Catecismo 539-540
Catecismo 539-540
Catecismo 539-540
En concreto el catecismo subraya seis títulos de Jesucristo: EL NUEVO ADAN: Jesucristo es el nuevo Adán, el que
permaneció fiel, el que no sucumbió. Jesús ante satanás en el desierto esta volviendo a repetir el episodio de
Adán en el paraíso frente a satanás, solo que Jesús no sucumbe. Jesús ha venido a redimir, y para redimir se ha
puesto –curiosamente- en la situación en la que el hombre cayo. Curiosa manera de redimirnos… volviendo a
asumir nuestra situación.
Jesús es pues el Nuevo Adán, igual que a María le llamamos la Nueva Eva la criatura sin pecado original.
Segundo: También se le llama a Jesús EL NUEVO ISRAEL: cumple perfectamente la vocación de Israel, al
contrario que ese Israel, que durante cuarenta años vago por el desierto “durante cuarenta años me asqueo
aquella generación y dije: no entraran en mi descanso… es un pueblo de corazón endurecido –Salmo 95”.
Jesús camina por el desierto, no esos cuarenta años, sino esos cuarenta días pero EN FIDELIDAD. Sin prostituirse
con idolatrías como hizo Israel.
Tercera imagen: EL SIERVO DE DIOS, totalmente obediente a la voluntad divina. El siervo de Yahvé, es una
imagen que esta en el libro de Isaías: el siervo obediente, como oveja llevada al matadero…” siervo fiel;
acordaros como el evangelio dice: “siervo fiel siéntate a mi derecha, porque has sido fiel en lo poco te daré parte
en lo mucho”
Cuarta imagen: VENCEDOR DEL DIABLO, Él ha atado al hombre fuerte se refiere a un pasaje de Marcos, en el
capitulo tercero, en el que Jesús, como expulsaba a los demonios, fue acusado por los escribas diciendo: “este
hombre expulsa a satanás con el poder de Satanás”. Tiene el poder de satanás y le acusaron de tal cosa –que hay
que ser enrevesado para acusarlo así-. “El llamándolos junto así les decía en parábolas ¿Cómo puede Satanás
expulsar a satanás…? Si un reino esta dividido contra si mismo, ese reino no puede subsistir, si una casa esta
dividida contra si misma, esa casa no puede subsistir, y si satanás se ha alzado contra si mismo y esta dividido no
puede subsistir, ha llegado su fin” Si yo hecho a satanás con el poder de satanás…haber que contradicción es
esta…?” Y ahora dice Jesús esta frase: “Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar si no ata
primero al fuerte, entonces podrá saquear su casa”. ¿A que se refiere Jesús con este versículo misterioso? Hay un
guardián, tienes que atar primero al guardián, sino, a ver como vas a arramblar con la casa…?. Se refiere a
Satanás, es Jesús el que ata al fuerte, satanás es fuerte, obviamente, los ángeles caídos son muchísimo mas
poderosos que los hombres, y Jesús utiliza esta imagen para hablar de que nadie es capaz de arramblar con la
casa, nadie es capaz de luchar contra el reino del mal, si primero no ata a Satanás.
1 H.C.12
Catecismo 2012-04-05 (539-540) MUNILLA
Jesús ha atado a Satanás en las tentaciones del desierto porque le ha quebrado con el rechazo de su tentación, le
ha podido el “pulso” –digamos de alguna forma-. Es una imagen.. hay pasajes del evangelio que los hemos
pasado rapidito y los hemos pensado pocas veces, meditándolos –ojo- que este pasaje es muy interesante por la
forma en la que San Marcos relata de como Jesús se enfrenta al mal.
Y el último titulo que aquí se le apropia a Jesucristo es el VENCEDOR EN LA PASION. La victoria de Jesús en el
desierto, en las tres tentaciones son un anticipo de la victoria en la pasión. La madre de todas las batallas, Jesús
la va a tener que afrontar no en el desierto sino en el monte calvario. Y la victoria de Jesús es por su SUPREMA
OBEDIENCIA AL PADRE, porque allí hace el acto de obediencia al Padre.
