Lidice
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Dicho vínculo llevó a que nos preguntáramos por el origen de esta vinculación,
también por las razones que llevan a esa nomenclatura de la plazoleta, por lo que en
nuestros días representa ese vínculo y ese espacio público para nuestra ciudadanía, y
también por el rol que juega la memoria en su entrecruzamiento con la acción política. Las
circunstancias en las que surge la discusión del nombre, cercanas a la fecha trágica pero
también sucesos más recientes, que son los que generan los vínculos institucionales
mencionados, suponen un entramado de relaciones políticas y posicionamientos respecto a
todo lo relativo a la Segunda Guerra Mundial (o conflictos vinculados a ella) que se da –
aunque parezca obvio mencionarlo- no solo en Canelones, sino en Montevideo, el resto de
Latinamérica y buena parte del Mundo. Es así que surgen, además de plazoletas, barrios,
1
En su momento ubicada en la capital de nuestro país, pero desde hace años radicada en Buenos Aires,
siendo actualmente responsable de las relaciones diplomáticas y consulares con la República Argentina, la
República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay.
1
regiones, distritos2 con esta denominación -incluso hay personas que han tomado el
nombre de Lídice, en su mayoría mujeres- para que lo sucedido no caiga en el olvido y dé
lugar a lo que podría tomarse como evento paradójico o al menos como un acto
inversamente proporcional a las intenciones de quienes lo perpetraron. En tanto el deseo
expreso de Hitler (Veverka, Hedlova, Zlebcik, 2015) era borrar al poblado de la faz de la
Tierra en su geografía y memoria, estas réplicas de su nomenclatura en diversos entes ha
provocado que Lídice esté presente en buena parte del mundo aun hoy, 75 años después de
que se incendiaria el poblado, se alisara el terreno (colina incluida) y se desviara el curso de
un arroyo para no dejar rastro alguno de lo que allí había.
En este contexto, aun resulta pertinente la pregunta respecto a si esa acción política
-en caso de que se llegue a definirla de ese modo- ha logrado constituirse en un
apropiamiento por parte de la ciudadanía, o si bien nos quedamos en actos meramente
protocolares sin mayor influencia en el transeúnte que atraviesa la plazoleta todos los días
para ir a la escuela o a su trabajo. Y si, en el caso que la memoria de aquel evento de 1942
en algún punto subsista y llegue a ser conocida por parte de esa ciudadanía, cumple la
función de presentarse para que actos de esa naturaleza no vuelvan a sucederse, en ese
mismo lugar físico o cualquier otro, tal vez con mayor énfasis en aquellos que recuerdan
explicitamente esa barbarie.
2
Los reconocimientos y homenajes a las víctimas de Lídice fueron de proyección internacional, y en algunos
casos, se operaron situciones similares a las de Canelones, impulsos iniciales, amnesias y el retorno del
recuerdo. Hay un distrito del Municipio de Río Claro, en el Estado de Río de Janeiro, Brasil, que es portador
de este mismo nombre. El memorial de Lídice en Santiago de Chile es una rayuela. El concepto remite al
recuerdo de los niños/as de Lídice y a la importancia de la formación de las nuevas generaciones. Se eligió
una rayuela por su caracter universal. Cada año que se recuerda la fecha de la masacre se adorna el lugar con
rosas. El memorial y plaza Lídice de Quito fueron inaugurados el 12/06/2016, ubicado en el Parque de la
Mujer, contó con el apoyo de la Comunidad Judía del Ecuador, la Embajada de la República Checa en Lima,
Consulado Honorario de la República Checa en Quito, Municipalidad de Quito, Universidad San Francisco de
Quito y Colegio A. Einstein. En Venezuela, el 27/5/ 1943, el Consejo Municipal del Distrito Federal, tomando
la propuesta de los periodistas Pedro Beroes, Ana Luisa Llovera y Kotepa Delgado, quienes se habían
sensibilizado por los horrores sufridos por los habitantes de Lídice, decidió cambiar el nombre al complejo
habitacional Urbanización Quinta Villa Amelia por Urbanización Obrera Municipal Lídice. Algunos de estos
aspectos, vinculados a la proyección internacional del acontecimiento son retomados y ampliados por en
este libro por Ana María Sosa González y Luis Turiansky.
2
Al mismo tiempo, debemos reconocer que en el transucrso de la investigación, esas
preguntas originarias se fueron ampliando. Pero no solamente o no tanto en su cantidad –sí
en su profundidad- sino mas que nada en relación a otras memorias subalternas, que han
intentado silenciarse a lo largo de la historia. Sin embargo, llevar nuestras intenciones más
allá de las preguntas ligadas al poblado de Lídice ciertamente doblegarían de inmediato
nuestros esfuerzos, razón por la cual este trabajo se ve ampliado con una serie de artículos
escritos por compañeros que han dedicado su tiempo a a reflexionar sobre temas vinculados
a esta investigación primaria. Para ellos nuestra gratitud y amplio reconocimiento. Estos
artículos, que están en la segunda parte de este libro, están dedicados a otras memorias, a la
memoria histórica en general, e incluso a otras miradas sobre la memoria del poblado de
Lídice.
Metodología
3
En estos momentos se está discutiendo entre los involucrados y en varios niveles institucionales (desde los
estudiantes hasta los parlamentarios) la transformación de la formación docente de terciaria a universitaria,
un proyecto que prevé la creación de una Universidad de la Educación, lo que permitiría alcanzar mayores
grados de autonomía y co-gobierno.
3
exceder la educación formal. Siendo educadores no podemos ser ajenos a la tercera función
universitaria, la docencia.
5
A través de la embajada checa en Bs. As. concertamos entrevistas al Dr. Milous Cervencl (Director Museo y
Memoral Lídice) y a la Mag. Ivona Kasalicka (Supervisora Galería Lídice).
4
estamos de esa concepción. Observamos los hechos desde nuestro lugar en el mundo –que
es más que la geografía y tiempo mencionados-, estamos atravesados por factores
culturales, sociales y, por qué no admitirlo ideológicos. Entiende Manuel Cruz que por boca
del investigador habla su tiempo, pero claramente jamás habla “todo su tiempo” (2007: 43).
Ciertamente, la historia no es individual, pero nuestra mirada sí lo es, indefectiblemente.
Esto no quiere decir que no existan ciertas pretensiones de universalidad en el discurso que
intentamos desarrollar respecto al problema que nos concierne. Tampoco que esas
pretensiones sean totalmente equívocas, o que esas palabras se transformen en falsedades o
mentiras. Pero la realidad que atravesamos repercute, sutil e implacablemente, en el
discurso que logramos producir.
En definitiva, con este proyecto buscamos historiar las razones que llevaron a
concretar el plan de integrar “Plazoleta Lídice” en la nomenclatura del espacio público en
Canelones y sumar insumos para la visibilización de Lídice hacia la construcción de una
memoria más fuerte6, en el entendido de que esto colabora con el reconocimiento a las
víctimas del atropello a los derechos humanos, así como intenta ser un aporte a una
educación que tenga como centro la dignidad humana y la realización de los derechos
humanos como un horizonte posible. Nuestras preguntas han tratado de encuadrarse en una
proyección que trascienda la lugarización y los localismos (Jelin, 2002), a través del juego
permanente entre lo local y lo global. No se trata solo de contrastar fuentes, el ida y vuelta
de los documentos a los testimonios cuando los hechos que se discuten son traumáticos,
complican todo análisis. Este aspecto metodológico, obliga al investigador a transformarse
en un tematizador de las disputas, las luchas y los anatgonismos en el espacio público, en
este sentido, nuestras implicancias buscan generar ciertas consecuencias más alla de lo
estricatamente disciplinar.
6
En el marco del proyecto, buscamos la emergencia de otras memorias subalternas. El 11 de agosto de 2016,
el Dr. Sidi Omar, docente del máster universitario “Estudios Internacionales de paz, conflictos y desarrollo” de
la Universidad Jaume I de Castellón dictó en el IFD de Canelones la videoconferencia “Memorias
poscoloniales: el pueblo saharaui”.
5
Los países Checos entre 1918-1942.
[…] las violencias de la Segunda Guerra Mundial -el nazismo y, en medio de esta guerra, Auschwitz-, no
pueden ser interpretadas y analizadas solamente como una recaída en una barbarie ancestral, sino también
como la expresión de una barbarie moderna, de una violencia que no se puede concebir fuera de las
estructuras y de los elementos constitutivos de la civilización industrial, técnica, occidental y moderna.
Enzo Traverso
Desde la Revolución Francesa, la nación se ha definido como una comunidad de cultura y destino y como
una sociedad política…Es un imaginario y un contrato político indisociables…El nacionalismo es
6
insoportable porque define la nación por las raíces comunes y los sentimientos antes que por lo derechos,
porque exige que la nación siempre se defina por quienes no pertenecen a ella, los extranjeros del exterior y
los extranjeros del interior, que nunca serán miembros del la nación.
François Dubet
[…] ningún historiador sensato ha puesto nunca en duda que Alemania, Japón y (menos claramente) Italia
fueron los agresores. Los países que se vieron arrastrados a la guerra contra los tres antes citados, ya fueran
capitalistas o socialistas, no deseaban la guerra y la mayor parte de ellos hicieron cuanto estuvo en su mano
para evitarla. Si se pregunta quién o qué causó la segunda guerra mundial, se puede responder con toda
contundencia: Adolf Hitler.
Eric Hobsbawm.
Esta reseña busca aproximarnos a la historia política de los países checos entre
1918-1942. Como en toda reseña, quedarán vacíos. No pretendemos hacer un repaso
exhaustivo, ríos de tinta se han escrito sobre la Segunda Guerra Mundial 7 y los dramas y
traumas que este conflicto causó. Estos temas, con toda seguridad ya han sido desarrollados
por la historiografía checa y eslovaca, pero la tarea exige que nos acerquemos, desde las
distancias que nos oponen el tiempo y el espacio, a lo indecible, y volvernos contadores de
horrores y de las condiciones que hicieron posible lo horroroso (Traverso, 2002; Carretero
y Borrelli, 2008).
7
Nos parece acertada y nos dejamos provocar por la siguiente afirmación: “Los libros de texto y los medios
de comunicación suelen presentar a la Segunda Guerra Mundial como si se tratase de un conjunto
homogéneo. Y no lo es en absoluto. Hay una guerra en Europa y otra en Asia- incluso otra más en el
Mediterráneo-. En Europa, la guerra dirigida por Hitler hacia el este no es de la misma naturaleza que el
conflicto que tiene lugar en el Oeste” (Breville et. al., 2011:44)
8
George Duby en su “Atlas Histórico” (1987:184-185) apunta las siguientes nacionalidades hacia 1918:
checos, moravos, eslovacos, polacos, rutenos, alemanes y húngaros.
7
comunidad imaginada (Andreson, 1993), intentos porfiados y algunas veces frustrados, por
hacer coincidir naciones con estados9.
