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Toxicologá

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cubtoxinologia 15/10/07 14:46 Página 1

PREMIO U.C.M. DE INVESTIGACIÓN 2006 LÍNEA 3000


PREMIO U.C.M. DE INVESTIGACIÓN 2006 LÍNEA 3000

La Toxinología es la ciencia que estudia las toxinas. Si


tóxico, es toda sustancia venenosa, toxina es “aquella
sustancia elaborada por un ser vivo, que, además, tiene
Toxinología clínica,
acción fuera de él, sin que sea necesaria la muerte o
descomposición del ser productor, para su liberación ni para
alimentaria
su acción”. y ambiental
Miguel Andrés Capó Martí

Toxinología clínica, alimentaria y ambiental • Miguel Andrés Capó Martí


Según esta definición, y con la novedosa nomenclatura de los
cinco reinos de seres vivos (Mónera, Protista, Fungi, Vegetal
y Animal), en la que se sustenta este trabajo, se establecen
cinco grupos de toxinas: bacterianas, protozoarias, fúngicas,
vegetales y animales.

En este libro, de gran ayuda tanto al estudiante como al


profesional que necesite ampliar conocimientos, se profundiza
en los cinco reinos de organismos, así como, y de manera
más amplia, en los diferentes grupos de toxinas. De esta
forma se trata la toxinología clínica (algunas setas producen
graves cuadros de intoxicación hepática, o la ricina, toxina
vegetal, usada en bioterrorismo), la toxinología alimentaria
(existen toxinas que afectan a los alimentos destinados a los
seres humanos y a los animales y la ingesta de dichos
alimentos produce intoxicaciones alimenticias) y la toxinología
ambiental (apartado muy importante a través del cual se
pueden explicar y prevenir algunas patologías que se dan en
el medio ambiente).

ISBN: 978-84-7491-879-3
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Toxinología clínica, alimentaria


y ambiental
Miguel Andrés Capó Martí
María José Anadón Baselga
María Victoria Uroz Martínez
María del Mar Nogal Ruiz
Ana María López Parra

COLECCIÓN: LÍNEA 3000


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No está permitida la reproducción total o parcial de este libro,


ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma
o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia,
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito
de los titulares del copyright.

© Miguel Andrés Capó Martí, María José Anadón Baselga,


María Victoria Uroz Martínez, María del Mar Nogal Ruiz
y Ana María López Parra

© Editorial Complutense, S. A.
Donoso Cortés, 63 - 4.ª planta. 28015 Madrid
Tels.: 91 394 64 60/1. Fax: 91 394 64 58
ecsa@rect.ucm.es
www.editorialcomplutense.com

Primera edición:
Octubre de 2007

Diseño de cubierta:
Beatriz Alonso

Fotocomposición:
MCF Textos, S. A.

Imprime:
Top Printer Plus
84-7491-809-x
ISBN:
978-84-7491-879-3
978-84-7491-809-0
Depósito legal:
M-45.482-2007
M-33.856-2006

Impreso en España - Printed in Spain


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Índice

7 CONCEPTOS GENERALES DE LA TOXINOLOGÍA

9 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS

19 TOXINAS BACTERIANAS. MICROCISTINAS

31 TOXINAS PROTOZOARIAS

39 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS

87 TOXINAS VEGETALES

95 TOXINAS ANIMALES

149 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS

159 FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

167 GLOSARIO DE TOXINOLOGÍA


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Conceptos generales de la toxinología

Estudiamos en este texto todas aquellas sustancias que se incluyen bajo


el término toxinas, más restringido que el término tóxico.
Recordando la definición, originaria de Derivaux, tóxico es toda
aquella sustancia química ante la cual el organismo vivo reacciona con
signos mórbidos, ya sea porque esta sustancia posea una acción tóxica
intrínseca, o porque la adquiera como resultado de su asociación, trans-
formación, concentración o vía de administración. Es decir, tóxico es
toda sustancia venenosa, mientras que toxina se podría definir como
«aquella sustancia elaborada por un ser vivo, que, además, tenga acción
fuera de él, sin que sea necesaria la muerte o descomposición del ser
productor para su liberación ni para su acción».
Según esta definición, podemos establecer cinco grupos de toxinas:
vegetales, fúngicas, bacterianas, protozoarias y animales.

7 CONCEPTOS GENERALES DE LA TOXINOLOGÍA


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Clasificación de los organismos

Hay varias maneras de clasificar los organismos. La que presen-


tamos aquí sigue el esquema adoptado por la comunidad interna-
cional.

Homo sapiens Mono


MAMÍFEROS

Canguro AVES Y
Ratón Conejo Emú Avestruz REPTILES

Caballo, vaca Paloma Pollo, pavo


Perro, foca Tortuga
Cascabel
Hipopótamo Peces óseos
Atún
Peces cartilaginosos
Raya
Esfinge INSECTOS
Rana toro Lamprea
Abeja
Lombriz de tierra Estrella de mar
Mosca

Langosta

Levadura
HONGOS
Sésamo
Cándida PLANTAS
Arroz
Girasol
Neurospora
Humícola Espinaca
Gingko
PROTISTAS

9 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS


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Los reinos son:

– Reino Mónera
– Reino Protista
– Reino Fungi
– Reino Plantas
– Reino Animal

REINO MÓNERA

Las móneras (procarióticas) son células que carecen de envoltura nu-


clear, cloroplastos y otros plástidos, mitocondrias y flagelos. Los pro-
cariotas son unicelulares, pero a veces se presentan como filamentos u
otros cuerpos superficialmente multicelulares. Su modo de nutrición
predominante es heterótrofo (por absorción), pero algunos grupos son
autotróficos, ya sean fotosintéticos o quimiosintéticos. La reproducción
es primariamente asexual, por fisión binaria o gemación, pero en al-
gunos ocurren intercambios genéticos como resultado de conjuga-
ción, transformación, transducción e intercambio de plásmidos. Las
formas móviles se desplazan por medio de flagelos bacterianos o por
deslizamiento.
El Reino Mónera contiene representantes de dos linajes distintos:
arqueobacterias y eubacterias.

REINO PROTISTA

Los organismos eucariotas incluyen a los autotróficos fotosintéticos


unicelulares y pluricelulares (algas), a los heterótrofos multinucleados o
multicelulares (mohos) y a los heterótrofos unicelulares o coloniales
simples (protozoarios). Sus modos de nutrición incluyen la fotosíntesis,
la absorción y la ingestión. La reproducción es asexual; sólo algunas
formas tienen reproducción sexual. O bien se mueven por flagelos o
seudópodos, o bien son no móviles.

10 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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DIVISIÓN EUGLENOFITOS

Euglenoides. Organismos fotosintéticos unicelulares (o en ocasiones hete-


rótrofos) con clorofilas a y b. Almacenan alimento como paramilón, un
carbohidrato poco frecuente. Tienen un solo flagelo apical. Se les descono-
ce reproducción sexual. Se encuentran principalmente en agua dulce.

DIVISIÓN CRISOFITOS

Diatomeas. Algas pardo-doradas y algas verde-amarillas. Organismos


fotosintéticos unicelulares con clorofila a y c.
– Clase Bacilariofíceas: diatomeas. Con doble cubierta silícea.
– Clase Crisofíceas: algas pardo-doradas. Incluyen formas flagela-
das, ameboides y no móviles.

DIVISIÓN DINOFLAGELADOS

Flagelados «giratorios». Organismos fotosintéticos unicelulares con


clorofila a y c. El alimento se almacena en forma de almidón.

DIVISIÓN CLOROFITOS

Algas verdes. Unicelulares, coloniales o multicelulares, con clorofila a y


b. La reserva es almidón. Las células móviles poseen dos flagelos latera-
les o apicales.
– Clase Clorofíceas: algas verdes unicelulares y coloniales que se en-
cuentran en agua dulce.
– Clase Carofíceas: algas verdes unicelulares o multicelulares. Son
de agua dulce.
– Clase Ulvofíceas: algas verdes multicelulares que se encuentran
en agua salada.

DIVISIÓN FEOFITOS

Algas pardas. Organismos marinos multicelulares caracterizados por


la presencia de clorofila a y c. Las células móviles son biflageladas, con
un flagelo delante y otro detrás.

11 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS


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DIVISIÓN RODOFITOS

Algas rojas. Organismos marinos caracterizados por la presencia de


clorofila a y pigmentos rojos.

REINO FUNGI (HONGO)

Organismos eucarióticos filamentosos o, en raras ocasiones, unicelula-


res. Los hongos son heterótrofos saprobios o parásitos, y la nutrición es
por absorción. Han sido descritas cerca de 100.000 especies.

DIVISIÓN ZIGOMICOTA

Hongos terrestres, tales como el moho negro del pan.

DIVISIÓN ASCOMICOTA

Hongos terrestres y acuáticos. Incluyen al género Neurospora. La re-


producción sexual implica la formación de una célula característica,
el asco, donde ocurre la meiosis y se forman las esporas.

DIVISIÓN BASIDIOMICOTA

Hongos terrestres. Incluyen a las setas comestibles y a las venenosas. La


reproducción sexual implica la formación de basidios, en los que ocurre
la meiosis y se forman las esporas.

DIVISIÓN DEUTEROMICOTA

Hongos imperfectos. Principalmente, hongos en los que no se ha obser-


vado un ciclo sexual. A esta división pertenece el Penicillium, la fuente
original de la penicilina. Otros hongos de esta división son los que cau-
san el pie de atleta y los mohos que participan en la elaboración de que-
sos como el roquefort y el camembert.

12 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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REINO PLANTAS

Eucariotas pluricelulares fotosintéticos adaptados primariamente a la


vida terrestre. Sus pigmentos fotosintéticos son la clorofila a y la cloro-
fila b, entre otros. Las paredes celulares contienen celulosa. Contienen
organismos con vasos especializados en el transporte de sustancias y
otros que no los desarrollaron.

DIVISIÓN BRIOFITOS

Hepáticas, anthoceros y musgos. Plantas multicelulares con pigmentos


fotosintéticos y reservas alimentarias parecidas a las de las algas verdes.
– Clase Hepáticas: hepáticas. Gametófitos no diferenciados.
– Clase Anthocerotáceas: anthoceros. Los gametófitos son taloides.
Poseen estomas.
– Clase Musgos: musgos. Sus gametófitos son «foliosos».

DIVISIÓN PSILOFITOS

Helechos arcaicos. Plantas vasculares homósporas. No existe diferen-


ciación entre la raíz y el vástago.

DIVISIÓN LICOFITOS

Licopodios. Plantas vasculares homósporas y heterósporas.

DIVISIÓN ESFENOFITOS

Colas de caballo. Plantas vasculares homósporas con tallos articulados


marcados por nudos pequeños.

DIVISIÓN PTEROFITOS

Helechos. En su mayoría son homósporos, aunque hay algunos hete-


rósporos.

DIVISIÓN CONIFEROFITOS

Coníferas. Plantas con semillas, hojas simples y aciculares.

13 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS


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DIVISIÓN CICADOFITOS

Cicadáceas. Plantas con semillas, de crecimiento cambial lento. Gim-


nospermas.

DIVISIÓN GINKGOFITOS

Ginkgo. Plantas con semillas, con crecimiento cambial activo y hojas


en abanico. Sólo hay una especie.

DIVISIÓN GNETOFITOS

Plantas con semillas, con características de angiospermas, presentan te-


jidos de xilema.

DIVISIÓN ANTOFITOS

Plantas con flores. Con semillas en las que los óvulos se encuentran en-
cerrados en un carpelo y las semillas son llevadas luego en el interior
del fruto. La flor es polinizada por los insectos.
– Clase Monocotiledóneas: las piezas florales suelen estar de a tres;
hay un cotiledón.
– Clase Dicotiledóneas: las piezas florales habitualmente se encuen-
tran de a cuatro o de a cinco. Hay dos cotiledones.

REINO ANIMALES (ANIMALIA)

Organismos pluricelulares eucarióticos. El principal modo de nutrición es


por ingestión. Muchos animales son móviles. Generalmente carecen de las
paredes celulares rígidas de las plantas. Frecuentemente ocurre una consi-
derable migración y reorganización celular de los tejidos durante el curso
del desarrollo embrionario. Su reproducción es primariamente sexual.

FILUM PORIFERA

Esponjas. Animales pluricelulares simples, principalmente marinos,


con esqueletos rígidos y cuerpos perforados por muchos poros que ad-
miten la entrada de agua con partículas de alimento.

14 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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FILUM CNIDARIA

Pólipos y medusas. Animales de simetría radial con una cavidad gas-


troventricular. Todos son acuáticos y la mayoría son marinos.
– Clase Hidrozoa: hydra, obelia. A menudo son coloniales.
– Clase Scyphozoa: medusas marinas; la forma medusa domina.
– Clase Anthozoa: anémonas de mar, corales coloniales.

FILUM MOLLUSCA

Animales no segmentados, con una cabeza, un manto y un pie muscu-


lar, modificados de distintos modos. Principalmente acuáticos; tienen
cuerpo blando, frecuentemente con una o más valvas duras y un cora-
zón con tres cámaras.
– Clase Aplacophora: animales marinos, sin manto, sin concha o pie
claramente definidos.
– Clase Polyplacophora: quitones. Los moluscos de mayor semejan-
za a la forma hipotética primitiva. Tienen un manto cubierto con
ocho placas dorsales calcáreas.
– Clase Monoplacophora: principalmente moluscos de la profundi-
dad oceánica con una sola concha dorsal grande y múltiples pares
de branquias.
– Clase Scaphopoda: dentalios o conchas colmillo. Moluscos marinos
con una concha tubular cónica.
– Clase Bivalvia: moluscos de dos valvas que incluyen a los mejillo-
nes, ostras, almejas y vieiras. Habitualmente tienen un pie en for-
ma de hacha y carecen de una cabeza nítida.
– Clase Gastropoda: moluscos asimétricos que comprenden a los ca-
racoles, los buccinos y las babosas. Habitualmente tienen una con-
cha espiralada y una cabeza con uno o dos pares de tentáculos.
– Clase Cephalopoda: pulpos, calamares, nautilus. Están caracteriza-
dos por un «cefalopié» con ocho o diez brazos o muchos tentácu-
los, una boca con dos mandíbulas córneas y ojos bien desarrolla-
dos. La concha es externa, interna o está ausente. Todos menos el
nautilus tienen glándula de tinta.

15 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS


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FILUM ARTHROPODA

El filum más grande del Reino Animal, el de los artrópodos, está cons-
tituido por animales segmentados con apéndices articulados (pares) un
exoesqueleto duro y articulado, y un tracto digestivo completo.
– Clase Arácnida: arañas, ácaros, garrapatas, escorpiones. La mayo-
ría son terrestres, tienen cuatro pares de patas. Los pedipalpos son
sensoriales.
– Clase Crustácea: langostas, cangrejos de río, cangrejos, camarones.
Los crustáceos son principalmente acuáticos; poseen ojos com-
puestos, dos pares de antenas, un par de mandíbulas y dos pares
de maxilas.
– Clase Chilopoda: ciempiés. Tienen una cabeza y de 15 a 177 seg-
mentos en el tronco, cada uno con un par de apéndices articulados.
– Clase Diplopoda: milpiés. Tienen una cabeza con anillos corpora-
les (de 20 a 200), cada uno con dos grandes apéndices.
– Clase Pauropoda: artrópodos diminutos de cuerpo blando que se
asemejan a los milpiés.
– Clase Symphyla: ciempiés de jardín y sus parientes. Artrópodos de
cuerpo blando con un par de antenas.
– Clase Insecta: incluyen a las abejas, hormigas, avispas, mariposas,
pulgas, piojos, moscas y otros organismos. La mayoría son terres-
tres y respiran por medio de tráqueas. El cuerpo tiene tres partes
distintas: la cabeza, con ojos compuestos y un par de antenas; el
tórax, que posee tres pares de patas y habitualmente dos pares de
alas; y el abdomen.

FILUM ECHINODERMATA

Estrellas de mar y erizos de mar. Tienen simetría radial en su etapa


adulta. Todos marinos.
– Clase Crinoidea: lirios de mar y comátulas. Animales no móviles,
fijos en un lugar.
– Clase Stelleroidea: estrellas de mar y ofiuras.
– Clase Echinoidea: erizos de mar y dólares de arena.

16 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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– Clase Concentricycloidea: margaritas de mar. Los miembros mi-


croscópicos de esta clase recién creada tienen cinco placas en la
superficie dorsal.
– Clase Holothuroidea: cohombros de mar. Tienen un cuerpo con
forma de salchicha.

SUBFILUM VERTEBRATA

Vertebrados, el subfilum más importante de los Cordados. En los ver-


tebrados la notocorda es una estructura embrionaria; típicamente se re-
emplaza en el curso del desarrollo por cartílago o hueso y forma una
columna vertebral segmentada o espina dorsal. Poseen un cráneo que
contiene un cerebro bien desarrollado.

– Clase Chondrichthyes: tiburones, rayas, torpedos y otros peces car-


tilaginosos. No tienen vejiga natatoria.
– Clase Osteichthyes: peces óseos, que incluyen a todos los actuales de
agua dulce como el esturión, la trucha, la perca o el pez pulmonado.
– Clase Amphibia: salamandras, ranas y sapos. Habitualmente res-
piran por branquias en la etapa larvaria y por pulmones en la
adulta. Tienen una doble circulación incompleta y piel desnuda.
Fueron los primeros vertebrados que habitaron el suelo y los an-
tecesores de los reptiles. Sus huevos no están protegidos por cás-
cara y carecen de membranas embrionarias.
– Clase Reptilia: tortugas, lagartos, víboras, cocodrilos; incluyen a
muchas especies extinguidas, como los dinosaurios. Los reptiles
respiran por pulmones y tienen una doble circulación incompleta.
Su piel habitualmente está cubierta de escamas. Los cuatro
miembros son patas (ausentes en las víboras y en algunos lagar-
tos). Son ectotérmicos. La mayoría vive y se reproduce sobre tie-
rra, aunque algunos son acuáticos. El embrión está protegido por
una cáscara de huevo y tiene membranas protectoras.
– Clase Aves: son animales endotérmicos con doble circulación com-
pleta y piel cubierta de plumas. Los miembros delanteros son
alas. El embrión está contenido en la cáscara del huevo y posee
membranas protectoras.

17 CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS


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– Clase Mammalia: los mamíferos son animales endotérmicos y ho-


meotérmicos con doble circulación completa. Su piel está cubierta
de pelo. Las crías son alimentadas con leche secretada por la ma-
dre. Tienen cuatro miembros, habitualmente patas (en ocasiones
los miembros delanteros son brazos, alas o aletas); un diafragma
utilizado en la respiración; una mandíbula inferior constituida
por un único par de huesos; tres huesos en el oído medio que co-
nectan la membrana timpánica y el oído interno; y, casi siempre,
siete vértebras en el cuello.

18 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Toxinas bacterianas. Microcistinas

El botulismo es una enfermedad de tipo nervioso, frecuentemente mor-


tal, no muy corriente y originada por la ingestión de alimentos que
contengan una o varias neurotoxinas termolábiles producidas por el
Clostridium botulinum. También puede producirse por heridas infecta-
das por el germen o su crecimiento en el tubo intestinal de los niños.
El C. botulinum es un germen anaerobio, gram-positivo, que pro-
duce toxina, sintetizándola durante el período de crecimiento, acumu-
lándola durante su fase logarítmica y alcanzando la máxima concentra-
ción poco tiempo antes de acabar dicha fase. La mayor producción de
toxinas ocurre, según los tipos, entre los 26 y 35 ºC. En ocasiones, como
en el tipo F, el germen sintetiza una protoxina que nunca es extracelu-
lar, pero en la mayoría de los casos la síntesis es de toxina activa. Tam-
bién se ha comprobado que las células viejas del tipo B liberan la toxina
al medio extracelular.
El C. botulinum se encuentra ampliamente distribuido en el suelo y
produce esporos termostables.
Dentro de las toxinas botulínicas se han señalado varias toxinas se-
rológicamente distintas, denominadas: A, B, C1, C2, D, E, F y O; en
Europa, las encontradas más a menudo son las A, B y E, y la más fre-
cuente es la B. Se consideran que son proteínas simples y las DL se en-
cuentran entre 0,8 y 2,5 ⫻ 10-5 en el ratón.
Las toxinas botulínicas se absorben en duodeno y pasan al sistema
linfático y de ahí a la circulación general. Siempre se ha pensado que
actúan presinápticamente en las terminaciones del sistema nervioso co-

19 TOXINAS BACTERIANAS. MICROCISTINAS


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linérgico, inhibiendo la liberación de acetilcolina y dando lugar a pará-


lisis muscular. Sin embargo, se considera que el SNC también está in-
volucrado puesto que se ha señalado una disminución del control inhi-
bidor de los reflejos espinales en el hombre, y experimentalmente en el
mono se ha observado por el EEG una depresión de la actividad eléc-
trica cortical.
El botulismo se desarrolla, generalmente, entre las 12 y las 36 horas
subsiguientes a la ingestión de los alimentos contaminados; los extre-
mos son de 2 horas y 14 días.
La sintomatología es muy variada y generalmente se desarrolla pri-
mero la digestiva y luego la nerviosa. Cursa con náuseas, vómitos, dolor
abdominal, retortijones, diarrea, visión borrosa, fotofobia, diplopía,
disfagia, debilidad, disfonía, vértigo, parestesia, temblores, parálisis
muscular, ataxia, dilatación pupilar, dificultad respiratoria y trastornos
de la micción.
Ocho tipos de agentes: C y D, B (caballos) son los más frecuentes, a
veces también A, E. Son tóxicos de 150.000 d.
La bacteria C. Botulinum necesita dos condiciones para fabricar to-
xinas: materia orgánica y calor (> 25 ºC). En el tracto digestivo hay espo-
ras pero no crecen. Lo más normal es que en el medio ambiente se mul-
tipliquen y produzcan toxina. También es anaerobio estricto y pH = 6.
Cuando la toxina se forma en el digestivo, el animal muere y se
multiplica en el cadáver, así como en los insectos que comen carroña y
ponen huevos, las larvas ingresan la toxina (anaerobiosis) y éstas intoxi-
can a otro animal (aves acuáticas), dando lugar a una magnificación del
proceso.
Se magnifica como contagio infeccioso, casi como epidemia; sobre
todo el serotipo C.
El problema se da por ingerir dietas pobres en proteína, y al inge-
rir un animal muerto por C. botulinum. Algunos tipos de C. botuli-
num (tipo B) pueden crecer en forraje mal conservado (ej.: ensilado
con pH > 4’5). Suelen darse problemas en ensilados en dalas del
campo.
Cuando hay plagas de ratones, éstos pueden quedar dentro de las
pacas. Estos ratones son la fuente ideal de toxina botulínica. Cuando

20 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 21

son ingeridos, es fácil que produzcan bajas puntuales que son difíciles
de identificar. También pueden ahogarse en bebederos y después ser
ingeridos.
Los excrementos de las aves son un sustrato muy bueno para el cre-
cimiento de C. botulium y dar alteraciones en aves de corral (tipo C). La
gallinaza se ha usado como fuente de N no proteico en rumiantes.
Las especies afectadas pueden ser rumiantes (tipo C, D y B), aves
silvestres (sobre todo el tipo C) y aves ictiófagas (tipo E). En caballos lo
más frecuente es el tipo B. Se ha comprobado que los caballos son más
sensibles que los rumiantes y tienen una dosis letal más baja.
El tratamiento consiste en sostener la respiración, realizar un lava-
do de estomago, inducir el vómito si no se ha presentado, dar purgantes
si no hay diarrea y administrar antitoxina, generalmente la polivalente
ABE. Igualmente, se ha empleado guanidina para aumentar la canti-
dad de acetilcolina en las terminaciones nerviosas.
Los esporos se destruyen mejor calentando en medio débilmente
ácido (superior a pH por encima de 4,5).
Las toxinas se determinan en el laboratorio del suero, contenido es-
tomacal o heces, empleándose la prueba de neutralización en el ratón.
La estafilocócica, también llamada estafiloenterotoxicosis, es la otra
intoxicación más frecuente. Es una toxicosis frecuente producida por
las enterotoxinas de ciertas cepas del Staphylococcus aureus, que se des-
arrolla en alimentos ricos en proteínas.
El S. aureus es un germen gram-positivo, inmóvil, no esporulado,
aerobio y anaerobio facultativo, y coagulasa-positivo, es decir, que coa-
gula el plasma citratado de hombre, conejo y cerdo.
Sus enterotoxinas se identifican con letras de A a F y son proteínas
simples, de un peso molecular comprendido entre 28.000 y 34.000 y
termorresistentes. Las toxinas A y D son más potentes que la B;
20-25 ~g de toxina B purificada originan la enfermedad.
La principal fuente y reservorio es el propio hombre, pues el ger-
men suele encontrarse en la piel, nariz, etc. El germen puede vivir y
desarrollarse en los alimentos con 15 % de sal.
Al contactar las estafiloenterotoxinas con la mucosa digestiva, se
origina un estímulo a través del simpático en el centro cerebral del vó-

21 TOXINAS BACTERIANAS. MICROCISTINAS


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 22

mito y se produce la respuesta emética. La diarrea se ha atribuido a la


inhibición de la absorción de agua de la luz intestinal, al aumento del
líquido de esta luz o a ambas causas.
El período de latencia es de 2-4 horas, con un máximo de 8 horas.
Después se observa hipersalivación, náusea, vómito (persiste de 1-4 ho-
ras), retortijones, diarrea acuosa y, a veces, sudores, tetania muscular,
depresión, shock y deshidratación. La mortalidad suele ser baja, excep-
to en los niños.
En la mucosa gástrica, a las 48 horas de ingestión de enterotoxinas
se observan lesiones de hiperemia, erosiones, petequias y exudados pu-
rulentos.
El tratamiento es sintomático. Se deben administrar líquidos con
electrólitos, por parenteral.
El Bacillus cereus también origina, en algunas de sus cepas, toxina
diarreica y emética. La toxicosis suele presentarse tras la ingestión de
arroz hervido o frito.
El período de latencia es de 1-5 horas, con un máximo de 11, y la
afección se prolonga unas 12 horas.
Asimismo, originan enterotoxicosis Vibrio cholere, Escherichia coli y
Clostridiuni peftingens, entre otros.

CIANOBACTERIAS

Las cianobacterias son organismos que poseen características de bac-


terias y, en menor medida, de las algas. Se asemejan a las algas en ta-
maño y a diferencia de otras bacterias contienen pigmentos azul-ver-
dosos o verdes y, por lo tanto, realizan fotosíntesis. Muchas especies de
cianobacterias se pueden acumular en las espumas superficiales, gene-
ralmente denominados «floraciones» o blooms, con una densidad su-
mamente alta.
La intoxicación de ganado ha generado diversos estudios sobre la to-
xicidad cianobacteriana. Durante las últimas dos o tres décadas, se han
identificado las estructuras químicas de una serie de toxinas cianobacte-
rianas (cianotoxinas) y se han establecido sus mecanismos de toxicidad.

22 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Existen numerosos casos de intoxicación letal de animales por be-


ber agua con presencia masiva de cianobacterias. Si bien la muerte de
seres humanos a causa de toxinas cianobacterianas se ha limitado a pa-
cientes sometidos a diálisis renal, se sabe de daños a la salud a partir de
numerosos reportes esporádicos de irritaciones a la piel y/o mucosas, y
también a partir de casos documentados de enfermedades tras la expo-
sición, a través de ingestión, al agua de bebida, así como por su inges-
tión accidental o aspiración de espuma.
El bajo número de casos reportados se puede deber a la falta de co-
nocimiento sobre la toxicidad de las cianobacterias, ya que ni los pacien-
tes ni los médicos asocian los síntomas con esta causa. Los síntomas re-
portados incluyen: dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, dolor
de garganta, tos seca, dolor de cabeza, ampollas en la boca, neumonía
atípica y elevado número de enzimas hepáticas en el suero, especial-
mente transferasa gamma glutamil, así como síntomas de fiebre del he-
no, mareos, cansancio e irritaciones de piel y ojos.
Algunas especies de cianobacterias producen toxinas, las cuales son
clasificadas, de acuerdo al modo de acción, en hepatotoxinas (microcis-
tinas), neurotoxinas (anatoxinas), irritadoras de piel y otras.
Las hepatotoxinas son producidas por varias especies de los géneros
Microcystis, Anabaena, Oscillatoria, Nodularia, Nostoc y otros. La mayor
parte de las hepatotoxinas son microcistinas (microcystins). Al menos 50
congéneros de microcistinas son conocidos y la mayoría de éstos pue-
den producirse durante una floración.
Las neurotoxinas no son consideradas tan abundantes en fuentes
de agua y no presentan el mismo riesgo a la exposición crónica que las
microcistinas. Neurotoxinas como las anatoxinas son altamente tóxicas,
atacan el sistema nervioso y tienen un corto tiempo medio de vida. En
exposiciones adecuadas, las neurotoxinas causan la muerte en pocos
minutos u horas, dependiendo de la especie, la cantidad de toxina inge-
rida y la cantidad de alimento en el estómago.
Otro tipo de toxina generada por cianobacterias son las citoto-
xinas, presentes en las especies Cylindrospermopsis raciborski. Estas toxinas
producen una variedad de problemas en la salud, desde gastroenteritis
hasta enfermedades en el hígado.

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MICROCISTINAS

Las microcistinas (MCs) son toxinas peptídicas de bajo peso molecular,


producidas por diferentes especies de algas cianofíceas (blue-green al-
gae), fundamentalmente de los géneros Microcystis, Anabaena, Oscillato-
ria y Nostoc, que crecen a veces de forma anormal en aguas superficia-
les originando intoxicaciones tanto en animales como en humanos, a
veces incluso fatales, por lo que están consideradas como un problema
ambiental, ecotoxicológico y, principalmente, sanitario.
Las microcistinas son un grupo de hepatotoxinas (toxinas del híga-
do) formadas por siete aminoácidos (heptapéptido cíclico) con una
cadena lateral de aminoácidos específica (ADDA) que hasta el mo-
mento sólo ha sido encontrada en microcistinas y nodularina. Son pro-
ducidas por un número de géneros de cianobacterias, de los cuales el
más importante es el género Microcystis, del que proviene el nombre de
la toxina.
Las microcistinas consisten en un anillo peptídico de siete aminoá-
cidos, de los cuales cinco no pertenecen a proteínas mientras que los dos
restantes sí. Estos dos aminoácidos son los que permiten reconocer los
distintos tipos de las aproximadamente 50 especies de microcistinas;
los demás aminoácidos son más o menos constantes entre las variantes
de microcistinas.
Usando las iniciales de los dos aminoácidos distintivos, cada micro-
cistina es designada con un nombre dependiendo de los aminoácidos
variables que completan su estructura.
Estructuralmente, las MCs se caracterizan por una estructura cícli-
ca, formada por siete aminoácidos. Actualmente hay identificadas más
de 60 tipos diferentes, siendo MC-LR, MC-RR y MC-YR.
Pese a su naturaleza elemental, están capacitadas para realizar fo-
tosíntesis oxigénica, análoga a la que acometen las plantas superiores.
Por el proceso de fotosíntesis la energía lumínica se convierte en quími-
ca, liberándose oxígeno procedente de la ruptura de moléculas de agua.
Esta singular actividad para fotolisar el agua resultó decisiva en la evo-
lución de la vida en la Tierra, pues la acumulación de oxígeno despren-
dido posibilitó la aparición de una atmósfera aeróbica semejante a la

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actual. Además tales procariotas fueron precursoras de los cloroplastos


de plantas superiores y algas eucariotas.
Al carecer de orgánulos celulares, las cianobacterias sitúan el trans-
porte de electrones fotosintéticos en los tilacoides. Estas estructuras,
análogas a las de los cloroplastos, son invaginaciones de la membrana
citoplasmática, donde se asientan los fotosistemas, una suerte de basti-
dores muy complejos formados por proteínas, pigmentos fotosintéticos
y otros compuestos. Los fotosistemas transportan los electrones proce-
dentes de la oxidación del agua.
Las cianobacterias no presentan demasiadas exigencias nutriciona-
les. Sólo algunas especies marinas requieren algún factor de crecimien-
to. Con luz pueden medrar en medios minerales, cuyas sales nitrogena-
das inorgánicas y bicarbonato aprovechan para abastecerse de
nitrógeno y carbono. También el CO2 atmosférico constituye una exce-
lente fuente de carbono. Merced a tan espartanos requerimientos y a su
enorme capacidad de adaptación a condiciones ambientales cambiantes
a lo largo de la evolución, las cianobacterias han colonizado casi todos
los rincones del planeta.
Las microcistinas se encuentran en la mayoría de las poblaciones de
Microcystis spp. unicelulares que se mantienen juntas en colonias utili-
zando mucílago como matriz. Es uno de los principales géneros forma-
dores de blooms o floraciones.

TOXICIDAD AGUDA

En la mayoría de los países del mundo se han producido intoxicaciones


graves e incluso fatales del ganado, animales domésticos y salvajes, pe-
ces y aves, debidas a floraciones de cianobacterias, generalmente tras
haber bebido aguas contaminadas.
En general, el hígado es el órgano más afectado, mostrando una
necrosis hemorrágica extensa y una disrupción sinusoidal.
La necrosis hepática aguda masiva producida por las MCs produce
un cuadro hemorrágico y un choque hipovolémico que dan lugar a la
muerte.

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La muerte se puede producir en unas pocas horas (4-24 horas) o en


unos días y viene precedida por un cuadro de choque, es decir, coma,
temblor muscular, palidez y dificultad en la respiración.
Otros efectos observados son: diarrea sanguinolenta por la entero-
patía aguda hemorrágica secundaria al choque y por la situación de hi-
pocoagulabilidad que desencadena la insuficiencia hepática aguda y
hepatomegalia.
Uno de los primeros efectos (15-30 minutos) que se observa en la
intoxicación por MCs es una elevación en los niveles séricos de bilirru-
bina, fosfatasa alcalina (PA), a-glutamil transferasa (a-GT), aspartato
aminotransferasa (GOT) y alanina aminotransferasa (GPT).
En peces intoxicados se han observado daños no sólo en el hígado,
sino también en el riñón, el corazón, las branquias, la piel, la médula y
la sangre.
En animales de experimentación (rata, ratón), las MCs son tóxicas
por exposición aguda, produciéndose necrosis hemorrágica hepática
aguda centrolobulillar y efectos hemodinámicos y hematológicos.
Los síntomas principales que presentan las personas que han esta-
do en contacto con las toxinas (prácticas deportivas) son: irritaciones de
la piel y de los ojos, episodios alérgicos, náuseas, mareos y gastroenteri-
tis aguda.

TOXICIDAD CRÓNICA

Ensayos realizados en animales de experimentación han demostrado daño


hepático crónico tras una administración oral continuada de MCs y la pro-
moción de tumores en piel e hígado de ratón y en hígado y colon de rata.
Las MCs tienen posible actividad carcinogénica, lo que las convierte
en promotoras de cáncer primario de hígado. Frente a ensayo del test de
Ames son mutágenas y, muy posiblemente, tengan actividad teratógena.

MECANISMOS DE TOXICIDAD

Las microcistinas son principalmente hepatotóxicas. Tras una exposi-


ción adecuada a microcistinas mediante inyecciones intravenosas e in-
traperitoneales, se producen daños importantes en el hígado, caracteri-

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zados por la destrucción de las estructuras celulares del hígado, pérdi-


da de estructura, incremento en el peso del hígado debido a hemorra-
gias intrahepáticas, shock, problemas cardiacos y muerte. Otros órganos
afectados son el riñón y los pulmones. El daño intestinal es causado por
el transporte de las microcistinas.
Para las microcistinas, la vía principal de acceso a las células es el
conductor de ácido biliar, que se encuentra en las células hepáticas y
también en el epitelio intestinal, aunque en menor grado. En el caso de
los vertebrados, una dosis letal de microcistina produce una necrosis
hepática que causa la muerte en pocas horas o días. La permeabilidad
de otras membranas celulares contra las microcistinas es aún contro-
versial. Posiblemente, los organismos análogos estructurales hidrofóbi-
cos pueden penetrar en algunos tipos de células sin necesidad del con-
ductor de ácido biliar. Se han publicado evidencias sobre la ruptura de
tejidos nasales incluso por la microcistina-LR, que es un análogo hidro-
fóbico común. Si bien generalmente la toxicidad por ingestión oral pre-
senta un grado de magnitud menor que la toxicidad por inyección in-
traperitoneal (I.P), en estos experimentos, la aplicación intranasal fue
tan tóxica como la inyección I.P y el daño que la microcistina causó a
las membranas intensificó la toxicidad de la anatoxina-a. Ésta es una
vía de ingestión importante en el caso de actividades deportivas acuáti-
cas que implican una posible inhalación del aerosol o gotas.
Fitzgeorge y otros demostraron que la toxicidad de la microcistina
es acumulativa: una dosis oral única no mostró ningún aumento en el
peso del hígado (que es una medición del daño hepático), mientras que
la misma dosis aplicada diariamente durante una semana incrementó
un 84 % el peso del hígado y, de esta manera, tuvo el mismo efecto que
una dosis oral única 16 veces mayor. Esto se puede deber al enlace cova-
lente irreversible de la microcistina a la fosfatasa de la proteína y al
consecuente daño potencial de la estructura celular.
La recuperación del hígado puede requerir el crecimiento de nuevas
células hepáticas. El daño hepático subagudo puede pasar desapercibido;
el hígado sólo muestra síntomas externos una vez que el daño es grave.
Las curvas agudas de dosis-respuesta de las microcistinas son pro-
nunciadas, por lo que un pequeño daño hepático agudo puede ocurrir

27 TOXINAS BACTERIANAS. MICROCISTINAS


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hasta producir niveles cercanos a la toxicidad aguda severa. Debido a la


falta de síntomas aparentes durante la exposición moderada, las perso-
nas no conscientes del riesgo pueden continuar la exposición.
Existen dos aspectos del daño hepático crónico producido por mi-
crocistinas: uno es la lesión progresiva del hígado; el otro es el potencial
para generar crecimientos de tumores. Si bien la actividad generadora
de tumores de las microcistinas está bien documentada, aún no se ha
demostrado que las microcistinas en sí sean cancerígenas. En estudios
realizados con ratas, la microcistina-LR pura fomentó la aparición de
focos y nódulos preneoplásticos en el hígado. Los estudios sobre el me-
canismo de toxicidad celular muestran que la microcistina interfiere
con la estructura y mitosis celular, lo cual permite explicar la actividad
generadora de tumores.
La vía más común de intoxicación por cianotoxinas en el hombre y
el ganado es el consumo de agua de bebida. Una vía que afecta en me-
nor grado es el uso de aguas en recreaciones en las que se encuentran
estas toxinas. La absorción a través de la piel no es común debido a que
difícilmente penetra membranas celulares. Algunas personas están ex-
puestas al consumir algunos tipos de algas.
En estudios realizados con ratones se inyectaban dosis no letales de mi-
crocistinas, las cuales eran transportadas por los ácidos biliares hasta el in-
testino y el hígado. El 70 % de la toxina se ubicaba rápidamente en el híga-
do. Microcystin-LR era excretada rápidamente, con el 75 % de la excreción
total produciéndose dentro de las 12 horas; el 24 %, dentro de los seis días.

