Introduccion - UNAM Secuestro
Introduccion - UNAM Secuestro
Introduccion - UNAM Secuestro
Coordinación
Colaboradores
La culminación de este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo decidido de la doctora
Guadalupe Curiel, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Mi gratitud al
Departamento de Informática y Telecomunicaciones, en especial para los maestros Ana
Yuri Ramírez y José Antonio Salazar, quienes se hicieron cargo del soporte tecnológico
de la hemerografía en todas sus etapas. Gracias también a Claudia Bello Pérez y a Hugo
Alberto Miguel Solís, por su apoyo en el Servicio de Prensa Mexicana.
En toda sociedad, desde los orígenes remotos de la aparición del Estado, una de las
preocupaciones fundamentales es la seguridad, condición sine qua non para que se dé el
desarrollo social.
Aparejada a tal premisa existe la situación de violencia que, en nuestro tiempo y
ámbito, se manifiesta en la delincuencia organizada para la ejecución de delitos mayores
como lo es el secuestro, definido por el diccionario de la Real Academia de la Lengua co-
mo la acción de retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate
o para otros fines.
En México, a finales del siglo xx y más evidentemente en la primera década del siglo
xxi, el secuestro ha cobrado fuerza, al tiempo que la capacidad del Estado para vigilar y
castigar parece haber disminuido. La multiplicación de este delito ha despertado el in-
terés de los especialistas —criminólogos, penalistas, psicólogos, sociólogos y comunica-
dores—, quienes desde sus atalayas lo observan e interpretan y aportan posibles salidas
para su manejo y prevención en beneficio de la sociedad.
Por nuestra parte, como miembros del personal que elabora la base de datos Ser-
vicio de Prensa Mexicana (Serpremex), nos dimos a la tarea de elaborar la presente
hemerografía que contiene 2,667 registros, con el objetivo de dar cuenta de lo aconte-
cido en materia de secuestros durante los primeros diez años del siglo XXI, lapso en el
cual se hizo evidente el recrudecimiento de este crimen que lesiona la vida pública de un
país que, como el nuestro, vive bajo el acoso de la delincuencia organizada.
En Serpremex se producen los registros hemerográficos con resumen de conte-
nido de los periódicos El Universal, Excélsior, La Jornada, Reforma, La Crónica de Hoy y de
l 3 l
las revistas Letras Libres y Nexos, sobre el tema global Reforma del Estado mexicano de
nuestros días, específicamente sobre el sistema político, cuestiones agrarias, cuestiones
laborales, derechos humanos, ecología, economía, educación, relaciones Estado-Iglesias
y Tratados de Libre Comercio, desde 1992.
El asunto de la seguridad pública del país no es ajeno a Serpremex, por lo cual desde
su creación ha indizado textos periodísticos que versan sobre este tema de importancia
nodal. Ante lo exacerbado de la inseguridad resultó indispensable la sistematización de
los contenidos relacionados, específicamente del secuestro, pues los datos con los cuales
se cuenta hasta 2010 exhiben que la grave situación en torno a este delito es lacerante
y no tiene precedentes ni parangón con otro país, ni siquiera con Colombia, nación victi-
mizada por la criminalidad.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, durante
2010 México alcanzó la cifra de 2,726 secuestros “convencionales”, más alrededor de 22
mil cometidos contra migrantes, de modo que la tasa mexicana es de 220 por cada mi-
llón de habitantes, esto es, 3.5 veces más que el récord mundial e histórico de Colombia
en 1999.1
Ante esta realidad la información es imprescindible, por lo que ofrecemos aquí una
compilación sistematizada de las historias que exhiben la renuncia del Estado a cumplir
con su obligación fundamental, a saber: brindar seguridad a sus ciudadanos. Dichas his-
torias fueron tomadas de las fuentes periodísticas, abrevaderos que día con día dan cuen-
ta del acontecer nacional.
Gustavo Fondevila, doctor en Derecho y académico del Centro de Investigación y
Docencia Económicas (cide), en su columna “En Flagrancia”, del diario Reforma,2 informa
que según el estudio “Perfiles criminales”, elaborado por el cide en 2010, 63.5% de las víc-
timas de secuestro son hombres, la edad promedio de los plagiados es de 30 años, 25% de
las víctimas fueron menores de edad, sobre todo las mujeres. Los grupos más vulnerables
al secuestro son los niños, adolescentes y también hombres y mujeres de entre 30 y 34
años de edad. La mayoría de las víctimas son desconocidas para el victimario (70.2%) y 5.3%
de las víctimas son secuestradas por familiares. La cuarta parte de los reclusos secuestra-
dores reporta que su víctima falleció.
En la presente hemerografía se da cuenta de autoridades omisas o involucradas,
elementos de seguridad que no investigan ni persiguen este delito, que lo común es el
1
[http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/temas-de-interes/secuestros/449-por-eso-van-a-perder-el-poder]
2
Gustavo Fondevila, “Las víctimas del secuestro”, en Reforma, Secc. Ciudad (13 dic. 2010), p. 5.
l 4 l
asesinato de las víctimas, la falta de información oficial y de coordinación y compromiso
de las autoridades responsables, la impunidad imperante, la no procuración de justica y lo
más grave, la franca colusión de elementos policiacos con los criminales, que en algunos
casos actúan a la sombra del poder.
Algo de historia
La palabra secuestro proviene del vocablo latino sequestrare, que significa “apoderarse
de una persona para exigir rescate, o encerrar ilegalmente a una persona”.3 En un secues-
tro o plagio siempre hay una exigencia monetaria para dejar en libertad al secuestrado, y
puede tener también fines de tipo político y no sólo monetario.
El delito de secuestro, que afecta la tranquilidad, la seguridad y la paz pública y que
es resultado de la anomia social vigente, ha existido en todas las naciones y las épocas; en
el siglo xx mexicano existe el testimonio de que en 1913 la afamada Banda del Automóvil
Gris cometió el primer plagio.
Durante la primera mitad del siglo xx los casos de secuestro en México se daban es-
porádicamente, y cuando alguno sucedía se convertía en escándalo nacional. En 1919 se
suscitó uno de los secuestros más sonados, el del empresario textil de origen estadouni-
dense William Oscar Jenkins, quien fungía como cónsul en Puebla y por quien se pagó
un rescate de 25 mil dólares. Este hecho desató un conflicto diplomático entre México
y Estados Unidos, al grado de que se dijo que la víctima se había autosecuestrado y que
incluso se quedó con una parte del rescate.4
En 1922, el 26 de junio, otro ciudadano estadounidense fue secuestrado en terri-
torio nacional, esta vez cerca de las Grutas de Cacahuamilpa, en la frontera entre Gue-
rrero y Morelos. Se trató de Bruce Bielasky, quien durante la Primera Guerra Mundial
había fungido como jefe del Servicio Secreto de su país y se encontraba en México en
plan de turista. Se pidió por su rescate el monto de 10 mil dólares, pero no hubo necesidad
de pagar porque la víctima logró escapar de sus captores dos días después.5
El 1º de marzo de 1932 fue secuestrado el hijo del piloto aviador Charles Augustus
Lindbergh y, aunque el secuestro no sucedió en México, la noticia cobró notoriedad
internacional.