Recordáis que ayer os comentaba del libro “Jesús de Nazaret” de Benedicto XVI, interpretando la segunda
tentación de Jesús en el desierto, allí se recuerda que satanás llevo a Jesús hasta el alero del templo y allí le
recordó un pasaje del antiguo Testamento del Salmo que decía si eres Hijo de Dios tírate abajo, porque esta
escrito que Dios ha dado orden a sus ángeles para que te sostengan con sus manos y tu pi no tropiece con las
piedras. Benedicto XVI dice en su libro que Jesús entendió ese pasaje del antiguo testamento de otra forma y en
otro momento: El momento en que Jesús decide tirarse al vacío para ser sostenido por su Padre es cuando el
esta en la cruz y dice: “Padre a tus manos encomiendo mi espíritu”. Y ahí si que Jesús se tira al vacio y es
sostenido por el Padre. Me parece un comentario precioso de Benedicto XVI para entender esta segunda
tentación del desierto.
Estábamos diciendo que el pasaje de las tentaciones del desierto no hemos de interpretarlo inmediatamente en
su sentido moral, que si, que también lo tiene, pero el evangelio es principalmente el anuncio de la persona de
Jesucristo; y por eso al leer las tentaciones del desierto, lo primero que decimos es que Él es el nuevo adán, Él es
el Israel victorioso en el desierto, Él es el siervo fiel de Yahvé, Él es aquel que ato al hombre fuerte –satanás-, Él
es el que anticipo la victoria de la pasión en las tentaciones del desierto.
Quiero hacer referencia a una famosa homilía de San Agustín, comentando el Salmo 60, en la que El habla de las
tentaciones; es una lectura que la Iglesia ha introducido en el rezo del oficio de lecturas del primer domingo de
cuaresma – que es el domingo en que se suele proclamar el evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto-
En la lectura del oficio San Agustín se recogen los tres o cuatro párrafos que yo voy a leer:
“En Cristo fuimos tentados, en El vencimos al diablo, -dice S. Agustín- pues en nuestra vida, en medio de esta
peregrinación, no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la
tentación y nadie se conoce a si mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no
ha combatido, ni combatir si carece de enemigo ni tentaciones”
Es curioso este párrafo y vamos a desmenuzar.
Comienza San Agustín diciendo que en esta vida de peregrinación no podemos estar sin tentaciones, de facto
estamos rodeados de tentaciones, y hay de aquel que sea tan ingenuo para hacer una lectura de esta vida como
si no hubiese tentaciones, porque entonces las tentaciones que le rodean, en vez de detectarlas, de
desenmascararlas… la estrategia de satanás es hacerse invisible, y si no eres capaza de detectar sus tentaciones,
pues claro, si tu tienes un enemigo delante que no ves te da en las dos mejillas y te quedas absolutamente
indefenso. Entonces lo primero es darnos cuenta de que existen tentaciones y existe el tentador.