EXPOSICIÓN A CORTO PLAZO

En estudios de laboratorio realizados con ratones se administraba dia-


riamente por vía oral microcystin-LR en cantidades de 40, 200 y
1.000 µg/kg de peso del cuerpo durante 13 semanas. A partir de
200 µg/kg comenzaron a verse cambios en el hígado, mientras que con la
dosis más alta todos los animales presentaban inflamaciones crónicas,
degeneración focal de los hepatocitos. En los machos, las transaminasas
se elevaron significativamente, mientras que la transferasa gamma glu-
tamil se vio reducida.

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En otro estudio con cerdos se administraron extractos de Microcys-


tis aeruginosa en el agua de bebida durante un período de 44 días, en
dosis equivalentes a microcistinas de 280, 800 y 1.310 µg/kg de peso del
cuerpo. No se observaron efectos para la dosis más baja, mientras que
en las dos dosis más altas se observaron lesiones en el hígado.

EXPOSICIÓN A LARGO PLAZO

Una dosis diaria oral de extracto de Microcystis aeruginosa (en dosis


equivalentes a microcistinas desde 750-12.000 µg de microcystin-YM
por Kg de peso del cuerpo) fue aplicada durante un año en ratones ob-
teniendo resultados en los casos de las concentraciones más altas de to-
xina. Se observó que en los ratones donde se aplicaban las dosis más al-
tas se incrementaba la mortalidad, se producían lesiones crónicas en el
hígado y había evidencia de formaciones tumorales, a pesar de que no
se detectó cáncer. Éste y otros estudios han establecido que el consumo
oral de agua con extractos de Microcystis actúa como promotor en la
formación de tumores.
La mayoría de los estudios existentes de toxicidad aguda con MCs
revelan que son toxinas primariamente hepatotóxicas en mamíferos y
peces, y se encuentran cambios en la estructura celular y alteraciones
bioquímicas séricas, indicadoras del daño hepático.
Se acepta que, a nivel subcelular, son inhibidores específicos de las
fosfatasas de proteína tipo 1 (PP1) y tipo 2A (PP2A), las cuales regulan
multitud de procesos biológicos.
Esta inhibición causa un aumento en la fosforilización de las prote-
ínas celulares que activa la cascada de las caspasas desencadenándose el
proceso de apoptosis con la consecuente muerte celular.
Las células diana de las MCs son fundamentalmente hepatocitos y
macrófagos, cuyo doble mecanismo de acción es el siguiente:

A. Inhibición de fosfatasas de proteínas. La mayoría de los hepa-


tocitos sufren una alteración de la estructura de los microtúbu-
los primero, posteriormente se afectan los filamentos interme-
dios y, por último, los microfilamentos.

29 TOXINAS BACTERIANAS. MICROCISTINAS


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B. Estimulación del metabolismo del ácido araquidónico. La MC-


LR produce una reducción significativa de la absorción y un
aumento de la liberación de ácido araquidónico, pudiendo pro-
vocar cambios en la estructura de la membrana celular y altera-
ciones en el transporte y metabolismo de los ácidos grasos.

NIVELES DE SEGURIDAD

Se ha determinado un NOAEL de 40 µg/Kg/día, basándose en las le-


siones histopatológicas hepáticas y alteraciones enzimáticas séricas ob-
servadas.
Se determinó una Ingesta Diaria Tolerable (IDT) de 0,44 µg/Kg/día
de MC-LR. Se determinó un LOAEL en cerdos de 100 µg/Kg/día de
MC-LR. La Organización Mundial de la Salud ha adoptado un valor
guía provisional de 1,0 µg/L de MC-LR en aguas de bebida.

30 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Toxinas protozoarias

INTOXICACIÓN PARALÍTICA POR BIVALVOS (PSP)

Periódicamente, por encima de los 30º de latitud Sur y Norte, apare-


cen en determinadas zonas marinas (costas de California, Japón, islas
Aleutianas, Sudáfrica, Florida, Nueva Zelanda, Galicia, Canal de la
Mancha, Golfo de México, etc.) las denominadas «mareas rojas», pur-
gas de mar o hematotalasia, que son un fenómeno originado por la
masiva multiplicación de microorganismos microscópicos del orden
de los dinoflagelados, existentes habitualmente en el plancton mari-
no y que son extremadamente tóxicos, transfiriendo dicha propiedad
al agua y a los bivalvos filtradores de agua y a los peces. Los bivalvos
(mejillón, almeja, etc.) se alimentan de las partículas en suspensión
en el agua y, al ser ingeridos por el hombre, dan lugar a trastornos
tóxicos.
Los dinoflagelados parece que tienen un ciclo de crecimiento y re-
producción anual, pero cuando se combinan una serie de factores, co-
mo temperatura adecuada, salinidad, luminosidad, pH del agua, etc.,
en unión con otros factores desconocidos, esta reproducción aumenta
desmesuradamente y aparecen invasiones en la zona, llegando a con-
centraciones de 20.000 algas/ml de agua.
La constancia más antigua que se tiene de estas purgas de mar es la
reseñada por Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, que refirió la «marea roja»
producida en 1530 en las costas de Florida, en la que se observó que los
peces morían a consecuencia de la coloración roja de las aguas. El pri-

31 TOXINAS PROTOZOARIAS
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mer caso de hematotalasia estudiado científicamente fue en 1927, cuan-


do se produjo una intoxicación de personas por comer mejillones reco-
gidos cerca de San Francisco, identificándose como organismo tóxico el
Gonyaulax catenella.
Aunque se conocen unas 1.200 especies de dinoflagelados, sólo se
consideran como tóxicas unas 8 ó 10, entre las que podemos citar Gon-
yalax catenella, G. tamarensis, G. acatenella, Ptychodiscus brevis, Gymno-
dinium beneficum, Pyrodinium phones y Prorocentrum minumum, v. ma-
riae-lebouriae. También se conoce otro dinotiagelado encontrado en el
Golfo de México, tóxico para los peces, pero no para los animales de
sangre caliente, el Gonyaulax monilata. Asimismo, se conoce una alga
verde azulada, el Aphanizomenon flos-aquae, que produce una toxina si-
milar a la de los Gonyaulax.
Estos dinoflagelados tóxicos son retenidos en el sifón y hepatopán-
creas de los moluscos, al filtrar éstos el agua, y sin que aparentemente
causen daño a dichos bivalvos, aunque sí pueden originar intoxicación
a sus consumidores. La cantidad de toxina existente en los moluscos
depende del número de microorganismos tóxicos existentes en el agua.
Al parecer, los moluscos llegan a ser tóxicos para el hombre cuando en
el agua existen al menos 200 células/ml; si el número de dinoflagelados
decrece en el agua, la tasa de toxina existente en los moluscos se reduce
en 1-2 semanas y llegan a ser inocuos; por ello pueden ser detoxicados en
las depuradoras.
La primera toxina descubierta en estos dinoflagelados se denomi-
nó, en 1964, saxitoxina, aunque anteriormente se designó como mitilo-
toxina, por haber sido aislada en el mejillón (Mytilus edulis). En la ac-
tualidad se conocen 12 toxinas con diferentes denominaciones. Todas
son una tetrahidropurina sustituida de carácter básico, capaz de formar
sales con ácidos minerales y que reacciona con compuestos nitroaromá-
ticos (dinitrofenol, nitrobenzoico), formando complejos coloreados, es
hidrosoluble y termostable, y no se elimina de los bivalvos por los pro-
cedimientos tecnológicos usuales (calentamiento, etc.).
La intoxicación por saxitoxina, además de originarse por ingestión
de bivalvos, puede producirse por ingestión de camarones o gambas de
arrecifes.

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La forma dihidroderivada obtenida de la saxitoxina por reducción


con hidrógeno no es tóxica, por lo que parece que la toxicidad de estas
toxinas depende de la existencia de un enlace insaturado, que se rompe
con el hidrógeno o el oxígeno, en solución alcalina. Por ello es estable a
pH de 5 o menor, siendo destruida en solución alcalina, si se expone al
oxígeno del aire.
Con respecto a la saxitoxina se han señalado diversas DL50 en va-
rios animales de sangre caliente. Por vía oral y expresada en mg/kg se
han indicado las siguientes:

Mono 0,367-0,727

Ratón 0,382

Gato 0,254

Rata 0,192

Perro 0,181

Conejo 0,181

Pichón 0,091

La intoxicación producida en el hombre por el consumo de bival-


vos tóxicos se ha denominado mitilointoxicación, aunque el nombre
más frecuente es el de «intoxicación paralítica por bivalvos», a causa de
su sintomatología.
Se considera que la acción de la saxitoxina sobre el organismo hu-
mano se produce principalmente sobre los nervios periféricos, con
algún efecto sobre el SNC, originándose la muerte por parálisis dia-
fragmática. Experimentalmente, se ha comprobado que la saxitoxina
bloquea la propagación del impulso nervioso en nervios y músculos es-
queléticos, sin despolarización, posiblemente por interferencia específi-
ca de la permeabilidad del sodio, ya que su acción consiste en bloquear
los canales de sodio, sin que afecte la permeabilidad del potasio y el clo-
ro a través de la membrana celular. Esta acción es muy similar a la de la
tetrodotoxina y la taricatoxina.
La sintomatología de la intoxicación paralítica por moluscos se ini-
cia a los pocos minutos de su ingestión (unos 10 minutos), con entume-
cimiento de labios, lengua y extremidades distales de los dedos. Al poco

33 TOXINAS PROTOZOARIAS
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tiempo, este entumecimiento va seguido de embotamiento táctil en


cuello, brazos y piernas, incoordinación muscular generalizada, sen-
sación de liviandad (como si se flotara en el aire), vértigo, languidez,
somnolencia, incoherencia de ideas y cefalalgia, sin pérdida de co-
nocimiento. Al progresar la intoxicación, aumentan la dificultad
respiratoria y la parálisis muscular, sobreviniendo la muerte por
parálisis respiratoria entre las 2-12 horas de haberse iniciado los
síntomas.
No se conoce ningún antídoto efectivo contra la intoxicación. El
tratamiento consiste en facilitar el vómito y realizar la respiración arti-
ficial durante varias horas, método con el que, en ocasiones, se pueden
alcanzar efectos positivos. Si el intoxicado sobrevive 24 horas, el pro-
nóstico es favorable, sin que se haya observado ningún efecto residual
en los supervivientes.
El límite tolerado en el consumo de bivalvos tóxicos es de
400 UM/100 g de mejillones desconchados: 80 µg.
La prevención de la intoxicación consiste en realizar ensayos perió-
dicos del agua del mar y los moluscos. En España, esto se realiza en el
período comprendido entre mayo y octubre, ya que es la época en que
más frecuentemente se presenta la hematotalasia.
En 1984, Davis responsabilizó de una marea roja producida en el
Golfo de México a un dinoflagelado, denominado Ptychodiscus brevis,
productor de una toxina que por entonces se denominó brevetoxina B,
causante de muertes de peces y trastornos tóxicos en el hombre cuando
es inhalada o ingerida al consumir bivalvos tóxicos.
La estructura química de la brevetoxina B fue establecida por Lin y
cols., en 1981, como un poliéter de fórmula reseñada. En la actualidad
se han individualizado en los extractos 10 toxinas, cuyas diferencias
químicas y nomenclatura son aún confusas, ya que los diferentes inves-
tigadores han denominado idénticas toxinas con nombres distintos; Ba-
den y Monde las denominan T, y Chou y Shimizu, GB.
Siguiendo a Nakanishi, presentan las siguientes diferencias, todas
ellas situadas en el C-42: los nombres colocados en la misma línea se
consideran compuestos idénticos; así, BTX-B, GB-2, T2, T34 y T47 son
todos idénticos con un grupo aldehído final; BTX-C contiene en su

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molécula un átomo de Cl; GB-3 y T17 contienen un grupo alcohólico y


se han correlacionado con GB-2 y T34 por reducción química; final-
mente, BTX-A y T46 tienen también un grupo aldehído, pero, al pare-
cer, tienen un esqueleto diferente.
La intoxicación en humanos ha sido señalada tras la ingestión de mo-
luscos crudos o cocidos, ya que las toxinas, además de liposolubles, son re-
sistentes al calor e incluso, como señalan Baden y Mende, cuando son in-
haladas moléculas, originan trastornos respiratorios de tipo irritativo.
Los síntomas de la intoxicación en el hombre están constituidos por
trastornos del sistema nervioso sensorial (parestesia de cara, garganta y
dedos, que incluso puede ser general; sensación de quemazón en muco-
sas; distorsión de la sensación de la temperatura corporal), del aparato
digestivo (dolor y retortijones abdominales, náuseas y diarrea) y del sis-
tema nervioso motor (pérdida de coordinación y/o equilibrio, convul-
siones, paro respiratorio y coma).
Aunque las personas intoxicadas no han acusado serios efectos car-
diovasculares, experimentalmente se han determinado en perros efec-
tos de las brevetoxinas sobre el corazón, representados por cambios en
el ritmo cardiaco y en la presión arterial.
El mecanismo de acción de las brevetoxinas a nivel neuromuscular
se explica actualmente por el hecho de que originan una despolariza-
ción de la membrana de la célula muscular, como resultado de un au-
mento de la permeabilidad a los iones Na, en arcas sináptica y no sináp-
tica, debido a la apertura de los canales de sodio, y a rebajar el potencial
de membrana.
Generalmente, la toxicidad de las mareas rojas originadas por el
Ptychodiscus brevis es detectada por la muerte de peces, ya que éstos son
más sensibles a las brevetoxinas que los mamíferos.

TOXINA PARALIZANTE DE LOS MOLUSCOS (PSP).


«MAREA ROJA»

Es producida por dinoflagelados del género Alexandrium, Gymnodi-


nium y Pyridinium.

35 TOXINAS PROTOZOARIAS
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Los dinoflagelados tienen la capacidad de enquistarse y depositarse


en el fondo marino cuando las condiciones ambientales son adversas.
Frente a condiciones favorables (temperatura del agua, luz, salinidad,
presencia de nutrientes) pierden su cobertura protectora y desarrollan
un ciclo reproductivo exponencial llamado «florecimiento».
Comúnmente este fenómeno se conoce como «marea roja» debido a
la discoloración del agua de mar donde se ha producido la multiplicación
del plancton. Sin embargo, no siempre las mareas rojas tóxicas están acom-
pañadas con la presencia de color en el agua y también se han reportado
casos de florecimientos de especies inocuas que producen discoloraciones.
Los moluscos alimentados de dinoflagelados tóxicos pueden retener
la toxina por períodos variables de tiempo, algunos son tóxicos durante
el florecimiento y otros durante muchos años. Los síntomas (según la
gravedad) pueden aparecer a los 20 ó 40 minutos de la ingestión, e inclu-
so en algunos casos 5 minutos después: parálisis periférica, sensación de
hormigueo, somnolencia, entumecimiento, movimientos voluntarios
con dificultad, ataxia e incoordinación, reflejos normales y mente clara,
vértigo, sensación constrictiva en garganta, andar tambaleante, cefalea,
aumento de la secreción salivar, taquicardia, sed intensa, ligera hipoter-
mia, visión borrosa, vómitos, diarrea, dolor abdominal. La muerte se
produce (12 horas) por parálisis respiratoria y colapso cardiovascular.

INTOXICACIÓN DIARREICA DE LOS MOLUSCOS (DSP)

Producida por dinoflagelados del género Dinophysis y Aurocentrum cu-


yos síntomas aparecen de 30 minutos a 12 horas después del consumo
de mariscos alimentados de algas tóxicas. Los pacientes tienen diarrea,
náuseas, vómitos, dolor abdominal y escalofríos. Las víctimas se recu-
peran dentro de los 3 - 4 días sin dejar secuelas.

INTOXICACIÓN NEUROTÓXICA DE LOS MARISCOS (NSP)

Producida por el dinoflagelado Ptychodiscus breve. Esta intoxicación


esta causada por las brevetoxinas, de las que han sido diferenciadas por

36 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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lo menos nueve tipos. Parece ser que las toxinas actúan fijándose a los
nervios y abriendo los canales de los iones de Na en circunstancias en
las que normalmente estarían cerrados, originando varios efectos neu-
rotóxicos en las personas.
Los síntomas aparecen poco después del consumo del marisco
tóxico y generalmente remiten en un plazo de horas, a lo sumo,
transcurridos unos pocos días. Consisten en hormigueo y entumeci-
miento de los labios, de la lengua, de la garganta y de la zona perio-
ral, dolores musculares, trastornos gastrointestinales y vértigo. En
esta intoxicación tampoco se han observado secuelas y raramente es
fatal.

INTOXICACIÓN AMNÉSICA DE LOS MARISCOS (ASP)

Es debida al ácido domoico, un aminoácido producido por la diatomea


Pseudonitzschia pungens.
A esta intoxicación se le denomina generalmente «intoxicación
por ácido domoico», ya que este ácido es la única toxina que se sabe
que está implicada. En dosis bajas, este compuesto originaría trastor-
nos gastroentéricos, pero en dosis más elevadas puede ocasionar una
lesión grave de las células cerebrales provocando síntomas neurológi-
cos que incluyen la pérdida de memoria. El ácido domoico interrum-
pe la transmisión neuroquímica normal en el cerebro fijándose a los
receptores de glutamato, hecho que causa la mayor excitación de las
neuronas y la rotura final de las células. Por esta razón, es una toxina
nociva que puede provocar la muerte cuando se ingiere en dosis
elevadas.
Los síntomas incluyen náuseas, vómitos, espasmos abdominales,
diarrea, cefalgia, anorexia, pérdida de equilibrio, vértigo y pérdida de
memoria. En la mayoría de los casos, los síntomas son benignos y des-
aparecen a las 24 horas, pero en algunos pacientes de edad avanzada los
efectos han persistido durante varios meses.

37 TOXINAS PROTOZOARIAS
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CIGUATERA

Es producida principalmente por el dinoflagelado Gambierdiscus toxicus.


Este dinoflagelado crece alrededor y en el interior de los arrecifes
tropicales de coral. El envenenamiento por ciguatera resulta de la in-
gestión de pescados de aguas tropicales o cálidas alimentados con este
dinoflagelado.
Los síntomas son gastrointestinales y neurológicos. Pueden durar
2 ó 3 días o persistir por semanas. La muerte puede producirse por co-
lapso nervioso.

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Toxinas fúngicas. Micotoxinas

La clasificación de los hongos ha sufrido notables cambios en las últi-


mas décadas. Tradicionalmente, los seres vivos se incluían en dos rei-
nos, Animal (estudiado por los zoólogos) y Vegetal (por los botánicos).
Los hongos pertenecían a este último, dentro del subreino Talobionta
(las talofitas, o plantas con talo). Se creía que descendían de algún gru-
po de las algas rojas (rodofíceas).
No obstante, los hongos constituyen un reino de seres vivos inde-
pendiente, el Reino Fungi o reino de los hongos. A diferencia de los
animales, que se nutren por ingestión, y de las plantas, que lo hacen por
fotosíntesis, los hongos obtienen su alimento por absorción y son hete-
rótrofos.

HONGOS SUPERIORES

PRINCIPALES TOXINAS DE HONGOS SUPERIORES Y MECANISMOS


DE TOXICIDAD

Los Basidiomycetes son la clase de hongos superiores con las toxinas


más relevantes desde el punto de vista clínico. Dentro de esta clase,
nos centraremos en las toxinas presentes en las setas, que son su
órgano reproductor. Existen toxinas de algunos géneros específi-
cos, especialmente tóxicas y peligrosas, que se detallan a conti-
nuación.

39 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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Género Amanita
El género de las Amanitas pertenece a la familia de las Amanitaceae y és-
ta al orden de los hymenomycetales. Éstos pertenecen a la clase de las
Basidiomycetes. El nombre de Amanita proviene del griego y significa
‘el rey de los hongos’.
Las Amanitaceae poseen aparato esporífero carnoso que se pudre
fácilmente después de madurar las esporas. Las láminas son membra-
nosas, blandas, pero no delicuescentes. La trama del himenófono es bi-
lateral. En este grupo se encuentran especies comestibles excelentes y
otras mortales. Pueden presentar numerosas toxinas que procederemos
a explicar sintéticamente.
Amanita muscaria y Amanita pantherina son hongos tóxicos pertene-
cientes a este género. La Amanita muscaria es también llamada mata-
moscas o falsa oronja y es común en toda España. Esta seta tiene un lla-
mativo color rojo escarlata con una cutícula brillante. La Amanita
pantherina tiene una cutícula color marrón dátil, carne blanca dulzaina
y de olor leve a rábano. También es común en toda España.

Amanita muscaria.

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Amanita pantherina.

1. Ácido iboténico y muscimol


Las toxinas principales de estas especies de Amanita son alcaloides deri-
vados isoxazólicos como el ácido iboténico, el muscimol y la mucazona.
El ácido iboténico afecta a los receptores del ácido glutámico y del mus-
cimol, el más potente, que actúan sobre los receptores del ácido gam-
ma-aminobutírico (GABA).
El principio activo de las especies de Amanita es el alcaloide ácido
iboténico, que se encuentra a elevadas concentraciones. Al secarse la se-
ta, se produce una descarboxilación convirtiéndose en muscimol, que
es el compuesto verdaderamente psicoactivo.
Otras especies de Amanitas con contenidos de ácido iboténico son:
Amanita cothurnata, Amanita gemmata, Amanita muscaria var. Alba,
Amanita muscaria var. Formosa, Amanita strobiliformis.

2. Amanitoxinas
Otro tipo de toxinas de este género son las propias de la Amanita pha-
lloides (oronja verde), que es la seta más peligrosa y la responsable de la

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Amanita phalloides.

mayoría de las intoxicaciones. Se caracteriza externamente por la vol-


va, que queda al pie del estilo, y el anillo, que queda como resto del ve-
lo parcial, alrededor del estilo. Es de color blanco amarillento o tiende
al verde aceituna oscuro.
También se encuentran en España la Amanita virosa, la Amanita
verna, la Amanita margitana y la Lepiota brunneomearnata.
Las toxinas que contienen estas setas se denominan amanitoxinas,
que se dividen a su vez en falotoxinas, falolisinas, virotoxinas y amato-
xinas, auténticas responsables de la intoxicación. La estructura quími-
ca de las falotoxinas y amanitoxinas es la de pépidos bicíclicos, hidroso-
lubles; las primeras están compuestas por siete aminoácidos, mientras
que las segundas lo están por ocho.
Las amatoxinas son una familia química de 9 miembros que se ca-
racteriza por poseer una estructura química común: un esqueleto bicí-
clico compuesto por ocho aminoácidos (ciclopéptido). Su peso molecu-

42 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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lar es de algo más de 900 daltons y las que se encuentran en mayor pro-
porción son las alfa (a) y beta (b) amanitina.
En un ejemplar adulto de A. phalloides (25 g de peso) existen entre
5 y 11 mg de amatoxinas, lo que supone de 200 a 400 µg por gramo de
seta fresca. Esta cantidad varía según el grado de maduración y es má-
xima en el ejemplar totalmente desarrollado.
La dosis letal para el ser humano es muy baja y se calcula en
0,1 mg/Kg de amatoxinas, lo que significa que un solo ejemplar de
20-30 g puede producir la muerte de un adulto previamente sano,
de no mediar el tratamiento adecuado.

Amanita verna.

Algunos autores separan las falotoxinas del grupo como un con-


junto diferente a las amanitoxinas y otros añaden tres toxinas más, que
denominan profaloina, falacina y falisacina. Estos autores señalan
que la diferencia existente entre falotoxinas y amanitoxinas es que,
además de la composición de aminoácidos, las falotoxinas son termolá-
biles a 70 ºC, mientras que las amanitoxinas son termorresistentes y,
además, se diferencian por reacciones de color y por su toxicidad:

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Falotoxinas Amanitoxinas

Dosis letal intraperitoneal


en ratón 2-1 mg/Kg 0,5-0,1 mg/Kg
Aldehido cinámico Azul Púrpura
Sulfato férrico Azul Verde ojiva
Ácido sulfanílico Amarillo Rojo

Experimentalmente, por vía intraperitoneal, se ha visto que las fa-


lotoxinas actúan inmediatamente, produciendo la muerte en 1 ó 2 ho-
ras, mientras que las amanitoxinas causan la muerte al cabo de unas
5 horas. Sin embargo, la a-amanitina es entre diez y veinte veces más
tóxica que las falotoxinas, a pesar de su acción más lenta.
Hay que señalar que se han encontrado otras tres amanitoxinas:
proamanulina, amanulina y ácido amanúlico, que son prácticamente
atóxicas, puesto que, como demostró Wieland, al eliminar el hidroxilo
del radical tercero, pierden su toxicidad.
Respecto a la a-amanitina, entre las especies animales experimenta-
les hay que destacar que el perro y el cobayo son los animales más sen-
sibles; les siguen en sensibilidad el ratón, la rata, que tolera unas 10 ve-
ces la dosis del ratón, y la rana y el sapo, que toleran, en peso vivo, 10
dosis más altas que la rata.
En 1975, Cotirtillot y Staron señalaron que las toxinas aisladas por
Wieland son fragmentos de moléculas producidos por los métodos de
extracción y separación. Consideraron que las moléculas originales se-
rían mayores y las denominaron miriamaninas, llamando miriafaloisi-
nas a las existentes en la Amanita phalloides y miriavirosinas a las de la
Amanita virosa.
Ahora bien, Faulstich y Cochet-Melhiac, citados por Piqueras en
1996, indican que estas toxinas no son exclusivas de las setas venenosas,
pues el champiñón y el rehozuelo contienen amanitinas en concentra-
ciones muy ínfimas, por lo que creen que estas sustancias tienen una
función de regulación del crecimiento en las setas.
Con respecto a la farmacocinética, las amatoxinas ingeridas se ab-
sorben a nivel intestinal prácticamente en su totalidad y, vía porta, al-
canzan el hígado y la circulación general. Una vez en el hígado son

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captadas rápidamente por los hepatocitos de forma directamente pro-


porcional a la concentración en el medio. Al mismo tiempo se establece
una eliminación biliar que es proporcional a la cantidad de amatoxina
captada por la célula hepática. Las toxinas que llegan al intestino pue-
den absorberse de nuevo. Queda constituido así un círculo entero-he-
pático de gran importancia en el mantenimiento de la intoxicación. Se
eliminan por la orina y las heces.
La amanitina puede ser detectada en sangre y orina hasta 48 y 66
horas después de la ingestión, respectivamente. La detección de la toxi-
na confirma el diagnóstico, pero su valor no se correlaciona con la ex-
tensión del daño hepático, incluso puede ser indetectable en el momen-
to de manifestarse éste.
La amatoxina se transporta activamente a través de la membrana
del hepatocito. Como síntesis, su acción citotóxica principal es conse-
cuencia de la unión con la enzima RNA polimerasa y por inhibir la sín-
tesis de RNA mensajero, lo que determina condensación de la cromati-
na nuclear y fragmentación del núcleo. Sus órganos diana son aquellos
que tienen una alta tasa de renovación celular (hígado, riñón y epitelio
del tubo digestivo).
Detalladamente, estos ciclopéptidos dan lugar a que en el orga-
nismo se originen una serie de perturbaciones metabólicas, ya
que se ha comprobado que los mecanismos de toxicidad son los si-
guientes:

1. Pérdida rápida de potasio en la célula hepática, cesando, por tan-


to, la producción de bilis. En compensación, se produce ingreso
de sodio y agua en la célula, y, por ello, aunque existe atrofia, el
hígado aumenta de tamaño.
2. Inhibición del RNA, cesando, por tanto, la síntesis proteica.
Esta inhibición se realiza no por inhibición del DNA, sino por
inhibición de la RNA-polimerasa II, uniéndose molécula a
molécula e impidiendo la formación del RNA aun en concen-
traciones muy bajas de toxinas. Se ha probado que el receptor
de la toxina en la enzima es una subunidad designada como
SB-3.

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3. Citólisis, con salida de enzimas lisosómicas de la célula hepática


(3-glucuronidasa, catepsina, fosfatasa ácida, ALT, AST, etc.) y la
consiguiente alteración del proceso enzimático, que produce dis-
minución del glucógeno hepático, hiperlipemia y acidosis por
aumento del ácido láctico y de cuerpos cetónicos (13-hidroxibu-
tírico y acetona), finalizando con hipoglucemia ante mortem.
3. Virotoxinas
Dentro del género Amanita se ha comprobado que la Amanita virosa con-
tiene unas toxinas heptapéptidas de características toxicológicas simila-
res a las falotoxinas, denominadas virotoxinas, que no son bicíclicas, sino
monocíclicas, y que es probable que sean derivadas de las falotoxinas.
4. Muscarina
La Amanita muscaria posee muscarina, aunque no en elevada concen-
tración. La muscarina es un alcaloide, cuya forma L es la más activa, de
acción marcadamente opuesta a la atropina, con parentesco químico
con la colina y con varios isómeros. Por ello se observa que los insectici-
das organofosforados y carbamatos aumentan su toxicidad. Así, el
muscimol que existe en A. muscaria agudiza el síndrome, al tratarse és-
te de un insecticida.

Amanita virosa.

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Género Psilocybe
Existen alrededor de cien especies de hongos que contienen psiloci-
bina y/o psilocina, que son alcaloides tóxicos. En su mayoría pertene-
cen al género Psilocybe, pero también pertenecen a otros como
Conocybe, Inocybe, Copelandia, Panaeolus, Gymnopoulos y Pluteus,
entre otros.
Actualmente es uno de los géneros más utilizados como droga re-
creacional, así, se consumen, desecadas en busca de su efecto alucinato-
rio. Esto es debido en parte al auge que ha tenido en la última década el
cultivo de estos hongos, especialmente de la especie Psilocybe [Stropha-
ria] cubensis.
Otra seta de este género que también posee este tipo de toxinas alu-
cinatorias es la Psilocibe semilanceata. Ésta posee un sombrero acampa-
nado y crece en los pastos y márgenes de los senderos. Suele consumir-
se más frecuentemente en Estados Unidos que en Europa.

Psilocybe semilanceata.

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Inocybe fastigiata. (Foto: Departamento de Salud de Cataluña.)

Clitocybe dealbata.

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Clitocybe olearia.

Los efectos farmacológicos del Psilocibe semilanceata comienzan al


transformarse por desfosforilización la psilocibina en psilocina durante
la digestión. Muchos consumidores consideran a estas sustancias menos
peligrosas que el dietilamida del ácido lisérgico (LSD) y por ello se está
incrementando su consumo como droga.
La psilocibina y la psilocina son dos substancias derivadas del anillo
indol y son las responsables de la actividad alucinógena de estos hon-
gos. Recientemente se han descubierto otras dos substancias emparen-
tadas con aquellas: la baeocistina y norbaeocistina. Son químicamente
semejantes a los alcaloides hidrosolubles del cornezuelo del centeno,
todas ellas derivadas de la 4-hidroxi-N-metil-triptamina. Su mecanis-
mo de acción no está plenamente aclarado, aunque se sabe que actúan
como falsos neurotransmisores.
Las propiedades farmacológicas de la psilocibina no pasaron de-
sapercibidas para un sector de psicoterapeutas que, en la década de los
sesenta, escogieron esta sustancia frente al LSD debido a su baja toxici-
dad, la menor duración de sus efectos y una mayor facilidad en la dosi-
ficación. Investigadores como H. Leuner y M. Hausner utilizaron la
psilocibina en el tratamiento de la neurosis y otros trastornos mentales.

49 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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Tras la síntesis de la psilocibina, un ayudante de Albert Hofmann,


F. Troxler, descubrió en 1959 el Visken, un agente hipotensor desarro-
llado a partir de ésta. La situación ilegal de estas sustancias ha impedi-
do el desarrollo de nuevas investigaciones. Sólo en contadas excepcio-
nes se ha autorizado el uso de este tipo de sustancias, como ocurrió en
Suiza entre 1988 y 1993.

Género Gyromitra
La Gyromitra esculenta es conocida como la giromitra comestible. Apa-
rece en la Sierra de Guadarrama de la Comunidad de Madrid, en bos-
ques de pinos. Su sombrero recuerda a la masa encefálica.
Como hemos señalado, es una seta considerada comestible y muy
apreciada en algunas comarcas pirenaicas, pero que consumida fresca
o poco cocida es muy tóxica, incluso puede llegar a ser mortal. Por
tanto, sólo se debe consumir en pequeñas cantidades, después de de-
jarlas secar bien y cocerlas repetidamente tirando el agua de la prime-
ra cocción.

Gyromitra esculenta. (Foto: Departamento de Salud de Cataluña.)

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El principal tóxico que contiene la Gyromitra esculenta es la giromi-


trina, que es la metil-etil-hidrazina. Ésta es volátil y por eso muy tóxica
en solución acuosa o vapor. Asimismo, es termolábil, y ésta es la expli-
cación de que el cuadro tóxico relacionado se desencadena sólo si se to-
man las setas crudas.
La giromitrina se hidroliza en el estómago formando N-metil-N-
formilhidrazina y N-metilhidrazina o monometilhirazina. Esta última
se une a la piridoxina (vitamina B6) e interfiere con los coenzimas que
la precisan como cofactor, determinando en el sistema nervioso central la
disminución del GABA. Debido a esto, se producen las convulsiones.
En el hígado la N-metil-N-formilhidrazina bloquea la actividad
del sistema enzimático P450 y otros sistemas enzimáticos causando he-
patonecrosis. Tiene actividad hemolítica y cancerígena demostrada en
el hígado del hámster.
Otras hidrazinas presentes también en G. esculenta pueden hidroli-
zarse en condiciones ácidas (estómago) a N-metil-N-formilhidrazina y
el potencial carcinógeno de las mismas aumenta.

Género Cortinarius
Algunas setas del grupo de los Cortinarius son muy tóxicas, incluso
pueden resultar mortales. Afortunadamente son poco abundantes y di-
fíciles de confundir con setas comestibles de uso habitual. Crecen en
bosques de árboles de hoja caduca o de pinos, según las especies.
El Cortinarius orellanus aparece en otoño en dichos bosques de
frondosas, entre el musgo. Es una seta muy rara en la Comunidad
de Madrid.
A partir del año 1952 empieza a conocerse la toxicidad de este gé-
nero, y en los últimos años se han descrito las dos toxinas principales
implicadas: la orellanina y la cortinarina A y B. La orellanina es un de-
rivado biperidinico que tiene un efecto tóxico sobre las células del epi-
telio renal. Es resistente a la cocción y presenta fluorescencia azul a la
luz ultravioleta. Cuando pierde un átomo de oxígeno ligado a nitróge-
no se transforma en la orellinina que también es tóxica. Cuando pierde
los dos oxígenos se transforma en orellina, que no es tóxica.

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Cortinarius orellanus.

Género Paxillus
El principal representante de este grupo es el Paxillus involutus. Se ha
identificado la toxina paxilina, que, de darse un efecto acumulativo,
provocaría una reacción alérgica.
Por último, señalaremos algunos aspectos de interés sobre el exa-
men de la seta. La inspección de la seta desde el punto de vista toxi-
cológico persigue dos fines: establecer la especie botánica para deter-
minar si es o no comestible y valorar sus condiciones higiénicas. Para
ello se deben tomar una serie de precauciones al recoger una seta: no
destrozar estructuras significativas para la identificación, anotar el
color inicial y los cambios en el mismo, conservar el espécimen en
papel encerado —no en imaterial de plástico— y mantenerlo refri-
gerado.
En términos generales, no absolutos, los expertos micólogos consi-
deran que las setas comestibles son blancas, blancogrisáceas o
blancoamarillentas, aromáticas, de sabor y olor fresco o inodoros, de
pedículo compacto al corte, macizo, carnoso y sin huecos ni fístulas.
Asimismo, recomiendan no consumir setas que tengan las siguientes
propiedades:

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Paxillus involutus.

1. Volva con láminas amarillas y anillo de color blanco, amarillo o


verdoso (son características del género Amanita).
2. Setas pequeñas o medianas (5 cm de diámetro) con láminas
blancas (son características del género Lepiota).
3. Setas de muy pequeño porte (1 cm de diámetro) de madera (pro-
pio del género Galerina) o que crezcan en las praderas (género
Psilocybe).