3
René A. Jiménez Ornelas, El secuestro. Problemas sociales y jurídicos. México: unam, iij, 2002, p. 7.
4
José Antonio Ortega, El secuestro en México. México: Planeta, 2008, p. 28.
5
Idem.
l 5 l
El aviador estadounidense, quien fuera el primero en atravesar el océano Atlántico
por el aire, en un vuelo que enlazó a Nueva York con París, llegó a México invitado por
el presidente Plutarco Elías Calles; Lindy, como era conocido, también realizó el primer
viaje sin escalas entre Washington y México en 1927, y piloteó el primer vuelo oficial de la
aerolínea Mexicana de Aviación.
El “caballero del aire”, como lo bautizó la prensa mexicana de la época, su-
frió el secuestro y posterior asesinato de su pequeño hijo de 20 meses de edad.6 A
pesar de que el rescate fue pagado, sólo se encontró el cadáver del pequeño. El criminal,
un carpintero de origen alemán llamado Bruno Hauptmann, fue declarado culpable y con-
denado a muerte; en 1936 fue ejecutado en una prisión estatal de New Jersey mediante
la silla eléctrica. Hay versiones que ponen en duda su culpabilidad, lo cierto es que este
secuestro es de los más llamativos en la historia criminal.
Ya en México, el 4 de octubre de 1945 sucedió el secuestro del niño Fernando Bohi-
gas, quien con tan sólo 2 años y medio de edad fue secuestrado frente a su casa, en la calle
Liverpool de la colonia Juárez. La búsqueda fue ardua y extensa, se distribuyeron fotos del
pequeño en todo el territorio nacional, en Estados Unidos y Guatemala. Las estaciones de
radio se sumaron a los esfuerzos de búsqueda del niño y pidieron el apoyo de la ciudada-
nía, que se conmocionó por este hecho. El secuestro duró 6 meses, y durante ese lapso la
noticia se mantuvo en el interés general. El comandante Jesús Galindo siguió una pista y
logró rescatar con vida al menor, que permanecía en una casa de la colonia Moctezuma.7
Otro caso que cimbró la vida pública fue el que Eduardo Téllez Vargas, reportero de
policía de El Universal , dio a conocer el 22 de marzo de 1978: El 21 de marzo a las 2:30 de la
tarde, los hermanitos Andrés y Jorge Alducin Beardsley jugaban en un parque frente a su
hogar, en la avenida Virreyes, en las Lomas de Chapultepec, acompañados por su niñera,
cuando un individuo descendió de un auto, tomó a Andrés por la cintura y cargado lo me-
tió rápidamente al Volkswagen en donde había otro hombre, y huyeron.
El padre del pequeño, el arquitecto Jorge Alducin Abitia, pidió a quienes tuvieran
en su poder a su hijo Andrés, de 4 años de edad, que se comunicaran cuanto antes con él,
para dialogar y llegar a un acuerdo para pagar el rescate. La policía quiso intervenir, pero
los padres lo impidieron.8
6
[http://www.lindberghfoundation.org/docs/index.php/lindbergh-history/charles-lindberg]
7
Jacobo Zabludovsky, “La muerte de un niño”, en El Universal (18 ago. 2008). Versión en línea: [http://
www.eluniversal.com.mx/columnas/73218.html]
8
Eduardo,Téllez Vargas, “Ninguna pista en el secuestro del niño Andrés Alducin B.; nadie ha exigido aún el
rescate”, en El Universal (22 mar. 1978), p. 7.
l 6 l
El día 30 de marzo de ese año, también en El Universal y a cuatro columnas, se dio
la noticia de que Andrecito fue rescatado y sus plagiarios —que exigían 4 millones por su
liberación, suma que redujeron a 321 mil pesos— fueron aprehendidos por la policía. Los
delincuentes, mecánicos de oficio, expresaron que el secuestro no fue planeado y que
por la urgencia de apuntalar su negocio se apoderaron del menor.9
Con el paso de los años, los secuestros se fueron haciendo cada vez más comunes
y frecuentes, por lo que su impacto también se ha agudizado.
Con el tiempo ha ido creciendo también la sevicia de los plagiarios. Del mero acto de privar
de la libertad y amenazar con asesinar a un ser querido, se pasó al maltrato del secues-
trado: inmovilización, interrupción del sueño, subalimentación, deshidratación, falta de
aseo, por ejemplo. Después comenzaron las mutilaciones de orejas y dedos, la violación,
las golpizas y la tortura. No satisfechos, en los últimos años los plagiarios han recurrido a
enviar a los familiares videos con las sesiones de tortura a que someten a sus víctimas.10
9
Antonio Sierra, “Rescataron al pequeño Andrés”, en El Universal (30 mar. 1978), p. 7.
10
José Antonio Ortega, op. cit., p. 18.
11
Ortega, op. cit., p. 32.
l 7 l
Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo. Asimismo, se detalla que el campesino J. Isabel
Ramos “Chabelo”, informante que delató el lugar donde se escondía Lucio Cabañas, líder
del Partido de los Pobres, fue ejecutado por los medios hermanos del líder guerrillero,
David y Manuel Cabañas.12
El Partido de los Pobres y la Liga Comunista 23 de septiembre fueron los grupos
subversivos más activos durante esa época, aún cuando operaba en el país una treinte-
na de grupos guerrilleros; sus acciones incluyeron emboscadas a militares, asaltos y se-
cuestros, que produjeron decenas de muertes. Los guerrilleros fueron combatidos por el
Ejército Mexicano y diversas corporaciones policiacas, a quienes se atribuyen numerosos
asesinatos y desapariciones de insurgentes.13
Caso Vigueras
La mañana del 1º de junio de 1974 regresó a su hogar Filiberto Vigueras Iturbe, hijo del
líder de la Confederación de Trabajadores de México en Guerrero, Filiberto Vigueras Lá-
zaro, quien pagó “una elevada suma de dinero” para rescatar a su hijo de manos de los
secuestradores, que se identificaron como gente de Lucio Cabañas, líder del Partido de
los Pobres. El joven estuvo 14 días en cautiverio, pues fue retenido el sábado 18 de mayo,
mientras conducía su coche en compañía de un amigo por la calle Quebrada, en Acapul-
co. Los secuestradores compraron ropa para Filiberto, pues la que llevaba puesta el día
de su secuestro la enviaron a sus padres como prueba del plagio. El dinero del rescate fue
entregado “en un lugar de la sierra”.
El sábado 8 de junio de 1974 se dio a conocer la muerte del empresario jalisciense Pedro
Sarquís Merrewi, de 70 años de edad, mientras permanecía en cautiverio a manos del
Comando Guerrillero Urbano Salvador Allende, que ya había cobrado los 3 millones de
pesos que exigieron por su rescate.
