Anatomía de La Tortura
Anatomía de La Tortura
Anatomía de La Tortura
ANATOMÍA DE LA TORTURA
Pag.
Dedicatoria
Agradecimientos
I. INTRODUCCIÓN
1. Problema a investigar
3. La vulnerabilidad biopsicosocial
4. El estrés biopsicosocial
5. El trauma biopsicosocial
1. Disposiciones Generales
1.1. Exposición de Motivos
1.2. Marco Jurídico
1.3. Marco Teórico
1.4. El sujeto del peritaje
1.5. El Proceso de la Entrevista
1.6. Deontología
1.7. Objetivos del Protocolo
6. Clasificación Diagnóstica
7. Impresión Clínica
IV. DISCUSIÓN
1. Aspectos Teóricos
2. Aspectos Metodológicos
3. Aspectos Éticos
4. Aspectos Políticos
V. RECOMENDACIONES
Bibliografía
Son más de siete años (1996-2003) los que llevo colaborando en el movimiento de los
derechos humanos en México. En el primer trimestre de 1996 fundamos en la Universidad
Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, el Equipo Universitario de Derechos
Humanos “Ignacio Martín-Baró” (Barodh), a la par realizaba los estudios correspondientes
en la carrera de psicología social. Ya en aquel momento problematizaba la posible
articulación entre la disciplina psicosocial y el campo de los derechos humanos.
Si bien, tanto los abogados como los psicólogos éramos sensibles y solidarios ante
el sufrimiento “del otro”, el problema en términos prácticos consistía en recoger la
evidencia suficiente para sustentar jurídicamente (penal y en derechos humanos) las
acusaciones que realizábamos contra tal o cual servidor público o persona amparada por el
mismo. Este problema aparentemente técnico tenía sus orígenes e implicaciones políticas.
Cuando una persona era sometida a tortura, en la mayoría de las veces la única evidencia
era su testimonio (oral o escrito). Los problema eran varios:
Los tres reduccionismos que sobre la tortura hemos mencionado tienen dos implicaciones
de vital importancia para los intereses de este estudio: la impunidad y la impotencia. La
tortura, al no ser “nombrada” (jurídicamente), evidenciada (por las disciplinas auxiliares) y
penalizada (cultural y moralmente) se vuelve un problema sociopolítico con repercusiones
históricas imprevisibles, basta recordar el contexto jurídico, social, cultural y moral que
propicio el genocidio y etnocidio contra los judios, los golpes de estado y las dictaduras de
los años 60 a 80 en Brasil, Chile, Guatemala, Argentina y otros países centro y
sudamericanos. La tortura en estos contextos no sólo era una práctica aceptada o tolerada,
sino alentada, ya sea moral (es por el bien de la nación), ideológica (los “otros” no son
humanos) o técnicamente (formación de oficiales, médicos, psicólogos y enfermeras
capacitados para infligir tortura).
Por el momento estos dos desafíos han estado intrínsecamente relacionados, de uno
depende el otro; si la tortura no se evidencia, no se nombra y no se penaliza, la naturaleza y
consecuencia de estos actos quedarán en la impunidad y el olvido. Por otro lado, el
nombrar, evidenciar y penalizar la tortura, aunque no necesariamente se llegue a la justicia,
si representara una forma de denunciar ética y políticamente este tipo de actos.
En este sentido, la construcción del Protocolo apunta hacia esa dirección, pero sin
embargo se cristaliza en una etapa muy concreta del trabajo por la defensa de los derechos
humanos; la denuncia internacional ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
El Protocolo tiene sentido y cumple sus objetivos en tanto da cuenta de la tortura y se
utiliza para denunciarla ante la opinión pública, las instancias nacionales de procuración de
justicia, y las instancias internacionales de derechos humanos.
4.1. Conveniencia
El estudio tiene una función eminentemente práctica, especialmente dentro de los estudios
periciales del campo de la procuración de justicia local y el internacional de los derechos
humanos. El estudio, en tanto construcción del Protocolo, trata de articular teoría, práctica y
experiencia, por lo que es ante todo el producto de estos tres elementos que se unen a los
avances disciplinarios de la psicología social y otras ciencias afines.
Aunque en la actualidad se cuenta con el Protocolo de Estambul, editado por la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, éste proporciona
las directrices mínimas a nivel internacional para realizar documentaciones efectivas, sin
embargo sigue existiendo la necesidad de contar con instrumentos y procedimientos
adecuados a las particularidades políticas, jurídicas y culturales de cada región.
Su relevancia social esta determinada por su utilidad práctica para evidenciar la tortura
psicológica y denunciar a los responsables de la misma ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, contribuyendo con
esto a la impartición de la justicia, la reparación del daño y a la prevención y sanción de
estas prácticas violatorias de los derechos humanos.
Los defensores de derechos humanos y los trabajadores de la salud mental que con ellos
trabajan, al contar con un instrumento para investigar y documentar la tortura, coadyuvando
de esta forma a realizar denuncias mejor fundadas.
Los familiares y víctimas de la tortura y de otras violaciones a los derechos humanos, al
contar con un instrumento que de cuenta de su experiencia, haciéndola fiable ante las
instancias de procuración de justicia, de derechos humanos y la opinión pública nacional e
internacional. De igual forma, los dictámenes favorecen y orientan a los defensores de
derechos humanos a proporcionar una atención y defensa integral, que a la par de las
estrategias jurídicas y políticas se encuentren las médicas, psicosociales y comunitarias en
beneficio de las víctimas y sus familiares.
Elemento importante del estudio es el marco teórico, ya que este busca articular y superar
creativamente los modelos hasta ahora imperantes, muchos de ellos insuficientes,
inadecuados o reduccionistas del fenómeno de la tortura. La articulación de marcos
teóricos, modelos y conceptos a partir de una visión histórico-psicosocial del fenómeno de
la tortura, reconstruye los aportes realizados en otras latitudes y los presenta de forma
sintética y didáctica.
Parcialidad teórica:
Psicoanálisis.
Existencial.
Crisis y emergencia.
Psiquiatría.
Psicopolítico.
Clínico.
Psicosocial.
A la par de este avance histórico (aunque aún insuficiente) nos encontramos con un
desarrollo inversamente proporcional en otros “campos marginados” dentro del espectro
mundial de los derechos humanos: el antropológico, filosófico, pedagógico, comunitario,
médico, psicológico y el religioso. Para nuestro cometido abordaremos el campo de la
psicología, específicamente, el de la salud mental.
La relación formal entre la psicología y los derechos humanos fue tardío, y hasta la
fecha, bastante insipiente. Mientras que en algunos países centroamericanos y
sudamericanos esta relación lleva alrededor de 30 años (especialmente en Chile y
Argentina), en México podemos hablar de no más de 15 años.
Son tres las fuentes fundamentales por las que se inicia la relación entre psicología y
derechos humanos: a) la participación de profesionales de la salud mental (psicólogos,
psiquiatras, psicoanalistas, médicos, trabajadores sociales, etc.) en los movimientos sociales
(apoyando los movimientos armados de la década de los 70, colaborando con partidos de
izquierda y grupos de derechos humanos, y simpatizando con los actuales movimientos
sociales), b) la influencia de psicólogos (especialmente psicoanalistas) argentinos exiliados,
y c) la influencia del psicólogo social Ignacio Martín-Baró y su Psicología de la Liberación
que estuvo íntimamente relacionada con los derechos humanos en contextos de guerra y
represión política.
Fue hasta la segunda mitad de la década de los 90 que se empezaron a vislumbrar los
primeros esfuerzos por dar cabida y relevancia a la psicología dentro del campo de los
derechos humanos en México, especialmente en las organizaciones civiles. Dentro de estos
esfuerzos podemos mencionar los siguientes:
Desde mi punto de vista los campos más desarrollados en los 30 años de relación entre la
psicología y los derechos humanos se encuentran la salud mental, tanto en su vertiente
psicosocial-comunitaria, como en la clínica, y por otro lado la violencia política,
especialmente la tortura, la desaparición forzada, la amenaza política y fenómenos
comunitarios de desplazamiento y exilio. Lo anterior no es fortuito, sino que ha sido una
exigencia de la misma realidad histórica de nuestros pueblos latinoamericanos; los golpes
de estado, las dictaduras militares, las ideologías contrainsurgentes, la cultura de la muerte,
la injusticia generalizada, la mentira institucionalizada, la represión, la guerra de baja
intensidad, la desigualdad socioeconómica, la marginación y exclusión neoliberal, etc.
Desde las primeras décadas del Siglo XX, existía ya una importante bibliografía
sobre la psicología del control político, basada en estudios realizados en diferentes regiones
del mundo.
