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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Página legal
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Manual de comentario de textos históricos
PR ES ENT A CIÓN
El éxito de una buena obra de Historia depende en gran medida de la selección, valo-
ración y debida interpretación de las fuentes sobre las cuales está fundamentada. Éstas
pueden ser tan variadas como lo es la realidad misma, ya que cualquier vestigio del pa-
sado puede convertirse en una fuente de la cual el historiador o científico social puede
extraer información para documentar sus estudios.
Las fuentes más comúnmente usadas por el historiador son los documentos manus-
critos, tales como cartas, reportes, expedientes judiciales, informes, estados de cuenta, así
como impresos, entre ellos libros, revistas y artículos periodísticos. Pero, también se vale
de obras iconográficas, objetos de la vida diaria, manifestaciones culturales, como cantos
y danzas, entre muchos, otros. La selección depende del enfoque, objetivos y temporali-
dad de la investigación que pretende realizar.
Una misma fuente puede utilizarse para muy diversos fines. Por ejemplo, el mapa
de México–Tenochtitlán, de ca. 1550, resguardado en la Universidad de Uppsala, puede
analizarse desde la geografía histórica, la cartografía española e indígena, la nomencla-
tura, la urbanística, el medio ambiente, la botánica, la zoología, las actividades urbanas y
rurales de los habitantes, la interrelación entre el sector español y los barrios de indios,
PRESENTACIÓN
entre muchos otros enfoques, a la vez que puede servir para extraer de él información
puntual sobre la traza de determinada avenida, barrio, iglesia, canal, animal o planta.
Dado que la información que proporcionan las fuentes suele ser fragmentaria y de
índole diversa, el investigador requiere valorarla e interpretarla debidamente. El pre-
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
sente libro, coordinado por Berta Gilabert, propone una metodología útil para lograr
dicho fin. Consta de un apartado teórico con un ejemplo aplicado a un caso concreto,
así como de 13 estudios monográficos, a cargo de diversos estudiosos, que muestran
diversos acercamientos a las fuentes. Los ensayos se refieren a distintas áreas de la Histo-
ria: económica, social, política, jurídica, social, de la religión, diplomática, cultural, del
arte y geografía histórica, y muestran el tratamiento metodológico de distintos tipos de
fuentes: documentos de archivo, impresos antiguos, un mapa, una pintura, una estampa
y una fotografía.
Sirva este trabajo a los estudiantes, profesores e investigadores del campo de la His-
toria y, en general, de las Ciencias Sociales, así como a todos los interesados para mejorar
la calidad de sus trabajos.
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Manual de comentario de textos históricos
Índice
Presentación 7
Introducción 13
PRIMERA PARTE 15
SEGUNDA PARTE 57
7
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
INTR ODUCCIÓN
En agosto de 2015 cumplí 30 años de docencia; al menos durante la mitad de ese tiempo he
buscado libros que me ayuden a realizar mi labor como historiador y que sean también
un auxiliar en mis clases, para introducir a los alumnos en el arte de la interpretación de
fuentes históricas. La mayoría de las veces, esta búsqueda ha sido infructuosa y los libros
sobre comentario de textos editados en español son muy pocos, repetitivos y –en ocasio-
nes– poco adecuados para la circunstancia mexicana, lo que me llevó a escribir este manual,
que espero sea de utilidad.
Un documento no se comenta porque sí, de manera arbitraria, sino porque lo requeri-
mos para llevar a cabo una investigación, lo que implica que cuando tengamos el docu-
mento en la mano deberemos tener ya claro qué es lo que buscamos en ese fragmento de
pasado; sin embargo, también se puede realizar un comentario general como parte de la
valoración de la fuente, es decir, en algunas ocasiones sólo requerimos sopesar el docu-
mento para establecer su utilidad y valor histórico, sin pretender construir conocimiento
a partir de él, de modo que el comentario que hagamos será único y probablemente no
sea sumado ni contrastado con el de otros documentos.
O pensemos, por ejemplo, en una pieza que será exhibida en una exposición: necesita
ser valorada y analizada para poder hacer la cédula correspondiente, para ubicarla con
precisión dentro del guion museológico, para curarla adecuadamente, para incluirla en el
catálogo, para fijar el monto del seguro, para valuarla…
Cuando se trata de una investigación que involucra varios documentos, al final del pro-
ceso de análisis de fuentes se logrará un panorama detallado del problema, al sumar el
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
comentario de todos los textos de nuestro corpus. Lo anterior quiere decir que no puede
haber investigación sin comentario y que esta labor es el sustento el trabajo del historiador.
En mi trabajo docente veo cómo cada vez es más frecuente que las tesis de licencia-
tura se reducen a la glosa y paráfrasis de las fuentes, donde las citas textuales se emplean
únicamente para ilustrar lo que ya se dijo, en lugar de que haya en estos trabajos de titu-
lación la construcción de conocimiento que se espera, y esto se debe principalmente
–creo yo– a que el estudiante no sabe cómo comentar de manera apropiada un texto; el
presente trabajo es una propuesta para resolver dicha carencia.
Este libro pretende ser entonces una guía sencilla y de fácil comprensión para que
el estudiante universitario aprenda a realizar comentarios de texto, base de toda inves-
tigación. No es de mi interés plasmar aquí sesudísimas teorías sobre hermenéutica o
heurística sino presentar el punto de partida para quien comienza a adentrarse en el
emocionante mundo de la Historia, ofrecer casi una receta base que se puede seguir
para realizar muchos postres distintos, cambiando o haciendo énfasis en algunos de
los ingredientes. La primera parte contiene esa receta, mi sugerencia de un proceso or-
denado para acercarse a las fuentes y extraer de ellas información útil. En la segunda
parte, el lector encontrará una serie de ejemplos, textos comentados por especialistas en
diversas áreas, para que se vea cómo se comenta un texto en casos concretos. Cada uno
de los autores tiene su propia forma de acercarse al texto, al que ha llegado después
de muchos años de experiencia; cada comentario es adecuado para los distintos tipos
de fuentes; cada ejemplo constituye una manera de comentar personal tan válida y útil
como la que propongo, porque la labor del historiador es un asunto individual e íntimo
que cada uno construye según sus propios intereses y manera de asumir el mundo.
Esta segunda parte, por otro lado, representa para mí la oportunidad de rendir un
sencillo homenaje y agradecer a colegas cuyo trabajo aprecio y admiro y que han sido
para mí maestros invaluables.
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Manual de comentario de textos históricos
PRIMERA PARTE
Guía rápida para realizar un comentario de texto
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
Por “comentar” entiendo interpretar una fuente y por “texto”, me refiero a cualquier ves-
tigio histórico, sin que necesariamente se encuentre escrito; es decir, tomo como texto lo
mismo un documento escrito que un mapa, que una pintura, que una entrevista grabada…1
Pasos:
1
Vid. el cuadro de clasificación de fuentes.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Cuando hablamos de fuentes iconográficas, leer es otra cosa; hay que ver de manera
general toda la obra y hacer un diagnóstico con las mismas características que el de un
escrito, tomando en cuenta que muchas obras tienen también letras en ellas y forman
parte integral de la imagen.
En el caso de fuentes orales, lo primero es registrarlas en una grabación para después
proceder a la primera escucha del testimonio completo, para hacer el mismo dictamen.
do por sonido. Otra vez, parece una verdad de Pero Grullo frente a la que el estudiante sue-
le levantar los ojos al cielo… para percatarse después de que el lenguaje del pasado no es
el que usamos hoy y de que hay palabras que se conocen con un significado que no tenían
hace 300 años. Un ejemplo simple tomado del periodo virreinal novohispano: si se lee que
“en el Paseo del Pendón estuvieron presentes todas las religiones”, de ninguna manera
se quiere decir que asistieron católicos, protestantes, sintoístas, musulmanes, judíos… lo
que hay que entender es que participaron franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas,
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Manual de comentario de textos históricos
carmelitas… Lo anterior supone que la lectura debe ser hecha dentro de un contexto
específico, tomando en cuenta la época, la circunstancia, el lugar, el asunto.
Como siempre, hay que contar con las herramientas adecuadas para llevar a cabo la
labor y, en este caso, la tecnología nos ha facilitado enormemente las cosas y ha puesto a nues-
tro alcance una buena cantidad de diccionarios que hace un par de décadas hubiera sido
complicado consultar, v.gr. en la página de la Real Academia Española de la Lengua podemos
encontrar el Nuevo Tesoro Lexicográfico, que contiene desde la edición de 1495 del Diccionario
de Antonio de Nebrija, hasta la edición de 1992 del Diccionario Usual.2
Hay también muchísimos diccionarios de iconografía, de emblemática y de símbolos
que ayudan a identificar los elementos presentes en una imagen. Para mí han sido de mu-
chísima utilidad el Chevalier, el Réau y, por supuesto, La leyenda dorada, de Santiago de la
Vorágine,3 pero ni son los únicos ni son siempre los más adecuados para todo tipo de imá-
genes; hay que buscar el o los más convenientes para el caso. Cuando hablamos de obras
de arte abstracto, la cosa se complica, pero así como para poder leer un texto lo primero
que hay que hacer es hablar el idioma en el que está escrito, enfrentarse a imágenes no
figurativas o a manifestaciones contemporáneas requiere, necesariamente, estar familiari-
zado con esos códigos y lenguajes. Para los fines de este manual y dado que está dirigido
a alumnos de los primeros semestres, estaré hablando siempre de imágenes reconocibles
para cualquier persona, es decir, lo que me interesa es facilitar las herramientas adecuadas
al principiante, para que después pueda afinar su manera de trabajo y elegir su campo de
estudio, para el que requerirá de la adquisición de nuevo y más especializado herramental.
b. Autor y destinatario
Mientras más información tengamos sobre nuestra fuente, mejores herramientas tendre-
mos para su interpretación. Explicitar los datos completos del documento nos permite
reconocer los faltantes o detectar cualquier inconsistencia de catalogación, a la vez que
2
Disponible en http://www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios–anteriores–1726–1992/nuevo–tesoro–le-
xicografico.
3
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder, 1986; Louis Reau, Iconografía
del arte cristiano, 2 tomos, 6 vols., Barcelona, El Serbal, 2000; Santiago de la Vorágine, La leyenda dorada, Madrid,
Alianza, 1982.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Lo primero es saber quién generó el documento que tenemos en las manos, lo cual
no siempre es tan claro como podría pensarse.
No todos los documentos están firmados; no todos han sido emitidos por una persona
sino que su autoría corresponde a una institución o a una corporación; en ocasiones la auto-
ría es colectiva y en otras es completamente anónima. Cada uno de los casos anteriores tiene
sus peculiaridades, es decir, el que el Acta de Independencia del Imperio Mejicano esté firmada
por varias personas no quiere decir que cada uno de esos individuos escribió un renglón, ni
siquiera implica que cada uno haya aportado una de las ideas vertidas en el papel, lo que sí
podemos inferir es que todos suscribieron el contenido del acta a pesar de sus diferentes per-
sonalidades e, incluso, a pesar de las distintas posturas políticas que pudieran haber tenido
anteriormente. De igual modo, un documento institucional o corporativo refleja la postura
del órgano de que se trate y que está representado por su Director, quien no necesariamente
es el autor del texto, pensemos –por ejemplo– en el Reglamento de Tránsito: es claro que
no fue redactado por el Secretario o el Jefe del Ministerio, sino por un cuerpo colegiado
encargado de tal tarea.
Aun cuando el texto esté firmado por una sola persona, es inocente suponer que el
informe de gobierno fue redactado íntegramente por el Presidente de la Nación; detrás de
ese contenido se encuentra un cuerpo de asesores y no la cabeza del mandatario en turno.
Es el caso también de los documentos que llevan la firma “Yo el rey” y que no garantiza, de
ninguna manera, que el Rey en persona lo haya escrito. Lo más probable es que sea autoría
de alguno de los Ministros y que el Rey ni siquiera haya posado sus nobles ojos en ese papel.
Más aún, supongamos que tenemos en las manos una carta escrita y firmada por
Venustiano Carranza, ¿es una misiva privada o pública? Es decir ¿fue escrita por él como
individuo o como el Presidente de México?, ¿su contenido es personal, es de interés na-
cional o es de interés institucional?
Yendo un poco más lejos, el que veamos la firma de alguien en un papel no es prueba
PRIMERA PARTE ı Pasos
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Manual de comentario de textos históricos
Otro caso que puede generar dudas es el de un testamento, instrumento que suele
estar escrito por un notario, aun cuando exprese la voluntad del testador, ¿quién es el
autor?; más aún, la parte inicial y la última son machotes que se emplean en todos los do-
cumentos de este tipo, ¿consideramos como autor a quien escribió estas fórmulas? Claro
que no, el autor es la persona que está expresando su última voluntad en el testamento.
Resumiendo: es muy importante que conozcamos o que al menos tengamos una hi-
pótesis razonable del autor del documento porque ello nos da una cantidad bárbara de
información que nos ayudará a interpretar el texto en su justa medida y avanzar inferencias
sobre intenciones y propósitos. Todo lo dicho en estos párrafos aplica igualmente a la figu-
ra del destinatario, y una vez que se han determinado el autor y el destinatario, es siempre
conveniente realizar una historia contextual4 para poder comprender mejor las motivacio-
nes y pretensiones del contenido; para poder precisar la ideología contenida en el texto y
los intereses que se persiguen con él.5
La autoría también es un asunto complejo cuando hablamos de imágenes ya que
durante una buena parte de la historia las obras no se firmaban. Durante la Edad Media y
Moderna, el trabajo se organizó en un sistema gremial que resultó en la colectividad de la
factura: en la producción de un edificio, de una escultura, de una pintura, participaban
aprendices, oficiales y el maestro de taller, por lo que aunque acostumbremos decir “esta
es una obra de Giotto”, lo que en realidad estamos diciendo es que esa obra fue hecha en
el taller de Giotto. Esta circunstancia provoca que no todas las obras de un taller tengan
las mismas características ni calidad, pues la intervención directa del maestro dependía
de la magnitud e importancia del encargo.
Dado lo anterior, se tienen que tomar en cuenta muchos factores para identificar
una obra. Primero, hay que ver si hay o no firma, si no la tiene, si alguien ya la atribuyó
a algún taller o autor después de analizar sus características: pincelada, paleta, estilo, so-
porte… Si estamos frente al hallazgo de una obra nueva o no atribuida, entonces habrá
Pasos ı PRIMERA PARTE
que hacer estos análisis cuya especialización, muchas veces, escapa al historiador y hay
que mandar la obra o una pequeña muestra a un laboratorio que determine la fecha de
factura, capas pictóricas, materiales…
4
Véase el punto 4.
5
Enrique Moradiellos, El oficio de historiador, 6ª edición, Madrid, Siglo xxi, 2008, p. 149.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
En el caso de las estampas, es frecuente que se encuentren firmadas por dos per-
sonas, quien hizo el dibujo y quien elaboró la placa y la impresión. Ambos deben ser
tomados en cuenta e historiados.
c. Lugar
Lo mismo sucede con los sitios de emisión y destino de los documentos: no siempre se ex-
plicitan, pero es importante conocerlos. Pensemos, por ejemplo, en una serie de partes de
guerra: los lugares desde los que se emitieron nos dan el curso de los conflictos bélicos, dan
información sobre las estrategias de batalla, sobre las prioridades de los bandos, entre otras
cosas. Un lugar es mucho más que su sola localización en un mapa, es su geografía, sus
recursos, su gente, su posición estratégica, su postura política, su configuración étnica, su
gastronomía, sus costumbres…
Habrá que tomar en cuenta también la zona geográfica en donde el documento
tiene incidencia, es decir, es muy importante saber en qué lugar se generó el vestigio que
estudiamos, pero también si tuvo vigencia e impacto en una zona geográfica mayor o dis-
tinta; por ejemplo, una merced de tierras en Tunja (hoy Colombia) otorgada en España,
pero cuyo titular reclama esos derechos en un sitio tan remoto como la Audiencia del
Perú. Esta información constituirá una parte importantísima del contexto del documen-
to y será parte primordial en la interpretación que de él se haga.
Para cubrir este paso se necesitan mapas y planos históricos y detallados, así como
vistas satelitales que nos ayuden a comprender el entorno físico del lugar. Algunas veces
no será necesaria una búsqueda exhaustiva y nos bastará con saber las condiciones gene-
rales de Madrid o Buenos Aires.
Tenemos una buena cantidad de ejemplos interesantes que reflejan la complejidad
de este asunto, entre ellos el de la ciudad de Al–Usbuna, cuyo nombre aparece en una
buena cantidad de documentos a partir del siglo viii, pero si el investigador busca su
PRIMERA PARTE ı Pasos
ubicación en los mapas actuales, no encontrará ni rastro de ella, a menos que piense
en Lisboa. Los sitios cambian de nombre según sus ocupantes, el periodo histórico, las
reconfiguraciones económicas o políticas.
Otro caso que se presta a confusión es el de la ciudad de Oslo, llamada así desde su
fundación en el año 1000 hasta el siglo xvii y de 1925 a la fecha; el asunto es que si uno
está consultando un documento de, digamos 1856, lo que se encontrará es el nombre de
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Manual de comentario de textos históricos
Christiania. Esto es interesante porque puede mover a engaño; por ejemplo si nuestras
referencias son 1312 y 2010, podría parecer que la ciudad ha tenido siempre la misma
denominación, de modo que si encontramos de repente el nombre de Christiania o Kris-
tiania, podríamos pensar que se trata de otro sitio.
También está el caso de las ciudades que dejaron de existir no sólo por un cambio
de nombre sino porque alguna catástrofe natural –o no– la borró del planeta, v. gr. Saef-
tinghe, que alguna vez estuvo en los Países Bajos y que en 1584 quedó bajo las aguas del
río Scheldt.
De igual forma, no es lo mismo hablar de la República de Yucatán, del Territorio de
Yucatán o del Estado de Yucatán. Cada nombre nos habla de una circunstancia histórica
específica que hay que tomar en cuenta a la hora de realizar el análisis del contenido.
Conocer el origen de una obra pictórica, escultórica o gráfica para el principiante
puede reducirse a confiar en el trabajo que ya otros han hecho y dar por bueno lo asenta-
do en la cédula o el catálogo, y eso basta por ahora. Ya se apuntó, en el inciso b, que hay
que tomar en consideración las características técnicas y estilísticas para poder corrobo-
rar o plantear una hipótesis sobre autor, lugar, fecha…
d. Fecha
Usualmente, cuando consultamos un documento, solemos tener una idea bastante clara de
cuándo fue emitido, por eso lo estamos revisando, sin embargo muchas veces está indicada
la fecha pero necesitamos un dato más preciso. Pensemos en un certificado de venta de
acciones fechado en octubre de 1929 y nada más; nuestra interpretación será muy distinta
si descubrimos que el día preciso de emisión fue el 22 de octubre, a la que elaboraríamos
si la fecha fuera 28 de octubre, el Lunes Negro.
Es importante decir que no basta con discernir la fecha de emisión lo más precisa-
mente posible, sino que siempre es deseable indagar sobre la vigencia del texto6.
6
Ídem.
21
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
puesta por las personas que trabajan en el repositorio en el que se encuentra el vestigio,
por ejemplo. Sólo como información complementaria, hay que decir que los documen-
tos no llegan a los archivos o a los museos de manera individual y por obra y gracia del
Espíritu Santo: los fondos fueron donados o vendidos y ese camino recorrido también
tiene su historia, y ésta ya da varias pistas que ayudan al archivista y al catalogador a datar
y atribuir los objetos.
En el caso de estampas, por ejemplo, es común que una unidad forme parte de un
corpus más amplio que debemos tomar en cuenta para su correcta ubicación, es decir
que si la encontramos en un álbum, no debemos desvincularla de su contexto material,
ya que seguramente fue pensada como una fracción de un discurso más amplio. Sucede
lo mismo con las obras que componen un retablo: fueron concebidas para contar una
historia y cada una de las imágenes es sólo “un párrafo” del texto. Uno de los problemas
se presenta cuando las encontramos desmembradas pero sabemos que formaban parte
de algo más complejo; reconstruir y comentar en estas circunstancias exige mucha mayor
acuciosidad, amplitud e imaginación en la investigación.
e. Tipo de texto
Los textos pueden clasificarse de una gran variedad de formas, todas son útiles o inútiles
según lo que se pretenda, empezando por los binomios fuente primaria–fuente secundaria,
documento público–documento privado, hasta un sinnúmero de divisiones que dependen del
contenido o de la intención. Propongo aquí el siguiente cuadro7 que de ninguna manera
es exhaustivo, pero que –me parece– es lo suficientemente incluyente para dar una idea de
lo que estamos hablando.
PRIMERA PARTE ı Pasos
7
Para hacer este cuadro me basé en el publicado en: http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historia-
demexico1/unidad1/investigacionHistorica/recoleccionInformacion
consultado el 23 de diciembre de 2015, y le añadí algunos otros tipos de fuente que me parece hay que considerar.
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Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
8
Enrique Moradiellos, op. cit., p. 149.
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Manual de comentario de textos históricos
Este paso tiene como objetivo realizar una lectura más, pero esta vez enfocada a detectar
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
a. Clasificación de párrafos
Todo texto tiene una estructura visible que se desarrolla a lo largo de todo el discurso;
suele haber uno o varios párrafos introductorios que, en ocasiones, son protocolarios y
en los que se presentan los antecedentes del hecho y una explicación somera del asunto
a tratar. Después el autor describirá los pormenores del asunto y explicará las razones que
los sustentan, para finalizar con las conclusiones de la cuestión.
Frecuentemente esta estructura no es del todo clara, pero podemos hacernos una
idea bastante cercana de cuál es el meollo del asunto.
Cuando abordamos fuentes visuales tenemos que ver si la imagen que tenemos en-
frente es una sola escena o se trata de una secuencia y el tipo de composición que se
empleó para organizar los objetos en el espacio. Es importante tener en cuenta que la
estructura compositiva refuerza el contenido de la obra y por eso es que es importante
desentramar esta retícula.9
9
Hay varios sistemas para componer un espacio, pero los más comunes a lo largo de la historia son los llamados
“cruz de san Andrés” y “zonas áureas”. Para más información al respecto, consultar cualquier tratado de pintura.
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Manual de comentario de textos históricos
Cuando se ha hecho esto, entonces comenzaremos a tener una idea clara de lo que
estamos leyendo y, si es uno de los documentos que requerimos para nuestra investiga-
ción, sabremos cómo abordarlo.
a. Detección de actores
Tenemos ya definidos al autor y al destinatario, sin embargo suele haber muchas otras personas
que intervienen en los procesos. En páginas anteriores había puesto el caso de un informe
Edelmira Ramírez Leyva, María Rita Vargas, María Lucía Celis. Beatas embaucadoras de la colonia, México, UNAM,
10
27
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
pero como ella no sabía escribir, su confesor, Antonio Rodríguez Colodrero, escribe por
ella; en el relato aparecen –literalmente– la Virgen, Cristo, Dios Padre, el Diablo. ¿Quién
es el autor, la Celis o Colodrero?, ¿quiénes interactúan? Podemos asumir la postura de
que los sujetos de las apariciones son imaginarios y por lo tanto, no cuentan como seres
interactuantes, pero el asunto es que en el tiempo en que fue escrito, lo narrado podía ser
perfectamente creíble, luego entonces el Demonio y Cristo son figuras que tienen un papel
preponderante en los hechos. Además de los anteriores, que están mencionados explícita-
mente en el texto, tenemos otros actores que intervienen implícitamente: la denunciante,
el Tribunal del Santo Oficio y un primer confesor de María Lucía Celis. Todos son impor-
tantes para reconstruir el contexto del documento y para comprenderlo a cabalidad.
28
Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
mente no es esa la información que quiere obtener, sino una declaración de arrepenti-
miento de la persona que dejó los zapatos a medio camino y la promesa eterna de que eso
no volverá a suceder. No es necesario enunciar literalmente la pregunta para que los demás
entendamos el significado real, porque –en este caso– está enmarcado muy claramente en
nuestra cultura y se ha repetido durante generaciones y generaciones. El problema con los
textos es que, en la mayoría de los casos, hemos perdido esos códigos culturales que nos per-
miten dar significado a las palabras más allá de su contenido literal; por eso se requiere que
haya historiadores que puedan descifrar el lenguaje del pasado, por eso necesitamos estudiar
iconografía y paleografía, entre otras cosas, como herramientas para la comprensión de los
mensajes contenidos en los vestigios.
Así pues, cuando preguntamos “¿qué dice el texto?” la respuesta que buscamos inclu-
ye el sentido literal y el implícito.
b. ¿Por qué?
El siguiente paso consiste en dar cuenta de las razones que subyacen al discurso vertido
en el vestigio: ¿por qué se tuvo la necesidad de decir eso, de esa manera, en esa circuns-
tancia? Recordemos que nuestra labor consiste en tratar de explicar el pasado, de modo
que “por qué” es de los asuntos más relevantes en nuestro quehacer profesional. De
nuevo, volvemos al ejemplo simple, el escenario vuelve a ser el par de zapatos tirados en
cualquier parte y la pregunta de la madre “¿pero por qué haces eso?”, la respuesta que
busca no es precisamente la razón del desorden sino que se trata de la incomprensión
absoluta de los procesos de razonamiento del adolescente al que se le ha repetido 800
mil veces que guarde sus zapatos en el armario; lo que busca es una señal divina que le
indique cuándo acabará ese martirio y su hijo se convertirá en un adulto responsable,
aun cuando sabe que la respuesta es “nunca”.
Primero hay que responder esta pregunta de manera general, como ya se dijo, expli-
PRIMERA PARTE ı Pasos
cando la existencia misma del vestigio, para después buscar otros porqués más específicos.
Otra vez, esto es imposible de lograr si no tenemos claro el contexto.
c. ¿Para qué?
Digamos que buscar “por qué” tiene que ver con el pasado del documento, con su origen,
y el “para qué” está relacionado con el futuro, con el destino de ese texto; es decir, ¿qué se
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Manual de comentario de textos históricos
logró con ese documento?, ¿cuáles fueron las consecuencias que generó y a quiénes afec-
tó? Como se ve, cada vez ensanchamos más el círculo alrededor del texto que estamos
comentando, para abarcar elementos externos pero que están comunicados y unidos por
una finísima telaraña.
La respuesta a esta pregunta casi nunca es explícita en las fuentes, el investigador tiene
que inferirla de información extra textual o de sutiles referencias dentro del texto. Aquí
un ejemplo claro puede ser la clásica pregunta que se le hace a la víctima de los estragos
del alcohol al día siguiente de la fiesta: “pero ¿para qué bebes tanto?” Hay que buscar la
respuesta mucho más allá, evidentemente que el sujeto no se emborrachó para tener al
día siguiente la boca reseca y la cabeza con la consistencia de una calabaza vieja sino para
experimentar una sensación que 8 horas antes le parecía agradable, para divertirse a la par
que sus amigos, para pagar una apuesta o para mil objetivos más. Lo más seguro es que en
este caso el por qué haya sido mucho más importante que el para qué.
d. Problematización
Esta es, quizá, la parte que a los alumnos se les complica más, pero es la más importante
porque es la que hará la diferencia entre una simple descripción de los hechos y la expli-
cación de un fenómeno histórico, aquí es en donde está el meollo de la investigación. Esto
es lo que posibilita que haya incontables estudios sobre el desembarco en Normandía, por
ejemplo, y que cada uno aporte interpretaciones distintas que ayudan a tener el rompe-
cabezas lo más completo posible.
Cuando los maestros hablamos de interrogar al texto11, estamos hablando de este paso
crucial. Pensemos en el entramado histórico como una enorme colcha tejida, de esas que
tienen unidos diferentes cuadros, pero esta colcha tiene muchísimos huecos de diversos ta-
maños y partes que están hechas nudo. El asunto es ir deshaciendo los nudos para rellenar
los agujeros de manera coherente: problematizar implica encontrar esos nudos y la inves-
11
Es importante recordar que “texto” viene de la palabra latina textus, que significa trama o tejido. Justamente lo
que el historiador debe hacer es desentrañar la trama del vestigio analizado y, a la vez, entretejerla con otras tramas.
31
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Un problema es una pregunta cuya respuesta no tenemos y no saberla nos impide cono-
cer algo más importante que su respuesta12; por ejemplo, el saber con certeza quién asesinó a
John F. Kennedy nos permitiría conocer mejor el entramado político de los Estados Unidos
en ese tiempo crucial, es decir, conocer el nombre del homicida no es tan importante como
las consecuencias a las que saberlo nos lleva. Las consecuencias de la respuesta nos llevan
a un lugar distinto de aquel en el que empezamos; a construir conocimiento nuevo a
partir del propio conocimiento. Lo anterior implica que hay preguntas que no se harán
problemas porque su respuesta no nos lleva a conocimientos más relevantes; pongamos
por caso preguntarnos de qué madera estaba hecha la pata de palo de Antonio López
de Santa Anna, cuya respuesta no nos lleva, después, a ninguna parte, no nos ayuda a re-
construir ningún proceso histórico. Generalmente las preguntas se responden con muy
pocas palabras, una o dos, mientras que los problemas se responden con una explicación
amplia que incluye datos duros e interpretación de los hechos, pero que no son lo pri-
mordial, sino que sólo están para fundamentar ese razonamiento.
Por ejemplo, viendo el Acta de Independencia del Imperio Mejicano, si lo que nos interesa es
la lista de nombres podemos preguntar quién la firma y responder fácilmente; pero si lo que
nos interesa es saber qué papel jugó cada una de esas personas en el proceso de indepen-
dencia y cómo se coaligaron para suscribir el acta, para discernir el entramado político y los
intereses ocultos detrás de la proclamación, entonces estaremos ante un problema.
El ejemplo que dan Booth, Colomb y Williams es muy claro: la primera parte de un
problema es algo que no sabemos, pero queremos averiguar y se puede formular como
una pregunta directa: ¿cómo han cambiado las películas románticas en los últimos 50
años?, o como una pregunta indirecta: quiero averiguar cómo las películas románticas
han cambiado en los últimos 50 años. Si alguien cuestiona qué pasaría de no respon-
derse esa pregunta, la respuesta tendrá que ver con algo más importante que no puede
saberse a menos que se conteste la primera pregunta. Al no saber cómo han cambiado las
PRIMERA PARTE ı Pasos
películas románticas en los últimos 50 años, entonces no podremos saber una cuestión
más relevante: cómo han cambiado las representaciones culturales sobre el amor ro-
mántico. Si nos preguntan entonces ¿y qué pasa si no sabemos cómo han cambiado esas
representaciones culturales?, de nuevo la respuesta tiene que llevarnos a un punto más
12
Wayne C. Booth y otros, The Craft of Research, 3a edición, Chicago, The University of Chicago Press, 2008, p. 36.
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Manual de comentario de textos históricos
a. Interpretación (comentario)
Ahora sí, ¡por fin hemos llegado al comentario de texto! Es aquí en donde, a partir de la
problematización y con el contexto, comentaremos la fuente que nos interesa. Pasos ı PRIMERA PARTE
Lo que hay que escribir aquí es el desarrollo y fundamentación de la respuesta que hemos
dado a la problematización. Siguiendo el caso del Acta de Independencia del Imperio Mejicano, es
aquí en donde hablaremos de los personajes que intervinieron, cómo se relacionaron, los in-
tereses que tenían, los objetivos que perseguían, cómo el documento refleja esos intereses…
13
Wayne C. Booth y otros, op. cit., p. 57–58.
33
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
En muchas ocasiones el investigador novato hace aquí una glosa o una paráfrasis del
texto y no es eso lo que queremos sino la interpretación que, como historiador, se da a
este vestigio histórico, lo que se busca es que, como fruto del análisis y la reflexión, se
construya conocimiento nuevo que logre explicar un fragmento, aunque sea minúsculo,
del pasado. Huelga decir que este comentario deberá estar fundamentado con hechos,
con datos contenidos en esa y otras fuentes.
A estas alturas, después de haber realizado concienzudamente los cinco pasos ante-
riores, ya se debe tener una idea muy clara no sólo de lo que el texto dice palabra por
palabra, sino de la información que podemos inferir a partir de esas palabras o imágenes
concretas; a esto se llama “leer entre líneas” y lo que deduzcamos de esta lectura debe ser
parte del comentario también.
En una primera instancia, ya se dijo antes, se puede hacer el comentario de un texto
suelto con fines diagnósticos: constatar que me sea útil en una investigación más amplia,
divulgar el contenido del documento, crear una cédula para una exposición o catálogo,
valorar la importancia de ese vestigio dentro de las fuentes disponibles para tal o cual
asunto… Sea cual sea el propósito, el comentario explicitará de manera clara y ordenada
esa información requerida y ahí muere. Los comentarios incluidos en este manual son
un ejemplo claro de ello: cada uno es una unidad completa que tiene como fin el pre-
sentar de forma sencilla cómo cada uno de los historiadores involucrados construye un
comentario de texto y nada más.
El otro propósito para hacer el comentario de una fuente es como parte de una in-
vestigación mayor. En este caso el comentario de cada vestigio deberá vincularse con los
demás para ir entretejiendo una explicación de un proceso más amplio. Es decir, comen-
tamos el contenido de nuestra fuente a la luz de un interés claro, marcado por el objetivo
de nuestra investigación y por el problema que queremos resolver.
En este paso debemos poder unir toda la información que hemos recabado en los
PRIMERA PARTE ı Pasos
pasos anteriores y elaborar un análisis propio tanto del contenido del texto como de su
ubicación e importancia dentro de las fuentes disponibles para nuestro asunto.
34
Manual de comentario de textos históricos
7. Conclusiones
Este último paso suele representar un problema porque en la mayoría de las ocasiones, el
alumno pone un resumen de todo lo anterior y no debe ser así. En las conclusiones sólo
se escribe el resultado final de todas las disquisiciones y reflexiones que se hicieron en el
comentario; deben contener la respuesta final (no porque sea definitiva, sino porque por
el momento no podemos llegar más lejos) a la problematización.
En las conclusiones decimos de manera concreta qué conocimiento nuevo estamos
extrayendo de la fuente y por qué es importante; cómo este documento es relevante para
comprender un proceso histórico dado porque es evidencia de tal o cual hecho, forma
de pensar, manera de asumir el mundo…
Uniendo los comentarios de todos los vestigios que conforman nuestro corpus docu-
mental, tendremos el cuerpo de la investigación, y al unir las conclusiones de todos los
comentarios tendremos, para empezar, herramientas para validar los resultados, ya que
si las conclusiones individuales son contradictorias nos daremos cuenta de que hay que
revisar de nuevo nuestra interpretación; si las conclusiones no cuadran con el contexto
que hemos armado alrededor de nuestro objeto de estudio, algo está mal. Finalmente, la
35
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Colofón
Esto es todo: una serie de pasos concretos que hay que seguir con rigor, orden y ética.
Cada una de estas etapas debe ser construida con base en la evidencia que arrojan los
vestigios, debe ser fundamentada con razones y explicaciones claras, plausibles, lógicas.
Como dije al principio de este texto, se trata sólo de una propuesta entre mil, que
puede ser modificada según las necesidades, las personalidades y los intereses. Ya verán
en los ejemplos que se presentan a continuación cómo hay coincidencias y divergencias
pero en todos los casos hay una base común: un trabajo serio, consistente y metódico.
Fuentes
Banner, James M., Being a Historian. An Introduction to the Professional World of History,
New York, Cambridge University Press, 2012.
Booth, Wayne C. y otros, The Craft of Research, 3a edición, Chicago, The University of
Chicago Press, 2008.
Howell, Martha & Walter Prevenier, From the Reliable Sources. An Introduction to Historical
Methods, Ithaca, N.Y., Cornell University Press, 2001.
http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad1/investiga-
cionHistorica/recoleccionInformacion
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios–anteriores–1726–1992/nuevo–
tesoro–lexicografico.
Moradiellos, Enrique, El oficio de historiador, 6ª edición, Madrid, Siglo xxi, 2008.
Ramírez Leyva, Edelmira, María Rita Vargas, María Lucía Celis. Beatas embaucadoras de la
colonia, México, unam, Coordinación de Humanidades, 1988.
PRIMERA PARTE ı Pasos
36
Manual de comentario de textos históricos
LOCUCIONES DE UN
DEMONIO EN UNA CRIATURA
Berta Gilabert
(Facultad de Filosofía y Letras, unam)
37
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
38
Manual de comentario de textos históricos
Yo, Lucifer, Príncipe de todo el infierno, juro a Dios todopoderoso y a esta santísima cruz
que tengo en la mano izquierda de esta criatura, y a ésta que hago con la mano derecha y
a aquella santísima cruz de aquel relicario, que es voluntad del Altísimo, mi creador y de
todo el mundo, que diga para gloria suya lo siguiente: y si no dijere verdad, pido a Dios
me envíe todas las penas de todos los condenados y todas las que su divino poder puede
enviarme y que venga la ira del juez airado sobre mí y me castigue, como a perjuro.2
Entramos en el cuerpo de esta criatura mil demonios: yo, Lucifer, asisto en el co-
razón, Caín en la mano derecha, los demás repartidos por el cuerpo. No entramos por
culpa suya, sino que estando ella pidiendo a Dios se hiciese en ella su santísima voluntad y
1
Archivo General de la Nación, México (en adelante agnm), Inquisición, vol. 527, exp. s/n, fs. 466v–468r.
2
Para que la lectura sea clara se han modernizado la puntuación y la redacción.
3 Para que sea claro el inciso a del punto 2: búsqueda de palabras del método sugerido, se han resaltado en este
comentario.
En este contexto se refiere a la corona de virtud que tienen los santos, es decir, Lucifer supone que lo que la
posesa está sufriendo aumentará en tal medida su virtud, que puede acercarla a la gloria del cielo. Vid. “Corona”
Diccionario de autoridades, 1729, www.rae.es, p. 601, consultado el 15 de marzo de 2016. http://ntlle.rae.es/ntlle/
39
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
De los mil que entramos, ninguno ha salido, ni saldrá, hasta que sea voluntad de
Dios. Y los que dicen que han salido para entrar en otras, es mentira: juran falso los
demonios que lo han dicho, son demonios viles. También digo que es voluntad de mi
creador que la exorcicen, que en ello ejercitan los sacerdotes la caridad, cumplen con
su obligación, la criatura es aliviada, yo padezco los tormentos: me lo manda Dios que lo
diga: que la comida exorcizada le aprovecha, el hábito de San Francisco y el estar junto a
la Santísima Cruz de Milagros, que ya ven que en su casa se pasaban los meses sin confesar
ni comulgar y aquí no, que la ayuda la santísima cruz.
También digo, debajo del mismo juramento, que no hay ministro determinado para
echarnos, que cuando fuere voluntad de Dios, su majestad divina dará virtud al ministro
que ha de ser; no sabemos por cuánto tiempo; estamos pidiendo a Dios que mejor será
salir que padecer tantos tormentos. Y el no haber declarado esto hasta ahora no ha sido
voluntad de Dios, ahora llegó la hora y la virtud divina me compele. Y digo que juro a
Dios y a esta santísima cruz, y a las demás que he dicho, y debajo de las mismas penas que
pedí, que obedeceré al padre fray José Diez y al padre fray Francisco Frutos, sacerdotes
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos
4
Al pie de la letra, sin quitar ni añadir nada. Vid. “De Verbo Ad Verbum”, diccionario.leyderecho.org. 05, 2016.
Consultado en junio de 2016. http://diccionario.leyderecho.org/
40
Manual de comentario de textos históricos
guntado si tenía algo que quitar o añadir, respondió que no tenía qué quitar, antes sí
que añadir (como después lo pondré) y tomando una cruz con la mano izquierda de la
criatura, dijo: yo, Lucifer, príncipe de todos los demonios, juro a Dios, mi creador y juez
de vivos y muertos, y a esta santísima cruz, y a la de ese santísimo relicario (es la santa cruz de
este colegio) y a ésta de la mano derecha, que es verdad todo lo que está escrito en este
papel, y si no lo fuere pido a su Divina Majestad me castigue con todas las penas de todos
los condenados, que han sido, son y serán, y de todos los demonios, y que la ira del juez
airado venga contra mí; y para mayor confirmación, beso esta santísima cruz, y la adoro,
aunque sea contra mí.
Asimismo, juro debajo de las mismas penas que esta criatura no consintió en el ma-
leficio, antes sí, estándole dando aquella hierba endemoniada5, decía a su esposo que
no quería consentir, pidiéndole con ansias la ayudase y escupiéndola. Mira (me decía)
que vuelvas por su honra, predícalo, persuádelo, es voluntad de Dios, mira que la tienen
deshonrada, dicen mucho de ella; yo me pondré en público y diré que esto es verdad,
aunque me llamen el demonio predicador, llévenme al Santo Tribunal.
5
Se refiere a la yerba llamada pistzintli. El vocablo quiere decir “pequeño”, pero no se ha logrado identificar
con certeza de qué planta se trata. Según Vetancurt se tomaba para no sentir cansancio aunque también tenía
el uso ritual de propiciar la adivinación y ayudar a interpretar los sueños. Véase Mercedes de la Garza, Sueño
y alucinación en el mundo náhuatl y maya, México, Instituto de Investigaciones Filológicas, unam, 1990, p. 80.
41
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
creer que es demonio, aunque sí a no levantar falsos testimonios, ni decir sin fundamento
que lo finge). Harto (prosiguió) se abate mi soberbia en obedecerte ¡oh, que perdí (decía
cuando le nombraban la pureza de María santísima) el ver la hermosura de aquella sobe-
rana señora!, debajo de sus pies estoy, ya me quebrantó la cabeza; no quisiera estar aquí
porque no me acordarais esa señora.
Acabado de escribir esto y ratificado el juramento, le mandé diese señal preternatural
para que le pudiésemos dar crédito; respondió que no tenía licencia de Dios, que cuando
la tuviese, la daría, que muchos demonios la daban, pero que estando, como están, por
ejercicio, no lo permite Dios por ahora, y que si era voluntad de Dios que a otro día la diese,
delante del Santísimo Sacramento la daría, y si no lo era lo juraría que no era voluntad de
Dios. Vino a la Iglesia a otro día y estando presente la comunidad de este santo colegio y
los reverendos padres Secretario de la Provincia de Michoacán6 y Guardián del convento de
nuestro padre San Francisco7, descubrimos con toda solemnidad el Santísimo Sacramento
dentro de su tabernáculo cantando el tantum ergo 8, e hincada la criatura.
Ojalá estuviera presente todo el mundo, o a lo menos los herejes sacramentales, que
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos
conocieran la virtud de este Divino Sacramento, la recurrencia con que hablaba y asistía
el demonio y el poder con que se sujetaba este soberano señor mejor lo explicaran las
lágrimas de los circunstantes que la pluma. Comencé el exorcismo que para este fin
trae Remigio9 y era tanto el sentimiento que mostraba, que cada palabra parecía una
saeta porque todo el exorcismo habla con Lucifer. ¡Oh, miserable de mí! (decía), ¡oh
desdichado de mí!, ¡oh, abatido!, que me veo obligado a estar en este cuerpo para mayor
tormento mío Soberano Señor Sacramentado, sácame de aquí y envía otro demonio para
este ejercicio, que me atormenta tu presencia.
