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Comunidad Legal

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1.

Régimen de la comunidad legal


Comunidad Legal: Este es el régimen de propiedad más comúnmente utilizado en la
Republica Dominicana. Se caracteriza por la presencia de tres rasgos esenciales:

La existencia de tres grupos de bienes: — Los bienes comunes, los bienes propios de la
mujer, y los bienes propios del marido.

Bajo el régimen de “comunidad legal”, todos los bienes muebles y gananciales mobiliarios,
así como los bienes inmuebles adquiridos durante el matrimonio, son propiedad común.
El poder del marido sobre la administración de la comunidad, el cual no puede
desconocerse ni restringirse mediante ninguna cláusula ni convenio matrimonial; y
La existencia de garantías para la mujer frente al mal manejo de los bienes por parte del
marido, tales como la acción en separación judicial de bienes, el beneficio de emolumento,
la hipoteca legal sobre los inmuebles del marido y por último, la renuncia a la comunidad.
Con relación al punto (a), conviene hacer notar que los “bienes comunes” se subdividen en
“bienes ordinarios” y “bienes reservados.” Los bienes ordinarios ingresan a la comunidad
de acuerdo con las reglas del Código Civil. Los bienes reservados, por su parte, son bienes
producto del trabajo personal de la mujer. Luego del matrimonio, los bienes reservados
generalmente continúan siendo administrados por la mujer, pero legalmente son bienes
comunes de ambas partes.

2. Comunidad Reducida a los gananciales: Bajo este sistema se modifica la composición de


los bienes comunes, excluyendo las deudas respectivas de los cónyuges (actuales y futuras)
y su mobiliario respectivo (presente y futuro).

3. Comunidad Universal: Entran en la comunidad todos los bienes muebles e inmuebles,


presentes y futuros. Los esposos pueden igualmente acordar bajo este régimen que a la
comunidad entrarán solamente sus bienes presentes o sus bienes futuros.

2. Régimen de separación de bienes

El régimen de separación de bienes está regulado por el Código Civil y en él cada cónyuge
conserva la propiedad, libre disposición y administración de todos sus bienes, y
pertenecerán a cada uno de los cónyuges tanto los bienes que tuviesen antes de contraer
matrimonio como los que adquieran con posterioridad, por tanto, los cónyuges mantienen
separados sus patrimonios, hay un patrimonio de cada uno de ellos.

En consecuencia, todos los ingresos que los cónyuges obtengan, procedan de sus bienes o
trabajo serán propios, no participando ninguno de ellos en las ganancias del otro, sin
perjuicio de la obligación de contribuir a las cargas del matrimonio. Si durante la vigencia
del régimen se adquieren bienes por ambos cónyuges, éste les corresponderá en
proindiviso ordinario en la proporción en que se haya adquirido el correspondiente bien.

En el supuesto de que existan dudas sobre la titularidad de un bien o derecho y no sea


posible acreditar a cuál de los cónyuges pertenece, corresponderá a ambos por mitad.

Este régimen de separación de bienes, en el territorio común, debe ser pactado por los
cónyuges, ya que se trata de un régimen legal supletorio de segundo grado y debe
establecerse a través de las correspondientes capitulaciones matrimoniales, antes o
después de la celebración del matrimonio, que deberán ser inscritas en el Registro Civil para
poder ser oponible frente a terceros. Sin embargo en las comunidades autónomas de
Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares el régimen de separación de bienes es el
régimen legal supletorio de primer grado, que regirá en el supuesto de que los cónyuges no
pacten otro régimen diferente en capitulaciones matrimoniales.

Además de convenirse explícitamente el régimen de separación de bienes, mediante el


pacto contenido en las capitulaciones matrimoniales, existirá también entre los cónyuges
separación de bienes en los siguientes casos:

o Cuando los cónyuges hubieren pactado en las capitulaciones matrimoniales que no


regirá entre ellos la sociedad de gananciales, sin expresar las reglas por las que hayan
de regirse sus bienes.

o Cuando se extinga, constante matrimonio, la sociedad de gananciales o el régimen de


participación, salvo que, por voluntad de los interesados, fuesen sustituidos por otro
régimen distinto.

o En caso de separación de los cónyuges, la separación de bienes decretada no se alterará


posteriormente por su reconciliación.