En la primera mitad del Siglo XX, Horkheimer, Reich, Adorno y otros teóricos de la
Escuela de Frankfurt, se preocuparon por investigar aquellos aspectos de la psicología de
masas que favorecían una adaptación de la población a los sistemas de gobiernos
autoritarios y fascistas. Entre los temas abordados se encuentran la manipulación del
inconsciente, la internalización de las sanciones sociales, la idealización de la conformidad,
las vicisitudes del narcisismo y el ascenso del autoritarismo. Arendt también contribuyó
significativamente analizando a los gobernantes. La división de Europa en dos bloques,
después de la Segunda Guerra Mundial, propició la elaboración de muchos trabajos críticos
sobre los sistemas totalitarios del Este. Los trabajos de Fanon en El Caribe, y en Argelia,
así como los de Memmi en la Africa colonial y pos-colonial, plasmaron la conducta de los
ciudadanos bajo gobiernos opresivos del Tercer Mundo.
La represión política impacta a todos los sectores de la sociedad, pero este impacto es
mucho mayor en aquellos que son expuestos en mayor medida. Las personas que han sido
torturadas o encarceladas, o que tienen familiares que sufrieron las consecuencias de la
violencia estatal, se enfrentan con demasiada frecuencia ante un doble sufrimiento. Uno es
la experiencia o la pérdida sufrida, y el otro es la negación de la sociedad de estos eventos,
y la segregación social y el aislamiento que se impone a las víctimas y sus familiares.
Becker y sus colegas (1987) señalan que los sentimientos de rabia constituyen un
aspecto normal del proceso de duelo, pero que estos sentimientos tienden a disminuir con el
paso del tiempo. Informan que, en el caso de los asesinatos políticamente motivados, la
rabia es una de las emociones mas intensas que los familiares experimentan, debido al
sentimiento de impotencia y de justicia que desarrollan, y que es provocado por las
circunstancias de la pérdida y por la negativa del gobierno de aceptar su responsabilidad.
En estos casos, el odio puede convertirse en un estado permanente y autodestructivo.
Cristal (1988) utiliza el concepto de “adicción al odio”, al referirse a sentimientos similares
que se encuentran en los sobrevivientes de los campos de concentración.
La negación de estos eventos por parte de estos dos gobiernos militares, y por las
instituciones que estaban bajo su control directo o indirecto, incluyendo la policía, las
cortes y los medios de comunicación, se combinó con el deseo de la aterrorizada población
de no saber nada sobre esto, y con los temores de los familiares de los desaparecidos sobre
los efectos de denunciar públicamente la ausencia de sus seres queridos.
De acuerdo a una breve reseña histórica de Pau Pérez Sales, la guerra de Vietnam y
la popularización del concepto de Trastorno por Estrés Post-Traumático (TEPT) marcan un
punto de inflexión. Las concepciones de los psiquiatras y psicólogos anteriores a 1950
vieron su reflejo en la primera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de la
Asociación Psiquiátrica Americana DSM-I (1952), que hablaba de Gran Reacción de Estrés
(Gross Stress Reaction). El DSM-II de 1968 desvaloriza el concepto y prefiere hablar de
Trastorno Transitorio Situacional (Transient Situational Disturbance). En el DSM-III de
1982, la presión de los grupos de veteranos y profesionales de salud mental que pedían el
reconocimiento de un Síndrome Post-Vietnam consigue que se incluya por primer vez la
categoría de TEPT que ya se mantendrá en las sucesivas revisiones. La Organización
Mundial de la Salud fue reacia a aceptar esta categoría diagnóstica y en la Novena edición
de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE, 1975) considera estos problemas
bajo la etiqueta general de Reacción Aguda ante Gran Tensión, aceptando finalmente la
categoría de TEPT en la CIE-10 de 1994.
Esta visión del tema tiene diversos referentes en Europa que mantienen la misma
filosofía y base conceptual si bien obviamente divergen en la población con la que trabajan
e introducen matices propios de la psiquiatría europea. En 1985 surgió en Dinamarca el
International Rehabilitation Council for Torture Victims (IRCT) a partir del Rehabilitation
and Research Centre for Torture Victims (RCT) de Copenhague. El IRCT gracias a un
acuerdo de colaboración financiera con el Ministerio de Asuntos Exteriores danés y la
agencia oficial DANIDA ha tenido desde su fundación un crecimiento exponencial. El
IRCT es en la actualidad, apenas una década después de su fundación, el centro de una gran
red mundial de organizaciones que trabajan en atención a víctimas de tortura.
Pero esta línea de trabajo, con todo y ser mayoritaria no es la única. Por razones
tanto conceptuales como ideológicas y de contexto, la psicología y la psiquiatría
latinoamericanas se desmarcan pronto de ella y hacen un desarrollo propio y autónomo.
Aunque hay autores que ya habían realizado aportaciones con anterioridad, se reconoce
como la persona que supo aunar esos esfuerzos a Ignacio Martín-Baró, sacerdote jesuita de
la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador. La compilación de trabajos de
diferentes autores en Psicología Social de la Guerra: Trauma y Terapia ha sido, desde su
primera edición, el auténtico Handbook de la psicología y psiquiatría latinoamericanas
relacionados con las situaciones de guerra y represión.
Por su importancia hay que destacar también algunos centros universitarios con
programas específicos de salud mental y derechos humanos: El IPSER-WHO Collaboration
Centre on Refugees and Ethnic Minorities, vinculado a la Universidad Libre de
Ámsterdam, el Health and Human Rights Programme vinculado a la Harvard School of
Public Health, en Boston, el Refugee Studies Programme de la Universidad de Oxford y el
Center for Refugee Studies de la Universidad de Toronto.
Es por eso que la perspectiva psicosocial en salud mental y derechos humanos con
respecto a la tortura articula estas dos tradiciones en coordinación con las acciones legales,
políticas y pedagógicas.
El trabajo en salud mental y derechos humanos ha hecho surgir recientemente una nueva
disciplina que se ha denominado psicología social de los derechos humanos. Esta nueva
disciplina no es más que un intento de sistematizar la experiencia histórica y articular el
campo académico-investigativo con el activista-ejecutor. De hecho en esta nueva disciplina
convergen investigadores académicos de las universidades, con activistas de derechos
humanos de las organizaciones civiles.
La psicología social de los derechos humanos surge como una forma de dar
respuesta a un fenómeno ético-político de América Latina; los no-humanos. El reto han
sido los pueblos oprimidos y crucificados, y el horizonte ha sido la liberación integral y la
construcción de una nueva sociedad. En este contexto las violaciones sistemáticas y
flagrantes a los derechos humanos en todo Latinoamérica es el principal factor generador
de conciencia entre los trabajadores de la salud mental comprometidos con los valores de la
liberación.
Sin embargo, no fue sino hasta mediados de la década de los ochenta que la
Organización de las Naciones Unidas y las organizaciones regionales aprobaron los
instrumentos más importantes de derechos humanos sobre la tortura, una vez más como
resultado de las presiones de algunos gobiernos y las gestiones de las ONG´s. Entre estos
instrumentos están la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes (1984); y, la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura (1985); y, la Convención Europea para la Prevención de la Tortura y
los Tratos o Penas Inhumanos y Degradantes (1987). En 1985 las Naciones Unidas nombró
el primer Relator Especial sobre la Tortura; desde entonces, este mandato ha sido renovado
hasta hoy día. Finalmente, en 1987 se creó en las Naciones Unidas el Comité Contra la
Tortura.
Es importante señalar que la tortura constituye un delito que, bajo las leyes
internacionales, está sujeto a jurisdicción universal. Esto significa que cualquier Estado que
encuentre en su territorio alguna persona sospechosa de haber cometido tal delito, puede
llevar al sospechoso a un juicio, cualquiera sea el lugar donde tal delito ocurrió.
“... ningún indiciado podrá ser detenido por el Ministerio Público por más de 48
horas, plazo en que deberá ordenarse su libertad o ponérsele a disposición de la
autoridad judicial; este plazo podrá duplicarse en aquellos casos que la ley prevea
como delincuencia organizada. Todo abuso a lo anteriormente dispuesto será
sancionado por la ley penal.”
El artículo 20 establece entre otras garantías de todo procesado las de: a) no podrá
ser obligado a declarar; b) queda prohibida y será sancionada por la ley penal toda
incomunicación, intimidación o tortura; c) la confesión rendida ante cualquier autoridad
distinta del Ministerio Público o del Juez, o ante estos sin la asistencia de su defensor
carece de todo valor probatorio. En este mismo sentido la Ley Federal para Prevenir y
Sancionar la Tortura señala en su artículo 80 que, ninguna confesión o información que
haya sido obtenida mediante tortura podrá invocarse como prueba, y el artículo 90 establece
que “no tendrá valor probatorio alguno, la confesión rendida ante una autoridad policíaca,
ni la rendida ante el Ministerio Público o autoridad judicial, sin la presencia del defensor o
persona de confianza del inculpado y, en su caso, del traductor.”
“Quedan prohibidas las penas de mutilación, las marcas, los azotes, los palos, el
tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y
cualquier otras penas inusitada y trascendentales.”
Las instancias instituidas para la defensa de las víctimas de tortura y sanción a los
responsables puede dividirse, en atención al artículo 102 Constitucional, en jurisdiccionales
y no jurisdiccionales. Las primeras se integran por los organismos públicos integrados por
tribunales que pueden hacer uso de la coacción para el cumplimiento de sus resoluciones.
