Literatur A
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Literatur A
Sabemos que lo que sucede en el inconsciente de un autor juega un papel significativo en la creación de una obra literaria.
[...] Igualmente importante es la participación del inconsciente en la configuración de la apreciación de una obra literaria por
parte del lector. El inconsciente del lector configura de manera significativa sus respuestas a la obra que está leyendo, pero
hasta el momento se ha prestado poca atención a este fenómeno, aunque su investigación nos ayudaría a comprender
porqué algunas personas obtienen grandes beneficios de la lectura mientras que otras siguen siendo indiferentes a ella.
La lectura es una actividad solitaria, silenciosa, de descubrimiento, de recreación del lenguaje escrito. Leer es volver
presente un pasado y, por lo tanto, se convierte en un viaje hacia el conocimiento y la verdad; al mismo tiempo puede sernos
útil en la inacabable tarea de comprender al mundo, al hombre, a uno mismo. La lectura implica, por una parte, una
competencia, un aprendizaje del sujeto que ejecuta el acto y, por otra, es la razón que justifica en mayor medida la puesta en
práctica de la imaginación, ya que en todo acto de lectura siempre apelamos a ella y es ella la que nos permite hablar del
papel activo, (co)creador, (co)elaborador del lector ante la obra. En todo acto de lectura subyacen dos situaciones: a) una
práctica lingüística y, b) una actividad directamente relacionada con el quehacer humano, con las motivaciones, las
experiencias y la vida personal, pues es un aprendizaje que se construye y se conquista paso a paso desde el momento en
que el sujeto descubre y redescubre nuevos mundos, nuevos saberes. De este modo, la recepción individual se encuentra
mediada por los acontecimientos vivenciales y por diversas recepciones que determinan, en gran medida, las motivaciones
hacia la lectura.
La lectura se transforma en una actividad hermenéutica si se realiza interrogando al texto y si deja a éste responder, porque
le permite al lector la construcción de interrogantes que hace extensivos al grupo social: lo individual y lo colectivo;
entonces se interceptan en todo acto lector. Leer un texto es descifrar su significado; al mismo tiempo es agregar de acuerdo
con una perspectiva personal una interpretación. En otras palabras, todo texto se caracteriza por su organización interna y
su codificación múltiple. En el caso específico de la lectura literaria, la participación del lector se modifica, en la medida en
que el universo de la obra es un universo inventado, (re)creado, ficcional en una palabra. De allí que la figura del lector se
hace indispensable para construir el texto. La lectura literaria, que denominamos comunicación literaria,2 es una forma
particular de comunicación entre el texto y el lector y puede estudiarse en dos niveles de análisis: a) entre el emisor ( autor
implícito) y un lector "virtual" y, b) entre el texto y el receptor. Tenemos, por lo tanto, al menos dos situaciones que se
presentan permanentemente en forma simultánea: la extratextual, en la que se lleva a cabo la comunicación literaria entre un
emisor-autor y un receptor-lector y la intratextual, entre un emisor-narrador-personaje y un receptor-narratario-personaje. En
el cuadro siguiente sintetizamos las categorías3 enunciadas:
En este trabajo haremos referencia a un lector real: el lector-alumno universitario. Ello nos sirve de punto de partida no sólo
para analizar la lectura literaria como una forma particular de comunicación sino la comunicación escolar donde el alumno
ocupa un doble rol: a) destinatario del mensaje escolar y, b) del mensaje literario.
Nuestra propuesta como interesada en la situación pedagógico-didáctica se vincula con los procesos de la lectura individual
y la lectura literaria. En toda práctica pedagógica didáctica el alumno-sujeto lector ha sido el más olvidado, el más dejado de
lado en las experiencias académicas y en las propuestas pedagógicas. Especialmente, en lo referido al proceso de
identificación que se produce con el conflicto ajeno, el del texto, y de afirmación de la personalidad en la medida en que
podemos descubrir en ella la distancia que nos separa de otra realidad. La comunicación literaria depende tanto de la
personalidad como de las características de la obra. En sus niveles cognitivos y afectivos el sujeto lector desarrolla
competencias para identificarse con los modelos de hombre, de mundo o mundos posibles propuestos en la obra, él es quien
la va enriqueciendo de época en época, de cultura en cultura, dándole sentido, poniéndola en movimiento. Entonces,
podemos preguntarnos: ¿Cómo vive el lector alumno la lectura literaria?, ¿cuáles son sus motivaciones?, ¿por qué lee?,
¿qué mecanismos psicológicos pone en práctica durante el proceso? Todos estos interrogantes nos permitirán reconocer
primero, y certificar después, que frente a un texto literario existen diferentes tipos de lectura, producto de las experiencias
de cada lector (formación, nivel cultural, tradición, motivaciones, etcétera). Si la obra literaria puede provocar _según las
características del mensaje y la personalidad del receptor_, estados anímicos4 y sentimientos diferentes es porque "[...] al
transferir a la esfera de la propia conciencia las vivencias modelizadas en el texto el receptor puede ampliar el espectro de
sus posibilidades afectivas y puede desarrollar, además, una «cultura sentimental» que le permita reconocer y clarificar
sentimientos indiferenciados y nebulosos" (Reisz de Rivarola, 1989: 42).
Para que se produzca esta empatía, esta comunicación particular, el texto debe referir a la totalidad de la persona del
receptor, a toda su actividad cognitiva y emocional, a su personalidad. A nivel cognitivo tiende a satisfacer sus intereses
literarios. Desde el punto de vista emotivo le ofrece elementos de identificación, proyección, introyección, transferencia y
empatía con la historia, con los personajes.
En este proceso los lectores son activos y receptivos a la vez, pues como ya hemos dicho interrogan y dejan responder al
texto. Las obras, por su parte, guían la actividad lectora. Se trata de una forma particular de interrelación, donde los sujetos,
emisor textual (autor) y lector alumno, se penetran mutuamente. Desde esta perspectiva Naumann indica:
[...] algunas obras, sobre la base de sus propiedades objetivas, obligan a los lectores a discutir con ellas una y otra vez;
otras, en cambio, y éstas son las más, hacen, por las mismas razones, que los lectores las rechacen como objeto de
recepción después de cierto tiempo. Las obras provocan en los lectores un acercamiento gradual a un juicio tendencialmente
positivo o negativo. (1990: 37)
Muchas veces los lectores se hallan tan identificados con los textos que no pueden establecer una distancia entre ambos, y
su crítica está sobrecargada de juicios tales como "me ha gustado", "me parece el libro más importante que hasta el
momento he leído", "refleja mi vida", etcetera. Así, podemos decir, que texto y lector-alumno se enmarcan dentro de una
relación transferencial por medio de la cual la estructura del primero _sus vacíos, sus espacios en blanco_ es llenada por el
lector a través de los actos de imaginación, por el cúmulo de sus situaciones experienciales. De allí que, la recepción
individual es tan variada como las experiencias de la vida misma. El lector introduce en su relación con la obra su
experiencia continuamente cambiante y, a su vez, condicionada situacionalmente, entre ellas el conocimiento, la información,
su biografía, sus bloqueos, sus perturbaciones que, como ser biopsicosocial posee de manera consciente o inconsciente.
Los complejos procesos psicológicos que tienen lugar en el acto de lectura están mediados tanto por situaciones internas
(imagos, afectos, represiones) como externas (la crítica, la enseñanza, la propaganda literaria). Este proceso al que llamamos
transferencial surge espontáneamente en el momento que el lector comprende, internaliza, hace suyas las situaciones del
texto y es inducido a hacerlas actuar una y otra vez, transformándolas de acuerdo con su propia visión, su punto de vista; a
partir del cual el objeto estético comienza a emerger.
En pocas palabras, la recepción individual de un texto narrativo es, a la vez, punto de llegada y punto de partida de una
cadena de asociaciones, de acontecimientos e interacciones de naturaleza social, psicológica, estética, de situaciones
históricas, de la tradición. Como expresa Heuermann la comunicación que se establece entre el texto y el lector es:
[...] un proceso transmitido textualmente, que en el mismo proceso de la lectura se deben aplicar cambios posibles a los
constituyentes de partida, que no tienen ninguna equivalencia en la parte del texto […] Hablando de una manera general, se
trata de aquellos efectos que son provocados por la calidad e intensidad del proceso de recepción y cuya expectativa incita,
en fin, al lector a la lectura en forma de motivaciones primarias. Finalmente, se debe pensar que todos los constituyentes
están subordinados, tanto por parte del texto como también por parte del lector, naturalmente a la ley del cambio histórico
[…], en donde la historicidad general de los factores básicos puede tener efecto y puede ser captado en una forma doble: o
bien se encuentran en el texto y el lector en relación con una «sociedad contemporánea», que los coloca _en el pasado o en
el presente_ en el campo de una relación más o menos sincrónica (claro que la sincronía se puede alcanzar siempre sólo de
una manera aproximada, nunca de una manera absoluta) o se encuentran en relación de una distancia histórica, que los
coloca en el área de una relación diacrónica. En ambos casos es evidente, que el modo de recepción depende no en última
instancia de esas relaciones y que la determinante histórica debe contar como un factor constante. (1987: 319)
De acuerdo con las consideraciones planteadas hasta el momento, creemos pertinente enfocar nuestro análisis de manera
más detallada con relación al lector-alumno, la construcción de la lectura y la interpretación.
1. El lector-alumno
El texto ficticio está en situación de desventaja con respecto al discurso ordinario al carecer de las condiciones contextuales
que optimizarían la comunicación. Sin embargo:
[...] esta carencia de contexto se traduce en dos aspectos positivos: a) la relación entre el texto y el lector se vuelve más
fuerte _el emisor trabaja mucho más el texto; el lector pone más de lo suyo_, (b) ahí se motiva también la posibilidad de un
amplio espectro posible, como se manifiesta luego en la pluralidad de las lecturas. Carente de contexto preciso, el texto
ficticio no sabría comunicar sin una fuerte estructuración interna de sus elementos, de tal manera que permitan la
producción de sentidos a pesar de la ausencia de contexto externo y con un contexto interno marcadamente simbólico
_autorreflexivo, en última instancia. (Antezana, 1990: 120) Para analizar el modo en que el lector-alumno enfrenta el texto
literario partimos de algunas preguntas básicas: ¿Qué procesos se desarrollan en esta relación comunicativa particular que
denominamos lectura literaria?, ¿cuáles son los mecanismos psicológicos puestos en juego en la relación texto-lector-
alumno?, ¿qué pasos realiza el lector para lograr la comprensión e interpretación del texto literario?
La lectura literaria es un proceso comunicativo particular donde quien escribe (el autor) no se comunica a través de signos
lingüísticos, sino que comunica sentidos o significaciones (Eguinoa, 1990: 106). Esto es, del supuesto que, como indica
Grotzer, "domina sobre este tipo de lectura es que hay una especie de identidad _si no real por lo menos intencional_ entre lo
que se dice y lo que se vive, entre el significante y el significado, identidad que si se llegara a lograr aboliría la literatura
como tal". (1986: 8. El subrayado es nuestro). El texto literario sólo puede alcanzar sentido cuando es reactualizado por el
lector en su acto de lectura. Descifrar el sentido es, asimismo, descubrir el análisis de la lectura. Ahora bien, ¿cómo logra el
escritor/autor despertar efectos emotivos en el lector?, ¿cómo puede dejar el camino abierto para alcanzar diversas
interpretaciones?, ¿cómo es capaz de movilizar proyecciones e identificaciones a partir de la(s) interpretación(es) que el
lector realiza? Todos y cada uno de estos procesos provienen, en alguna medida, de la experiencia pasada del lector
(personajes reales, actitudes, sentimientos, etcetera.) que han gravitado a lo largo de su vida y que el texto le hace actualizar.
