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Padre Pío

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Las virtudes que perfeccionan a la persona devota en relación

con el régimen de los propios sentidos son tres: la modestia, la


continencia y la castidad.

Con la virtud de la modestia, el alma devota consigue regular


todos sus movimientos exteriores. Con razón, pues, san Pablo
recomienda a todos esta virtud y la declara necesaria; y, como si
todo esto no bastara, quiere también que esta virtud sea
patente a todos.

Con la continencia, el alma consigue apartar todos los sentidos:


vista, tacto, gusto, olfato y oído, de los excesivos deleites, si
bien lícitos. Con la castidad, virtud que encumbra nuestra
naturaleza a la de los ángeles, el alma reprime la sensualidad y
la aparta de los deleites que están prohibidos.

Este es el nobilísimo cuadro de la perfección cristiana.

Bendita el alma que posee todas estas hermosas virtudes,


todas fruto del Espíritu Santo que habita en ella. Nada tiene que
temer; brillará en el mundo como el sol en medio del
firmamento.

(23 de octubre de 1914, a Raffaelina Cerase)

Cuando pienso en los innumerables beneficios con que me ha


bendecido esta querida madre, me avergüenzo de mi mismo,
por no haber guardado nunca, con el suficiente amor, aquel
corazón y aquellas manos que ella me ofrecía.

¡Cuántas veces he confiado a esta Madre las penosas ansias de


mi corazón agitado!

¡Y cuantas veces me ha consolado!


Pero ¿cuál fue mi agradecimiento?

En las mayores aflicciones, ahora que ya no tengo madre sobre


esta tierra, me parece tener una Madre muy piadosa en el cielo.

Pero cada vez que mi corazón se calmaba me olvidaba de casi


todo, incluso el deber del agradecimiento hacia esta «mamita»
celeste.

Quisiera tener una voz potente para invitar a todos los


pecadores del mundo a amar a la Madonna.

Padre Pío

PENSAMIENTOS Y ORACIONES DEL PADRE PÍO

«No tienes que ser digno, solo tienes que estar dispuesto”»

El Señor, no nos pide que seamos perfectos sino que aceptemos el desafío diciendo
que sí a seguirlo.

“Sirve al Señor con una sonrisa”

Debemos tomar la vida con alegría porque de esa forma podemos hacer que los
inconvenientes propios y de nuestros hermanos no sean angustiantes.

“Dios siempre nos dará más de lo que merecemos”.

Si entregamos la conducción de nuestra vida a Dios Él nos proveerá de cosas tan


buenas que incluso no somos capaces de pedir ni de imaginar.

“Dios nunca permitirá que nos pase nada que no sea para nuestro
mayor bien”

San Pablo ha dicho que todas las cosas funcionan para bien de quienes aman a Dios.

