Trabajo Final
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Trabajo Final
Se ha comentado que los trabajos de estos dos antropólogos son muy disímiles en
cuanto a su propuesta antropológica. Incluso, se ha llegado a dividirlos por épocas: Lévi-
Strauss y el estructuralismo representaría a la antropología en la década del sesenta;
mientras que Geertz y el enfoque interpretativo haría lo mismo en la década del setenta.
A continuación se elaborará un desarrollo comparativo de sus propuestas buscando
establecer las semejanzas y diferencias en ambos autores, de manera que se elabore un
balance crítico en torno a ellas.
Un primer punto, que guarda relación directa con la Antropología al ser su objeto de
estudio, es la noción de cultura. Lévi-Strauss, quien basa su propuesta en un sistema de
relaciones, entiende la cultura en oposición a la naturaleza. Si la naturaleza representa
lo inmutable y necesario, cultura vendría a ser lo variable y contingente. En ese sentido,
la cultura es un producto social que va a tomar diversas manifestaciones de sociedad en
sociedad. Sin embargo, Lévi-Strauss no va a considerar que las formas diversas de la
cultura puedan ser infinitas, sino que existe en limitado número de permutaciones,
debido a que la base de aquella variabilidad son ciertos ‘principios estructurales
universales’ que yacen en la mente de las personas. Ahora bien, estos principios
estructurales que son de orden lógico más que sociológico, se basan en oposiciones
binarias. Así, las estructuras básicas de la mente permiten a los sujetos el pensamiento
y la captación del orden social y natural; sin embargo, Lévi-Strauss siguiendo a Ferdinand
de Saussure, cree que así como los hablantes no son conscientes de la gramática de su
lengua, tampoco son conscientes de la estructura de su cultura.
De otro lado, Geertz también parte de la idea de que la cultura es social, pues esta es
pública al igual que el lenguaje. Sin embargo, esta no es transparente a los ojos del
etnógrafo, pues supone unos códigos socialmente establecidos que hay que conocer
para poder comprenderla en sus propios términos, es decir, desde una perspectiva emic.
Así, la cultura viene a ser un texto o ‘tramas de significación’ que van a permitir dotar de
sentido a las acciones de los sujetos. Estos, no actúan por actuar, sino que asignan un
sentido a su acción, aunque este no necesariamente sea claro para ellos. La cultura viene
a ser entonces el “contexto en el que las conductas, instituciones y procesos pueden ser
inteligibles” a los actores. De esta manera, la cultura es externa al individuo, aunque él
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Dado que no había pautas para el trabajo, se ha evitado citar formalmente bajo algún estilo. No obstante, en cada
parte del texto es claro distinguir las ideas del autor de este ensayo del de los antropólogos. En todo caso, las ideas
de los antropólogos fueron extraídas de las fuentes referenciadas al final de este trabajo.
participa de su formulación. Hasta aquí, la noción de cultura de ambos autores no se ha
diferenciado mucho, salvo porque los principios que estructuran dicha cultura está en
la mente en la propuesta estructural, mientras que los interpretativistas la representan
fuera del sujeto. Ambos coinciden en que la cultura es social y que a la vez permite
comprender la relación con el mundo. A la vez, los sujetos no siempre entienden cómo
opera su cultura en términos teóricos, sino que la entienden en términos prácticos.
En relación a lo anterior, están las ideas sobre el pensamiento de los nativos que tienen
ambos autores. Lévi-Strauss dice que el ‘pensamiento salvaje’ es un pensamiento tipo
bricolage, es decir, que las personas formulan cierto pensamiento a partir de unir
fragmentos de conocimiento obtenido por percepción sensorial mediante analogías de
manera que pueden reordenar y reagrupar los elementos ya dados para responder ante
sus necesidades. Acompaña a esto el totemismo, que viene a ser un código o lenguaje
simbólico cuya finalidad es señalar las diferencias sociales, es decir, que es una forma
de clasificar a las personas en la sociedad. Finalmente, sobre los mitos dice que son
instrumentos para procesar problemas lógicos, paradojas y contradicciones que están
en el centro de las preocupaciones de una sociedad. El mito sería un espejo estructural
de la mente, ya que reflejaría dos realidades a la vez: una realidad social y una realidad
natural. Ahora bien, el mito no comunica mensaje directamente, ya que su código es la
metáfora, un lenguaje figurado que permite aprehender la estructura de la significación.
De otro lado, tenemos a Clifford Geertz, quien cree que las los nativos tienen sus propias
interpretaciones en sí mismos. De tal manera, lo que harían con sus diversas actividades
como ceremonias, rituales, o reuniones es elaborar un comentario meta-social sobre su
propia subjetividad. Para esto, Geertz dice que las sociedades vinculan las estructuras
simbólicas para definir a las personas con las estructuras simbólicas para caracterizar el
tiempo y con las estructuras simbólicas para ordenar la conducta. Esto sucede porque
la experiencia humana que él trata de abordar de manera fenomenológica estaría
organizada de esa manera. Sin embargo, no se arriesga a afirmar que esta
interdependencia sea la única, sino una entre varias.
De lo dicho, puede verse que ambos autores difieren bastante en este punto. Aunque
Lévi-Strauss crea que los nativos tengan nociones de su ordenamiento, dice que estas
ideas están orientadas más a perpetuar las creencias en vez de tomar un papel más
activo de conocimiento. Geertz, por su parte da a los sujetos la posibilidad de que tengan
conocimiento de su ordenamiento, pero se orienta por la línea interpretativa al decir
que dicho conocimiento es un decir algo sobre sí mismos, para sí mismos. Entonces,
ambos niegan el papel productivo que pueda tener el conocimiento en sus vidas.