La Primera Guerra Mundial significó, desde el principio, una «guerra total» que
supuso un cambio radical: el entierro del siglo XIX. Éste había sido el siglo de la
paz en Europa, del desarrollo industrial, del capitalismo liberal y del triunfo de la
idea de progreso. Todo ello se acabó en 1914, a partir de entonces se entraba en
una nueva era de conflictos –de revoluciones también–, pero una nueva época
marcada por la violencia. La guerra apareció como una guerra total, no solamente
porque se trataba de una guerra internacional, sino porque penetró en todos los
aspectos de las sociedades civiles y en todas las facetas de la vida cotidiana de los
seres humanos. Todos los sectores de la sociedad (economía, política, cultura…)
sufrieron un profundo cambio y fueron moldeados por la experiencia de la guerra.
Se transformaron las relaciones entre clases sociales, generaciones, sexos […]
una guerra de una violencia absolutamente inimaginable incluso para los que
9
Para el desarrollo de estas páginas, hemos tomado como referencia principal, los aportes del libro “Historia
breve de los países checos hasta el año 2000” de los historiadores Petr Cornej y Jiri Pokorny.
8
habían decidido […] se reveló como algo mucho más mortífero y violento que
todas las guerras de las épocas precedentes. (citar)
9
Las autoridades checoslovacas trataron de plasmar a través de su primera
constitución, aprobada el 29 de febrero de 1920, los ideales liberales y democráticos de
inspiración francesa y norteamericana. Tras la elección de Tomas Masaryk como presidente
de la república se procedió a anular los títulos nobiliarios como vestigios del antiguo
régimen y se promulgó la ley de ocho horas. Por otro lado, si bien, la ley lingüística daba
garantías a las minorías nacionales, la lengua checoslovaca fue declarada la lengua oficial.
La realidad económica del naciente estado presentaba una marcada división, por un lado los
territorios de Bohema, Moravia y Silesia presentaban una fuerte industrialización (textiles,
calzado, vidrierías, automóviles, metalúrgica, siderúrgica, aeronáutica, electrónica,
alimenticia) mientras que la zona de Eslovaquia y la Rusia Subcarpática presentaban
características eminentemente agrícolas, con una escasa industrialización y una sociedad
campesina con una impronta fuertemente católica. El gobierno central, puso en marcha
políticas de modernización del espacio oriental: políticas de enseñanza, desarrollo de las
comunicaciones y promoción sanitaria. La ley de reforma agraria había beneficiado a miles
de campesinos y fortalecido al Partido Agrario, no había sucedido lo mismo con la clase
obrera, que impulsada por la lucha de los soviets reivindicaba cambios sociales más
profundos. A mediados de mayo de 1921 surge el Partido Comunista de Checoslovaquia
que aunaba a los partidos comunistas de las diversas nacionalidades, y que se constituyó
como un amplio partido de masas. Sin embargo, las discrepancias con respecto a las
directrices de Moscú lo debilitaron, beneficiándose los partidos de centro y de derecha,
quienes condujeron los destinos del estado hasta la ocupación nazi en 1939.
El escenario político durante los años 20’ se mostraba fragmentado y plural. Varios
partidos se encontraban en la oposición, por un lado, los comunistas siempre expectantes de
las órdenes de la internacional, por otro lado, en Eslovaquia, el Partido Popular, de
inspiración católica reivindicaba mayor autonomía, tratando de esquivar el abrazo fraternal
de los checos (Hobsbawm, 1990:145). Mientras tanto, los partidos alemanes entre los que se
encontraba el Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán que partía de las mismas
inspiraciones hitlerianas, tenían lógicamente serias dificultades para legitimarse en la nueva
Checoslovaquia.
10
Los efectos de la gran crisis económica mundial de 1929, se hicieron sentir con
rigor recién hacia 1932. La producción industrial checoslovaca disminuyó un 40 % y trajo
consigo la consecuencia social más grave, un altísimo índice de desocupación, que
desembocaría en la exaltación de actitudes nacionalistas. La crisis presagiaba el fin de la
economía liberal y anunciaba un clima de polarización política. Por un lado, el Partido
Comunista veía la posibilidad de constituir un gran frente popular, mientras que los
extremistas nacionalistas socavaban las débiles estructuras democráticas. Si bien por aquel
entonces, el fascismo checo, era un tanto limitado, existían algunas organizaciones como la
Comunidad Nacional Fascista y la Unión Nacional, pero el núcleo duro de la reacción se
encontraba en Eslovaquia, donde crecía el Partido Popular Eslovaco.
Para 1933 se suspendieron las actividades del Partido Nacional Alemán y del
Partido Socialista Obrero Alemán por sus vinculaciones con el nazismo, sin embargo, la
quinta columna hitleriana se agrupó en torno al Partido Sudetoalemán 10. Encabezados por
Konrad Henlein, pronto se impusieron en su dirección los nazis, quienes a través de su
acción propagandística y ultranacionalista atrajeron a las clases medias de los otros partidos
alemanes.
11
enfrentarse a Hitler. Mientras aumentaban las persecuciones políticas, xenófobas y racistas
en la vecina Alemania; varios intelectuales y artistas (Thomas Mann, Bertold Brecht, Oskar
Kokoschka), encontraron asilo político en Checoslovaquia, en tanto Benes, a partir de 1935,
se hacía con plenos poderes.
12
Terminada la Segunda Guerra Mundial las autoridades de la nueva Checoslovaquia socialista decidieron
expulsar a la población alemana de los Sudetes (Duby, 1987), al punto que en la actual República Checa han
ido despareciendo casi por completo las minorías (Breton, 2013:46).
12
sujetados a la autoridad alemana, teóricamente durante la segunda guerra mundial tenemos
una Eslovaquia independiente.
Heydrich era el tercer hombre en la estructura jerarquía de III Reich, y fue uno de
los meticulosos organizadores de las políticas de exterminio contra gitanos, judíos, polacos
y rusos. El carnicero de Praga desde muy joven se vio atraído por la vida militar, había
13
ocupado diversos cargos en el ejército a partir de 1918, desde la marina de guerra hasta los
servicios de información y espionaje. Durante el ascenso del nazismo comenzó su
actuación en las SS y luego fue nombrado jefe de la Gestapo donde tuvo la responsabilidad
de purgar al partido durante la llamada Noche de los cuchillos largos.13
13
Represión desatada contra los cuerpos de la SA, organización dentro del partido nazi que mantenía entre
algunos de sus miembros, las inspiraciones obrero-socializantes de los años veinte.
14
resistencia checa. A través de Baumann, Kubis y Gabcik entraron en contacto con el
principal referente de la resistencia checa y jefe del movimiento Sokol, el profesor de
química Vladislav Vanek, alías Jindra.
Tío Hajsky facilitó los contactos con Frantisek Safarik, ebanista que trabajaba hacia
décadas en el Palacio de Praga, donde residía Heydrich. Safarik tenía la tarea de facilitarles
información a Kubis y Gabcik sobre los horarios de salida y entrada del protector. Los
paracaidistas, recorrieron varias veces en bicicleta los itinerarios de Heydrich, en un
principio pensaron tensar un cable de acero de vereda a vereda con el objetivo de que el
Mercedes descapotable que transportaba habitualmente a Heydrich aminorara la marcha
para arremeter contra él a punta de metralla, otra opción, era tensar el cable de acero pero a
la altura de la cabeza, habían comprobando que a Heydrich le gustaba mucho la velocidad y
especularon con decapitarlo. Finalmente decidieron emboscarlo en una curva pronunciada,
en el suburbio de Liben. Obligado a reducir la marcha, el vehículo y sus ocupantes serían
un objetivo fácil. Se apostarían en la parada del tranvía simulando su espera. Lo esperarían
14
El movimiento denominado Sokol (halcón) fue fundado en 1862. Es una organización deportiva, dedicada
a la cultura física e inspirada en la cultura gimnástica greco-latina. En el marco del Imperio Austro-Húngaro,
la organización fue derivando hacia el nacionalismo. Tanto Edvard Benes, como Tomas Masaryk, referentes
políticos en los inicios de la Checoslovaquia independiente, formaron parte del movimiento, que por aquel
entonces actuó como policía para mantener el orden tanto en ciudades como pueblos en el marco de la
nueva institucionalidad. En octubre de1941 el Sokol fue prohibido por las autoridades nazis.
15
en la curva, Kubis con una granada y Gabcik con la metralleta, para la huida tendrían
preparadas unas bicicletas facilitadas por Tía María.
Heydrich murió una semana después por las infecciones causadas, restos metálicos,
cascos de la metralleta y los tejidos del tapizado se habían incrustado en su cuerpo y
afectado algunos órganos. Los nazis desataron la represión y lanzaron todas las amenazas,
aquellos que protegieran a los asesinos morirían junto con sus familias. Ofrecieron una
recompensa de veinte millones de coronas al tiempo que, decretaban el estado de sitio: los
cafés, los restaurantes y los teatros cierran. A partir de las nueve de la noche se decreta el
toque de queda. Mientras, la Gestapo registra casa por casa, vehículos, sótanos, establos,
graneros. Una operación represiva descomunal, 450.000 efectivos alemanes movilizados, 5
millones de personas investigadas, 5.000 localidades inspeccionadas, centenares de
ejecuciones.
Los nazis respondieron con una ola de terror durante la cual, arrasaron con las
aldeas de Lídice (10 de junio) y Lezaky (24 de junio):
El hecho más dramático que se produjo como consecuencia del atentado fue la
masacre de la pequeña población de Lídice, situada en las cercanías de Praga.
Hitler decidió realizar en ella un castigo ejemplar, una vez que sus habitantes
16
fueron acusados de haber dado cobijo a los resistentes. Así, en la noche del día 9
de junio las tropas alemanas cercaron el pueblo y apresaron a sus habitantes. Los
hombres comenzaron a ser ejecutados a la mañana siguiente hasta un total de
171; ni uno de ellos sobrevivió a la matanza […] los edificios del pueblo eran
incendiados y arrasados. Lídice debía ser borrada del mapa, y un contingente de
prisioneros judíos fue el encargado de realizar la tarea, abriendo fosas para
enterrar los cadáveres y removiendo el terreno […] Las 196 mujeres y los 90
niños encerrados en el gimnasio de una población vecina fueron entonces
separados entre sí. Las primeras […] conducidas al campo de concentración de
Ravensbruk, donde cincuenta y tres de ellas acabarían encontrando la muerte. Un
número indeterminado de niños fueron entregados a familias alemanas […] el
resto acabó en las cámaras de gas del campo de Chelmno. (Viñas, 1986: 108)
Las fuerzas nazis rodearon la iglesia de San Cirilo, había siete hombres refugiados
en la cripta, de a tres se turnaban en la guardia. Resistieron la embestida de 350 soldados
alemanes durante seis horas, además del tiroteo, los represores inundaron la cripta. Los
cuerpos de los resistentes fueron reconocidos por Karel Curda, entrenado en Inglaterra
junto a Kubis y Gabcik, quién tras la represión, se había presentado ante las autoridades
alemanas ofreciendo su colaboración, rompiendo el silencio y traicionando a sus
15
Además de la tortura, los nazis mostraron a Ata la cabeza decapitada de su madre amenazándolo con
hacerle lo mismo a su padre.