Las segundas funcionan como instancias cuyas resoluciones no son vinculatorias. En las
primeras intervienen tribunales judiciales de las entidades federativas. Las no jurisdiccional
se integra por 33 Ombudsman, una Comisión Nacional de Derechos Humanos y por 32
Comisiones Estatales, una por cada Estado y una en el Distrito Federal.
De acuerdo a las disposiciones jurídicas de carácter reglamentarias, el artículo 3 de
la Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura señala que:
“comete el delito de tortura el servidor público que, con motivo de sus atribuciones
inflija a una persona dolores o sufrimientos graves, sean físicos o psíquicos con el
fin de obtener del torturado o de un tercero, información o una confesión, o
castigarla por un acto que ha cometido o se sospeche que ha cometido, o
coaccionarla para que realice o deje de realizar una conducta determinada.”
“... las diligencia practicadas por agentes de la Policía Judicial Federal o local,
tendrán valor de testimonios que deberán complementarse con otras diligencias de
prueba que practique el Ministerio Público, para atenderse en el acto de la
consignación, pero en ningún caso se podrá tomar como confesión lo asentado en
aquellas”.
El artículo 289 del Código de Procedimientos Penales, establece que en ningún caso
y por ningún motivo podrá la autoridad emplear la incomunicación, intimidación o tortura
para lograr la declaración del indiciado o para otra finalidad.
El artículo 160 fracción XIV de la Ley Federal de Amparo establece que en los
juicios del orden penal se considerarán violadas las formalidades del procedimiento cuando
la sentencia se funde en la confesión del reo, si estuvo incomunicado antes de otorgarla o si
se obtuvo su declaración por medio de amenazas.
c. El ámbito del sistema interamericano de derechos humanos
Existen tres diferencias entre las definiciones sobre tortura que exponen estos
instrumentos:
3. En relación con el agente, si bien los tres instrumentos internacionales prevén que
pueda ser el funcionario público o una persona particular que actúa a instigación del
primero, cada instrumento internacional agrega detalles adicionales. La Convención contra
la Tortura plantea que la tortura infligida por un particular puede darse por instigación de
un funcionario público o con el consentimiento o aquiescencia del mismo. La Convención
Interamericana para prevenir y sancionar la tortura amplía y especifica las
responsabilidades de los funcionarios públicos al hacer referencia a quien ordena, instiga,
induce, comete directamente la tortura, o a quien pudiendo hacerlo, no lo impide. Dentro de
la premisa de que sea una persona particular quien torture, la Convención Interamericana
mantiene el requisito de que sea a instigación de un funcionario público, pero se especifica
los diferentes niveles de participación: ordenen, instiguen, lo cometan directamente o sean
cómplices de la tortura.
Cabe destacar que las definiciones de la tortura antes señaladas se realizaron dentro
del marco del derecho, por lo que los conceptos y categorías utilizados se restringen a lo
legal y no tanto a lo médico y psicológico. Especialmente queremos hacer énfasis en los
conceptos de dolor, sufrimiento y gravedad.
“Para efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado
intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o
mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como
castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se
entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de sus métodos
tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o
mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica.”
En este sentido, desde un punto de vista psicosocial en salud mental, son tres los
objetivos generales que debe guiar la investigación y documentación psicosocial en salud
mental con sobrevivientes de la tortura en el marco del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos:
1. Dar cuenta de los dolores y sufrimientos físicos o mentales infligidos a una persona.
2. Dar cuenta de las motivaciones y métodos de la tortura.
3. Dar cuenta del impacto psicosocial en la salud mental de la persona.
Para cumplir los objetivos antes señalados, hemos optado por integrar tres líneas de
investigación psicosocial en salud mental, dos de las cuales han sido utilizadas en el ámbito
de los derechos humanos, especialmente de la tortura; el estrés y el trauma, y por otro lado,
desde el campo de la psicología de la salud y la medicina conductual la categoría
conceptual de vulnerabilidad psicosocial.
Puesto que los términos “dolor” y “sufrimiento” no corresponden a las categorías
nosológicas utilizadas dentro del ámbito psicosocial de la salud mental y los derechos
humanos, asimilaremos a estos los conceptos de estrés, trauma y vulnerabilidad psicosocial.
Pero antes, para entender con mayor profundidad esta conversión de los conceptos
legales a los conceptos psicológicos asociados al fenómeno de la tortura, es indispensable
conocer la dinámica de esta en sus facetas psicosociales.
La estructura formal del acto consiste en la “conducta” como forma extrínseca, pero
también de la formalidad del acto como totalidad de sentido. Con la estructura formal del
acto se responde a la pregunta ¿qué es esto? En este sentido Martín-Baró diferencia entre
violencia instrumental y violencia terminal: “Un acto de violencia instrumental es aquél
realizado como medio para lograr un objetivo diferente, mientras que el acto de violencia
final es aquél realizado por sí mismo, es decir, el acto buscado como fin.”
La tortura como forma extrínseca del comportamiento humano puede ser definida
operacionalmente de acuerdo a los siguientes criterios: a) es un acto intencional que causa
dolores, penas y sufrimientos físicos o mentales, b) es inflingida siempre a una persona, c)
su objetivo es obtener información o confesión, castigar o intimidar, discriminar o anular la
personalidad, y d) el agente es un funcionario público u otra persona a instigación del
primero.
El Rehabilitation and Research Centre for Torture Victims (RCT) divide a los
métodos de tortura en tres categorías: métodos psicológicos, métodos físicos y una
combinación de estos. Los métodos psicológicos son técnicas de tortura que se inflinge
estrés mental. Los métodos físicos son técnicas de tortura que infligen dolor físico-corporal.
Los métodos combinados de tortura física y psicológica se dividen en dos tipos; técnicas de
destrucción de la personalidad y the weakening techniques. Independientemente del tipo de
técnicas que se utilicen, la tortura tiene un impacto en la persona a nivel físico y
psicológico.
En la actualidad esta división sigue siendo válida sólo en el nivel de las relaciones
de interacción diádicas torturado-torturador, y se han puesto en duda su validez explicativa
para otro tipo de tortura que va más allá de la interacción diádica como lo son las masacres,
la desaparición forzada o el genocidio, donde la tortura sobrepasa los escenarios de
interacción controlados (como en una celda o centro de detención clandestino) y se ubican
dentro de escenarios colectivos y culturales mas complejos. Algunos autores hablan de
tortura social, tortura cultural y equiparación a la tortura.
Lo anterior nos puede dar una visión más completa sobre lo que es la tortura,
ubicando sus métodos y técnicas en un contexto mucho más amplio que el de la relación
diádica torturado-torturador.
Más allá de los métodos y técnicas de tortura, nos encontramos con el impacto que
esta provoca tanto en el individuo como en la sociedad. Algunos autores tienden a asociar a
la tortura psicológica con el propio impacto psicológico de la tortura, mientras que otros
relacionan el impacto con el tipo de método, así que la tortura física únicamente dejaría
secuelas física, y la tortura psicológica únicamente un impacto psicológico.
A modo de proposición, podemos decir que la tortura (cualquiera que allá sido el
método y técnica utilizados) tiene un impacto que abarca al sujeto sobreviviente de la
tortura, a la familia, la comunidad, la sociedad y hasta el contexto nacional e internacional.
De igual forma, en estos diferentes ámbitos la tortura impacta diferencialmente en las
esferas psicológicas, corporales, físicas, interaccionales, redes sociales, ideológicas,
acciones sociales, situación política, participación social, estado legal, relaciones
internacionales, etc.
Sin embargo, más allá de encontrar un “perfil psicológico” del torturador, tenemos
que des-cubrir un “perfil cultural” dentro del cual es posible la construcción potencial de
torturadores dentro de los estándares de normalidad psicológica de la sociedad, pasando de
ser un problema “patológico” a otro de corte más bien “técnico”. Hannah Arendt concluía
que la explicación de las matanzas realizadas por el Tercer Reich no tenía que buscarse en
el carácter patológico de los nazis, sino, por el contrario, en el frío procedimiento
administrativo, en la suma de los actos burocráticos realizados por miles de ciudadanos,
desempeñando su trabajo y cumpliendo su deber.
Otras experiencias han mostrado cómo individuos de rango social inferior obedecían a
individuos de rango social superior o individuos incompetentes se sometían a individuos
competentes. Otros estudios han evidenciado el hecho de que, cuanto mayor es la necesidad
de aprobación en un individuo, mayor es su conformismo. En este sentido, Moscovici
menciona tres modelos de sumisión:
1. Sumisión de los individuos situados por debajo de la jerarquía de rango y de poder
respecto a las personas que están en la cima de la jerarquía.
2. Sumisión de los individuos que no pueden adaptarse a su entorno de modo autónomo
respecto a los individuos capaces de adaptarse de modo autónomo.
3. Sumisión de los individuos cuya organización psicológica está orientada hacia los otros
y que son virtualmente desviantes respecto a los individuos que no son virtualmente
desviantes.
