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Díaz Hormigo, Neología

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APROXIMACIÓN LINGÜÍSTICA A LA NEOLOGÍA LÉXICA1

María Tadea Díaz Hormigo

Universidad de Cádiz

1. LA INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICA DE LA NEOLOGÍA LÉXICA. ESTADO DE LA CUESTIÓN

Parece claro que la vertiente lingüística de la neología debe estar referida a la descripción de los

procesos lingüísticos de creación de nuevas unidades léxicas y al análisis de los productos neológicos

resultantes, los cuales tienen, por lo general, como base o modelo los mecanismos de creatividad léxica

más frecuentes y productivos en una lengua, y que debe ocuparse asimismo del estudio teórico y aplicado

de las innovaciones léxicas, y, en este sentido, también de las cuestiones que se refieren a los criterios de

reconocimiento, aceptabilidad y difusión de los neologismos y las consecuencias que la creación de

nuevas unidades léxicas tiene para el sistema de la lengua. Sin embargo, un acercamiento a las

indagaciones que se han realizado sobre el tema de la neología léxica desde un enfoque meramente

lingüístico, bien sea éste teórico o aplicado, revela que han sido otros los intereses y los fines que han

guiado a los investigadores que han tomado como objeto de su observación esta parcela de estudio de la

lengua que consiste en la creación de nuevas voces y denominaciones, pues no se han cubierto en modo

alguno todas las vías posibles de investigación lingüística que abarca la actividad neológica.

1.1. La neología teórica

En efecto, la revisión de muestras representativas de la bibliografía existente en torno al tema,

permite constatar que los autores que se han ocupado de teorizar sobre la neología léxica (cf., entre otros,

Deroy 1971, Fernández-Sevilla 1982, Guerrero Ramos 1995, Matoré 1952, Pottier-Navarro 1979, Rey

1976 y Sauvageut 1971) se han limitado, por lo general, a 1) formular las definiciones de los conceptos de

neología y de neologismo; 2) establecer una tipología general de la neología y/o de los neologismos, y 3)

clasificar, en relación con cada uno de los tipos establecidos, los diversos procedimientos de creación

léxica existentes en la lengua –que son los que, en definitiva, hacen posible la neología–, acompañando,

tanto la tipología como la clasificación de los procedimientos de creación, casi siempre, con abundante

ejemplificación, en algunos casos extraída de un corpus de neologismos localizados, por lo general, en la

1
Nuestro trabajo pretende ser una contribución al estudio teórico de la neología léxica desde una perspectiva estrictamente
lingüística y prescindiendo, por tanto, de las consideraciones que pueden resultar de las otras posibles aproximaciones o enfoques de
este tema, lo que implicaría atender a los aspectos políticos, culturales o sociales que están relacionados con la creación léxica.
El presente estudio se inserta parcialmente en las líneas de investigación que estamos desarrollando en el marco del
proyecto “Estudio de la comunicación social y estrategias lingüísticas en las interacciones médico-paciente, Administración-
ciudadano y empresa-cliente” (HUM 1202), financiado, durante el período 2006-2009, por la Junta de Andalucía (Convocatoria de
2005 para la concesión de incentivos a proyectos de investigación de excelencia en equipos de investigación).
prensa escrita, aunque a veces también no documentados respecto a fuente, contexto, etc. No obstante, ni

las definiciones de neología y neologismo ofrecidas por unos u otros son excesivamente divergentes ni

tampoco parecen irreconciliables, sino más bien complementarios, los tipos y las clasificaciones de

neologismos propuestos, radicando las diferencias, fundamentalmente, en el mayor o menor grado de

exhaustividad y especificidad que presentan las distintas tipologías y clasificaciones. Así, existe un

amplio consenso cuando se trata de aceptar que la neología hace referencia al PROCESO de creación de

nuevas unidades léxicas, mientras que el neologismo es el resultado del proceso, esto es, el PRODUCTO,

que puede ser una unidad léxica de creación reciente en su significante y en su significado o sólo en su

significante, o una unidad léxica recientemente tomada de otra lengua, o una unidad léxica con una

acepción nueva pero un significante ya existente. De ahí que, entre las unidades léxicas registradas como

neologismos se establezca, por lo común, una división según si se manifiestan bajo la forma de un

significante no registrado aún en la lengua considerada o bajo la forma de un significante ya existente,

pues la neología se descubre o a través de la creación de un significante nuevo o a través de la asociación

de una acepción nueva a un significante conocido. Esta delimitación se encuentra en la base de la

tipología general de la neología comúnmente establecida, en la que se distinguen dos tipos: 1) la

denominada neología formal, ordinaria, de forma o de forma y sentido, que consiste en la creación de

significantes nuevos o la creación conjunta de significantes y significados nuevos, y 2) la llamada

neología semántica o neología de sentido, que se basa en la aparición de nuevos significados o

acepciones para significantes ya establecidos en la lengua. Se incluyen en el tipo de la neología formal los

siguientes recursos, a los que, no obstante, no todos los autores hacen referencia, por lo que la expuesta

aquí ha de ser entendida como una relación que resulta de la suma o conjunción de los citados por unos y

otros, que mencionan los procedimientos de la creación ex nihilo; por onomatopeya; por prefijación,

sufijación, prefijación y sufijación, sustracción o regresión afijal, composición léxica u ortográfica,

composición culta, composición sintagmática –que algunos, sin embargo, incluyen en la neología

semántica–; por abreviación o abreviamiento, acronimia o siglación, y los préstamos sin adaptar –por

tanto, los extranjerismos o palabras cita y los xenismos– o adaptados, y los calcos semánticos. Por su

parte, se incluyen en el tipo de la neología semántica los mecanismos de creación neológica por

conversión categorial o sintáctica (neología por conversión) y por la lexicalización de una forma flexiva;
la creación metafórica, antonomásica, metonímica o sinecdóquica, y por elipsis originada en combinatoria

léxica y, por tanto, promotora de cambio semántico2.

Pero, en cualquier caso, observamos que, aun uniendo las distintas clasificaciones de recursos de

creación léxica señaladas en relación con cada uno de los dos tipos de neología citados, no se encuentran

mencionados todos los procedimientos de creación léxica existentes, ya que, por ejemplo, no se alude a

las denominadas creaciones léxicas expresivas (ej.: tate, hala, hola, olé, pilila, pipí, alalimón), ni a las

que resultan del fenómeno de la etimología popular (ej.: cerrojo, altozano, vagamundo, guardilla), ni a

los cruces o juegos de palabras, que explican creaciones literarias y de la lengua común como las citadas

en el apartado (1) del ejemplario (cf. 4. APÉNDICE, en este trabajo). Asimismo, no se distinguen los calcos

que consisten en la traducción literal de la formación extranjera para la designación del mismo concepto

(ej.: perrito caliente, traducción del ingl. hot dog) –neologismos formales– y los que se basan en la

adición de un nuevo significado a una palabra española análoga formalmente a la extranjera que expresa

ese mismo significado (ej.: ridículo “absurdo”, como ingl. ridiculous) –neologismos semánticos–.

1.2. La neología aplicada

Tomando como base estos aspectos lingüísticos teóricos, en los últimos años, se ha desarrollado

especialmente una vertiente aplicada de la neología que tiene como finalidad la elaboración de glosarios y

diccionarios de neologismos. A este respecto, podemos citar los proyectos que se desarrollan actualmente

en, al menos, cuatro universidades españolas, análogos a los que se llevan a cabo en la Università La

Sapienza y en la Université Paris VII para el italiano y el francés, respectivamente. En concreto, se ha de

hacer referencia, en primer lugar, tanto por razones cronológicas como por su trayectoria, relevancia y

prestigio, a los trabajos realizados en el Observatori de Neologia del Institut Universitari de Lingüística

Aplicada (IULA) de la Universitat Pompeu Fabra (cf. http://www.iula.upf.edu/obneo), que, desde su

creación en 1988, se dedica a la detección y el análisis de la neología léxica en español y catalán. Uno de

los resultados de su labor actual es el Banc de dades de l’Observatori de Neologia (BOBNEO) (cf.

http://obneo.iula.upf.edu/bobneo), en el que, desde 1992, se recogen los neologismos procedentes de

textos escritos de prensa de amplia difusión, textos orales de medios de comunicación y otras

publicaciones escritas de carácter diverso y dirigidas a un público general, atendiendo también a los

neologismos en español localizados por los grupos de investigación participantes en el proyecto “Antenas

2
Otros autores, como, por ejemplo Auger y Rousseau 2003[1977], no asimilan a la neología de forma la incorporación de voces
procedentes de otras lenguas, por lo que consideran aparte ésta que denominan neología de préstamo, distinguiendo, por tanto, tres
tipos de neología: la de forma, la de sentido y la de préstamo.
Neológicas”, que tiene como objeto la detección de los neologismos de prensa de amplia difusión de

diversos países de América Latina desde el año 2003.

