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Unidad Iii Ecologia

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UNIDAD III

REDES TRÓFICAS Y ALIMENTARIAS

La vida necesita un aporte continuo de energía el cual llega a la Tierra desde el Sol y pasa de unos
organismos a otros a través de la cadena trófica. Los seres vivos pueden dividirse en categorías de
acuerdo con su función en el flujo de energía en las comunidades.

La energía fluye a lo largo de las comunidades de los productores fotosintéticos hacia varios niveles
de consumidores, cada categoría de organismo se denomina nivel trófico (vocablo griego que
significa alimentación), los productores, desde los grandes árboles hasta las cianobacterias, forman
el primer nivel trófico, y obtienen su energía directamente de la luz solar; los consumidores se
encuentran formando varios niveles tróficos e incluso algunos pueden cambiar de nivel trófico al
alimentarse de organismos de niveles diferentes, por ejemplo, los gorriones pueden alimentarse de
semillas o bien de insectos.

Algunos consumidores se alimentan solamente de manera directa y exclusiva de productores, estos


organismos productores (plantas) son la fuente de energía viva más abundante del ecosistema. Los
herbívoros, que van desde los saltamontes hasta las jirafas, se denominan consumidores primarios y
se encuentran formando el segundo nivel trófico. Los carnívoros, por ejemplo, las arañas, halcones,
lobos, se alimentan de carne, principalmente de herbívoros y se llaman consumidores secundarios, y
forman el tercer nivel trófico.

A veces algunos carnívoros se comen a otros carnívoros y, cuando lo hacen, forman el cuarto nivel
trófico, llamado consumidores terciarios; dependiendo de la naturaleza de las presas, los carnívoros
también pueden ser consumidores cuaternarios y estarán ocupando el quinto nivel trófico.

Las redes de alimentación se conforman por la reunión de todas las cadenas tróficas y se inician en
los organismos productores (las plantas), las cuales captan la energía luminosa del sol y con su
actividad fotosintética, la convierten en energía química almacenada en moléculas orgánicas. Las
plantas son devoradas por otros seres vivos (herbívoros) que forman el nivel trófico de los
consumidores primarios.

La cadena alimentaria más corta estaría por lo tanto constituida por los dos eslabones, por ejemplo,
un elefante alimentándose de vegetación; pero los herbívoros suelen ser presa, generalmente, de los
carnívoros como los leones (depredadores) los cuales son consumidores secundarios en el
ecosistema.

Lo cual constituiría una cadena alimentaria de tres eslabones. Pero las cadenas alimentarias no
acaban en el depredador cumbre como el león, sino que como todo ser vivo muere, existen
necrófagos, como algunos hongos o bacterias que se alimentan de los residuos muertos y detritos,
en general denominados, organismos descomponedores o detritívoros; solucionando la naturaleza,
de esta manera, el problema de los residuos.

Los restos orgánicos de los seres vivos (detritos) constituyen en muchas ocasiones el inicio de
nuevas cadenas tróficas, por ejemplo los animales que habitan las regiones de mar muy profundas
(zonas abismales), se nutren de los detritos que van descendiendo de la superficie.
Las diferentes cadenas alimentarias del ecosistema no están aisladas, sino que se encuentran
entrecruzadas entre sí, y se suele hablar entonces de una red trófica. Una representación muy útil
para estudiar todo este entramado trófico son las pirámides de biomasa, energía o cantidad de
individuos.

En ellas se van sobreponiendo varios niveles con su anchura o su superficie proporcional a la


magnitud representada, en el nivel inferior se colocan los organismos productores (plantas); por
encima los consumidores de primer orden (herbívoros), después los de segundo orden (carnívoros) y
así sucesivamente.

El flujo de energía mantiene en funcionamiento el ecosistema, esta energía va pasando de un nivel al


siguiente, la energía fluye a través de la cadena alimentaria sólo en una dirección: va siempre desde
el sol, a través de los productores, a los descomponedores.