Sin embargo la situación político-legal no debe ser excepcional como en los casos
de regímenes dictatoriales como los de Chile, Argentina o Guatemala para producirse la
tortura, sino que en situaciones de “normalidad democrática” la tortura tiene un terreno
propicio para su ejecución, auque esto sea de forma más velada, como lo puede ser la
tortura psicológica o la represión legalizada.
1. Los estímulos ambientales. Son los “escenarios comportamentales”, por ejemplo; las
cárceles y los centros de detención clandestinas.
2. Las situaciones de poder. “Uno de los factores que con más facilidad desata los
comportamientos violentos es la posibilidad de realizarlos”, por ejemplo; cuando el
torturador pertenece a una corporación policial, a un grupo paramilitar o cuente con la
atribución de poder por parte de algún mando superior.
3. La presión grupal. Uno de los elementos más desencadenantes lo constituye la presión
grupal. Un campesino incorporado a un cuerpo de autodefensa civil o a un grupo
paramilitar puede verse obligado por la presión grupal a participar en actos de violencia
como emboscadas, masacres y tortura.
En el contexto inmediato-interacción existe mucha evidencia desde la psicología social
sobre como el grupo y el contexto inmediato influye en el comportamiento de los sujetos.
Las siguientes proposiciones exponen esta situación:
1. Las personas realizan sus tareas con un sentido administrativo más que moral.
2. Los individuos establecen una distinción entre matar a otros como el cumplimiento de
un deber y el hacerlo como fruto de sentimientos personales.
3. Lo que las personas experimentan como exigencias morales de lealtad, responsabilidad
y disciplina no son en realidad más que exigencias técnicas para el mantenimiento del
sistema.
4. Con frecuencia se modifica el lenguaje, de manera que las acciones no entren en
conflicto, al menos a nivel verbal, con los conceptos morales inculcados en la
educación de las personas normales.
5. En forma invariable, el subordinado pasa la responsabilidad a los niveles superiores.
6. Las acciones son casi siempre justificadas con intenciones constructivas y llegan a ser
vistas como nobles a la luz de algún objetivo ideológico.
1. El agente de la acción: tiene que se considerado como un agente legítimo para realizar
ese acto violento, lo que significa que el poder establecido le haya dado el “derecho” de
ejercer esa fuerza;
2. La víctima: cuanto más bajo el estatus social de una persona o grupo, más fácilmente se
acepta la violencia contra ellos;
3. La situación en que se produce el acto de violencia: un acto de violencia con el que una
persona se defiende contra una agresión, resulta en principio más justificable que un
acto de violencia buscado por si mismo como expresión pasional o instrumento de
otros objetivos;
4. El grado del daño producido a la víctima: cuanto mayor sea el daño producido a la
víctima, más justificado tiene que aparecer el acto de violencia.
Lo anterior nos presenta esquemáticamente los diferentes momentos y elementos de un
acto de violencia, al cual puede ser justificado ideológicamente. Utilizamos el termino
ideología, no sólo como el conjunto de ideas que sustentan ciertas prácticas sociales, sino
como un conjunto de ideas que ocultan y distorsionan la realidad a la luz de la ética de los
derechos humanos y de la realidad histórica.
De acuerdo a Troy Duster, para realizar una matanza con la conciencia tranquila, hacen
falta las siguientes condiciones:
Carlos Figueroa señala en este sentido; “que las dictaduras militares y los regímenes de
democracia restringida que se observaron en Guatemala desde los sesenta hasta una buena
parte de los noventa, ejecutaron acciones de terror –entre ellas la desaparición forzada de
individuos o colectivos-, de enorme y perversa racionalidad. La violencia estatal estuvo
dirigida por una lógica que adecuaba de manera racional, medios (el terror) a fines:
restabilización política y desarticulación de la subversión”.
3. La vulnerabilidad biopsicosocial
En los últimos años, algunos autores, con el apoyo de la división de Salud mental de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), han venido desarrollando un enfoque que
fundamenta una estrategia de intervención en edades tempranas con el objetivo de
desarrollar la competencia en los niños y formar así adultos con una menor vulnerabilidad
biopsicosocial.
1. Competencia cognitiva
2. Competencia en las relaciones interpersonales
3. Competencia motivacional
4. El estrés biopsicosocial
Los médicos han reconocido desde hace tiempo que las personas son más proclives
a enfermedades de todo tipo cuando están sometidas a un gran estrés. Los acontecimientos
negativos, tales como la muerte de un ser querido, parecen causar el suficiente estrés como
para reducir la resistencia del cuerpo a la enfermedad. Sin embargo, las circunstancias
positivas, tales como un nuevo trabajo o el nacimiento de un bebé en casa, también pueden
alterar la capacidad normal de una persona para resistir la enfermedad. Los sociólogos han
elaborado una lista de situaciones vitales y han calculado el relativo efecto del estrés en
cada una de ellas.
Desde que Hans Seyle, médico canadiense y eminente autoridad en estrés, introdujo
en el ámbito de la salud el término estrés, en 1926, este se ha convertido en uno de los más
utilizados. Seyle definió el estrés como la respuesta general del organismo ante cualquier
estímulo estresor.
Seyle identificó tres etapas en la respuesta del estrés. En la primera etapa, alarma, el
cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. Las
glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo
respiratorio, elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las
pupilas y hacen más lenta la digestión. En la segunda etapa, resistencia, el cuerpo repara
cualquier daño causado por la reacción de alarma. Sin embargo, si el estrés continúa, el
cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños. Si continúa la resistencia se inicia la
tercera etapa, agotamiento, cuya consecuencia puede ser una alteración producida por el
estrés. La exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede
llevar en situaciones muy extremas incluso a la muerte.
Dentro de los factores personales que han mostrado estar muy relacionados con la
aparición y mantenimiento del estrés se encuentran los estilos de afrontamiento, los
patrones característicos del pensamiento, las creencias de control y autoeficacia, la fortaleza
personal, los valores y las experiencias previas por mencionar los más importantes. Por otro
lado los factores ambientales se refieren al apoyo social percibido por el individuo y las
características propias de los eventos externos como intensidad, duración y frecuencia,
novedad y predictibilidad de los hechos.
En 1934, Hans Selye enunció por primera vez el concepto de Estrés. Desde aquel
momento hasta la fecha, la concepción acerca del mismo ha ido evolucionando. Hoy,
podemos definir el estrés como “los procesos fisiológicos y psicológicos que se desarrollan
cuando existe un exceso percibido de demandas ambientales sobre las capacidades
percibidas del sujeto para poder satisfacerlas; y cuando el fracaso en lograrla tiene
consecuencias importantes percibidas por el sujeto (...) El concepto moderno de estrés,
entonces, refleja la interacción entre tres factores:
1. El entorno
2. La manera como la persona percibe el entorno (función de la personalidad,
experiencias previas, etc.)
3. La percepción de los propios recursos de la persona para enfrentar las demandas del
entorno (o Autoeficacia Percibida).” (Cazabat y Costa, 2000)
Algunos autores (Van Der Kolk, Herman) postulan un nuevo diagnóstico, conocido
como TPET Complejo (Complex PTSD) o Trastorno por Estrés Extremo (DESNOS;
Disorder of Extreme Stress Not Otherwise Specified) para los casos en que la situación
traumática se haya producido repetidamente y a lo largo de mucho tiempo, de tal manera
que la exposición prolongada al trauma condiciona el desarrollo de la personalidad del
individuo. Este es el caso de situaciones de abuso sexual prolongado, cautiverio,
prisioneros de campos de concentración, prisioneros de guerra, víctimas de la tortura,
violencia doméstica, abuso físico y emocional, explotación sexual, etc.
Las situaciones descriptas van mucho más allá de las consecuencias que puede tener un
simple hecho traumático, ya que la degradación de la identidad y de su vida relacional
provocan alteraciones profundas a nivel cognitivo, perceptual, de la regulación afectiva, en
la conciencia, la autopercepción, en la personalidad y la identidad.
5. El trauma biopsicosocial
Por otro lado, Bettelheim elabora sus discursos sobre el trauma impregnado de las
vivencias de los campos de concentración. Su perspectiva está impregnada de una
determinada y concreta referencia al marco histórico y sociopolítico en el que se
desenvuelve su propia historia personal, el escenario bélico de mediados del siglo XX, la
mayor catástrofe social que registra la humanidad.
El autor focaliza su análisis en la cualidad del evento traumático, aludiendo al hecho
que este evento emerge y se explica desde el contexto sociopolítico, lo que le otorga calidad
de acontecimiento radicalmente específico. El trauma del campo de concentración obedece
a una lógica de confrontación de intereses políticos y económicos supranacionales que
explican y le dan sentido profundamente humano (aunque horrorosamente deshumanizado)
a la violencia allí practicada. Con Bettelheim la causalidad política del trauma se expresa
descarnadamente en toda su trágica dimensión en cuanto a sus efectos devastadores en los
sujetos individuales.
Bettelheim nos aporta desde su perspectiva del trauma dos nuevos elementos: la
particularización del evento traumático en su referencia al contexto histórico y la dimensión
psicobiológica del daño.
