.52?
Ahora se sabe que tras este incidente estuvo el manejo oculto de la diplomacia
espa�ola, que trataba a toda costa impedir la llegada a su destino de los buques de
guerra adquiridos por el Per�, en momentos en que se agravaba el conflicto peruano-
espa�ol en aguas peruanas. Lo atestigua una comunicaci�n de la legaci�n de Espa�a
en Londres dirigida al primer secretario de Estado espa�ol, fechada el 19 de enero
de 1865 con car�cter de reservado. All� dice claramente el diplom�tico espa�ol a su
superior, que el arresto del comandante peruano en Plymouth fue el �resultado de
las gestiones indirectas y reservadas que ten�a entabladas con autorizaci�n de V.
E.�68?
Grau, como comandante de la Uni�n, apoy� desde el mar a las fuerzas revolucionarias
que combat�an en tierra. Patrull� las costas, traslad� tropas, vigil� puertos,
transmiti� informes, entre otras diversas comisiones. En plena revoluci�n, el 22 de
julio de 1865, fue ascendido a la clase de capit�n de fragata por el segundo
vicepresidente de la Rep�blica, el general Pedro D�ez-Canseco, que se encontraba en
ese entonces en la sierra central, junto con el coronel Mariano Ignacio Prado,
despu�s de dominar todo el sur.74?76? En el parte escrito por el mismo Miguel Grau
y elevado a la Comandancia General de Marina el 5 de octubre de 1865, estando al
ancla en el puerto chinchano de Tambo de Mora, se consigna una declaraci�n de dicho
ascenso.77?
El gobierno de Lima, por su parte, dio de baja a Grau, junto con otros jefes y
oficiales que se hab�an sumado a la revoluci�n (16 de agosto).78?
A fines de diciembre de 1865 la flota peruana sali� hacia el sur para unirse a la
escuadra chilena, compuesta por la Esmeralda y la Covadonga, esta �ltima capturada
recientemente a los espa�oles. La misi�n de la escuadra peruana era dirigirse al
Estrecho de Magallanes, donde deb�a montar guardia en espera de la llegada de los
reci�n construidos blindados peruanos Independencia y Hu�scar,80? que ven�an de
Europa, al mando de los comandantes Aurelio Garc�a y Garc�a y Jos� Mar�a Salcedo,
respectivamente.81?
Despu�s del combate de Abtao, la flota aliada pas� a Huito, que ten�a mejores
defensas. Las corbetas Uni�n y Am�rica salieron con rumbo al Estrecho de
Magallanes, en b�squeda de los blindados peruanos que ven�an de Europa. Pero al no
encontrarlos, enrumbaron a Valpara�so, que d�as antes hab�a sido bombardeada por la
flota espa�ola. La Uni�n regres� a Huito, donde permaneci� dos meses, hasta que el
15 de mayo parti� nuevamente a Valpara�so. Luego se reuni� con el resto de la flota
aliada en Ancud, a la espera de la llegada de la Independencia y el Hu�scar.81?
Mientras tanto, la guerra continuaba. La flota espa�ola se dirigi� a las costas del
Per�, dispuesta a escarmentar al Callao, como lo hiciera con Valpara�so. Pero el
puerto peruano se hallaba preparado para responder el ataque. El 2 de mayo de 1866
se libr� el combate del Callao, que en el Per� se conoce como combate del Dos de
Mayo. Despu�s de m�s de cuatro horas de intenso bombardeo, la escuadra espa�ola se
retir� definitivamente, sin haber cumplido sus objetivos. En dicho combate muri� el
ministro de Guerra y Marina del Per�, Jos� G�lvez.84?
Pardo parti� a bordo del transporte de guerra Callao, donde tambi�n se embarcaron
los jefes y oficiales de la Marina designados para reemplazar a los renunciantes,
en caso que estos persistieran en su actitud.89? Como estos, efectivamente, se
mantuvieron firmes en renunciar a sus puestos si no se revocaba a Tucker, Pardo les
remiti� la siguiente orden circular, fechada el 5 de agosto de 1866:90?
El juicio dur� seis meses. El 24 de enero de 1867 los jefes y oficiales detenidos
fueron llevados de la isla San Lorenzo al puerto del Callao. Al d�a siguiente,
entr� en funciones el Consejo de Guerra, presidido por el mariscal Antonio
Guti�rrez de la Fuente e integrado por los generales de divisi�n, Manuel Mart�nez
de Aparicio, y Jos� Rufino Echenique y por los generales de brigada, Pedro
Cisneros, Baltasar Caravedo, Luis La Puerta y Nicol�s Freire.86?