La policía de Guadalajara encontró el 7 de junio el cadáver del anciano en un lote
baldío. Víctor Sarquís, hijo de la víctima, fungía como cónsul del Líbano en esa ciudad y no
volvió a tener contacto con los secuestradores, quienes dejaron una nota en la ropa del
Abel Barajas, “Detallan crímenes de ex guerrilleros”, en Reforma (20 sep. 2002), p. 10.
12
13
Marcela Turati, “Saldos de la ‘Guerra Sucia’. La Liga 23 de septiembre en Jalisco”, en Reforma (23 sep.
2001), p. 13.
l 8 l
difunto, exculpándose de la muerte, pues ésta ocurrió debido a problemas cardiacos; la
nota decía: “Nos solidarizamos en su pena y manifestamos nuestro entero reconocimien-
to a la calidad moral y valor de este señor”.14
Uno de los secuestros más llamativos, perpetrado por la guerrilla, fue el que Lucio Ca-
bañas hizo en contra del senador priista y candidato a gobernador de Guerrero, Rubén
Figueroa, quien cayó en la trampa del líder guerrillero al acudir a una cita en algún lugar
de la sierra de Guerrero, donde fue retenido el 30 de mayo de 1974. La supuesta reunión
tendría el objetivo de firmar un acuerdo mediante el cual Lucio Cabañas recibiría protec-
ción a cambio de deponer su actitud rebelde, pero todo era un ardid. Tras saberse del
secuestro, la esposa de Figueroa, Lucía Alcocer, cayó enferma y quien se hizo cargo de la
negociación fue el hijo mayor de Figueroa.
La primera exigencia de los secuestradores fue el retiro de los militares y cuerpos
policiacos en los municipios Tecpan de Galeana, Coyuca de Benítez, San Jerónimo y Ato-
yac de Alvarez.15 Entre el 3 de junio y el 17 de septiembre de ese año, Últimas Noticias dio
seguimiento puntual a este hecho que conmocionó la vida política del país.
El 4 de junio se dio a conocer que la Alianza de Camioneros de la República Mexica-
na estaba dispuesta a pagar lo que los plagiarios pidieran por el rescate de su presidente
Rubén Figueroa. Por su parte, Julio Hirschfeld Almada, jefe del Departamento de Turis-
mo de Guerrero, quien fuera el primer funcionario mexicano secuestrado cuando fungía
como Director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, afirmó que el secuestro del senador
Figueroa “es un acto indigno que provoca la intranquilidad en el país, en el estado de Gue-
rrero y en la familia Figueroa”, y señaló que los secuestros “son negativos, innecesarios
y totalmente inhumanos”.16
A pesar de que el gobierno de Guerrero cumplió la exigencia de retirar los cuerpos
policiacos de los municipios de influencia del Partido de los Pobres, no se inició la nego-
ciación por el rescate de Figueroa pues Isidro Castro, quien fuera el contacto entre el
senador y Lucio Cabañas, fue detenido en una zona de jurisdicción militar, lo que impedía
cualquier negociación.
14
Luis Reyes B. et. al., “El Industrial Pedro Sarquís muere días después de ser secuestrado”, en El Heraldo
de México (8 jun. 1974), p. 13A.
15
Víctor Payan et. al., “Figueroa cayó en una trampa”, en Últimas Noticias de Excélsior (3 jun. 1974), p. 1.
16
Payan, “Por Figueroa, lo que pidan”, en Últimas Noticias de Excélsior (4 jun. 1974), p. 1.
l 9 l
Sin embargo, la Presidencia de la República, encabezada por Luis Echeverría Álva-
rez, ordenó el acuartelamiento de las tropas para cumplir cabalmente con la primera exi-
gencia de los guerrilleros, y con ello poder negociar la liberación de Figueroa. Debido
al silencio del Partido de los Pobres, un grupo de 200 campesinos armados decidió ir al
rescate del senador, pero fueron detenidos en Olinalá; además 300 comuneros de Zum-
pango del Río llegaron a Chilpancingo, decididos también a buscar y rescatar al plagiado.
La solidaridad fue tal que la Confederación Nacional de Organizaciones Populares
(cnop) decidió mantener como candidato a gobernador a Figueroa, a pesar de su au-
sencia. Por su parte, el asesor jurídico del Complejo Forestal Vicente Guerrero, Roberto
Torres Rodríguez, afirmó que cien mil campesinos estaban listos para ir a la sierra, a resca-
tar a Figueroa.17
El lunes 10 de julio, agentes de la Policía Judicial Federal y de la Dirección Federal
de Seguridad anunciaron la liberación de Figueroa, tras recibir una llamada de un miem-
bro del Partido de los Pobres; los agentes salieron en dos grupos, uno con dirección
a Atoyac y el otro hacia Zihuatanejo; no obstante, el alcalde de Iguala, Antonio Jaimes
Antúnez, declaró que Figueroa fue secuestrado por un grupo de la ultraderecha deno-
minado “Sangre”, y no por Lucio Cabañas; este grupo mataba e incineraba a sus vícti-
mas, todos campesinos relacionados con la guerrilla, por lo que se sospechaba de un
escuadrón de la muerte, de tipo contrainsurgente.18
El jueves 12 de septiembre se dio a conocer la liberación de Figueroa, quien confir-
mó que su plagiario fue Lucio Cabañas, al que acusó de loco, cobarde y de tener nexos
con el narcotráfico y con explotadores de campesinos. Figueroa afirmó desde la tribuna
del Senado:
Después de haber permanecido cien días secuestrado, de ser objeto de crueldad física y
moral, de malos tratos y humillaciones, comiendo sobras y mendrugos, vuelvo de mi cau-
tiverio convencido de que México ha de continuar su marcha ascendente por la vía de la
Constitución y de los principios visionarios de la Revolución Mexicana.19
17
Marco Aurelio Carballo, “Son campesinos armados, partidarios de Figueroa”, en Últimas Noticias de Ex-
célsior (8 jun. 1974), p. 1.
18
Carballo, “20 crímenes del grupo Sangre”, en Últimas Noticias de Excélsior (10 jun. 1974), p. 1.
19
Raúl Pérez Mendoza, “Lucio es un loco cobarde: Figueroa”, en Últimas Noticias de Excélsior (12 sep.
1974), p. 1.
l 10 l
Sobre este caso se pronunció el escritor Jorge Ibargüengoitia en su columna de Ex-
célsior “Retrato Hablado”, donde hizo un llamado a Figueroa para que además de enjui-
ciar con calificativos a su secuestrador —un hombre que despierta la simpatía de muchos
sectores de la población, principalmente jóvenes—, diera a conocer lo que realmente
pasó mientras estuvo en cautiverio, pues no le parecía válido ni claro su discurso, caren-
te de argumentos sólidos e información concreta sobre lo sucedido.
“Es necesario advertir, que el Senador una vez regresado con toda felicidad al seno
de su familia, tiene una obligación moral que cumplir, que es la de informar claramente,
al público en general, y no nomás a sus superiores qué fue lo que realmente pasó y qué
fue lo que vio”,20 señaló Ibargüengoitia.