La energía entra en el ecosistema, en forma de energía luminosa y sale en forma de energía


calorífica, que ya no puede reutilizarse para mantener otro ecosistema en funcionamiento; es por
esta razón, que no es posible un ciclo de la energía similar al de los elementos químicos.

Una manera común de representar el ciclo de la energía, es por medio de las llamadas cadenas
alimentarias, que como ya mencionamos, consisten simplemente en una serie continua de diversos
organismos, cada uno de los cuales se alimenta del anterior, es decir, cada organismo representa un
nivel o etapa trófica.

Un ejemplo clásico de lo anterior es el bioma de la sabana africana, en la cual el sol emite energía,
los vegetales la absorben y transforman en sustancias orgánicas, por ejemplo, un trébol, esta planta
es un buen ejemplo de productor primario y se encuentra situado en la base de la pirámide ecológica
de los ecosistemas terrestres, la energía solar, que acumula rápidamente, sirve para nutrir a los
herbívoros, por ejemplo: una cebra, una gacela, o un insecto.

Si un depredador como el guepardo captura y devora una gacela, pero a su vez también puede caer
presa de un león; los depredadores ocupan la cúspide de la pirámide ecológica, superados solo por
los organismos carroñeros y a veces por los súper depredadores, como el ser humano, cuando el
león muere los buitres se alimentan de sus restos, las aves carroñeras se encuentran en la parte
superior de una pirámide ecológica, aunque dado que al ascender en la escala, se reduce la
productividad, la cantidad de energía de que disponen estas aves es un porcentaje mínimo de la
inicial, lo que queda, y los propios restos del buitre cuando muera, pasaran a la tierra al
descomponerse en elementos minerales que las plantas podrán utilizar de nueva cuenta. Dado
que el aprovechamiento en cada una de estas etapas es como máximo el 10% de la anterior, las
cadenas alimentarias son por necesidad cortas y se reducen a cuatro o cinco eslabones.

En la naturaleza las cadenas alimentarias no son simples series longitudinales, sino que se presenta
toda una serie de diversas interacciones y cruces entre las distintas cadenas, resultando que en
realidad se parece, mas a una red o malla, estas redes pueden estudiarse individualmente para cada
ecosistema, y en éstas, más que especies concretas, se identifican grupos de animales, en los
cuales, una u otra especie desempeña un mismo papel.
La energía que las plantas absorben del sol, se va transmitiendo hacia los componentes de los
niveles superiores de la pirámide ecológica, concentrándose de esta manera; lo anterior provoca que
la cantidad de organismos de cada nivel se vaya reduciendo al subir por la pirámide.

Una típica red trófica, es por ejemplo un bosque templado, la cual estaría conformada por presas y
depredadores de varios niveles, así un depredador de primer nivel como el erizo, que se alimenta de
caracoles, lombrices, insectos y pequeños reptiles, a este individuo le darán caza los zorros, los
búhos, así como algunas águilas, pero estos depredadores del segundo nivel son también a su vez,
presa de un súper depredador como el hombre (cazador), pero existen también otros depredadores
de este tipo que cazan a otros de primer nivel: por ejemplo: una culebra captura además de aves que
se alimentan de granos, ranas y mamíferos pequeños como las musarañas, las cuales se alimentan
de insectos y pequeños vertebrados, sin embargo este depredador de segundo nivel no ataca al
erizo común, el cual si era víctima de otros animales de este nivel trófico; como se puede observar el
cúmulo de interacciones resumidas aquí de una manera sencilla, son en realidad bastante
complejas.

Una pirámide ecológica, nos muestra la pérdida progresiva de energía en cada uno de sus niveles
tróficos; la base se encuentra formada por los productores primarios y la parte superior la ocupan los
super depredadores.

Entre la base y la cumbre se encuentra una cantidad de niveles que puede variar, y cada uno de
estos niveles alberga a una cantidad menor de individuos ya que al pasar de un nivel a otro superior,
una parte de la energía se pierde. Es así, que de este modo, las poblaciones de depredadores son
menores que las de sus presas, pues por ejemplo, si existieran mas coyotes que conejos, los
coyotes morirían de inanición al faltarles el alimento.

