Un ascensor en una mina en Sudáfrica se atascó con 20 mineros atrapados a mitad de su descenso de 1600 metros. Mario Cockrell guió a los mineros uno a uno por los cables de acero hacia la superficie, diciéndoles "¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA!" para calmarlos. La recomendación de Mario de mirar hacia arriba en lugar de abajo en momentos difíciles es aplicable a todas las circunstancias de la vida y enseña que al mirar hacia arriba
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Un ascensor en una mina en Sudáfrica se atascó con 20 mineros atrapados a mitad de su descenso de 1600 metros. Mario Cockrell guió a los mineros uno a uno por los cables de acero hacia la superficie, diciéndoles "¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA!" para calmarlos. La recomendación de Mario de mirar hacia arriba en lugar de abajo en momentos difíciles es aplicable a todas las circunstancias de la vida y enseña que al mirar hacia arriba
Un ascensor en una mina en Sudáfrica se atascó con 20 mineros atrapados a mitad de su descenso de 1600 metros. Mario Cockrell guió a los mineros uno a uno por los cables de acero hacia la superficie, diciéndoles "¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA!" para calmarlos. La recomendación de Mario de mirar hacia arriba en lugar de abajo en momentos difíciles es aplicable a todas las circunstancias de la vida y enseña que al mirar hacia arriba
Un ascensor en una mina en Sudáfrica se atascó con 20 mineros atrapados a mitad de su descenso de 1600 metros. Mario Cockrell guió a los mineros uno a uno por los cables de acero hacia la superficie, diciéndoles "¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA!" para calmarlos. La recomendación de Mario de mirar hacia arriba en lugar de abajo en momentos difíciles es aplicable a todas las circunstancias de la vida y enseña que al mirar hacia arriba
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“¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA!
En un ascensor de una mina en Sudáfrica, se encontraban 20 mineros. Este
comenzó a bajar lentamente durante una profundidad de 1600 metros. A la mitad de la bajada, una falla mecánica freno en seco el ascensor y los 20 hombres quedaron atrapados. Fue entonces que surgió un héroe. Mario Cockrell, uno de los mineros tuvo una idea, comenzó a deslizarse por los cables de acero, llagando sus manos, fue guiando, uno a uno a sus compañeros de trabajo, eran ochocientos metros de bajada y, para calmar los nervios de los mineros les decía una sola cosa: “¡NO MIRES HACIA ABAJO! ¡MIRA HACIA ARRIBA! Fue la fortaleza física de Mario Cockrell, su presencia de ánimo, su amor al prójimo, su firme de en Dios y esa oportuna y sabia recomendación; << ¡NO MIRES HACIA ABAJO! >> Lo que salvo la vida de aquellas personas. Esa es una recomendación que encierra un significado poderoso. Sirve para todas las circunstancias de la vida, buenas o malas, placenteras o desagradables. No hay que mirar hacia abajo. ¡Hay que mirar hacia arriba, siempre hacia arriba! Si miramos hacia abajo veremos solo un abismo negro. Veremos el fracaso, la desesperación, la desgracia, el infortunio. Pero si miramos hacia arriba veremos el cielo azul, el sol brillante y ¿Por qué no? A Dios mismo. Los que miran siempre hacia abajo no ven nada más que sombras, zozobras, peligros, incertidumbres y enemigos. En Cambio, quienes miran hacia arriba verán luz, colores, el cielo y resplandor, y una nueva esperanza, seguridad, consuelo y paz. El apóstol Pablo por alguna razón muy profunda nos enseña: Ocupen su mente en las cosas de arriba (Cielo), no en las de la tierra. (Colosenses 3:2 RVA15). Si nos concentramos solo en lo que vemos en este mundo, veremos todo lo feo de la humanidad a causa del pecado, mientras que si volvemos nuestros ojos hacia arriba, con los ojos de la fe, veremos a Dios, y de ÉL recibiremos el poder de una vida NUEVA y ETERNA. Es muy cierto que vivimos con los pies pegados a esta tierra, tenemos que cuidar de lo que nuestro dios nos ha prestado nuestra familia, trabajo, y las oportunidades de ser útiles. Cristo está arriba sentado en su trono esperando que le miremos solo a Él y que nos arrepintamos. No despreciemos esa dirección vertical. Dios espera que alcemos nuestra mirada y veamos en esa dirección suya. Las escrituras nos enseñan: ¡Busquen al SEÑOR mientras puede ser hallado! ¡Llámenlo en tanto que está cercano! (Isaías 55:6 RVA15).