Geertz, por otro lado, parte de la semiótica, la ciencia que estudia los signos, a partir de
su práctica, de su uso. Dice él, que la significación no es algo intrínseco a los objetos,
acciones o procesos, sino que es el hombre el que impone a estos. De ahí que la
explicación de sus propiedades debe buscarse en quienes imponen significación. Así, se
debería estudiar a los hombres que piensan y cómo piensan, a través de la experiencia
de los individuos que son guiados por los símbolos. Aquí, Geertz va a tomar distancia de
posturas lógicas pues dice que la experiencia de vivir los hechos no es mera consciencia,
no hay acceso directo a la realidad, sino que es consciencia interpretada. En ese sentido,
propone girar la mirada a lo que da vida a los símbolos que es su uso.
Un cuarto punto sobre el cual discutir sus propuestas es el de cambio cultural. Lévi-
Strauss no parece estar interesado en explicar este punto, ya que cualquier movimiento
de la sociedad va a estar limitada por las formas estructurales que están en la base, de
manera que las posibilidades de cambiar de las sociedades son finitas también. Su
propuesta es enfocarnos en los límites que nos plantean dichas estructuras
subconscientes. En ese sentido, se puede decir que Lévi-Strauss asume un supuesto que
no termina por probarse empíricamente: la estructura como preexistente a la práctica.
Sobre este presupuesto hará girar su propuesta teórica, sin dar detalles del cambio
social y cultural. De otro lado, Geertz sí incorpora la variable del tiempo y dice que las
estructuras sociales cambian aunque no necesariamente impliquen cambios en los
códigos simbólicos. De esta manera, se propone aclarar la integración cultural, el cambio
cultural y el conflicto cultural. A partir de una relectura de la propuesta funcionalista,
Geertz logra identificar que la estructura social y la cultura no son implicables la una a la
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Entiéndase que la estructura mental de Lévi-Strauss parte de la analogía de cómo se estructura el
lenguaje.
otra. Ambas se influyen mutuamente, mas no son el reflejo una de la otra, ni los cambios
en una supone cambios necesariamente en la otra. Esto lleva a Geertz a ver a la sociedad
como un pulpo, es decir, un sistema en que las incongruencias, las integraciones y las
independencias son parciales (2002: 337). En esa línea, la posibilidad del cambio puede
darse desde dentro y desde fuera. Como se pudo observar, solamente la propuesta
interpretativa tiene interés en el cambio social, el cual puede ser externo o interno. De
otro lado, Geertz no ahonda más en el tema pues cree que el solo ha iniciado una
propuesta que en su desarrollo debe ser ampliada.
De otro lado, Geertz, propondrá al antropólogo como autor, lo cual lo lleva a estar más
cerca de las humanidades. Para el enfoque interpretativo, la antropología viene a ser
una empresa hermenéutica, en que hay que interpretar la acción a partir del contexto
local, pues solo en aquellos espacios dicha práctica adquiere sentido. Geertz también
cree que los datos etnográficos no se presentan claros al antropólogo, sino que es
necesario inmiscuirse en la comprensión de los símbolos de aquella cultura para poder
interpretarlos. Para ello propone utilizar la thick description en la práctica etnográfica.
Este método va a permitir al antropólogo diferenciar un mismo hecho de sus diferentes
implicancias. En ese sentido, lo que busca la investigación antropológica es interpretar
las acciones a partir de la comprensión del sistema simbólico en que se presenta aquella
práctica. Como sucede en toda interpretación, no es posible encontrar interpretaciones
correctas o incorrectas, sino unas más aproximadas que otras. Al mismo tiempo, el
antropólogo no interpreta directamente de los hechos, sino que interpreta
interpretaciones. Al describir lo que le dicen sus interlocutores, su acceso ya está
mediado.
Como se vio, ambos reconocen que los datos etnográficos muchas veces se presentan
caóticos y sin un orden claro; el objetivo es reducir esa arbitrariedad a un orden. Lévi-
Strauss propone que este orden es producto de estructuras mentales que están bien
integradas. Sin embargo, Geertz no cree que necesariamente esto conduzca a la
formación de estructuras en que los elementos sean interdependientes. Por el
contrario, al ver la cultura como un pulpo, en que los tentáculos están integrados de
manera separada. La cultura tendría así subsistemas que de algún modo se articulan
pero guardan cierta independencia.
A partir de lo visto, queda claro que ambas propuestas son ambiciosas en sus objetivos.
Ambas reformulan la forma de comprender la antropología a partir de presupuestos
diferentes. Lévi-Strauss busca entender aquello que es universal en los humanos,
aunque para ello renuncie a la singularidad de cada sociedad. Geertz busca en cambio
encontrar la forma cómo cada sociedad se experimenta a sí misma, más allá de que haya
un patrón universal que las caracterice. Sin embargo, esto no quiere decir que renuncie
a teorizar como muchos suponen. La teoría forma parte de la práctica antropológica, ya
sea que esté más cerca de las ciencias o de las humanidades. De este modo se reducen
las aparentes diferencias, que más parecen producto del énfasis hecho en algunos
aspectos y en la terminología usada. Con ello no se quiere decir que no hubo avance en
la disciplina antropológica, sino que fue necesario replantearnos las preguntas a la luz
de nuevas formas epistemológicas. Aspecto importante a destacar es que estas dos
vertientes han servido de base de toda la posterior discusión en la antropología. Como
se puede ver, la propuesta geertziana fue precedente para la corriente actual del giro
ontológico; mientras que la apuesta estructural ha vuelto a ser retomada con
modificaciones en estudios del parentesco.
BIBLIOGRAFÍA
GEERTZ, Clifford
LÉVI-STRAUSS, Claude