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Capitulo 2

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Capítulo 2: Sobre el lenguaje humano.

En este capítulo abordaremos los temas referidos a la naturaleza del lenguaje,


especialmente el lenguaje humano y la relación entre el lenguaje y el individuo.

EL LENGUAJE.
El lenguaje como dominio consensual.

Comprendemos que los individuos tienen capacidad para el lenguaje y que por lo tanto
precede a este. Nos oponemos a esto, creemos que el individuo se constituye en el
lenguaje, claramente para que el individuo hable y escuche se deben dar una serie de
capacidades biológicas , sin embargo el lenguaje es un fenómeno social, no biológico,
puesto que nace de la interacción entre los seres humanos, es en esta interacción donde
aparece la constitución del dominio consensual, el compartir una misma serie de signos
( gestos, sonidos, etc), sin este no hay lenguaje.

Un mundo lingüístico de entidades lingüísticas.

Debemos destacar que nos referimos al lenguaje a través y desde el lenguaje, debemos ser
precavidos en cuanto a que los signos, objetos, eventos y acciones son constituidas como
tales en el lenguaje.
Un objeto es una relación lingüística que establecemos con nuestro mundo y están
constituidos en el lenguaje, traen nuestra marca humana y dicen algo sobre nosotros, una
taza de té es una taza de té para nosotros, no para la mosca que se posa sobre ella.

El lenguaje como coordinación de coordinación de acciones

Nos referimos al lenguaje cuando observamos un tipo especial de comunicación, un tipo


especial de coordinación de acciones.
El lenguaje, como fenómeno, es lo que el observador ve cuando ve una coordinación
consensual de la coordinación de acciones, cuando los miembros participantes de una
acción coordinan la forma en que coordinan juntos la acción. El lenguaje, es coordinación
recursiva del comportamiento.
Por ejemplo, un padre coordina con su hijo, le pide que abra la puerta y le menciona
"¿Tomas podes abrir la puerta?” el responde “ bueno” si analizo lo ocurrido vemos que a
través de los signos y basándose en los significados compartidos Tomas responde a la
pregunta, existe un otorgamiento de significado compartido, un dominio consensual.
Dicha acción se complejiza si Tomas se levanta y abre la puerta, esta acción ya no es
arbitraria sino que muestra que el lenguaje surge a partir del dominio consensual, producto
de la interacción social.

La capacidad recursiva del lenguaje humano.

La capacidad recursiva es un factor importante de diferenciación entre el lenguaje humano y


el que observamos en otras especies. Significa que los seres humanos podemos hacer girar
el lenguaje sobre sí mismo, hablar sobre nuestra habla, sobre nuestras distinciones
lingüísticas, sobre el lenguaje, sobre la forma de coordinar acciones, esta capacidad
recursiva del lenguaje humano es lo que llamamos “reflexión” que es la base de la razón.
Según los metafísicos , la reflexión era una facultad individual de la mente, escindida de
toda conexión con el lenguaje, y si aceptamos que tal reflexión es un rasgo humano
podemos comprender que la razón es una función del lenguaje, por lo tanto somos seres
racionales porque somos seres lingüísticos viviendo en un mundo lingüístico.

Condiciones estructurales e históricas para el surgimiento del lenguaje humano.

Los seres humanos han desarrollado la capacidad del lenguaje por la estructura del sistema
nervioso, nuestros órganos vocales y auditivos, por condiciones biológicas que permiten
operar en el lenguaje, las cuales surgen de la interacción social.

EL INDIVIDUO COMO CONSTRUCCIÓN LINGÜÍSTICA


Los individuos como fenómenos sociales.