Los objetivos principales del proyecto que se desarrolla en el IULA son (cf. Cabré et alii 2002:

167): 1. Disponer de un corpus de neología de gran difusión en catalán y castellano. 2. Describir y

analizar los recursos que utilizan ambas lenguas para actualizar su léxico y para poder, también, medir la

vitalidad de la lengua. 3. Difundir periódicamente las nuevas creaciones léxicas en catalán y castellano. Y

4. Contribuir a la actualización del léxico del catalán y del castellano contenido en los diccionarios de

lengua general. De cada uno de los neologismos registrados en la base de datos, se ofrecen las siguientes

informaciones: a) la entrada (el neologismo lematizado); b) la categoría gramatical; c) los aspectos o

marcas tipográficas que el neologismo presenta en el texto escrito, si las tiene; d) el tipo de neologismo,

esto es, si se ha formado por prefijación, sufijación, préstamo, etc.; e) el símbolo correspondiente al

corpus de vaciado donde se ha documentado el neologismo, esto es, según si aparecen en corpus escrito

de prensa, corpus escrito diverso o corpus oral; f) el contexto de uso en el que se ha documentado el

neologismo, con el neologismo marcado entre asteriscos; g) la fuente, y h) la fecha en la que se ha

documentado el neologismo. Resulta posible realizar consultas de neologismos con los filtros de la

categoría gramatical, el tipo de neologismo, los aspectos tipográficos, la fuente y la fecha, lo que

evidentemente permite llegar a interesantes conclusiones sobre la vitalidad de la lengua y la productividad

de los mecanismos de creación léxica.

No obstante, más completa es la información de cada neologismo que se ofrece en el

Diccionario de neologismos on line, obra lexicográfica realizada también por este grupo de investigación

y conformada por 3000 neologismos en castellano documentados, sobre todo en la prensa escrita, entre

1989 y 2002 (cf. http://brangaene.upf.es/spes). En efecto, además de las informaciones recogidas en el

BOBNEO, en este Diccionario se incluyeron para cada neologismo las variantes ortográficas o

morfológicas de la entrada documentadas en los contextos; la definición; las variantes sinonímicas, y las

variantes ortográficas, morfológicas, sintácticas, semánticas y sinonímicas del diccionario Lema, y, para

algunos neologismos, también su etimología; su pronunciación, sobre todo de los préstamos; el uso, y la

información acerca de su aparición en otras obras.

A raíz del conocimiento de las tareas realizadas sobre la neología en lengua catalana por el

Observatori de Neologia de la Universitat Pompeu Fabra se creó, en el seno del Departamento de

Filoloxía Galega y Latina de la Universidade de Vigo, un Observatorio de Neoloxía para la localización,


recogida y análisis de los neologismos de la lengua gallega a partir del vaciado de textos orales y escritos

gallegos de medios de comunicación (cf. http://webs.uvigo/es.h03/webh03/MN). Los objetivos que se

persiguen son: 1. Elaborar un banco de neologismos del gallego moderno y un diccionario de

neologismos. 2. Realizar un estudio sistemático de los procedimientos lingüísticos de formación de

neologismos en gallego. Y 3. Elaborar los materiales que faciliten la labor de normalización de los

neologismos. El Observatorio de Neoloxía de la Universidade de Vigo presentó en 2005 el primer

diccionario de neologismos gallegos, integrado por 20000 palabras. Este diccionario es el resultado de

ocho años de búsqueda exhaustiva de neologismos en los medios de comunicación.

Asimismo, mediante un convenio con la Universitat Pompeu Fabra se ha creado recientemente

en la Universidad de Málaga un Observatorio de Neología, que, aplicando la misma metodología y

persiguiendo los mismos objetivos que el del IULA, pretende presentar una visión de la neología

enmarcada en este caso en el ámbito geográfico andaluz. Los objetivos de este proyecto (cf. Guerrero

Ramos en prensa) son: 1. Disponer de un corpus de neología de gran difusión en español. 2. Describir y

analizar los recursos que utiliza el español peninsular y el español americano para actualizar su léxico y

para poder, también, medir la vitalidad de la lengua. 3. Difundir periódicamente las nuevas creaciones

léxicas. Y 4. Contribuir a la actualización del léxico contenido en diccionarios de lengua en general.

Y depende también del Observatori de Neologia de la Universitat Pompeu Fabra el Grupo de

Neología del Departamento de Filología Española de la Universidad de Valencia, dedicado al estudio de

los neologismos en español.

La mención de los objetivos que se plantean estos proyectos nos permite descubrir dos de las

vertientes aplicadas de la neología, que se manifiestan en la relación que el fenómeno de la creación

léxica mantiene con los diccionarios y con la política de normalización de las lenguas y su codificación.

En este sentido, podemos hacer referencia a los evidentes resultados que los trabajos del Observatori de

Neologia de la Universitat Pompeu Fabra han tenido en la lexicografía catalana, como lo muestran la

última edición del Diccionari de la llengua catalana (1997), el Diccionari de paraules noves (1998) y el

Gran diccionari de la llengua catalana (1998). Pero, además de con la lexicografía y con la política y

planificación lingüísticas, desde el punto de vista aplicado, la noción de neología se relaciona también con

la actividad de creación de términos para denominar conceptos nuevos de ámbitos científicos y técnicos y

dominios de especialidad, y con las tareas de identificación de los sectores especializados nuevos o

recientes y de simplificación de confluencias de dos o más formas designativas para un mismo concepto
o, por el contrario, de hallazgo de lagunas denominativas que requieren intervención. Ahora bien, estos

aspectos, que vinculan neología y terminología, y que explican que en los tratados de terminología más

representativos, como son los de Auger y Rousseau (2003[1977]), Cabré (1993), Dubuc (1978) y

Roundeau (1984), se incluya un capítulo o apartado dedicado a la relación entre ambas disciplinas 3, no

quedan claramente reflejados en los proyectos anteriormente descritos, pues el tipo de textos

seleccionados para el vaciado permite la detección sólo de los neologismos léxicos de la lengua común,

normalmente espontáneos y efímeros, y no de los neologismos léxicos de las lenguas de especialidad,

generalmente planificados y estables, o sea, estos proyectos están centrados en la investigación de los

neologismos propiamente dichos y no de los llamados neónimos o neologismos terminológicos, siguiendo

la distinción establecida por Roundeau (1984) entre neología y neonimia (pero véase Boulanger 1984).

Pero aún en el marco de la neología aplicada, nos interesa destacar que la realización de los

proyectos descritos implica, como tarea previa, obviamente, la elaboración de una serie de documentos

internos en los que se perfilen aspectos metodológicos y prácticos del trabajo, y se resuelvan una serie de

cuestiones teóricas esenciales para la detección y ulterior tratamiento de los neologismos (cf. Ayara Tauler

y Gómez Clemente 2003, Cabré et alii 2004 y Guerrero Ramos en prensa), cuestiones teóricas que, por lo

general, quedan reducidas, de nuevo (cf. n. 4 de este trabajo), a la formulación de una definición de

neología y de neologismo y al establecimiento de una clasificación de los tipos de neología y de los

procedimientos que cada tipo comprende, así como a la delimitación de los criterios que permiten

identificar una unidad léxica como neológica, siendo unánime, en este sentido, el criterio de la utilización

del diccionario como filtro de reconocimiento de los neologismos. En efecto, para determinar el carácter

neológico de una unidad léxica se han propuesto (cf. Cabré 1993: 445) distintos parámetros o puntos de

referencia: a) la diacronía: una unidad es neológica si ha aparecido en un período reciente, si bien un

factor común en todos los autores que se han ocupado de la neología es la convicción de que la

neologicidad o ‘cualidad neológica’ de una unidad debe ser considerada en relación con el sistema

lingüístico que es objeto de estudio no sólo desde el punto de vista cronológico o temporal, sino también,

al menos, desde las perspectivas geográfica y sociolingüística; b) la lexicografía: una unidad es neológica

si no aparece en los diccionarios; c) la inestabilidad sistemática: la unidad es neológica si presenta signos

de inestabilidad formal (morfológicos, gráficos, fonéticos) o semántica, y d) la psicología: una unidad es