3. Régimen convencional

El Régimen Convencional de Separación de Bienes. Este régimen estaba establecido en el


Código Civil Dominicano, y dichas disposiciones fueron derogadas por la Ley 2125 del 27 de
septiembre de 1949, G. O. 7001. En los regímenes de separación de bienes, no existen
bienes comunes, sino bienes propios de cada uno de los cónyuges, sobre los cuales cada
uno mantiene la administración, disposición, y el disfrute.
4. Subrogación real

La subrogación real consiste en el reemplazo de un bien por otro que integran un


patrimonio. La subrogación responde a la máxima subrogatum capit naturam subrogati,
siendo su fundamento muy discutido en doctrina.

Explican Fassi y Bossert que “… puede ocurrir que, en un patrimonio, un bien sea
reemplazado por otro; y por tanto, haya en aquél un bien nuevo, no hay un valor nuevo;
ocurrido este reemplazo de bienes en el patrimonio, también jurídicamente, se produce el
reemplazo de una cosa por otra; ésta, nueva, asume en el plano de las relaciones jurídicas,
el lugar que ocupaba la otra, reemplazada…”. La teoría de la subrogación real especial sería,
sobre la base de la fungibilidad de los objetos que componen un patrimonio, una ficción por
la cual un objeto reemplaza a otro, para ser propiedad de la persona a que éste pertenecía,
y revestir su naturaleza jurídica.

La doctrina posterior ha criticado el fundamento y el carácter de ficción atribuido a la


subrogación, toda vez que la subrogación es fiel a la realidad. Bonnecasse5 enseña que no
es necesario recurrir ni a la fungibilidad ni a las ficciones para explicar la subrogación real,
ya que ella encuentra su fundamento en la noción de derecho, de la que aquella traduce
una de sus notas inmediatas. La subrogación real se explica por la salvaguarda del crédito y
la organización jurídica en general que sería sumamente frágil si los derechos e intereses
que reposan sobre un bien determinado se pudieran perder sólo porque su bien saliera del
patrimonio. Sería el triunfo de elementos solo materiales, sobre el valor económico y el
punto de vista social. El fundamento de la subrogación es la misma noción de derecho, pero
el traslado de los caracteres otorgados por la ley, al nuevo bien, encuentra su precisa
explicación en la distinción de calidades intrínsecas y extrínsecas del bien. La subrogación,
que confiere al nuevo bien la calidad del bien enajenado o destruido, resulta aplicable a
todo tipo de bienes, cosas, créditos y hasta simples derechos de preferencia y de
persecución.

Así, en el caso bajo análisis, podría inferirse que habiendo sido adquirido un inmueble con
el dinero donado al donatario, habría operado con relación al mismo una subrogación real
de éste a aquél, y que, intentada la acción contra el donatario incumplidor del cargo, lo que
tiene que volver al patrimonio del donante no necesariamente es el dinero donado, sino el
inmueble adquirido con él por subrogación real.
5. La permuta

La permuta o cambio, es un contrato, mediante el cual cada una de las partes se obliga a
dar una cosa por otra a cambio.

El artículo 1702 del Código Civil Dominicano establece que, el cambio o permuta es un
contrato, por el cual las partes se dan respectivamente una cosa por otra. Por otro lado, la
Enciclopedia Jurídica define la permuta, como el contrato por el cual una persona cede un
bien contra la entrega de otro bien.

La permuta se da, con la entrega de un bien, que tenga el mismo valor que el bien a recibir.
Sin embargo, puede darse el caso que una de las partes entregue un bien más una suma de
dinero, debido a que el valor del bien que va a recibir es superior al valor del bien que va a
entregar. Para que esto sea admisible, el importe dinerario tiene que ser menor al valor del
bien.

El artículo 1703 del Código Civil Dominicano le atribuye un carácter consensual al contrato
de permuta, al establecer que, se efectúa el cambio o permuta, por el solo consentimiento
de la misma manera que la venta.

La permuta, es un contrato sinalagmático o bilateral, ya que los contratantes se obligan


recíprocamente uno respecto del otro. También es un contrato oneroso, ya que ya la
obligación de cada uno tiene la contraprestación en la del otro.

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