Por una parte, moviliza recuerdos, fantasías, conductas que representan hechos de fundamental incidencia en su mundo
psicológico pasado o presente; y, por otra, durante el proceso mismo lo conducen a una serie de omisiones, distorsiones de
personajes, objetos o situaciones. De este modo, en todo acto de lectura el lector-alumno, aunque sea de manera
inconsciente, se ve reflejado asimismo dado que el texto moviliza situaciones de su mundo personal, de su mundo
psicológico pasado y presente que no puede, o no ha podido, verbalizar o, incluso, situaciones para las que está negado.
Siguiendo a Freud, podemos decir que el escritor nos soborna con el placer puramente formal, es decir, estético, que nos
proporciona al exponer sus fantasías y que nosotros retomamos, las hacemos nuestras para, de esta manera, completar el
proceso comunicativo al permitirnos gozar de nuestras fantasías sin vergüenzas y sin culpas. En este sentido, podemos
preguntarnos: ¿por qué se leen textos literarios?5 Parafraseando a Freud, podemos decir que todos tenemos algo de niños,
algo de poetas. Todos jugamos y nos identificamos _desde la lectura o la escritura_ con una situación que nos gratifica: "el
verdadero goce de la obra poética procede de la descarga de tensiones dadas en nuestra alma [...] el poeta nos pone en
situación de gozar, en adelante sin avergonzarnos ni hacernos reproche alguno de nuestras propias fantasías" (1954: 57).
¿Cómo consigue el escritor-autor que se produzca esa identificación, esa proyección, esa empatía? Freud mismo nos dice:
«es su más íntimo secreto».
El texto se presenta como un mundo complejo y, el lector, desde el momento que inicia la relación con él, pretenderá
encontrar su armazón, su estructura, ¿cómo hacer del lector un objeto de estudio concreto y objetivo? El análisis de la obra
freudiana nos permitió retomar algunas categorías de la técnica psicoanalítica que pueden ser aplicadas a la relación entre el
texto y el lector-alumno. Al ser el texto una creación humana, desencadena en el lector situaciones de placer, de dolor y de
angustia, en la medida en que cada personaje le hace reactualizar su vida, sus conflictos al: 1) identificarse, 2) proyectarse, 3)
convertirse en héroe mítico, 4) desposeerse de su yo. Así, por ejemplo, el lector identificado con Edipo6 pierde su identidad.
De este modo, el texto se transforma en un objeto catártico al permitir el retorno de lo reprimido en la medida que trae la
problemática infantil edípica y, al igual que la situación terapéutica, el sujeto entrega parte de su sentido. Lo demás debe
descubrirlo el lector. El texto es una expresión de emociones y afectos, pero también es una realidad en sí misma, ya
establecida. Por ejemplo, Bettelheim expresa que el placer que experimentamos cuando nos permitimos reaccionar a un
cuento no depende del significado psicológico del mismo sino de su calidad literaria, de ser una obra de arte al expresar:
Existe un acuerdo general al opinar que los mitos y cuentos de hadas nos hablen en el lenguaje de los símbolos,
representando el contenido inconsciente. Su atractivo se dirige a nuestra mente consciente e inconsciente a la vez, a sus tres
aspectos _ello, yo y super yo_ y también a nuestra necesidad de ideales del yo. Esto hace que el cuento sea muy efectivo,
puesto que, en su contenido, toman cuerpo de forma simbólica los fenómenos psicológicos internos. (1988: 53)
El lector-alumno y el objeto texto están indisolublemente comprometidos en un aquí y un ahora, ya que el primero no sólo
parte de la indagación del segundo en un momento dado sino también toma contacto consigo mismo: con sus experiencias
asimiladas y vividas, con su historia personal, con su comprensión de los productos estéticos, entre otros. Para profundizar
más en el análisis, retomemos las formulaciones psicoa-nalíticas de la transferencia.7 La transferencia es un fenómeno
espontáneo tanto en la situación analítica como en la cotidiana. Podemos preguntarnos ¿qué es lo que se transfiere? De
acuerdo con Freud decimos que tanto los sentimientos cariñosos como los hostiles de la realidad psíquica (deseos
inconscientes y fantasías relacionadas con él) por una parte; mientras que, por otra, estas manifestaciones no son
repeticiones literales, sino equivalentes simbólicos de lo que es transferido. Ambos al servicio de la resistencia. Pero, de
todas maneras, en ellos está involucrada la totalidad de la vida psíquica. Sentimientos que surgen espontáneamente _tanto
en el analizado como en el lector_ durante el proceso, ya que son parte de su personalidad, y ninguna situación puede
impedir su emergencia. Es decir, frente a la privación de las relaciones de objeto, el sujeto responde, restringiendo las
funciones conscientes del yo y, por lo tanto, abandona el principio de realidad para caer bajo el dominio del principio del
placer. Por lo tanto, la transferencia es el resultado de dos fuerzas: por una parte, la capacidad que tiene el sujeto de
"desplazar" los conflictos internos _donde están involucrados los deseos inconscientes y las fantasías ligadas a él_ y, por
otra, la influencia de los estímulos exteriores o factores desencadenantes, que son los que dan lugar a conductas
transferenciales. Éstas no son repeticiones de la conducta primitiva, sino equivalentes simbólicos de lo que es transferido o
reactualizado, con lo cual se llenan y se completan los vacíos y los espacios en blanco. Así, por ejemplo, lo que se transfiere
por identificación, introyección, etcetera. en la lectura literaria son equivalentes simbólicos de lo vivido que, en este aquí y
ahora, son traídos al presente sin perturbar el equilibrio de la conducta del sujeto. Durante el proceso transferencial, en el
acto de lectura el sujeto puede recurrir a diferentes mecanismos de defensa8. Entre ellos, sólo haré referencia a los más
arcaicos9 y primitivos de la relación con los objetos: introyección,10 proyección11 e identificación.12 Como hemos
comentado, la comunicación literaria se diferencia de las demás interacciones sociales en la medida que está ausente la
relación cara a cara. Pero de todas maneras, el lector se acomoda a esta situación al ser asimilado por la «conducta del
texto». En esta relación comunicativa tiene lugar una transferencia de significados y el texto refleja hechos psicológicos
fundamentales de la vida del lector, porque éste reencuentra en el texto estructuras de los procesos psíquicos que internaliza
y hace suyos. Durante el proceso el lector acomoda, asimila y encuentra en el texto ficticio un sustituto de lo que ha perdido
en la realidad. Por lo tanto, el poder del texto consiste en "[...] proporcionar al lector o al espectador lo que Freud llama
«placer anterior»; suaviza sus defensas contra la realización de los sueños de los demás y le permite anular la represión por
un momento y gozar del placer prohibido de sus propios procesos inconscientes" (Eagleton, 1983: 213). En otras palabras,
en los personajes se espera encontrar la proyección directa de la conducta del lector en la medida en que éstos se asemejan
a personas reales de su mundo de alta gravitación en su vida (madre, padre, hermanos, etcétera) como de sus propios
objetos internos. Asimismo, pueden ocurrir desplazamientos de la identificación masiva de uno de los personajes a otro
como de identificaciones parciales. Por ejemplo, según Jaccard, Freud parte de una paradoja al indicar:
[...] el drama y la tragedia muestran los sufrimientos de héroes con los cuales nos identificamos y que nos imponen piedad.
Sin embargo, experimentamos también placer; éste se funda en nuestras tendencias masoquísticas, pero también en la
ilusión de participar de la grandeza de los personajes representados. Sobre todo, vemos realizarse sobre la escena nuestros
deseos infantiles reprimidos. Tal espectáculo nos provoca angustia pero también placer: nos atrevemos a liberar
momentáneamente nuestras pulsiones instintivas. (Jaccard, 1984: 55)
Este juego de proyecciones, de introyecciones e identificaciones durante el proceso de la lectura entre el lector y los
personajes depende de:
3. La construcción de la lectura
En todo proceso de lectura está implícita la idea de desciframiento, de deconstrucción; el lector se entrega a ella de manera
total o parcial, se da por entero a sus fantasías. Como hemos indicado líneas arriba, texto y lector logran el efecto
comunicativo en el momento de intersección, de anclaje, en el encuentro de la construcción de la lectura; por otra parte, en el
texto una serie de factores que, de alguna manera, están incidiendo en este encuentro, entre ellos: la tradición literaria, el
género, la temática, la situación social, el lenguaje que está presente en todo texto pero dominando de manera distinta. A su
vez, por parte del lector podemos indicar: sus experiencias previas, la situación social, la competencia lingüística, el nivel de
desarrollo alcanzado, los bloqueos, etc. presentes en cada lector aunque en diferentes grados.
En este encuentro se determina tanto la "conducta del texto" como la "conducta del lector". La primera, inmodificable e
insustituible en el momento presente; la segunda es la que se dinamiza, se pone en movimiento, en juego, en acto, en
imaginación, en creación. Para explicar esta situación de comunicación, que hemos denominado transferencial, retomamos
el concepto de Series Complementarias13 en la medida que los factores históricos que determinan ambas conductas _texto y
lector_ no pueden modificarse, lo que sí cambia son los factores desencadenantes y actuales. ¿En qué momento histórico-
social se lee un texto?, ¿bajo qué motivaciones?, ¿desde qué óptica teórica? Todas y cada una de las situaciones que
interactúan en el momento presente, en el aquí y en el ahora, conducen al lector a interpretar el texto de una manera diferente
aunque las condiciones primigenias de la emisión hayan sido otras de las que obtiene el lector en una situación temporo-
espacial diferente. Ejemplo de ello sería Los sueños en la Gradiva y Edipo Rey analizados por Freud; Cervantes por
Starovinsky, etcétera.
De este modo, en el proceso de la recepción convergen la conducta,14 el texto, el lector y la construcción de la lectura:
Hablar de la conducta del texto, con la aplicación de categorías psicoanalíticas, debe hacerse sobre la base de:
[...] la suposición de la existencia de un inconsciente; sin embargo este inconsciente no se refiere a un inconsciente humano,
porque ese solo hecho nos llevaría a la `intención del autor' que, como sabemos, es un elemento externo al texto. El autor
una vez que ha creado un texto, éste deja de pertenecerle, y pasa a ser propiedad común de todos los lectores. No se trata de
un inconsciente psíquico, porque un texto es un hecho de lenguaje, por lo tanto su inconsciente es un inconsciente
lingüístico. El inconsciente del texto no es lo que se encuentra evidentemente en el texto mismo, es decir, en su contenido
manifiesto, sino, por el contrario, es todo aquello que puede surgir a través de un análisis, de una lectura, de una
interpretación. Todo aquello perteneciente al lenguaje del texto que aparece como consecuencia de la lectura profunda del
mismo. (Cortés-Mena, 1990: 160)
De allí que toda actividad de lectura se le presenta al lector como una tarea a realizar; él es el que debe analizarlo,
deconstruirlo, ponerlo en marcha, en una primera etapa y, posteriormente, construirlo, ponerlo en movimiento. En el texto
todo está hecho pero, a su vez no está completado, es el lector quien debe darle sentido, "armarlo". "Lo primero que existe
es el texto y sólo él; sólo al someterlo a un tipo particular de lectura construimos, a partir de él, un universo imaginario
[...] sólo la perspectiva de la construcción nos permite comprender el funcionamiento del texto llamado representativo"
(Todorov, 1988: 38). Con relación a la conducta que el lector pone en juego durante el proceso de lectura de los textos
literarios indicamos que ponen en práctica su imaginación, sus fantasías, sus deseos; es decir, trae al presente tanto
aspectos conscientes como inconscientes. Frente al texto el lector se desdibuja, se despersonaliza al identificarse _de
manera inconsciente_ con la actuación del o los personajes; por ejemplo, es Edipo, la madre castradora, la madre
gratificante. De allí que la tarea del lector no resulte fácil:
[...] es una gran tarea porque el objeto no parece agotarse nunca, no hay una verdad del objeto a alcanzar y el sentido [...]
parece escapársele obstinadamente al lector a cada encuentro. Cada cita, cada fragmento desvela un nuevo texto y ésta es
su riqueza y su desazón. Para el lector todo está por hacer y todo está hecho; mientras lee sabe que podrá ir siempre más
lejos en su lectura y así la obra le parece siempre inagotable. (Rovira, 1990: 145)
El texto se le presenta al lector como un objeto flexible, dinámico, productor y generador de sentidos en la medida en que
soporta innumerables lecturas entre las que podemos indicar:
a) Literal o textual. Todos los elementos manifiestos que puede captar el lector y que en una primera etapa, le ofrece una idea
global, más o menos coherente de su contenido. Por ejemplo, todos los elementos que puede observar, leer _grafías,
indicios, lenguaje_ y que denominamos lo manifiesto. Asimismo, cuando se realizan descripciones dentro del texto y la
palabra es empleada para evocar esos referentes tal y como son en la realidad.
b) Profunda. La que nos permite hallar el sentido o significado textual y que depende del vínculo que el lector establezca con
él. Aquí caben todas las asociaciones, interpretaciones que conducen, progresivamente, a descubrir el sentido oculto en la
medida que el lector da curso libre a la imaginación la libre asociación de ideas, lo que nos da la pauta que el proceso de
lectura no es lineal y en la que los elementos lingüísticos y no lingüísticos son a la vez señal y encubrimiento. Durante el
proceso de construcción tratamos de encontrar el sentido lo que le permita llegar al núcleo oculto del texto. Como lo plantea
Gloria Prado (1990: 172-173).