EPIDEMIOLOGÍA DE LAS INTOXICACIONES ORIGINADAS POR SETAS

Las intoxicaciones por setas o mimetismo constituyen el grupo más nu-


meroso de las intoxicaciones por vegetales, aunque con importantes va-
riaciones regionales. Debido a su contenido en albuminoides (3-10 %) o
su aroma o sabor, los hongos superiores son muy apetecibles desde muy
antiguo para el hombre y algunos animales, en todas las zonas y países.
La recolección y consumo de setas silvestres produce un notable
número de intoxicaciones accidentales. Tienen distribución esta-

53 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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cional siendo más frecuentes, como es lógico, en las épocas en que


las setas abundan (otoño y primavera). Con frecuencia se trata de
una intoxicación colectiva, pero la intensidad de los síntomas es
variable.
En general, puede esperarse una incidencia de 5-10 casos por millón
de habitantes y año, es decir, de 200 a 400 casos/año en España. Dentro de
España son especialmente frecuentes en regiones como Cataluña y
el País Vasco, ya que en el norte de España abundan especies como las
causantes del síndrome hemolítico. Aproximadamente, la mitad de es-
tas intoxicaciones no llegan a ser tratadas en hospitales. La otra mitad,
cuyos síntomas son lo bastante alarmantes como para motivar el trasla-
do del paciente a urgencias, de acuerdo con nuestra experiencia, se dis-
tribuyen de la forma siguiente:

1. Un 40 % son formas graves (tipo Amanita phalloides), con una


mortalidad que se sitúa en la actualidad alrededor del 10 %.
2. Un 50 % son gastroenteritis, más o menos severas, que en gene-
ral se solucionan sin complicaciones en un par de días.
3. El 10 % restante son diversos tipos de intoxicaciones, en general
de escasa gravedad.

En realidad, aunque ya se ha comentado que sólo 100 especies de


hongos superiores son tóxicos en la península Ibérica, las especies de se-
tas mortales pueden llegar a ser muy abundantes si las condiciones son
favorables. No es exagerado afirmar que, ciertos otoños, una de cada
diez setas que se encuentran en encinares, hayedos y castañares corres-
ponden a Amanita Phalloides, una seta mortal y hasta hace poco sin tra-
tamiento alguno.
Existen especies tóxicas de setas que no se encuentran en España y
por ello hay cuadros tóxicos que no se suelen ver en los servicios médi-
cos de nuestro país, como es el caso del síndrome orellánico y el aluci-
natorio.
La confusión y la ignorancia suelen ser las causas por las que ocu-
rren en su génesis estas intoxicaciones, incluso entre los expertos. Pode-
mos citar en su etiología los siguientes factores:

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1. Gran número de especies comestibles no tóxicas con morfología


similar.
2. Cambio de las características morfológicas a causa de las condi-
ciones de crecimiento ambientales o nutricionales.
3. Variabilidad de la respuesta tóxica de los individuos (estado de
salud, cantidad de toxina presente, etc.).
4. Condiciones de preparación o cocinado.
5. Confianza en técnicas populares de diferenciación.

CUADROS CLÍNICOS ORIGINADOS POR INTOXICACIONES POR SETAS:


MIMETISMO

Las intoxicaciones por consumo de setas tóxicas o mimetismo se han


clasificado de diversas maneras, de acuerdo con parámetros muy varia-
dos. A partir de las primeras décadas del siglo XX se comenzaron a cla-
sificar en dos grandes grupos, basados en el tiempo libre de síntomas
que transcurre desde el momento de la ingestión hasta la aparición de
las primeras molestias. A este tiempo libre de síntomas se le llama la-
tencia. Este modo de clasificación se ha demostrado sumamente útil, y
sigue siendo válido en la actualidad.
Se considera, en general, que el período de latencia es corto cuando
es menor de dos horas, y largo si es mayor de seis horas, aunque estos
tiempos no se pueden considerar límites absolutos.

A. Intoxicaciones con período de latencia corto: suelen ser intoxicacio-


nes leves.
– Síndrome micoatropínico por toxinas derivadas del isoxazol
(ácido iboténico y muscimol).
– Síndrome muscarínico por toxina muscarínica.
– Síndrome gastroenterítico por toxinas irritantes gastrointesti-
nales.
– Síndrome alucinatorio por toxinas con efecto alucinógeno.
– Síndrome copriniano por toxina tipo disulfirán.
– Síndrome hemolítico.

55 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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B. Intoxicaciones con período de latencia largo: suelen ser intoxicacio-


nes graves, debidas a toxinas que tras ser absorbidas lesionan di-
rectamente células de órganos vitales.
– Síndrome faloidiano por toxinas ciclopeptídicas.
– Síndrome giromitriano por metametilhidracinas.
– Síndrome orellánico o cortinarius.
En su diagnóstico son fundamentales el antecedente de la ingesta,
la clínica y la identificación de la seta, lo cual no siempre es sencillo. Pa-
ra la identificación botánica de la especie causante de la intoxicación, se
precisa la colaboración del paciente y un micólogo experto.
En pocas ocasiones podemos disponer de estudios analíticos clíni-
cos para detectar la toxina.

Intoxicaciones con período de latencia corto

1. Síndrome micoatropínico
La Amanita muscaria y la Amanita pantherina suelen ser las setas res-
ponsables.
Como ya se ha mencionado, los tóxicos responsables son el ácido
iboténico y el muscimol, que actúan en el sistema nervioso por medio
del ácido gamma-aminobutírico (GABA), asociándose además acción
anticolinérgica.
Es la llamada «borrachera por setas». Los síntomas se inician alre-
dedor de los 30 minutos de la ingesta con mareo, ataxia, alteraciones de
la percepción del tamaño y tiempo y alucinaciones. Menos frecuente es la
aparición de síndrome anticolinérgico, con taquicardia, hiperten-
sión, fiebre, sequedad de piel y mucosas, midriasis, etc. Los síntomas
son autolimitados en 3 ó 4 horas.
El tratamiento, excepto las medidas de descontaminación digestiva
como el carbón activado, no suele ser preciso; únicamente se vigila la
evolución de los síntomas hasta su resolución.

2. Síndrome muscarínico
Está producido por setas con gran contenido en muscarina, como nu-
merosos Inocybe (I. fastigiata, I. patoullardii, etc.) y algunos pequeños

56 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Clitocybe blancos (C. rivulosa y C. dealvata). En nuestro medio son fre-


cuentes algunas especies de Inocybe, especialmente I. patoullardii y fasti-
giata en pinares de tipo mediterráneo, que suelen ser recolectados por
confusión con pequeños Tricholoma comestibles, como las negrillas o
ratones (catalán: fredolics; vasco: ziza arre), que medran precisamente
en ese hábitat. A estos Inocybe se les designa a veces como «brujas». La
Amanita muscaria, a pesar de su nombre, sólo contiene pequeñas canti-
dades de este producto.
El cuadro clínico del síndrome colinérgico o muscarínico es:
aumento de las secreciones (sialorrea, broncorrea, lagrimeo, sudora-
ción), incremento del peristaltismo intestinal (vómitos, diarrea, dolor
abdominal), broncoespasmo, bradicardia, miosis y fasciculaciones mus-
culares. Los síntomas se inician a los 30 minutos y duran de 6 a 12
horas.
El tratamiento, además del carbón activado, es sintomático. En los
casos en que las pérdidas de fluidos sean elevadas puede ser necesaria la
rehidratación parenteral. En los casos severos, el antígeno es la atropina
como tratamiento de la bradicardia y la hipotensión que no responda a
la reposición de líquidos. La atropina también contribuye a la mejoría
de los restantes síntomas. En los casos de broncoespasmo, están indica-
dos los beta-estimulantes inhalados.

3. Síndrome gastroenterítico
Es sin duda la forma de presentación más frecuente (más del 50 %).
Puede ser desencadenado por múltiples variedades de setas que con-
tienen productos irritantes. Las especies responsables pertenecen a di-
versos géneros: Lactarius, Russula, Boletus, Tricholoma, Entoloma, Cli-
tocybe, Onphalotus, Scleroderma, Agaricus, Clorophillum, Hebeloma,
Nematoloma y otros.
La clínica consiste en vómitos, diarrea generalmente acuosa, menos
frecuente con sangre, y dolor abdominal iniciado 1 ó 2 horas después de
haber comido las setas. El cuadro suele ser moderado; en los casos seve-
ros puede causar deshidratación.
El tratamiento no suele ser necesario salvo si hay datos de deshi-
dratación; entonces se precisará reposición de agua y electrolitos. En los

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casos en que el inicio sea más tardío hay que sospechar la posibilidad de
intoxicación por Amanita phalloides.

4. Síndrome alucinatorio
Son cuadros infrecuentes en nuestro medio porque las setas responsa-
bles (setas de género Psilocybe) no crecen en España. Como se ha men-
cionado, se suelen consumir setas desecadas buscando su efecto aluci-
natorio. Sus tóxicos son la psilocibina o psilocina, con efectos similares a
la dietilamida de ácido lisérgico (LSD).
Los síntomas se inician a las 2 horas de la ingesta con sensación de
euforia, alteraciones de la percepción del tiempo, distorsiones visuales
y alucinaciones. Pueden aparecer ataques de pánico. Son infrecuen-
tes síntomas somáticos como taquicardia, hipertensión, fiebre o con-
vulsiones.
El efecto desaparece en 4 ó 6 horas, pero pueden reaparecer hasta 4
meses después de la ingestión (fenómeno flashback).
La intoxicación en niños es más severa, cursa con fiebre alta, con-
vulsiones intermitentes y puede terminar fatalmente.
El tratamiento no suele ser necesario, únicamente reposo en medio
tranquilo con pocos estímulos visuales. Se pueden administrar benzo-
diacepinas si es necesario sedación o si aparecen convulsiones.

5. Síndrome copriniano
Producido por setas de género Coprinus, como Coprinus atramentarius
que contienen coprina, químicamente semejante al disulfiran. La co-
prina inhibe a la enzima alcohol deshidrogenada y el efecto se inicia a
las 2 horas de la ingesta, pudiendo persistir hasta 3 días.
La clínica se desencadena sólo cuando se ingiere alcohol durante el
período referido, pero no si se toma al mismo tiempo que las setas. Pro-
duce enrojecimiento, sudoración, cefalea, taquicardia, náuseas y vómi-
tos y, en los casos graves, hipotensión.
El tratamiento no suele ser necesario más que cuando se produce
hipotensión, que habitualmente responde al aporte de líquidos intrave-
nosos, aunque en algunos casos puede precisar de drogas vasoactivas
como la noradrenalina.

58 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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6. Síndrome hemolítico
La hemólisis por consumo de setas puede ser de dos tipos. En ocasiones
se trata del consumo de Ascomycetes crudos o poco cocinados, en cuyo
caso, por la presencia de proteínas hemolizantes termolábiles, puede
producirse una discreta hemólisis. Las proteínas hemolizantes o hemo-
lisinas también se encuentran en los géneros Helvella, Sarcosphaera,
Peziza, Morchella y Mitrophora. Las más conocidas son las colmenillas,
setas primaverales de gran valor gastronómico.
Existe, sin embargo, una grave forma de hemólisis mediada por
complejos inmunes que se produce en algunas personas al consumir de
forma repetida la seta Paxillus involutus.
El cuadro consiste en una hemólisis, en general leve, que puede pa-
sar desapercibida o notada únicamente por la aparición de orina oscura
durante algunos días. En los casos graves muy raros puede aparecer
lumbalgia, anemia severa e insuficiencia renal.
El tratamiento, si se precisa, no difiere del de cualquier otro a causa
de hemólisis.

Intoxicaciones con período de latencia largo

1. Síndrome faloidiano
El síndrome faloidiano o ciclopeptídico es el más importante toxicoló-
gicamente. Pueden sufrirlo el hombre, los rumiantes (principalmente
los caprinos) y a veces el cerdo; experimentalmente se reproduce con
facilidad en el perro. Se ha observado que el conejo es resistente por su
gran capacidad de hidrolizar las toxinas responsables.
Este síndrome está causado por la ingestión de algunas setas de los
géneros Amanita (A. phalloides, A. verna, A. virosa), Galerina y Lepiota.
Estas especies son responsables del mayor porcentaje de las muertes
causadas por envenenamiento con setas. Las toxinas ciclopeptídicas, fa-
lotoxinas y amatoxinas (de potencia tóxica y mecanismo de acción dife-
rentes) dan lugar al síndrome faloidiano.
El síndrome puede oscilar entre un cuadro reversible o la muerte
del paciente. La sintomatología se inicia frecuentemente como una

59 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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severa gastroenteritis con deshidratación e hipoglucemia (fase I), de


6 a 24 horas después de la ingestión, con una duración de 12 horas. La
fase II se caracteriza por su escasa sintomatología, pero en la que ya
se inician las alteraciones analíticas de la lesión hepática. La fase III se
caracteriza por hepatitis de intensidad variable pudiendo llegar a
fallo hepático severo, insuficiencia renal y, aunque es más raro, puede
existir pancreatitis y causar la muerte (mortalidad 20-30 %) entre
2 y 6 días.
Si se produce la recuperación (fase IV), ésta puede ser completa pe-
ro también pueden quedar lesiones hepáticas crónicas (hepatitis crónica
activa, anticuerpos músculo liso y crioglobulinas).
La hipoglucemia severa puede verse tanto en la fase I como en la
fase III, causada posiblemente por fallo hepático más alteraciones en-
docrinológicas. Puede ser causa de muerte.
El diagnóstico se puede realizar por identificación de la seta y de-
terminación de amatoxina en plasma o en orina, si bien no es una técni-
ca habitualmente disponible en los laboratorios clínicos.
En 1988, en el Hospital Clínico de Barcelona se describió la muerte
de un varón de 14 años que ingirió Amanita phalloides. El paciente pre-
sentó una insuficiencia hepática aguda, coagulación intravascular dise-
minada e hipoxemia refractaria. La muerte acaeció al noveno día tras
la ingestión de las setas. En la autopsia realizada se reveló que existió
trombosis venosa mesentérica, necrosis hepática masiva y hemorragia
pulmonar alveola.
En el Hospital de Vall d’Hebron en Barcelona, en 1989, Piqueras
describe en una revisión médica cómo enfocar el tratamiento frente a
los síndromes hepatotóxicos causados por Amanita, Lepiota y Galeri-
ta. En resumen, apunta a las medidas sintomáticas y de soporte, la
eliminación y extracción de las toxinas y la posibilidad del uso de an-
tídotos.
Para el tratamiento de este tipo de intoxicación, en la misma
A. phaIloides, se ha encontrado una sustancia antagonista de la faloidina,
llamada antamanida, que es un ciclopéptido de diez aminoácidos que
reduce el daño de la membrana celular por acción competitiva en for-
ma preventiva (1 ó 2 horas antes).

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Al no existir un antídoto antagónico eficaz una vez ingerida la seta,


el tratamiento vendrá condicionado por la fase clínica en el momento
del diagnóstico y la expresividad del cuadro.
Una vez que ya se ha producido la ingestión, en la fase inicial del
cuadro, se debe conseguir eliminar la Amanita del tracto gastrointestinal
mediante emesis, si la ingesta es muy reciente, y lavado por sonda naso-
gástrica. La administración de carbón activado en dosis repetidas
(20-50 g/2-4 h, durante 36-48 horas) es una medida razonable aunque no
está demostrada su eficacia de forma clara. Además, desde el inicio se han
de aplicar la penicilina G y la silimarina, que explicamos posteriormente.
En el tratamiento de la fase de gastroenteritis es fundamental la re-
posición de agua y electrolitos, con especial vigilancia para la correc-
ción de la hipoglucemia si se presenta. Posteriormente, debe mantener-
se monitorización de los enzimas hepáticos, factores de coagulación y
la aparición de clínica de insuficiencia hepática, cuyo manejo no difiere
al de la insuficiencia hepática por otras causas.
Al mismo tiempo, se deben tomar medidas encaminadas a elimi-
nar la toxina, forzando la diuresis con furosemida o manitol para man-
tener una diuresis de 150-200 ml/h, con lo que se logra eliminar el
60-80 % de la amanitina en las primeras 2 horas.
La decisión de emplear métodos de detoxificación no debe estar
basada en las concentraciones séricas de la toxina, ya que existen múlti-
ples publicaciones que señalan que éstas no se correlacionan con la gra-
vedad de la intoxicación. Entre estas medidas terapéuticas cabe citar las
técnicas de depuración extracorpórea, como la hemodiálisis con cartu-
chos de carbón activado, la plasmaféresis y, recientemente, el MARS.
El MARS consiste en un sistema estándar de hemodiálisis o de he-
mofiltración venovenosa continua al que se adapta un circuito interme-
dio con albúmina humana a concentraciones del 10-20 %, combinado
con una membrana de alta selectividad. Este sistema permite la detoxifi-
cación selectiva, tanto de productos tóxicos ligados a la albúmina como
de sustancias hidrosolubles (urea, creatinina, mercaptanos, indoles,
fenoles, bilirrubina…). La plasmaféresis tiene la ventaja, sobre la hemo-
diálisis, de eliminar de la circulación sistémica las toxinas ligadas a pro-
teínas junto con factores inmunomoduladores y metabolitos tóxicos en-

61 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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dógenos que se producen como consecuencia del daño celular inducido


por la a-amanitina. Esto se lleva a cabo de forma óptima con el MARS.
El resultado de la plasmaféresis convencional mejora cuando se re-
aliza en las primeras 36 horas tras la ingesta, aunque también es útil en
fases posteriores, especialmente en casos de fallo hepático fulminante.
Las medidas farmacológicas recomendadas por todas las fuentes
consultadas son la penicilina G y la silimarina entre 3 y 5 días, si bien
tampoco está demostrada de forma rotunda su eficacia.
La penicilina G parece ser que desplaza a la amanitina de su unión
a las proteínas plasmáticas, permitiendo su eliminación renal. Se reco-
mienda administrar 0,3-1 MU/Kg/día de penicilina G en perfusión
continua.
La silimarina es un compuesto existente en el cardo mariano, Syli-
bum marialzum, que inhibe la incorporación de toxinas al hepatocito y,
además, según se afirma, antagoniza con ellas, estimulando la síntesis
del ácido ribonucleico. La silibinina es la preparación hidrosoluble de
la silimarina. La similarina se administra de 20-50 mg/Kg/día, reparti-
dos en cuatro dosis, en perfusión de 2 horas.
El ácido tióctico, que fue propuesto en 1958 en Checoslovaquia, ac-
túa como coenzima en la descarboxilación de los a-cetoácidos y está im-
plicado en la oxidación del ácido pirúvico a acetil-coenzima A. Aunque
no está perfectamente comprobada su eficacia, se encuentra aprobado
por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos para
uso en emergencias.
El citocromo C, en estudios experimentales, es capaz de con-
trarrestar los efectos de la a-amanitina en ratones hembra, mientras
que su acción es nula en ratones macho y ratas de ambos sexos.
El transplante hepático puede considerarse parte del tratamiento
en las situaciones graves, si bien no están definidas las condiciones para
sentar esta indicación. En general, el trasplante hepático debe reservar-
se a los pacientes en los que aparezca un fallo hepático fulminante, da-
do el mal pronóstico y la práctica nula recuperación con tratamiento
médico convencional al llegar a esta situación clínica.
Por tratarse del mismo síndrome ocurrido tras la ingesta de setas
del género Lepiota a finales de los años ochenta en Murcia, detallamos a

62 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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continuación la evolución clínica de los diez casos registrados por los


equipos del Dr. Parra y del Dr. Ramírez. Estuvieron implicadas en este
síndrome ciclopéptido Lepiota helveola (siete casos) y Lepiota brunne-
oincarnata (tres casos). De las diez víctimas, cinco se recuperaron com-
pletamente tras la fase gastrointestinal y otras cinco continuaron con el
cuadro de afectación hepática. En dos pacientes la función hepática
volvió a la normalidad tras 7 días de evolución desde la ingesta de las
setas. En tres pacientes aconteció una hepatitis fulminante que se com-
plicó hasta la muerte en dos casos que presentaron síndrome de distréss
respiratorio. El paciente que no falleció tras la hepatitis fulminante
presentó hepatitis crónica activa una año más tarde. Como detalle de
aparición crónica, cinco pacientes desarrollaron una polineuropatía
mixta tras el cuadro.
Finalmente, diversos grupos de expertos denotan la falta de una inves-
tigación seria sobre la eficacia, en series grandes, de cada uno de los posibles
tratamientos frente al síndrome faloidiano ocasionado por estas especies.

2. Síndrome giromitriano
Es prácticamente desconocido en nuestro medio ya que, al haberse exten-
dido de forma universal la costumbre de desecar las giromitras antes de
su consumo, podemos considerarlo una eventualidad excepcional. Está
causado por la Gyromitra esculenta, que contiene giromitrina como tóxico.
La sintomatología se inicia a las 6-8 horas de la ingestión, caracteri-
zada por cuadro de gastroenteritis que puede ser severa y causar deshi-
dratación junto con síntomas neurológicos: mareo y cefalea, que en los
casos leves o moderados persisten durante algunos días.
En las intoxicaciones severas pueden aparecer convulsiones. En los
casos graves a esto se suma la necrosis hepática, cuya clínica aparece al
tercer día de la ingestión de las setas y puede ser mortal. La hipogluce-
mia puede aparecer tanto en la fase inicial de la gastroenteritis como en
la de afectación hepática.
Para el tratamiento, la descontaminación del tracto gastrointestinal
no suele poderse llevar a cabo debido al tiempo transcurrido cuando se
inician los síntomas. El tratamiento en la fase inicial consiste en la repo-
sición de agua y electrolitos y la corrección de la glucemia.

63 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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Es necesaria la monitorización tanto de los enzimas hepáticos co-


mo de los factores de coagulación y la clínica de insuficiencia hepática
en los días siguientes. El manejo de la insuficiencia hepática no difiere
del de otras etiologías.
Los síntomas neurológicos responden al tratamiento con piridoxi-
na a dosis elevadas. Sin embargo, la piridoxina no modifica el curso de
la lesión hepática.

3. Síndrome orellánico
Es causado por la orellanina y ortinarina, compuestos nefrotóxicos de
algunas especies del género Cortinarius (C. orellanus, C. specosissimus y
C. gentilis). Como ya hemos revisado, las toxinas son termoestables y el
mecanismo de acción, si bien mediado por daño renal, no es totalmente
conocido.
Los síntomas iniciales son un cuadro de gastroenteritis que se inicia
unas horas después de la ingesta y puede persistir de 2 a 4 días. Los sín-
tomas de fracaso renal oligúrico o poliúrico aparecen entre 3 y 20 días
después.
El tratamiento es la rehidratación y corrección electrolítica en la
fase inicial y el tratamiento del fracaso renal en la tardía. En el 50 %
de los casos la función renal se recupera, pero en los casos más com-
plejos y graves se precisa hemodiálisis. Puede aparecer tras un
cuadro de nefritis tubulointersticial aguda una nefritis intersticial
crónica.

HONGOS INFERIORES

PRINCIPALES MICOTOXINAS DE HONGOS INFERIORES


Y MECANISMOS DE TOXICIDAD

La FAO define a las micotoxinas como metabolitos de hongos que pro-


vocan cambios patológicos tanto en seres humanos como animales. El
concepto de micotoxicosis se refiere a los síndromes de la toxicidad re-
sultante de la absorción de micotoxinas.

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Las presencia de micotoxinas en niveles superiores a los tolerables


representa una amenaza para la inocuidad de los alimentos y un riesgo
importante en salud alimentaria. No obstante, la posible toxicidad cró-
nica de muchas micotoxinas (aflatoxinas, ocratoxinas, fumonisinas o
zearalenona, entre otras) en bajas dosis suele suscitar mayor preocupa-
ción que la toxicidad aguda.
Desde el punto de vista toxicológico, interesan las micotoxinas, más
que los hongos productores, y los factores que pueden afectar a su capa-
cidad de producción, porque la presencia del hongo no indica necesa-
riamente producción de una micotoxina específica.
El carácter distintivo entre las micosis y las toxicosis ligadas a hon-
gos es que estas últimas no son contagiosas ni infecciosas. Sin embargo,
ciertos hongos (A. fumígatus, A. Versicolo) pueden ser tanto agentes de
micosis, como responsables de intoxicaciones.
Aunque parece lógico denominar micotoxinas a todas las toxinas
elaboradas por los hongos, el uso ha restringido este término a una ca-
tegoría bien precisa: toxinas zootóxicas extracelulares (exotoxinas) ela-
boradas por hongos en alimentos consumidos por el hombre y los ani-
males. Las intoxicaciones del hombre y los animales ligadas a
derivados tóxicos presentes en el hongo o elaborados por él, y capaces
de difundirse en el alimento y en el organismo del consumidor, se de-
nominan micotoxicosis.
Entre los géneros de mohos y levaduras más frecuentemente ha-
llados en los alimentos, algunos presentan mayor potencial de riesgo,
si bien la acción de las levaduras sería meramente infectiva (Candida
albicans, Cryptococcus neoformans…), mientras que el mayor problema
originado por los mohos se refiere a su gran capacidad para la elabora-
ción de micotoxinas.
Así, ya en 1974 se conocían no menos de 150 especies de mohos mi-
cotoxigénicos, de los cuales 39 pertenecían al género Aspergillus, 37, al
Penicillium y 15, al Fusarium.
Se ha comprobado que diferentes mohos pueden producir la mis-
ma toxina y que algunos mohos pueden producir varias toxinas. Ade-
más, es preciso tener en cuenta igualmente que sólo algunas cepas de
ciertas especies elaboran productos tóxicos.

65 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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El número de micotoxinas conocidas en la actualidad e investiga-


das en numerosos alimentos (cereales, frutos secos, piensos, harinas,
frutas, alimentos infantiles, alimentos deshidratados, leche, queso, etc.)
es muy elevado. Existen numerosos trabajos de investigación sobre me-
tabolitos fúngicos con actividad tóxica sobre animales de experimenta-
ción.
La contaminación fúngica de los alimentos puede dividirse en dos
grupos: parasitaria y saprofítica. Para este capítulo es más conveniente
relacionar los tipos de contaminación con las prácticas agrícolas, y de-
nominarlos hongos «de campo» y «de almacenaje».
Los hongos de campo son aquellos que invaden forraje o semillas
en el campo durante o después del desarrollo. Se caracterizan por su
elevado requerimiento de humedad. Mueren cuando el contenido en
humedad del producto se reduce durante su almacenaje.
Los hongos de almacenaje están adaptados a sustratos con bajo
contenido en humedad. Crecen sobre casi cualquier sustrato orgánico y
constituyen los géneros dominantes en productos agrícolas de baja hu-
medad almacenados.
Los hongos de almacenaje toxigénicos son principalmente Aspergi-
llus y Penicillium, mientras que algunos otros, como Fusarium pueden
ser organismos de campo o de almacenaje. Fusarium puede aparecer
en cereales almacenados como hongos de podredumbre avanzada. Los
hongos de almacenaje son los más importantes entre los mohos toxigé-
nicos.
Las micotoxinas pueden clasificarse según su mecanismo de toxici-
dad en: hepatotóxicas, nefrotóxicas, hematotóxicas, neurotóxicas, der-
matotóxicas, cancerígenas, gastrotóxicas y las que actúan en el área ge-
nital.
Destacamos por su carcinogenicidad las aflatoxinas (Grupo 1), pro-
ducidas por A. flavus, A. parasiticus y otras especies de Aspergillus y Peni-
cillium. Tienen estructura bifuránica, susceptible de dar epóxidos, uni-
da a un núcleo de ciclopentanona (B1, B2) o lactona (G1, G2). Están
presentes en multitud de piensos y alimentos: cereales, semillas oleagi-
nosas, café, cacao, raíces comestibles, frutas… En leche, carne y pesca-
do se encuentran sus metabolitos (M1, M2, GM1).

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Las ocratoxinas A, B y C (producidas por A. ochraceus, A. spp., P. ui-


ridicatum), presentes en cereales y legumbres, son principalmente ne-
frotóxicas (nefrosis tubular), aunque también son hepatotóxicas y tera-
tógenas (rata, ratón).
Las esterigmatocistinas (originadas por A. versicolor, A. nidula, A.
flavus) son posiblemente carcinógenas. También son potentes hepatotó-
xicos en patos y ratas.
Respecto a las micotoxinas producidas por el género Penicillium,
aparte de las ocratoxinas, destacamos la toxina patulina (P. claviforme)
presente en centeno, malta y frutas, especialmente en manzanas dete-
rioradas y en su zumo, y que resulta carcinógena y mutágena en ani-
males de experimentación.
Las rubratoxinas (A, B) producidas por P. purpurogenum,
P. rubrum, son hepatotóxicas y constituyen un ejemplo de cómo puede
aumentar su potencia por la presencia de otras micotoxinas (afla-
toxinas).
Entre las micotoxinas del género Fusarium (F. tricinctum, F. equise-
tum) y otros hongos relacionados (Trichothecium spp.) está el grupo ex-
tenso de Tricotecenes, de estructura sesquiterpénica, con doble enlace
olefínico (posición 9,10) y un grupo epóxido interno (posición 12,13),
destacando: diacetoxiscirpenol, Toxina T-2, nivalenol, vomitoxina o
deoxinivalenol, roroidinas, verrucarinas, etc. Son principalmente he-
matotóxicas y teratogénicas (inhiben síntesis proteica), como, por ejem-
plo, T-2, verrucarinas, diacetoxiscirpenol.
La zearalenona (F-2), producida por F. roseum, F. tricinctum,
F. graminearum y F. gibhosum, es una lactona derivada del ácido 13-re-
sorcilico, con propiedades estrogénicas, que conduce a la infertilidad y
a efectos teratogénicos en roedores y en el cerdo.
Otras toxinas, no producidas por los géneros anteriores, con activi-
dad fotosensible son Phomopsinas A y 13, que infectan la planta Lupi-
nus spp., producidas por Phomopsis leptostromiformis, y que causan daño
hepático, ictericia y reacciones de fotosensibilización en ganado, princi-
palmente en ovejas, problema que va incrementándose en áreas de cli-
ma mediterráneo.

67 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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Toxinas de Aspergillus

1. Aflatoxinas
Representan el grupo de toxinas más conocido y estudiado hasta el pre-
sente. Aunque se han citado del orden de 15 especies de Penicillium y
Aspergillus como productoras de aflatoxinas, las dos especies más im-
portantes que las producen son Aspergillus Flavus y A. Parasiticus.
Las aflatoxinas se derivan químicamente de las bisfuranocumari-
nas; tienen pesos moleculares entre 312 y 346. Se conocen 18 tipos de to-
xinas dentro de este grupo, de los cuales las más conocidas son la B1,
B2, G1 y G2.
Hay más de una docena de compuestos químicos estrechamente
relacionados entre sí designados por el término aflatoxina. Algunos son
metabolitos fúngicos, y otros son metabolitos producidos por animales
que han ingerido piensos contaminados con aflatoxina, o por bacterias que
metabolizan un sustrato que contiene aflatoxinas. El miembro más im-
portante del grupo de las aflatoxinas se conoce sencillamente como
aflatoxina.
Los miembros de esta especie de Aspergillus flavus están amplia-
mente distribuidos en la naturaleza y se aíslan comúnmente de suelos,
forraje, vegetación podrida y alimentos y semillas almacenados. Algu-
nos de ellos se utilizan ampliamente en las industrias del alcohol y de
alimentos fermentados del Lejano Oriente.
La mayoría de la información que considera los riesgos para la sa-
lud que comportan las aflatoxinas deriva de estudios experimentales
con animales.
La toxicidad de las aflatoxinas varía entre sí, y según la especie.
Así, para patos y truchas, el orden de toxicidad es: G2 < G1 < B1. En
ratas, B1 > G1 hepatocarcinógeno, pero en el caso de tumores renales,
el orden se invierte: G1 > B1.
El núcleo de ciclopentanona (estructura B) unido a la cumarina
presenta mayor potencia tóxica que el grupo lactona (G); la reducción
del grupo dihidrofurofurano reduce la actividad (B2 > B1; G2 > G1) y
la hidroxilación del carbono entre los dos furanos parece que no afecta la
toxicidad (B2 comparada con M1).

68 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Concretamente, la aflatoxina B1 ha demostrado ser tóxica para


cualquiera de las especies animales ensayadas, y, en alguna de ellas, es el
más potente hepatocarcinógeno conocido. En algunas especies animales
su toxicidad es: rata, 5,5 a 7,4 mg/Kg; conejillo de Indias, 1,4 mg/Kg;
perro, 1,0 mg/Kg; hámster, 10,2 mg/Kg; ratón, 9,0 mg/Kg; trucha arco-
iris, 0,5 a 1,0 mg/Kg. Así, en rata se localiza una elevada incidencia en tu-
mor de hígado cuando se mantiene a los animales de ensayo con una die-
ta que contenga 15 ppb de aflatoxina durante un período prolongado.
La carcinogénesis se establece por vías no completamente conoci-
das aún, si bien se conoce su acción como:

– Supresores de la síntesis de ADN.


– Inhibidores de la ARN-polimerasa.
– Detención de la mitosis.

Por todo ello, el riesgo potencial de su localización en alimentos es


muy elevado, y ya en 1975 la FDA propuso una tolerancia máxima de
15 pg/Kg de aflatoxina en el cacahuete y otros productos, incluyendo
piensos compuestos, ya que al ser consumida por animales puede incor-
porarse, por ejemplo a la leche (M1, M2).
La presencia de las aflatoxinas en los piensos de los animales utiliza-
dos para producción de alimentos es una parte importante del problema
de las aflatoxinas, no sólo porque pueden dañar al animal, sino también
porque pueden aparecer como residuos (en la carne, leche, etc.).

2. Ocratoxinas
Las ocratoxinas son un grupo de compuestos, estrechamente relaciona-
dos entre sí, producidos por especies de hongos incluidas dentro del
grupo del Aspergillus ochraceus (Aspergillus ochraceus, A. sulphureus, A.
melleus, etc.). Se trata de hongos comunes en suelos y vegetación en pu-
trefacción, y aparecen con frecuencia sobre granos de cereales. Están
adaptados a sustratos de baja humedad, como evidencia su crecimiento
sobre alimentos secos y fermentados del Oriente, pudiendo invadir, en-
tre otros, trigo, maíz, semillas de algodón, legumbres, pimientas, su-
perficies dañadas de frutas, cebollas, etc.

69 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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El miembro predominante del grupo se denomina ocratoxina A


(OTA). Los otros miembros del grupo se designan como ocratoxina B,
ocratoxina etil-éster A, ocratoxina etil-éster B, etc. Todas las ocratoxinas
contienen en su molécula un anillo de isocumarina y, aunque tienen ca-
racterísticas químicas radicalmente diferentes de las aflatoxinas, son,
como ellas, sustancias altamente fluorescentes, propiedad que se utiliza
para su detección analítica.
La OTA tiene una DL50 oral en ratas de 20 a 22 mg/Kg y origina
infiltración grasa de las células del parénquima hepático. Es, además,
un potente nefrotóxico, y tiene acción teratogénica y genotóxica. Otras
ocratoxinas producen efectos similares.
Aunque la OTA no ha mostrado efectos mutagénicos, algún autor
ha comprobado su acción cancerígena en ratas.

3. Esterigmatacistina
Otro moho contaminante común de los alimentos es el Aspergillus versi-
color, productor de muchos metabolitos altamente coloreados. Uno de
los metabolitos principales que produce esta especie es la denominada
esterigmatocistina, compuesto que tiene algún parecido estructural con
las aflatoxinas en el hecho de que también contiene la inusual unidad
estructural del difurano.
La esterigmatocistina se obtiene de fuentes naturales por extrac-
ción con solventes orgánicos, y al cristalizar adopta la forma de agujas
de color amarillo pálido. Su estabilidad al calor, ácidos y álcalis es simi-
lar a la de las aflatoxinas.
Esta micotoxina también ha sido aislada de A. nidulans y de una es-
pecie de Bipolaris.
Por ingestión, la esterigmatocistina produce daños en hígado y ri-
ñón, y, como las aflatoxinas, es un agente hepatocarcinógeno, si bien
mucho menos potente que éstas.

4. Otras toxinas de Aspergillus


Existen otros metabolitos producidos por especies del género Aspergi-
llus y potenciales contaminantes de alimentos que se han mostrado co-
mo tóxicos para animales, al menos como tóxicos agudos.

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Común en el suelo, particularmente en suelos enriquecidos con


materia orgánica, A. clavatus atrajo la atención de los investigadores
cuando en 1942 se encontró que producía un antibiótico de amplio es-
pectro denominado clavacina o clavatina, según los autores. Se trata de
una micotoxina conocida actualmente como patulina, producida prin-
cipalmente por ciertos Penicillium y será expuesta más adelante.
El grupo del A. terreus, común en el suelo, se compone de una sola
especie subdividida en variedades. Es el más importante productor de
patulina de los Aspergillus y ha sido aislado en una gran variedad de co-
mestibles. Asimismo, se ha encontrado en granos almacenados, pienso,
paja, forraje, algodón y piña, y ha estado implicado en la putrefacción
de manzanas en almacenamiento.
Otras micotoxinas importantes producidas por especies de Aspergi-
llus son: ácido kojico (A. flavus), fumagillina, gliotoxina y ácido helvóli-
co (A. fumigatus) y ácido oxálico (Aspergillus spp.).