Así concluyó este episodio protagonizado por un político destacado y uno de los
más famosos que han existido en México, quien, en nombre de reivindicaciones sociales,
recurrió al secuestro como una forma de terrorismo y financiamiento, pues por este pla-
gio el Partido de los Pobres obtuvo 50 millones de pesos, el rescate más cuantioso que se
pagó en los setenta.
En 1976 un comando del grupo subversivo conocido como Liga Comunista 23 de Sep-
tiembre intentó secuestrar en la carretera de Acapulco, Gro., a Margarita López Portillo,
hermana del presidente electo José López Portillo.
En el comando participó Alicia de los Ríos, a quien se le vio por última vez el
5 de enero de 1978. David Jiménez Sarmiento, líder de la Liga, murió durante el intento de
secuestro; él era uno de los hombres más buscados en nuestro país. El 11 de agosto, día
del atentado, tenía a su cargo a cinco hombres que intentaron cortar el paso al automóvil
donde viajaba doña Margarita, pero su chofer aceleró y ello provocó el inicio de un tiro-
teo. El diario español El País informó que:
José López Portillo, había sido muy duro en las críticas a la Liga Comunista 23 de Septiembre
cuando esta organización perpetró secuestros y asesinatos que costaron la vida a 22 agen-
tes de la policía. Precisamente durante su campaña electoral, López Portillo insistió en que
una de las metas de su Gobierno era erradicar toda violencia y en especial aquella que parte
de la Liga Comunista.21
20
Jorge Ibargüengoitia, “El secuestro en la Cámara”, en Excélsior (17 sep. 1974), p. 7A.
21
[http://elpais.com/diario/1976/08/13/internacional/208735206_850215.html]
l 11 l
Los casos aquí citados son ejemplos significativos de los alcances de los movimien-
tos guerrilleros que entre 1970 y 1985 cometieron más de 300 secuestros, es decir, 21
por año,22 pues este crimen —además de ser altamente rentable— genera terror en las
víctimas y en las familias.
Entre 1986 y 2006 se contabilizaron 20 secuestros que se atribuyen a los grupos
armados clandestinos, y aunque esos plagios son apenas el 0.52% de todos los que se
registran diariamente, los secuestradores-guerrilleros obtienen los rescates más cuan-
tiosos, en promedio 4.5 millones de dólares, mientras que los secuestradores comunes
obtienen en promedio 112 mil dólares,23 de ahí la trascendencia de los primeros.
22
Ortega, op. cit., p. 19.
23
Ibid., p. 59.
24
[http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/biblioteca/el-secuestro-en-mexico/viewdownload/ 6-el-se-
cuestro-en-mexico/86-victimas-del-secuestro-asesinadas-en-mexico-1971-2010]
l 12 l
En mayo de 1992 el procup realizó dos secuestros de alto impacto; el primero fue
el 13 de mayo, cuando plagió a Joaquín Vargas Guajardo, hijo de Joaquín Vargas Gómez,
propietario del grupo de telecomunicaciones mvs y de los restaurantes Wings. Tras 87
días de cautiverio y mediante el pago de 15 millones de dólares, la víctima fue liberada el
3 de agosto.
El 20 de mayo miembros de esa misma organización guerrillera plagiaron a Jorge
Espinosa Mireles, propietario de la empresa Printaform. También fue liberado tras el
pago del rescate, pactado en 15 millones de dólares.
En 1993 el presidente Carlos Salinas de Gortari envió al Congreso de la Unión un
conjunto de iniciativas para reformar la legislación en materia de seguridad pública, con
el objetivo de agilizar el castigo de delitos como asaltos, violaciones y secuestros.
En noviembre de ese año, durante la Segunda Reunión Regional de Procuradores,
el subprocurador de Guerrero, Julio César Hernández Hernaz habló de la urgente nece-
sidad de una mayor capacitación de la policía judicial para combatir el secuestro, e hizo
un llamado a los ciudadanos de las clases altas a ser cuidadosos y tomar conciencia del
riesgo en el cual se encontraban. En su participación aseguró que
la gente económicamente fuerte, debe ser más cuidadosa para moverse, prevenirse. No se
les recomienda cuerpos de seguridad privados, sino que ellos sean más precavidos en sus
movimientos. Deben dar conocimiento a la Procuraduría en caso de que reciban amenazas
y tomar medidas de prevención.25
25
“Requiere mayor coordinación policía contra secuestradores”, en Reforma (28 nov. 1993), p. 4.
l 13 l
los plagiarios y pagar rescates, además proponía congelar las cuentas bancarias de las
víctimas y sus familiares.26 (Ver Tabla 2)
A inicios de 1994 el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (ezln), en Chiapas, sacudió la vida pública nacional. Como uno de sus primeros
actos, además de declararle la guerra al Estado Mexicano, el 2 de enero privó de su liber-
tad al gobernador Absalón Castellanos Domínguez.
En este caso el plagio no fue a cambio de dinero, sino que fue retenido como pri-
sionero de guerra. El ezln y el gobierno negociaron un intercambio de prisioneros, por el
gobernador se pidió la liberación de 32 zapatistas detenidos en el Penal de Cerro Hueco,
en Tuxtla Gutiérrez.27
Tras 45 días de cautiverio fue liberado el gobernador Castellanos, quien fue puesto
en manos de la Cruz Roja Internacional. Una vez en libertad, el general retirado aseguró
que no abandonaría su estado natal.
En febrero de 1994 el gobernador de Coahuila, Rogelio Montemayor, solicitó el apo-
yo económico de la Iniciativa Privada con el objetivo de combatir los elevados índices de
inseguridad, pues entre 1992 y 1993 se registraron en la Comarca Lagunera más de 20
secuestros a ganaderos e industriales.28
El 15 de marzo de 1994 circuló en los medios nacionales que el Presidente del Con-
sejo de Administración del Grupo Financiero Banamex, Alfredo Harp Helú, había sido se-
cuestrado un día antes; la noticia no sólo causó impacto en la vida social, también afectó
a la Bolsa Mexicana de Valores que tuvo una caída de 2.79% debido a la incertidumbre de
los mercados mexicanos.
El 16 de marzo La Jornada publicó en su editorial que
el secuestro del banquero Alfredo Harp Helú constituye un hecho que debe ser censurado
sin ambages por el conjunto de la sociedad mexicana. La privación de la libertad de una per-
sona, ya sea que se ejerza con pretendidos fines políticos o, como un recurso económico,
es un delito particularmente repudiable, porque hace de la vida humana un mero objeto de
intercambio.29
26
“Apoya Carlos Quintero Arce reformas al Código Penal”, en Reforma (20 dic. 1993), p. 6.
27
Juan Manuel Alvarado, “Intercambiarán prisioneros ezln y Gobierno”, en Reforma (5 feb. 1994), p. 4.
28
Luz María Fuentes, “Demanda ayuda de IP contra secuestros”, en Reforma (15 feb. 1994), p.1.