3
Capítulos o apartados en los que, al igual que en las monografías de Deroy (1971), Fernández-Sevilla (1982), Guerrero Ramos
(1995), Matoré (1952), Pottier-Navarro (1979), Rey (1976) y Sauvageut (1971), a los que hicimos referencia arriba, también aparece
una definición de neología y de neologismo y una clasificación de los neologismos según los tipos de neología y los recursos de
creación léxica en los que están basados.
neológica si los hablantes la perciben como una unidad nueva, pues les causa un efecto de asombro dicha

innovación léxica. Aunque estos criterios no se excluyen entre sí, los neólogos, comúnmente, priorizan el

parámetro de la lexicografía para determinar la neologicidad de una unidad léxica. Con este criterio, una

unidad léxica es un neologismo si no aparece en el corpus lexicográfico seleccionado como corpus de

referencia o de exclusión, esto es, en el conjunto de diccionarios considerados más representativos de la

tradición lexicográfica de cada lengua y que han sido seleccionados para comprobar si una unidad léxica

está o no recogida.

Respecto a la identificación de neologismos, no parece necesario insistir en el hecho de que, por

lo general, resulta más fácil descubrir un neologismo formal, que se revela por la novedad de su secuencia

fónica, que un neologismo semántico, que, puesto que implica una acepción nueva para un significante ya

existente sin que haya ninguna manifestación formal para esta modificación del sentido, sólo es

descubierto e interpretable a partir del examen atento del contexto en el que ha sido producido, si bien

esta identificación mediante el contexto ha de verse corroborada, al menos, por la confrontación con las

acepciones consignadas para esta voz en las obras lexicográficas. A este respecto, en lo que se refiere a la

identificación de neologismos, podemos hacer referencia al empleo en la actualidad, por parte de los

diferentes observatorios de neología, de diferentes programas informáticos de extracción automática de

nuevas unidades léxicas, como son el software de ratreo diseñado por el Observatorio de Neoloxía de la

Universidade de Vigo o el conocido como SEXTAN (Sistema d’Extracció Automàtica de Neologismes),

que se utiliza en el Observatori de Neologia de la Universitat Pompeu Fabra para la detección de

neologismos en las ediciones digitales de los periódicos Avui, El País y La Vanguardia, valiéndose

también para ello de la metodología del corpus técnico del IULA, así como el conjunto de programas y

recursos informáticos denominado Búho, de la Real Academia Española, que rastrea la información

generada en direcciones de la red. Concretamente, las fuentes de vaciado a las que se aplica Búho son las

ediciones electrónicas de prensa y agencias de noticias con presencia en la red de distintos países de habla

hispana, revistas electrónicas de prensa y portales especializados. El objeto es la detección y

documentación de contextos de uso de voces no recogidas en los recursos léxicos y lexicográficos de la

Academia, lo que permite identificar la nueva unidad léxica.

Pero este rastreo y extracción e identificación de neologismos con programas y recursos

informáticos presenta, como ya señalamos (cf. Díaz Hormigo en prensa, a), una serie de limitaciones, ya

que sólo resultan aplicables para la detección automática de neologismos formales procedentes de textos
de prensa escrita en formato electrónico, pero no sirven ni para la localización de los neologismos

formales que se actualizan en otros textos o publicaciones escritas de carácter diverso y en los textos

orales de medios de comunicación ni tampoco para el reconocimiento de los neologismos semánticos, ya

figuren éstos en textos de corpus escrito de prensa, de corpus escrito de carácter diverso o de corpus oral.

Un reflejo de las dificultades para la detección de los neologismos semánticos se observa en los propios

diccionarios de neologismos, pues se recoge un mayor número de neologismos formales que de

neologismos semánticos, así como en lo poco exhaustiva que es la clasificación de recursos y

procedimientos de creación léxica que engloba la neología semántica, frente a la variedad de subtipos que

se señalan para la neología formal. Así, en los proyectos de los observatorios de neología de las

universidades Pompeu Fabra y de Vigo se incluye como marca de tipo para clasificar los neologismos la

de ‘neologismo semántico’, sin especificar las modalidades de la creación metafórica, antonomásica,

metonímica, por elipsis, etc. a la que pueden responder estos neologismos.

Ahora bien, aun admitiendo que, aunque el proceso de vaciado de textos sea manual, es más fácil

localizar y clasificar los neologismos formales que los neologismos semánticos, la utilización única del

criterio de la exclusión lexicográfica para la delimitación de las unidades léxicas que son neológicas, si

bien parece lo más práctico desde el punto de vista metodológico, plantea problemas y objeciones, y no

sólo los derivados del hecho de que para que una voz o una acepción nueva de una voz ya existente figure

consignada en cualquier diccionario de lengua se le requiere una difusión y antigüedad mayores de las

que parecen permitir los límites del denominado ‘sentimiento neológico’ de los hablantes, sino,

fundamentalmente, porque, como es sabido, no todas las formaciones derivadas construidas regularmente

de acuerdo con las reglas de formación de palabras de la lengua aparecen registradas en los diccionarios,

y, sin embargo, no por el hecho de no estar registradas, pueden ser consideradas neologismos.

En cualquier caso, desde nuestro punto de vista, parece que el criterio psicológico, basado en la

percepción de novedad y el efecto de asombro de los hablantes por la innovación léxica, se presentan

como el punto de partida para la detección de un neologismo formal o semántico. Posteriormente, este

sentimiento neológico se puede ver afirmado o no por el criterio lexicográfico de presencia/ausencia en

los diccionarios, pero, aun en el caso de que la unidad considerada neológica no figure registrada, no es

éste suficiente argumento para que puede ser declarada neologismo, sino que consideramos necesario

seguir indagando sobre su presunta cualidad neológica. En este sentido, postulamos el sacar el máximo

rendimiento a los recursos que nos proporciona la red como fuente de información textual y, así, servirnos
de los corpus textuales en formato electrónico y de los motores de búsqueda en Internet para averiguar si

aparece este nuevo significante o esta nueva acepción de una forma ya existente, y con qué frecuencia y

en qué contextos se emplea esa unidad léxica que, de acuerdo con nuestro sentimiento neológico, nos

parece nueva, teniendo en cuenta que, evidentemente, cuanto menor sea su frecuencia y su difusión

mayores serán las garantías para la consideración de esta unidad como neológica, aunque también habría

que determinar hasta qué punto la documentación de una nueva unidad en sólo unos pocos contextos

permite considerarla como neológica o, simplemente, como nueva creación léxica, y, en consecuencia,

dónde están los límites entre una mera creación individual y un neologismo.

1.3. Conclusiones a la revisión

Hemos expuesto las líneas de investigación de la neología léxica más comúnmente seguidas

tanto desde la perspectiva teórica como desde la aplicada. A este respecto, podemos señalar que los

proyectos de neología léxica a los que hemos hecho referencia nos parecen metodológicamente bien

diseñados para la consecución de los objetivos y finalidades claramente aplicados que persiguen, que

manifiestan, como se ha señalado, la interrelación de la neología con determinadas ramas de la lingüística

aplicada, fundamentalmente, con la lexicografía, la terminología y la política y planificación lingüísticas.

La delimitación de tales objetivos justifica que la realización de estos proyectos no contribuya al

desarrollo de la neología teórica, lo que, por otra parte, obviamente, tampoco se plantean como propósito.