A través de un texto manifiesto _el de la escritura_ con una sintaxis, una retórica, un léxico, una disposición paradigmática y
sintagmática, se nos comunica mediante un lenguaje simbólico, algo, otro texto, texto implícito en el primero, que ha de ser
revelado. Y al ser el lenguaje poético un lenguaje simbólico no restringido por las limitaciones de la sintaxis del lenguaje
científico o del coloquial, produce un discurso polisémico dirigido hacia el interior, afincado en el sentir estructurante y
expresado por el texto literario.
Podemos, en esta primera aproximación, sintetizar el proceso de construcción de la lectura de la manera siguiente:
Texto y lector están implicados en una relación dinámica15 que va surgiendo en el proceso mismo de la lectura. Todo acto
lector debe ir más allá de una simple descripción de los contenidos textuales, avanzar poco a poco, paso a paso, desde la
deconstrucción hasta la construcción e interpretación. Así podemos agregar que "Para construir un universo imaginario a
partir de la lectura de un texto, es necesario en primer lugar que ese texto sea en sí mismo referencial, en ese momento,
habiéndolo leído, dejamos trabajar nuestra imaginación" (Todorov, 1988: 41). De esta manera podemos preguntarnos: ¿Cómo
nos conduce el texto a la construcción de un universo imaginario?, ¿de qué manera lo realizamos? Para responder a estas
interrogantes debemos analizar, por una parte, los hechos que hemos denominado observables y los no observables. Entre
los primeros, hacemos referencia al contexto donde se desenvuelve la historia, el ambiente, las descripciones de los
personajes, el lenguaje empleado, los diálogos y las marcas que definen la organización textual, etcétera. Entre los
segundos, todos aquellos aspectos no cuantificables (como los sentimientos, las ideologías, las actuaciones) a los que el
lector no tiene acceso directo y los infiere a través de suposiciones, de los vacíos, de los espacios en blanco. En suma, su
experiencia de vida, de sujeto pensante, de sujeto "afectivo". De allí que ciertos textos más que otros provoquen la
emergencia de contenidos de las distintas instancias psíquicas de manera semejante a como aparecen en los relatos oníricos
y, pueden ser analizados, como si se tratara de un sueño, de una conducta. De modo que en este interjuego de
manifestaciones conductuales se establece una relación transferencial entre el lector y el texto (no sólo con el texto objeto de
su indagación); de igual modo toma contacto consigo mismo, con su mundo interior, sus fantasías, sus sueños diurnos. Este
tipo de interrelación o proceso intersubjetivo bien puede ser bloqueador de manifestaciones o bien flexible, dinámico,
variable de lector a lector, de época en época, de cultura en cultura. En un primer momento hay un enfrentamiento del Yo del
sujeto lector con una parte del sentido del texto (manifiesto) en donde entran en juego el conocimiento de las grafías,
palabras y hechos, actuaciones de los personajes, etcétera. En un segundo, el lector puede descubrir o penetrar en la
intencionalidad del sentido al establecer analogías entre el material suministrado por el texto y su conducta, su experiencia
de lectura, sus motivaciones. De este modo, el lector se representa todo aquello que había estado excluido de su
personalidad y encuentra algún tipo de asociación o vinculación con ella. La construcción se alcanza en el momento en que
el lector logra intersectar los datos observables como los no observables, producto estos últimos de la asociación libre, de
su capacidad de simbolización, de su personalidad. Así, al igual que en el trabajo terapéutico, el lector puede ir descubriendo
ciertas "marcas" que el texto le ofrece, aunque de manera solapada, y que no son detectables a primera vista, tales como:
a) Repeticiones o reiteraciones. Aparición de un suceso, conducta, gesto, actitudes, etcétera, como emergentes de un
campo, en un aquí y un ahora, que producen la aparición de recuerdos, de asociaciones, de sentido. Estos elementos
aparecen ya sea de manera consciente o manifiesta y el lector no puede librarse de pensar una y otra vez sobre la
significación de los mismos; ya sea de modo inconsciente, ya que en apariencia carecen de sentido pero están presentes y
revelan "algo".
[...] es un elemento aprovechable, ya que en la lectura es importante el sentido de lo que se deriva de la repetición. Puede
tratarse de una repetición de palabras a nivel fonológico, a nivel gramatical o lingüístico. Puede ser repetición de palabras,
frases o fragmentos. Debe verse lo qué se repite, qué se repite, por qué se repite y lo que no se repite. (Cortés-Mena, 1990:
179)
b) Espacios en blanco que inducen y orientan la actividad constructora del sujeto lector.
Son los huecos que van surgiendo en el diálogo, las cosas que faltan, las escenas aparentemente triviales _eso es lo que
estimula al lector a suplir los blancos con sus propias proyecciones. El lector resulta atraído hacia los acontecimientos
haciéndolo proveer lo que se quiere decir a partir de lo que no se dice. Lo dicho sólo parece adquirir significación en tanto
refiere a las omisiones; es por medio de implicaciones y no a través de afirmaciones que se da forma y peso al significado.
Pero a medida que lo no dicho se hace vivo en la imaginación del lector, lo dicho se expande para adquirir mayor sentido que
lo que se hubiera podido suponer: escenas incluso triviales pueden parecer sorprendentemente profundas […] (Iser, 1989:
355)
c) Conducta de los personajes, que pueden ir detectando a lo largo del proceso: conformismo, angustias, bloqueos, tipos de
relaciones. Descubrir el sentido de estas situaciones conducen al lector no sólo a completar la lectura, sino también a tener
una idea más completa de todo aquello que puede estar vinculado con la vida, en la medida, como hemos indicado al inicio
que la lectura como actividad hermenéutica, se intercepta lo individual con lo social. Por ello, detectar el sentido oculto del
texto demanda tanto comprensión por parte del lector como cierta apertura, creatividad, capacidad de autocrítica. Dado que
en la lectura de todo texto no se le empuja o se le obliga a llegar a este o aquel significado, sino se espera que pueda
experimentar, recrear y descubrir. En una palabra, interpretar como hemos insistido en páginas anteriores.
3. Interpretación de la lectura
Con lo expuesto hasta el momento debemos dejar claro que la interpretación no se alcanza sólo con la lectura superficial y
lineal de un texto sino muy por el contrario, es una tarea ardua y compleja que depende, en última instancia, de la perspectiva
psicológica de quién la realiza, de sus ideas y experiencias previas, en suma, de su historia de vida. Por ello, interpretar es
una actividad dinámica que se alcanza una vez que se ha leído, analizado, completado el proceso comunicativo-
transferencial. Según Freud, el texto, al igual que el síntoma neurótico, es susceptible de una superinterpretación, incluso
necesita de ella para cobrar vida. Leer es una permanente búsqueda de la estructura, de la coherencia y de la significación
para explicar los actos humanos. De este modo, el texto literario, al igual que el texto del sueño, puede ser analizado,
descifrado, desarmado y, por medio de la interpretación, vuelto a significar. Para Freud puede ser interpretado todo lo que
puede ser sustituido por otro texto: el sueño, el mito, el síntoma, el chiste o la obra de arte.
Si el texto literario _por los motivos que sea_ oculta un significado propio tras un velo, que habría que entender como
distorsión condicionada histórica o socialmente, entonces se podría recuperar el significado enterrado por medio de
métodos psicoanalíticos. Sólo si el lector en el transcurso de la lectura debe producir el sentido del texto, no exclusivamente
según sus propias condiciones (analogizing), sino ante todo según condiciones ajenas, el lector se formula entonces algo
que saca a la luz un estrato de su persona y que hasta ahora estaba sustraído a su conciencia. Este proceso de hacer
consciente se logra por medio de la interacción texto y lector [...] (Iser, 1987: 87)
En términos generales, denominamos interpretación16 al proceso que nos permite descubrir los elementos profundos de la
significación textual. De este modo, la interpretación no se refiere a los elementos manifiestos, sino a sus derivados
simbolizados. Durante el proceso interpretativo podemos decir que el yo se divide en dos partes: una que observa el
contenido manifiesto del texto y, otra, que vivencia los elementos profundos. Esta situación se realiza en el momento de la
transferencia. Interpretar es, en alguna medida, hacer consciente y entrar en contacto no sólo con las configuraciones
ofrecidas por el texto sino también con las situaciones significativas de la vida del lector (emotiva y conativa). Sin embargo,
la interpretación de un texto no se realiza de manera total, acabada:
[...] jamás podríamos asegurar que la interpretación o la lectura de un texto fue terminada aún ni por el mismo lector, con más
razón si consideramos el acceso infinito de lectores a ese mismo texto, y al igual que en el sueño, el texto es una
`complicada trama de relaciones recíprocas', por lo tanto una relación nos lleva a otra y ésta a otra y así sucesivamente.
(Cortés-Mena, 1990: 55)
En una palabra, no hay lecturas idénticas, ni del mismo lector en distintas etapas de su vida ni de los diferentes lectores en
una misma época, ya que cada una de ellas depende, en última instancia, de las circunstancias presentes o factores
desencadenantes en el momento que la realiza: motivaciones, crisis, bloqueos, exigencias, etcétera. Por ello, podemos
indicar que el proceso interpretativo fluctúa en tres tiempos:
a) Presente. El yo se enfrenta a la situación actual (el texto) que es capaz de desencadenar los deseos encubiertos del sujeto.
b) Pretérito. El sujeto lector vuelve a un suceso pasado, casi siempre infantil, en el que quedó insatisfecho el deseo para
encontrarlo en un futuro.
c) Futuro. Éste se presenta como la satisfacción imaginaria de ese deseo pretérito. El lector construye ese mundo imaginario
partiendo de sus informaciones (el texto, sus experiencias, lo verosímil, etcétera).