29
“Contra la práctica del secuestro”, en La Jornada (16 mar. 1994), p. 2.
l 14 l
Los plagiarios eran miembros del Ejército Popular Revolucionario (epr), que en ese
momento estaba en ciernes, ellos pidieron por su rescate la suma de 30 millones de dóla-
res. Tras 106 días de cautiverio y luego de cuatro cartas remitidas por el empresario, en las
que llamaba a sus socios a colaborar en el rescate, Harp Helú fue liberado el 28 de junio de
1994, una vez que los familiares aceptaron las condiciones de negociación en el noticiario
24 horas, como lo exigían los captores.
Otro secuestro de alto impacto ocurrió el 25 de abril. En este caso el plagiado fue
el empresario Ángel Losada Moreno, vicepresidente del Grupo Gigante e hijo del dueño
de la cadena de tiendas de autoservicio, Ángel Losada Gómez. El secuestro se dio en la
colonia Ampliación Granada, por un comando de ocho personas.
Un día después del secuestro se dio a conocer que el nombre de Ángel Losada Gó-
mez estaba incluido en una lista de “secuestrables” de la organización terrorista vasca
eta, descubierta en Managua, Nicaragua, en marzo de 1993; en dicha lista figuraba tam-
bién el nombre de Alfredo Harp Helú.30
Losada Moreno fue liberado tras 102 días de cautiverio, el 5 de agosto, y se pagó
por su rescate la suma de 15 millones de dólares, que fueron cobrados por un grupo gue-
rrillero antecesor al epr.
En 1995 el caso que atrajo la atención fue el secuestro del empresario editorial José
Antonio Pérez Porrúa, quien fue privado de su libertad el 1º de noviembre, mientras cir-
culaba en su auto por las calles de Polanco. Como condición para liberar al editor, los
plagiarios exigieron que la familia de la víctima se comprometiera por televisión a pagar
el rescate, de lo contrario sería ejecutado.
La familia cumplió con tal exigencia frente a las cámaras del programa 24 Horas,
como lo exigían los plagiarios. Tras 54 días de cautiverio, Pérez Porrúa fue liberado, los
criminales lo abandonaron y por su propio pie llegó a su domicilio a bordo de un taxi, cerca
de la medianoche del 24 de enero de 1996.31
Fernando Gutiérrez Barrios, ex director de la Dirección Federal de Seguridad, ex
gobernador de Veracruz, ex secretario de Gobernación y ex senador de la República, fue
secuestrado la noche del miércoles 10 de diciembre de 1997 por un comando de ocho
personas que interceptó el automóvil en el cual viajaba, en las calles de Miguel Ángel de
Quevedo y Fernández Leal en la Ciudad de México.32
30
Amparo Trejo, “Figuraba en lista de eta padre de Losada Moreno”, en Reforma (26 abr. 1994), p. 3.
31
David Vicenteño, “Liberan a Pérez Porrúa”, en Reforma (25 ene. 1996), p. 1.
32
http://www.reporteindigo.com/lodehoy/plagios-de-alto-perfil
l 15 l
Este caso tuvo dos versiones, la primera y más convincente es que Miguel Nazar
Haro y Luis de la Barreda negociaron con presuntos guerrilleros su liberación a cambio
de 6.5 millones de pesos; la otra versión la dio el propio Gutiérrez Barrios al desmentir su
plagio el 19 de diciembre, a tres días de su supuesta liberación.
Durante los siete días que Gutiérrez Barrios estuvo en cautiverio se dijo que esta-
ba de vacaciones, así lo informó el teniente Alfonso Nevada Tejeda, integrante de su
equipo de seguridad.33 Ante esto Roberto Zamarripa, director editorial del diario Refor-
ma, publicó en su artículo titulado “Anormalidad democrática” que “el secuestro de
Fernando Gutiérrez Barrios revela las piezas sueltas de un sistema que no encuentra el
cemento de sus articulaciones tradicionales. Un secuestro que desnuda la perversidad,
la intriga, la ilegalidad de un sistema que se desfonda en las instituciones marcadas para
darle seguridad y estabilidad”.34
El 10 de diciembre de ese año fue secuestrado el empresario Carlos Pilgram Santos
y, aunque sólo estuvo retenido un día, el caso cobró relevancia porque su captor, Ariel
Maldonado, fungía como coordinador interinstitucional de la Procuraduría General de la
República (pgr). Luego de cobrar 500 mil pesos Maldonado liberó al empresario y se fugó
a España, de donde fue extraditado y en 2008 un juez ordenó su liberación.35
En agosto de 1998 se destapó uno de los casos más vergonzosos en la historia crimi-
nal de México, al darse la captura de Daniel Arizmendi “El Mochaorejas”, uno de los secues-
tradores más sanguinarios y exitosos, pues la prensa contabiliza una riqueza de 4.7 millones
de dólares, 25 casas, 43 millones de pesos hallados en una caja de su residencia de Cuerna-
vaca, 601 centenarios y 50 presuntas víctimas que reclaman ante la pgr 33’930,330 pesos.
El 18 de agosto de 1998 fue capturado el líder de la banda de secuestradores más
buscada por su agresiva y violenta forma de operar, al aterrorizar a víctimas y familiares
por cortar las orejas de los plagiados y enviarlas a las familias. En un operativo que contó
con la coordinación entre la pgr y las autoridades judiciales de los de los estados de Mé-
xico y Querétaro, Daniel Arizmendi fue detectado cuando pretendía cobrar un rescate en
las inmediaciones del Toreo de Cuatro Caminos, en el Distrito Federal, a cambio de liberar
al empresario Raúl Nieto del Río, quien ya estaba muerto.36
33
“Gutiérrez Barrios está fuera del país y no secuestrado, asegura un integrante de su equipo de seguri-
dad”, en La Jornada (13 dic. 1997), p. 3.
34
Roberto Zamarripa, “Anormalidad Democrática”, en Reforma (22 dic. 1997), p. 21.
35
Octavio Ortega, “Secuestro: historia de impunidad”, en suplemento Enfoque, de Reforma (3 oct. 2010),
p. 6-10.
36
“Cae Daniel Arizmendi”, en Reforma (19 ago. 1998), p. 4.
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El 21 de enero de 1998 ya se había dado a conocer que la banda de los Arizmendi
operaba con la protección del ex jefe de la policía antisecuestros del Gobierno del Dis-
trito Federal, el capitán Domingo Tassinari Bustillos, y con miembros de las policías judi-
ciales del Estado de México y Morelos, además del abogado Juan Fonseca, quien fuera
ministerio público federal.37 Algunas víctimas aseguraron que Daniel Arizmendi incluso
contaba con una red de complicidad en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para
obtener documentación que le ayudaría a ubicar “secuestrables”.38
El 20 de agosto, bajo extremas medidas de seguridad y vigilado por más de 200
agentes policiales de diversas corporaciones, Daniel Arizmendi López, en compañía de
Dulce Paz Venegas Martínez, su amante, y de Miguel Armando Morgan Hernández, su
hombre más cercano, ingresó al Penal de Máxima Seguridad de Almoloya, donde perma-
nece recluido. La pena que se le impuso supera los 398 años de cárcel.39
En enero de 1999, cuando ya no era posible imaginar criminales más sanguinarios
que los integrantes de los Arizmendi, surgió un personaje más perverso que “El Mochao-
rejas”; se trata de José Alonso Ávila Palafox, “El Loncho” o “El Mochadedos”, que encabe-
zaba una banda de secuestradores y narcotraficantes integrada por más de 500 miembros
distribuidos en células por todo el país, a quienes se les atribuyen más de 50 plagios.40
“El Mochadedos”, a quien se le imputan los secuestros del empresario japonés Ma-
muro Konno en 1996; de Vicente Fernández, hijo, en mayo de 1998; de Alberto Aguayo,
sobrino del luchador “El Perro” Aguayo, y del industrial Luis Borbón Quiroz, cayó muerto
en una balacera en Sinaloa.