Sin embargo, consideramos que, desde el punto de vista de la lingüística teórica, el ámbito de estudio de

la neología léxica no puede quedar reducido, como por lo general se observa y hemos intentado

demostrar, a 1) la propuesta de unas definiciones, que casi siempre son coincidentes, de los conceptos de

neología y neologismo; 2) la delimitación de unos criterios de identificación de los neologismos, que, en

todos los casos, suelen quedar reducidos al criterio lexicográfico de la utilización del diccionario como

filtro de reconocimiento de neologismos –por lo que la relación de la neología con la lexicografía tiene

dos vertientes: esta última, es decir, el diccionario como filtro de reconocimiento de los neologismos, y la

de las repercusiones de la investigación neológica en el diccionario–, y 3) la elaboración de unos listados

de neologismos, que, en el caso de las publicaciones monográficas o específicas sobre el tema, se

presentan como una simple acumulación de nuevas unidades léxicas, localizadas o no en un corpus más o

menos exhaustivo, pero que, generalmente, en estos trabajos no figuran ni siquiera contextualizadas ni

con ninguna información o comentario lingüístico, sino que simplemente son clasificadas según el tipo de

neología (formal o semántica) a la que responden y, dentro de cada tipo, según el mecanismo o esquema
estructural de creación léxica en el que están basadas. Por su parte, en el caso de los glosarios y

diccionarios de los neologismos, éstos se difunden ordenados alfabéticamente junto con una serie de

informaciones que, desde nuestro punto de vista, tendrían que ser completadas con otras, al menos, de

carácter fonético, fonológico, morfofonológico, morfológico, semántico, sintáctico y pragmático, pero ni

siquiera aparece la descripción o definición del contenido del neologismo. En este sentido, las fichas de

neologismos elaboradas por los observatorios de neología nos parecen excesivamente reduccionistas y

demasiado polarizadas hacia los objetivos aplicados y la consecución inminente de los resultados.

En cualquier caso, desde nuestro punto de vista, en un enfoque estrictamente lingüístico,

proceder respecto a la creación de nuevas unidades léxicas del modo que se observa que se hace en los

trabajos específicos sobre la misma y en los proyectos de investigación actualmente en curso supone

renunciar a darle una base teórica a la neología. No obstante, podemos citar algunos acercamientos

teóricos que constituyen excepciones a lo que estamos denunciando, como son, entre otros, los trabajos de

Bastuji (1974) y Mortureux (1974), compilados, bajo el título La néologie lexicale, en un volumen

monográfico de la revista Langages (cf. Guilbert et alii 1974). Pero, como señala J. Bastuji (1974: 6), “les

néologismes sont des unités lexicales nouvelles; la néologie postule un système, un ensemble de règles et

conditions qui contraignent la création, le repérage et l’emploi de ces unités nouvelles.” Por tanto, la

indagación lingüística de la neología léxica ha de procurar proporcionar la base teórica de la actividad

neológica y, en este sentido, debe ocuparse precisamente, al menos, de descubrir ese sistema, esas reglas y

condiciones que gobiernan la creación, la localización y el empleo de las nuevas unidades léxicas a las

que llamamos neologismos.

2. PERSPECTIVAS DE ESTUDIO EN NEOLOGÍA LÉXICA: LOS MECANISMOS DE CODIFICACIÓN Y

DESCODIFICACIÓN LINGÜÍSTICAS DE LOS NEOLOGISMOS

En efecto, el estudio estrictamente lingüístico de la neología léxica requiere que se exploren

nuevas vías de indagación, y éstas, desde nuestra perspectiva, deben partir de la observación no sólo de

los procesos de creación o producción, sino también de los de desciframiento o interpretación de las

nuevas unidades léxicas que son neologismos, para procurar –y ésta nos parece que es la finalidad de la

indagación lingüística de la neología–, la descripción y explicación de los mecanismos de codificación

por parte del hablante y descodificación por parte del oyente de las nuevas unidades léxicas, mecanismos

de codificación y descodificación que son los que, en definitiva, sustentan a la actividad neológica.
En este sentido, en lo que sigue, intentaremos ampliar esta cuestión y, así, atender a fenómenos y

conceptos que consideramos que pueden resultar útiles para explicar los procesos de creación o

producción y de desciframiento o interpretación –por tanto, de codificación y descodificación

lingüísticas– de nuevas formaciones complejas que están basadas en el cambio de la estructura

morfológica de unidades léxicas ya existentes o en la fusión de éstas, su unión o combinación gráficas.

Por tanto, de todos los mecanismos de creación léxica que abarca la neología, nos centraremos aquí sólo

en algunos de los subtipos de la llamada neología formal, concretamente en los denominados

tradicionalmente derivación y composición léxica u ortográfica, así como en el análisis de los productos

resultantes de tales procesos neológicos. Nuestras reflexiones se basan en el examen de un corpus de

creaciones léxicas de la lengua común de las características descritas procedentes de textos escritos y

orales de medios de comunicación y de textos escritos de publicaciones diversas dirigidas a un público

general, recogidos de forma más rigurosa sobre todo durante este último año.

Pues bien, se observa que uno de los fenómenos que opera tanto en la creación como en la

comprensión e interpretación de estos neologismos es el de la analogía formal o morfológica, pues las

nuevas formaciones complejas se acomodan a un esquema morfológico que les atribuye el hablante,

pasando así a ser formal o estructuralmente semejantes a otras formaciones de la lengua. De este modo,

las palabras complejas ya existentes se constituyen en modelos para la producción y para la comprensión

de estas otras formaciones que hasta ahora eran sólo posibles, virtuales o potenciales. En este sentido, la

creatividad léxica en que consiste esencialmente la derivación y la composición implica la extensión de

los procedimientos productivos en que están basadas las palabras derivadas y compuestas a otros lexemas

o a otras combinaciones de lexemas, dando origen, por tanto, a nuevas formaciones léxicas.

No obstante, en el ámbito de la lingüística moderna, ya Saussure ( 211981[1916]: 265) se refiere a

la analogía como “principio de las creaciones de la lengua” y menciona dos métodos para explicar las

formaciones complejas analógicas (cf. Saussure 211981[1916]: 265-270). Uno de ellos, que es el que le

parece más acertado al maestro ginebrino, se basa en el examen de las relaciones sintagmáticas y

asociativas de los signos que conforman la nueva unidad léxica, de tal manera que la creación de un

neologismo como indecorable se explica, según esta concepción, tal como indicamos en el apartado (2a)

del ejemplario (cf. 4. APÉNDICE, en nuestro trabajo), por la existencia de unidades lingüísticas como

decor-ar, decor-ación (con las que indecorable comparte la raíz); perdon-able, manej-able (con las que

comparte el sufijo) e in-contable, in-sensato (con las que comparte el prefijo). De acuerdo con el otro
método, la creación analógica se efectúa siguiendo el denominado cálculo de la cuarta proporcional. Así,

tal como se indica en (2b), se establece que el neologismo indecorable se obtiene de una ecuación en la

que perdonar es a imperdonable como decorar es a X, siendo X, por tanto, igual a indecorable. Pero

Saussure se ocupa sólo de describir el proceso de creación de un determinado producto, sin referirse, ni en

un caso ni en otro, a la interpretación semántica que, en consecuencia, ha de recibir la formación creada.

El panorama esbozado contribuye a mostrar algunas de las cuestiones que se suscitan a partir del

análisis de las formaciones complejas que son productos de la analogía formal, cuestiones que atañen,

fundamentalmente, al papel de la frecuencia y productividad de las realizaciones de un esquema o modelo

determinado; al análisis formal de las unidades creadas y la determinación de la base o bases léxicas y los

afijos que intervienen en la derivación y la composición, y a la articulación de la interpretación semántica

con el esquema formal analógico en que se basan estas formaciones complejas que son neologismos.

En efecto, la elección de un determinado esquema o estructura de derivación y composición por

parte del hablante para la formación de una palabra está influenciada por diversos factores, entre los que

destacamos: las dimensiones de los mecanismos de la formación de palabras en una lengua concreta; la

frecuencia y productividad de cada uno de los esquemas y estructuras de derivación y composición, que

permite distinguir entre tipos centrales y tipos periféricos; las compatibilidades e incompatibilidades

sistemáticas entre lexemas y entre lexemas y afijos, y el grado de productividad de cada afijo, su vitalidad y

pervivencia, siendo especialmente relevante el criterio de la frecuencia y productividad de los afijos cuando

se trata de seleccionar uno de ellos frente a otros concurrentes porque tienen la misma distribución y un

mismo valor semántico, elección a la que, en el caso de esta sinonimia afijal, contribuye tanto la distinta

frecuencia de uso de los alomorfos de un mismo morfema como las condiciones u ocasiones en que cada

uno de ellos es empleado. Asimismo, la frecuencia y disponibilidad de una unidad lingüística es

determinante para establecer el grado de posibilidad de vincular un derivado o un compuesto a la base de

derivación o composición o de formarlo a partir de ella, aunque, como veremos más tarde, en el

establecimiento de esta relación influyen también factores de carácter semántico, como la transparencia de la

formación, de carácter formal y fonológico, así como otros que afectan tanto al aspecto psicolingüístico

como a la variación lingüística, sobre todo, en lo que se refiere a factores de índole diatópica y diastrática.