Insistimos, este proceso intersubjetivo conduce a un producto, a un nuevo texto que, de todas maneras, depende totalmente
de la interpretación que cada lector pueda realizar en función de la estructura de su personalidad. A pesar de ello el texto no
siempre permite asociar y, a su vez, descargar los motivos o problemas subyacentes del sujeto, sólo destaca aquellos
contenidos que hacen hablar a las fuerzas del inconsciente dando lugar a historias significativas desde un punto de vista
psicodinámico, algunas de las cuales apuntan a situaciones humanas fundamentales y a los tipos de conflictos más
frecuentes en nuestra civilización. En síntesis, podemos indicar que en la interpretación entran en juego tanto las ideas
preconcebidas, las motivaciones, identificaciones, proyecciones que conducen al lector a completar el proceso, como las
omisiones que, de todas maneras tienen importancia, ya que constituyen un indicio frente a los hechos o situaciones que ha
puesto en marcha y ha erigido en su defensa. Estos mecanismos nos mueven a hacer actuar e interpretar a los personajes de
manera diferente: a) Lo más fácil y común es identificarse con el o los personajes que, de alguna manera, poseen atributos
de la propia identidad del receptor para convertirlo en personaje central o héroe. Por ejemplo, todos nos identificamos con
Edipo.
b) Imposibilidad de lograr cierta empatía con éstos en la medida en que las defensas del lector son tan fuertes que impiden
entablar "relación". El lector se siente bloqueado y carece de aptitud para hacer propios los sentimientos de los demás, pues
el texto le exige una mayor implicación personal. Por último, enseñar a leer textos literarios es, a su vez, enseñar al alumno a
reconocerse a sí mismo como también a conocer las más íntimas situaciones del hombre y de la sociedad. Es comprender
que la literatura tiene no sólo una función escolar sino también social y cultural en la medida en que orienta a la formación de
criterios estéticos y exige, por lo tanto, de una preparación comprensiva y graduada. Más que enseñar a leer literatura se
debe guiar la experiencia personal del alumno dado que es en este interjuego entre la "conducta" del texto y la de él como
lector puede descubrir, redescubrir e interpretar al mundo, al hombre, a sí mismo. La literatura bajo la óptica de la enseñanza
es tanto sustancia estética de conocimiento como una actividad orientada al goce, al placer.
El extranjero
El extranjero es una obra concisa y clara sobre la deshumanización de las personas. A lo largo de sus páginas, encontramos
a un protagonista, Meursault, criado en un mundo que le hace ignorar todo, ni siente ni padece el sufrimiento ajeno o propio.
La pérdida de su madre parece un contratiempo más, portar un revólver en una trifulca el fruto de algo inevitable y el
destino..., bueno, es el destino que nos espera a todos.
Hace unos años, leí la historia de un asesino que había comenzado a matar cuando consideró que el resto del mundo no era
real, que solo era una fantasía, que el resto de las personas no sentían nada, como si estuviese en un mundo de ficción. Para
Meusault, el día a día es igual de absurdo, de ilógico. Nadie le parece real y él tampoco quiere serlo, solo quiere actuar en
consecuencia, con una frialdad que le hace estar más allá de la moral.
Albert Camus nos propone una crónica sobre cómo hemos perdido el dolor, la alegría, la esperanza... El protagonista es un
hombre de su tiempo, pero también del futuro, de nuestro presente. El mundo es el que es, no el que podría ser y el
personaje lo acepta sin más, como una condena inevitable desde la famosa primera frase de esta novela. Y una vez cometido
el crimen, heredado de esta actitud cegadora como el sol, la sociedad juzga más por el hecho de que no llorase en el funeral
de su madre que por el propio asesinato.
Hay mucha fuerza a lo largo de esta novela que parece simple para el que no quiera perderse en ella. Desde las descripciones
de ciudades olvidadas, del verano y la playa, hasta los personajes trágicamente humanos. El extranjero trata sobre cómo
alguien puede convertirse en un alienígena para su propia sociedad. El canto de dolor de las últimas páginas es el que nos
hace finalmente aceptar que quizás el protagonista, cuando está a punto de morir, es el momento que más vivo ha estado en
años. ¿Qué es respirar? ¿Qué es dejar de hacerlo? ¿Supondrá algo para el mundo o seguirá girando? Nihilismo,
escepticismo y la carencia de una auténtica pasión vital.
Al final, lo que perdura es ese tono elegíaco que se inicia con la muerte de una madre y con la devastación de un hijo que no
entiende lo que es la vida hasta que las luces se apagan.
El extranjero de Camus: algo más que el absurdo
L'étranger, (1942) es sin duda la obra más comentada del escritor argelino Albert Camus. El ensayo sobre esta breve obra
cobra relevancia no sólo por ser el primer trabajo del autor en el que podemos reconocer una cantidad significativa de
posiciones de carácter filosófico; sino porque además nos encontramos frente a un estilo literario amable y de una calidad
incuestionable, lo cual ayudará a experimentar una historia radicalmente impresionante. Aun cuando podríamos pensar que
la comprensión de dicho escrito resulta sumamente sencilla y que existe ya una cantidad significativa de ensayos que
muestran tanto las convicciones personales de su autor, así como señales obvias de su particular orientación filosófica;
nosotros nos propondremos conjuntar semejantes situaciones y resaltar, de manera constante, la condición de un personaje
que ha sido analizado y juzgado siempre desde una perspectiva bastante abstracta. Es decir, no nos oponemos a aquello que
se ha dicho sobre la situación que encara el protagonista de la obra y la referencia que se establece hacia su condición de
agente moral; sólo intentaremos mostrar que dicha condición no es tan sencilla si se comprende cada experiencia desde la
posición personal de un hombre particular.
_____ Esto es, nos encontramos con al menos tres caracterizaciones fundamentales del protagonista de la obra, cada una de
las cuales juega un papel importante para la comprensión de la historia desde una dimensión particular. Allende la acertada
propuesta que sobre la obra presenta Sartre, creemos que podemos aun pensar la obra desde una perspectiva más
inmediata. Así, intentaremos integrar las interpretaciones más recurrentes sobre la obra, tratando de ir un poco más allá
junto con cada una de estas, esperando no alejarnos demasiado de aquello que propone el autor, ni quedarnos tampoco
cortos en cuanto a la reflexión que la obra merece._____ Para poder comenzar de manera directa con el tema que intentamos
desarrollar, nos queda únicamente determinar el plan que seguiremos, que es el siguiente. Primero, expondremos la
interpretación de Sartre, la cual está contenida en su obra: Explication de L’Étranger. La influencia de dicha obra ha sido tal
que podría considerarse como un canon para la lectura de la obra de Camus. En este caso, lo consideraremos sólo como una
más de las interpretaciones que nos parecen válidas para la lectura, pues creemos que la posición que adopta no agota las
posibles interpretaciones, sino que la reduce a una cantidad limitada de acontecimientos particulares. Posteriormente
presentaremos de manera sintética aquellas situaciones que reconocemos como esenciales tanto para el desarrollo como
para el desenlace de la obra. Una vez hecho lo anterior, revisaremos sucesivamente las interpretaciones de la obra de
Camus, las cuales tienen como característica compartida la de analizar al personaje como una especie de conciencia
abstracta, un hombre que de manera pasiva se ve envuelto en situaciones inusuales con constancia y con una ausencia de
voluntad conmovedora. Finalmente, procederemos a mostrar cómo es que podemos comprender la historia del protagonista
desde una perspectiva distinta, una en la cual consideramos a dicho personaje sí como un extraño al mundo, pero como un
extraño que se encuentra inmerso en un proceso tan particular de reconocimiento y que finalmente no es tan distinto, ni tan
culpable o indiferente como se podría pensar.
No resulta complicado entender que, tanto para Sartre como para muchos otros, el protagonista de la obra representa de
manera vívida la teoría del absurdo que el mismo Camus expone en su obra El mito de Sísifo (1942). Dicha posición
encuentra fuerza si ejercitamos un poco la memoria y recordamos la actitud que tiene Monsieur Meursault ante cada
experiencia descrita en la novela. Esto es, Camus nos muestra a un hombre irresoluto, sin decisión u opinión respecto de los
acontecimientos más importantes e inmediatos para sí mismo. El héroe de la novela espera el consejo o la dirección de los
personajes que aparecen en cada oportunidad, actuando sin oponerse o manifestarse de ninguna manera. Por ello es que
Sartre piensa que las situaciones a las que se enfrenta el protagonista, a pesar de ser algunas radicalmente determinantes y
vitales, no modifican la actitud del mismo._____ En el Mito de Sísifo, Camus nos presenta una filosofía del absurdo, la cual
tiene como motivo principal la persistencia y el esfuerzo constante, pero inútil, del hombre; mostrando la opción del suicidio
como la contracara del valor de la vida; pues ésta posee el valor que le adjudicamos, no teniendo siquiera la libertad como
algo intrínseco. La única libertad que experimentamos, tal cual lo hace el Sísifo del ensayo de Camus es fugaz, pues nos
libramos de la carga que representa la vida sólo unos instantes, mientras otra se presenta. O bien, mientras recomenzamos
nuestras actividades una vez más, de nuevo. Por ello, la conciencia del absurdo contiene elementos singularmente
interesantes para la comprensión de la obra El Extranjero de Camus, porque como veremos más adelante, el personaje
principal sabe que la vida no merece ser vivida, tanto como que cada esfuerzo, incluido aquel que pueda garantizar la
prolongación y persistencia de la vida, resultan absurdos.
_____ Para Sartre, convencido de esta total conciencia del absurdo, el protagonista no muestra dolor, pena, emoción o
arrepentimiento en ningún momento, dado que comprende no sólo que la muerte, la miseria y el sufrimiento son inevitables;
sino que además, reconoce que toda intención de los hombres resulta inútil y sin sentido, que nada cambia y que aquello que
cambia es inevitable: el paso natural de la vida a la muerte. Siguiendo la propuesta de Sartre sobre la lectura de El extranjero,
comprendemos de manera inmediata las respuestas, actitudes y cavilaciones del personaje principal. Esto es, ahora es más
que evidente la razón por la que Meursault está más preocupado por el cansancio y la intensidad del sol en su rostro en lugar
de manifestar algún sentimiento referente al reciente deceso de su madre. Además, esta misma suposición nos permite
comprender cómo es que el protagonista se queda en el estadio del deseo simple y superficial hacia Marie, su antigua
compañera de trabajo. Semejante deseo, lujuria si se quiere, se manifiesta apenas unas horas después del entierro de la
madre del protagonista, lo cual resulta incomprensible y hasta incómodo para la sociedad que lo juzgará. Pero esto no es
todo, porque si consideramos esta pasión a la luz del absurdo que sugiere Sartre, entonces comprenderemos porqué el
protagonista no es capaz de reconocer a la dama, siquiera, como su amante, para él seguirá siendo Marie, a pesar de la
posibilidad de un futuro matrimonio.
_____ Así, podríamos releer la obra de Camus bajo la perspectiva del absurdo que presenta Sartre, quien tiene bastante razón
en sugerir que la obra será una versión más vivencial del absurdo teórico de Camus. Sin embargo, a pesar de estar de
acuerdo en el hecho de que el personaje principal es particularmente distinto y distante del mundo narrado, consideramos
que la concepción de una indiferencia y pasividad por parte del héroe a partir de la idea de una conciencia del absurdo
absoluto evitaría que miráramos a dicho personaje desde una distancia más próxima, lo cual intentaremos hacer a
continuación.
Amén de las omisiones intencionales y las involuntarias, presentaré a continuación un resumen breve pero adecuado de la
obra El Extranjero de Albert Camus, con la única intención de guiar al lector hacia los momentos fundamentales de la obra,
aquellos que nos permiten reconocer los momentos y motivos más importantes para su comprensión; previendo con ello la
presentación de las interpretaciones más constantes que han surgido sobre el protagonista de la novela.
_____ El Extranjero narra la historia de Monsieur Meursault, un empleado de oficina, treintañero, que vive en un pequeño
departamento que hasta hace un par de años compartía con su madre. La vida del protagonista transcurre sin novedad, sin
complicación. Un día recibe una llamada informándole que su madre ha muerto, por lo que tiene que desplazarse hasta el
asilo en el que se encontraba institucionalizada a causa de la imposibilidad económica de su hijo para atenderle. Es a partir
de esta situación que la vida del protagonista enfrentará, poco a poco, distintas experiencias, las cuales serán determinantes
para el desenlace, trágico e imprevisto, de la historia.
