Los Contratos Referidos Al Aporte Social
Los Contratos Referidos Al Aporte Social
Los Contratos Referidos Al Aporte Social
Los contratos referidos a los aportes al capital social para la constitución de una
empresa o para la ampliación de dicho capital, pueden ser efectuados en dinero o en
especie. En este último caso, ello sucede mediante un aporte de bienes. Los aportes en
dinero para constituir una empresa deben ser desembolsados según las condiciones del
pacto social, a las que se refieren los artículos N° 22 al 30 de la Ley General de
Sociedades. Los aportes en dinero no se encuentran gravados con el Impuesto a la
Renta ni con el Impuesto General a las Ventas.
Según la LIR se entiende por enajenación de bienes al aporte a sociedades por el que
se transfiere el dominio a título oneroso (Art. 5º LIR).
El aporte de bienes por sujetos que tributan rentas de tercera categoría genera renta
gravada y debe ingresar al activo inmovilizado de la empresa receptora del aporte. La
depreciación es considerada un gasto deducible.
Asimismo, deberá tomarse en consideración lo dispuesto por el Art. N° 32 de la LIR,
referido al valor de mercado de los bienes para efectos tributarios. Dicho artículo
señala que se considera valor de mercado cuando se produzca una transferencia de
bienes del activo fijo “el que corresponda a sus transacciones frecuentes y, cuando no
se cuente con transacciones frecuentes, el valor de mercado será el de la tasación”.
El Art. 3° de la Ley del IGV considera venta a todo acto por el que se transfieren
bienes a título oneroso, independientemente de la designación que se dé a los contratos
o negociaciones que originen la transferencia y de las condiciones pactadas por las
partes. Adicionalmente, el Art. 2° del Reglamento señala expresamente a la
transferencia de bienes dentro del concepto de aportes sociales.
La ley Nº 20.659, publicada el pasado 8 de febrero de 2013, creó una nueva forma
de constitución, modificación y extinción de empresas individuales de responsabilidad
limitada y de la mayor parte de las sociedades comerciales (se excluyen las sociedades
anónimas abiertas y otras reguladas por la ley de mercado de valores). Se trata de un
sistema de carácter digital alternativo al régimen común que, como es sabido, se basa
en el Registro de Comercio correspondiente al domicilio social, que se lleva en formato
papel. La constitución de la sociedad, y los demás actos de modificación de estatutos,
transformación de una sociedad en otra, fusión, división, terminación o disolución,
podrá realizarse mediante la suscripción, mediante firma electrónica avanzada o a
través de un notario que utilice dicha firma, de un formulario electrónico que, una vez
completado en sus campos esenciales y demás que puedan agregarse como
estipulaciones voluntarias, se incorporará automáticamente a un registro digital que
llevará la Subsecretaría de Economía y de Empresas de Menor Tamaño. A este registro
tendrá acceso el Servicio de Impuestos Internos, lo que se espera facilitará los trámites
necesarios para el otorgamiento de RUT, la iniciación de actividades, pago de patentes
y demás gestiones necesarias para el funcionamiento de la empresa. La vigencia de la
ley ha quedado diferida a la aprobación de su reglamento, para lo cual no se fija plazo.
El objetivo principal del gobierno que impulsó esta iniciativa era permitir la creación
de una empresa en un solo día, para así incentivar el emprendimiento. Pero si se lee
atentamente la nueva normativa puede comprobarse que se ha ido más allá que de una
mera simplificación de los trámites necesarios para crear una sociedad. Se ha diseñado
un completo procedimiento alternativo de constitución de personas jurídicas con fines
de lucro que, aunque por ahora está llamado a funcionar en forma paralela con el
régimen común, tiene vocación para convertirse en el definitivo y permanente, si su
funcionamiento no produce los menoscabos a la certeza jurídica y a la fe pública que
invocaron durante toda la tramitación del proyecto los notarios y conservadores.
Son muchos los aspectos del nuevo sistema que merecen un análisis jurídico más
detenido. Por ahora, y después de una primera lectura, podemos fijarnos en dos. Uno
referido al cumplimiento de la obligación de aportar y otro a la inoponibilidad frente a
terceros que la ley establece mientras no se ejecute dicha obligación. Estas dos
cuestiones corresponden a los dos incisos del art. 8 de la nueva ley.
Más complejidades resultan del inciso segundo del art. 8, según el cual "Mientras no
se dé cumplimiento a lo señalado en el inciso anterior [la obligación de pagar el
aporte], las estipulaciones, pactos o acuerdos que establezcan los interesados no
producirán efectos frente a terceros, sin perjuicio de las demás sanciones que a este
respecto dispongan las leyes que establecen y regulan a las respectivas personas
jurídicas". En su sentido literal, la norma estaría estableciendo que el cumplimiento
por parte de los socios de la obligación de enterar el aporte es un requisito de
oponibilidad a terceros de toda la sociedad. Es decir, mientras no se haya enterado
completamente el fondo social o capital la sociedad no existiría para terceros, ni como
contrato ni como persona jurídica. Si fuera así esta norma sería especialmente
preocupante, ya que perjudicaría a los acreedores personales de los socios que no
podrían, por ejemplo, embargar las utilidades o acciones y, a su vez, podría perjudicar
a los mismos socios que quisieran operar con la sociedad, aunque alguno de los
aportes, incluso de poco significado o valor material, no se haya pagado: no se podría
contratar con un tercero, obtener una cuenta corriente o pedir un crédito, a nombre de
la sociedad. La historia de la ley demuestra que lo que se quería era ratificar el principio
de la relatividad contractual, y por ello en sus primeras redacciones la inoponibilidad
aparecía referida a la fase de constitución de la sociedad, pero en el transcurso de la
discusión parlamentarias se le incluyó, por indicación de un senador, como inciso
segundo de la norma que se refería, no a la perfección del contrato, sino al entero del
aporte; con ello varió completamente su significado literal. Se dejó constancia en actas,
sin embargo, que la intención era que el contrato no produjera efectos frente a terceros
mientras no se hubiere legalmente celebrado (de manera virtual). Queda la duda sobre
si debemos atenernos a lo que fue la intención de los legisladores: imposibilidad del
contrato mientras no se haya perfeccionado según el procedimiento digital, o a lo que
el texto literal señala de manera ostensible: la imposibilidad de lo estipulado mientras
no haya entero del capital.
Al efectuar una revisión de la Ley General de Sociedades, la cual fue aprobada por la
Ley Nº 26887, se aprecia en el libro quinto la regulación de los Contratos Asociativos,
precisando en su artículo 438º los alcances de los mismos. Allí se indica que se
considera contrato asociativo a aquel que crea y regula relaciones de participación e
integración en negocios o empresa determinados, en interés común de sus
intervinientes2
web grafía
http://blog.pucp.edu.pe/blog/blogdemarioalva/2014/06/17/algunos-apuntes-sobre-el-
contrato-de-asociaci-n-en-participaci-n/
file:///C:/Users/CompuPampas/Downloads/12477-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
43536-1-10-20160914%20(1).pdf