Grau tuvo como defensor a Luciano Benjam�n Cisneros (hermano del poeta Luis
Benjam�n Cisneros), conspicuo representante del foro lime�o. La defensa de Cisneros
fue muy brillante y se bas� en que no hubo insubordinaci�n, por cuanto Grau hab�a
acatado las �rdenes del gobierno al embarcarse en el transporte Callao; que no hubo
rebeli�n, por cuanto no hab�a desobedecido �rdenes sino s�lo hab�a planteado su
renuncia; y finalmente, que no pod�a ser desertor, por cuanto el Gobierno era quien
lo hab�a separado de su cargo. Adem�s, el hecho de indisciplina quedaba descartado,
al haber presentado su petici�n de renuncia antes de que Tucker se hiciera cargo
del mando de la escuadra.86?
Los marinos no han cometido ni la m�s ligera falta. Si alguna hay, ser� efecto
de un noble patriotismo, pero �las exageraciones del patriotismo se disimulan, no
se penan... �No hay delito se�ores, no hay delincuentes; solo hay m�rtires de la
convicci�n y del deber que vienen a reclamar con perfecto derecho, el derecho de
ser solemnemente absueltos!
El 27 de febrero de 1868, Grau fue nombrado comandante del monitor Hu�scar, con el
grado de capit�n de fragata, cargo en el que se mantuvo durante m�s de ocho a�os
consecutivos y que s�lo dejar�a en 1876 cuando se incorpor� al Congreso como
diputado por Paita, para reasumirlo despu�s en 1879, al empezar la Guerra del
Pac�fico. Fue precisamente estando al mando del Hu�scar, cuando Grau recibi� el 25
de julio de 1868 su ascenso a capit�n de nav�o graduado, por decisi�n del mismo
presidente Diez Canseco. Ten�a tan solo 34 a�os de edad.101? Una semana despu�s,
Jos� Balta asumi� la Presidencia Constitucional de la Rep�blica, y confirm� a Grau
en el mando del Hu�scar. Grau y Balta eran amigos de tiempo atr�s, desde los d�as
de la revoluci�n restauradora de 1865.102?
En junio de 1870, Grau recibi� la comisi�n de viajar a Chile con su buque. Recorri�
los puertos del sur del litoral peruano y la costa boliviana, arribando a
Valpara�so. La misi�n consist�a en escoltar al bergant�n franc�s Lucie, que tra�a
cargamento de armas para Per�, adquiridas por el gobierno de Balta. Retorn� al
Callao el 27 de julio. Estando en Chile, observ� el ambiente belicista que exist�a
en esa rep�blica y ya de retorno al Per� dio sus personales informes al presidente
Balta.108?
Balta fue un presidente muy preocupado por la Marina de Guerra. Durante su mandato
se repararon varios buques de la escuadra, y se retubaron las calderas de los
monitores Manco C�pac y Atahualpa, adquiridos por el gobierno de Mariano Ignacio
Prado.109? Estos monitores, reci�n llegados al Per� en 1870, en remolque desde los
Estados Unidos, estaban dise�ados para la navegaci�n fluvial, por lo que fueron una
mala adquisici�n y solo se usaron como pontones o bater�as flotantes.
Para someter a la Escuadra, Tom�s Guti�rrez envi� una orden al Comandante General
de Marina, capit�n de nav�o Diego de la Haza, que dec�a as�: 111?
El mensaje fue rechazado por los jefes de la Armada, y lo mismo ocurri� con otro
enviado por un insistente Tom�s Guti�rrez. Miguel Grau, que hab�a ordenado encender
las calderas de su buque, indignado por la trasgresi�n a la Constituci�n perpetrada
por los Guti�rrez, sugiri� que los comandantes de los buques se juntasen a bordo
del vapor Mara��n, para deliberar sobre la acci�n a tomar. En dicha reuni�n se
acord� movilizar la Escuadra y zarpar rumbo al cabezo de la isla San Lorenzo, para
tomar, con amplia libertad, la decisi�n definitiva.112?
Mientras en Lima ocurr�an esos sucesos, Miguel Grau, desde el Hu�scar, fondeado en
Islay, dirig�a una extensa circular a los prefectos de Arequipa, Cuzco, Puno,
Moquegua y Tacna, a los subprefectos de Arica e Islay, a los Presidentes de las
Cortes Supremas de Arequipa, Puno y Moquegua y a los alcaldes municipales de Tacna
y Tarapac�. La circular daba cuenta de los hechos ocurridos en Lima y la posici�n
de rechazo a la dictadura asumida por la Escuadra.116?
Noble, franco, leal, inteligente, bondadoso y bravo como todos los hombres de
convicciones, el comandante Grau que manda el magn�fico acorazado �Hu�scar�, es un
oficial que hace honor a su patria
Sin tener m�s noticias importantes de qu� informar, Grau emprendi� el regreso al
Callao, arribando el 30 de setiembre de 1872.127?
El 4 de abril, desde Iquique, Grau envi� otro informe al ministro de Guerra, donde
aseguraba �que el sur contin�a sin novedad�. El gobierno peruano le autoriz�
entonces a efectuar los reconocimientos al sur del litoral de la Rep�blica cuando
lo juzgara conveniente y expidi� la resoluci�n legislativa del 23 de abril de 1873,
por la que ascendi� a Grau a capit�n de nav�o efectivo.130?