También a partir de condiciones de guerra (la ocupación de Holanda por los
Alemanes), Keilson se posiciona en el contexto político para definir las características que
adquiere el evento traumático. Son las condiciones socio históricas concretas las que
producen la descarga traumática sobre el sujeto; los conflictos políticos alrededor de la
cuestión del poder se resuelven mediante la producción e implementación de estrategias de
dominación por parte de las fuerzas hegemónicas. Estas estrategias, transformadas en
políticas de Estado, se implementan al modo de procesos violentos que van modificándose
periódicamente de acuerdo con los resultados prácticos de esa implementación. De esta
forma, el tipo de recursos estratégico-tácticos del terrorismo estatal, sus objetivos
particulares, la selección de grupos humanos focos de la acción represiva, la guerra
psicológica, los métodos de tortura, el genocidio, etc., se van rediseñando dinámicamente,
en consonancia con el mayor o menor éxito obtenido en la tarea de aplacar la respuesta
social al poder establecido.
Siguiendo a Carlos Madariaga, el marco teórico que asumimos integra, desde una
perspectiva biopsicosocial, cuatro componentes fundamentales: a) la vulnerabilidad pre-
traumática, b) la relación del sujeto con la tortura, c) la estructura formal del acto de tortura,
y d) la evidencia psicológica de la tortura. Estos cuatro componentes del análisis teórico
son fundamentales para la evaluación psicológica de la evidencia de la tortura que será
utilizada en el marco del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
El acto de tortura merece una consideración aparte. Como hemos visto, la tortura es un tipo
de violencia que tiene sus objetivos, métodos, técnicas, ámbitos, racionalidad,
temporalidad, modalidad e intencionalidad, muy bien definidos. Por lo que la naturaleza y
singularidad de la tortura determinará, tanto el tipo de relación con el sujeto, como el
impacto psicológico en el mismo.
Por otro lado, la descripción del acto de tortura se tendrá que comparar con la
definición expuesta en la Convención Americana para Prevenir y Sancionar la Tortura, y es
en este sentido donde el psicólogo perito, a partir de las indagaciones, podrá proporcionar
más elementos para poder sostener o descartar este tipo de aseveraciones.
Dado lo anterior, creemos que este modelo es insuficiente para dar cuenta de la
complejidad, tanto individual como social, del impacto de la tortura en el ser humano. Sin
dudar de su naturaleza noseográfica dentro de la psiquiatría, este modelo tiene que ser
asumido en su justa dimensión y no como la única categoría nosológica para la
investigación psicológica de la tortura.
Sa
Sb C
Sc
X: Macro Contexto Histórico; A: Micro Sistema Pre-Traumático; Sa: Sujeto en el Sistema; B: Micro Sistema
Extra-Ordinario; Sb: Sujeto en el Sistema; T: Tortura; C: Micro Sistema Pos-Tortura; Sc: Sujeto en el
Sistema
Evento traumático.
Reacciones estresoras al evento traumático.
Proceso traumático.
Reacciones estresoras al proceso traumático.
1.1.Exposición de Motivos
Por otro lado, el deber ético y moral que tienen los profesionales de la salud mental
para con el respeto y la promoción de los derechos humanos, debe ser traducido en
acciones, que desde las distintas disciplinas, aporten elementos que contribuyan en las
diferentes fases de la lucha contra la tortura. Por eso, el PDPT-SIDH no es un técnica
neutral, sino que su fin último se cristaliza en una de las fases de lucha contra la tortura; la
lucha contra la impunidad y el acceso a la justicia por parte de las víctimas de los crímenes
de lesa humanidad.
1.2.Marco Jurídico
1.3.Marco Teórico
El sujeto del peritaje se encuentra dentro de la tipología de personas que ocupan el lugar de
víctimas y testigos de violaciones a los derechos humanos, especialmente del referido por la
Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, como víctimas de la
tortura.
Para los propósitos del PDPT-SIDH es menester advertir sobre los alcances y
limitaciones técnicas de su aplicabilidad en relación a los sujetos:
El acto de tortura merece una consideración aparte. Como hemos visto, la tortura es un tipo
de violencia que tiene sus objetivos, métodos, técnicas, ámbitos, racionalidad,
temporalidad, modalidad e intencionalidad, muy bien definidos. Por lo que la naturaleza y
singularidad de la tortura determinará, tanto el tipo de relación con el sujeto, como el
impacto psicológico en el mismo.
Por otro lado, la descripción del acto de tortura se tendrá que comparar con la definición
expuesta en la Convención Americana para Prevenir y Sancionar la Tortura, y es en este
sentido donde el psicólogo perito, a partir de las indagaciones, podrá proporcionar más
elementos para poder sostener o descartar este tipo de aseveraciones.
1.6. Deontología
En la actualidad se cuenta con un cuerpo de códigos y declaraciones regionales e
internacionales para las diferentes profesiones de la salud con relación a la tortura y los
derechos humanos, dentro de estas se encuentran; la Declaración de Tokio, de la
Asociación Médica Mundial; la Declaración de Hawai, de la Asociación Mundial
Psiquiátrica; la declaración sobre El Rol de la Enfermera en la Atención de Detenidos y
Presos Políticos y Comunes, del Consejo Internacional de Enfermeras; los Principios
Europeos de Ética Médica; la Declaración de Kuwait; Los Principios de Ética Médica de
las Naciones Unidas; la Declaración de Madrid, del Comité Permanente de Médicos de la
Comunidad Europea, así como otras iniciativas para oponerse a las violaciones a los
derechos humanos.
Todos los detenidos o presos deberán tener acceso inmediato a un médico cuando se
formule una denuncia de tortura o malos tratos o cuando existan indicios de que se haya
producido tortura o malos tratos. Este acceso no dependerá de la apertura de una
investigación oficial de las denuncias de tortura.
b. Independencia
El médico, y en caso necesario un traductor, tendrá acceso al historial médico del paciente.
f. Examen completo
El examen del médico incluirá la obtención de un historial médico verbal completo del
paciente y la realización de un examen clínico completo, incluyendo la evaluación del
estado mental del paciente. El médico gestionará sin dilación la realización de todas las
investigaciones médicas, pruebas de laboratorio o psicológicas adicionales, incluyendo la
evaluación de la salud mental, que estime necesarias.
g. Informe
El médico elaborará sin demora un informe preciso por escrito, que contendrá como
mínimo las siguientes cuatro partes:
El informe identificará con claridad al médico que realiza el examen y deberá llevar
la firma de éste.
i. Segundo examen
j. Deberes éticos
El médico deberá tener en cuenta en todo momento que, de conformidad con las normas
deontológicas aceptadas internacionalmente, su principal función es promover el bienestar
del paciente. Además, tiene la obligación de no consentir los actos de tortura u otros tratos
crueles, inhumanos o degradantes y de no participar en ellos. Ningún aspecto del carácter,
características físicas, origen étnico o creencias personales del paciente, ni el hecho de que
éste o un representante suyo haya formulado una denuncia de tortura permite la dejación de
estas obligaciones.
k. La no victimización secundaria
“Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto
realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos
físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio,
como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro
fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos
tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o
mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica.
Fecha
Hora
Lugar
Nombre
Dirección
Números de teléfono
Edad
Profesión
Estado civil:
Soltero/a Separado/a Comprometido/a Divorciado/a Casado/a Viudo/a
¿Con quién vive en este momento?
¿Vive en una casa, hotel, habitación, apartamento?
Describa con sus propias palabras la naturaleza y la duración de sus principales problemas:
Describa los sucesos significativos que ocurrieron por aquella época o desde entonces y que pueda estar
relacionado con el desarrollo
¿Ha acudido a terapia antes o ha recibido alguna asistencia profesional anterior para sus problemas?. En caso
afirmativo
indique nombres
títulos profesionales
datos del tratamiento y resultados.
Fecha de nacimiento
Lugar de nacimiento
a. Hermanos
Cantidad de Hermanos y Edades
Cantidad de Hermanas y Edades
b. Padre
¿Vive?
Si vive ¿Qué edad tiene ahora su padre?
Causa de la muerte
¿Qué edad tenía usted cuando murió?
Profesión
Estado de salud
c. Madre
¿Vive?
Si vive ¿Qué edad tiene ahora su madre?
Causa de la muerte
¿Qué edad tenía usted cuando murió?
Profesión
Estado de salud
Religión
Como niño
Como adulto
d. Educación
Subraye los aspectos que se relacionan con su juventud y adolescencia: Infancia feliz Problemas escolares
Problemas familiares Problemas legales Convicciones religiosas fuertes Problemas
Emocionales/Conductuales Infancia feliz Problemas de salud Abuso de alcohol Consumo de drogas Otros:
¿A que se dedica?
¿Qué tipo de profesiones ha ejercido en el pasado?
¿Le satisface su trabajo actual?
En caso negativo explique su respuesta
¿A cuánto ascienden sus ingresos familiares?
¿Cuánto necesita usted para vivir?
¿Cuáles fueron sus ambiciones pasadas?
Altura
Peso
¿Le han internado alguna vez por problemas psíquicos? Sí No
En caso afirmativo ¿Dónde y cuándo?
