La Canción Del Olvido
La Canción Del Olvido
La Canción Del Olvido
TEMPORADA 2009/2010
La canción
del olvido
Zarzuela en un acto y cuatro cuadros de
JOSÉ SERRANO (1873-1941)
REPARTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
ARGUMENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
LIBRETO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Personajes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Primer acto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
SELECCIÓN DISCOGRÁFICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
CURRÍCULOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Ruth Rosique (Rosina); abajo, con Marina Pardo
(Flora Goldoni)
BALLET
Rebeca García, María Jesús Lorente, Rocío Menéndez, Nieves Portas,
Sara Portilla, Begoña Quiñones, Karelia Sánchez, Eloy Aguilar, Jorge Brea, Iván García,
David Guerra, Óscar Manhenzane, Cristian Martín, Emilio Ochando
Director de escena
Francisco López
Coreografía
Alessandra Panzavolta
Escenografía y figurines
Jesús Ruiz
Iluminación
Francisco López
REALIZACIONES
Escenografía Antonio Candalijas
Vestuario Peris Hermanos, En Escena
Utilería A. Otaegui, J.P. Juanmartiñena, R. Sánchez
Peluquería y caracterización Alicia Suárez
Equipo técnico Regiduría Carmen Guerra Técnicos Antonio Romero, Alfonso Romero,
José García, Ramón Junquera, Daniel Román
Ayudante de regiduría Carlos Granados
Sastras Mª Josefa Castaño, Mº Josefa Moreno,
Sobretitulación Julio Lozano
Natalia Piudo
Técnicos del Teatro Villamarta Peluquería y maquillaje Alicia Suárez, Equipo KOKOA
Jefe escenario Juan Román Jefa de producción Eva Rodríguez
Subjefe de escenario Alberto Martínez Coordinación producción técnica-artística
Javier Sabadíe
Oficina técnica Marcos Serna
Coordinador de giras Rafael Galisteo
José Serrano (1873-1941)
Marina Pardo (Flora
Goldoni), a la izquierda
junto a José Canales
XIX y principios del XX fallecen una buena nario popular como Bretón, Chapí, Caballero
parte de los mejores zarzuelistas, aquéllos o Giménez. Volvieron a triunfar, más si cabe
que habían elevado al género a sus más altas con La reina mora (de nuevo con los Álvarez
cotas. No hay que olvidar que la crisis del 98 Quintero, 1903), después de algunas obras
marcaría fuertemente a toda una generación sin mayores consecuencias (El corneta de ór-
y que podría explicar el cambio de rumbo en denes, El olivar, La mazurca roja y Don Miguel
muchos aspectos, como la mirada al Norte, de Mañara, entre otras), en donde ya anticipa-
a Europa, mientras otros se atrincheraban en ría sus características que lo harían famoso: la
los rasgos más marcados de nuestra idiosin- extraordinaria inventiva melódica, capacidad
crasia. Serrano permaneció fiel a un género, para desarrollar sencillos temas y apurarlos
el «chico», al que prolongó la vida cuando ya hasta sus últimas consecuencias, y sucinta
se daba por extinto, y fue ajeno a toda extran- orquestación y dominio de la armonía. Ob-
jería en la música. tuvo un gran éxito de público, entre el que se
Como no parecía encontrar la forma del encontraba Camille Saint-Säens, quien al feli-
triunfo, tras años de verdaderas penurias, a citarlo le espetó: «Es una partitura magnífica:
punto estuvo Serrano de volver a su tierra y ¡Me gustaría ser el autor de La reina mora!».
renunciar a sus aspiraciones; sin embargo, la Seguiría El mal de amores y Moros y cris-
suerte le sonrió en el último momento. Uno tianos (1905), esta última en colaboración
de los compositores que terminaba sus días, con los libretistas Thous y Cerdá, en la que
Fernández Caballero, le pidió su colabora- se avienen dos características intrínsecas al
ción para transcribir Gigantes y cabezudos, autor: la cercanía del tema moro, geográfica-
habida cuenta de la ceguera progresiva que mente hablando y por las estelas arábigas que
sufría, e incluso le propuso participar míni- va dejando en algunas de sus obras, y de otro
mamente escribiendo una romanza en el ho- lado el fondo verista que esta vez evidencia
menaje a la tiple Lucrecia Arana. Sólo al final sin ambages, obteniendo con la obra un gran
de su canto revelaría el nombre del verdadero éxito sobre todo en su Valencia natal, aunque
autor, cosa que no hizo. Contrariado, expresó con el desacuerdo en algunas partes de sus
su queja a la no menos famosa y paisana Fe- colaboradores. Alma de Dios (1907) sería un
lisa Lázaro, quien en ese contexto le presentó sainete melodramático también de gran éxito
a los hermanos Álvarez Quintero, autores de que surge en colaboración con Carlos Arni-
éxito. Éstos aprovecharon la oportunidad y ches y Enrique García Álvarez, que dibuja ese
le eligieron para poner música al libro de El tranquilo Madrid del año de su estreno, lleno
Motete (1900), cuyo estreno se realizaría en de gracia y a veces de llanto. A La alegría del
el «templo» de la zarzuela, el Teatro Apolo. batallón (1909, con Arniches y Quintana), El
Se trataba de un entremés compuesto de tres amigo Melquíades (1914, otra vez con Arni-
números: un preludio, una canción y un pa- ches) seguirán obras como El trust de los te-
sodoble, que le catapultaron del anonimato al norios (¿quién no recuerda su jota?) o El carro
olimpo zarzuelero, codeándose en el imagi- del sol (1910), aunque lo más conocido de su
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producción, junto a la obra que nos ocupa, lo que comenzó así de rápido se prolongó en
sean tres de sus últimos títulos: Los de Ara- el tiempo: «Pasó más de un año y, aunque yo
gón (1927), Los claveles (1929) y La Doloro- frecuentaba las visitas a la hora de la sobre-
sa (1930). Como se ve, su asociación con tan mesa del mediodía compartiendo con el ma-
afamadas plumas para los libretos facilitaron trimonio Serrano –¡oh Isaura inolvidable!– y
el camino del éxito; pero también supo intuir los ocho hijos, la cháchara y la broma, ¡ni una
la destreza de unos jóvenes veinteañeros como nota de aquel “príncipe errante!”, al parecer
Federico Romero y Guillermo Fernández por cambios constantes que en cada encuen-
Shaw, quienes encontraron en esta Canción del tro contradecía los del último. Resultó al final
olvido la oportunidad de abrirse camino junto que el libro quedó tal como se lo llevamos,
a un autor en la plenitud de su carrera. salvo dos modificaciones importantes: la su-
presión, en gracia de la brevedad que imponía
El libro el acto único, de un cuadro –por cierto, in-
La que sería una de las grandes parejas de cluido en la película que filmó Televisión Es-
libretistas de zarzuela, la formada por Fede- pañola y que fue premiada en Milán–, y que
rico Romero y Guillermo Fernández Shaw, otro cuadro fuese musical de cabo a rabo ¡y
habían compuesto el libro alrededor de 1911, dura veinte minutos!». Luego añade el libre-
y se lo habían ofrecido en primer lugar a Pa- tista que Serrano, partiendo del texto y de la
blo Luna, a quien no le había interesado. El situación creaba «monstruos», es decir ver-
Figurines diseñados por encuentro con éste y otras muchas anécdotas sos sin sentido que tienen el ritmo prosódico
Jesús Ruiz para los personajes de sobre la creación de la obra las conocemos
que él necesitaba para la música. Y Fernández
la producción jerezana de gracias a las memorias de ambos libretistas. Shaw pone el ejemplo de «Junto al puente de
La canción del olvido Cuenta Romero cómo fue la primera entrevis- la Peña/por la noche la encontré/y su guan-
ta, cuando le ofrecen a Serrano el libreto de lo te/chiquitito/le cayó a los pies. Serrano había
que entonces titularon de manera «levemente enunciado: En la calle de la Abada/veinticua-
justificada» El príncipe errante: «Nos encon- tro principal,/vive un tío/que es baulero/y es
tramos con un hombre simpatiquísimo y lo- muy colosal», una práctica habitual entre mú-
cuaz extremado que nos habló durante hora sicos y libretistas, y que resulta muy curioso
y media de varios temas y pocos segundos de apreciar referido a una romanza tan concreta
lo que más nos interesaba. Leería el libro y, y conocida, que nos ayuda a comprender la
si le gustaba, compondría la música. No le colaboración entre dos mundos tan distintos
importaba que fuéramos noveles. Era un sá- y complementarios. Finalmente, la cosa duró
bado y nos citó para el jueves. Pero el lunes, cuatro años y medio.
tres días antes de la fecha indicada, en una En cuanto al cambio de título, Federico
tarjeta de visita […] estampó estas palabras: Romero lo cuenta así: «Otra tarde, acompa-
“He leído la obra. Vengan a verme”. Y bajo su ñándole camino del Círculo de Bellas Artes,
nombre y apellido impresos, trazó una pre- paró en seco al llegar a Peligros por Caballero
ciosa clave de sol, que era su rúbrica». Pero de Gracia. Iba diciendo que el libro quedaba
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muy a gusto y el parón estaba motivado por y cuando se cumplían cien representaciones,
una declaración tajante: “Hay que ponerle se estrenó el Preludio. Luego siguió hacia Bar-
otro título”. “Verdad, maestro –le respondí–. celona, Bilbao y Zaragoza.
El título es impropio y, además, feo y cursi”. Hasta 1918 no se estrenaría en el Teatro de
[...] Le propuse cinco o seis improvisados la Zarzuela, gracias al empeño de su director,
e inadmitidos y, de pronto, se me vino a las Arturo Serrano. Otra vez merced a Romero
mientes el de un poemita publicado por mí en sabemos los detalles: «Cerca de año y medio
La Tribuna, diario de Real, en 1904. Tímida- contaba nuestra zarzuela y ninguna empresa
mente balbucí: –La canción del olvido. –¡Ése! de Madrid se había enterado del éxito desco-
–exclamó Serrano». munal. Algo oyó Arturo Serrano, padre de su
homónimo actual. Era el empresario más in-
El estreno tuitivo y más valiente que he conocido. Tomó
La obra finalmente vio la luz el 17 de no- el tren y se marchó a Valencia. Regresó ilu-
viembre de 1916 en el Teatro Lírico de Va- sionadísimo. Dado que el espectáculo no era
lencia. No fue esto debido a un amor patrio, propio para su “barquillera”, el Infanta Isabel,
ya que el autor estaba instalado en Madrid y subarrendó el Teatro de la Zarzuela donde se
sabía que un éxito en la capital le garantizaba estaba explotando el cine por una entidad
los demás; el problema era la Sociedad de Au- alemana. Vino a Madrid el maestro y los dos
tores de España, a la que el compositor había Serranos concluyeron un contrato tan favo-
pertenecido, pero de la que se había dado de rable para el autor de la música, verdadero
baja en 1915. Con la programación de la zar- motor del éxito, que cuando Arturo ganaba
zuela prevista en el Teatro Apolo madrileño catorce mil duros, a fin de temporada, Pepe
para febrero de 1916, las discrepancias de la había recibido treinta y cinco mil duros, a fin
Sociedad con Serrano provocaron la suspen- de temporada. Pregunté al primero cierto día:
sión de la obra, debida a las enormes presiones “¿Cómo firmaste un contrato tan desigual?”
y amenazas de aquélla sobre el empresario del Y él me contestó rápido: “Pepe podía ganár-
Teatro Apolo, que prefirió retirar la obra antes selo todo. Me dejaba ganar una parte y ben-
que enfrentarse a la todopoderosa Sociedad. dito sea Dios, porque el éxito era seguro”».