Aquel que parta del supuesto de que satanás no existe y de que no hay tentaciones objetivamente, y lo que pasa
es que hay errores míos o de otro… va mal, va fatal. Ese tiene muchas mas probabilidades de perder en la
batalla, si ni siquiera identifica al enemigo. Es que además, cuantas veces nos ocurre esto en nuestra vida, que
pensamos que mi enemigo es mi jefe, que mi enemigo es el trabajo que tengo, que mi enemigo es …una persona
determinada, mi enemigo es ese político que me hace la vida imposible, mi enemigo es….; No mire Usted, MI
ENEMIGO ES EL DEMONIO, no nos equivoquemos. Y satanás se puede servir de muchas cosas, para hacernos
daño en nuestra vida, pero no nos equivoquemos de enemigo, y muchos odios y muchos problemas de esta vida
los solucionaríamos si no nos equivocáramos de enemigo. Que mi enemigo es Satanás, que no es el vecino del
tercero izquierda, es así. Fijaos bien, hasta podríamos decir –voy a poner un caso fuerte- hasta una victima del
terrorismo esta llamada a identificar y a llamar: “Mi enemigo es Satanás”. El enemigo último de mi vida no es el
que ha apretado el gatillo, que ha sido un instrumento de satanás. Ser capaz de identificar la fuente del mal es
muy importante en nuestra vida. Por eso dice S. Agustín, en esta vida no podemos estar sin tentaciones. Ahora,
la pregunta es: “¿esto es malo o esto es bueno…?”, ¡hombre! Esto obviamente viene del mal, las tentaciones
calificarlas como buenas….! Vienen del mal. San Agustín dice, a ver, no nos quedemos únicamente con que
2 H.C.12
Catecismo 2012-04-05 (539-540) MUNILLA
vienen del mal, porque Dios es capaz de sacar cosas buenas hasta del mal; luego también hay una providencia
salvífica a través de las tentaciones –fijaos que atrevido es el cristianismo para llegar a decir esto-. ¿Y que es eso
bueno que se puede sacar del mal…? Y responde S. Agustín: “Ya que nuestro progreso se realiza precisamente a
través de la tentación”. En el actual estado de cosas Dios se sirve de las tentaciones para que tú progreses, para
que tú espabiles, para que tú luches, para que tú no te quedes con los brazos cruzados. Cuantas veces hemos
visto que las personas que han estado sometidas a situaciones muy duras son las que más han progresado en la
vida espiritual. Cuando el ambiente ha sido muy fácil, muy religioso, cuando los zapatos nos han llevado a misa,
cuando la corriente social ha sido religiosa, en el fondo uno era religioso por que el ambiente le llevaba a serlo –
cuando los zapatos nos llevaban a misa-. Pero cuando el ambiente es contrario, los zapatos, más bien, nos sacan
de misa, cuando el ambiente es contrario y tienes que remar contra corriente –permitirme la expresión de los
zapatos y la misa-, cuando la corriente es contraria entonces es más fácil que quien vaya, vaya por virtud. Que
ocurre con los peces? Hay un tipo de pez que esta en la desembocadura de los ríos y nada contracorriente y va
buscando el nacimiento del rio y tiene una carne mucho mas limpia más sabrosa. Algo así ocurre por eso San
Agustín dice “Ya que nuestro progreso se realiza en la tentación”, es así. Cuando en esta vida las cosas nos las
han dado mas fáciles, pues a veces no valoramos las cosas y fácilmente nos dejamos llevar por la tentación.
Continua San Agustín y dice: “Nadie puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido”. Es decir
que –señores- en el actual estado en el que estamos, estamos en un momento de combate, y aquí hay dos
maneras de llegar a Dios UNA POR EL CAMINO DE LA INOCENCIA, Y OTRA ES POR EL CAMINO DE LA PENITENCIA.
El camino de la inocencia –no seamos ingenuos-, ya se nos escapo. Inocentes no somos…¡todos somos
pecadores!. Por el camino de la inocencia llego la Virgen María a Dios, nosotros no. Nuestro camino para llegar a
Dios es el camino de la penitencia, es decir el camino del combate. La vida es milicia dice la sagrada escritura. La
vida cristiana es milicia, ósea, aquí hay que luchar, y desde luego no se le puede coronar a quien no haya
combatido. Permitidme el ejemplo, igual que en el mundo militar se pone una medalla al valor a quien combatió
en situaciones duras etc. También el Señor nos da la corona de gloria al fruto, al merito del combate; acordaos
de la corona de gloria que se le da a los mártires que han vencido en el combate y en el martirio. Han vencido
contra las tentaciones que un mártir puede tener en el momento en que es torturado. Se le da la corona del
martirio. San Pablo dice: “he corrido bien mi carrera, he llegado a la meta”. Bueno son imágenes bíblicas, son
palabra de Dios, es decir que en esta vida hay que luchar.
Y termina diciendo San Agustín: “ni nadie combatir si carece de enemigo, ni tentaciones” es como si dijera:
“Bendito pecado que mereció tan grande redentor”. Como diciendo: mira, no nos quejemos del tentador, mejor:
¡benditas las tentaciones que luchando contra ellas nos van a dar la corona de gloria”.