Por lo dem�s, la recepci�n hecha tanto por ese funcionario, como por las
autoridades de este puerto, y las diversas circunstancias que he tenido la ocasi�n
de hacerles atenciones cari�osas y agasajos, en cuanto me ha sido posible, no han
hecho m�s que estrechar los v�nculos y afecciones que dichas autoridades y pueblo
boliviano manifiestan sinceramente por el Gobierno y pueblo del Per�, no omitiendo
la ocasi�n de probarlo pr�cticamente, una vez que han tenido la oportunidad de
hacerlo.
De otro lado, Bolivia y Chile parecieron zanjar sus diferencias al firmar un nuevo
tratado de l�mites, el 6 de agosto de 1874. La frontera se mantuvo en el paralelo
24�S y continu� el sistema de explotaci�n y venta de com�n acuerdo entre los
paralelos 23�S y 24�S. Asimismo, Bolivia se compromet�a a no incrementar los
impuestos a las personas, capitales y negocios chilenos durante 25 a�os. El
incumplimiento por parte de Bolivia de esta �ltima cl�usula ser�a el detonante de
la posterior Guerra del Pac�fico.137?
La firma del tratado de 1874 hizo que se disiparan moment�neamente los peligros de
guerra entre Bolivia y Chile. En octubre de ese a�o, el gobierno peruano se enter�
de la presencia en aguas peruanas del Talism�n, peque�o nav�o fletado en
Inglaterra, y en el cual, seg�n se afirmaba, ven�a Nicol�s de Pi�rola (el ex
ministro de Hacienda de Jos� Balta), con un grupo de revolucionarios, cuyo plan era
el derrocar al presidente Manuel Pardo (episodio conocido como la Expedici�n del
Talism�n).138?
Grau envi� al Talism�n a Mollendo, bajo el mando del capit�n de corbeta Leopoldo
S�nchez, y elev� un parte al Ministro de Guerra y Marina, fechado en Pacocha, dando
cuenta de los hechos.139?141?
La vinculaci�n que hab�a mantenido Miguel Grau con el puerto de Paita, donde
transcurriera su ni�ez, hizo que en 1875 sus pobladores lo eligieran diputado para
representar a esa provincia en el Parlamento, como miembro del Partido Civil. Por
ese motivo, el 5 de julio de 1876, Grau dej� el comando del Hu�scar (que hab�a
ejercido durante m�s de 8 a�os) y se alist� para tomar posesi�n de su esca�o
congresal, por un periodo de seis a�os, aunque, de hecho, este se reducir�a a dos
legislaturas, de seis meses cada una (agosto de 1876-febrero de 1877 y julio de
1878-febrero de 1879).143?144?
Su actividad como legislador fue activa y eficaz. Fue autor de la iniciativa sobre
ascensos en la Armada que reconoc�a los m�ritos de jefes y oficiales para acceder a
rangos superiores. Tambi�n propuso la reorganizaci�n del Ministerio de Guerra y
Marina, y solicit�, igualmente, que la C�mara se reuniera dos veces a la semana en
sesiones nocturnas.146?
Concluida la legislatura en febrero de 1877, Grau ejerci� durante unos d�as como
agregado al Departamento de Marina, y en ese mismo mes, pidi� licencia por dos
meses para viajar a Valpara�so, con el fin de traer los restos de su padre, el
teniente coronel Juan Manuel Grau y Berr�o, fallecido en dicho puerto en 1865. Se
embarc� en el vapor brit�nico Eten,146? llevando consigo a su segundo hijo, Miguel
Gregorio, de 8 a�os de edad, quien fat�dicamente falleci� en Valpara�so, a
consecuencia de un accidente.147?
El 1 de junio de 1877, Miguel Grau asumi� la m�s alta funci�n en el servicio naval:
la de Comandante General de Marina. Ten�a entonces 43 a�os de edad.149?150? En tal
condici�n, el 2 de enero de 1878 elev� un pormenorizado informe sobre el estado de
los buques de guerra y de las necesidades de la Marina, importante documento
conocido como la Memoria, que terminaba con las siguientes reflexiones:151?
Esta novedad que se ha hecho una necesidad imperiosa en todas las naciones
proporcionalmente a sus exigencias, me hace llamar la preferente atenci�n de
vuestra excelencia que tanto conoce cu�nto afianza una buena escuadra, los
intereses, la tranquilidad y soberan�a de la naci�n. Demasiado conozco la aflictiva
situaci�n de nuestro erario, sin embargo, en atenci�n a las consideraciones
expuestas, creo mi deber reclamar la prestigiosa influencia de vuestra excelencia
para reforzar nuestra escuadra con los buques que seg�n su ilustrada sean
necesarios.
Haciendo a V.E. el anterior pedido, justo y conveniente es que opine por la
supresi�n de los buques que por su poca marcha o por su estado de deterioro o
inutilidad, solo aumentan los gastos de la Escuadra, sin provecho y con detrimento
de la conservaci�n de los dem�s buques.