17
compañeros16. El capellán Petrek, responsable de la iglesia de San Cirilo y otros
representantes de la iglesia ortodoxa checa fueron ejecutados, igual destino tuvieron los
familiares de los siete paracaidistas asesinados. Los miembros de las SS que iniciaron el
operativo, posaron sonrientes para una fotografía, inmortalización de la miseria y barbaries
nazis, a pocos metros de ellos, inertes, yacían los cuerpos de los siete resistentes.
Educación y barbarie
En este sentido, nos parece importante recordar una de las preguntas fundamentales
que se fórmula la filosofía de la educación –en tanto rama de la filosofía que pone como
objeto de su reflexión a la educación en términos generales, no solamente la educación
formal, aunque obviamente la incluye- y que muchas veces no se tiene presente en las
discusiones, mucho más que habituales, sobre la mentada crisis de la educación: ¿para qué
y por qué educamos? No es que dejemos de lado el qué o el cómo, sino que esas otras
cuestiones resultan posteriores, en un sentido lógico, a la resolución del para qué. De no
tener claro ello, lo demás parecería carecer de relevancia y llevarnos a discusiones estériles.
19
como precise; y cuando la fortuna tenga a bien hacerle cambiar de lugar, él
permanecerá siempre en el suyo. (Rousseau, 2008: 41)
Por un lado, debemos tener en cuenta que este tipo de trabajo lleva consigo, de
forma casi inmediata, el coste de la acusación recurrente respecto a una ideologización del
aula –o el lugar donde se esté desarrollando un tipo de educación en este sentido- ya que se
nos dirá que se corre el riesgo de la adoctrinación de los educandos, se pondrá encima de la
mesa una supuesta falta de objetividad y las seguras inclinaciones políticas de quienes
lleven adelante esta práctica. Entendemos, con Ricoeur (1997), que ese es un riesgo que
debemos asumir sin avergonzarnos ni realizar un proceso de negación del discurso
ideológico. Pretender la ausencia de ideología sería, de algún modo, pretender la
inexistencia de una estructura simbólica que sostenga nuestro discurso, lo cual es una
contradicción en sí misma, ya que todo proceso interpretativo de la praxis social parte de un
sistema simbólico, de un conjunto de ideas:
20
¿No es el proceso tan primitivo que en realidad es constitutivo de la dimensión de
la praxis? Si la realidad social no tuviera ya una dimensión simbólica y, por lo
tanto, si la ideología, en un sentido menos polémico o menos negativamente
evaluativo, no fuera constitutiva de la existencia social, sino que fuera meramente
deformadora y disimuladora, el proceso de deformación no podría iniciarse. Si no
fuera simbólica desde el comienzo, no podría ser deformada. (Ricoeur, 1997: 53)
En este sentido, entendemos que nuestra posición como seres humanos es siempre
la de formar parte y hacer pie en la praxis social que estamos intentando interpretar, sea
actual o pasada, sea reciente o algo más alejada de nuestro tiempo. Las preguntas de la
investigación surgen de una motivación, que parte de una biografía –de la cual no
necesariamente debemos dar cuenta, aunque podemos hacerlo- y hay que reconocer que ese
21
aspecto de nuestra íntima subjetividad se encuentra presente. Esto no significa que se deje
correr el triunfo de nuestros prejuicios, tampoco que no deba desarrollarse un máximo
esfuerzo de imparcialidad, que no llegará a ser neutralidad, ya que nuestras preguntas
siempre tendrán una condición parcial en el sentido que indica Manuel Cruz, “por boca del
historiador habla su tiempo, pero no está nada claro que hable todo su tiempo” (2007: 43).
Por el contrario, dicho esfuerzo debe reflejarse en la selección de fuentes con la mayor
amplitud posible, de modo tal que puedan escucharse todas las voces que estén disponibles
para el investigador o docente al momento de la praxis educativa, conformando un amplio
abanico que nos prevenga de estar brindando una visión exclusiva o sumamente estrecha
del tema que nos ocupe.
Por otro lado, trabajar con una temática como la memoria trae aparejados ciertos
elementos que van de la mano de la conmoción frente a los sucesos, y que es directamente
proporcional a lo reciente de la memoria que se esté trabajando. Por ejemplo, en aquellos
casos en que la distancia geográfica y temporal no es demasiado ancha, existe la posibilidad
de obtener testimonios de primera mano. El relato en primera persona ofrece oportunidades
que no las otorgan los documentos ni fuentes que estén a una distancia más lejana de
aquello que se toma como objeto de análisis, según nos ha relatado Milous Cervencl en la
entrevista mantenida en el Memorial de Lídice, respecto a los testimonios que ellos han
obtenido y obtienen de primera mano17:
Algunos viven aquí en el pueblo. Quedan dos de las mujeres sobrevivientes, que
viven a unos metros de aquí. De los 17 niños que sobrevivieron hoy viven 13 y
algunos de ellos, 8 o 9, viven en Lídice, otros en Praga, hay un niño de Lídice
viviendo en Canadá y otro en Suiza. Y todos tienen su propia historia. En
realidad, tenemos muchísima suerte de que aun estén vivos, la emoción directa
tiene un poder especial, cuando te lo cuenta un tercero no es la misma cosa. La
gente piensa “esto sucedió hace muchísimo tiempo” y de repente se encuentran
con alguien que pudo ser su abuelo o abuela y estuvo allí, entonces “no fue hace
tanto tiempo, ¿no?”
18
A modo de broma, Cervencl relataba: “A veces les digo a mis colegas de otros museos, por ejemplo de la
Edad Media, “tú tienes un buen trabajo porque no hay nadie que te esté interrumpiendo para decirte lo que
tienes que hacer”
19
Ese confort no es relativo a la acumulación de bienes de consumo, sino que referimos a él en un sentido
tan inmediato como básico en nuestra cotidianidad, desde el calefón que permite una diaria ducha caliente
hasta el saneamiento, pasando por el estiramiento hacia delante de nuestra expectativa de vida.
23
otredad a través de procesos identificatorios que eviten la reificación -un proceso en el cual
alguien se aleja psicológicamente de lo que sucede en un entorno determinado, no siendo
afectado emocionalmente por los sucesos, a modo de observador neutro que permanece
existencialmente intacto (Honneth, 2007)-, que impide al sujeto la atribución de
reconocimiento a los otros. O evitar, en el mismo sentido, el proceso de cosificación de la
conciencia, personas que se han asimilado a las cosas, se tratan a sí mismos como tales y,
seguidamente, llevan adelante este mismo proceso respecto a los demás sujetos. En esos
procesos reside la frialdad que describe Theodor Adorno respecto a toda la sociedad
europea en la que el nazismo pudo llevar adelante sus prácticas y no solamente a quienes
las ejecutaban directamente, ya que sin ella, que genera seres humanos “de todo punto
indiferentes a lo que les ocurre a los demás, con excepción de unos pocos con los que están
íntimamente unidos y con los que comparten intereses, Auschwitz no hubiera sido posible”
(1998: 89), si esa insensibilidad no hubiera existido, los sujetos pertenecientes a esa
sociedad no podrían haberlo tolerado. ¿Cómo combatir esa frialdad e insensibilidad?
24
expresa estas dificultades de la memoria con claridad, respecto al rol que llevan adelante en
el Memorial y Galería de Lídice y del esfuerzo que no debe claudicar:
En ese sentido, la barbarie llevada adelante por el ser humano no debe dejarse en la
oscuridad del olvido, debe ser recordada, poniendo en cuestión los mecanismos que hacen a
los humanos capaces de llevar adelante el terror, es necesario mostrar lo monstruoso para
que las cosas no vuelvan a darse de la misma manera. Si la barbarie está instalada en
nuestras sociedades, si es inherente a la misma existencia de la civilización, como formula
Adorno (1998: 79) siguiendo el planteo freudiano sobre la cultura, se vuelve necesario el
vuelco hacia la subjetividad para que se produzca esa sensibilización y el ámbito para que
eso suceda no es otro que el de la educación y, cuanto antes, mejor:
Pero como, de acuerdo con los conocimientos de la psicología profunda, los
caracteres, en general, incluso los de quienes en edad adulta perpetúan tales
crímenes, se forman en la primera infancia, la educación llamada a impedir la
25
repetición de dichos hechos monstruosos tendrá que concentrarse en ella. (1998:
81)
Asimismo, es una tarea que deberá llevarse delante de forma prudente, en el sentido
de a phronesis aristotélica, virtud que mueve a todas las demás, recordando que la virtud se
reconoce como el término medio entre dos vicios, uno por exceso y el otro por defecto. Por
tanto, no se trata de ofrecer la barbarie como espectáculo morboso, en el que se exhiba
hasta el más mínimo detalle de lo acontecido para generar rechazo a la violencia, del modo
que Alex, protagonista de La naranja mecánica, película de Stanley Kubrick, quien es
sometido a recibir constantes imágenes violentas estando atado a una silla, sin la
posibilidad de moverse para voltearse respecto a la pantalla y tampoco poder cerrar sus
ojos, ya que un mecanismo similar al de unos palillos los mantenían permanentemente
abiertos. Tampoco se trata de banalizar el terror mostrándolo en personajes novelados de
forma tal que resulten ajenos a lo humano, casi como una caricatura de villanos y
superhéroes en dibujos animados. Curiosamente, a pesar de las esperanzas que Adorno
había puesto en la televisión como canal que colaboraría en la construcción de un clima
cultural distinto20, es esta la forma en que los medios masivos de comunicación -y también
los juegos de video o similares a los que los niños y adolescentes dedican muchas horas
desde pequeños- nos muestran la barbarie.
20
En este sentido, no debemos olvidar que cada hombre es hijo de su tiempo, y Adorno cifraba esperanzas
(1998: 83-84) en una televisión que era muy incipiente como medio de comunicación en el momento, y
probablemente se estuviera refiriendo a la televisión europea (ya que es a Europa a quien se dirige en la
conferencia “La Educación después de Auschwitz”), que ha tenido otras funciones además de la del
entretenimiento.
26
recomendación explícita o directa siempre tendrá algo de imperativo y coactivo, que actúa
directamente en contra de la capacidad de amar de los seres humanos. Para que la
educación genere la sensibilización mencionada y tenga sentido es necesario que se trate de
una educación para la autorreflexión crítica. Es decir, lo que puede aportar un grano de
arena a la construcción de una sensibilidad colectiva, es hacer concientes los mecanismos
que permiten que el ser humano dé rienda suelta a la barbarie. De algún modo, se trata de
generar conciencia respecto a las condiciones que generan esa frialdad que posibilita la
barbarie. En este sentido, no se trata de apelar a valores eternos u obligaciones que nos
recuerden de modo permanente aquello que no debemos hacer, a modo de autoridad paterna
exterior. Eso sería, en sentido kantiano (2004), extender nuestra minoría de edad y
mantener una heterenomía que no nos permite pensar críticamente. La autonomía no puede
ser reemplazada por una autoridad exterior a la que se obedece de forma ciega, ya que esto
pone a los sujetos en una situación en la que sienten la necesidad de recibir órdenes.