Toxinas de Penicillium

1. Patulina
Entre los más importantes e interesantes del gran número de micotoxi-
nas producidas por Penicillium se encuentra el potente antibiótico de-
nominado patulina. Numerosas especies de Penicillium se han descrito
como productoras de patulina: P. claviforme, P. divergens, P. expansum,
P. gaseofulvum, P. patulum, P. lapidosu. Si bien es posible que alguna(s) de
estas especies sea(n) en realidad sinonimias de una misma especie, son,
sin duda, numerosas las especies distintas de este género las que demos-
traron producir patulina durante la búsqueda de antibióticos que si-
guió al descubrimiento de la penicilina, y esto explica también la exis-
tencia de diversos sinónimos de patulina, tales como expansina,
claviformina o leucopina.
Tal vez, las especies mejor conocidas sean P. expansum y P. griseoful-
vum (= P. patulum = P. urticae). Ambas son excelentes productores de
patulina sobre una gran variedad de sustratos. Concretamente, P. ex-
pansum es el moho causante de la principal enfermedad en poscosecha
de la fruta de pepita (manzanas, peras, etc.), siendo común el descubri-

71 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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miento de cepas toxigénicas y patulina formada previamente en man-


zanas afectadas por este hongo.
La patulina es un compuesto orgánico soluble en agua, altamente
polar, que contiene una función lactona insaturada. Tiene una DL50
oral en ratón de 30 a 35 mg/Kg, y se ha postulado su actividad como
agente carcinógeno. Asimismo, la patulina es un potente agente fitotóxi-
co y antibiótico, inhibidor del crecimiento de muchos microorganismos.

2. Ácido penicílico
Diversas especies de Penicilllum se citan en la literatura científica como
productoras de ácido penicílico: P. puberulum, P. thomil, P. martensil,
P. stoloniferum, P. suaveolen, P. palitans, etc.
Haciendo la misma salvedad que en el caso de las especies produc-
toras de patulina (posibles sinonimias), P. cycloplum es una de las espe-
cies toxigénicas más frecuentemente aisladas a partir de alimentos.
El ácido penicílico es un compuesto soluble en agua. Tiene alguna
relación estructural con la patulina: ambos tienen un anillo lactona in-
saturado, y, por esta razón, se agrupa junto a la patulina y una serie de
compuestos similares como agentes potencialmente carcinógenos.
De hecho, algunas experiencias indican tal actividad, aunque no hay mu-
chos datos que estimen su actividad como carcinógeno oral.
Como la patulina, el ácido penicílico es un antibiótico, pero es menos
potente como tóxico para los mamíferos (DL50 en ratón: 250 mg/Kg).

3. Rubratoxina
La rubratoxina constituye uno de los pocos ejemplos conocidos donde
las únicas especies registradas como productoras de una toxina en par-
ticular pertenecen todas a la misma serie taxonómica (serie del Penici-
llium purpurogenum, de los Biverticillata symmetrica): P. rubrum y P.
purpurogeum son los únicos productores conocidos de esta micotoxina.
Las rubratoxinas A y B, estrechamente relacionadas entre sí, son
compuestos macrocíclicos que contienen grupos lactona insaturados y
anhídridos de ácidos.
Aunque hasta 1962 no se caracterizaron las rubratoxinas A y B,
P. rubrum y P. purpuragenum toxigénicos estuvieron involucrados ante-

72 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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riormente (desde 1952) en micotoxicosis de animales: se han aislado estas


especies fúngicas a partir de maíz enmohecido implicado en reiterados
episodios de toxicosis en animales de granja. También se cree que juegan
un papel similar en la «enfermedad hemorrágica de las aves de corral».
Además de sus efectos hemorrágicos, las rubratoxinas causan ne-
crosis del hígado. La rubratoxina B tiene una DL50 oral en ratón de
400 mg/Kg. No se ha comprobado que sean compuestos carcinogénicos.

4. Tremórgenas y ácido ciclopiazónico


Penicillium cyclopium, P. crustosum (sinonimia de P. verrucosum var.
cyclopíum) y P. granulatum fueron las especies fúngicas inicialmente ci-
tadas como elaboradoras de una toxina que produce efectos neurotóxi-
cos agudos en animales de experimentación: animales alimentados con
esta sustancia en la dieta mostraban temblores prolongados (de ahí el
nombre genérico de tremórgenos) y convulsiones. Estos hongos se han
aislado de piensos involucrados en enfermedades de animales de granja.
Después del descubrimiento de un tremórgeno producido por
P. palitans, aislado a partir de pienso comercial para vacas enmohecido
que se creyó el causante de la muerte de vacas lecheras, Ciegler y Pitt
examinaron cultivos de Penicillium de su colección para detectar la
producción de tremórgenos en cultivos de laboratorio. Los tremórge-
nos detectados en los cultivos se confirmaron en animales. Los produc-
tores confirmados fueron: P. olivino-virideg, P. palitans, P. cyclopium y
P. puberulum.
Otro compuesto aislado a partir de P. cyclopium se caracterizó como
un alcaloide indólico y se denominó ácido ciclopiazónico. Este metabolito
tiene una DL50 en ratas de 2.3 mg/Kg y produce efectos neurotóxicos
agudos. El moho que produce esta micotoxina es, como ya se ha mencio-
nado, un contaminante frecuente de alimentos debido a su gran ubicui-
dad, aunque el ácido ciclopiazónico no se ha encontrado en alimentos.

Toxinas del arroz

Los hongos de almacenaje proliferan en el arroz inadecuadamente al-


macenado. La mayor parte de estos hongos pertenecen a los géneros

73 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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Aspergillus y Penicillium, y se estima que alrededor de un 10 % de los


aislados ensayados son toxigénicos. Entre las micotoxinas aisladas, mu-
chas de ellas no caracterizadas bien, pueden citarse:

– Citrinina: compuesto acídico encontrado como metabolito de


distintas especies de Penicilllum, incluyendo P. citrinum, de don-
de proviene su denominación.
– Islanditoxina, que contiene un péptido cíclico.
– Luteoskirina, rugulosina, skyrina: antraquinonas diméricas.
– Citreoviridina: compuesto poliénico.

Algunas de estas toxinas afectan al hígado y al riñón; algunas son


neurotóxicas, y otras son capaces de generar tumores. Todo ello ha per-
mitido sugerir que, en aquellas zonas donde el arroz ocupa un lugar
preponderante en la dieta humana, y las condiciones ambientales y de
conservación favorecen el crecimiento fúngico, estas micotoxinas u
otras desconocidas puedan influir o provocar determinados estados de
enfermedades en los consumidores.

Toxinas de Fusarium

1. Zearalenona
Aunque el género Fusarium puede incluir especies que sean a la vez
hongos de campo y de almacenaje, sus potenciales efectos para la salud
humana se deben al crecimiento de cepas, pertenecientes a diferentes
especies, sobre granos después de la recolección, en condiciones de ele-
vada humedad.
Uno de los metabolitos tóxicos es la denominada toxina F-2 o zeara-
lenona. Este compuesto es producido principalmente por Fusarium
graminearum (Gibberella zeae), pero también se han citado como produc-
tores F. tricinctum y F. roseum culmorum.
La zearalenona es una lactona macrocíclica, derivada del áci-
do resorcílico, insoluble en agua, que muestra una intensa fluores-
cencia azul sobre placas de CCF, propiedad que se utiliza para su
identificación.

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De efectos estrogénicos, esta micotoxina se ha asociado, por ejemplo,


con episodios de vulvovaginitis en cerdos. Es, probablemente, una de las
micotoxinas más comúnmente contaminantes de alimentos y piensos, pero
todavía no hay una valoración completa de sus efectos en seres humanos.

2. Tricotecenos
Hay una serie de unos 50 sesquiterpenos, metabolitos fúngicos, produ-
cidos naturalmente, que tienen rasgos estructurales similares a los del
compuesto conocido como diacetoxiscirpenol. Algunos de estos com-
puestos, todos los cuales pueden ser clasificados como 12,1 3-epoxi-
tricotecenos, son metabolitos producidos por diversas especies de
Fusarium, como F. scirpi, F. tricinctum, F. nivale, F. concolor y F. equisel.
Algunos de los compuestos de esta serie son producidos por especies de
los géneros Myrothecium, Sfachybotrys, Trichoderma y Trichothecium.
Los compuestos de esta serie que han sido objeto de estudio toxico-
lógico (vomitoxina o deoxinivalenol, toxina T-2, nivalenol, fusarenona
X, toxina HT-21 diacetoxiscirpenol, moniliformina, etc.) han mostrado
su acción como irritantes dérmicos severos cuando se aplican sobre la
piel de animales de experimentación. Algunos causan hemorragias en
las zonas labiales o bucales, garganta y tracto gastrointestinal completo.
En algún caso se han citado como cancerígenos o incluso como causan-
tes de la degeneración del miocardio y de necrosis en animales de expe-
rimentación.
La vomitoxina o deoxinivalenol (DON) forma parte de la familia
de las micotoxinas tricotecenas. Es producida por varias especies de Fu-
sarium, en especial por Fusarium graminearum (Gibberella zeae) y Fusa-
rium culmorum. Se puede encontrar como contaminante natural en los
cereales y productos de cereales. El principal síndrome que provoca es
el gastroentérico. La vomitoxina tiene una potente actividad inmuno-
supresiva. El principal órgano afectado es el aparato digestivo. La vo-
mitoxina reduce también el crecimiento en niños.

3. Fumonisinas
Las fumonisinas constituyen un grupo de micotoxinas estructuralmen-
te relacionadas producidas por diversas especies fúngicas (Alternada al-

75 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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ternata, Fusarium spp.), especialmente Fusarium monillforme. Fueron


identificadas y caracterizadas en 1988.
Se trata de compuestos altamente polares (propiedad que influye
en la metodología analítica de detección) que presentan como estructu-
ra base una cadena carbonada, de veinte carbonos, con dos metilos, un
grupo amino, cuatro grupos carboxilos y de tres a cinco hidroxilos.
Las fumonisinas del grupo B son las que se encuentran más fre-
cuentemente como contaminantes naturales. Es levemente tóxica para
pollos jóvenes, hepatotóxica y hepatocarcinogénica para ratas y puede
inducir leucoencefalomalacia y edema pulmonar, síndromes fatales de
caballos y cerdos, respectivamente. La leucoencefalomalacia equina se
caracteriza clínicamente por problemas neurológicos de origen central:
descoordinación motriz, ceguera, etc. Está provocada por lesiones ne-
cróticas licuefactivas de la materia blanca de los hemisferios cerebrales
que conducen finalmente a la muerte. Las más tóxicas son la fumonisi-
na B1 (FB1) y la fumonisina B2 (FB2).

Toxinas del cornezuelo del centeno

El cornezuelo del centeno es un hongo del grupo de los Ascomicetos, pa-


rásito del centeno, pero también de otros cereales como trigo, cebada o
avena. El género Claviceps contiene más de cincuenta especies, todas ellas
parásitas de cereales. El Claviceps purpúrea coloniza el ovario de gramíne-
as, sobre todo del centeno, y sustituye el grano por una estructura en for-
ma de cuerno (cornezuelo). El cornezuelo se presenta como una excre-
cencia que se fija en los granos del cereal, de una dimensiones de 1 a 4 cm
de largo por 5 mm de ancho, de un color que varía del púrpura al negro.
Es frecuente en comarcas lluviosas de la península Ibérica, sobre
todo en Galicia, y norte de Portugal, Tenerife, Mogador en Marruecos
y sur de Rusia.
Contiene numerosos compuestos, sobre todo lípidos, esteroles, glu-
cósidos y aminas, pero sobre todo la toxicidad radica en los alcaloides
del cornezuelo: la ergotamina, ergonovina (también llamada ergometri-
na), ergobasina, ergotinina, ergotoxina, ergoclavina, ergosina y otros,
que han ido descubriéndose desde 1875 hasta nuestros días y que quí-

76 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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micamente tienen estructuras relacionadas con el ácido lisérgico, pero


sin propiedades alucinógenas.
Antiguamente el cornezuelo de centeno se utilizaba como materia
prima para extraer estos alcaloides. Para ello, los campos de centeno se
infectaban artificialmente con el hongo, utilizando una variedad del
cereal que maduraba más tarde que la variedad destinada al consumo
humano. Sin embargo, desde hace ya varias décadas, estos alcaloides se
obtienen por síntesis química o por fermentaciones industriales bien
controladas.
La ergotamina produce un estímulo inicial del SNC con débiles
convulsiones clónicas, seguido de depresión con letargo, decaimiento,
La dosis tóxica es de difícil estimación, ya que el envenenamiento de los
animales es usualmente crónico por la ingestión de pequeñas cantida-
des del hongo. En bovinos se han originado intoxicaciones al adminis-
trar 100 g diarios de cornezuelo durante 11 días. Se han señalado casos
en équidos, que murieron con dosis de 500 g de cornezuelo; en porci-
nos ha habido muertes con dosis de 11 Kg dados a lo largo de 2 meses;
las gallinas y palomas sucumben con dosis de 6-15 g, y los patos mueren
con dosis de 60 g.
A los équidos y carnívoros suele afectarlos de forma nerviosa, con
tambaleos, convulsiones y paraplejia, que les conduce a la muerte.
En los bovinos y ovinos se suele iniciar la toxicosis con diarreas, co-
jeras, envaramiento de las partes distales de los miembros y enfria-
miento e insensibilidad de las extremidades. Posteriormente aparece la
gangrena seca que afecta patas, orejas y rabo; el tejido sano y el gangre-
noso están netamente delimitados, y las zonas con escara son insensi-
bles; a veces aparecen lesiones en los labios, que tienen la característica
de que no se extienden dentro de la boca. Los animales en gestación o
bien abortan, o bien sus fetos se momifican.
En los porcinos se ha señalado el ergotismo crónico, sin más efecto
que la completa supresión de la lactación y la muy reducida vitalidad
de los lechones.
En las aves se ha señalado la existencia de lesiones necróticas, que
afectan a la cresta, lengua y barbillas, con las mismas características de
los bovinos.

77 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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EPIDEMIOLOGÍA DE LAS INTOXICACIONES POR MICOTOXINAS


DE HONGOS INFERIORES. MODOS DE PREVENCIÓN Y CONTROL

El conocimiento de una toxicogénesis en algunos micomicetos es muy


antiguo: ya en 1815, Candolle determinó la naturaleza fúngica del
parásito del cornezuelo de centeno. Desde entonces, numerosas obser-
vaciones y trabajos han señalado que los hongos microscópicos pueden
provocar accidentes patológicos en el hombre y en los animales do-
mésticos.
En la actualidad, se han llegado a determinar numerosos procesos
patológicos en los animales, producidos por la contaminación por hon-
gos microscópicos de los alimentos, todo ello condicionado por diferen-
tes factores, condiciones climáticas, recolecciones defectuosas de vege-
tales o fallos en el almacenamiento.
La FAO ha estimado recientemente que el 25 % de las reservas de
grano del mundo están contaminadas por micotoxinas.
La fuerza con la que el problema de las micotoxinas impacta en la
producción depende a su vez de otros factores, por ejemplo, el manejo
de los granos, el clima, el almacenamiento, etc. Es importante conocer
este aspecto ya que los diversos tipos de hongos presentan a su vez dife-
rentes condiciones propicias para su desarrollo y producción de toxinas.
Así, las aflatoxinas necesitan de un clima templado, en tanto los tricote-
cenos (T2) pueden producirse en condiciones frías, hasta 0 ºC.
Se debe recordar que la temperatura óptima para el desarrollo de
la mayoría de los hongos se ubica entre 20 ºC y 25 ºC y con niveles
de humedad del orden del 15 %. La presencia de más de una toxina en un
alimento puede no sólo complicar el cuadro de detección del origen
del problema, sino además agravar la sintomatología y las consecuen-
cias productivas. Cuando la presencia de distintos tipos provoca que la
patología se agrave por la denominada potenciación, en caso de sólo
existir B1 a 38 ppb, no se presenta mortandad para esa afección, pero si
ésta se encuentra acompañada de T2 (tricotecenos) y vomitoxina, la
combinación es mortal.
Para la prevención y control sanitario de las intoxicaciones por mi-
cotoxinas es indispensable:

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1. Evitar la contaminación antes del almacenamiento.


2. Durante el almacenamiento, reducir rotura de granos y frutas,
pues permite la entrada de estos microhongos, y controlar los
factores que afectan al crecimiento de los hongos.
Es fundamental que los tecnólogos conozcan los factores que in-
fluyen en el crecimiento de los microhongos y producción de
micotoxinas (pH, actividad del agua, presencia de antioxidantes,
antimicrobianos, contenido de nutrientes en el alimento, tipo de
proceso, etc.). Por ejemplo, la toxina patulina es muy estable al
calor; sin embargo, puede modificarse y destruirse por procesos
de fermentación alcohólica por Saccharomyces.
3. Es necesario conocer el período de tiempo existente entre germi-
nación y producción de micotoxinas, para estimar la potencia tó-
xica del alimento. Por ejemplo, A. flavus no produce aflatoxinas
hasta 48 horas después de la germinación. Así, un producto sería
seguro si puede conservarse rápidamente por debajo del 13 % de
humedad en las 48 horas siguientes a la germinación.
4. En alimentos ya finalizados, almacenados, se pueden tomar di-
ferentes medidas como bajar la proporción de agua, refrigera-
ción, empaquetado al vacío, etc.
5. Muestreo y estudio de la microflora. En el estudio de la microflo-
ra siempre se procurará homogeneizar lo más posible la muestra y
a partir de una pequeña cantidad, generalmente unos 10 g, em-
plear diluciones decimales y terminar haciendo el recuento en
placas por extensión en superficie en medios sólidos. Normal-
mente, el recuento se suele efectuar en las extensiones con las dilu-
ciones después de incubar a unos 25 ºC.
Una vez obtenido el crecimiento satisfactorio de las colonias, el
análisis posterior podrá ser cuantitativo o cualitativo. En el pri-
mer caso, el número de unidades formadoras de colonias fúngi-
cas, multiplicado por el factor de dilución empleado, nos da la ci-
fra de unidades por gramo de la muestra analizada.
El análisis cualitativo se realiza por resiembras de los diferentes
tipos de colonias en diferentes medios y posteriormente se iden-
tifica el género y especie por medio de características macroscó-

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picas del cultivo y de sus caracteres microscópicos. Así, se consi-


dera la presencia o ausencia de crecimiento en cultivos selecti-
vos, la velocidad de dicho crecimiento, el color de la colonia, su
textura, la formación de pigmentos, etc., entre los caracteres ma-
croscópicos, y los signos de los conidios, de los estigmas, de las
ascas, etc., entre los microscópicos.
Ahora bien, en el estudio de la contaminación por hongos toxi-
génicos suele darse preferencia a la detección de sus micotoxinas,
puesto que son métodos más rápidos, sensibles, simples y fáciles,
ya que exigen menor especialización. El muestreo se realiza en
este caso con grandes cantidades, siempre en relación con la ma-
sa total que hay que investigar. Así, cuando se trata de toneladas,
suele tomarse una muestra inicial de 66 Kg, que posteriormente
se subdivide en muestras de 22 Kg, que a su vez se reducen a
1,1 Kg, después de homogeneizar, y sobre estas muestras analíticas
se realizan dobles análisis. En casos de menor volumen, la mues-
tra inicial se reduce a 10,5 Kg, que se subdivide en muestras de
3,5 Kg y se termina reduciendo a muestras analíticas de 350 g.
La determinación de la tasa de micotoxinas, como norma gene-
ral, comprende procesos de extracción, purificación, separación
e identificación, y, finalmente, la dosificación.
La extracción se suele realizar con solventes polares, tipo clorofor-
mo, metanol, acetonitrilo, acetona o acetato de etilo, con adición o
no de agua, según las características de la micotoxina. La purifica-
ción se puede conseguir con defecantes, como sales de plomo o co-
bre o sulfato de amonio, o bien por procedimientos cromatográfi-
cos en columna de gel de sílice, celite, celulosa, fluorisil, etc. La
separación suele efectuarse por cromatografía de capa fina, gaseo-
sa o líquida, que al mismo tiempo sirve como identificación.
Finalmente, la dosificación se realiza por fluorodensimetría, croma-
tografía líquida, pruebas dérmicas, pruebas tóxicas por vía digesti-
va, técnicas inmunológicas en medios biológicos, etc. En muchas
micotoxinas pueden realizarse, además, pruebas fisicoquímicas.
6. Medidas de tratamiento. El tratamiento actual consiste en
mezclar con los piensos derivados pirimidínicos o quino-

80 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 81

linas, como 3-cloro-5-nitropirimidina, en la proporción de


30-300 ppm, y las 8-hidroxiquinolinas, en la proporción
de 50-300 ppm.
Por ejemplo, se ha estudiado la eficacia de compuestos tiólicos,
como cisteína y glutatión, para disminuir los niveles de patulina
en jugos de frutas contaminadas. El tratamiento con cisteína en
una proporción 12:1 es suficiente para asegurar la desaparición
de la micotoxina en 4-5 días. La acción del glutatión es aún más
efectiva, sólo se necesita una proporción 8:1 en 24 horas. Esto es
interesante para su aplicación en las industrias del procesado de
frutas y verduras, en lugar de tratamientos físicos que pueden
alterar el valor nutritivo. Aún queda por investigar la formación
potencial de productos tóxicos, difíciles de detectar cromatográ-
ficamente.
Sin embargo, en el cuadro de la higiene de los alimentos del
hombre y los animales lo más útil es emplear procedimientos
profilácticos enfocados a luchar contra las poluciones fúngicas
excesivas en los productos agrícolas o, en su defecto, descontami-
nar tales productos por medio de desinfectantes y conservantes,
como son, entre los primeros, los derivados de amonio cuaterna-
rio, los compuestos orgánicos de estaño, los derivados fenólicos
(metilfenoles y cresoles) o los yodóforos, y, entre los conservan-
tes, el ácido propiónico, sus sales y derivados, el ácido sórbico y
sus sales, el ácido butírico, la violeta de genciana y el ácido ben-
zoico y sus sales y derivadas, entre otros.

EXPOSICIÓN Y CUADROS CLÍNICOS ORIGINADOS POR MICOTOXINAS


DE HONGOS INFERIORES : MICOTOXICOSIS

Micotoxicosis por aflatoxinas M1 y B1

Las aflatoxinas son cancerígenas, teratogénicas y mutagénicas, hepato-


tóxicas e inmunosupresivas, afectando al hígado, al riñón y al cerebro.
Aunque se presume que la aflatoxina M1 induce el cáncer de hí-
gado en roedores por medio de un mecanismo semejante al de la

81 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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aflatoxina B1, no existen estudios epidemiológicos adecuados que re-


lacionen la dosis-respuesta entre la ingesta de aflatoxina M1, la expo-
sición a la hepatitis vírica B o C y el cáncer de hígado. Los riesgos
adicionales para la predicción del cáncer de hígado utilizando nive-
les de aflatoxina M1 comparativos de 0,05 microgramos/Kg (nivel
máximo permitido por la Unión Europea) y 0,5 microgramos/Kg
(nivel máximo permitido en Estados Unidos y otros países) son muy
pequeños.
En una población como Estados Unidos y Europa Occidental don-
de la prevalencia de hepatitis vírica B es de 1 %, la subsistencia adicio-
nal de casos de cáncer de hígado asociados con la contaminación de la
leche con 0,5 microgramos/Kg versus 0,05 microgramos/Kg sería de
29/1.000 millones de individuos/año. A todo esto, continúa el tema en
debate entre la Unión Europea y los países que defienden que el límite
máximo de contaminación de la leche con AFM1 sea de 0,5 microgra-
mos/Kg en lugar de 0,05 microgramos/Kg.
Respecto a las otras aflatoxinas, en especial la aflatoxina B1, los
problemas hepatotóxicos con significativas incidencias de cáncer de
hígado se remontan al año 1971 y anteriores con aflatoxicosis agudas
en la India, África y Tailandia, provocadas por el consumo de géne-
ros alimenticios, principalmente, maíz, mandioca, arroz, cacahue-
tes, patatas dulces y plátanos, contaminados con aflatoxina B1 en
contaminaciones que podían oscilar entre 10 y 144.000 microgra-
mos/Kg.
El síndrome de Reye, caracterizado por una asociación anatomo-
patológica de un edema agudo cerebral con una degeneración grasa del
hígado en niños, fue atribuido también al consumo de géneros alimen-
ticios contaminados con alfatoxina B1, sin embargo la etiología de este
síndrome es muy problemática y su relación directa con la aflatoxina
B1 no está suficientemente esclarecido.
En cuanto a la aflatoxicosis crónica, muchos son los estudios efec-
tuados esencialmente en Tailandia, China y África, en los que se ha lle-
gado a la conclusión de que se tienen suficientes evidencias como para
considerar a la aflatoxina B1 como uno de los factores de riesgo respon-
sable de los problemas carcinogénicos.

82 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Micotoxicosis por ocratoxina A (OTA)

Los primeros problemas con OTA en humanos datan del año 1956 con
el aparecimiento de una grave nefropatía endémica en la región de los
Balcanes (Bulgaria, Rumania, Yugoslavia) atribuida al consumo de
carnes ahumadas que estaban contaminadas con OTA en concentracio-
nes comprendidas entre 10 y 920 microgramos/Kg. Parece ser que la
mayor fuente de contaminación fueron las condiciones insalubres con
falta de higiene en el almacenamiento de estas carnes ahumadas.
El análisis de OTA en el suero de individuos afectados dio niveles
comprendidos entre 1 y 40 microgramos/Kg. Estudios epidemiológicos
revelan que aproximadamente la mitad de la población de Europa está
expuesta a la OTA. Sin embargo, la relación directa de las nefropatías
con la exposición a la OTA no está aún suficientemente esclarecida, ya
que en Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Suecia, Checoslovaquia,
Polonia y Canadá han sido encontrados niveles de OTA comprendidos
entre 0,1 y 14,4 microgramos/L en sangre y leche materna de personas
saludables. La presencia de OTA en fluidos biológicos se considera más
como una evaluación indirecta de la exposición a esta micotoxina. En
algunos países de África, el 95 % de los individuos que sufren de pro-
blemas de nefropatía son OTA positivos con concentraciones en sangre
del orden de 90 microgramos/L. La prevalencia de ocratoxicosis se con-
sidera en un 55-80 % superior a la de Europa.

Micotoxicosis por fumonisina

El mecanismo de acción de las fumonisinas consiste, esencialmente, en


la inhibición de la síntesis de los esfingolípidos (lipoproteínas tales co-
mo esfinganina y esfingosina); éstos controlan la comunicación entre
células. Actualmente, no hay una evidencia directa para afirmar que
las fumonisinas causen problemas de salud en los humanos.
A pesar de esto, los problemas de cáncer de esófago y de estómago
han sido asociados al consumo frecuente de géneros alimenticios conta-
minados con fumonisinas, esencialmente los productos del maíz en pa-
íses como Sudáfrica, China e Italia, y a los problemas de síntomas gas-
trointestinales adversos como diarreas y espasmos dolorosos en la

83 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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India, por consumos de sorgo y maíz enmohecidos y contaminados con


altos niveles de fumonisinas. Sin embargo, la Agencia Internacional
para la Investigación del Cáncer concluye que los estudios y datos
cuantitativos disponibles no son significativamente conclusivos, por lo
que resultan insuficientes para evidenciar que las fumonisinas ingeri-
das por vía oral sean carcinogénicas para los humanos. Así, pues, son
consideradas como «posibles carcinogénicas».

Micotoxicosis por vomitoxina

En Asia (entre 1961 y 1985) hubo casos agudos de trastornos gastroin-


testinales con náuseas, vómitos, diarrea con sangre, mareos, dolor de
cabeza y fiebre que fueron relacionados con el consumo de cereales pa-
ra humanos contaminados con cantidades que oscilaban entre 3.000 y
93.000 microgramos de deoxinivalenol /Kg. Los síntomas aparecieron
a los 5-30 minutos del consumo de los géneros alimenticios contamina-
dos y afectaron a un total de 7.818 personas, pero no hubo muertes.
Problemas semejantes a los expuestos anteriormente ocurrieron en
India en 1987 y afectaron a 50.000 personas (150 familias) y fueron rela-
cionados con el consumo de pan elaborado con trigo enmohecido y con-
taminado con 340 a 8.400 microgramos deoxinivalenol/Kg. En los análi-
sis fueron encontradas también otras micotoxinas tricotecenas como
acetildeoxinivalenol (600 a 2.400 microgramos/Kg), nivalenol (30 a
100 microgramos/Kg) y toxina T-2 (550 a 4.000 microgramos/Kg). Es evi-
dente que esas otras micotoxinas, que pueden a veces estar asociadas a
deoxinivalenol, agravaron los problemas anteriores.
Los problemas de la reducción del crecimiento en niños pueden ser
provocados por la vomitoxina o deoxinivalenol.

Micotoxicosis por patulina

Los datos sobre la toxicidad de la patulina son escasos, no hay datos


epidemiológicos y tampoco hay datos conclusivos de que esta micotoxi-
na sea cancerígena para los humanos.
Se considera que la exposición a la patulina representa más riesgo
para niños de 2 a 5 años de edad, con un peso corporal medio de 20 Kg,

84 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 85

por consumir una media de 350 ml de zumo de manzana/semana a di-


ferencia del consumo medio atribuido a los adultos, de 430 ml de zumo
de manzana/semana y con un peso corporal medio de 60 Kg. Otros es-
tudios atribuyen consumos de 216 ml de zumo de manzana/día a niños
de 1 a 2 años de edad con un peso corporal medio de 12 Kg, y de
200 ml/día para personas de 64 Kg de peso.
Considerando que el zumo de manzana estuviera contaminado
uniformemente con 10 microgramos de patulina/Kg (nivel máximo
permitido en la Unión Europea para niños) y teniendo en cuenta los úl-
timos datos de consumo diario de zumo de manzana, tendríamos que
para los niños de 1 a 2 años de edad la ingesta de patulina sería de 0,18 mi-
crogramos/Kg peso corporal/día y para los adultos sería de 0,16 micro-
gramos/Kg peso corporal/día, si consideramos que el zumo de manza-
na estuviera contaminado uniformemente con 50 microgramos/Kg
(nivel máximo permitido en la Unión Europea para jóvenes y adultos).
Los efectos adversos gastrointestinales, inmunotóxicos y neurotóxi-
cos producidos por esta micotoxina en las pruebas efectuadas en roedo-
res no se han podido, de momento, extrapolar a los humanos. Los estu-
dios realizados acerca de la inmunotoxicidad han sido asociados a la
ingestión de cantidades de patulina que son substancialmente más ele-
vadas que aquellas a las que normalmente están expuestas los huma-
nos, según la FDA en el año 2000.

Micotoxicosis por los alcaloides del cornezuelo del centeno

Los alcaloides del Claviceps purpúrea originan el ergotismo, llamado


vulgarmente cornezuelo de centeno o fuego de San Antonio, que en la
Edad Media originó amplias y graves intoxicaciones en el hombre y los
animales, y que aún en la actualidad provoca casos de esta micotoxicosis.
Las intoxicaciones causadas por el cornezuelo del centeno son tris-
temente famosas. Los testimonios más antiguos se remontan a la época
de los asirios, 600 años a. C. En la Edad Media y hasta el siglo XVII hay
datos de intoxicaciones masivas, siendo la «la gangrena de los soloñe-
ses», con 8.000 muertos, una de las más conocidas. Más recientemente,

85 TOXINAS FÚNGICAS. MICOTOXINAS


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hay casos de ergotismo en 1926 en la URSS y en 1951 en Francia (caso


del «pan maldito» en el pueblo Pont Saint Esprit). En todos los casos,
se trata de envenamientos masivos de toda una población.
Los efectos de los alcaloides del centeno en la intoxicación ergótica
se deben a sus propiedades vasoconstrictoras que ocasionan la gangre-
na de las extremidades. Hay que añadir la toxicidad sobre el sistema
nervioso central, que se manifiesta por convulsiones, estados depresivos
y alucinaciones similares a las observadas con el LSD (derivado de la
ergotamina). Sus propiedades oxitócicas provocan abortos y partos pre-
maturos. Este efecto abortivo del cornezuelo del centeno era conocido
ya en la Edad Media y utilizado por curanderos y comadronas. A partir
del siglo XVIII es utilizado en la práctica obstétrica para facilitar el parto.
El tratamiento de la toxicosis aguda, en el hombre, se ha enfocado a
la eliminación de restos en el aparato digestivo, con eméticos y lavados
gástricos, seguida de administración de carbón activado y perfusión in-
travenosa de nitroglicerina, para combatir el vasoespasmo coronario, y
vasodilatadores.
Actualmente este tipo de intoxicación es casi imposible, debido al
control de los granos y a que la dosis mortal es de un gramo.
El proceso crónico cursa de dos formas: gangrenosa y convulsiva.
La gangrenosa se inicia con parestesias y la convulsiva, que se inicia con
calambres y contracciones musculares prolongadas y dolorosas, puede
terminar, al existir de modo concomitante avitaminosis A, en un estado
psíquico de imbecilidad en el hombre.
En la toxicosis crónica se han empleado vasodilatadores arteriales
(tolazolina, niacina, papaverina), heparina intravenosa y dextrano de
bajo peso molecular, para minimizar las trombosis, nitropruside y pra-
zosín, para combatir el espasmo vascular, y verapamil.
Químicamente, los alcaloides del Claviceps se determinan por me-
dio de la reacción colorimétrica de Van Urk Amith, con dimetilamino-
benzaldehído, que caracteriza el núcleo del ácido lisérgico, común a to-
dos ellos. También se emplean actualmente cromatografía de capa fina
o cromatografía líquida y cromatografía líquida de alta presión.

86 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Toxinas vegetales

RICINA

Las semillas del ricino (Ricinus communis) son venenosas para el ser
humano, los animales y los insectos. Contienen una serie de proteínas,
una de la cuales, la ricina, fue aislada en 1888 por Stillmark cuando ob-
servó que el extracto de las semillas aglutinaba las células sanguíneas.
Hoy se sabe que la aglutinación por el extracto de las semillas de ricino
se debe a otra toxina llamada RCA (aglutinina del Ricinus communis).
La ricina es un potente tóxico pero es una hemoaglutinina débil, mien-
tras que la RCA es poco tóxica pero un potente aglutinante. En cual-
quer caso, la toxicidad de las semillas de ricino se debe sólo a la ricina
ya que la RCA no se absorbe por vía oral.
La ricina es una de las toxinas conocidas más potentes. Basta un
miligramo para matar a una persona adulta. Los síntomas de un enve-
namiento por ricina son dolor abdominal, diarrea, a veces sanguinolen-
ta, y vómitos. Posteriormente se produce una severa deshidratación e
hipotensión. Los síntomas de envenenamiento comienzan a las pocas
horas de la ingestión. Si la muerte no se produce entre 3 y 5 días, la víc-
tima usualmente se recupera.
Una semilla es suficiente para matar a un niño si se mastica o
se rompe. Si se traga entera, lo más probable es que pase sin pro-
blemas por el tracto digestivo. Los niños son más sensibles que los
adultos debido a que son más propensos a la diarrea y a la deshi-
dratación.

87 TOXINAS VEGETALES
TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 88

La ricina pertenece a la familia de proteínas conocidas como «pro-


teínas inactivantes de los ribosomas» [«ribosome-inactivating proteins»
(RIPs)], que se unen de forma irreversible a los ribosomas de las células
eucarióticas impidiendo la síntesis de proteínas, que son monómeros
N-glicosilados de un peso molecular de 30 kDa (RIPs de tipo 1), tam-
bién llamados cadena A. Sin embargo, para fijarse a los receptores ga-
lactósidos de la membrana de las células y entrar en el citoplasma para
alcanzar el ribosoma, hace falta un segundo monómero de una lectina
de 30 kDa que se fija a la galactosa (cadena B). Ambos monómeros se
unen mediante un puente disulfuro que forma la toxina (RIP de tipo 2).
El 5 % del peso de la semilla de ricino está compuesta por ricina y la
aglutinina RCA.
La ricina y la RCA son sintetizadas en las células del endosperma
de las semillas maduras y almacenadas en una vacuola. Cuando la se-
milla germina, las toxinas son destruidas en unos pocos días por hidró-
lisis. La síntesis de la ricina se inicia como un prepropolipéptido que
contiene las dos cadenas A y B. La secuencia señal de la terminación
NH2 del péptido se fija al receptor del canal de retículo endoplásmico
donde es removida. Seguidamente, se inicia la síntesis de la proricina.
A medida que el polipéptido elonga en el lumen del retículo endoplás-
mico, las enzimas isomerasas catalizan la formación de puentes disul-
furo mientras la proteína se pliega. La proricina experimenta otras mo-
dificaciones en el complejo de Golgi y finalmente es transportada
dentro de las vesículas. La ricina no es activa hasta que es modificada
por endopeptidasas que dejan sólo las cadenas A y B unidas por un
puente disulfuro. De esta forma, la planta evita que la ricina envenene
sus propios ribosomas en el caso de que alguna molécula de proricina
pasase accidentalmente al citoplasma.
La parte A del heterodímero de la ricina es la que tiene una acción
enzimática que elimina una molécula de adenina del 28S-rRNA del ri-
bosoma en una secuencia específica de GAGA. El ribosoma queda
inactivado y la síntesis de proteínas se detiene. Dado que la acción es
catalítica, una única molécula de ricina puede inactivar cientos de ribo-
somas, acabando por matar a la célula. Para ejercer su efecto, la ricina
debe penetrar en la célula, lo que consigue por endocitosis, uniéndose

88 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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la porción RTB a glicoproteínas o glicolípidos de la membrana que


aceptan la galactosa como ligando. Una vez en el interior, la ricina en-
tra en el complejo de Golgi pasando después al retículo endoplásmico,
donde tiene lugar la síntesis de proteínas.
Esta acción catalítica de la ricina puede ser aprovechada para ata-
car determinadas células, como las cancerosas, conjugando la cadena A
con anticuerpos o factores de crecimiento que tienen preferencias hacia
las células diana. Estas inmunotoxinas funcionan muy bien en aplica-
ciones in vitro, por ejemplo en los transplantes de médula ósea. En
efecto, se han utilizado inmunotoxinas de ricina A para destruir linfo-
citos T de la médula ósea de donantes histocompatibles, con objeto de
reducir los problemas del rechazo. También se utiliza en los transplan-
tes autólogos de médula ósea para destruir las células T malignas en
leucemias y linfomas.
In vivo, el problema más importante que se presenta es el acceso li-
mitado de la inmunotoxina al tumor cuando éste es sólido. La falta de
especificidad de la inmunotoxina, la heterogenidad de las células tu-
morales y los efectos secundarios son algunos de los problemas que han
hecho que este tipo de tratamiento esté todavía en fase de investigación.
Uno de los efetos secundarios más importantes observados en pacientes
tratados con inmunotoxinas es el síndrome de fugas vasculares, en el
que los fluidos rezuman de los vasos sanguíneos y producen edema e
hipoalbuminemia.