_____ Apenas al volver del funeral de su madre, el protagonista se encuentra a una antigua compañera de trabajo, con quien
acude al cine e, inclusive, se involucra sexualmente. Además de esto, entre el regreso a su empleo y la recuperación de su
rutina, establece contacto con dos vecinos. Uno de ellos significativamente inestable, pues maltrata y atesora igualmente a
su perro: Salamano; el otro particularmente hablador y con una reputación poco envidiable: Raymond. Ambos terminarán
dando testimonio a favor de su “entrañable” amigo. Tras una serie de coincidencias, Meursault se encuentra, unas semanas
después del funeral de su madre, haciendo un viaje a la playa en compañía de Marie y su nuevo amigo, Raymond, quien los
invita a visitar la cabañuela de un conocido: Masson._____ Una vez ahí, notan la presencia de unos árabes, uno de los cuales
mantiene una cuenta pendiente con Raymond, a causa de un altercado con la hermana. Dicha deuda podría haber concluido
tras un enfrentamiento mínimo e insignificante, de no haber sido por la fatídica conjunción de circunstancias en la que se ve
envuelto el protagonista.
_____ Tras la disputa en la que Raymond es herido en la cara y Meursault no interviene, el protagonista decide dar un paseo.
Este paseo resultará en el encuentro entre éste y el hermano de la amante de Raymond. El árabe que se encontraba tendido
en la arena, tras una escena sumamente tensa y compleja, recibirá por parte de Meursault, quien aún cargaba la pistola de
Raymond, un primer disparo, seguido de otros cuatro que al parecer exhiben la sangre fría del protagonista.
_____ Este hecho lo llevará a la detención penitenciaria, donde pasará al menos once meses antes de ser encontrado
“culpable de homicidio”, por lo que será ejecutado en la plaza pública. Durante su estadía en prisión, y también durante el
juicio, Monsieur Meursault enfrenta distintas acusaciones incompatibles con la justicia, acusaciones que no competen al
sistema judicial. Es decir, los hechos descritos anteriormente serán claves para la resolución del juicio al que se enfrenta.
Meursault es cuestionado y juzgado por la actitud que muestra durante el funeral de su madre, así como por la relación que
sostiene con Marie apenas sucedido el deceso; además es “acusado” de establecer amistad con Raymond, quien ha sido
señalado de “vivir de las mujeres”.
_____ Este sería, de manera breve y general, el resumen de la historia que narra Camus en El Extranjero. Las situaciones
descritas anteriormente nos proporcionan una idea, posiblemente vaga, de las circunstancias en que se ve envuelto el
protagonista, desde el comienzo hasta el desenlace de la historia; lo cual no aporta, aún, lo suficiente para entender algunas
de las interpretaciones que se han presentado sobre la obra. Siendo esto es lo que sigue a continuación.
3. El extranjero: la conciencia sensual, la condición amoral y la indiferencia sistemática.
Como señalé al principio, presentaremos las interpretaciones más constantes sobre la obra de El Extranjero, que aunque
distintas, nos permiten comprender con mayor profundidad el desarrollo de la historia y, por supuesto, las razones que
hacen de esta breve novela un clásico contemporáneo. A continuación revisaremos tres interpretaciones que no se excluyen
entre sí, sino que cada una de éstas apuesta por resaltar elementos particulares. Posteriormente se presentará también
nuestra lectura de la obra, la cual ha sido enriquecida con las anteriores y, además, nos permite una lectura distinta de la
obra.
_____ El artículo que presenta Cuquerella Madoz, titulado: Meursault o el martirio de un asesino; es, sin duda, una de las
mejores reflexiones en torno a la obra que nos ocupa. En dicho artículo se exponen con certeza y profundidad las distintas
versiones de la obra de Camus, es por ello que consideramos sus aportaciones como una base para nuestra propuesta,
recomendando igualmente la lectura del mismo, a fin de no obviar o pasar por alto aspectos importantes, como la manifiesta
oposición ante la pena de muerte del mismo Camus, elemento particularmente llamativo de la novela.
_____ Siguiendo la lectura del artículo, podemos asegurar que la interpretación más aceptada sobre la “personalidad” del
personaje principal es la que sostiene que éste es un hedonista, que su conciencia queda estancada en el disfrute sensual.
Dicha interpretación no es errónea, de hecho encontramos una serie de situaciones bastante convincentes al respecto.
Siguiendo el mismo orden del discurso en el que se desarrolla la novela, notamos rápidamente que el protagonista muestra
cierto disgusto ante situaciones particulares, las cuales presentamos a continuación. A Meursault le desagrada tener que
hacer el viaje hasta el asilo para el entierro de su madre, pues le toma al menos dos horas llegar, lo que le provocará un
cansancio físico que no esperaba, razón por la cual posterga la visita su madre cuando ésta aún vivía. Igualmente, el sol en
su cara es un inconveniente a la hora dirigirse al panteón. Semejante situación le provocará desgaste físico y sueño al
protagonista, lo cual le impide darse cuenta, o al menos manifestarse, respecto de la gravedad de la realidad presente, por lo
que queda siempre inmerso en sí mismo.
_____ Además de la ya descrita fatiga física que intenta evitar el protagonista, también podemos señalar su imprudencia en lo
que respecta al cumplimiento de su satisfacción. Esto es, sin considerar la gravedad de la situación en la que se encuentra,
decide fumar y tomar un café, porque le gusta mucho el café, durante la velación de su madre. Acciones que no son bien
vistas por quienes lo acompañan en ese momento y que serán recordadas durante su juicio como el ejemplo de un ser
insensible. En adición a dichas conductas, tenemos también que inmediatamente al regreso del funeral, el protagonista
sostiene un encuentro con Marie, tal encuentro responde única y exclusivamente al deseo que ésta le despierta. Meursault no
tiene una relación afectiva con su antigua compañera, no la ama y tampoco pretende iniciar una relación formal y duradera.
Su única intención era la de cumplimentar su deseo; acciones que igualmente serán consideradas durante el juicio,
mostrando el carácter libertino del protagonista.
_____ Dicha interpretación sensualista del personaje no queda ahí necesariamente, y tampoco es tan determinante como
pudiésemos pensar, porque el personaje principal nunca se encuentra en situaciones que le permitan colmar con excesos
sus deseos. Se limita, por ejemplo, a la compañía de Marie. Sin embargo, la habilidad para la construcción del personaje que
hace el autor nos permite ir conjuntando otra serie de características que mostrarán a un sujeto cada vez más particular y
fascinante.
_____ Otra característica que permite la interpretación de la obra desde una perspectiva particular es la amoralidad o
ausencia de cualquier emoción por parte del protagonista, dicha característica nos permite ir un paso más allá del
sensualismo y enriquecer así nuestra visión individual de la historia a partir del carácter específico del héroe.
_____ El amoralismo de Monsieur Meursault se muestra, al igual que su hedonismo, en más de una ocasión. Dicha
amoralidad se hace manifiesta con la tranquilidad que el protagonista exhibe ante el reciente fallecimiento de su madre, dado
que no expresa dolor por tan trágico suceso. De igual manera, Meursault no tienen inconveniente en establecer una relación
a partir, estrictamente, del deseo que siente por Marie. Además, su prematura “amistad” con Raymond lo convierte en testigo
de maltrato hacia su amante, ante lo que no tiene la mínima opinión, de la misma manera que no considera siquiera la
reputación del mismo como un impedimento para su nueva amistad. Más adelante, una vez que se encuentra en la cárcel, el
acusado no da signos de arrepentimiento por su crimen, menos se muestra temeroso de la resolución judicial. Finalmente,
ante la visita del capellán, el extranjero decide que no quiere platicar con él, ni confesarse, pues no es creyente, por lo que
sabe que no encontrará ningún tipo de consuelo en la religión. Esta última nimiedad le permite a Camus mostrar un poco de
su coincidencia con la filosofía de Nietzsche, dado que en algún momento se refieren al personaje como “señor Anticristo”.
_____ Aunque breve, esta última caracterización nos muestra a un personaje ajeno a toda moral, remordimiento o
conmiseración. Sin embargo, queda aún una interpretación más por revisar, una que exhibe la pasividad y ausencia de
voluntad del protagonista. Esta última versión del personaje puede incluso coincidir con la lectura de Sartre, en donde al final
ninguna decisión que tome el protagonista tiene sentido, una vez que se considera la historia como una representación más
del absurdo teórico de Camus.
_____ Ahora bien, no resulta difícil tratar de entender cada acontecimiento de la historia narrada en la novela a partir de una
suerte influjo circunstancial inevitable sobre el protagonista. Como si este se encontrara obligado o compelido a actuar de
cierta manera particular. O bien, podemos pensar que el protagonista no tiene voluntad, determinación ni intención alguna, lo
cual es fácil y comprensible si consideramos que durante el proceso funerario de su madre éste se limita a seguir las
indicaciones que le dan en el asilo. Al volver a la ciudad, acepta sin dudar la invitación de Marie al cine, sin comentar siquiera
lo inapropiado que puede resultar dado el reciente deceso de su madre. Establece amistad con Raymond, más por fuerza de
la cotidianeidad que por decisión o interés. Escribe una carta dirigida a la novia de Raymond y acompaña a su amigo a la
playa, porque este así lo dispone, sencillamente. Estando ya enclaustrado, va y viene a la lectura y presentación de cargos tal
cual se le indica, sin mencionar nunca la injusticia que se comete o cuánto extraña su libertad. Es decir, se encuentra
encerrado por un delito que cometió y parece sentirse a gusto, sin complicaciones, acostumbrándose.
_____ Resulta también llamativo el hecho de que estas nuevas relaciones las considere sin el menor interés. Reconoce que
Raymond se encuentra entusiasmado por la camaradería que ahora comparten, lo que Meursault considera de mínima
importancia. Además, aun cuando Marie le cuestiona sobe sus sentimientos, pues quiere saber si éste la ama o le tiene algún
tipo de afecto como el propio, él reconoce no amarla, sencillamente. Es inclusive conmovedor el hecho de que a sabiendas
de dicha situación, Marie le pide que en un futuro se casen, algo que al protagonista no le provoca ningún tipo de emoción,
ya sea la felicidad común de las parejas enamoradas que deciden emprender una vida juntos, menos aún terror, por verse
inmerso en un compromiso que no lo hace feliz. Es decir, ese gran momento para todo ser humano resulta insignificante para
el personaje de la novela, pues representa algo que no había planeado, inesperado, pero que tampoco le merece atención.
¿Por qué? La respuesta a esta pregunta será presentada a continuación, junto con nuestra lectura de la obra y el análisis del
personaje. Será esta pregunta uno de los motivos para intentar leer esta obra desde las entrañas del protagonista como un
sujeto encarnado, personalizado; sin quedarnos en la descripción abstracta de un personaje envuelto en situaciones
específicas.
A partir de este punto y habiendo presentado tanto un resumen como las que consideramos las interpretaciones más
apropiadas, haremos un recuento de cada parte de la novela, para ir mostrando cómo es que en cada episodio nos
encontramos con una situación particular y determinante de la historia, además de que también nos tomaremos la libertad de
“entender” desde una óptica particular las acciones del protagonista, bajo una mirada distinta que nos permita mostrar cómo
las interpretaciones que tienen como base la conciencia del absurdo, el amoralismo y el hedonismo no sólo no alcanzan a
comprender de manera total las acciones del protagonista, a la vez que presentamos nuestra lectura desde una perspectiva
más amplia y cercana. Considero que la numeración tácita de cada apartado resulta innecesaria, pues el orden se
sobreentenderá desde el principio.
_____ La novela comienza con el anuncio de la muerte de la madre: «Aujourd’hui, maman est morte». La madre de Monsieur
Meursault ha muerto hoy, quizá ayer, no estaba seguro. De lo que sí estaba seguro era de que debía asistir al funeral, recorrer
un largo camino, interrumpir sus actividades y cumplir con una obligación.
_____ El protagonista hace el viaje, cumple con las entrevistas obligadas, brinda un poco de información y recibe alguna
noticia. Su madre ha muerto y se niega a verla cuando le ofrecen la opción de desatornillar el cajón. Su madre ha muerto y
desconoce qué edad tenía exactamente. Su madre falleció lejos de casa, después de no haber recibido nunca la visita de su
único hijo. La madre del protagonista ha fallecido y éste fuma y bebe café durante el velorio, frente a los amigos de su madre,
aquellos que nunca imaginó que podría tener.