En los sistemas alterados por el ser humano, dicha pirámide ecológica puede sufrir grandes
modificaciones, sobre todo en cuanto a la composición de su fauna, pues al limitar uno de los niveles
tróficos produce una restricción a todos los demás.

Supongamos, por ejemplo, el bioma de la estepa, en la cual se cultivan grandes extensiones de


cereales por todo el planeta; el hombre ha estado eliminado de manera paulatina prácticamente a
todos los productores primarios, dejando solo las gramíneas que le interesan (trigo, cebada, maíz),
este monocultivo, deja un espectro bastante pobre en la flora, reduciéndola, aparte de las especies
cultivadas, a algunas herbáceas y arbustos.

La fauna puede quedar limitada prácticamente a las aves, con escasos representantes de otros
grupos de vertebrados como algunos roedores, y mamíferos depredadores ocasionales, procedentes
de otros ecosistemas, así como algunas especies de insectos pero que a menudo se encuentran
reproduciéndose masivamente hasta formar una plaga.

Las palomas, perdices, pájaros, serán algunas de las especies orníticas que se situaran en el nivel
inferior de los consumidores. Las, lechuzas, alcotanes, aguiluchos y algunas otras aves de presa
formaran el gran ejercito de los depredadores, y por encima de todos ellos un super depredador, el
halcón peregrino.
PRODUCTORES PRIMARIOS

En el sol, el cual se encuentra a 153 millones de kilómetros de distancia de la tierra, se produce la


fusión de hidrogeno en helio, liberando tremendas cantidades de energía; una pequeña porción de
ésta energía, llega al planeta en forma de ondas electromagnéticas, de esta energía que arriba al
planeta, una parte es reflejada por la atmósfera, las nubes y la superficie terrestre. Así mismo una
cantidad mayor es absorbida como calor por la corteza terrestre y la atmósfera, quedando apenas
aproximadamente el 1.0% para que se desarrolle la vida en nuestro planeta. De este porcentaje, los
vegetales absorben casi el 3.0%. Por lo tanto como ya se menciono con anterioridad la vida sobre el
planeta se encuentra soportada por menos del 0.03% de la energía que arriba del sol.

La producción es un aspecto dinámico del ecosistema que ha adquirido una gran importancia en la
ecología, y se refiere al uso que hacen los seres vivos de la energía radiante procedente del sol, los
productores primarios son los organismos que hacen entrar la energía en los ecosistemas. Los
principales productores primarios son las plantas verdes terrestres y acuáticas, incluidas las algas, y
algunas bacterias, y se encuentran formando el 99,9% en peso de los seres vivos de la biósfera.

Los organismos fotosintetizadores, son los únicos individuos capaces de aprovechar la energía
procedente del sol, y utilizan solamente una pequeña fracción del total que arriba a nuestro planeta,
algo menos del 1%, que es la porción correspondiente a la parte visible de la luz.

En la biosfera tiene lugar un flujo constante de energía, la cual recorre diversas etapas con
magnitudes variables, la producción primaria corresponde a la etapa de mayor magnitud, y se
encuentra localizada en la base de todos los demás niveles de utilización de la energía en el
ecosistema.

La fotosíntesis es la reacción más importante de la naturaleza, y en ella se basa la obtención de


energía para todos los seres vivos, es una reacción de tipo endotérmica que transforma compuestos
pobres en energía, en otros ricos en ella, para que esta reacción se lleve a cabo, se requiere la
presencia de una sustancia fotosensible al espectro de la luz visible, llamada clorofila, la cual se
encuentra en el interior de los cloroplastos de los vegetales La fotosíntesis es el proceso por el que
se capta la energía luminosa que procede del sol y se convierte en energía química, con esta
energía el CO2, el agua, y los nitratos que las plantas absorben, reaccionan sintetizando las
moléculas de carbohidratos (glucosa, almidón, celulosa, etc.), lípidos (aceites, vitaminas, etc.),
proteínas y ácidos nucleicos (ADN y ARN) que forman las estructuras vivas de la planta.