SOJA

La soja tiene «factores antinutrientes», dado que la presencia de éstos


en un alimento necesita no sólo ser conocida, sino también poder ser
eliminada convenientemente antes de que estén en nuestra mesa. De
ellos los más importantes son los inhibidores proteolíticos comúnmente
llamados «inhibidores de tripsina», que en la soja constituyen el 6 %
del total de sus proteínas. Entre las alteraciones que pueden provocar,
las más importantes son: retardo en el crecimiento (30 a 50 %) en ani-
males monogástricos, dentro de ellos, los humanos. Esto ocurre porque

89 TOXINAS VEGETALES
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en ciertas leguminosas existen compuestos que por diferentes mecanis-


mos biológicos impiden la incorporación de iodo a la glándula tiroides,
interfieren en la síntesis de la tirosina o bloquean la incorporación del
iodo, estimulando la secreción de tirotrofina, y terminan en la hiper-
plasia o agrandamiento de la glándula, que, dicho de otra manera, es la
aparición del bocio.
Los compuestos arriba mencionados son la tiooxazolidona, tiocia-
natos e isotiocianatos presentes en forma de glucósidos, que con una
cocción suficientemente prolongada es posible inactivarlos y eliminar
su toxicidad.
En el caso específico de la soja serían hemoaglutininas que, fijándo-
se en la mucosa intestinal, interfieren en la reabsorción de la tirosina ex-
cretada al intestino con la bilis, provocando la eliminación por las heces
de gran cantidad de tirosina, aunque la absorción de iodo sea normal.

ALGODÓN

Existen muchas variedades de la planta silvestre de algodonero (Goss-


ypium spp.), y las variedades cultivadas que se han creado presentan
muchas diferencias.
El fruto de la planta de algodón es un capullo de semilla de algo-
dón, o sea, semilla de algodón con el algodón en hebra, fibra desmotada
y borra. La semilla de algodón consta de dos partes: la cáscara, de la
que se obtienen la fibra y la borra de algodón, y la pepita, de la cual se
obtienen el aceite y la harina. El embrión contiene innumerables glán-
dulas llenas de un pigmento llamado gosipol.
La cáscara se separa algunas veces de la pepita antes de triturarla,
pero, con frecuencia, se extrae la pepita entera para obtener aceite. La
torta de aceite con corteza es mucho más rica en fibra y más pobre en
proteína.
El término «torta de algodón egipcio» se refiere a la torta con cás-
cara obtenida de las semillas negras, mientras que el de «torta de algo-
dón de Bombay» hace referencia a la torta con cáscara obtenida de se-
millas blancas. Las fibras del algodón de semilla blanca cubren toda la

90 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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superficie y es mucho más difícil de eliminar; si la torta se rompe, se


puede ver la fibra lanosa.
Por cada tonelada de borra que se obtiene de la semilla de algodón,
se producen, aproximadamente, 1,7 toneladas de semilla de algodón.
Una tonelada de semilla rinde alrededor de 200 Kg de aceite, 500 Kg
de harina de semilla de algodón y 300 Kg de cáscaras.
El aceite residual de la torta prensada hidráulicamente suele ser de
4-8 %, el de la torta prensada a tomillo, de 3-5 % y el de la harina extra-
ída con disolvente, de menos de 3 %.
El pigmento llamado gosipol ejerce un efecto inhibidor en las enzi-
mas digestivas. También es un antioxidante biológico que hace que dis-
minuya el apetito y que se produzca estreñimiento. Las gallinas ali-
mentadas con harina de semilla de algodón pueden dar huevos con
yemas moteadas debido al efecto del gosipol. Éste es tóxico para los ani-
males monogástricos cuando se les suministra en cantidades excesivas.
El cerdo y los conejos son los animales más sensibles. Las aves de corral
son más tolerantes. Los rumiantes adultos pueden ingerir gosipol,
mientras que los bovinos jóvenes son mucho más susceptibles.
Únicamente el «gosipol libre» (definido por la cantidad de gosipol
que puede extraerse con acetona acuosa) es fisiológicamente activo y tó-
xico. En la semilla bruta, el gosipol libre representa del 0,4-1,4 % del
peso de la pepita. Una gran parte de éste se transforma en semilla, du-
rante la elaboración con proteínas, aminoácidos, aceites, etc., y se con-
vierte en gosipol fijo. La cantidad restante de gosipol libre se encuen-
tra, en la torta prensada hidráulicamente, de 0,05-0,20 %; en la torta
prensada a tornillo, de 0,02-0,06 %; y en la harina extraída con disol-
vente antes del prensado, en un 0,05 %, aproximadamente. La harina
extraída directamente con disolvente contiene 0,1-0,4 %. Esto significa
que la torta prensada hidráulicamente y la harina extraída con disol-
vente directo son esencialmente piensos apropiados para los bovinos
debido al nivel elevado de gosipol.
Otro grupo de sustancias que se encuentran en la harina de se-
milla de algodón, los ácidos grasos ciclopropenoicos, pueden alterar
la estructura de las yemas de los huevos y darles un aspecto rosáceo
con el almacenamiento. La harina de semilla de algodón rica en

91 TOXINAS VEGETALES
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aceite residual es, por consiguiente, menos apropiada para las galli-
nas ponedoras.
El efecto biológico del gosipol puede evitarse añadiendo hierro, en
forma de sulfato férrico. La fórmula cuantitativa del hierro que hay
que añadir es en gran parte empírica. Para mejorar el crecimiento de
los bovinos se ha empleado una proporción de gosipol libre y hierro
de 1:1, para los pollos de asar, de 2:1; para las ponedoras, de 4:1; y para los
cerdos, de 1:1.
Las pepitas enteras de la semilla de algodón pueden utilizarse co-
mo pienso para los bovinos adultos, y es lo que suele hacerse cuando no
se dispone de un equipo de molienda apropiado. Las semillas suelen re-
mojarse en agua y suministrarse en pequeñas cantidades como suple-
mento del forraje verde. No debe suministrarse una cantidad excesi-
va, ya que el elevado contenido aceitoso puede causar diarrea. El
tratamiento de las semillas con un 5 % de sulfato férrico las hace ino-
cuas para incluirlas en pequeñas cantidades en las raciones para los
cerdos.
La harina de semilla de algodón es un excelente suplemento protei-
co para los bovinos. Las limitaciones que hay que considerar para la
utilización eficaz de este producto en las raciones para los cerdos y las
aves de corral tienen una importancia secundaria en el caso de los ru-
miantes. El gosipol, en concentraciones normales, no tiene efectos tóxi-
cos para los bovinos, pero se ha demostrado que la ganancia de peso de
los bovinos de carne disminuye cuando aumenta el contenido de gosi-
pol. Este efecto puede neutralizarse perfectamente añadiendo sulfato
férrico. Como las cáscaras (cascabillo) de algodón abundan en los moli-
nos donde se produce la harina, se pueden comprar mezclas de harina
y cascabillo. Una ración de engorde económica para los bovinos consis-
te en 20 % de harina y 80 % de cascabillo, que se suministran junto con
3-4 Kg de hierba al día más un suplemento mineral. La harina de semi-
lla de algodón, tanto desmotado como sin desmotar, produce estreñi-
miento en los bovinos, por lo que tiene valor cuando se mezcla en los
piensos que contienen grandes proporciones de melaza. Los terneros
son propensos a sufrir los efectos dañinos del gosipol a causa del des-
arrollo incompleto del rumen; por lo tanto, se ha recomendado que los

92 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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concentrados para los terneros de menos de 5 meses de edad no conten-


gan más de 10-15 % de harina de semilla de algodón.
La harina de semilla de algodón puede utilizarse con seguridad y
provecho en las raciones para los cerdos. Se pueden utilizar raciones
que contengan hasta 0,01 % de gosipol libre sin necesidad de añadir sa-
les férricas. Sobre la base de un análisis típico, esto significa que el lími-
te máximo de seguridad para una buena harina prensada a tornillo o
prensada previamente con disolvente es, aproximadamente, del 20 %.
Para la harina extraída directamente con disolvente, la ración es, apro-
ximadamente, del 5 %. Por encima de estas cantidades hay que añadir
hierro en una proporción ponderada de 1:1 hierro-gosipol libre.
También se puede utilizar la harina de semilla de algodón en las
raciones para los pollos en crecimiento cuando el gosipol libre no
supere el 0,03 %. Por debajo de este nivel, el hierro (2:1 hierrogosipol li-
bre) contrarrestará por completo el efecto depresivo. La semilla de al-
godón es pobre en lisina, y tal vez sea necesario corregir esta deficiencia
con un suplemento de lisina. La harina prensada previamente, obteni-
da con disolvente, puede utilizarse perfectamente en los piensos para
las ponedoras cuando se ha inactivado el gosipol con hierro (4:1 hierro-
gosipol libre) y si el gosipol libre no excede del nivel de 0,4 %.
Como para determinar la cantidad de gosipol libre que contiene
una harina hacen falta medios de laboratorio, cuando se utilice semilla
de algodón se puede adoptar, como práctica corriente, la adición de sul-
fato férrico a las raciones. Por ejemplo, para las ponedoras, se puede in-
cluir corrientemente un 0,05 % de hierro (que corresponde a 0,25 % de
septahidrato de sulfato férrico) en las raciones que contengan hasta un
10 % de harina de semilla de algodón y hasta un 0,16 % de hierro si se
utilizan cantidades mayores. Los pollos de asar no pueden tolerar más
de 0,07 % de hierro en la ración.
Las cáscaras de semillas de algodón se utilizan en muchas partes
del mundo como forraje basto para bovinos y ovinos. En Haití, las cás-
caras se extienden en el suelo de los corrales de engorde. Para aumentar
su valor nutritivo, se ha propuesto que las cáscaras se muelan finamen-
te de forma que el 50 %, aproximadamente, pase a través de una malla
N 50-60. La fracción fina utilizada para pienso tiene dos veces más de

93 TOXINAS VEGETALES
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contenido graso y 1,7 veces más de contenido proteico que las cáscaras
originales.
En algunos países se utiliza también el leño del algodonero como
forraje para los bovinos. Los tallos, las ramas y las hojas se han utiliza-
do para el bovino de carne, bien sea molidas, ensiladas o hidrolizadas
con hidróxido de sodio.

94 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Toxinas animales

Son numerosas las clasificaciones que pueden realizarse de las toxinas


animales. Así, pueden dividirse por su acción en hemolisinas, hemorra-
ginas, hipnotoxinas, neurotoxinas, etc. Por su tropismo las podemos di-
vidir en citotoxinas, hematotoxinas, cardiotoxinas, etc. También pue-
den dividirse con arreglo a la especie animal de que proceden en
batracotoxinas, ictiotoxinas, mitilotoxinas, etc. Como se comprende,
ninguna de estas clasificaciones es muy exacta y sólo nos proporciona
una idea aproximada y parcial en cuanto al criterio elegido para reali-
zarlas.
Por su mecanismo de acción, las toxinas animales se podrían divi-
dir en tres grandes grupos: las de acción directa, las de mecanismo de
acción indirecto y las que originan trastornos por acción enzimática.
Dentro de las toxinas de acción directa podemos incluir todas
aquellas que tienen una acción nociva inmediata y por sí mismas, pu-
diendo estar o no favorecida esta acción por otras sustancias. Como
ejemplo podemos citar el ácido fórmico o la histamina.
Entre las toxinas animales con mecanismo de acción indirecto in-
cluiremos todas aquellas que actúan tras un desdoblamiento de la mo-
lécula primitiva, es decir, su acción se desarrolla una vez que han sido
metabolizadas en el organismo receptor. Como ejemplos nos pueden
servir algunos venenos de serpientes, que en el organismo receptor pa-
san a bradicinina.
Finalmente, las toxinas animales que actúan por acción enzimática
son aquellas en que su acción tóxica se desarrolla interfiriendo con una

95 TOXINAS ANIMALES
TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 96

acción fisiológica a un determinado nivel, generalmente por bloqueo


de un proceso enzimático, que puede afectar al transporte de iones, un
sistema de inducción, etc. Como ejemplo pueden servir las toxinas he-
molíticas.
Las toxinas animales presentan como característica general su cua-
lidad antigénica, consecuencia del carácter proteico de la mayoría de
ellas. Sin embargo, las de bajo peso molecular es posible que no se pue-
dan incluir dentro de los antígenos completos, sino dentro de los hapte-
nos, y desarrollen su acción tóxica en unión de proteínas.
Otra característica de la mayoría de las toxinas animales es que sue-
len constituir parte de un veneno, el cual está, en general, constituido
por una mezcla de sustancias que facilitan la difusión orgánica del
componente activo. Dentro de estas sustancias se encuentran fosfolípi-
dos, hialuronidasa, sustancias histaminógenas, aminas diversas, etc., los
cuales provocan en el organismo receptor una serie de reacciones que
facilitan que la toxina llegue a su sitio de acción.
Quizá una de las características más acusadas de las toxinas anima-
les sea la forma de introducción en el organismo del animal receptor, ya
que ésta se realiza en unos casos por inoculación más o menos profunda
en el tejido subcutáneo o muscular y en otros, por vía digestiva.
Los venenos animales que son inoculados proceden de tres grandes
grupos de animales: insectos, arácnidos y serpientes. Todos estos ani-
males están dotados de diferentes aparatos de inoculación, como agui-
jones, uñas, dientes acanalados o caniculados, etc., por los que circula el
veneno, que en general proviene de una glándula.
Sin embargo, en España, consideramos de mucha mayor impor-
tancia las toxinas cuya vía de entrada en el animal receptor es la digesti-
va, es decir, las que originan intoxicaciones alimentarias. Dentro de es-
te grupo tenemos los venenos procedentes de moluscos y de peces.

VENENOS PROCEDENTES DE ARTRÓPODOS

Los artrópodos (término que significa ‘patas articuladas’) son animales


invertebrados que incluyen una gran variedad de especies, clases y ór-

96 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 97

denes. Es el filum más numeroso del Reino Animal. Muchos de ellos


producen sustancias que son nocivas para la especie humana. Nos re-
feriremos a los más representativos desde el punto de vista toxi-
cológico.

TABLA 1. CLASIFICACIÓN PARCIAL DE ARTRÓPODOS DE INTERÉS TOXICOLÓGICO


EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Abejas, Abejorros
a) Himenópteros Avispas
Hormigas

b) Dípteros (moscas y mosquitos)


Clase Insectae
c) Lepidópteros (orugas de mariposas)

d) Sifonápteros (pulgas)

e) Anopluros (piojos)

Escorpiones
Clase Arachnidae Arañas
Garrapatas

Clase Quilopode Escolopendras

La prevalencia de picaduras por artrópodos en la población es muy


elevada y así, sólo para las picaduras por himenópteros, existen estudios
que muestran que el 56,6 % de la población en Italia o el 61 % en Tur-
quía han sido picados al menos una vez en la vida.
Aparte de por su alta prevalencia, las picaduras por artrópodos re-
presentan un problema sanitario no sólo por la posible toxicidad de los
venenos inoculados y que pueden llegar a producir reacciones fatales,
sino también por convertirse, algunos de ellos, en vectores de enferme-
dades transmisibles (ej.: garrapata).

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En nuestro país, la toxicidad de los venenos de las especies oriundas


raramente es mortal per se y la mayoría de las reacciones son de tipo lo-
co-regional; pero existe la posibilidad de desencadenar reacciones alér-
gicas o tóxicas severas en aquellas personas que se hallan sensibilizado
previamente al veneno.

INSECTOS

Heminópteros

Los himenópteros son artrópodos pertenecientes a la clase Insectae.


Probablemente existan más de 100.000 especies y sin duda estos insec-
tos causan al hombre más picaduras que ningún otro grupo de anima-
les venenosos.
Los que presentan interés toxicológico en la península Ibérica son:

1. Ápidos: el abejorro (Bombus agrorum) y la abeja (Apis mellifera).


2. Véspidos (avispas): avispa común (Vespula vulgaris), avispa pape-
lera (Polistes) y avispón (Vespa cabro).
3. Formícidos (hormigas): hormiga roja chica (Myrmica rubra laevi-
noides), hormiga negra, etc.

Son insectos ubicuos, de vida diurna, atraídos por olores y colores.


Por lo general, la abeja y el abejorro son dóciles y sólo pican cuando se
les molesta. La avispa por el contrario, es más agresiva pudiendo pro-
ducir picaduras sin aparente provocación. En cuanto a la hormiga, que
es poco agresiva, se producen ataques cuando invaden su hábitat.

1. Ápidos
A pesar de que su picadura no reviste gravedad, por su alta frecuencia
mueren todos los años más personas en Estados Unidos y Europa que
por mordedura de serpientes, como consecuencia de la sensibilización
al veneno y una reacción anafiláctica. La muerte puede venir, también,
por picadura de cientos de miles de insectos individuales.

98 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Dentro del género Apis se distinguen cuatro especies: la abeja me-


lífera gigante (Apis dorsata), la abeja melífera enana (Apis florea), la abe-
ja melífera oriental (Apis cerana) y la abeja melífera occidental (Apis
mellifera).
La picadura de la abeja se produce por la introducción del agui-
jón, que sólo está presente en las hembras (las obreras) y no existe en
los machos o zánganos. Está formado por tres elementos articulares,
un estilete y dos lancetas entre las que se encierra el conducto del ve-
neno.
Las lancetas tienen como fin aumentar el tamaño de la herida con
movimientos repetitivos permitiendo que el veneno fluya con mayor
facilidad. El aguijón va conectado a una vesícula localizada en la parte
posterior del abdomen del animal y que contiene el veneno.
En el caso de la abeja, el aguijón presenta unos dientes que, a mo-
do de arpón, quedan fijos en la piel impidiendo su salida por lo que
generalmente tras la picadura la zona posterior del abdomen se des-
garra produciendo la muerte subsiguiente del animal. Esto explica
por qué las picaduras de abeja suelen ser únicas, mientras que las pi-
caduras de la avispa, cuyo aguijón no posee esos filamentos, pueden
ser múltiples.
La composición del veneno de la abeja (tabla 2) tiene semejanzas
con el de la avispa, pero adicionalmente contiene:

– Factores hemolíticos como la Melitina I y II, que presentan una al-


ta afinidad por las membranas celulares originando alteración de
los fosfolípidos y lisis celular.
– Neurotoxina, conocida con el nombre de apamina.
– Factores alergénicos con gran poder de sensibilización, como la
fosfatasa ácida y alcalina, hialuronidasa para destruir las uniones
celulares y fosfolipasa A2; y hasta doce proteínas antigénicas pero
no enzimáticas.
– Mediadores de la inflamación como la histamina y el péptido
PDM, que favorece la degranulación de mastocitos y puede ori-
ginar reacciones inflamatorias locales no inmunológicas.

99 TOXINAS ANIMALES
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Los abejorros (Bombus, Megabombus y Pyrobombus) son de mayor


tamaño que la abeja pero con toxicidad similar. En la composición del
veneno (tabla 2) están presentes:

– Aminas biógenas: histamina, serotonina, dopamina, etc.


– Enzimas: son los mismos que presenta la abeja.

Son menos agresivos y rara vez pican, a menos que se les trate de
capturar. La sintomatología de la picadura es idéntica a la producida
por la abeja.

2. Véspidos
El veneno de las avispas (tabla 2) tiene histamina, serotonina dopami-
na, adrenalina y noradrenalina, como aminas biógenas.

– Factores alergénicos: hialuronidasa, fosfatasa ácida y fosfolipasa


A1.
– No tiene apamina ni melitina, pero presenta el PDM y el antíge-
no 5 (que es un componente alergénico), dentro del grupo de las
proteínas.
– En algunas fueron identificadas sustancias del tipo de la bradici-
nina.

La proporción de reacciones anafilácticas y de accidentes fatales es


mayor, lo que debe estar en relación con una proteína, el antígeno-5
ausente en el veneno de abejas. El aguijón de las avispas es liso, pu-
diendo producir varias picaduras sucesivas sin que quede clavado y fi-
jo en la piel.
En Europa viven muchas especies de avispas, todas venenosas, co-
mo las avispas papeleras (Polistes gallicus y Polistes dominulus), el avis-
pón (Vespa cabro) y las véspulas.
Los adultos de la avispa papelera (Polistes spp.) miden entre
16 y 20 mm y son de color oscuro con marcas amarillas que, en algunos ca-
sos, son de color rojizo. La cabeza tiene forma triangular vista desde el

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TABLA 2. COMPOSICIÓN PARCIAL Y DIFERENCIAS DE LOS HIMENÓPTEROS


Abeja Avispa Abejorro

Aminas biógenas
Serotonina – + +
Histamina + + +
Dopamina + + +
Nad + + +
Adrenalina – + +

Enzimas
Hialuronidasa* + + +
Fosfatasa ácida* + + +
Fosfolipasa A1* – + +
Fosfolipasa A2* + – +

Proteínas y péptidos
Melitina* + – –
Apamina + – –
Péptido Pdm + + –
Antígeno 5* (Vespula V5) – + +
API M611 + ? ?

* Componentes alergénicos.
Modificado de Pérez Pimiento.

lateral, sus patas son alargadas y presenta un lóbulo en la parte inferior


de sus alas secundarias. Su cintura se estrecha paulatinamente y vuela
con las patas caídas. Existen diversas variedades que pueden cambiar
ciertos rasgos de su anatomía.
Su nombre viene de la sustancia con la que construyen su panal,
que se asemeja al cartón-piedra y que es una mezcla de fibras de made-
ra con secreciones salivales de las avispas hembra.
Su alimentación varía en función de la época del año pero, por lo
general, alimentan a las larvas con carne en forma de gusanos y otros
insectos. Los adultos prefieren líquidos como miel, néctar o jugos de
otros insectos.
Es un insecto semisocial que vive en pequeñas colonias en las que
no existe la casta obrera. Las reinas inseminadas pasan el invierno

101 TOXINAS ANIMALES


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inactivas y se esconden en nichos protegidos (debajo de la corteza de


árboles o en las grietas de paredes de piedra). En primavera, constru-
yen el panal ayudadas por otras reinas secundarias, las cuales pasarán
luego a trabajar para la reina principal pero sin poner huevos. Cada
celdilla abierta contiene una única larva que es alimentada a base de
proteínas.
Su picadura no reviste peligro, salvo en los casos en que se produz-
ca una reacción alérgica a las proteínas que contienen el veneno inocu-
lado. Es un insecto beneficioso que contribuye al control de múltiples
insectos plaga.
La avispa amarilla (vespula spp.) es la más común y extendida en
Europa y Estados Unidos. Es la más pequeña y no mide más de 15 mm.
En cuanto a su anatomía, su cintura se estrecha bruscamente y lleva las
patas recogidas mientras vuela.
Vive en colonias que pueden llegar a producir miles de obreras en
una temporada. En climas cálidos, los avisperos pueden perdurar más
de una temporada, por lo que se las llega a llamar perennes, pero lo ha-
bitual es que las reinas inseminadas pasen el invierno inactivas. En pri-
mavera, construyen el panal. Son insectos sociales y organizados. En su
nido hay una reina, encargada de la reproducción; obreras, responsa-
bles de alimentar las larvas; y machos, que aparecen al final del verano
y cuya única función es fecundar a las nuevas reinas que invernarán
hasta la próxima primavera.
La avispa chaqueta amarilla es la más agresiva y difícil de contro-
lar. Suele construir su panal bajo tierra (en madrigueras abandonadas
de mamíferos) aunque, en el medio urbano, también se la puede en-
contrar.
Cuando pica una avispa chaqueta amarilla, es mejor abando-
nar la zona porque muchas avispas pueden venir en ayuda de la
atacante.

3. Formícidos
Dentro de las especies presentes en la península Ibérica las más impor-
tantes toxicológicamente son:

102 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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– Hormiga de fuego (Solenopsis invicta), es una especie que procede


de América. Su coloración es rojiza. En España causan grandes
daños en cosechas y en el ámbito sanitario son causantes de más
muertes que las mordeduras de serpientes.
Producen múltiples lesiones ya que una sola hormiga puede cla-
var el aguijón hasta siete veces en la misma zona, originando pá-
pulas milimétricas que evolucionan a pústulas estériles y escaras.
A veces estas lesiones pueden contaminarse con bacterias y re-
querir el uso de antibióticos.
El veneno contiene alcaloides de la Piperidina que puede originar
en ocasiones no sólo reacciones locales, sino también reacciones
de anafilaxia.
– Hormiga roja chica (Myrmica rubra laevinoides), es una especie
endémica en la Península. Aunque tóxica, su picadura es poco
seria.

En América Central y Sudamérica existen especies más venenosas,


como las tucandeiras y falotas cuyos tóxicos provocan localmente dolor,
ampollas, necrosis, linfadenopatías regionales y fiebre durante varios
días.
Estas sustancias venenosas son ricas en histamina y enzimas como
la hialuronidasa, fosfolipasa e inhibidores de la ATPasa.

Tipos de reacciones que origina la picadura de himenópteros

Reacciones locales
Son las más frecuentes y están relacionadas con los efectos locales de las
proteínas y aminas localizadas en los venenos de los himenópteros. De
ellas, es fundamental la acción de la histamina, que origina vasodilata-
ción y edema.
La sintomatología, producida por la reacción local a la picadura de
himenóptero, se caracteriza por dolor intenso en la zona de la picadura
con formación de una mácula-pápula de unos 2 cm que suele ir cedien-
do en unas horas. A veces aparecen vesículas o ampollas que no suelen

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generalizarse ni requerir tratamiento específico, ya que remiten espon-


táneamente.
Las llamadas reacciones locales aumentadas presentan una reac-
ción inflamatoria mayor de 10 cm e incluso afecta a toda una extremi-
dad y la sintomatología persiste durante más de 24 horas. Sin embargo,
este tipo de reacciones no conllevan un mayor riesgo de reacciones sis-
témicas ante nuevas picaduras.
Especial referencia debe hacerse a las picaduras localizadas en la
zona del cuello o faringe (por ejemplo, al tragar una avispa) dado que
el edema local puede llegar a originar un compromiso obstructivo de la
vía respiratoria, sin que se trate de una reacción anafiláctica. Asimis-
mo, las picaduras en la zona ocular pueden originar queratopatía bu-
llosa, opacidades corneales, cataratas, etc.

Reacciones tóxicas (picaduras múltiples)


Se trata de reacciones generalizadas no inmunológicas que se originan
por la gran cantidad de veneno inoculado (picaduras múltiples por el
ataque de un enjambre o colmena); no requieren, por tanto, sensibili-
zación previa. Son procesos poco frecuentes y afectan principalmente a
individuos jóvenes o ancianos.
La clínica estará determinada por la liberación, al torrente circula-
torio, de aminas biógenas (adrenalina, noradrenalina, serotonina, ace-
tilcolina) y sobre todo por la inoculación de unas grandes cantidades de
histamina.
La sintomatología será bastante similar a la reacción anafiláctica,
pero suele presentar algunos síntomas característicos (edema, urticaria
generalizada, cefalea, fiebre, espasmos musculares y convulsiones) y
existe un mayor predominio de síntomas gastrointestinales (vómitos
y diarrea).
Finalmente, si la reacción es intensa puede darse depresión cardia-
ca, arritmias, hipotensión, fallo renal, shock y muerte.
El grado y la intensidad del cuadro clínico dependerá del estado
previo del paciente (edad, cardiopatía previa, etc.) y del número total
de picaduras (se considera muy peligroso más de 20-30).

104 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Como ejemplo, esta situación puede ser posible por picaduras de la


abeja africana o «asesina», la cual, cuando pica, libera feromonas que
atraen al resto de la colmena.

Reacciones alérgicas
Son menos frecuentes que las anteriores, pero debido a la gravedad de
los síntomas tienen gran importancia.
Son propias de individuos cuyo sistema inmunológico reacciona,
de forma exagerada, cuando contacta con un veneno con el que se ha
sensibilizado previamente.
Existen dos formas básicas de manifestación de la inmunidad:

– Hipersensibilidad inmediata, de tipo I o reacción anafiláctica. Estas


reacciones se producen tras los primeros 15 ó 20 minutos de la pi-
cadura y presentan la máxima mortalidad en la primera hora.
En individuos previamente sensibilizados, la nueva picadura de
un himenóptero va a originar el reconocimiento del antígeno por
parte de los linfocitos B, con producción de IgE específica y de-
granulación de mastocitos y basófilos.
Esta degranulación produce la liberación de histamina, SRS-A,
(sustancia de anafilaxia de reacción lenta), ECF-A (factor quimio-
táctico de los eosinófilos) y otros mediadores inflamatorios, lo que da
lugar a una reacción de hipersensibilidad en mayor o menor grado.
La clínica comienza con prurito ocular y palmo-plantar, enrojeci-
miento facial y urticaria generalizada o angioedema en las formas
leves. Al cabo de unos minutos, puede originarse la aparición de tos
seca y disnea por broncoespasmo y/o estridor por edema laríngeo,
sabor metálico en la boca, náuseas, vómitos, retortijones y diarrea.
Si la reacción es más intensa se puede llegar a shock, pérdida de
conciencia y muerte.
En los estudios necrópsicos se comprueba que la mayor parte de los
pacientes presentan edema laríngeo o bronquial, más raramente he-
morragia o edema pulmonar. En muchas ocasiones se observan cam-
bios en el sistema cardiovascular y/o en el SNC con congestión vascu-
lar, signos de daño hipóxico e incluso infarto agudo de miocardio.

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En España se calcula que este tipo de reacciones tiene una


mortalidad de 0,08 fallecimientos por millón de habitantes y
año.
No hay una correlación entre el número de picaduras y la mag-
nitud de la reacción (ésta va a depender del grado de sensibili-
zación previo), por lo que una sola picadura puede resultar
mortal.
– Hipersensibilidad retardada. Puede ser de dos tipos:

• Tipo III: está mediada por la formación de inmunocomplejos,


entre componentes del veneno e inmunoglobulinas, que al depo-
sitarse en los diferentes tejidos pueden originar, tras 1 ó 2 sema-
nas de la picadura, inflamación y daño tisular en órganos diana
con aparición diferida de urticaria, artralgias, fiebre, glomerulo-
nefritis, vasculitis, etc.
En profesiones de riesgo (agricultores, apicultores), la aparición
de estos síntomas debe hacernos pensar en la posibilidad de estar
originados por picaduras previas, pero el paciente no recuerda
este hecho si no se le pregunta específicamente.
• Tipo IV: es mucho menos frecuente; está mediada por células T y
se caracteriza por la aparición tardía de una reacción local infla-
matoria, generalmente grave, sobre la zona de la picadura.

Diagnóstico de las picaduras


Habitualmente es suficiente la historia y la imagen clínica para diag-
nosticar las picaduras. Es útil preguntar por la afectación de otras
personas próximas, el contacto con animales y la estancia en lugares
sospechosos (excursiones, jardines, granjas, casas cerradas, etc.). Al-
gunos pacientes no reconocen estos antecedentes y son reacios a admi-
tir el diagnóstico.
En la mayoría de los casos, no es posible establecer cuál ha sido el
agente causal teniendo en cuenta sólo la morfología y disposición de las
lesiones. La biopsia ayuda a establecer el diagnóstico, sobre todo si en el
infiltrado hay gran cantidad de eosinófilos, pero en muchos casos no
permite afirmarlo con certeza.

106 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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¿Cómo se detecta si existe una sensibilización alérgica?


Siempre que una picadura presente síntomas locales más importantes y
extensos de lo que suele ser habitual o que presente síntomas generales
como reacción a la misma, es necesario acudir al especialista para poder
establecer el posible diagnóstico de sensibilización alérgica, lo cual con-
dicionará las posibilidades terapéuticas en cada caso concreto.
Los síntomas que haya presentado el paciente junto con la posibili-
dad de identificar el insecto causante de la picadura, o en su caso las ca-
racterísticas propias de la picadura, pueden orientar el diagnóstico, el
cual se confirmará mediante la realización de pruebas cutáneas y la de-
terminación de anticuerpos específicos en sangre.
Actualmente se dispone de reactivos bien estandarizados para la
realización de pruebas frente a abejas, avispas, pulgas y determinadas
especies de mosquitos.

Tratamiento de las picaduras


Puede dividirse en dos tipos según el cuadro clínico, pero en cualquier
caso debe realizarse de forma inmediata al momento de la picadura.

Reacciones locales

1. En el caso de picadura de abeja, deberá extraerse el aguijón me-


diante pinzas o rasurado con maquinilla de afeitar de hoja (nun-
ca eléctrica, ya que su vibración puede aumentar la inoculación).
Así evitaremos la continuación de la entrada del veneno, porque
el saco del abdomen sigue contrayéndose automáticamente aun-
que esté separado del animal.
2. Deberá aplicarse hielo local para disminuir el prurito y la infla-
mación y aliviar el dolor. En caso de dolor muy intenso, puede
realizarse infiltración local con anestésico.
3. Podrán aplicarse antihistamínicos por vía oral o intravenosa, de-
pendiendo del grado de reacción. Por ejemplo: terfenadina
120 mg v. o., clemastina 1 mg v. o., dexclorfeniramina (Polara-
mine®) de 5 a 10 mg i. v.

107 TOXINAS ANIMALES


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4. Dependiendo de cada caso, deberá valorarse la aplicación de


corticoides v. o. (prednisona 50-100 mg, según peso) o en forma
tópica, para disminuir la inflamación.

Reacciones anafilácticas o tóxicas


El tratamiento dependerá, como es lógico, de la gravedad del cuadro
aunque, dada la potencial gravedad y rapidez de instauración, es prio-
ritaria la actuación inmediata. En estos casos, la eliminación de los
aguijones y las vesículas queda en segundo término, siendo prioritario
el inicio de las medidas generales.

1. En caso de hipotensión grave o shock: adrenalina de 0,3-0,5 mg


s. c. (con masaje local para mejorar la absorción) o i. m. en adultos, y de
0,001 mg/Kg de peso hasta un máximo de 0,3 mg en niños. Las dosis
podrán repetirse a los 10 ó 15 minutos según la evolución.
En casos severos, puede utilizarse una ampolla de adrenalina
(1 mg) i. v. diluida en 9 cc de suero fisiológico, administrado en bolus
repetidos de 2-3 ml equivalentes a 0,2-0,3 mg.
Canulación de vía periférica y fluidoterapia enérgica con suero fi-
siológico o expansores del plasma: almidones (Hemohes®) o gelatinas
(Gelafundina®).
Administración de antihistamínicos por vía endovenosa, por ejem-
plo dexclorfeniramina (Polaramine®), 5 a 10 mg i. v.
Administración de corticoides por vía endovenosa, por ejemplo
6 metil-prednisolona (Urbasón® o Solu-Moderín®) (1-2 mg/Kg) o hidro-
cortisona (Actocortina®) (10 mg/Kg).

2. En caso de broncoespasmo severo se administrará adrenalina


0,3-0,5 mg s.c. (en muchas publicaciones americanas se contempla el
empleo de adrenalina en aerosol, mucho menos utilizada en Europa).
Aerosoles de ß2: salbutamol (Ventolín®) 2 ml de solución para ne-
bulización durante 3 minutos o terbutalina (Terbasmín®). En casos se-
veros puede utilizarse Ventolin® i. v.
Puede ser útil en situaciones de escasa respuesta añadir aminofilina
endovenosa (Eufilina®) 5,4 mg/Kg diluido en 100 cc de suero fisiológi-

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co, a pasar en 15-20 minutos y posteriormente mantener perfusión a


una dosis de 0,4 mg/Kg/hora.
Corticoides i. v. a las dosis anteriormente mencionadas.
Asimismo, será necesario el mantenimiento de la vía aérea con oxi-
genoterapia e intubación, si fuera preciso.

3. En caso de laringoespasmo: adrenalina y corticoides en las dosis


habituales. Oxigenoterapia y valoración de cricotiroidotomía en caso ne-
cesario.

Medidas preventivas

Generales
Se utilizarán fundamentalmente en personas sensibilizadas:

1. No caminar descalzo por el césped.


2. Evitar trabajos de jardinería.
3. Evitar colores vivos en los vestidos o uso de perfumes.
4. Utilizar ropa de manga larga al salir al campo.
5. Eliminar nidos o colmenas cercanas a las zonas habitadas (a rea-
lizar por otras personas).
6. No agitarse o ponerse nervioso al ver abejas o avispas, ya que pa-
rece que las excita y las atrae.
7. Llevar consigo siempre un equipo de administración con adre-
nalina (Adreject®).

Profilaxis específica
En las personas que han presentado reacciones generalizadas graves, se
aconseja la desensibilización paulatina con veneno de himenóptero (se rea-
liza con una mezcla de venenos, ya que puede haber reacciones cruzadas).
Con ello se consiguen desensibilizaciones entre el 98-99 %, tras 3 años de
tratamiento, con dosis de mantenimiento de 100 µg, cada 4-6 semanas.
Dado que la administración de las dosis desensibilizantes no está
exenta de riesgos y que sólo el 60 % de los pacientes que han presentado re-

109 TOXINAS ANIMALES


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acciones graves van a desarrollar anafilaxia frente a nuevas picaduras, la


indicación de su administración deberá hacerse por un alergólogo después
de valorar cada caso concreto y siempre con control médico exhaustivo.
Se puede contemplar la inmunoterapia con alérgenos cuando:
1. Existan pruebas claras de una relación entre los síntomas y la ex-
posición a un alérgeno inevitable al que el paciente es sensible.
No obstante, con objeto de evitar errores de diagnóstico, actual-
mente se propugna la determinación de pruebas serológicas
complementarias, IgE específicas antiveneno, para aquellos pa-
cientes que con clínica sistémica franca presentan resultados ne-
gativos en la cutirreacción.
Estos falsos negativos, probablemente, se originan porque existe
una disminución paulatina de las concentraciones de algunos
alérgenos en los preparados comerciales.
2. Haya una reacción alérgica durante la totalidad o la mayor parte
del año.
3. Sea difícil controlar la alergia con medicamentos.
4. El beneficio potencial de la inmunoterapia sea significativo (por
ejemplo, en niños mayores de 3 años y en adultos jóvenes).
Una de las ventajas principales de la inmunoterapia es que los pa-
cientes pueden seguir mejorando durante años después de que el trata-
miento haya terminado. La inmunoterapia puede:

1. Aliviar síntomas por lo menos 3 años después de la suspensión


del tratamiento.
2. Producir cambios inmunológicos que persisten por lo menos
3 años después del tratamiento.

