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Relaciones Sociales de Produccion

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La relación social se refiere a la multitud de interacciones entre dos o más personas,

reguladas por normas. En sociología, las relaciones sociales se encuentran en un nivel más
complejo que el comportamiento, acto social, comportamiento social, contacto social e
incluso la interacción, ya que éstas forman la base de conceptos como organización
social, estructura social, movimiento social y sistema social.

Por relaciones de producción se entienden, dentro del marxismo, las relaciones que los
distintos seres humanos mantienen entre sí en tanto que son agentes del proceso de
producción. Estas relaciones se establecen en función del lugar que ocupan los agentes
respecto a si son poseedores o no de los medios de producción.1
El término relaciones de producción aparece por primera vez en textos de Karl Marx2y es
constitutivo para la teoría de los modos de producción social. La categorización de cada
modo de producción requiere que las relaciones económicas se definan como un tipo de
relación social, específicamente: entre los hombres respecto de las cosas, y no de los
hombres con las cosas. En el materialismo histórico de Marx, cada formación social
específica cuenta con unas determinadas relaciones de producción y, a la vez, un grado
especial de desarrollo histórico de las fuerzas productivas materiales. Existen relaciones de
producción primitivas, antiguas, feudales, y capitalistas, cada una de ellas correspondiente
a diferentes formas de división social del trabajo y propiedad de los medios de producción.

Una relación social puede tomar las siguientes formas:

 Una relación entre individuos siempre y cuando pertenezcan a un grupo.


 Una relación entre grupo(s).
 Una relación entre un individuo y un(os) grupo(s).

Karl Marx llamó relaciones sociales de producción a todas aquellas que surgen entre
los hombres durante el proceso de producción, el cambio y la distribución de los bienes
materiales. Una de las características importantes de este tipo relaciones de producción es
que no dependen de la voluntad de las personas, ya que éstas pueden ser de explotación o
de cooperación y ayuda mutua, dependiendo de la forma de propiedad de los medios de
producción.

Referencias en «Relaciones de producción»


Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es
decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones
de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del
trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos
a unas idénticas condiciones- conforman una clase social. Las clases sociales vienen
determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza. Unos la
producen y otros se apropian de una porción de la misma. De esa relación no cabe esperar
sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores.
A lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas
(Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos;
en el seno de la sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y
eclesiásticos por un lado y siervos por otro.
En el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por
la burguesía, propietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas,
transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo,
se ve obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para satisfacer la
supervivencia.
Los intereses de ambas clases son antagónicos e incompatibles y conducirán
indefectiblemente al enfrentamiento. A medida que el capitalismo vaya desarrollándose el
número de obreros se incrementará, lo que unido al deterioro de sus condiciones de vida,
conducirá a la revolución.
La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde no existan ni
explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la abolición de la propiedad
privada, es decir, la socialización los medios de producción, evitando la mera sustitución de
los antiguos propietarios por otros nuevos.

En Venezuela, el Estado a través de la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno y de


la acción de esta importante institución surgida en el proceso revolucionario, transfiere
recursos financieros y funciones al pueblo, a las comunidades organizadas en Consejos
Comunales, Comunas en construcción y otras organizaciones de base del Poder Popular,
porque tiene confianza en su responsabilidad y capacidad creadora, para que ellas
dispongan y determinen el uso social de una parte importante de la renta petrolera. Para
que ellas planifiquen su desarrollo humano integral sostenible en los territorios, articulándose
y complementándose con los gobiernos local, regional y nacional; algo que no había ocurrido
nunca antes ni en Venezuela ni en el mundo; este hecho debe defenderse a toda costa, para
preservar y fortalecer la independencia nacional y continuar construyendo el socialismo
bolivariano.
El uso adecuado, eficaz y eficiente de estos recursos, implica una gran responsabilidad
social y política de alcance mundial, por parte de los voceros del Poder Popular y de los
servidores públicos que acompañen los procesos de elaboración, ejecución y control de
planes de desarrollo y proyectos comunitarios.

Una parte importante de los recursos públicos, deben destinarse a la formación de la


conciencia socialista, a escala nacional y en los ejes territoriales específicos, aún a costa de
disminuir la cantidad de proyectos, acciones o demandas a financiar, a fin de que, los que
se decida realizar, cuenten con el factor conciente que asegure su direccionalidad socialista
y sus resultados.

Un plan de medios de comunicación masiva, que incorpore radio, televisión y prensa, a


escala nacional y de ejes territoriales construido científicamente, es necesario; y aunque
costoso, permite llegar a la conciencia y emocionalidad de millones de personas. Se requiere
un periódico mensual o por lo menos un boletín por eje territorial, y las Emisoras
Comunitarias, bien direccionadas, que permitan la formación, información y comunicación
multidireccional para orientar la acción socialista del pueblo.

Las escuelas de formación socialista por ejes territoriales, junto con observatorios de
construcción del socialismo, bien dotados y financiados, con la didáctica y los recursos
necesarios, cuyas actividades formativas estén asociada a la ejecución progresiva de los
planes de desarrollo y sus proyectos, son medio necesario para desarrollar la conciencia
socialista junto con la base económica como sustento del Poder Popular y el socialismo.