Las plantas crecen y se desarrollan gracias a la fotosíntesis, pero respiran en los periodos en los que
no pueden obtener energía por fotosíntesis porque no hay luz o porque tienen que mantener los
estomas cerrados. En la respiración se oxidan las moléculas orgánicas con oxígeno del aire para
obtener la energía necesaria para los procesos vitales, en el proceso de respiración se consume O2
y se desprende CO2 y agua, por lo que, en cierta forma, es lo contrario de la fotosíntesis que toma
CO 2 y agua desprendiendo O2 La fotosíntesis se produce en los cloroplastos de los vegetales
verdes y su reacción

6 CO2 + 6 H2 O + Energía luminosa → C 6H 12O 6 + 6 O 2


durante la fase luminosa y utilizada para regenerar moléculas de ATP (trifosfato de adenosina) y
NADPH (dinucleótido fosfato de nicotinamida adenina reducido). En una segunda fase la energía
química contenida en el ATP y el NADPH es utilizada para reducir moléculas de CO2 (bióxido de
carbono) hasta gliceraldehído, a partir del cual, se sintetizan las distintas moléculas orgánicas,
principalmente glucosa. Con la glucosa se forma almidón, celulosa y otros carbohidratos esenciales
en la constitución de las plantas La respiración se realiza en las mitocondrias de las células con una
reacción global de la siguiente manera:

C 6H 12O 6 + 6 O 2 → 6 CO 2 + 6H2O + Energía

La energía desprendida en esta reacción queda almacenada en ATP y NADPH que la célula puede
utilizar para cualquier proceso en el que necesite energía.

La temperatura es un factor muy importante para que pueda llegar a tener lugar el proceso
fotosintético, ya que al igual que muchas otras reacciones químicas, es posible solo entre límites
muy estrechos, de 0° C a 50° C, aunque la temperatura óptima es la que se encuentra entre valores
de 20° C y 30° C. La producción primaria depende así mismo de los nutrientes que se encuentran a
disposición de la planta, y será mayor, por ejemplo, en aquellas plantas que crecen en suelos ricos,
que en otras que, por el contrario, lo hacen sobre terrenos empobrecidos.

Cuando se habla de producción de un ecosistema, se hace referencia, a la cantidad de energía que


ese ecosistema es capaz de aprovechar, una pradera húmeda y templada, por ejemplo, es capaz de
convertir más energía luminosa en biomasa, que un desierto y por tanto, su producción es mayor.

La producción primaria bruta de un ecosistema, es la energía total fijada por fotosíntesis por las
plantas; la producción primaria neta, es la energía fijada por fotosíntesis menos la energía empleada
en la respiración, es decir la producción primaria bruta menos la respiración.

Cuando la producción primaria neta es positiva, la biomasa de las plantas del ecosistema va
aumentando, es lo que sucede, por ejemplo, en un bosque joven en el que los árboles van creciendo
y aumentando su número; cuando el bosque ha envejecido sigue haciendo fotosíntesis pero toda la
energía que recoge la emplea en la respiración, la producción neta se hace cero y la masa de
vegetales del bosque ya no aumenta.
En el concepto de eficiencia, no interesa sólo la cantidad total de energía asimilada por el
ecosistema en energía química, sino, cual es la proporción del total de energía luminosa que le llega
al ecosistema, llamamos eficiencia de la producción primaria, al cociente entre la energía fijada por
la producción primaria, y la energía de la luz solar que llega a ese ecosistema, es decir, la eficiencia
del sistema, viene dada por la proporción entre salidas y entradas de nutrientes y energía consumida
para producir una determinada cantidad de materia final.

