Morfologia Historica PDF
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Morfología
Las unidades básicas del análisis morfológico son los morfemas, que son las unidades
mínimas con significado en que podemos dividir una palabra:
Los morfemas (léxicos o gramaticales) están formados por uno o más fonemas, pero no
pueden dividirse sin perder su capacidad de facilitar información léxica o gramatical.
Ej. Cant-a-ba-n
El análisis morfológico revela que en todas las lenguas las palabras se organizan en
grupos cerrados (o paradigmas). Ej. Bueno,buena,buenos,buenas (adj) /
Canto,cantas,canta,cantamos,cantáis,cantan (verbos)
La sintaxis
La sintaxis se ocupa de describir y establecer las reglas que rigen las combinaciones de
las palabras en las oraciones.
Entre esas reglas están las de concordancia. Ej. Esas palomas blancas.
Así, las reglas de las concordancia exigen que el núcleo del sujeto y el verbo coinciden
en número y persona (palomas y vuelan).
Morfosintaxis histórica
Así, por ejemplo, en las lenguas romances terminó por confiarse a recursos sintácticos
( el orden de palabras, la concordancia de número y persona entre sujeto y verbo, la
presencia o ausencia de preposiciones, etc) la expresión de nociones como
sujeto,CD,CI,etc., que en los sustantivos, adjetivos y pronombres latinos se
encomendaban a los morfemas de caso (y número) que se combinaban con un morfema
léxico ( o radical).
El latín y otras lenguas similares suelen calificarse como sintéticas, porque poseen un
gran número de morfemas trabados o dependientes (como los morfemas de caso,
desinencias verbales,etc).
Lenguas como el inglés, en que predominan los morfemas libres (palabras invariables)
suelen denominarse analíticas.
2) Pero menos sintético que el latín ( ya que no posee el morfema de caso; solo
quedan algunos restos en el pronombre personal)
Esto se debe a que, en general, la evolución morfosintáctica que llevó desde el latín al
español (y las restantes lenguas romances) pueden ser caracterizadas como un proceso
mediante el cual unos recursos sintácticos pasaron a proporcionar la misma información
que otros morfológicos a los que progresivamente reemplazaron.
Dico/dí:ko:/ digo
Dicis/dí:kis/ dices
Dicimus/dí:kimus/ decimos
Dicitus/dí:kitus/ decís
La /k/ latina se palatalizó en la última etapa del latín vulgar cuando iba seguida
de vocales palatales (i,e), y permaneció como velar delante de las vocales no
palatales (a,o,u). Teniendo en cuenta otros cambios, podemos predecir que:
Las dos predicciones se revelan en este caso como acertada. El cambio fonológico ha
originado que la estructura del paradigma pierda coherencia. Allí donde el latín
presentaba un único fonema /k/, se ha introducido una alternancia entre dos distintos en
castellano. De esta manera, la semejanza entre miembros del mismo paradigma se ha
visto mermada.
No hay relación para que se alcance ese resultado en formas como “SENTIS” que
carecen de yod.
Por todo ello, el cambio morfológico puede entenderse en parte como el resultado de la
lucha competitiva entre:
Ej. Cantare.
En una etapa posterior se fundieron con el infinitivo y dieron lugar a palabras simples.
Futuro
Latín hablado Español medieval Español moderno
Condicional
Latín hablado Español medieval Español moderno
2. El del número, reducido a singular y plural, con residuos del DUAL y AMBO
3. El del caso, que indicaba la función sintáctica del nombre en la creación. Había
seis cosas en latín clásico (nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo y
ablativo), con algunos restos del instrumental y del indicativo.
Ej. (Latín) Petrus fortior Paulo est (Español) Pedro es más fuerte que Pablo.
- Causas fonéticas. Fueron difundidas por los neográmaticos del siglo XIX. En el
latín hablado de la época posclásica se produjeron modificaciones fonéticas que
contribuyeron a borrar los límites entre determinadas cosas:
Joseph Herman (el latín rulgaire) piensa que es erróneo suponer que la
desaparición del sistema casual sea consecuencia únicamente de los cambios
fonéticos.
Hay evidencias de que el latín hablado recurría, desde los tiempos más
tempranos, o mecanismos complementarios, como las preposiciones, para
aclarar esa ambigüedad que no despejaban las confusas desinencias de los
sustantivos.
En latín vulgar también triunfó la tendencia a sustituir el dativo por “ad” + acusativo.
Además, las preposiciones que podían unirse con acusativo y con ablativo se unían más
con acusativo (ej. “in”, “sub”) esto y la igualdad fonética de ambos casos hicieron que
las preposiciones que habitualmente regían ablativo terminarán por unirse con el
acusativo en latín vulgar.
De patrem meum
- Causas sistemáticas. Fueron difundidas por los estructuralistas del S.XX. Con
las desinencias casuales son necesarias varias terminaciones para cada
declinación, mientras que con el uso de las preposiciones el mismo nexo indica
la función sintáctica sin que sea preciso que cambie la estructura del sustantivo.
- El acusativo como caso oblicuo (con las funciones de acusativo, genitivo, dativo
y ablativo)
2º declinación
3º declinación
4º declinación
5º declinación
En los casos de los imparisílabos hay dos posibilidades de que termine en s o que no
acabe en s
Además tendían a confundirse en todos los otros singulares porque junto al nominativo
con s se usaba ya desde el latín arcaico otro nominativo sin s y porque en los sustantivos
imparisílabos de la tercera declinación se tendía a igualar la sílaba del nominativo con la
del acusativo.
