Concurso Nivel Inicial
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PROGRAMA GENERAL DE CONCURSO PARA ASPIRANTES A CARGOS TITULARES DE DIRECTORES DE NIVEL INICIAL
FUNDAMENTACIÓN:
El Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba, en el marco de sus políticas educativas, se ha propuesto como meta
afianzar y profundizar los procesos de desarrollo profesional de los educadores. De allí que la formación docente continua y los
ascensos por concurso de antecedentes y oposición para los cargos directivos y de supervisión son un eje central de la gestión.
El llamado a concursos para la cobertura de estos cargos en carácter titular se constituye así en una herramienta para la
jerarquización del sistema educativo y sus instituciones.
Asimismo, tanto en la Ley de Educación de la Provincia de Córdoba N° 9.870 (en su Capítulo Segundo – Las Instituciones
Educativas – Art. 104 y Art. 105), como en la Ley Provincial N° 10.237, de Concursos para la Cobertura en Condición de Titulares
de Cargos Directivos y de Inspección en el Ámbito del Ministerio de Educación, se prevé “el acceso a los cargos por concursos de
antecedentes y oposición conforme a lo establecido en la legislación vigente para las instituciones de gestión estatal”.
El desafío de ser Director hoy requiere una sólida formación profesional para el ejercicio de una gestión pedagógica que tenga
como prioridad a los estudiantes, garantizando la inclusión y calidad educativas a las que tiene derecho todo ciudadano, en
cualquier etapa de su vida, y haciendo confluir el trabajo en equipo del cuerpo directivo, los docentes, las familias y otros
actores de la comunidad. Del mismo modo, el Director es garante de una gestión administrativa que asegure el efectivo
cumplimiento de los principios y objetivos establecidos en la legislación educativa, sin perder de vista el vínculo con la cultura,
la política y la sociedad contemporáneas.
En síntesis, esta convocatoria a concurso es una oportunidad para que la Dirección se constituya como un espacio de
intervención que asegure los lineamientos trazados en las políticas educativas del Estado Provincial –adecuándolos a las
necesidades propias de su Zona/ Región–, contribuya al desarrollo de las capacidades de los directivos y escuelas y promueva
una educación de calidad.
En ese sentido, se considerarán especialmente las dimensiones formativas que “construyen” un perfil de la Dirección,
atendiendo los aspectos comunes de los diferentes niveles y modalidades y las especificidades propias del nivel o modalidad
que se concursa
A fin de organizar la información, se distinguen tres dimensiones (cultural, política y pedagógico-institucional) a las que les
corresponden diversas capacidades y funciones, de las que los aspirantes deberán dar cuenta.
Dimensión cultural
Desde mediados del siglo XX, se asiste a una transformación social profunda que tiene como fuentes principales del cambio
tanto la globalización económica y cultura como el extraordinario avance de las tecnologías de la información y la comunicación
y su impacto en la vida social y personal.
La percepción de un mundo ordenado en función de valores permanentes ha cambiado por la de un mundo en constante
transformación que afecta no solo las condiciones materiales y culturales, sino la subjetividad de los actores sociales. Cada
sujeto construye su identidad en relación con otros y a partir de múltiples experiencias.
El concepto de un alumnado homogéneo, que durante años primó en los escenarios educativos, deja paso a plurales
identidades infantiles, juveniles y de adultos, en virtud de la diversidad que caracteriza a los sujetos sociales en un mundo
cambiante.
La posición socio-económica quizá sea la dimensión que impacta hoy, en nuestro país, con mayor fuerza en estos recorridos
vitales diferenciados y desiguales: niños que trabajan y se constituyen en sostenes económicos de sus hogares, niños/jóvenes
que en su tiempo libre forman parte de agrupamientos culturales o deportivos; jóvenes que viven su paternidad/maternidad a
edades muy tempranas mientras que otros pueden proyectar su futuro universitario y adultos con diversas ocupaciones e
ingresos o adultos sin trabajo o sub-ocupados que necesitan acceder al mercado laboral y/o mejorar su situación laboral actual,
acompañar a sus hijos en sus trayectos educativos y mejorar sus condiciones de vida.
A la institución educativa se le demanda una oferta formativa que, en parte, modifique las condiciones socioculturales de origen
de muchos estudiantes y contrarreste sus efectos discriminadores, promoviendo una cultura democrática de integración con
posibilidades de acceso y apropiación de conocimientos.