Así que Serrano terminó por marcharse a su El reparto del estreno de Valencia/Madrid fue:
tierra, donde un empresario amigo, José Na- Rosina, Conchita Gil, soprano; Leonello, José
varro, adquirió el cine Trianón y lo reconvir- Sala/Manuel Fernández Carbonell, barítono;
tió en el Teatro Lírico, para abrir sus puertas Sargento Lombardi, Pepe Caballer, tenor; Flo-
como tal con esta Canción del olvido. Fue un ria Goldoni, Amparo Martí/Srta. Campoamor,
éxito absoluto, contando con el decorado del actriz; Casilda, Srta. Campo/Srta. Gorgé, ac-
escenográfo Martínez Garí y el vestuario de la triz; Toribio, Patricio León, actor; Pietro, Ri-
Casa José Zamora, de Madrid. Y cuando ha- cardo Iturbi/Sr. Vivas, actor; Paolo, Manuel
blamos de éxito nos referimos a llenos diarios Vivas/Sr. Villasante, actor; El hostelero, Sr.
desde el estreno hasta el Domingo de Ramos, Tomás, actor.
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El género de la obra, atendiendo al texto, ca del maestro Serrano, a la vez que su intuiti-
esquiva el costumbrismo castizo madrileño vo sentido y gusto por la orquestación, siem-
para vincularse mejor con el más europeo de pre en difícil equilibrio entre la originalidad
la opereta, sin dejar de lado la idiosincrasia y la sencillez. Su chispeante motivo inicial va
del género. Desde el punto de vista musical recorriendo la primera parte de este inicio,
apenas se percibe una influencia extranjera, demostrando imaginación sobre economía
ya que Serrano siempre rehusó la moda de in- de medios. Para el engarce entre las diferen-
cluir bailables extranjeros, así como exceder tes frases musicales recurre a elementos que
el marco del pequeño formato. Un Nápoles realcen los finales (como escalas cromáticas
imaginario centralizado en la dieciochesca y en crescendo) y a un motivo muy subrayado,
fantaseada ciudad de Sorrentino sirve como de notas más largas que, repetido al unísono
escenario para los amores de la princesa ro- y fuerte, de carácter expectante, nos condu-
mana Rosina y el apuesto capitán Leonello. La cirá a la segunda sección (Andantino, 2/4, Mi
trama es sencilla, pero está bien conducida: el mayor). El cambio al luminoso tono mayor,
amor de Rosina por el militar llevará a ésta a el cantábile pausado de la trompeta –que aca-
impedir, en primer lugar, la «conquista» de so anticipe el sometimiento del marcial ins-
la bella cortesana Flora Goldoni prevista por trumento a los dulces sones del amor– y el
Leonello; luego conseguirá el enamoramien- delicado arpegiado de la cuerda constituyen
to de éste al dejarle disfrutar de su belleza, y el nuevo decorado en el que se mueve la mú-
resistirse estratégicamente a los encantos del sica. Tras alternar ambas partes brevemente,
galán, cuyo amor propio quedará así herido y finaliza brillantemente sobre el mencionado
posteriormente convertido en amor, a secas. motivo enfático. Nótese cómo en algunos pa-
sajes, como en una prolongación del segun-
La obra do tema (en donde acompaña el arpa), hay
Se trata de una comedia lírica en un acto, guiños formulados de manera sencilla a ese
dividida en cuatro cuadros, y en la que a pe- verismo que asoló Europa.
sar del número de integrantes, en realidad hay No es de extrañar que casi todos los nú-
sólo tres cantantes: el dúo protagonista y un meros fuesen bisados la noche del estreno
tenor que alterna dos personajes, el sargento madrileño. Porque desde la inicial Canción de
Lombardi y una voz desde dentro. Lo que sí Leonello (Allegretto, 2/4, Re mayor), la popu-
debemos destacar son sus exigencias vocales, laridad ha ido acompañando a gran parte de
y en tanto que tesitura, la del barítono alcan- los números presentados. Y si el comienzo de
za prácticamente el límite superior de la mis- la romanza es bien conocido por su joviali-
ma (Fa sostenido), mientras la de la soprano dad y gallardía, no digamos cuando el capi-
lírica se acerca más bien a la de mezzo (de Si tán entona «Mujer, primorosa clavellina», en
bemol grave a La agudo). donde se aglutinan ese aire marcial y binario
Desde el breve preludio (Allegro vivo, 3/4, del guerrero, con el esplendor enfático y el vi-
Mi menor) ya observamos la facilidad melódi- gor lisonjero de un mujeriego empedernido.
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Nos llama la atención qué pudo haber llevado apropiado para el lenguaje amoroso (es más,
al maestro Serrano a preferir la voz de barí- el texto en la segunda letra dice: «Al llevarla
tono para el protagonista, aunque acaso sea a su palacio/mis finezas repetí», y comienza
la misma que hizo que Bizet prefiriera la de nuevamente el ritmo ternario). Por último, el
mezzo para Carmen: contrastar una voz os- paso a una tonalidad menor enmascara mo-
cura, grave, hecha, de mundo, corrida, con la mentáneamente al predador, que en ese pun-
más aguda de un enamorado/a virginal en su to se vuelve romántico y lírico ante la dama,
inocencia. Y si atendemos al texto, hoy nos desapareciendo –al menos mientras tanto– el
resultaría tan políticamente incorrecto –y exultante y altanero tono mayor, a la vez que
tan increíblemente popular– como el de «La se acompaña de una orquesta delicada y lige-
donna è mobile». Una entrada enérgica y pal- ra. La insolencia volverá en cuanto lleguemos
pitante parecen expresar los impacientes lati- al estribillo, donde exteriorizará sin pudor su
dos del cazador ante su nueva presa, pero van instintiva obsesión («yo soy caminante/que
decreciendo hasta hacer que la cuerda ponga al pasar/arranca las hojas de la flor/y sigue
la sordina, seguramente para no ahuyentarla; adelante/sin recordar tu amor»), empezando
es aquí donde sale ese acierto melódico del por sublimar el nombre de «mujer» (en una
valenciano, en el que el canto inspirado, em- alta nota tenida), doblado por la flauta (im-
baucador, es enunciado con certeza, dobla- prescindible instrumento fálico que también
do por su émulo orquestal, el fagot. Adopta es solista en Verdi) y el clarinete. La cuerda
forma de canción estrófica, pero la copla se sostiene el ritmo con un jadeante y excita-
subdivide a su vez en el recuerdo del diálogo do galop, en forte, junto a las dos trompetas
que el capitán sostiene con la incauta dama y más adelante las dos trompas, sacando, ya
(«–Perdonad/ –Por favor/ –Atended/ –¿Qué puestos, los timbales, en lo que constituye un
decís?…» Allegro, 3/4, Re menor), algo que auténtico desfile militar de intenciones.
nos resulta original y cuya plasmación musi- Tampoco queda atrás el acierto del canto
cal la acabamos de anticipar: un cambio en el delicado de Rosina (Nº 2, Moderato, 2/4, Sol
tempo aparentemente más rápido, pero no si menor) al entonar la romanza que da título a la
tenemos en cuenta que las figuras aumentan obra, con su aire nostálgico y ensoñador, subra-
su duración. La primera consecuencia de ello yado por la languidez del arpa. No tiene la pie-
es la sensación de que el cazador ha de ocul- za más dificultad que la de su canto líricamente
tar su ansia, pausando su canto, y alejando sentido, acompañado también por las cuerdas
así cualquier atisbo de prisa ante la presa, a la en pizzicato acentuando el contratiempo, aca-
vez que el cambio de compás acentúa la am- so como una autoserenata sobre su sentir y ese
bientación de esa escena dentro del racconto amor que, como Marinela, no encuentra, y que
general. Pero también ese cambio implica que sólo en la música buscará la esperanza que la
hemos pasado de un ritmo binario y arrasador haga «olvidar su dolor». La sección central pasa
castrense (que «arranca la hoja de la flor») a –casi como podíamos esperar– al tono mayor,
otro elegante y aristocrático, el ternario, más donde las evocaciones siguen siendo nostálgi-
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cas, pero hay un aire de ilusión y dulzura, lo Rosina nos brindará una nueva y melancó-
que parece generar una ligera impaciencia en lica intervención de la soprano en la Canción
el arpa, que opta por acompañar ahora de una del trovador (Nº 4, Allegretto, 3/4, Mi menor),
manera más anhelante (mediante un ritmo sin- de nuevo acompañada por el arpa y las cuer-
copado). Es claro que la elección de una sopra- das en pizzicato. Serenata estática, no sólo por
no lírica se adecua con acierto al papel, si bien su ritmo reposado y sus frases pausadas, sino
la elección del rossiniano nombre de la prota- por una melodía que va repitiendo un único
gonista acaso no sea casualidad y, como la Rosi- motivo casi sin quererlo (Serrano señala la
na del Barbero, la joven inocente y melancólica alternancia de frase fuerte y débil «como un
de su canción sea quien finalmente subyugue eco», aunque la sección acabe terminando las
al seductor capitán. frases con un ribeteado hispano (nos atreve-
Y en esta clasificación de popularidad no ríamos a decir más maño que otra cosa, habi-
podemos obviar la que es conocida como da cuenta de la vinculación entrañable que le
Canción de la Ronda (Nº 3, Moderato, 3/4, Mi unió a Aragón). Estamos viendo que dentro
mayor), y que se inicia con otra nueva demos- de la manera de componer de Serrano el cam-
tración de acierto melódico y con harta eco- bio del mismo tono, de menor a mayor (mo-
nomía de medios: un mismo motivo, intensí- dulación) constituye un recurso casi fijo en
simo, abre de modo brillante la escena, siendo cada número, algo no habitual en la música
interrumpido súbitamente por la aparición clásica desde el barroco (tonalidad bifocal),
del coro, de nuevo en otra muestra de espon- aunque sí se utilizará en la canción españo-
taneidad e inventiva, donde las voces se su- la. La verdad es que el efecto es inmediato:
perponen disciplinada y ortodoxamente (por en esta languidez inicial de pronto la músi-
terceras), primero los hombres solos, luego las ca brilla como un foco de luz (Allegro mosso,
tiples (acompañadas de los clarinetes y cuer- Mi mayor) sobre «Ligero mi canto vuela», un
das, mientras los bajos puntean la base), para efecto acentuado no sólo por la armonía, sino
terminar todos juntos, antes de que el tenor por la intensidad de los violines, que frotan
irrumpa con su serenata (Andantino, 6/8, Mi ávidamente en trémolos, consiguiendo en-
mayor), que formará la sección central del cender el fuego de la esperanza, mientras el
número. Su canto es brillante no sólo porque violonchelo y el oboe subrayan la nobleza del
su melodía enamora y seduce, sino porque su canto de Rosina, doblando la melodía. Final
tesitura es permanentemente alta, sin requerir delicadísimo sobre una nota ligeramente ele-
agudos portentosos (lo máximo es un Sol). La vada (Mi), tenida durante nueve compases.
armonía es muy sencilla con acompañamiento Confluimos en el que es el número más
de arpa y muy delicadamente por bandurrias y conocido de toda la obra, cuando el coro y
laúdes, que dan ese característico color espa- el tenor entonan Soldado de Nápoles (Nº 5,
ñol (la bandurria recalaría en nuestra Penín- Allegretto, 2/4, Do mayor), popularidad que
sula y Canarias, pero que sepamos en ningún se alcanzó la misma noche del estreno en el
otro sitio de Europa). Teatro de la Zarzuela madrileño, donde se re-
TEATRO VILLAMARTA 22
pitió en cuatro ocasiones y cuando se alcanzó sin que renuncie a lo árabe. Al entrar el te-
la quinta –nos cuenta Ángel Sagardía– «unos nor (sargento Lombardi) vuelve a cambiar de
espectadores tomaron a Serrano en hombros tono (esta vez a Fa menor). Cuando se vuelve
y lo pasearon por la sala. Al dejarlo ante el a unir al coro, nuevamente la luz pasa a ma-
atril, por su estado emocional, sufrió un des- yor, con un hermoso contracanto de las púas.