¿Dispone usted de un médico familiar? Sí No
En caso afirmativo escriba su nombre y número de teléfono
¿Ha intentado suicidarse alguna vez? Sí No
¿Padece algún miembro de su familia de alcoholismo, epilepsia, depresión o cualquier otra cosa que pueda
ser considerada como “trastorno mental”?
¿Ha intentado suicidarse algún familiar suyo?
¿Ha tenido problemas con la justicia algún familiar suyo?
El próximo apartado está diseñado para ayudarle a describir sus problemas corrientes con más detalle e
identificar algunos problemas que de otro modo podrían pasar inadvertidos. Esto nos permitirá elaborar un
programa de tratamiento más comprensivo y adaptativo a sus necesidades específicas. El próximo apartado se
estructura en base a siete modalidades de Conducta, Sentimientos, Sensaciones Físicas, Imágenes,
Pensamientos, Relaciones Interpersonales y Factores Biológicos.
a. Conducta
Subraye cualquiera de las siguientes conductas que pueda atribuírsele: Come en exceso Toma drogas Vomita
Conductas Extrañas Bebe demasiado Trabaja demasiado Posterga trabajos Reacciones impulsivas Pierde el
control Intentos de suicidio Compulsiones Fuma Actitudes de abandono Tics nerviosos Dificultades de
concentración Problemas de sueño Evitación fóbica No puede mantener el trabajo Insomnio Muy arriesgado
Vago Problemas con la ingesta Conducta agresiva Llora Salidas de tono
b. Sentimientos
Subraye cualquiera de las siguientes palabras que sea aplicable a su caso: Enfadado Molesto Culpable Feliz
Infeliz Aburrido Triste Depresivo Ansioso Temeroso Con pánico Energético Envidioso Conflictivo
Arrepentido Desesperanzado Inútil Relajado Celoso Cansado Solitario Contento Excitado Optimista Tenso
Otros:
Complete las siguientes frases: Si te dijera lo que estoy sintiendo ahora... Una de las cosas de la que me
siento orgulloso es... Una de las cosas por la que me siento culpable es... Soy feliz cuando... Lo que más me
entristece es... Si no sintiera miedo de ser yo mismo
podría... Me enfado tanto cuando...
c. Sensaciones Físicas
Subraye cualquiera de los siguientes ítems que sea aplicable a su caso: Dolores de cabeza Mareos
Palpitaciones Espasmos musculares Problemas digestivos Problemas sexuales Tensión Incapaz de relajarme
Problemas estomacales Entumecimiento Tics Fatiga Contracciones Dolor de espalda Temblores Desmayos
Oigo cosas Ojos llorosos Me pongo rojo Problemas en la piel Boca reseca Picores en la piel Dolor de pecho
Palpitaciones No me gusta que me toquen Excesiva transpiración Trastornos visuales Problemas de audición
d. Historia Menstrual
e. Imágenes
Subraye las que sean aplicables a su caso: Imágenes sexuales agradables Imágenes desagradables de la
infancia Imágenes de incapacidad Imágenes agresivas Imágenes sexuales desagradables Imágenes de
soledad Imágenes de seducción Imágenes de ser
f. Pensamientos
Subraye cualquier pensamiento que pueda atribuir a su caso: Yo soy inservible, inútil, un “don nadie”,
indeseable Yo soy incompetente, estúpido, nada atractivo, ingenuo, repulsivo Yo soy culpable, malvado,
degenerado, hostil La vida es hueca, una pérdida de tiempo, no hay nada que esperar Cometo demasiados
errores, no puedo hacer nada bien
Subraye aquellas palabras que se podrían emplear para su descripción: Inteligente, seguro, merecedor,
ambicioso, sensato, leal, merecedor de confianza, lleno de resentimientos, inservible, un “don nadie”, loco,
un degenerado, considerado, un malvado, físicamente desagradable, no querido, inadecuado, confuso, feo,
estúpido, ingenuo, honesto, incompetente, con pensamientos horribles, conflictivo, con dificultades de
concentración, con problemas de memoria, no puedo tomar decisiones, con ideas suicidas, perseverante, con
buen sentido del humor, trabajador.
Complete las siguiente frases: Soy una persona que... Toda mi vida... Desde niño... Me cuesta admitir que...
Una de las cosas que no puedo perdonar es... Lo bueno de tener problemas es que... Lo malo de crecer es
que... Una de las formas de ayudarme a mí mismo pero que no hago es...
a. Familia de Origen
Si no fue criado por sus padres, ¿quién le cuidó y durante cuantos años?
Describa la personalidad de su madre (o su madre adoptiva) y su actitud hacia usted (pasada y presente)
Describa la personalidad de su padre (o su padre adoptivo) y su actitud hacia usted (pasada y presente)
Describa las formas de disciplina (castigos) que le fueron impuestos de niño
Describa la impresión que tiene de la atmósfera de su hogar. Mencione el grado de compatibilidad entre los
padres y entre los hijos
¿Confiaba usted en sus padres?
¿Le entendían sus padres?
¿Se sintió querido y respetado por sus padres?
Si tuvo padres adoptivos ¿Se sintió querido y respetado por ellos?
¿Ha influido alguien sobre su matrimonio, profesión, etc.?
¿Quiénes son las personas más importantes de su vida?
b. Amigos
c. Matrimonio
d. Relaciones Sexuales
e. Otras Relaciones
Por favor, incluya los recuerdos y experiencias más significativas que haya vivido durante estas edades: 0
56
10 11
15 16
20 21
25 26
30 31
35 36
40 41
45 46
50 51
55 56
60 61
65 Más que 65
Escala: 0 no lo experimenté 5-6 en cierta forma semejante a mis experiencias 10 exactamente igual a mi
experiencia
La voluntad del paciente para cooperar me permite utilizar el siguiente método de valoración (anote hasta
cuatro)
Observación
Conversación
Exploración
Examen
a. Observación
Apariencia
Las siguientes características de la apariencia del paciente fueron de interés diagnóstico (anote hasta tres):
Ninguna
Raza
Diferencia entre la edad aparente y la real
Nutrición
Tipo corporal
Higiena
Vestimenta
Contacto ocular
Conciencia
El nivel ce conciencia del paciente indica:
Vigilia
Letargia
Somnolencia
Estupor
Coma
Comportamiento psicomotor
Las siguientes funciones fueron de importancia diagnóstica (anote hasta tres):
Ninguna
Postura
Movimientos expresivos
Movimientos reactivos
Movimientos automáticos
Gesticulación simbólica
Movimientos dirigidos a un objetivo
b. Conversación
Atención y concentración
Durante la entrevista el paciente parecía:
Atento
Distraíble
Apático
Lenguaje
El paciente tenía los siguientes problemas con el lenguaje (anote hasta tres):
Ninguno
Alteración de la articulación
Disprosodia
No fluido
Verborrea
Circunscripción
Lenguaje parafásico
Lenguaje neologístico
Fallos gramaticales
Pensamiento
El paciente tenía las siguientes alteraciones del pensamiento (anote hasta tres):
Ninguna
Utilización de palabras concretas
Circunstancialidad
Tangencialidad
Perseveración
Palilalia
Asociación por asonancia
Bloqueo y descarrilamiento
Fuga de ideas
Sin secuencia
Fragmentación
Divagación
Mascullación
Ensalada de palabras
Orientación
El paciente mostraba los siguientes tipos de desorientación (anótelas todas si estaban presentes):
Ninguna
En persona
En día de la semana
En día del mes
En la hora del día
En el mes
En el año
En la estación
En el lugar
Afecto
¿Cuál de los siguientes afectos predominaba en su paciente durante la entrevista?
Tristeza
Euforia
Disgusto
Ansiedad
Cólera
Perplejidad
Culpa
Suspicacia
Satisfacción
c. Exploración
Estado de ánimo
Nombre los términos que utilizó el paciente para describir la calidad de su estado de ánimo
¿Cuán estable era el humor del paciente en las últimas 24 horas? Si hubo cambios del estado de ánimo anote
el tipo y cómo aparecían los cambios
¿Cómo reacciona su paciente a las buenas noticias? Describa por lo menos un acontecimiento bueno y la
reacción del paciente ante él
Describa si el estado de ánimo predominante del paciente cambió en las últimas 4 semanas y cuánto duró.
Energía
Describa la energía del paciente
Percepción
En caso de que su paciente haya tenido alucinaciones describa su contenido
Determine la etapa de conciencia de enfermedad en que se encuentra el paciente en relación con las
alucinaciones (IV)
Contenido de pensamiento
En caso de que el paciente haya presentado ideas delirantesdescriba su contenido
Determine la etapa de conciencia de enfermedad en que se encuentra el paciente en relación con sus ideas
delirantes (IV)
Síntomas de conversión
Si hay alguno anótelo
Personalidad disociativa
Describa si su paciente ha sufrido en alguna ocasión períodos amnésicos en los que haya adoptado otra
personalidad
Crisis paroxísticas
Si hay alguna, señale las crisis paroxísticas del paciente:
Desmayo
Crisis marcolépticas
Crisis de gran mal
Seudocrisis
Convulsiones parciales complejas
Crisis de angustia
Blackouts alcohólicos
Amnesia psicógena
Estados de fuga
Crisis hipoglucémica
Amnesia global transitoria
Crisis de isquemias transitoria
Tics de La Tourette
Juicio
Describa los planes futuros de su paciente. ¿Son realistas?