4 declinación. Por los cambios fonéticos la pérdida de los casos y la desaparición del
género neutro se confundió con la segunda declinación. Ya en latín clásico había
sustantivos que vacilaban entre la cuarta y la segunda declinación.
DOMUS-US / LAURUS-US (4 declinación)
SPECIES-EI
SPECIE(M)> ESPECIE
Además hubo cambios parciales por la pérdida del género neutro y los cambios
fonéticos principalmente.
Palabras patrimoniales:
Hoy se piensa más bien en un sincretismo de casos distintos que llevaría a un caso
oblicuo originado a partir del acusativo y del ablativo, pero capaz de desempeñar
cualquier función como complemento opuesto a un caso recto, procedente del
nominativo y que funcionaría como sujeto.
Salvo en ciertas zonas, tal distinción se perdería en época preliteraria, salvo el escaso
número de sustantivos en que podía mantenerse. El francés y el provenzal mantuvieron
la flexión bicausal (de dos casos) hasta el siglo XIV.
Los 5 paradigmas nominales del latín se reducen a 3 tipos de sustantivos en español con
oposición de género y número.
Al desaparecer las diferencias de casos los valores que expresaban los casos serán
indicados por otros procedimientos:
- Uso de preposiciones
- Orden de elementos
- El uso de artículos
- La concordancia
DATIVO. No hay supervivencias del dativo en los sustantivos de las lenguas romances.
Morfemas de sustantivo
Además de los matices semánticos que puedan contener, ambos morfemas tienen una
función básicamente gramatical: establecer concordancia con todos los elementos
(determinantes y adjetivos) que dependen del núcleo del SN.
Español
En cuanto al género, todos los sustantivos del castellano son masculinos o femeninos.
Así, por ejemplo, las plantas se consideraban como femeninas por ser generadoras de
fruto, mientras que los frutos eran considerados inanimados y, por lo tanto,
gramaticalmente neutros.
Así, por ejemplo, sustantivos como “focus” y “ventus” eran masculinos, mientras que
“aqua” y “terra” eran femeninas.
Sin embargo, no siempre el adjetivo indicaba el género del sustantivo de una manera
clara, ya que había adjetivos como “atrax-cis” (de una terminación) que tenían la
misma forma para los tres géneros en el nominativo singular y otros como “fortis-e” (de
dos terminaciones) que tenía la misma forma para el masculino y el femenino.
En el paso del latín al castellano se perdió el género neutro. Desde el S.I d.C. se fueron
resignando las antiguos sustantivos neutros a cualquiera de los otros dos géneros, bien
en virtud de su terminación o por algún motivo más particular.
El neutro se mantuvo en el sistema pronominal gracias a que se desarrolló un valor
“abstracto”, “genérico” o “colectivo”.
Paso al castellano.
Así, los de la 1º declinación, en –a eran, en buena parte, femeninos. Por el contrario, los
de la 2º declinación, en –us eran; en su mayoría, masculinos.
Los otros finales se consideraron indiferentes (ya que la otra declinación que pervivió
más tiempo, la 3º declinación, no ofrecía mayoría en un género u otro, y en los
adjetivos, de una y dos terminaciones no había distinción formal entre masculino y
femenino)
Heterónimos.
Pater/Mater
Frater/ Soror
Homo/Mulier
Aries/Avis
Las patriarcas
Las evangelistas
David la profeta.
El pirata
El rapsoda.
Estos cambios de género son más normales en sustantivos inanimados, como los
helenismos terminados en –ta (masculinos en griego y en latín).
Ej .Cometa, planeta.
la cometa, la planeta.
Con otras terminaciones los cambios de género no tienen motivos tan claros.
Así, los sustantivos abstractos en –or (calor, color, labor…) eran masculinos en
latín clásico, pero desarrollaron una tendencia hacia el femenino en el latín
vulgar de Galicia e Iberia (quizás, como dice Väänänen, para diferenciarse de
los concretos masculinos en –or: auctor, censor, suasor…)
En los demás casos los neutros han ido sin que podamos explicar los motivos:
▪ O han vacilado: mare > mar / stamen > estambre / vimen >
mimbre.
LIGNA> LÚA
GESTA> GESTA
LIGNUM> LEÑO
LIGNA> LEÑA
Sobre este esquema se forman otros dobletes analógicos, no procedentes del neutro, en
los que, frente al masculino, el femenino designa la idea de pluralidad, colectividad,
tamaño mayor.
HORTUS-I (>Huerto)
Es posible que este sea el origen del valor aumentativo que tienen femeninos como
caldera, haya, y cuba frente a los correspondientes masculinos caldero, hoyo y cubo
(género dimensional).
Lo mismo ocurrió con los nombres de algunos animales que han variado
su terminación por mantener el género original.
PULEX (fem, 3ª decl) pasó a PULICA (1º decl) que originó la forma
castellana pulga.
TURTUR (fem, 3 decl) pasó a TORTURA (1º dcl), que originó tórtola.
El / la artista.
- El género día. En latín clásico DIES (5ª decl) era masculino. Hubo alternancia
en singular con el femenino por analogía con dobletes ya existentes como
MATERIES/MATERIA y LUXURIES/LUXURIA, pero en plural seguía siendo
masculino. La palabra castellana día procede de la del latín vulgar *DIA (1ª
decl)
Introducción.
La categoría del número ha sufrido variaciones en el paso del latín al castellano. Sus dos
miembros, singular y plural, se mantienen con el mismo contenido (los restos latinos del
dual,”duo”, “ambo”, ya en latín se trataban como plurales) Por otro lado, la exposición
del número deriva directamente de la latina.