En lo que va del siglo xxi, el secuestro ha lacerado hondamente a las familias mexicanas
y a la sociedad en su conjunto; no hay autoridad que logre poner fin a este delito, acaso
porque no lo intentan, acaso por incompetencia, el hecho es que la inseguridad pública,
la impunidad y la corrupción han logrado deteriorar el tejido social en niveles escandalo-
sos e insospechados.
Según el estudio “Perfiles criminales”, realizado por el cide, en el que se entrevistó
a 232 sentenciados por secuestro entre 2003 y 2009, la mayor parte de los secuestra-
37
“Protegen policías a los Arizmendi”, en Reforma (21 ene. 1998), p. 1.
38
“Tenía Arizmendi red en Hacienda”, en Reforma (22 ago. 1998), p. 1.
39
“La lección de Arizmendi”, en Reforma (18 ago. 2008), p. 6.
40
“Detectan a secuestrador que supera a Arizmendi”, en Reforma (19 ene. 1999), p. 1.
l 17 l
dores reporta que sus víctimas eran hombres (63.5%), con edad promedio de 30 años, y
25% eran menores de edad, sobre todo las mujeres.
La mayoría de las víctimas son desconocidas para el victimario (70.2%). Aunque hay
que destacar que 5.3% de las víctimas son secuestradas por familiares. La cuarta parte de
los reclusos secuestradores reporta que su víctima falleció. La gran mayoría de los da-
ños ocasionados sobre las personas secuestradas son graves (41.2%). Y una tercera parte
(35.3%) de los recluidos por este delito afirma haber infligido daños leves a sus víctimas.41
El mismo estudio reveló que de los 232 plagiarios entrevistados, 22% es ex policía
o ex militar, 7% aseguró que algún agente participó en el secuestro, 56% admitió que los
ministerios públicos y jueces les exigieron dinero y 59% dijo que de haber pagado un so-
borno no estaría en prisión.
En síntesis, las bandas de secuestradores tienen alta participación de policías retira-
dos o en activo, mujeres que participan en la organización o en los cuidados de las vícti-
mas y en toda la logística, cuentan con organización y experiencia desde los reclusorios e
infringen lesiones graves e incurables en sus víctimas, cuando no las asesinan.
En este contexto encontramos algunos casos de alto impacto que, si bien son in-
cluidos en la hemerografía que aquí presentamos, merecen una mención aparte por sus
características.
Paola Gallo
Paola Gallo Delgado acababa de cumplir 25 años de edad cuando el 16 de julio de 2000 sus
secuestradores la sacaron de la casa de seguridad donde la mantenían desde hacía una
semana y la arrastraron hacia un campo de futbol cercano, en Tepoztlán, Mor. De rodillas
y con los ojos vendados, la ejecutaron con tres tiros de calibre 45 en la nuca. Su padre, el
abogado Eduardo Gallo y Tello, acababa de pagar más de 175 mil pesos por su rescate.42
Después de 11 meses de indagatorias y pesquisas, el padre de Paola logró, sin ayuda
de la policía, localizar y entregar al homicida de su hija. Sin importar recursos ni tiempo,
Eduardo Gallo fue perseverante y cumplió su promesa de capturar al asesino, Francisco
Zamora Arellano, quien fue ubicado y capturado en Tultitlán, Estado de México.43
41
Fondevila, “Las víctimas del secuestro”, en Reforma, Secc. Ciudad (13 dic. 2010), p. 5.
42
Héctor de Muleón, “Paola Gallo, asesinada después de haber sido pagado su rescate”, en La Cónica de
Hoy (2 oct. 2000), p. 5.
43
Gerardo Ortiz, “El padre de Paola Gallo ubica y entrega al asesino de su hija”, en La Crónica de Hoy (19
jun. 2001), p. 4.
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Hugo Alberto Wallace
El 11 de julio de 2005 fue secuestrado el empresario Hugo Alberto Wallace Miranda por la
organización delictiva conformada por César Freyre Morales, Jacobo Tagle Dobin, Juana
Hilda González Lomelí, Alberto y Tony Castillo Cruz y Brenda Quevedo Cruz. Los plagiarios
asesinaron el 12 de julio a su víctima, sin embargo entraron en contacto con Isabel Miran-
da, madre de Hugo, para exigir un rescate. Isabel Miranda inició una pesquisa desde el
momento en que se percató de la desaparición de su hijo, la cual derivó en la captura de
los plagiarios y que también realizó por su cuenta la señora Miranda de Wallace. El último
de los secuestradores en ser detenido fue Jacobo Tagle Dobin, quien luego de cinco años
de andar a salto de mata fue aprehendido gracias a la denuncia de su pareja sentimental,
que lo reconoció.
Cada uno de los secuestradores declaró con lujo de detalles la saña con la que fue
ultimado y mutilado Hugo Alberto, y a lo largo de la investigación emprendida por la
señora Miranda se logró acreditar el plagio de otras víctimas de esa banda.
Silvia Vargas Escalera, de 19 años de edad, hija del empresario y ex director de la Comi-
sión Nacional del Deporte, Nelson Vargas, fue secuestrada el 10 de septiembre de 2007
por la banda de Los Rojos; casi un año después, en agosto de 2008, sus padres decidieron
hacer público el secuestro; en diciembre de ese año fueron hallados sus restos, en una
casa de Tlalpan.
El 26 de agosto de 2008 la señora Silvia Escalera, madre de la víctima, inició una cam-
paña con espectaculares y desplegados para comunicarse con los secuestradores, a quie-
nes les suplicó que le hicieran saber el paradero de la joven y les prometió que no habría
represalias. “Por piedad, les suplico que me devuelvan a mi hija, lo único que me interesa
es recuperarla. Quiero que sepan que el acuerdo sigue en pie, solamente devuélvanme
a mi hija y ustedes obtendrán su recompensa”, imploró la madre en una carta pública.44
Fernando Martí
El hijo del empresario Alejandro Martí, Fernando, fue secuestrado el 4 de junio de 2008 y
las autoridades no han aclarado cuál es la banda que cometió el plagio, si la denominada
44
Israel Yáñez, “‘Por piedad, devuélvanme a mi hija’, pide Silvia Escalera’”, en La Crónica de Hoy (26 ago.