Todo eso suponía tener una “influencia educativa en los hombres del RAD
(Servicio de Trabajo del Reich), como dice Alexander Commichau en una carta al
Comandante del RAD fechada el 6 de agosto de 1942: “Los jóvenes hombres en
el RAD ven que la espada Alemana caerá de forma fuerte y destruirá
completamente las fuentes de disturbio no solo en el frente, sino también en la
27
retaguardia; y especialmente dondequiera que los secretos del frente emerjan y
los elementos oscuros estén trabajando. El trabajador experimenta directamente el
efecto de tales medidas en la población checa y su trabajo lleva al aplastamiento
de esos centros de resistencia. La profundidad de las emociones que los hombres
desplegaron en este lugar trabajará ciertamente en la consolidación del poder
Alemán, pero solamente podrá lograrse si su trabajo resulta en la completa
desaparición del poblado, después que la tierra sea arada donde el enemigo haya
residido.” (Stehlik, 2007: 63-64)
Posiblemente, un proceso similar suceda hoy en día, cuando al ver una persona
durmiendo en la calle, por ejemplo, tendemos casi instintivamente a quitar la mirada, de
forma tal de remover la angustia que podría provenir de esa situación, poniendo nuestra
atención en algún otro evento. Esa distancia con los otros, emparentada de forma cercana
con la frialdad que mencionaba Adorno, se hace más difícil de acortar cuando el amor de
los seres humanos es absorbido por las cosas, una tendencia profundamente actual cuando
ponemos nuestra atención en la relación entre los sujetos y la tecnología. En dirección
opuesta a ello, la educación debería tomar en serio una idea familiar a la filosofía y a la
psicología: el temor y la angustia que sentimos no deben ser reprimidos, debemos sentir
tanto temor y angustia como la realidad merecen. De lo contrario, ese tipo de educación,
además, corta contra todo principio de identificación 21 con el otro, de modo que no puede
llevarse a cabo el necesario proceso que pueda generar empatía entre los sujetos, a modo de
la piedad natural planteada por Rousseau, para lo cual es necesaria tanto la imaginación
21
También para Adorno la identificación juega un papel fundamental: “La incapacidad para la identificación
fue, sin duda alguna, la condición psicológica más importante para que pudiera ocurrir algo como Auschwitz
entre personas en cierta medida bien educadas e inofensivas” (1998: 89)
28
como la reflexión. A través de la reflexión podemos lograr dominar nuestra angustia y
distanciarnos de nosotros mismos, en tanto la imaginación puede lograr ponernos en el
lugar de la persona que está sufriendo con el resultado de llegar a ponernos en los pies del
otro. Una vez que despierta la sensibilidad imaginativa de un hombre, éste se conmociona
ante las heridas que otros reciben, siente simpatía por ese otro individuo. De ese modo,
puede mostrar su valía asistiendo al hombre en desgracia, puede complacerse con la acción
que está llevando adelante, sintiendo su propia bondad a través de una piedad natural
activa, que exige la existencia del amor propio, la imaginación y la reflexión (Fernández,
2014).
22
Entrevista realizada a Betty Quilice. Canelones 15 de mayo del 2017
29
Es algo muy importante para nosotros que se reconozca a un centro de formación
docente con el nombre de Comenio, de él saldrán los futuros maestros y
profesores que tendrán la tarea de educar a los chicos para que siempre haya
comprensión entre las naciones. (Hoy Canelones, 10/6/97)
A modo de provisorio punto final, queremos notar que una educación como la que
queremos fomentar desde estas páginas no debe quedar solamente en manos de las
instituciones formales –que, por supuesto tienen un papel fundametal-, sino que es una
lucha que debe darse en cada rincón de nuestra vida cotidiana, en el club de barrio, el
supermercado, las redes sociales, los medios de comunicación, en todo lo que estuviere a
nuestro alcance, también en cada esquina. Esto supone la idea de un Estado que no
permanece neutral. Un Estado que, más allá de estar alerta en cuestiones de justicia –que
suele ser lo que más importa a las sociedades liberales, quedando las cuestiones ligadas a la
moral como un terreno en el que el Estado no debería inmiscuirse- debe promover un ethos
democrático con el marco, aunque más no sea, de una ética mínima (Cortina, 2000).
Quienes proponen un estado neutral, proponen también una educación neutra, que
se abstenga de tomar partido por ninguna concepción moral particular, elección que queda
en manos de los individuos. Ahora bien, esa toma de partido o promoción de determinadas
concepciones morales queda entones en manos de particulares y, en nuestras sociedades, no
todos tienen las mismas posibilidades de injerencia, del mismo modo que no todos tenemos
el mismo acceso a los medios que mayor presencia e influencia tienen en la ciudadanía.
Cuando el estado se posiciona como neutro y deja estos elementos en manos del mercado,
lo que hace es no inclinar hacia ningún lado una balanza que ya es desequilibrada. Como ya
se mencionó, si lo que queremos es una educación que reivindique los derechos humanos y
tenga como norte la promoción de la no reiteración del tipo de evento acontecido en Lídice,
el estado no puede permanecer neutral.
30
En este apartado pretendemos reconstruir el itinerario de las memorias sobre Lídice
en Canelones. Este análisis abierto y siempre provisorio tuvo como eje la articulación y
diálogo de diversos materiales: referencias teórico-conceptuales, tradiciones orales,
testimonios y documentos. Buscaremos la emergencia de los nuevos sentidos que se fueron
superponiendo tras el paso del tiempo, la irrupción de nuevos sujetos y la redefinición de
los escenarios, teniendo en cuenta que las personas recuerdan en marcos sociales
específicos. Los emprendedores de la memoria (Jelin, 2002) de Lídice en Canelones
persiguieron y actuaron guiados por intencionalidades que intentaremos analizar.
Para Díaz Pinilla (2013) los estudios referidos a las memorias adquieren mayor
protagonismo durante las dos últimas décadas del siglo anterior, al mismo tiempo, sostiene
que la memoria, se ha convertido en un valioso recurso para darle un giro a los significados
que en el presente configuramos sobre el pasado. Lo que Joel Candau denomina
mnemotropismo, es decir, un tiempo donde volvemos sobre la memoria para comprender
los sentidos del pasado en el presente y sus desplazamientos.
…entre los factores decisivos que generan apropiaciones diferentes del pasado
reciente en cada sociedad se encuentran, no sólo la perspectiva sobre lo que
sucedió en el pasado, sino fundamentalmente la situación presente desde la cual
31
cada sociedad recuerda y el horizonte de futuro que cada sociedad imagina
colectivamente para sí misma en esa coyuntura (Díaz Pinilla, 2013:95)
Joel Candeau, citado por Díaz Pinilla opone la Historia a la Memoria, entiende que
la primera pretende echar claridad sobre el pasado, indaga en las formas que habitaron
aquel pasado buscando un cierto orden legitimador. Por el contrario, la memoria sería el
desorden, estaría cargada de pasión, teñida de emociones, mediada por los afectos. Los
recuerdos que trae la memoria son permanentemente elaborados por los sujetos que la
portan, en tanto inscripta en el espacio público, éste también es reelaborado. Ocurre que un
determinado acontecimiento puede resultar dominante en el recuerdo que se aloja en las
memorias individuales y colectivas y cambiar en otro tiempo-lugar debido a las necesidades
que las comunidades políticas desarrollan en el presente. Carretero y Borrelli (2008)
sintetizan los debates que oponen memoria e historia:
El trabajo con los relatos orales implica estar atento a las pretensiones por generar
un efecto de verdad, anudada a los intereses de los grupos sociales. Esta pretensión de
verdad que se desprende de los relatos nos permite captar las disputas políticas en torno a la
memoria, percibidas en los movimientos que se operan en las tramas narrativas. En el caso
de Plazoleta Lídice, el relato de la tradición oral, se transforma en testimonio cuando los
entrevistados se vuelven los protagonistas de esta historia, cuando se ubican entre los
promotores del recuerdo. Estos estratos memoriales constituyen la identidad de los sujetos,
de cuyas narrativas se desprenden los sentidos que le dan a los pasados en lucha.
32
…Hablamos con Palomeque
33
memoria montado, en función de la gesta artiguista, en un claro gesto de reforzamiento de
la identidad local.
Betty Quilice nos recibe en su casa. Lo primero que dice es: “[…] Esto es tradición
oral, con todas las cosas que pueda tener de bueno en una localidad pequeña, donde todo el
34
mundo se conoce”. No vivió los hechos, no es contemporánea a la masacre de Lídice, pero
conoce la historia, se la han contado más de una vez, y se va sintiendo heredera y portadora
de aquella memoria. Una trama de espesor grueso caracteriza su relato; otra memoria o
memorias. Es la memoria de la memoria de Canelones sobre Lídice. Dice que Lula Machin,
esposa del político batllista local y ex senador Carlos Walter Cigliuti contaba siempre:
…La gente salió a la calle con banderas uruguayas, contra la barbarie nazi, un
repudio total. Contaba que en la plaza la gente caminó y se concentró frente a la
iglesia, desde allí, empieza un movimiento social- político. Los políticos iniciaron
el papeleo y la propuesta, llevaron el asunto al intendente y a la junta, y se
denomina a la plaza Lídice.
23
Para ver las características del proceso que llevaron al golpe de estado del presidente Gabriel Terra y las
configuraciones y arreglos políticos posteriores, es interesante la síntesis de Esther Ruíz “Del viraje
conservador al realineamiento internacional. 1933-1945 en AAVV (2010) Historia del Uruguay en el S XX
(1890-2005). Montevideo. Ed. De la Banda Oriental, pp. 85-121. También se puede consultar Machado,
Carlos (1997) “Gabriel Terra” y la “Restauración liberal” en Historia de los Orientales. Tomo III de Batlle a los
70´Montevideo. Ed. De la Banda oriental, pp. 99-130 y pp.131-159. Ver también Jacob, Raúl (1983) El
Uruguay de Terra 1931-1938. Montevideo. Ed. De la Banda Oriental. Para un acercamiento profundo a las
organizaciones nacionalistas, ultraderechistas y nazifascistas uruguayas durante los años 30´ ver Alpini,
Alfredo (2015) La derecha política en Uruguay en la era del fascismo 1930-1940. Montevideo. Fundación de
Cultura Universitaria.