Latín.
El latín no tenía marca específica para el número. Sólo presentaba desinencias distintas
de caso en singular y plural, pero sin que pudiera aislarse en esas terminaciones la parte
del número.
Paso al castellano.
Alomorfo-es
Por otro lado, la evolución fonética eliminó vocales finales en castellano, en especial
-e, tras n,l,s,z,d, (fenómeno de la apócope)
En aloformo –es se utiliza de forma vacilante hoy cuando el singular termina en vocal
acentuada (se admiten bisturíes o bisturís, tabúes o tabús; sin embargo solo son
correctas sofás o dominós)
También vacilaban al formar el plural las palabras terminadas en diptongo con –y final,
como buey, rey y ley.
En el siglo XIII existía vacilación entre bueis y bueyes, reis y reyes, leis y leyes.
A finales de la Edad Media se imponen las seguidas formas, que son las que utilizamos
actualmente.
Hoy existen otros sustantivos terminados en diptongos con –y final que utilizan el plural
triunfante: ayer, convoyes, greyes, etc.
Sin embargo, muchas palabras extranjeras adaptadas al español hacen el plural en –s:
jeréis, escáis, espráis, poneis, etc.
El singular de los sustantivos puede tomar valor genérico: las reivindicaciones del
obrero, el hombre es mortal. Por todo ello, singular y plural pueden acabar con
significados distintos. Ejs.:
Letra (“grafía”)
Celo (“cuidado,diligencia”)
Plurales polisémicos.
Desde sus primeras manifestaciones, el español posee plurales polisémicos: los reyes
puede significar “más de un rey”, pero también “el rey y la reina” (lo mismo ocurre con
los padres, los duques, etc.).
Este particular valor dual del plural se atribuyó a influencia del árabe, pero se ha
comprobado que ya se daba en latín. Asimismo está hoy presente en otras lenguas
romances.
Pluralia tantum
Los sustantivos que carecen de singular constituyen la clase de los pluralia tantum. Hay
muchos ejemplos: enseres, maitines, fauces, enrendederas, prismáticos, víveres…
En latín encontramos abundantes antecedentes: ANNALES, NUPTIAE, PENATES,
MANES…
Singularia tantum
Los sustantivos que carecen de plural se denominan singularia tantum. También existen
bastantes ejemplos: oeste, tez, cenit, caos, salud, sed, cariz…
Tema 3: El adjetivo
La historia morfológica del adjetivo es, en su mayor parte, idéntica a la del sustantivo.
Como el género, el número y el caso del adjetivo eran simples reflejos, por
concordancia, de los portados por el sustantivo, su trayectoria en el adjetivo fue también
un reflejo de la ya señalada para el sustantivo.
-Funciones sintácticas.
Parecen haber cambiado las normas que rigen la posición del adjetivo calificativo
atributivo o adjunto respecto al sustantivo desde el latín clásico hasta el castellano.
Por la actitud valorativa o afectiva que suele conllevar este orden y también por el deseo
de realzar la realidad, la anteposición es frecuente:
a) Los que tienen tres terminaciones (una para cada género): BONUS,-A,-UM /
NIGER,-GRA,-GRUM / ACER, ACRIS, ACRE.
b) Los que tienen dos terminaciones (una para masculino-femenino y otra para
neutro): FORTIS (masc. –fem), FORTE (neutro) / TRISTIS (masc. –fem), TRISTE
(neutro)
c) Los que tienen una terminación (para los tres géneros): PAUPER,-RIS/
PRUDENS,-NTIS
Por otra parte, los adjetivos de tres terminaciones de la 3ª declinación (como ACER,
ACRIS, ACRE), que constituían un número reducido (13), solo distinguían el
masculino del femenino en el nominativo singular, si bien se confundían con
frecuencia. Ej. De confusión: ACRIS SOMNUS (masc.) ACER HIEMS (fem)
-Latín vulgar.
En latín vulgar se produce en el adjetivo una tendencia a regularizar los paradigmas
(como ocurría con el sustantivo)
Esta hipótesis está confirmada por el hecho de que en ninguna lengua romance se ha
conservado la oposición animado/inanimado.
-Resultados en español.
Así, en aragonés medieval se utilizaban tristo y trista, mientras que en español solo
existe triste; en italiano se emplean povero y povera, mientras que en español solo
tenemos pobre.
El adjetivo deriva siempre del acusativo, sin que muestre restos de otros casos, como sí
ocurría con el sustantivo.
La desaparición del género neutro del sustantivo provocará también la del adjetivo, si
bien se conserva el sentido neutro en los adjetivos sustantivados con lo.
En general, los adjetivos latinos de tres terminaciones pasaron a tener dos en castellano,
los de dos terminaciones pasaron a tener una en nuestro idioma y los de una terminación
la mantuvieron.
Ej SILVESTREM> silvestr.
1) Los terminados en –or (< latín –OREM) En los orígenes del castellano eran
invariables en cuanto al género. Ej. Espada traidor (Poema de Mio Cid); alma
sentidor…
2) Los terminados en –on (< latín –ONEM) Como ocurría con los del grupo
anterior, no presentaban marca de género en los orígenes del castellano. Ej.
Gentes españones ( Poema de Fernán González)
3) Los terminados en –es (< latín –ENSEM) Ya desde el siglo XII se registran
casos como el siguiente: burgueses e burguesas por las finiestras son (Poema de
Mio Cid).
-Apócope.