Lo anterior se vuelve oportunidad y posibilidad si la escuela favorece la comprensión y valoración de las diferentes culturas que
portan estudiantes y docentes. Esto no debe ser entendido solo como “tolerancia hacia lo diverso”, sino como la aceptación del
valor de lo intercultural, de la interacción y comunicación recíprocas desde una perspectiva de derechos y de acercamiento
comprensivo hacia el otro. Esta es una de las orientaciones que fortalece la dimensión democrática de la cultura que promueve
acciones tendientes a favorecer la construcción de representaciones, símbolos y valores, insertos en determinadas condiciones
histórico-estructurales.
En tal sentido, es importante que las escuelas fortalezcan el diálogo y establezcan lazos con los demás espacios que conforman
la comunidad y sus lugares de pertenencia (las familias, el mundo del trabajo, las organizaciones, entre otros), estimulando
intercambios y reconocimientos mutuos de los saberes y de las prácticas que se producen en uno y otro ámbito.
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Por ello, el Director necesita de una formación cultural amplia que potencie una mirada integral y contextualizada, a través de la
cual sea capaz de ofrecer aportes para comprender la impronta singular de las transformaciones culturales contemporáneas en
todas y cada una de las instituciones a su cargo.
Este conocimiento le posibilitará orientar cambios institucionales que fortalezcan a las instituciones educativas como uno de los
lugares imprescindibles para la formación de la ciudadanía en un mundo cambiante e incierto, contribuyendo a formar sujetos
responsables y participativos, al mismo tiempo que críticos y creativos.
▪ Interpretar los cambios culturales y su incidencia sobre las subjetividades de docentes y alumnos.
▪ Comprender las nuevas categorías de infancia, juventud y adultez, como construcciones culturales e históricas.
▪ Conocer las condiciones sociales y culturales de los estudiantes de su zona / región, a fin de fortalecer políticas
que promuevan su comprensión e inclusión.
▪ Analizar los centros educativos como instituciones complejas, multidimensionales y multiculturales.
▪ Reconocer la existencia de otros espacios educativos no escolares.
Funciones:
▪ Promover en la institución educativa una gestión escolar que favorezca el aprender a vivir juntos, formando
ciudadanos democráticos con vocación inclusiva y responsabilidad social.
▪ Propiciar climas institucionales que reconozcan la diversidad como valor y expliciten los derechos y obligaciones
de cada uno de los actores escolares (docentes, estudiantes, padres).
▪ Estimular el establecimiento de lazos entre la institución y los espacios no escolares que conforman el contexto en
el que está inserta la escuela, para ejercer el intercambio y reconocimiento mutuo.
Dimensión política
Tal como señala María Rosa Almandoz, “La política es la resultante de la intención de intervenir en la realidad”; procura la
construcción de una realidad deseada y, para ello, los procesos de producción de ese horizonte. En el plano del Estado, estos
procesos deben ser participativos, para profundizar la democracia y aportar a la consolidación de lo común y colectivo.
El término política abarca distintas dimensiones de la vida social. Refiere no solo a las decisiones que se toman en los órganos
de gobierno del Estado, en tanto organizador político (como garante de la educación en tanto derecho personal y social), sino a
la manera en que esas decisiones son apropiadas o reformuladas en las instituciones educativas, a partir de la intervención de
las supervisiones en las propias escuelas y con la comunidad.
Se entiende por políticas educativas aquellas políticas públicas que se diseñan e implementan por el Ministerio de Educación del
Estado Provincial. Como tales, indican posicionamientos –a diferencia de quienes las consideran discursos o acciones unívocas–
del gobierno respecto a la agenda de problemas que se priorizan y que involucran distintos proyectos e intereses que portan los
diferentes actores (del Estado y la sociedad civil).
En la institución educativa se contextualiza y resignifica las decisiones políticas de los gobiernos, en un proceso micro-político de
interpretación e implementación, del que deben participar los equipos directivos, docentes y de supervisión.
Esto significa posibilitar a todos los sujetos el ejercicio pleno de sus derechos y obligaciones en la institución y lograr un margen
de autonomía necesario para actuar con creatividad y profesionalidad.