vanecimiento; una vez se le pasó empuñó la Vuelve a recordar Federico Romero el éxito
batuta y dirigió de nuevo la canción nombra- de Madrid, que fue tan grande que «soportó
da, para continuar la representación, que ter- heroicamente la terrible epidemia de gripe,
minó en medio de un entusiasmo pocas veces apodada “el soldado de Nápoles” porque esta
manifestado en el teatro con tal magnitud». serenata era tan pegadiza como la enferme-
Romero coincide con la cantidad de repeti- dad, aunque menos mortífera».
ciones, aunque añade que los dos acordes fi- De entre los números que siguen, mere-
nales no se oyeron hasta la cuarta repetición ce destacarse el dúo entre Rosina y Leonello,
«porque la ovación se iniciaba antes de que bastante extenso, y en el que concurren evo-
los soldados acabaran de desaparecer por el caciones de bellas melodías anteriores con
foro». El maestro Serrano sabía de antemano otras nuevas, junto a recitados e intervencio-
que sería el número más famoso de la zarzue- nes del coro, todo lo cual aporta una variedad
la, y por eso «no consintió que nadie de la y riqueza extraordinarias. No se debería ver
compañía, salvo los intérpretes, ni de la or- en las reminiscencias musicales que encabe-
questa, oyera al coro de tenores y a la ronda- zan el dúo (Nº 6, Andantino, 6/8, Mi mayor)
lla. […] Lo ensayó siempre a puerta cerrada y ningún conato de leitmotiv ni conexión más
a horas singulares fuera de tablilla. Otro tanto allá de la puramente melódica. Son dos mi-
había hecho Verdi, sesenta y cinco años antes, nutos y medio que introducen un número en
con la “Donna è mobile” de su Rigoletto, y por el que la entrada de Rosina abre una puerta
igual motivo: que no se propagara en la calle más creativa, libre, que acerca este número
antes del estreno», citando textualmente el a la escena musical, con cambios continuos
recuerdo de Federico Romero. de tiempo, ritmo, declamación/canto, etc. No
La orquesta entra en pleno (forte) con una podemos dejar de pensar nuevamente en el
melodía que arrasa, sencilla –como todas–, duque de Mantua, cuando el conquistador
pero de una eficacia arrebatadora; luego un Leonello se acerca a su presa cantando la can-
glissando del arpa introduce los instrumentos ción que lo define; la preparación de la escena
de púa, que serán quienes acompañen al coro viene de la madera, que entona una suerte de
cuando entre, con un cambio de tono (mo- coral de un carácter religioso, que enfatiza la
dulación) que nos resulta un tanto brusco, sensación de Leonello de estar profanando un
aunque académicamente no lo sea (6/8, Fa templo. Al ver dormida a Rosina será la músi-
mayor). De nuevo oímos las bandurrias y laú- ca de la canción de ronda la que lo acompañe
des, más los dejes de final de frase, que nos en sus tribulaciones éticas. Los diversos te-
hacen pensar otra vez en su alma aragonesa, mas van y vienen con más o menos acierto,
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 23
ya que a veces nos encandilan momentos de en el cambio de tono: mientras ella canta en
intensa emotividad como otros no terminan el principal, él salta de uno a otro. Y después
de hacerse creíbles. de que Leonello lo dé todo por perdido («para
El Nº 6 bis (Allegretto, 3/4, Sol mayor) es mí no hay amor»), ella rompe a reír, mientras
un interludio de algo más de tres minutos de recupera la tonalidad principal, la melodía
duración, caracterizado de nuevo por elemen- juguetona de la orquesta. Y así, cuando ella
tos espontáneos y efectivos. Tres secciones, ha decidido terminar la farsa, él se instala por
la primera de la cual se caracteriza por una fin en la tonalidad principal: «¿No mentís?»,
serena melodía en arco que Serrano sabe evo- inquiere ella; «Mi amor es sincero», capitula
lucionar hasta ribetes arabescos, introducida él, aunque sigue jurando su amor y desean-
por el clarinete y con continuos acelerones do la muerte si no lo tuviera (y aquí Rosina
(affrettandi) y disminuciones (ritardandi) del se queda con la mejor frase de todo el libro,
tempo, a veces en el mismo compás (al menos contestándole: «así no moriréis de amor»).
en la reciente edición de Roa y Sobrino; en la Luego ella atornilla aún recordando la can-
de canto y piano de Unión Musical Española ción del capitán, mientras música y texto han
de 1936 no se especifica tanto cambio). Esto dado de sí ya lo máximo, y lo que queda es la
constituye una especie de estribillo, entre recapitulación de melodías, como la que can-
los que se intercala una segunda sección de tan juntos al final, protagonizando un intenso
carácter más bailable, aunque lenta (Poco ri- y breve momento amoroso.
tardando), y otra más animada (Allegro), con Nos recuerda Ángel Sagardía que en una
una pulsión palpitante y algo más cambiante representación de esta Canción en La Coruña
armónicamente. (1969) asistió el ya octogenario barítono Ma-
El dúo final (Nº 7, Allegretto scherzando, nuel Fernández Carbonell, que seguía dando
2/4, Mi bemol mayor) reúne nuevamente a clases de canto. En la reseña que para ABC
los enamorados, en donde ella domina, con hizo José Luis Bugallal de esta reposición,
ironía y risas, al indomable caballero. Como recordaba el estreno madrileño: «Han pasa-
decimos, Rosina ya tiene al tigre en la jaula, do cincuenta y un años y aún lo recuerdo [a
y sólo le queda jugar con él, sobre todo para Fernández Carbonell] encarnando al capitán
asegurarse de que sus días de conquistador Leonello, altivo y arrogante, cantando la céle-
han acabado. Sus palabras de temor ante el bre aria “Junto al puente de la Peña…”, enca-
militar, espada en mano, destilan un cruel rado a la gran sala del Teatro de la Zarzuela. Y
sarcasmo, como comprende la orquesta que en el podio, el maestro Serrano. ¡Qué ovacio-
la acompaña de forma distendida; sin embar- nes!... Era 1918. El año del armisticio; el año
go, el capitán suplica amor en solitario pri- del Gobierno nacional; el año de la gripe; el
mero, y luego seguido de dos clarinetes tan año del soldado de Nápoles...».
retraídos como él, con una melodía llena de
dolorosos cromatismos. Y para que se vea la Carlos Tarín
correlación, su estado vacilante se demuestra
argumento
ARGUMENTO
La acción se desarrolla en Sorrentino: imagi- al capitán Leonello, un donjuán de quién está
nario lugar entre Nápoles y la Albufera. Allá por locamente enamorada en secreto. El director
los alegres –y locos– años 20 del pasado siglo. informa a Rosina de la causa de las frecuen-
tes visitas de Leonello al balneario, que no es
otra que sus amoríos con Flora, la cortesana.
CUADRO I Acuden al hotel dos joviales militares, Pie-
Interior del Gran Hotel, balneario a orillas tro y Paolo; ya, al poco, Leonello, muy satisfe-
del mar. Mañana esplendorosa de junio. cho con el último éxito de sus empresas amo-
rosas: la conquista nocturna de Flora. Para
El balneario es un hervidero. Varios admi- relatarlo, canta En el puente de la peña.
radores esperan la aparición de la espléndi- Luego, el capitán sigue hablando de Flora
da Flora, cortesana de lujo que se aloja en el y dice que le ha encargado al sargento Lom-
hotel. Aparece: canta La canción del opio. Se bardi una serenata para ella.
marcha de compras, seguida de la cohorte de Ante la irrupción de Flora –siempre ro-
caballeros. deada de sus pretendientes–, y para llamar su
Sale Toribio Clarinetti, músico ambulan- atención, le ordena a Toribio que cante. A ello
te, simpático indigente. Su llegada, afortuna- se dispone Clarinetti; pero apenas lanza los
damente para su bolsa vacía y su estómago primeros acordes, es Rosina quien, sin poder
hambriento, coincide con la celebración de la contenerse, entona La canción del olvido.
clásica noche de las serenatas. La voz de la desconocida sorprende a to-
El director del balneario lo aborda. Gra- dos y, especialmente, cautiva a Leonello. Sin
cias a su labia, Toribio se entera de los perso- embargo, el recuerdo de Flora vuelve a impo-
najes principales que se alojan en el hotel; en- nerse y, después de dar al sargento Lombardi
tre los que está, además de Flora, la princesa las instrucciones para la serenata, se retira para
Ferratta, a quien Toribio asegura que conoció escribir una encendida carta de amor a Flora.
en Roma. Rosina, que no puede sufrir todo esto, se
Rosina –la princesa Ferratta– llega con dispone a impedir a todo trance tales amoríos.
Casilda, su dama de compañía, sin parar Llama a Toribio, lo contrata como el fingido
mientes en el embustero Clarinetti. Cuando príncipe Ferratta, su esposo. El “príncipe”
el director acude a atenderlas, Rosina lo in- Clarinetti deberá enamorar a Flora y ahuyen-
terroga. Rosina ha venido de Roma siguiendo tar a Leonello del lado de la cortesana. Rosina
TEATRO VILLAMARTA 26
libreto
A la izquierda, el
actor Luis Varela. A la
derecha, la regidora,
Carmen Guerra, el
ayudante de regiduría,
Carlos Granados y la
ayudante de dirección
de escena, Alessandra
Panzalvolta
El director de escena durante los ensayos con el Coro del Teatro Villamarta.
PERSONAJES Rosina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . soprano
Casilda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . actriz
Pietro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . actor
Paolo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . actor
DIRECTOR
Escena I Es que dos horas de aguas duran tan pocos
(Cuando se alza el telón se ve el personal del minutos...
balneario. Movimiento al fondo, en la playa.
Llegan los pretendientes de Flora, entre ellos SAINATI
Sainati. Aparecen las alegres bañistas) Y que lo diga, y que lo diga...
Escena II DIRECTOR
Pues no descuide el asedio, porque tiene
Hablado muchos
competidores y alguno le lleva la ventaja de ser
DIRECTOR soltero. Si al menos enviudara usted...
¡Caramba, señor Sainati! ¿Otra vez por aquí?
SAINATI
SAINATI ¡Dios le oiga! Hasta luego.
¡Chist...! (Le da otros cuantos billetes y va hacia su mujer)
DIRECTOR
No se ve nada, ¿eh? Escena III
(Llega Toribio, que se ha colado en el balneario
SAINATI aprovechando un descuido del botones)
Nada.
DIRECTOR
DIRECTOR (Aparte)
Es que es un poco pronto para ella, para su... ¿Qué rondará este pájaro?
cutis, ya sabe. Y su esposa de usted, tomando
las aguas, como de costumbre. ¡Dos horas de (Aparece Flora Goldoni, espléndida. Todo el
libertad para dedicarlas a la otra! mundo se pone en movimiento, la llaman. Ella va
de un lado para otro atendiéndolos a todos)
SAINATI
¡Es tan... arrebatadora...! TORIBIO
¡Mi abuela la de Sueca! Ésta debe ser la musa
DIRECTOR de todas las serenatas que me han encargado
¡Evidente! Pero, siéntese, siéntese allí... y para esta noche. ¡Voy a verla más de cerca, para
espere. inspirarme a conciencia!
(Se dirige hacia ella. Lo intercepta el Director)
SAINATI
No, no puedo.
TEATRO VILLAMARTA 34
DIRECTOR DIRECTOR
(Observando el papel de grandes dimensiones (Acercándosele otra vez, algo despreciativo)
que tiene Toribio en sus manos) ¿Estás a dos velas, verdad?
¿Qué es eso?
TORIBIO
TORIBIO ¡A ocho cirios, diría yo!