En algunos adjetivos, la apócope, habitual durante los siglos XII y XIII, acabó
perpetuándose. En casi todos se trata de la caída de la –o del masculino cuando precede
al sustantivo: buen hombre, mal ladrón (como ocurre también en ciertos determinantes
numerales o indefinidos: primer, tercer, algún).
En santo la apócope ( y posterior reducción a san) solo permaneció como título ante
nombre propio masculino: san José, san Francisco, san Antonio…
Son excepciones casos como santo Tomás y santo Domingo (porque los antropónimos
presentan una consonante dental inicial seguida de o).
En grande, que era invariable, durante la Edad Media la apócope de –e se daba ya ante
sustantivos de ambos géneros y con cualquier fonema inicial: grant recabdo; grand
iura…
-Latín.
b) Relativo. Expresa una cualidad poseída en alto grado, pero en relación con
un término que designa el conjunto del cual sobresale el individuo al que se
atribuye la cualidad.
-Español.
1) Comparativo.
MELIAREN > MEJOR, PERIOREN > PEOR, MAIOREN > MAYOR, MINOREN >
MENOR
Además hay una serie de adjetivos que son en realidad prestamos cultos del latín
introducidos en el periodo medieval o post- medieval que presentan el morfema -IOR
del comparativo.
Son los siguientes: anterior, posterior, interior, exterior, superior e inferior. Además de
su significación locativa, pueden funcionar como comparativos de bueno y malo,
respectivamente la forma “señor” procedente “senior” ha perdido completamente su
noción de comparativo.
b) de igualdad y de inferioridad.
2) Superlativo.
a) Absoluto.
No han dejado herencia en español las formas del superlativo absoluto latino con
“maxime” y con “valde”, pero sin con “Bene > bien”. A veces, se emplean otros
adverbios delante del adjetivo en grado positivo. Ej. “extraordinariamente bueno”
A veces, en lugar del artículo determinado aparece otro determinante. Ej. “mi peor
enemigo”, “su mejor virtud”
- Procedimiento sintético.
El carácter culto (no patrimonial) de estas formas sufijadas se demuestra por el hecho de
que frecuentemente el sufijo se aplica a la forma no evolucionada del adjetivo.
FORTIS-E FORTÍSIMO
ANTIQUIS ANTIQUÍSIMO
CRUDELIS CRUDELÍSIMO
PAUPER PAUPÉRRIMO
SACRATUM SACRATÍSIMO.
La categoría del pronombre sufrió un amplio reajuste en el paso del latín al castellano.
El resultado, no obstante, fue un sistema bastante parecido al latino: hasta tal punto esto
es así que algunos pronombres conservan restos del género neutro y del caso, dos
categorías que se perdieron en el resto del sistema nominal.
Paradigmas en latín.
1ª pna.sg. EGO
2ª pna.sg. TU
1ª pna.pl. NOS
2ª pna.pl. VOS
Pronombre reflexivo: SE
Singular:
Nom. EGO / TU
Acus. ME / TE
Abl. ME / TE
Plural:
Nom. NOS / VOS
Parece que fue en época tardía cuando se produce la incorporación definitiva de las
formas de la 3ª persona en latín.
Pronombre reflexivo:
Acus. SE
Gen. SUI
Dat. SIBI
Abl. SE
Evolución al Castellano.
Las formas que funcionan como sujeto proceden del nominativo, mientras que las
formas en singular con preposición proceden del dativo.
1ª y 2ª personas del singular.
Nominativo:
ĔGO > ĕo > *ieo > *ío > ió > yo (evolución propuesta por Menéndez Pidal)
ĔGO > ĕo > *ío > ió > yo (evolución propuesta por Lausberg)
TŪ > tú
Dativo:
Cuando la preposición es con, los pronombres mí y ti se funden con ella, formando una
sola palabra: conmigo, contigo.
Las formas del latín clásico MĒCUM y TĒCUM aparecen en documentos vulgares
como MĪCUM y TĪCUM, respectivamente.
El cambio se debe a que el castellano reservó las formas procedentes del acusativo
latino (me y te) para usos átonos, prefiriendo mí y ti para un uso tónico (como es el de
término de preposición).
CUM-MĪCUM > conmigo
CUM-TĪCUM > contigo
En castellano el orden de colocación de la preposición respecto al término regido es más
fijo que en latín: la preposición debe ir delante.
Hasta tal punto llega esta rigidez que en el caso de estos pronombres personales se
antepone de nuevo la preposición que va pospuesta.
Con el paso del tiempo se pierde conciencia de que la partícula pospuesta a estos
pronombres funciona como preposición. De ahí que la evolución fonética dé como
resultado –go.
Dativo-ablativo:
Del mismo modo que los pronombres de 1.ª y 2.ª personas, el reflexivo también podía ir
unido a la preposición CUM en latín.
El clásico SĒCUM fue sustituido por SĪCUM en latín vulgar. El cambio se debe a que
el castellano reservó las formas procedentes del acusativo latino (como se) para usos
átonos, prefiriendo sí para un uso tónico (como es el de término de preposición).
CUM-SĪCUM > consigo
Ya hemos visto que en castellano el orden de colocación de la preposición respecto al
término regido es más fijo que en latín: la preposición debe ir delante. En el paso del
latín a nuestro idioma se antepone de nuevo la preposición que iba pospuesta.
· 3.ª persona del singular
En época tardía se produce la incorporación definitiva de las formas de 3.ª persona en
latín.
El demostrativo latino ILLE, ILLA, ILLUD se convirtió en el origen de los pronombres
personales españoles de 3.ª persona.
