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Ensayo Sobre Lenguaje Inclusivo

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Título

El lenguaje para Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística estructural, es la capacidad


humana de expresar sentimientos y pensamientos a través de signos, y al cual propuso como un
objeto binario compuesto por la lengua, su componente social y por un componente individual que
es el habla. Esto quiere decir que el sistema de signos que utilizamos para construir nuestro
universo simbólico, necesariamente requiere de un componente social que se construye dentro de su
propia historicidad a partir de consensos.
Si analizamos al lenguaje desde la perspectiva semiótica, podemos observar que estos
complejos sistemas simbólicos que lo componen, condicionan el modo en el que entendemos y
significamos en torno a determinados fenómenos sociales, dentro de las comunidades en las que
circulan. Estos procesos que en muchos casos resultan naturalizados, dado que accedemos a esa
forma de representar el mundo desde el momento en que aprendemos nuestra lengua.
Las significaciones con las que damos sentido a todo lo que concierne a la textura general de
la experiencia, se van determinando por relaciones de negación y síntesis, a medida que van
perdiendo vigencia para significar y por medio de las cuales van generando un distanciamiento de
los discursos iniciales, hasta construir nuevos discursos en los que “ya no son válidas las reglas
según las cuales se construyo el primero.” Entonces surje una nueva semiosis o como sostiene Juan
Magariños de Moretín, “un nuevo lenguaje”, lo que correlativamente “habrá conducido a la
construcción de un nuevo universo de objetos semióticos, osea, si circula otra semiosis, se
construye otro mundo”.
Según el autor, es en esta transformación que consiste el curso histórico, que según afirma se
independiza del transcurso cronológico, “de modo tal que el transcurso histórico puede
manifestarse, también, en la coexistencia, en un momento determinado, entre las diferentes partes
de una misma sociedad o grupo social, en el cual habría subpartes que habitarían tiempos históricos
diferentes, pese a su contemporaneidad” Para lo que deja Magariños a modo de pregunta “qué
momento histórico enfrentamos cada vez que abrimos una puerta.”
Entonces las distintos significaciones, en tanto conjuntos de opciones posibles producidos y
provisionales que se encuentran disponibles para que en un determinado momento, de determinada
sociedad sus miembros construyan las significaciones de todos los fenómenos en su entorno es lo
que Magariños llama “mundos semióticos posibles”(2007). Pero cabe decir que estos mundos
semióticos posibles, no circulan en un entorno de total libertad.
Teniendo en cuenta esto y volviendo a lo que concierne al lenguaje, podemos afirmar de que
este debe valerse de determinadas construcciones normativas para estandarizar los usos y establecer
criterios que permitan que la comunicación resulte efectiva, así como también precisa de cierto
grado de normalización para sortear la doble contingencia inherente al acto comunicativo.

¿Quién configura e institucionaliza esas reglas?

La lengua castellana y en la cuál les escribo, es la tercer lengua más hablada del mundo
(detrás del español y el mandarín) y es regulada por la Real Academia Española (RAE), una
institución con sede en la ciudad de Madrid, que fue fundada en 1713. La RAE se dedica a la
regularización lingüística “mediante la promulgación de normativas dirigidas (según se jacta) a
fomentar la unidad idiomática entre o dentro de los diversos territorios que componen el llamado
mundo hispanohablante, garantizar una norma común, en concordancia con sus estatutos
fundacionales” y es también la encargada de incluir o excluir todos los cambios que experimente el
habla para que “no quiebren la unidad del ámbito hispánico”1.
Estos objetivos los cumple a través de dos funciones específicas, por un lado lo que se
conoce como gramática descriptiva, que consiste en el trabajo de delimitar el objeto de estudio
linguistico y dar cuenta de sus caracteristicas más allá de las cuestiones normativas sino que
observa la lengua que sus hablantes usan en diversas partes para describir cómo es esa lengua, y en
caso de que un uso sea reproducido por suficiente cantidad de personas y “se hace lugar en
determinados espacios, la RAE acaba incorporándolo al diccionario” e informándole al público.
Cabe destacar que en teoría, esta gramática no utiliza conceptos como correcto e incorrecto,
ya que de eso se encarga la segunda función de la RAE y que la realiza a partir de la gramática
normativa, cuya función es generar un conjunto de reglas necesarias para “poder analizar una
lengua, sistematizarla y enseñarla mejor a las siguientes generaciones.”2
El problema que se plantea al ser una institución quién vele por la imposición normativa del
lenguaje, es que muchas veces no responde su adecuación a los cambios propulsados por la
inminente dinámica social y en los últimos años ha sido cuestionada por sus declaraciones con
respecto a su postura ante las modificaciones exigidas desde determinados sectores sociales en el
mundo hispanohablante por considerar que el lenguaje posee componentes sexistas.