El 2 de agosto de 1879, en plena campa�a naval en el sur, Grau pidi� ser relevado
del ejercicio de su funci�n parlamentaria y que en su reemplazo asumiera el
suplente Manuel E. Raygada, para que su provincia no se perjudicara.8?
Campa�a naval de la guerra del Pac�fico
Art�culo principal: Campa�a naval de la Guerra del Pac�fico
Debido a las caracter�sticas del litoral boliviano y del extremo sur peruano, en el
que se extiende el desierto de Atacama, y teniendo en cuenta las experiencias de la
Guerra de la Independencia y contra la Confederaci�n, Chile conoc�a que era
necesario sortear por mar este territorio para poder trasladar a sus tropas e
invadir el territorio peruano. Para ello tendr�a que lograr el dominio del mar. El
Per�, por su parte, tambi�n comprendi� que esta era la maniobra l�gica que
adoptar�a Chile. De ese modo, ambas naciones dieron inicio a la campa�a naval como
la primera parte de la guerra.
La escuadra peruana, al mando del capit�n de nav�o Miguel Grau, estaba conformada
por el blindado tipo monitor Hu�scar, la fragata acorazada Independencia, la
corbeta Uni�n, la ca�onera Pilcomayo y los transportes Chalaco, Oroya, Lime�a y
Talism�n. Estos �ltimos habr�an de cumplir una funci�n muy importante durante el
conflicto, manteniendo abierta la ruta de abastecimiento peruana con continuos
viajes entre el Callao y Panam�, as� como a otros puntos del litoral, transportando
tropas, pertrechos y municiones, burlando a la poderosa escuadra enemiga. A ellos
se sumaban los vetustos monitores costeros Manco C�pac y Atahualpa de casi nulo
desplazamiento, lo que los reduc�a a ser solo bater�as flotantes.
La escuadra chilena, al mando del contralmirante Juan Williams Rebolledo, estaba
compuesta por los blindados Almirante Blanco Encalada y Almirante Cochrane, las
corbetas Chacabuco, O'Higgins, Abtao y Esmeralda y las ca�oneras Magallanes y
Covadonga, adem�s de varios transportes armados como el Loa y Amazonas. Completaban
su flota veloces transportes que aseguraban la log�stica de sus tropas acantonadas
en Antofagasta y de su escuadra, como el Itata, Lamar, R�mac, Copiap� y el
carbonero Mat�as Cousi�o. El equilibrio de poder era favorable a la marina chilena,
dado que sus naves, sobre todo los dos blindados, ten�an mejor artiller�a, mayor
velocidad nominal y coraza, en comparaci�n a las naves peruanas.
El planteamiento fue muy claro en ambos lados. La escuadra chilena era superior
materialmente a la peruana, no s�lo en n�mero sino tambi�n en la calidad de sus
buques. Deb�a entonces buscarla y destruirla lo m�s pronto posible. La escuadra
peruana, por su parte, dada su inferioridad en medios, deb�a prolongar lo m�s
posible su presencia como una amenaza efectiva en el mar, no tanto para la escuadra
chilena sino para el tr�fico mar�timo de ese pa�s, entablando combate �nicamente
cuando estuviera en superioridad de condiciones o cuando �ste fuese inevitable. El
tiempo que se ganara en ello ser�a en provecho de la preparaci�n de las defensas en
el sur peruano y la adquisici�n de nuevas naves y armamento.
Preparativos de la campa�a naval
Grau hizo ver que era necesario hacer antes algunos ejercicios de maniobras y de
artiller�a, pues la mariner�a extranjera reci�n reclutada apenas conoc�a sus
obligaciones. Como algunos dijeron que el Hu�scar era lo suficientemente fuerte
para enfrentar con �xito a la escuadra chilena, Grau respondi� diciendo que el
monitor era sin duda un buque muy fuerte, pero que nunca podr�a contrarrestar a uno
solo de los blindados chilenos, muy superiores en cuanto a blindaje, movilidad y
poder de fuego; pero que aun as�, llegado el caso, cumplir�a con su deber, aun
cuando tuviera la seguridad de su sacrificio.159?160? Estas palabras fueron
prof�ticas.
Finalmente, con un tercer espolonazo, logr� Grau hundir a la nave chilena, cuyos
sobrevivientes se arrojaron al agua. El combate hab�a durado cuatro horas. El
comandante peruano, en un gesto humanitario al que no estaba obligado, rescat� a
los n�ufragos chilenos, perdiendo as� un tiempo precioso que le hubiera servido
para ayudar a la Independencia en su persecuci�n de la Covadonga.166? En el combate
muri� el teniente primero Jorge Velarde, primer h�roe naval peruano de la
contienda.167?