Las serenatas contratadas para hoy. De nueve a
nueve y media: a la hija del juez Borelli, música DIRECTOR
apasionada y meliflua. De nueve y media a diez: Pues es tu día de suerte; porque estoy
a la sobrina del obispo Rapaddo, mística. De diez autorizado por la princesa Ferratta, que es
a diez y veinte: a la esposa del general Bombón, cliente de este balneario, para invitar a comer a
dulce... Y así hasta las dos. Además, esta noche todos sus paisanos indigentes...
voy a estrenar un tango compuesto por mí, que
va a ser un éxito. Vamos: la canción del verano. TORIBIO
(Interrumpiéndolo, echándose a sus brazos)
DIRECTOR ¡Oh, ángel anunciador con pajarita!
¿Y para quién va a ser la afortunada?
DIRECTOR
TORIBIO (Recobrando la compostura)
¡Ah! ¡He ahí el problema! Como yo soy de Tú la conocerás, si eres de Roma.
Roma y no conozco a nadie de por aquí y la
letra es algo atrevidilla... TORIBIO
¿Qué si la conozco?
DIRECTOR (Aparte)
Pues, ¡ojo con el general! Pues no la conozco.
(En voz alta)
TORIBIO ¿Qué si la conozco?
¿Muerde? En Roma nos conocemos todos.
(Hace una pausa dándose importancia)
DIRECTOR Así
Peor. Y además, como está siempre borracho... (Indicando una pequeña estatura)
Así me ha conocido.
TORIBIO
No le va el raconto. Le va mejor una melopea. DIRECTOR
(Repasando la lista) ¡Si es mucho más joven que tú!
¿Y el obispo? ¿Qué tal?
TORIBIO
DIRECTOR (Reaccionando)
¡Ah! Ése es un... Así me ha visto mil veces a la puerta de su
(Se interrumpe. Toribio se ha ido tras el palacio... así: ¡en cuclillas!
camarero, que cruza el hall hacia el ascensor con
una apetitosa bandeja) DIRECTOR
Y dime: ¿tú sabes algo de su vida?
TEATRO VILLAMARTA 36
TORIBIO TORIBIO
¿Su vida? ¡Me la sé al dedillo! (Después de mirar)
Efectivamente, no la he visto en mi vida.
DIRECTOR
Cuenta, cuenta... ¿Es soltera, o casada? DIRECTOR
Me extraña que no se haya fijado en ti.
TORIBIO
Casada. TORIBIO
(Aparte) ¡El orgullo, que se la come!
¡Ya la casé! (El Director va hacia Rosina. Toribio detiene
al camarero)
DIRECTOR ¡Eh! Pásale la cuenta a mi paisana y sírveme
¿Y cómo no va con ella el príncipe? una gallina.
TORIBIO CAMARERO
Porque un príncipe como ése no va a ninguna Volando.
parte. (Toribio pregunta al ascensorista por el
restaurante. Entra en el ascensor)
DIRECTOR
La princesa tiene en su rostro un sello de nobleza... DIRECTOR
(Saludando a Rosina)
TORIBIO Señora...
Pues a él se le despega el sello. Es un patán.
(Aparte) ROSINA
¡Cómo lo estoy poniendo! ¿Ha venido el capitán Leonello?
DIRECTOR DIRECTOR
En cambio, ella, ¡qué mujer tan misteriosa! No tardará, porque es mi cliente más asiduo.
Llegó hace una semana, alquiló el palacio ¿Queréis que le diga...?
Marinelli, que es maravilloso, ideal, carísimo...
¡una pasada! Bueno, pues en vez de residir en ROSINA
el palacio, ella se aloja aquí, en mi balneario. ¡Nada! No le hables de mí, ni le dirás mi
nombre aunque te lo pague a peso de oro.
TORIBIO
Es muy caprichosa. DIRECTOR
Como queráis.
Escena V ROSINA
(Sale Rosina, seguida de Casilda. Lleva un gran ¿Sabes qué le trae tan a menudo por el
sombrero. Mientras Casilda se dirige a la balneario?
recepción, Rosina observa)
DIRECTOR
DIRECTOR Los amoríos de Flora Goldoni, una... señora
¡Chist! ¡La princesa...! que está aquí alojada.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 37
ROSINA CASILDA
¿Cómo? ¿Está enamorado? ¿No es ya suficiente con abandonar vuestro
palacio en Roma por seguir a ese hombre? ¿No
CASILDA es ya bastante locura sentir amor por quien no os
Señora: no nos importa. conoce? ¿Por quien no merece vuestra pasión?
¿Necesitáis que todo el mundo se entere, que se
ROSINA hable de vos, que llegue a oídos del capitán
Es cierto; pero, por curiosidad... por Leonello y os confunda con esas meretrices?
curiosidad...
(Rosina se separa unos pasos)
DIRECTOR
El capitán Leonello no se enamora de nadie. CAMARERO
Vino de Roma pocos días antes que vos y ya (Viene de vacío. A Toribio, que sale del ascensor y
le he conocido cuatro aventuras. No tiene se le acerca)
corazón. Me has dicho que una gallina, ¿verdad?
ROSINA TORIBIO
¡La madre...! Sí hombre.... Y creo recordar que me la ibas a
traer volando.
CASILDA
Señora, ¿qué decís? ¿Verdad que es muy CAMARERO
gracioso? Corriendo.
(Se va)
ROSINA
(Reprimiéndose) CASILDA
¡Oh, sí! Graciosísimo... graciosísimo... ¿Qué me decís, señora?
(Al Director)
Muchas gracias. ROSINA
¡Que me indigna que tengas razón! Pero es
DIRECTOR irremediable. Tú eres ya vieja y no puedes
Gracias a vos. recordar el efecto de un capitán intrépido en
(Marchándose y aparte) un
Graciosísimo... que no te ha hecho ninguna corazón de veinte años.
gracia.
(Se va) CASILDA
¡Veinte años locos!
CASILDA
Señora: vais de imprudencia en imprudencia. ROSINA
Si al capitán Leonello lo destinan aquí, a
ROSINA Sorrentinos ¿qué hacer sino seguirle?
Tienes razón.
TEATRO VILLAMARTA 38
CASILDA DIRECTOR
Pero reparad en que una señorita huérfana, (Acercándosele)
viajando sola, ocultando su verdadero nombre, ¿Qué haces, imbécil?
gastando su herencia sin tino...
TORIBIO
ROSINA Hombre, ¡a ver si venía la gallina!
¿Y en qué otra cosa lo voy a gastar que más lo
merezca? DIRECTOR
¡Ya viene!
CASILDA (Se aleja)
¡Ay, Dios mío! Princesa, juradme que no pensáis
confesar a ese donjuán vuestro loco amor. TORIBIO
¡Pobrecilla! ¡Qué aburrido lo va a pasar en un
ROSINA estómago tan solitario!
Eres una boba, Casilda. Con dinero y verdadero
amor no hay nada imposible. El capitán debe
venir a mí, debe quererme. Escena VI
(Salen Pietro y Paolo)
CASILDA
¿Quereros? Pero, ¿cómo, si es un sinvergüenza? DIRECTOR
(Yendo rápido hacia ellos)
ROSINA Señores... ¡Cuánto honor para esta casa!
Aún no lo sé.
PIETRO
TORIBIO ¡Buenos días, señor director! ¿No ha venido el
(Desesperando, junto a la puerta por la que ha capitán Leonello? Me extraña.
desaparecido el camarero; imitando el canto de
un gallo) PAOLO
¡Ki ki ri kiii...! Y la ‘paloma’, ¿está?
CASILDA DIRECTOR
¿No lo conocéis? Toribio Clarinetti, el más Ha salido de compras...
simpático caradura de Roma. Y me parece que (Risas de connivencia)
es de los que comen por vuestra cuenta, lo cual Ya saben...
es otro despilfarro.
PAOLO
TORIBIO Pues el gavilán está al caer... porque suele ser
¡Ki ki ri kiii...! puntual.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 39
LEONELLO LEONELLO
Sea. ¿Ha venido el sargento Lombardi? ¿Lo dudabas? Además, ahora me estoy
volviendo un romántico.
DIRECTOR (Risas)
No, capitán. ¿No me creéis? Y Flora Goldoni es también la
mujer más romántica del mundo. Si la fama no
LEONELLO miente, caballero que se desmaya en sus brazos...
¿Nadie ha preguntado por mí? ¡se arruina!
DIRECTOR PIETRO
Nadie... Es decir... Que se lo pregunten al duque de Sueca.
(Bajando la voz)
Ha preguntado una de mis clientes: la más PAOLO
hermosa, la más distinguida, la más rica. ¡Y toda la nobleza del Reino!
LEONELLO LEONELLO
(Engallándose) Pues sí, amigos: esa devoradora de hombres y de
¿Lo oís? ¿Y...? riquezas es una romántica terrible... a su modo...
(Remedando a Flora)
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 41
LEONELLO CAMARERO
Pero yo, que conozco muy bien el corazón de ¡Los martinis!
las mujeres...
TORIBIO
ROSINA (Aparte)
¡Que conoce el corazón...! ¿Han dicho martinis?
(Hace un gesto. Se va acercando al grupo)
LEONELLO
... Y que no aspiro a arruinarme por semejante LEONELLO
madama, he concebido un plan digno de mi ¡Callad! Ahí llega Flora
paisano Don Juan Tenorio. (Expectación de todos. Flora, entre sus
pretendientes, no puede ver a Leonello,
PAOLO que le hace alguna pose, alguna seña)
A ver, a ver... No me ve.
LEONELLO TORIBIO
He encargado al sargento Lombardi que No me ve.
contrate a la mejor comparsa de la ciudad, (Se bebe una copa. El camarero sigue distraído)
y hoy, en la noche mágica de San Juan, le No me ve.
ofreceré una serenata como si ella fuera una (Bebe otra. Cuando va a coger la tercera copa,
virgencita de quince años. Saldrá a escucharla lo detiene Pietro)
y, entre la música y la poesía de la noche,
la luna que iluminará su rostro y cuatro o cinco PIETRO
versos que acabo de aprenderme del propio ¡Eh! ¡Amigo!
Zorrilla... ¡rendición del castillo de Flora Goldoni!
TORIBIO
PIETRO (Aparte)
No se puede imaginar nada más romántico. Me vio.
TEATRO VILLAMARTA 42
LEONELLO LEONELLO
(A Toribio) (A Toribio, que ha dejado de tocar)
Canta, canta alguna cosa. ¡Sigue, sigue!
(Toribio continúa tocando y Rosina cantando)
TORIBIO
¿Qué quiere? ¿Cavatina, serenata, rondó, ROSINA
tarantela, romanza, brindis, jota..., tango? “El aire murmura en mi oído
dulces cantares
LEONELLO que en nuestros labios
Lo que tu quieras, pero pronto. ha sorprendido
en noches lejanas de amor.
TORIBIO Cantares de tiempos mejores,
¿Alegre, melancólico, forte, piano, lírico, cantares risueños,
poético, romántico...? que huelen a flores
y alientan ensueños
LEONELLO de amores”.
Sí, poético; y muy, muy romántico.
LEONELLO
TORIBIO ¿Quién será?
No diga más: “La Canción del Olvido”.
Ésta no me falla. En Roma, hace furor entre las ROSINA
peluqueras y las chachas sensibles. “Marinela, con su cantinela
Con permiso. busca olvido a su dolor.
(Se dispone a cantar; pero se le adelanta Rosina) ¡Pobre Marinela!
Ese bien que anhela
no lo da ese amor!”
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 43
TORIBIO LOMBARDI
Bueno... Esta señora se asocia conmigo y nos (Saliendo)
hacemos de oro. ¡Mi capitán...!
PAOLO LEONELLO
Chico, nos ha encantado la misteriosa ¿Qué hay, Lombardi?
desconocida.
LOMBARDI
LEONELLO Malas noticias. En toda la ciudad no queda un
(Reponiéndose) músico disponible.
Lo que yo os digo siempre: cosas de mujeres.
Ésta es otra enamorada de la luna... LEONELLO
¿Cómo?
CASILDA
¿Lo veis, señora? PIETRO
¡Adiós luna y estrellas, poesía y aventura...!
ROSINA
Déjame. Estoy ciega. LEONELLO
(Muy agitada) ¡Pues hay que buscarlo!