¿Que es el lenguaje sexista?

Como mencionamos anteriormente, una de las facultades de la lengua es la de nombrar, categorizar


y ordenar el mundo que nos rodea. El asunto es que desde que nacemos, las personas somos

1- https://www.rae.es/la-institucion
2- https://elgatoylacaja.com.ar/la-lengua-degenerada/?
fbclid=IwAR1pUeUwiyXNbPfR1tdX2rqAi35TgmWW4QwUeL5oPIBo2VVX8YSZ9TrimRc
divididas a partir de construcciones genéricas entre varones y mujeres, y esta división se establece
incluso “antes de que nuestro cuerpo tenga cualquier tipo de posibilidad de asumir un rol
reproductivo”, lo que tiene su correlato en las categorizaciones masculinas y femeninas,
respectivamente, que están presentes en nuestra lengua. Y esto afecta según se ha comprobado en
una sucesión de investigaciones en “nuestras preferencias, auto proyecciones y deseos ya tienen una
enorme carga de los esquemas simbólicos que nos rodean.”
Las investigaciones respecto a la importancia que adquieren en la sociedad estas
construcciones sociales en torno al género, han comprobado que tal división no es neutral y que
posee jerarquías. Por tanto en el lenguaje, se evidencian las desigualdades existentes dentro de la
organización de una sociedad, y nuestro contexto, en el que la autoridad ha sido histórica y
exclusivamente reservada para los individuos masculinos, “se traducen en lo que el sociólogo Pierre
Bourdieu define como ‘violencia simbólica’, y esto nos sirve para comprender uno de los
mecanismos que perpetúan la relación de dominación masculina.”3
Este punto es el que ha sido más ampliamente abordado y problematizado desde el
pensamiento feminista y desde algunos ámbitos académicos, a partir de sugerir la importancia de
revisar el uso del lenguaje sexista, que se manifiesta dentro de nuestra sociedad tanto en los roles y
trabajos que deben cumplir quienes la componen, así como imponer segmentaciones genéricas
binarias que invisibilizan y excluyen las disidencias.
A partir del ejercicio de la violencia simbólica por parte del dominador, se nos determina y
delimita el modo en que podemos pensarnos a nosotros mismos, asi como al mundo en el que
vivimos y la relación que establecemos con él y el asunto es que dicha percepción nos es impuesta a
tal punto de que condiciona nuestra facultad semiótica de producir e interpretar los signos que
construyen nuestra experiencia, y solo podemos pensar los mundos semióticos posibles en la
medida en que construímos nuevas formas de enunciar, y ahí radica en la importancia de generar un
lenguaje que dé cuenta y evidencie las desigualdades existentes, porque una de las principales
características de este poder es el hecho de ser invisible.
En este sentido, cave recuperar la pregunta que se hace Foucault en su trabajo titulado El
orden del discurso: “¿qué hay de tan peligroso en el hecho de que la gente hable y de que sus
discursos proliferen indefinidamente? ¿En dónde está por tanto el peligro?”(1970)
Generar un cambio en estos mecanismos de dominación requiere de una “subversión
simbólica” que invierta “las categorías de percepción y de apreciación” a partir de las cuales los
dominados construyan “nuevas categorías de percepción y de apreciación para nombrar y clasificar
la realidad.”. (El gato y la caja , 2018)

3 - https://elgatoylacaja.com.ar/la-lengua-degenerada/?
fbclid=IwAR1pUeUwiyXNbPfR1tdX2rqAi35TgmWW4QwUeL5oPIBo2VVX8YSZ9TrimRc
¿Cuál es la postura de la RAE?