El proceso de fotosíntesis podría llegar a tener una eficiencia teórica, de hasta un 9% de la radiación
que llega a la superficie, sobre las plantas, es decir, un 2% de la energía que llega a la parte alta de
la atmósfera, pero nunca se han medido en la realidad, valores tan altos. El valor máximo
observado, en un caso muy especial de una planta tropical con valores de iluminación muy altos, ha
sido de un 4,5% de la radiación total que llegaba a la planta, eficiencias "normales", en plena
estación de crecimiento, con buenas condiciones de humedad, temperatura, etc., son:

Eficiencia de la Producción % dedicado a


primaria bruta Respiración
Comunidades de fitoplancton Menor que 0.5% 10 – 40%
Plantas acuáticas enraizadas y Mayor que 0.5%
algas de poca profundidad
Bosques 2 - 3.5% 50 – 75%
Praderas y comunidades 1 – 2% 40 – 50%
herbáceas
Cosechas Menor a 1.5% 40 – 50%

Se puede decir, en resumen, que en plena estación de crecimiento y con las condiciones que hemos
dicho, eficiencias muy normales son del 1% de la energía que llega a las plantas, o lo que es lo
mismo del 0.2% de la energía total que llega a la parte alta de la atmósfera.

Algunas plantas están bien adaptadas al uso de luz difusa y de relativamente baja intensidad y son
mediocres usando luz de alta intensidad, por ejemplo, como la del mediodía. La explicación más
probable de por qué no usan mejor la luz que reciben, es decir, con más eficiencia, es que su
actividad se encuentra limitada por la escasez de elementos químicos y no tanto por la luz. Por
consiguiente en el proceso evolutivo no ha sido necesitado desarrollar mecanismos de fotosíntesis
más eficientes.

El carbono (C), el nitrógeno (N), y el fósforo (P), entre otros, son los elementos que las plantas
necesitan. La producción depende siempre del más escaso de esos elementos: el llamado factor
limitante, normalmente suele ser el fósforo, aunque a veces lo es el nitrógeno.

La relación productividad / biomasa es muy alta en el plancton marino, puede ser cercana al 100%
diario, esto quiere decir, que la población se renueva con gran rapidez, lo que significa que pueden
llegar a tener tasas de renovación de hasta un día. En la vegetación terrestre, el valor suele estar
entre un 2 y un 100% anual lo que significa tasas de renovación de entre 1 y 50 años.
Aunque la productividad de comunidades tan sencillas como la de las algas se renueva con gran
rapidez y llega alcanzar una productividad muy elevada; en una planta herbácea como el trébol
disminuye, y en un bosque frío es aproximadamente de un 2% anual.

La producción de las plantas superiores, presenta problemas muy difíciles en cuanto a la manera de
calcularla, pues comprende tanto raíces y tubérculos como los frutos, hojas, así como también la
hojarasca, que resulta de la llegada de la estación fría Aunque la productividad de comunidades
sencillas, como algas, es mucho más elevada que la de poblaciones maduras, por ejemplo los
bosques, la producción primaria de los ecosistemas terrestres, que ocupan una superficie mucho
mayor que la de las aguas marinas y continentales, es equiparable a la suya en una proporción de 9
a 11.

PRODUCTORES SECUNDARIOS

Como ya se menciona con anterioridad, las plantas son organismos que recogen la energía
procedente del sol y la transforman en materia orgánica que ellas utilizan, es decir, son organismos
autótrofos (producen su propio alimento), además, esta materia orgánica queda a disposición de
otros organismos, los heterótrofos, que son incapaces de sintetizarla. Por lo tanto, la energía fluye
del sol hasta los animales, pasando por las plantas, siendo lo anterior el aspecto dinámico de la
producción en los ecosistemas.

Existen dos principales características las cuales condicionan este flujo de energía: la primera
consiste en que la energía sigue un camino unidireccional, desde el sol hasta los consumidores
finales; la segunda consiste, en que la energía disminuye de manera progresiva según aumenta el
nivel trófico, es decir, en cada etapa; por ejemplo, en el paso de la hierba hacia la vaca se pierde
energía debido a los residuos del propio metabolismo del organismo productor.