Haz que venga ese músico.
LOMBARDI
CASILDA Previendo esta orden, tengo reunidos en el
Señora... cuartel a todos los soldados que tocan algún
instrumento... y cantaremos...
ROSINA
Te lo ordeno. LEONELLO
¡Bien, lo que sea! Basta con un pretexto para
(Casilda va a buscarlo. Intenta llamar la atención llamar la atención de la Goldoni.
de Toribio. Situación equívoca)
LOMBARDI
LEONELLO De que llamaremos la atención... ¡no le quepa
Venga, tomemos ahora ese martín prometido. duda!
(Al camarero)
¡Tres martinis! LEONELLO
(Deteniéndolo) Ya lo sabes: a las ocho, frente a la puerta del
Y apúntalo en la cuenta de Flora Goldoni. balneario.
(Risas)
No os preocupéis: algún tonto lo pagará. LOMBARDI
¡A la orden!
(Se va)
TEATRO VILLAMARTA 44
TORIBIO ROSINA
¿Qué? ¿La princesa? ¿Es por la cuenta de la No me interrumpas. Tú serás el príncipe Ferratta
gallina? a los ojos de todos. Tienes que enamorar a una
cortesana y recibirás en pago tres mil liras, si estás
HOSTELERO conforme en pasar por príncipe.
¡Calla! Debes ser discreto.
TORIBIO
TORIBIO ¿Vale interrumpir?
(Aparte)
¡Nada, que nos asociamos! ROSINA
(Va con Casilda) Habla.
CASILDA
Aquí está el músico.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 45
TORIBIO TORIBIO
¡Dios lo tenga en su seno! ¡Ah! ¿Y dónde está?
ROSINA ROSINA
¡Imbécil! Soy soltera. Seré yo.
TORIBIO CASILDA
¿Y creéis que tengo porte de príncipe? ¿Vos?
ROSINA TORIBIO
A ver: paséate. ¿Vos mi…?
(Toribio se contonea ridículamente)
Más natural. ROSINA
(Nuevo contoneo, aún más ridículo) ‘Valet’. Quinientas liras más y no vuelvas a
interrumpirme.
CASILDA
No va a colar... (A Toribio se le queda en los labios una
frase entrecortada. Mímicamente expresa su
TORIBIO agradecimiento y su propósito de cobrar. Se
Bueno... es que... ¡hay que ver mi ropita! deshace en cumplidos, se aleja, se vuelve como
para decir algo, se arrepiente y se marcha por fin,
ROSINA sin decir palabra y saludando a todos lado)
Esta noche tendrás un vestuario espléndido.
Ve al palacio Marinelli; allí están mis criados.
Quítate esas barbas y espéranos. Escena IX
TORIBIO CASILDA
Me habéis dicho que tenía que enamorar... Señora, seguís un camino muy peligroso.
ROSINA ROSINA
A una cortesana: a Flora Goldoni. No te inquietes.
TORIBIO CASILDA
Es que os advierto que, fuera de “¡Hola, ¿Se fue el capitán?
terremoto femenino!”, “¡Adiós, sílfide
vespertina!” o el más castizo “¡Viva la madre
TEATRO VILLAMARTA 46
TODAS Escena I
Toma, toma, toma, vidita; (A lo lejos, se oye una trova que se va acercando)
toma, monada, toma tetita.
Duerme, duerme, porque el coco Ronda
se lleva al niñu que duerme poco.
CORO
UNA Ya la ronda llega aquí, firulirulí.
Se llamaba Tumás el indino A cantarte amores va, firulirulá.
y las vueltas buscándome vino. Sal a tu ventana que mi canto es para ti.
Sal, napolitana, firulí, firulí, firulí,
TODAS firulí, rulá.
También mi noviu me las buscaba Lucero, lucero, lucero, lucero;
y casi siempre me las encuntraba. morena, morena, morena, morena;
te quiero, te quiero, te quiero,
UNA mi amor cantar.
Una tarde al volver de la fuente
me agarró mi Tumás de repente. (Empieza a bajar un globo. Dentro se hayan la
Diva y el sargento Lombardi)
TODAS
Mi noviu usaba las mismas tretas LOMBARDI
y yo, asustada, me estaba muy quieta. Hermosa napolitana,
valle florido,
UNA rayo de luna clara:
Y, unos meses después de aquel día, no sé yo cómo en el fuego
senté plaza de ama de cría. de tus pupilas
Toma, toma, toma, vidita; no se ha fundido
toma, monada, toma tetita. la nieve de tu cara.
Duerme, duerme, porque el coco Niña de mis amores,
se lleva al niñu que duerme poco. que esperas gozar un día
la dicha que da el amor:
TODAS amor, que siembra de flores
Toma, toma, toma, vidita; tu fantasía,
toma, monada, toma tetita. da espinas de dolor.
Duerme, duerme, porque el coco Niña de mis amores,
se lleva al niñu que duerme poco. ya sabes lo que es amor.
(se van)
CORO
Ya la ronda llega aquí, firulirulí.
CUADRO II A cantarte amores va, firulirulá.
Exterior del balneario. Todo es movimiento y Sal a tu ventana, que mi canto es para ti.
agitación durante la fiesta. Es noche de luna. Sal, napolitana, firulí, firulí, firulí,
firulí, rulá.
TEATRO VILLAMARTA 48
TORIBIO
Escena II ¿Eh? ¿Qué es eso?
(Se van perdiendo los últimos sonidos cuando
aparece Toribio, silbando la melodía de la ronda. LEONELLO
Viste un magnífico traje blanco de militar con ¡A este Lombardi
capa, gran sombrero y espada) se le habrá parado el reloj!
Hablado TORIBIO
¡Si es el capitán Leonello!
TORIBIO Como me conozca, ¡adiós! ¡
Esto marcha de maravilla. Me han vestido de Y se para aquí! Pero, hombre,
príncipe, he bebido como un príncipe y he ¿cabe osadía mayor?
comido como un bárbaro. Ahora que, como
este demonio de princesa es tan impaciente, LEONELLO
me ha dejado sin postre. Impaciencias a mí. ¡Qué tipo!
(Mira alrededor y cuando se convence de que está
solo saca unos pastelillos) TORIBIO
Esto no será muy principesco, pero... (Temblando de pavor)
(Traga a dos carrillos) ¡Cómo me mira!
La fortuna es volátil y yo he nacido para prócer.
Las damas me miran, los caballeros sonríen a LEONELLO
mi paso, los chicos me siguen. Estoy llamando Nos estorbamos los dos.
la atención como no podía imaginarme. Lo echare de aquí.
(Se limpia la boca con el forro de la capa) (Hace ademán de acercarse)
Y a todo esto, pronto serán las nueve. La hija
del juez Borelli va a formar muy triste idea TORIBIO
de mi seriedad artística, porque como no le (Retirándose)
dé la serenata algún espontáneo... Toribio Lo que es éste
se desacredita. Bien es verdad que entre un me corta la digestión.
serenatero y un príncipe que come... La duda es
un ataque a la... nutrición. Bueno, y esta señora, LEONELLO
¿será fácil de conquistar? ¡Porque a ver si tengo Es un rival, desde luego.
que llamar a un hombre para que me ayude! ¡Un rivalillo!
(Asaltado por un repentino temor)
¡Ay, Mare! ¿Y si me sale pasional? Las hay TORIBIO
que se encierran con el amante en la sauna (Adoptando una postura ridícula, que cree ser
del balneario y “¡Amor mío!, ¡Vida mía!, gallarda y pretenciosa)
¡Cielito!...” Venga fuego, venga vapores y ¡Valor!
¡zas!... ¡Dos cadáveres!... ¡Ah, no! ¡Eso de la Esta actitud... principesca
sauna me da a mí unos sudores…! va a arrugarle el corazón.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 49
LEONELLO LEONELLO
(Dando unos pasos hacia Toribio) Yo puedo aliviaros.
¡Vive Dios que es insolente!
TORIBIO
TORIBIO ¿Vos?
(Retrocediendo)
Me parece, ¡vive Dios! LEONELLO
que esta actitud principesca... Podéis tirarla conmigo.
va a valerme un coscorrón.
TORIBIO
LEONELLO ¿Yo tirarla? ¡No, señor!
¿Quién será este mentecato? Es... recuerdo de familia.
TORIBIO LEONELLO
Bueno. Pues por sí o por no, Guardadla, pues.
¿para qué demonios llevo
en el cinto el asador? TORIBIO
(Desenvaina y hace grotescos aspavientos con la (Envainando con gran satisfacción)
espada) ¡Al cajón!
Yo, por mí, no sentiría
que me diera un achuchón; LEONELLO
pero el príncipe... ¡Ferratta Y cuidad de que en la calle,
lo va a sentir un horror! para cuando vuelva yo,
no haya ningún importuno
LEONELLO rondando en este rincón.
(Reparando en la espada de Toribio) Y si lo hubiere, advertirle
¿Cómo? ¿Me reta o me teme? que escapar será mejor,
(Va hacia Toribio) a no ser que esté pidiendo
que lo llame a juicio Dios.
TORIBIO (Se va)
¡Ahora sí que se acabó!
TORIBIO
LEONELLO ¡He quedado como un hombre!
(Dando a Toribio un manotazo) Porque, cuando hay discusión
¿Has desnudado la espada? y uno de los dos se marcha...
¡el otro es el vencedor!
TORIBIO (Recelando, al ver que alguien se acerca)
¡Vamos...! ¡Si es que hace un calor! ¿Qué es eso? ¡Viene más gente!
¿Otra escenita? ¡Nooo!
LEONELLO Ya no quiero hoy más duelos,
¿Os estorba? porque si mato a uno... o dos,
es un cargo de conciencia
TORIBIO para un noble como yo.
¡Ya lo creo!
TEATRO VILLAMARTA 50
ROSINA FLORA
Canta el trovador ¿Vos entonasteis la serenata?
bajo tu ventana
a tus ojos negros ROSINA
de napolitana. ¿Bella os parece?
Del jardín de amores
la más linda flor: FLORA
la canción serena Lo es, en verdad.
que en sus labios suena
de esperanzas llena, ROSINA
suspirando amor. Bella es, sin duda, porque os retrata
Bajo tu ventana con asombrosa fidelidad.
canta el trovador.
Ligero mi canto vuela FLORA
buscando un cariño fiel, Guarde sus flores el caballero.
y el alma también anhela Por tal lisonja, gracias os doy.
volar hacia ti con él. Pero, decidme, ¿sois extranjero?
Llegar a tus pies confía,
cantando su pena allí. ROSINA
Si el canto de mi agonía (Aparte)
merece llegar a ti, ¡Cualquiera sabe lo que soy!
verás que nace mi alegría (En voz alta)
si alcanzo, señora mía, Un caprichoso príncipe errante
un recuerdo para mí. que el mundo corre tras el placer
¡Ay, tirana de mi albedrío! es quien me envía para que os cante
¡Ay, dulce tormento del amor mío! trovas que él hubo de componer.
De amor,
oye mi canción mejor. FLORA
Bajo tu ventana ¿Cuándo me ha visto?
canta el trovador.
ROSINA
Hablado ¿Qué importa cuándo?
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 51
FLORA ROSINA
¿Dónde? Mas, ¿cuándo? ¿Ahora?
ROSINA FLORA
Tampoco lo he de decir, Cuando lo quiera vuestro señor.
mas desde entonces va suspirando...
¡y da una pena verlo sufrir! ROSINA
“Porque me cure de duelos tales (Aparte)
-son las palabras de mi señor-, ¡Si que es divina la pecadora!
ve a Sorrentinos, que hay mil rosales,
y en los rosales hay una flor. FLORA
Una flor blanca, maravillosa, (Aparte)
como una estrella de luz boreal, ¡Sí que es gallardo su embajador!
que, disfrazada de mariposa,
diera el vuelo sobre el rosal.” ROSINA
Así su Alteza me dirigía Iré a avisar al príncipe. Aguardad dentro y yo
para encontraros y, ¡vive Dios!, os avisaré de su llegada.
que yo he supuesto, señora mía,
que la flor blanca seríais vos.