De ahí que dé como resultado formas variables y regulares en cuanto al género y al
número.
Los pronombres castellanos de 3.ª persona del singular proceden del nominativo latino.
Masculino: ĬLLE > él (forma apocopada que se impuso como general desde el siglo
XIII).
Femenino: ĬLLA > ella
Neutro: ĬLLUD > ello
· 3.ª persona del plural
Estos pronombres proceden del acusativo latino.
Masculino: ĬLLOS > ellos
Femenino: ĬLLAS > ellas
La 1.ª y 2.ª personas del singular tienen formas diferentes para los comportamientos de
sujeto y de término de preposición (yo/mí, tú/ti).
La 3.ª persona y el plural de la 1.ª y de la 2.ª tienen las mismas formas para ambos
comportamientos:
• 3.ª persona: él, ella, ello, ellos, ellas
• 1.ª persona del plural: nosotros, nosotras
• 2.ª persona del plural: vosotros, vosotras
Fórmulas de tratamiento
En los orígenes del castellano y durante gran parte de la Edad Media, el sistema de
fórmulas de tratamiento es el siguiente:
No deferencial Deferencial
Singular tú vos
Plural vos vos
Sin embargo, a finales de la Edad Media vos ha ampliado el campo de referencia, pues
su empleo en las relaciones sociales le ha hecho perder buena parte de su valor
deferencial.
Hacia el siglo XV vos se ha aproximado tanto al informal tú que los hablantes se ven
obligados a construir nuevas fórmulas deferenciales de tratamiento a partir de
sustantivos abstractos como merced, señoría, etc.
La fórmula que tuvo mayor aceptación fue vuestra merced, junto con vuestras
mercedes; esta última extendía al plural la distinción entre el trato familiar y el
respetuoso, que hasta entonces se había restringido al singular.
En este mismo periodo, el plural vos, limitado al valor no deferencial por la creación de
vuestras mercedes, fue sustituido por vosotros.
Nosotros y vosotros se generalizan en el siglo XVI como formas únicas (si bien ya
venían utilizándose en los siglos XIV y XV).
Así pues, a comienzos del Siglo de Oro, el sistema de fórmulas de tratamiento se había
convertido en:
No deferencial Deferencial
Singular tú - vos vuestra merced
Plural vosotros vuestras mercedes
Además, en las distintas zonas de América la rivalidad ente tú y vos en el uso singular
no deferencial se ha resuelto de diferentes maneras:
- Prefirieron tú en México, Perú, Bolivia, islas del Caribe y casi toda Venezuela.
- Predominó vos en las áreas más “distantes” culturalmente de España: Argentina,
Paraguay, Uruguay y los países centroamericanos.
- En otros lugares, como Chile, Ecuador y Colombia, continuó la competencia entre los
dos elementos.
Es necesario indicar que, sea cual sea el sujeto usado como forma de tratamiento no
deferencial en singular, tú o vos, el pronombre objeto (directo o indirecto) es te y los
posesivos asociados tu y tuyo.
Así, cuando vos es la forma de sujeto, expreso o no, hallamos construcciones como:
“(vos) te quedás aquí”; “(vos) indicame tu casa”; “(vos) siempre salís con lo tuyo”.
En castellano medieval, los pronombres personales átonos solían ser enclíticos, es decir,
formaban una sola unidad fonética con la palabra anterior, que era generalmente un
verbo (pero no de modo exclusivo).
Por ello, desde fines del siglo XI, la /-e/ de le, se, me y te podía perderse, como
cualquier otra /-e/ final, cuando la palabra sobre la que se apoyaba acababa en vocal.
Ejs.: “antes quel prendan”; “pagós Mio Çid”; “déxem ir en paz”; “veot
aguijar”.
Según Menéndez Pidal, la apócope de se, me y te fue cayendo en desuso desde fines del
siglo XIII. Sin embargo, la de le subsistió hasta finales de la Edad Media, aunque en
circunstancias mucho más limitadas que en lo antiguo.
Otra asimilación habitual se producía entre la /-d/ del imperativo y la /l-/ del pronombre:
avello, prendello…
Sin embargo, en estos casos lo más habitual fue la metátesis: prestalde, dalde, teneldo…
Según Lapesa, “la lucha entre dalde y dadle, teneldo y tenedlo se prolongó hasta la
época de Calderón”.
4.3.1. Antecedentes
Se utiliza en castellano medieval las mismas formas estudiadas para las formas largas o
de pronombre sustantivo. Mío (-s) / Mió (-s)
Desde muy antiguo había confusiones entre las formas masculinas y femeninas.
En el último tercio del siglo XIII en Castilla se prefirieron las formas femeninas para
ambos géneros.
Desde muy antiguo había confusiones entre las formas masculinas y femeninas.
Finalmente prevalecieron por completo las formas femeninas para ambos géneros.
3ª persona: El español no tiene formas diferentes para aludir a uno o a varios poseedores
en la 3ª persona. ( tuyo / suyo forma larga), (su / tu forma corta)
En Castellano medieval podemos encontrar construcciones como: “De los sos oios tan
fuertemiente lorando”
Era por secuencia claramente marcada, de especial valor afectivo, retórico o realzador
de la posesión.
El uso del artículo con formas átonas del posesivo se va perdiendo progresivamente a
partir del siglo XIV hasta que desparece completamente en el SXVI.
Según Menéndez Pidal, los demostrativos españoles derivan del nominativo latino
singular y del acusativo plural.
Conservan el neutro singular, siempre como pronombre.