Tras la fase final de este flujo de energía, la producción primaria de materia orgánica a cargo de las
plantas, los organismos heterótrofos continúan su producción de materia a expensas de la que
toman ya elaborada: esto es, la producción secundaria, y cada uno de los pasos constituye el
alimento para los seres que vienen detrás. La hierba es el alimento de la gacela, la cual da de comer
al leopardo, de cuyos restos se nutrirá el buitre.

La materia orgánica, ya sea en forma de una hoja, fruto, pez o bien un pedazo de músculo de un
herbívoro grande, es un alimento. La cantidad de energía que se encuentra en la materia viva es
altamente uniforme, presenta valores muy cercanos a una media que se cumple para todos los
organismos, las diferencias en el valor nutritivo de uno u otro, se encuentran en la diferente
proporción de sus componentes así como en el valor fisiológico final, es decir, el grado de utilización
que el propio organismo pueda hacer de ellos. El contenido energético no es la principal
característica de un alimento, sino, que otros componentes (proteínas, elementos químicos,
vitaminas) desempeñan un importante papel y en ocasiones los vuelve insustituibles; la ausencia de
cualquiera de ellos suele provocar enfermedades en los organismos.
Para sintetizar materia orgánica, los animales no solo requieren disponer de otra ya elaborada (la
que producen la plantas), sino que requieren así mismo, sustancias inorgánicas, como son los
elementos químicos que se presentan en forma de minerales, por ejemplo, muchos animales buscan
la sal que aflora en determinados lugares y también aprovechan la que encuentran en otros
organismos.

La biodiversidad de las especies actuales ha sido originada por el proceso evolutivo, y a dado lugar
también, a dietas muy diversas como resultado de la adaptación de los organismos a las distintas
condiciones del medio y, a las fuentes disponibles de alimento, la dieta equilibrada y natural es el
resultado de un largo proceso de evolución y, posibles desajustes, provocan alteraciones a las que
no siempre puede hacer frente el organismo.

La eficiencia de un sistema productor secundario es más difícil de calcular que la de uno primario,
pues los factores que intervienen en ella, son varios, así como también es mayor la variabilidad en
cuanto al modo de obtención de la energía. Además de tener en cuenta el alimento ingerido y el
asimilado, se debe considerar la energía gastada en el metabolismo, el crecimiento, la reproducción,
y la energía pérdida en la forma de excreciones y desechos.

El metabolismo, es un factor importante que condiciona la cantidad de alimento que ingerirá el


animal, es así, que las especies que presentan un metabolismo basal (el necesario para mantener
con vida al animal) muy elevado tienen que comer más cantidad, que las que lo tienen bajo. La
cantidad de biomasa generada por los productores secundarios es variable según los ecosistemas y
las especies implicadas aunque en general puede afirmarse que en los medios marinos es solo algo
inferior a la obtenida gracias a la actividad desarrollada por los productores primarios.

En tierra firme la situación es distinta, el índice de aprovechamiento se sitúa por término medio en el
1.0%. Los animales solo consumen una parte muy pequeña del alimento vegetal disponible, así en
un bosque, los ratones únicamente comen el 2.0% de la biomasa vegetal disponible y los venados
apenas llegan al 5.0%.

Los productores secundarios del ecosistema son todo el conjunto de animales, y detritívoros
(descomponedores) que se alimentan de los organismos fotosintéticos (vegetales). Los animales
herbívoros se alimentan de manera directa de las plantas, pero los diferentes niveles de carnívoros y
los detritívoros también reciben la energía indirectamente de las plantas, a través de la cadena
trófica.