Los seres humanos somos seres lingüísticos y como tales buscamos darle sentido a
nuestra vida, cuando preguntamos a alguien su nombre, obtenemos una historia, un relato,
un fenómeno social, porque crece en una cultura lingüística y somos lo que somos debido a
esa cultura, idioma y costumbres. Al modificar el relato de quiénes somos, modificamos
nuestra identidad.
El individuo no puede ser separado de su relato. Ese relato es constitutivo de lo que el
individuo es, ya que es, en los relatos que hacemos de nosotros y de otros, donde
generamos lo que somos.
El inconveniente que hay con ello es que sigue siendo una comprensión individual del
individuo y, como tal, no toma suficientemente en cuenta el carácter social del lenguaje. Se
debe establecer, un segundo punto importante a este respecto “en tanto individuos, somos
lo que somos debido a la cultura lingüística en la que crecemos y a nuestra posición en el
sistema de coordinación de la coordinación del comportamiento (del lenguaje) al que
pertenecemos” en este sentido el individuo es también una construcción y un fenómeno
social. La forma en la que actuamos en la vida no es arbitraria descansa en la historia como
en las prácticas vigentes de la comunidad a que pertenecemos, nos constituimos dentro y a
partir del trasfondo de esos metarrelatos que llamamos discursos históricos.
El lenguaje, va más allá de la capacidad de contar historias, del discurso, es un sistema de
coordinación de la coordinación del comportamiento y está presente en nuestras acciones.
La producción de relatos es una forma de actuar en la vida, cada comunidad desarrolla sus
propios modos de enfrentar la vida. Estos modos de hacer las cosas, de la manera como las
hace la comunidad, los llamamos las prácticas sociales.

Los individuos se constituyen como tales a partir del lugar que los seres humanos
ocupan dentro de sistemas lingüísticos más amplios.

Sabemos sobre la importancia, para el individuo, de los discursos históricos, esto forma
parte de un aspecto en el lenguaje de la comunidad, además está enclavado en sus
prácticas sociales. Existen diferencias individuales entre ellos, algunas de ellas son
biológicas, no es sólo en el campo de la biología donde podemos fundamentar las
diferencias individuales, el individuo es una entidad lingüística, significativa dentro de un
sistema más amplio de lenguaje.
Somos lo que somos a partir de las relaciones que establecemos con los demás. El
individuo es constituido como la suma de sus relaciones con los demás. Las
individualidades serán diferentes si en un sistema somos el empleador o el empleado, el
padre o el hijo, el hijo mayor, el del medio o el menor, el actor o el espectador, etcétera. Uno
de los principales méritos de la psicología sistémica ha sido precisamente reconocer la
función de los sistemas sociales (en especial el de la familia) en la configuración del
proceso de individualización.

La relación mutua entre los sistemas lingüísticos y el comportamiento


individual
Un principio básico del enfoque sistémico es que el comportamiento humano es
modelado por la estructura del sistema al que pertenece el individuo y por la
posición que ocupa en ese sistema. Cuando la estructura del sistema cambia, es
probable que también cambie el comportamiento individual. No podemos olvidar
que, mientras que el sistema condiciona lo que somos en tanto individuos, recordar
también que somos nosotros, los creadores de ese mismo sistema.
Nuestra capacidad de reflexión nos permite especular, conversar con los demás (y
con nosotros mismos) acerca de nuevas posibilidades, arriesgarnos e inventar —
despojándonos de nuestras ataduras respecto de nosotros mismos y de nuestro
medio social.
El liderazgo expone esta capacidad humana de intervenir en el diseño de nuestros
entornos sociales y, en el de otros individuos. Y el liderazgo, postulamos, está
basado en un conjunto de capacidades lingüísticas determinadas. Es una de las
más claras manifestaciones de la capacidad generativa del lenguaje.
Sabemos que actuamos de acuerdo a como somos, y que somos de acuerdo a
como actuamos. Observamos ahora esta tesis con otra que nos lleva de la relación
entre el ser y la acción a la polaridad entre el individuo y el grupo (o sistema) social
al que aquél pertenece.
Tercer principio:
Los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que
pertenecen. Pero a través de sus acciones, aunque condicionados por estos
sistemas sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales.
Si queremos crear sistemas efectivos, por ejemplo los japoneses en el campo de la
empresa y los negocios, debemos abrirnos a un nuevo examen de la relación entre
los individuos y los sistemas sociales.