Ahora bien, a pesar de todos estos aspectos anteriormente mencionados, que revelan el interés de

los resultados que puede ofrecer el estudio cuantitativo de la derivación y composición, al aspecto genético

de la formación de palabras atañen otras cuestiones que han de ser tenidas en cuenta en una indagación
orientada hacia el proceso mismo de la formación de la nueva unidad compleja. En este sentido, por

ejemplo, se ha de justificar la decisión o motivación del hablante para acuñar una formación derivada o

compuesta en vez de utilizar una combinación de palabras del vocabulario de su lengua 4; determinar si con

la nueva creación el hablante pretende cubrir una necesidad denominativa o pretende introducir nuevas

formas expresivas en la comunicación –por tanto, determinar si se trata de un neologismo referencial o

denominativo o de un neologismo expresivo o estilístico–, así como examinar las razones que llevan al

hablante a la elección de un determinado procedimiento y no otro para la formación de tal palabra si con esta

elección no ha seguido alguna de las opciones favorecidas por el resto de los hablantes de su lengua, y, en el

caso de que haya optado por la derivación, se ha de averiguar cómo y por qué selecciona los afijos que

utiliza y rechaza otros semánticamente concurrentes. Tal descripción revelará que aquellas elecciones que no

se corresponden con los resultados que arroja la estadística y tampoco pueden ser explicadas por

condicionamientos fónicos, morfofonológicos o morfológicos suelen depender de preferencias individuales

o estar condicionadas por factores de índole diatópica, como sucede con las formaciones montañista y

profesionista, y las otras citadas en el apartado (3) del ejemplario, que, aunque nos puedan parecer

neologismos, sí se dan en variantes dialectales del español de América, o bien las elecciones del hablante

pueden estar condicionadas por factores de índole diastrática o diafásica, aspectos estos cuya indagación

permite descubrir la intencionalidad expresiva de los hablantes a través de estas creaciones léxicas basadas

en la actualización de palabras posibles según las reglas de formación de palabras de una lengua pero no

existentes o con las posibilidades de aparición restringidas, como son las citadas bajo (4) en el ejemplario.

Sin embargo, por razones de tiempo/espacio, no podemos detenernos a comentar estos temas, sino

que pasamos a tratar las otras dos cuestiones mencionadas que se plantean a propósito de los neologismos

que son productos de la analogía formal, esto es, las que atañen al análisis formal de las unidades creadas

y la determinación de la base o bases léxicas y los afijos que intervienen en la derivación y la

composición, y la articulación de la interpretación semántica con el esquema formal analógico en que se

basan estas formaciones complejas que son neologismos. En este sentido, hemos de destacar que las

nuevas formaciones derivadas y compuestas registradas en el corpus pueden ser objeto de una segmentación

o análisis morfológico que muestra que estas formaciones neológicas resultan de la combinación de

unidades lingüísticas preexistentes según determinados esquemas o estructuras atestiguados en la lengua.

Por ello, resulta posible afirmar que dichos neologismos responden a la denominada motivación

4
En este sentido, determinados autores (cf. Radden y Panther 2004) aluden a la existencia de una motivación comunicativa o
motivación económica para el caso de, por ejemplo, las formaciones complejas neológicas de los titulares de los periódicos.
intralingüística de carácter morfológico5 y que presentan una estructura transparente que hace posible

que su significado pueda ser deducido del de los elementos significativos que los componen. Sirvan como

ejemplos las formaciones de nuestro corpus zumoterapia, camisetómano, partitocracia y televelatorio,

que aparecen en el ejemplario con los números (5) a (8), junto con la información del Diccionario de la

Lengua Española de la Real Academia (222001) que consideramos útil para la correcta interpretación

semántica de estas formaciones y los contextos verbales en los que estos neologismos han sido

localizados, si bien se puede prescindir de tales contextos para interpretar correctamente estas nuevas

unidades léxicas.

La motivación morfológica y la transparencia semántica se presentan, por tanto, como recursos en

los que se basan la creación y la interpretación de las formaciones complejas neológicas. Ahora bien,

motivación morfológica y transparencia semántica nos inducen a pensar inmediatamente en el denominado

Principio de Composicionalidad, que, para adaptarlo a las formaciones léxicas que aquí tratamos,

podemos enunciar así:

El significado de una formación compleja es una función del significado de las partes (base o bases

léxicas y afijo o afijos) que la componen y de la relación sintagmática (esto es, combinatoria) que se

establece entre ellas.

La validez de este Principio queda demostrada por la constatación de que el hablante tiene

capacidad para construir, producir o crear formaciones complejas no oídas antes y el oyente puede

descifrarlas, interpretarlas o entenderlas sin, aparentemente, ninguna dificultad. Parece que, con

independencia de su novedad, longitud o complejidad estructural interna, somos capaces de asignar una

interpretación semántica a cualquier formación compleja de nuestra lengua siempre que conozcamos los

significados de las unidades que las componen y las reglas o pautas sistemáticas que rigen la combinación

de dichas unidades. En este sentido, y admitiendo que esto fuera así siempre y en todos los casos, incluso

podríamos llegar a plantearnos la posibilidad de determinar modelos de analogía formal que resultaran

pertinentes para la interpretación semántica de las formaciones complejas producidas sobre tales modelos

analógicos e incluso cuestionarnos si es posible establecer regularidades que articulen la interpretación

semántica de las formaciones complejas según los esquemas formales analógicos en que éstas se basen. En

definitiva, se trataría de clasificar estas unidades léxicas en diferentes grupos según las estructuras

formales a las que se ajustan y formular para cada grupo una paráfrasis análoga a aquéllas a las que suelen

recurrir los lexicógrafos para elaborar las definiciones que figuran en los diccionarios. Así, por ejemplo,

5
Para el sentido en el que ha de entenderse este tipo de motivación lingüística, cf. Penadés Martínez y Díaz Hormigo en prensa.
respecto al derivado creado por Saussure, indecorable, citado ahora de nuevo en el ejemplario con el

número (9), indicaríamos que, puesto que ha sido creado sobre el modelo de formaciones como

inimaginable, insoportable, intolerable, etc. le corresponden la serie de derivación y segmentación

señaladas en (9a) y no las de (9b), por lo que esta formación debe ser definida mediante la paráfrasis “que

no puede ser decorado” y no como “que puede ser indecorado”.

Sin embargo, a pesar de lo afirmado, los resultados obtenidos del análisis de otros muchos

neologismos de nuestro corpus revelan la insuficiencia del Principio de Composicionalidad. En efecto,

sobre todo cuando procedimos a examinar la interpretación semántica que habíamos asignado a cada uno

de estos otros neologismos léxicos considerándolos ahora, no ya aisladamente, sino en el marco del

contexto en el que tales formaciones léxicas complejas habían sido producidas, nos encontramos con

ciertas inadecuaciones e incoherencias, que nos obligaron a plantearnos que hay otras posibilidades de

interpretación semántica que no se ajustan a las que estrictamente parece permitirnos el Principio de

Composicionalidad; por tanto, a interpretaciones distintas de las que resultan de la mera obtención del

significado del todo a partir de los significados de sus partes. En cualquier caso, estamos de acuerdo en la

necesidad de adoptar alguna forma de dicho Principio, en el sentido de que, efectivamente, éste se

encuentra en la base tanto de la producción como de la interpretación semántica de las formaciones

neológicas, pero consideramos que habría que intentar conciliar este Principio con la existencia de

creatividad, al menos, en esta parcela del léxico de la lengua.