Mandele en virtud de aquel Santísimo Sacramento que para confirmación del jura-
mento diese la señal que le mandaba. Volviose al Señor (cerrados los oídos de la criatura)
y dijo: tú Señor, que me mandas estar en este cuerpo, dame licencia para que dé la señal
6
Fray Domingo de Ojeda, ofm.
7
Fray Pablo Sarmiento, ofm.
8
Se trata de la última parte del himno eucarístico Pane lingua, compuesto por santo Tomás de Aquino. Como
puede apreciarse a lo largo de todo el documento, hay una especial devoción al Santísimo Sacramento.
9
Se refiere al manual Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, del P. Benito Remigio Noydens, impreso en
Barcelona en 1688.
42
Manual de comentario de textos históricos
que tú quisieres. No digo yo una señal, pero muchas diera si fuera tu voluntad, pero no
me lo permites, inescrutables son tus juicios, o envía un demonio que la traiga, fácil es,
aunque sea de lo último del mundo, pero no quieres tú.
Mandele que jurase si no era voluntad de Dios que la diese y volviendo a leer lo con-
tenido en este papel tomándole en la mano izquierda de la criatura dijo: yo, Lucifer, prín-
cipe del infierno, juro por aquel Soberano Señor Sacramentado (aunque sea para mayor
tormento mío el nombrarle) que es verdad todo lo que está escrito en este papel y que no
es voluntad de Dios que dé la señal que me mandan; y si esto no fuere verdad, que me
castigue Dios con todas las penas de todos los condenados, que son y serán y de todos los
demonios. Hicímosle alabar al Santísimo Sacramento y la Purísima Concepción de María
Santísima, señora nuestra, y aunque lo repugnaba mucho por último lo hizo, y le ligué 10.
La función dicha fue domingo 9 diciembre de este año de 1691, pasó delante de los ya
referidos padres, no había seglares, sino una niña que le asiste y para que conste los firmo
en 11 de dicho mes.
Fray José Diez.
En este contexto se utiliza por conjurar al espíritu que posee a la criatura para retirarlo a algún lugar del cuer-
10
po, usualmente al pie izquierdo, para que no haga daño al poseso. Cfr. María Elvira Buelna Serrano (coord.),
Heterodoxia e inquisición en Querétaro, México, Universidad Autónoma de Querétaro, Universidad Autónoma
Metrtopolitana, 1997, p. 99. Vid. “Ligar” Diccionario de autoridades, 1734, www.rae.es, p. 404, consultado en marzo
de 2016. http://ntlle.rae.es/ntlle/
43
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Comentario
Lugar, fecha y tipo de texto Esta transcripción está firmada en Santiago de Que-
rétaro, el 11 de diciembre de 1691; es uno de los
muchos oficios que conforman este proceso, es un
documento manuscrito, público, de índole jurídica,
con dimensión religiosa.
44
Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
14
Agnm, Inquisición, vol. 727, exp. s/n, fs. 490v–493v.
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Manual de comentario de textos históricos
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Fuentes
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos
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Manual de comentario de textos históricos
SEGUNDA PARTE
55
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
56
Manual de comentario de textos históricos
SOBRE LA LUZ,
DE ROBERTO GROSSETESTE
Luisa Durán y Casahonda Torack
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)
57
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
58
Manual de comentario de textos históricos
La primera forma corporal a la que algunos llaman corporeidad es, en mi opinión, la luz.
La luz (lux), por naturaleza propia, se difunde hacia cualquier dirección, de tal manera
que un punto de luz producirá instantáneamente una esfera de luz de cualquier tamaño,
a menos que un objeto opaco se interponga en su camino. Ahora bien, la corporeidad
59
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
del tamaño del universo material. Esta extensión de la materia no pudo ser producida
mediante una multiplicación finita de luz, porque la multiplicación de un ser simple un
número finito de veces no puede producir una cantidad, como lo mostró Aristóteles en
su De Caelo et Mundo. Más aún, la multiplicación de un ser simple un infinito número de
veces debe producir una cantidad finita, porque un producto que es resultado de una
multiplicación infinita excede aquello que lo produce de manera infinita. Ahora bien,
un ser simple no puede exceder a otro ser simple de manera infinita, pero sólo una canti-
dad finita puede exceder un ser simple de manera infinita. Es decir, una cantidad infinita
excede a un ser simple de manera infinita. De este modo, cuando la luz –que es en sí
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
misma simple– se multiplica un infinito número de veces, debe extender la materia –que
es también simple– en dimensiones finitas.
Sin embargo, es posible que una suma infinita de números esté relacionada con otra
suma infinita, ya sea numérica o no. Y algunos infinitos son más grandes que otros infi-
nitos, otros más pequeños. Por lo tanto, la suma de todos los números, tanto pares como
impares, es infinita. Es, de igual manera, más grande que la suma de todos los números
pares, que son infinitos, a la suma de todos los impares, que también son infinitos. Tam-
bién, la suma de todos los números, empezando con el uno y continuando doblemente
con cada número sucesivo es infinito; de manera similar la suma de todas las mitades
correspondientes a los dobles es infinita. La suma de estas mitades debe ser la mitad de
la suma de sus dobles. De la misma manera, la suma de todos los números iniciando con
el uno y multiplicando por tres sucesivamente es tres veces mayor a la suma de todos los
terceros correspondientes a esos triples. Asimismo, está claro que todos los tipos de pro-
porciones numéricas finitas posibles tienen su proporción finita e infinita.
Pero si proponemos una suma infinita de todos los dobles empezando con el uno,
y la suma infinita de todas las mitades correspondientes a esos dobles, y si uno u otro
número finito se sustrae de la suma de las mitades, entonces al cabo de la sustracción no
habrá una proporción de dos a uno entre la primera suma y lo que queda de la segunda
suma. De hecho, no habrá ninguna proporción numérica, porque si una segunda pro-
porción numérica se dejara de lado de la primera como resultado de la sustracción del
miembro menor de la proporción, entonces lo que se sustrae es, necesariamente, una
parte alícuota, de una parte alícuota, de aquello de lo que se sustrae. Pero un número
finito no puede ser una parte alícuota, de una parte alícuota, de un número infinito. De
60
Manual de comentario de textos históricos
61
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
más externa, y deja a esta materia sin potencia para duplicarse. Por eso es perfecto el pri-
mer cuerpo de esta región de la esfera, llamado firmamento, porque lo único que tiene en
su composición es primera materia y primera forma. También es el cuerpo más simple con
respecto a las partes que constituyen su esencia y con respecto a su cantidad, que es la
máxima en extensión. Difiere del cuerpo genérico en tanto que la materia está actualizada
completamente sólo a través de la primera forma. Pero el cuerpo genérico, que está en este
y otros cuerpos, tiene la esencia de la primera materia y la primera forma, y se separa de la
materialización a través de la primera forma y de la disminución de la materia a través de
la primera forma.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
62
Manual de comentario de textos históricos
63
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
porque, aunque todas las luces llegan a ella, no operan desde la tierra, sino que la luz
(lumen) de cualquier esfera puede ser educida de ella en acto y operación. De este modo,
cada uno de los dioses serán procreados por ella, como una especie de madre. Los cuer-
pos intermedios tienen una doble relación; hacia los cuerpos inferiores tienen la misma
relación como el primer cuerpo lo tiene con todos los otros cuerpos. Y, asimismo, están
relacionados con los cuerpos superiores como la tierra lo está con los demás cuerpos. De
tal manera, cada cuerpo contiene todos los otros cuerpos.
La forma y la perfección de los cuerpos es la luz (lux), pero en los cuerpos más altos
es más espiritual y simple, mientras que en los más bajos es más corporal y multiplicada.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
También, todos los cuerpos no tienen la misma forma a pesar que todos provienen de
la luz, ya sea simple o múltiple; así como los números no son todos de la misma forma,
a pesar de que todos derivan de la unidad mediante una multiplicación mayor o menor.
Esta discusión puede esclarecer el significado de aquellos que dicen que “todas las
cosas son una por la perfección de una luz”; y también el significado de aquellos que
dicen “las cosas que son múltiples, son múltiples a través de la multiplicación de la luz
en diversos grados”.
Puesto que los cuerpos inferiores participan en la forma de los cuerpos superiores,
los cuerpos inferiores reciben su movimiento del mismo poder motor incorpóreo del
cual se mueve el cuerpo superior. Por esta razón, el poder incorpóreo de la inteligencia
o del alma –que mueve la primera y más alta esfera con un movimiento diurno– mueve
todas las esferas celestes inferiores con el mismo movimiento diurno. Pero, estas esferas
inferiores reciben, en proporción, su movimiento en un estado más debilitado porque,
en proporción, mientras más inferior la esfera, la pureza y la fuerza de la primera luz
corpórea se disminuye en aquella.
Pero, aunque los elementos participan en la forma del primer cielo, el movimiento diur-
no de éste no los mueve. Si bien participan en esa primera luz, no están sujetos al poder del
primer motor, ya que su luz es impura, débil, y muy alejada de la pureza del primer cuerpo;
y también porque poseen la densidad de materia, principio de resistencia y terquedad. Sin
embargo, hay quienes piensan que la esfera de fuego rota con un movimiento diurno, y dan
como ejemplo el movimiento rotatorio de los cometas. También dicen que este movimiento
se extiende a las aguas marinas, de la misma manera en que las mareas provienen de él. Pero
todos los filósofos confiables dicen que la tierra está exenta de este movimiento.
64
Manual de comentario de textos históricos
Asimismo, las esferas que vienes tras la segunda esfera –aquella que llamamos la
octava si contamos de la tierra hacia arriba– comparten el movimiento con esta segunda
esfera porque participan de su forma. En efecto, este movimiento es propio a cada una
de ellas sumado al movimiento diurno.
Pero como las esferas celestes están actualizadas por completo y no son receptivas
a la rarefacción y condensación, la luz (lux) en ellas no inclina las partes de materia al
centro para condensarlas, o hacia fuera para rarificarlas. Las esferas celestes tampoco son
receptivas de un movimiento hacia arriba o hacia abajo, sino circular gracias a un poder
de movimiento intelectual; que, al dirigir su destello sobre ellas de una manera corpórea,
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Como podrá imaginarse el lector, la tarea de casar distintas disciplinas es difícil –pues
hay que saber de mitología, historia de la religión, técnicas de escritura, entre otros tópi-
cos– mas no imposible. Así, lo que pretendemos a continuación es una revalorización de
estos textos a partir de esta metodología que intenta dinamizar la lectura y redefinir los
contenidos para un lector contemporáneo.
El caso que utilizaremos para este ensayo es uno del siglo XIII. Nuestra frontera inte-
lectual es la Universidad de Oxford y nuestro autor es Robert Grosseteste4 (c. 1170–1253),
un franciscano inglés. Nuestro tratado De Luce (Sobre la Luz) (c. 1225–1230) se inserta
dentro de un grupo mayor de documentos de Grosseteste. Entre sus otras obras conta-
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
mos con: De Sphera (Sobre el cosmos), De iride (Sobre el Arco Iris) y De accessu et recessu maris
(Sobre las olas y mareas). En la actualidad hay traducciones de nuestro tratado en varios
idiomas; entre ellas las encontramos en alemán, inglés y español5. La versión que utiliza-
remos para este estudio será una traducción libre realizada por la autora, sin embargo,
para una lectura más fiel del tratado se sugiere consultar una de las tres traducciones
ofrecidas en las notas.
Muchos podrían ser los caminos para comprender nuestro texto, pero la lente con
la que leeremos el nuestro será más histórico–estética, pues lo que nos interesa es saber
a quién leyó nuestro autor, qué textos conocía o cuál fue su bagaje literario al elaborar
su estética de la luz. Lo que pretendemos aquí es entrever algunas de las fuentes que
generaron el conocimiento plasmado en un tratado medieval porque ellos, al igual que
nosotros, construyeron el conocimiento a partir de todo lo que vieron, leyeron o experi-
4
Entre los varios méritos de Roberto Grosseteste están haber sido maestro y canciller de la Universidad de
Oxford y obispo de Lincoln. Además, fue responsable de introducir y traducir los textos aristotélicos, que
circulaban por la Europa latina, a Inglaterra durante el siglo XII. Vid. James McEvoy, Robert Grosseteste, Oxford,
Oxford University Press, 2000.
5
La primera traducción a un idioma moderno fue al alemán, del año de 1912: Die Philosophischen Werke des Robert
Grosseteste, traducido por Bischofs von Lincoln, Münster i. W., Aschendorff, 1912, pp. 51 – 59, disponible en
línea en https://archive.org/details/ldpd_7395671_000. La primera traducción al inglés es de 1947: Robert
Grosseteste, De Luce – On Light, traducido por Claire C. Riedl, Milwaukee, WI, Marquette University Press, 1942,
pp. 10–17. Disponible en línea en http://www.boscarol.com/wikipdf/Riedel_1942_Grosseteste_On_Light.pdf.
En español también se puede consultar la traducción de Juan J. Padial de la Universidad de Málaga (Robert
Grosseteste, De Luce (DL) o La Luz –o la incoación de las formas–) en versión digital en www.leonardopolo.
net/docs/De_luce.pdf.
68
Manual de comentario de textos históricos
mentaron. Nuestra metodología, por tanto, podría tomar uno de dos posibles cursos: el
macroanalítico o el microanalítico6. El que nos interesa es este último, ya que intentare-
mos echar un vistazo exclusivamente a la biblioteca neoplatónica de Roberto Grosseteste
y unir el “qué” con el “quién”7 de su estética de la luz.
Lo primero que hemos de hacer, después de una detenida lectura del breve tratado,
es identificar ciertas palabras clave que nos dan el tono del texto. En este caso, las pa-
labras forma, materia, corporeidad, dimensiones, proporción numérica, nos dicen que
el texto es de corte “científico”. Pero hemos de preguntarnos si nuestro concepto de
Ciencia es idéntico al medieval. Una rápida lectura sobre el periodo nos revelará que
6
Robert Darton, “Historia de la lectura”, en Formas de hacer historia, ed. Peter Burke, Madrid, Alianza, 2009, p.
192.
7
Íbidem, p. 196.
8
Vid. David C. Lindberg, Science in the Middle Ages, Ed. Chicago, Chicago University Press, 1978.
69
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Universidad de París. Para nuestro autor, su predilección por los textos aristotélicos la
encontramos en su referencia literal al De Caelo9. Pero no por ello desdeñó la tradición
bíblica. En el texto podemos leer entre líneas el pasaje del Génesis:
Una vez superada la tentación de encasillar el texto en una temática reconocible para
nosotros, veamos de qué trata el texto en sí. En él se explica el origen del universo como
una especie de “gran explosión” donde la luz emanó desde un solo punto y de ahí se
multiplicó y extendió hasta crear todo lo existente en el universo:
9
DL, p. 2.
10
Génesis 1:1 – 5, en Nueva Biblia de Jerusalén, revisada y aumentada, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1998.
11
DL, p.2.
70
Manual de comentario de textos históricos
La luz, portadora de forma y materia, dispersó la materia hacia todos lados para crear
el universo esférico y tridimensional que conocemos. La multiplicación de la luz pudo
ser entendida, según Grosseteste, por medio del modelo matemático de la infinitud ya
que, desde un solo punto, sin dimensiones espaciales, se creó la tridimensionalidad. Es
decir, la luz fue considerada infinita pero contenida en un mundo finito y material12. La
perfección del universo dependió, por tanto, de este equilibrio entre lo espiritual y lo
material, entre el tiempo y el espacio, entre lo finito y lo infinito.
Ahora bien, después de saber de qué trata el documento, continuemos con nuestro
recorrido interpretativo. Este tercer paso consiste en analizar el texto parte por parte (o
12
Op. Cit. McEvoy, p. 88.
13
Ibidem, p. 90.
14
Ibidem, p. 122.
71
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
cosmos a través de la luz (pp. 7 – 14)15. Lo que llama la atención de ambos es la búsqueda
por comprender la creación del cosmos en términos más “científicos” o empíricos (sin
perder de vista, por supuesto, los tintes espirituales). Evidentemente, el inicio que calcula
Grosseteste nos es familiar hasta cierto punto; ya en el siglo xx se creó una teoría sobre
la creación del Universo o el Big Bang y ésta se antoja similar a la de nuestro tratado. Sin
embargo, tendremos que ser cuidadosos al querer imponerle al texto nuestra propia his-
toria. Grosseteste jamás pensó como un científico en el sentido moderno de la palabra.
Para él, por ejemplo, la corporalidad y la materialidad fueron sustancias, y las explicó
en términos lumínicos. En este sentido, es hijo de su época porque cuando el medieval
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
identificó la luz, lo hizo pensando primero en Dios y el evento del Génesis, y luego en
otros textos; como aquellos de la tradición grecolatina del Timeo y la República de Platón16
, o el De Caelo de Aristóteles. En cuanto a estas fuentes filosóficas, retomemos –por razo-
nes de espacio para este ensayo– sólo a algunos pensadores neoplatónicos que conoció
Grosseteste para continuar con nuestra breve exégesis.
Releamos la segunda sección del tratado de Grosseteste, la que trata sobre el génesis
del cosmos por medio de la luz y las diferencias entre lumen y lux, con el objetivo de en-
tender su estética de la luz. Al leerlo tendremos que entresacar aquellas palabras o frases
que nos recuerdan la filosofía neoplatónica: como la creación del cosmos a partir de un
evento único y ordenador; o la colocación de la Tierra en su centro y su identificación
como un cubus, un sólido; o la división del universo en lo material y lo espiritual.
En esta segunda parte podemos entender que la luz fue, para su autor, el elemento
unificador entre lo visible y lo invisible, lo material y lo espiritual, el microcosmos y el
macrocosmos17, porque la consideró como fuente de calor, dadora de vida y energía,
tanto al cuerpo como al alma; además de ser el equilibrio de los humores del universo.
15
Robert Grosseteste, De Luce – On Light, traducido por Claire C. Riedl, Milwaukee, WI, Marquette University
Press, 1942, pp. 5 – 6.
16
En el libro x de su República, Platón la describió como: “el vínculo del cielo, el que sujeta todas sus revolucio-
nes, a la manera de las ligaduras de los trirremes” (616c). En el Timeo, su descripción en más astronómica “El
dios encendió una luz en el segundo circuito contando desde la tierra, la que actualmente llamamos sol, con la
finalidad de que todo el cielo se iluminara completamente” (39b5 – 8).
17
Para estos pensadores medievales, la luz se identificó tanto con Jesús, “la luz del mundo”, como con el Sol. En
este sentido, la luz contenía dos naturalezas, la divina y la terrestre.
72
Manual de comentario de textos históricos
En otras palabras, lux fue la manifestación espiritual del Verbo; lumen, la manifestación
de lo material. Así, el Espíritu de Dios separó los dos principios del Cosmos desde la
creación: lo luminoso o espiritual (lux o sustancia espiritual de Dios) y lo material o tene-
broso (lumen o sustancia material de Dios)20.
Por tanto, según el tipo de luz (lux y lumen), se separó al universo en el Macrocosmos
y el Microcosmos. El primero correspondió al espacio donde habitó la luz física pura
(lux) y el segundo, donde habitó la materia corrupta (lumen); aquí la luz no penetró fácil-
mente dada la masa de la materia21. Para nuestros pensadores bajomedievales, el primer
tipo de luz reveló la presencia de Dios en el universo22.
18
Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Paidós, 1998, p. 22.
19
Grosseteste, DL, p. 7.
20
Para leer más sobre la importancia de la luz en la Edad Media, vid. Víctor Nieto Alcalde, La luz, símbolo y sistema
visual, Madrid, Cátedra, 1997; Jean D’Espagnet, Alquimia, Argentina, Cetiles, 1980, pp. 14 – 17, y Zolla, p. 539.
21
Edgar de Bruyne, La estética de la Edad Media, Madrid, Visor, 1994, p. 80.
22
John D. Bernal, La ciencia en la historia, México, Patria, UNAM, 2001, p. 325.
73
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Como elemento unificador de todo el universo, la luz creaba, guiaba y protegía. Por
tanto, fue una cuestión fundamental en la filosofía medieval por tratarse de la manifesta-
ción más clara de la presencia de Dios sobre la Tierra. Pero esta luz no sólo se manifestó
entre nosotros, también el cosmos compartió de ella. De ahí que fuera posible ver los
planetas y las estrellas fijas, aunque fuera la luz del sol durante el día, la que predominara
en el firmamento.
Como puede apreciarse, el tratado es una extraordinaria síntesis de otras propuestas
más antiguas sobre la luz. Veamos ahora a quiénes leyó Grosseteste.
Por un lado, sabemos que leyó a Plotino (neoplatónico pagano del siglo iii d.C.),
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack
de quien extrajo su filosofía del “Uno”, ya que el Uno causó que la forma universal se
difundiera como la luz lo hace sobre la materia, para que la forma se materializara (prima
forma substantialis)23. En De Luce,
23
Op. cit., McEvoy, p.90.
24
Tatarkiewicz, Historia de la estética II. La estética medieval, Madrid, Akal, 1989, p. 328.
25
Ídem.
26
Ídem.
74
Manual de comentario de textos históricos
segunda belleza sensorial. En otras palabras, la identificó como un elemento sensible, pero
que reflejaba la belleza del Macrocosmos. Para Grosseteste, la lux se asemejaba a la belleza
suprasensible; mientras que el lumen era reflejo de la belleza sensorial.
Por otra parte, también sabemos que conoció y tradujo los textos de Pseudo–Dioni-
sio, un neoplatónico cristiano del siglo v d.C. preocupado por la luz en sus tratados. Para
el griego, la luz estuvo relacionada tanto con Cristo ("la luz verdadera que viniendo a este
mundo, ilumina a todo hombre”, Jerarquía Celeste, capítulo 1), como con la belleza mate-
rial; por tanto, la identificó con la estética porque sólo a través de la luz se podía admirar
la belleza de la Creación. Es decir, Grosseteste identificó la luz con la perfección de Dios y
¿Pero qué cosa es la luz aquella que fue hecha? ¿Es algo espiri-
tual o corporal? Si es espiritual, ella puede ser la primera criatu-
ra, la cual primeramente fue llamada cielo cuando se dijo en el
principio hizo Dios el cielo y la tierra, de tal modo que al decir
Dios hágase la luz, y la luz fue hecha, fue hecha perfecta, porque
se entiende que por estas palabras la llamó hacia sí el Creador, y
convirtiéndose a Él fue por Él iluminada (DGAL, i, iii, 7).
Ibidem, p. 237.
27
De Bruyne, p. 78 – 85. Para leer más sobre la importancia de la luz como creadora del Universo vid. Elémire
28
Zolla, Una introducción a la alquimia. Las maravillas de la naturaleza, Barcelona, Paidós, 2003.
75
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
nuestro autor, Dios es “luz de luz”; por lo tanto, podríamos afirmar que para Grosseteste
la luz es Dios (o mejor aún, Dios se manifiesta por medio de la luz). Recordemos lo dicho
con anterioridad: la luz es perfecta y es la responsable de la creación. Al ser perfectos el
creador y su creación, la luz (y el mundo que muestra) es bella, buena y verdadera.
Así, con este brevísimo ejercicio exegético podemos entrever un esbozo de la estética
de la luz de Grosseteste. En una breve sección del tratado podemos leer entre líneas las
diversas fuentes empleadas por nuestro autor. El método para identificarlas es lento,
pues hay que leer otros textos; sin embargo, como se dijo al inicio de este ensayo, el
camino no es imposible.
A manera de conclusión, es necesario declarar la importancia de saber con qué lente
vamos a leer un texto. Los caminos son innumerables, pero mientras tengamos claro cuál
es el nuestro, los documentos antiguos o medievales pueden mostrarnos una invaluable
mirada sobre quiénes fueron sus autores, qué leyeron y qué pensaron sobre su objeto de
estudio. En nuestro caso, nos hemos concentrado exclusivamente en la estética de la luz
de Grosseteste, pero igualmente podríamos analizarlo desde su nuevo lenguaje “cien-
tífico”. Es decir, el caso de nuestro autor –aun siendo hijo de su época– trascendió su
propia generación y contribuyó al desarrollo de un pensamiento cada vez más dinámico y
empírico. Aunque su tratado sigue empapado de tintes espirituales, su lenguaje permitió
que futuros lectores y alumnos pudiesen romper con el vínculo entre teología y ciencia.
Los productos más claros de esta separación los veremos unas generaciones después con
Copérnico, Galileo y Newton.
76
Manual de comentario de textos históricos
Fuentes
77
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
78
Manual de comentario de textos históricos
79
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
80
Manual de comentario de textos históricos
Este artículo trata de una fuente primaria para la historia, tanto de México como de la
medicina, y de la prensa médica mundial.
Francisco Bravo debió haber nacido en los primeros años de la década de los treinta
del siglo XVI, pues para 1553 ya había terminado su carrera como médico. Nacido en
* Dada la extensión de la obra, no se reproduce aquí, pero puede consultarse en biblioteca la edición de 1994,
publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. De igual modo, en el Fondo Reservado de la
Biblioteca Nacional de Mëxico, bajo la clasificación RFO 082.1 GUE.2 puede consultarse el original de 1570.
N. del E.
1
Alberto María Carreño, Efemérides de la Real y Pontificia Universidad de México, México, UNAM, vol. i, 1963, p. 35.
2
Acta de Cabildo, México, Ed. Del “Municipio Libre”, 1889, vols. viii y ix.
81
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
82
Manual de comentario de textos históricos
comenzarse en España, recabarse allí los datos sobre su etiología, conocimiento de los
antiguos, descripciones de Fracastoro, añadiendo en México los pocos datos que en el
capítulo octavo tienen referencia al tabardillo mexicano. La parte sobre la zarzaparrilla
parece haber sido redactada en su totalidad en México, ante el entusiasmo que esta plan-
ta había producido en los médicos por sus múltiples aplicaciones terapéuticas y el error
con que a su juicio la empleaban3.
Sobre la existencia de la obra, parece que en el mundo entero solamente se conocen
pocos ejemplares; uno de ellos, en la Biblioteca Lafragua de la ciudad de Puebla, en México.
Para uno de los estudiosos del tema, Jarcho, la medicina mexicana del siglo xvi re-
3
Germán Somolinos D’Ardois, “Francisco Bravo y su Opera medicinalia”, Boletín del instituto de Investigaciones
Bibliográficas, núm. 4, jul–dic 1970, pp. 337–388.
4
Saul Jarcho, “Medicine in sixteenth century New Spain as illustrated by the writings of Bravo, Farfan, and
Vargas Machuca”, Bulletin of the History of Medicine, vol. xxxi, 1957, pp. 425–441.
5
Somolinos, op. cit.
83
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
pestilentes porque es contagiosa, muy mortal, no guarda relación con las estaciones del
año para manifestarse y produce erupciones y pústulas; y afirma haber visto en Sevilla en
1553 una epidemia tan maligna y tan espantosa que en ocasiones no daba tiempo para
aplicar al enfermo medicina alguna.
En el capítulo vi trata de las petequias o manchas y emite la teoría de que son be-
neficiosas y de buen pronóstico, pues indican que la enfermedad hace crisis y elimina el
humor maligno hacia el exterior. En el capítulo vii repite más ampliamente los signos
físicos de la enfermedad y dedica el viii a señalar las causas por las que esta enfermedad
es tan frecuente en la Ciudad de México: una cadena montañosa que circunda por com-
FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA ı Rolando Hugo Neri Vela
pleto la cuenca donde se levanta la población, barrera natural que evita la libre circula-
ción de los aires, viciados por las muchas emanaciones pútridas que salen de las aguas
corrompidas de las lagunas que rodean a la capital; y añade que otra posible causa del
tabardillo es el consumo alimenticio de peces obtenidos en los fangales y orillas de las
lagunas, cuya venta debía ser prohibida.
Los siete capítulos siguientes se ocupan del tratamiento de la enfermedad, que bus-
caba la evacuación del humor patógeno y la regresión de los síntomas; se usaron purgas,
sangrías, enemas, baños, bebidas refrigerantes, fricciones.
El trabajo concluye con cuatro estudios específicos sobre cuatro complicaciones o
estados a los que llama accidentes, que pueden presentarse en el transcurso de la enfer-
medad, uno es el sueño profundo, otro el estado de enajenación y frenesí.
En el capítulo xix se ocupa de la vigilia irreductible para la que aconseja narcóticos.
El último capítulo trata de aquellos casos en los que se presenta sed insaciable, en ocasio-
nes acompañada de lengua oscura y áspera.
Las autores citados por Bravo en su Opera medicinalia son Galeno, Hipócrates, Avi-
cena, Razes, Mesue, Ali–Abbas, Aetio y Paulo de Egina, Oribasio, Celso, Alejandro de
Tralles, Arquígenes de Apamea, Rufo de Éfeso y Platón, cuyas obras estaban ampliamente
difundidas tanto en manuscritos como en ediciones producidas desde fines del siglo XV,
libros de uso indispensable en las facultades de medicina; pero también se encentran au-
tores modernos, como Jerónimo Fracastoro, Francisco Valles, Francisco Valleriola, Dioni-
sius Fontanonus, Nicolás Monardes, Lorenzo Joubert, Leonardo Fusch, Amato Lusitano,
Giovanno Manardi y Vesalio.
El estudio de Bravo acerca del tabardillo representa tal vez la primera aportación
monográfica dedicada a su estudio que sale de la pluma de un médico español. El tabar-
84
Manual de comentario de textos históricos
6
Ídem.
7
Ídem.
85
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Fuentes
Acta de Cabildo, México, Ed. Del “Municipio Libre”, 1889, vols. viii y ix.
Carreño, Alberto María, Efemérides de la Real y Pontificia Universidad de México, México,
unam, vol. I, 1963.
Jarcho, Saul, “Medicine in sixteenth century New Spain as illustrated by the writings of
Bravo, Farfan, and Vargas Machuca”, Bulletin of the History of Medicine, vol. xxxi, 1957.
Somolinos d´ardois, Germán, “Francisco Bravo y su Opera medicinalia”, Boletín del institu-
to de Investigaciones Bibliográficas, núm. 4, jul–dic 1970.
86
Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
88
Manual de comentario de textos históricos
Afirmación metodológica
Este comentario sobre una de las piezas icónicas de la cartografía mexicana del siglo xvi
constituye una aportación a la historia de la cartografía. Esa aproximación se hará desde
una historia antropológica de las imágenes, que parte de la consideración de la cartografía
como productora de objetos primariamente humanos y por lo tanto históricos (políticos,
funcionales, ideológicos…), insertables y solo analizables en el marco de una historia
de la cultura, a la que contribuyeron con su específica construcción de una cultura de
imágenes, y no exclusivamente como productos de una historia en tanto que sucesión
89
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Parece necesario reconocer aquí también mi deuda con El realismo circular. Tierras, es-
pacios y paisajes de la cartografía novohispana. Siglos xvi y xvii. En este estudio, la profesora de
la U. de Columbia, Alessandra Russo, bosqueja un acercamiento al problema de la parti-
cipación de cartográfos indígenas en la construcción visual del nuevo continente, cues-
tión claramente fundamental en el estudio que nos encontramos a punto de abordar.
El conocido como Mapa de Uppsala, Mapa de Alonso de Santa Cruz1 o más recientemen-
te, Mapa de México–Tenochtitlan y sus contornos es un plano dibujado con acuarela
sobre pergamino de 75 x 114 cm que representa el Valle de México ca. 15502, y que se
conserva en la Biblioteca de la Universidad de Uppsala en Suecia.
En su esquina inferior derecha existe una cartela con una inscripción en latín, difícil
de leer por lo borroso del texto3. El marco es un follaje ornamental pintado en azul sobre
fondo rojo. Calles y calzadas están representadas en sepia, canales y acequias en azul.
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández
1
Alonso de Santa Cruz fue Cosmógrafo Mayor del emperador Carlos v y el más importante cosmógrafo de la
Casa de la Contratación en Sevilla.
2
Aunque Tovar quiere adelantarlo hasta 1530–1540 (Tovar, 1985: 11). Recientemente Pilar Moya Olmedo
coincide con este lapso hablando de 1537–41 (Moya, 2014: 81).
3
La traducción, según Carmen Medina, sería: (Cosmógrafo) del emperador de toda España Carlos V /Alfons de S Cruce
(saluda a Su Majestad) /Le ofrecemos que /de más cerca contemplar esta ciudad Tnuxititan, (hasta ahora) no vista ... /...
de cortesía por nuestra parte, que para así decirlo, augurar felicidad para el futuro... / ...la gracia de Su Majestad para con
esta ciudad... / ...curso y / ...en lo que estamos de la opinión que sería agradable que ... fuese contestado/ ... es un placer ..
/...de ver un cuadro de esta...(conquistada)ciudad... /...después /(atestigua) la clemencia de Su Majestad ... /...demostrar
el sitio,(las aguas) y los alrededores /... de aspecto /(ilegible)/ ... comprendiendo. Carrera Stampa ofrecía una traducción
con algunas diferencias; vid. Manuel Carrera Stampa. Planos de la Ciudad de Mexico: desde 1521 hasta nuestros días.
México, Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, 1949, p. 342.
90
Manual de comentario de textos históricos
163), ya tanto el propio Toussaint como Miguel León–Portilla habían ya planteado la posibi-
lidad de que Alonso de Santa Cruz sólo hubiera tenido en sus manos el mapa, sin que fuera
necesariamente el autor: "lo tuvo en su poder y lo aprovechó en España el célebre cosmógra-
fo real, el sevillano Alonso de Santa Cruz y no fue pintado por él", (León Portilla, 1986:30).
De otro lado, recientemente se ha postulado en repetidas ocasiones que la factura
del mapa debe ponerse en el haber de tlacuilos indígenas del colegio de santa Cruz de
Tlatelolco. Sin ir más lejos, León–Portilla y Carmen Aguilera lo hicieron en 1986 (León–
Portilla, 1986: 23), pero sigue sin haber pruebas contundentes sobre ese punto. Según
Tovar y de Teresa, el plano respondería a las inquietudes urbanísticas del virrey Antonio
de Mendoza, quien lo habría enviado a España antes de emprender viaje al virreinato
del Perú (Tovar, 1985: 13). Lo que es evidente tras muchos años de investigación sobre
la imagen es que los artistas provenían de la misma Tenochtitlán, siendo probablemente
aztecas con algún tipo de educación europea. Una revisión somera del plano debería ha-
cernos pensar sobre la presencia de topónimos náhuatl que definen buena parte de los
espacios en él contenidos (León–Portilla, 1986), pero también en algunas características
Como bien comenta Toussaint (Toussaint, 1990: 142), a primera vista puede apreciarse
en el mapa de Uppsala un carácter no europeo por toda una serie de razones: los glifos
91
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
toponímicos (Carmen Aguilera profundizó sobre este asunto en un artículo titulado “Gli-
fos toponímicos en el mapa de México–Tenochtitlan hacia 1550”); la estilización de las
viviendas comunes (que no de los edificios principales, pero sobre este punto volveré
más adelante); la presencia de discos, señal prehispánica de autoridad en algunos de los
edificios oficiales (Toby Evans, 2005: 13); la presencia de españoles junto con tamemes
("se ven también algunos españoles a caballo y otros conduciendo a los tamemes que
llevan pesadas cargas". Toussaint, 1990: 157); todas esas características formales pondrían
al mapa de Uppsala en la órbita de los códices poshispánicos.
Pero no podemos perder de vista que en estas representaciones cartográficas comen-
zaban a asomar de forma más o menos tímida al principio, con mayor rapidez después,
convenciones como las formas de representar la tridimensionalidad, el dibujo del paisaje
en términos naturalistas y la introducción de una representación del espacio indepen-
diente tanto de tiempo como de cosmovisión, lo cual era completamente antinatural
para los tlacuilos.
Y es que como bien mencionan Kagan y Marias, el mapa de Uppsala sería, sobre
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández
A la hora de buscar referencias formales tomadas del Mapa de Uppsala, lugar de honor
debería dársele sin duda al Mapa de Tenochtitlan que aparece en el Islario general de todas
las islas del Mundo, de Alonso de Santa Cruz, terminado ca. 1556 cuyo único ejemplar se
encuentra hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid. La pobreza y los errores en el plano
madrileño se han esgrimido frecuentemente como las razones que harían imposible la au-
toría de Santa Cruz sobre el Mapa de Uppsala (la última en pronunciarse en ese sentido ha
sido Carmen Medina). Pero además, el hecho de que el mapa de Uppsala estuviera entre
los papeles personales de Santa Cruz y no haya sido reproducido más que una vez en su
4
Sobre el concepto de cartografía “híbrida” o “mixta” consúltese también Serge Gruzinsky, “Colonial Indian
Maps in Sixteenth Century Mexico. An Essay in Mixed Cartography” en Res, 13, 1987, pp. 46–61.
92
Manual de comentario de textos históricos
Islario, así como el haber estado en paradero desconocido hasta fines del siglo xix, provocó
que el plano no disfrutara de epígonos. Como dice Russo, "¿Podríamos satisfacernos con
responder que (…) el Mapa de Uppsala y el Códice Mendoza salieron muy rápidamente
para Europa?"(Russo, 2005: 43)
Es significativa la diferencia con uno de sus principales contemporáneos (¿tal vez
el principal?), el famoso Plano de Nüremberg que apareció publicado en 1524 acom-
pañando la segunda carta de relación de Cortés y que disfrutó de un éxito visual sin
precedentes a lo largo del tiempo. Esa vista cartográfica fue "la primera ocasión que tuvo
Europa de contemplar la urbs americana" (Kagan, 1998: 146) y será copiada/variada/
redibujada en multitud de ocasiones sólo en el siglo xvi, a saber en el Islario de Bordone
(1528), la Cosmographia de Munster (1550), los Viaggi e navegationi de Ramusio (1556), el
mapamundi de Ortelius (1564), el Civitatis orbis terrarum de Braun y Hogenberg (1572) o
el Speculum orbis terrarum de Gerard de Jode (1578) (Kagan, ibid.).
Buena muestra de esta situación será la aparición de la imagen en el Universus terra-
rum orbis de Girolamo Savonarola publicado en Padua nada menos que en ¡1713!, "buen
Una referencia histórica fundamental la ofrece Toussaint, para cualquier estudio sobre
el mapa:
93
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
¿Qué preguntas plantea hoy el mapa, y que respuestas podría aún ofrecernos?
Hay aún muchas cuestiones que el mapa plantea y que no han sido respondidas todavía,
o que incluso, tal vez no hemos sabido formular de manera correcta.
Entre estas sin duda la principal debería ser aún hoy el problema de su función.
Tengo pocas dudas que el mapa debe insertarse en ese tráfico de información entre
indígenas y autoridades virreinales de mediados de siglo xvi (documentos de quejas)
y no estaría por tanto demasiado de acuerdo en la teoría de Tovar de Teresa según la
cual se trata de un documento pensado por el virrey Mendoza para ser enviado a Corte
(¿Consejo de Indias?), pero esto no podrá ser dilucidado al menos hasta tener más claro
su contexto de producción.
Desde el punto de vista de la representación y las imágenes, creo que hay aún mucho
campo abierto a la interpretación. Entre esos campos se me antojan al menos:
94
Manual de comentario de textos históricos
95
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Fuentes
Carrera Stampa, Manuel. Planos de la Ciudad de Mexico: desde 1521 hasta nuestros días.
México, Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, 1949.
Dacosta Kaufmann, Thimas. Towards a Geography of Art. Chicago, University of Chicago
Press, 2004.
Fernández Christlieb, Federico y Gustavo Garza Merodio. “Cultura y territorialidad en
la ocupación de un mismo espacio: México–Tenochtitlan y la Ciudad de México en el
siglo XVI” en Geotropico, num. 5 (2), Articulo 4, 2011.
Gruzinsky, Serge, “Colonial Indian Maps in Sixteenth Century Mexico. An Essay in
Mixed Cartography” en Res, 13, 1987.
Kagan, Richard y Fernando Marias. Imágenes urbanas del mundo hispánico, 1493–1780. Madrid,
El Viso, 1998.
León Portilla, Miguel y Carmen Aguilera. Mapa de México–Tenochtitlan y sus contornos
hacia 1550. México, Celanese Mexicana, 1986.
Linné, Sigvald. El valle y la ciudad de México en 1550, Estocolmo, s.e.,1948.
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández
96
Manual de comentario de textos históricos
LA CRÓNICA MEXICANA DE
HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC:
EL DESAFÍO A LA MEMORIA
Clementina Battcock
Jhonnatan Alejandro Zavala López
(Dirección de Estudios Históricos, inah)
97
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
98
Manual de comentario de textos históricos
Tomo XII
[Foja 1]
Advertencia
Don Fernando Alvarado Tezozomoc fue, sin duda, uno de los investigadores más diligentes
de las antigüedades mexicanas. Ilustrado de particulares conocimientos, los comunicó por
medio de sus obras en que presenta útiles, curiosas y agradables noticias de su nación, que
pueden ocuparse dignamente en la Historia Universal.
Clavijero se aprovechó de muchas noticias de Tezozomoc para su historia; lo mismo hizo
Don Mariano Veytiapara las que compuso en la Puebla de los Ángeles. Que Tezozomoc es-
cribiese por el año de 1598, parece, lo persuade una expresión del Capítulo 81: véase al folio
(354.)2 a la vuelta.
Dos partes escribió Tezozomoc: ésta, que es la primera; y la segunda, que según el
orden cronológico, debería tratar de la entrada, y conquista de los españoles, se ha per-
dido. El hábil Boturini, que hace particular memoria [Foja 2] de esta primera parte de
Tezozomoc en su catálogo, solicitó la segunda, y no la pudo conseguir.
1
Hernando de Alvarado Tezozomoc, Crónica mexicana, Archivo General de la Nación, Ramo Novohispano,
Fondo Historia, vol. 12, expediente 1.
2
209 fte.
99
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
De la crónica manuscrita que fue de Boturini sacó don Mariano Veytia un ejemplar
por el año de 1755; y del ejemplar de Veytia se sacó la presente copia, a que se aplicaron
las atenciones que debía inspirar el conocimiento de la importancia de la obra.
Certifico que esta Crónica se ha copiado exactamente de un ejemplar que fue de
don Mariano Veytia. México, veinte y uno de noviembre de mil setecientos noventa y dos.
[Foja 3]
100
Manual de comentario de textos históricos
3
[Apostilla] Se vino de México Tenochtitlan viniendo de camino.
101
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
102
Manual de comentario de textos históricos
[Fin de capítulo 1]
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
Hasta el día de hoy nadie ha visto el original de la Crónica Mexicana; de hecho, se ignora
siquiera si hay una versión ológrafa del propio Tezozomoc, o si el primer texto fue obra
de amanuenses a los que él dictó el contenido. En cambio, sí se tienen noticias de distin-
tos manuscritos, copias de ese escrito “original” cuyo paradero se ignora.
El inicio de este magnífico texto, cuya copia se conserva en el Archivo General de la
Nación, nos remite a una forma de narrar la historia propia de su época: la crónica, un
estilo de narrativa que preserva en papel los hechos históricos que la memoria humana
no puede transmitir verbalmente en su integridad. Su objetivo es permitir, mediante la
lectura, que quienes no han atestiguado lo que en ella se describe –sean coetáneos o
generaciones futura– logren enterarse de los sucesos acaecidos en el pasado4.