35
Mateo Legnani24, representantes además de familias muy reconocidas en la comunidad
canaria. Esto era reconocido por la alcaldesa Mabel Curbelo cuando expresaba:
Este Canelones se hizo solidario con ese pueblo que estaba pidiendo que otros lo
acogieran que otros se hicieran eco de sus protestas y de la injusticia que estaban
sufriendo.Y así surgió a través de algunas familias de Canelones, de la Junta, de
la Comuna, de que en ese lugar y en este Canelones tenía que haber un espacio
que permanentemente llamara la atención y recordara que lo que pasó en aquel
lugar tan alejado no nos puede resultar ajeno. Cada pueblo, cada país, tiene la
obligación de cuidar, de velar por sus ciudadanos, pero también de hacerse
solidarios con aquellos otros que sufren…25
25
Para ampliar consultar: ttps://www.imcanelones.gub.uy/noticias/homenaje-72-anos-del-genocidio-de-
Lídice
36
lista 14 y la lista 15 y los sectores blancos independientes, muchos no conocían el
tema específicamente, pero apoyaron […] El herrerismo no se opuso pero no fue
proponente.
La masonería acá era muy fuerte. La logia Tetis que tenía su sede en lo que hoy es
el museo Casa Spikerman. El presidente era Vázquez Ledesma una figura
emblemática del pensamiento liberal, muy vinculado al batllismo con una
37
tendencia social-demócrata. Figuras como Legnani que fue caudillo en Santa
Lucía pero que era de acá, él era otro de los miembros de peso de esa logia. Otro
que tenía cierta cercanía, pero era más popular era Tomás Berreta […] apoyaron
el homenaje y Vázquez Ledesma tuvo que ver. En el homenaje a Lídice lo que se
quería expresar era una acusación, como el ‘J’ accuse’ de Zola a lo que es el
totalitarismo y la intolerancia. Es una repuesta a la intolerancia, el terrismo si bien
es cierto no estuvo aliado de la Alemania Nazi, hoy sabemos que Terra tuvo una
admiración por Mussolini específicamente. Terra era masón pero de la masonería
de la derecha, vinculada a las logias británicas. Acá era gente que tenía una
enorme admiración por la cultura francesa. El ideario de la III República […]Acá
vinieron algunas personas, yo las llegué a conocer. Llegó una persona que había
estado en un campo de concentración el señor Berenbaum, cuya hija se casó con
el Dr. Taube. Taube fue amigo de mi familia, lo conocí muy bien, eran judíos
polacos. Hizo una obra social impresionante como pediatra en Canelones. Su
suegro, que comía en la casa de mis padres, contaba que había sobrevivido a un
campo de concentración. Esas familias judías de Canelones habían sido
aceptadas. Creo que ese homenaje también obedeció a eso, había una sensibilidad
en la población.
Quilice comenta como aquel movimiento, que iniciamente había sido social, se
transformó en un movimiento político, cuando los antiterristas, pero en particular los
batllistas aliadófilos y algunos blancos independientes, trasladaron aquella indignación a la
junta departamental e iniciaron la lucha por la marca y el lugar de memoria. El análisis de
la versión taquigráfica de la 32ª sesión ordinaria de la Junta Departamental de Canelones
del 11 de diciembre de 1943, nos permite reconstruir como fue aquel debate, que por cierto
no fue ajeno a las discrepancias, poniendo en tensión el relato alineado a una supuesta
unanimidad en torno a la denominación de la Plaza Lídice.
Las luchas discursivas sobre la memoria que se dan en la junta son muy
interesantes. El informe de la comisión y el proyecto de resolución fueron firmados por los
ediles Piffaretti, Stelardo y Oliver y está fechado el 23 de octubre de 1943, establecía que se
38
sustituyera el nombre de la plazoleta llamada Alberto A. Odizzio por el de Lídice, indicaba
también que el gobierno departamental se encargaría de colocar una placa de bronce con
una inscripción que informaría al pueblo del origen de la denominación y por último se
establecían los rubros destinados al embellecimiento de la plaza.
Luego se abrió la discusión, el edil Rosa pidió la palabra para cuestionar el lugar
elegido para homenajear al poblado checo, puesto que, según relata, aspectos afectivos lo
unían a Odizzio, quien había sido su docente. Sin embargo la posición de Rosa no parece
responder a ciertas simpatías con el eje, puesto que en su argumentación dispensa calurosos
elogios a Tomas Masaryk y Edward Benes, dirigentes liberaleschecos miembros del
gobierno en el exilio radicado en Londres.
Yo soy un ciudadano que en todos los casos me gusta actuar y que no dé lugar a
la menor duda…En primer lugar considero que rendir homenaje a esta aldea
sacrificada por la barbarie nazi, es justo. Se rinde homenaje a un pueblo que esta
sojuzgado por fuerzas extranjeras y se rinde homenaje también, a la gran patria de
ese extraordinario estadista y creador, casi de la nación checoslovaca, que fue
Tomas Masaryk y a su verdadero hijo espiritual, el Dr. Eduardo Benes, uno de los
estadistas mejor destacados de Europa… yo hubiera querido que este homenaje a
la heroica aldea checa, hubiera sido tributado dándole esa denominación, a otra
calle o a otra plaza, sin cambiarle de nombre a esta plazoleta en razón de que se
trata de un homenaje, a una persona que ha desempeñado cargos y
representaciones en Canelones…Me refiero a una persona que fue mi profesor y
mi maestro y cuya gestión como intendente no apruebo, porque la consideré
equivocada. Pero no voy a votar este cambio de denominación. (Junta
Departamental de Canelones, 11/12/1943: folios 3-4)
Sobre el lugar que se eligió para la Plazoleta Lídice, Torena apunta que
popularmente se conoce como Plazoleta Sturla. Una zona que convive con la vieja barriada
popular La Cantera. Según los recuerdos de los dos entrevistados, los Sturla eran
comerciantes de la zona, dueños de un gran almacén de los denominados en la época de
ramos generales. Los dos coinciden, en que la plazoleta no tenía un nombre oficial, y que
en la mayoría de los pobladores, desde aquel momento hasta hoy se instaló en el imaginario
colectivo el nombre Plaza Sturla. Betty Quilice aporta pinceladas en su relato que retratan y
nos permiten reconstruir la topografía del lugar en los años posteriores a la nominación:
26
El Digesto Municipal (1968-69), refleja cómo se manifestó en el espacio público el retorno del batllismo y el
apoyo a la causa aliada durante la II Guerra luego del repliegue herrero-terrista. Además de la nominación
de Plazoleta Lídice, se dieron otros cambios significativos en el nomenclátor. El camino Nº 1 del Ejido de la
ciudad pasó a llamarse “Estados Unidos de América del Norte” (Junta Departamental, 13/5/1944).Se
sustituyó el nombre de la calle “Montevideo” por el de “Baltasar Brum” (Junta Departamental, 8/7/1944). La
avenida central del Parque Artigas fue denominada “Avenida Presidente Roosevelt” (Junta Departamental,
23/6/1945).
40
En 1993, a mitad de año viene una embajadora de la Rep. Checa, no recuerdo el
nombre. Visita la intendencia, visita el teatro y visita la plazoleta. La embajadora
sabía o le informaron. Nosotros fuimos desde la Inspección de Primaria, la
acompañamos en el recorrido. Fuimos a la plazoleta. Fue una visita sencilla.
Cuando vino ella se empezaron a estrechar los lazos. En la segunda intendencia
de Tabaré Hackenbruch se inaugura la estela, el monolito. Hubo luego algunos
años que no vinieron. A partir del 2000 se habla de Amigos de la Rep. Checa.
Venia el embajador con un secretario, él informó que se había creado en
Montevideo la Asociación de Amigos de la Rep. Checa. Esta gente empezó a
venir y quienes habíamos quedado cerca, ya estábamos metidas en la biblioteca
Gabriela Mistral y felices de que sea un ámbito donde la gente se pueda reunir y a
todo esto había surgido a través de Agapo Palomeque la idea de ponerle al
Instituto de Formación Docente el nombre del pedagogo checo ‘Juan Amós
Comenio’. Quien iba a tener algo en contra de Comenio si los qué votaban no
tenían ni idea (risas). Resolvimos con Palomeque y los demás que estábamos
involucrados, darles una recepción y se hace en la biblioteca Gabriela Mistral y
los embajadores se acostumbraron a venir, sin demasiado protocolo.
41
Cada institución participante ofrece en torno a la Plazoleta Lídice su interpretación.
Desde los últimos quince años, con las administraciones del Frente Amplio, los intendentes
o sus representantes toman la palabra en el acto conmemorativo del 10 de junio. Es
frecuente escuchar alusiones al Artiguismo y a las luchas por la independencia en el Rio de
la Plata durante el siglo XIX, aspectos que buscan reafirmar la identidad local. En el acto
del 10 de junio de 2013, el intendente Marcos Carámbula, sostuvo que
…este pequeño país tiene una esencia que son sus valores, es chico en extensión
pero rico en valores desde Artigas hace más de 200 años. Son los valores de la
verdad, de la equidad, de la libertad, de la justicia, el respeto a las ideas de todos,
de evitar el despotismo que cercene la libertad de la vida de hombres y mujeres.
En este pueblo de Canelones en 1943, un año después de la masacre de Lídice
que seguimos condenando porque aprender de la historia es cuando los pueblos
no vuelven a cometer esos terribles errores que nos duelen hasta hoy”.
“No es extraño que ese Uruguay de valores que nace con Artigas y se desarrolla
en el tiempo, aquí en Canelones, se decidiera homenajear al Pueblo Checo y al
Pueblo de Lídice en particular y no es casual que en esta plaza humilde sin duda,
en uno de los rincones de nuestra capital, florecen el Canelón y florecen las rosas
porque esta tierra es una tierra de libertad y de rosas. Señor Embajador sepa que
esta es su tierra, que su pueblo tiene aquí un recuerdo y un compromiso
permanente hacia el futuro.27.
…en este caso fueron violados de forma flagrante durante la Segunda Guerra
Mundial, por las fuerzas nazis, que exterminaron muchos pueblos, entre ellos el
pueblo Lídice. Tenemos que desarrollar la fraternidad por los pueblos, la
colaboración, el tratar siempre de mirar hacia el costado y dejar de ser una
sociedad individualista y pasar a ser una sociedad cada vez más solidaria. Esa
mirada del pueblo de Canelones hacia el pueblo Checo, tal vez es una mirada
27
Para ampliar consultar: http://comunacanaria.gub.uy/noticias/intendente-y-embajador-de-la-republica-
checa-participaron-en-homenaje-en-plaza-Lídice
42
distante en kilómetros, pero les podemos asegurar que somos muy cercanos en
afectos. 28
En uno de los últimos discursos, la alcaldesa, hacía notar que se estaban plantando
cinco rosales en la Plazoleta, uno por cada año de la gestión de su gobierno. Aunque
Quilice nos cuenta otra versión, desnudando las luchas por la memoria, sus usos y
significados políticos:
…Con los rosales arrancamos nosotros […] Lo que hicieron las autoridades
checas fue reconstruir Lídice. Decidieron a la muerte pagarle con vida por los
rosales. Cuando empezaron a venir sistemáticamente los embajadores
hablábamos de plantar un rosal todos los años, pero como no se cuidaba…
El discurso que leen los estudiantes o algún profesor en representación del Instituto
de Formación Docente29, le dan visibilidad a la institución, y le permiten mostrar su
compromiso con la comunidad. La Asociación de Amigos de la república Checa refuerza
sus vínculos con la embajada, aprovecha para pautar la realización de eventos sociales,
culturales e instancias educativas.30
28
Para ampliar consultar:https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/se-conmemoro-un-nuevo-aniversario-de-
la-masacre-del-pueblo-Lídice
29
A pedido del director, quien suscribe, en dos oportunidades, tuvo que redactar el discurso en nombre del
IFD Comenio.