LEPIDÓPTEROS

Algunas orugas, de lepidópteros (mariposas), son venenosas al estar re-


vestidas por multitud de pelos quitinosos, urticarizantes, que liberan
histamina, acetil- colina y proteínas histaminógenas.

110 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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En la península Ibérica y parte de Europa, es muy frecuente el


cuadro urticarizante por una especie llamada «procesionaria del pi-
no» (Thaumetopaea pityocampa). Estas orugas forman grandes filas
en los troncos de árboles durante la primavera; muchos perros son
atraídos por ellas causándoles lesiones graves con eritema, habón e
incluso la zona afectada puede necrosarse, como ocurre cuando con-
tactan con la lengua.
Otros ejemplos son: «procesionaria del roble» (Thaumetopaea pro-
cessionaea) y «procesionaria de plantas bajas».
El tratamiento a aplicar consiste en retirar los pelos adheridos a la
piel y administrar corticoides tópicos; en casos más graves, aplicar tam-
bién antihistamínicos sistémicos.

DÍPTEROS

Dentro de este grupo tenemos las moscas y los mosquitos. General-


mente, sólo producen una reacción habonosa pruriginosa. Destacan los
mosquitos, Theobaldia annulata y Culex pipiens, y el «tábano de la llu-
via», Haematopoda pluviales.

SIFONÁPTEROS

En algunos países, las pulgas son vectores de enfermedades producidas


por virus, rickettsias y bacterias. Existen al menos 2.000 especies y son
parásitos obligados o temporales del hombre.
En las aves y en los mamíferos son parásitos externos. Hay varios
cientos de especies entre las que cabe citar la pulga propia del hombre,
la del gato y la del perro; la pulga del hombre (Pulex irritans) es hoy
menos frecuente y más comunes la del perro (Ctenophalides canis) y la
del gato (Ctenophalides felis), pudiendo parasitar también al hombre.
La picadura la realizan mediante tres estiletes perforantes que tienen
en su boca, lo que les permite chupar la sangre directamente de los ca-
pilares sanguíneos.

111 TOXINAS ANIMALES


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Con la picadura inyectan secreciones orales que poseen propieda-


des anticoagulantes y anestésicas. Las pulgas adultas pueden permane-
cer en fase letárgica durante varios meses hasta que reciben las vibra-
ciones de un posible huésped, saltando rápidamente sobre el mismo
para proceder a su alimentación.
Tienen una gran capacidad para el salto (30 cm o más), y ponen un
gran número de huevos, alrededor de 1.000 a lo largo de su vida, que
depositan en sus nidos y en las plumas o pelos de sus huéspedes.
Las manifestaciones clínicas están dadas por el grado previo de
sensibilidad del paciente. Los antígenos responsables de la reacción
inmune son múltiples y se encuentran en la secreción oral de la
pulga.
La lesión característica es la pápula, habitualmente en los tobillos o
muñecas, que puede extenderse hacia zonas proximales. Generalmente
son 1 ó 3 picaduras agrupadas en forma irregular sobre un área de po-
cos centímetros. Son muy pruriginosas, habitualmente con un punto
hemorrágico central. Subsisten por 2 ó 3 días. Pueden presentarse en
forma precoz y/o tardía.
En forma menos frecuente, pueden aparecer vesículas, bullas y
pústulas.
En cuanto a la urticaria papular o prúrigo agudo, las lesiones apa-
recen súbitamente, son intensamente pruriginosas y consisten en un
habón urticariano inicial, que es reemplazado, algunas horas después,
por una pápula con una vesícula en la cima. Se encuentran en superfi-
cies extensoras expuestas y también en el tronco. No comprometen las
regiones genital, perianal y axilar. A diferencia de la urticaria, estas le-
siones tardan días en desaparecer.
A veces, la existencia de una nueva picadura de pulga reactiva los
lugares donde anteriormente se habían producido otras picaduras.
Se recomienda la aplicación de las siguientes medidas preventivas
para combatir la presencia de pulgas:

1. Buena higiene personal y de la familia.


2. Limpieza frecuente para eliminar huevos, larvas, crisálidas e in-
sectos adultos del ambiente.

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3. Fumigación o pulverización con insecticidas, aunque las pulgas


han desarrollado resistencia a muchos de ellos.
4. Mantener a los perros y a los gatos limpios, con collares antipara-
sitarios.
5. Pulverización o fumigación, con insecticidas apropiados, en las
perreras. Lo mismo debe realizarse con los trayectos de las ratas
si se conocen.

El objetivo del tratamiento es romper el ciclo de vida de la pulga,


empleando un insecticida tanto dentro como fuera de la casa y también
con las mascotas. Los nebulizadores caseros y los collares para perros
contra las pulgas no siempre son efectivos.
La loción de Calamina ayuda a aliviar el prurito.

ANOPLUROS

Los piojos pasan toda su vida en el huésped; incluso ponen los huevos
sobre los anejos cutáneos, a los que se adhieren por un cemento; su
cuerpo es plano y están dotados de fuertes uñas por las que se adhieren
a los pelos.
Los piojos masticadores o malófagos son propios de las aves y los
chupadores, de los mamíferos. El hombre es parasitado por el piojo hu-
mano (Pediculus humanus) con dos variedades Pediculus capitis y corpo-
ris; y por el piojo del pubis (Phthirus pubis).
Los lugares habituales donde encontramos estos parásitos son: el pelo
de la cabeza para el piojo de la cabeza, las fibras de la ropa para el piojo
del cuerpo y el pubis para el piojo del pubis. El contagio se produce por
contacto directo, por ropa y por el coito (en el caso del piojo del pubis).

Manifestaciones clínicas

1. Al picar inyectan una saliva irritante que produce una pápula erite-
matosa y pruriginosa. Al rascarse aumenta la inflamación y pueden
aparecer infecciones secundarias como impétigo y furunculosis.

113 TOXINAS ANIMALES


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2. Un cuadro raro y poco conocido es la parálisis o toxicosis por


mordedura de piojos (Acarina). Se presume que es causada por
una neurotoxina producida por los piojos hembra mientras se
alimentan. Los niños son las víctimas habituales. El cuadro clíni-
co es el de una parálisis motora ascendente que se confunde con
la poliomielitis o el síndrome de Guillain-Barré; la muerte so-
breviene por parálisis respiratoria.
El diagnóstico definitivo se establece por el hallazgo del piojo,
que puede estar en cualquier parte del cuerpo, pero especial-
mente en el cuero cabelludo. La retirada del piojo ocasiona, a
veces, la resolución de la parálisis en menos de 24 horas; cuanto
más avanzada está la parálisis más lenta es la recuperación.
Puede estar implicado más de un piojo, por lo que debe seguir
investigándose su presencia si el paciente no mejora. Los piojos
introducen profundamente sus mandíbulas mientras se alimen-
tan, por lo que, para retirarlos es mejor aplicar una sustancia tó-
xica como alcohol, éter, yodo o cloruro de etilo directamente so-
bre su cuerpo; el animal debe entonces ser sujetado con unas
pinzas y rotado en dirección antihoraria para su extracción.

Este cuadro es producido por piojos de la familia Ixodidae (Derma-


centor andersoni, Dermacentor variabilis, Amblyomma americanum y
Amblyomma maculatum).
Se deben aplicar medidas preventivas, de manera que se mantengan
unas condiciones de higiene que eviten la transmisión entre individuos.
Los pediculicidas nunca se deben emplear como medida profiláctica.
Los fármacos más empleados para el tratamiento de la pediculosis
son: piretrinas, organofosforados, organoclorados y ácido acético.

ARÁCNIDOS

GARRAPATAS

Son un grupo de arácnidos ectoparásitos y hematófagos con una gran


importancia médica y veterinaria.

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La gran mayoría de especies pueden picar al hombre, producién-


dole desde lesiones locales hasta cuadros de parálisis generalizada.
Algunas de ellas se comportan como vectores de enfermedades
causadas por virus, bacterias y protozoos. Pueden tener uno o varios
hospedadores.
En Europa las especies capaces de provocar parálisis son Ixodes ri-
cinus y Haemophisalis punctata.
Una picadura de garrapata puede provocar distintos cuadros clíni-
cos, desde pasar desapercibida a producir una reacción local, una reac-
ción alérgica con manifestaciones sistémicas (que puede desembocar en
un shock anafiláctico) o una parálisis de origen tóxico; sin olvidarnos de
las enfermedades que pueden transmitir en su condición de vectores.
En nuestro país son excepcionales los casos de parálisis por picadu-
ra de garrapata, aunque se han descrito casos típicos aislados. Tras la
picadura, en los cuadros toxicoparalíticos, se observa un eritema local
similar al del eritema crónico migratorio, acompañado de parestesias
que evolucionan a una parálisis fláccida ascendente, disfagia, trastornos
de la visión y del habla, sin sintomatología general. El líquido cefalo-
rraquídeo es rico en células y proteínas.
El cuadro se resuelve tras la retirada de la garrapata, muchas veces
oculta en el cuero cabelludo.
Existen diversos métodos para la eliminación de la garrapata adhe-
rida a la piel del paciente. Pueden utilizarse insecticidas como piretri-
nas o dietiltoluamida. También puede empaparse el artrópodo con clo-
roformo o petróleo. Otro método consiste en clavar en el caparazón
de la garrapata un objeto punzante y candente (ej.: una aguja intra-
muscular).

ARAÑAS

Son artrópodos que se caracterizan por tener dividido el cuerpo en dos


partes, una anterior (prosoma o cefalotórax) y otra posterior (opistoso-
ma o abdomen). En el cefalotórax se encuentran las piezas bucales, los
palpos mandibulares, los quelíceros, los ojos y cuatro pares de patas;

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mientras que en el abdomen se encuentra la cloaca. Son de vida terres-


tre, las hembras son de mayor tamaño y se reproducen por huevos.
Las arañas no atacan espontáneamente y sólo lo hacen cuando se
sienten agredidas o al ser aplastadas. La cantidad de veneno es muy pe-
queña pero, en algunas especies, lo suficiente para producir intoxica-
ciones graves y mortales.
De las más de 100.000 especies de arañas que existen (prácticamen-
te todas recurren al veneno para matar a sus presas), sólo unas pocas
pueden considerarse peligrosas para el hombre o los animales. Ello se
debe a que muchas de las especies de arañas son tan pequeñas que sus
mandíbulas no pueden perforar la piel. Si a ello añadimos el estilo de
vida de las arañas (nocturnas, crípticas, lentas para morder a sus vícti-
mas, alimentándose de insectos casi en exclusividad), veremos que el
problema médico que suponen es pequeño. De entre ellas, sólo las ta-
rántulas pueden suponer un problema en nuestro medio.

Signos y síntomas por ataque de arácnidos

Accidente loxoscélico
Las arañas reclusas o pardas pertenecen al género Loxosceles. Son pe-
queñas (10-15 mm), de color marrón y con un dibujo en forma de vio-
lín sobre la parte dorsal del cefalotórax, de ahí que también se las co-
nozca como arañas violín o caseras.
Algunas poseen un veneno potente citotóxico y hemolítico que ori-
gina necrosis de piel, tejido celular subcutáneo y músculo subyacente,
que se conoce como loxocelismo o aracnoidismo necrotizante.
El veneno contiene hialuronidasa, fosfolipasa, fosfohidrolasa, este-
rasa, fosfatasa alcalina y proteasa. La dermatonecrosis probablemente
esté en relación con esfingomielinasa-D, que lisa las membranas celula-
res y produce hemólisis.
Las especies más peligrosas son: Loxosceles reclusa del sur de Esta-
dos Unidos y Loxosceles laeta de América del Sur. En el Mediterráneo y
la península Ibérica vive la Loxosceles rufescens, pero su mordedura sólo
causa edema local y no hay necrosis (o ésta es muy leve).

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El cuadro clínico se caracteriza por presentar dos formas de mani-


festación: una cutánea y localizada (loxoscelismo cutáneo) y otra gene-
ralizada (loxoscelismo cutáneo víscero-hemolítico o sistémico).
El sitio de picadura suelen ser nalgas, muslos y, en ocasiones, la ca-
ra. A veces sin dolor, otras veces hay localmente picor, dolor y sensación
de escozor, con halo azulado en torno a la picadura o cianosis local.
Posteriormente aparece una pápula o bulla que se transforma en úlcera
gangrenosa, cubierta por costra o escara.
El cuadro cutáneo se inicia con una sensación de lancetazo en el
momento de la mordedura, sobreviniendo un dolor que a veces pue-
de ser intenso, acompañado de prurito local o generalizado, intran-
quilidad, insomnio, etc. Después de 30-60 minutos se observa una zo-
na eritematosa, produciéndose un edema leve-moderado. Hay
malestar general con fiebre que desaparece en 24-48 horas. Se puede
presentar una zona pálida con zonas violáceas equimóticas de bordes
irregulares.
Al cabo de 2 días o más, aparecen pústulas con contenido sero-san-
guinolento que posteriormente se reabsorbe dejando una costra negra
(escara); ésta puede infectarse y dejar una lesión ulcerada que tarda se-
manas o meses en cicatrizar.
El cuadro grave o cutáneo visceral se caracteriza porque, además
de las manifestaciones ya señaladas en el loxoscelismo cutáneo, se
acompaña precozmente de malestar general, anemia, náuseas, vómitos,
cefalea, hipertermia, sudoración profusa, ictericia y compromiso del
sistema nervioso central.
Antes de que la lesión cutánea alcance su completa evolución pue-
de producirse la muerte, dentro de las 48-96 horas, por complicaciones
debidas a insuficiencia renal aguda, acidosis metabólica, trastornos hi-
droelectrolíticos y sepsis.
La intensidad de este cuadro está supeditada a una serie de factores
que juegan un rol importante: la edad de la persona, el estado de salud
previo al accidente, los factores genéticos, la cantidad de veneno inocu-
lado y la presencia de lesiones cutáneas en el tórax y abdomen. La leta-
lidad depende del diagnóstico precoz, del manejo adecuado y de las
complicaciones.

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El diagnóstico se basará en la clínica, aunque podemos usar un test


de inhibición de la hemaglutinación (como máximo es útil un día des-
pués de la picadura, pasado este período ya no sirve). La biopsia de piel
tampoco es específica.
Es preciso que el diagnóstico sea diferencial, ya que este accidente
se puede confundir con picaduras de otros artrópodos, infecciones de la
piel que producen celulitis y linfangitis (estafilococosis, estreptococo-
sis), carbunco cutáneo, vasculitis y traumas o golpes.
El tratamiento de las úlceras pequeñas de menos de 2 cm de diá-
metro, sin progresión, se basa simplemente en una desinfección perió-
dica y apósitos estériles, dejando el miembro, con la picadura, en alto.
Si las úlceras son mayores de 2 cm de diámetro, administraremos
corticoides por vía sistémica, aunque su beneficio no ha sido demostrado.
La mayoría de cirujanos optan por dejar que la úlcera cure por
granulación, con desinfección meticulosa, desbridamientos y coloca-
ción de agentes secantes y limpiadores; posteriormente, colocaremos un
injerto cuando ya esté curada.
Existe un suero antivenenoso o antiloxoscélico, pero para que sea útil
ha de ser administrado antes de que pasen 30 minutos desde la picadura.
Las formas graves o generalizadas pueden llevar a la muerte, por lo
que el afectado deberá quedar ingresado en el hospital con controles pe-
riódicos de hemograma, coagulación, urea y creatinina. Unos leucocitos
de 20.000 a 30.000 indican gravedad. Para el tratamiento se usan corticoi-
des, transfusiones de hematíes, plaquetas, plasma y factores de coagula-
ción si fueran necesarios. También se requiere tratamiento de la insufi-
ciencia renal.

Accidente latrodéctico
Es ocasionado por las arañas del género Latrodectus que poseen acción
neurotóxica, actuando especialmente a nivel del sistema neurovegetati-
vo. Su especie más destacada es la L. mactans conocida como «viuda ne-
gra». Su nombre se debe a que la hembra (de 13 mm), tras la cópula, se
come al macho (de 6 mm).
Aparte de la L. mactans, que es originaria de América, otras especies
importantes son L. hesperus y L. variolus, en el oeste y norte de Estados

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Unidos y Canadá; la viuda roja o L. bishopi y la viuda marrón o L. geome-


tricus, que viven en Florida y Sudamérica, ésta última es muy ponzoñosa.
En África y Madagascar encontramos la viuda manchada o L. ma-
culatus, y la viuda blanca o L. pallidus, con abdomen blanco lechoso.
En Europa hay varias especies: L. lugubris de Rusia, L. malmignia-
tus de Europa central y L. tredecinguttatus de los países mediterráneos,
entre ellos España, siendo más frecuente en Valencia y Andalucía.
El veneno contiene lípidos, carbohidratos y proteínas, pero el prin-
cipal componente es la latrotoxina, que produce una potente liberación
de neurotransmisores, en particular la acetil-colina, que actúa a nivel
del sistema nervioso central y periférico (en las terminaciones nervio-
sas, provoca el dolor de la mordedura).
Además, el veneno actúa sobre el sistema nervioso afectando los
mecanismos de acción neuromuscular, alterando la cinética de los iones
sodio y potasio en la sinapsis.
Como componentes se han hallado también polipéptidos y enzi-
mas, tales como la hialuronidasa y ácido d-aminobutírico.
Su picadura es inaparente en el momento de la misma; más tarde
aparece dolor local y eritema, que a veces no se relaciona con la picadu-
ra de la araña.
El cuadro clínico general se conoce como latrodectismo presentán-
dose, desde minutos a horas después de la picadura, con dolores cada
vez más intensos por todo el cuerpo, sensación de ardor o escozor en la
planta de los pies, calambres y espasmos musculares, hiperreflexia oste-
otendinosa, rigidez de la pared abdominal, posición fetal de la víctima,
priapismo, retención urinaria, fasciculaciones, parestesias, cefaleas,
náuseas, vómitos, sudoración profusa y ansiedad extrema.
Las contracciones musculares y la facies latrodéctica por contractu-
ra de los maseteros pueden hacer confundir el cuadro con un tétanos o
intoxicación por estricnina. El abdomen duro o en tabla puede llevar a
realizar laparotomías erróneas. Además puede aparecer fiebre, delirio,
insuficiencia renal, convulsiones y fallo cardiopulmonar.
El cuadro clínico experimenta exacerbaciones y atenuaciones suce-
sivas, disminuyendo la intensidad de las crisis hasta desaparecer en la
convalecencia.

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Generalmente, los síntomas agudos duran entre 48 y 72 horas. Des-


pués de este tiempo los dolores y contracciones disminuyen dejando a
veces mialgias, astenia y parestesias.
En su tratamiento el primer problema es haber diagnosticado que
se trata de latrodectismo; por ello debemos buscar la picadura de la ara-
ña, que se trata de dos diminutas marcas eritematosas separadas por
una distancia de 1 ó 2 mm, a veces con cierto edema.
Para calmar el dolor administraremos analgésicos como aspirina o
paracetamol e incluso opiáceos, aunque no suelen dar gran resultado.
Los relajantes musculares son útiles, sobre todo el gluconato cálci-
co, mientras que el diacepam y metocarbamol son menos eficaces.
Controlaremos de forma periódica la presión arterial y la frecuen-
cia cardiaca, de aparecer hipertensión arterial administraremos fárma-
cos hipotensores.
La neurotoxicidad severa con riesgo de parada respiratoria y teta-
nia son indicadores de ingreso en UCI, intubación endotraqueal y ven-
tilación mecánica.
Existe un suero antivenenoso en Estados Unidos indicado para la
picadura de arañas americanas, que son las más peligrosas; se expende
en ampollas de 2,5 ml y suele bastar con una.
Debemos realizar profilaxis antitetánica. Los corticoides y antihis-
tamínicos no tienen utilidad.
La mayoría de estos accidentes tienen buen pronóstico, los cuadros
más severos se dan en niños y ancianos. La letalidad, aunque rara, pue-
de ocurrir por insuficiencia respiratoria. Las complicaciones son infre-
cuentes, incluyen: edema pulmonar y neuropatía periférica.
El diagnóstico diferencial incluye intoxicación alimentaria, abdo-
men agudo, neumonía, mordedura o picadura de otros animales pon-
zoñosos y cólico renal.

Accidente por Phoneutria


El veneno de las arañas del género Phoneutria, al igual que otros arác-
nidos, posee acción neurotóxica y parcialmente cardiotóxica. El género
Phoneutria es conocido como la «araña de los plátanos» o «araña de los
mercados de frutas» con sus especies P. fera, P. reidyi y P. Bolivianus.

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La sintomatología se inicia con dolor muy intenso en el lugar de la


mordedura que se irradia por el miembro afectado. Otras manifesta-
ciones son: edema, eritema, parestesia y sudor en el lugar de la picadu-
ra, donde se puede visualizar, algunas veces, las marcas de dos puntos
de inoculación.
Cuando el dolor es muy intenso la temperatura baja acentuada-
mente, hay taquicardia, hipertensión moderada y sudores.
En algunos casos se pueden presentar dolores abdominales, acom-
pañados de vómitos y caída de los párpados (con deficiencia en la aco-
modación visual); los síntomas desaparecen entre 14 y 20 horas.
Los casos graves son muy raros y se presentan en niños, en quienes,
además de la sintomatología ya citada, hay presencia de sudoración pro-
fusa, sialorrea, vómitos, diarrea, priapismo, hipertonía muscular, hipo-
tensión arterial, choque y edema agudo de pulmón.

Accidente por Lycosa


Ocasionado por las arañas del género Lycosa, conocida como «araña lo-
bo», «araña corredora» o «araña del jardín».
Están difundidas por zonas secas y semidesérticas de países
templados y tropicales y viven en nidos excavados en la tierra o en-
tre piedras. Varias especies se encuentran en la península Ibérica y
sur de Europa, como Lycosa carolinensis, Lycosa miami y Lycosa an-
telucana.
Las picaduras son leves, dolorosas, con eritema, edema, linfangitis
y pequeñas necrosis; en ocasiones producen fiebre, náuseas y cefalea. Su
mordedura no es tan grave como se cree, ya que su veneno tiene una
moderada acción proteolítica y necrosante. No se tiene constancia de
casos letales.
Las especies sudamericanas Lycosa raptatoria y Lycosa pampeana
son algo más peligrosas; no ocasionan mucho dolor, pero la lesión apa-
rece eritematosa, edematosa y en días posteriores aparece una necrosis
cubierta por una costra.
Para el tratamiento basta con reposo del miembro afectado, aplica-
ción local de hielo, desinfección de la lesión y profilaxis antitetánica. Se
usan analgésicos si hay dolor y un antihistamínico o un corticoide in-

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tramuscular (en ocasiones). Si hay infección añadida se prescribirán an-


tibióticos.

Accidente por Mygala


Es conocida comúnmente como tarántula o araña pollito. Su veneno
tiene poder paralizante para sus presas, ocasionando una lesión leve en
el hombre.

ESCORPIONES

Son arácnidos, con grandes pinzas o pedipalpos, quelíceros más peque-


ños, cuatro pares de patas, un cefalotórax, un abdomen constituido por
siete segmentos anteriores anchos y otros cinco más estrechos y alonga-
dos que conforman una especie de cola; en el extremo de ésta hay un úl-
timo segmento llamado telson que contiene dos glándulas venenosas; di-
chas glándulas desembocan por dos orificios en el apéndice del acúleo,
un aguijón que está curvado en forma de uña o garfio. Este aguijón sirve
para capturar los insectos que son sus presas y para defenderse.
Son nocturnos; de día se esconden bajo piedras o troncos derriba-
dos. Viven en desiertos, estepas y lugares áridos y pedregosos.
Son animales solitarios, lentos y no agresivos, que buscan zonas os-
curas y resguardadas (zapatos, botas). Se defienden con su veneno al ser
atacados. La mayoría de las especies son relativamente inofensivas.
Las especies más peligrosas del mundo se localizan en África del Norte
y Medio Oeste (especies de Androctonus, Buthus, Hottentotta, Leiurus);
América del Sur (Tityus); India (Mesobuthus) y México (Centruroides).
En la península Ibérica la especie más común es el escorpión euro-
peo o amarillo, Buthus occitanus, conocido como alacrán y difundido
por otros países mediterráneos y el norte de África; la variedad del nor-
te de África es más venenosa que la variedad del sur de Europa.
El escorpión negro europeo o de cola amarilla (Escorpius flavican-
dius) es otra especie que habita en España, prefiere regiones húmedas y
septentrionales de la Península, mide unos 4-5 cm, es de color negro
y su picadura es leve, originando un leve y fugaz dolorimiento.

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El veneno actúa provocando una secreción líquida compuesta por


proteínas citotóxicas y neurotóxicas, péptidos de bajo peso molecular,
hialuronidasa, aminoácidos libres, sales orgánicas y lípidos.
Tiene una acción periférica, actúa a nivel de las terminaciones pos-
ganglionares del sistema nervioso simpático y parasimpático.

Síntomas de la picadura
En general, los síntomas no son graves y desaparecen en 8-12 horas,
aunque pueden persistir durante más de 24 horas o incluso llegar a ser
letales (depende de la especie). No se han descrito reacciones anafilácti-
cas tras la picadura de escorpiones.

Caso leve
En todo el cuerpo hay un ligero hormigueo o ardor en el lugar de la pi-
cadura.

Caso moderado
Síndrome local acompañado de síntomas sistémicos como sudoración
discreta, náuseas y vómitos ocasionales.

Caso severo
En todo el cuerpo:
– Espasmos musculares, convulsiones.
– Incontinencia urinaria.
– Disminución del gasto cardiaco.
– Sialorrea y rinorrea.
– Movimientos erráticos de cabeza, ojos y/o cuello.
– Hipotermia.
– Palidez.
– Crisis de sudoración.

Respiratorios:
– Taquipnea alternada con bradipnea.
– Dificultad respiratoria.
– Paro respiratorio.

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Ojos, boca y garganta:


– La lengua se siente gruesa.
– Espasmo de la laringe.
– Visión doble.

Gastrointestinales:
– Cólicos abdominales.
– Inflamación del páncreas.
– Incontinencia fecal.
– Vómitos profusos e incontrolados.

Cardiovasculares:
– Presión sanguínea alta.
– Aumento o disminución de la frecuencia cardiaca.
– Arritmias.

Sistema nervioso:
– Inquietud.
– Tensión.
– Parálisis.

La picadura del escorpión europeo, de 8 cm de longitud, se conside-


ra de mediana peligrosidad; origina un fuerte dolor de aparición inme-
diata, con edema y ampollas equimóticas en el punto de inoculación.
Puede dar cefalea, vómitos, fiebre, lipotimias y ligera disnea. No
reviste gravedad excepto en niños pequeños; en nuestro país se registra
alguna muerte al año.

Clasificación de las picaduras según el cuadro clínico


que provoquen
– Grado I: dolor local y/o parestesias en el sitio del envenenamiento.
– Grado II: dolor y parestesias en sitio remoto al de la picadura
más los del grado I.
– Grado III: cualquier disfunción de par craneal o somático; dis-
función neuromuscular.

124 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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– Grado IV: ambas afecciones, pares craneales y nervios somáticos


con disfunción neuromuscular.

Diagnóstico
Ante un eventual accidente donde se vea involucrado un escorpión (u
otro arácnido) es conveniente tratar de conservar al ejemplar vivo o
muerto (vivo: dentro de un frasco con tapa y un algodón apenas hume-
decido en agua; o muerto: en un frasco con alcohol) y hacerlo llegar rá-
pidamente al Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico.

Tratamiento
– La incisión sobre la zona afectada y succión de la picadura es útil
si se efectúa antes de 2-3 minutos y se sospecha una especie peli-
grosa.
– El torniquete puede ser útil; para ello debe impedir el retorno
linfático pero no el flujo arterial y se debe relajar cada cierto
tiempo. De todas formas su utilidad es controvertida.
– Hielo local para disminuir el edema.
– La extremidad afectada quedará inmovilizada y algo elevada.
– Desinfectaremos la herida y administraremos vacuna antitetánica.
– Analgésicos (acetaminofeno) para el dolor.
– No usar adrenalina.
– Si existe desequilibrio hídrico, administrar fluidoterapia adecua-
da, pero no usar sueros glucosados.
– El gluconato cálcico es útil si hay espasmos musculares.
– Los corticoides y antihistamínicos no parecen tener utilidad.
– Si aparecen síntomas generales, monitorizaremos electrocardio-
gráficamente al paciente y tomaremos la presión arterial de for-
ma periódica, para vigilar la aparición de arritmias e hiperten-
sión. El tratamiento que requieren estos procesos es: prazosín,
nitroprusiato de sodio, labetalol, nitroglicerina o fentolamina.
– En insuficiencia respiratoria administraremos oxígeno, siendo
necesaria, en ocasiones, la intubación y ventilación mecánica.
– Las convulsiones aparecen en los casos más graves; las trataremos
con diacepam, fenitoína, y fenobarbital.

125 TOXINAS ANIMALES


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– El suero antiescorpiónico específico es un antídoto que neutraliza


la toxina. Sólo es necesario en casos de moderados a severos o en
individuos sensibles.

QUILÓPODOS

Existe un único animal de verdadero interés desde el punto de vista


toxicológico: la escolopendra (Scolopendra cingulata y Scolopendra
morsitans).
Otros miriápodos, que por sus escasas dimensiones apenas inyectan
veneno, son el ciempiés doméstico (Scutigera coleoptrata), muy frecuen-
te en Galicia y Asturias; y el género Litobio, siendo el Lithobius forfica-
tus habitual de los huertos y jardines.
La escolopendra es un animal plano, alargado (puede llegar a los
20 cm) y dotado de múltiples patas (entre 21 y 23 pares de pies); es co-
nocido vulgarmente con el nombre de ciempiés. En su extremo caudal
posee dos uñas o pinzas, llamadas forcípulas o maxilípedos, con las que
inyecta el veneno.
En España abundan en lugares oscuros. Pueden tener gran activi-
dad nocturna, y descansan durante el día debajo de alguna piedra.

Clínica
Se aprecian dos punciones hemorrágicas que cursan con gran dolor,
enrojecimiento y edema en la zona de inyección del veneno. A veces
aparecen pequeñas vesículas cutáneas. Excepcionalmente, provocan
síntomas generales.

Tratamiento
Procederemos a la limpieza, desinfección, inmovilización y aplicación
de compresas frías en la zona afectada. Puede utilizarse una pomada
que contenga corticoides y antihistamínicos. Si es necesario usaremos
analgésicos para calmar el dolor.
A veces, el edema producido hace necesaria la descompresión qui-
rúrgica.

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VENENOS PROCEDENTES DE OFIDIOS

Las mordeduras de serpientes constituyen, generalmente, un problema


médico grave, con una mortalidad anual mundial superior a 40.000 ca-
sos. Russel estimó que un millón de personas eran mordidas cada año
por serpientes venenosas.
Numerosas publicaciones médicas han tratado esta patología, que
al parecer ha aumentado en algunas zonas, de acuerdo con el creci-
miento de la población mundial. La mayor incidencia se registra en los
países de clima tropical. En la India se da la mayor mortalidad (de 10 a
20.000 casos por año). En Birmania se considera una mortalidad de
15 por 100.000 habitantes. En Brasil, de 5,4 y en Ceilán, de 4,1. En Bur-
na ha descendido de 15,4 por 100.000 en 1930 a 3,3 en 1980. En Estados
Unidos hay alrededor de 45.000 mordeduras anuales producidas por
serpientes, de las que unas 8.000 son infligidas por serpientes veneno-
sas, con una mortalidad de entre 12 y 15 casos.
Resulta muy difícil establecer cifras reales a pesar de que numero-
sos autores han publicado la morbi-mortalidad de algunas regiones
concretas.
En Europa son numerosas las comunicaciones y tesis doctorales
sobre mordeduras de serpientes venenosas, siendo Francia uno de los
países con mejor documentación. Calmette informó, en 1907,
de 610 casos conocidos, 321 de ellos producidos por Vipera aspis, todos
referidos a los departamentos del Loira inferior y de Vende. De este
último grupo murieron 62 pacientes. Entre 1958 y 1965 se registraron
23 muertes en dicho país. En Suecia se contabilizaron 5.141 emponzo-
ñamientos por serpientes entre los años 1911 y 1944, de los que resulta-
ron 21 fallecimientos. En Dinamarca ocurrieron 178 mordeduras en-
tre 1928 y 1944, y 216 entre 1928 y 1944, con un promedio de unos
13 casos anuales.
En España se han comunicado muy pocos de los casos tratados en
los centros hospitalarios y servicios de urgencias, por lo que se estima
que la incidencia es más alta de lo que en principio parece.
Las serpientes más peligrosas pertenecen a la sección Proterogypha,
en la que se incluyen:

127 TOXINAS ANIMALES


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1. Elápidos, representados por las cobras existentes en África y


Asia, y no existentes en nuestro país. También incluyen las ser-
pientes de coral que subsisten en México y Estados Unidos, y el
género Flungarus que se conserva en India, China, etc.
2. Hidrófidos, representados por las serpientes de agua existentes en
Japón y archipiélago malayo, algunas de las cuales producen ve-
nenos extremadamente tóxicos.
3. Crotálidos, representados por la serpiente de cascabel, que se en-
cuentra en todo el continente americano.
4. Vipéridos, de los que en España se encuentran la Vipera aspis o ví-
bora aspid de los Pirineos orientales, la Vipera berus o víbora co-
mún europea de la cordillera cántabra y galaica (Galicia, Asturias,
Cantabria y País Vasco), la Vipera seoanei de la cornisa cántabra (se
trata de una víbora aislada sexualmente de la V. berus europea y di-
ferenciada morfológicamente) y la Vipera latastei o víbora hocicu-
da, que ocupa el resto de España y falta donde moran las otras.

Aparte de lo citado, en España también se encuentran las siguien-


tes culebras (Culebridae): culebra de cogulla (Macroprotodon cuculla-
tus), de menor peligrosidad toxicológica, que se localiza en toda la Pe-
nínsula e islas Baleares, y culebra bastarda o culebra de Montpellier
(Malpolon monspessulanus) presente en toda España, excepto en La Co-
ruña, Asturias, Cantabria y País Vasco, que es más agresiva y antes de
atacar produce fuertes silbidos intimidatorios.
González cita 250 casos entre 1963 y 1978, 185 producidos por V. as-
pis y V. latastei, 23 por V. berus, 10 por Malpolon monspessulanus y 32 por
otras culebras no ponzoñosas. Asimismo, refiere experiencia personal
en 2 fallecimientos, derivados del tratamiento suministrado a 4 pacien-
tes graves. Estima la mortalidad anual para nuestro país entre 3 y 7 ca-
sos, basándose en un estudio nacional, realizado en 1975, y en su expe-
riencia personal con más de 125 casos tratados. En Cataluña se han
descrito 1-2 fallecimientos anuales.
Revisadas las historias de 27 enfermos ingresados por esta patolo-
gía en el Hospital del Insalud de Soria, se notificó una evolución relati-
vamente benigna en la mayoría de los mismos.

128 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Entre 1992 y 1996 se recogieron 54 casos atendidos en Aragón, en


un estudio multicéntrico referido a 7 hospitales. El grado de envenena-
miento en ningún caso fue grave y la frecuencia de este tipo de lesiones
se consideró muy baja.
En Navarra están presentes Vípera seoanei y Vípera aspis, así como
la culebra Malpolon monspessulanus.
Las diferencias morfológicas y de comportamiento entre colúbri-
dos y vipéridos son varias, destacando entre las de más fácil identifica-
ción las siguientes características: para las culebras, cabeza oval, con pla-
cas o escamas grandes, pupila redondeada, cuerpo esbelto y alargado,
cola sin transición marcada con el cuerpo y actitud en general de agre-
sividad y con movimientos vivos. Para las víboras, cabeza triangular,
con escamas pequeñas, nariz respingona (más llamativa en la víbora
hocicuda o V. latastei), pupila vertical, cuerpo robusto, cola corta y cla-
ramente diferenciada del cuerpo (ambos con dibujo en zigzag). Gene-
ralmente tienen mayor actividad por la noche y un comportamiento
lento y pacífico si no son molestadas. Las víboras ibéricas raramente
llegan al metro de longitud, no así la culebra bastarda (Malpolon mons-
pessulanus) que sobrepasa a veces los dos metros.
Los venenos de las serpientes pueden clasificarse de muy diversas
maneras. Algunos autores señalan cuatro grupos: fosfatidásicos, prote-
ásicos, trombínicos y colinesterásicos.
Los fosfatidásicos se caracterizan por contener:
1. Fosfolipasa A 2 , que es considerada el primer factor de la disrup-
ción de la cadena transportadora de electrones y de la integridad
de la estructura mitocondrial.
2. Fosfoesterasas, que originan la degradación de los ácidos nucleicos.
Tienen acción hemolítica, neurotóxica, miotóxica y liberadora de
histamina y sustancias de reacción lenta (leucotrienos), así se sugiere
que contribuyen a los cambios degenerativos y hemorrágicos de los
músculos. Provocan paralización bulbar, dan lugar a hiperlactacidemia
y producen fibrilación cardiaca por liberación de potasio.
Los proteásicos se caracterizan por contener diversas enzimas pro-
teolíticas (hemorraginas), entre las que se han reconocido:

129 TOXINAS ANIMALES


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TABLA 3. PRINCIPALES TOXINAS DE LOS VENENOS DE SERPIENTES

Clase Ejemplos Mecanismos de acción

_ Neurotoxinas _ Bungarotoxina; a-toxina; Bloquean la transmisión


erabutoxina; cobrotoxina neuromuscular uniéndose al
receptor colinérgico presente
en las fibras musculares
esqueléticas.