La metodología que empleamos para trabajar este documento virreinal, y otros que
le son afines, partió de una contextualización teórica e histórica que permitió establecer
rangos de inteligibilidad de la fuente, es decir, los criterios intelectuales adoptados por
los autores para escribir el texto. Lo narrado en la crónica está inscrito en horizontes
de comprensión del espacio y del tiempo que se encuentran en las discusiones teóricas
sobre la escritura que deben perfilar una contemporaneidad de pensamiento al texto,
es decir, que eviten el anacronismo y que brinden los recursos críticos que permitan
discernir los procesos socioculturales de los que da cuenta, siempre y cuando se cumpla
una buena transcripción paleográfica del original, y se contextualicen los campos de
conocimiento humano de los que trata.
Si bien la tradición de la crónica arranca en el Medioevo, la incipiente consolidación
de las monarquías europeas hizo de ella una obra “oficial”. Así, desde principios del xvi,
4
Walter Mignolo, “Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista” en Historia de la literatura
Hispanoamericana, t.1, Madrid, Ediciones Cátedra, 1982, pp. 75–76.
104
Manual de comentario de textos históricos
5
Elsa Cecilia Frost, “El plan y la estructura de la obra”, en fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, vol. vii,
México, Universidad Nacional Autónoma de México–Instituto de Investigaciones Históricas, 1983, pp. 70–72.
105
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
6
Sobre san Agustín: Karl Löwith, El sentido de la Historia; implicaciones teológicas de la filosofía de la Historia, Madrid,
Aguilar, 1973. Sobre Cicerón: Paolo Desideri, vid. “Cicerón, la historia y la política”, Antiqua. Jornadas sobre la
Antigüedad, Roma la invención del Estado, 27–28 de noviembre 1997. http://antiqua.gipuzkoakultura.net/pdf/
desi4.pdf (consultado el 16 de junio de 2016)
106
Manual de comentario de textos históricos
Desde los últimos años del siglo xvi, pero sobre todo en los inicios del xvii, algunos
descendientes de los antiguos nobles indígenas de la Nueva España fueron educados
–virtualmente– a horcajadas: por un lado en las tradiciones prehispánicas, que aún so-
brevivían, y por el otro en la cultura europea. Unos cuantos de ellos se dieron luego a
la tarea de escribir, siempre usando los caracteres latinos, a veces en español, a veces en
náhuatl u otra lengua autóctona, historias que relataban el devenir de los centros de
7
Véase al respecto, entre otros, Catherine Poupeney Hart, “Literatura colonial hispanoamericana. En torno a
la reorganización de un área disciplinaria”, en Scriptura, Nº8–9, 1992; Rolena Adorno, “Reconsidering colonial
discourse for Sixteenth– and Seventeenth–century Spanish America”, en Latin American Research Review, 2001,
pp. 135–145; Valeria Añón, Tramas de la identidad y usos del pasado en crónicas de la conquista de México, Buenos
Aires, 2010, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires; Valeria Añón,
La palabra despierta. Tramas de la identidad y usos del pasado en Crónicas de la conquista de México, Buenos Aires,
Corregidor, 2012.
107
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
poder que habían gobernado sus ancestros8. A estos cronistas son a los que conocemos
propiamente como los escritores de tradición indígena y con ellos, por primera vez, apa-
rece el principio o la práctica de la autoría, esto es que, ya en el cuerpo mismo del texto
ya en la portada, consignaron sus nombres.
Las historias que escribieron se sujetaron a los lineamientos de las obras europeas de
contenido histórico y sus autores las ordenaron en capítulos, a la manera de las homólo-
gas del Viejo Mundo que, posiblemente, tuvieron a su alcance9.
Es posible afirmar que las crónicas de tradición indígena ofrecen el panorama de
una escritura histórica que busca ser reparación o sutura del trauma de conquista, y tam-
bién convertirse en espacio textual singular para la supervivencia de memorias en riesgo
de extinción. Hay en ellas un ubicuo tono de nostalgia, particularmente perceptible en
el tratamiento de lo perdido: memorias, saberes, pinturas, grandes personajes, espacios
(palacios, puentes, mercados, ciudades enteras), todo vinculado a la historia del antiguo
estrato nobiliario. En ello se advierte el funcionamiento de la narración como estructura,
que hace inteligible la experiencia y que permite incluso la comprensión de lo inverosí-
mil, al colocarlo en las nuevas coordenadas occidentales del espacio–tiempo, además de
incorporar nuevas causalidades, más allá de la profunda herida que supuso la ruptura
social y cultural posterior a la conquista.
La obra de Hernando Alvarado Tezozomoc puede inscribirse en el rubro de las his-
torias de los antiguos centros de poder en las que los autores exaltaban la gloria bélica de
sus propios grupos, en este caso el grupo mexica. Por supuesto que Alvarado Tezozomoc
no es él el único que trata este tema, pero entre los criterios para su elección hay dos que
consideramos fundamentales: primero, el autor era un miembro de la antigua nobleza
autóctona formado en los moldes de la cultura europea, lo que supone su inmersión en
los parámetros culturales de ambos mundos. Segundo, su texto es una fuente inexcusa-
8
José Rubén Romero Galván [coord.], Historiografía mexicana de tradición indígena, vol. I, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, p. 16.
9
Danna Levin y Federico Navarrete, Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España,
México, uam Azcapotzalco (Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades), 2007, pp. 55–96.
Véase también Yukitaka Inoue Okubo, “El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de
obras indígenas del centro de México”, Tesis de doctorado en Internacional cultural studies, University of Fo-
reign Studies, Kobe City, 2005, p. 269; Ilus, Yukitaka, Inoue Okubo, “Crónicas indígenas: una reconsideración
sobre la historiografía novohispana temprana”, en Levin y Navarrete, op. cit., p. 55–96.
108
Manual de comentario de textos históricos
10
Para mayores detalles sobre el linaje de sus padres, véase Esteve Barba, op. cit., pp. 268–269, y José Rubén
Romero Galván, Los privilegios perdidos. Hernando Alvarado Tezozomoc su tiempo, su nobleza y su Crónica mexicana,
México, Universidad Nacional Autónoma de México–Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, p. 82.
11
José Rubén Romero Galván, Ibid, p. 86.
109
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
La crónica mexicana
Esta crónica está compuesta por 110 capítulos titulados y fue escrita en castellano. La
temporalidad en la que se inscribe el relato no está fijada realmente en la cronología,
sino que es la de un pasado heroico previo al arribo de Cortés; sin embargo, el discurso
tiene un ordenamiento en secuencia temporal, aunque sólo en su capítulo lxxxi apa-
rezca una fecha: la de 1470 que marca la inundación ocurrida en tiempos de Ahuizotl.
La concatenación que presenta es ininterrumpida, salvo por los cortes que marca cada
capítulo con su respectivo título; tales cierres sirven para introducir en el cuerpo discur-
sivo principal, otros hechos que se agregan y se articulan a él.
Se perciben en ella varios niveles; esto es que, de manera consciente o inconsciente, el
texto ofrece distintos relatos, por ejemplo: el primero de ellos versa, de manera escueta, so-
bre el origen, migración e instalación definitiva (Cap. i al iv) del grupo; en este bloque las fi-
guras centrales son la deidad Huitzilopochtli y las acciones del grupo. El segundo trata sobre
la guerra contra Azcapotzalco, hecho que les permite consolidarse como el grupo y núcleo
más poderoso de la Cuenca de México durante el Posclásico Tardío (Cap. V al Xvi). El terce-
ro habla de los centros rivales de Chalco (Cap. xxi al xxvi) y Tlatelolco (Cap. xli al xlvii).
El cuarto aborda las distintas conquistas que les permiten hacer tributarios a otros pueblos
y consolidar su poder expansivo. Finalmente, figuran, desde los presagios del advenimiento
de los españoles, hasta la llegada de Hernán Cortés y su hueste a Tlaxcala (Cap. cii al cx).
110
Manual de comentario de textos históricos
Fuentes
Adorno, Rolena, “Reconsidering colonial discourse for Sixteenth– and Seventeenth–
century Spanish America”, en Latin American Research Review, 2001.
Alvarado Tezozomoc, Hernando de, Crónica mexicana Archivo General de la Nación,
Ramo Novohispano, Fondo Historia, vol. 12, expediente 1.
Añón, Valeria, La palabra despierta. Tramas de la identidad y usos del pasado en Crónicas de la
conquista de México, Buenos Aires, Corregidor, 2012.
––––, Tramas de la identidad y usos del pasado en crónicas de la conquista de México, Buenos Aires,
2010, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
111
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala
112
Manual de comentario de textos históricos
LA INTERPRETACIÓN
DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO
DE UNA IDEA DE HISTORIA
113
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
114
Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
La interpretación de un texto y el
esclarecimiento de una idea de historia
José Rubén Romero Galván
Detrás de cada escrito que surge de los afanes de un historiador por conocer algo del
hombre actuando en el pasado, subyace una idea de la historia. Esta idea rige lo que es-
cribe producto de sus indagaciones. Muy pocos de ellos la expresan, pero sus textos son
como una invitación para, tras realizar una serie de operaciones de análisis e interpre-
tación, llegar a descubrir las peculiaridades de su pensamiento respecto del pasado del
hombre y del ejercicio de su explicación.
Brevemente aquí se tratará de una de las maneras como es posible proceder para
interpretar un texto, comentarlo y extraer de él ideas que, muchas veces, son poco evi-
dentes en una primera lectura. Numerosas obras de contenido histórico que han llegado
hasta nosotros se conservan manuscritas. De ellas hay buenos ejemplos en las más impor-
tantes bibliotecas del mundo.
Otras, por diferentes razones, llegaron a las imprentas y fueron publicadas, e incluso
algunas han conocido repetidas ediciones y es fácil adquirirlas. Otras más sólo fueron
editadas una vez y han quedado como verdaderas joyas bibliográficas en diferentes acer-
vos. Manuscritas o publicadas, todas ellas constituyen ejercicios de explicación histórica
forjada desde las circunstancias de su autor y son testimonios de incuestionable valor
para conocer algo más de la época en la que surgieron.
Todo texto, después de salir de la pluma de su autor, puede permanecer tal cual o
bien sufrir manipulaciones, ya de mano de un copista que afanosamente se haya dado
a la tarea de hacer de él un traslado, ya de un editor cuya labor haya sido pasarlo a las
prensas para reproducirlo innumerables veces. Otro tanto puede ocurrir cuando un tex-
to original y antiguo es objeto de una transcripción paleográfica para que, trasladándolo
a la escritura moderna, sea más accesible al lector de nuestro tiempo. En todos estos
casos lo escrito por el autor corre los peligros de sufrir variaciones formales que pueden
introducir cambios en el sentido del que lo dotó el autor.
115
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván
Con excepción de las obras que se conservan escritas de mano de su autor, que nos
ofrecen la seguridad de que aquello que allí leemos ––aún con posibles fallas–– salió de
la pluma del historiador, los textos que han llegado hasta nosotros son traslados. Ya sea
conservados manuscritos, ya publicados, todos presentan diversos problemas cuando nos
acercamos a ellos para devolverlos, en la medida de lo posible, a su estado original, y para
acercarlos a la voluntad que el autor tuvo cuando los escribió. A esta labor la llamamos
ecdótica, constituye en ocasiones la antesala de la publicación del texto y siempre es el
antecedente de su interpretación, tarea de la que queremos hablar aquí.
Cuando estamos ante la edición de una obra o ante un traslado manuscrito, y es posible el
acceso al original de la misma escrito por el autor (esto ahora es posible gracias a que muchos
repositorios han digitalizado infinidad de documentos y los han puesto a disposición a través
de sitios de internet), es deseable, si se quiere lograr su correcta interpretación, un cotejo con
el manuscrito primigenio a fin de fijar el texto despojándolo de los errores que presenta.
La operación que sigue a la labor ecdótica es la interpretación del texto. La llamamos
hermenéutica y procede en primer lugar realizando un análisis lingüístico y filológico a fin
de descubrir el sentido de lo escrito. Concluido este primer paso, cuyo carácter involucra el
valor y el significado de las palabras –siempre teniendo cuenta la época en que fue escrito
el texto de que se trata, pues se debe ser consciente de que a lo largo del tiempo las pala-
bras, en muchas ocasiones, cambian de significado–, el estudioso estará entonces en situa-
ción de penetrar el texto en cuestión y descubrir en él el sentido del que lo dotó su autor.
Esta fase del trabajo es delicada. Se trata de una verdadera disección, a través de la que se
establece un diálogo entre el hermeneuta –aquél que interpreta– y el autor, a través del texto.
Este último se convierte por ello en el espacio de encuentro de ambos –hermeneuta y autor–,
cada uno con sus circunstancias y sus peculiaridades. Así, quien analiza encontrará las frases
y expresiones que encierran el significado que lo conduce a descubrir el sentido del texto.
La exposición de los resultados tiene que ser cuidadosa y convincente, pues debe contener
la propuesta de la interpretación que se ha logrado, expresada con corrección y claridad.
Por supuesto aquí me he referido a un proceso que tiene como finalidad el descubrir
el sentido de un texto. Esta labor puede constituir un fin en sí misma. Es la tarea que
cumplimos quienes nos dedicamos al análisis historiográfico. Sin embargo, en la inves-
tigación histórica estas operaciones se realizan como una parte importante de las tareas
cuyo objetivo es recuperar datos e ideas que se encuentran en las historias escritas en otro
116
Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
tiempo. Es un hecho que la hermenéutica es parte esencial de la crítica a la que se deben
someter todos los materiales que el historiador utiliza para la producción de nuevos co-
nocimientos respecto del actuar del hombre en el pasado.
A manera de ejemplo, el lector encontrará en seguida los comentarios a tres pasajes
de la “Octava relación”, obra que forma parte de las llamadas Diferentes historias originales
que el cronista indígena Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Cuau-
htlehuanitzin escribió a principios del siglo xvii.
Desde el siglo xix, la Biblioteca Nacional de Francia guarda los originales de esta
extensa crónica y, durante los últimos lustros del siglo xx, varios investigadores del Ins-
tituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México,
entre ellos Víctor Manuel Castillo Farreras, reconocido nahuatlato, tradujo íntegramente
y publicó en edición bilingüe las Diferentes historias.
Chimalpahin, como de manera abreviada suele llamarse a este autor, nació en Amaque-
mecan Chalco, la actual Amecameca, en 1579. Siendo aún niño fue a vivir en la Ciudad de
México y, finalmente, cuando tenía quince años se instaló en la ermita de san Antonio Abad,
en el barrio indígena de Xóloc, hacia el sur y a extramuros de la capital de la Nueva España.
El resto de su vida trascurrió en ese lugar, donde afanosamente se ocupó de su servicio.
Desde Xóloc pudo establecer vínculos con la Ciudad de México, urbe en la que
fraguó relaciones con distintos personajes y encontró interlocutores adecuados que in-
fluyeron en él y bajo cuya dirección realizó, con toda seguridad, lecturas diversas, a través
de las cuales pudo adentrarse en el conocimiento del pasado y la geografía de Europa,
así como de la historia sagrada.
Por otro lado, es un hecho que conservó un vivo interés por el pasado prehispánico de
los señoríos de su región de origen y por aquellos que habían existido en el Valle de México
antes de la llegada de los españoles. Tanto los conocimientos que pudo allegarse sobre estos
tópicos como sus vínculos con la Ciudad de México se conjugaron para que dedicara sus días
a la tarea de escribir, en su mayor parte en lengua náhuatl, la obra que, desde el siglo xix,
se ha denominado Diferentes historias originales, compuesta de ocho relaciones y el “Memorial
breve acerca de la ciudad de Culhuacan”. Estas partes contienen la historia prehispánica de
distintos señoríos del Valle de México y, en algunos casos, lo ocurrido en los años posteriores
a la conquista española. Las excepciones son la “Primera relación” y la “Segunda relación”
en las que aborda, respectivamente, la creación del mundo y del hombre por Dios y el adve-
117
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván
nimiento de Cristo; así como la “Octava relación” cuyas características son distintas: en ella el
autor da cuenta de su genealogía, de las fuentes que tuvo al alcance para escribir algunas de
sus relaciones e incluye en diferentes páginas párrafos alusivos a la idea que tenía de historia.
A continuación el lector encontrará el análisis de tres de estos párrafos. Allí podrá
apreciar tanto las expresiones que usó el autor chalca para tal efecto, como la forma en
que me he acercado a los textos antiguos para interpretarlos. Estos textos surgieron del
original y de su transcripción paleográfica, la traducción correspondiente es de quien
escribe. Originalmente formaron parte del último capítulo de mi tesis de licenciatura, pre-
sentada en 1975. En dicho capítulo se aborda in extenso la idea de historia del autor chalca,
a partir del análisis de los pasajes de la “Octava relación” en los que el cronista expresó
su idea sobre el carácter de la historia como conocimiento y discurso sobre el pasado del
hombre. Posteriormente, esta parte de la tesis mencionada se publicó como artículo en el
volumen 84, número 2, del Journal de la Société des Americanistes, en París, en 1998.
Casi al principio de la “Octava relación”, inmediatamente después del enunciado en
español donde Chimalpahin da a conocer el asunto a tratar en ella, encontramos un pá-
rrafo que permite entrever el concepto de historia que rige no sólo la Octava relación, sino
el conjunto todo de las Diferentes historias originales. El autor se expresa de la historia como:
1
Chimalpahin, Octava relación, fol. 225–225 v.
118
Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
Para Chimalpahin el trabajo historiográfico es “El muy conveniente y provechoso discur-
so”, In cenca calli in cenca nezcaliltlahtolli. La conveniencia y el provecho de la obra histórica
residen en su función de preservar el recuerdo de los antiguos acontecimientos que confor-
man la identidad propia de cada pueblo. El conocimiento del pasado a través de la obra histo-
riográfica es conveniente y provechoso para aquellas nuevas generaciones que, no habiendo
vivido los momentos más importantes del proceso histórico del pueblo al que pertenecen,
sienten la necesidad de encontrar aquello que integra su ser, que lo identifica y lo diferencia
de otros y que tiene su fundamento en el pasado trascendente, esto es, en la historia.
Aquello que será expuesto en el trabajo historiográfico es definido por Chimalpahin
como lo referente “al fundamento, a la base, al principio”, in inelhuayo in itepecho in itzin-
tica. Términos de alguna manera sinónimos, que nos llevan a considerar que el objeto
sobre el que versará la labor del historiador, son los hechos del pasado que trascienden
en el tiempo y que son la base y el principio de un proceso, histórico por excelencia, que
genera el ser de los pueblos y sustenta y fundamenta su identidad.
El discurso también se referirá “a la fama”, in itauhca. En este caso, lo que se dice y
piensa respecto a una nación es la idea que sobre sí mismo posee un pueblo, conformada
sobre aquello de lo que se ha dejado constancia en las memorias. Así, la fama está relacio-
nada con la historia y con el pasado, base y principio de un sinnúmero de características
que hacen que ese pueblo sea lo que es y no otro, diferente en su esencia.
Chimalpahin señala también que la historia es “lo que se dice y cuenta de la antigua
forma de vida”, itlahtollo in ipohualloca in huehuenemiliztli. El primer término, itlahtollo, que
hemos traducido como “lo que se dice de…”, presenta cierto interés. Proviene de tlahtollotl,
que Miguel León–Portilla traduce como “palabras recuerdo”2, abstracto de tlahtolli, “pala-
bra o discurso”, que aparece repetidas veces en la Octava relación en composición con las
radicales de otros términos. Como ejemplos citaremos los siguientes casos: huehuetlahtolli,
vocablo que Josefina García ha definido como “la antigua palabra”3; huehuenemiliztlahtolli, li-
teralmente “la palabra o el discurso de la antigua forma de vida o de la vida en antigüedad”,
es decir, la antigua tradición; y altepehuehuetlahtolli, “la antigua palabra de la ciudad”. En
2
Miguel León–Portilla, “La historia y los historiadores del México antiguo”, Memorias de El Colegio Nacional,
México, t. 7, no. 2, 1971, pp. 146–164.
3 Josefina García Quintana, “El huehuetlatolli –antigua palabra– como fuente para la historia sociocultural de los
nahuas”, Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 12, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Históricas, 1976, pp. 61–71.
119
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván
estos casos el término tlahtolli, “palabra o discurso”, alude al relato del acaecer trascen-
dente. Sin embargo, existen algunos otros casos en la Octava relación donde el abstracto
de tlahtolli, tlahtollo, en composición con otros elementos que, junto con el contexto en
que aparecen, transforman su significado de “lo que se dice” o “palabras recuerdo” en
“gobierno”. Por ejemplo cuauhtlahtollo, que significa gobierno militar, y tlahtolloyan que se
traduce en la Octava relación como el lugar “donde se gobierna”.
Itlahtollo aparece pareado con ipohualloca, “lo que se cuenta acerca de…”. Aquello que
por la importancia que tiene para el grupo, se ha conservado en la tradición. El pueblo
solamente guarda en su memoria, sólo dirá y contará lo que, habiendo sido importante en
su tiempo, cobra mayor realce por los efectos que en épocas posteriores llega a producir.
Esta serie de hechos integran la llamada “antigua forma de vida”, la huehuenemiliztli propia
de cada pueblo, donde están contenidos el fundamento, la base, el principio y la fama.
El concepto del quehacer histórico al que Chimalpahin alude en lengua náhuatl tiene
una equivalencia en castellano: Crónica. Vale la pena recordar que en el siglo xvii, crónica
e historia, en tanto hacían referencia a hechos pasados, se entendían como sinónimos.
La historia que Chimalpahin relata alude, como hemos dicho, “al fundamento, a la
base, al principio”, a los acontecimientos importantes del devenir chalca. La rememora-
ción de ellos, a fin de que cumpla la función de integrar el ser del indígena, debe estar
fundamentada. Así, el discurso que la contiene deberá hacerse in yuh nelhuayotica in yuh
tzintitica in yuh peuhtica, esto es, precisamente “según el fundamento, según la base, según
el principio” que están contenidos en el huehuetlahtolli, “la antigua palabra o el discurso
de los ancianos”, y en el huehuenemiliztenonotzaliztli, “el discurso de la antigua forma de
vida”; según también “la suma de la fama”, in icemihtauhca, y “la suma de todo lo que
se dice y cuenta”, in icemtlahtollo in icempohualloca. Conceptos, todos estos, que apuntan
muy concretamente a la veracidad. Si lo que “se dice y cuenta” es la historia y se relata si-
guiendo con precisión los hechos del pasado, “según el fundamento, la base”, etc., luego
entonces lo que se referirá será verídico.
Otro texto de la Octava relación que viene a completar lo que hasta aquí hemos dicho
del concepto de historia de Chimalpahin, es el siguiente:
Pero esta antigua vida señorial, este libro del antiguo discurso
señorial que aquí se dirá, se referirá, se contará, no es solamente
fábula, ni invento, ni hablillas, es cosa bien ordenada, puesto
120
Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
que todo es verdad, todo fue dispuesto, ya que así lo dijeron
precisamente, así nos dejaron establecido su antiguo discurso
los viejos, las viejas, los tlahtoque, los pipiltin tenancas de Tezacual-
titlan, nuestras abuelas, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos,
nuestros tatarabuelos, que aquí vinieron a vivir; de esta manera
vendrá a cumplirse la disposición que nos dejaron. Estas pláticas
de la ciudad y el linaje señorial, que con negro y rojo están escri-
tos, están representados en el papel, jamás desaparecerán, jamás
se olvidarán, por siempre serán guardadas.
La sucesión de los señores, los grandes logros de sus gobiernos, sus conquistas, en suma, la his-
toria política, ocupó un lugar preponderante en las tradiciones y antiguos discursos históricos
que, como hemos visto, fueron las fuentes que Chimalpahin usó para elaborar su obra. Por
ello nos dice, refiriéndose concretamente a lo que tratará en su historia, que ésta versará
sobre la “antigua vida señorial”, la huehuetlahtocanemiliztli, contenida precisamente en
el “libro del antiguo discurso señorial”, el huehuetlahtocatenonotzalizamoxtlahtolli. Chimal-
pahin, noble indígena por los cuatro costados, no pudo eludir el relatar la historia de su
linaje, “la antigua vida señorial”, cuyo recuerdo, parte integrante del ser chalca, no debía
4
Chimalpahin, Octava relación, fol. 235.
121
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván
caer en el olvido. Por su parte, sus parientes, con cierto interés en probar su nobleza a fin
de que la corona les concediera mercedes, mucho insistieron a Chimalpahin para que se
diera a la tarea de escribir la historia chalca.
Chimalpahin manifiesta que en su obra “se dirá, se referirá, se contará” el acaecer
señorial, ye mitoz ye motenehuaz in ye mopohuaz; frase similar a aquélla del primer párrafo
que dice: itlahtollo in ipohualloca, “lo que se dice y cuenta de…”, que alude al relato del
pasado conocido por la gente. Aquí, dos términos que provienen de las mismas raíces de
itlahtollo e ipohualloca, mitoz y mopohuaz, “se dirá, se contará”, reforzados por motenehuaz,
“se referirá”, apuntan concretamente a la historia que el autor pretende relatar, producto
del conocimiento de “lo que se dice y cuenta”.
La historia que “se dirá, se referirá, se contará” debe ser ante todo verdadera. Chimal-
pahin manifiesta la certeza de las informaciones que, extraídas de las fuentes que tuvo a su
alcance, están contenidas en su trabajo historiográfico, diciendo que éste “no es solamente
fábula, ni invento, ni hablillas”, ca amo zan zazanilli, ca amo zan tlapipictin, ca amo zan tlaht-
laquetzalli. Si lo que Chimalpahin pretende es dejar constancia en su obra de todo aquello
que constituye la base, el principio y el fundamento, en suma, la historia de la nación chal-
ca, es necesario que entre las cualidades del relato se encuentre la veracidad.
El autor ha ponderado la veracidad de su historia negando que sea un invento, una
fábula; en seguida lo reitera, diciendo que su relato “es cosa bien ordenada, puesto que
todo es verdad, todo fue dispuesto”, inic tlatecpantli, ca mochi neltiliztli, ca mochi omochiuh.
El orden de los antiguos libros, el relato veraz en ellos dispuesto, es seguido por Chi-
malpahin en la elaboración de su obra. Le hace confiar en este orden el que precisamente
los viejos, quienes vivieron momentos trascendentales de la historia, dejaron constancia de
ellos en los antiguos códices, cuyas transcripciones utilizó en la elaboración de la Octava
relación, “ya que así lo dijeron precisamente, así nos dejaron establecido su antiguo discur-
so los viejos, las viejas, los tlahtoque, los pipiltin…”, aquellos nobles en quienes precisamente
recaía la tarea de registrar los acontecimientos trascendentes.
La actividad que debe desempeñar el historiador, en este caso Chimalpahin, es hacer
que se cumpla lo dispuesto por los antiguos señores: transmitir el conocimiento de la
historia, “de esta manera vendrá a cumplirse la disposición que nos dejaron”.
Así, una de las preocupaciones del historiador indígena del siglo vxii era que no se
perdiera todo aquello que conformaba el ser del pueblo del que descendía. La disposi-
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Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
ción que los viejos habían dejado consistía en que lo registrado por ellos en los antiguos
pictogramas “en negro y rojo” perdurara; a esta tarea se avocaron Chimalpahin y sus
contemporáneos. La seguridad de haber cumplido esta tarea de preservar el recuerdo
del pasado se manifiesta en Chimalpahin cuando dice: “Estas pláticas de la ciudad y el
linaje señorial, que con negro y rojo están escritas, están representadas en el papel, jamás
desaparecerán, jamás se olvidarán, por siempre serán guardadas”.
Chimalpahin hizo para sí una obligación el guardar memoria de todo aquello que
era el principio, la base y el fundamento de la identidad chalca. Prueba de ello es el pá-
rrafo cuya versión transcribimos en seguida.
La historia, lo que fue dispuesto por los antepasados, es de tal manera importante para
entender la identidad del indígena contemporáneo suyo, que Chimalpahin, como otros
historiadores mestizos e indígenas, se afanó por conservarla y se dio a la tarea de escribir
aquello que constaba en los códices pictográficos, en los códices apuntados y en las trans-
cripciones de los mismos. Sólo el haberse preocupado por conservar tal cúmulo de cono-
cimientos históricos llevó a Chimalpahin a escribir: “Nunca se perderá, nunca se olvidará,
por siempre será guardado” el antiguo discurso, Ayc polihuiz ayc ilcahuz, mochilpa pialoz.
5
Chimalpahin, Octava relación, fol. 225. Este texto guarda gran similitud con otro que aparece en la Crónica
mexicáyotl.
123
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván
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Manual de comentario de textos históricos
José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
Fuentes
García Quintana, Josefina, “El huehuetlatolli –antigua palabra– como fuente para la histo-
ria sociocultural de los nahuas”, Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 12, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1976, 384 pp.
León Portilla, Miguel, “La historia y los historiadores del México antiguo”, Memorias de
El Colegio Nacional, México, t. 7, no. 2, 1971, 210 pp.
125
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Manual de comentario de textos históricos
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Manual de comentario de textos históricos
[Foja de portada]
Ordinario
Año de 1653
sobre
[Foja 1]
* El documento que ahora presentamos consta de diecinueve fojas y se encuentra en el Archivo General de la Nación
de México, ramo de Bienes Nacionales, volumen 548, expediente 7. El objetivo de publicarlo es, simple y llanamente,
darlo a conocer y no elaborar un estudio crítico de la fuente en sí misma. Con esto en mente, para su transcripción
(digo transcripción pues difícilmente podríamos hablar de un trabajo paleográfico propiamente dicho para esos
años), hemos seguido tres criterios muy sencillos. Uno, hacer una traslación literal del documento respetando su es-
tructura original, sin ahorrarle letras al curioso lector. Dos, modernizar su ortografía para hacerlo más accesible. Tres,
en la misma lógica y debido a que este tipo de expedientes carecen de signos de puntuación, con excepción del punto
y aparte, hemos añadido algunas comas, puntos y seguido y dos puntos, pensando de manera especial en lectores cuya
lengua madre no sea el español. El lector, entonces, debe considerar su original inexistencia.
129
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
cho trigo ha entrado mucha cantidad de gusanos larguillos y negros que lo van destruyen-
do y talando como lo han hecho y están haciéndolo en otras haciendas de aquella comarca
y aunque se han hecho muchas diligencias y conjuros por diferentes sacerdotes para que
cesasen en tan grave daño, no se ha podido conseguir, antes crece mayor de forma que las
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
varas de dicho trigo están ya cubiertas de los dichos gusanos con que se me sigue gravísimo
perjuicio, destrucción y ruina y al bien común de la república pues la cosecha es para su
abasto y también son menoscabados los bienes de esta Santa Iglesia en cuya consideración,
[Foja 1v] rebeldía, contumacia de los dichos gusanos y atento a que no me ha quedado otro
recurso que de las censuras y demás remedios dispuestos por el Santo Concilio.
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico se me despachen las censuras o el recau-
do que convenga para que los dichos gusanos en su virtud, luego que cesen en el daño y
ruina que así están causando en las dichas sementeras. Juro a Dios y a la Cruz no pedirlas
de malicia que siendo necesario se me reciba información de lo referido.
Auto
En la ciudad de México a seis días del mes de septiembre de mil seiscientos cincuenta y tres
años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la
Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de Guadiana, provisor y vicario general
de este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría Ilustrísima mandó que al
alférez Domingo Gómez Polanco, contenido en ella, se le reciba la información que ofrece
la cual cometió a cualquier notario de esta Audiencia arzobispal y así lo proveyó
[Foja 2]
Auto
En la ciudad de México a seis días del mes de septiembre de mil y seiscientos cincuenta y
tres años, el alférez Domingo Gómez Polanco, contenido en la petición de la foja antece-
130
Manual de comentario de textos históricos
dente, para la información que le está mandada dar cerca de lo que en ella está contenido,
presentó por testigo a un hombre español que se dijo llamar Marcos García, ser vecino de
la Villa de Tacubaya, labrador en su jurisdicción del cual yo el notario recibí juramento y lo
hizo por Dios y la Cruz en forma de derecho, y habiendo jurado prometió decir verdad, y
En la dicha ciudad, dicho día mes y año, para la dicha información yo el notario de la di-
cha presentación recibí juramento por Dios y la Cruz en forma de derecho de un vecino
español que se dijo llamar Juan Muñoz Polanco, que está [Foja 3] y asiste en la hacienda
de Domingo Gómez Polanco vecino y labrador en la jurisdicción de Chapultepeque y
habiendo jurado y siendo preguntado por la dicha petición dijo que conoce al dicho
alférez Domingo Gómez Polanco, que le presenta por testigo, de mucho tiempo a esta
parte y ha visto que de cinco días a esta parte en una hacienda de labor que el susodi-
** Es una fórmula común, pero incompleta. Debería decir: “Declaró ser de [aquí el lugar] y no tocarle ninguna
de las generales”.
131
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
que consumirán muy breve dicho sembrado por estar como están las varas del dicho trigo
y cebada cubiertas de dichos gusanos. Y ha visto van acudiendo con gran extremo a otras
sementeras de aquella comarca, con que tiene por cierto y sin poner en ello duda que
si no se acude con algún remedio eficaz faltarán los bastimentos de esta república. [Foja
3v] Y habiendo el dicho alférez llamado a un religioso de la orden de san Francisco para
que conjurase dichos gusanos y habiéndolo hecho después acá ha visto han cargado más
cantidad de manera que no se ve, de tantos que hay, lo sembrado. Por todo lo cual tiene
por cierto y en ello no pone duda se hará servicio a Dios y bien a la república se provea
del remedio que convenga para que tan gran daño como ha dicho cese. Y esto dijo ser la
verdad so cargo de juramento y que aunque es sobrino del dicho alférez no por eso ha
dejado de decir verdad y las demás generales no le tocan.
132
Manual de comentario de textos históricos
langosta y habiendo llamado al dicho alférez a un fraile Francisco para que los conjure
y haciéndolo ha visto que han cargado después acá en tanta cantidad que las varas de
trigo y cebada están cubiertas que no se ven de tantos como hay y van acudiendo a otras
sementeras de aquella comarca, con que es cierto y sin duda se destruirán y faltarán los
[Foja 5]
Ilustrísimo Señor
El alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción del retiro de
Chapultepeque y hacienda de los Morales, digo que yo pedí censuras contra los gusanos
que han caído en la dicha hacienda por irla asolando y destruyendo y Vuestra Señoría fue
servido de mandar diese información de ello y la tengo dada que es la que presento con
el juramento necesario, por tanto:
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande despacharme dichas censuras
o el recaudo que convenga contra los dichos gusanos como tengo pedido que en ello
recibiré bien y merced con justicia y en lo necesario.
En la ciudad de México, a ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cin-
cuenta y tres años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín,
chantre de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya,
provisor y vicario general en este arzobispado se leyó esta petición.
E vista por su Señoría Ilustrísima pidió los autos para los [Foja 5v] ver y proveer lo
que más convenga. Y habiéndolos visto mandó se le de la voz de esta causa al promotor
133
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
fiscal de este arzobispado para que pida lo que viere y convenga. Y nombraba y nombró
su Señoría Ilustrísima por defensor de los gusanos, que esta petición refiere, a Juan de
Ribera el cual haga en la dicha razón las diligencias necesarias y pida lo que convenga, el
cual lo acepte y jure y haga solemnidad acostumbrada y así lo proveyó y firmó
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
[Foja 6]
Defensoría
En la ciudad de México a ocho días del mes de septiembre de mil seiscientos y cincuenta
y tres años, yo el notario leí e notifiqué el auto de la foja entes de esta a Juan de Ribera,
procurador de causas de la Audiencia arzobispal, en él contenido y habiéndolo entendi-
do dijo que acepta el cargo de defensor que por dicho auto se le encarga y juró a Dios
Nuestro Señor y hecha la señal de la Cruz en forma de derecho de usar bien y fielmente
la dicha defensoría y no dejar la causa indefensa, antes hará en ella todas las diligencias
que se requieran y donde su consejo no bastare tomará de letrado y procederá de modo
que por falta de diligencias no quede esta causa indefensa. Y ofreció por su fiador a Lope
de Ribera, vecino de esta ciudad, el cual estando presente lo aceptó y dijo que se consti-
tuía y constituyó por el fiador del dicho Juan de Ribera en tal manera que usará bien y
fielmente el oficio de defensor que tiene aceptado en esta causa y cumplirá lo que tiene
prometido de suyo, donde si por su omisión y negligencia algún daño o perjuicio se cau-
sare al otorgante haciendo como hace de causa ajena suya propia, pagará lo que contra
el dicho Juan de Ribera fuere juzgado o sentenciado por todas instancias y sentencias, sin
que contra el susodicho se haga diligencia [palabra ilegible] cuyo beneficio renuncia y
ambos por lo que les toca obligarán sus personas [Foja 6v] y bienes habidos y por haber
y dieron poder a la justicia que de esta causa puedan conocer para que los compelan y
apremien a la paga y cumplimiento de todo lo que dicho es como por sentencia pasada
en cosa juzgada, renunciaron las leyes de su favor con la general del derecho y así lo
otorgaron y firmaron los dichos otorgantes a quienes doy fe que conozco, siendo testigos
Juan de Anaya y Joseph de Anaya y Bernardino de Amezaga, vecinos de México.
134
Manual de comentario de textos históricos
[Foja 7]
Ilustrísimo Señor
En 8 de septiembre de 1653 años Responde y concluye
Traslado [al] defensor
El Bachiller Juan de Escobar promotor fiscal de este arzobispado en la causa que ante
Vuestra Señoría Ilustrísima está pendiente a pedimento del alférez Domingo Gómez Po-
lanco, vecino y labrador de la jurisdicción de Chapultepeque, por decir que sobre las
sementeras de trigo y cebada ha sobrevenido plaga de gusanos que lo tala y destruye y lo
demás que es la causa de que me dio la voz. Digo que, justicia mediante, Vuestra Señoría
Ilustrísima se ha de servir de nombrar persona eclesiástica que, con comisión y facultad
que se le de, vaya a las dichas sementeras donde estén causando el daño los dichos gu-
sanos y por el orden y forma que Vuestra Señoría Ilustrísima diere, los eche de ella de
manera que cese el daño que hacen y causan en dichas sementeras y las deje libres para
135
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
que fructifiquen y se tenga logro de ellas, lo cual se ha y debe hacer con toda brevedad
respecto de que corre mucho riesgo si se causa dilación porque, como consta de la
información hecha de los dichos gusanos, se dan micha prisa en destruir los sembrados
de dicha hacienda y se van aumentando y pasando a otras sementeras y si no se acude
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
[Foja 7v]
Auto
En la ciudad de México, a ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuen-
ta y tres años, ante el ilustrísimo señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre
de la Santa Iglesia catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya, provisor y
vicario general en este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría mandó
dar traslado a el defensor y así lo proveyó y mandó
136
Manual de comentario de textos históricos
[Foja 8]
Ilustrísimo Señor
Juan de Ribera, defensor nombrado en la causa que ante Vuestra Señoría Ilustrísima tra-
tan el promotor fiscal de este arzobispado y el alférez Domingo Gómez Polanco, labrador
en la jurisdicción de Chapultepeque, en razón de pretender que judicialmente y por el
rigor de censuras y con las ceremonias que contiene el Manual se proceda a destierro de
los gusanos que dicen talan y destruyen las sementeras de trigo y cebada del susodicho
y su jurisdicción. Respondiendo a la petición del dicho promotor, de que se me dio tras-
lado, en que pretende que por auto se declare nombrar persona que con plena facultad
y en la forma en que Vuestra Señoría Ilustrísima dispusiere y conforme a las ceremonias
del Manual, eche los gusanos de dichas sementeras por las causas que lega y se contienen
en los autos de esta causa. Digo que sin embargo de la pretensión de contario se ha y
debe declarar no haber lugar, que el dicho alférez y demás labradores limpien la yerba
que se atraviesa entre las plantas de sus sembrados que es el pasto de dichos gusanos, con
que no habiéndola se excusan los temores que tiene y este es el remedio eficaz y no que-
rer introducir medios que no se necesitan y no se han practicado y causarán novedad ma-
yormente [Foja 8v] no haciendo el daño los dichos gusanos que se quiere dar a entender.
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande declarar y declare no haber lugar la
pretensión de los susodichos y hacer según y como aquí pido con justicia y en lo necesario.
Auto
137
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Santa Iglesia catedral, obispo electo de Nueva Vizcaya, provisor y vicario general en este
arzobispado se leyó esta petición. E vista por su Señoría mandó dar traslado a las partes
y así lo proveyó y mandó.
Rúbrica del provisor Ante mí
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
Francisco de Bermeo
Notario público
[Foja 9]
138
Manual de comentario de textos históricos
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico que, sin embargo de lo alegado por el
dicho defensor, juzgue y determine según tengo pedida justicia y en lo necesario conclu-
yo definitivamente.
Auto
[Foja 10]
Ilustrísimo Señor
El bachiller juan de Escobar, promotor fiscal de este arzobispado en causa que ante Vues-
tra Señoría Ilustrísima está pendiente a pedimento del alférez Domingo Gómez Planco,
labrador de la jurisdicción de Chapultepeque, sobre que se le despachen censuras contra
los gusanos que destruyen sus sementeras y lo demás que es la causa, respondiendo al
rescripto presentado por Juan de Ribera defensor nombrado de los dichos gusanos de
nueve de este presente mes en que pretende se declare no haber lugar a lo por mí pedido
por las razones que alega que no tienen fundamento de derecho que justifique su pedi-
mento. Digo que, sin embargo de él se ha de hacer y juzgar en esta causa según que tengo
pedido en mi escrito de fojas [anteriores] y por lo que en él tengo dicho y alegado que es
139
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
mación dada por los dichos labradores de la total ruina que causan los dichos gusanos
a dejar el remedio breve y esta causa se ha de fulminar sumariamente por la necesidad
precisa que requiere por ahuyentar los dichos gusanos de las dichas sementeras, para lo
cual acepto la conclusión pedida por el susodicho.
Por tanto, a Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande, sin embargo de lo
alegado por el dicho defensor, juzgar y determinar en esta causa según tengo pedido en
dicho rescripto de fojas anteriores con justicia y en lo necesario
Auto
En la ciudad de México, a nueve de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres
años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la
Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya, provisor y vicario
general [Foja 10v] en este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría Ilustrí-
sima mandó que le lleven los autos para los ver y proveer lo que convenga y así lo mandó.
[Foja 11]
Auto
140
Manual de comentario de textos históricos
141
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
[al calce de la foja] Diose de todos los autos de esta causa cuatro pesos no más, doy fe, y
de la comisión que se despachó. Rúbrica de Francisco de Bermeo.
[Foja 12]
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
Ilustrísimo Señor
Francisco de Orbea, vecino de los altos de Tacubaya, como mejor proceda de derecho,
digo que yo poseo al presente en aquella jurisdicción las haciendas de labor agregadas
a los molinos que fueron del tesorero general Juan de Alcocer difunto, las cuales tengo
sembradas de trigo y cebada y en algunas partes se han metido los gusanos en notorio
perjuicio de las semillas y porque son del sustento de los cristianos y tengo noticia que a
pedimento de Domingo Gómez Polanco, quien tiene unas haciendas de labor linde de
las referidas, en contradictorio juicio Vuestra Señoría Ilustrísima tiene proveído auto en
que manda que los dichos gusanos salgan de dichas tierras con ciertos apercibimientos
y censuras que en los autos en esta razón hechos se contienen y supuesto que es en un
142
Manual de comentario de textos históricos
mismo distrito se ha de servir Vuestra Señoría de mandar se me libre nuevo recaudo por
lo que me toca de dichas mis labores en la misma forma y manera que se despachó al
dicho Domingo Gómez para dicho efecto.
A vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico se sirva de mandar forme despacho en di-
En la ciudad de México, a once días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuen-
ta y tres años, el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre
de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad y obispo electo de Guadiana del Consejo de
su Majestad, provisor y vicario general [Foja 12v] en ella y su arzobispado, se leyó esta
petición e vista por su Ilustrísima mandó traer los autos para los ver y proveer lo que con-
venga y habiéndolos visto dijo que el auto proveído en la causa que refiere esta petición
se conceda con las sementeras de don Francisco de Orbea y despáchesele el recaudo en
forma que pide y así lo proveyó.
[Foja 13]
En 16 de septiembre de 1653
[Margen izquierdo]
Autos provistos agravarse las
censuras y despacharse recaudo
cometido a las personas a que se cometió
el primero.
[Margen derecho]
Acusa rebeldía y pide
se agraven censuras.
143
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Francisco de Orbea, vecino de los altos de Tacubaya, en los autos cerca de que se dieran
censuras para ahuyentar al gusano que destruye las sementeras de las haciendas del te-
sorero Juan de Alcocer que administro. Digo que Vuestra Señoría Ilustrísima fue servido
de mandar librar recaudo para que el ministro de doctrina del dicho pueblo, conforme
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
Francisco de Orbea
Auto
En la ciudad de México a diez y seis días del mes de septiembre de mil seiscientos y cin-
cuenta y tres años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín,
chantre de esta Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de Guadiana, provi-
sor y vicario general en este arzobispado, se leyó esta petición.
E vista por su Señoría Ilustrísima pidió los autos para proveer lo que convenga y
habiéndolos visto dijo que mandaba y mandó se despache recaudo y comisión en forma
[Foja 13v] cometido a los curas beneficiados de la parroquia de la Santa Veracruz de esta
ciudad y sin su perjuicio y del derecho parroquial al ministro de doctrina del convento
del señor Santo Domingo de la villa de Tacubaya o a otro cualquiera sacerdote secular
o regular, para que por segundo y último apercibimiento se les aperciba a los dichos
gusanos que dentro de las tres horas que les están señaladas por el auto y recaudo de
doce de este presente mes, luego salgan de las dichas tierras y sementeras donde estuvie-
ren dejándolas libres de manera que no hagan daño en ellas como está mandado y no
lo cumpliendo, los dicho ministros de doctrina y otro cualquier sacerdote, maldigan y
144
Manual de comentario de textos históricos
anatemicen a los dichos gusanos usando para esto de los salmos que se usan contra los
que se anatemizan por nuestra Santa Madre Iglesia, una dos y tres veces, saliendo en la
forma que el Manual lo manda con cruz alta cubierta de luto y cantando el salmo de Deus
laudem meam y el Antiphona media vita y el responso Rebelabum coeli, haciendo las demás
[Foja 14]
Nos el Dr. Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la Santa Iglesia Catedral de la
ciudad de México, electo obispo de Guadiana del Consejo de su Majestad, juez provisor
oficial y vicario general en esta ciudad y su arzobispado por el Ilustrísimo Señor don
Marcelo López de Ancona, arzobispo de dicho arzobispado del Consejo de su Majestad.
A los curas beneficiados de las parroquias de la Santa Vera Cruz y, sin perjuicio del
derecho parroquial, al ministro de doctrina del convento del Señor Santo Domingo de la
villa de Tacubaya, o a otro cualquier sacerdote que con esta nuestra carta fuere requerido
para los efectos que en ella se hará mención, salud y gracia en Nuestro Señor Jesucristo
que es la verdadera salud. Hacemos saber cómo ante nos y en este tribunal metropolitano
de México se ha seguido pleito y causa entre partes, el alférez Domingo Gómez Polanco
vecino y labrador de la jurisdicción de Chapultepeque y el promotor fiscal de este ar-
zobispado por la voz que se le dio. Y reo de mandado, de la otra parte Juan de Ribera,
procurador de causas de la Audiencia arzobispal de esta dicha ciudad, como defensor
nombrado a los gusanos que destruyen y talan las sementeras de trigo de su hacienda y las
circunvecinas, sobre y en razón de pretender el susodicho se le despachen y disciernan
censuras generales hasta la de anatema contra los dichos gusanos [Foja 14v] para que se
quiten y destierren dejando libres las dichas sementeras, por razón de decir que aunque
145
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
dicha causa, por los cuales consta y parece que el dicho alférez Domingo Gómez Polanco
en razón de la dicha su pretensión presentó petición ante nos en seis de este presente
mes alegando causas y razones para el discernimiento de las dichas censuras y por nos
vista mandamos que diese información de lo referido y habiéndola dado con cierto nú-
mero de testigos, por petición que presentó dijo que al auto constaba del daño y perjui-
cio grave que los dichos gusanos hacían en las dichas sementeras se les despachasen las
censuras en la forma y para el efecto que las tenía pedidas, sobre que pidió justicia, y por
nos vistos los autos nombramos por defensor de los dichos gusanos en esta causa [Foja
15] al dicho Juan de Ribera y mandamos dar la voz al dicho promotor fiscal el cual, por
petición de este presente mes de septiembre, pidió se nombrase persona eclesiástica y se
diese facultad para que, conforme a lo dispuesto en el Manual contra semejantes plagas,
destruyese y desterrase los dichos gusanos de la dicha sementera por las causas y razones
que para ello alegó, de que mandamos dar traslado al dicho defensor el cual por petición
que presentó contradijo la pretensión del dicho Domingo Gómez Polanco y promotor
fiscal, pidiendo se declarase no haber lugar y que el dicho Domingo Gómez limpiase y
cardase las sementeras en que dijo estaban los dichos gusanos, que era el eficaz remedio
para que se consumiesen, porque el daño que se les imputaba a los dichos gusanos era
siniestro porque no lo causaban en las plantas de trigo como de contrario se daba a en-
tender, sino las yerbas silvestres que crecían y estaban entre ellas, las cuales quebradas
cesarían el temor del dicho alférez, sobre que pidió justicia, y por nos visto mandamos
dar traslado a las partes [Foja 15v] y replicaron instando a sus pretensiones y la causa en
estado y razón de lo alegado por las dichas partes con vista de los autos proveímos uno
del tenor siguiente.
Auto
En la ciudad de México, a nueve días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cin-
cuenta y tres años, el Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la San-
ta Iglesia Catedral de esta ciudad y obispo electo de Guadiana, provisor y vicario general
146
Manual de comentario de textos históricos
en este arzobispado por el Ilustrísimo Señor don Marcelo López de Ancona, arzobispo
del dicho arzobispado del consejo de su Majestad, habiendo visto los autos causados de
pedimento del alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción de
Chapultepeque y hacienda de los Morales, sobre pretender se le despachen y disciernan
147
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
demás que haya lugar por derecho. Y así lo proveyó y firmó su Señoría Ilustrísima Doctor
don Pedro de Barrientos, ante mí Francisco de Bermeo, notario público.
Y ahora por parte de don Francisco de Corbea, vecino de los altos de Tacubaya, pre-
sentó petición ante nos diciendo que en las haciendas de labor agregadas a los molinos
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
que fueron del tesorero Juan de Alcocer las tenía sembradas de trigo y cebada y que en
algunas partes se habían metido los gusanos con notorio perjuicio de las semillas y que
había tenido noticia que a pedimento de Domingo Gómez Polanco, que tiene sus ha-
ciendas de labor linde a las del dicho molino, en contradictorio juicio teníamos proveído
auto contra dichos gusanos en orden a que se saliesen de dichas sementeras con ciertos
apercibimientos y censuras, [Foja 17] y que supuesto a que dichas haciendas estaban en
un mismo distrito nos sirviésemos de mandar diese dicho auto con sus haciendas y se le
despachase nuevo recaudo en la misma forma que al dicho alférez Domingo Gómez, se le
despachó cometiéndolo a quien fuésemos servido y pidió justicia, y por nos vista la dicha
petición con los demás autos mandamos que el auto proveído por nos en dicha causa
se entendiese con las haciendas del dicho don Francisco de Corbea y se le despachase
recaudo en forma, que es el presente, en cuya conformidad y para que lo contenido en
dicho auto tenga cumplido efecto en virtud de santa obediencia exhortamos, amonesta-
mos y mandamos a los dichos curas beneficiados y encargamos al dicho padre religioso
ministro de doctrina del convento del Señor Santo Domingo de la villa de Tacubaya y a
otro cualesquiera sacerdote secular o regular, que con esta nuestra carta fuese requerido
por parte del dicho don Francisco de Corbea, judicial o extrajudicialmente la acepten y
vean el auto por nos proveído que de suyo va incorporado y en cumplimiento vaya a la
parte y lugar donde los dichos gusanos estuvieren causando daño a las dichas sementeras
y, conforme a lo dispuesto y ceremonias que contiene el Manual, haga los exorcismos
que dicho [Foja 17v] auto refiere según y en la forma en él contenida. Y so los aper-
cibimientos en él expresados hasta tanto que lo contenido en dicho auto haya lugar y
tenga cumplido efecto poniendo por certifocación las diligencias que en razón de ello
se hicieren para que conste que para todo lo que dicho es damos y concedemos a la per-
sona eclesiástica que aceptare esta comisión y facultad tan plena y bastante como nos la
tenemos y por derecho nos es concedida y para este caso se requiere, en testimonio de lo
cual dimos la presente en la ciudad de México, a doce días del mes de septiembre de mil
seiscientos y cincuenta y tres años.
148
Manual de comentario de textos históricos
Por mandamiento del Ilustrísimo Señor provisor obispo electo, Francisco de Bermeo,
notario público
[Foja 18]
En trece días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años, digo
yo fray Cristóbal Arias, vicario y ministro de doctrina de este convento de Atlacuiaya
[Tacubaya], que en cumplimiento del auto del Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de
Barrientos Lomelín, chantre de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de México, obispo
electo de Guadiana del Consejo de su Majestad, juez provisor oficial y vicario general de
este arzobispado, y por su comisión fui a pedimento de la parte de don Francisco de Or-
bea, vecino de estos altos de Atlacuiaya [Tacubaya] a los sembrados de trigo y cebada que
tiene en las tierras y hacienda de molinos de los herederos del tesorero Juan de Alcocer
difunto que hoy corren por cuenta del dicho don Francisco de Orbea, en los cuales hice
tres veces los exorcismos según y como están en el Manual Romano, para que los gusanos
que están perjudicando la siembre de los trigos saliesen de ellos mandándoselo en virtud
de santa obediencia obedeciesen dentro de tres horas según y como refiere el dicho auto
donde no se procedería contra ellos como inobedientes a los mandatos de nuestra Santa
Madre Iglesia, lo cual hice en presencia de testigos que fueron Cristóbal Gallo de Esca-
lada, Juan Sánchez, Alonso Márquez y otros vecinos de la villa y para que de ello conste
di este testimonio de haberlo hecho según y como refiere el dicho auto y por verdad lo
firmé en trece de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años.
149
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Decían los sabios maestros de antaño que la primera obligación de un historiador es dar
cuenta clara y fidedigna de lo que dicen los documentos, para lo cual nunca será suficien-
te realizar una simple transcripción. Somos historiadores, no coleccionistas.
Comentar un texto implica, necesariamente, la aplicación de lo más específico del mé-
todo histórico. No importa si el comentario consiste en un sesudo estudio doctoral sobre
la relación de la guerra de las Galias del inolvidable Julio César, o se trate de una sencilla
presentación de la carta del señor Pedro a su amada esposa María antes de partir, con
rumbo incierto, a luchar por la independencia de Tingüindín. En cualquier caso, debemos
realizar tres operaciones: primera, entender el texto por lo que es en sí mismo; segunda,
ubicar el texto dentro de los contextos que le son propios; y tercera, por la convergencia
del texto en su contexto, avanzar en la comprensión del sentido de los actos de los seres
humanos presentes en esos documentos. Texto, contexto y sentido son tres palabras que
un historiador jamás debe pasar por alto.
Además, siempre será necesario elegir una perspectiva, un punto de vista desde el
cual interpretar el texto, lo que depende de la personal elección del historiador. Por
ejemplo, una carta personal de amor apasionado, escrita por un joven romántico de la
Ciudad de México a mediados del siglo xix, nunca podrá ser entendida si la tratamos
como si fuese un discurso político pronunciado por un diputado del siglo xxi, por amo-
roso y apasionado que éste sea. Un texto sólo puede ser comprendido por lo que es,
dentro de su contexto específico, en la intencionalidad de las acciones de las personas
involucradas. Sin embargo, ese mismo texto puede ser abordado desde distintas perspec-
tivas, ya sea la historia de la vida cotidiana, de la literatura, de la juventud, la política, etc.
En nuestro caso, presentamos un breve comentario introductorio a un proceso judi-
cial llevado a cabo en la Audiencia eclesiástica del Arzobispado de México a mediados del
150
Manual de comentario de textos históricos
siglo xvii. Un tribunal también conocido con el menos elegante nombre de Provisorato.
Es un proceso extraño por su materia, pues se trata de un juicio contra unos insectos; pero
común por su forma, pues se trata de una petición de censuras. Lo comentaremos desde la
perspectiva de la historia judicial, es decir, de las instituciones creadas específicamente para
I. Presentación
1
Dos obras son de obligada consulta para empezar a adentrarse en la materia: León Menabrea, De la Forme et de
L’espirit des Jugements Rendus au Moyen–Age Contre les Animaux, Chambéry, Puthod, Imprimeur Libraire, éditour,
1846; y Edward Evans Payson, The Criminal Prosecution and Capital Punishment of Animals, Londres, William Hei-
nemann, 1906. La segunda es, con mucho, la más citada de cuantas han tratado el tema.
151
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
raros. Lo cierto es que llevaron al orden de justicia hasta el límite de sus posibilidades y no
solamente en el Arzobispado de México2.
Los procesos contra los animales, desde pequeños insectos hasta cotidianos mamí-
feros, fueron conocidos así tanto por los tribunales seculares como por los eclesiásticos.
Que nadie se llame a confusión. No se trataba de asuntos en donde algún animal estuvie-
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
2
Estoy convencido de que el estudio de los tribunales puestos al límite de sus posibilidades nos enseña mucho
sobre su naturaleza e intencionalidad. Es como poner un metal precioso en el crisol y por eso constituye una
de mis mayores curiosidades como historiador. Ya he tenido ocasión de probar con anterioridad lo que digo.
Por ejemplo, Jorge Traslosheros, “Los motivos de una monja. Sor Feliciana de San Francisco. Valladolid de
Michoacán. 1632–1655”, en Historia Mexicana, núm 188, abril–junio, 1998, pp 735–765.
152
Manual de comentario de textos históricos
3
Gregorio M. De Guijo, Diario, 1648–1664, México, Editorial Porrúa, 1986. Es de notar que el mismo Guijo
refiere en ese mismo año cómo, en el mes de junio, bajaron a la Virgen de los Remedios de su santuario a la Ciu-
dad de México, con motivo de “una peste de viruelas y otras graves enfermedades que hay, de que ha muerto mucha
gente por falta de no haber llovido y ser terribles los calores”, pp. 214–215. Y sin embargo, ni al juicio contra la
plaga de gusanos ni a los gusanos, les dedica una sola letra. Cabe sospechar muy fuertemente que no se trató de
algo realmente notable durante ese año. Así considerado, el proceso resulta más interesante todavía.
153
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
mitad del siglo xviii, sólo de manera muy excepcional se les puede encontrar completos
y mucho menos publicados. En lengua española el más conocido, y único completo hasta
el día de hoy, se integró en el año de 1650 en la Abadía de Párraces, España, muy cerca
de Segovia, en territorios anexionados en el siglo xvi a El Escorial. Fue publicado sólo
en sus partes sustanciales, en el año de 1932, por el beato agustino Julián Zarco Cuevas4.
Poca sorpresa, se ha vuelto referencia obligada, casi única, para los escasos estudios que
han abordado el problema en la lengua de Cervantes.
Como podemos observar, el expediente que damos ahora a conocer bien podría ser
el primero de su tipo en publicarse de manera íntegra en español. Además, es importan-
te considerar que, en la historia judicial eclesiástica del arzobispado de México, carece
de antecedentes y tampoco sentó precedentes. Podemos afirmar, sin duda alguna, que
estamos ante un expediente único en su contexto específico, pero claramente vinculado
a la gran historia de la tradición jurídica romano–canónica en su especificidad católica.
Por ello decidí publicarlo en beneficio de la comunidad académica y, por la misma razón,
también decidí convertirlo en el corazón de la investigación que estoy realizando, la cual
espero ver concluida en no mucho tiempo.
4
Julián Zarco Cuevas, “Pleito que se puso en la Abadía de Párraces para el exterminio de la langosta, año de
1650”. en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 100, 1932, pp. 313–348. Zarco señala, al final de su nota
introductoria, que no transcribió el documento completo, “suprimiendo cuanto atañe a meros trámites judi-
ciales, que no quitan ni ponen en el contenido de la verdad histórica”, p. 316. Yo no comparto esa opinión.
Cuando se publica un documento creo que debemos ser fieles, en lo posible, al original en respeto al criterio
del lector. Sólo él puede tomar decisiones sobre las partes de su incumbencia. Un texto tiene, siempre, innu-
merables lecturas.
154
Manual de comentario de textos históricos
II
Los procesos contra animales han sido motivo de la curiosidad de historiadores y juristas
desde hace tiempo y, por lo regular, se les han presentado como muestra de fanatismo
religioso o, por lo menos, de notoria incultura jurídica. No obstante, tampoco ha faltado
155
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
verdad, son casi lo mismo8. En manera alguna analiza los procesos contra animales. Más bien
se limita a transcribir partes del bien conocido proceso de la abadía de Párraces, copiando
de la transcripción del agustino sin referirse al original e intercalando algunos comentarios
deshilvanados, esto es, editorializando al boleo y cargando las tintas con ironías9. En su opi-
nión, se trataría de una demostración más de los límites de un orden jurídico dominado por
la religión, en donde los desplantes de fanatismo e irracionalidad serían comunes. Además,
afirma, esos procesos habrían caído en desuso ante la falta de efectividad en sus resultados. El
comentario sorprende, pues si la eficiencia fuera el criterio judicial más importante, entonces
muy pocos delitos y causas civiles se conocerían en los tribunales de nuestros días.
Tomás y Valiente, célebre por muchas razones, en sus muy breves textos hace gala de
una mentalidad propia de un abogado formado dentro del positivismo jurídico que se en-
frenta a un asunto judicial de índole religiosa. En lugar de intentar comprender, prefiere
sacar a relucir los prejuicios de siempre. Me temo que la ligereza y desgano con los cuales
abordó el problema pudieran ser la causa del desaliento de posteriores historiadores de la
justicia y el Derecho con respecto al tema. Lo digo un poco por experiencia, pues, al ini-
ciar mis indagaciones, cada vez que preguntaba a algún respetable colega sobre el asunto,
sin dudar me refería a los textos de Tomás y Valiente sugiriéndome, además, no investigar
un problema ya resuelto por tan célebre historiador y jurista. Ante ello, sólo me quedaba
guardar respetuoso silencio.
Por ahora baste señalar que, en todo caso, por método, los historiadores debemos ha-
cer un esfuerzo por comprender los acontecimientos del pasado dentro de sus propios
contextos, para explicar la intencionalidad de las acciones de los hombres y mujeres que
protagonizaron aquellas historias. La vieja tríada del oficio de historiar: texto, contexto y
sentido. Por lo mismo, el primer paso para comprender una acción social judicialmente
orientada en un ámbito religioso es la cultura religiosa dentro de la cual se desarrolla y
8
Francisco Tomás y Valiente, Sexo barroco y otras trasgresiones premodernas, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp. 11–33.
9
Según fray Julián Zarco, arriba citado, el expediente se encuentra en la Quinta parte de la Historia de la Orden de
san Jerónimo, de fray Juan Núñez, libro segundo, capítulos iii al ix. Manuscrito de El Escorial, J. I. 8, pp. 422–478.
156
Manual de comentario de textos históricos
cobra vida10. Una verdad que por sabida se ha callado y, de tanto callarla, terminó por olvi-
darse. Es de llamar la atención que, un principio tan propio y común del método histórico
suela pasarse por alto cuando la religión se cruza en el camino. Entonces, suelen buscarse
diversas explicaciones, menos las religiosas, pues son consideradas inapropiadas.
10
Considero que el objeto de estudio de la historia judicial es la acción social judicialmente orientada. Lo he
planteado con más amplitud en Jorge Traslosheros, Historia judicial eclesiástica de la Nueva España: materia, método
y razones, México, Ed. Porrúa, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico, 2014, Capítulo tercero. Puede consultarse también en versión digital en Amazon vía Kindle. Entendemos
por acción social, siguiendo a Max Weber, actos humanos referidos a otro, cualquier otro humano, cargados de
sentido explícito o implícito, en donde el sentido orienta el desarrollo de la acción. La acción social sólo puede
ser comprendida a partir de su orientación principal y dentro del contexto específico en el cual se desarrolla.
Puesto que son actos cargados de significado, conllevan ciertas formas de racionalidad que el investigador debe
considerar para lograr una comprensión adecuada del objeto de estudio. Por eso, un historiador del fenómeno
judicial en el ámbito religioso tiene por objeto de estudio acciones sociales judicialmente orientadas en las
cuales el elemento religioso dota de significado y orienta a la acción.
11
Juan Cosme Sanz Larroca, “Las respuestas religiosas ante las plagas del campo en la España del siglo xvii”,
Tesis doctoral, Departamento de Historia Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de
Educación a Distancia, 2008, pp. 45–71.
12
Niceto Alcalá Zamora, Estudios de teoría general e historia del proceso, 1945–1972, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1974.
13
Niceto Alcalá Zamora, “Enjuiciamiento de animales y de objetos inanimados”, Revista de la Facultad de Derecho
de México, Núm. 79–80, julio–diciembre, 1970, pp. 987–1031.
157
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
tes sobre la historia y naturaleza del proceso judicial12. En el texto que aquí nos interesa13,
publicado en 1970, Alcalá Zamora no realiza una investigación histórica ni pretende un
texto historiográfico. Esa no fue su intención. Nos entrega, en cambio, una crítica muy
bien articulada a una serie de prácticas curiosas en donde algunos ministerios públicos, jue-
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
ces y autoridades de primer nivel, quiero decir de primer contacto con la gente, pretendían
otorgar personalidad jurídica a los animales cual si fuesen seres humanos. Lo hace a partir
de su experiencia personal y noticias aparecidas en periódicos y revistas de distintas partes
del mundo, con especial énfasis en México. Con gran sentido del humor, Alcalá Zamora
va elaborando un pequeño y muy ameno tratado sobre la naturaleza del proceso judicial.
Entre sus comentarios hace referencia al precedente histórico de los juicios criminales
y religiosos de la Edad Media y temprana modernidad, aunque entre ellos no refiere el
de la abadía de Párraces. Si bien es cierto que Alcalá Zamora no afina su análisis, pues
adjudica indistintamente a la Iglesia Católica los procesos criminales seguidos ante la au-
toridad civil, como los propiamente eclesiásticos, también lo es que dista mucho de caer
en la ligereza de Tomás y Valiente.
El artículo de Alcalá Zamora resulta ser de la mayor importancia. Sienta el prece-
dente más notable en México, y tal vez en lengua española, de la discusión en torno a
los derechos de los animales. Rechaza concederles personalidad jurídica cual si fuesen
humanos; sin embargo, para lograr su intento, llama la atención sobre ciertas prácticas
de naturaleza judicial presentes en la tradición popular. Cabe preguntarse, entonces, si
esas costumbres serían acaso vestigios de antiguas prácticas judiciales, o la simple falta de
formación jurídica en los agentes que procuraban y administraban justicia al momento
en que escribió su texto. Obvio es decir, Alcalá Zamora se decanta, sin dudar un momen-
to, por la segunda posibilidad. No obstante, aunque no haya sido su intento, don Niceto
señaló un horizonte por demás prometedor para los historiadores de las tradiciones jurí-
dicas y judiciales que es, precisamente, el lugar donde me ubico y desde el cuales escribo
el libro que pronto espero ver terminado.
Si bien el centro de nuestras reflexiones es el proceso de 1653 llevado a cabo ante
la Audiencia del Arzobispado de México, a partir de este lugar extendemos una lectura
comparativa con lo sucedido, en la misma época, en otros lugares de la cristiandad cató-
158
Manual de comentario de textos históricos
Fuentes
Alcalá zamora, Niceto, Estudios de teoría general e historia del proceso, 1945–1972, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1974.
–––––“Enjuiciamiento de animales y de objetos inanimados”, Revista de la Facultad de De-
recho de México, Núm. 79–80, julio–diciembre, 1970.
Cohen, Esther, “Law, Folklore and Animal Lore”, en Past and Present, Oxford University
Press, Núm. 110, febrero, 1986.
De Guijo, Gregorio M., Diario, 1648–1664, México, Editorial Porrúa, 1986.
Evans Payson, Edward, The Criminal Prosecution and Capital Punishment of Animals, Lon-
dres, William Heinemann, 1906.
Girgen, Jen, “The Historical and Contemporary Prosecution and Punishment of Ani-
mals” en Animal Law Review, vol. 9, 2002–2003.
159
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Menabrea, León, De la Forme et de L’espirit des Jugements Rendus au Moyen–Age Contre les
Animaux, Chambéry, Puthod, Imprimeur Libraire, éditour, 1846.
Pastoreau, Michel, Una historia simbólica de la Edad Media Occidental, Buenos Aires, Katz
Editores, 2013.
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros
Sanz Larroca, Juan Cosme, Las respuestas religiosas ante las plagas del campo en la España del
siglo XVII, Tesis doctoral, Departamento de Historia Moderna, Facultad de Geografía
e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia, (2008).
–––––“Excomuniones y procesos judiciales contra seres irracionales en la España del si-
glo XVII”, Espacio, Tiempo y Forma, serie iv, Historia moderna, t. 22, 2009.
Schiff Berman, Paul, “Rats, Pigs and Statues on Trial: The Creation of Cultural Narrati-
ves in the Prosecution of Animals and Inanimate Objects”, en New York University Law
Review, vol. 69, 1994.
Sykes, Katie, “Human Drama, Animal Trials: What the Medieval Animal Trials can Teach
us About Justice for Animals”, Animal Law Review, vol. 17, Núm. 2, 2011.
Traslosheros, Jorge, Historia judicial eclesiástica de la Nueva España: materia, método y razo-
nes, México, Ed. Porrúa, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional
Autónoma de México, 2014.
––––– “Los motivos de una monja. Sor Feliciana de San Francisco. Valladolid de Michoa-
cán. 1632–1655”, Historia Mexicana, núm 188, abril–junio, 1998, pp. 735–765.
Tomás y Valiente, Francisco, Sexo Barroco y otras trasgresiones premodernas, Madrid, Alianza
Editorial, 1990.
––––– El Derecho penal de la monarquía absoluta, siglos xvi, xvii y xviii, Madrid, Tecnos, 1992.
Zarco Cuevas, Julián, “Pleito que se puso en la Abadía de Párraces para el exterminio de
la langosta, año de 1650”, Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 100, 1932.
160
Manual de comentario de textos históricos
161
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
162
Manual de comentario de textos históricos
Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
Nota metodológica
El comentario sobre imágenes es una de las tareas más importantes en el mundo de la
investigación histórica. Inconmensurables fuentes visuales, análogas y digitales, se res-
guardan en colecciones públicas y privadas en formatos tan diversos como fotografías,
códices pictográficos, películas, pinturas, daguerrotipos, mapas, planos, cartografías, di-
bujos, impresos, tapices, entre otros. El valor de cada una de estas fuentes es equiparable
a cualquier testimonio escrito, pero muchos historiadores las reservan u omiten debido
a la complejidad que tiene su uso.
Tradicionalmente en la historiografía contemporánea, la imagen ha sido empleada
como una ilustración acompañada o no de pies, motes, descripciones o títulos, como
muestra de la “realidad” descrita en la narración, es decir, la imagen ha sido utilizada
como una “evidencia” para sostener distintos argumentos, y en muchas ocasiones sin
grandes cuestionamientos a su origen, contexto y contenido. Si bien muchos de estos
usos “irresponsables” de la imagen se deben a los afanes preciosistas de algunos editores,
también son reflejo de la inexperiencia en el manejo de las fuentes visuales por los auto-
res de los textos históricos, dando pie en ocasiones a miradas sesgadas y denotando una
mirada positivista sobre el pasado.
El historiador tiene en cuenta que, como fuente, una imagen NO DICE MÁS QUE
MIL PALABRAS. Lo evidente, lo representado, lo que a nuestro parecer es claro, no es
necesariamente el significado de la imagen. Para desentrañar el contenido de la imagen
se debe tener en cuenta el medio físico en el cual fue creado, la intención del creador
y de quien distribuyó la imagen, las habilidades o competencias técnicas implicadas, las
características del público al que fue dirigida, el tiraje, el contexto, la cultura visual que
prevalecía en el creador y en el público, el deterioro y sus restauraciones, entre muchos
otros factores ¿por qué esto altera el significado? Es común que las imágenes estén com-
pletamente fuera de un contexto que nos permita ubicarlas de manera adecuada, por lo
que nuestro análisis y comentario será, en el mejor de los casos, una interpretación que
163
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
podrá ser mejorada por nosotros mismos o por otros historiadores en el futuro. No existe
receta para hacer el análisis y comentario de una imagen, pero sí mínimos indispensables
que deben de procurarse para construir un criterio completo de la misma.
La aproximación a la imagen debe de iniciarse con la identificación precisa del soporte
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés
Al menos desde el siglo xv, en Occidente, las estampas son comunes y su abundancia es
mayor conforme nos acercamos al presente. Propiamente toda impresión es un estampa-
do, es decir, se trata de la transferencia de una imagen o motivo desde una matriz a un
papel, tela o cualquier otro material.
164
Manual de comentario de textos históricos
Si bien todo impreso y toda imagen que resulta de ella puede ser de interés para el
historiador, en este caso nos referimos a las impresiones a partir de una técnica que re-
produce una imagen realizada sobre un soporte (generalmente madera, metal o piedra)
y transferida a otro (papel, cartón, tela), utilizando para ello distintos métodos que pue-
Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
den ser sencillos o complejos, y cuyo resultado es una imagen que se colecciona y se llega
a apreciar como “objeto de arte”. Muchas personas le llaman a estas impresiones “gra-
bados”. Éste es un uso incorrecto del término pues el papel o cartón que termina con la
imagen sobre su superficie es una “impresión”; el grabado en sí está en el objeto matriz.
Cada una de las estampas resultantes de una matriz son distintas y únicas ya que es
prácticamente imposible que las impresiones sean idénticas, bien porque la prensa o
tórculo deslizan el papel, porque la presión ejercida fue distinta entre una impresión y
la que le siguió, por el desgaste de la matriz, por el nivel de absorción de tinta por parte
del papel (que no resulta homogéneo), etc. Asimismo, cada impresión tiene un destino
distinto, lo que hace que el uso o almacenamiento deje cierta impronta sobre la estampa,
lo cual la hace diferenciable. Las manchas, anotaciones, dobleces, perforaciones, pérdi-
das, rasgaduras, entre otras modificaciones del material, hablan de la historia y usos que
ha tenido cada una de las estampas.
El historiador, por tanto, debe de estar preocupado no únicamente por decodificar la
imagen, lo cual es ya una tarea de gran mérito, sino que tiene que encontrar respuestas claras
sobre su función dentro de un contexto específico; debe de hallar cuáles han sido las distin-
tas esferas o circuitos de difusión/lectura/apropiación de la mencionada estampa, así como
poder explicar las razones de su preservación dentro de un gran mercado de imágenes.
165
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
portancia que el edificio dispuesto de manera central, y que se caracteriza por tener dos
plantas y ático, además de estar resguardado por dos torres con tambor, cúpula y linterni-
lla. Entre el primer plano y el edificio central se encuentra un jardín o parterre en el cual
hay un pequeño aljibe o lago, calzadas, setos y una gran arboleda al fondo. Un foso enre-
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés
jado mantiene fuera de la finca al observador, quien únicamente se conforma con avistar
algunas escenas de la vida al interior del parterre: parejas de personas, principalmente
mujeres, pasean en el interior; un caballero se presenta a un trío de paseantes, al tiempo
que otro caballero interactúa con una niña y una mujer, mientras un joven persigue a un
par de perros. A estos personajes se suman en el interior otros andantes, en tanto que en
el exterior un grupo de cuatro mujeres y un hombre reposan cercanos a la verja del foso.
El movimiento de la escena lo brindan las posiciones de los personajes representados, así
también las posturas de los cuatro perros presentes en la escena y las aves que surcan el
cielo. Las personas del exterior no tienen la misma calidad social que las del interior. Es
posible reconocer la orientación del Palacio a partir de la proyección de las sombras, lo
cual sugiere que está en un eje oriente–poniente y que se trata de un atardecer.
Contexto de creación
166
Manual de comentario de textos históricos
nando, Madrid. Su educación estuvo a cargo de Juan Fernando Palomino, célebre aca-
démico en ese rubro. Del dibujante, Domingo de Aguirre (ca. 1742 – 1805), se conocen
distintos planos y vistas de los palacios reales de Carlos iii de España. De acuerdo con
Magdalena Merlos, Aranjuez representada en 9 vistas fue parte de la colección de Gri-
Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
maldi y también fuente de inspiración para el trabajo posterior de Thomas Robinson
(Segundo Barón de Grantham) en 1775. Aguirre se desempeñaba como capitán de in-
fantería y tenía una formación técnica que le permitió desempeñarse como topógrafo
y dibujante de vistas, por lo que no es extraño que haya participado en el diseño de un
tratado de artillería hacia la época de Carlos iv.
Relevancia
La obra que se comenta se encuentra dentro de la colección del Museo Nacional de San
Carlos y proviene del fondo de origen de la Real Academia de San Carlos de las Nobles
Artes de la Nueva España, institución aprobada en 1783 y establecida formalmente en la
Nueva España en 1785.
Aunque no se tiene una idea clara de cuál fue el proceso de articulación de la colec-
ción, desde que el promotor de la Academia, el grabador Jerónimo Antonio Gil (1732–
1798), inició la enseñanza del grabado utilizando estampas con el fin de que los aprendi-
ces realizaran copias de dibujo antes de emprender el uso de herramientas de grabado.
Siendo contemporáneos, Gil conoció a Juan Minguet en la Academia de San Fernando
y su venida a la Nueva España ocurrió años después de la ejecución del tiraje que repro-
duce distintos escenarios del Palacio de Aranjuez, dibujado por Domingo de Aguirre. Es
muy probable que Gil valorara que las vistas de Aranjuez tenían un alto valor en cuanto a
la técnica de dibujo y de ejecución del grabado, pero al mismo tiempo en cuanto al valor
simbólico de lo representado.
También el primer maestro de arquitectura de la Academia de San Carlos, Antonio
González Velázquez (–†1810), debió de utilizar las estampas de los reales sitios como
material para explicar los usos del espacio arquitectónico y plantear con esto las nuevas
obras que se emprenderían en la Nueva España. Como puede verse, la importancia del
documento se extiende en distintas vertientes y no sólo como material de estudio para
167
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
los dibujantes, grabadores o arquitectos de la Real Academia de San Carlos, sino como
referentes visuales de un nuevo concepto del volumen, de lo funcional, o mejor dicho,
esta estampa es una muestra del nuevo canon constructivo que se intentaba implementar
en la Nueva España.
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés
Fuentes
Álavrez de Quindos y Baena, Juan Antonio, Descripción histórica del real bosque y casa de
Aranjuez, dedicada al rey nuestro señor. Madrid, Imprenta Real, 1804.
Gómez, Julio y Javier M. Atienza. “Aranjuez: de Real Sitio a ciudad industrial en declive.
Oportunidades inéditas de un emplazamiento estratégico”, en Urban, núm. 2, 1998.
Merlos, Magdalena, “Imagen de Aranjuez: Lord Grantham en la corte de Carlos iii”, en
Enlaces, núm.15, diciembre 2013.
Páez Ríos, Elena. Repertorio de grabados españoles en la Biblioteca Nacional. 4 tomos. Madrid,
Ministerio de Cultura, Secretaría General Técnica, 1981–1985.
168
Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
170
Manual de comentario de textos históricos
Circular
[Dirigida a los Gobernadores y Asambleas de los Departamentos]
[México, 11 de diciembre, 1845.]
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Excelentísimo señor:
Desde que el Excelentísimo señor Presidente tomó las riendas del Gobierno en el
memorable día 6 de diciembre del año próximo pasado2, fijó su atención en la cuestión
de Texas, con todo el empeño que exigía un asunto tan vital para nuestra Patria; y los
diversos incidentes de ese negocio que la Administración del propio 6 de diciembre en-
contró ya a punto de desenlazarse, de la manera verdaderamente deplorable en que lo
ha sido3, están bien al alcance de toda la nación.
Pero han ocurrido últimamente otros sucesos, de que el Supremo Gobierno cree
deber imponer a los Excelentísimos señores Gobernadores y Asambleas de los Departa-
mentos, para que con pleno conocimiento del estado del asunto, se sirvan dar su opinión
sobre la conducta que en las presentes circunstancias pueda observar la República Mexi-
cana en aquella cuestión, indicando al mismo tiempo las providencias y arbitrios que
deben adoptarse, para que una vez abrazada cierta resolución, ésta se lleve precisamente
al cabo, de la manera que corresponde a la dignidad y decoro de un pueblo civilizado.
El Cónsul de los Estados Unidos en [la ciudad de] México se acercó últimamente al Se-
cretario del Despacho que suscribe, con el objeto de saber la disposición en que estaría
1
Los subtítulos de este documento son nuestros. (M. S.)
2
Como consecuencia de la revolución que derrocó a Antonio López de Santa Anna, quien al dirigirse a com-
batir a Mariano Paredes y Arrillaga a Guadalajara sin autorización del Congreso, a fines de 1844, enfrentó a
la asamblea departamental de Querétaro, y después al propio legislativo nacional. En tales controversias, el
presidente sustituto de Santa Anna, Valentín Canalizo y su gabinete –encabezado por Manuel Crescencio Re-
jón– mostraron poco tacto en su trato con la asamblea bicameral, como se verá adelante.
3
Se refiere, por supuesto, a la anexión de Texas a la Unión Americana.
171
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
retirar la fuerza naval que se encontraba en las aguas de Veracruz. El Cónsul de los Esta-
dos Unidos accedió a todas las condiciones referidas que por mi conducto se le pusieron;
la fuerza naval americana ha dejado, según se le exigió, las aguas de Veracruz; y aun ha
llegado ya a la República el comisionado de la Unión Americana, cuyas credenciales se
están examinando5.
En este estado, si las proposiciones que se hicieren a nuestro Gobierno consistieran
en retroceder de la vía de usurpación cometida; si ofreciesen la esperanza de prescindir
de la agregación de Texas a los Estados Unidos, la Administración de que soy órgano no
vacilaría un momento en admitirlas.
Pero no es este el caso en el que nos hallamos. Todo hace creer, que la Unión
Americana no cederá un punto en sus proyectos de ocupación del territorio de Texas.
El ofrecimiento de una indemnización a la República Mexicana es cuanto, en el estado
actual del negocio, puede esperarse racionalmente que contengan las proposiciones de
que será conductor el comisionado referido.
En tales circunstancias, el Supremo Gobierno no quiere, ni debe ser el único responsable
de la resolución que se adopte. Desea oír acerca de ella a los Gobiernos y Asambleas Depar-
tamentales, para que ya la guerra con todos sus avatares, riesgos, sacrificios y males de todo
género, ya la paz con todos sus inconvenientes, peligros y consecuencias, sean el fruto de una
4
Así es como entendía el gobierno de José Joaquín de Herrera la resolución de las “cuestiones pendientes” entre
los dos países. A menos de advertencia en contra, todas las cursivas de este documento nos pertenecen. (M.S.)
5
Como se verá a largo del texto, la percepción que tuvieron los gobiernos mexicano y estadounidense sobre “las
cuestiones pendientes” fue decisiva y, con otros factores, precipitó el inicio de la guerra.
172
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
demás) la resolución de un asunto tan grave y delicado, creo de mi deber, y de acuerdo
con todo el Gabinete, llamar la atención de Vuestra Excelencia sobre algunos puntos
que, en concepto del Supremo Gobierno, no deben perderse de vista en la discusión de
un negocio de esta naturaleza.
Vuestra Excelencia, los señores vocales de su Excelentísima Asamblea y los individuos
del Gabinete que en las actuales circunstancias hemos sido desgraciadamente llamados
a ejercer funciones públicas y a tomar una resolución de tantas y tan incalculables con-
secuencias7, no debemos olvidar un solo momento, que de nuestra determinación están
pendientes intereses, y acaso la misma existencia política de la República.
Todo lo que en una deliberación de tal magnitud, pueda contribuir a ilustrar nuestra
conciencia, para emitir un voto verdaderamente patriótico, no debe separarse ni por un
instante de nuestro espíritu. Así será como, cualquiera que sea el juicio que de nuestros
actos formen los contemporáneos ellos sabrán por lo menos examinarlos con indulgen-
cia, si son nobles y puros los principios que nos mueven. La posteridad los apreciará en su
justo valor, y las generaciones futuras, bendecirán los nombres de los que en una cuestión
de vida o muerte para el país, hayan expresado un voto que sólo sea inspirado por los
deseos de la salvación y del bien de la patria.
Para emprender una guerra convienen los políticos en que deben examinarse tres
cuestiones: 1° La de justicia, 2° La de su posibilidad, 3° La de su conveniencia.
6
Aquí está el propósito fundamental de este texto del gobierno de Herrera, firmado por el ministro de Relaciones
Exteriores, Manuel de la Peña y Peña: lograr un consenso entre los gobiernos departamentales para convencer al
Congreso, próximo a reunirse, de una solución diplomática a la cuestión de Texas.
7
Seguramente, una de las virtudes de este escrito de Herrera y Peña y Peña consiste en su realismo; la duda que
surge aquí, sin embargo, es si esta actitud derrotista ante una responsabilidad abrumadora, como la de una gue-
rra, es una alternativa viable para cualquier político.
173
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Pero vienen después las cuestiones de la posibilidad, y de la conveniencia que hay para
abrir y sostener, con firmeza y con honor, las hostilidades y todas las consecuencias de
una guerra de esta naturaleza.