Primer grado deíctico
Singular:
• Masculino: ĬSTE > este
• Femenino: ĬSTA > esta
• Neutro: ĬSTUD > esto
Plural:
• Masculino: ĬSTOS > estos
• Femenino: ĬSTAS > estas
Singular:
Plural:
Singular:
Plural:
En latín clásico existían dos pronombres para expresar la identidad: ĬPSE e IDEM.
Ya en el siglo II d. C. ĬPSE reemplaza a IDEM en este uso. Además, como el
descendiente de ĬPSE va a servir para expresar el segundo grado deíctico en castellano,
habrá que recurrir a otros procedimientos para manifestar el valor que ĬPSE e IDEM
expresaban en latín clásico.
Distinguiremos dos procedimientos:
• 1.º) ĬPSE conservó su significado del latín clásico en algunos compuestos
arcaicos, que se encuentran en textos de los siglos XI al XIII: ĬLLE-ĬPSUM >
eleiso [eléšo] / SE-ĬPSE > sese / SĬBĪ-ĬPSE > sise / SUU(M)-ĬPSE > súyose /
ĬN-ĬPSE > enés / ĬN-ĬPSOS > enesos
2.º) El procedimiento que ha perdurado consiste en el refuerzo de ĬPSE mediante la
partícula MET, usada ya en latín sobre todo tras los pronombres personales: EGOMET
(‘yo mismo’) o EGOMET IPSE
Posteriormente esta partícula MET ya no funciona en forma enclítica al pronombre
personal, sino en forma proclítica a ĬPSE: MET-ĬPSE > medés / MET-ĬPSUM >
medipso > *meisso > misso (forma que solo aparece en la Primera Crónica General)
-Origen de mismo
La forma mismo que conservamos hoy procede del superlativo absoluto: MET-
ĬPSI(SSI)MUM (-AM, -OS, -AS) > *medĭpsĭmu (-a, -os, -as) > medesmo (-a, -os, -as)
> meesmo (-a, -os, -as) > meismo (-a, -os, -as) > mesmo y mismo (-a, -os, -as)
Hoy es usado con pronombres o artículos para señalar ‘identidad’: yo mismo, tú misma,
él mismo, vosotros mismos, ellas mismas, el mismo, las mismas…
4.5. El artículo
En latín clásico no existía, solo en la última época el latín vulgar sintió la necesidad de
un artículo como el griego.
Muchos autores piensan que el artículo se originó por el debilitamiento significativo que
existieron en algunos demostrativos.
M. Pidal piensa que el singular procede del nominativo latino y el plural del acusativo.
Singular
Plural
Solamente el nominativo masculino ILLE, por su “e” final caduca mantuvo la vocal
inicial.
En los demás casos, se conservó la sílaba final por llevar vocal más resistente y por
expresar flexión (la, lo) dice si es femenino y masculino.
Las restantes formas del pronombre interrogativo del latín clásico son las mismas que
las del pronombre relativo, tanto en singular como en plural.
Desde el periodo preclásico latino, QUĪ fue sustituyendo al interrogativo QUIS, que se
perdió en latín vulgar, asumiendo QUĪ su función.
En el pronombre relativo, las formas masculinas invadieron el campo femenino y ya en
el siglo IV las formas femeninas desaparecen.
Por la misma época el neutro QUĬD reemplaza a QUOD.
Por las confusiones de género, número y caso, en latín vulgar de Hispania la flexión de
los pronombres relativo e interrogativo quedó reducida a fines del periodo imperial a los
siguientes miembros:
- Nominativo masculino QUĪ
- Acusativo masculino QUĔM
- Nominativo-acusativo neutro QUĬD
Qui y quien se reservaron para designar personas, generalmente sin artículo ni otro
determinante.
Qui cayó en desuso a finales del siglo XIV, arrinconado por quien, que se generaliza en
el siglo XV.
Desde ese momento, quien sustituye completamente a qui en sus funciones.
Durante la Edad Media la forma quien era invariable.
En el siglo XVI se crea el plural analógico quienes.
No obstante, la mayoría de los escritores prefiere quien como plural por lo menos hasta
el siglo XVIII.
Ya en 1622 Ambrosio de Salazar calificaba como inelegante el plural quienes.
Que, invariable, sirve para personas y cosas. Podía ir precedido de artículo.
Ej.: “ella era la su muger la que tenía…”.
En español antiguo que sufre una serie de asimilaciones y fusiones con la vocal
siguiente: cal (que al), can (que han), ques (que es), etc.
Cuyo, cuya, cuyos, cuyas:
Proviene de un adjetivo relativo de posesión latino, CUIUS, -A, -UM, de mucho uso en
el latín jurídico y de gran extensión en el latín vulgar de Hispania y Cerdeña.
Del latín pasa al romance con formas variables y regulares en cuanto al género y al
número.
En castellano medieval y en los comienzos de la época moderna, cuyo, cuya, cuyos y
cuyas todavía podían funcionar como interrogativos. Ej.: “¿cúyo es?” (‘¿de quién es?’).
Este valor se ha perdido prácticamente, si bien Lapesa destaca su pervivencia en
determinadas zonas de Canarias y América.
QUALEM > cual
QUALES > cuales
El latín QUALIS, -E pierde su valor cualitativo (‘qué clase de’) y se convierte en
español en mero interrogativo o relativo.
En muchos contextos, cual y cuales sustituyen a los otros pronombres relativos e
interrogativos.
Actualmente, cuando estas formas se usan como pronombres relativos van precedidas
de artículo: el/la cual, los/las cuales.
