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Roles

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TEORÍA DE LOS GRUPOS

ROLES

Para empezar es importante tener en cuenta que la palabra “rol” viene del
término francés “róle”. Es una palabra que nace en el campo teatral y alude al rollo
de papiro que los actores medievales usaban para leer su parlamento, y que luego
usaba el apuntador para seguir la letra detrás del escenario. El término refiere a la
noción de máscara o personaje.

Según Enrique Pichón Riviere …”el rol es un modelo organizado de


conducta relativa a cierta posición del individuo en una real interacción
ligadas a expectativas propias de los otros”…

Modelo organizado de conducta: Consideramos así a la conducta que se


considera y espera deben cumplir cada sujeto en la sociedad que habita. Cada
grupo social establece un modelo o una manera de ser, por ejemplo, madre, padre,
hijo, etc. Si consideramos el rol de “padre” hace 50 años atrás, podremos
relacionarlo con la idea del hombre como proveedor y sostén de la familia, lejos de
las tareas de crianza de los hijos o tareas hogareñas. Hoy sin embargo ser “padre”
incluye estos últimos aspectos, e incluso supone la posibilidad del padre sólo con
los hijos, sin la imagen de una “mujer-madre” con él.

Esto se debe a los cambios culturales que, al interior de la sociedad, se


producen y modifican entre otras cosa la noción de los roles, o modelos de
conducta que se piensan para los sujetos que la integran. Este modelo hace al rol
prescripto, por lo cual cada sociedad establece las pautas de control y sanción de
sus miembros, según se ajusten o no al modelo vigente. La posibilidad de sanción
es una de las formas con las que un sistema social lleva a sus miembros a la
trasmisión, repetición y cumplimiento de lo establecido: lo instituido, y evita la
aparición de posibles instituyentes.

La “teoría del rol”, propuesta por George H. Mead, desde la psicología social
estadounidense, permitió explicar muchos aspectos de la vida social de los sujetos,
desde la consideración de la interacción ente los sujetos y la influencia que el
contexto produce en cada uno.

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Pichón Riviere toma aspectos de esta teoría y las enriquece con sus propios
aportes, pensando al rol como un instrumento de interacción, que da cuenta de la
complementariedad posible entre los sujetos: por eso hay padres y hay hijos,
médicos y pacientes. Afirma, entonces, que…”el rol es un modelo organizado de
conducta relativa a una cierta posición del individuo en una red de
interacción: la sociedad”....

Es pertinente, en este momento y a partir de las dos definiciones dadas,


establecer una definición entre conceptos que pueden confundirse, rol y status. La
posición o status que se refiere al lugar que ocupa el sujeto en la red de relaciones,
el rol es el ejercicio de esa conducta, la puesta en acto de una posición. Ser padre
determina el “status” y cómo ser padre en esta sociedad, es el desempeño del “rol”.

Al pensar en una red de relaciones, que condiciona o da forma al ejercicio del


rol, pensamos en las expectativas propias y de los otros, que se juegan en la
interacción. Las expectativas implican un conjunto de derechos y obligaciones
recíprocos en cuanto a aquello que “debemos hacer y los demás esperan que
hagamos”, y viceversa, al momento de asumir un determinado lugar social. Este es
el aspecto psicológico del rol, la carga subjetiva que porta el “rol desempeñado”,
cada uno de ustedes sabe que comparte el rol de alumno, con los demás
compañeros, sin embargo espera desempeñar ese rol de una manera específica,
que es como ha internalizado “debe cumplirse”. Es por esto que nos exigimos y
exigimos a los demás una forma de actuar y responder a nuestras expectativas, lo
que genera confrontaciones con los otros y miedos ante la imposibilidad de ajustar
el rol conocido a la situación actual, que en el caso de la formación como
operadores en psicología social, nos pone ante un estilo de aprendizaje diferente al
tradicional y esperado.

Este aspecto subjetivo nos permite pensar que cada uno asume el rol que
desempeña con un sello personal que lo hace parte de un grupo social
determinado, en relación a pautas de conductas esperables. Hay una relación
profunda entre conducta y roles, ya que estos son el vehículo para la gratificación
de las necesidades personales. Las cuales serán satisfechas en cuanto a la
asunción de roles o lugares, a veces más gratificantes y otras tal vez, frustrantes, la
primera posibilidad (la gratificación) se relaciona con sentirse reflejado o identificado
en los roles y posiciones que ocupamos.

Para pensar los roles podemos diferenciar: el nivel sociológico, asociado al


concepto que expresamos de “modelo”. El nivel psicológico, en cuanto a las
expectativas de rol y el lugar delo subjetivo. Y el nivel intersubjetivo mencionando a
los roles como funcionales, que pone a los sujetos en una relación mutua en
relación con otros.

Es en este último nivel como podemos pensarlos al interior de los grupos, y


fundamentalmente pensarlos en el grupo operativo: Un rol en un aquí y ahora, que

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se da en la relación entre los sujetos que lo integran, en cuanto a un mecanismo de
asunción y adjudicación.

Retomando la idea de rol, como personaje (del campo teatral) podemos


pensar que cada sujeto desempeña un papel determinado en la dinámica grupal,
según su singularidad y su argumento previo, su mundo interno.