_____ Más grave aún, su madre ha muerto y él no muestra dolor, pena o arrepentimiento por dicho desenlace. ¿Es Meursault
una mala persona, un mal hijo? Si la muerte es algo natural y además cercana para una persona de sesenta años, ¿no hay
entonces razón para mostrarse tranquilo ante un evento previamente esperado? La narración comienza con la noticia sobre
la muerte de la madre; sin embargo, esta situación no marcará el destino del protagonista, aunque sí será el motivo más
notable para comprender las actitudes del mismo. Pero, ¿cómo juzgamos o cómo entendemos a alguien que recién ha
perdido a su madre? ¿Cómo determinamos cuál es el comportamiento que debe adoptar un huérfano reciente? A Meursault
se le ha juzgado y criticado por mostrarse parco ante tal acontecimiento. Pero ¿cuántas veces muere la madre de una
persona, cómo aprendemos a llevar dicha situación y cumplir las expectativas ajenas?, ¿quiénes somos nosotros para exigir
una manifestación de dolor particular? Independientemente de lo que nos parezca la reacción del protagonista, hay algo que
debemos aceptar, Meursault no estaba preparado para semejante noticia, nadie lo está. Sin embargo, el protagonista
aprenderá de esta primera experiencia a su manera, poco a poco, en el recuerdo de los días con su madre y las palabras de
ella. Porque ante semejante noticia se encontraba desprotegido, indefenso, sin dirección. Pero con el tiempo, aunque muy
tarde, comprenderá cuanto la extraña, al igual que extrañará los ruidos de la calle, las sonrisas de Marie y la playa, estando
encerrado y sin un ápice de libertad. Esto, porque como muchos extraños, marginados e incomprendidos, comienzan el
reconocimiento del mundo que los rodea de a poco, de experiencia en experiencia, como Meursault, como Camus.
_____ Así, entendemos que la reacción del protagonista puede coincidir o no con una conciencia del absurdo, con un
amoralismo subjetivo, pero esto no nos permite comprender la circunstancia personal del protagonista. De alguna manera
podemos explicar su actitud desde una perspectiva específica, pero sólo cuando nos proponemos la comprensión de la
situación desde una óptica propia, pensando al héroe como persona, sólo entonces podremos coincidir con éste; más aún,
compartir la extrañeza de la circunstancia en la que se ha visto envuelto.
_____ Tras la muerte de la madre sucede el reencuentro con Marie. De este encuentro nace una pasión sin amor, sin
esperanza, sin ilusiones. Una relación de pocas conversaciones, de muchos silencios y miradas inquisitivas, de buenos
momentos. Pero dicha relación no significaba gran cosa. De la noche que pasó con Marie en su apartamento sólo piensa que,
al final, habían consumido juntos un domingo, su madre ya estaba sepultada y debía volver al trabajo a la mañana siguiente.
Sin embargo, nada había cambiado. Es indudable que el protagonista sentía aprecio por Marie, un poco más de lo que decide
aceptar, pero para una persona que se conoce bien y comienza a reconocer el mundo a su alrededor, nada es significativo,
porque todo es nuevo, todo es distinto siempre y por ello sigue igual. ¿Cómo debe comportarse una persona que recién ha
perdido a su madre?, ¿Debía éste corresponder al amor de Marie?, ¿hubiese sido mejor si el extranjero, el extraño, el distante
se recluyera tras el fallecimiento de su madre? Esta última opción la consideraríamos “natural”, dado el comportamiento tan
predecible del protagonista. La anterior, aberrante, si tomamos en cuenta la teoría freudiana del complejo de Edipo y la madre
sustituta. Entonces, ¿qué hay de malo en ir al cine, al balneario? La hipocresía social que tendrá que enfrentar Meursault la
hemos establecido y dirigido nosotros como lectores, pues cuando hemos esperado una reacción propia del protagonista,
una muestra de decisión y voluntad nos hemos sentido defraudados al ver que simplemente “actuaba”, conforme a la
situación o la indicación de otros. Pero en este caso, en el que se refiere al encuentro pasional tras el reciente fallecimiento,
no le permitimos al extranjero explorar, continuar con su vida. Queremos que guarde el luto y se mantenga al margen del
curso del mundo, porque «mamá ha muerto». Ahora se complica un poco más la trama, porque el personaje tiene que
continuar con ese reconocimiento propio y del mundo con una desconocida. Ya no vive y actúa sólo para sí.
_____ Aunque nos parezca un evento fortuito, el reencuentro con Marie nos permite suponer que Meursault podía, al menos,
continuar con su vida. Anteriormente describimos el reencuentro y sus consecuencias como consecuencia de una falta de
voluntad del protagonista, pues éste se limitaba a aceptar la invitación de Marie, pero dicha invitación mostró un mínimo de
voluntad, distinto sería si en lugar de esto, el extranjero se hubiese limitado a negarse y huir a su refugio. Entonces,
Meursault no es tan irresoluto como pensábamos, la aceptación de Marie tendrá consecuencias funestas y no renegará
nunca de ellas.
_____ Con el transcurso de los días, Meursault se encuentra consolidando una amistad desinteresada con su vecino
Raymond. Esta era una “amistad” que, al igual que el amor de Marie, no tenía correspondencia. A Raymond le parecía
sumamente emocionante comenzar dicha amistad, sin importar la indiferencia del protagonista. El mundo se hacía más
grande ahora, pues además del idilio con Marie, tenía la amistad de Raymond y ésta no podría ser más discordante. Por una
parte tenemos a nuestro protagonista, un ser discreto, reservado, frío; pero un ser que aunque diga poco, es un ser
consciente, con inquietudes, dudas, opiniones. Meursault es un hombre que se conoce bien, que se acepta y que sabe que es
más difícil guardar silencio y conservar para sí mismo los pensamientos, que andar dando cuenta a todo mundo de las
inquietudes y experiencias personales. Tal y como Raymond, un tipo abierto, sincero y en ocasiones imprudente. Monsieur
Meursault no es, que quede claro, un tipo de pensamientos comunes, como bien lo reconoce el vecino Salamano cuando
tiene ocasión de platicar con él para concebir un poco de esperanza de recuperar a su perro, «usted sabe de la vida», le dice.
Que esta idea no se nos olvide, porque será una pista para comprender un poco más al personaje conforme se acerque el
desenlace.
_____ Podría parecernos que la historia avanza sin problema, que Camus ha logrado incluir personajes interesantes en la
trama y nos ha dado un respiro, nos brinda un descanso con las tragedias. Sin embargo, hay detalles, algunos que ya
señalamos, que vienen a sumarse a esta historia, que se postran al frente del escenario y que serán razones interesantes
para el desarrollo de la historia. Meursault viaja a la playa con Marie, toman un autobús que los llevará algunos kilómetros al
norte de Argel. Nadarán, reirán juntos. El sol en la piel húmeda de Marie vuelve provocar el deseo en ellos, lo cual los vuelve
más íntimos, más propios de cada uno.
_____ Al regresar del viaje se percatan de un altercado en el departamento de Raymond. Escuchan los gritos de una mujer y
a poco llega la policía. Tras la advertencia a su amigo, éste le pide que declare en su favor para no terminar detenido. Lo
único que tiene que hacer es afirmar que la novia engañaba a su amigo. Meursault no es difícil de convencer, acepta sin más,
sin preguntar u oponerse. Ante la aceptación, Raymond se muestra particularmente amable con su camarada, lo que
finalmente le parece agradable. En este momento notamos que a pesar de que la nueva amistad no resulta realmente
significativa, Meursault disfruta la dinámica en la que se envuelve, se siente apreciado por alguien y esto será una novedad
para él.
_____ A pesar de la gran diferencia que existirá siempre entre Meursault y Raymond, parece que el primero de estos ha
empezado a aceptar la posibilidad de una amistad importante. El protagonista ha abandonado su reclusión, ahora tiene la
intención de formar parte de algo más que él mismo. Además de los frecuentes encuentros con Marie, la amistad de
Raymond se vuelve inevitable. Con esto, podemos darnos cuenta que el personaje se encuentra en un desarrollo constante,
en crecimiento. Ya no es el mismo sujeto sempiterno y casi mudo que se presenta al principio de la historia, cada experiencia
le ha permitido un reconocimiento de sí mismo y de la circunstancia que lo rodea y sus consecuencias, de las cuales no
puede ni podrá escapar.
_____ Más adelante se presentarán tres situaciones que pueden representar un cambio radical en la vida del protagonista o
que bien podrían reafirmar su condición de ajeno e indiferente. Primero, Raymond lo invita a la cabaña de su amigo Masson,
invitación que puede extender a Marie. En su empleo le comentan sobre la posibilidad de irse a vivir a París, lo que cualquiera
consideraría como una oportunidad inmejorable. Sin embargo, el protagonista ya ha vivido en París, por lo que la
oportunidad del nuevo empleo más que provocarle alguna emoción le hace dudar, pues son muchas las cosas que tendría
que modificar y, como sabemos, no es una persona que acepta el cambio de manera inmediata. Además de esto, Marie le
comenta que podrían casarse y vivir en Paris. A pesar de que éste no la ame y no le resulte importante dicho sentimiento,
acepta que en un futuro podría suceder. Tres eventos que sin duda cambiarían la vida del protagonista, de no ser por el
trágico acontecimiento en la playa. Estas tres situaciones resaltan, indudablemente, el poco interés del protagonista por
cualquier cambio. Esto es, acepta toda situación que se le presente, sin que éstas coincidan con alguna ambición personal
en particular. Pero, ¿qué debería hacer el protagonista?, ¿adelantar planes, pensar que las cosas cambian para bien? Tal vez
no sea por falta de ambición por lo que Meursault evada sistemáticamente aceptar el empleo en Paris, tal vez sea que la
decisión no puede tomarse tan a la ligera, sino que necesita pensarlo un tiempo, detenidamente, pues sabe que de dicha
decisión provocará un cambio fundamental en todos los sentidos. ¿Qué sucederá con su nuevo amigo Raymond?, ¿está listo
para ser el esposo que Marie espera? Son cuestionamientos válidos para poder tomar una decisión correcta.
_____ Independientemente de la sorpresa y agrado que nos hubiese causado el conocer al extranjero en una nueva faceta,
haciendo de su vida algo distinto y desarrollando nuevas actividades, tendremos que conformarnos con recordarlo de la
misma manera en que lo conocimos: distante, sin emociones, indeciso, sin voluntad. Porque si la historia siguiera su curso
“natural”, seguramente habría aceptado el empleo en París y se hubiera casado con Marie, cambiando radicalmente su vida y
haciendo de éste un hombre totalmente distinto; lo cual, sin embargo, no pudo suceder, pues los eventos en la playa
impedirán cualquier posibilidad.
_____ Meursault, en compañía de Marie y Raymond acuden a la playa para un fin de semana de descanso, visitando a
Masson. Los caballeros comienzan un paseo por la playa, en donde se encontrarán a un par de árabes que podrían haberlos
seguido desde la ciudad. Dicho cruce deja como saldo una herida de cuchillo en la cara de Raymond, lo que lo molesta
sobremanera y obliga a que regresen a la cabaña. Como precaución, le habían encargado a Meursault una pistola, que
utilizaría sólo en un caso excepcional. Después de volver a la cabaña deciden llevar a Raymond con el médico, para tratarle la
herida. Ante la espera Meursault inicia un paseo en solitario por la playa. Tras caminar un trecho significativo por la playa, se
encuentra con el hermano de la mujer sobre la que él mismo declaro que engañaba a su amigo Raymond. El árabe
permaneció tirado en la playa, con el cuerpo al sol pero resguardando su cara. Después del intercambio de miradas del cual
se manifiesta que el árabe aun poseía el cuchillo con el que hirió a Raymond y el extranjero la pistola, llega la tragedia.