La historia enumera cinco tipos de relaciones de producción.

En el régimen comunista primitivo, el hombre era impotente en la lucha con la naturaleza.


Toscos instrumentos de piedra, el arco y las flechas, obligaban a los hombres a trabajar en
común, colectivamente. De ahí, la propiedad común sobre los medios de producción y los
productos. No existían las clases, ni la explotación.

Con la transición a los instrumentos metálicos, con la aparición de las hachas de hierro y
arados con rejas de hierro, las tribus nómadas pasaron a la sedentariedad, y empezaron a
ocuparse de la agricultura, la ganadería y los oficios. El aumento de la productividad del
trabajo condujo a la aparición de la propiedad privada, el trueque y la acumulación de
riquezas en manos de unos pocos. Aparecieran las clases: esclavos y amos.

En el régimen esclavista, el amo era dueño de los medios de producción y del propio
esclavo. El trabajo libre de explotación de los hombres de la comunidad primitiva fue
suplantado por el trabajo de los esclavos explotados.

La base de las relaciones de producción de la sociedad feudal, era la propiedad del señor
feudal sobre los medios de producción y una propiedad incompleta sobre los realizadores
de la producción: los siervos de la gleba. Paralelamente con la gran propiedad feudal sobre
la tierra, existía la propiedad de los campesinos y artesanos sobre los instrumentos de
producción. Esa era una propiedad fundada en el trabajo personal del artesano y del siervo.
El señor feudal prefería el siervo al esclavo, más interesado aquél en el trabajo. El siervo
pagaba al señor feudal en especie (parte de la cosecha, diversas prestaciones, &c.), o en
dinero, cuando la economía monetaria se desarrolló sensiblemente (Censo monetario).

El desarrollo de las fuerzas productivas y el aumento del comercio, en el seno del


feudalismo, llevaron a la aparición de la manufactura capitalista: el gran taller, donde
trabajaban para el capitalista decenas y cientos de obreros-artesanos. La introducción de
las máquinas convirtió la producción manufacturero-artesana en gran industria y determinó
cambios radicales en las relaciones de producción. En sustitución al dominio de la gran
propiedad feudal sobre la tierra y de la pequeña propiedad, vino el dominio de la gran
industria y de la propiedad comercial capitalista. La clase de los capitalistas, poseedora de
los medios de producción, y los obreros asalariados, privados de esos medios y explotados
por los capitalistas, tales son las clases fundamentales de la sociedad burguesa.

Con el desarrollo del capitalismo se agudizaban, cada vez más, sus contradicciones. El
carácter social de la producción en la gran industria entra en contradicción con la forma de
apropiación de los productos de la producción social. La concurrencia, la anarquía de
producción, la falta de un principio planificador en el desarrollo de la economía, vinculados
al dominio de la propiedad privada capitalista conducen a las crisis de superproducción, que
aniquilan las fuerzas productivas y condenan a la clase obrera a la desocupación, el hambre
y la pobreza. Especial agudización alcanzan las contradicciones del capitalismo en el último
estadio de su desarrollo: en la época del imperialismo.

La revolución proletaria destruye las relaciones burguesas de producción y consolida las


relaciones de producción socialistas, únicas que corresponden a las poderosas fuerzas
productivas desarrolladas en el seno del capitalismo. En el régimen socialista, que por ahora
sólo existe en la U.R.S.S., la base de las relaciones de producción es la propiedad social
sobre los medios de producción, propiedad del Estado y cooperativo-koljosiana. Las clases
explotadoras y la explotación están suprimidas. Los productos se distribuyen según el
trabajo, conforme al principio: “el que no trabaja, no come”.

Las empresas de propiedad social de producción y servicios múltiples

La Ley del Sistema Económico Comunal y su reglamentación, son de compleja aplicación


por las comunidades organizadas, -aún con el acompañamiento del gobierno-, para
constituir y desarrollar Empresas de Propiedad Social Comunitarias, por todo lo que implican
sus aspectos organizativos, jurídicos, contables y de gestión.

Por áreas territoriales de planificación y en algunos casos por ejes territoriales de


planificación, con el apoyo del gobierno, se constituyan fuertes empresas de propiedad
social de producción y servicios múltiples, organizadas por secciones, con contabilidad
organizada por centros de costos por proyectos, y equipos de gestión permanente,
integrados por las personas con los perfiles adecuados que le den sostenibilidad. Esto
facilitaría la organización de la comunidad para ejecutar los proyectos y el acompañamiento
del gobierno, así como el ejercicio de la contraloría social correspondiente. Los propietarios
de las empresas de propiedad social comunitaria, serían los Consejos Comunales y/o
comunas, del área o eje territorial.

Esta forma de organización de la economía comunal permite fortalecer la propiedad social


y sus fines socialistas y disminuir las tendencias propias de la cultura y la mentalidad
capitalista que por ahora son predominantes en la sociedad, lo cual hace que los recursos
aportados por el Estado, aún bajo la figura jurídica de empresa de propiedad social, sean
manejados por pocas personas, y por tanto, posibiliten la apropiación privada de una buena
parte de los recursos, los productos y los excedentes.

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