Nombre
Edad
Sexo
Idioma hablado
Religión
Procedencia
Empleo (profesión, ocupación, área de actividad en general)
Afiliación (organización, grupos)
Servicio Gubernamental/Militar (información acerca del destacamento, la sección, el regimiento, escuadrón,
estación policial, con direcciones, la posición jerárquica, rango, grado, nombre de su superior, número de
personas bajo responsabilidad del agente...)
Observaciones
Fecha de inicio
Fecha en que finalizó
¿En que lugar? (Estado, municipio, ejido, localidad...)
¿En que lugar exactamente? (por ejemplo, casa del presidente municipal, en un cuarto de la PJE)
Descripción del hecho
Papel de las autoridades
Cargos o motivo establecido (si es que detuvieron a la víctima)
Número de víctimas
Testigos
Documentos de apoyo (certificados médicos, referencias de material de apoyo, como fotografías, resultado e
inspecciones, cartas)
Confidencialidad
Contacto (nombre, direcciones, teléfonos de médicos, clínicas, traductores y otras personas relacionadas con
este hecho)
3.4.
3.5.
3.6.
¿Aproximadamente
hace cuantas semanas que este evento ocurrió?
¿Cuándo habló por primera vez de este evento? Nunca El mismo día que ocurrió Dentro de los 2 ó 3 días
siguientes Durante la primera semana Durante el primer mes Más de un mes después
Para las siguientes preguntas, marque el grado de la escala que vaya de acuerdo a su respuesta, donde 1 es
nada, 4 un poco y 7 todo:
1. Nada 4. Un 7. Todo
poco
¿Que tan intensas fueron sus emociones cuando este evento ocurrió?
Cuando el evento ocurrió:
Que tanto Enojo sintió
Que tanto Miedo sintió
Que tanta Vergüenza sintió
Que tanta Culpa sintió
Que tanto Disgusto sintió
Que tanta Tristeza sintió
En que grado ha hablado acerca del evento con:
Su esposo(a) o compañero(a)
Sus padres o hermanos(as)
Algún(a) amigo(a) cercano(a)
Sus abuelos(as) o familiares
Algún conocido(a)
Algún extraño(a)
Otro, especifique...
En qué grado ha hablado usted con alguien acerca de los hechos que
rodean este evento con lujo de detalles, describiendo cada una de las
cosas que sucedieron
En qué grado ha hablado sobre sus sentimientos y emociones
resultantes del evento
En qué grado sigue estremeciéndose usted al hablar con alguien, acerca
de esta experiencia
En los últimos 2 ó 3 días, cuánto ha hablado realmente acerca de su
experiencia
Volviendo la vista atrás, qué tan intensas son sus emociones actuales
acerca de esta experiencia
En qué grado siente usted que ha superado o que se ha recuperado de
este evento
5.5. Criterios de Diagnóstico del Trastorno de Secuelas de Victimización por Actos Delicuenciales
A. Experimentar o presenciar uno o más episodios de violencia física o de abuso psicológico o ser
coercionado por otras personas para realizar alguna actividad sexual.
B. El desarrollo de al menos (número a determinar) de los síntomas siguientes (ausentes antes de las
experiencias de victimización):
1. Un sentimiento generalizado de incapacidad para enfrentarse al medio ambiente personal, que no se limita
a la experiencia de victimización (por ejemplo, pasividad generalizada, carencia de asertividad o falta de
confianza en el propio juicio)
2. La creencia de que se ha sufrido un daño permanente por la experiencia de victimización (por ejemplo, un
niño(a) víctima de abuso sexual o de violación, que cree que él o ella, nunca más será atractivo(a) para los
demás).
3. Sentimientos de aislamiento o la incapacidad para tener contacto íntimo con los demás.
4. Hiperinhibición de la ira o la expresión explosiva de la furia.
5. Minimización inadecuada de los daños sufridos: “no fue nada”.
6. Experiencias previas de victimización (antiguas y/o recientes).
7. La creencia de que se merece ser víctima, más que echarle la culpa al pepetrador: “Yo me los busqué”.
8. Vulnerabilidad para volver a ser víctima.
9. Adoptar las creencias distorsionadas del perpetrador con respecto a la conducta interpersonal (por ejemplo
creer que Está Bien que los padres practiquen el sexo con sus hijos o que Está Bien que un hombre golpee a
su mujer para hacerla obedecer o expresarle de esa manera su “amor”, “él es así”).
10. La idealización inadecuada del perpetrador (“después, me trato bien”).
C. Duración del trastorno durante al menos un mes.
Odio mórbido: Obsesiones por venganza y preocupación por hacerle daño o humillar al perpetrador, con o
sin explosiones de enojo o de rabia.
Gratitud paradójica: Sentimientos positivos hacia el perpetrador, variando desde la compasión hasta el amor
romántico, incluyendo lazos afectivos, sin que necesariamente ocurra la identificación. Con frecuencia se
experimentan sentimientos irónicos, pero con una gratitud profunda por el regalo de vida de parte de alguien
que ha demostrado su deseo de matar (también se le conoce como la transferencia patológica o el “Síndrome
de Estocolmo”).
Violación de una mujer: Sentimientos de suciedad, de irritación, de asco, de tener manchada su reputación,
“como bienes echados a perder” y en los casos más extremos, de estado de putrefacción y de maldición.
Inhibición sexual: Pérdida de la libido, capacidad reducida para la intimidad, con mayor frecuencia asocia
con la ocurrencia de algún ataque sexual.
Segunda lesión o segunda herida: Revictimización mediante la participación intensa aparentemente altruista
en los sistemas judicial, de salud, de salud mental y en cualquier otro sistema. “Lo que quiero es ayudar a
otros”.
5.7. CREAS
¿Qué tan perturbador le pareció el evento? No fue nada perturbador Muy perturbador Poco perturbador
Extremadamente perturbador Moderadamente perturbador
¿Cuántos días sintió Usted los peores síntomas de angustia? (por favor marque sólo una opción) Ningún día
Un día Dos días Tres días Cuatro días Cinco o más días
6. Clasificación Diagnóstica
Diversas manifestaciones de ansiedad y depresión son los síntomas que con más frecuencia
resultan de la tortura. No es infrecuente que la sintomatología que antes se ha descrito se
clasifique dentro de las categorías de ansiedad y trastornos de la afectividad. Los dos
sistemas de clasificación más destacados son la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE-10), la Clasificación de Trastornos Mentales y del Comportamiento,
por una parte, y el manual de diagnóstico y estadística de trastornos mentales, de la
Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV), por otra parte. La presente revisión se
centrará en los diagnósticos más frecuentemente relacionados con los traumatismos: el
trastorno de estrés postraumático, la gran depresión y los cambios duraderos de la
personalidad.
a) Trastornos depresivos
Los estados depresivos son casi universales entre los supervivientes de la tortura. En el
contexto de la evaluación de las consecuencias de la tortura, es problemático dar por
supuesto que el TEPT y la gran depresión son dos entidades morbosas distintas con
etiologías claramente diferenciables. Entre los trastornos depresivos figuran la gran
depresión, un episodio o gran depresión únicos, y depresiones recurrentes (más de un
episodio). Los trastornos depresivos pueden presentarse con o sin manifestaciones
psicóticas, catatónicas, melancólicas o atípicas. Según el DSM-IV, para que pueda hacerse
el diagnóstico de episodio de gran depresión será preciso que en un determinado período de
dos semanas se presenten cinco o más de los síntomas que después se mencionan, y que
represente un cambio del funcionamiento anterior (por lo menos uno de los síntomas deberá
ser un estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o de placer): 1) estado de ánimo
deprimido, 2) interés o placer claramente disminuidos en todas o casi todas las actividades,
3) pérdida de peso o cambio de apetito, 4) insomnio o hipersomnio, 5) agitación o retraso
psicomotor, 6) fatiga o pérdida de energía, 7) sentimiento de inutilidad o de culpa excesivo
o inadecuado, 8) reducción de la capacidad de pensamiento o de concentración y 9) ideas
recurrentes de muerte o suicidio. Para poder formular este diagnóstico es preciso que los
síntomas causen una angustia considerable o perturben el funcionamiento social o
profesional, no obedezcan a un trastorno fisiológico y no se expliquen en el marco de otro
diagnóstico del DSM-IV.
Los síntomas del TEPT pueden ser crónicos o fluctuar durante largos períodos de tiempo. A
lo largo de algunos intervalos el cuadro clínico está dominado por los síntomas de
excitabilidad e irritabilidad. En esos momentos el superviviente suele experimentar un
aumento de los recuerdos intrusitos, pesadillas y rememoraciones súbitas. En otros
momentos, puede aparecer relativamente asintomático o constreñido y retirado
emocionalmente. Debe recordarse que el hecho de que no se satisfagan los criterios de
diagnóstico del TEPT no significa que no haya habido tortura. Según la CIE-10, en cierta
proporción de casos el TEPT puede evolucionar crónicamente a lo largo de muchos años
con transición eventual hacia un cambio de personalidad duradero.
d) Abuso de sustancias
Los clínicos han observado que los supervivientes de la tortura con frecuencia caen
secundariamente en un comportamiento de abuso del alcohol y las drogas como forma de
obliterar los recuerdos traumáticos, regular afectos desagradables y controlar la ansiedad.