En efecto, parece que está claro que la neología formal que aquí tratamos se manifiesta por una

combinación inédita de lexemas y/o morfemas, combinación que da lugar a la creación de un nuevo signo

lingüístico tanto desde el punto de vista del significante como del significado. Además, esta combinación

de unidades significativas sigue ciertas reglas o pautas sistemáticas, definidas en una sintagmática léxica

denominada tradicionalmente prefijación, sufijación y composición, reglas o pautas que se refieren,

fundamentalmente, a criterios combinatorios de índole morfológica, semántica y sintáctica, como pueden

ser, entre otros, tal como señalamos y ejemplificamos en trabajos anteriores nuestros (cf. Díaz Hormigo

2004 y en prensa, b), los que atañen a la asignación de los denominados marcos de subcategorización de

los morfemas, más específicamente, a las posibilidades distribucionales o combinatorias de los afijos en

relación con las categorías lingüísticas de las bases a las que virtualmente pueden adjuntarse, y al orden

de afijación o incrustación de los morfemas en la estructura de la palabra compleja; los que se refieren a

las incompatibilidades entre afijos, bien sea porque éstos presentan valores semánticos contrarios o
porque expresan un mismo valor semántico, y a las incompatibilidades semánticas –restricciones

lexicológicas– en las combinaciones entre bases y afijos, debidas, en algunas ocasiones, a las restricciones

impuestas por el aspecto léxico de las unidades que actúan como base de las respectivas formaciones

complejas, así como otros criterios combinatorios que implican tener en cuenta también la sintaxis

externa de la categoría que actúa como base de la formación. Ahora bien, aunque las nuevas formaciones

complejas se ajusten a un determinado mecanismo o esquema de formación de palabras característico de

esa lengua y productivo desde el punto de vista sincrónico, no todas presentan estrictamente el significado

composicional esperado.

No cabe duda de que esto también se observa, y con mucha mayor evidencia, en formaciones

derivadas y compuestas ya existentes en la lengua como las citadas en el apartado (10) del ejemplario.

Pero, a diferencia de éstas, para la descripción de la semántica de las formaciones complejas que aquí

tratamos, las cuales, por razones de diversa índole, no habían sido producidas, creadas o actualizadas

antes, esto es, las formaciones complejas que formal y semánticamente pueden ser consideradas

neologismos, sí nos parece necesario hacer intervenir, al menos en un primer estadio del análisis, el

Principio de Composicionalidad, ya que en virtud de este Principio se puede asignar un significado a los

lexemas y/o morfemas que conforman la creación neológica, así como una interpretación semántica a la

combinación de lexemas y morfemas en la que consiste la correspondiente formación neológica. Ahora

bien, no basta con atender sólo al significado lingüístico de las unidades que integran la formación

compleja para ‘componer’ el significado de la misma. Procediendo de este modo, no hubiéramos sabido

cuál es la interpretación correcta de una formación como invisibilizar, que, como se muestra en (11),

puede ser objeto de dos segmentaciones morfológicas y, por tanto, de dos interpretaciones desde el punto de

vista del sistema de la lengua, y tampoco una descripción meramente lingüística nos habría permitido

interpretar las formaciones derivadas genecidio, trenero y mileuristas, citadas en (12a), (13a) y (14), ni

saber la interpretación del neologismo cocacolización, de (15). Así, a diferencia de lo que observamos en

los ejemplos (5) a (8) y en los de (12b), (12c), (12d), (13b) y (13c) del ejemplario, para la correcta

interpretación semántica de estas otras nuevas formaciones complejas (invisibilizar, genecidio, trenero,

mileuristas, cocacolización) parece imprescindible atender al contexto en el que dichas formaciones han

sido producidas y actualizadas. Es más, podríamos decir que la correcta interpretación semántica de las

formaciones complejas depende casi siempre enteramente del contexto y que el contexto relevante puede
llegar a ser incluso uno más amplio que el simple contexto verbal, mediato o inmediato, en el que

aparecen, como ocurre claramente en el ejemplo de cocacolización, en (15)

Nos parece que el análisis de algunas de las formaciones neológicas registradas en nuestro

corpus basta para demostrar que la información lingüística acerca de las unidades que integran una

formación neológica y de las reglas o pautas sistemáticas que rigen su combinación no es suficiente para

proporcionar la interpretación semántica correcta de esa formación, la cual no puede permanecer del todo

independiente del marco del discurso en el que ha sido producida. Ahora bien, frente a la denominada

neología de sentido o neología semántica, la neología formal en que se basa la derivación y composición

es reconocible por su forma, ya que se caracteriza precisamente por ser creación de un significado nuevo

que se manifiesta bajo la forma de un significante complejo no registrado aún en la lengua; de ahí, que

estos nuevos significantes puedan ser objeto de una segmentación en diferentes unidades significativas y

que sea posible asignarles una interpretación fuera del contexto en que han sido producidos o

actualizados. Y parece que este procedimiento composicional se encuentra en la base tanto de la creación

o producción de neologismos formales como de su desciframiento o interpretación. Sin embargo, aunque

desde el punto de vista morfológico estas formaciones corresponden a los mismos procedimientos de

formación que otras palabras complejas de la lengua, estos neologismos formales, que no presentan otras

posibilidades distintas de descomposicionalidad semántica, no se ajustan estrictamente al significado

composicional esperado, sino a otro que le ha asignado el hablante y que muestra una cierta diferenciación

semántica, la cual es relativamente impredecible e inanalizable. En este sentido, sostenemos que no hay

que desechar o rechazar enteramente el Principio de Composicionalidad, sino más bien al contrario, esto

es, intentar conjugar la ‘regularidad’ a la que este Principio parece conducirnos con la creatividad léxica

en la que consisten los procedimientos neológicos de la derivación y la composición, para lo cual resulta

totalmente imprescindible admitir la intervención de la pragmática, que, en tanto que teoría de la

contextualización lingüística, contribuye a cumplir la finalidad de proporcionar una interpretación

semántica correcta tanto de las nuevas formaciones derivadas como de las compuestas.

3. RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES FINALES

Nuestra intervención ha consistido en una aproximación a la neología léxica desde una

perspectiva estrictamente lingüística, movidos por el insuficiente tratamiento teórico que, desde nuestro

punto de vista, ha recibido la neología léxica tanto en los trabajos monográficos o artículos y capítulos de

libros específicos sobre el tema como en los documentos de carácter metodológico elaborados como base
de los proyectos de investigación sobre la creación léxica que actualmente se están llevando a cabo, pues

en modo alguno se cubren todas las vías de indagación posibles para otorgar a la neología de la base y

fundamentación teóricas necesarias, para lo cual, desde nuestro punto de vista, resulta imprescindible

atender, fundamentalmente, a la descripción y explicación del proceso de creación o producción y del de

desciframiento o interpretación de las nuevas unidades léxicas que consideramos neologismos. Por ello,

en la segunda parte de nuestra intervención hemos revisado fenómenos y conceptos que consideramos

que pueden resultar útiles para entender los procesos de codificación y descodificación de formaciones

neológicas derivadas y compuestas, ilustrando nuestros planteamientos con el análisis de algunos de los

neologismos registrados en nuestro corpus. Tarea pendiente es, además de seguir profundizando en los

aspectos aquí tratados y en otros que indudablemente habremos de añadir para completar nuestro estudio,

llegar a una clasificación de todos estos fenómenos, mecanismos y conceptos según impliquen un

acercamiento a este ámbito neológico desde la perspectiva onomasiológica o desde la perspectiva

semasiológica; esto es, según se tome como punto de partida la necesidad del hablante de expresar un

nuevo significado y para ello éste opte, en consecuencia, por la creación de un nuevo significante o bien

se parta del reconocimiento de un nuevo significante complejo por parte del oyente, y que éste se vea

obligado a asignarle una interpretación semántica para la correcta comprensión del mensaje. Y no cabe

duda de que para realizar esta distinción tendremos que atender a factores de naturaleza psicolingüística y

sociolingüística que ahora no hemos podido tener en cuenta. Todo ello contribuye a demostrar que la

neología léxica es un dominio interdisciplinar (cf. Díaz Hormigo 2000), y no sólo porque las

consideraciones fonéticas, fonológicas, morfofonológicas, morfológicas, semánticas, sintácticas y

pragmáticas hayan de ser necesariamente tenidas en cuenta para la descripción estructuralmente adecuada

de las formaciones complejas y la correcta interpretación semántica de las mismas, sino también por la

intervención de factores estilísticos, sociolingüísticos –sobre todo, los relativos a la variación lingüística

de carácter diatópico, diastrático y diafásico– y psicolingüísticos en la producción e interpretación de las

nuevas unidades léxicas. No cabe duda de que el análisis de los neologismos teniendo en cuenta todas

estas disciplinas que interactúan en la codificación y descodificación neológicas, así como los recursos,

conceptos y fenómenos aquí tratados, suministrará novedades relevantes en cuanto a las informaciones

que deben necesariamente registrarse en la estructura de las correspondientes fichas de vaciado de las

nuevas unidades léxicas que constituyen la base para la elaboración de los actuales diccionarios de

neologismos, los cuales, desde nuestra perspectiva, resultan lexicográficamente incompletos y poco
satisfactorios. Y, además, el análisis de los neologismos siguiendo estas directrices no sólo redundará en

el beneficio de las vertientes aplicadas de la neología comúnmente reconocidas (esto es, en la

lexicografía, la terminología y la política y planificación lingüísticas), sino que también resultarán útiles

para la traductología aplicada y la elaboración de métodos para la enseñanza y aprendizaje de segundas

lenguas.