2008), p. 1, 16.
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“La Flor” o la de “Los Petriciolet”. Dos meses después, el 1º de agosto, su cuerpo fue
hallado sin vida en la cajuela de un automóvil robado. Los estudios forenses de la Procu-
raduría de Justicia del Distrito Federal determinaron que el menor había muerto un mes
antes. Junto al cuerpo del joven estaba una cartulina que decía: “por no pagar atenta-
mente la familia”, aunque trascendió que ya se había pagado el rescate. También fueron
localizados los cuerpos de su chofer y su escolta, quienes murieron estrangulados.45
Ese año también se informó que, según Cifras del Sistema Nacional de Seguridad
Pública, la cantidad de secuestros denunciados aumentó 35% en 2007, respecto a 2006.
Los informes de las procuradurías estatales enviados al sistema señalan que en 2006 se
reportaron 325 plagios, mientras que en 2007 llegaron a 438, es decir, hubo un aumento
de 113 casos denunciados. Expertos señalaron que la tendencia a la alza en este delito se
mantuvo en 2008.46
45
Rolando Herrera, “Hallan muerto a hijo secuestrado de empresario”, en Reforma (2 ago. 2008), p. 1.
46
Idem.
47
“Contexto de una desaparición.”, La Jornada (16 mayo 2010), p. 6.
l 20 l
La búsqueda del “Jefe Diego”, como también era conocido, se extendió de manera
oficial por todo el país, incluyendo hospitales, esto como resultado de una reunión sos-
tenida entre el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y el gobernador de
Querétaro, José Calzada Rovirosa, quien anunció la integración de un grupo interinstitu-
cional formado por la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Seguridad
Pública y la Procuraduría General de Justicia de Querétaro, además de policías estatales
y municipales.
Tras siete meses de cautiverio apareció con vida Fernández de Cevallos, quien en
teatral presentación ante los medios fomentó la duda de si el secuestro fue real o no; a
la fecha no se han despejado ciertas inquietudes sobre quién pagó el dinero del rescate,
cuánto se pagó, o si además de dinero los secuestradores pactaron su impunidad.
Consideraciones finales
l 21 l
una reducción de las denuncias de secuestro en 49%. Sin embargo, de 2007 a 2010 las de-
nuncias aumentaron en 109%, esto implica que para 2010 el número de secuestros había
superado al de 13 años antes, y se explica porque secuestrar es más fácil y menos riesgo-
so que otros delitos.48
El Servicio de Prensa Mexicana, comprometido con sus usuarios, responde a la ne-
cesidad de información útil y sistematizada, y espera que la presente hemerografía sea
una herramienta que permita dimensionar la gravedad del problema. En un contexto
como el actual, le toca a la ciudadanía no acostumbrarse al terror, no acostumbrarse a la
zozobra y sobre todo exigir seguridad, condición imprescindible para el sano desarrollo
de cualquier sociedad.
48
Rafael Ch., “¡Es el secuestro, señores!”, en Nexos, abr. 2012, p. 20-24.
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Tabla 1. Secuestros de Alto Impacto por periodo presidencial.
Jaime Castrejón
Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Fecha: 19 de noviembre de 1971.
Duración: 12 días.
Plagiarios: guerrilla al mando de Genaro Vázquez Rojas y Partido de los Pobres, de Lucio Cabañas.
Resolución: el gobierno aceptó la negociación propuesta por los captores: liberó y envió a Cuba a
miembros de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y otras 14 personas. Además, entregó
2.5 millones de pesos.
Wesley Parsons
Cónsul estadounidense en Nuevo León.
Fecha: marzo de 1972.
Plagiarios: Liga de Comunistas Armados (LCA), de Monterrey.
Resolución: los secuestradores capturaron el vuelo 705 de Mexicana en Monterrey. Exigieron la
liberación de cuatro estudiantes detenidos, su traslado a Cuba y la entrega de 4 millones de pesos. Se
concretó el intercambio. En el avión secuestrado viajaba el cónsul y dos hijos del gobernador de Nuevo
León, Luis M. Farías.
Terrance G. Leonhardy
Cónsul estadounidense en Guadalajara.
Fecha: mayo de 1973.
Plagiarios: Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP).
Resolución: como intercambio se exigía la libertad de una treintena de presos por actos subversivos, se
realizó el intercambio y fueron enviadas a Cuba las personas solicitadas.
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Fernando Aranguren
Anthony Duncan Williams
El primero era empresario; el segundo, cónsul honorario británico.
Fecha: 10 de octubre de 1973.
Rescate: liberación de 51 detenidos y 200 mil dólares.
Plagiarios: LC23S.
Resolución: el empresario es ejecutado en el secuestro, el cónsul liberado. En 1975 agentes de la
Dirección Federal de Seguridad, a cargo de Fernando Gutiérrez Barrios, capturan a integrantes de la
LC23S.
Margarita Saad
Dueña del hotel Las Brisas, de Acapulco.
Fecha: agosto de 1974.
Plagiarios: Partido de los Pobres, de Lucio Cabañas.
Resolución: fue asesinada, no se pagó el rescate.
Brianda Domecq
Nieta del fundador de Casa Domecq.
Fecha: 30 de octubre de 1978.
Duración: 13 días.
Rescate: 1 millón de dólares.
Plagiarios: delincuentes encabezados por el comerciante Alfredo Lara Navarrete, uno de los primeros
casos en el que cambia el perfil de los secuestradores.
Resolución: fue liberada sin pagar rescate y capturaron a cinco de los seis raptores. El 12 de noviembre de
1978.
MIGUEL DE LA MADRID HURTADO (1982-1988)
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Simón Askenasi
Empresario.
Fecha: 1987.
Rescate: 1 millón de dólares.
Plagiarios: Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP, antecedente del EPR).
Resolución: desconocida.
Jorge Sekiguchi
Empresario ferretero.
Fecha: 23 de agosto de 1988.
Duración: 76 días.
Rescate: 1 millón de dólares.
Plagiarios: PROCUP.
Resolución: fue liberado tras el pago de 530 mil dólares.
Fernando Senderos
Presidente ejecutivo de DESC, propietario de Resistol y deportista, campeón panamericano de salto.
Fecha: 3 de julio de 1988.
Duración: 20 días.
Rescate: de 2 a 9 millones de dólares.
Plagiarios: PROCUP.
Resolución: fue liberado tras el pago del rescate.
CARLOS SALINAS DE GORTARI (1988-1994)
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Eduardo Creel Cobián
Banquero y familiar del hoy senador Santiago Creel.
Fecha: 1993.
Plagiarios: PROCUP.
Resolución: desconocida.
*Aunque la aparición del EPR se dio oficialmente hasta agosto de 1996, se atribuyen estos secuestros a grupos
considerados como sus antecesores.
l 26 l
ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN (1994-2000)
Mamorou Konno
Directivo de la maquiladora de Sanyo en Tijuana.
Fecha: 10 de agosto 1996.
Rescate: 2 millones de dólares.
Plagiarios: J. Alonso Ávila, “El Loncho”.