VUELTA A LA ONTOLOGÍA DEL LENGUAJE


La ontología del lenguaje, no es sólo una interpretación más sobre el ser humano.
Desafía los presupuestos básicos y lleva a su fin lo que hemos llamado la deriva
metafísica, de la siguiente manera:
Primero sustituye el tradicional «lenguaje del ser» por un nuevo «lenguaje del
devenir», introduciendo como principio fundamental la noción de «la nada». La
nada, en este contexto, no debe ser confundida con el nihilismo pasivo. No se
detiene en el reconocimiento pesimista de la falta de sentido de la vida humana,
sino que se convierte en la fuerza motriz que permite a los seres humanos crear y
regenerar un sentido de vida, necesario para sobrellevar nuestra existencia.
En segundo lugar, supone que sólo existen interpretaciones más o menos
poderosas: relatos que pueden abrir y cerrar diferentes posibilidades para los seres
humanos. El poder, y no la verdad, es el kriterion (palabra griega que designa el
estándar de un juicio válido) fundamental. Las posibilidades no existen por sí
mismas.
En tercer lugar, la ontología del lenguaje logra lo que había sido destruido por el
programa metafísico: la unidad entre el orador, el lenguaje y la acción. Reconoce
que todo lo dicho siempre es dicho por alguien, restableciendo lo que hemos
llamado el lazo roto entre el lenguaje y el orador. Postula que el lenguaje es acción
y, por lo tanto, evita la separación entre ambos, particularmente entre el
pensamiento y la acción. Finalmente, postula que la acción (que abarca al lenguaje)
genera ser y que ésta, por lo tanto, constituye al individuo que habla (el orador) y al
que actúa (el actor). Como señala Nietzsche «el actor es una ficción, el hecho lo es
todo.»
En tercer lugar, la ontología del lenguaje logra lo que había sido destruido por el
programa metafísico: la unidad entre el orador, el lenguaje y la acción. Reconoce
que todo lo dicho siempre es dicho por alguien.
La mayor fuerza de la ontología del lenguaje reside en la interpretación que
proporciona sobre el individuo y su mundo. Al tratar tanto al individuo como a su
mundo como construcciones lingüísticas, examinemos algunos campos en los que
esta expansión se torna evidente:
- El sufrimiento humano, es un fenómeno lingüístico, esta es la principal diferencia
del dolor. El dolor se debe a razones biológicas. Cuando sufrimos, en cambio, lo
hacemos a partir de nuestras interpretaciones sobre nosotros, sobre los demás y
sobre los acontecimientos en los que participamos en nuestras vidas. Sin lenguaje
no habría sufrimiento. La ontología del lenguaje no ofrece eliminar el sufrimiento, ya
que es constitutivo de la vida humana, sin embargo nos muestra que existe mucho
sufrimiento que podemos evitar una vez que hayamos comprendido cómo éste se
genera en el lenguaje.
Una de las mayores contribuciones de la ontología del lenguaje es la competencia
que ofrece a las personas para inventar y generar un sentido en sus vidas, nos
confronta con el hecho de que no podemos esperar siempre que la vida genere, por
sí misma, el sentido que requerimos para vivirla, simultáneamente, nos muestra
cómo generamos sentido a través del lenguaje: mediante la invención permanente
de relatos y mediante la acción que nos permite transformarnos como personas y
transformar nuestro mundo. La ontología del lenguaje nos permite hacernos
responsables de nuestras vidas. Nos permite elegir las acciones que nos llevarán a
convertirnos en aquel ser que hayamos escogido. Es un instrumento de importancia
fundamental en el diseño de nuestras vidas, de nosotros y del mundo.

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