Este San Agustín es un hombre verdaderamente optimista, en contra de lo que algunos dicen de él, porque es
capaz de escribir esto. Volvemos a leerlo completo el párrafo: “pues en nuestra vida, en medio de esta
3 H.C.12
Catecismo 2012-04-05 (539-540) MUNILLA
peregrinación, no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la
tentación y nadie se conoce a si mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no
ha combatido, ni combatir si carece de enemigo ni tentaciones”
Pues venga!, no nos quejemos tanto y vamos a abrazar nuestra debilidad, luchar en ella y saber que Cristo ha
sido tentado para que nosotros podamos vencer al diablo.
Continua San Agustín en esa homilía diciendo: Jesucristo , nuestro Señor, fue tentado por el diablo –nada menos
que Cristo tentado por el diablo- Pero en Cristo estabas siendo tentado tu, porque Cristo tenia de ti la carne y de
El procedía para ti la salvación, de ti procedía la muerte para El, y de El para ti la vida, de ti para el los ultrajes, y
de El para ti los honores; en definitiva de ti procedía para el la tentación y de El para ti la victoria”
¡Impresionante! Esta afirmación de San Agustín. Date cuenta que hay como una especie de intercambio de
situaciones. Jesús ha asumido la naturaleza humana, las tentaciones del desierto son como el último paso de la
Encarnación, la muerte de Cristo en la cruz, el descenso al lugar de los muertos. Es como la ultima consecuencia
de la Encarnación, de asumir la naturaleza humana y la condición del hombre pecador. Hay un intercambio: Él
toma de ti la debilidad para que tú tomes de El la GRACIA PARA VENCER LA TENTACION.
Por eso decía antes que las tentaciones del desierto no son únicamente un pasaje evangélico que funde la moral,
sino que es un pasaje evangélico que funda LA CRISTOLOGIA.
Y continua San Agustín: “Si hemos sido tentados en El, también en El vencemos al Diablo, Te fijas en que Cristo
fue tentado, y ¿no te fijas en que venció…?. Reconócete a ti mismo tentado en El y reconócete vencedor en El.
Podía haber evitado al diablo, pero si no hubiese sido tentado no te habría aleccionado para la victoria, cuando
tu fueras tentado”
San Agustín esta como dando una lección, un tirón de orejas a todos aquellos que somos quejicas, porque
decimos ¡hay, es que la carne es débil!, claro es que me siento arrastrado por las tentaciones…., si, si es
verdad!. Pero no te olvides de la otra parte, no vale decir que la carne es débil, también hay que decir que el
Espíritu es fuerte. NO vale decir “todos somos tentados”, también habrá que decir “Y Cristo venció la
tentación…”. Y El tomo de mí la tentación para que yo tomara de El la Victoria. No seamos quejicas, no nos
fijemos solamente en que Jesús fue tentado, fíjate también en que venció la tentación.
Dice “no te reconozcas a ti mismo, solamente tentado en El, reconócete a ti mismo venciendo en El”.
Cuando Jesús dice: “No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, ese eres tu
diciéndolo también.
Cuando Jesús dice “No tentaras al Señor tu Dios”. Que seas también tu quien lo dice.
Las respuestas de Jesús ante las tres tentaciones son nuestras respuestas.
Primera: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda la palabra que sale de la boca de Dios”
Segunda: “No tentaras al Señor tu Dios”
Tercera: “Vete Satanás, porque esta escrito al Señor tu Dios adoraras y a El solo darás culto”.
Jesús nos ha dado el poder para decir: “VETE SATANAS”
Jesús nos ha dado el poder de ser exorcistas, en el rechazo de la tentación, que ese es el mayor exorcismo, no lo
dudemos. Cuando hablamos de exorcismo entendemos cosas preternaturales, espectaculares… déjate de cosas
raras. El principal exorcismo es el que vence al tentador en sus tentaciones.