Aunque es frecuente la presencia simultánea del TEPT y otros trastornos, apenas se han
realizado investigaciones sistemáticas sobre el abuso de sustancias por supervivientes de la
tortura. Las publicaciones relativas a poblaciones que han sufrido el TEPT pueden incluir a
supervivientes de la tortura, como refugiados, prisioneros de guerra y ex combatientes de
conflictos armados, y pueden aportar algunas ideas. Los estudios de estos grupos revelan
que la prevalencia de abusos de sustancias varía entre los distintos grupos étnicos o
culturales. Los antiguos prisioneros de guerra con TEPT estaban más expuestos a la
utilización abusiva de sustancias, mientras que los ex combatientes presentaban índices
elevados de coexistencia del trastorno de estrés postraumático con el abuso de sustancias.
En resumen, en otras poblaciones expuestas al trastorno de estrés postraumático se han
recogido pruebas importantes en el sentido de que el abuso de sustancias puede acompañar
al otro trastorno en los supervivientes de la tortura.
e) Otros diagnósticos
Como se pone de manifiesto en el catálogo de síntomas descrito en esta sección, además del
trastorno de estrés postraumático debe considerarse la posibilidad de otros diagnóstico,
como el gran trastorno depresivo y el cambio duradero en la personalidad. Entre los demás
diagnósticos posibles figuran los siguientes:
7. Impresión Clínica
Para formular una impresión clínica que se incorpore al informe sobre signos psicológicos
de tortura, deberán formularse las siguientes preguntas importantes:
¿Hay una concordancia entre los signos psicológicos y el informe de presunta tortura?
¿Se puede decir que los signos psicológicos hallados constituyen reacciones esperables o
típicas de un estrés extremo dentro del contexto cultural y social del individuo?
Considerando la evolución fluctuante con el tiempo de los trastornos mentales relacionados
con el trauma, ¿cuál sería el marco temporal en relación con los acontecimientos de la
tortura? ¿En qué punto del curso de recuperación se encuentra el sujeto?
Entre los distintos elementos de estrés coexistentes ¿cuáles están ejerciendo su acción sobre
el sujeto (por ejemplo, una persecución que aún dura, migración forzada, exilio, pérdida de
la familia o pérdida de la función social)? ¿Qué repercusión tienen estos factores sobre el
sujeto?
¿Qué condiciones físicas contribuyen al cuadro clínico? Merecen especial atención los
traumatismos craneales sufridos durante la tortura o detención.
¿Indica el cuadro clínico que exista una falsa alegación de tortura?
El clínico deberá dar su opinión acerca de la concordancia que pueda existir entre los
signos psicológicos y la medida en que esos signos guardan relación con los presuntos
malos tratos. Deberán describirse el estado emocional y la expresión de la persona durante
la entrevista, sus síntomas, la historia de detención y tortura y la historia personal previa. Se
tomará nota de factores como el momento en que se inician cada uno de los síntomas en
relación con el trauma, la especificidad de todos los signos psicológicos y las modalidades
de funcionamiento psicológico. También se mencionarán otros factores adicionales, como
la migración forzada, el reasentamiento, dificultades de aculturación, problemas de
lenguaje, desempleo, pérdida del hogar, familia y estado social. Se evaluará y describirá la
relación y la concordancia entre los acontecimientos y los síntomas. Ciertos elementos
físicos, como los traumatismos craneales o las lesiones encefálicas, pueden requerir una
evaluación más detallada. Tal vez sea recomendable proceder a evaluaciones neurológicas
o neuropsicológicas.
Es importante darse cuenta de que ciertas personas alegan falsamente haber sufrido tortura
por muy diversas razones, mientras que otras pueden exagerar experiencias relativamente
triviales por razones personales o políticas. El investigador deberá tener siempre presentes
esas posibilidades y tratar de indentificar posibles razones para exageración o fabricación.
De todas formas, el clínico no debe olvidar que tal fabricación exige un conocimiento
detallado de la sintomatología relacionada con los traumas, conociendo que muy poca gente
posee. Todo testimonio puede presentar incoherencias por diversas razones válidas, como
problemas de memoria resultantes de una lesión encefálica, confusión, disociación,
diferencias culturales en la percepción del tiempo o fragmentación y represión de memorias
traumáticas. Para documentar con eficacia los signos psicológicos de tortura es necesario
que el clínico tenga la capacidad necesaria para en su informe hacer una evaluación de
coherencias e incoherencias. Si el entrevistador sospecha que hay fabricación, habrán de
preverse entrevistas adicionales que permitan aclarar cualquier incoherencia que figure en
el informe. También familiares o amigos podrán tal vez corroborar ciertos detalles de la
historia. Si el clínico realiza exámenes adicionales y sigue sospechando que hay
fabricación, deberá remitir el sujeto a otro clínico y pedir la opinión de su colega. La
sospecha de fabricación se documentará con la opinión de dos clínicos.
IV. DISCUSIÓN
Como hemos visto, la relación práctica entre la salud mental y los derechos humanos es
muy reciente, lo bastante incipiente como para crear nuevas alternativas de trabajo solidario
y articulado; por un lado, los profesionales de la salud mental en todas sus vertientes, y por
el otro, los esfuerzos de miles de organizaciones de derechos humanos en el mundo, desde
el movimiento pro derechos de la mujer, pasando por los movimientos sociales populares e
indígenas, y terminando con las nuevas luchas surgidas a partir de problemáticas más
contemporáneas.
Como hemos podido ver, esta relación entre la salud mental y los derechos humanos en
América Latina, se ha diversificado y especializado de acuerdo a los problemas
geopolíticos de la región: tortura, desapariciones forzadas, desplazados, familiares de
detenidos desaparecidos, trabajo comunitario en contexto de conflicto armado,
documentación de las secuelas de la guerra, rehabilitación con ex-combatientes,
organización de redes intarnacionales de salud mental y derechos humanos, documentación
y denuncia ante organismos internacionales, etc. De igual forma hemos constatado la
diversidad de perspectivas, niveles de explicación, y modelos de intervención dentro del
gran espectro de la salud mental, y específicamente de la psicología, en donde los modelos
clínicos, grupal y comunitarios han sobresalido por sus resultados y experiencias.
Aspectos Teóricos
El término psicosocial nos ayuda a tomar una postura ante el fenómeno de la tortura,
distinta de la psicología clínica y la psiquiatría. Sin embargo, al interior de esta existen
otras alternativas igualmente viables, pero ante las cuales también tomamos postura.
Por otro lado, la perspectiva psicosocial también nos plantea la necesidad de elegir dentro
de la gran variedad de especialidades y teorías relacionados, directa o indirectamente, con
este fenómeno.
Aspectos Metodológicos
Otro elemento que queremos plantear en esta breve discusión, es lo referente a los
componente técnicos y metodológicos del PDPT-SIDH, los cuales han sido desarrollados a
partir de la articulación de las categorías conceptuales planteadas desde el marco teórico, y
los aportes técnicos realizados en disciplinas como la psicología clínica, de la salud, y la
psiquiatria, en la evaluación de síntomas.
En esta etapa metodológica hemos tratado de ceñirnos a los cánones planteados por el
marco legal internacional, ya que es en éste donde el Protocolo pretende tener validez
jurídica, por lo que el ámbito de la Psicología Jurídica, especialmente en el campo del
peritaje psicológico, ha sido la guía modelo para la construcción de este instrumento. Por lo
tanto, creemos que las limitaciones del mismo, vienen dadas por la naturaleza del contexto
de aplicación y validez, en este caso, el ámbito del derecho.
Aspectos Éticos
Sin lugar a dudas, más allá de los elementos propiamente técnicos y disciplinarios de la
documentación de la tortura, los aspectos éticos tienen un lugar de suma importancia, sino
es que la más importante dentro de este ámbito. Como hemos visto, múltiples
organizaciones locales e internacionales han realizado códigos y declaraciones sobre el
comportamiento, la moral y la ética de los trabajadores de la salud con respecto a la tortura
y otras violaciones a los derechos humanos. Si bien, este elemento queda claro dentro del
ámbito normativo, quedan duda con respecto a su aplicación práctica en contextos donde la
realidad y los conflictos no son tan claros.
Queremos destacar este elemento de la ética en cuanto práctica humana del profesional de
la salud, en especial del de la salud mental.
Aspectos Políticos
V. RECOMENDACIONES
1. A los profesionales de la salud mental
Dado que las organizaciones públicas y civiles de derechos humanos son el actor
sociopolítico más importante en la defensa y promoción de una cultura de respeto a la paz y
los valores humanos, realizamos las siguientes recomendaciones:
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