Por lo tanto nos queda a nosotros confiar en los caminos del Señor sin titubear.
~~~~~~

“Ora, espera, no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es


misericordioso y oirá tus oraciones”

Siempre habrá algo por lo que preocuparse pero si nos quedamos fijados en la
preocupación no vamos a solucionar el posible problema.

Y como el Señor escucha cada una de nuestras oraciones, no tenemos más que orar
y esperar...
“No permitas que haya tristeza en tu alma, porque la tristeza
impide que el Espíritu Santo actúe libremente”

Si alguna vez insistes en estar triste, que sea una santa tristeza ante la visión del mal
que se está difundiendo más y más en la sociedad hoy en día.

Oración:

Señor Jesús, tú eres la razón de mi alegría, y nunca me abandonarás a mis enemigos.

Cuando los dardos opresivos de la tristeza, de la oscuridad, de la duda, del


desaliento, o del temor vienen a mí, incita el Espíritu Santo dentro de mí para que
pueda ser llenado de la luz del amor, de la oración, de la alabanza, de la gratitud y
del recuerdo de la alegría a la cual estoy llamado contigo.

Amén.

LO QUE RECOMENDABA PADRE PÍO A SUS HIJOS


ESPIRITUALES

Regla de los cinco puntos del Padre Pío:

El Padre Pio recomendaba a sus hijos, cinco puntos para vivir


una vida santa, y así poder llegar a la cima celestial.

«En estos cinco puntos estaba como cabecera la Confesión.»

I. – Confesión semanal:
“La confesión es el baño del alma. Tienes que ir al menos una
vez a la semana.
No quiero que las almas se mantengan alejadas de la confesión
más de una semana. Incluso una habitación limpia y no
ocupada recoge polvo; regrese después de una semana y verá
que se necesita quitar el polvo de nuevo”.

II – Comunión diaria:
“Es muy cierto, no somos dignos de tal regalo. Sin embargo,
acercarse al Santísimo Sacramento en estado de pecado mortal
es una cosa, y considerarse indigno es otra muy distinta. Todos
nosotros somos indignos, pero es Él quien nos invita. Él es
quien lo desea. Humillémonos y recibámoslo con un corazón
contrito y lleno de amor”.
III – Examen de conciencia cada noche:
Alguien le dijo al Padre Pio que pensaba que un examen de
conciencia cada noche era inútil, porque él sabía lo que era el
pecado, ya que lo cometió. Ante esto, el Padre Pío contestó:
“Eso es muy cierto. Pero cada comerciante experimentado en
este mundo no sólo mantiene un seguimiento durante todo el
día de si ha perdido o ganado en cada venta. Sino que por la
noche, él hace la contabilidad del día para determinar lo que
debe hacer al día siguiente. De ello se desprende que es
indispensable hacer un riguroso examen de conciencia, breve
pero lúcido, todas las noches”.

IV – Lectura Espiritual Diaria:


“El daño que viene a las almas de la falta de lectura de libros
sagrados me hace estremecer. Lo que el poder espiritual de la
lectura tiene que dar lugar es a un cambio de rumbo, y hacer
que incluso la gente del mundo entre en el camino de la
perfección”.

V – Oración Mental dos veces al día:


“Si no tiene éxito en meditar bien, no deje de hacer su deber. Si
las distracciones son numerosas, no se desanime; haga la
meditación de la paciencia, y todavía se beneficiará. Decida
sobre la duración de su meditación, y no deje su lugar antes de
terminar, incluso si tiene que ser crucificado.
_¿Por qué se preocupa tanto porque no sabe cómo meditar
como le gustaría?

La meditación es un medio para llegar a Dios, no es un objetivo


en sí mismo. La meditación tiene como objetivo el amor de Dios
y al prójimo. Ame a Dios con toda su alma y sin reserva, y
amará a su prójimo como a usted mismo, y usted tendrá la
mitad cumplida de su meditación”

¿Como ser hijo espiritual del Padre Pío Hoy?

Fray Modestino de Pietrelcina; un hermano del convento,


recibió del Padre Pio el encargo de dirigir a sus hijos
espirituales. _En el libro, Fray Modestino da Pietrelcina; testigo
del Padre, cuenta que le dijo al Padre Pio durante una
confesión: Padre, me gustaría asumir, como sus hijos
espirituales, a todos aquellos que se comprometen a recitar
todos los días un rosario y celebrar una santa misa según sus
intenciones de vez en cuando. –¿Puedo hacerlo, o no? – El
Padre Pio le contestó: ¿Y puedo renunciar a este gran beneficio?

Haz lo que me pides y te ayudaré.


Incluso más adelante le diría:
Hijo mio, amplia tanto como puedas el número de mis hijos
espirituales, porque se benefician más ellos mismos que Dios.

Diles que les entrego todo mi corazón, siempre que


sean perseverantes en la oración y en el bien. Y
finalmente unos días antes de su muerte el Padre Pío, se quitó
el rosario que llevaba habitualmente en la muñeca, se lo dio a
Fray Modestino y le dijo, Te encomiendo el Santo Rosario.

Divúlgalo entre mis hijos.

A partir de ahí, los hijos espirituales del Padre Pio se reunieron


todas las noches ante la tumba del Padre Pio en San Giovanni
Rotondo, para recitar el santo rosario.

Fray Modestino diría posteriormente, "Todos aquellos que,


desde sus hogares, se unan a la oración que el Padre