A decir de Enrique Pichón Riviere, el grupo es como un mercado persa donde


uno va a tener que negociar entre las propias expectativas y necesidades, y la de
los otros. Sea en el grupo o en cualquier situación cotidiana, nos incluimos a través
de la asunción de determinados roles. En el grupo operativo, un grupo centrado en
la tarea, surgen roles preestablecidos, en relación al proceso de aprendizaje y otros
roles que son dinámicos, es decir que surgen situacionalmente, entre los
integrantes a partir de la interacción.

Entre los primeros: el rol coordinador, el rol observador, el rol del


integrante/alumno. En cuanto a los roles dinámicos, Pichón reconoce en el grupo el
rol del líder, del chivo, del portavoz y el saboteador.

El coordinador, tal como lo presenta Pichón Riviere, es un copensor, es decir


quien acompaña al grupo en su proceso de aprendizaje, colaborando con la
visualización de los miedos y obstáculos que en el grupo se presentan y de los que
no pueden apropiarse los integrantes para retrabajarlos.

El observador: completa el equipo de coordinación y es el que recoge el


acontecer grupal, a partir del registro textual de lo sucedido, para luego pensar y
trabajar sobre ello con el coordinador, para trazar hipótesis y estrategias de trabajo.

Los integrantes: son los sujetos que al interior del grupo, trabajando con el
dispositivo de grupo operativo, tienen una doble tarea que concretar para dar
cuerpo al aprendizaje pichoniano. La tarea explícita de retrabajar los conceptos
teóricos, y la implícita de construir la trama vincular, red de interacciones que darán
forma al grupo.

Ambas tareas se relacionan ya que el cumplimiento de la primera será la que


movilizará los miedos propios ante lo nuevo, los que se constituirán en obstáculos
para el aprendizaje, y pondrán de manifiesto las ansiedades.
La resolución de estos miedos básicos, situaciones universales que se
presentan ante lo desconocido, será posible si los integrantes en interacción y por
medio de la asunción y adjudicación de roles logran un código común para
comunicarse y construyen nuevas pautas de conducta: concretando así el
aprendizaje.

En el grupo nos relacionamos con el otro a partir de ciertos aspectos comunes


que tenemos con él, de manera inconsciente la dinámica del grupo (mercado
persa) produce una oferta de roles que tomamos o no. Algunos de los roles

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ofertados son deseados y otros temidos. Los primeros son aquellos que nos
provocaron satisfacción al desempeñarlos en el pasado, mientras que los temidos
son los que han causado angustia o frustración, son los que producen el temor a la
repetición de situaciones vividas.
Al interior del grupo se despliega la verticalidad de cada sujeto, es decir su
historia y experiencia, en la horizontalidad del grupo y en el entrecruzamiento con
un aquí y ahora determinado (transversalidad) se produce el rol. Lo que Pichón
nombra como “complejo mecanismo de asunción y adjudicación de roles” se da en
ese momento, es decir para que alguien asuma un rol otro deberá adjudicarlo. Si
alguien pone en “saber” en otro: adjudica el rol del conocedor a un compañero,
reconociéndose a sí mismo como “no” poseedor de ese conocimiento.

Enrique Pichón Riviere considera a la familia como unidad básica para el


estudio de los vínculos y situaciones grupales. Descubriendo a través de sus
observaciones y experiencia ciertas situaciones que se repiten y dan cuenta de los
roles que emergen. Lo emergente es aquello que se observa, que es llamativo y por
eso nos permite interrogarlo, es como la punta de un iceberg que se deja ver, pero
que trae debajo algo más, lao emergente es aquello que se ve (lo explícito) y da
cuenta de lo que subyace (lo implícito) lo que debe ser trabajado para poder
transformarlo.

En esa dinámica describe al “líder” un rol reconocido por todos, y depositario


de todos los aspectos positivos que el grupo reconoce. Puede ser aquel que
motoriza y conduce la tarea explícita, explica, entiende y comparte sus
conocimientos, y también puede ser líder de la tarea implícita siendo contenedor,
afectuoso dispuesto a formar un “sólido” grupo de pertenencia.

El “saboteador” es aquel que obstaculiza la resolución de la tarea, aquel que


interrumpe, que no se une a los demás para la elaboración de los conceptos y lidera
la resistencia. De manera inconsciente puede que únicamente considere su propia
necesidad, sin integrarse a la necesidad grupal que atañe al grupo.

El “chivo” es en quien se depositan los aspectos negativos del grupo, es decir


lo que cada uno rechaza de sí mismo y es puesto sobre uno o más integrantes que
por sus verticalidades asume y juega estos aspectos e inseguridades. Será el torpe,
el confuso, al que le cuesta entender, el de aspecto más humilde o de diferente
edad al grueso de los integrantes, etc.

El “portavoz” es aquel que denuncia el acontecer grupal desde su propia


verticalidad. Aquel que toma lo que al grupo le pasa para decirlo, sin saber que lo
está haciendo. Podríamos ejemplificarlo pensando en una situación donde un
integrante cuenta cuanto lo entristece la partida de sus amigos del barrio que se
mudaron por que uno se casó y otro ha viajado al exterior a estudiar: según el
momento grupal en que se encuentren, puede que esta persona denuncie la
angustia que le producen la deserción de algunos compañeros del grupo.

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Pichón dice que el grupo resuelve, a través de los diferentes roles que se
juegan, queda pensar de qué manera resuelve cada situación, si a partir de
situaciones que se repiten (estereotipadas) o desde la rotación de roles que
permitan una situación más flexible, en la observación y trabajo sobre los
obstáculos. Procurando una adaptación activa, sinónimo de salud.

Escuela Superior de Psicología Social



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