Una guerra extranjera que se haya de sostener con una nación poderosa, adelantada
en civilización poseedora de una marina respetable, y que tiene una población muy supe-
rior a la de su enemigo, la cual aumenta rápidamente todos los días, por la inmigración
que atrae a ella una grande y no interrumpida carrera de prosperidad, importa inmensos
sacrificios de hombres y de dinero, no ya para asegurar la victoria, sino simplemente
para evitar que se marche a un vencimiento seguro. ¿Serán posibles esos sacrificios a la
República Mexicana en el estado de extenuaciones en que la han dejado tantos años de
errores y desventuras?8 Respóndanlo desde luego el abatimiento en que están la industria
y la agricultura, y la miseria en que se hallan todas las clases. Cuando después de tantos
golpes y desgracias sufridas necesitamos una larga era de paz y de quietud, exclusiva-
mente destinadas a la reparación de todos nuestros males, a la cicatrización de nuestras
profundas e innumerables heridas, ¿cómo arrancar a nuestros campos y talleres, aban-
donados por una serie dilatada de discordias, nuevos brazos que les arrebatasen para
siempre hasta la esperanza de volver a animar nuestra industria, apenas naciente y ya casi
moribunda? ¿Dónde hallar las sumas necesarias para mantener a esos hombres en una
8
Evidentemente se refería aquí Herrera a la inestabilidad del México independiente, que había implicado
el trastorno continuo de las instituciones públicas. Así lo ilustraban los ensayos de un imperio, una república
federal, dos más de tipo central y una dictadura.
174
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
hostilidades, y resolverse a sufrir tales sacrificios, cuyo monto y duración no puede medir
la fantasía. La guerra con los Estados Unidos para desbaratar la usurpación de Texas, es
un abismo sin fondo, que se tragará [a] una serie indefinida de generaciones y tesoros,
que no puede calcular la imaginación, y en el que al fin iría a hundirse la República con
todas las esperanzas de su porvenir.
Nuestra hacienda se encuentra en una situación tan deplorable, que después de cedi-
das a los Departamentos rentas que, a algunos de ellos no les bastarán para los gastos de su
Administración interior, el Gobierno General ha quedado en tal estado de escasez que tiene
apuros no ya diarios, sino de cada hora, de cada instante, aun por atender, no con abundan-
cia, sino con mezquindad, a la miserable guarnición de México, a los Cantones de Jalapa y del
interior a la División del Norte, cuyas fuerzas militares son insignificantes, no sólo para em-
prender una guerra juiciosa y prudente, sino aun para que la República tuviese hoy la actitud
respetable en que le convenía presentarse en los momentos precursores de una campaña.
Hace algunos meses que Su Excelencia el Presidente dispuso mandar algunas tropas
para Californias, península que con razón se teme sea uno de los primeros puntos ataca-
dos por la República vecina, en el caso de un rompimiento de las hostilidades; y desde
entonces no se han tenido los recursos precisos para que marche la expedición. Entre-
tanto, la administración del Gobierno General en todos sus ramos está tan poco aten-
dida, a pesar de los esfuerzos y desvelos del Excmo. señor Presidente, que es imposible
que las oficinas puedan marchar por mucho tiempo con la precaria, diminuta y eventual
asistencia de sueldo en que se hallan los empleados que las componen; y es muy probable
que permaneciendo este estado de cosas, se desbarate por sí mismo el miserable sistema
administrativo que tenemos, aunque no sobreviniese el mal terribilísimo de una guerra
constante y destructora de todo el orden social.
175
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Las naciones amigas, de quienes, por razón de sus intereses, pudiera esperarse algu-
na ayuda en nuestra lucha con los Estados Unidos, están muy lejos de hallarse dispuestas
a prestarnos su cooperación. Sus gobiernos han manifestado al Mexicano, que conside-
ran la agregación de Texas como un hecho consumado, y alguna de ellas, la más interesa-
da en impedir el crecimiento de los Estados Unidos, juzga que sus intereses económicos
le imponen el deber de devorar en silencio sus agravios propios, antes que emprender
una guerra en que cree que aquéllos se verán comprometidos.
El Supremo Gobierno tiene por cierto, que la República no está en estado de sufrir las
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
176
Manual de comentario de textos históricos
de Texas, el Excmo. señor Presidente dispuso, que por mi conducto se exigiesen a los Ministe-
rios de Guerra y Hacienda, los datos que respectivamente debiesen ministrar, para esclarecer
una materia de tanta importancia y gravedad. Sus contestaciones son las que comprenden los
documentos que bajo los números 1 y 2 se acompañan con esta comunicación10. El primero
se contrae a expresar todo lo que, por lo menos, se habrá menester para la campaña, y para
asegurar durante ella los demás puntos de la República que fuera necesario resguardar. El
segundo manifiesta el estado de nuestra hacienda nacional. Ni el uno ni el otro puede
decirse que son exagerados, sino antes bien moderados y aún diminutos11; pero ambos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
ofrecen un contraste tal que una simple vista deciden el convencimiento sobre el punto de
nuestra capacidad para una guerra de ese tamaño y calidad.
El punto tercero y último, respectivo a la conveniencia de esta guerra, parece que debe
examinarse y resolverse por los mismos principios y datos que su posibilidad. Sin embargo,
acerca de este punto, el Gobierno le hará unas breves y muy sencillas observaciones.
Permitiendo que fuesen posibles, en el estado actual de la República, los sacrificios
inmensos de hombres y riquezas, que tuviese que hacer en la guerra con los Estados Uni-
dos, falta que examinar y decidir si la posesión usurpada de Texas exige por sí misma que
se recupere a costa de tantos y tales sacrificios. ¿Si esa recuperación importara más que la
conservación del buen orden y tranquilidad interior de la República, casi incompatibles
con la guerra? ¿Si esa recuperación pesara más en la balanza de la conveniencia nacional,
que la sangre mexicana que hubiera de derramarse con profusión, que la paralización
del comercio, la destrucción de la industria, la ruina de la agricultura, el aniquilamiento
de todos los giros y miseria y desolación de todos los mexicanos? ¿En fin, si el territorio
de Texas, tal cual ha sido y será en siglos enteros para nosotros, valdrá más que el soste-
nimiento del orden social, y de nuestro sistema de Gobierno, de manera que todo, todo
haya de exponerse para recobrar a aquel perdido Departamento?
Téngase muy presente, que la guerra de Texas, ha servido siempre de pretexto para
las más fuertes y gravosas exacciones, para la dilapidación de los caudales públicos, para
los contratos y las negociaciones más perniciosas, para el libertinaje y desenfreno más arbi-
10
En la propia antología de Peña y Reyes aparecen las respuestas del ministro de Guerra y Marina, Pedro María
Anaya, al ministro de Relaciones Exteriores, Gobernación y Policía, México, 2 de diciembre, 1845; y la de [Pe-
dro] Fernández del Castillo, ministro de Hacienda, al mismo, México, 5 de diciembre, 1845, en Antonio de la
Peña y Reyes, Algunos documentos sobre el Tratado de Guadalupe…, op. cit. pp. 26–30 y pp. 30–34, respectivamente.
11
Modestos.
177
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
trario, para las aberraciones más criminales, y aun para la ruina de nuestras instituciones,
y establecimiento del absolutismo y tiranía. ¿Qué fue lo que se presentó para que apoyase,
con algún aspecto de nacionalidad, la nueva e indefinida dictadura que erigía el decreto
del 29 de noviembre del año próximo pasado? La guerra de Texas, y mientras durase la
guerra de Texas; que fue decir, que la dictadura había de ser duradera para siempre, pues
tal lo sería la lucha de que se trata12.
Considérese también, que el poder y la riqueza de los hombres y las naciones, no
los constituye la extensión material y física del terreno de que son dueños, sino sólo a
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
medida de la atención que le prestan, del esmero con que lo cultivan y lo cuidan, y del
uso, utilidad y aprovechamiento que les produce. La extensión sola de un terreno que
no puede atenderse y cuidarse con dedicación y con empeño, es un incentivo poderoso
para la codicia del extraño, y para excitar proyectos de usurpación de parte del colindan-
te, para agresiones, invasiones y pleitos repetidos, y para inquietudes, cuidados y eroga-
ciones frecuentes, que el dueño tiene que sufrir con el fin de repelerlas y defender su
propiedad; y todo esto, ya se ve, no aumenta, sino que visiblemente disminuye, debilita y
destruye su fuerza, su riqueza, y su poder.
El territorio de Texas se halla en este caso con respecto a México; pues ni su enormí-
sima distancia, ni la necesidad de atender a otros Departamentos también distantes y des-
poblados, le dan lugar y facilidad de cuidarlo y defenderlo con la dedicación y el esmero
que fueran indispensables; ni su población por cuenta de México es obra del momento
ni de pocos años, sino de las generaciones y siglos venideros. La población es la causa
principal del poder y riqueza de las naciones, y la que a su vez defiende victoriosamente
su territorio; y éste nunca o raras veces es invadido cuando se halla bien poblado y soste-
nido, así por brazos e intereses nacionales. El territorio mexicano es imponderablemente
mayor que el de Francia; y la Francia, sin embargo, es incomparablemente más fuerte y
poderosa que nuestra República; he aquí, entre otros innumerables, un ejemplo eviden-
te que confirma aquellas verdades.
12
Efectivamente, esa ley estipulaba que mientras durara la campaña de Texas el ejecutivo gobernaría sin con-
greso y sin oposición en la prensa; sorprendentemente, ¡esto lo planteó el destacado jurisconsulto Manuel
Crescencio Rejón, líder del gabinete! El texto del mandato se incluye en Enrique de Olavarría y Ferrari, México
independiente, en Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, 10 vols., México, Editorial Cumbre, 1983, vol.
VIII, pp. 92–93.
178
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Gobierno no ve medio más seguro para allanar a las águilas anglo–americanas el camino de
invasión contra México, que el emprender hoy, bajo circunstancias tan desventajosas, una
lucha desigual que, llamando su atención por todas partes, debilitaría inconsiderablemen-
te a la República con esfuerzos vanos que la conducirían infaliblemente a una ruina total13.
Pero supóngase por un momento, que la guerra se pudiese hacer; que el éxito de ella
fuese cual lo desea todo corazón mexicano, el más favorable para nuestro país; que nues-
tros soldados obtuviesen en las orillas del Sabina14 las victorias que conseguirían si sólo
el valor fuese el único dispensador de los triunfos, en el estado actual de las sociedades;
que cortasen en toda la superficie del territorio de Texas bosques enteros de laureles; que
como por encanto llovían hombres, recursos, trenes de guerra, vestuarios, municiones y
víveres, que en un momento se hacían dueños nuestros ejércitos del Departamento de
Texas; que los Estados Unidos pedían la paz, y ésta se firmaba en términos los más honro-
sos para la República; aun entonces y después de haber dado tan feliz cima a la campaña,
¿cómo conservar el Departamento reconquistado, sin mantener en él constantemente
un cuerpo formidable de fuerza militar, que al fin agotase todos nuestros recursos, e
hiciese sucumbir a la nación bajo el peso de gravámenes semejantes?
Poblar esa frontera con habitantes nacionales es una quimera, pues nos falta todavía
mucho para tener siquiera medianamente poblado el resto inmenso de nuestro territo-
rio15. Hacerlo, favoreciendo una emigración extranjera de cualquier país que ella fuese, es
preparar para lo futuro los mismos peligros, las mismas cuestiones, las mismas usurpacio-
13
Seguramente éste es uno de los juicios más certeros del texto en cuestión, sobre todo por las consecuencias
que eso traería para el país.
14
La frontera de Texas con Luisiana.
15
Este reconocimiento del factor demográfico en la disputa que se enfrentaba entonces con Estados Unidos
representa un acierto en la visión de Herrera.
179
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
nes de que hoy somos víctimas, y renovar incesantemente para el país, las mismas circuns-
tancias difíciles que hoy nos atormentan. En suma, la cuestión de la conservación de Texas,
una vez reconquistado, no es menos grave, no es menos embarazosa, no está menos erizada
de dificultades y escollos, que la misma deliberación actual sobre la guerra.
Me resta contraer la atención a otro punto que se ha hecho valer mucho en este ne-
gocio. Tal es el honor nacional que obliga a emprender y sostener a toda costa la guerra,
para vindicarlo de los agravios e injurias recibidas con tanta perfidia en la usurpación
de una parte de su territorio. Todo, se dice y clama vulgarmente, todo debe exponerse y
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
A la verdad que fijada la consideración en estos puntos, todo buen mexicano debe temblar
y estremecerse para resolver el problema, inclinándose al partido de la guerra. Nadie habrá
que deje de decir y proclamar con el corazón y con la boca: la guerra es justa, justísima hasta
el extremo. ¿Pero será posible? ¿Nos será conveniente en nuestras actuales circunstancias?
¿Cuáles serán sus resultados y su término? ¿Será mayor la suma de males, o la de los bienes
180
Manual de comentario de textos históricos
que ella nos produzca? Sensible y duro es este lenguaje; pero preciso y verdadero. Preciso
es, que la nación entera examine, con todo juicio y madurez, cuestiones tan graves y vitales,
porque ella en su totalidad es la que ha de sufrir o gozar de esa suma de males o de bienes.
Debe contemplar, en primer lugar, que jamás pueden confundirse el rapto de su
entusiasmo o de una ira justa y merecida, con los sentimientos y producciones de un
patriotismo puro, pero profundamente calculado, y de un honor bien entendido. Aquél
es muy natural, y por lo mismo nunca censurable en las personas privadas; mas éste es
el que corresponde ejercer a los funcionarios públicos, a los hombres de Estado, a los
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
directores de una sociedad, cuando se trate de fijar el bien o el mal de la misma.
Jamás será honroso para una nación lanzarse a una guerra que no pueda mantener
con vigor y con constancia. Jamás lo será tampoco, decidirse por una guerra que, aunque
justa, sea evidentemente desigual, por una guerra larga y destructora para la potencia
que la arrostra, por una guerra cuyo término, aun suponiendo que sea próspero, deje en
pie los mismos temores, los mismos peligros, y los mismos gravámenes para conservar lo
recuperado. Nada hay propiamente honroso que no sea cuerdo y prudente. La guerra
más justa para las naciones no es de menos calidad y trascendencia que un grave negocio
para un hombre particular; y ningún hombre cauto y diligente entraría en una negocia-
ción o en un pleito, por justo que fuese, en que tuviese más probabilidades de perder que
de ganar, y más sacrificios que sufrir, que bienes que reportar.
Por otro lado, el honor nacional está hoy mismo bien puesto de nuestra parte. No es
la nación mexicana, sino la de los Estados Unidos la que ha solicitado con empeño estas
conferencias y pláticas de paz16. Ella la que pidió se le admitiese un comisionado con ese
objeto17; y este solo paso envuelve, a los ojos de todo el mundo, una confesión tácita, pero
evidente y poderosa de los derechos de México, de los agravios recibidos, y de la necesi-
dad de su consentimiento para legalizar la posesión, hasta hoy violenta y atentatoria del
16
Ésta es una exageración del ministro de la Peña. Aunque sí fue el gobierno de Polk el que tomó la iniciativa
para tratar de resolver el impasse diplomático con negociaciones, resulta excesivo decir que hizo eso “con
empeño”. Más bien ése era un elemento que la administración de Herrera trataba de capitalizar frente a los
gobernadores de los departamentos.
17
Efectivamente, la respuesta del ministro de Relaciones Exteriores, Peña y Peña, al cónsul Black, fue que el
gobierno mexicano estaba dispuesto a recibir a un “Comisionado… con plenos poderes de su gobierno, para
arreglar… la contienda presente”. La interpretación que cada gobierno le dio al carácter de ese enviado es-
pecial fue distinta y propició en parte el fracaso de la misión diplomática; Peña y Peña a Black, México, 15 de
octubre, 1845, en “La misión de Slidell”, en Diario del presidente Polk…,op. cit. vol. II, pp. 51–52.
181
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
territorio de Texas18. Si en el día el honor de México se halla a cubierto en esta parte, pudiera
suceder que no lo estuviese más adelante, una vez empeñada la guerra y librada únicamente
a ella la suerte de esta cuestión funesta y peligrosísima para México. Y si los Estados Unidos
son los que hoy se presentan haciendo proposiciones de paz y conciliación, pudiera suceder
que México fuese quien aburrido de desgracias y desastres imponderables, las hiciera en
lo sucesivo. En este caso, tan posible y nada remoto, la posición honrosa que hoy ocupa,
quedaría trocada en mengua y envilecimiento. Entonces la paz y el arreglo que se hiciese
para obtenerla, no sería como ahora pudiera defenderse, esto es, en proporción de sus
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
Debe, además, considerarse, que el ganar o perder terreno las naciones, no es una cosa
nueva, extraordinaria y singular, sino muy común y frecuente. No habrá nación que hoy
conserve el mismo terreno y los propios límites bajo que fue erigida desde su origen, por-
que las naciones más fuertes y poderosas han estado siempre sujetas, en este punto, a las
vicisitudes del tiempo y a las constantes variaciones de la política. Unas veces por voluntad,
otras por la fuerza, unas por conveniencia positiva, otras por evitar males mayores, unas por
combinaciones y pactos, y otras de maneras diferentes, la historia antigua y la moderna nos
presentan a cada paso ejemplos de sucesos semejantes, sin que ellos hayan verdaderamente
afectado su honor y buen nombre, porque no hay ley que obligue, y la del honor no está ex-
18
Sin duda, como se verá en el siguiente documento, Herrera y su gabinete atribuían intenciones demasiado
nobles a la iniciativa negociadora de Polk.
19
Desafortunadamente, eso fue justo lo que hizo Mariano Paredes y Arrillaga, aun con las reservas de algunos
partidarios suyos, al suceder a Herrera.
182
Manual de comentario de textos históricos
ceptuada de esta regla natural; y sufrir el mal menor por escapar del mayor, es un principio
racional y conservador que liga a los hombres y a las naciones, y que aun dirige al instinto
de los brutos en sus operaciones materiales. ¿Qué hay pues que extrañar, que México que
acaba de hacerse de la posesión pacífica de Soconusco20, por la voluntad y aquiescencia de
sus habitantes, esté a punto de perder Texas, por la ingratitud y perfidia de sus colonos?
Las consideraciones expuestas para rehusar o abrazar el partido de la guerra, no son
escogitadas ni forzadas ahora por el Gobierno, con el preciso objeto de evadir la de los Es-
tados Unidos, o recuperar a viva fuerza el territorio de Texas que nos tienen usurpado. Esas
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
consideraciones están apoyadas en las reglas mismas que los más graves políticos, antiguos
y modernos, nos han dejado consignadas en sus luminosos escritos. Ellos los trabajaron en
medio de la serenidad y de la calma, libres de afectos y resentimientos personales, y llenos
de saber y experiencia. Sus doctrinas y máximas deben, por tanto, ser para nosotros unas
lecciones saludables que debemos respetar y aprovechar, ahora que por desgracia se nos
presenta el caso práctico e indispensable de decidirnos por la paz o por la guerra.
Ni la premura del tiempo, ni la naturaleza de este escrito, ni la conocida ilustración de
Vuestra Excelencia y de esa respetable Corporación, pueden permitirme que me detenga
ahora en el acopio y aplicación de todas esas doctrinas y reglas, vertidas y sostenidas por los
mejores publicistas21 de todos los tiempos y naciones. Me bastará hacer notar a Vuestra Exce-
lencia y a esa Honorable Asamblea que, desde Grocio22 hasta el último publicista de nuestros
días que han tratado de esta materia, no hay alguno que haya dejado de inculcar a los sobe-
ranos y directores de las sociedades, el empeño que deben tomar para evitar una guerra, que
no sea, además de justa, absolutamente forzosa e indispensable; sentando siempre, que es
preferible una paz costosa, a una guerra desigual y peligrosa, porque los sacrificios de la paz
fácilmente se compensan con ventajas innumerables, al paso que los males y desastres de la
guerra, tarde o temprano, causan la ruina total de las naciones más opulentas y poderosas.
De entre los muchos publicistas que pudieran citarse en este punto, sólo contraerá su
atención el Ministro que suscribe23, a dos, cuyas doctrinas son muy claras, muy lacónicas,
y por eso merecen preferirse en este lugar.
20
Efectivamente, la región de Soconusco en Chiapas se incorporó a México en septiembre de 1842.
21
Editorialistas o pensadores, forjadores de opinión.
22
Hugo Grocio, Hugo de Groot (1583–1645), jurisconsulto, político e historiador holandés. Uno de los funda-
dores del derecho internacional en Del derecho de la guerra y la paz .
23
El ministro Peña y Peña.
183
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
24
José Mathías Gerard de Rayneval o Reyneval (1736–1812), diplomático y tratadista francés. Además de la obra
citada escribió unas Reflexiones sobre la situación de América, en 1776.
25
Se refiere a la campaña de Texas de 1836, en la que después de tomar El Álamo, las tropas mexicanas, enca-
bezadas por Antonio López de Santa Anna, fueron derrotadas junto al río San Jacinto, el 21 de abril. El signi-
ficado de esa batalla fue que la intervención del ejército estadounidense en el conflicto de Texas, que parecía
inminente, resultara innecesaria. Como resultado de la derrota, el militar y político jalapeño firmó los Tratados
de Velasco, en los que retiraba su ejército al sur del río Bravo y ofrecía influir en el gobierno de México para
que se reconociera la independencia de Texas. Tales acuerdos fueron desconocidos por el Congreso Nacional.
184
Manual de comentario de textos históricos
colonos de aquel rebelde Departamento; hoy tenemos que luchar abiertamente con el
poder entero de los Estados Unidos, cuyos esfuerzos en esta lucha crecerán a proporción
del interés que es preciso tengan en sostenerla. ¿Y cuál es la diferencia que hay entre el
poder de esa República y la nuestra? Enormísima. Y ¿será posible que, cuando la Francia,
la Inglaterra misma han respetado, y aun temido a su vez el poder de la primera, nosotros
no nos detengamos en medir nuestras propias fuerzas con las suyas? ¿Lo será que cuan-
do la Gran Bretaña ofendida y aun insultada por los Estados Unidos, haya preferido el
medio pacífico de las negociaciones, al de la declaración de una guerra, prescindiendo
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
de agravios y querellas de pundonor y delicadeza, y consultando únicamente a su conve-
niencia positiva, nosotros adoptemos una conducta absolutamente contraria?26
¿Y cuántos y cuáles serían los sacrificios que tendría que hacer la República Mexicana,
para emprender y sostener decentemente una guerra formal con la de los Estados Uni-
dos del Norte? Innumerables, ciertamente, y todos ruinosísimos e insoportables, bajo
todos aspectos, en el estado deplorable en que nos hallamos. Aquí no puede menos que
repetir el Ministro de Relaciones, lo que poco antes dejó sentado acerca de la importan-
cia y calidad de los recursos con que debe contarse para una empresa de tal tamaño. Los
sacrificios deben ser prontos e inmediatos, porque la guerra, una vez principiada, no da
lugar a demoras, ni permite entretenimientos al antojo y libre voluntad de una de las
partes beligerantes. Deben ser reales y efectivos, porque los soldados no se alimentan
ni se pagan con promesas, ni la guerra en ninguno de sus ramos se sostiene con puras
esperanzas. Deben también ser bastantes y cuantiosos, porque no siéndolo, el éxito de la
guerra, como el de cualquier otra negociación, no puede corresponder a los fines, con
que se emprende, y en vez de lograrse frutos provechosos, sólo se resienten pérdidas y
desgracias inútiles y dañosas. Debe, por último, contarse para la guerra con recursos se-
guros y permanentes, porque la guerra es un consumo o erogación constante, y sucesiva
de hombres, de armas y de dinero, y exige por lo mismo, su reemplazo, también constan-
te y sucesivo de estos tres artículos esenciales. Así que, los Departamentos, cuya reunión
26
Efectivamente, tras la Guerra de 1812 –que duró tres años– y a la que se considera la “Segunda Guerra de
Independencia”, con sus costos enormes, Estados Unidos y Gran Bretaña pensaron mucho en volver a enfren-
tarse una vez más.
185
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Resulta de todo, que si los Departamentos no pueden hacer sino esfuerzos ruinosos
que destruirían a todos ellos, por el empeño de recuperar a Texas; si no es justo ni debi-
do exponer la existencia de toda la nación a la ventura y a la suerte, ni seguir el impulso
de una falsa dignidad o de una ciega desesperación; y si, en fin, es preciso sujetarse a la
necesidad, consultar a la prudencia, y procurar sobre todo la salud de la patria, se hallan
en el deber, como asienta Reyneval, de abrazar el partido de la paz; mucho más cuando
los pasos conducentes a prepararla, han sido tan decorosos para México, como que no
es éste, sino los Estados Unidos los que han sido los primeros en provocarla por medio
de su Cónsul, que a nombre de aquel Gobierno se ha presentado al Ministro Mexicano
que suscribe, con el preciso objeto de abrir las negociaciones oportunas. La deferencia
de México en tales circunstancias, será siempre reputada, según dice también Reyneval,
como un rasgo de magnanimidad, y nunca como un acto de flaqueza.
Vista ya y aplicada a nuestro caso la doctrina del tan célebre publicista Reyneval, permi-
tirá Vuestra Excelencia al Ministro de Relaciones, que le recomiende muy especialmente
lo que otros escritores han sentado, con grande juicio y solidez, acerca de esta misma
materia. Tales son los muy sabios y eruditos españoles que trabajaron y dieron a luz, en el
año de 1820, un periódico titulado El Censor27, que ha llegado a formar una obra comple-
ta en la cual aparecen diversas piezas muy recomendables, políticas y literarias, y en que
discuten muchos y muy exquisitos puntos de Derecho Público e Internacional, dirigidos
27
Este semanario español defendió una postura moderada, enfrentando por un lado al conservadurismo de El
Universal y oponiéndose por el otro a la proliferación de las Juntas Patrióticas o clubes políticos que cuestiona-
ban continuamente la labor de las Cortes.
186
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
do 5 de agosto del citado año de 1820 contrajeron su crítica al punto siguiente:
187
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Se dirá, tal vez, que en este caso, las Cortes le autorizarán para
que ceda lo que pide el enemigo. Pero, en primer lugar, el Rey
no necesita de la intervención ni el consentimiento de las Cortes
para hacer o ratificar la paz, y las Cortes usurparían la prerrogativa
real, si antes de hecha y ratificada interviniesen en ella. En segun-
do lugar, aun cuando el Rey les pidiese su anuencia para ceder
territorios, ellas no podrían autorizarle para que lo hiciese, por-
que ni las Cortes ni nadie pueden dispensar de un solemnísimo
juramento ante Dios sobre los Santos Evangelios. Siendo evidente,
además, que la conservación del territorio no depende de lo que
está escrito en un papel, sino de las bayonetas: ¿de qué servirá que
en nuestra Constitución se diga que no se cederá, permutará, ni
enajenará parte alguna del territorio, si un día nos obliga a ello la
dura necesidad? Fuera de esto, ¿no puede llegar el caso en que sea
30
Justo ésa había sido la situación entre España e Inglaterra en 1763 con motivo de la captura de La Habana y
que en el Tratado de Paz se intercambió por la Florida, como se dijo en la introducción.
188
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la nación el inestimable beneficio de darla por límites en Europa
los mares y el Pirineo.
31
Pidiesen.
32
Aquí aparece la razón de ser de este editorial del periódico hispano en 1820: en las Cortes de Madrid estaba
por discutirse la ratificación del Tratado Adams–Onís, con el cual España cedía la Florida a la Unión Americana
a cambio de 5 millones de dólares. Por otra parte, resulta significativa la mención de Texas en tales debates,
pues cinco lustros más tarde representaba un espaldarazo al gobierno de Herrera –con argumentos similares–
en su intención por reconocer la pérdida de ese enorme territorio.
189
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
190
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
haya guerras en el mundo, y por desgracia las habrá todavía
luengos siglos, siempre el vencedor ha de quitar al vencido, éste,
mal que le pese, habrá de consentir en perderlo. ¿A qué, pues,
proclamar principios teóricos, a que es preciso faltar continua-
mente en la práctica? ¿A qué prohibir por la ley lo que no puede
menos que hacerse? ¿A qué establecer vanos derechos que infali-
blemente han de ceder al irresistible del más fuerte?
33
Efectivamente, en 1820 radicales y moderados en España debatían la viabilidad del código liberal proclamado
en 1812, cuya aplicación implicaba miles de aristas a cual más complicada.
191
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Esta es la doctrina de tan célebres escritores, y ella misma nos está presentando algunas
verdades tan apoyadas en la razón, como confirmadas por la experiencia de todas las
naciones. Los mexicanos debemos tenerlas a la vista, para decidirnos en la cuestión que
actualmente nos ocupa sobre el Departamento de Texas.
192
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la vida es la primera, la más preferente y sagrada de todas las propiedades.
En explicación de verdades tan importantes debe agregar el Ministro que suscribe, que el
principio de que las supremas autoridades de las naciones tienen un derecho incuestionable
para disponer a ocupar las propiedades particulares de sus súbditos, cuando así lo exige la
necesidad o la utilidad común de las mismas, está reconocido por todas las legislaciones del
mundo civilizado; que está sentado por todos los publicistas desde los más antiguos hasta
los más modernos; y lo que es más, que se halla sancionado terminantemente por las leyes
fundamentales que en diversas épocas han regido a nuestra República.
El marco legal mexicano
34
Se refiere a la Constitución de 1824; Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México 1808–1983, México,
Porrúa, 1983, p. 184. Paradójicamente, ese código también establecía una restricción tajante en la Sección
Séptima, “Reglas generales a que se sujetará en todos los Estados y territorios de la federación la administración
de justicia”; el artículo 147 estipulaba: “Queda para siempre prohibida la pena de confiscación de bienes”.
193
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Verdad es que por las mismas Bases Orgánicas (Artículo 89,4) se prohíbe al Presiden-
te de la República enajenar, ceder, permutar o hipotecar parte alguna de la República;
pero es evidente en las propias Bases Orgánicas, que esta prohibición está hecha sólo al
Presidente de la República, y por eso forma la cuarta de las restricciones de sus faculta-
des; y no al Congreso que es la Representación Nacional, y quien, por serlo, puede hacer
lo que la misma nación hiciera, si pudiese toda reunirse para deliberar sobre sus propie-
dades e intereses; y por eso aquella prohibición no está comprendida entre las cuatro
restricciones respectivas al Congreso, y que fija el Artículo 6735.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
La razón de la diferencia es bien obvia y manifiesta, como que se deriva de los principios más
triviales de nuestro Derecho Público Constitucional. El Presidente es el que ejerce el Poder
Ejecutivo de la Nación, es el supremo administrador de sus intereses; pero ningún adminis-
trador, sólo por este título, tiene autoridad para enajenar los bienes que administra, a no ser
que su dueño le haya concedido esa facultad; en cuyo caso no lo hará como administrador,
sino como apoderado o representante del mismo dueño, de los bienes. El Congreso General
obtiene la representación nacional, es decir, es el apoderado o representante legítimo de
toda la nación, para deliberar y obrar plenamente en todo cuanto a ella toca y pertenece, sin
más excepciones que las expresamente consignadas en la ley fundamental de su institución.
De aquí es que el Presidente no tiene autoridad para enajenar parte alguna del terri-
torio mexicano, como ciertamente lo tiene la Representación Nacional36; y esto es tanto
más evidente, cuanto que la primera de sus facultades se dirige a dictar las leyes a que debe
35
Las restricciones aludidas aquí se referían a la imposibilidad del legislativo de suspender la prohibición de
introducción de textiles sin contar con el visto bueno de dos terceras partes de las asambleas departamentales;
proscribir a un ciudadano; dar efecto retroactivo a alguna ley, y suspender las garantías individuales por moti-
vos no contemplados en el artículo 198 de las propias Bases; vid. Bases Orgánicas de la República Mexicana…, en
Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México…, op. cit. p. 415.
36
Efectivamente, de acuerdo con el artículo 89, sección IV, de las Bases Orgánicas el ejecutivo no podría “enaje-
nar, ceder, permutar o hipotecar parte alguna del territorio de la República”. Sin embargo, como se reconocerá
más adelante, cualquier tratado diplomático que firmara el presidente –incluida una cesión territorial– debería
contar con la aprobación del Congreso, (artículo 66, sección ix); Bases Orgánicas… op. cit., en Tena Ramírez,
Leyes fundamentales de México…, op. cit., pp. 420 y 415, respectivamente.
Más bien a lo que aspiraba José Joaquín de Herrera con esta Circular era obtener un consenso de los gobiernos
departamentales con el cual –aunque lo niegue– presionar al Congreso, próximo a sesionar entonces, para que
autorizara una solución diplomática del conflicto.
194
Manual de comentario de textos históricos
arreglarse la Administración Pública en todos y cada uno de sus ramos, como se ve sentado
en el Artículo 66 de las propias Bases Orgánicas o como estaba redactado en el Artículo 49
de la Constitución Federal, con estas palabras: “Las leyes y decretos que emanen del Con-
greso General tendrán por objeto: 1° Sostener la Independencia Nacional y proveer a la
conservación y seguridad de la Nación en sus relaciones exteriores. 2° Conservar la unión
federal de los Estados, y la paz y el orden público en lo interior de la Federación”.
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Conclusión
De todo lo expuesto resultan estas dos verdades importantes: 1° Tanto en los cuerpos físi-
cos como en los políticos, hay cierto género de males que no pueden curarse sino a virtud
del remedio sensible y doloroso de perder alguno de sus miembros, para salvar la vida y la
existencia de todo el cuerpo; porque la buena razón, la sana moral, y aun solo el instinto
común, exigen y demandan que no se exponga a perecer el todo por la parte. 2° Tanto en
los cuerpos físicos como en los sociales, los directores o encargados de su salud y felicidad,
deben estar al alcance de sus dolencias y necesidades respectivas, y facultados para aplicar
oportunamente el remedio que hubiesen menester para su bien y conservación.
El Ministro de Relaciones debe de paso hacer notar a Vuestra Excelencia en este lu-
gar, que aunque por las Bases Orgánicas está autorizado Su Excelencia el Presidente para
dirigir las negociaciones diplomáticas, y celebrar tratados de paz, amistad, alianza, tregua,
neutralidad armada, y demás convenios con las naciones extranjeras, jamás excederá sus
facultades, ni contraerá compromiso alguno que quite o coarte la libre deliberación del
Congreso General; porque está muy distante de desconocer, ni dejará de tener presente,
que ningún acto del Gobierno, en materia de tratados con potencias extranjeras, podrá te-
nerse por consumado, ni será capaz de producir efecto alguno obligatorio, sin que preceda
la aprobación expresa, única que concluye definitivamente esta clase de negocios.
Sin embargo, por la parte iniciativa que en ellos tiene el Supremo Poder Ejecutivo,
Su Excelencia el Presidente desea con ansia explorar la opinión muy respetable, y la
voluntad explícita, franca y eficaz de todos los Gobiernos y Asambleas Departamentales
de la Nación. La opinión que Su Excelencia el Presidente desea examinar, no es la de
nuestra justicia en la lucha pendiente con los Estados Unidos, porque está tan penetrado
de ella, que más no puede ser. Tampoco desea saber la voluntad opinión simple y sencilla
de los Departamentos, porque está bien persuadido de que no hay mexicano que no
195
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
quiera recuperar el territorio nacional que se nos tiene usurpado, y destruir y aniquilar a
los usurpadores. Lo que desea es saber cuáles y cuántos sean los recursos, medios y arbi-
trios con que pueda hacerse efectiva y eficaz esa misma voluntad; porque ésta sin aquellos
sería estéril y vana enteramente.
El Excelentísimo señor Presidente, al proponer a todos los Departamentos la cues-
tión de paz o de guerra, no pretende que se decidan por un extremo determinado37; y si el Minis-
tro que suscribe se ha detenido en presentar los inconvenientes y dificultades de la gue-
rra, es porque conoce bien que de parte de ésta se hallan la justicia evidente de nuestra
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
37
Sin duda eran muchos los temores que Herrera enfrentaba de ser acusado de traidor por tratar de evitar la
guerra, como en efecto sucedió, lo cual culminó en su derrocamiento. Su postura pacifista representaba un
viraje sustancial frente a las actitudes que los gobiernos de México habían sostenido hasta entonces: la anexión
de Texas significaría la guerra; por ejemplo, vid. Juan N. Almonte a Ashbel P. Upshur, Washington, 3 de no-
viembre, 1843, en Carlos Bosch García, iii. El endeudamiento de México, en Documentos de la relación de México con
los Estados Unidos, 5 vols., México, unam, 1984, vol. iii, p. 626.
196
Manual de comentario de textos históricos
[La perspectiva estadounidense]38
Departamento de Estado,
Washington, 10 de noviembre, 1845.
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Al señor John Slidell,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México
[Instrucciones del Secretario de Estado James Buchanan para tratar con México el arreglo
de las diferencias entre ambos países.]
Señor,
Con la presente trasmito a usted copias de un despacho dirigido por mí con fecha 17 de
septiembre de 1845 al señor John Black, cónsul de los Estados Unidos en la ciudad de
México; de una nota escrita por dicho cónsul al ministro mexicano de Relaciones Exte-
riores fechada el 13 de octubre de 1845, y de la contestación de ese ministro con fecha
15 de octubre de 184540.
38
Más allá de paradojas o incertidumbres sobre la intención de este escrito, aquí aparecen la verdadera urgen-
cia que enfrentaba Herrera y la petición de ayuda a los gobiernos departamentales. Como se dieron las cosas
esta petición no obtuvo respuesta, pues cuatro días después, el 15 de diciembre de 1845, Mariano Paredes y
Arrillaga lanzó el plan de San Luis y en dos semanas derrocó al presidente moderado, acusándolo de estar dis-
puesto a vender parte del territorio nacional, evitando con ello “una guerra necesaria y gloriosa”.
39
Como se dijo al inicio, este texto se incluye en la antología que Cabrera añadió al Diario del presidente Polk…,
vol. II, op. cit., pp. 55–69. Aquí mantuvimos los subtítulos que agregó el editor y sólo añadimos éste. En general
hemos seguido la traducción de Cabrera, salvo algunos términos como norteamericano por americano; tam-
bién hemos conservado las cursivas del editor y sólo cuando nos corresponden lo hemos señalado; las llamadas
a pie de página con un asterisco también son de Cabrera.
197
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Objeto de la misión
En la presente crisis de las relaciones entre los dos países, el cargo para el que usted ha
sido escogido es de vasta importancia. Los principales propósitos de su misión serán con-
trarrestar la influencia ejercida por las potencias extranjeras contra los Estados Unidos
en México y restaurar las antiguas relaciones de paz y buena voluntad que anteriormente
habían existido entre los gobiernos y los ciudadanos de las Repúblicas hermanas. La
desastrosa condición de los asuntos internos de México y la mala inteligencia que existe
entre su gobierno y los ministros de Francia e Inglaterra, parecen hacer propicio el actual
momento para la realización de esos propósitos41. El presidente espera que podrá usted
conseguir mucho en sus tratos con las autoridades y con el pueblo mexicano, dado su
perfecto conocimiento del idioma del país, su bien reconocida firmeza y habilidad, y su
inclinación y talento para las cuestiones sociales. La decidida actitud que desde un prin-
cipio tomaron y mantuvieron el pueblo de los Estados Unidos y su gobierno en favor de
la independencia de las Repúblicas Hispanoamericanas en este continente, les ganaron
su gratitud y buena voluntad. De entonces a acá, acontecimientos desafortunados nos
han enajenado las simpatías del pueblo mexicano. Dichas Repúblicas deberían sentirse
40
Cabrera, Diario del presidente Polk…, op. cit. vol. II, pp. 49–50 y 51–52.
41
Como se verá después, el carácter que el gobierno de Polk le dio a su enviado como Ministro Plenipoten-
ciario representó un problema, pues las autoridades mexicanas estaban dispuestas a recibir a un Comisionado
Extraordinario para resolver la controversia de la anexión de Texas y no a un Ministro Plenipotenciario que
implicara la reanudación de las relaciones diplomáticas. Según David Pletcher, Polk actuó conscientemente al
enviar a Slidell como Ministro Plenipotenciario, provocando con ello una reacción negativa de la parte mexi-
cana; ésa fue parte de su táctica de fuerza, misma que lo llevó a la guerra. David M. Pletcher, La diplomacia de
la anexión…, op. cit. p. 510.
198
Manual de comentario de textos históricos
seguras que su prosperidad es la nuestra y que no podemos tener más firme deseo que el
de verlas elevarse bajo un gobierno republicano libre y estable a un alto rango entre las
naciones de la tierra.
Celos de Europa
Las naciones del continente americano tienen intereses que les son peculiares42. Sus for-
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
mas libres de gobierno son totalmente distintas de las instituciones monárquicas de Euro-
pa. Los intereses y la independencia de esas naciones hermanas exigen que se establezca
y mantenga un sistema americano de política para su propia protección y seguridad, en-
teramente distinto del que por tanto tiempo ha prevalecido en Europa. Tolerar cualquier
injerencia de parte de los soberanos europeos en las controversias de América; permitir
que apliquen el gastado dogma del equilibrio de poder a los Estados libres de este conti-
nente, y sobre todo consentir en que establezcan nuevas colonias suyas entremezcladas con
nuestras repúblicas libres, sería hacer hasta cierto punto el sacrificio voluntario de nuestra
independencia43. Estas verdades deberían grabarse en el espíritu público en todas partes y
a través de todo el continente americano. Por consiguiente, si en el curso de las negocia-
ciones de usted con México, ese gobierno le propusiere la mediación o garantía de alguna
potencia europea, deberá usted rechazar esa proposición sin vacilar. Los Estados Unidos
jamás podrán proporcionar con su conducta el más ligero pretexto para ninguna injeren-
cia de esas potencias en los asuntos americanos. Separados como estamos del viejo mundo,
y alejados todavía más de él por la naturaleza de nuestras instituciones políticas, la marcha
42
El ministro francés Alleyè d’ Cyprey había protagonizado un zafarrancho en el Baño de las Delicias, en la Ciu–
dad de México, en junio de ese año de 1845, el cual culminó en el rompimiento de las relaciones diplomáticas.
En cuanto al ministro Pakenham, en 1843 enfrentó una crisis con el gobierno mexicano al desplegar éste en
una ceremonia una bandera inglesa con las de otras entidades que México había combatido. Aunque ello causó
resquemor y una protesta airada del ministro Richard Pakenham, dos años después, sin embargo, ese incidente
había quedado atrás y no está claro a qué se refería aquí Buchanan; vid. Antonio de la Peña y Reyes, El Barón
Alleye de Cyprey y el Baño de las Delicias, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1926; Peña y Reyes, Incidente
diplomático con Inglaterra en 1843, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1923.
43
Como se verá, el párrafo está profundamente impregnado de la Doctrina Monroe; ésta fue una de las prime–
ras veces que un gobierno estadounidense la utilizó para resolver una crisis diplomática frente a otra nación
del continente.
199
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
del gobierno libre en este continente no debe verse estorbada por las intrigas e intereses
egoístas de las potencias europeas. En este punto debe dejarse que la libertad produzca sus
naturales resultados, y éstos, antes de mucho tiempo, asombrarán al mundo.
Ni siquiera es de interés para esas potencias implantar colonias en este continente. Ningún
establecimiento de esta naturaleza puede durar mucho tiempo. La energía expansiva de
las instituciones libres pronto se extendería sobre ellas. Los colonos mismos romperían sus
ligas con su madre patria para convertirse en Estados libres e independientes. Cualquier
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
nación europea que implantara una nueva colonia en este continente, estaría por ese mis-
mo hecho sembrando la semilla de perturbaciones y de guerras, cuyos perjuicios, aún para
sus propios intereses, excederían considerablemente a las ventajas que pudiera esperar de
semejantes establecimientos.