Sin conocer toda esa concentraci�n del enemigo para darle caza, Grau recibi�
�rdenes de zarpar desde Arica con el Uni�n y el R�mac rumbo al sur, con la
finalidad de hostigar los puertos chilenos entre Tocopilla y Coquimbo (1 de
octubre). Mientras tanto, las dos divisiones chilenas partieron desde Mejillones
hacia el norte, en b�squeda del Hu�scar, llegando a Arica en la ma�ana del 5 de
octubre, no hallando all� a su objetivo.175?
Mientras los barcos peruanos navegaban hacia el norte de regreso, ignoraban los
movimientos de los buques chilenos. Las dos divisiones enemigas avanzaban desde
diferentes direcciones, en posici�n abierta, dispuestas a cercar a su objetivo.177?
En tal circunstancia tom� el mando del buque el capit�n de corbeta El�as Aguirre,
quien continu� el combate con las naves chilenas. En auxilio del Cochrane lleg� el
Blanco Encalada, que, en su ansia de acabar de una vez con el monitor, se acerc�
demasiado y por poco se salv� de colisionar con el otro acorazado. Esta
circunstancia fue aprovechada por el Hu�scar para efectuar una h�bil maniobra que
le permiti� colocarse en medio de los dos acorazados, disparando sus ca�ones sobre
ambos alternativamente. Pero los acorazados cambiaron de posici�n r�pidamente y sus
doce ca�ones sembraron la destrucci�n y la muerte en el monitor.182?
Hasta que, habiendo reca�do el mando en el teniente primero Pedro G�rezon Thomas de
solo 28 a�os de edad, este oficial, viendo que ya no era posible continuar la lucha
por las condiciones en las que se hallaba el buque, con sus ca�ones inutilizados,
roto su tim�n, y con parte de su tripulaci�n muerta o herida, dio la orden de abrir
las v�lvulas de fondo para inundar al monitor y de esta forma hundirlo para impedir
su captura. Esta orden fue transmitida por el alf�rez de fragata Ricardo Herrera de
la Lama, al 1� maquinista de la nave, Samuel Mac Mahon, quien se puso manos a la
obra.184?183?
Cuando la bandera peruana cay� por tercera y �ltima vez, nuevamente a consecuencia
de los disparos enemigos en la driza, los chilenos esperaron un corto intervalo de
tiempo para considerarla como nave rendida, pues ya en dos ocasiones anteriores se
hab�an apresurado a celebrar la supuesta rendici�n del buque. Viendo que ya no
hab�a resistencia, a las 11:10 a.m. los acorazados chilenos suspendieron el ca�oneo
y enviaron una dotaci�n armada en lanchas para proceder al abordaje. Esta tarea se
vio facilitada debido a que el Hu�scar tuvo que parar el movimiento de su m�quina,
lo que era necesario para apresurar la sumersi�n del buque. Cuando los marinos
chilenos ingresaron a bordo, el Hu�scar ya ten�a 1,20 m de agua y estaba a punto de
hundirse por la popa. Rev�lver en mano, los oficiales chilenos ordenaron a los
maquinistas cerrar las v�lvulas y posteriormente obligaron a los prisioneros a
apagar los fuegos que consum�an diversos sectores de la nave. La nave, ya
incapacitada para la defensa, acab� as� por ser abordada por el enemigo.185?183?
Despu�s del combate de Angamos, el teniente primero Pedro G�rezon Thomas, �ltimo
comandante del "Hu�scar", no quiso abandonar el monitor hasta no haber agotado la
b�squeda de los restos del almirante Grau. Al ver su insistencia, el teniente
chileno Go�i le permiti� hacer dicha b�squeda en la torre de mando, que se hallaba
destrozada. Garez�n entr� por un gran boquete abierto por las bombas y tras una
b�squeda exhaustiva, hall� finalmente entre los escombros el �nico resto de Grau:
�un trozo de pierna blanca y velluda, solo desde la mitad de la pantorrilla al pie,
que estaba calzada con un bot�n de cuero�. G�rezon certific� que se trataba de un
aut�ntico resto del almirante. Colocado en una caja, fue conducido a Mejillones,
donde se le honr� con una misa oficiada por monse�or Fontecilla. Luego, el 14 de
octubre, por orden expresa del gobierno chileno, fue trasladado a Valpara�so, a
bordo del Blanco Encalada. El capit�n de fragata �scar Viel, que era concu�ado y
compadre de Grau, obtuvo de su gobierno el permiso para sepultar los restos de Grau
en el mausoleo de su familia en Santiago, donde permaneci� por algunos a�os.186?
Exequias de Miguel Grau en la Catedral de Lima (1890)
Los restos de Grau, junto con los pertenecientes a otros combatientes peruanos
ca�dos en la guerra, retornaron al Per� durante el primer gobierno de Andr�s A.
C�ceres. Llegaron al Callao a bordo del crucero Lima, el d�a 13 de julio de 1890,
siendo sepultados en una tumba provisional en el Cementerio Presb�tero Maestro de
Lima. En 1908 fueron trasladados a la Cripta de los H�roes de la Guerra del
Pac�fico, inaugurada por el presidente Jos� Pardo y Barreda en dicho
cementerio.187?