En una trova como un lamento, Escena VI
por su mandato quise poner (Flora entra en el balneario. Queda tras
cuanto recuerde su sentimiento, la ventana, desde donde vigila impaciente.
que es un suplicio y es un placer. Rosina mira a un lado y a otro. Toribio llama
Porque es rapsodia de todo canto, su atención. Rosina le hace señas para que
porque es perfume de toda flor, descienda. Lo hace. Intenta bajar de la cesta, pero
porque es hechizo... porque es encanto... tiene dificultades)
porque es locura... ¡porque es amor!
ROSINA
FLORA ¡Anda, imbécil! Más ligero.
(Pensativa)
Sobre la noche de mi alma inquieta TORIBIO
un sol radiante viene a alumbrar. Reparad que los calzones
me aprietan de un modo horrendo.
ROSINA
Mas yo, señora, como un planeta, FLORA
sólo reflejo la luz solar. (Que ha reaparecido en la puerta del balneario)
Para que el noble príncipe errante ¡Alteza...!
su vivo anhelo consiga al fin,
abrid las puertas, y que él os diga TORIBIO
lo que yo debo callar aquí. Voy.
(Intenta bajar, pero el globo vuelve a subir)
FLORA
Venga su Alteza.
TEATRO VILLAMARTA 52
ROSINA ROSINA
(A Toribio) (A Toribio)
Ten cuidado. ¡Bruto!
TORIBIO TORIBIO
¡Qué preciosa sois! (Aparte)
(Volviéndose luego a Rosina) ¿Qué habré dicho?
¿No es eso?
ROSINA
FLORA Quiso deciros que, en viendo
Llegad, príncipe, en buen hora vuestros encantos, no acierta
y recibid mis respetos. a expresar sus pensamientos.
TORIBIO FLORA
¡Bueno! No me extrañan vuestras frases
ni tan “donosos” conceptos,
ROSINA pues sé que tenéis un alma
Mi señor soñaba que es toda ella sentimiento.
con el instante de veros.
TORIBIO
FLORA Así... regular...
¡Ay, muchas gracias! Su Alteza
es demasiado discreto FLORA
y sus ojos indulgentes La trova de antes es prueba de ello.
no ven mis muchos defectos.
ROSINA
TORIBIO (A Toribio)
¿Defectos vos? ¡Embustera! Pero, dile algo...
ROSINA TORIBIO
(A Toribio) (A Rosina)
¡Cuidado! ¿Y qué digo? Si no se me ocurre...
TORIBIO FLORA
¡Cómo lo siento! Veo que vuestra esbelta figura
Si en vez de ser tan hermosa, y vuestro ropaje espléndido...
fueseis cualquier adefesio,
tened seguro que os mando TORIBIO
inmediatamente al cuerno. (Aparte, esponjándose)
¡Nada! ¡Que ya le he gustado!
FLORA
¿Cómo?
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 53
FLORA ROSINA
... Son, sin duda, fiel reflejo Calla, calla...
de una alcurnia respetable
y de un ilustre abolengo. FLORA
¿Sois romano? ¿Os gustan?
TORIBIO TORIBIO
¡Romanísimo! Mucho.
FLORA FLORA
Seréis rico... ¿De veras...?
TORIBIO TORIBIO
Por supuesto. (A Rosina)
Tres mil millones de liras... ¿Qué digo a esto?
¡y una guitarra!
ROSINA
ROSINA Que sí.
(Aparte, a Toribio)
¿Serás mostrenco? TORIBIO
¡Que sí!
FLORA
¡Tres mil millones! ¿Qué rico! FLORA
Pues entonces, ¿querríais de cerca verlos?
TORIBIO
(A Rosina) TORIBIO
¡Me llama rico...! ¿Contesto? ¿Cómo?
ROSINA FLORA
Dile una flor a sus ojos. Viniendo a mi habitación, que es la vuestra...
FLORA Canción
Dadme unos minutos y, luego, subid.
(Se retira hacia el balneario, después de SOLDADOS
coquetear un poco con Toribio) Soldado de Nápoles
que vas a la guerra:
TORIBIO mi voz, recordándote,
¡Je! ¿Y eso? Me va a recibir a solas. cantando te espera.
Dos pellizcos por lo menos... Cariño del alma, ven,
que vas a probar
ROSINA la dicha de amar,
Mira: cuando Flora salga a abrirte, correcto, oyendo los sones
le besas la mano. ¿Entiendes? de mis canciones.
Es una fineza.
LOMBARDI
TORIBIO Soldado de Nápoles
Entiendo. me quiso mi suerte.
Mas... ¿cuál? ¿Ésta o ésta? La gloria romántica
me lleva a la muerte.
ROSINA No digas tu cántico,
¡Hombre...! ¿Cuál ha de ser? que aviva mi pena;
si muero queriéndote,
TORIBIO ¡qué muerte más buena!
¡La izquierda!
SOLDADOS
ROSINA Soldado de Nápoles
¡La otra! que buscas la gloria,
te espero brindándote
TORIBIO la ansiada victoria.
Me da lo mismo. ¡No mueras, soldado, no!
Ahora veréis qué bien quedo. Cariño del alma, ven,
(Hace ademán de irse pero se detiene) que vas a alcanzar
Estad tranquila, “cheríe”. la dicha de amar
Ahora entro yo en mi terreno. que es gloria también.
Quedaré mal con mis dichos
¡pero lo que es con los hechos...! (Cuando terminan la canción, los soldados se
(Entra) marchan seguidos de las nodrizas. Algunos entran
en el balneario. También Rosina. Leonello, solo,
observa a la gente marcharse: no está Flora)
Escena VII
(Se oye a lo lejos una rondalla de soldados, que
poco a poco van acercándose. Al frente, va el
sargento Lombardi. Leonello viene detrás. Sale
gente del balneario. Rosina se esconde, para no
ser descubierta por Leonello)
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 55
ROSINA LEONELLO
O el que la enamora. Si me ayudas,
quinientas liras conmigo tendrás.
LEONELLO
Se verá conmigo, quienquiera que fuera. ROSINA
¡Por treinta monedas vendió a Cristo Judas!
ROSINA ¡Quinientas liras son bastantes más!
¿Cómo os opondréis a lo que ella quiere?
LEONELLO
LEONELLO ¿De acuerdo? Pues dime lo que me interesa.
¡Blandiendo la espada!
ROSINA
ROSINA Vuestra dama os quitan, y a tan ruin empresa,
¡Blandiendo la espada...! con otra semejante debéis responder.
Preciso es entonces que esté bien templada. Y pues que mi amo tiene una princesa...
Mi señor, el príncipe, es un caballero. ved que es un camino fácil de correr.
Id a buscadla, enamoradla vos.
Y si tal lograseis, creo que con esto
quedabais de sobra pagados los dos.
TEATRO VILLAMARTA 56
ROSINA
(Intencionadamente) CUADRO III
Poned vivo fuego, poned ansia loca,
que yo, de seguro, pondré lo demás. Escena I
(Cuando sube el telón, estancia vacía. Llega
LEONELLO Rosina. Ensoñación: el encuentro de “Leonello” y
Le haré juramento en vida y en muerte. “Rosina”. Final del sueño)
ROSINA ROSINA
¿Qué podríais decir? No os importe padecer,
que un amor de verdad
LEONELLO no ha de florecer
Señora mía, perdón os pido si no sabe suspirar.
y aguardo rendido
vuestra sanción severa. LEONELLO
Un cariño verdadero
ROSINA dormidito en el alma tenía,
Sois un osado y al mirarme junto a vos,
que en vano espera mi cariño despertó.
lograr perdón.
ROSINA
LEONELLO (Coqueta)
El capitán Leonello Lo dudo.
sólo ha podido
pecar de amor. LEONELLO
¡Lo duda...!
ROSINA
¡Ah! El capitán Leonello... ROSINA
Si; conozco aventuras La historia pasada no debo olvidar.
que la fama pregona
de ese buen capitán. LEONELLO
De un amor como el vuestro, Yo os juro...
¿qué se puede esperar?
Torbellino de pasiones ROSINA
y locuras nada más. Es inútil.
(Con mucha coquetería)
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 59
LEONELLO ROSINA
Mi fe de soldado lo puede jurar. Desistid.
ROSINA LEONELLO
Os ciega el deseo. (Desesperado)
¡Por piedad!
LEONELLO ¡Mi amor no consigue siquiera
Creedme, señora. saber que le espera
vuestro perdón!
ROSINA (Se arrodilla ante ella)
No os creo.
ROSINA
LEONELLO (Aparte)
Princesa, mi espada os ofrece ¡Dios mío!
probar que merece
tan altos favores. LEONELLO
Pedidme, señora, que hiera, Princesa...
que mate, que muera, hablad, por favor.
por vuestros amores.
Ved que os ofrezco ROSINA
vida y honor. Si queréis ser feliz,
Y honrarse mi espada querría olvidaos de ese nuevo amor.
sabiendo, alma mía, Corred la vida
que el premio sois vos. sin pensar en mí.
ROSINA LEONELLO
¡Callaos! ¡Tal vez no pueda
ya vivir sin vos!
LEONELLO
Prestadme oído. ROSINA
Si es verdad que sabéis
ROSINA un cariño sentir,
(Aparte) aprended, como yo,
Ya está en mis redes. la virtud de sufrir.
LEONELLO ROSINA
Miradme al menos: (A la vez que Leonello)
ya arrepentido. Y quizá el amor
llegará pronto a ser
ROSINA nueva luz,
No seguid. que es la risa del amanecer.
LEONELLO
¡Escuchad!
TEATRO VILLAMARTA 60
LEONELLO Escena II
(A la vez que Rosina) Hablado
Esperanzas de amor
ilusionan mi ser (Sale un grupo de invitados a la fiesta, entre ellos
como luz que se enciende Toribio, Prieto, Paolo y Lombardi e invitados a
con la risa del amanecer. la fiesta. Gran agitación. Las voces apenas si se
(Se marcha lentamente) oyen por encima del ruido)
ROSINA PAOLO
Marinela, Marinela, (Interesado en el relato de Toribio)
con su triste cantinela Seguid con el relato.
se consuela
de un olvido maldecido. TORIBIO
Mari, Marinela. Pero, ¿dónde?, si ya he perdido el hilo de mi
Campesina, campesina, historia.
como errante golondrina,
vas en busca del amor. PIETRO
¡Pobre golondrina ¿No recordáis? Quedamos en que el conde
que al azar camina...! llama al castillo...
(Marchandose lentamente)
TORIBIO
LEONELLO Cierto... ¡Qué memoria!
(Regresando) “Nadie a los ecos de mi voz responde.
Acude, vida mía. ¿Dónde están mis criados? ¡Ay de ellos!
Escúchame. Soy yo. ¿Dónde está la condesa...?”.
Aquel aventurero
hoy busca un tierno amor. (Empieza a sonar la música. Llegan unas
Al fin ya en mi pecho nació muchachas y sus pretendientes. Los invitados se
el cariño ideal. apartan y comienza el baile)
Princesa: no temas.
Mi honor guarda el tuyo. Vals
¡Volverá tu capitán!
PIETRO PIETRO
Pero, ¿no vienes? ¿Cómo Y la princesa, ¿cómo
desdeñas la regata? en sólo dos semanas
pudo cambiar tu genio,
LEONELLO pudo nublar tu fama?
¿Qué quieres? El jolgorio,
la bulla, me anonadan. LEONELLO
No sé. Tan sólo afirmo
PIETRO que si ella me rechaza,
¿Tú, el hombre de las risas? va a terminar la historia
¿Tú, el hombre de las chanzas? de una manera trágica.
PAOLO PIETRO
Será cuestión pasajera. Pues, ¡a rendirla!