_ Neurotoxinas Notexina; amnoditoxina; Bloquean la transmisión


crotoxina; ` Bungarotoxina; neuromuscular impidiendo
Taipoxina que las terminaciones
nerviosas liberen acetilcolina.
Pueden interactuar con un
canal de potasio sensible al
voltaje.

Dendrotoxinas Dendrotoxina; toxinas I y II Aumentan la cantidad de


acetilcolina liberada por las
terminaciones nerviosas.
Pueden interactuar con un
canal de potasio sensible al
voltaje.

Cardiotoxinas a - toxina; cardiotoxina; Alteran las membranas


citotoxina plasmáticas de ciertas células
(fibras cardíacas, células
excitables, etc.)
descomponiéndolas y
provocando paro cardiaco.

Miotoxinas Miotoxina; crotamina; Provocan la degeneración de


fosfolipasa A2 las fibras musculares,
interactuando con un canal
de sodio dependiente del
voltaje. Provocan la
degeneración de las fibras
musculares.

Hemorraginas Mucrotoxina A; toxinas Provocan hemorragias muy


hemorrágicas a, b, c,…, severas por alteración de las
HT1, HT2 paredes vasculares

130 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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1. Proteinasas a, b y c.
2. Proteasa A.
3. Peptidasa A.
4. Proteinasas HT1 y HT2.

Estas enzimas no son factores letales, pero sí parece que pueden in-
ducir la acción hemorrágica.
Dan lugar a necrosis por la intensa acción citolítica y disminuyen la
producción de fibrinógeno. Provocan hemorragias muy severas por al-
teración de las paredes vasculares.
Los trombínicos interfieren con la coagulación sanguínea, unos acele-
rando el proceso y otros retardándolo, pero en general esto es una simpli-
ficación del proceso, ya que estos venenos de serpientes suelen contener
factores coagulantes y anticoagulantes, simultáneamente. Así, se consi-
dera que un veneno puede inducir la coagulación (procoagulante) por:

– Tener actividad tromboplastínica.


– Contener un factor activador de los factores plaquetarios.
– Activar la protrombina.
– Tener actividad trombínica.

Mientras que puede tener acción anticoagulante por mostrar:

– Actividad fibrinolítica.
– Inhibir o destruir los factores de la coagulación.
– Tener acción antitrombínica.
– Retardar la plasmina.

Estos venenos suelen dar lugar a hemorragias intramusculares ma-


sivas y disminuir el valor proteico de la sangre.
Los colinesterásicos serían responsables de la acción neurotóxica de
elápidos e hidrófidos, dando lugar a hipotermia, angustia, hipotensión,
asfixia y parálisis bulbar. Las neurotoxinas causan bloqueo en la trans-
misión neuromuscular y producen la muerte de la víctima por parálisis
respiratoria.

131 TOXINAS ANIMALES


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El mecanismo de acción de las neurotoxinas es de dos tipos:

1. Impedir la liberación de acetilcolina en las terminaciones ner-


viosas, sin afectar la sensibilidad de la placa motora a la misma
sustancia (ej.: Crotalus durissus terrificus).
2. Bloquear los receptores de acetilcolina en la postsinapsis, a este
grupo pertenecen las cobrotoxinas, la _ bungarotoxina y toxinas
de diferentes serpientes marinas. Las neurotoxinas postsinápti-
cas actúan de manera similar al curare (d-tubo curarina), pero su
unión con los receptores de la acetilcolina es más firme y no in-
terfiere con la liberación de ésta.

Los venenos más representativos o mejor estudiados de los elápidos


(cobras de África y Asia, serpientes de coral de México) son las bunga-
rotoxinas _ (bloquea los receptores postsinápticos de acetilcolina) y
bungarotoxinas ` (impide la liberación de acetilcolina), producidas por
Bunganis spp.
Los hidrófidos (serpientes de agua de Japón) suelen contener po-
tentes neurotoxinas, que se dividen en dos grupos sobre la base del nú-
mero de aminoácidos que contienen y se denominan del tipo I y II
(dendrotoxinas), aunque también existen otras diferencias entre am-
bos. Así, las de tipo II contienen cinco enlaces disulfuro, mientras que
las de tipo I sólo contienen un enlace disulfuro. Su mecanismo de ac-
ción consiste en aumentar la cantidad de acetilcolina liberada por las
terminaciones nerviosas.
Los crotálidos (serpiente de cascabel americana) contienen como
toxinas más representativas:

1. Crotoxina, que es el componente principal de estos venenos. Tie-


ne acción hemolítica indirecta y neurotóxica (bloquea de manera
irreversible la transmisión neuromuscular en la presinapsis).
2. Crotamina, una miotoxina que está en el veneno de Crotalus du-
rissus terrificus de Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil e induce
parálisis espástica en animales de experimentación. A las ser-
pientes que tienen en su veneno esta sustancia se les llama

132 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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crotamino positivas y pueden provocar en la víctima crisis espas-


módicas o rigidez muscular, seguida de hipotonía, parálisis fláci-
da y muerte.
3. Convulxina, una neurotoxina que produce apnea, ataxia, convul-
siones, nistagmo, sialorrea y contracciones intestinales.
4. Giroxina, un componente letal que actúa sobre el sistema nervio-
so central produciendo experimentalmente manifestaciones de
síndrome del laberinto.

Los vipéridos (víboras) suelen contener neurotoxinas, toxinas he-


morrágicas y factores de difusión (hialuronidasa), anticoagulantes, coa-
gulantes, proteasas, fosfolipasas y aminoácido-oxidasas.
En la víbora cornuda (V. ammodytes) se han separado cuatro fraccio-
nes: letal, hemorrágica, proteolítica y depresora de la presión arterial.
En víboras americanas del género Bothrops (origina el 90 % de los
envenenamientos por mordedura de serpiente en Colombia) el veneno
tiene acción coagulante y necrotizante. Su componente más importan-
te: batroxovin, una proteasa de serina que tiene una acción procoagu-
lante similar a la trombina. Este efecto no puede revertirse con hepari-
na, lo cual nos indica la gravedad de este envenenamiento.
Otros componentes del veneno son: hemorraginas, miotoxinas,
péptidos potenciadores de bradiquinina y trombolectina, que es un
agregante plaquetario que potencia el efecto tóxico.
El veneno de las serpientes se produce en las glándulas salivares
modificadas que se encuentran localizadas en el techo de la boca, a cada
lado de la mandíbula. Según la posición y anatomía de los colmillos las
serpientes venenosas se clasifican en:

1. Aglifos: carentes de dientes venenosos, pero con glándulas saliva-


res formadoras de un líquido venenoso.
2. Opistoglifos: dientes con surco pero en situación posterior de la
boca y con difícil inoculación para el ser humano.
3. Solenoglifos: dientes tubulares, en posición anterior y con movili-
dad hacia adelante en el momento de la mordedura. Ejemplo:
las víboras.

133 TOXINAS ANIMALES


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La culebra bastarda pertenece a los opistoglifos y se caracteriza


porque la mordedura tiene forma de U y habitualmente no lleva consi-
go la inoculación del veneno.
El veneno de estas culebras es neurotóxico local, produciendo una
sintomatología consistente en parestesias, anestesia y edema local. Son
raros los efectos sistémicos.
La inoculación del veneno se produce por una contracción de los
músculos masticadores, con vaciado rápido de parte del contenido
glandular.
Éste puede penetrar por vía cutáneo mucosa, intramuscular, intra-
venosa o incluso digestiva. La mayoría de las veces es por vía cutánea.
El veneno es viscoso y de color variable, desde un verde amarillen-
to hasta incoloro, según especies. En las víboras se puede llegar a pro-
ducir una cantidad de hasta 5 ml, siendo un volumen normal de inocu-
lación entre 0,1 y 1,5 ml. En ocasiones puede haber mordedura sin
inyectar veneno.
La cantidad y el grado de toxicidad están sujetos a grandes varia-
ciones dentro de la misma especie, dependiendo de la edad del espéci-
men, de la estación del año, del ciclo fisiológico y del tiempo transcurri-
do desde la anterior mordedura.
Para poder cuantificar el grado de envenenamiento se han descrito
diversas clasificaciones, siendo la más conocida la que lo divide en cua-
tro grados.

1. Grado 0: se incluirían aquellas con marcas de dientes pero sin re-


acciones locales ni generales, y por tanto sin envenenamiento.
2. Grado 1: se incluirían el dolor y edema local moderados, pero sin
síntomas generales; sería un cuadro ligero de envenenamiento.
3. Grado 2: se consideraría un envenenamiento moderado. Sus ca-
racterísticas serían un mayor dolor y edema hasta la raíz de la ex-
tremidad, presencia de adenomegalias dolorosas, linfangitis,
equimosis extensas e incluso zonas de necrosis como manifesta-
ciones locales. En cuanto a las sistémicas podrían incluir: cefalea,
vértigo, ansiedad, trastornos digestivos (náuseas, vómitos, dia-
rrea y dolor abdominal de tipo cólico), alteraciones cardio-vascu-

134 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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lares (taquicardia, hipotensión y, excepcionalmente, bradicardia


sinusal), alteraciones de la hemostasia y proteinuria.
4. Grado 3: el grado más alto; representa un severo cuadro de enve-
nenamiento, caracterizado por una sintomatología sistémica que
incluiría: rabdomiolisis, hemólisis, CID, fallo renal agudo, tras-
tornos neurológicos (convulsiones, trismos, paresia de pares cra-
neales, etc.), pudiendo llegar incluso a coma y muerte.

La valoración del paciente debería hacerse varias veces en las pri-


meras 24 ó 48 horas por la posibilidad de modificar el grado.
Las medidas terapéuticas iniciales, para todo tipo de mordedura por
serpiente, en los primeros minutos hasta la primera hora consisten en:

– Acudir lo antes posible al servicio de urgencias con el paciente


lesionado, cesando toda la actividad que esté realizando, debido
al riesgo de muerte.
– Se tranquilizará al lesionado y, si hay vómitos, se colocará al pa-
ciente en decúbito lateral para prevenir la broncoaspiración, evi-
tando movimientos bruscos e innecesarios. Se inmovilizará la
extremidad afectada y se colocará hielo en la zona.
– Se evitarán remedios caseros como cauterizaciones e incisiones
(que agravan los síntomas locales), succión de heridas, uso de
torniquetes, etc., peligrosos para el paciente y, en el caso de la
succión, para los cuidadores (el veneno puede ser absorbido por
las mucosas). El uso de torniquetes aumenta la sintomatología
local pudiendo producir aumento de necrosis y edema, lesiones
nerviosas e incluso la amputación del miembro.
Para la mayoría de autores está contraindicado en el caso de las
víboras europeas, si bien para algunas especies de mayor tamaño
y peligrosidad estos métodos pudieran ser válidos si el paciente
se encuentra a más de una hora del hospital.
– Aportar la serpiente en caso de captura, para su identificación y
confirmación como venenosa.
– Ingreso hospitalario a todo paciente mordido por víboras o culebras
venenosas. Las medidas generales consisten en garantizar una vía

135 TOXINAS ANIMALES


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aérea, coger una vía periférica venosa, realizar un electrocardiogra-


ma y pedir analítica de sangre y orina y pruebas de coagulación.
– Se valorará la gravedad de la lesión, con revisiones del grado,
durante las primeras 24 ó 48 horas.
– Se tratará la mordedura con limpieza y desinfección y se revisa-
rá bien la herida por si hubiera restos de colmillo.
– Se realizarán medidas físicas para controlar la reacción inflama-
toria: elevación de la extremidad y aplicación de hielo.
– Deberá realizarse profilaxis antitetánica, con gammaglobulina y
vacuna, y pauta antibiótica con amoxicilina/clavulámico a dosis
de 1-2 gr IV cada 6 horas en heridas de mal aspecto, y 875 mg.
más 125 mg. cada 12 horas en heridas limpias.
La boca de las serpientes está muy infectada, por lo que al riesgo
del veneno se asocia el peligro de infección de la herida. La pre-
sencia de Clostridium tetani en la boca de los ofidios justifica la
vacunación antitetánica. Otros gérmenes frecuentes son Clostri-
dium perfringens, E. coli, Pseudomonas, Salmonella, Bacteroides
frágilis, Streptococcus, Fusobacterium, etc. El tratamiento antibió-
tico se hace por tanto imprescindible.
– Se administrarán analgésicos, antiinflamatorios, antieméticos,
cardiotónicos y expansores del plasma para mantener la tensión,
anticoagulantes y otros fármacos según la sintomatología parti-
cular de cada caso.
– Para el tratamiento del shock anafiláctico: adrenalina asociada a
corticoides y antihistamínicos según los criterios habituales.
– Desde el punto de vista quirúrgico, sólo pueden darse indicacio-
nes: la extracción de colmillos incrustados, la fasciotomía, la eli-
minación de tejidos necróticos o la cirugía reconstructora.
– Se valorará tratamiento con suero antiofídico de forma indivi-
dualizada (para los grados 2 y 3).
Los sueros antiofídicos son el tratamiento específico para este tipo
de lesiones y se han obtenido básicamente a partir de la inmuni-
zación de caballos con dosis crecientes de venenos de serpientes.
Pueden ser mono o polivalentes dependiendo del número de espe-
cies de serpientes empleadas. Para Europa ha sido producido un
suero polivalente purificado, (Pasteur Ipser Europe, del Institute

136 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Pasteur) con dosis crecientes de venenos provenientes de V. aspis,


V. berus y V. ammodytes. Es específico, por lo tanto, para la Vípera as-
pis presente en la península Ibérica, pero también está indicado en
las mordeduras de las otras víboras por su semejanza antigénica.
Su empleo puede originar en el receptor reacciones de hipersen-
sibilidad, con grave peligro de muerte. De cualquier forma reco-
miendan aplicar el método de BESREDKA, descrito en el pros-
pecto, y que consiste en la administración de dosis progresivas,
con períodos de observación (0,1 ml de suero por vía subcutánea
seguida de una pausa de 15 minutos, y posteriormente 0,25 ml
por la misma vía y otros 15 minutos de espera).
En ausencia de reacciones se inyectará el resto (4,65 ml) por vía
venosa, disuelta en 500 ml de suero fisiológico y pasándolo lenta-
mente en 4 horas. Debe analizarse su utilización en función de la
gravedad de los síntomas.
El antídoto es efectivo incluso días después de la inoculación del
veneno, aunque su acción es más efectiva cuanto menor sea
el tiempo transcurrido entre uno y otro suceso.

TABLA 4. INDICACIONES DEL ANTÍDOTO ANTIOFÍDICO


Indicaciones Dosificación

Tumefacción local de más del 50 %


del miembro afectado, sin Inyección de 10 ml localmente, subcutánea,
alteraciones sistémicas en las primeras y 10 ml de forma parenteral.
48 horas.

Síntomas sistémicos:
• Síndrome confusional
• Coma Administración de 10 ml en el lugar de la
• Neurotoxicidad mordedura de forma subcutánea, y de 20 ml
• C.I.D. intravenosa.
• Hemólisis
• Rabdomiolisis
• Hemorragia
• Insuficiencia renal
Hipotensión sistólica (menor de 80 mm Hg) En casos de shock la administración del suero
o disminución de la tensión arterial basal será de 10 ml localmente, sc, y 50 ml en
en más de 50 mm Hg perfusión intravenosa.

137 TOXINAS ANIMALES


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– Se procederá al ingreso en UCI en los casos con sintomatología


de grado 3 para realizar un tratamiento correcto.

Medidas de prevención
– Uso de pantalones largos y calzado fuerte en las zonas de mayor
incidencia y en general en las zonas montañosas y húmedas.
– Precaución en los trabajos forestales, agrícolas y durante la reco-
lección de setas y hongos. Protección con guantes de cuero.
– No meter directamente la mano entre la hojarasca o troncos
huecos sin asegurarse de la presencia de alguna serpiente. Edu-
car a los niños para que no levanten piedras directamente con las
manos y no cojan culebras.
– No manipular ningún ofidio sin conocer con seguridad la espe-
cie y si así fuera, hacerlo con protección en las manos.
– Revisar la zona de jardín o césped donde pensemos colocar la
toalla o la manta para tomar el sol o dormir la siesta. Al vestirse
comprobar que ningún reptil se ha metido entre la ropa.
– En las casas de campo usar animales de tipo doméstico, tipo
gatos o perros, que pueden ahuyentar los ofidios e incluso ma-
tarlos.
– Aprender a reconocer las serpientes venenosas y las no vene-
nosas, respetándolas y no alterando su función en la natu-
raleza.

VENENOS PROCEDENTES DE ANFIBIOS

RANA COCOI

Especie: Dendrobates histrionicus. Se localiza en la región occidental de


Colombia. Su tamaño oscila entre 4 y 5 cm. Sólo son activas durante el
día y ponen sus huevos en la tierra de lugares húmedos, cuidan los hue-
vos hasta que hacen eclosión, momento en el cual una rana «nodriza»
transporta a los renacuajos pegados en su dorso hasta un ambiente
acuático adecuado.

138 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Su hábitat habitual es la vegetación baja y la hojarasca, donde se les


ve con mucha tranquilidad y son fáciles de capturar; pero cuando se
sienten perseguidas escapan con gran velocidad.
Los indios las capturan para utilizar sus secreciones ponzoñosas en
las puntas de los dardos. Cuando se tortura una rana exuda en su dorso
una espuma lechosa; éste es el veneno más poderoso que suministra y
sus propiedades se conservan durante 1 año. Debajo de la sustancia
blanca aparece un aceite amarillo que también es tóxico y tiene una du-
ración de 4 a 6 meses.
El veneno de la rana cocoi, llamado histrionicotoxina, es un alcaloi-
de espiropiperinídico que bloquea la transmisión neuromuscular por-
que impide el paso de acetilcolina por el canal de la placa terminal. Así
el nervio no puede enviar señales al músculo (es un efecto similar al
que origina el curare).
Además también bloquea el paso de iones a través de los canales de
potasio, lo cual alarga la transmisión de mensajes nerviosos y prolonga
la contracción muscular.
Según Daly y Witkop (1971), la batracotoxina es un veneno extre-
madamente activo como cardiotoxina y neurotoxina. Puede aislarse en
la rana del Chocó colombiano y origina un cuadro clínico con arritmias
que pueden ocasionar la muerte (Casarett and Doull’s, 1991). Es 4 veces
más potente que la tetradotoxina.
El tratamiento estará encaminado a controlar los problemas car-
diacos que se originen. Pero existe poca experiencia clínica en el mane-
jo de esta intoxicación.
Dentro de este grupo vamos a citar también, a la salamandra co-
mún (Salamandra salamandra), con una secreción cutánea que contiene
varios alcaloides (samandarina y samandarona); el sapo verde (Bufo vi-
ridis), que contiene como tóxicos bufotenidina y bufoviridina; el sapo
común (Bufo bufo), cuyas secreciones contienen bufotoxina, bufotalina
y bufotenina, que llegan a tener un efecto cáustico; y la ranita de San
Antonio (Hyla arborea), que contiene péptidos hemolíticos todavía no
identificados.
Las lesiones que producen son secundarias a la irritación que origi-
na su contacto, principalmente a nivel de mucosas.

139 TOXINAS ANIMALES


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Tratamiento: lavado con abundante agua tras estar en contacto con


estos animales, procurando no tocarse los ojos ni las mucosas. Se ha re-
gistrado algún caso mortal en niños pequeños por llevarse el animal a
la boca.

VENENOS PROCEDENTES DE ANIMALES ACUATICOS

Actualmente se sabe que hay animales de hábitat acuático que pueden


producir enfermedades en humanos después de inyección o inocula-
ción de sustancias. Hoy en día la información sobre estas toxinas es li-
mitada, pero se conoce el riesgo de producción de anafilaxia, neuroto-
xicidad y posibilidad de necrosis local.

MEDUSAS

Pertenecen a la familia de los Cnidarios. Son animales gregarios que


ocupan grandes extensiones marítimas y que son transportadas por las
corrientes oceánicas. Son frecuentes en las costas españolas, principal-
mente en aguas calientes.
Los tentáculos de medusas están dotados de espículas con ampollas
que contienen venenos. Tras el contacto con la piel se inoculan las toxinas
y se producen lesiones lineales eritematosas y dolor urente irradiado has-
ta la raíz del miembro afecto, inflamación pruriginosa alrededor de di-
cha zona y, a veces, se acompaña de vesículas violáceas. En ocasiones pue-
den producirse síntomas generales como: calambres musculares, debilidad,
cefalea, fiebre, náuseas, vómitos, contractura abdominal, edema de pul-
món, confusión mental e incluso la muerte. Existe peligro de sobreinfec-
ción. En general, la clínica pospicadura suele ceder en pocas horas.
El tratamiento de estas lesiones consiste en la inactivación de toxina
mediante la aplicación local de calor, amoniaco o alcohol. Si existen
fragmentos de tentáculos adheridos, habrán de ser extirpados. Es prác-
tica obligada la administración de analgésicos para controlar el dolor y
de antiinflamatorios locales.

140 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Dependiendo de la intensidad del cuadro se ha de valorar el uso de


antihistamínicos si existe mucho picor, asociados o no a corticoides (se-
gún la gravedad del cuadro).

RAYAS

Existen dos familias venenosas para el hombre: Dasyatidae y Myliobati-


dae. Suelen encontrarse semienterradas en la arena marina.
Su picadura se manifiesta por dolor local agudo y punzante, que se
va extendiendo regionalmente en unos minutos, alcanzando su máxi-
ma intensidad al cabo de hora y media. Pueden aparecer síntomas ge-
nerales, como espasmos musculares y shock (probablemente debido al
intenso dolor).
Tras la picadura, se aconseja irrigar la zona afectada con agua fría
salada, para producir una vasoconstricción local. Una vez que se hayan
extraído los posibles restos del animal en la piel, debe sumergirse la zo-
na afectada en agua caliente, puesto que el veneno es termolábil. Se
aconseja administrar potentes analgésicos parenterales, como el clorhi-
drato de meperidina, anestésicos locales, cobertura antibiótica y mio-
rrelajantes. Si la lesión evoluciona a úlcera tórpida, está indicada la es-
cisión quirúrgica.

PECES

Las intoxicaciones originadas por el consumo de peces pueden dividir-


se en tres tipos:

1. Ictiosarcotoxicosis: son las intoxicaciones originadas por toxinas


existentes en el tejido muscular de los llamados peces tóxicos.
Entre estas ictiosarcotoxicosis podemos destacar de manera espe-
cial la ciguatera y el síndrome de los escómbridos.
La ciguatera es la intoxicación que se produce por la ingestión de
determinados peces del mar de las Antillas, nombre derivado del

141 TOXINAS ANIMALES


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de cigua, que es el que dieron los españoles a un caracolillo de di-


cho mar. Los peces que almacenan las toxinas son muy numero-
sos, unas 300-400 especies pertenecientes a los mugilidos (mújol,
múgil, etc.), murénidos (morena), escaros, acantopterigios, etc.
Se sospecha que su origen son dinoflagelados, como Ptychodiscus
brevis y Gamberdiscus toxicus.
Al parecer, existen varias ciguatoxinas, que algunos autores corre-
lacionan con la especie de pez de que proceden. Entre estas cigua-
toxinas, Bagnis y cols. han detectado la scaritoxina y la maitotoxi-
na. La scaritoxina o ciguatoxina se encuentra en todos los tejidos
de los escaros tóxicos y es liposoluble, mientras que la maitotoxina
es hidrosoluble y sólo se halla en el aparato digestivo de los peces
tóxicos, por lo que, si se separa, no origina envenenamiento.
Ambas toxinas originan hemólisis intensa de los hematíes de cone-
jo y producen la muerte del gato y del ratón. Se ha detectado que
existe correlación entre la letalidad en los animales de experimen-
tación y el número de dinoflagelados existentes en estos peces.
Las ciguatoxinas son termostables, habiéndose demostrado que
tienen acción antícolinesterásica, que es más intensa in vitro
que in vivo, y que por vía conjuntival originan miosis en el conejo.
La ciguatera se caracteriza por un período de latencia asintomá-
tico de 1 a 6 horas, transcurrido el cual aparecen entumecimiento
de labios y lengua, disfagia, hipersalivación, vómitos, dolor ab-
dominal, diarrea, lagrimeo, debilidad muscular, incoordinación
de movimientos, dolores articulares, arritmias, paresias, disnea,
cianosis y parálisis respiratoria. En ocasiones se han observado
recuperaciones muy lentas de los intoxicados, que se prolongan
semanas o meses. Lindner señala que, al parecer, las aldoximas,
en combinación con la atropina, presentan actividad terapéutica.
Para determinar la toxicidad de los peces se emplea la prueba de
la mangosta y también del ratón. Hoffman y cols. señalan que en
el ratón se originan síntomas de intoxicación similares a la into-
xicación humana (descenso de la temperatura rectal, desde
35-38 ºC a 28-30 ºC, reducción de reflejos y de la actividad locomo-
triz, cianosis, temblores, salivación, lagrimeo y muerte). Estos auto-

142 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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res señalan la DL50 en ratón en 80 mg/Kg por vía intraperitoneal


para la ciguatoxina pura y 530 mg/Kg por vía oral y 560 mg/Kg por
vía intraperitoneal, en el mismo animal, para el extracto metanólico.
Además, para detectar las toxinas se emplea el radioinmunoen-
sayo y la cromatografía líquida de alta presión (HPLC).
El «síndrome de los escómbridos», designación impropia, ya que
pueden producirlo diversos pescados (caballa, sardina, anchoa,
albacora, etc.), es la denominada intoxicación por histamina. Se
presenta por el consumo de carne de túnidos en precarias condi-
ciones de almacenamiento, a temperatura superior a 20 ºC; sin
embargo, también se da al consumir quesos.
Se ha atribuido a una ictiosarcotoxina, la saurina (por el pez sau-
ro, CoIolabis saira, implicado en las intoxicaciones en el Japón),
que en realidad es meramente fosfato de histamina.
En principio se atribuyó a la contaminación por Proteus morga-
nii, pero posteriormente se ha visto que también pueden produ-
cirlo otras bacterias con bistidín-descarboxilasa como Klebsielia
pneumoniae, Lactobacilius buchneri, Hafnia alvei, Enterobacter
acrogenes, etc., desempeñando un importante papel en la forma-
ción de histamina la proteólisis, ya que deja histidina libre de las
proteínas hísticas.
En la actualidad, la intoxicación no se atribuye sólo al exceso de
histamina (o saurina), sino que intervienen también de forma
importante sustancias potenciadoras de la histamina, como la tri-
metilamina, colina, cadaverina, putrescina, etc. Y existen dos
factores importantes en la producción de histamina: el tiempo
que transcurre entre la captura del pescado y su refrigeración a
0 ºC, que generalmente es superior a 12 horas, y el almacena-
miento a temperatura superior a los 12 ºC.
No parece existir una correlación total entre la producción del
síndrome y el valor de histamina. Se considera que la concentra-
ción de 100 mg de histamina libre por cada 100 g de pescado es la
crítica para que aparezca la intoxicación por histamina. Sin em-
bargo, niveles de 20 mg/100 g han provocado la intoxicación y,
en otros casos, concentraciones de 400 mg/100 g no la han produ-

143 TOXINAS ANIMALES


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cido, por lo que existe algún factor desconocido. En Estados


Unidos, el nivel máximo no oficial de histamina en pescado está
marcado en 10 mg/100 g.
La sintomatología del síndrome está caracterizada por urticaria,
sarpullido, edema, inflamaciones localizadas, náuseas, vómito, dia-
rrea e hipotensión (en el hombre, cefalalgia, palpitaciones, picazón).
La intoxicación afecta a todos los animales; así, en el perro y en el
cerdo origina emesis; en el pollo, descenso del crecimiento;
en el gato, hipotensión y aumento de la secreción gástrica, y en la
rata, hipotensión.
Es un síndrome de tipo histamínico, que tiene un período de la-
tencia asintomático, de pocos minutos a pocas horas y que se pro-
longa varias horas o días.
La sintomatología es el resultado de la acción de la histamina so-
bre el sistema cardiovascular, estando involucrados tanto los re-
ceptores H1 como los H2. Se origina vasodilatación periférica, au-
mento de la permeabilidad capilar, acción directa sobre el
corazón con incremento de la contractilidad, contracción de los
músculos lisos, aumento de la secreción gástrica y estimulación
de las neuronas sensitivas y motoras.
El síndrome responde al tratamiento con antagonistas de la hista-
mina, principalmente los anti-H1, como la difenhidramina o la
clorfenamina, pero también pueden ser efectivos los anti-H2, co-
mo la cimetidina.
La histamina se determina primero valorándola en íleon de co-
bayo, y posteriormente por cromatografía dimensional, fluoro-
metría y también un bioensayo que establece la mortalidad de
Daphnia (90-100 %).
2. Ictiotoxicosis: están originadas por la ingestión de ictiotoxinas,
que reciben este nombre porque preferentemente se encuentran
almacenadas en los ovarios de los peces, aunque esta localización
no es exclusiva, ya que se han encontrado en otros órganos y teji-
dos, como las glándulas venenosas del calamar de Australia (He-
palochlaena maculosa), aunque en menor cantidad. Las intoxica-
ciones se presentan preferentemente por el consumo de huevas

144 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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de numerosas especies de peces, aunque también se han señalado


muertes de personas por inoculación o ingestión de saliva del ca-
lamar de Australia, también llamado pulpo de anillo azulado.
Dentro de las ictiotoxinas, la más estudiada es la tetrodotoxina
que es una potente neurotoxina, primero encontrada en las hue-
vas del pez globo (Tetraodon spp.), posteriormente detectada en
muchas otras especies de peces, como Sphaeroides spp., Fuga spp.,
Arothorn spp., Gobius spp., etc., todas pertenecientes a los tetrao-
dontiformes, y finalmente hallada en la piel de las ranas Atelopus
spp., en Brachycephalus y en moluscos.

Al parecer, la tetrodotoxina sirve en los peces como defensa ante


sus depredadores, y en ovarios e hígado alcanza su mayor concentra-
ción (200 µg/g), pero también se encuentra en la piel (110 µg/g), el in-
testino (40 µg/g) y los músculos (1-4 µg/g).
La tetrodotoxina es insoluble o casi insoluble en agua, soluble en los
solventes orgánicos y termorresistente, sobre todo, en soluciones ácidas.
La DL50 de tetrodotoxina en ratón por vía intrapentoneal se ha se-
ñalado en 10 µg/Kg y en el conejo en 3-4 µg/Kg, pero en el perro este
compuesto ya origina vómitos a la dosis de 1 µg/Kg. En el hombre, la
dosis mortal se ha calculado en 1-2 mg/persona.
El mecanismo de acción de la tetrodotoxina es similar al de la saxi-
toxina, ya citada, es decir, interfiere con la transmisión nerviosa, blo-
queando los canales de sodio y, por tanto, su permeabilidad a través de
la membrana celular.
La tetrodotoxina puede determinarse por resonancia magnética
nuclear (RMN) o ensayos biológicos provocando la muerte del ratón, al
igual que se ha indicado en la saxitoxina.
Algunos autores consideran que, en la saliva del calamar de Aus-
tralia, el componente tóxico estaría formado por dos toxinas: la macu-
lotoxina, que seda la misma tetrodotoxina, y la hepalotoxina, con pro-
piedades fisicoquímicas diferentes.
La intoxicación por tetrodotoxina suele originar muertes en Japón
por consumo de peces, aunque si no se rompen las huevas o el hígado,
no se originan trastornos tóxicos. La sintomatología es idéntica a la de

145 TOXINAS ANIMALES


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la intoxicación paralítica por moluscos, con entumecimiento de labios,


lengua y dedos, náuseas, vómitos, incoordinación de movimientos, pa-
rálisis muscular, asfixia y muerte.
En la lagartija acuática de California (Taricha torosa) se ha señalado
también una ictiotoxina, que se ha denominado taricatoxina y algunos
autores identifican como la propia tetrodotoxina.
En las huevas del pez cabezota del Atlántico (Scorpaenidae spp.) se
ha señalado una toxina de acción lenta, que origina vómito, diarrea,
descarga nasal abundante, lesiones hepáticas, dificultad respiratoria y
coma mortal. Es una toxina no dializable a través de celulosas, que se
destruye en 10 mm a 95 ºC, poco estable y cuya dosis mortal para el
hombre está calculada en 4 g de huevas secas por kilogramo de peso vi-
vo. En los animales de experimentación produce la muerte en 48 horas,
después de un período asintomático de 12 horas, dando lugar a linfope-
nia y necrosis hepática.
Muy similar a la toxina existente en las huevas del pez cabezota del
Atlántico es la liposticherina, encontrada en los peces Stichaeus spp., en
el Japón.
La liposticherina es una toxina soluble en cloroformo y éter, que se
ha comprobado que incrementa la permeabilidad de la membrana ce-
lular e inhibe el crecimiento de los fibroblastos. Además de ser neuro-
tóxica, da lugar a necrosis focal hepática.
Finalmente, hay que señalar que las huevas del barbo, lucio, carpa,
tenca, besugo y otros muchos peces originan en ocasiones intoxicacio-
nes que cursan con náuseas, vómitos, diarrea e incluso debilidad respi-
ratoria, lo cual se atribuye a la existencia de toxinas, a las que el ratón
suele ser bastante resistente, mientras que son sensibles el conejo y el
pollo; 0,65 g/Kg de huevas secas originan la muerte en el conejo.
En el suero sanguíneo de la anguila (Anguilla vulgaris), las morenas
(Muraena spp.) y el congrio (Conger conger), entre otros peces, se han en-
contrado materiales tóxicos de naturaleza proteica, que pueden encua-
drarse en el grupo de las ictiohemotoxinas. Son termolábiles a 68 ºC.
La ingestión de sangre de estos peces suele causar náuseas, vómitos,
hipersalivación, urticaria y decaimiento, llegando en ocasiones a origi-
nar un grave trastorno respiratorio y la muerte. Experimentalmente se

146 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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ha comprobado que son sustancias neurotóxicas y que la dosis de


200 µg/Kg en el conejo produce la muerte en 30 segundos con fibrilación
cardiaca.
En un apartado diferente a los reseñados, podemos citar que exis-
ten peces que poseen estructuras glandulares productoras de sustancias
tóxicas, generalmente conectadas con espinas, que emplean con fines
ofensivos y defensivos.
Entre ellos podemos citar los peces sapo (Bútrachus spp.), los peces
rata (Chimaera spp.), los peces escorpión (Scoqinidae spp.) y la araña de
mar (Arachinus vipera), que poseen espinas en las aletas dorsales y abdo-
minales con venenos neurotóxicos, que dan lugar a convulsiones, pará-
lisis y reacción histamínica local al contactar con personas.
En general, estas toxinas son de carácter proteico y no dializables, y
originan vómitos, calambres, dificultad respiratoria, hipersalivación,
cianosis y coma. Tienen acción bradicárdica, bloquean el atrio ventri-
cular e inhiben o deprimen la transmisión neuromuscular, y algunas
tienen acciones sobre el SNC.
Nair y cols. señalan una toxina, no proteica, existente en las espinas
del pez león (Prerois volitany), de bajo peso molecular, que es aparente-
mente destruida tras la muerte del pez.

147 TOXINAS ANIMALES


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Estudio y valoración de toxinas

La valoración de la capacidad tóxica de las toxinas se realiza o bien por


el mismo criterio seguido en la evaluación de la toxicidad de los tóxicos,
o bien por unidades de características propias dentro de cada grupo de
ellas. Así, se señalan la dosis letal mínima, la dosis letal media, la dosis
mínima tóxica, etc., pero, además, en algunas toxinas se señalan otras
unidades, siendo las más frecuentemente empleadas las siguientes:

1. Dosis mínima hemolítica, característica de las toxinas de tipo he-


molítico, que está representada por la cantidad de toxina necesa-
ria para hemolizar 1 ml de suspensión de hematíes en suero fi-
siológico al 2 %, a 37 ºC y en 1 hora.
2. Dosis de prueba dérmica, que es la cantidad de toxina que da una
reacción dérmica de 1,5 cm de diámetro en 24 horas.
3. Unidad ratón (UM), que es la cantidad de toxina que origina la
muerte de un ratón de 20 g de peso vivo en un tiempo de
15 mm.

Para determinar la concentración de dinoflagelados en el agua del


mar, se emplean las denominadas unidades pigmento Harvey (UPH),
que señalan dicha concentración; 1 UPH corresponde a unos 8.000
ejemplares de G. polyedra/ml.
Esta determinación de UPH se realiza introduciendo un disco
blanco de 30 cm de diámetro en el agua, y se considera que existe
1 UPH cuando el disco no se distingue a una profundidad de 30 cm.