Concluimos el apartado de las tentaciones de Jesús con el número 540 del catecismo que dice:
La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías, el Hijo de
Dios, en oposición a la que le propone satanás, y a la que los hombres le quieren
atribuir. Es por eso por lo que Cristo venció al tentador a favor nuestro, pues no
tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas,
sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado –Hb, 4, 15-.
4 H.C.12
Catecismo 2012-04-05 (539-540) MUNILLA
La Iglesia se une todos los años durante los cuarenta días de cuaresma, al misterio
de Jesús en el desierto.
La segunda parte de este numero 540, ya la hemos comentado anteriormente: “Cristo fue tentado a favor
nuestro”. Jesús estaba asumiendo nuestra condición cuando él era tentado.
Nos vamos a fijar en la primera parte empieza diciendo: La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de
ser Mesías, el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone satanás, y a la que los hombres le quieren atribuir.
Es decir, aquí hay en las tres tentaciones del desierto, se están contraponiendo dos estilos de mesianismo.
Satanás le propone un mesianismo en que en primer lugar le dice: haz que las piedras se conviertan en pan.
Cambia mucho las cosas, Jesús estaba haciendo ayuno muy duro, estaba llevando un combate contra la carne
muy duro, y satanás le dice: Bueno ¡Ya vale ya! ¿no..?, Haz que estas piedras se conviertan en pan ¿no…?.
Obviamente, los poderosos de su tiempo, un mesianismo triunfal, haría impensable que el camino de la
penitencia fuera el camino del caudillo; mas bien –fijaos en los modelos que existían: Herodes, modelos llenos
de placer, de comodidad, de hedonismo; es un poco lo que pasa en nuestra sociedad, que parece que el que esta
arriba es el que tiene que llevar una vida mas cómoda, parece como si el placer fuese el motor del mundo, que
es lo que decía Freud. Y desde luego si uno ve los spot publicitarios parece que apretando un botón o tomando
una pastilla todo esta solucionado, eso es la calidad de vida. La calidad de vida es máximo placer con el mínimo
esfuerzo.
La verdad es que era una tentación para Jesucristo, como para nosotros, que su mesianismo o nuestra vida
cristiana sea ante todo y sobre todo cómoda, placentera. Y la verdad es que Jesús, el camino del mesías fue el
camino de la cruz, desde luego nada que ver con que haz que estas piedras se conviertan en pan. Mas bien el
camino de Dios es “haz que este árbol se convierta en una cruz”. Convierto el árbol en una cruz y no las piedras
en pan. La verdad es que esto si que es la antítesis de la tentación, el camino que Jesús elige, que es el de la cruz.
Con la segunda tentación ocurre algo por el estilo. Le dice el diablo a Jesús que suba al pináculo del templo y
desde allí se tire a la plaza... pues fijaos vosotros lo que hubiera ocurrido el domingo de ramos cuando entro
Jesús en Jerusalén. En vez de ser el domingo de Ramos hubiera sido el domingo del volador!, el que se ha tirado
y ha llegado entre ángeles al suelo de la plaza –permitidme la broma-. Eso hubiese sido una entrada
espectacular. Allí no hubiese habido nadie que se resistiera al mesianismo triunfal de Jesús, de esa manera.
Es una tentación de Mesianismo ante el que nadie osaría ni toser. Es una estrada gloriosa, espectacular, que
Jesús el rechazo, porque él quiso entrar en Jerusalén montado en un borrico, humilde. Y esa tentación mesiánica
de Jesucristo, ojo! Que es también nuestra tentación. Hay algunos que piensan que el motor de este mundo es el
poder, por ejemplo Alfred Adler – si Freud dice que el motor de este mundo es el placer, Alfred Adler dice que el
motor de este mundo es el poder-. Uno mira a este mundo y parece que eso es cierto, aquí todos son codazos,
¿quítate tu para que me ponga yo!, y yo primero…siempre como el aceite por encima siempre, y la cosa es
destacar, mangonear, la cosa es decidir tu. Existe la tentación lo que mueve este mundo es el placer, que el
motor de este mundo es el poder. Pero la verdad es que Jesús eligió la humildad como camino.
Frente al placer eligió la cruz, y frente a la tentación del poder y el prestigio desde luego eligió la humildad.