Homenajes
La carta que Grau, caballerosamente, envi� a la viuda del capit�n Prat, fue tallada
en un monumento en un parque del centro de Santiago de Chile.
El lugar donde cay� sobre el Hu�scar tiene una placa homenaje de la Armada Chilena
Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su pa�s y
sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendi� el orden
constitucional y fue enemigo de las dictaduras. El h�roe de Angamos siempre estuvo
en la l�nea de afirmaci�n de las normas morales y las tradiciones de la rep�blica.
Honrado en el camarote y en la torre de mando, lo es tambi�n en el sal�n y en el
hogar.
Jorge Basadre Grohmann
Como del carb�n sale el diamante, as� de la negrura de esta guerra sale Grau.
La posteridad ha indultado a su generaci�n infausta porque a ella perteneci� el
comandante del Hu�scar (...) Al estudiar lo que hizo, preciso es recordar con qu�
elementos trabaj� y cabe preguntar qu� hubiera sido del Per� con Grau en un barco
como el Cochrane o el Blanco Encalada..."
Jorge Basadre Grohmann, �Efigie de Grau�, inserta en Historia de la Rep�blica
del Per�.
Grau fue y ser�, por ello, el s�mbolo del Per�, el h�roe peruano por
excelencia, porque tuvo, entre sus virtudes cardinales algunas que eran suyas, como
brote milagroso del genio heroico �salud, fortaleza, tenacidad, prudencia, robustez
del cuerpo y del alma�, y otras que eran la impronta de nuestro esp�ritu y nuestro
sino y cristalizaron en su mezcla de bravura y nobleza, en su humildad y ternura
para el ni�o o para el enemigo, en su incapacidad para la violencia destructora y
la sa�a vand�lica, y, sobre todo, en su peruan�sima lecci�n de vencer sin odio y
perder con honra.
Ra�l Porras Barrenechea
Hay una tumba sin cruces en Punta de Angamos. Un recuerdo de luz que un pu�ado
de marinos erigi� por siempre para gloria de su patria. M�s all� del valor y de
l�mites tangibles escribistes Almirante, una oda de nobleza que hace honor a la
guerra y sombra a sus trofeos. Tu pueblo, agradecido pronuncia con respeto el
nombre de aquel buque de inmenso memorar: Hu�scar.
Contralmirante Fernando Casaretto Alvarado, Los peruanos de Angamos (Obra
teatral, 1976).
En el piso bajo del hemiciclo del Congreso del Per�, ubicado en la parte central de
la mesa directiva y frente a todo el hemiciclo se encuentra una r�plica del esca�o
que ocupara en el siglo XIX Miguel Grau en su calidad de diputado nacional. Grau,
siendo parlamentario, solicit� licencia para servir al Per� en la Guerra con Chile
y como falleci� en esta durante el Combate de Angamos, jam�s se reintegr� al
parlamento. Como una se�al de respeto y un homenaje, el nombre de Miguel Grau es el
primero que se llama al momento de pasar lista a los congresistas.
Ascenso a la alta clase de Almirante
De manera p�stuma, el Congreso de la Rep�blica del Per� expidi� la Ley N.� 10869,
que fue promulgada el 26 de octubre de 1946 por el presidente Constitucional de la
Rep�blica Jos� Luis Bustamante y Rivero, por la cual, por voluntad nacional, se
ascendi� al contralmirante Grau a la alta clase de Almirante.
Monumentos a la gloria del Almirante Grau
Vista de la Plaza Grau; al fondo la v�a expresa del Paseo de la Rep�blica, Lima.
Estatua de bronce en el Callao en homenaje al Caballero de los Mares.
Prado tambi�n encarg� otra obra escult�rica del h�roe al artista espa�ol Victorio
Macho, para ser elevada en el centro de Lima. Dicho monumento lo inaugur� el
presidente Jos� Luis Bustamante y Rivero, el d�a 28 de octubre de 1946, en la plaza
que desde entonces lleva su nombre, ubicado entre el Paseo de la Rep�blica, la
Avenida Grau y el Paseo Col�n. Es un bello conjunto de granito y bronce, en cuyo
frontis se puede leer la leyenda: �A la gloria del Almirante del Per� Miguel Grau�.
El presidente Bustamante ley� en tal ocasi�n un discurso, que culminaba as�:
Almirante:
La Orden Gran Almirante Grau, fue creada el 13 de agosto de 1969 por Decreto
Supremo, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, como condecoraci�n
de la Marina de Guerra del Per�. La orden es concedida mediante Resoluci�n Suprema
por el presidente de la Rep�blica en los grados de "Gran Cruz Especial" y "Gran
Cruz" y por el Ministerio de Defensa, como Canciller de la Orden, en los dem�s
grados. El 29 de marzo del 2010, la Casa de Gobierno emiti� un comunicado por el
que se modificaba la concesi�n de los grados de la orden.