En la Edad Media podían aparecer sin artículo: “a qual dizen Medina” (Poema de Mio
Cid).
-Neutralizaciones de parejas
-Otros indefinidos
En la Edad Media nado rivaliza con nadi (procedente del nominativo plural latino
[HOMINES] NATĪ o de nado por analogía con qui y otri).
Después rivalizó con nadie, cuya sílaba final parece mostrar la influencia de quien o de
la pareja otri-otrie.
Nadie aparece hacia 1410, se generaliza en la segunda mitad del siglo XV y se mantiene
hasta hoy.
NIHIL fue desplazado por REM NATAM, que originariamente significaba ‘cualquier
cosa’ en el latín hablado.
En combinación con NON pasó luego a indicar ‘nada (en absoluto)’; este fue finalmente
el significado que prevaleció, incluso sin NON.
La elipsis de REM dio lugar a la forma nada, usada ya en el castellano medieval
Frente al escaso uso de su antecesor latino, el castellano uno (< UNUM) ha resultado
fructífero.
Ya hemos visto cómo UNUM, combinado con NEC (> nin), originó ninguno.
Las conjugaciones más productivas para la creación de nuevos verbos eran la 1º y la 4º.
En castellano tenemos:
Esquema acentual
Llano Esdrújulo
-ERE (2 conjugación) -ERE ( 3 conjugación)
DEBEO VENDO
DEBES VENDIS
DEBET VENDIT
DEBEMUS VENDIMUS
DEBETIS VENDITIS
DEBENT VENDUNT
Esta fuerte presión analógica forzó a desplazar en ellas el acento a la penúltima sílaba.
En buena parte del latín vulgar de Hispania estas modificaciones junto con las
confusiones de las vocales en posición tónica y átonas final dieron lugar en los verbos
de las conjugaciones 2 y 3 al siguiente paradigma.
/déBo/ /Béndo/
/déBes/ /Béndes/
/déBet/ /Béndet/
/deBémos/ /Béndemos/
/deBétes/ /Bendétes/
/deBén/ /Béndon/
La casi total igualdad de terminaciones fue suficiente para extender la igualdad a
aquellos casos en que la desinencia aún era diferentes. Ej. /Béndon/ > / Béden/
Además, el imperativo plural VÉNDITE, se comportó como la 2º persona del plural del
presente de indicativo y se transformó en /Bendéte/ confluyendo de esta manera con /
deBéte/
Como en estas dos clases de verbos las terminaciones de los demás paradigmas eran ya
comunes la confusión se hace completa, y se borra toda diferencia entre los
descendientes españoles “deber y vender”.
Estos verbos han cambiado su modelo generalmente por la analogía que ejercían sobre
otros verbos, en ARE con los que guardaba cierta relación semántica.
TOSTARE >tostar
Y numerosos prestamos de otras fuentes, así como gran parte de los verbos creados en
el propio marco del español, a partir de sustantivos, adjetivos, etc.
La tercera conjugación española en –ir está formada principalmente por los verbos que
proceden de la 4º conjugación latina (IRE) Ej. AUDIRE > oír
Al principio ofreció una rentabilidad algo mayor que la 2º conjugación española, pues
permitió algunas incorporaciones de procedencia Germánica.
Sin embargo, no todos los verbos que presentaban estas características se desplazaron a
la 3º conjugación española. Ej. DEBEO, DEBERE > deber.
-ERE > IR
ERE > IR
ERE > IR
-Rasgos generales
Modo indicativo:
Pretérito perfecto simple: amé
Pretérito anterior: hube amado
Condicional simple: amaría
Condicional compuesto: habría amado
Modo subjuntivo:
Futuro simple: amare
Futuro compuesto: hubiere amado
5.2.
Latín: CANTATIS
Orígenes del castellano: cantades
1400-1470: cantades, cantaes
1470-1550: cantaes, cantáis, cantás
1550-hoy: cantáis
A partir de mediados del siglo XVI el español peninsular utilizó las formas
disimiladas (cantáis, cantaréis, sois…), excepto cuando solo la asimilada era posible
(salís).
Sin embargo, en las zonas americanas de voseo se impusieron las formas asimiladas
que todavía se emplean: (vos) cantás, (vos) vendés…
Las formas medievales esdrújulas (o proparoxítonas) generalmente provienen de
formas latinas acentuadas en la penúltima sílaba que fueron modificadas en latín vulgar
para adecuarlas así al modelo de 1.ª-2.ª-3.ª personas del singular y 3.ª persona del plural.
Esto fue así ya que en estas formas verbales el acento recaía en la sílaba que seguía
inmediatamente a la raíz. Ej.:
CANTÁBAM
CANTÁBAS
CANTÁBAT
CANTABÁMUS > CANTÁBAMUS
CANTABÁTIS > CANTÁBATIS
CANTÁBANT
La 2.ª persona del plural del imperativo latino se acentuaba en la penúltima sílaba, pero
resulta difícil precisar su evolución, ya que se documenta muy poco en los textos
medievales.
El castellano preliterario deja entrever formas como cantade (< CANTĀTE), que a
menudo perdía su -e y daba origen a cantad, solución predominante en las épocas
medieval y moderna.
No obstante, ese preliterario cantade fue también el antecesor (con caída de la -d y
asimilación áe > á) de un imperativo frecuente en el Siglo de Oro: cantá (igualmente
meté, salí), que sobrevive en el uso peninsular actual solo cuando va seguido del
reflexivo os (ej.: levantaos), pero que se ha convertido en el preferido en las áreas
americanas de voseo.