La RAE en vez de mostrarse favorable a generar las medidas adaptativas necesarias para
reconfigurar estas condiciones, ha demostrado ser uno de los instrumentos de los dominadores a a
partir de ejercer su condición de institución legitimadora para excluir determinados discursos que se
contraponen a los intereses que resguardan, Michael Foucault ya había dado cuenta de estos
mecanismos de exclusión cuando sostenía a modo de hipótesis de su trabajo que “en toda sociedad
la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número
de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el
acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.”(p.14)
La institución, ante las acusaciones que ha recibido desde los distintos circulos, ha
demostrado ser muy conservadora al respecto. El mismo director de la RAE, Darío Villanueva ha
apuntado que “el problema es confundir la gramática con el machismo” y en sintonía con estas
declaraciones, la institución ha optado por esconderse detrás de las cuestiones estructurales del
lenguaje, sin detenerse en una arista de la cual hemos dado cuenta, que es su dimensión política.
Esta postura ha sido reiterativa en los últimos años, desde su cuenta en Twitter, la misma
Academia a declarado que “no avala el llamado ‘lenguaje inclusivo’,(dado) que niega el valor
genérico del masculino gramatical y altera artificialmente el funcionamiento de la morfología de
género en español”. Postura que ha mantenido en los distintos manuales y trabajos que ha ido
produciendo, como por ejemplo en el titulado “Nueva gramática de la lengua española”, publicado
en 2009, y en el que se le dedicó un capitulo a las cuestiones ligadas al género, sosteniendo su
postura de que “en el lenguaje de la política, en el administrativo, en el periodístico,(...), se percibe
una tendencia reciente (de intensidad variable, según los países) a construir series coordinadas
constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros”. 4 Para lo que afirmaba que
eso desdoblamientos son artificiosos e innecesarios.
Lo cual también ha ratificado en el último trabajo publicado como "Libro de estilo de la
lengua española", dado que reiteró su rechazo ante las nuevas formas propuestas de lenguaje, lo
cual despertó polémica dentro de los ámbitos en los que se debate la problemática ligada al lenguaje
inclusivo.

Conclusión

Cabe decir en esta instancia, tal como se ha intentado demostrar, que el lenguaje juega un rol
condicionante en los modos de percibir, pensar y transmitir el mundo simbólico en el que vivimos,

4- Recuperado de: https://www.rae.es/sites/default/files/Sala_prensa_Dosier_Gramatica_2009.pdf


que lejos de ser neutral, históricamente se ha ido produciendo y reproduciendo en el seno de una
estructura patriarcal como una fuerza invisible e invisibilizadora, con lo cual podemos establecer
una relación directa entre lo lingüístico y lo político.
Lo que nos lleva a pensar en la importancia de realizar una revisión crítica acerca de cómo
construimos esta realidad a partir del lenguaje y a su vez generar instrumentos para poder pensar el
modo en el que subvertir estas estructuras. Como afirma Magariños, la transformación es una
cualidad inherente a toda significación, es decir que el modo en que tenemos de percibir el mundo o
las significaciones que se encuentran vigentes, tienen el destino de llegar a provocar su propia
desaparición, “de agotar, al aplicarla, su propia potencia explicativa, ya que sus éxitos van
demarcando sus propios límites, o sea, aquello de lo que no puede dar cuenta, pero que no hubiera
podido llegar a conocerse (en cuanto límite) más que después de haber intervenido”.(2007, p.17)
En este sentido, la polémica que genera el lenguaje inclusivo, tanto a nivel social como en
las instituciones anacrónicas que se ven puestas en jaque ante su irrupción, son una muestra de las
resistencias que impone el sistema ante estos discursos que le disputan su lugar hegemónico y
privilegiado, así como también una manifestación de todos esos sectores invisibilizados que en el
transcurrir histórico han ido adquiriendo las herramientas no solo para pensarse a si mismos sino
que también para establecer nuevos sistemas semióticos. Y esa es la cualidad más subversiva que
posee el lenguaje inclusivo.

Bibliografía

-Foucault, Michel. El orden del discurso. México: Tusquets, 2013


-J.Magariños de Moretín La semiótica de los bordes. Apuntes de metodología semiótica (Córdoba:
Ed. Comunicarte). 2008
-Minoldo, S., & Balián, J. C. (2018, 4 junio). La lengua degenerada. Recuperado 13 noviembre,
2019, de https://elgatoylacaja.com.ar/la-lengua-degenerada/?
fbclid=IwAR1pUeUwiyXNbPfR1tdX2rqAi35TgmWW4QwUeL5oPIBo2VVX8YSZ9TrimRc

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