Certeza y Verdad
Certeza y Verdad
Certeza y Verdad
Hay que distinguir, de manera tajante, certeza de verdad: es posible tener plena
certeza de algo y, sin embargo, estar totalmente equivocado, es decir, estar fuera
de la verdad.
Ahora bien, ¿podemos seguir llamando “verdad” a esta verdad tan relativa y tan
opuesta, hasta llegar a ser ajena, a la conciencia que la piensa?
¿Es verdad que ya no hay verdades “absolutas”? No, no es verdad: que Ud está
ahora leyendo la palabra “verdad” es verdad, y lo es absolutamente; que en este
preciso momento Ud. está vivo y despierto, también lo es. Estas son todas
verdades evidentes. Me podrán decir que este tipo de verdades son singulares
y sin gran valor para la ciencia; puede ser, pero no por eso dejan de ser absolutas
y evidentes. Y para la vida de las personas, este tipo de verdades son decisivas
y, tal vez, las únicas que valgan la pena.
A la verdad científica, como vimos, no sólo no le interesa tener certeza sino más
bien todo lo contrario, es decir, busca expulsar de sí todo lo relativo a la certeza.
La verdad científica es lo más opuesto a una certeza. Que una verdad sea
evidente, en cambio, quiere decir que, para ser, debe incluir en su ser no sólo la
existencia de quien piensa sino también el doble acto simultáneo de ser
consiente de estar pensándola y serle evidente que es verdad. La verdad
científica se opone a la certeza; la verdad evidente, en cambio, supone la
certeza.