Los adverbios de cantidad más (< MAGIS) y menos (< MINUS) pueden funcionar
también como pronombres, posibilidad adquirida quizás por paralelismo con mucho (<
MULTUM), el cual actuó también sobre poco (< PAUCUM). En la Edad Media las
variantes muy y much se usaban solo ante adjetivos, al igual que tan (< TAM o
TANT[UM]).
Combinaciones de adverbios son jamás (< IAM MAGIS) y los locativos aquí (<
ECCU[M] HIC) y acá (< ECCU[M] HAC).
Allí y allá parecen proceder de los adverbios ILLIC e ILLAC, respectivamente, con el
prefijo a- (< AD).
Proceden de sintagmas latinos en ablativo: agora (< HAC HORA) y hogaño (< HOC
ANNO).
En latín vulgar se creó un sufijo para los adverbios de modo a partir del sustantivo MENS,
MENTIS (‘mente, ánimo’). Al principio estas expresiones latinas eran complementos
circunstanciales en los que un sustantivo (en el caso ablativo) concordaba con un adjetivo
por el que estaba acompañado. Ej.: DEVOTA MENTE ‘con ánimo piadoso’.
Sin embargo, ya en textos del latín tardío hay indicios de que este sustantivo se desplaza al
estatus de sufijo, ya que se hace acompañar de adjetivos cuyo significado es incompatible
con el suyo literal. Ej.: LENTA MENTE solo puede entenderse en esa etapa con el
significado de ‘lentamente’, perdida la idea original de ‘mente, ánimo’.
Quedan huellas del antiguo estatus (en el que MENTE era una palabra autónoma) en el
modelo acentual de estos adverbios: a diferencia de cualquier otra palabra española,
presentan dos acentos de intensidad. Además, cuando aparecen juntos dos o más de los
citados adverbios, coordinados o yuxtapuestos, solo se añade -mente en el último. Ej.:
lenta y cuidadosamente.
6.2. Preposiciones
-Rasgos generales.
-a
AD > a
Hacia, hasta y para recogieron parte de los valores de la latina AD.
Además de los valores heredados del latín, en español se utiliza a como marca de CD
personal y de CI.
-de
DE > de
La latina DE significaba ‘de, después de’.
En español amplió sus valores, absorbiendo los de AB y EX.
Podía combinarse con EX en el antiguo des (ej.: “des allí”), construcción que más tarde
solo encontramos en el más extendido desde.
-en
IN > en
La latina IN significaba ‘a, en’.
En castellano medieval, en continuó siendo compatible con expresiones de movimiento
(ej.: “allá las subíe en el más alto logar”, Poema de Mio Cid) y, por supuesto, con
expresiones “estáticas”.
-para
Además, para algunos valores de por, el castellano medieval recurría a la construcción
por a, escrita generalmente pora, que es normal hasta finales del siglo XIII, momento
en que es eliminada por la moderna para.
Este cambio pora > para puede deberse a la influencia de par (descendiente
independiente de PER), utilizado durante la Edad Media solo en juramentos y
exclamaciones. Ej.: “par Dios”.
A lo largo de los siglos, para ha ampliado su uso, invadiendo el terreno de otras
preposiciones, como hacia, por ejemplo.
-por
Por otro lado, por ha sufrido, en alguno de sus sentidos, la competencia de creaciones
nuevas, como a través de, recogida por primera vez en el Siglo de Oro (con la forma al
través de).
Otras preposiciones
Además se han conservado otras preposiciones latinas:
• ANTE > ante
• CONTRA > contra
• CUM > con
• INTER > entre
• SECUNDUM > segun(d), segunt (formas medievales con grupo
consonántico final)
Otras preposiciones
• SINE > sin
• SUB > so
• SUPER > sobre
• TRANS > tras
• CIRCA > cerca (este adverbio, al igual que su étimo latino, podía
funcionar también como preposición)
Otras preposiciones
Las demás preposiciones tienen orígenes muy variados.
Hasta tiene origen árabe (lo que es anómalo en la morfología del español); (h)ata o fata,
adta y fasta son las formas que en el siglo XIII tomó el préstamo árabe hatta.
Otras preposiciones
En otros casos se recurrió a la unión de preposiciones latinas o romances.
Ej. de latinas: DE + EX > des, luego desde.
Ej. de romances: por + a > pora.
Algunas preposiciones proceden de sustantivos y adjetivos:
CAPUT (sust.) > cab(e)
BASSU (adj.) > baxo > bajo
A veces las preposiciones procedentes de sustantivos y adjetivos iban seguidas por otra
preposición:
faz(e) a > fazia > hacia
cara a (frecuente en la Edad Media)
En la época medieval algunos adverbios como dentro, denante, etc. o locuciones como
en cima o por somo podían llevar un complemento con de (esta podía omitirse),
funcionando el conjunto como una preposición.
6.3.Las conjunciones
-Coordinantes
Pero surgió del postclásico PER HOC ‘por esto, por tanto’ > ‘sin embargo’, sentido aún
habitual en castellano medieval.
Posteriormente pero adquirió el sentido de ‘pero’ y desplazó el empleo de mas a los textos
literarios.
Las adversativas absolutas o exclusivas se expresan desde los orígenes con si no(n).
Su significado primitivo era ‘excepto’: “nadi, sinon dos peones” (Poema de Mio Cid).
De ahí surgió el valor moderno, ya visible en la época medieval: “non se faze assí,
sino…”.
-Subordinantes