Reclamaciones
44
El equilibrio del poder era una visión geopolítica enarbolada especialmente por el Primer Ministro francés,
François Guizot, destacado historiador. Por otra parte, este rechazo estadounidense a cualquier intervención
europea representaba un repudio parcial cuando menos a la Convención diplomática rmada por México y Es-
tados Unidos en 1843, la cual designaba a un dignatario europeo como posible intermediario para resolver los
diferendos sobre las reclamaciones diplomáticas de ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano.
De hecho, más adelante en este documento se le alude sólo como “el árbitro”, sin identi carlo; al respecto vid.
“Protocolo No. 4”, México, 25 de octubre, 1843, en Carlos Bosch García, iii. El endeudamiento de México..., op.
cit. vol. iii, pp. 620–621.
200
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
tos a este gobierno y al pueblo por el último ministro extraordi-
nario mexicano45, justificarán a los ojos de todas las naciones, la guerra
inmediata46.
45
Ésta es una exageración. Estados Unidos utilizó entonces las reclamaciones de sus ciudadanos en diferentes
países para obtener compensaciones económicas diversas; evidentemente, dada la situación geopolítica de
México, éstas cobraron una dimensión distinta. Un par de ejemplos son: con Francia, “Convention Regarding
Claims and Regarding Duties on Wines and Cottons, signed at Paris, July 4, 1831”, y con el Reino de las Dos
Sici– lias, “Convention to Terminate the Reclamations of the Government of the United States for the Depre-
dations In icted Upon American Commerce by [Joachim] Murat during the years 1809, 1810, 1811, and 1812,
signed at Naples October 14, 1832”; ambos en Hunter Miller, Editor, Treaties and Other International Acts of the
United States of America, 7 vols., Washington, United States Government Printing Of ce, 1933, vol. III, pp. 641–
651 y pp. 711–721, respectivamente. Como demostró Clayton Charles Kohl en su momento, las reclamaciones
estadouni– denses sirvieron de pretexto a Polk para enardecer al público y a los miembros del Congreso a n
de declararle la guerra a México; vid. Charles Kolh, Claims as a Cause of the Mexican War, Nueva York, New York
University, 1914. Por otra parte, Glenn W. Price plantea que justo cuando el gobierno de Polk usaba esas recla-
maciones de $ 5 millones como una justi cación para la guerra, Estados Unidos adeudaba más de $200 millones
a diversas naciones europeas y ninguna rompió las hostilidades por ello; Glenn W. Price, Los orígenes de la guerra
con México. La intriga Polk–Stockton, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Popular, 124), 1974, p.
47. El tono beligerante que se utiliza aquí por la falta de pago de reclamaciones es similar al que utilizó Francia
durante la llamada “Guerra de los Pasteles”; vid. Faustino Aquino Sánchez, Intervención francesa, 1838–1839. La
diplomacia mexicana y el imperialismo del librecambio, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997.
En realidad la desproporción de esta parte del texto de Buchanan–Polk representa un recurso retórico que
pretende allanar el camino a sus planteamientos subsecuentes.
46
Manuel Eduardo Gorostiza, quien, efectivamente, con motivo del cruce no autorizado de la frontera de Texas
por parte de tropas estadounidenses debido a la rebelión de los colonos, protestó airadamente; vid. Antonio de
la Peña y Reyes, editor, Don Manuel Eduardo de Gorostiza y la cuestión de Texas, México, Secretaría de Relaciones
Exteriores, 1923.
201
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Sin embargo, no quiso acudir a este último extremo sin dar a México una oportunidad
más de reparación por lo pasado antes de hacernos justicia por nuestras propias manos.
Por consiguiente recomendaba “que se expidiera un decreto autorizando represalias y el
uso por el ejecutivo de la fuerza naval de los Estados Unidos contra México, para hacerlas
efectivas, en el caso de que el gobierno mexicano se rehusara a llegar a un arreglo amis-
toso de los asuntos controvertidos entre nosotros cuando otra petición de esa naturaleza
se hiciera desde uno de nuestros barcos de guerra frente a las costas de México”.
Este mensaje fue turnado a la comisión de relaciones exteriores, el cual, en 19 de
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
La resolución con que terminaba este dictamen fue adoptada por el senado por unani-
midad de votos el 17 de febrero.
El dictamen de la comisión de Relaciones Exteriores, rendido ante la cámara de re-
presentantes el 24 de febrero de 1837, revela el mismo espíritu que el del senado.
De acuerdo con la sugerencia de la comisión de relaciones exteriores del senado, se
envió un mensajero a México para formular una demanda final de reparación, con los do-
202
Manual de comentario de textos históricos
cumentos requeridos por el artículo 34 del Tratado. Esta demanda fue hecha el 20 de julio
de 1838. La contestación que se dio a ella estuvo llena de hermosas promesas una y otra vez.
Finalmente, el 11 de abril de 1839 se celebró un convenio “para el ajuste de las re-
clamaciones de los ciudadanos de los Estados Unidos de América contra el gobierno de
la República Mexicana”.
La junta de comisionados que debía resultar de esta convención no se integró [sino]
hasta el 15 de agosto de 1840, y conforme a sus términos, estaban obligados a terminar
sus trabajos dentro de dieciocho meses a partir de esa fecha. Cuatro de esos dieciocho
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
meses se gastaron en discusiones preliminares con motivo de las objeciones suscitadas
por los comisionados mexicanos; y en cierto momento se estuvo en peligro de que la
junta se disolviera sin oir o decidir un solo caso. No fue sino hasta el 24 de diciembre de
1840 cuando [los comisionados] comenzaron el examen de las reclamaciones de nues-
tros ciudadanos, quedando catorce meses únicamente para examinar y decidir todos
estos numerosos y complicados casos.
$ 2,026, 139.68
Encontrando difícil el gobierno mexicano pagar la suma fallada, ya fuese en dinero, o por
medio de una emisión de pagarés de la Tesorería, de acuerdo con los términos de la con-
vención, en 30 de enero de 1843 se celebró otra nueva convención entre los dos gobiernos
con el fin de relevar a México de este embarazo. Conforme a sus términos, los intereses ven-
cidos sobre la suma fallada deberían pagarse el 30 de abril de 1843, y el principal, con los
intereses acumulados, se acordó pagarlo en cinco años en abonos iguales cada tres meses.
47
En este caso la argucia retórica de Jackson contra México obedecía a su intención de reconocer a la República
de Texas, la cual fue planteada al Congreso justo en los últimos días de su gestión presidencial.
48
Aquí está la mención al árbitro, que consistía en un dignatario europeo.
203
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Conforme a este nuevo arreglo hecho en favor de México, los reclamantes sólo han
recibido hasta ahora los intereses hasta el 30 de abril de 1843 y tres de los veinte abonos
pactados.
Pero esto no es todo. Cuando la Comisión terminó sus labores quedaban pendientes
todavía, para resolución del árbitro, varias reclamaciones con valor de $ 928, 627.88 que
habían sido examinadas y resueltas por los comisionados norteamericanos. El árbitro se
rehusó a resolverlas, alegando que sus facultades habían terminado, lo cual era una rara
interpretación del Tratado, pues si hubiera resuelto que sus obligaciones no comenzaban
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
hasta que se hubiesen concluido las de los comisionados, esto habría constituido una
interpretación más natural.
Con objeto de obviar esta injusticia, y de proceder a la decisión de las otras reclama-
ciones de los ciudadanos estadounidenses, que ascendían a $ 3,336, 837.05, las cuales
habían sido presentadas demasiado tarde para que pudieran ser estudiadas por la Junta,
se firmó en México una tercera convención el 20 de noviembre de 1843 por el señor
Waddy Thompson, por parte de los Estados Unidos, y los señores [José María] Bocanegra
e [Ignacio[ Trigueros, por parte de México. El 30 de enero de 1844 esta convención fue
ratificada por el senado de los Estados Unidos con dos enmiendas: una que cambiaba el
lugar de las reuniones de los comisionados, de México a Washington; y la otra que supri-
mía el artículo 16, el cual disponía que las reclamaciones de naturaleza pecuniaria que los dos
gobiernos pudieran tener uno contra el otro, deberían someterse a los comisionados, con ape-
lación a un árbitro, en caso de que la mayoría de ellos no pudieran ponerse de acuerdo.
Estas enmiendas eran manifiestamente razonables y necesarias, pues el obligar a los re-
clamantes que eran todos ciudadanos de los Estados Unidos a ir a México con sus documen-
tos y testimonios, habría frustrado considerablemente el objeto de la comisión. Además, la
nueva comisión no era de hecho más que una continuación de la antigua, y sus deberes
consistían sencillamente en terminar en la ciudad de Washington los negocios que habían
quedado sin concluir.
Era algo novedoso en la historia de las naciones soberanas someter sus reclamaciones mutuas
al arbitraje de una Junta compuesta por sus propios ciudadanos, con el derecho de apelación
ante un súbdito designado por un soberano extranjero. La dignidad de los Estados soberanos
204
Manual de comentario de textos históricos
proscribía semejante procedimiento. Además, nunca se había sugerido que cualquiera de los
dos gobiernos tuviese reclamaciones contra el otro, o que pudieran existir otras reclama-
ciones que no fuesen las de los ciudadanos estadounidenses contra México.*
Es difícil concebir por qué esta convención, que se apartaba de la del 11 de abril de
1839, debiera incluir esa disposición o por qué habría de tratarse de reclamaciones de
los ciudadanos de México contra los Estados Unidos, cuando nunca se había alegado que
existieran tales reclamaciones.
Al trasmitir estas enmiendas al gobierno de México éste interpuso las mismas evasi-
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
vas, dificultades y demoras que siempre habían caracterizado su política hacia los Estados
Unidos. Nunca ha resuelto aquél si querría o no querría acceder a ellas, aun cuando el
asunto fue sometido repetidas veces a la consideración de nuestros ministros.
El resultado de todo esto es que los agravios y ultrajes cometidos por las autoridades
de México contra ciudadanos norteamericanos, que en opinión del Presidente Jackson,
ya desde febrero de 1837 habrían justificado que se acudiera a la guerra o a represalias
para su reparación, quedaran sin embargo totalmente irresueltas, exceptuando solamen-
te la suma comparativamente pequeña recibida conforme a la Convención de 1839.
Será uno de los deberes de usted hacer sentir al gobierno mexicano, dentro de un
espíritu prudente y amistoso49, su gran injusticia hacia los Estados Unidos, así como la
paciente tolerancia que nosotros hemos tenido. Esta paciencia no es de esperarse que
dure mucho tiempo más, y esas reclamaciones deben arreglarse ahora de una manera
satisfactoria. Ya es demasiado tiempo el que ha trascurrido sin que el gobierno de los
Estados Unidos haya obtenido reparación para sus ciudadanos agraviados.
¿Pero de qué manera puede desempeñarse este encargo, dentro del espíritu amistoso de
la misión de usted? Es demasiado bien sabido en el mundo, que el gobierno mexicano no está
en condiciones de satisfacer estas reclamaciones pagándolas en dinero. A menos que el gobierno
*
Es incalificable el criterio unilateral del gobierno americano, que no admitía un árbitro extranjero para las
reclamaciones contra Estados Unidos, mientras que sí lo había admitido para las reclamaciones contra México.
49
El tipo de cambio entonces entre el peso y el dólar era de 1 a 1.
205
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
de los Estados Unidos se hiciera cargo de la deuda, las reclamaciones no podrían recibir
lo que justamente se les debe. Afortunadamente la resolución conjunta del congreso,
aprobada el 1° de marzo de 1845, “para anexar Texas a los Estados Unidos”, ofrece los
medios de satisfacer estas reclamaciones en forma que sea consistente con los intereses, y
al mismo tiempo con el honor de ambas Repúblicas. Ha quedado reservado a este gobier-
no el ajuste de “todas las cuestiones de límites que puedan surgir con otros gobiernos”.
Esta cuestión de los límites puede por consiguiente arreglarse entre las dos Repúblicas de
modo que el peso de la deuda a los reclamantes norteamericanos recaiga sobre su propio
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
206
Manual de comentario de textos históricos
“Los hechos y principios que justifican esta conclusión son tan satisfactorios para nuestro
gobierno, que nos convencen de que los Estados Unidos no tienen mejor derecho a la isla
de Nueva Órleans conforme a la cesión...[de Luisiana] del que tienen sobre el distrito cuyo
territorio se describe arriba”. El señor Jefferson era entonces el presidente, y señor Madison
el secretario de estado, y usted sabe bien cómo debe estimarse su autoridad.53 En la subse-
cuente negociación con el señor Ceballos, los señores Monroe y Pinckney terminantemente
reivindicaban el derecho de Estados Unidos hasta el río [Bravo] del Norte. Y hasta la termi-
nación del Tratado de Florida54 los Estados Unidos afirmaron su derecho a esa extensión no
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
solamente con palabras, sino con hechos. Habiendo sabido este gobierno en 1818 que un
cierto número de aventureros, principalmente franceses, habían desembarcado en Galves-
ton con el declarado propósito de establecer una colonia en sus alrededores, despachó al
señor George Graham con instrucciones para advertirles que desistieran de esa empresa. Lo
siguiente es parte de esas instrucciones fechadas el 2 de junio de 1818:
53
Pedro Ceballos (1759–1839), ministro de Estado de Carlos iv, contrario a los franceses y a la política de
acerca– miento de Godoy hacia ellos, con motivo de la invasión napoleónica de 1808 fomentó la insurrección
y escribió varias obras en defensa de los reyes de España.
54
Thomas Jefferson fue el tercer presidente de la Unión Americana y bajo su gestión se adquirió la Luisiana
de Napoleón Bonaparte en 1803, lo cual le representó un fuerte choque con el Congreso por actuar sin su
consentimiento al concluir esa transacción. James Madison, en efecto, fungía en el momento de emitirse el
acuerdo referido como encargado de la diplomacia estadounidense y después sucedió a Jefferson al frente de
la Casa Blanca.
207
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
En las negociaciones de usted con México debe considerarse como un hecho consumado
la independencia de Texas, y no debe ponerse en duda.
Texas realizó su independencia en la planicie de San Jacinto en abril de 1836, por
medio de una de las más decisivas y memorables victorias registradas en la historia55.
Convenció entonces al mundo por su valor y su conducta, de que merecía contarse en-
tre el número de las naciones independientes. Para usar el lenguaje del señor [Daniel]
Webster, secretario de estado, en un despacho a nuestro ministro en México fechado el
55
Conocido también como Adams–Onís en razón de quienes lo suscribieron: John Quincy Adams y Luis de
Onís. Por él España cedió las Floridas oriental y occidental a la Unión Americana y reconoció la reclamación
estadounidense de contar con una salida al océano Pací co, es decir la transcontinentalidad, en el paralelo 42°.
A cambio de ello el gobierno de Washington asumía el pago de reclamaciones pendientes de sus ciudadanos
contra la corona hispana hasta por cinco millones de dólares y supuestamente renunciaba “para siempre jamás”
a cualquier reclamación de territorio al oeste del río Sabina. Como se ve, tal pretensión no duró mucho; vid.
“Tratado de Transcontinentalidad”, en Ángela Moyano Pahissa y Jesús Velasco Márquez, Editores, EUA Docu–
mentos de su historia política, 8 vols., México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1988, vol. I,
pp. 380–381; Robert H. Ferrell y “The Transcontinental Treaty”, Foundations of American Diplomacy, 1775–1872,
Nueva York, Harper & Row, 1968, pp. 132–136. No fue poco mérito de Lucas Alamán, por cierto, lograr que los
términos de ese Tratado de Límites –entonces ya entre México y la Unión Americana– se rati caran en 1832.
208
Manual de comentario de textos históricos
8 de julio de 1842: “Desde la época de la batalla de San Jacinto, en abril de 1836 hasta el
momento actual, Texas ha dado las mismas señales externas de independencia nacional
que México mismo, y con bastante estabilidad en su gobierno. Prácticamente ha sido
libre e independiente, y reconocido como entidad política soberana por las principales
potencias del mundo; ninguna planta hostil se ha asentado dentro de su territorio duran-
te seis o siete años; y México mismo se ha abstenido durante todo ese periodo, de nuevos
intentos para restablecer su propia autoridad sobre ese territorio”56.
Finalmente, el 29 de marzo de 1845, México consintió en la forma más solemne, me-
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
diante la intervención de los gobiernos británico y francés, en reconocer la independencia
de Texas siempre que ésta se comprometiera a no anexarse o convertirse en vasallo de ningún otro país57.
Pudiera sostenerse, sin embargo, de parte de México, que la verdadera frontera occiden-
tal de Texas es el río Nueces y no el río [Grande] del Norte. No necesito proporcionar a usted
argumentos para refutar esa pretensión. Usted ha estado perfectamente familiarizado con
este punto desde sus principios, y sabe que la jurisdicción de Texas se ha extendido más allá
de ese río, y que los representantes de la comarca entre él (el Nueces) y [río Grande] del Nor-
te, han participado en las deliberaciones tanto de su congreso como de su Convención. Ade-
más, esta porción de territorio estaba incluida dentro de los límites de la antigua Luisiana.*
56
Una muestra más del tono retórico de este texto. Sin duda se trató de un combate súbito y decisivo, pero
considerarlo como uno de los triunfos militares “más memorables de la historia” resulta desproporcionado.
57
Daniel Webster (1782–1852), abogado que devino en un político destacado, representante de intereses empresa-
ria– les. En su momento defendió los derechos de los estados frente al gobierno de Andrew Jackson en su disputa
sobre el Banco Central; con los años cambió su postura. Sin embargo, abogó por los intereses particulares sobre los
del Estado y como tal fue cofundador del Partido Whig. En los meses en que expresaba ese juicio sobre el supuesto
des– interés mexicano por Texas, concretó con Inglaterra el Tratado Webster–Ashburton, que estableció los límites
entre Maine y Canadá, y supuestamente impidió el comercio de esclavos. También en ese año de 1842, una fuerza
mexica– na incursionó en Texas y llegó a San Antonio, lo cual, no tuvo mayores consecuencias en la disputa texa-
no–mexicana.
* Como argumento diplomático, los funcionarios norteamericanos siempre habían venido sosteniendo que
Texas había quedado incluido en la compra de la Luisiana. Desde el punto de vista histórico y cientí co, esta
a rmación no tiene ningún fundamento. El hecho de que España hubiera estado en posesión de la Luisiana
durante algún tiempo, no podía producir el resultado de que al devolvérsela a Francia se hubiera llevado
consigo la extensa provincia de Texas que había sido de España independientemente de las contingencias de
la Luisiana [Hasta aquí L. Cabrera]. Lo cierto es que el Tratado de la Luisiana no especi caba límites precisos
para la misma; en términos generales establecía que la provincia, “con todas sus posesiones aledañas”, sin decir
cuáles, pasaba a formar parte de Estados Unidos; “The cession of Louisiana”, 30 de abril, 1803, en Henry Steele
Commager, editor, Documents of American History, Nueva York, F.S. Crofts & Co., 1944, pp. 190–191.
209
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Nuevo México
El caso es diferente con respecto de Nuevo México. Su capital, Santa Fe, fue fundada por
los españoles hace más de dos siglos, y esta provincia siempre ha estado en poder de la
República de México. Los texanos nunca han conquistado o tomado posesión de ella,58 ni
su pueblo ha estado representado en ninguna de sus asambleas legislativas o convenciones.
El largo y estrecho valle de Nuevo México o Santa Fe, está situado a ambas riberas del
curso superior del río [Bravo] del Norte y está limitado a ambos lados por montañas. Está ale-
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
jado sin embargo muchos cientos de millas de las demás partes pobladas de México, y debido
a su distancia es difícil y costoso defender a sus habitantes contra las tribus de los feroces y
belicosos salvajes que merodean en la comarca circunvecina. Por esta causa ha sufrido las
consecuencias de esas incursiones, y México tiene que gastar más en defender una posesión
tan distante, de lo que pueda sacar posiblemente de provecho al continuar reteniéndola.59
Además, es muy de desearse que nuestra línea divisoria con México se trace ahora de
tal manera que excluya todas las dificultades futuras y disputas entre ambas Repúblicas.
Estando una gran porción de Nuevo México a este lado del río Grande y hallándose in-
cluida dentro de los límites que ya reclamó Texas, puede en lo sucesivo, si México conser-
va esa provincia, convertirse en un motivo de disputa y en una fuente de resentimientos
entre aquellos, que según espero, están destinados en los futuro a ser siempre amigos.
58
Efectivamente, el gobierno de José Joaquín de Herrera convenció al Congreso de reconocer a la República
de la Estrella Solitaria a cambio de la condición referida, con un claro objetivo franco–británico de contener el
expansionismo estadounidense. Tres meses después, sin embargo, el referéndum texano determinó su incor-
po– ración a la Unión Americana que llevó al impasse diplomático motivo de estas comunicaciones.
59
Esto no había sucedido, pero no por falta de ganas. En 1841 y 1843 sendos intentos se habían hecho para
conquistar esa provincia; vid. Inés Cerón García, "Expediciones texanas a Santa Fe de Nuevo México", tesis de
licenciatura en historia, Facultad de Filosofía y Letras, unam, 2006; Joseph M. Nance, Attack and Counter–attack.
The Texas–Mexican Frontier, 1842, Austin, University of Texas Press, 1964.
210
Manual de comentario de textos históricos
Por otra parte, si al ajustar las fronteras60 de la provincia de Nuevo México se incluyera
ésta dentro de los límites de Estados Unidos, esto alejaría el peligro de futuras colisiones.
México se desprendería de una provincia remota y separada, cuya posesión nunca podrá
serle ventajosa, y quedaría relevado de la molestia y gastos para defender a sus habitantes
contra los indios. Además, adquiriría por este medio una garantía contra los ataques de
los indios, en sus otras provincias al poniente del río [Bravo] del Norte, puesto que sería
desde luego obligación de los Estados Unidos contener a las tribus salvajes dentro de sus
fronteras e impedir que hicieran incursiones hostiles contra México61. Por estas consi-
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
deraciones, y otras que fácilmente ocurrirán a usted, parece igualmente de interés para
ambas potencias, que Nuevo México pertenezca a Estados Unidos62.
El presidente desea sin embargo tratar a México con liberalidad. Queda usted por consi-
guiente autorizado para ofrecerle que asumiremos el pago de todas las reclamaciones justas
de nuestros ciudadanos contra México, y pagaremos además cinco millones de dólares en
caso de que el gobierno mexicano esté conforme en establecer una línea divisoria entre los
dos países, desde la desembocadura del río Grande, siguiendo la corriente principal, hasta el
punto en donde toca la línea de Nuevo México, y de allí al oeste del río, a lo largo de la línea
exterior de esa provincia, de manera que se incluya toda ella dentro del territorio de Estados
Unidos, hasta que vuelva a cortar el río; de allí, siguiendo la corriente principal del mismo
hasta sus orígenes, y luego hacia el norte hasta cortar el paralelo 42 de latitud norte.
60
Estos argumentos peculiares y los que se expresan en los párrafos siguientes sobre los supuestos bene cios para
México al deshacerse de una provincia “complicada y con ictiva”, repiten lo que en su momento había sostenido
Andrew Jackson con respecto a Texas, particularmente en sus instrucciones al encargado de negocios en México, An-
thony Butler, ante la posible adquisición de Texas, al iniciar su gestión diplomática en 1829; vid. "Notes on Poinsett´s
instructions", Washington, 13 de agosto, 1829, en John Spencer Bassett, Correspondence of Andrew Jackson, 6 vols., Was-
hington, Carnegie Institution of Washington, 1931, vol. iv, pp. 58–61. A pesar de su título, este texto estaba pensado
para que Butler lo pusiera en práctica, pues Poinsett ya iba de salida. En todo caso, resulta clara la in uencia de “Old
Hickory” –el Viejo Nogal– de Tennessee (Jackson), en “Young Hickory”, como se le llamó a Polk.
61
Las cursivas son nuestras, sólo para destacar el eufemismo, (M.S.)
62
Precisamente esta obligación estadounidense se incorporó de manera textual en el artículo XI del Tratado de
Guadalupe Hidalgo y fue algo que Washington nunca cumplió, al grado que cinco años después, en el Tratado de la
Mesilla, logró eliminar tal compromiso; vid. “Tratado de Guadalupe Hidalgo” y “El Tratado de la Mesilla”, en Álvaro
Matute, México en el siglo XIX. Antología de fuentes e interpretaciones históricas, México, Universidad Nacio– nal Autónoma
de México, 1973, pp. 50–72. El artículo en cuestión está en la p. 458, y las pp. 473–77; igualmente, el artículo que
corresponde se ubica en la p. 474.
211
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Y aún sería preferible prolongar la línea desde el ángulo noroeste de Nuevo México
a lo largo de la cadena de montañas hasta cortar el paralelo 42.
Si las autoridades mexicanas se muestran renuentes a extender nuestra frontera más
allá del [río Bravo] del Norte, en ese caso queda usted autorizado para ofrecerles que
asumiremos el pago de todas las reclamaciones justas de los ciudadanos de Estados Unidos
contra México si ellos estuvieren conformes en que se establezca una línea divisoria conforme
al decreto del congreso de Texas aprobado el 19 de diciembre de 1836, a saber: comen-
zando en la desembocadura del río Grande, y de allí siguiendo la corriente principal
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
de ese río hasta sus fuentes, y luego hacia el Norte, hasta el paralelo 42 de latitud norte.
Difícilmente puede suponerse sin embargo, que México dejara de tomar cinco mi-
llones de dólares y prefiriera retener la angosta faja de territorio en el valle de Nuevo
México, al oeste del río Grande, colocando así bajo dos gobiernos distintos los pequeños
establecimientos estrechamente identificados unos con otros, que se hallan en ambas
márgenes de ese río. Además, todas las inconveniencias que resultaran de retener Nuevo
México y que he mencionado antes, se agravarían seriamente por el hecho de que Méxi-
co continuara reteniendo la pequeña porción que se encuentra el oeste del río.
California
Hay otro asunto de gran importancia para los Estados Unidos que requerirá la particular
atención de usted. Por informes que posee este Departamento, se teme seriamente que
tanto Gran Bretaña como Francia abriguen propósitos respecto a California. El punto de
vista del gobierno de Estados Unidos sobre este asunto lo encontrará usted expuesto en
mi despacho al señor Thomas O. Larkin, nuestro cónsul en Monterrey, de fecha 17 de
octubre de 1845, copia del cual le trasmito inclusa63. Por él verá usted que mientras este
gobierno no se propone intervenir entre México y California, se opondrá vigorosamente
para impedir que esta última llegara a ser una colonia británica o francesa. Tratará usted
63
Sin duda esta autocomplacencia estadounidense es la que corresponde a toda sociedad en proceso de ex–
pansión; así lo hacían ver los mexicas a sus vecinos con las “Guerras Floridas” que organizaban para obtener
cautivos a sacri car, y también lo hicieron los conquistadores españoles al considerar que lo mejor que les había
pasado a los aborígenes americanos era haber sido sometidos por la metrópoli hispana.
212
Manual de comentario de textos históricos
de cerciorarse de si México tiene alguna intención de cederla a una u otra de estas po-
tencias, y si existen tales designios, usará usted de todas sus energías para impedir seme-
jante acto, que si se consumara, estaría lleno de peligros para los mejores intereses de los
Estados Unidos. Sobre este asunto se comunicará usted libremente con el señor Larkin,
teniendo cuidado de que las cartas de usted no caigan en manos inconvenientes.
La posesión de la bahía y puerto de San Francisco, es muy importante para los Estados Unidos.
Las ventajas que para nosotros derivarían de su adquisición son tan palpables que sería
perder el tiempo en enumerarlas. Si todas estas se volvieran contra nuestro país por
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
virtud de la cesión de California a la Gran Bretaña, que es nuestro principal competidor
mercantil, las consecuencias serían de lo más desastrosas.
El gobierno de California depende ahora sólo nominalmente de México, y es más
que dudoso que éste pueda restablecer allí su autoridad. En estas circunstancias, desea
el presidente que emplee usted sus mejores esfuerzos para obtener la cesión de esa pro-
vincia de México a los Estados Unidos. Si usted pudiera realizar este propósito, prestaría
un inmenso servicio a su patria y se crearía una envidiable reputación. El dinero no sería de
importancia comparado con el valor de la adquisición64. Sin embargo, el intento debe hacerse
con prudencia y precaución, y en forma tal que no suscite las suspicacias del gobierno
mexicano. [¡¡!!] Si usted, después de sondear a las autoridades mexicanas sobre este
punto, descubre una probabilidad de éxito, el presidente no vacilaría en dar, además de
asumir las justas reclamaciones de nuestros ciudadanos contra México, veinticinco millones
de dólares por la cesión65. Si usted lo considera prudente, queda autorizado para ofrecer esta
suma por la línea divisoria que partiendo hacia el oeste de la extremidad sur de Nuevo
México o de cualquier otro punto del lindero occidental [de Nuevo México], llegara
hasta el océano Pacífico, de modo que abarcara dentro de nuestros límites a Monterrey
[puerto del Pacífico que lleva ese nombre, al sur de San Francisco]. Si Monterrey no
puede obtenerse, usted podía en caso necesario, además de asumir las reclamaciones,
ofrecer veinte millones de dólares por una frontera, que comenzando en cualquier pun-
to de la línea occidental de Nuevo México y siguiendo hacia el oeste hasta el Pacífico,
64
Ese documento también se incluye en la antología de Cabrera, Diario del Presidente Polk..., op. cit. vol. ii, pp.
17–21.
65
Estas cursivas son nuestras. (M.S)
213
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
incluyera la bahía y puerto de San Francisco. Mientras más extenso sea el territorio al sur de
esta bahía, será mejor. Por supuesto, cuando hablo de algún punto de la frontera occidental
de Nuevo México, se entiende que desde el río [Bravo] del Norte hasta ese punto, nuestra
frontera correría conforme al primer ofrecimiento que está usted autorizado a hacer.
Apenas necesito agregar que al autorizar el ofrecimiento de cinco millones de dólares,
de veinticinco o de veinte millones de dólares, éstas deben entenderse como sumas máxi-
mas. Si usted puede realizar alguno de los propósitos proyectados por una suma menor,
tanto más satisfactorio será esto para el presidente.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
Conclusión
Las miras y los deseos del presidente son ya conocidos de usted, y ultimadamente mucho
tiene que quedar a su propia discreción. Si usted puede realizar alguno de los propósitos
específicos que se le han trasmitido en estas instrucciones, queda autorizado para con-
cluir un tratado a ese efecto. Si no puede [hacerlo] usted, después de cerciorarse de lo
que sea más práctico, pedirá nuevas instrucciones y se le comunicarán inmediatamente.
La misión de usted es una de las más delicadas e importantes que se hayan confiado
jamás a un ciudadano de los Estados Unidos66. La nación ante quien usted será enviado,
es proverbialmente celosa y ha estado irritada contra los Estados Unidos por los recientes
acontecimientos y por las intrigas de potencias extranjeras, y para obtener éxito, es indis-
pensable que usted se gane su buena voluntad. No necesito prevenirlo contra el peligro de
herir la vanidad nacional de los mexicanos, y probablemente tenga usted que soportar sus
injustos reproches [¡¡!!]67 con ecuanimidad. Sería difícil suscitar un punto de honor entre
los Estados Unidos y una potencia tan débil y degradada como México. Esta reflexión le
conducirá a sufrir y soportar muchas cosas con tal de realizar los grandes propósitos de su
misión. Estamos sinceramente deseosos de ponernos en buenos términos con México, y
el presidente deposita implícita confianza en el patriotismo de usted, en su sagacidad y en
su habilidad para restablecer las antiguas relaciones de amistad entre las dos Repúblicas.
66
Efectivamente, como destacan las cursivas de Cabrera, aquí aparece la verdadera intención del gobierno de
Polk y su interpretación peculiar de los asuntos pendientes entre ambas naciones.
67
Ése era el caso, pues los 5 millones de pago por las Floridas y aun los 15 millones por la Luisiana, se quedan
cortos ante 25 millones que estaban dispuestos a pagar entonces por California.
214
Manual de comentario de textos históricos
Con la presente recibirá usted también plenos poderes para celebrar un tratado,
juntamente con dos mapas, uno de Arrowsmith y otro de Emory, en los cuales están indi-
cados los límites de Nuevo México.
Mantendrá usted informado al Departamento [de Estado] de sus adelantos, con la
frecuencia que permitan las oportunidades de hacerlo con seguridad.
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
“Para pagar los abonos de abril y julio de las indemnizaciones
mexicanas vencidas en 1844, la suma de 275 000.00 dólares;
siempre que se tenga la seguridad, a satisfacción del gobierno
norteamericano, de que dichos abonos han sido pagados por el
gobierno mexicano al agente nombrado por los Estados Unidos
para recibirlos, de tal modo que libren de toda reclamación al
gobierno mexicano y que dicho agente sea responsable de la
remisión del dinero a los Estados Unidos”.
Toda la transacción hecha entre el señor Emilio Voss, agente de los Estados Unidos y las
autoridades mexicanas68, está envuelta todavía en un misterio que este gobierno no ha es-
tado en posibilidad de descifrar. Usted tratará con la menor demora posible, de cerciorarse
del verdadero estado del caso respecto al supuesto pago de estos abonos por el gobierno
mexicano a nuestro agente, y dará al Departamento [de Estado] la más pronta información
sobre el asunto. Será necesario obtener, si es posible, una copia del recibo del agente.
James Buchanan
[Secretario de Estado]
Sin duda, esta expresión de autocomplacencia estadounidense y la que viene enseguida rayan en el cinismo
68
215
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Americana: Texas para el sur y Oregón para el norte. Con ello, se abrió una posibilidad
de resolver el diferendo entre ambas regiones que había llevado a rechazar la anexión de
Texas ese verano69. Así, el ejecutivo saliente, John Tyler, apoyado por varios líderes políti-
cos, promovió la emisión de una resolución conjunta con la que una fracción del Senado
y otra de la Cámara de Representantes invitaron a Texas a incorporarse a la Unión; con
ello evadían el obstáculo insalvable de reunir dos terceras partes de la Cámara Alta re-
queridas para lograr la anexión70. Aunque tal procedimiento implicó un intenso estira y
afloja, por fin se concretó en marzo de 1845, justo antes de que concluyera el mandato
presidencial. Entonces, los vientos soplaron favorablemente a la anexión.
Todo ello dio pie en los meses siguientes –en julio, con Polk en la Casa Blanca– a que
los texanos realizaran un plebiscito en el que votaron de manera contundente por su in-
corporación a la Unión Americana. Esto condujo a la suspensión de las relaciones entre
México y Estados Unidos y al origen del esfuerzo diplomático objeto de los dos documen-
tos que se presentan por aquí: la “Circular” del 11 de diciembre de 1845 del presidente
José Joaquín de Herrera para los gobernadores y las asambleas de los departamentos71; y
las “Instrucciones a John Slidell, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los
69
El rechazo de la anexión de Texas en el Senado ocurrió el 8 de junio de 1844. Sobre la campaña de la expan–
sión territorial conjunta, vid. David M. Pletcher, La diplomacia de la anexión. Texas, Oregón y la guerra de 1847, 2
vols., trad. de Jorge Brash, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1999, vol. i, p. 279; Charles Sellers, James K. Polk
Continentalist, Princeton, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1966, p. 99.
70
David M. Pletcher, op.cit., vol. i, pp. 311, 328 y 330.
71
Antonio de la Peña y Reyes, Algunos documentos sobre el Tratado de Guadalupe y la situación de México durante la in–
vasión americana, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1930, Archivo Histórico Diplomático Mexicano,
pp. 3–26. El redactor del texto fue probablemente el propio ministro Manuel de la Peña y Peña, quien era un
jurisconsulto destacado y partidario de las ideas paci stas del presidente José Joaquín de Herrera.
216
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
ganarse a los grupos indígenas de la zona y combatir con ellos a sus enemigos. El carác-
ter precario de tales asentamientos derivó en una situación peculiar de antagonismo y
dependencia recíprocos, pues aunque se reconocían como contrarios, en ocasiones no
podían abstenerse de intercambiar mercancías, ya fuera maíz o naranjas, pieles de nutria
y de bisonte, también pólvora y armas, e incluso seres humanos a los que se vendía como
esclavos. Así, desde el siglo xvi esas regiones inmensas se convirtieron en zonas de con-
trabando e ilegalidad.
Algunos rasgos destacados de los procesos de colonización en estas provincias fueron
la eficacia de las misiones y presidios hispanos para penetrar en los territorios indígenas,
así como su menor efectividad para mantenerse en ellos; la aptitud francesa para descu-
brir y controlar las rutas fluviales más importantes de Norteamérica, los ríos Mississippi
y San Lorenzo, con lo que “acorralaron” las posesiones inglesas en un momento dado,
antes de la Guerra de los Siete Años, y un tercer elemento que a la postre resultaría
decisivo en el trato con las otras naciones: el potencial demográfico inglés –y después
norteamericano– que siempre fue en aumento.
Una consecuencia de todo ello es que más de una vez el destino de esas provincias
se decidió por tratados internacionales que obedecían a intereses y prioridades de las
potencias europeas en otras partes del mundo.
72
James Buchanan, Secretario de Estado, “[Instrucciones] Al señor John Slidell, Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México”, Washington, 10 de noviembre, en Diario del Presi-
dente Polk, [1845– 1849... con numerosos documentos anexos relacionados con la guerra entre México y Estados Unidos],
2 vols., recopilación, traducción, prólogo y notas de Luis Cabrera, México, Antigua Librería Robredo, 1948,
vol. ii, pp. 55–69.
73
Los párrafos siguientes abrevan mucho en David Weber, The Spanish Frontier in North America, New Haven, Yale
University Press, 1992. Existe traducción al español, La frontera española en América del Norte, México, fce, 2000.
217
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Así, a causa de la Guerra de los Siete Años, que en realidad duró en Norteamérica
de 1753 a 1763, España cedió a Inglaterra la Florida para revertir la ocupación inglesa
de la Habana. También como parte del tratado de paz, Francia le otorgó a España la
Luisiana, incluida Nueva Orleáns. Esto, aunado a la cesión de Canadá a Inglaterra,
implicó la expulsión de los franceses de Norteamérica.
La ocupación inglesa de Florida duró apenas dos décadas, pues en 1783, con mo-
tivo de la independencia de Estados Unidos, Inglaterra se la devolvió a España; sin
embargo, fue sólo una ocupación nominal, ya que la provincia continuó como tierra
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
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Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Riego se rebeló para obligar al rey a reinstaurar la Constitución liberal, ello sacudió a
todo el imperio y abrió la posibilidad de promulgar en México el plan independentista
de Iguala al año siguiente. Consumado ese proceso político, las autoridades del nuevo
país temieron que Texas sirviera para atentar ahora contra la soberanía nacional.
A fin de paliar tal amenaza, otorgaron concesiones de tierras a colonos extranjeros, sobre
todo norteamericanos, pues ellos representaban un potencial demográfico enorme como
resultado de las migraciones ocasionadas por las guerras europeas75. Aunque la intención
mexicana era que los colonos defendieran su nuevo país de cualquier ataque extranjero, a
la vuelta de los años, ante su total falta de integración a México y azuzados por afanes espe-
culativos, optaron por rebelarse promulgando su propia independencia, como República de
Texas, en 1836. Un pretexto ideal para ellos fue la centralización del sistema político, pero en
realidad, independientemente del régimen, los colonos no estaban dispuestos a permitir la
intervención del gobierno nacional en lo que consideraban sus asuntos internos.
74
Esa contienda anglo–estadounidense se prolongó hasta 1815; “Tratado de Transcontinentalidad”, en Ángela
Moyano Pahissa y Jesús Velasco Márquez, Editores, EUA Documentos de su historia política, 8 vols., México, Insti-
tuto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1988, vol. I, pp. 380–81. Para una versión completa del texto
véase Luis de Onís y John Quincy Adams, “Tratado de Amistad. Arreglo de diferencias y límites entre S[u]
M[ajestad] C[atólica] y los Estados–Unidos de América”, Washington, 22 de febrero, 1819, en Vicente Filisola,
Memorias para la historia de la guerra de Tejas, 2 vol., México, [Secretaría de la Defensa Nacional, 1987, (Biblioteca
del Oficial Mexicano 9 y 10), vol. i, pp. 89–98.
75
De acuerdo con los cálculos que hizo el Inspector General de Texas y Comandante de los Estados Internos
de Oriente, Manuel de Mier y Terán, habían ingresado a Texas entre 1825 y 1829, cerca de 18 mil extranjeros.
Esa cantidad representaba una proporción aproximada de seis a uno frente a los tres mil habitantes de origen
hispano que vivían entonces en la provincia; Jack Jackson, Texas by Terán. The Diary kept by General Manuel de
Mier y Terán on his Inspection of Texas, editado por Jack Jackson, trad. de John Wheat, Austin, University of Texas
Press, 2000, pp. 206–207.
219
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
La colonización de la enorme provincia texana entre 1821 y 1835 devino en una pro-
longación de la sociedad esclavista del sur estadounidense. Por ello, en cuanto se erigió la
República de la Estrella Solitaria surgió en Estados Unidos una decidida oposición abolicio-
nista a su incorporación, pues representaba un serio riesgo para el equilibrio establecido
entre el Sur y el Norte con el Compromiso de Missouri, firmado en 1820.
Tras ocho años de discusiones, en junio de 1844, esa oposición logró que el Senado
rechazara la anexión texana; entonces, la campaña de “expansionismo conjunto” de Ja-
mes Polk abrió la posibilidad de incorporación territorial, así como la crisis diplomática
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
76
Como se verá a largo del texto, la percepción que tuvieron los gobiernos mexicano y estadounidense sobre
“las cuestiones pendientes” fue decisiva y, con otros factores, precipitó el inicio de la guerra.
220
Manual de comentario de textos históricos
Epílogo
Desde luego, lo primero que salta a la vista en la lectura de estos documentos es el con-
traste diametral sobre la noción de “las cuestiones pendientes entre los dos países” que
cada gobierno se hizo. Mientras que para el de José Joaquín de Herrera la controversia
giraba exclusivamente alrededor de la pérdida de Texas y la manera en que Estados Uni-
dos debería compensarla, para el gabinete de Washington ése ya era un asunto resuelto;
si acaso habría que reiterarle a México que la delimitación fronteriza era el río Bravo
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
(del Norte) y no el río Nueces: el objeto de la posible negociación para la perspectiva
norteamericana respondía a otros factores.
Tal y como había hecho con otros países al momento de abrir una negociación,
Washington anteponía las reclamaciones de sus ciudadanos –en este caso contra el go-
bierno de México– a fin de subrayar la mala disposición de los mexicanos hacia los es-
tadounidenses. Puesto que ese país no estaba en condiciones de saldar sus deudas con
dinero, la manera de resolver las diferencias entre las dos naciones era por medio de otros
territorios: Nuevo México, pero, sobre todo, California. A cambio de ésta, el gobierno
de Polk estaba dispuesto a cubrir los 5 millones aproximados de reclamaciones de sus
ciudadanos (cuya justicia y monto definitivo aún estaba por comprobarse) y pagar hasta
¡25 millones más!
Con esto quedaba claro cuáles eran las prioridades estadounidenses.