La dimensión política de la función del Director demanda de él una formación que lo involucre activamente tanto en la
comprensión / interpretación de las políticas educativas, como en el análisis de las políticas institucionales de la escuela a su
cargo, para proyectar acciones de contextualización, mediación y adaptación de las macro políticas, según las posibilidades del
contexto social de las institución.
Dentro de la dimensión política del Estado y las instituciones educativas, hay que reconocer el componente administrativo que
conlleva siempre la implementación de las políticas y el sostenimiento del conjunto del Sistema Educativo. Toda política pública
y el sistema educativo necesitan de un conjunto de organismos que componen la burocracia estatal y que tiene como función
asegurar los mecanismos legales y legítimos para el funcionamiento diario del sistema y de las escuelas.
Leyes, decretos, reglamentos, estatutos son los componentes burocráticos que permiten el gobierno diario de las instituciones.
Representan los reaseguros legales para consolidar formas de funcionamiento y dirimir algunos conflictos. Representan, por un
lado, límites a las conductas individuales y al mismo tiempo, aseguran protección ante irregularidades o excesos que puedan
cercenar los derechos individuales y colectivos.
El componente administrativo del sistema y de los centros educativos requiere del Director un conocimiento actualizado de los
requisitos legales para saber utilizarlos ante situaciones diarias y extraordinarias. Este conocimiento no necesita ser exhaustivo,
sino lo suficientemente global y significativo para saber cuál recurso se debe utilizar o dónde encontrar la información
correspondiente. Además el Director debe contar con suficiente amplitud de criterio para plantear con pertinencia los
problemas más delicados ante organismos y especialistas que colaboran y aconsejan en la labor diaria de los agentes del
sistema, cuya tarea supone mayor responsabilidad.
A continuación se explicitan algunas de las capacidades y funciones que deben desarrollar en la conducción de la escuela
relacionadas con esta dimensión:
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Se requiere capacidades para:
▪ Interpretar la vinculación entre las macro políticas definidas por el Estado provincial y las micro políticas de las
instituciones, contribuyendo a realizar los ajustes necesarios para su escuela.
▪ Conocer las orientaciones de las políticas educativas del pasado reciente y las actuales, las continuidades y
rupturas que implican y su incidencia en las prácticas del presente.
▪ Valorar la institución educativa como espacio privilegiado de lo público, como oportunidad para la realización del
bien común y de los principios democráticos de la sociedad (igualdad, equidad, construcción de ciudadanía y de derechos),
privilegiando en todo momento la atención a los sectores más vulnerables de la sociedad.
▪ Conocer los principales instrumentos legales que regulan la vida cotidiana de la escuela (de los docentes,
directivos, alumnos, padres y demás actores del campo educativo), a fin de saber recurrir a ellos en las situaciones que así lo
requieran.
▪ Planificar y optimizar el trabajo administrativo y comunicacional, utilizando las tecnologías de la información y la
comunicación (TICs).
▪ Concebir la Dirección como un proyecto de equipo, con sus pares, sus pares de otros niveles y modalidades y
particularmente con su equipo docente que le toca dirigir.
▪ Administrar con criterio los recursos humanos y materiales del Estado.
▪ Interactuar con otras instituciones y estamentos del sistema educativo.
Funciones
▪ Promover la valoración de la institución educativa como espacio privilegiado de lo público para alcanzar mayor
inclusión y calidad educativa.
▪ Articular los sentidos de las macro políticas educativas con las condiciones que presenta su institución educativa
para materializarlas.
▪ Promover la implementación de las políticas educativas, facilitando su interpretación a través de una tarea de
mediación entre éstas y los actores institucionales y brindando información oportuna, pertinente y accesible.
▪ Favorecer la autonomía y responsabilidad de los actores institucionales en la toma de decisiones con capacidad
resolutiva, contemplando la aplicación de la normativa vigente.
Es la orientación pedagógica la que debe marcar el rumbo en la configuración de las formas de hacer escuela. La pedagogía
como teoría y práctica de la educación es prescriptiva respecto de las relaciones que se desarrollan en los centros educativos.
Crea orden, relaciones y autoridad en un registro ético.
Por orientación pedagógica se entiende, entonces, a las formas de resolver las cuestiones que se presentan en las relaciones al
interior de las instituciones cuyas finalidades son educativas, teniendo siempre como norte la formación de estudiantes críticos,
responsables, creativos y fundamentalmente éticos.
