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La Carta Robada

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Alumno: Ernesto Guzmán García

La Carta Robada, Edgar Allan Poe

La historia comienza en la oficina central del investigador privado C. Auguste Dupin,

mientras que él y su amigo, un narrador sin nombre, entretienen al prefecto de la

policía de París, Monsieur G. El prefecto ha acudido a Dupin nuevamente en busca

de ayuda. Monsieur G tiene un caso que no puede resolver, que involucra una carta

robada (robada). Sin dudarlo, Dupin puede decirle al prefecto exactamente dónde

está la carta, basándose únicamente en la descripción del caso.

Según el prefecto, una joven (se supone que es realeza) estaba en posesión de una

carta que contenía información perjudicial. Mientras lo leía en su suite, un "personaje

exaltado" de quien deseaba ocultar la carta, y un cierto "Ministro D", entró en la

habitación. Mientras que la carta casi pasó desapercibida, el Ministro D la vio y

percibió que contenía información condenatoria. El ministro cambió la carta por una

similar sin ninguna consecuencia, y desde entonces la ha estado chantajeando.

Bajo la dirección de esta poderosa dama, Monsieur G ha buscado repetidamente

cada centímetro de la casa y la oficina del Ministro, sin resultados. Sin dudarlo,

Dupin le dice al prefecto que la carta todavía está en el departamento del ministro.

Con una gran recompensa en juego por su regreso, el prefecto deja que Dupin vaya

a buscar nuevamente. Después de un mes, el prefecto regresa a Dupin's y le dice

que no puede encontrar la carta. En ese momento, Dupin produce la carta y explica

cómo la recuperó.

Conociendo al ministro, Dupin se colocó en los zapatos del ministro. Sabía que lo

mantendría cerca de él y que era inteligente para saber dónde lo buscaría la policía.
Alumno: Ernesto Guzmán García

Por lo tanto, lo ocultó a simple vista, ligeramente disfrazado de una carta propia.

Dupin luego fue a hablar con el ministro, dejando a propósito su caja de tabaco,

para que pudiera regresar. Cuando lo hizo, había arreglado una conmoción fuera

de la ventana del ministro al mismo tiempo, para poder deslizar la carta y

reemplazarla por otra, como lo hizo el ministro.

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