V�ase tambi�n
Paita
Marina de Guerra del Per�
Combate naval de Iquique
Combate naval de Angamos
Correr�as del Hu�scar
Guerra del Pac�fico
Club Atl�tico Grau
Club Miguel Grau de Deportes
Notas
Pero resulta que agosto tiene 31 d�as, de tal manera que si consideramos un mes
de 31 d�as, su nacimiento habr�a sido el 26 de julio, y no el 27 como generalmente
se acepta.
Moya (2003, pp. 27-28)
Referencias
Seminario Ojeda, Miguel Arturo (2000). �GRAU SEMINARIO, Miguel�. Grandes Forjadores
del Per� (1.� edici�n edici�n). Lima: LEXUS editores. pp. 194-196. ISBN 9972-625-
50-8.
Arosemena, 1979, p. 2.
De la Puente, 2003, p. 16.
Moya, 2003, p. 28.
Moya, 2003, pp. 29-32.
�Miguel Seminario Ojeda: "Grau naci� en Piura y no en Paita"�. El Regional Piura. 9
de noviembre de 2014. Consultado el 27 de junio de 2016.
De la Puente, 2003, pp. 24-25.
�Miguel Grau Seminario: Un d�a como hoy, hace 180 a�os, naci� el h�roe nacional�.
La Rep�blica. 27 de julio de 2014. Archivado desde el original el 17 de agosto de
2016. Consultado el 29 de junio de 2016.
De la Puente, 2003, p. 37.
De la Puente, 2003, p. 22.
Moya, 2003, pp. 36-37.
Arosemena, 1979, p. 6.
Arosemena, 1979, p. 8.
De la Puente, 2003, pp. 35-37.
Moya, 2003, p. 47.
Ortiz Sotelo, Jorge; Casta�eda Martos, Alicia (2007). Asociaci�n de Historia
Mar�tima y Naval Iberoamericana, ed. Diccionario Biogr�fico Mar�timo Peruano. Lima.
pp. 134-136. ISBN 978-9972-877-06-3.
Arosemena, 1979, pp. 8-9.
Arosemena, 1979, p. 9.
Congrains Martin, 1975, p. 37.
Arosemena, 1979, pp. 9-10.
De la Puente, 2003, p. 39.
Arosemena, 1979, p. 10-11.
El relato que el propio Grau hace de estos viajes, est� en Relaci�n de los buques
en que ha navegado Miguel Grau. El Comercio de Lima, en su edici�n del 13 de marzo
de 1954 incorpor� una copia fotogr�fica de esta relaci�n.
Arosemena, 1979, p. 12.
De la Puente, 2003, p. 49.
De la Puente, 2003, pp. 42-44.
De la Puente, 2003, p. 59.
Congrains Martin, 1975, pp. 39-40.
Arosemena, 1979, p. 14.
Arosemena, 1979, p. 14, 16.
Arosemena, 1979, p. 15.
De la Puente, 2003, pp. 61, 532.
Arosemena, 1979, pp. 15-16.
El parte al que se hace referencia corre en original en el Archivo del Ministerio
de Defensa, Comandancia General de la Marina, a�o 1855, que se conserva en el Museo
Naval del Callao
De la Puente, 2003, pp. 60-61.
Arosemena, 1979, p. 16.
Arosemena, 1979, p. 16-17.
De la Puente, 2003, p. 64.
Arosemena, 1979, p. 17.
Basadre, 2005, p. T.4, 271-272.
Congrains Martin, 1975, p. 41.
De la Puente, 2003, pp. 83-84.
De la Puente, 2003, pp. 92-93.
Slavers in Paradise: The Peruvian Slave Trade in Polynesia, 1862-1864.
Arosemena, 1979, p. 18.
Solicitud de Miguel Grau pidiendo los goces que le corresponden como indefinido
En el libro V, titulado Nombramientos y ascensos (1854�1864), del archivo del ex
Ministerio de Marina, que se conserva en el Museo Naval del Per�, en el Callao,
aparece en la p�gina 17 el asiento N.� 102 que contiene el texto de dicha licencia.
Arosemena, 1979, pp. 18-19.
Arosemena, 1979, p. 20.
De la Puente, 2003, p. 91.
Arosemena, 1979, pp. 20-21.
Arosemena, 1979, pp. 23-24.
De la Puente, 2003, p. 100.
Arosemena, 1979, p. 23.
Arosemena, 1979, p. 25.
Arosemena, 1979, p. 26.
Congrains Martin, 1979, pp. 42-43.
Basadre, 2005, p. 208-209.
Congrains Martin, 1979, p. 43.
Arosemena, 1979, pp. 25-26.
Arosemena, 1979, pp. 26-27.
Carta del teniente segundo AP Felipe Pardo al ministro del Per� en Inglaterra y
Francia
Arosemena, 1979, p. 29.
De la Puente, 2003, pp. 110-111.
Nota de protesta del ministro plenipotenciario del Per� en Inglaterra y Francia,
embajador Federico L. Barreda
Arosemena, 1979, pp. 30-31.