Agobiado por el sol, que como fuego descendía del cielo y que daba directamente en la cara, el reflejo del mismo en la hoja
de acero de su adversario, un dolor insoportable en los ojos a causa de la luz y el espeso soplo de las olas del mar que se
conjuntaron en un escenario de incomodidad insoportable, el extranjero empuña la pistola. El gatillo cede y una primera
detonación hacia el árabe le hace ver que ha terminado con la paz, la tranquilidad, el orden y el equilibrio que imperaban en
aquella playa en la que se había sentido feliz apenas hace unas horas; y no entiende por qué, pero sabe que ha terminado
con todo eso tras el disparo. Se limpia el sudor de la frente y descarga otros cuatro tiros directamente al cuerpo tendido
sobre la arena.
_____ No encontraremos entre los lectores a quien sugiera un destino distinto de la acción que acontece al final de la primera
parte de la novela. No cabe ninguna interpretación que nos permita suponer que el extranjero podía haber hecho algo
distinto. Estaba ahí, frente al árabe que empuñaba el cuchillo y él, con el arma, el sol intenso en su rostro, aturdido por el
calor y la humedad. No había salida.
_____ Así es como concluye la primera parte de la novela de Camus, con el protagonista cometiendo un asesinato, un crimen
casi circunstancial. A continuación conoceremos al extranjero en una situación distinta, particular, definitiva. Éste ha sido
encarcelado, se encuentra preso, pero no muestra remordimiento. Es consciente de sus acciones y sólo le queda esperar.
Espera las visitas de Marie, las cuales cesarán repentinamente. Espera las visitas del capellán, las cuales sólo arruinan la paz
que podría alcanzar en soledad. Sin embargo, a pesar de lo contundente de sus actos y de la claridad mental que muestra,
hay algo que parece aún inverosímil, pues no logran comprender el móvil del asesinato. Por ello, el extranjero se ve sometido
a interrogatorios constantes, dando una y otra vez las mismas respuestas, las mismas explicaciones: nombre, edad,
ocupación, domicilio. Tras el interrogatorio se le aconsejó conseguir un abogado, situación innecesaria para el acusado,
dado que consideraba el asunto muy simple. No necesitaba un abogado pues la ley estaba escrita. Así, con tal tranquilidad
aceptaba su culpabilidad. El criminal debe, entonces, enfrentar las consecuencias de su crimen. Esta situación transcurriría
con total tranquilidad, a no ser por el hecho de que la vida personal del protagonista habría sido objeto de una investigación.
Pero ¿qué podría aportar dicha investigación sobre los hábitos y actitudes del acusado al juicio que se sigue por homicidio?
Pues bien, son al menos dos circunstancias las que toman relevancia para el juicio. El fallecimiento de su madre, ante lo cual
el acusado habría dado muestras de insensibilidad. Además del asesinato, pues no podrían comprender las razones por las
cuales después de un primer disparo decidió acertar otros cuatro. ¿Ira, sangre fría, locura? El extranjero pensó que podría
explicar la situación, a fin de no confundir más a nadie, podía demostrar que es igual que todas las demás personas, a pesar
de lo que se piense de él; pero decidió no hacerlo. ¿Para qué hablar y hablar tratando de convencer a alguien cuando es
mejor guardar silencio, cuando es más difícil callar que comenzar una disputa? Finalmente se le cuestionó sobre sus
creencias, situación que negó rotundamente, a pesar de lo molesto que esto resulta.
_____ Tras once meses de cautiverio, el Extranjero tiene una serie de reflexiones bastante interesantes, las cuales
demuestran, además de un extrañamiento o nostalgia del mundo pasado, también una disposición a aceptar, de buen agrado
o conformismo, la situación presente e inevitable. Primero, extraña a Marie, su presencia. Tras la primer y única visita ésta no
volverá, dado que al no ser la esposa se le niega la posibilidad. Esto sería totalmente distinto si tan sólo el destino hubiese
esperado un poco a que se comprometieran. Pero como avisamos anteriormente, este plan se desvanecerá para siempre. Por
lo que ahora su celda en la prisión se convertirá irremediablemente en su hogar, un albergue en el que no encontrará más
compañía que la soledad. En esta soledad se dará cuenta también, tal vez demasiado tarde o tal vez justo a tiempo, que ha
perdido la libertad, una que nunca supo aprovechar, con lo que todos los sueños y los recuerdos, también, se volverán
insignificantes.
_____ El juicio comienza y el Extranjero se enfrenta con cierta confusión y extrañeza a la sorpresa. Toda la multitud se
encontraba ahí para verle. De entre todos ellos no pudo reconocer un solo rostro. Lo peor fue darse cuenta de que nunca
nadie se había ocupado tanto de aquel pobre y sencillo criminal. Se le cuestionó sobre el móvil de su asesinato, esperaban
ansiosos una confesión que les permitiera comprender por qué lo hizo. Un plan de venganza tal vez. Quisieron saber por qué
se encontraba en ese lugar con el arma. El azar, contestó el enjuiciado. Pero eso no fue suficiente, tampoco relevante. El
interrogatorio continuó y, lamentablemente se le instiga de nuevo sobre la madre, su reciente fallecimiento y la insensibilidad
que mostró. Todo eso resultaba aburrido, además de inapropiado para el enjuiciado, pero la sociedad ya había establecido un
juicio a partir de ello, por eso es que acudieron a ver al criminal que no mostró ningún dolor por la muerte de su madre, la
misma a la que había abandonado años antes en el asilo. En algún momento, su abogado defensor hace ver que el acusado
es culpable por haber enterrado a su madre con “corazón de criminal”. Esto es, trata de demostrar que los cargos hacia su
defensa será resueltos no por el asesinato mismo, sino por las circunstancias al rededor del reciente fallecimiento de su
madre, por dejarla morir, por tenerla lejos los últimos días, por beber café y fumar mientras yacía en un féretro y por no llorar
en ningún momento. Además del hecho de que el acusado establecía relaciones con Marie, iba al cine y tomaba baños
apenas al día siguiente del fallecimiento. Raymond atestiguó en defensa de su amigo, intentó explicar que el viaje a la playa,
la situación del arma y el encuentro con los árabes fue sólo casualidad, lo cual no causó el mínimo interés al jurado, el cual
ansiaba la sentencia definitiva.
_____ Pero algo era ya muy claro. La suerte, la vida del acusado se decidiría no sólo sin pedir su opinión, sin considerar lo
que podría decir, sin pensar en las circunstancias del fatídico evento; la sentencia sería el resultado del juicio de un hombre
que se siente extraño y ajeno al mundo, de un hombre que no cree en dios ni en el matrimonio, de su comportamiento
particular, de sus hábitos egoístas, de sus actitudes hacia los demás; no del crimen que cometió. Así, tras la ridiculización de
los hechos y del acusado sobre el día del crimen, Meursault no puede sino intentar explicarse señalando que lo ocurrido
aquella tarde, los cuatro disparos acertados al árabe después de haber percutido el primero fueron a causa del sol intenso
que daba directamente en su cara. Diremos que si esa respuesta no fue suficiente, ninguna lo sería. El veredicto ya era claro,
lo fue desde que se juzgó a un hombre sin aspiraciones, irresoluto y reservado; en lugar de un crimen impregnado de
casualidades, azar y tempestades climáticas.
_____ Tras el juicio sucede algo particularmente llamativo. Por primera vez desde que se encuentra en cautiverio, el
protagonista comienza a pensar en las opciones del veredicto, en lo que sucederá si es hallado culpable e, igualmente, si
podría darse el caso en que lo encuentren inocente. Primero, si fuera sentenciado a muerte no sería tan mala resolución, a
pesar de ser el peor escenario posible, dado que bien sabe que todos morimos, por lo que la diferencia será sólo en cuándo
sucederá. Pero no importa ni cómo ni cuándo se muera, porque se tiene que morir; además, vivimos una vida que no merece
ser vivida, una vida que nos ofrece opciones y sueños imposibles, que no cambia y que sólo acumula la miseria personal.
Pensamiento que preparó al protagonista a aceptar sin problema el fallo de la corte. Sin embargo, una vez que se ha
aceptado que la muerte llegará inminentemente pronto, entonces también es válido pensar en la otra posibilidad, en la
absolución. ¿Por qué? Pues porque ya se está preparado, y una vez que se acepta lo peor, un resultado menos trágico es
siempre agradable, se concibe un poco de esperanza, aunque sea sólo para convencernos que valdría la pena intentarlo.
_____ Por ello, a pesar de la resignación que alcanzaba frente al veredicto de la pena de muerte, también consideraba posible
el indulto. Semejante pensamiento lo obligaba a permanecer en calma, ahogando el júbilo que dicha posibilidad le provocaba,
con lo que podía continuar tranquilo, a la espera del resultado definitivo.
_____ Finalmente, el Extranjero es encontrado culpable de homicidio, por lo que la condena consistirá en la pena de muerte.
Pero justo antes de ser llevado a la plaza a recibir su castigo, el capellán lo visita, provocando en el culpable una ira
imposible de prever. Para él, el criminal sentenciado, todos son culpables, todos serán juzgados algún día, tal vez por otro
jurado, tal vez por el mismo, sin importar el crimen; todos padecerán el mismo trágico destino, con lo que cualquier privilegio
que pueda tener cualquier persona se vuelve insignificante, tanto como el dolor sufrido en vida, así como el amor por una
madre, la pasión hacia la amada o la amistad de cualquier persona. Estamos atrapados en la sala de espera del fin, nada
importa, nada cambia, nada vale la pena. Los actos de contrición, el miedo, el arrepentimiento o la culpa son igualmente
inútiles frente a la idea de la muerte.
Así concluye la historia en la novela de Camus, con la sentencia y el asesinato de un criminal que, a sangre fría y sin
remordimiento, asestó cinco tiros a un árabe tirado sobre la arena. Hemos leído y presentado la obra de tal manera que
incluya las distintas interpretaciones que existen sobre el personaje. Debemos reconocer que la habilidad del autor para
componer a dicho personaje tan complejo le permite hacer énfasis en distintas características y comprender las situaciones
desde diversas perspectivas. Sin embargo, aun hay un par de elementos que quisiera resaltar de la lectura personal de la
obra, pues considero que puede hacerse una lectura que nos permita comprender de forma más inmediata al personaje,
frente a una serie de situaciones particulares, no como una entidad abstracta que se manifiesta unidireccionalmente, como
creo que ha sido leído en estas últimas décadas.
_____ Sobre el carácter del personaje, creo que podemos aceptar lo siguiente: cada experiencia, cada etapa y cada persona
en su vida han sido fundamentales para lograr un crecimiento en lo que respecta a la consciencia del mundo y de sí mismo.
La interacción y el confrontamiento de cada situación han hecho del héroe un personaje más vivo, más carnal. Poco a poco
lo hemos ido conociendo y éste ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. De ser un hombre que dejaba actuar a
su pasión y limitarse a cumplimentar el deseo, consideró que bien podría casarse, al menos sólo para dar gusto a Marie. De
evitar sistemáticamente todo encuentro con sus vecinos que interrumpieran después la tranquilidad de sus hábitos, terminó
apreciando la compañía y camaradería de estos. Pero además, esto no podríamos considerarlo sin aceptar que hubo también
un reconocimiento de él mismo como persona, que aprendió a jugar un papel en cada circunstancia y que, además, aceptó
las consecuencias de ello.
_____ Por todo lo anterior, si llegásemos a considerar la narración como la historia de un hombre que se conoce y construye
tras cada experiencia, estoy seguro que nuestra relectura de El Extranjero de Camus será distinta. Si no más fecunda, sí al
menos más personal, porque ahora entenderemos que no estamos leyendo el relato de un inadaptado que no tiene interés en
nada más que en su “normalidad”, porque no es la historia de un ciudadano anónimo que es incapaz de sentir ninguna
emoción y que termina explotando de angustia y desesperación frente al desenlace inexorable de su muerte.