Dice Jesús “cuando vayas a un banquete no te sientes en primer lugar, ve y siéntate en el ultimo lugar”, desde
luego, nada que ver, nada que ver. Y Jesús va y en el momento de la ultima cena se pone de rodillas y limpia los
pies de sus discípulos, y les dice: “Si yo soy el maestro y he limpiado vuestros pies, así también vosotros unos a
otros tenéis que hacer “. Aquí el poder es servicio, la jerarquía es servicio, JESUS ES EL PRIMERO PORQUE HA
SIDO EL SIERVO DE LOS SIERVOS, porque ha elegido el último puesto de servicio. Fijaos que tentación mesiánica
se ha dirigido a Jesucristo, y como él la ha rechazado.
Y en tercer lugar Satanás le lleva a un monte del que se divisaban todos los reinos y le dice: “todo esto te daré, si
postrado me adoras”. Que obviamente es la tentación del poseer los reinos y poseer todo el dinero, poseer la
seguridad que da el dinero en esta vida. La tentación de valorar el tener por encima del ser. Apreciar el mundo y
a los demás por los bienes que poseen. Sentir como enemigos a quienes me quitan, el dinero y el poder y el
primer puesto.
5 H.C.12
Catecismo 2012-04-05 (539-540) MUNILLA
Pues bueno, así como decía antes que hay quien piensa que el motor del mundo es el placer como Freud, o
quien piensa que el motor del mundo es el poder como Alfred Adler. Pues también hay quienes que piensan que
el motor del mundo es el dinero así lo pensaba Marx, y así lo piensa también el capitalismo. En el fondo el
Marxismo y el capitalino es que vienen a pensar lo mismo. Piensan que el motor del mundo es el dinero, y por el
poder que da el dinero.
Pero Jesús, que rechaza esa tentación, él fue pobre, y no tenia donde reclinar la cabeza, no tenia casa, seria muy
bonito saber que hizo Jesús con la casa de Nazaret, ese es un detalle, porque cuando dice el evangelio que el
hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza, por tanto Jesús no tenia casa propia, estoy seguro que Jesús
la dio para que la ocupase algún necesitado –valga el paréntesis, que ya sé que me he salido un poco del tema-.
El elige la pobreza y por lo tanto frente a las tres tentaciones mesiánicas, acordaos como a Jesús intentaron
coronarlo rey cuando hizo la multiplicación de los panes y se escapo, acordaos cuando Jesús anuncia la pasión en
Mateo 16, El anuncia la pasión y Pedro se lo lleva aparte y empezó a decirle “lejos de ti tal cosa” a ti no te pasara
eso; y entonces Jesús rechaza a Pedro en unas palabras inusitadamente muy fuertes, le dice: “Apártate de mi
satanás, por que tu piensas como los hombres y no piensas como Dios”. Es decir “ten cuidado Pedro no seas
instrumentos de satanás, para apartarme de la cruz, a ver si tu vas a volver como el diablo en las tres tentaciones
del desierto queriéndome llevar por el camino del placer –haz que estas piedras se conviertan en pan-, y por lo
tanto nada de cruz. A ver Pedro si tu vas a jugar también pretendiéndome defenderme, a ver si vas a jugar las
cartas de la tentación también.
Es decir que las tres tentaciones del desierto como dice aquí el evangelio, son tentaciones mesiánicas, que van
contra la forma en que Jesús iba a llevar a cabo su mesianismo, y al mismo tiempo son tentaciones contra la
vocación a la santidad.
Mira, el demonio, es muy viejo y se repite, se repite como el ajo, entonces las tentaciones que Jesucristo padeció
son las nuestras, son las de toda la humanidad; pues porque no hay más tela que cortar, hay lo que hay.
Tenemos que darnos cuenta de que en Cristo todos hemos sido tentados.- Y esas tres tentaciones son
básicamente de todos los tiempos y de toda la humanidad. Como decía Dostoievski.
En El fondo nos aprieta a todos el zapato por alguno de estos tres lados
6 H.C.12