Ahora bien, para facilitar la comprensión del desarrollo de los acontecimientos sub-
secuentes y mostrar la relevancia de los dos textos en ellos, conviene destacar algunos
aspectos de cada uno.
Como se dieron las cosas, el gobierno de Herrera había expresado su disposición
para llegar a un acuerdo con Washington y con ello evitar la conflagración; con miras
a lograrlo, sin embargo, necesitaba preparar el terreno en el ámbito político nacional.
A fin de evitar el estigma de traidor, requería crear un consenso entre los gobiernos
departamentales y en el congreso para enfrentar una negociación diplomática. Con ese
propósito el presidente moderado desplegó una notable capacidad discursiva.
Sin duda, su texto oscila entre un realismo descarnado y un conjunto de buenos
deseos sobre la sociedad mexicana y su relación con Estados Unidos. Empezando por los
últimos, resultaba iluso suponer que el gobierno de Washington pretendía restablecer
las relaciones diplomáticas admitiendo una responsabilidad –así fuera parcial– por el
221
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
dada su “enormísima” distancia del centro del país. Paradójicamente, esa lejanía –y sus
implicaciones– habría que duplicarla para el caso de California, así como su escasez de
pobladores mexicanos. De hecho, la guerra misma demostró lo expuesta que estaba esa
provincia, ya que con una avidez que recuerda a los conquistadores iberos de siglos antes,
los soldados y colonos estadounidenses hallaron muy pronto las minas de oro, lo que
disparó una inmigración masiva de gambusinos y aventureros.
En todo caso, las advertencias que planteaba la Circular sobre los desastres que po-
dría acarrear la guerra para México resultaron proféticas y una parte importante de ellas
se cumplió con exactitud; sobre todo, al arriesgarse a una contienda sin recursos, en
la que todo –la existencia misma del país– se aventuraba al desenlace de una campaña
militar. Por desgracia, eso fue lo que hizo Mariano Paredes y Arrillaga quien, desoyendo
las recomendaciones de sus partidarios que promovieron la rebelión de San Luis Potosí,
supuso inesperadamente que Estados Unidos no estaba dispuesto a llegar a la guerra
[¿?]; pero, si lo estuviera, decía, el ejército mexicano, “restauraría el honor nacional” en
el campo de batalla77. Por supuesto, el desarrollo y desenlace de la guerra demostraron
lo errado que andaba ese jefe militar.
En todo caso, ante la consulta del gobierno de Polk, en octubre de 1845, la adminis-
tración de Herrera manifestó su disposición para recibir a un Comisionado Extraordina-
rio a fin de negociar de manera exclusiva las cuestiones pendientes entre los dos países,
no a un Ministro Plenipotenciario que pretendiera reanudar las relaciones diplomáticas
77
Emilio Voss participó en varios negocios de las principales compañías que operaban en México, en ocasiones
como mexicano en otras como alemán, según lo registran los protocolos notariales de la capital del país, en
ese año de 1845.
222
Manual de comentario de textos históricos
de ambos. El gobierno de Polk mandó a John Slidell precisamente como un Enviado Ex-
traordinario y Ministro Plenipotenciario, con lo cual el Consejo de Gobierno en México
rechazó sus credenciales78.
Además, la llegada intempestiva de Slidell hasta la capital misma del país a fines de
noviembre, tomó desprevenido a Herrera, quien no había tenido oportunidad de comu-
nicarse al respecto con los gobernadores de los departamentos.
Por todo ello, Herrera le pidió a Slidell que solicitara a Washington una modificación
de su calidad diplomática, lo cual le daría tiempo a él para obtener el consenso deseado.
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
En realidad, aunque el gobierno de México no recibió al enviado estadounidense, como
ya había ocurrido en otra ocasión, el objeto de la misión de Slidell trascendió a la prensa
y la oposición clamó contra el presidente mexicano por estar dispuesto a recibir a un
enviado que venía a “comprar el territorio nacional”79. Esto y las afanes por concretar un
proyecto monárquico derrocaron a Herrera.
Ante el ascenso del nuevo gobierno, el de Mariano Paredes, Slidell esperó dos me-
ses en Xalapa antes de consultar si sería recibido con sus credenciales originales. Para
entonces, conviene señalarlo, la flota estadounidense había vuelto a Veracruz y las tro-
pas bajo el mando de Zachary Taylor avanzaban hacia el río Bravo. Con ello, las nuevas
autoridades de México también rechazaron al enviado de Polk. Según David Pletcher,
todos estos movimientos del presidente estadounidense formaron parte de una “política
firme y emprendedora” hacia su vecino80, pues con el rechazo mexicano, Polk se dispuso
a declararle la guerra a México; de hecho, en eso trabajaba en los primeros días de mayo
de 1846 cuando recibió las noticias del enfrentamiento inicial de las tropas de Taylor
78
Lucas Alamán y el ministro español Salvador Bermúdez de Castro estuvieron detrás de la rebelión de Paredes,
quienes contaban con el apoyo del gobierno español, pues su intención era establecer una monarquía en Mé–
xico; vid. Miguel Soto, “Mariano Paredes y Arrillaga”, en Will Fowler, coordinador, Gobernantes mexicanos (1821–
2000), 2 vols., México, Fondo de Cultura Económica, 2008, vol. i, pp. 185–201; la cita proviene del vol. i, p. 196.
79
Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. I, pp. 510–511.
80
La voz del pueblo, 3 de diciembre, 1845, citado en Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. ii, pp. 82–83.
Algo semejante había ocurrido en 1829, cuando el presidente Andrew Jackson mandó a Anthony Butler a adquirir
Texas; en cuanto llegó a México, el periódico El Sol difundió el propósito del atónito agente en la capital del país.
Ambos ejemplos muestran que las ltraciones en el más alto nivel del gobierno estadounidense no son exclusi-
vas de WikiLeaks u otros medios de nuestros días; El Sol, 9 de enero, 1830, citado en Carlos Bosch García, Butler
en Persecución de la Provincia de Texas, en Documentos de la Relación de México con los Estados Unidos. 5 vols., México,
Instituto de Investigaciones Históricas, unam, 1983–1991, vol. ii, p. 182.
81
Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. I, p. 510.
223
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
con fuerzas mexicanas en el rancho de Carricitos81. Con ello atizó el celo patriótico en
su mensaje al congreso, al exclamar que “sangre norteamericana” había sido derramada
en “suelo norteamericano”82. En medio de ese fervor se le declaró la guerra a México.
En lo que se refiere a las propias instrucciones a Slidell y la forma en que reflejan a
la sociedad estadounidense, es indudable que captan de manera excepcional el fervor
expansionista que se vivió en ella a partir del verano de ese año de 1845 y que incluyó
–entre otras cosas– la acuñación del concepto de “destino manifiesto”, lo cual significaba
expandir las instituciones estadounidenses por todo el continente.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
Así, el gobierno agresivo de Polk concibió que ante la incapacidad mexicana para
solventar sus deudas y el rechazo de Washington a cualquier intento de intervención
europea en el continente –con Doctrina Monroe en ristre– los problemas con México
se podrían solucionar mediante un “ajuste” de las fronteras entre ambas naciones. Sin
embargo, el entusiasmo expansionista sólo duró hasta que empezaron las batallas y la ru-
tina de los cuarteles enfrió considerablemente ese ímpetu inicial83, de hecho, la sociedad
norteamericana pronto enfrentó otros problemas más serios.
Aunque con el Tratado de Guadalupe Hidalgo el gobierno de Polk obtuvo los territorios
que había asentado en las instrucciones a Slidell, en realidad el supuesto “expansionismo
conjunto” de Norte y Sur nunca funcionó. Pues mientras que por una parte se incorporó el
enorme territorio de Texas, por la otra, apenas se obtuvo una porción limitada de Oregón
–una cosa era lidiar con México y otra, muy distinta, hacerlo con la Gran Bretaña. Además,
en cuestión de semanas, se aprobó una nueva tarifa arancelaria claramente benéfica al Sur,
y algunos norteños del propio partido Demócrata de Polk le hicieron ver rápidamente su
82
Carricitos se ubicaba a treinta kilómetros al norte del río Bravo, cerca de Matamoros.
83
Antes de la rma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, Abraham Lincoln cuestionó que ese enfrentamiento
hubiera ocurrido en suelo norteamericano, pues ésa sólo era una pretensión texana que las autoridades de
México rechazaban; vid. Lincoln, "Discurso en el Congreso de Estados Unidos, 12 de enero, 1848", en Builders
of American Institutions. Readings in United States History. (Seventeenth Century Through Reconstruction), editado por
Frank Freidel, Norman Pollack y Robert Crunden, 2 vols., Chicago, Rand McNally & Company, 1963, vol. I, pp.
261–267. Un análisis provocador sobre trayectorias políticas destacadas a partir de la guerra es el de Amy S.
Greenberg, A Wicked War. Polk, Clay, Lincoln, and the 1846 Invasion of Mexico, Nueva York, Alfred Knopf, 2012.
84
En ese verano, la Democratic Review de la ciudad de Nueva York publicó un artículo sobre la anexión de Texas y
ahí se mencionó el término por primera vez; vid. Juan A. Ortega y Medina, Destino manifiesto. Sus razones históricas y
su raíz teológica, México, Secretaría de Educación Pública, 1972, [reeditado en 1989 por Conaculta y Alianza Edito-
rial Mexicana]. Para una visión novedosa sobre la elaboración del término, vid. Linda S. Hudson, Mistress of Mani-
fest Destiny. A biography of Jane McManus Storm Cazneau, 1807–1878, Austin, Texas State Historical Association, 2001.
224
Manual de comentario de textos históricos
Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la presidencia, y tras un intenso cabildeo, se llegó al Compromiso de 1850. Con él, se
admitió a Texas como estado esclavista y a California como estado “libre”, propiciado por
la llegada masiva de gambusinos tras el oro, lo que disparó las cifras locales de unos miles
a cerca de cien mil habitantes.
Sin embargo, el diferendo de las secciones de la Unión Americana se agudizó, pues el
resto del Compromiso referido establecía que los otros territorios adquiridos de México –que
además de California y Nuevo México incluyeron Nevada, Utah, Arizona y parte de Wyoming
y Colorado– se declararan sujetos a la “fórmula de la soberanía popular” al igual que otros
territorios; esto es, que conforme se poblaran, sus habitantes decidieran si serían esclavistas
o “libres”86. Así sucedió, y en cuanto los territorios de Kansas–Nebraska se abrieron a la colo-
nización, cada sección envió colonos armados a defender su punto de vista. Ahí iniciaron los
enfrentamientos entre las dos secciones en los años cincuenta que derivaron en la Guerra
Civil con la elección de Abraham Lincoln a la presidencia y su toma de posesión en 1861.
Lo que este cruento conflicto87 evidenció fueron los límites del sistema político esta-
dounidense. De hecho, aunque se abolió la esclavitud, se mantuvo la “supremacía blanca”
de la sociedad sureña por medio de los ¨Códigos –electorales– negros” y otras formas de
control; ello perduró durante un siglo, hasta que el Movimiento de los Derechos Civiles
redujo sustancialmente la segregación racial.
85
Ésta es la visión crítica del ejército estadounidense que presenta James McCaffrey, Army of Manifest Destiny.
86
David M. Potter, The Impending Crisis. 1848–1860, concluido y editado por Don E. Fehrenbacher, Nueva
York, Harper Torchboks, 1976, p. 20. Finalmente el suministro de recursos se aprobó sin la condición propuesta
por Wilmot, pero para llegar a tal solución corrieron mucha tinta y discursos altamente incendiarios de ambas
secciones; véase también Charles Sellers, Polk Continentalist..., op. cit. p. 481.
87
Potter, The Impending Crisis..., op. cit. pp. 97–112.
88
Mientras que en la guerra con México el ejército estadounidense registró poco más de once mil muertos, en
la Guerra de Secesión la cifra ascendió a seiscientos mil.
225
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Colofón
Sólo unas palabras más. El motivo que determinó el rechazo de la misión diplomática de
John Slidell por los gobiernos de México fue desde luego la cuestión de sus credenciales.
Sin embargo, aun el gobierno pacifista de José Joaquín de Herrera, que expresó su con-
vicción por evitar la guerra con Estados Unidos, en el supuesto caso de haber recibido al
emisario estadounidense y oído las nuevas demandas territoriales de la administración de
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada
James Polk, habría rechazado tales pretensiones; pues el territorio que estaba dispuesto
a sacrificar era sólo el de Texas, ninguna otra de las provincias del norte. Con ello, efec-
tivamente, las condiciones políticas y diplomáticas de los gobiernos de ambos países los
condujeron a una guerra inevitable.
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Manual de comentario de textos históricos
EN NOMBRE DE DIOS
Cristina García Hallat
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)
229
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
230
Manual de comentario de textos históricos
En nombre de Dios
Cristina García
1
Karen Cordero, “Relatos artísticos, construcción de realidades: crítica, historia e historiografía”, en María
Cristina Ríos Espinosa, Reflexiones en torno al ser del arte, México, uia, 2013, p. 69.
2
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3
Stacie G. Widdifield, “La nación mestiza: una unión engendrada”, en Karen Cordero e Inda Sáenz (compi-
ladoras), Crítica Feminista en la Teoría e Historia del Arte, México, uia, fonca, conaculta, Conaculta, Curare
2007, pp. 229–247.
231
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
leyenda Constitución de 1857. La pintura parece nutrirse de esa tradición en que las
leyes provienen de Dios, pese a que la Constitución de 1857 en nuestro país se redactó y
promulgó en un ambiente abiertamente anticlerical4.
La conquista de la Independencia de México no fue un hecho glorioso ni terminó
con la guerra fratricida que había caracterizado los años previos de lucha. El país se con-
virtió en un Estado soberano sin un claro proyecto de nación por lograr. El concepto de
nación basado en componentes objetivos como idioma, religión, cultura, territorio, en
razón de los cuáles se es capaz de formar una comunidad que se diferencia de individuos
externos, no fue suficiente para dar solidez a la nación recién independizada. En ese con-
trovertido concepto no intervino un componente subjetivo que se refiriera a la convic-
ción de los miembros del grupo de pertenecer a la misma nación, es decir, al sentimiento
de pertenencia que aglutina esa comunidad. La sociedad mexicana estaba dividida en
clases sociales antagónicas, con diferencias profundas en valores culturales, morales, eco-
nómicos y raciales, de modo que el sentimiento de unidad no estaba presente.
Tras no pocos conflictos, incluso bélicos, en las primeras décadas de México inde-
pendiente, se fueron radicalizando dos propuestas de nación–estado, contradictorias y
simultáneas, el proyecto de los conservadores y el liberal. Élites de ambos bandos se valie-
ron de distintas estrategias e instituciones para orientar las expectativas de la población
en sus diferentes formulaciones nacionalistas, inculcar el sentido de comunidad, lealtad
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat
4
Fernando Zertuche Muñoz, El Proceso Liberal y las Leyes de Reforma, México, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2011, pp. 31–52.
5
Beatriz Zepeda, Enseñar la nación. La educación y la institucionalización de la idea de la nación en el México de la
Reforma (1855–1876), México, conculta, fce, 2012, pp. 13–75.
232
Manual de comentario de textos históricos
sería la religión. Desconfiaron del modelo federal de la República de los Estados Unidos
de Norteamérica que promovía la desunión de las provincias y consideraba la incorpo-
ración de las clases bajas en el proyecto político democrático. La invasión de los Estados
Unidos a México y la mutilación del territorio que a manos de ellos sufrimos, sirvieron de
bandera a sus planes políticos para oponerse al proyecto republicano laico6.
El grupo liberal se sentía desvinculado de la herencia colonial y recelaba de la inter-
vención religiosa en la operación política de la nación; respondiendo a la influencia de los
Estados Unidos de Norteamérica, planeaba una república federal y confiaba en acceder a
la modernidad a través de la educación de los ciudadanos. El conocimiento, proponían los
liberales, capacitaría a los individuos para la vida laboral y cívica. La sociedad requería de una
comunicación explícita, el ciudadano debía hacerse de la lectoescritura para que a través de
un lenguaje estandarizado pudiera conocer las leyes, reclamar sus derechos y cumplir sus
obligaciones. La educación debía ser pública y laica, y el Estado, teniendo el control de la
enseñanza, enfatizaría la igualdad con base en una educación compartida por la nación7.
Estas diferencias irreconciliables estuvieron en el fondo de las luchas que se sufrie-
ron en el país a partir de la consumación de la Independencia. El fallido proyecto impe-
rial de Iturbide, su vinculación con el clero, la actitud antidemocrática con la disolución
del Congreso, alentaron el proyecto republicano y la división de poderes, para separar al
Estado de la injerencia católica8.
6
Timothy E. Anna, et al., De Iturbide a Juárez, en Historia de México, Barcelona, Crítica, 2001, pp. 41–81.
7
Zepeda, idem.
8
Timothy E. Anna, et al., idem.
233
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
desamortizar sus bienes, limitar los aranceles parroquiales, excluir a los eclesiásticos de
los puestos públicos, promover la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, suprimir
los fueros eclesiásticos y militares; declarar la libertad de expresión y de imprenta, la
libertad de cultos y la creación del Registro Civil. Todas éstas, medidas que lograron ser
promulgadas en la Constitución de 18579.
La radicalización del proyecto liberal provocó a su vez la reacción conservadora que
por cualquier medio quería abolir la Constitución de 1857. Estos conflictos derivaron en
la guerra civil que llevó a las armas a los distintos contendientes en la Guerra de Reforma
(1856–1863). Incluso contando con la ayuda financiera del clero, el grupo conservador
perdió la guerra; Benito Juárez ocupó la presidencia en 1861. La situación financiera del
país era tan caótica que el gobierno no podía sostenerse ni con la venta de los bienes
eclesiásticos. En ese contexto fue que el presidente Juárez suspendió los pagos de deuda
pública, dando motivo a la intervención militar de extranjeros10.
La presencia de los franceses en el país reavivó el sueño de algunos conservadores
para el establecimiento de un imperio mexicano bajo la protección de Europa. El proyec-
to apoyado por Napoleón iii se realizó con la llegada de Maximiliano de Habsburgo. El
Segundo Imperio Mexicano tuvo corta duración, de 1863 a 1867, y nunca pudo consoli-
darse; el emperador, vencido militarmente, fue fusilado y junto con él murió el proyecto
político conservador y el poder del clero se habría de desmoronar. Por ello, desde 1867
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat
9
Fernando Zertuche Muñoz, op. cit., pp. 11–52.
10
Ibid., pp. 53–71.
11
Timothy E. Anna, et al., idem.
234
Manual de comentario de textos históricos
Entre los códigos de leyes más antiguos que conocemos, provenientes de las antiguas
culturas del Medio Oriente, se puede citar el Código de Hammurabi, del siglo vii a. C.
Dicho conjunto de leyes está esculpido en una estela de piedra, en cuya parte superior
aparece en escena el rey babilónico que recibe del Dios Shamash las leyes que habrían
de regir la vida cotidiana. Las leyes inscritas en la piedra sugieren permanencia e inmu-
tabilidad, pero lo interesante es que sea Dios quien se las otorga al mandatario, de modo
que si el cumplimiento de la ley es obligatorio y conveniente porque de ello deriva el bien
común, que estén prescritas en nombre de Dios les confiere una fuerza notable, incluso
sagrada. La cultura judeo–cristiana, heredera de esta tradición, incorporó el carácter
sagrado de las leyes al recibirlas Moisés, también de Dios, en el monte Sinaí y con ellas
sellar la alianza entre el pueblo elegido y el Señor. Innumerables obras de arte en Occi-
dente se han servido de este pasaje iconográfico.
Petronilo Monroy junto con Joaquín Ramírez (1839–1866), Rafael Flores (1832–
1886), Ramón Sagredo (1834–1872), José Salomé Pina (1830–1909), Primitivo Miranda
y Santiago Rebull (1829–1902), entre otros, es distinguido representante de la escuela
claveciana en la Academia de San Carlos, reestructurada en 1843.
La antigua escuela de arte fundada durante la era colonial había entrado en franca
decadencia a partir de la pérdida del patrocinio real con la Independencia. A instancias
de una élite ilustrada del grupo conservador, se decidió impulsarla y se logró el apoyo
12
Fausto Ramírez, “Pintura e Historia en México a mediados del siglo XIX: el programa artístico de los conser-
vadores”, en Hacia otra historia del arte en México, t. I, México, Conaculta, 2001, pp. 82–104.
235
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
feccionado por el trabajo científico. El énfasis del aprendizaje se puso en el dibujo como
herramienta de la claridad y el orden,aunque nunca olvidó la inclusión de las emociones
que conmovieran a los espectadores13.
La Academia de San Lucas se había nutrido del anhelo de jóvenes exalumnos de la
Academia de Viena, que buscaron la resignificación del arte clásico con el estudio de
maestros artísticos italianos de fina hechura renacentista, capaces de expresar su propia
sensibilidad y religiosidad14. Los Nazarenos, como fueron conocidos, encontraron en la
“estética purista” (caracterizada por el dibujo impecable de figuras humanas bien propor-
cionadas, composiciones equilibradas, colores serenos, sin sobresaltos de claroscuros y
gran dominio de ejecución) una técnica pictórica compatible con su anhelo. Eligieron pa-
sajes iconográficos de las Sagradas Escrituras por considerarlas fuente inagotable de valo-
res morales que inculcar e invitaron al espectador a la serena contemplación de episodios
de la Historia Sagrada; se esforzaron por provocar una experiencia estética en términos
de belleza pero también apostaron por la función didáctica, pues las lecciones morales
para el “pueblo elegido” eran igualmente convenientes para el resto de la humanidad15.
El programa de la Academia de San Lucas era afín a los intereses conservadores de la
Junta de Gobierno de San Carlos. Los miembros de la Junta de Gobierno, convencidos de
que la pintura hacía el oficio de la historia y que el purismo era una opción artística de gran
prestigio, trajeron a México maestros que enseñaran a los alumnos a producir un arte que
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat
13
Eloísa Uribe, “El dibujo en la Real Academia de San Carlos de Nueva España y las polémicas culturales del
siglo xviii”, en Arte de las Academias, Francia y México, Siglos xviii–xix, México, Antiguo Colegio de San Ildefonso,
1999, pp. 45–58.
14
Artistas como Cimabue, Simone Martini, Fra Angelico, Pietro Perugino, Filippino Lippi.
15
Luis Martín Lozano, “Renovación estética en la Academia de San Carlos: el purismo en la pintura de media-
dos de siglo”, en Arte de las Academias. Francia y México, Siglos xviii–xix, pp. 59–76.
16
Juana Gutiérrez, “Estudio Introductorio. La generación del desengaño y el abatimiento”, en José Bernardo
Couto, Diálogo sobre la historia de la pintura en México, México, cnca, 1995, pp. 9–64.
17
Fausto Ramírez, “Pintura e Historia en México a mediados del siglo xix: el programa artístico de los conser-
vadores”, en op. cit., pp. 82–104.
236
Manual de comentario de textos históricos
De 1862 a 1863, por invitación del Padre Epigmenio de la Piedra, realizó para la
iglesia del Calvario de Tenancingo las imágenes de cuatro heroínas del pueblo de Israel18.
La Biblia se refiere en el Libro de Ester a una mujer prudente y confiada en la provi-
dencia divina. En el Libro de los Jueces se señala a Débora como la inteligente profetiza
que comunicaba sus revelaciones bajo una palmera. Jael también es protagonista de una
narración en el Libro de los Jueces, en la que heroicamente mata al enemigo de Israel
con un cincel que le clava en la cabeza (Jueces 5, 23–27). Judith es la protagonista de
una narración considerada apócrifa por los hebreos, canónica para los católicos, que
nos refiere las acciones de una valiente mujer capaz de decapitar a Holofernes, general
invasor de su pueblo. Jael, Judith, Débora y Ester fueron representadas por Monroy en
las pechinas de la iglesia como matronas romanas, situadas delante de escenografías que
les dieran sustento a sus acciones, con elementos iconográficos que permitieran recono-
cerlas como creyentes y portadoras de una misión sagrada.
De modo que durante el periodo de la Guerra de Reforma (1856–1963), la obra de
Monroy nos sugiere su vinculación personal al grupo conservador, cercano al clero, dan-
do forma a las narraciones bíblicas mencionadas.
Durante el Imperio, Maximiliano, como príncipe ilustrado que era, confiaba en que
“hacer ver es hacer recordar” y se valió del arte como herramienta de su política de Es-
tado. Entre los proyectos artísticos que solicitó a la Academia de San Carlos, Petronilo
18
Las pinturas se conservan en la iglesia de El Calvario, Tenancingo, Estado de México.
19
Esther Acevedo, “La historia y las bellas artes: imagen de un proyecto imperial”, en Testimonios artísticos de un
episodio fugaz, 1864–1867, México, munal, inba, 1995, pp. 87–102.
237
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
una intención decorativa sin referencia alguna al terrible castigo que se impondrá al rey
Penteo, para el cual son convocadas20.
La caída de Maximiliano significó el final del proyecto conservador. La República
fue restaurada junto con la Constitución de 1857. Las consecuencias para la Academia de
San Carlos, anterior reducto de conservadores, eran de esperarse: la primera, el cambio
de nombre a Escuela Nacional de Bellas Artes, desechó las referencias religiosas; tras
ésta, la salida del país del maestro Pelegrín Clave; la pérdida de autonomía al retirársele
los bienes de la Lotería, el mayor control por parte del Estado, la obligación de alumnos
y maestros a colaborar en los proyectos estatales y –a través de la institución– imponer un
nuevo modelo de nación laica.
La Alegoría de la Constitución de 1857 de Monroy debería de responder a la ideología
liberal dominante y sin embargo vemos en ella el empleo de una iconografía más afín a
la tradición cristiana al mostrar el código de leyes en brazos de lo que, a primera vista,
parece un ángel flotando por los cielos.
La historia del arte ha recurrido con suma frecuencia al estudio de la interacción del
fenómeno artístico con el poder político. En esta pintura efectivamente reconocemos la
imagen como la personificación de la patria en actitud triunfante, celebrando el liberalis-
mo pero también podemos advertir que un decreto gubernamental no puede desterrar
las tradiciones pictóricas entrañables a una comunidad de artistas creyentes.
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat
Una de las estrategias más comunes en el arte académico fue el uso de la alegoría, figu-
ra generalmente humana, para hacer visible un concepto. A través de la alegoría el público
accede de forma agradable a una verdad ética, expresada con claridad y elocuencia, es la
forma “como la moral presenta a los hombres verdades consoladoras y preceptos útiles”21.
Aunque el pensamiento de Johann Joachim Winckelmann, teórico del pensamiento aca-
démico, al afirmar la superioridad del arte clásico consideró el cuerpo masculino como
código portador de valores, especialmente la unidad y la armonía22, la tradición alegórica
había frecuentado más el cuerpo femenino para dicho efecto. En México, la figura de
20
Esther Acevedo, “Petronilo Monroy” en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura. Siglo
xix. T. II, 2009, pp. 53–57.
21
María del Carmen Alberú, Introducción a Iconología, trad. Gravelot y Cochin, México, uia, 1994, p. 13.
22
Moshe Barash, Clasicismo y academia en Teorías del arte de Platón a Winckelmann, Madrid, Alianza Editorial, 2001,
pp. 249–300.
238
Manual de comentario de textos históricos
América como mujer vestida con faldilla y penacho, la Libertad con túnica blanca y gorro
frigio, sirvieron para personificar a la patria emancipada y bendecida por la abundancia
de flores y frutas. La Constitución se imaginó como una severa matrona romana similar a
aquélla con la que se representó la Constitución de 1812 en España. La combinación de
estos referentes seguramente influyeron en las imágenes que hizo Petronilo Monroy para
las mujeres bíblicas, portadoras de las virtudes valoradas por el pueblo elegido.
Las características de las pinturas de Monroy nos permiten insertarlo en dicha tradi-
ción pictórica, pero en la Alegoría de la Constitución de 1857 encontramos ciertas peculia-
ridades que la sustraen del idealismo homogeneizante característico del lenguaje alegó-
rico y nos da una representación más corpórea, incluso sensual, de la figura femenina.
Podríamos interpretar el aspecto mundano de esta imagen a la luz del pensamiento de
Alexander Gottlieb Baumgarten (1714–1762) que seguramente era del conocimiento
entre el alumnado académico. Este filósofo centró su reflexión sobre la belleza en el
arte; en su estética revaloró el conocimiento sensorial a través del cual se puede llegar a
la aprehensión de lo bello en el arte23. Seguramente la belleza de la joven que sirvió de
modelo real al artista contribuyó a la experiencia estética del creador.
En el intento de comprensión del fenómeno artístico podemos considerar múltiples
variables que pudieron haber intervenido en la conformación del objeto que, además de
invitarnos a la contemplación, nos sorprende con detalles. Para el tiempo en que Mon-
23
Mateu Cabot, “Introducción La Importancia de los estudios estéticos del siglo xviii”, en A. G. Baumgarten,
JJ. Winckelmann, M. Mendelssohn, J.G. Haman, Belleza y Verdad. Sobre la estética entre la Ilustración y el Romanticis-
mo. España, Alba Editorial, S. L., 1999, pp. 7–22.
239
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
el triunfo a la manera clásica, en el lado izquierdo sostiene las tablas de la ley de 1857
como si fueran los mandamientos concretados en el azul celeste; el impecable blanco de
su túnica, unida a su capa roja y ceñidor verde, nos remite a la pureza indiscutible de la
patria mexicana. La victoria flota por los cielos, etérea y real, a la vez histórica y atempo-
ral, portando las leyes humanas y divinas, impuestas en nombre de Dios y por voluntad
de los hombres, en un poético discurso polisémico, el lenguaje propio de las imágenes.
Fuentes
Acevedo, Esther, “La historia y las bellas artes: imagen de un proyecto imperial”, en Testi-
monios artísticos de un episodio fugaz, 1864–1867, México, munal, inba, 1995.
—, “Petronilo Monroy” en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura.
Siglo xix. T. ii, 2009.
Alberú, María del Carmen, Introducción a Iconología, trad. Gravelot y Cochin, México,
uia, 1994.
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat
Anna, Timothy et al., De Iturbide a Juárez, en Historia de México, Barcelona, Crítica, 2001.
Barash, Moshe, Clasicismo y academia en Teorías del arte de Platón a Winckelmann, Madrid,
Alianza Editorial, 2001.
Cabot, Mateu, “Introducción La Importancia de los estudios estéticos del siglo xviii”,
en A. G. Baumgarten, JJ. Winckelmann, M. Mendelssohn, J.G. Haman, Belleza y Ver-
dad. Sobre la estética entre la Ilustración y el Romanticismo. España, Alba Editorial, S. L.,
1999.
Cordero, Karen, “Relatos artísticos, construcción de realidades: crítica, historia e histo-
riografía”, en María Cristina Ríos Espinosa, Reflexiones en torno al ser del arte, México,
uia, 2013.
Gutiérrez, Juana, “Estudio Introductorio. La generación del desengaño y el abatimiento”,
en José Bernardo Couto, Diálogo sobre la historia de la pintura en México, México, cnca,
1995.
240
Manual de comentario de textos históricos
241
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
242
Manual de comentario de textos históricos
243
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
244
Manual de comentario de textos históricos
Documento
Fr. José del Corazón de Jesús, sacerdote profeso de nuestra sagrada religión, y ex predicador
de nuestro Convento del Carmen de Querétaro, ante V. R. humildemente digo: que estando
viviendo en nuestro expresado convento de Querétaro con el R. P. Fr. Luis de San José, me
ordenó que fuera yo a esconderme lejos de dicha población, porque estaba por entrar a ella
el general Márquez quien me persiguió de muerte en Guadalajara: testigo, el R.P. Fr. Felipe
de la Concepción. En efecto, P. N., obedeciendo la orden del expresado R. P. Fr. Luis, salí hu-
245
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
que fui sentenciado a muerte en la corte marcial de Santa Clara del Cobre. Al ver mi vida en
tanto peligro, me refugié en la costa grande en donde a pesar de haber manifestado que no
tenía licencias para ejercer el ministerio, no obstante, por súplicas de aquellos pueblos, lo
ejercí dos años y medio. Por último, la sabia y adorable Providencia dispuso que sin pensarlo,
me hallo ahora en Chilapa con el Illmo. Señor Obispo dr. Dn. Ambrosio Serrano y Rodrí-
guez; y solo diré a V. R. que en la amable persona de este sabio y virtuoso prelado, he hallado
un verdadero padre, y que compadecido de mis yerros y extravíos, me ha abierto sus brazos
perdonándome tantos delitos, y tratándome con el amor con que un padre trata a su hijo. Sí
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
amado P. N., he manifestado a V. R. todos mis delitos sin ocultarle nada, y juro a V. R. in verbo
sacerdotis, haber dicho la verdad en todo lo expuesto. Se me pasaba decir a V. R. que estuve en
Uruapan de capellán de la brigada del General Salazar, en Zamora con el mismo empleo de
los lanceros de Huerta, y después el señor Arteaga me nombró Capellán General del ejército
del centro, pero jamás estuve en ninguna acción, ni anduve expedicionando con la tropa.
Por último, antes de presentarme con el Illmo. Señor Obispo, estuve en Chilpancingo cosa
de dos meses, redactando el periódico La Paz, por orden del General en Jefe de las fuerzas
expedicionarias sobre el Sur. Estos son todos mis delitos sin ocultar nada absolutamente. En
virtud de esta sincera manifestación que he hecho de mis delitos a V. R. suplico humildemen-
te por la sangre de N. S. Jesucristo, por N. Sma. Madre, y por los méritos de nuestra Santa
Madre Teresa de Jesús, me haga la caridad de perdonarme y concederme al mismo tiempo
su bendición y licencia para quedarme en este lugar con mi amado Padre el Illmo. Señor
Obispo, suplicando a V. R. lo faculte para que me absuelva de todas las censuras en que por
desgracia he incurrido. Yo manifesté al Illmo. Señor Obispo en un ocurso de tres de enero
del presente año, y lo mismo a V. R. que en todo me sujeto a los sagrados cánones y estoy
pronto a cumplir la penitencia que V. R. me imponga. Mi arrepentimiento es verdadero y
deseo con ansia estar en el seno de N. M. la Santa Iglesia, de quien ingrato me aparté por mis
errores. Dios nuestro señor guarde a V. R. muchos años, como desea su más humilde hijo y
obediente súbdito que lo ama […] Fr. José el Corazón de Jesús, Chilapa, Mayo 29 de 1869.
No voy personalmente a postrarme a los pies de V. R. porque carezco de recursos. También
en la respetable persona de V. R. pido perdón a todos mis hermanos, por el escándalo y mal
ejemplo que les di con mi apostasía.1
1
Archivo Histórico del Arzobispado de México (aham), sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada
Mitra de Chilapa, Lic. Don José Joaquín Díaz”, Caja 041, exp. 010, 1869.
246
Manual de comentario de textos históricos
1. Clasificación del texto, es decir, definir quién fue el autor, en qué momento histórico
se elaboró, en qué lugar se hizo, a quién va dirigido y qué tipo de documento es.
2. Análisis de los hechos y las ideas expuestas. Explicación de las ideas principales.
3. Comentario, que debe responder a cuestiones como el origen de lo que se narra, la
ideología dominante en el contexto histórico del documento, antecedentes de las
ideas que se expresan, causas de los hechos, consecuencias.
4. Crítica del texto. Los elementos que debe contemplar son su autenticidad, su objeti-
vidad y el interés que tiene como documento histórico.
Es evidente que no a todos los documentos pueden aplicárseles los mismos métodos de
análisis o hacerles preguntas similares; según el tipo de documento –que puede ser jurí-
dico, literario, historiográfico, teórico, político, personal– serán las preguntas que se le
hagan para esclarecer su contenido con fines de explicación histórica.
2 Federico Lara Peinado y Manuel Abilio Rabanal, Comentario de textos históricos, Cátedra, Madrid, 1997.
247
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
1. Clasificación del texto: definir quién fue el autor, en qué momento histórico se
elaboró, en qué lugar se hizo, a quién va dirigido y qué tipo de documento es.
El texto a comentar fue escrito por el fraile carmelita José María del Corazón de Jesús
Pinzón, religioso del Convento del Carmen de Querétaro, quien a partir del decreto de
exclaustración que se puso en práctica en 1861 a raíz de la promulgación de las Leyes
de Reforma, salió de su convento y vivió una serie de peripecias en medio de la guerra
de intervención que enfrentó a liberales y conservadores a principios de los años sesenta
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
del siglo xix mexicano. Por lo demás, la provincia del Carmelo de México tenía escasos
miembros, mexicanos muy jóvenes, debido a que, en la década de los veinte, por el de-
creto de expulsión de españoles, los miembros de la orden –todos de origen hispano–
salieron de México.
Sobre fray José de Jesús no puede decirse mucho, ya que es uno de tantos personajes
anónimos que vivieron en el México decimonónico. Pero sí puede reconstruirse parte de
su historia a partir de lo que nos dice el documento que se comenta. A decir de Ethel Co-
rrea Duró y Roberto Zavala Ruiz, “la secularización acelerada impidió la observancia del
recogimiento. En honor a la verdad debe decirse que hubo religiosos que andaban muy
gustosos sin saber de clausuras. ‘A juzgar por los libros de la comunidad –escribe Dionisio
Victoria Moreno– la vida de observancia eremítica dejó de tenerse con la exclaustración
de 1861. Desde entonces se desmembró la comunidad que ya era reducida’.”3 Y al anali-
zar lo que el fraile Pinzón vivió en los años en que fue exclaustrado, puede decirse que su
experiencia es un ejemplo del desmembramiento sufrido por las comunidades religiosas
a partir de ese año.
En términos generales se trata de un documento muy interesante porque presenta
una imagen distinta a la de una Iglesia monolítica, que presentó un frente común de
cara a la política liberal. Como se verá en el análisis del texto, no todos los miembros del
clero apoyaron el discurso de la jerarquía católica –que llamaba a impedir la aplicación
de las Leyes de Reforma y a defender a la Iglesia–, e incluso colaboraron con las fuerzas
liberales de diversas maneras. Además, es importante diferenciar a los miembros de la
3 Ethel Correa Duró y Roberto Zavala Ruiz, Recuento mínimo del Carmen Descalzo en México, México, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, (Colección Divulgación), 1988, p. 87.
248
Manual de comentario de textos históricos
Iglesia: hubo clero regular y secular, fieles, jerarquía eclesiástica, y cada grupo vivió de
manera distinta los cambios que se suscitaron en esos años. En el caso que nos ocupa,
José de Jesús fue miembro del clero regular.
El texto fue escrito en Chilapa, Guerrero, en mayo de 1869, es decir, ocho años des-
pués de que salió de Querétaro. Fray José de Jesús acudió al cabildo de la Colegiata de Gua-
dalupe porque la provincia de los carmelitas estaba acéfala, ya que no se había nombrado
a un provincial por los conflictos que enfrentaba el país. Pinzón creyó que la Colegiata era
la instancia pertinente para tratar el caso y pedía perdón por sus acciones pasadas. Como
4
Gustavo Watson Marrón, Berenise Bravo Rubio y Marco Antonio Pérez Iturbe, Guía del Archivo Episcopal de
Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. 1863–1891, México, Archivo Histórico del Arzobispado de México, 2006,
pp. 15–16.
249
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
2. Análisis de los hechos y las ideas expuestas. Explicación de las ideas principales
250
Manual de comentario de textos históricos
con que se hayan erigido, así como también todas las archicofra-
días, congregaciones o hermandades anexas a las comunidades
religiosas, a las catedrales, parroquias, o cualesquiera otras iglesias.5
Al suprimirse las órdenes religiosas, los frailes quedaron bajo las órdenes del clero secular y
tuvieron que abandonar sus conventos, ya que éstos pasaron a ser propiedad de la nación.
A decir de José María de Jesús, en el momento en que él huyó del convento aún no
se había nacionalizado. Para que eso sucediera, la propiedad debía ser intervenida por el
5
Leyes de reforma que afectan al clero, Puebla, Imprenta de N. Bassols, 1869, p. 35.
6
Ibid., p. 44.
7
Leonardo Márquez fue conocido como “el Tigre de Tacubaya” porque en la guerra de Reforma mató a un
grupo de prisioneros liberales. Cuando cayó el gobierno imperial, Márquez partió al exilio a Cuba y regresó al
país veintiocho años después, durante el gobierno de Porfirio Díaz, vid. Arturo D. Ríos A., La prensa como arena
política. El polémico retorno de Leonardo Márquez a México (1895), México, Instituto Mora, 2015.
251
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
que salió de Querétaro a raíz de la exclaustración. Fray José de Jesús acudió al cabildo de
la Colegiata de Guadalupe porque la provincia de los carmelitas estaba acéfala, ya que no
se había nombrado a un provincial por los conflictos que enfrentaba el país. Pinzón cre-
yó que la Colegiata era la instancia pertinente para tratar el caso y pedía perdón por sus
acciones pasadas. Como aquélla no tenía jurisdicción sobre el caso, se envió el expedien-
te al obispo de Chilapa, ya que Pinzón llevaba varios años residiendo en las cercanías. A
su vez, Ambrosio Serrano, titular de la diócesis, pidió al arzobispado de México que le
enviara toda la información relativa a Pinzón, quien ya había promovido un caso en la
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
curia. En el documento del arzobispado, el fraile narra sus problemas con la Iglesia y su
actuación en la Guerra de Tres Años y en la intervención francesa. Dicho documento es
una declaración autobiográfica8.
Fray José María del Corazón de Jesús Pinzón expone diversos hechos sucedidos en
los años en que salió del convento del Carmen de Querétaro. Primero narra un enfren-
tamiento con el general conservador Leonardo Márquez, por cuyo motivo su superior le
dio la orden de esconderse cuando aquél llegó a Querétaro. Pinzón regresó a su convento
cuando las fuerzas liberales ya habían ocupado la ciudad, encontró el convento cerrado y a
los cuidadores con órdenes de no dejarlo entrar. Entonces, a decir de él mismo, ofendido
porque no se le permitía regresar al convento, decidió unirse a las filas liberales bajo el
mando del general José María Arteaga y declaró su sujeción a las Leyes de Reforma.
Al quedar “secularizado”, aceptó el nombramiento de juez del registro civil y capellán
de la tropa liberal. Afirma haber participado en política al escribir en favor de las institu-
ciones liberales y del registro civil y en contra del clero de Querétaro, como consta en su
artículo publicado originalmente en La Idea Progresista, cuyos redactores decían que el pres-
bítero era “digno de elogio [porque] comprendiendo bien el cumplimiento de sus deberes
procura difundir las luces de una sana moral, así como las máximas puras del Evangelio”.
Dicho artículo titulado “Registro civil” fue reproducido en un panfleto en 1861, en el que
escribió su opinión sobre “la sabia ley de bautismos, entierros y matrimonios civiles”. A de-
cir de Pinzón, la población estaba infundadamente escandalizada por dicha ley a causa de
“la falta de civilización en que yacen sumergidos todos los pueblos de la República, domi-
8
aham, sección Provisorato, “Sobre el padre José del Corazón de Jesús Pinzón, religioso profeso y predicador”,
caja 041, exp. 010, 1869.