PIETRO PAOLO
Más bien cuestión de faldas... ¡Pronto!
LEONELLO LEONELLO
Estoy enamorado Rendirla, no. Alcanzarla.
de una mujer casada. Subir hasta su altura,
llegar hasta sus plantas.
PIETRO Rogar... Sufrir por ella...
¡Ya, ya! De la princesa.
PIETRO
PAOLO (Remedándolo)
Que será una de tantas. ¡Por ella! Chico, calma.
No sigas. ¡Estás loco.
LEONELLO
¡Estoy enamorado LEONELLO
de una mujer honrada! De amor sin esperanza.
¡Sí, loco! ¡Y es el caso
PIETRO que la princesa me ama!
¡Honrada! ¿Quién lo fía?
PIETRO
LEONELLO Entonces...
¡Yo lo proclamo, y basta!
LEONELLO
PIETRO Lo adivino:
Perdona, mas... ¡tu lema...! lo dice su mirada,
que es tan limpia, que en ella
LEONELLO se dibuja su alma.
¡Mi lema... eran palabras!
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 65
LEONELLO (Melodramático)
¡Quieto! ¡Y me lo decís...! ¿Qué escucho?
TORIBIO LEONELLO
(Aparte) La amo con locura.
¡Vaya si me la voy a ganar!
TORIBIO
LEONELLO ¡Ah!
No os marchéis, porque hay asuntos (Comprensivo, reconciliador)
que aquí se decidirán. Pero ya habréis comprendido
que es una barbaridad...
TORIBIO
(Aparte) LEONELLO
¡Y vestido de etiqueta! Por su amor, llegar pretendo
Hoy no puedo quedar mal. adonde haya que llegar.
Al escándalo... a la lucha...
LEONELLO ¡a la muerte!
Príncipe: entre caballeros
se ha de decir la verdad. TORIBIO
El engaño y la mentira Capitán: no os suicidéis por tan poco.
quédense para el rufián. Es un consejo leal.
TORIBIO LEONELLO
El prólogo os ha salido redondo. No me entendéis.
¡Qué bien habláis!
TORIBIO
LEONELLO (Aparte)
Hablo bien; pero hablo poco. No, ni quiero.
TORIBIO LEONELLO
Yo os daré carrete. Vos la queréis, y yo más.
Uno de los dos estorba:
LEONELLO ¡uno sólo quedará!
Pensad que no os tolero las burlas.
(Pausa) TORIBIO
Sabed que amo a la princesa. Y ¿qué queréis? ¿Qué me vaya?
(Toribio no le da mayor importancia) ¡Pues no me voy!
¡A Vuestra esposa!
LEONELLO
TORIBIO Bien está.
¡Caray!
Y ¿me lo decís tan fresco? TORIBIO
(Aparte) (Recordando su papel)
¡Ay, no! ¡Que lo hago muy mal! ¡Es mía! Dios me la otorga.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 67
LEONELLO (A Leonello)
¡Y yo os la quito! Perdonadme, que me llaman.
Vuelvo enseguida.
TORIBIO
(Inconscientemente) LEONELLO
¡Probad! (Indignado)
(Aparte, arrepentido de lo dicho) ¿Qué? ¿Os vais?
¡Que no pruebe!
TORIBIO
LEONELLO ¿No oís que me llaman?
(Desenvainando) (Llendose)
¡Con mi espada! Tomad la vuestra. Ya vuelvo.
TORIBIO
(Desenvainando con mucha parsimonia) Escena IX
Ya, ya... (Leonello lo sigue. Se encuentra con Rosina)
No penséis que yo soy manco.
(Aparte) Dúo
Dentro de un poco... ¡quizá!
ROSINA
LEONELLO Pero, capitán...
¡En guardia! ¿Qué vais a hacer...?
¿Vais a matar...?
TORIBIO Decidme a quién...
¿En guardia? Estáis gallardo de veras...
(Aparte) El gesto airado os va bien...
¿Qué es eso? Guardad la espada...
(Viendo a Leonello) No me asustéis.
¡Ah, vamos! Así.
LEONELLO
LEONELLO ¿Por qué, Rosina,
Atacad. por qué os burláis de mí?
¿Por qué mi duelo y mi pena
TORIBIO os hace reír?
(Aparte) Dejadme que al partir maltrecho
¡Y aquí no viene un cristiano! salgan de mi pecho
ayes de dolor.
LEONELLO De un loco amor arrepentido,
Defendeos. ¡Vamos! soñé un feliz hogar risueño
(Ataca. Toribio da un gran salto, huye) y todo se ha desvanecido
como un sueño.
TORIBIO
(Respondiendo a una imaginaria llamada)
¡Ya va!
TEATRO VILLAMARTA 68
ROSINA LEONELLO
Con ayes y con lamentos ¡Oídme! Ya que mi dicha
los sufrimientos será imposible con vos,
no podréis vencer. engañadme diciendo
Tened valor y fortaleza, que no olvidáis mi amor.
templad el corazón en el dolor,
abrid el alma a la tristeza, ROSINA
que es ahora cuando empieza ¿Qué pretendéis con ello?
el amor.
LEONELLO
LEONELLO Hacedme la ilusión
¡Imposible! de que suena siempre
Para mí no hay amor. en mi oído vuestra voz.
(Muy vibrante)
ROSINA ¡Jamás la olvidaría!
(Interrumpiéndolo, como antes) Decídmelo, por Dios.
¡Ja, ja, ja, ja! Ved que me consume
la desesperación.
LEONELLO
Volvéis a reíros... ROSINA
(Remedándole)
ROSINA “¡Mujer, primorosa clavellina
¡Cómo no voy a reír...! que brindas el amor...!”.
LEONELLO LEONELLO
¡Creedme, Rosina! No, no, Rosina...
Mi pasado olvida.
ROSINA
¿No mentís? ROSINA
Es una cancioncilla
LEONELLO que vino a mí sin pensar.
Mi amor es sincero,
mi amor es verdad. LEONELLO
Os ruego, os suplico...
ROSINA Soy un amante sincero
¡Amor y pena que quiere consagraros su fe.
debéis olvidar! Caen sobre mí las maldiciones
de cuantas mujeres burlé.
LEONELLO Pero en vos llega al fin
Yo sabré buscar la muerte. el castigo de mi torpe afán
y aquella risa tan alegre ayer
ROSINA en amargura se convertirá.
Así no moriréis de amor.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 69
ROSINA LEONELLO
¡Mi Leonello...! El príncipe... ¡Esto es absurdo!
LEONELLO TORIBIO
(A la vez que Rosina) Hijo, por tres mil liras no se puede hacer más.
Al fin el amor ilumina mi ser
como luz que se enciende ROSINA
con la risa del amanecer. Muy bien, Toribio.
CD DVD
1931 Ángeles Ottein, Marcos Redondo, 1969 Película realizada por TVE con los
Arturo Castro. Orquesta y Coro del actores siguientes: María Cuadra, Juan
Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Luis Galiardo, Rosana Yanni, Antonio
Antonio Capdevila. Blue Moon. Martelo, Luchy Soto, Luis Frutos y José
Sacristán, dirigida por Juan de Orduña,
1954 Pilar Lorengar, Manuel Ausensi, Car-
perteneciente a una grabación de 1968
los Munguía. Gran Orquesta Sinfóni-
cantada por Josefina Cubeiro (Rosina),
ca, Coro Cantores de Madrid, Ataúlfo
Vicente Sardinero (Capitán Leonello) y
Argenta. Columbia-BMG Music.
Francisco Saura (Sargento Lombardi),
1963 Isabel Castelo, Renato Cesari, José con la Orquesta Lírica Española y el
María Higuero. Orquesta de Concier- Coro Cantores de Madrid, dirigidos por
tos de Madrid, Coro Cantores de Ma- Federico Moreno Torroba. RTVE.
drid, Pablo Sorozabal. EMI.
2004 María de los Ángeles Damunt, Cris-
1970 Pura María Martínez, Antonio Blan-
tóbal Viñas, Francisco Periú. Orquesta
cas, Julián Molina. Orquesta Filar-
Sinfónica de Las Palmas, Coral Lírica de
monía de España, Coro Cantores de
Las Palmas, José Mª Damunt, Antonio
Madrid, Rafael Frühbeck de Burgos.
Ramallo.
Alambra-BMG Music.
1997 Ofelia Sala, Josep Miquel Ramón,
Ignacio Giner. Coro y Orquesta de Va-
lencia, Enrique García Asencio. Edi-
ción Palau de la Música de Valencia.
TEATRO VILLAMARTA 72
La infanta de los bucles de oro La alegría del batallón El rey del corral
Cuento infantil Cuento en un acto Fantasía cómico-lírica en un acto
Teatro de la Zarzuela, 6 de enero de 1906 Teatro Apolo, 11 de marzo de 1909 1914
Notas:
Todas las obras de José Serrano se estrenaron en escenarios de Madrid, salvo que se indique lo contrario.
Fuente: Diccionario de la Zarzuela – España e Hispanoamérica, dirigido y coordinado por Emilio Casares Rodicio – ICCMU 2003.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 75
óperas
AUTOR TITULO FECHA
ZARZUELAS
AUTOR TITULO FECHA
Nace en Jerez, donde inicia sus estudios musicales con Dolores O´Ferral
y Joaquín Villatoro. Realiza estudios de Piano con R. Coll, Composición
con M. Castillo, Dirección Coral con R. Rodríguez y Dirección de Or-
questa con M. Galduf y J. Kalmar. Es profesor de Fundamentos de Com-
posición y Música de Cámara.
En el campo de la música sinfónica ha dirigido, entre otras, a las orques-
tas de Granada, Córdoba, Manuel de Falla de Cádiz, Málaga, Castilla-
León, Comunidad de Madrid, Joven Orquesta de Andalucía, Sinfónicas
de Bilbao, Gran Canaria y Galicia, así como a formaciones de Italia, Aus-
tria, Rumanía y Eslovaquia. Ha dirigido a solistas de la talla de R. Buch-
binder, E. Virsaladze, B. Nismann, N. Zneider, B. Douglas, J. Howarth, A.
Guijarro, J. Perianes, C. Linares, J. Mª Gallardo… Colaborador habitual desde su creación de la Real
Orquesta Sinfónica de Sevilla, con la que ha trabajado en conciertos de abono, giras, grabaciones,
programación, etc. Asimismo, y desde su reapertura, colabora asiduamente con el Teatro Villamarta
de Jerez.
Colabora con la Compañía de Víctor Ullate en el estreno mundial del ballet El amor brujo de Ma-
nuel de Falla, dirigiéndolo en diversas ciudades. Ha hecho también ópera y zarzuela (Don Giovanni,
El rapto del serrallo y La flauta mágica de Mozart, Orfeo y Euridice de Gluck, Rigoletto de Verdi, óperas
de cámara de Pergolesi y Britten y diversos títulos de Chapí, Chueca y Barbieri). Dirige en Córdoba
el estreno andaluz de Pepita Jiménez de I. Albéniz. Ha dirigido al Coro de la Radiotelevisión Española
y al de la Comunidad de Madrid así como a diversos coros andaluces, destacando su trabajo con
el Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza (Sinfonía Resurrección de Mahler, Novena sinfonía de
Beethoven, Réquiem de Fauré, etc.) junto a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
Interesado en la música de nuestro tiempo, ha dirigido y estrenado numerosas obras de compo-
sitores contemporáneos (especialmente andaluces). Entre éstos, cabe mencionar a Manuel Castillo,
Antonio Flores (que le dedica su Sinfonía de cámara), Luis I. Marín, Juan A. Pedrosa, G. Erkoreka,
José M. Sánchez Verdú, Claudio Prieto, Manuel Balboa, Sydney D´Aguilo, Romero Ramírez, J. Ramón
Hernández (que le dedica su obra Acuarelas), etc. Dirige en el Auditorio Nacional de Madrid el es-
treno del Concierto para arpa de Gustavo B.-Schmidt. Es autor de monografías sobre Anton Webern
y Alban Berg.