30
Mientras hubo embajada de la Rep. Checa en Uruguay, las invitaciones a recepciones, muestras de arte,
conciertos, y cenas de camaradería eran frecuentes. Desde que la embajada cerró y se trasladó a Bs. As. Por
razones económicas desde donde se atienden los asuntos diplomáticos con Paraguay, Argentina y Uruguay,
la intensidad y frecuencia de estos encuentros disminuyó. Betty Quilice lo recuerda con cierta nostalgia:
“Eran las épocas de glamour”.
31
Nombre inicial de Canelones, fundada en 1783 con el nombre “Villa de Nuestra Señora de Guadalupe”.
43
lugar, un gran mea culpa y en segundo término referencias a la decadencia del mundo
actual, desnudando, los que tanto Quilice como Torena, entienden como una crisis de
valores, pero al mismo tiempo, no dejan de exaltar cierta identidad local. En este sentido
sostiene Torena:
Hay un lapso como de 50 años en que no pasa nada, nada, nada. Queda latente, se
debe a la idiosincrasia de Canelones. Había gente de la Asociación de Amigos de
Rep. Checa que ni sabían lo que había pasado en Lídice. Ni la Alcaldía, ni la
Intendencia, no nosotros mismos, mea culpa, todos mea culpa. Mucho el 10 de
junio […] parques y jardines ponen prolija la plaza, eso en los primeros días de
junio y después no vamos más […] Somos muy especiales los de Canelones. Los
de Canelones somos de puertas para adentro…
45
Lugar de memorias, desplazamientos y resignificaciones en el espacio público
Bertolt Brecht
46
muchos casos geográfico, como el que se da con los acontecimientos de Lídice, ya que la
memoria de un evento determinado no conlleva la necesariedad de una mismidad
geográfica. En estos casos, implica también el desplazamiento conceptual y de uso respecto
a una memoria que pasará a estar contenida -en algunos casos encriptada- en un espacio
que puede ser público y que genera elementos impredecibles sobre el apropiamiento que
sobre esos conceptos se pueda generar.
33
En este sentido, somos concientes que la trascendencia que ha tenido el nombre de la aldea Lídice –tal vez
por algunas razones coyunturales que se explican en este trabajo, como la intención nazi de eliminar el
poblado de la faz de la Tierra- no es la misma que muchos otros lugares. De hecho, buena parte de los
trágicos acontecimientos en los lugares mencionados en este párrafo, no han tenido el mismo grado de
repercusión y reconocimiento. Invesigar sobre las causas y razones de estas diferencias exceden largamente
los propósitos de esta investigación.
49
Prof. Daniel Torena34, le preguntamos qué sensibilidades había despertado la masacre de
Lídice entre los representantes de la Junta Departamental en 1943; respondió que en el
clima generado por la II Guerra Mundial, la opinión pública uruguaya se había dividido en
aliadófilos y neutralistas, pero que además, exiliados republicanos españoles habían estado
en Canelones en 1939, dando cuenta de las represiones franquistas y del bombardeo de
Guernica. Consultado el ex edil Alfredo Ligüera 35, afirma que la iniciativa de volver a
poner sobre la mesa el relieve de lo que acontecido en Lídice surge luego de visitar el
memorial que recuerda a los/as niños/as de Lídice, “[…] ¡fue por los niños! […]” ligando la
iniciativa directamente a lo trágico del evento. Interviene, en ese sentido, lo mencionado en
el apartado 2 respecto a las perspectivas de primera y tercera persona. Si bien Ligüera,
obviamente, no vivió los eventos en forma directa, el acercamiento que produce el haber
estado en el lugar de los hechos, sumado a la afectación que produce el Memorial levantado
en el terreno que ocupaba el viejo poblado 36, tiene efectos directos en la representación que
el ex edil se formó de la tragedia checa. En tanto, el Prof. Luis Agapo Palomeque 37 entiende
que fueron intereses políticos locales, relacionados a la composición política y a la
discusión enre las diferentes fracciones partidarias de ese momento puntual de Uruguay y
particularmente de Canelones, los que llevaron – a partir de la ocurrencia de Ligüera- a un
nuevo impulso en la nomenclatura de la plazoleta y, de su mano, otro relieve de la memoria
de aquellos eventos de 1942.
35
Entrevistado en el mes de abril de 2015.
36
Algo de eso está relatado en el apartado 6 del presente trabajo.
37
El Prof. Luis Agapo Palomeque es historiador de la educación uruguaya, miembro de la Sociedad Uruguaya
de Historia de la Educación (SUHE), fue diputado por el Partido Nacional, director de Instituto de Profesores
Artigas y del Instituto de Formación Docente de Canelones. Por iniciativa suya el IFD de Canelones lleva el
nombre del pedagogo checo Juan Amós Comenio. Entrevista realizada en agosto 2016.
50
procesos históricos ligados a las memorias de pasados conflictivos tienen
momentos de mayor visibilidad y momentos de latencia, de aparente olvido o
silencio. Cuando nuevos actores o nuevas circunstancias se presentan en el
escenario, el pasado es resignificado y a menudo cobra una saliencia pública
inesperada. (Jelin, 2002:71-72)
Labor, trabajo, acción, son las esferas en las que se desarrolla la vida activa para el
ser humano. La labor, instancia a la que Arendt adscribe menos valor de esas tres
instancias, no es menos necesaria ya que está estrechamente ligada al ciclo de la vida
biológica y está siempre bajo el signo de la subsistencia y la reproducción de la propia vida,
de la necesidad impuesta por la naturaleza. Es la que se encarga de la producción de bienes
51
de consumo, aquellos que son los menos durables de las cosas tangibles. Si bien son fruto
de la mano del hombre, son las más naturales, su propia finalidad está en el hecho de ser
producidas para ser consumidas, y si bien esta productividad no está ligada a la elaboración
de cosas durables, en el sentido de sobrevivir a la propia actividad y/o a la vida de su
productor, es altamente productiva, ya que su poder es tal que, cuando el hombre produce
más bienes que los que necesita para la supervivencia de sí y de su familia, le ha permitido
esclavizar y explotar a sus congéneres, liberándose en cierta forma –nunca totalmente- de la
carga de la vida.
52
vida, en un sentido que excede su concepto puramente biológico, está inscripta en el mundo
–que para Arendt no es la naturaleza ni el cosmos, sino que es el espacio público, el lugar
de aparición de los sujetos- y está entroncada directamente con la esfera de la acción:
El mundo de las cosas hecho por el hombre, el artificio erigido por el homo faber,
se convierte en un hogar para los hombres mortales, cuya estabilidad perdurará al
movimiento siempre cambiante de sus vidas y acciones sólo hasta el punto en que
trascienda el puro funcionalismo de las cosas producidas para el consumo y la
pura utilidad de los objetos producidos para el uso. La vida en su sentido no
biológico […] se manifiesta en la acción y el discurso, que comparten con la vida
su esencial futilidad. (Arendt, 2003: 190-191)
Esto nos lleva a realizar una breve pero importante distinción entre lo público y lo
privado. Este último es el reino de la necesidad y la asimetría, donde lo que está en juego
son relaciones de mando y obediencia que permanecen regidas por procesos cíclicos de
constante repetición. Donde hay necesidad no hay contingencia ni libertad, donde hay
relaciones de mando y desigualdad aparece la violencia. La esfera pública es la primacía de
los opuestos a los anteriormente mencionados: igualdad, diálogo, contingencia y libertad.
Debemos tener en cuenta que esto se aplica tanto al oikos griego como a la familia moderna
pero, a su vez, se trata de un fenómeno que en nuestro momento histórico excede los límites
de las cuatro paredes que constituyen los hogares. Recordemos que, para los griegos, lo
privado tenía lugar exclusivamente en la oscuridad del hogar y su visión de este ámbito es
negativa y de clara inferioridad respecto a lo público. Pero esta visión, en la sociedad
moderna, cambió: “Una peculiaridad de la sociedad moderna (…) es que considera a la
vida, es decir la vida terrena del individuo y de la familia, como bien supremo.” (Arendt,
1996:199) Esto provoca la emancipación del mundo de lo privado y su constante
exposición a la luz pública, razón por la cual nos encontramos frente al permanente
acontecimiento de la publicidad de lo privado. Por tanto, lo público para Arendt, no es
únicamente lo que sucede fuera del hogar, sino que las características mencionadas
anteriormente son requisitos-condición para que lo público, en tanto espacio común y de
libertad, logre conformarse.
No podríamos ser ciudadanos –en el sentido más noble de la palabra–, sin ser
portadores de la memoria de este siglo XX y sin ser conscientes de la parte de
responsabilidad histórica que nos concierne […] Ésta es una conclusión
importante y una condición básica para pensar, no ya todo un proyecto de
emancipación, una utopía de otro mundo, sino una democracia […] la democracia
es el producto de luchas contra regímenes que la destruyeron y que desembocaron
a veces en violencias y genocidios de una dimensión muy amplia. Entonces,
pensar la democracia como una democracia ciega, amnésica, sin memoria, sería
pensar en una democracia muy débil, muy frágil ante las amenazas que existen
hoy […] en nuestra concepción de la democracia deberemos siempre incorporar
esta memoria histórica de las violencias del siglo XX. (Traverso, s/f: 9)
54
Memoria como una política de reconocimiento
La reificación trata de un hábito de pensamiento, que al ser adoptado lleva a que los
hombres pierdan la capacidad de implicarse con interés en las personas y también en los
sucesos. En consonancia con ello, los sujetos se transforman en observadores puramente
pasivos, a quienes tanto su entorno social y físico como también su vida interior, deja de
conmoverlos. Es decir, experimentan incluso una autorreificación. Se trata tanto de un
proceso como de un resultado. El proceso es de pérdida, de sustitución de una actitud
original correcta por otra secundaria e incorrecta. El resultado de ese proceso es una
percepción social o una forma de conducta social reificada. Consideramos que la
“Plazoleta Lídice” configura un acto en contra de este tipo de conducta, aunque depende
también de las condiciones en que los ciudadanos se apropien de la misma, como se
desarrollará en el último tramo de este apartado.