149 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS


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La toxicidad de los bivalvos se realiza por bioensayo en ratón, mi-


diéndose la potencia de la toxina en las llamadas unidades ratón (UM).
Una unidad ratón es la cantidad mínima de toxina que mata a un ratón
de 20 g en 15 mm, cuando es inyectada intraperitonealmente; 1 UM es
aproximadamente igual a 0,18 µg de toxina pura; un molusco tóxico de
unos 50 g suele contener unas 20.000 UM.
Para realizar el bioensayo en ratón se ha obtenido una curva dosis-
efecto, basada en el tiempo en que tarda en morir el ratón tras la aplica-
ción:

– UM mata en 15 min
– 1,3 UM mata en 8 min
– 1,4 UM mata en 7 min
– 1,6 UM mata en 6 min
– 1,9 UM mata en 5 min
– 2,5 UM mata en 4 min
– 3,7 UM mata en 3 min

Este mismo resultado y cálculo pueden obtenerse aplicando la


ecuación: log dosis = (~ 45/t) - 0,2, en la cual t es el tiempo de muerte en
segundos, siempre que ello ocurra entre 240-480 seg, que es cuando los
resultados tienen fiabilidad.
El extracto para hacer el bioensayo debe tener un pH comprendido
entre 3 y 4, y las concentraciones de sal y etanol deben ser inferiores a
0,1 y 3 %, respectivamente, puesto que pueden alterar el momento de la
muerte de los ratones. Estos extractos se obtienen de los hepatopáncreas
por calentamiento en medio clorhídrico a un pH 2, filtrando a conti-
nuación y efectuando la purificación del filtrado por resinas de ácido
carboxílico.
Mouriño señala que el bioensayo en ratón tiene los inconvenientes
de pérdida de tiempo y el coste que supone, de que depende mucho de
la salinidad y acidez, de que la estimación del tiempo de muerte es muy
subjetiva y de que la variabilidad es aproximadamente de ± 20 %. Por
ello preconiza el método químico por fluorometría de la purina resul-
tante de la oxidación de la STX, que considera que es mejor por ser

150 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 151

más sensible y más rápido y no influir en la concentración salina, aun-


que presenta dos inconvenientes: no detecta todos los tipos de toxinas
(un oxihidrilo en N bloquea la aromatización) y la resma utilizada has-
ta el momento (Bio-Rex 70) no retiene por igual todas las toxinas.
Estos inconvenientes reseñados por Mouriño son, al parecer, sol-
ventados por Mosley y cols., al emplear una combinación de método de
fluorescencia y reactivo de Folin-Ciocalteau, y utilizar como resma in-
tercambiadora de cationes la Bio-rad AG-50-X4; por el método de
fluorescencia determina la STX, la GTX2 y la GTX3, mientras que
con el reactivo de Folin-Ciocalteau determina la neo STX, la GTXI y
la GTX4, midiendo la absorbancia a 745 nm.

ENSAYOS DE IDENTIFICACIÓN DE MICROCISTINAS


MÁS USADOS EN LA ACTUALIDAD

CROMATOGRAFÍA LÍQUIDA DE ALTA PRESIÓN (HPLC)

El método más común de análisis de procedimientos instrumentales


para la determinación de microcistinas y nodularia emplea HPLC.
Las toxinas son separadas unas de otras y de otros extractos usando
una columna fase reversa de C18, una columna fase reversa de superfi-
cie interna o columna de intercambio de iones y una fase móvil conte-
niendo metanol o acetonitrilo. Este ensayo ha sido muy utilizado en la
determinación de toxinas en material cianobacteriano. La fase móvil
puede determinar de qué tipo de microcistinas se trata, por ejemplo,
microcistina-LR o YR.
Una vez separadas las toxinas, la siguiente etapa es la detección. Es-
te paso es uno de los más críticos, por lo que no deben quedar restos de
material orgánico debido a que podrían afectar las respuestas del méto-
do a las toxinas. En caso de haber restos, se debe realizar un proceso de
limpieza. Los límites de detección dependen de la concentración de la
toxina, así como del volumen de la muestra. Algunos ensayos han esta-
blecido un límite de detección de alrededor de 0,02 µg/l para microcis-
tinas en una muestra de 5 litros de agua.

151 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 152

Otro método de detección es el uso de rayos UV. La mayoría de las


microcistinas absorben una máximo de 238 nm. Sin embargo, aquellas
que poseen aminoácidos aromáticos, como por ejemplo microcis-
tina-LW, absorben una cantidad máxima de 222 nm. Este método de
detección puede producir errores debido a que algunos componentes,
como los aditivos plásticos presentes en el agua, pueden inducir a una
menor absorción y dar resultados erróneos.

DETECTOR PHOTODIODE ARRAY (PDA)

Un detector PDA no sólo responde ante la absorción UV, sino también


al espectro típico de las toxinas.
El espectro típico de las microcistinas con una absorción máxima
de 238 nm (222 nm en caso de que contengan aminoácidos aromáti-
cos) provee un mayor grado de confiabilidad de que hay microcisti-
nas presentes. Este método es especialmente fiable en concentracio-
nes altas de microcistinas, debido a que dan un espectro bien
definido.
Los límites de detección de este método son inferiores a 1 µg/l en
altas concentraciones de microcistinas.

ESPECTOFOTOMETRÍA DE MASAS (LC/MS)

Este método se utiliza una vez realizada la separación HPLC y provee


una mejor solución al problema de la identificación de los diferentes ti-
pos de microcistinas, debido a que cada microcistina produce iones ca-
racterísticos en su espectro de masa. Con una muestra de 5 litros de
agua este método provee un límite de detección de alrededor de 0,02
µg/l de microcistinas individuales.
Este es un método que aún no es demasiado utilizado en ensayos
analíticos de laboratorio; sin embargo, debido a que muchas fábricas lo
están produciendo y debido a su bajo costo, será uno de los métodos
más utilizados en el futuro.

152 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 153

ELECTROFORESIS CAPILAR (CE)

Es otra de las técnicas para separación y cuantificación de las hepatoto-


xinas. Es un método que no tiene aún el alcance necesario para realizar
monitoreos rutinarios de agua, a diferencia del HPLC. Un punto a fa-
vor que aporta este método es el aumento de la sensibilidad en respues-
ta a la presencia de microcistinas.

CROMATOGRAFÍA DE GASES (GC)

Es un método de aparición reciente, basado en la oxidación de microcis-


tinas produciendo ácido 3-metoxi-2-metil-fenilbutanoico. Mediante este
método es posible alcanzar un límite de detección de 0,43 ng, dependien-
do de la concentración del tóxico. Fue utilizado en la monitorización de
lagos japoneses y en sedimentos.

ELISA (ENZYME LINKED INMUNOSORBENT ASSAY)

Este tipo de ensayos se han llevado a cabo durante años para determi-
nar contaminantes ambientales, incluyendo toxinas.
Este método se basa en el ataque de anticuerpos a microcistinas en ge-
neral. Sin embargo, algunas investigaciones han demostrado que los anti-
cuerpos son muy eficientes contra algunas microcistinas, como microcisti-
na-RR, mientras que su respuesta es muy pobre frente a otras, como
microcistina-LA. A pesar de esta falta de sensibilidad hacia algunos tipos
de microcistinas, este método es muy utilizado en la determinación de
microcistinas en muestras ambientales y ha obtenido buenos resultados,
en muchos países del mundo. En China se ha utilizado para controlar los
límites de microcistinas en el agua potable y de bebida, debido al gran nú-
mero de casos de enfermos de cáncer de hígado que hay en ese país.
Éste es el más difundido método para la identificación de microcis-
tinas. Existen kits comerciales para determinar el nivel de microcisti-
nas en el agua, pero tienen un límite de identificación de 0,2 µg/l,

153 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 154

mientras que el método ELISA, más sofisticado, tiene un límite de en-


tre 50-250 ng/l. Estos kits, debido a que no detectan microcistinas en
proporciones bajas, producen sólo resultados semicuantitativos, depen-
diendo de los tipos de microcistinas presentes.
Procedimientos de extracción
La extracción de microcistinas ha sido llevada a cabo mediante el uso de
solventes, como mezcla de acido acético y agua, o mezcla de alcohol y agua.
Los últimos estudios han demostrado que, con las microcistinas más hidro-
fóbicas, el metanol ha sido más efectivo que la mezcla etanol-agua, así co-
mo también fue efectivo con las más hidrofílicas. Sin embargo, el metanol
ha demostrado ser menos efectivo que el ácido acético al 5 % o metanol al
75 %. Se ha comprobado que al descender el contenido de metanol decrece
la recuperación de las microcistinas más hidrofóbicas, por lo que el uso de
metanol al 75 % es recomendado para la extracción de microcistinas.
La determinación de las toxinas puede ser muy dificultosa debido a
la pobre sensibilidad de algunos métodos en concentraciones bajas de
microcistinas, por lo tanto es necesario realizar un paso previo de pre-
concentración. Se pueden obtener altas concentraciones de microcisti-
nas utilizando un cartucho absorbente C18, en el que las toxinas son re-
tenidas por absorción. Las toxinas son extraídas del cartucho usando
solventes como metanol.
Tratamiento de agua potable
El principal procedimiento para la defensa contra cianobacterias es la
eliminación de la estratificación y la reducción de nutrientes prove-
nientes de los sedimentos, además de la no utilización de alguicidas,
debido a que éstos provocan la muerte de las células, las cuales liberan
las toxinas. En el caso en que sea posible, se debe optar por aguas pro-
fundas dada la menor probabilidad de encontrar cianobacterias.
Las técnicas de tratamientos de agua pueden ser muy efectivas a la
hora de remover células cianobacterianas, así como también microcisti-
nas, con la combinación de tecnología apropiada. Como otras cianoto-
xinas, una alta proporción de microcistinas quedaran dentro de las cé-
lulas cianobacterianas, las cuales pueden ser removidas por filtración o
coagulación en una planta de tratamiento de agua convencional.

154 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 155

Las microcistinas son también absorbidas por carbón activado.


Hervir el agua no es efectivo para destruir las cianobacterias debido a
que, como se vio anteriormente, estas soportan condiciones extremas
de temperatura.

Límites establecidos para aceptación de partidas


Los límites que se establecen a continuación son por el total de micro-
cistinas y son expresadas por equivalentes de microcistina-LR.
Recientemente la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha re-
alizado evaluaciones del impacto de las microcistinas sobre la salud hu-
mana. Se ha concluido que no hay suficiente información para realizar
normas que establezcan límites aceptables para microcistinas que no
sean microcistina-LR. El límite establecido por la OMS para agua po-
table es de 1 µg/l de microcistina-LR. Este valor es provisional, debido
a la poca información disponible.
Ni el Codex Alimentarius ni el Código Alimentario Argentino
hacen mención alguna sobre las microcistinas y sus valores admisibles
en agua potable.
Los límites en Australia, país que se dedica intensivamente al estu-
dio de problemas con cianobacterias, en especial microcistinas, deter-
minan un máximo admitido es 1,3 µg/l. Esta diferencia con el valor es-
tablecido por la OMS se debe a diferentes valores establecidos para el
peso corporal estándar (70 Kg contra 60 Kg):

1,3 µg/l = (40 µg/Kg de peso corporal ⫻ 70 Kg ⫻ 0,9) / (2 L/día ⫻ 1.000)

– 40 µg/Kg de peso corporal por día es el nivel máximo en el que


no se observan efectos (NOAEL) sobre un estudio de ingestión
en ratones durante 13 semanas de microcistina-LR tomando co-
mo efectos los daños hepatológicos.
– 70 Kg es el peso estándar de un adulto.
– 0,9 es la proporción afectada del total de agua bebida.
– 2 L/día es el consumo medio de agua en un adulto.
– 1.000 es el factor de seguridad a partir de la extrapolación de ani-
males a humanos.

155 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS


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DETERMINACION DE LAS TOXINAS

En algunos países, la vigilancia de las aguas permite dar el primer aviso


de mariscos potencialmente tóxicos.
Esto se consigue mediante la observación directa del color del agua
(«marea roja»), examen microscópico del fitoplancton para identificar
las especies sospechosas e incluso monitorización de manchas marinas
con tecnología satelital.
Desde el punto de la salud pública, la clave de la determinación es
la concentración de toxinas en los pescados o en los mariscos. Esto re-
quiere el muestreo y el análisis de animales indicadores o de animales
representativos. Los mejillones son, con frecuencia, los animales indi-
cadores de elección, ya que manifiestan una captación de toxinas más
rápida, pero se puede analizar otro marisco por razón de su importan-
cia comercial o por la especificidad de la toxina implicada. La prueba
más universal es el bioensayo del ratón y en la mayoría de los casos es la
única prueba legalmente admisible para la suspensión de la captura. En
los últimos años, los análisis químicos han adquirido una gran acepta-
ción porque son más rápidos, más exactos y, desde el punto de vista so-
cial, menos censurables que las pruebas animales.
Los métodos específicos de análisis de la toxina paralizante y neu-
rotóxica se encuentran en la AOAC (1984) y en la FDA (1989). Estos
métodos suponen la extracción de las toxinas del marisco, la separación
de las proteínas y otras sustancias interferentes y la inyección del ex-
tracto por vía intraperitoneal a ratones. Los resultados se evalúan como
unidades ratón ug/100 g del tejido del marisco.

PROCEDIMIENTO (MOLUSCOS BIVALVOS)

Preparación de la muestra
– Lavar cuidadosamente el exterior del marisco con agua dulce.
– Abrir cortando el músculo aductor.
– Se lava el interior con agua dulce para eliminar arena y otras sus-
tancias extrañas.
– Se separa la carne de las valvas.

156 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 157

– Se recogen de 150 a 200 gramos y se colocan en un tamiz para de-


jar escurrir 5 minutos. El líquido filtrado se desecha.
– Se procesa en una licuadora hasta consistencia homogénea.

Preparación del extracto ácido


– Se colocan 100 gramos del material bien mezclado en un reci-
piente resistente al calor.
– Se añade solución acuosa 0.1N de HCl: 100 ml.
– Se calienta la mezcla y se hierve suavemente durante 5 minutos.
– Se deja enfriar.
– Se toma pH del líquido. Debe ser menor de 4.5 con papel medi-
dor del pH.
– Si se necesita disminuir el pH, se utilizará una solución 5 N HCl
gota a gota.
– Si se necesita aumentar el pH, se utilizará una solución 0.1 NaOH
gota a gota.
– Se traslada la mezcla a una probeta graduada y se completa a
200 ml con agua pura o levemente acidulada.
– Se agita, se coloca en tubos de centrífuga y se centrifuga a
3.000 rpm durante 5 minutos.
– El líquido sobrante es el extracto ácido.

Prueba en ratones (Respuesta biológica- SOMMER- MAYER 1957)


– Extracto ácido de moluscos: pH 3-4.
– Unidad ratón: cantidad de toxina para matar un ratón de 20 gra-
mos de peso en 15 minutos.
– Estandarización: tiempo de muerte, 5-7 minutos.
– Se utilizan ratones sanos, hembras, de 19- 21 gramos, cepa CF1.
Si pesan menos de 19 o más de 21, se aplica el factor de corrección
de masa del mismo (tabla de SOMMER).
– Vía intraperitoneal: 1 ml de extracto ácido. Se anota el momento de
inoculación y el tiempo de muerte (último movimiento respiratorio).
– Si el tiempo de muerte es menor a 5 minutos de varios ratones, se
diluye con solución fisiológica acidulada pH3 para obtener un
tiempo de 5 a 7 minutos.

157 ESTUDIO Y VALORACIÓN DE TOXINAS


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 158

Cálculo de toxicidad
Determinar tiempo medio de muerte de los ratones y usar tabla de
SOMMER.
Cálculo para determinar unidades ratón:

VALOR TIEMPO MUERTE ⫻ FACTOR DE CORRECCIÓN DE


PESO ⫻ 200 = U.M. (si se realizan diluciones se agrega el FACTOR
DE DILUCIÓN)

Toxina Tolerancia Método de análisis

Ciguatera No es posible el control Ningún método es fiable

PSP 80 ug/100 g ó 400 UM Bioensayo con ratones

HPLC

DSP 0- 60 ug/100 g Bioensayo con ratones

HPLC

NSP Cualquier nivel dectable/100 g es inseguro Bioensayo con ratones

ASP 20 ug /g de ácido domoico HPLC

158 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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Glosario de toxinología

ALACRÁN. Artrópodo perteneciente a la contrarresta los efectos nocivos de


clase Arácnida, orden Scorpiones, que otra. Sinónimo de contraveneno.
se caracteriza por presentar dos re- ANTIVENENO. Sustancia capaz de inac-
giones del cuerpo: prosota o cefalotó- tivar o neutralizar las acciones de un
rax y el abdomen u opistosoma, sub- veneno sobre el organismo. Existen
dividido en mesosoma y metasoma o dos variedades: suero y faboterápico.
cauda, en cuyo extremo lleva el telson ANTIVIPERINO. Que sirve de antídoto
con un aguijón con el que inocula su contra el veneno de las víboras.
veneno, además presenta 7 pares de ARÁCNIDO. Se dice de los artrópodos sin
apéndices que son un par de pedipal- antenas, de respiración aérea, con
pos, un par de quelíceros, cuatro pa- cuatro pares de patas y con cefalotó-
res de patas y un par de peines. rax. Carecen de ojos compuestos y
ALACRANISMO. Problema de salud pú- tienen dos pares de apéndices bucales
blica ocasionado por la picadura de variables por su forma y su función.
alacranes en un grupo de personas ARTRÓPODO. Se dice de los animales
de determinada área. invertebrados, de cuerpo con sime-
ALANTOIDES. Membrana vasculariza- tría bilateral, cubierto por cutícula,
da que contiene los desechos meta- formado por una serie lineal de seg-
bólicos del embrión, y es además su mentos más o menos ostensibles y
órgano respiratorio. provistos de apéndices compuestos
AMNIOS. Líquido que mantiene la hu- de piezas articuladas o artejos.
medad del embrión, le proporciona BIOTECNOLOGÍA. Empleo de organis-
protección mecánica y se encuentra mos vivos o sustancias biológicas pa-
limitado por la membrana amniótica. ra desarrollar procesos industriales
AMNIOTAS. Organismos con cavidad específicos o fabricar nuevos produc-
amniótica. tos terapéuticos o diagnósticos.
ANTÍDOTO. Medicamento contra un BULBO RAQUÍDEO. Porción de la médu-
veneno. Medicina o sustancia que la que se prolonga desde la protube-

167 GLOSARIO DE TOXINOLOGÍA


TOXINOLOGIA.qxd 10/10/07 17:05 Página 168

rancia anular hasta el agujero occipi- do barreras físicas (manipulación


tal del cráneo. del medio y modificación en la vi-
CARGA DE INSECTICIDA. Cantidad de vienda).
un preparado de insecticida, en pol- CONTROL QUÍMICO. Procedimiento
vo o líquido, necesaria para abaste- que se aplica contra los vectores o
cer el depósito de una bomba asper- fauna nociva, usando sustancias quí-
sora. micas como plaguicidas.
CLADÍSTICA. Disciplina que agrupa a CORALILLO. Serpiente de unos 7 dm de
los organismos de acuerdo a su pa- longitud, muy delgada y con anillos
rentesco filogenético en clados que rojos, amarillos y negros alternativa-
comparten un ancestro común. mente. Es propia de América Meri-
CHAPEAR. Limpiar la tierra de malezas dional y muy venenosa.
y hierbas con el machete. CORION. Membrana semipermeable
CIGOTO. Óvulo fertilizado. que reviste internamente al casca-
CLOACA. Porción final, ensanchada y rón.
dilatable, del intestino de las aves CORTEJO. Eventos y acciones que pre-
y otros animales, en la cual desembo- ceden a la cópula.
can los conductos genitales y urina- CRETÁCICO. Se dice del tercer y último
rios. período de la era mesozoica, que
CÓNDILO. Eminencia redondeada en la abarca desde hace 144 millones de
extremidad de un hueso, que forma años hasta hace 65 millones de años,
una articulación encajando en el caracterizado por el levantamiento
hueco correspondiente de otro hueso. de las grandes cordilleras del Hima-
CONDUCTO DEFERENTE. Conducto ex- laya y los Andes, la aparición de las
cretor y eyaculador en cada uno de plantas con flores y la extinción de
los testículos. los dinosaurios.
CONO. Prolongación conoidea, de for- CRÓTALO. Serpiente venenosa de Amé-
ma semejante a la de una botella, de rica, que tiene en el extremo de
cada una de ciertas células de la reti- la cola unos anillos óseos, con los
na de los vertebrados, que está situa- cuales hace cierto ruido particular al
da en la llamada capa de los conos y moverse.
bastoncillos y recibe las impresiones CUERPO ESTRIADO. Masa de sustancia
luminosas de color. gris situada en la base del cerebro y
CONTROL BIOLÓGICO. Procedimiento en la parte externa de cada uno de
que propone el control de una espe- sus ventrículos laterales.
cie a través del empleo de otros seres CULEBRA. Reptil ofidio sin pies, de
vivos, enemigos naturales o depreda- cuerpo aproximadamente cilíndrico
dores. y muy largo respecto de su grueso;
CONTROL FÍSICO. Procedimiento pa- cabeza aplanada, boca grande y piel
ra limitar o evitar el riesgo del coloreada simétricamente con colo-
contacto animal-humano, utilizan- res diversos, escamosa, y cuya parte

168 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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externa o epidermis el animal muda EPIDERMIS. Epitelio ectodérmico que


por completo de tiempo en tiempo. envuelve el cuerpo de los animales.
Hay muchas especies, diversas en ta- Puede estar formada por una sola
maño, coloración y costumbres. capa de células, como en los inverte-
Nombre vulgar de los ofidios de ta- brados, o por numerosas capas celu-
maño no excesivamente grande y no lares superpuestas que cubren la
venenosos, y más especialmente de dermis, como en los vertebrados.
los de la familia de los colúbridos. EPIDÍDIMO. Órgano con aspecto de ma-
DENSIDAD DE POBLACIÓN. Número de deja u ovillo, situado sobre cada uno
individuos de la misma especie que de los testículos y constituido por la
viven por unidad de superficie. reunión de los vasos seminíferos.
DERMIS. Capa conjuntiva que forma EPÍFISIS. Cada uno de los extremos de
parte de la piel de los vertebrados, los huesos largos, separados del cuer-
más gruesa que la epidermis y situa- po de éstos durante los años de creci-
da debajo de ésta. miento por una zona cartilaginosa,
DESCACHARRIZAR. Eliminación, en los cuya osificación progresiva produce
predios, de artículos diversos no úti- el crecimiento del hueso en longitud.
les y que pueden funcionar como re- ESCAMA. Lámina de origen dérmico o
fugio de animales. epidérmico, en forma de escudete,
DROGA. Cualquier sustancia medica- que, imbricada con otras muchas de
mentosa natural o sintética de efecto su clase, suele cubrir total o parcial-
estimulante, deprimente o narcótico. mente el cuerpo de algunos anima-
ECDISIS. Muda de los artrópodos. les, principalmente el de los peces y
ECLOSIÓN. Acción de abrirse el ovario reptiles.
para dar salida al óvulo. ESCORPIÓN. Sinónimo de alacrán. Ar-
ECTODERMO. Capa u hoja externa de trópodo perteneciente a la clase
las tres en que se disponen las células Arácnida, orden Scorpiones, que se
del blastodermo después de haberse caracteriza por presentar dos regio-
producido la segmentación. nes del cuerpo: prosoma o cefalotó-
EMPONZOÑAR. Dar ponzoña a alguien, rax y el abdomen u opistosoma, sub-
o inficionar algo con ponzoña. Echar dividido en mesosoma y metasoma o
a perder, dañar. cauda, en cuyo extremo lleva el tel-
ENDODERMO. Capa u hoja interna de son con un aguijón con el que inocu-
las tres en que, en todos los animales, la su veneno, además presenta 7 pa-
salvo esponjas y celentéreos, se dis- res de apéndices que son un par de
ponen las células del blastodermo pedipalpos, un par de quelíceros,
después de haberse efectuado la seg- cuatro pares de patas y un par de
mentación. peines.
ENVENENAR. Administrar un veneno a ESPECIE. Cada uno de los grupos en
una persona o un animal. Experi- que se dividen los géneros y que se
mentar los efectos de un veneno. componen de individuos que, ade-

169 GLOSARIO DE TOXINOLOGÍA


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más de los caracteres genéricos, tie- FAMILIA. Taxón constituido por varios
nen en común otros caracteres por géneros naturales que poseen gran
los cuales se asemejan entre sí y se número de caracteres comunes. Ca-
distinguen de los de las demás espe- da una de las divisiones de un orden
cies. La especie se subdivide a veces de seres vivientes.
en variedades o razas. FÁRMACO. Toda sustancia química ca-
ESPERMATOGÉNESIS. Formación de los paz de modificar algún proceso bio-
gametos masculinos, o espermato- lógico. Sustancia con actividad
zoides, en el testículo. biológica.
ESPERMATOZOIDE. Gameto masculino, FARMACOCINÉTICA. Estudia los cam-
destinado a la fecundación del óvulo. bios que produce el organismo en un
ESPOLÓN. Apófisis ósea en forma de fármaco. Absorción, distribución,
cornezuelo que tienen en el tarso va- transformación y eliminación de un
rias aves gallináceas. medicamento en un organismo.
ESTIVACIÓN. Adaptación orgánica al Considera el paso de los fármacos a
calor y sequedad propios del verano. través de las distintas fases que con-
FABOTERAPIA. Tratamiento basado en forman el sistema biológico, la evo-
la transferencia pasiva de inmunidad lución temporal de las concentracio-
a través de la administración de frag- nes de los fármacos en estas fases y
mentos F(ab)2 de inmunoglobulinas los mecanismos que pone en juego el
polivalentes equinas, concentradas y organismo para manejar las sustan-
purificadas que neutralizan a las to- cias que se le han administrado.
xinas de los venenos de animales FARMACODINAMIA. Estudia los cam-
ponzoñosos. Los actuales sueros pro- bios que produce un fármaco en un
ducidos en México pertenecen a la organismo vivo. Mecanismos me-
tercera generación y están altamente diante los cuales los fármacos produ-
purificados mediante el proceso de cen sus efectos biológicos. También
digestión enzimática para eliminar la estudia la medición de las respuestas
fracción Fc de las inmunoglobulinas de los fármacos y la relación que
y poder utilizar la fracción F(ab)2, guardan estas respuestas con la can-
con lo que se evitan las reacciones de tidad de fármaco que las origina.
hipersensibilidad, razón por la cual FARMACOLOGÍA MÉDICA. Estudio de
se les conoce como faboterápicos. los fármacos que se usan con el pro-
FABOTERÁPICO. Antiveneno de tercera pósito de prevenir, tratar o diagnos-
generación libre de virus, altamente ticar las enfermedades.
purificado mediante el proceso de FUMIGACIÓN. Procedimiento que, me-
digestión enzimática para eliminar diante sustancias gaseosas en forma
la fracción Fc de las inmunoglobuli- de humo, se utiliza para lograr el
nas, obteniendo las fracciones F(ab)2 control y la eventual eliminación de
encargadas de neutralizar las toxinas especies nocivas para la salud o que
de los venenos. causan molestias sanitarias.

170 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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GAMETOGÉNESIS. Proceso de forma- IBERIOTOXINA. Una toxina presente en


ción de las células sexuales y acumu- el veneno de escorpión Buthus tamu-
lación de energía. lus. Es un péptido que contiene 37
GÉNERO. Taxón que agrupa a especies aminoácidos. La iberiotoxina bo-
que comparten ciertas características. quea los canales de calcio activados
GESTAR. Dicho de una hembra: llevar por K+ de la membrana de las célu-
y sustentar en su seno el embrión o las de los músculos esqueléticos a
feto hasta el momento del parto. concentraciones nanomolares.
GLÁNDULA. Órgano cuya función es ÍNDICE. Expresión numérica de la rela-
producir una secreción que puede ción entre dos cantidades que mues-
verterse a través de la piel o de las tra la evolución de un fenómeno.
mucosas. INMUNÓGENO. Pequeños péptidos sin-
GLÁNDULA ENDOCRINA. La que elabo- téticos que recuerdan a los antígenos
ra hormonas, que vierte directamen- de la superficie de patógenos y que
te a la sangre. son inmunogénicos, o vacunas pro-
GLÁNDULA EXOCRINA. La que segrega ducidas con la ayuda de las técnicas
sustancias al exterior por un conduc- de ADN recombinante. Estas últi-
to especial. mas también pueden ser virus com-
HÁBITAT. Área o espacio, con todos sus pletos cuyos ácidos nucleicos han si-
componentes físicos, químicos, bio- do modificados.
lógicos y sociales donde los seres vi- LETALIDAD. Porcentaje que relaciona
vos encuentran condiciones propi- el número de muertes por una enfer-
cias para vivir y reproducirse. medad particular, respecto al total de
HERPETARIO. Lugar donde existen enfermos de dicha causa, en una po-
reptiles en cautiverio. blación o área determinada.
HERPETOLOGÍA. Estudio de los reptiles. MÉDULA OBLONGA. Parte anterior, su-
HIBERNACIÓN. Estado fisiológico que perior en el hombre, de la médula
se presenta en ciertos mamíferos co- espinal.
mo adaptación a condiciones inver- MELANINA. Pigmento de color negro o
nales extremas, con descenso de la pardo negruzco que existe en forma
temperatura corporal hasta cerca de de gránulos en el citoplasma de cier-
0° y disminución general de las fun- tas células de los vertebrados y al
ciones metabólicas. Estado semejan- cual deben su coloración especial la
te que se produce en las personas ar- piel, los pelos, la coroides, etc.
tificialmente por medio de drogas MESODERMO. Capa u hoja media de las
apropiadas con fines anestésicos o tres en que, en todos los animales, sal-
curativos. vo esponjas y celentéreos, se disponen
HUMOR VÍTREO. Masa de aspecto gela- las células del blastodermo después de
tinoso que en el globo del ojo de los haberse efectuado la segmentación.
vertebrados y cefalópodos se encuen- MORTÍFERO. Que ocasiona o puede
tra detrás del cristalino. ocasionar la muerte.

171 GLOSARIO DE TOXINOLOGÍA


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NEUROTOXINAS. Polipéptidos que ac- SAXITOXINA. Potente neurotoxina pro-


túan modificando la despolarización ducida por los dinoflagelados Gon-
y repolarización normal de la mem- yaulax catenella y G. tamarensis que
brana de las células neuronales y contaminan a veces a los mejillones
musculares, es decir, que actúan sobre haciéndolos no aptos para el consu-
los canales iónicos de Ca2, Na+ y K+ mo. Se utiliza en las investigaciones
alterando la transmisión sináptica. neuroquímicas. Se fija al sitio 1 de
OFIDIO. Se dice de los reptiles que care- los canales de sodio operados por
cen de extremidades, con boca dila- voltaje, impidiendo el flujo de sodio.
table, mandíbulas con dientes, y La ingestión de saxitoxina produce
cuerpo largo y estrecho revestido de unos síntomas que se manifiestan
epidermis escamosa que mudan to- rápidamente (tumefacción de los la-
dos los años. Algunos son venenosos. bios, lengua y extremidades, debilidad
ORDEN. Cada uno de los grupos taxo- de las extremidades y dificultades res-
nómicos en que se dividen las clases piratorias, arritmias cardiacas y coma).
y que se subdividen en familias. SERPIENTE. Sinónimo de crótalo. Rep-
OVÍPARO. Se dice de los animales que til venenoso del orden de los Ofidios,
ponen huevos en los que la segmen- de más de un metro de longitud, ca-
tación no ha comenzado o no está to- beza que se endereza verticalmente
davía muy adelantada. y sobre el disco que pueden formar
PODOFILOTOXINA. Una toxina que se las costillas detrás de la cabeza, un
encuentra en la planta de origen dibujo en forma de anteojos.
americano Phodopyllum peltatum. Se SISTEMÁTICA. Área de la Biología que
utiliza como antiviral en el trata- incluye a la taxonomía, la clasifica-
miento de algunos papilomas y es un ción y la filogenia.
precursor de los antitumorales eto- SISTEMÁTICA FILOGENÉTICA (del grie-
poside y tenoposide. go phylon, ‘tribu’; genesis, ‘origen’):
PONZOÑA. Sustancia que tiene en sí ciencia que mediante caracteres
misma cualidades nocivas para la sa- morfológicos, moleculares, quími-
lud, o destructivas de la vida. cos, fisiológicos, genéticos, entre
QUERATINA. Proteína rica en azufre, otros, agrupa a los organismos en
que constituye la parte fundamental clados naturales filogenéticamente
de las capas más externas de la epi- cercanos. Establece relaciones filoge-
dermis de los vertebrados y de sus néticas que permiten dilucidar la
derivados, como plumas, pelos, cuer- historia evolutiva de los organismos.
nos, uñas, pezuñas, etc., a la que de- SUBORDEN. Cada uno de los grupos ta-
ben su resistencia y su dureza. xonómicos en que se dividen los ór-
RETINA. Membrana interior del ojo, denes de plantas y animales.
constituida por varias capas de célu- SUERO. Parte de la sangre o de la linfa
las, que recibe imágenes y las envía que permanece líquida después de
al cerebro a través del nervio óptico. haberse producido la coagulación.

172 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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SUERO MEDICINAL. Sueros de animales ras y consisten en tumefacción de los


preparados convenientemente para labios, lengua y extremidades, debi-
inmunizar contra ciertas enfermeda- lidad de las extremidades y dificulta-
des, o el que procede de una persona des respiratorias, arritmias cardíacas
curada de una enfermedad infeccio- y coma.
sa, que se inyecta a otra para inmu- TOXINA BOTULÍNICA. Toxina produci-
nizarla o curarla de la misma enfer- da por el Clostridium botulinicum,
medad. muy tóxica, que produce la muerte
SUEROTERAPIA. Tratamiento basado en por parálisis respiratoria. Se utiliza
la inmunidad pasiva a través de la clínicamente para tratar problemas
administración de inmunoglobuli- de espasticidad.
nas polivalentes equinas, concentra- TOXINA EXFOLIATIVA A. Una toxina
das y purificadas, específicas que producida por el Staphylococcus au-
neutralizan a las toxinas producidas reus, que produce ampollas en el
por los animales ponzoñosos. Los ac- impétigo bulloso y, de forma más ge-
tuales sueros producidos en México, neralizada, en el síndrome estafilo-
pertenecen a la tercera generación y cócico de la piel escaldada. La toxina
están altamente purificados median- muestra una gran afinidad y causa la
te el proceso de digestión enzimática pérdida de la adhesión celular sólo
para eliminar la fracción Fc de las en la epidermis superficial. La toxi-
inmunoglobulinas, y poder utilizar na A tiene la estructura de una serina
la fracción Fab, con lo que se evitan proteasa y aunque no se conoce la dia-
las reacciones de hipersensibilidad. na de la misma, algunos creen que es-
TAXONOMÍA. Ciencia que trata de los ta sería la desmogleína-1.
principios, métodos y fines de la cla- TOXICIDAD. Capacidad que tiene un
sificación. Se aplica en particular, veneno para hacer daño. Los facto-
dentro de la biología, para la ordena- res que la determinan son: especie
ción jerarquizada y sistemática, con agresora, cantidad de veneno inocu-
sus nombres, de los grupos de ani- lado, variación estacional y geográfi-
males y de vegetales. ca, y características de la víctima
TERRARIO. Instalación adecuada para (edad, peso corporal, sexo, enferme-
mantener vivos y en las mejores con- dades concomitantes).
diciones a ciertos animales, como TOXICOLOGÍA. Estudia los efectos da-
reptiles, anfibios, etc. ñinos o indeseables de los tóxicos.
TETRODOTROXINA. Toxina presente en TOXICOLOGÍA CLÍNICA. Estudia las
los ovarios e hígado del pez globo consecuencias y el manejo terapéuti-
(Spheroides rubripes). Actúa blo- co de exposición a sobredosis de me-
queando los canales de sodio opera- dicamentos en la especie humana.
dos por voltaje en el sitio 1. Los sín- TOXICOLOGÍA DESCRIPTIVA. Enumera
tomas de la ingestión de tetrodoxina los mecanismos de producción de los
se observan a los 15 minutos-12 ho- fenómenos tóxicos.

173 GLOSARIO DE TOXINOLOGÍA


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TOXICOLOGÍA MECANÍSTICA. Investiga VÍBORA. Culebra venenosa de unos


los mecanismos de producción de los 50 cm de largo y menos de 3 de grue-
fenómenos tóxicos. so. Es ovovivípara, con la cabeza cu-
TOXINA. Sustancia tóxica de origen bierta en gran parte de escamas pe-
biológico natural, animal, vegetal o queñas, semejantes a las del resto del
de microorganismos. Es una mezcla cuerpo, y tiene dos dientes huecos en
compleja de diferentes sustancias la mandíbula superior, por donde se
químicas, que ejercen sus efectos en vierte, cuando muerde, el veneno.
diferentes sistemas biológicos. Vene- Generalmente, están adornadas con
no producido por organismos vivos. una faja parda ondulada a lo largo
TOXINOLOGÍA. Estudio científico de del cuerpo. Es común en los países
las toxinas de origen biológico natu- montuosos de Europa y en el norte
ral y de los organismos que las pro- de África. Reptil ofidio sin patas.
ducen. VIVÍPARO. Dicho de un animal: cuya
TOXINOLOGÍA CLÍNICA. Disciplina de hembra pare hijos en la fase de fetos
la medicina, relacionada con el diag- bien desarrollados
nóstico y el tratamiento de las lesio- t-AGATOXINA. Toxina presente en el
nes ocasionadas al hombre por toxi- veneno de la araña americana Agele-
nas de origen biológico natural. nopsis aperta que bloquea selectiva-
VENENO. Sustancia que, incorporada a mente el subtipo P/Q de los canales
un ser vivo en pequeñas cantidades, de calcio operados por voltaje.
es capaz de producir graves altera- t-CONOTOXINA. Toxina presente en el
ciones funcionales, e incluso la veneno del molusco bivalvo Conus
muerte. Cosa nociva a la salud. Sus- geographus que bloquea selecti-
tancia que frena un proceso físico o vamente los canales de calcio neuro-
químico. nales.

174 TOXINOLOGÍA CLÍNICA, ALIMENTARIA Y AMBIENTAL


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