Resolución: fue liberado tras el pago del rescate.
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Eliot Margolis Freedman
Director de Chrysler de México.
Fecha: 19 de mayo de 1998.
Duración: 24 días.
Plagiarios: banda encabezada por Iván Antonio Cárdenas y David Tinajero.
Resolución: fue liberado en medio de un tiroteo, por el grupo antisecuestros del Estado de México.
Álvaro Campos
Papá del futbolista Jorge Campos.
Fecha: 17 de febrero de 1999.
Duración: 6 días.
Rescate: 200 mil dólares.
Plagiarios: banda liderada por Pedro Barragán González.
Resolución: fue liberado, pero no se aceptó que se pagara el rescate. La PGR presentó el 26 de febrero a
sus captores. En marzo siguiente presentaron a otros cuatro implicados.
Paola Gallo
Hija del empresario Eduardo Gallo.
Fecha: 8 de julio de 2000.
Rescate: 175 mil dólares.
Plagiarios: Rolando Gómez y otros.
Resolución: pese al pago del rescate, el 16 de julio encuentran el cuerpo de la joven en Emiliano Zapata,
Morelos. Por la investigación que realizó Eduardo Gallo, en junio de 2001 inició la captura de algunos de
los responsables.
Leonardo Martínez
Hijo de la cantante Beatriz Adriana.
Fecha: 15 de julio de 2000.
Plagiarios: Manuel Álvarez y otros.
Resolución: secuestrado al salir de una discoteca en Tijuana, Baja California, en compañía de un amigo.
Ambos fueron asesinados y hallados cuatro días después.
VICENTE FOX QUESADA (2000-2006)
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Laura Zapata
Ernestina Sodi
Hermanas de la cantante Thalía.
Fecha: 22 de septiembre de 2002.
Duración: 18 días Zapata y 32 días Sodi.
Plagiarios: banda Los Bayardo.
Resolución: fueron liberadas, aunque no precisaron si se pagó el rescate. En abril de 2003 la PGR arraiga a
cinco presuntos integrantes de Los Bayardo, y en enero de 2005 capturan en el Estado de México a otros
involucrados.
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Silvia Vargas Escalera
Hija de Nelson Vargas, ex director de la Conade.
Fecha: 10 de septiembre de 2007.
Plagiarios: banda Los Rojos.
Resolución: sus padres dan a conocer el caso en agosto de 2008. En diciembre de 2008 se localiza su
cuerpo en una casa en Tlalpan.
Sergio Gómez
Líder y vocalista del grupo K-Paz de la Sierra.
Fecha: 1º de diciembre de 2007.
Plagiarios: no identificados.
Resolución: el 3 de diciembre fue encontrado muerto en Chiquimitío, Michoacán, junto con los
empresarios Víctor Hugo Sánchez y Javier Rivera, también secuestrados.
Fernando Martí
Hijo del empresario Alejandro Martí, propietario de Deportes Martí.
Fecha: 4 de junio de 2008.
Plagiarios: las autoridades mencionan dos bandas: La Flor y Los Petriciolet.
Resolución: el 1º de agosto de 2008 fue encontrado sin vida dentro de la cajuela de un vehículo. El 8 de
septiembre de 2008 la PGJDF presenta a integrantes de la banda La Flor; el 18 de julio de 2009 la SSP-
federal presentó al asesino material y señaló a Los Petriciolet como responsables.
Óscar Lobo
Cantante, autor de “La mesa que más aplauda”.
Fecha: 24 de septiembre de 2008.
Plagiarios: José Puch y su hijo.
Resolución: logró escapar de sus captores un día después. Detuvieron a dos de los secuestradores, y
ambos murieron al interior de su celda en octubre de 2008.
Félix Batista
Estadounidense especialista en secuestro, consultor de la firma Asi Global Kidnap & Ramson Response.
Fecha: 10 de diciembre de 2008.
Plagiarios: no identificados.
Estatus: desaparecido hasta la fecha.
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Giussepe
Niño de 10 años.
Fecha: 24 de agosto 2010.
Plagiarios: Omar Rayas, vecino de la familia del menor.
Resolución: desaparece cuando sale a andar en bicicleta, los secuestradores sabían que su padre había
cobrado su liquidación como trabajador de Luz y Fuerza. El 9 de septiembre de 2010 se realiza su funeral.
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Tabla 2. Modificaciones a la legislación penal derivadas
de secuestros de alto impacto público.
AÑO PENA SITUACIÓN QUE LO MOTIVÓ
1945 Hasta 30 años Logró aprehenderse a María Elena Rivera, que siete meses antes había
secuestrado al niño Fernando Bohigas Lomelí, hijo de una acaudalada
familia capitalina, para criarlo como suyo. La campaña de los medios no
fue en vano. Al empezar el mes de diciembre, el presidente Manuel Ávila
Camacho, conmovido por el sufrimiento de los padres, envió al Congreso
una iniciativa para reformar el artículo 366 del Código Penal y castigar el
secuestro de menores de edad con 10 a 30 años de cárcel, y no de 10 a
20, como estipulaba originalmente.
1954 Hasta 40 años Dos sonados secuestros. Uno el de Norma Granat, una niña de 8 años
por quien los delincuentes pidieron 400 centenarios de oro, hija del
empresario Samuel Granat, dueño de varios cines en la capital. El otro, el
de un sacerdote poblano llamado Daniel Morales, por el que los
plagiarios exigieron 100 mil pesos de rescate y que finalmente apareció
muerto en Huajuapan de León, a finales de agosto de 1950.
1988 Hasta 50 años En 1988 exigieron 500 millones de pesos por José Alderete, un
transportista guerrerense. En Jalisco pidieron 300 millones por el
comerciante Luis Manuel Gil. En el DF demandaron 850 millones por la
libertad de José Fernández, hijo del dueño de la empresa Cajetas
Coronado y, ante la tardanza en el pago, subieron la demanda a mil
millones. La negativa a cubrir el rescate en el caso de Eulogio Herrera, un
próspero agricultor veracruzano, llevó a sus secuestradores a matarlo.
La respuesta fue una iniciativa de reforma presentada por el Ejecutivo
Federal que le añadió un nuevo párrafo al artículo 366, señalando que la
pena sería hasta de 50 años de prisión si el secuestrado era privado de la
vida por sus captores.
1999 Hasta 60 años Resultado del secuestro y homicidio del bebé Braulio Suárez Peredo. El
72% de la población del DF con 18 años o más años de edad -según revela
una encuesta realizada por Reforma-, está dispuesta a considerar la pena
de muerte como una respuesta adecuada ante delitos como el
secuestro.
2000 Hasta 70 Años y La reformas del 1996, 1999 y 2000 se debieron a lo mismo, en gran
penas acumulables medida a casos de secuestro de personajes como: Alfredo Harp Helú,
hasta 140 años Ángel Lozada, José Antonio Pérez Porrúa o Gustavo Flores Elizondo,
plagiados durante esos años; al igual que los hechos atribuidos al
denominado "Mochaorejas", Daniel Arizmendi, detenido en 1998.
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