56
“Plazoleta Lídice”, ¿espacio político? y memoria ejemplar
De este modo, entendemos que, por lo menos en algunos momentos –esto es, no
necesariamente de forma permanente38- y, desde ya, como mínimo en potencia aunque no
fuere en acto, la “Plazoleta Lídice” podría visualizarse como espacio público aun en sentido
arendtiano, en tanto logre constituirse como espacio de igualdad, que no dé lugar a la fuerza
y/o violencia, esté liberado de la necesidad y no resulte de forma exclusiva un lugar donde
se dé publicidad al ámbito privado:
38
Estimamos que por momentos la plaza cobra exclusivamente el lugar donde se desarrolla la publicidad de
lo privado, pues hay espacio para el trato desigual y también instancias donde el intento de resolver
problemas no se da a través del diálogo. La plaza es objeto de vandalismo, los árboles y los rosales que
rodean el monolito que recuerda a las víctimas de la masacre son frecuentemente arrancados.
57
El término ‘público’ significa el propio mundo, en cuanto es común a todos
nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él. Este mundo,
sin embargo, no es idéntico a la Tierra o a la naturaleza, como el limitado espacio
para el movimiento de los hombres y la condición general de la vida orgánica.
Más bien está relacionado con los objetos fabricados por las manos del hombre,
así como con los asuntos de quienes habitan juntos en el mundo hecho por el
hombre. (Arendt, 2005: 61-62)
Este espacio se caracteriza entonces por su visibilidad, ya que lo que allí sucede, las
palabras que allí se transmiten están a disposición de toda persona para ser examinadas y
juzgadas; y, de la mano de ello, también por su accesibilidad, una apertura formal que no
imposibilite el acceso. Por lo menos hasta allí y, al menos en un sentido potencial o
momentáneo, entendemos que el lugar al que nos enfrentamos cumple las condiciones.
Ahora bien, estamos en condiciones de agregar que se trata de un espacio público que
además se constituye como político?
58
permite nuevamente pensar en la potencia de este lugar para transformarse, al menos
periódicamente, en un espacio político:
Esta noción de espacio público exige un modelo de ciudadano desde una perspectiva
republicana, que dista bastante del ciudadano que solemos ubicar en las sociedades
occidentales contemporáneas, ya que la disposición a la participación exige tomar distancia
del individualismo extremo, la competencia, la ansiedad por acumular bienes
(fundamentalmente materiales, pero también en un sentido más amplio) y también de la
relativización de los valores morales. Los derechos humanos y la memoria colectiva son un
horizonte que, al menos mínimamente, nos ayudan a obrar en una dirección contraria a lo
que apunta Todorov cuando afirma:
39
Para consultar otros discursos oficiales en torno al acto del 10 de junio ver
https://www.imcanelones.gub.uy/search/node/LÍDICE
40
Ver apartado 6, donde ello se explica con mayor claridad.
59
Arrojados a un consumo cada vez más rápido de información, nos inclinaríamos a
prescindir de ésta de manera no menos acelerada; separados de nuestras
tradiciones, embrutecidos por las exigencias de una sociedad del ocio y
desprovistos de curiosidad espiritual así como de familiaridad con las grandes
obras del pasado, estaríamos condenados a festejar alegremente el olvido y a
contentarnos con los vanos placeres del instante. (Todorov, 2000: 13)
Hay un doble fundamento para sostener esta acción. Por un lado estamos frente a la
posibilidad de hacer visible el sufrimiento de aquellos seres humanos, y así devolver en
parte la dignidad y el respeto, aunque no cesar la angustia y lo trágico de lo acontecido. Por
otro, el mismo reconocimiento puede evitar que nosotros, en tanto humanos del siglo XXI,
caigamos en una conducta reificante y autorreificante en materia de derechos humanos,
bajo el entendido de que tener presente el terror y la barbarie de acontecimientos pasados
60
favorecería la no repetición de delitos de lesa humanidad, como advierte Robin: “Dime los
cadáveres que ocultas en los roperos, y te diré que tipo de acontecimientos debes esperar.”
(Robin, 2012:62). En tanto acto contrario a los derechos humanos, se trata de un acto que
no debe quedar atrapado en el círculo del olvido. Consideramos a los estudios de la
memoria como parte de esa lucha, fundamentalmente asociada a todos los enemigos del
totalitarismo, memorias antitotalitarias que, por más humildes que sean, se transforman en
espacios de resistencia. Debemos tener en cuenta lo que señala Francois Dosse (2009:74),
en cuanto a las preocupaciones y reflexiones de Paul Ricouer en torno a las relaciones entre
memoria e historia, con la vista puesta en evitar las desmesuras, aspecto casi obsesivo a
fines del siglo XX. En las primeras páginas de su última obra, Ricoeur apunta:
Lídice hoy
61
Y ahora tiro yo porque me toca
en este tiempo de plumaje blanco
de un mudo con tu voz, de un ciego como yo,
vendedores vencidos
(Beilinson-Solari, “Vencedores vencidos”)
“¿Qué estoy haciendo aquí?” puede ser una pregunta filosófica, cuando no se trata
estrictamente de relevar la actividad a desarrollar en un lugar determinado. Del mismo
modo que otras como “¿quién soy?” o las preguntas por el sentido de la vida, es una
interrogante que puede tener connotaciones de carácter metafísico, que intente buscar el
significado último de una posición en el mundo o que incluso indague acerca de la noción
de libre albedrío. Otras preguntas pueden tener otra naturaleza, ir en otra dirección. De
aquellas que se cuestionan la noción de justicia o las que interrogan acerca del mejor modo
de vivir en sociedad, admitiendo la definición aristotélica de hombre como zoon politikon,
podemos decir que tienen un contenido político y tal vez ético. Preguntas que, si bien no
podemos decir que son de índole práctica, hacen de la acción humana el centro de la
reflexión.
Estas áreas, ética y política, suelen separarse a la hora de hablar de teoría política
por las corrientes liberales en general, marcando una prioridad de lo justo sobre lo bueno,
entendiendo que esto último es área privada y en tal sentido, debe quedar a cargo de cada
individuo o grupo. El Estado no debería intervenir en las elecciones vitales de sus
miembros, tanto en el fomento de ciertas decisiones como en el freno de otras. Otras
corrientes de pensamiento, como el republicanismo, desconfían de esta discontinuidad, ya
que de la neutralidad del Estado frente a determinados temas lo que desprende es el
mantenimiento del statu quo, en líneas generales atravesado por la desigualdad social. Se
asume así la hipótesis de que debe haber una continuidad entre la vida política y un ethos
democrático, bajo la idea de fomentar una virtud cívica, que consistiría en el compromiso
de los ciudadanos con el ideal de la libertad como no dominación y todo lo que ello
conlleva, reconociendo la necesidad de ciertos hábitos y de una conciencia cívica para el
sustento de las leyes republicanas.
62
Hoy me hago la pregunta iniciática: ¿qué estoy haciendo aquí? Su primer sentido es
el obvio, para poder contar que lo que me ha traído a República Checa es la intención de
visitar Lídice. A su vez, eso tiene sentido dentro de la investigación que llevamos adelante y
la pregunta se transforma, adquiriendo el carácter político y ético mencionado
anteriormente. Si no fuera por la atrocidad cometida por el nazismo a partir de los primeros
días de junio de 1942 es más que probable que yo no estuviera aquí en este momento. Sin
embargo, fue eso, que si quisiéramos plantearlo en una relación matemática sería
inversamente proporcional a las intenciones del Fuhrer41, lo que me hace madrugar un 16 de
noviembre en Praga.
La mañana está lluviosa, las maravillas de la capital checa se ven teñidas por esa
llovizna gris de un otoño que, poco a poco, quiere ir pareciéndose a invierno europeo.
Lídice no está tan lejos de Praga, son unos 25 kilómetros los que la separan del nuevo
poblado, construido al lado del memorial que ocupa el lugar del viejo, ese que tenía unos
seis siglos de historia hasta su destrucción, que no fue la primera. A principios del siglo XV,
aunque suene extraño a los habitantes del siglo XXI, era propiedad de Petr Meziricsky, pero
en las Guerras Husitas el predio fue quemado y confiscado por Praga. Un par de siglos más
tarde, durante la Guerra de los Treinta Años, el poblado fue quemado nuevamente. Ya por
1713, tenemos noticias de haberse vuelto a habitar. A su vez, la Primera Guerra Mundial
cobró también su impuesto en sangre a este poblado, que en 1914 vio a buena parte de sus
hijos partir rumbo a la Estación de Jenec, esperando volver en otoño. Algunos lo hicieron,
pero en un otoño cuatro años tardío, y con 15 compañeros que no pudieron emprender el
regreso.
Un siglo después, Lídice no está lejos de Praga, pero no es tan sencillo llegar. Hay
que tomar la línea A del metro hasta la estación Nadrazi Veleslavin. No deja de tener un
halo de curiosidad mórbida que, como parte del saqueo, las lápidas secuestradas del
cementerio hayan sido justamente transportadas a Veleslavin, para ser utilizadas en los
41
“Matar a todos los hombres adultos; transportar a todas las mujeres a un campo de concentración; reunir
a los niños adecuados para su germanización y localizarlos en familias SS en el Reich y llevar los otros a
distintos lugares; quemar y nivelar a cero el poblado por completo, borrando incluso el nombre de ese
poblado” (Stehlik, 2007: 41). “Aunque las autoridades de la Alemania Nazi aniquilaron Lídice para borrarla
para siempre, no solo de la faz de la tierra, sino también de la mente de las personas, tuvo lugar lo
exactamente opuesto” (Veverka, Hedlova, Zlebcik, 2015: 18).
63
cimientos del cuartel que allí se iba a establecer. Allí hay que tomar el bus A56, con destino
a Kladno (en 1942 la Gestapo tenía su sede más cercana allí y fue a esa ciudad a donde
trasladaron a las mujeres y niños de Lídice en un primer momento), una de cuyas paradas
es Pamatnik-Lídice. Al bajar, lo primero que uno ve es un refugio-parada de bus de
madera, ideal para cubrirse de la lluvia, pero de un lado solo de la calle, que es intersección
con la ruta que hay que cruzar para llegar efectivamente al memorial y al poblado, según
los carteles que uno empieza a decodificar. El otoño viste el piso de hojas caducas y los
colores inundan la visión. Lo tomo como una devolución parcial en efectivo de lo que
significa perderse el Jardín de Rosas de la Paz y la Amistad, que es lo primero que
habríamos detectado si estuviera en toda su dimensión. Venir en noviembre tiene esos
detalles.
Al lado del jardín hay una especie de semicírculo, a modo de escultura hecha en
arenisca, con un montón de escudos de diversos lugares. Ese semicírculo es símbolo de
amistad con otras poblaciones, hermanadas con Lídice por la desgracia común de haber
sido destruidas en la Segunda Guerra Mundial. Hiroshima, Putten, Bande, Marzabotto,
Oradour, Stalingrado, Coventry, Varsovia, Kragujevac, Telavag y la propia Lídice, entre
otras, se encuentran allí representadas. De este modo, Lídice no se erige en única víctima o
ejemplo paradigmático de la irracionalidad y bestialidad humana, sino que es capaz de
mostrarse a sí misma como uno de los tantos lugares en el mundo donde han sucedido,
suceden y, tal vez y probablemente, sucederán este tipo de actos, como veremos más
adelante cuando hagamos referencia al Monumento a los Niños Víctimas de la Guerra.