Con la Orquesta de Sevilla y con Ana Guijarro al piano ha grabado para ENSAYO un CD con
obras de M. Castillo; con Dai Kimura a la guitarra, ha registrado el Concierto de Aranjuez de J. Rodri-
go (SONY). En marzo de 2008, junto a la Orquesta de Córdoba y M. Floristán al piano, aparece la
grabación del proyecto Castillo de damas (homenaje de mujeres compositoras a M. Castillo). Recien-
temente han salido al mercado Alqibla, con música de José María Sánchez Verdú (con la ROSS); Jaén,
memoria de los sentidos de Jesús Barroso (Orquesta de Córdoba y Fernando Fernán Gómez), música
de Germán A. Beigbeder (Filarmónica de Málaga) y M. Castillo (con la ROSS y J. Enrique Ayarra).
La Asociación de Amigos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla le concedió el premio Paraíso
en el año 2003. Es director honorario de la Joven Orquesta G. A. Beigbeder de Jerez.
TEATRO VILLAMARTA 86
La Orquesta Manuel de Falla se crea en 1996 por iniciativa de la Diputación Provincial de Cá-
diz, con ocasión del cincuentenario de la muerte del maestro Don Manuel de Falla (1876-1946).
La gestión de la Orquesta se realiza desde el Patronato Provincial de Música Manuel de Falla, que
tiene como objetivos principales la producción de la actividad concertística, incidiendo especial-
mente en las escenas tradicionalmente alejadas de los circuitos, la recuperación del patrimonio
musical de la provincia de Cádiz, la formación de los jóvenes instrumentistas y el apoyo a los
nuevos creadores.
La Orquesta Manuel de Falla ha desarrollado, en sus ya trece años de existencia, programas
para el Circuito Andaluz de Música de la Comunidad Autónoma andaluza, para entidades privadas
y públicas nacionales y extranjeras (Bergen, Saint-Maló), etc., y, por supuesto, para el Gran Teatro
Falla de Cádiz, el Teatro Villamarta de Jerez y el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Ha participado
en el Festival Manuel de Falla, en el de Segovia, en el Internacional de Jimena, en el de Sanlúcar,
en el de Música Antigua de El Puerto de Santa María, en el de Música Contemporánea de Málaga
y en el Festival de Música Española de Cádiz.
Se trata de una orquesta de calidad contrastada formada por músicos jóvenes y andaluces.
Entre sus solistas destacados podemos citar a Carmen Linares, Alberto González Calderón, Lu-
cien Ciorata, Ruth Rosique, Guillermo Peñalver, Marcos Socías, Rosa de Alba, Guillermo Orozco,
Vadim Brodsky, Barry Sargeant o María Esther Guzmán. Ha sido dirigida por Juan Luis Pérez, José
Luis Temes, Miguel Roa, Joan Albert Amargós, Juan José García Caffi, José Luis López Aranda
(director fundacional), José Gómez, Enrique Rueda, Rafael Pascual, Jerome Ireland, César Javier
Álvarez y Francisco de Gálvez. Ha estrenado música de López Aranda, Romero Ramírez, Toledo
Pica, Hernández Bellido, L.I. Marín, Manuel Pérez, Juan Luis Pérez, Enrique Rueda y Manuel
Bernal, así como patrocinado la versión para orquesta de las Siete canciones populares de F. García
Lorca, según encargo que realizó a José Manuel Delgado.
La Orquesta Manuel de Falla cuenta con las grabaciones de la zarzuela Cádiz y de la serie Cien
años del Carnaval de Cádiz, en el sello Discos de la Frontera Sur, que son producto de su vocación
por rescatar el patrimonio musical de la provincia gaditana. En esta misma línea de trabajo, destaca
la construcción y estreno del Retablo del Maese Pedro de Manuel de Falla, junto con la Compañía
de Títeres de la Tía Norica, que representó un hito en nuestra memoria musical, o la trascripción
y reestreno de El Miserere de Vicente Palacios para la Catedral de Cádiz. Ha participado en los
programas sinfónicos de Joan Manuel Serrat, por todo el territorio nacional, y de Tomatito, para
la XIII Bienal de Sevilla.
La Orquesta Manuel de Falla es ya una digna representación de la cultura andaluza, acercando
el repertorio clásico a escenas tradicionalmente alejadas de los circuitos, promocionando, artística
y profesionalmente, a los jóvenes músicos gaditanos y andaluces mediante una formación de mú-
sica clásica de excelente trayectoria y futuro.
TEATRO VILLAMARTA 92
SOPRANOS I TENORES I
Herminia Álvarez Turrillo José Borrego García
Erregiñe Arrotza Gil José Luís de La Rosa Retamero
Lola Franco Ocaña
Mª Ángeles Nondedeu Gómez TENORES II
Mª Carmen Panés Benítez José Algeciras Álvarez
Charo Rendón Macías Mario Benicio Nieto
Jorge Garzón Moreno
SOPRANOS II Carlos J. Hurtado Pérez
Clara Cantero Girón Juan Luis Lorenzo Gómez
Teresa García Rodríguez Manuel Jesús Roldán Hierro
CONTRALTOS I BAJOS I
Matilde Benicio Martel Rafael Berdún Ruiz
Mª del Carmen Reyes Barroso Luis García-Cernuda Sainz
Pilar Hernández Gil de Montes Juan Carlos Pardo Moreno
CONTRALTOS II BAJOS II
Clotilde Gálvez Cuesta Carlos Gonzalo Torres
Delia García de Arboleya y Casado José Fermín Moreno Rodríguez
Elena Gómez Saucedo Juan Muñoz Arjona
Mónica Padilla Daza Juan Pablo Pérez Portero
César Serrano Domínguez
LA CANCIÓN DEL OLVIDO 93
El Coro del Teatro Villamarta viene participando desde su creación en 1997 en las temporadas
líricas del teatro jerezano, así como en numerosos escenarios y certámenes que se celebran en Es-
paña: el Teatro Palacio Valdés de Avilés, el Teatro Jovellanos de Gijón, el Palacio de la Ópera de La
Coruña y el Auditorio Manuel de Falla de Granada, o los festivales de verano de Gijón y Cap Roig
(Gerona) son algunos de ellos. En su ya dilatada trayectoria ha contado con la dirección técnica de
Ángel Hortas, Antonio Martín y, actualmente, con la del maestro Juan Manuel Pérez.
Desde el reestreno de la obra Los amantes de Teruel, en 1997, ha estado presente en títulos clási-
cos del repertorio lírico internacional como Don Giovanni (1998, 2005 y 2010), Las bodas de Fígaro
(1998), El rapto en el serrallo (1999) y La flauta mágica (2001 y 2006) de W. A. Mozart; Il Trovatore
(1998 y 2007), La Traviata (2001, 2004 y 2005), Nabucco (2003), Rigoletto (2004 y 2006), Falstaff
(2009) y Macbeth (2009) de G. Verdi; Madama Butterfly (1999 y 2005), La Bohème (2000 y 2007),
Suor Angelica (2006), Le Villi (2007), Tosca (2002) y Turandot (2008) de G. Puccini; Don Pasquale
(2000), Elixir de amor (2004 y 2009) y La hija del regimiento (2008) de G. Donizetti; Orfeo y Euri-
dice (2002) de G. Gluck; Romeo y Julieta (2003 y 2008) de Ch. Gounod; Manon (2004) de J. Mas-
senet; Carmen (2006 y 2007) de G. Bizet; Il Barbiere di Siviglia (2005), La italiana en Argel (2009)
y La Cenerentola (2009) de G. Rossini; Eugene Onegin (2007) de P. Tchaikovsky.
Igualmente, ha contribuido de manera destacada a la revitalización y proyección de la zarzue-
la, con su intervención en La Revoltosa de Roberto Chapí y El bateo de Federico Chueca (1997);
La Dolores (1998) y La verbena de la paloma (2001) de Tomás Bretón; Maruxa (1999), Bohemios
(2002), La Generala (2004) y Doña Francisquita (2006 y 2008) de Amadeo Vives; Los gavilanes
(1999) y El huésped del Sevillano (2007) de J. Guerrero; Katiuska (2000) de Pablo Sorozábal; El
asombro de Damasco (2000) de Pablo Luna; Don Gil de Alcalá (2000) de Manuel Penella; La leyenda
del beso (2003) de R. Soutullo y J. Vert; Mis dos mujeres (2004) de Francisco A. Barbieri; y La corte
de Faraón (2006) de Vicente Lleó
Durante este tiempo, ha compartido escenario con intérpretes como Ainhoa Arteta, Elena de la
Merced, Carlos Álvarez, Ángeles Blancas, Carlos Chausson, Nancy F. Herrera o Cristina Gallardo-
Domâs; maestros de la talla de Juan Luis Pérez, Elena Herrera, Kamal Khan, Enrique Patrón de
Rueda o David Jiménez Carreras; y directores de escena de reconocido prestigio como Lindsay
Kemp, Alfonso Zurro, Gustavo Tambascio o Francisco López.
En el 2005, el sello de RTVE Música editó la grabación en directo de La Traviata, producción
del Teatro Villamarta de 2004, en la que participó el Coro. En septiembre de 2007 celebró sus diez
años de vida artística con una Gala Lírica en la que participaron las voces de Ruth Rosique, Cris-
tina Faus, Ismael Jordi, Juan Jesús Rodríguez y Felipe Bou, destacados intérpretes con los que ha
colaborado en diversas ocasiones a lo largo de esta primera década de existencia.
En diciembre de 2008 fue invitado a participar en el Concierto de Navidad Así canta nuestra
tierra, retransmitido por la RTVA y que contó con la participación del tenor José Luis Sola, la so-
prano Ruth Rosique y la Orquesta Joven de Andalucía.
www.coroteatrovillamarta.com
TEATRO VILLAMARTA 94
COMPONENTES DE LA RONDALLA
BANDURRIAS I LAÚDES
Nicolás Ballesteros Pastoriza David Camas Peregrino
Ángel Cárdenas Rodríguez Carlos Lluis Lanza Ortiz
José Alberto Piñero Gutiérrez Manuel Marín Barbosa
Gabriel Mateos Benítez
BANDURRIAS II Manuel Romero Pérez
Patrice Martel Héctor Valle Marcelino
José María Piñero Menacho
Eduardo Torné Cruz
El equipo técnico del Teatro Villamarta montando la escenografía de La canción del olvido .
TEATRO VILLAMARTA 96
(Madrid, 1936).
Licenciado en Derecho, estudió Piano y Música con Ángel Martín Pom-
pey e Historia y Estética del Arte con los profesores Sopeña, Gaya Nuño
y Azcárate. Ha ejercido como crítico musical en el diario El País, en
Hoja del Lunes y en las revistas Scherzo, Ritmo, Diverdi y Melómano.
Ha pronunciado conferencias en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando, en la Residencia de Estudiantes, en la Academia Liszt de
Budapest y en el Royal College of Music de Londres, entre otros.
Ha sido director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y
de la Música (INAEM). Actualmente, es miembro de la Junta Directiva
de Juventudes Musicales de Madrid y consejero técnico del Área de las
Artes del Ayuntamiento de Madrid. Es miembro de número de la Academia de Arte e Historia de
San Dámaso y en 2009 ha sido nombrado Cronista de la Villa de Madrid.
Colabora:
Fundación Teatro Villamarta
PresidentA
Patronos
Secretario
Gestión
Actividades complementarias
Conferencia de Andrés Ruiz Tarazona
patrocinada por:
El espectáculo tiene una duración aproximada de dos horas y treinta minutos con intermedio
Nuestro agradecimiento a Francisco López, director de escena y a Juan Luis Pérez, director
musical, por su participación en la charla-coloquio en torno a la producción de La canción del
olvido, así como a todas las personas y entidades que han participado con su colaboración y
patrocinio en la elaboración de este libreto y de las demás actividades.