4. APÉNDICE6
(1) Autorretracto, “la cinemanteca de Cuba” (Guillermo Cabrera Infante), “la casa de trócame-Roque”
(Julián Ríos)
Programa “Consultorio Sexymental”, Cadena DIAL, viernes, 17 de marzo de 2006, 9.30h.
“La Sala Central Lechera de Cádiz acogerá […] la actuación del grupo Síndrome Clown, que presentará
Clownquistadores.” (Viva Cádiz, 31 de marzo de 2006)
“La historia la escriben los vencedores, dice el programa de mano de Clownquistadores. […] El grupo Síndrome
Clown […] presenta una obra donde son dos payasos los que hablan de un apartado tan fundamental y oscuro como
es el de los conquistadores.” (Diario de Cádiz, 2 de abril de 2006)
(2) INDECORABLE
(2a) decor-ar, decor-ación; perdon-able, manej-able; in-contable, in-sensato
(2b) perdonar : imperdonable, etc. = decorar : X
X = indecorable
(3) abalear2. 1. tr. Am. balear3.
acolchonar. (De colchón). 1. tr. Am. acolchar1.
aduanal. 1. adj. Am. aduanero.
afiebrarse. 1. prnl. Am. acalenturarse.
aguatero, ra. 1. m. y f. Am. aguador.
alharaquero, ra. 1. adj. And. y Am. alharaquiento.
amachinarse. (De a-1 y Machín, Cupido, y este del eusk. Matxin, mozo de herrería, por alus. al nacimiento de
Cupido en la herrería de Vulcano). 1. prnl. Can. y Am. amancebarse.
ameritar. 1. tr. Am. merecer.
amohosarse. 1. prnl. And. y Am. enmohecerse.
aparadorista. 1. com. Am. escaparatista.
apertrechar. 1. tr. Am. pertrechar. U. t. c. prnl.
azoro. 1. m. And. y Am. azoramiento.
(4) “el mentido robador de Europa” (Góngora: Soledades). Aparece el derivado robador, menos frecuente
que la palabra ladrón.
“Y por desesperación entra en el furor heroico […] y se hace despertador de las almas que duermen […].”
(Unamuno, M. de: Del sentimiento trágico de la vida, Madrid: Plenitud, 1965, pp. 235-236). El derivado despertador
es empleado con el significado de “que despierta” y no con el más habitual y restringido de “reloj con un dispositivo
de alarma para despertar”.
Confesiones de un comedor de opio, de Th. de Quincey, y El comedor de hachís, de F. H. Ludlow. En estos
títulos la formación comedor debe ser interpretada, como traducción del derivado inglés eater, aceptable desde el
punto de vista de la norma de la lengua inglesa, con el significado de “alguien que come” y no con el de “pieza
destinada en las casas para comer”.
“El doctor Urbino le contestó con una palabra correcta que creyó haber inventado en ese instante:
gerontofobia” (García Márquez, G.: El amor en los tiempos del cólera, Barcelona: Bruguera, 1985, p. 64).
“Gerontofobia” es la respuesta del personaje mencionado a una pregunta sobre la causa de un suicidio. El emisor crea
conscientemente esta formación porque le parece más expresiva y sabe que esa palabra inventada por él puede ser
fácil y perfectamente interpretada por el receptor, a partir de los significados de las dos palabras de origen griego que
intervienen en la composición, como “temor a la vejez”.
(5) ZUMOTERAPIA
-terapia. 1. elem. compos. Med. Significa ‘tratamiento’. Hidroterapia, inmunoterapia, quimioterapia.
quimioterapia. 1. f. Tratamiento de las enfermedades por medio de productos químicos.
farmacoterapia. 1. f. Tratamiento de las enfermedades mediante drogas.
termoterapia. 1. f. Tratamiento de las dolencias mediante la aplicación de calor.
• ZUMOTERAPIA: “Tratamiento de las enfermedades, dolencias o afecciones por medio de zumos”.
“Nunca es tarde para apuntarse a la zumoterapia de frutas y vegetales, “uno de los pilares de los tratamientos
naturistas”, dice Huete.” (Psychologies, 12, enero de 2006).
(6) CAMISETÓMANO
-′mano, na. 1. elem. compos. Significa ‘apasionado’. Bibliómano, grafómano.
• CAMISETÓMANO: “Apasionado por las camisetas”.
bibliómano, na. 1. m. y f. Persona que tiene bibliomanía.