Arosemena, 1979, p. 31-32.
De la Puente, 2003, pp. 111-112.
Carta de Miguel Grau al ministro Barreda explicando la forma c�mo fue detenido
Arosemena, 1979, p. 33.
Arosemena, 1979, pp. 35-36.
Arosemena, 1979, p. 36.
De la Puente, 2003, p. 113.
Arosemena, 1979, p. 37.
Congrains Martin, 1975, p. 45.
De la Puente, 2003, p. 114.
Original en el archivo del ex Ministerio de Marina: Parte elevado por Miguel Grau a
la Comandancia General de Marina el 5 de octubre de 1865.
Arosemena, 1979, p. 38.
Arosemena, 1979, pp. 38-40.
Arosemena, 1979, p. 41.
Arosemena, 1979, p. 43.
Congrains Martin, 1975, p. 47.
Arosemena, 1979, pp. 42-43.
Arosemena, 1979, pp. 43-44.
Arosemena, 1979, p. 45.
Arosemena, 1979, p. 48.
Congrains Martin, 1975, p. 49.
Basadre, 2005, p. T.6, 224.
Arosemena, 1979, p. 46.
Arosemena, 1979, p. 47.
Arosemena, 1979, pp. 47-48.
Congrains Martin, 1975, pp. 50-51.
Arosemena, 1979, p. 50.
Arosemena, 1979, p. 51.
Basadre, 2005, pp. T.6, 224-225.
Arosemena, 1979, p. 52.
De la Puente, 2003, p. 181.
Arosemena, 1979, p. 54.
Congrains Martin, 1975, pp. 51-52.
De la Puente, 2003, pp. 94-96.
Arosemena, 1979, p. 55.
Arosemena, 1979, p. 61.
Arosemena, 1979, p. 62.
Arosemena, 1979, pp. 63-64.
Arosemena, 1979, p. 64.
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Arosemena, 1979, pp. 64-65.
Basadre, 20055, p. T.7, p. 278.
Arosemena, 1979, p. 66-69.
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Manifiesto a la Naci�n del 23 de julio de 1872 de la Marina de Guerra del Per�
Arosemena, 1979, p. 84.
Arosemena, 1979, pp. 84-86.
Arosemena, 1979, pp. 86-87.
Arosemena, 1979, pp. 87-88.
Arosemena, 1979, p. 88.
De la Puente, 2003, pp. 140-141.
Arosemena, 1979, p. 91.
Arosemena, 1979, p. 92.
Arosemena, 1979, p. 97.
Arosemena, 1979, pp. 97-99.
Arosemena, 1979, p. 99.
Nota del 6 de septiembre de 1872 de Miguel Grau al Ministro de Guerra y Marina del
Per�
Arosemena, 1979, p. 101.
Arosemena, 1979, p. 102.
Arosemena, 1979, p. 105.
Arosemena, 1979, p. 106.
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Arosemena, 1979, p. 108.
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De la Puente, 2003, pp. 242-244.
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Arosemena, 1979, p. 120.
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De la Puente, 2003, p. 147.
Esta Memoria que presenta al Supremo Gobierno el Capit�n de Nav�o Comandante
General de Marina, Miguel Grau, en el a�o de 1878 aparece inserta en el Diario de
los Debates de la C�mara de Diputados, a�o de 1878, 1.� tomo, p�g. 383, y fue
publicado por la Imprenta El Nacional, por Pedro Lira. Posteriormente, Geraldo
Arosemena Garland public� el texto completo en un folleto titulado: Comentarios a
la Memoria de Grau del A�o 1878 (Lima, enero de 1978).
De la Puente, 2003, pp. 165-169.
Arosemena, 1979, p. 122.
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Basadre, 2005, p. 266.
Parte oficial de Juan Guillermo More Ruiz (22 de mayo de 1879).
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Parte oficial del Comandante de la Covadonga Carlos Condell sobre el Combate de
Punta Gruesa.
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Arosemena, 1979, p. 185-193.
Arosemena, 1979, p. 210.
Arosemena, 1979, p. 216.
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Arosemena, 1979, p. 243.
Arosemena, 1979, p. 244.
Arosemena, 1979, p. 242.
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De la Puente, 2003, p. 381.
Arosemena, 1979, p. 247.
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Parte oficial del teniente primero Pedro G�rezon, �ltimo comandante del Hu�scar (10
de octubre de 1879)
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Memorando del teniente primero AP Pedro G�rezon Thomas sobre el combate naval de
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Contralmirante Jos� Garc�a Valdivieso (2004): �Repatriaci�n de los restos del
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Moya, 2003, pp. 71-93.
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Bibliograf�a
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Viaje de Prado (Tomo II); Vienen los chilenos (Tomo III); La Batalla de Lima (Tomo
IV).
VV.AA. (1979). Miguel Grau. Lima: Centro Naval del Per�.
Moya, Reynaldo (2003). Grau. Lima: Megabyte.
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