prefería, de 21 a 21.30, y ocasionalmente hagan una
Santa Misa según las intenciones del Padre Pio, pueden
convertirse en sus hijos espirituales. Lo aseguro bajo mi
responsabilidad personal."

Las angustias y los momentos de calma que se van alternando,


y que tú sientes en lo más alto de tu espíritu, nacen del amor
que impulsa y del amor que atrae.

Por tanto, vive en calma; y esa misma alternancia de


sentimientos diversos en tu espíritu, a causa de la no completa
posesión del objeto y que causa el martirio interior que lacera al
alma, hace que sea soportado en paz, hasta poder decir con el
profeta: «En paz mi amargura amarguísima» Y abre también
tu alma al eterno sol, y no temas sus rayos ardientes y
abrasadores.
Te repito, queridísima hijita de mi corazón, que abras también
tu alma a este sol de infinita belleza, tú que tan ardientemente
deseas abrir el capullo para dejar salir de tan dura y oscura
prisión la hermosísima mariposa.

(25 de mayo de 1918, a las hermanas Campanile. Ep.III, 95 6)

¡Qué feliz es el reino interno cuando ahí reina este santo amor!

¡Qué felices son las potencias de nuestra alma cuando


obedecen a un rey tan sabio!

No, mi queridísimo padre, bajo su obediencia y en su Reino, El


no permite que haya en nosotros ni pecados graves ni afecto
desordenado alguno, ni siquiera leve.

Es verdad que Él les deja acercarse hasta la frontera, con la


finalidad de ejercitar las virtudes internas en el combate para
hacerlas más fuertes; es también verdad que Él permite que los
espías, que son los pecados veniales y las imperfecciones,
corran de acá para allá en su Reino; pero Él permite esto para
darnos a conocer que, sin su ayuda, seríamos presa de nuestros
enemigos.

Humillémonos mucho, mi buen padre, y confesemos también


que, si Dios no fuera nuestra coraza y nuestro escudo, seríamos
heridos enseguida por toda clase de pecados. Y es por esto por
lo que debemos apoyarnos siempre en Dios, perseverando en
nuestros ejercicios y aprendiendo a servir a Dios con nuestras
propias fuerzas.

(23 de julio de 1917, al P. Benedetto da San Marco in Lamis, Ep. I, 9 14)

EN LA ESCUELA ESPIRITUAL DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA.

A LA SOMBRA DE LA CRUZ.
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“Un día cuando nos sea dado ver la luz del pleno mediodía,
entonces conoceremos qué valor, qué tesoros hayan sido los
sufrimientos terrenos que nos han hecho ganar la patria que
nunca tenderá fin. De las almas generosas y enamoradas de
Dios se esperan los heroísmos y la fidelidad para llegar, después
de la subida al Calvario, al Tabor”.

Estas palabras, escritas en el mes de marzo de 1948 por el


Padre Pío a una religiosa carmelita descalza, encierran en
síntesis la orientación de un programa de espiritualidad
centrado en el misterio de la pasión y muerte de Jesús y por él
aprendido y enseñado “en la escuela del dolor”, del sacrificio y
de la cruz en la cual nuestras almas pueden sólo santificarse”.

En esta cátedra el Padre Pío adquirió sus dotes inconfundibles


de auténtico maestro del espíritu, llegando a formar una legión
“de almas generosas y enamoradas de Dios”, nutridas con la
sabiduría de la Cruz. Con el ejemplo y la palabra impulsaba a las
almas confiadas a su cuidado a seguir las enseñanzas de esta
“escuela”. Con una metodología propia y una estrategia simple
pero eficaz lograba exponer claramente una doctrina bastante
profunda y no menos difícil como necesaria para el desarrollo
armónico de la vida cristiana.

Con frecuencia el Padre Pío en las cartas a sus hijas espirituales,


desarrolla todo un programa de dirección espiritual centrado en
el misterio de la cruz.

Y tal vez en ningún otro campo de su pedagogía ascético-


mística ha alcanzado cimas tan elevadas, como en éste. Si fue
profunda su visión teológica de la cruz en la actual economía de
la gracia, fue también insuperable su metodología en la
formación de las almas acerca de esta verdad fundamental del
cristianismo para conducirlas sabia y eficazmente, siguiendo las
huellas ensangrentadas del Señor crucificado.

Textos que revelan la fuerza insuprimible de la cruz:

“Ten en tu corazón a Jesús crucificado y todas las cruces del


mundo te parecerán rosas. Aquellos que han sentido las
punzadas de la corona de espinas del Salvador, que es nuestra
cabeza, de ningún manera sienten otras heridas”.
“El prototipo, el ejemplar en el cual es preciso mirarse y modelar
nuestra vida es Jesucristo; pero Jesús ha escogido por bandera
la cruz, por ello quiere que todos sus discípulos sigan la ruta del
calvario, llevando la cruz para después morir en ella. Sólo por
este camino se llega a la salvación”.

“Es preciso humillarse, viendo que somos tan poco dueños de


nosotros mismos y amamos tanto la comodidad y la quietud.
Ten siempre presente delante de tus ojos: El no vino para
descansar ni para tener comodidades espirituales ni temporales,
sino para luchar, mortificarse y morir”.

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