6
Agradezco a la Profª Dra. Dª Inmaculada Penadés los ejemplos de neologismos proporcionados.
bibliomanía. (De biblio y –manía) 1. f. Pasión de tener muchos libros raros o los pertenecientes a tal o cual ramo,
más por manía que por instruirse.
grafómano, na. (De grafo- y -′mano). 1. adj. Que tiene grafomanía. U.t.c.s.
grafomanía. (De grafo- y -manía). 1. f. Manía de escribir o componer libros, artículos, etc.
• CAMISETÓMANO: “Persona que tiene camisetomanía”.
manía. 2. f. Extravagancia, preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada. 3. f. Afecto o deseo
desordenado. Tenía manía por las modas.
• CAMISETOMANÍA: “Manía (= extravagancia, preocupación caprichosa, afecto, deseo desordenado) por las
camisetas”.
Oído en el programa concurso “¡Allá tú!”, Telecinco, 3 de marzo de 2006. Se califica así al presentador de este
programa –Jesús Vázquez– por su afición a vestir camisetas.
Otras formaciones neológicas: MERKELMANÍA, ALONSOMANÍA, HARRYPOTTERMANÍA
“LA ‘HARRYPOTTERMANÍA’ CONTINÚA” (Diario de Cádiz, 20 de febrero de 2006)
(7) PARTITOCRACIA
-cracia. 1. elem. compos. Indica dominio o poder. Bancocracia, fisiocracia.
ginecocracia. 1. f. Gobierno de las mujeres.
teocracia. 1. f. Gobierno ejercido directamente por Dios, como el de los hebreos antes de que tuviesen reyes.
oclocracia. 1. f. Gobierno de la muchedumbre o de la plebe.
gerontocracia. 1. f. Gobierno o dominio ejercido por los ancianos.
• PARTITOCRACIA: “Gobierno de los partidos”.
“DEMOCRACIA, PARTITOCRACIA Y URBANISMO. Que el gobierno del pueblo, Democracia, ha sido sustituido por el
gobierno de los Partidos, no cabe la menor duda; [...].” (Viva Cádiz, 30 de marzo de 2006)
(8) TELEVELATORIO
tele. (Acort.). 1. f. coloq. televisión.
telediario. (Acrón. de televisión y diario). 1. m. Información de los acontecimientos más sobresalientes del día,
transmitida por televisión.
telenovela. 1. f. Novela filmada y grabada para ser emitida por capítulos por la televisión.
telepredicador. 1. m. En los Estados Unidos de América, pastor eclesiástico que predica a través de la televisión.
• TELEVELATORIO: “Velatorio a través de la televisión”.
“Sólo TVE ha estrenado el formato televelatorio con Rocío Dúrcal. […] analistas y famosos, ante el cuerpo presente,
se reúnen enlutados y estupefactos en una tertulia serena con conexiones de tanatorio.” (Diario de Cádiz, 29 de marzo
de 2006)
Otra formación neológica: TELERREALIDAD
“HACEDME CASO, SOY UN POLÍTICO. El mundo de la política empieza a asomar en los programas de telerrealidad.”
(Diario de Cádiz, 20 de marzo de 2006)
(9) INDECORABLE
inimaginable, insoportable, intolerable, intraducible, ilegible, inatacable, inmodificable
(9a) Serie de derivación: decorar-decorable-indecorable. Segmentación: [in[[decor]Vable]A]A. “Que no
puede ser decorado”.
(9b) Serie de derivación: decorar-indecorar-indecorable. Segmentación: [[in[decor]V] V able]A. “Que puede
ser indecorado”.
• INDECORABLE: “Que no puede ser decorado”.
(10) protestante, dictador, documentación
bodegón, jarrón, colchón, telón, mesón: *“aumento”
botellín, palillo, banquillo, zapatilla, ventanilla, casilla, rejilla, centralita: *“disminución”
mostrador, fijador, parador, mirador, llamador, despertador, comedor, andador, bañador, borrador: *“agente”
lavaplatos: “máquina que sirve para lavar los platos”, *“lugar en el que se lavan los platos”
guardabosque, guardapelo, guardarropa: respectivamente, agente, instrumento, lugar.
(11) INVISIBILIZAR
(11a) Serie de derivación: visible-visibilizar-invisibilizar. Segmentación: [in[[visibl]Aizar]V]V
in-. Indica negación o privación.
visibilizar. tr. 1. Hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista, como los rayos X los cuerpos
ocultos, o con el microscopio los microbios.
•INVISIBILIZAR: “No visibilizar”.
(11b) Serie de derivación: visible-invisible-invisibilizar. Segmentación: [[in[visibl]A]A izar]V
invisible. 1. adj. Que no puede ser visto.
-izar. 1. suf. Forma verbos que denotan una acción cuyo resultado implica el del sustantivo o adjetivo básicos, bien
por reducción del complemento directo a cierto estado, en los transitivos, como en carbonizar, esclavizar,
impermeabilizar, bien por la actitud del sujeto, en los intransitivos. Escrupulizar, simpatizar.
•INVISIBILIZAR: “Hacer invisible”.
“La directora del Instituto Andaluz de la Mujer […] lamentó ayer que la Real Academia Española “invisibilice” a las
mujeres con su oposición al uso de desdoblamientos del tipo “diputado y diputada” para erradicar el sexismo en el
lenguaje, [...].” (Viva Cádiz, 23 de febrero de 2006)
“La directora del Instituto Andaluz de la Mujer dijo que “lo que hace la Real Academia es seguir invisibilizando a las
mujeres, en un lenguaje tan rico como es el español, que tiene masculino y femenino”. ¿Qué tendrá que decir a todo
esto el Hombre Invisible?” (Viva Cádiz, 10 de marzo de 2006)
•INVISIBILIZAR: “Hacer invisible”.
(12a) GENECIDIO
-cidio. 1. elem. compos. Significa ‘acción de matar’. Filicidio, suicidio.
filicidio. Muerte dada por un padre o una madre a su propio hijo.
parricido. Muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre.
• GENECIDIO: “Muerte dada a los genes”.
“En Quo hemos inventado un chiste sobre genes que invita al suicidio. Lo llamamos genecidio y, la verdad, no
sabemos para qué vale.” (Quo, 125, febrero de 2006)
(12b) ECOCIDIO
• ECOCIDIO: “Muerte dada al ámbito o entorno vital”.
“‘ECOCIDIO’: EL PELIGRO DE UNA EXTINCIÓN MASIVA. Desde 1970, los bosques y los recursos pesqueros del planeta
se han reducido prácticamente a la mitad y siete de cada 10 biólogos piensan que la Tierra se encamina
inevitablemente a una nueva extinción en masa de especies. Es el ecocidio, [...]. Y esa “breve historia de la extinción
en masa de las especies” es la que repasa Broswinner en el libro Ecocidio, que acaba de ser publicado en España por
le editorial Laetoli.” (El Mundo, 15 de febrero de 2006)
(12c) FEMICIDIO
• FEMICIDIO: “Muerte dada a las mujeres”.
“El informe se llama Femicidios de pareja 2005, palabra inventada por el director del Centro, José Sanmartín, que
resume el asesinato unidireccional de hombre a mujer que se llevó el año pasado 61 vidas, según la cifra que da el
documento. [...]. El informe contesta: la mayoría de femicidios de 2005 llegó en agosto y en noviembre, [...]. Las
extranjeras están representadas en un 400% entre las víctimas de femicidio.” (El Mundo, 15 de febrero de 2006)
(12d) ARBORICIDIO
• ARBORICIDIO: “Muerte dada a los árboles”.
Oído en Telenoticias, informativo de Tele Madrid, 9 de febrero de 2006, emisión de las 14h. El presentador hace
referencia a la tala injustificada e innecesaria de árboles, actividad que denomina arboricidio.
(13a) TRENERO
-ero, ra. 1. suf. En sustantivos, indica oficio, ocupación, profesión o cargo. Ingeniero, jornalero, librero. 2. suf.
Designa utensilios, muebles. Billetero, perchero, llavero. 3. suf. Significa lugar donde abunda o se deposita algo.
Hormiguero, basurero. 4. suf. Se refiere a árboles frutales. Albaricoquero, melocotonero, membrillero. 5. suf. En
adjetivos significa, en general, carácter o condición moral. Altanero, embustero, traicionero.
• TRENERO: “El que tiene como oficio, ocupación, profesión o cargo los trenes”.
Oído en Informativos Telecinco, 26 de enero de 2006, emisión de las 20.55h. El presentador denomina así a los que
pintan grafitis en los vagones de los trenes de metro durante los pocos minutos que permanecen parados en la
estación.
(13b) REBAJERO
-ero, ra. Véase 13a).
motero, ra. 1. adj. Apasionado de la moto. U.t.c.s.
futbolero. m. y f. coloq. Persona aficionada al fútbol o que practica este deporte.
• REBAJERO: “Aficionado a/apasionado de las rebajas”.
Oído en el programa “No es un día cualquiera”, RNE, 14 de enero de 2006. En una tertulia sobre las rebajas, uno de
los invitados dice: “A los rebajeros les gusta tocar las cosas.”
(13c) PISTERO
-ero, ra. Véase 13a).
cartero, ra. 1. m. y f. Persona cuyo oficio es repartir las cartas del correo.
almacenero, ra. 1. m. y f. Persona que se ocupa de atender los servicios de un almacén.
• PISTERO: “El que tiene como oficio, ocupación, profesión o cargo las pistas de esquí”.
Oído en Informativos Telecinco, 15 de enero de 2006, emisión de las 14.30h. El presentador explica que se ha
elaborado una normativa sobre las pistas de esquí, en la que se da poder sancionador a los vigilantes de las pistas, los
llamados pisteros.
(14) MILEURISTAS
-ista. 1. suf. U. en adjetivos que habitualmente se sustantivan, y suele significar ‘partidario de’ o ‘inclinado a’ lo que
expresa la misma raíz con el sufijo –ismo. Comunista, europeísta, optimista. 2. suf. Forma sustantivos que designan
generalmente a la persona que tiene determinada ocupación, profesión u oficio. Almacenista, periodista, taxista.
•MILEURISTAS: “‘Partidario de’ o ‘inclinado a’ los mil euros”.
“DE JÓVENES COMPROMETIDOS A ‘MILEURISTAS’. […]. “Yo a los chicos ahora les llamo los mileuristas. Porque con
mil euros, o menos, se tienen que apañar. Y lo retrasan todo. El tener los hijos, el independizarse…”. ( Diario de
Cádiz, 5 de marzo de 2006)
(15) COCACOLIZACIÓN
cocacol-iz-(a)ción, [[[cocacol]Niz]V(a)ción]N
-izar . Véase 11b).
-ción. 1. suf. Forma sustantivos verbales, que expresan acción y efecto [....]. 2. suf. Además de su significado
abstracto, -ción y sus variantes pueden denotar objeto, lugar, etc. Embarcación, fundición.
• COCACOLIZACIÓN: “Acción y efecto de cocacolizar”.
“[...] habla de una cocacolización del estilo de vida: “Han progresado la industria de los alimentos, la propaganda, el
fomento del consumo… La paradoja es que en las sociedades ricas el consumo calórico baja, pero la obesidad
aumenta. La causa no puede estar sino en la falta de ejercicio.” (Dossier Dietética, Quo, 125, febrero de 2006)
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Obras lexicográficas citadas


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Páginas web citadas


http://www.uila.upf.edu/obneo
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