Dicho en otras palabras, lo que distingue a la institución escolar de otras instituciones sociales es la función de transmisión y
adquisición de conocimientos para formar sujetos que otorguen valor a los aprendizajes y a las prácticas de convivencia
democrática. A pesar de la crisis de la escuela actual, ninguna otra institución de la sociedad está en condiciones de intentar
estos efectos de manera sistemática y prolongada.
El eje vertebrador que enmarca esta función es el currículo. El currículo es el soporte identitario de la escuela como institución
social, entendido, en un sentido amplio como lo define Alicia de Alba, como una “síntesis de elementos culturales
(conocimientos, valores, costumbres, hábitos) que conforman una propuesta política-educativa”.
La interacción entre sujetos, institución, currículo, trayectoria y contexto, brinda un acercamiento a la trama institucional donde
los límites y las articulaciones de cada uno de los componentes, tanto estructurales como vinculares, son de difícil aprehensión
si no media una reflexión analítica que permita comprender los distintos procesos que, en el seno de la institución, se
construyen.
Lo anterior alude a la necesidad de reflexión colectiva sobre el sentido que para cada escuela y sus integrantes revisten los
componentes señalados. El trabajo en equipo y la construcción de un proyecto escolar de mejora que vertebre a todos ellos,
dan cuenta de la orientación pedagógica de la institución.
En este sentido, la autoevaluación institucional es fundamental al producir conocimiento que permite abordar las fortalezas,
oportunidades, dificultades y los conflictos, habilitando mejores formas de trabajar e interactuar.
Otra cuestión que posibilita las mejoras institucionales es el trabajo en red con otras instituciones escolares y de la comunidad,
en la medida que la comunicación de experiencias y decisiones pueden producir una sinergia que movilice intereses y prácticas.
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▪ Concebir la gestión de la Dirección como un trabajo de equipo con sus pares, que privilegie la dimensión
pedagógico–institucional
▪ Brindar apoyo y acompañamiento pedagógico y administrativo a los docentes y supervisar el cumplimiento de
estas tareas pedagógicas y administrativas.
▪ Promover la autoevaluación tanto de la instituciones a su cargo como el propio trabajo, en tanto proceso
sostenido que permite identificar problemas, establecer prioridades y tomar decisiones para la mejora.
Funciones:
▪ Elaborar el Proyecto Estratégico de mejora institucional como el planeamiento básico de los objetivos que se
propone, metas y actividades en el corto, mediano y largo plazo, a partir del uso de la información educativa de la institución a
su cargo. Evaluar en forma permanente las acciones implementadas y realizar los ajustes necesarios.
▪ Trabajar en equipo con otros Directores a fin de socializar y potenciar los proyectos y las acciones de Dirección y
favorecer la construcción colectiva y la articulación inter niveles.
▪ Orientar la autoevaluación y el uso de la información que produce la propia escuela para elaborar los planes de
mejora institucional.
▪ Apoyar proyectos y acciones intra e interinstitucionales que favorezcan la retención, la integración de los
estudiantes a la escuela y el fortalecimiento de la calidad de los aprendizajes.
▪ Propiciar la actualización permanente de su equipo directivo y de los docentes.
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- Paradigmas y modelos en la construcción de una mirada sobre Experiencias de inclusión de jóvenes en el sistema educativo.
las instituciones. Dimensiones de análisis, pluralidad de espacios Estrategias, metodologías, actores. La experiencia de una
pedagógicos. comunidad de aprendizaje. El Centro de Educación de Nivel
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de la pluralidad de la oferta en relación a los sujetos, contextos e Mendoza.
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- Currículo como recorte o síntesis cultural, propuesta político- supervisor en la mejora escolar. Editorial Aique. 2009.
educativa y prácticas concretas de la institución. Blejmar Bernardo (2005) Gestionar es hacer que las cosas
- Dimensión político-ética y pedagógica del acto de educar. sucedan. Competencias, actitudes y dispositivos para diseñar
- La evaluación y la autoevaluación como y para la producción de instituciones. Novedades educativas.
conocimiento sobre los procesos institucionales y la calidad de la
formación que se ofrece.
- Evaluación de procesos y de productos.
-Modelos de gestión, interacción, comunicación y trabajo en Documentos:
equipo. - La línea de base como herramienta en los procesos de
- Plan estratégico – situacional de Dirección. Su relación con los autoevaluación. Secretaría de Educación. Subsecretaría de
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