_____ Estoy seguro que ahora reconoceremos que ese ser extraño es tan similar a nosotros mismos. Nosotros quienes no
hemos previsto nunca el fallecimiento de un familiar y que no sabemos cómo debemos actuar, sino que intentaremos
aferrarnos a nuestros propios vicios y defectos. Nosotros quienes no sabemos si de verdad el amor puede encontrarse tras
la pasión y con el tiempo tornarse en compromiso. Porque nosotros mismos no sabemos cómo un desconocido podrá ser un
camarada, un colega, un aliado. ¿El encarcelamiento debe hacernos sentir incómodos, culpables, desesperados,
arrepentidos, abandonados, indefensos? No sabría decirlo. Lo que sí sé es que vamos aprendiendo en esta vida y que
estamos tan lejanos de los demás seres humanos como lo estuvo siempre Monsieur Meursault. Es cierto que la tragedia llega
de manera imprevista, que las circunstancias se convierten en sucesos definitivos e inevitables, pero también es cierto que
día a día vemos el mundo con un extrañamiento total, porque no importa qué tan preparados estemos, siempre nos
encontraremos en una fase de reconocimiento propia.
Conclusiones:
Tras la revisión de la historia y la exposición de las interpretaciones vigentes sobre la obra de Camus, queda solamente
resaltar lo siguiente:
1). El Extranjero es, sin duda, una novela radicalmente distinta, establece un antes y un después en la literatura europea y
difumina las distancias entre la literatura y la filosofía, entrelazando de estas dos últimas tanto contenido como formas e
intenciones.
2). La interpretaciones que hemos revisado nos permiten comprender aspectos singulares y significativos de la historia, pero
nos guían por caminos determinados, dan luz a situaciones concretas, pero cierran también nuestra visión a interpretaciones
más amplias e inmediatas. Si nos quedamos con la versión de la conciencia del absurdo, no podríamos explicar el
crecimiento personal del personaje respecto de su relación con Marie o la amistad con Raymond, mucho menos el hecho de
que llegue a considerar la absolución del crimen. Si, por otra parte, nos detenemos en la consideración amoral o hedonista
del personaje, se nos escapa de igual manera el crecimiento intelectual y emocional de un personaje que comienza a
reconocer cierta pertenencia a las circunstancias actuales.
3). Por ello, prefiero una lectura subjetiva, una lectura más individual que nos obligue a mostrar empatía con un personaje
distinto, austero, extraño. Monsieur Meursault será irresoluto, reservado, inexpresivo y poco emocional ante las situaciones
radicales que se le presentan: la muerte, la pasión, la amistad, el asesinato y la sentencia de muerte propia; es un extraño
ante tales circunstancias, tal cual lo seríamos todos nosotros, tal cual lo hemos sido en algún momento.
Existencialismo.
El existencialismo es una corriente filosófica que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó aproximadamente hasta la
segunda mitad del siglo XX. Sostiene que la existencia precede a la esencia y que la realidad es anterior al pensamiento y la
voluntad a la inteligencia. Los filósofos existencialistas se centraron en el análisis de la condición humana, la libertad y la
responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida.
No se trata de una escuela filosófica homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por sus
reacciones contra la filosofía tradicional. Actualmente se consideran tres tipos de "escuelas" existencialistas: el
existencialismo cristiano, el existencialismo agnóstico y el existencialismo ateo.
Lo que carece de sentido. Si entendemos por sentido la finalidad de un acto o un objeto, "aquello para lo que existe", lo
absurdo vendría a significar la ausencia de tal finalidad. Si entendemos por sentido el significado de una proposición, lo
absurdo denotaría la falta de concordancia entre el enunciado y el significado.
La llamada filosofía del absurdo parte de la constatación de lo absurdo de la existencia, (absurda, puesto que carece de toda
finalidad prefijada y, en consecuencia, de sentido -según la primera acepción del término "sentido"), lo que la lleva a firmar la
máxima libertad para el individuo humano ya que no habiendo una finalidad, "un sentido" inmanente a la vida, sólo queda
postular la libertad como el eje sobre el que se ha de articular la existencia humana.
Hedonismo
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El hedonismo (del griego ἡδονή hēdonḗ 'placer' e -ismo)1 es una doctrina moral que establece la satisfacción como fin
superior y fundamento de la vida. Su principal objetivo consiste en la búsqueda del placer que pueda asociarse con el bien.
El hedonismo no consiste en afirmar que el placer es un bien, ya que dicha afirmación ha sido de esta manera admitida por
otras muchas doctrinas éticas muy alejadas del hedonismo, sino en considerar que el placer es el único y supremo bien.
El Psicoanalista Sigmund Freud creía que el comportamiento y la personalidad derivan de la interacción constante y única de
fuerzas psicológicas conflictivas que operan en tres diferentes niveles de conciencia: el preconsciente, el consciente y el
inconsciente. La teoría psicoanalítica de la mente consciente e inconsciente a menudo se explica utilizando una metáfora del
iceberg: El conocimiento consciente es la punta del iceberg, mientras que el inconsciente está representado por el hielo
oculto debajo de la superficie del agua.
¿Qué significan estas expresiones? ¿Qué ocurre exactamente en cada nivel de la conciencia?
Muchos de nosotros hemos experimentado lo que comúnmente se conoce como un acto fallido. Estos errores se cree que
revelan pensamientos o sentimientos inconscientes. Por ejemplo:
Antonio acaba de comenzar una nueva relación con una mujer que conoció en el instituto. Mientras hablaba con ella una
tarde, accidentalmente la llama por el nombre de su ex-novia.Si te encontraras en esta situación, ¿cómo explicarías este
error? Muchos de nosotros podríamos decir que fue una distracción o describirlo como un simple accidente. Sin embargo,
un teórico psicoanalítico puede decir que esto es mucho más que un accidente casual.La visión psicoanalítica sostiene que
hay fuerzas internas, inconscientes o fuera de nuestra conciencia que dirigen de alguna forma nuestro comportamiento. Por
ejemplo, un psicoanalista podría decir que Antonio se expresó mal debido a los sentimientos no resueltos de su ex, o quizás
a causa de las dudas sobre su nueva relación.El inconsciente incluye pensamientos, emociones, recuerdos, deseos y
motivaciones que se encuentran fuera de nuestro conocimiento, sin embargo, continúan ejerciendo una influencia en nuestro
comportamiento.Como todos sabemos, Sigmund Freud fue el fundador de la teoría psicoanalítica. Mientras que sus ideas se
consideraron algo impactantes en su tiempo, hoy en día continúan creando debate y controversia, incluso ahora, su obra
tuvo una profunda influencia en una serie de disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la antropología, la literatura
y el arte.
El término psicoanálisis se utiliza para referirse a muchos aspectos del trabajo y la investigación de Freud, incluyendo la
terapia freudiana y la metodología de investigación que utiliza para desarrollar sus teorías. Freud se basó en gran medida de
sus observaciones y estudios de casos de sus pacientes cuando formuló su teoría del desarrollo de la personalidad.
Antes de que podamos entender la teoría de la personalidad de Freud, debemos primero entender su punto de vista de cómo
está organizada la mente.
La mente consciente
Incluye todo aquello de lo que somos conscientes. Este es el aspecto de nuestro proceso mental que nos permite pensar y
hablar de forma racional. A parte de esto, incluye nuestra memoria, que no siempre es parte de la conciencia, pero se puede
recuperar fácilmente en cualquier momento y se pone en nuestro conocimiento. Freud llamó a esto el preconsciente.
La mente preconsciente
Es la parte de la mente que representa la memoria ordinaria. Si bien no somos conscientes de esta información en cualquier
momento dado, podemos recuperarla y tirar de ella en la conciencia cuando sea necesario.
La mente inconsciente
Es donde guardamos nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y los recuerdos que se encuentran fuera de nuestro
conocimiento consciente. La mayor parte de los contenidos del inconsciente, según Freud, son inaceptables o
desagradables, como los sentimientos de dolor, ansiedad o conflicto. Para él, el inconsciente puede influir en nuestra
conducta y experiencia, a pesar de que no somos conscientes de estas influencias subyacentes.
De este modo, Freud comparó estos tres niveles de la mente con un iceberg:
La punta del iceberg que se puede ver por encima del agua representa la mente consciente.
La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero es aún visible es el preconsciente.
El grueso del iceberg está oculto debajo de la línea de flotación y representa el inconsciente.
Cada persona posee también una cierta cantidad de energía psicológica que forma las tres estructuras básicas de la
personalidad: el ello, el yo y el superyó. Estas tres estructuras tienen funciones diferentes y actúan en distintos niveles de la
mente.
Según Sigmund Freud, cada componente añade su propia contribución única a la personalidad y los tres elementos trabajan
juntos para formar comportamientos humanos complejos.
De acuerdo con esta la teoría, ciertos aspectos de nuestra personalidad son más primitivos y que nos pueden presionar para
actuar sobre nuestros impulsos más básicos. Otras partes de la personalidad pueden lograr contrarrestar estos impulsos y
se esfuerzan por hacer que se ajusten a las exigencias de la realidad.
Vamos a ver cada una de estas partes clave de la personalidad, cómo funcionan de forma individual y cómo interactúan.
El Ello
Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente e incluye los comportamientos instintivos y primitivos.
Según Freud, el Ello es la fuente de toda la energía psíquica, por lo que es el componente principal de la personalidad.
El ello es impulsado por el principio del placer, que se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata de todos los deseos,
deseos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el resultado es un estado de ansiedad o
tensión.
Por ejemplo, un aumento de la sed o el hambre debe producir un intento inmediato de comer o beber.
El Ello es muy importante desde los momentos más tempranos de la vida, ya que asegura que se satisfagan las necesidades
de un bebé. Si el bebé tiene hambre o se siente incómodo, él o ella van a llorar hasta que las demandas del Ello sean
satisfechos.
Sin embargo, el inmediato el cumplimiento de estas necesidades no siempre es realista ni posible. Si estuvimos gobernados
enteramente por el principio del placer, conforme nos hacemos mayores podríamos cogeríamos sin más las cosas que
queremos sin importarnos las otras personas, para satisfacer nuestros propios deseos.
Este tipo de comportamiento sería tanto perjudicial como socialmente inaceptable. Según Freud, el Ello intenta resolver la
tensión creada por el principio del placer a través del proceso primario, que consiste en la formación de una imagen mental
del objeto deseado como una manera de satisfacer la necesidad.
El Yo
El Yo se desarrolla a partir del Ello y asegura que los impulsos del Ello puedan expresarse de una manera aceptable en el
mundo real.
El Superyó
El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos nuestros estándares morales interiorizados e ideales que
adquirimos de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido del bien y el mal.
El ideal del Yo, que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento. Incluyen aquellos que son aprobados por las
figuras de autoridad de los padres y otros. Aquí se encontrarían los sentimientos de orgullo, valor y logro.
La conciencia, que incluye información acerca de las cosas que son consideradas por los padres y la sociedad. Se trata de
comportamientos que a menudo están prohibidos y dan lugar a malas consecuencias, castigos o sentimientos de culpa y
remordimientos.
El Superyó actúa para perfeccionar y civilizar nuestro comportamiento. Trabaja para suprimir todos los impulsos
inaceptables del Ello y se esfuerza por hacer que los actos de Yo se encuadren en las normas sociales, más que en
principios realistas. El Superyó está presente en el consciente, preconsciente e inconsciente.
Con tantas fuerzas en competencia, es fácil ver cómo podría surgir un conflicto entre el Ello, el Yo y el Superyó. Freud utilizó
el término fuerza del ego para referirse a la capacidad del ego para funcionar a pesar de estas fuerzas en duelo. Una persona
con buena fuerza del Yo es capaz de gestionar eficazmente estas presiones, mientras que aquellos con muy poca fuerza del
Yo, pueden llegar a ser demasiado inflexibles o antisociales.
Según Freud, la clave de una personalidad sana es un equilibrio entre el Ello, el Yo y el Superyó.