El Prestigio Lingüístico
El Prestigio Lingüístico
El Prestigio Lingüístico
Labov, se refiere a él relacionándolo con variables sociológicas, como el estatus del subgrupo
que puede determinar si un cambio en la lengua puede llegar o no a ser “modelo de prestigio”;
Berruto (1979), considera el prestigio lingüístico como “peso socio-cultural”; Ninyoles (1972), se
refiere al prestigio lingüístico en la faceta relacionada con el poder. Moreno Fernández (1990),
considera que el prestigio lingüístico se debe abordar desde disciplinas como la sociología, la
lingüística y la sociolingüística.
La clase tiene que ver con la cantidad y fuente de ingresos con los que se obtienen los objetos
necesarios para la supervivencia.
Por ejemplo, en una oficina, puede ser un banco, una empresa de servicios públicos o una
industria, las manifestaciones de respeto van para las personas que ostentan un cargo superior
y, obviamente ganan más dinero; el hecho de tener un cargo superior les da poder. Ahora bien,
si consideramos el respeto entre iguales –los obreros de una fábrica, por ejemplo–, se
evidenciará más respeto frente al que tiene más edad, o se viste mejor, o tiene más experiencia,
o proviene de una clase social más alta y no al contrario.
La aceptabilidad, a veces llega a confundirse con la norma, se relaciona con las distintas
alternativas sintáctico-semánticas de que se disponen a partir del sistema para producir sentidos
dentro de un grupo sociocultural. Responde, entonces, a unos patrones de uso generalizados al
interior de un grupo de hablantes que pueden, incluso romper con las reglas del sistema, y que
a pesar de ello se recuperan los sentidos y se acogen a la estructura haciéndose reconocibles
para todos los usuarios
3. El prestigio de la sociolingüística.
Siguiendo a Moreno Fernández (1990), el análisis del prestigio exige cuatro dicotomías, a saber:
Existe un prestigio como atributo de la reputación de las personas y un prestigio como atributo
formal de determinados puestos sociales. El primero es fruto de la interacción social entre
miembros de un mismo grupo, mientras que el segundo es dado a partir de la interacción entre
miembros de distintos grupos. Los dos pueden ser capaces de determinar la dirección de un
cambio lingüístico.
Son dos caras de una misma moneda, pero sólo la actitud positiva nos puede llevar al
conocimiento y uso de formas de prestigio que, de no darse, podrían acarrear formas
estigmatizadas y/o agresivas. Una vez descubiertas dichas formas prestigiosas, su uso se hace
habitual y entra a configurarse como forma de conducta lingüística en el hablante.
Las dificultades que presenta la interpretación o análisis del prestigio, nacen de las interferencias
que se producen entre el prestigio sociológico y el prestigio lingüístico. Es necesario, entonces,
aislarlos para saber qué peso ejercen por separado y conjuntamente en los fenómenos
sociolingüísticos. Sin embargo, es claro que los dos están íntimamente relacionados, ya que el
prestigio sociológico se manifiesta a través de los usos lingüísticos de los miembros del grupo
social.
Causas religiosas: todas las religiones tienen sus registros y estilos característicos que se
constituyen en lazo de unión entre sus miembros
Causas culturales: El hecho mismo de que un pueblo adquiera fama de culto y refinado, según
este concepto, da prestigio a su lengua. Ocurre muchas veces que una nación, aunque haya
adquirido un alto grado de civilización con respecto a las demás y esté dotada de una amplia
cultura propia, puede estar también bajo la influencia cultural de otra; o, en fenómeno inverso,
que un grupo lingüístico se convierta en modelo de los demás.
Causas políticas: una nación a medida que aumenta su influencia política, tiene mayor necesidad
de comunicarse con pueblos desconocidos. El intercambio es recíproco, lo que hace aumentar
el número de hablantes de esa lengua.
Causas geográficas y sociales: las causas geográficas influyen en cuanto a la extensión territorial
y las sociales por el número de hablantes.
A manera de conclusión
Después de estas consideraciones en torno al prestigio lingüístico queda por concluir que el
prestigio de una lengua se da fundamentalmente por factores extralingüísticos. Estos mismos
factores son determinantes en el prestigio de una lengua en particular en situaciones de
contacto de lenguas o de coexistencia de dos o más lenguas. De otro lado, el prestigio lingüístico
lleva a la imitación de los usos tanto léxicos, como semánticos, morfosintácticos y pragmáticos,
que pueden generar, dentro de una misma lengua, modas lingüísticas y cambios lingüísticos
dependiendo de las personas o grupos sociales que los usan.