252
Manual de comentario de textos históricos
nada tanto tiempo por la ambición y el fanatismo […] que por todas partes han sembrado
los ministros de la Iglesia, por conservar y defender sus viles intereses […]”9.
Defendió el papel de los jueces del registro civil que según él no habrían de “bautizar a
vuestros hijos, ni han de sepultar a vuestros muertos, ni os han de unir con el vínculo sagrado
del matrimonio”. Afirmó que en los tribunales del registro civil “se os tratará con dulzura y
caridad, no exigiendo de vosotros los derechos gravosos que os pedían los curas según su am-
bicioso arancel, sino unos derechos bastante equitativos, y a los muy pobres, ni un solo cen-
tavo”. Decía que en esos juzgados se les daría a los ciudadanos un “boleto” para que se pre-
9
Presbítero José María de Jesús Pinzón, “Registro Civil”, en “El Presbítero Don José María de Jesús Pinzón”,
Querétaro, Imprenta del Gobierno a cargo de Quirino Olvera, 1861. La nota en cuestión fue reproducida por
El Monitor: “El Presbítero D. José María de Jesús Pinzón. Se ha publicado en Querétaro el siguiente impreso
suelto: ‘Como las ideas de que abunda el artículo que nos han remitido para su publicación son en todo confor-
mes a las doctrinas democráticas, nos apresuramos a dar a luz dicha producción, para que el público no carezca
de tan precioso documento, reservándonos el reproducirlo en el próximo número de La Idea Progresista. Digno
es de elogio el Presbítero D. José María de Jesús Pinzón, que comprendiendo bien el cumplimiento de sus de-
beres, procura difundir las luces de una sana moral, así como las máximas puras del evangelio. Recomendamos
por lo mismo la lectura de este artículo’. Los redactores de La Idea Progresista”. “El Presbítero D. José María de
Jesús Pinzón”, en El Monitor Republicano, año xiv, cuarta época, núm. 3866, 12 de marzo de 1861, p. 2.
10
Pinzón, op. cit.
253
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
En el mismo año de 1861, en marzo, el escrito de Pinzón fue respondido por un sa-
cerdote de nombre Luis G. Borja, quien se propuso defender al clero católico de “las
injurias” vertidas por Pinzón. Además de rebatir todas sus ideas sobre la inmoralidad de
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
los sacerdotes, en torno al tema del registro civil contradijo su aserto acerca de los jueces
que según el fraile carmelita no casaban a nadie, y lo acusó de contradecir las leyes que
él mismo trataba de defender. Borja aprovechó su escrito para acusar que la creación de
nuevos funcionarios del gobierno y de más empleos sería oneroso para el erario, cuando
para saber cuántos nacimientos, matrimonios y defunciones había, bastaba con acudir a
los registros parroquiales. Además, afirmó que “los mismos liberales [habían] visto con
bastante desagrado, el que siendo sacerdote ofend[iera], vitupe[rara] y calumni[ara] a
su clase de una manera tan soez e indecente”12.
El apoyo que Pinzón dio al registro civil, no obstante lo dicho por Rojo, rindió frutos
para aquél, pues fue designado juez. Los liberales, según parece, sí estuvieron de acuerdo
con las críticas que Pinzón hizo al clero. Más adelante marchó a Guanajuato en donde Ma-
nuel Doblado, entonces gobernador del estado, lo nombró capellán del tercer batallón y
le permitió vivir en el convento de San Francisco, en donde ejerció funciones sacerdotales
para las tropas liberales. Regresó a México y dice haberse entrevistado con Benito Juárez,
quien le concedió la gracia de no ir a la guerra de oriente, es decir, no ser capellán del
ejército que comandaba Ignacio Zaragoza, en Puebla, a donde lo había enviado Doblado.
De México se fue a Puebla, en donde trató de hablar con el gobernador de la mitra
de Michoacán, pero no lo consiguió. Entonces, Pinzón se presentó al gobernador, general
Epitacio Huerta, y éste lo nombró juez del registro civil en Tancítaro. Después vivió en Los
Reyes, practicó la medicina y siguió escribiendo panfletos contra la intervención y el Impe-
rio. Fue sentenciado a muerte por los conservadores, huyó a la costa y durante un tiempo
11 Idem.
12
Luis G. Borja, Contestación en defensa del clero católico, al presbítero D. José M. de Jesús Pinzón, Querétaro, Tip. de
Mariano R. Velázquez, 1861.
254
Manual de comentario de textos históricos
ejerció funciones sacerdotales a pesar de no tener las licencias necesarias para ello. En ese
tiempo también estuvo en Uruapan, en donde fue capellán de la tropa del general Carlos
Salazar, así como capellán del ejército del centro, bajo las órdenes del general José Ma. Ar-
teaga. Redactó un periódico en Chilpancingo, llamado La Paz13. Finalmente se estableció
en Chilapa, en donde el obispo le concedió el perdón por lo que él llama “sus pecados”.
El 29 de mayo de 1869, cuando buscó la absolución eclesiástica, declaró:
El presbítero Pinzón desaparece de las fuentes después de esta fecha, cuando su caso fue
turnado al obispado de Chilapa. Sin embargo, su experiencia es útil para ilustrar en qué
medida el conflicto entre la Iglesia y el Estado afectó la vida de los habitantes de México
y dividió opiniones, incluso entre los miembros de la institución eclesiástica.
José de Jesús Pinzón volvió al seno de la institución eclesiástica después de haber apo-
yado de manera irrestricta las medidas liberales del gobierno de Juárez. Si bien no hay
evidencias de los motivos que llevaron a Pinzón a tomar esa decisión, podemos aventurar
la hipótesis de que frente a una situación económica precaria, los sacerdotes que se ha-
bían formado como tales y cuyo único medio de vida era el ejercicio de su ministerio no
tuvieron más opción que regresar a las filas clericales, ya que no había muchas opciones
para subsistir en un entorno complejo como el que enfrentó este religioso. Eso más allá
13
Dicho periódico se publicaba todavía en 1870, como consta en la siguiente nota: “El gobierno del general
Francisco O. Arce, que se había traslado de Tixtla a Chilpancingo en 1870, continúa aquí la publicación del
periódico La Paz, órgano oficial que se editaba hasta 1869 en la cuna del general Vicente Guerrero”. Recupe-
rado de: “El periodismo”, http://www.enciclopediagro.org/index.php/indices/indice–cultura–general/1268–
periodismo–el?showall=1&limitstart. Consulta: 5 de octubre de 2015.
14
aham, sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada Mitra de Chilapa, Lic. Don José Joaquín Díaz”,
Caja 041 exp. 010, 1869.
15
Agradezco a Rubén Ruiz sus comentarios sobre este tema.
255
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
de las razones de conciencia que pudieron llevarlo a tomar esa decisión, pero de las que
no hay constancia documental. Así, lo sucedido a Pinzón es ejemplo de los acomodos y
los vaivenes de la situación política y económica de aquéllos años15.
El documento que comentamos también es evidencia de que frente a la visión mo-
nolítica de la curia católica, hubo clérigos seculares y regulares que simpatizaron con las
medidas reformistas y colaboraron en las filas liberales, de acuerdo con la tradición que
se remonta a las primeras décadas del siglo xix16. También se celebró la promulgación
de las Leyes de Reforma con actos religiosos, como fue el caso del Cabildo de Oaxaca y
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
16
Francisco Morales, “El clero liberal mexicano. Orígenes, problemas y permanencia”, en Francisco Javier Cer-
vantes Bello, Alicia Tecuanhuey Sandoval y María del Pilar Martínez López–Cano (coords.), Poder civil y catoli-
cismo en México, siglos xvi al xix, México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de Ciencias So-
ciales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, unam, Instituto de Investigaciones Históricas, 2008, pp. 387–402.
17
Algunos de los clérigos que tomaron las armas en las filas liberales fueron, entre otros, Jesús Bustamante,
Manuel González, Jesús Díaz Leal, Juan N. Enríquez Orestes y Norberto Guerrero; vid. José Gutiérrez Casillas,
Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa, 1974, pp. 308–310.
18
Ibid., pp. 308–309. Los fundadores de la “Iglesia católica Apostólica Mexicana” fueron Rafael Díaz, Juan Nepo-
muceno Enríquez, Juan Francisco Domínguez, Manuel Aguilar, Manuel Estrada y Cristóbal González Ríos. “Acta
constitutiva”, en Daniel Kirk Crane, “La formación de una Iglesia Nacional Mexicana 1859–1872”, Tesis de Maestría
en Estudios Latinoamericanos (Historia), Facultad de Filosofía y Letras, Estudios Latinoamericanos, 2001, p. 48.
256
Manual de comentario de textos históricos
4. Crítica del texto. Los elementos que debe contemplar son su autenticidad,
su objetividad y el interés que tiene como documento histórico.
19
Brian Connaughton, Ideología y sociedad en Guadalajara (1788–1853), México, Consejo Nacional para la Cultu-
ra y las Artes, 1992. Kirk Crane afirma que hubo varios clérigos que absolvieron a los compradores de bienes
eclesiásticos en contra de las órdenes de los obispos, como Juan N. Ávila, Anaya, Campa, Valenzuela y José Ma.
Cabrera. Otros fueron capellanes de las tropas liberales, como Manuel Zamora e Ignacio Traspeña, de Guana-
juato; Juan N. Malabear, capellán del Colegio de Guanajuato; Pompa y Santoyo, del convento de Melhado; José
Ma. Peñuñurri de Tulyehualco. Ibid., pp. 52–53.
20
Gabriela Díaz Patiño, “Imagen religiosa y discurso: Transformación del campo religioso en la arquidiócesis de
México durante la Reforma liberal, 1848–1908”, tesis de Doctorado en Historia, México, El Colegio de México,
2010, pp. 179–180.
257
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
obtener sacerdotes como él, que seguramente habían pensado que el gobierno liberal
los ayudaría por haber pertenecido a sus filas, no se habían materializado. Así, existieron
otros casos de sacerdotes que volvieron al seno de la Iglesia cuando el gobierno de Benito
Juárez no les ofreció pertenecer a una organización religiosa de corte liberal20.
El testimonio de Pinzón tiene objetivos muy claros. Por ello es obvio que se justifica y
trata de narrar los hechos tal como sucedieron. Hay que decir que no oculta sus acciones,
que desde el punto de vista eclesiástico son muy graves. Parece que es sincero y que busca
ser aceptado de nuevo en la Iglesia. Aunque él aduce que su arrepentimiento es verda-
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
dero y “desea con ansia estar en el seno de N. M. la Santa Iglesia, de quien ingrato me
aparté por mis errores”, seguramente buscaba de nuevo una fuente segura de ingresos,
como se mencionó antes.
El documento es muy valioso desde el punto de vista histórico, porque permite cono-
cer un caso de la vida privada de un miembro de la institución católica en una época de
rupturas entre el Estado y la Iglesia, y lo que se puede concluir al analizar el texto es que
más allá del discurso de confrontación entre ambas instancias, hubo militantes católicos
que no se opusieron a la instrumentación de las medidas liberales y que incluso las apo-
yaron, sin que ello significara renegar de su ministerio y dejar de pertenecer a las filas de
la institución eclesiástica. Gracias al testimonio de José de Jesús Pinzón, podemos ampliar
nuestra visión sobre el conflicto Iglesia–Estado en la segunda mitad del siglo xix y cono-
cer a quienes vivieron esa coyuntura y la forma en que enfrentaron las dificultades de la
época, más allá de la visión tradicional que se ha referido a la separación Iglesia–Estado
como una lucha entre dos grupos monolíticos y excluyentes entre sí.
Fuentes
“El Presbítero D. José María de Jesús Pinzón”, en El Monitor Republicano, año xiv, cuarta
época, núm. 3866, 12 de marzo de 1861, p. 2.
“El Presbítero Don José María de Jesús Pinzón”, Querétaro, Imprenta del Gobierno a
cargo de Quirino Olvera, 1861.
Aham, sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada Mitra de Chilapa, Lic. Don
José Joaquín Díaz”, Caja 041 exp. 010, 1869.
258
Manual de comentario de textos históricos
Aham sección Provisorato, “Sobre el padre José del Corazón de Jesús Pinzón, religioso
profeso y predicador”, caja 041, exp. 010, 1869.
Borja, Luis G., Contestación en defensa del clero católico, al presbítero D. José M. de Jesús Pinzón,
Querétaro, Tip. de Mariano R. Velázquez, 1861.
Connaughton, Brian, Ideología y sociedad en Guadalajara (1788–1853), México, Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 1992.
Correa Duró, Ethel y Roberto Zavala Ruiz, Recuento mínimo del Carmen Descalzo en México,
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, (Colección Divulgación), 1988.
259
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
260
Manual de comentario de textos históricos
PRENSA DECIMONÓNICA.
UNA PORTADA:
LAS HIJAS DEL ANÁHUAC (1887–1889)
Lucrecia Infante Vargas
(Facultad de Filosofía y Letras, unam)
261
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
262
Manual de comentario de textos históricos
Prensa decimonónica.
Una portada: Las hijas del Anáhuac (1887–1889)
Lucrecia Infante Vargas
Documento: Las Hijas del Anáhuac, año 1, tomo 1, no. 4, diciembre 25 de 1887, página 1.
Fondo Reservado de la Hemeroteca Nacional, Colección Publicaciones Periódicas
Mexicanas.
Nota metodológica
La consideración de que la litografía que inaugura el primer número de esta publicación
es sustancial en el análisis del discurso que sobre las mujeres y la representación de lo
femenino promovió esta revista durante las últimas tres décadas del siglo xix en México,
263
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Un ángel porta una corona de laurel en cada mano y custodia el antiguo Valle de Aná-
huac. Sus inconfundibles volcanes, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, sirven como telón de fon-
do a una iglesia colonial, una hacienda y un tendido eléctrico. A lo largo de esta imagen
se inserta un nombre construido con caracteres semejantes al de un dibujo de herrería
adornado por flores y plantas: Las Hijas del Anáhuac. Debajo de este rótulo, un monolito
que recuerda al calendario azteca, una pila de gruesos libros, un caballete de pintura al
lado de un arpa y un globo terráqueo, una máscara que remite al teatro griego, un pa-
piro, una máquina de coser, la pluma y el tintero. Todo ello, flanqueado por una mujer
que vela el sueño de un niño mientras realiza una labor de costura, y otra que parece
leer un libro a un par de niños. A su lado, cosa nada casual, la imagen de una niña, quien
sostiene entre sus manos un libro que observa, quizá lee, con especial atención.
Tal es la imagen de la portada que en sus primeros ocho números anunció a Las Hijas
del Anáhuac, revista editada por la escritora, poeta y una de las primeras empresarias en
México, Laureana Wright de Kleinhans durante los meses de diciembre de 1887 a enero
de 1889 y, en su última época (febrero–junio de 1889), por la profesora y también escri-
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas
1
Es decir, del primero de diciembre de 1887 al 22 de enero de 1888, cuando cambio su nombre por el de
Violetas del Anáhuac.
264
Manual de comentario de textos históricos
personaje, situación o lugar comunicado, puede incluso oponerse del todo a la de otro
registro contemporáneo de la misma o distinta factura.
Por otro lado, y de acuerdo con lo antes dicho, en tanto una publicación es un objeto
que se gesta con una intención específica en función de la circunstancia donde se origina
(dar cuenta de algo que sucedió, que ha ocurrido), se trata entonces de un producto de
su tiempo, o para decirlo con toda puntualidad, histórico. En ese mismo orden de ideas,
y tal como señala atinadamente Celia del Palacio: “Los órganos de prensa no deben ser
vistos como algo lejano en el tiempo, sin relación con lo que el día de hoy acontece. En
los periódicos de hoy está impresa la huella de sus antecesores y el germen de los fenó-
menos sociales contemporáneos.”2
Es así que la prensa da cuenta tanto de asuntos particulares: eventos, acontecimientos,
individuos y acciones; como de ámbitos generales y procesos sociales de gran amplitud
y de diverso orden (político, religioso, cultural, económico, etc.). Asimismo, como ya se
mencionó, el registro inmediato (o de corto plazo) que caracteriza la impronta de lo
comunicado en la materialidad de lo impreso, se convierte entonces (si tiene la fortuna
de sobrevivir al paso del tiempo), en una imagen, una idea, un legado útil a la recons-
trucción de ese momento que, desde la distancia temporal, se incorporará también inde-
2
Celia Palacio, “La Memoria de los días. Presentación”, en Celia del Palacio (comp.), Historia de la prensa en Ibe-
roamérica, México, Universidad de Guadalajara, Universidad de Colima, Universidad de Guanajuato, El Colegio
de Michoacán, Alianza del texto universitario, 2000, p. 11.
265
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
un lado, algunas de las múltiples posibilidades de indagación que este tipo de documen-
to puede ofrecer para observar diversos aspectos del momento y circunstancias en que se
produjo. Por otro, para subrayar el hecho de que, más allá del asunto en particular que
decidamos indagar, existen un par de procedimientos elementales que además de ser in-
dispensables para la consecución de dichas pesquisas, son al mismo tiempo la condición
de posibilidad para que nuestra indagación del pasado cumpla con el requisito funda-
mental del conocimiento histórico: la comprensión del pasado a través del ejercicio de
la interpretación.
El primer procedimiento al que me refiero es el de la contextualización. El segundo,
la formulación de un problema a resolver. Para el propósito esencial de este ejercicio,
abordaré sólo dos de los muchos rubros a indagar que la portada de Las Hijas del Anáhuac
puede sugerir. El primero se vincula con uno de los propósitos e intereses propios de la
historia de la prensa ya mencionado: la reconstrucción formal de los distintos factores y
ámbitos que intervienen en una publicación. Lo cual comprende los aspectos materiales
y de diseño (formato, tipografía, número de páginas, cantidad de ejemplares, precio de
venta, distribución); los relacionados con los contenidos divulgados (secciones, temá-
ticas), hasta la identificación de quienes de diversas maneras intervienen en la vida de
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas
266
Manual de comentario de textos históricos
3
Las Hijas del Anáhuac, op.cit. año 1, t. 1, no. 1, diciembre 4 de 1887.
267
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
que también participan en otros escenarios con los que a primera vista no parecerían
tener relación, tales como la historia de la educación, de la literatura mexicana, de la cul-
tura material, de la moda, así como de diversos usos y costumbres, o prácticas y espacios
de sociabilidad de aquella centuria.
Sólo me resta compartir una de las razones por las que el caleidoscopio de fragmen-
tos del pasado, que para mí representan las páginas de una publicación, me ha cautivado
desde hace más de veinte años. Como señalé al iniciar estas breves líneas, la prensa busca
comunicar por escrito una idea, una experiencia, una emoción y, al igual que la historia,
confía en que la memoria vencerá al olvido tanto en la permanencia de lo impreso, como
en la infinidad de posibles lecturas para revivirlo.
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas
Fuentes
Cortés, José Domingo, Poetas Americanas: ramillete poético del bello sexo hispanoamericano,
México, Librería de la viuda de Bouret, 1875.
Riva Palacio, Vicente, El Parnaso Mexicano. Obras completas, Tercera Serie e Índices,
México, Instituto Mora–unam, 2006.
Vigil, José María, Poetisas Mexicanas. Siglos xvi, xvii, xviii y xix (facsímil de la edición origi-
nal de 1893), México, unam, 1977.
Wright de Kleinhans, Laureana, Educación errónea de la mujer y medios para corregirla,
México, Imprenta Nueva, 1892.
––––– La emancipación de la mujer por medio del estudio, México, 1891.
––––– Mujeres Notables Mexicanas, México, Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes,
1910.
268
Manual de comentario de textos históricos
Bibliografía
Alvarado, Lourdes, “La prensa como alternativa educativapara las mujeres de principios
del siglo XIX”, en Pilar Gonzalbo Aizpuru (coord.), Familia y educación en Iberoamérica,
México, El Colegio de México–Centro de Estudios Históricos, 1999.
––––– La educación superior femenina en el México del siglo xix. Demanda social y reto guberna-
mental”, México, cesu–unam/Plaza & Valdés, 2004.
––––– “Laureana Wright y la emancipación intelectual de las mexicanas”, en Adelina
Arredondo (coordinadora), Obedecer, servir y resistir. La educación de las mujeres en la
historia de México, México, Universidad Pedagógica Nacional/ Porrúa, 2003.
––––– Educación y superación femenina en el siglo XIX: dos ensayos de Laureana Wright, Trans-
cripción y estudio introductorio de Lourdes Alvarado, México, cunam (Cuadernos
del Archivo Histórico de la unam), no. 19, 2005.
Domenella, Ana Rosa, Luzelena Gutiérrez de Velasco Luzelena y Nora Pasternac. “Laura
Méndez de Cuenca: espíritu positivista y sensibilidad romántica”, en Las voces olvida-
das. Antología crítica de narradoras mexicanas nacidas en el siglo xix, Ana Rosa Domenella
y Nora Pasternac, et. al., México, Colmex–piem,1991.
Greenberg, Janet, “Toward a History of Women´s Periodicals in Latin America: A Wor-
269
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Rosenbaum Sidonia, Carmen, Modern Women Poets of Spanish America. The Precursors., New
York, Hispanic Institute, 1945.
Ruíz, María del Carmen, “La mujer mexicana en el periodismo”, Revista de la Facultad
Filosofía y Letras, vols. 60, 61, 62, enero–diciembre, 1956.
–––––– “Revistas femeninas (siglo xix)”, (manuscrito), México, piem– Colmex, s.f.
–––––– Revistas literarias mexicanas del siglo xix, Deslinde, México, núm. 175, 1987.
––––– Índice de Revistas literarias del siglo xix, México, iif/unam, 1999.
–––––– “Mujer y literatura en la hemerografía: Revistas literarias femeninas del siglo xix”,
en Revista Fuentes Humanísticas, uam–Azcapotzalco, 1er semestre, 1994.
Ruíz, María del Carmen y Sergio Márquez Acevedo, Diccionario de seudónimos, anagramas,
iniciales y otros alias. Usados por escritores mexicanos y extranjeros que han publicado en Méxi-
co, México, unam–iib, 2000.
Sánchez, José “Academias y sociedades literarias de México” Tesis doctoral, Chapel Hill,
University of Illinois–Chicago, 1951.
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas
270
Manual de comentario de textos históricos
271
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
272
Manual de comentario de textos históricos
Para comenzar, habrá que decir que una imagen no puede ser decodificada como un tex-
to escrito. Tanto si es plata, colorante o hierro disuelto en algún aglutinante y adherido
273
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
En una primera dimensión, es necesario estudiar el lugar donde está ubicada físicamen-
te la imagen, a partir de elementos de archivística; hacer la lectura e interpretación del
expediente en que se encuentra la pieza de interés, entendiendo su contexto a través de
la serie o sección donde se encuentra, lo que iluminará el sentido del expediente en el
conjunto de un fondo o archivo, dará razón de su sentido y funcionamiento en el con-
texto de una institución, de la obra de un personaje; ofrecerá pistas sobre la procedencia
y el sentido del conjunto –lo que dio origen y contenidos a una obra o tarea–; lo que a su
vez hará comprensible el sentido de la pieza.
Porque los documentos que integran un expediente no fueron compilados por ca-
sualidad y mucho menos por accidente; incluso es razonablemente sencillo saber cuándo
un material es producto de una compilación sistemática, hija del desorden, de la falta de
método o del interés compulsivo, lo que habla de quien reunió el material.
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo
274
Manual de comentario de textos históricos
II
En este caso habría que comenzar por decir que ésta es una fotografía que ubiqué duran-
te el proceso de identificación y organización del archivo personal de Martín Luis Guz-
mán. Me di cuenta de su valor cuando hice la descripción, pero construí su significación
cuando colaboré en la edición en línea de El Proceso Judicial a Madero en 1910, que hizo
el iisue/ahunam con motivo de los festejos del centenario de la Revolución Mexicana1.
La fotografía se encuentra en el expediente número 1 de la serie Imágenes de la Revo-
lución Mexicana, subsección Materiales iconográficos de la sección Historia de la Revolución
Mexicana del archivo personal de Martín Luis Guzmán. Físicamente, este expediente se
encuentra en la caja 1662. El referir solamente la ubicación física del documento y citarla,
1
La edición, que es gratuita, puede consultarse en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/.
2
Archivo Histórico de la unam, Fondo Martín Luis Guzmán, caja 166, expediente 1.
3
Pueden verse las referencias en mi estudio a la edición de El Proceso Judicial a Madero en 1910, en http://www.
iisue.unam.mx/ahunam/madero/.
275
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
1938 y 1940, aun cuando las imágenes son anteriores. Si consideramos que para 1941
estaba presentando el material más ambicioso sobre Madero a la prensa, es de suponer
que las fotografías estaban en su poder antes de someterlo a su publicación, antes de 1941;
aunque la foto de referencia no apareció publicada.
En el expediente encontramos que hay fotografías de Francisco I. Madero con su
hermano Gustavo y con su padre; una de Madero con su esposa; de su secretario y pro-
tegido, el taquígrafo Elías de los Ríos; una fotografía de grupo en la que aparece con
Roque Estrada en San Luis Potosí, con quien fue acusado, y sus abogados defensores
Julio Piña y Pedro Antonio de los Santos; una caricatura de Porfirio Díaz del 3 de junio
de 1910; un retrato de Evaristo Madero; una de Henry Lane Wilson; otra de Fernando
Pimentel y Fagoaga, y una fotografía de Madero dedicada, en su prisión en Palacio Na-
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo
cional, en 1913. En resumen, hay imágenes de Madero con su familia, otras de la época
de la prisión en San Luis Potosí y algunas cercanas a 1913, año de su muerte. Los dos
momentos sobre los que trabaja Guzmán, el juicio y la muerte de Madero.
Además de los originales, hay impresiones recientes y negativos tomados de la im-
presión original, es decir, copias para trabajar, material para investigación. Quien revise
el archivo podrá observar en varias carpetas la manera como documentaba cada párrafo
y cómo reunía documentos, imágenes, recortes, testimonios y correspondencia. Así, la
fotografía en cuestión es parte de una investigación sobre Madero. Pero no hay una can-
tidad enorme de imágenes, cuida lo que ingresa. Y tampoco hay mucho disponible. De
hecho, por lo menos, tres son piezas muy raras.
En el expediente no hay información sobre la procedencia de estos documentos.
La caricatura es una fotografía de un diario, las demás no se sabe. Guzmán conoció el
archivo de Alfredo Álvarez, una parte del cual está en el Recinto a Juárez, y el de José C.
Valadés, empero al reverso de la imagen hay un sello con tinta que dice “Piña”, con una
gran rúbrica, quizá un exlibris, que indicaría la posibilidad de que Julio Piña se la hubiese
regalado a Guzmán.
La técnica es plata gelatina sobre papel, lo que significa que estamos frente a una fo-
tografía analógica. Está hecha sobre papel y no hay negativo, no es una impresión directa
hecha en laboratorio. En la parte inferior se curva, lo que me hace pensar que se trata de
una fotografía tomada de un positivo, hay mucho espacio vacío que apoya esta idea. Su
soporte es papel postal, lo que podría implicar que es para su venta; pero el espacio vacío,
276
Manual de comentario de textos históricos
al lado izquierdo, haría que no se pudiera vender. Creo se trata de falta de papel blanco
para impresión, en su lugar es frecuente se venda papel postal a fotógrafos y laboratorios.
Hay muchos ejemplos.
La imagen es poco nítida, seguramente por la distancia, la situación y el poco oficio
del fotógrafo, por lo que el original tiene deficiencias. Éste debió haber sido captado
en negativo de vidrio, pero en las impresiones se perdieron los detalles, la calidad y, de
hecho, artísticamente es una mala fotografía; a lo que se suma que perdió todavía más
en el proceso de revelado de la imagen en poder de Guzmán. No hay anotaciones en el
negativo, márgenes o reverso, como hacían los fotógrafos.
La imagen está en pequeño formato y viene de una impresión más grande, segura-
mente el negativo de vidrio original era 5x7. No podríamos ubicar con precisión cuándo
277
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
caída de Díaz. La tercera, la más importante y extensa, cubre de 1909 a 1910 y se divide
en dos partes, en la primera promueve la afiliación al Partido Nacional Antirreeleccionis-
ta, y la segunda, entre abril y junio, en que Madero va en busca del voto popular ya como
candidato del Antirreeleccionismo.
El ferrocarril era su principal medio de transporte, utilizaba su propio carro pullman
que era enganchado a una locomotora y cambiaba de vía conforme al destino. Es inte-
resante destacar que en la imagen no se ve a Madero en un templete sino de pie en el
escalón del vagón. Al revisar las notas y reseñas de la edición de sus discursos4, en especial
de la tercera campaña, sólo en San Luis Potosí se da una situación así, que el candidato se
dirigiera a los congregados, de día, desde el estribo del tren, sin bajarse, sin pisar el suelo
de la estación. En el expediente del proceso judicial, un testigo declara que “el carro ya
estaba rodeado de gente y el que habla quedó retirado del carro, y ya estaba hablando el
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo
Señor Madero no oyendo todo lo que hablaba por la distancia pero sí unas frases en que
decía”5; otro testigo declaró que “se colocó cerca de donde paró el último carro y oyó al
Señor Madero que habló dos veces y aunque no puede decir todo lo que el Señor Ma-
dero manifestó en sus discursos […]”6. Había mucho ruido, comprensible para quienes
alguna vez viajamos en tren.
4
Francisco Ignacio Madero, Discursos, vol. 1, comp. Adela Pinet Plascencia, México, Clío, 2000. Y Francisco
Ignacio Madero, Discursos, vol. 2, editor, Alejandro Rosas Robles, México, Clío, 2000.
5
iisue, ahunam, Martín Luis Guzmán, caja 124, exp. Caso criminal contra Madero y Estrada, cuaderno 01,
foja 006.
6
iisue, ahunam, Martín Luis Guzmán, caja 124, exp. Caso criminal contra Madero y Estrada, cuaderno 01,
foja 009r.
278
Manual de comentario de textos históricos
III
¿Es sólo la imagen de un discurso?, ¿de uno de los 15 discursos de campaña? Podría ser.
¿Tendría algo de significativo este discurso? ¿Esa fotografía implica algo en particular o
es un hecho más con más tintes de irrelevancia en el contexto del descrédito general por
la democracia, su práctica y estudio?
El discurso en la estación de San Luis Potosí fue la pieza clave del proceso que se le-
vantó en contra de Madero y Roque Estrada. El futuro diputado Juan Orcí, en medio del
escándalo del andén y la estación del tren, escuchó, inventó y falseó deliberadamente de
manera magistral las palabras de Madero, dio un testimonio que tergiversó las ideas y esa
declaración sirvió de base al juez Tomás Ortiz para fundar una acusación por los delitos
7
Juan Sánchez Azcona, Apuntes para la historia de la Revolución Mexicana, México, Talleres Gráficos de la Nación,
1961.
8
Pedro (Cráter) Lamicq, Madero, pról. Pedro de Alba, México, Talleres de la Cámara de Diputados, 1958.
279
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
xx. Entenderla en el contexto del proceso judicial permite valorar los testimonios ofreci-
dos por los testigos así como la declaración de Juan Orcí y la imposibilidad de que Orcí
escuchara nada con claridad.
Más relevante es entender que en esta imagen se materializa un hecho: el instante en
que el poder pone en marcha su maquinaria y la estrategia para deliberadamente rom-
per el Estado de Derecho y mantenerse en el gobierno. Es en esta interpretación donde
la imagen alcanza su importancia real.
9
Vid. Estudio en El Proceso Judicial a Madero en 1910, en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/
280
Manual de comentario de textos históricos
Fuentes
Lamicq, Pedro (Cráter), Madero, pról. Pedro de Alba, México, Talleres de la Cámara de
Diputados, 1958.
Madero, Francisco Ignacio, Discursos, vol. I., comp. Adela Pinet Plascencia, México, Clío,
2000.
Madero, Francisco, Discursos, vol. 2., editor Alejandro Rosas Robles, México, Clío, 2000.
El Proceso judicial a Madero en 1910, en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/.
Sánchez Azcona, Juan, Apuntes para la historia de la Revolución Mexicana, México, Talleres
Gráficos de la Nación, 1961.
281
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
282
Manual de comentario de textos históricos
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
Enmienda Platt
Aprobada por el Senado de Estados Unidos de América, el 27 de febrero de 19011; por la Cámara
de Representantes estadounidense, el 1ro de marzo de 19012, y sancionada la Ley por el presidente
William McKinley, el 2 de marzo de 1901.
Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
El Gobierno de Cuba nunca celebrará con ningún Poder o Poderes extranjeros ningún
Tratado u otro pacto que menoscabe o tienda a menoscabar la independencia de Cuba, y
en manera alguna autorice o permita a ningún Poder o Poderes extranjeros obtener por
colonización o para propósitos navales o militares o de otra manera asiento en o jurisdic-
ción sobre ninguna porción de dicha Isla.
II
Dicho Gobierno no asumirá o contraerá ninguna deuda pública para el pago de cuyos in-
tereses y amortización definitiva, después de cubiertos los gastos corrientes del Gobierno,
resulten inadecuados los ingresos ordinarios.
III
El Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos puedan ejercer el derecho de
intervenir para la preservación de la independencia de Cuba y el sostenimiento de un
Gobierno adecuado a la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual, y al
cumplimiento de las obligaciones con respecto a Cuba, impuestos a los Estados Unidos
por el Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno.
IV
Todos los actos realizados por los Estados Unidos en Cuba durante su ocupación militar,
serán ratificados y tenidos por válidos, y todos los derechos lealmente adquiridos a virtud
de aquellos serán mantenidos y protegidos.
1
La votación en el Senado fue de 43 votos a favor y 20 en contra. Para más información, vid. Emilio Roig de
Leuchsenring, Historia de la Enmienda Platt, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales (3ª edición), 1974, p. 70.
2
La votación en la Cámara de Representantes fue de 159 votos a favor y 134 en contra. Ibid.
285
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
V
El Gobierno de Cuba ejecutará y hasta donde fuere necesario ampliará los planes ya pro-
yectados y otros que mutuamente se convengan para el saneamiento de las poblaciones
de la Isla, con el fin de evitar la recurrencia de enfermedades epidémicas e infecciosas,
protegiendo así al pueblo de los puertos del Sur de los Estados Unidos.
VI
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés
La Isla de Pinos queda omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución,
dejándose para un futuro tratado la fijación de su pertenencia.
VII
Para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la independencia de
Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno
de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias para carbo-
neras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el
Presidente de los Estados Unidos.
VIII
El Gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un tratado permanente
con los Estados Unidos.
Nota
Con igual texto se aprobó por la Comisión Constituyente el 12 de junio de 1991 como
apéndice Constitucional, con el siguiente añadido:
286
Manual de comentario de textos históricos
Anexo
Convenio para estaciones carboneras y navales
Entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América para arrendar a los Estados
Unidos (bajo las condiciones que habrán de convenirse por los dos Gobiernos) tierras en
Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
Cuba para estaciones carboneras navales.
Deseando la República de Cuba y los Estados Unidos de América ejecutar en todas sus par-
tes lo prevenido en el artículo VII de la Ley del Congreso del Apéndice de la Constitución
de la República de Cuba promulgada el 20 de mayo de 1902, en los cuales dispone que:
ARTÍCULO I
La República de Cuba arrienda por el presente a los Estados Unidos por el tiempo que
necesitaren y para el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las
extensiones de tierra y agua situadas en la Isla de Cuba que a continuación se describen:
1º
En Guantánamo (léase la carta 1887 de la Oficina Hidrográfica). Partiendo de un punto
de la costa Sur situado a 4.37 millas marítimas al este del faro de la “Punta del Barlovento”,
una línea que corre en dirección norte (franco) por una distancia de 4.25 millas marítimas;
Partiendo de la extremidad norte de esta línea, una línea de 5.87 millas marítimas al
oeste (franco); Partiendo de la extremidad norte de esta línea, una línea de 3.31 millas
287
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Este arrendamiento quedará sujeto a todas las condiciones que se mencionan en el Artí-
culo ii de este Convenio.
2º
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés
Y, además, toda la extensión de terreno y sus aguas adyacentes al lado oeste de la entra-
da de Bahía Honda comprendido entre el litoral y una línea de Norte a Sur (franco)
hasta donde llegue la bajamar atravesando un punto que está al oeste (franco) y distan-
te una milla marítima de Punta del Caimán.
ARTÍCULO II
La concesión del Artículo anterior incluirá el derecho a usar y ocupar las aguas adyacen-
tes a dichas extensiones de tierra y agua, y a mejorar y profundizar las entradas de las mis-
mas y sus fondeaderos, y –en general– a hacer todo cuanto fuere necesario para poner
dichos lugares en condiciones de usarse exclusivamente como estaciones carboneras o
navales y para ningún otro objeto.
Los lugares dedicados al comercio con Cuba gozarán de libre tránsito por las aguas in-
cluidas en esta concesión.
288
Manual de comentario de textos históricos
ARTÍCULO III
Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la continuación de la soberanía defi-
nitiva de la República de Cuba sobre las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la
República de Cuba consiente, por su parte, en que, durante el período en que los
Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de este Convenio,
los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señoría completos sobre dichas áreas con
derecho a adquirir (bajo las condiciones que más adelante habrán de convenirse por
Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
ambos Gobiernos) para los fines públicos de los Estados Unidos cualquier terreno y otra
propiedad situada en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando a
sus poseedores totalmente.
Firmado por el Presidente de los Estados Unidos hoy día veinte y tres de Febrero de 1903.
289
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Origen: Aprobada por el Senado de los Estados Unidos de América, el 27 de febrero de 1901; por
la Cámara de Representantes estadounidense, el 1º de marzo de 1901, y sancionada la Ley por el
presidente William McKinley, el 2 de marzo de 1901.
Valor: Explica las cláusulas legales y los compromisos de la República de Cuba con res-
pecto al poder Ejecutivo de los Estados Unidos de América y los derechos de este país de
intervenir en la política interna de Cuba siempre que lo considerase necesario.
Valor para los investigadores: Esta fuente es gran valor como documento jurídico/histórico
para los abogados relacionados con el Derecho Internacional Público (dip), los analistas
de relaciones internacionales, los historiadores o las personas que lo estudien. El carácter
extraterritorial de su origen, y su connotación impositiva, al no abundar en el dip, le otor-
gan un plus a su valía jurídica/histórica.
Limitaciones:
La fuente adolece de una mayor precisión en su origen, pues solo se precisa que fue apro-
bado por el Congreso de los Estados Unidos de América y del Ejecutivo (presidente) en
1901, pero no se refiere a si la Enmienda fue hecha años antes o ese mismo año (1901),
meses antes de ser aprobada. No obstante, historiadores como Philip S. Forner, Horten-
290
Manual de comentario de textos históricos
cia Pichardo, Emilio Roig de Leuchsenring, Olga Miranda Bravo, entre otros, coinciden en
que fue redactada por el Secretario de Guerra de la administración McKinley, Elliout Root3.
Locación temporal: La locación temporal de esta fuente histórica se sitúa en los primeros
días de 1901, cuando la Enmienda Platt –a la Constitución de la República de Cuba–, fue
Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
propuesta por el congresista Orville H. Platt. Se corrobora, además, por tres hechos impor-
tantes ocurridos en ese año: 1) el 27 de febrero de 1901, cuando es aprobada por el Con-
greso de Estados Unidos de América; 2) el 1º de marzo de 1901, cuando es aprobada por la
Cámara de representantes de los Estados Unidos de América; y 3) el 2 de marzo de 1901,
cuando es firmada por William McKinley, presidente de los Estados Unidos de América.
Locación espacial: La locación espacial de esta fuente histórica está en el Congreso de los
Estados Unidos de América y en la Casa Blanca, sede del poder Ejecutivo de ese país.
El autor del texto fue Elliout Root4, Secretario de Guerra de la administración McKinley,
y fue propuesto por el senador estadounidense por el Estado de Connecticut, Orville H.
Platt, miembro del Partido Republicano y extremadamente conservador en sus posicio-
nes políticas. Por ejemplo, se oponía a que fueran votadas leyes como la que establecía la
jornada de 8 horas para los trabajadores y la ley contra la creación de monopolios, aun-
que es altamente probable que en la discusión para su aprobación, en ambos espacios
del poder legislativo de los Estados Unidos de América, otros legisladores le realizaran
adecuaciones, hasta convenirse el texto definitivo.
3
Olga Miranda Bravo, Vecinos Indeseables. La base naval de Guantánamo, La Habana, Editorial de Ciencias Socia-
les, 2008, p. 42.
4
No es el único caso en la política exterior de Estados Unidos en que una propuesta no lleva el nombre del
autor, sino de otra persona propiciada por las circunstancias. Por ejemplo, la Doctrina Monroe, expresada por
el gobierno de Estados Unidos para sus relaciones con América Latina y el Caribe, durante el mandato del
presidente James Monroe, fue redactada por su Secretario de Estado, John Quincy Adams.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
Contexto histórico: El contexto histórico de esta fuente es, de manera general, la emer-
gencia de Estados Unidos como una potencia imperialista a finales del siglo xix, donde
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés
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Manual de comentario de textos históricos
Análisis de fuente
Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
THEODORE ROOSEVELT.
Propósito: Ofrecer una visión de todas las cláusulas en materia económica sobre estaciones
carboneras y navales.
Valor: Explica las condiciones económicas sobre límites territoriales, concesiones y arren-
damientos sobre estaciones carboneras y navales.
Valor para los investigadores: Es uno de los pocos ejemplos en el dip (Derecho Internacio-
nal Público), en el que se perpetúa la vigencia legal mientras una de las dos partes lo considere
conveniente. Este tipo de fuente, por ser poco común, es de sumo interés para los aboga-
dos relacionados con el dip, los analistas de relaciones internacionales, los historiadores
o las personas que lo estudien.
Limitaciones: No hay precisión de cómo fue elaborado. Es de suponer que fue concebido
por un grupo mixto de integrantes del poder Ejecutivo y el poder Legislativo –Congreso,
compuesto a su vez por el Senado y la Cámara de Representantes– de los Estados Unidos
de América, o en el poder Ejecutivo de ese país.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
El anexo sobre bases navales y carboneras en Cuba fue otra imposición de los Estados
Unidos como potencia imperialista, sobre un Estado–nación.
5
Las potencias imperialistas, si bien dieron la independencia formal a sus colonias, mantuvieron el control
económico –y lo que más les interesaba–, el control de los recursos de los “países independizados”, con lo que
mantenían una gran influencia política. La situación de esos países es lo que se califica como neo–colonias, es
decir, seudo–estados o seudo–naciones.
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Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
Fuentes
Miranda Bravo, Olga, Vecinos Indeseables. La base naval de Guantánamo, La Habana, Edi-
torial de Ciencias Sociales, 2008.
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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
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Manual de comentario de textos históricos
Imágenes
CENTRO (IMAGEN):
Escudo compuesto por torres y leones rampantes coronados, abotonado con tres flores
de lis, inscrito dentro del collar de la orden de Carlos III, con corona real y venera de la
Inmaculada Concepción, del cual emana un resplandor.
CENTRO (TEXTO):
“Real Palacio [IMAGEN] de Aranjuez.
Visto desde la entrada [IMAGEN] por el puente de Barcas
Por D. Domingo de Aguirre Capitán de Infantería [IMAGEN] Ingeniero Ordinario de
los R. E. Plazas y F.
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