Los animales obtienen la energía para su metabolismo, de la oxidación de los alimentos


(respiración), pero no todo lo que comen acaba siendo oxidado, parte se desecha en las heces o en
la orina, otra parte se difunde en forma de calor, la repartición de energía en un animal se da
mediante un proceso.
Así, por ejemplo, una ardilla se alimenta de piñones, que son la energía bruta que introduce en su
sistema digestivo, pero deja como residuos todo el resto de la piña (energía no utilizada), de los
piñones que ha comido, una parte se elimina en las heces y sólo los nutrientes digeribles pasan a la
sangre, para ser distribuidos entre las células, de esta energía, parte se elimina en la orina y sólo el
resto se utiliza para el metabolismo, parte de la energía metabólica es usada para mantener su
organismo vivo y activo y parte (producción secundaria neta) para crecer o reproducirse; es decir, los
animales herbívoros, transforman parte de la energía solar acumulada en la hierba, en proteínas
(producción secundaria) y el resto lo utilizan para su propio funcionamiento; en cambio los animales
con un metabolismo muy elevado, por ejemplo los insectos, acumulan un porcentaje reducido de la
energía que consumen, sin embargo, su elevado número les convierte en una presa codiciada. En
cambio los grandes depredadores como leones, pumas, leopardo, etc., procuran gastar el mínimo de
energía y reservarla para la búsqueda y captura de la presa, que acumula en si los nutrientes de
cada uno de los niveles de la pirámide ecológica.

El ser humano, intenta en la cría selectiva de su ganado, que éste transforme la mayor cantidad
posible de pasto en carne, con lo que incrementa la productividad, pero esto se da con un detrimento
de otras características del animal. Como ya vimos, la mayor parte de la energía solar absorbida se
utiliza en el mantenimiento o bien se pierde a través de las heces, sólo una pequeña parte se
convierte en producción secundaria (aumento de peso del animal o nuevas crías).

Sólo una fracción insignificante de la energía puesta en juego en la biosfera circula por las
estructuras más complejas de la vida, las de los animales superiores. Es por este motivo, que las
biomasas de los niveles tróficos decrecen rápidamente a medida que aumenta el nivel; así, por
ejemplo, con 8 toneladas de hierba se alimenta una tonelada de vacas, y con una tonelada de vacas
se alimenta una persona de unos 48 kg.

En ecosistemas acuáticos, cuando la diferencia de tasa de renovación entre dos niveles tróficos
sucesivos es muy grande, no se produce esta reducción de la biomasa; así sucede en algunos
sistemas planctónicos en los que la masa de fitoplancton se puede duplicar en 24 horas y 1 kg de
fitoplancton puede alimentar a más de 1 Kg de zooplancton.

Por ejemplo, las ballenas, para poder satisfacer sus necesidades de energía, aprovechan los
recursos tróficos de los niveles inferiores de la pirámide ecológica: el plancton animal y vegetal.

Dentro del grupo de los productores secundarios, además de los animales grandes y longevos (de
larga vida), está el grupo de los detritívoros o descomponedores, formado fundamentalmente por los
hongos y las bacterias. Son de tamaño muy pequeño, pero están en todas partes, con poblaciones
que se multiplican y se desvanecen con rapidez.

Desde el punto de vista del aprovechamiento de la energía son despilfarradores y aprovechan poco
la energía: su eficiencia es pequeña.

Los descomponedores tienen gran importancia en la asimilación de los restos del resto de la red
trófica (hojarasca que se pudre en el suelo, cadáveres, etc.), son agentes necesarios para el retorno
de los elementos, que si no fuera por ellos, se irían quedando acumulados en cadáveres y restos
orgánicos sin volver a las estructuras vivas, gracias a su actividad se cierran los ciclos de los
elementos.
En los ecosistemas acuáticos abundan las bacterias, y los hongos, estos son muy importantes en la
biología del suelo; su biomasa supera frecuentemente la de los animales del ecosistema. La biomasa
bacteriana de los ecosistemas terrestres está comprendida habitualmente entre 0.2 y 15 g C/m2 (la
de los animales raramente sobrepasa 2 g C/m 2), y en los ecosistemas acuáticos oscila entre 0.1 y 10
g C/m2.

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