Relaciones Tóxicas
Relaciones Tóxicas
Relaciones Tóxicas
En ocasiones, el amor no basta. O lo que es aún más peligroso: quien dice amarnos, nos ama
del peor modo posible, haciéndonos infelices y quitándonos el aliento, el respeto.
Ofreciéndonos sólo celos y desconfianza.
Puede que a simple vista, te parezca que es fácil reconocer que estamos viviendo una relación
tóxica de pareja. Pero no lo es, de ahí que caigamos en ellas en más de una ocasión. Cuando
queremos a una persona sufrimos una distorsión cognitiva y emocional ante la cual, cuesta
mucho “despertar”. Abrir los ojos.
Es muy posible que antes de tener pareja, fueras una mujer bastante independiente. Disponías
de tu trabajo y tomabas tus propias decisiones. Quedabas con tus amistades, salías con tus
compañeros de trabajo y planeabas tranquilamente tus rutinas cotidianas.
Ya no puedes decidir lo que quieres hacer, antes, tienes que acordarlo con tu pareja.
Cuando le comentas que vas a hacer algo determinado como una cena de empresa, o
ir de compras con algún familiar, es habitual encontrar prohibiciones.
Empiezas a ver también, una clara limitación en tus propias perspectivas de futuro. Es
posible que tu pareja no esté de acuerdo en que mejores laboralmente. De un día para
otro, empiezas a ver muros en ilusiones que antes te eran propias…
Son muchas las mujeres que inician una relación afectiva con gran ilusión. El amor es muy
intenso, una emoción tan desbordante, sincera y plena, donde es normal ofrecer todo lo
nuestro a la persona que amamos. Pero recuerda, es necesario amar con equilibrio cuidando
siempre de nuestra autoestima.
Una relación tóxica de pareja tiene siempre como pilar fundamental la manipulación
emocional. Y ésta, se ejerce de las formas más sutiles y destructivas.
Las personas tóxicas, buscan siempre su principal beneficio. Recuerda siempre que toda
persona manipuladora presenta una personalidad insegura y con baja autoestima. Dicha
inseguridad genera desconfianza y ansias de control sobre la pareja. Tiene miedo de ser
abandonado, de que otros le quiten a la persona que quiere. Y ello deriva en una vigilancia
continua, en celos desmedidos…
Las ansias de control, genera en ellos una posición de poder absoluto donde sólo uno ejerce el
derecho a tomar decisiones. Si no haces lo que tu pareja te pide, utilizará sagaces artimañas
para hacerte sentir culpable, victimizándose y haciéndote creer que tú, eres la culpable de
todo. Debes ir con cuidado.
Puedes seguir queriendo a tu pareja, sin embargo ocurre algo curioso: cuando no está contigo,
descansas. Encuentras “aire” y te relajas. Ves incluso con cierta envidia a esas otras parejas
que viven con más armonía, donde ambos respetan los espacios personales del otro y es
posible el crecimiento personal.
Notas una presión en tu interior. Te sientes insatisfecha y notas como todo aquello que antes
te identificaba, se va perdiendo, deshilachando… No eres la de antes. Y lo notas, tu autoestima
ha caído en picado y te percibes a ti misma un poco rota por dentro.
Debes tomar en cuenta todos estos datos. Es muy frecuente que esta debilidad emocional en
la que hemos caído acabe somatizándonos. ¿Qué significa esto? que la ansiedad, el miedo, la
preocupación, se trasforma, por ejemplo, en dolor de cabeza. En dolor de espalda, en náuseas,
en dolor crónico… son muchas las mujeres que van al médico y que no obtienen el diagnóstico
adecuado.
Pueden decirte por ejemplo, que padeces de migrañas, pero en realidad, lo que sufres es una
depresión generada por tu infelicidad.
Resulta curioso, pero los datos estadísticos nos dicen que una relación de pareja tóxica, puede
durar muchísimos años. ¿Cómo puede ser esto posible? básicamente por los siguientes
aspectos:
Hemos de tener en cuenta también que hay personas, que no conciben el “estar sin
pareja”. Así que se dejan llevar, por así decirlo, se dejan arrastrar por esa infelicidad
porque siempre será mejor a vivir en soledad.
Para salir de una relación de pareja tóxica es necesario primero que tú seas consciente de lo
que está ocurriendo. Entiende que así no vas a poder ser feliz. Puede que tus amigos y familia,
hayan advertido las pistas mucho antes que tú. Hazles caso, busca apoyo si lo necesitas.
El segundo paso será hablarlo con tu pareja. Dile lo que sientes, háblale de tus sentimientos, tu
frustración y tu infelicidad. Si ves que no pone de su parte para mejorar la situación, si percibes
que no hay voluntad de cambio… aléjate. Tu integridad, tu tranquilidad y tu salud física y
emocional, es lo primero, no lo dudes nunca.