Tener esa entrevista era uno de los objetivos y, buscando la palabra de Cervencl, mi
intuición – fallida – me guió hasta el museo, para lo cual atravesé el Jardín de Rosas que se
encontraba en estado invernal, caminé la explanada utilizada más que nada para actos de
oratoria y, luego de proveerme de un mapa, entre en el Memorial, intentando aprovechar
que la lluvia se había detenido al menos por un rato. Pegada al Museo está la Glorieta,
rodeada de dos galerías techadas, que en sus paredes esculpidas ofrecen imágenes clave
para quienes levantaron el primer monumento en ese lugar en 1945. A un lado, las
imágenes retratan soldados nazis y sus perros, vigilando, reteniendo y atacando a los
pobladores de Lídice. Al otro, la llegada del Ejército Rojo y la liberación de los pocos
sobrevivientes en un momento de reencuentro. Los años 90, momento de bruscos cambios
en Europa y particularmente en Checoslovaquia (luego República Checa y Eslovaquia),
vieron el descuido y el olvido intencional del Memorial por parte de las autoridades,
sumamente asociado a los años en los que el socialismo real era la forma de gobierno del
país. La memoria política posee también sus malos usos: “desde 1945 hasta hoy, Lídice
siempre fue –a veces un poco más, a veces un poco menos- una cuestión política,
fundamentalmente en tiempos de elecciones. Lo tratan como un botín de guerra.”
(Cervencl, 2016).
Me paro en esa especie de explanada que hay bajo la Glorieta, desde donde se ve
una especie de valle, rodeado de bellísimos, altos y frondosos árboles cuya mayoría no son
de hojas caducas, en línea. Esos árboles representan el límite del poblado, hasta donde
llegaban las casas del viejo Lídice. A su vez, cuesta no imaginarse que también pueden
representar el cerco que hicieron los soldados nazis la noche del 9 de junio de 1942 para
que nadie pudiera salir del pueblo. Estos individuos, separados solamente por un metro, lo
cual nos da idea de la cantidad, podían permitir la entrada a Lídice, pero no la salida. Desde
este punto de vista, puede verse a la izquierda una pequeña colina, y a la derecha un
pequeño lago donde desemboca un arroyo. Es la postal inversa de lo que podía verse hace
65
70 años. Las tareas de destrucción de Lídice implicaron la nivelación de la tierra,
aplastando la colina que se encontraba en el otro extremo del poblado y desviando el arroyo
para que el lago quede también en el lugar opuesto a su original (la nota 1 vuelve a tener
relevancia en este punto).
Sigo por el camino abajo, sin mirar tanto a mis costados, porque veo unos restos
bastante grandes en comparación con los de la finca número 1, y no es una reconstrucción,
es la única casa con sus cimientos originales, los restos de mayor dimensión, podríamos
afirmar que son casi los únicos restos de Lídice. Justamente, es lo que queda de la finca de
Horak, una de las casas más amplias del Lídice vivo, donde reunieron a los casi 173
hombres esa noche (se llegó a ese número, 173, después de que un grupo de trabajadores
que hacían el turno de la noche volvieron al poblado) para ser ejecutados a partir de las
primeras horas de la mañana del 10 de junio de 1942, en los jardines de esa misma finca,
donde había una especie de huerta, y con la previsión de amurar colchones en la pared que
quedaba detrás de los ejecutados, para evitar que las balas rebotasen y pudieren infringir
algún daño distinto al calculado. Harald Wiesmann, uno de los oficiales nazis que tenían a
su cargo la operación, declaró después de la guerra, señalando que no fue necesario atarlos,
que “los hombres de Lídice caminaron libres, de forma recta y valiente. No hubo escenas
afeminadas o de cobardía. No se leyeron sentencias, fueron ejecutados sin explicación
alguna” (Stehlik, 2007: 46). Esta referencia a la ausencia de cobardía, una especie de
apelación a la virilidad puede resultar clara de acuerdo a ciertos códigos, pero también
puede llamar a reflexión. ¿Qué otra posibilidad tenían esos hombres, a los que no se les
había dado información alguna? Tal vez habrían podido correr, es cierto, pero no tenían
66
forma de salir de un pueblo que estaba rodeado. ¡Vaya concepto de cobardía! ¿Qué tanto
más cobarde podía haber sido quien gritara, quien injuriara, quien quisiera una especie de
rebelión menor? Pero, aun peor, ¿qué importancia tiene la cobardía o la valentía de las
víctimas en ese acto de barbarie? Esos predicados solamente los podemos atribuir a quienes
tuvieron posibilidades efectivas de haber hecho algo distinto y esos no eran precisamente
los 173 sujetos ejecutados en los jardines de la finca de Horak.
A algunos metros de allí, sobre la mano izquierda del camino, se encuentra la fosa
común, que fue hecha por prisioneros judíos enviados especialmente para esa tarea desde el
gueto de Terezin un día después. Junto a los cadáveres de los 173 hombres enterraron
también algunos perros que habían sido víctimas de los incendios intencionales, o de los
juegos de los soldados nazis. Sobre esa fosa común hay una cruz cristiana, hecha en
madera, para la cual se tomó como modelo una cruz de hierro que aun en 1945 se
encontraba en la ruta que lleva a Hrebec, un poblado vecino a Lídice. Los restos de los
hombres no fueron nunca removidos, por deseo de las 143 mujeres sobrevivientes, que
prefirieron dejar esos restos bajo tierra. Bajo la cruz, una placa recordatoria de la
comunidad judía, donde la gente suele dejar flores o algún otro elemento a modo de
reconocimiento u ofrenda. En el piso, una placa explica que “173 de los hombres de Lídice
todavía descansan aquí luego de su ejecución por Nazis alemanes el 10 de junio de 1942”.
67
mediada por el dolor. Pero donde hay dolor, hay vida. Tal vez eso nos muestre la tercer
escultura, “Mujer de Lídice con una rosa”, hecha también de Bedrich Stefan alrededor de
1960. La mujer esta con los ojos cerrados, sus brazos casi caídos, aunque el brazo que
sostiene la rosa está apenas erguido para que la rosa no esté mirando la tierra. El dolor y la
posibilidad del renacimiento y la belleza se conjuntan (recordemos que, al momento de
realizarse esta escultura, ya estaba inaugurado el Jardín de las Rosas) y lo hacen porque la
vida, además de dolor, es la única que puede producir vida. Fueron 143 mujeres las que
lograron sobrevivir a la tragedia. Y solamente 17 los niños que pudieron encontrarse con
ellas después de dos años de intensa búsqueda. Apenas a algún metro de la placa que señala
el nombre de la obra, hay otra placa, que reza lo siguiente: “Nunca olvidaremos el destino
de las sesenta mujeres de Lídice que murieron entre los años 1942 y 1945. Sus trágicas
muertes ocurrieron enfrente de los pelotones de ejecución alemanes Nazis en Praga –
Kobylisy y otras marchas de la muerte. El resto pereció en los campos de concentración de
Lublin, Auschwitz y Ravensbruck.”
La iglesia y la escuela de Lídice quedaban muy cerca, estaban una casi enfrente de
la otra, sería solamente cruzar la calle para llegar de un edificio al otro. El primer edificio
de la iglesia data de 1352, pero fue quemado durante las Guerras Husitas. El último edificio
que la Iglesia de San Martin conoció se construyó entre los siglos XVII y XVIII, era de
estilo barroco y majestuosa para el tamaño del poblado en el que se encontraba. El altar de
la Virgen María, también barroco, fue traído de la Iglesia de San Nicolás de Praga en 1738.
El Altar principal tenía a San Martin como fondo y allí la Santa Cruz, donde se encontraba
Jesús, acompañado en sus costados por el apóstol Juan, la Virgen y María Magdalena. Los
cimientos de la iglesia, que no son los originales pero sí ocupan el lugar original en el que
estaba emplazado el edificio tienen sobre sí una construcción cúbica, ubicado donde habría
estado el altar principal, con la imagen de la Virgen María y el Niño Jesús en sus brazos.
Una escalera pequeña nos lleva allí, y unas placas nos recuerdan el lugar, la fecha en que
comenzó a erigirse el primer edificio y también la fecha en que desapareció. El padre
Joseph Stemberka estaba a cargo de la misma, ejerció allí el sacerdocio por 33 años siendo
el Corpus Christy una de las principales actividades de la Iglesia. En 1942, esta procesión,
que se lleva a cabo 60 días después del domingo de resurrección, había sido prohibida por
las autoridades Nazis que gobernaban Checoslovaquia desde 1939, debido al luto nacional
68
por el atentado que había sufrido Reinhard Heydrich. Cuenta Stehlik (2007) que un
campesino llamado Rudolf Suchy ayudaba al Padre en sus tareas, y además era el
encargado de hacer sonar las campanas en las mañanas, tardes y noches de Lídice, así como
las campanas de la muerte cuando alguien fallecía en el poblado o sus alrededores. Sin
embargo, aquel 10 de junio nadie pudo hacer sonar esas campanas.
69
recordar a algún tipo de banco que las escuelas pudieron y pueden tener. Escuela grande y
moderna para su época, fue construida en 1824 e incluso contaba con calefacción central
(envidia de algunas escuelas de hoy), su estructura estaba dividida en dos pisos. ¿Para qué
tanto espacio, en un pueblo que tenía 503 habitantes al momento de la tragedia? No en ese
momento, pero esta escuela fue anterior a la primera escuela de Hrebec, razón por lo cual
venían niños de todos los alrededores. Hay registros (Stelhik, 2017) de que en 1858 había
116 alumnos inscriptos en la escuela, siendo de Lídice solamente 24. Llegó a tener cinco
clases funcionando a la vez, pero al momento de la tragedia había solamente dos. El
maestro, Zdenek Petrik, originario de Kladno, fue uno de los 173 hombres ejecutados. La
escuela tenía un cartel, encima de la puerta del frente, que rezaba “La Escuela es mi
fortuna”. No pensaban lo mismo las autoridades nazis, que la incendiaron y tiraron abajo
junto al resto de los edificios de Lídice.
Esa recorrida fue casi toda de arriba, desde la explanada de la glorieta y el museo,
hacia abajo, donde se encontraba el viejo cementerio. Para eso tuvimos que atravesar el
pequeño puente sobre el arroyo. Originalmente, el arroyo no fluía en su lecho actual, se
desplazaba unos pocos metros hacia el norte, el viejo estanque fue llenado de escombros de
las casas demolidas, los árboles fueron arrancados de raíz, algunos montículos fueron
nivelados mientras otros fueron creados. La carretera de Buštěhrad pasaba por el puente del
arroyo original hasta la plaza del pueblo. Hoy el puente comunica los cimientos de la
iglesia y la escuela con los de la finca de Horak y también, aunque se encuentra más hacia
el lado del nuevo poblado, con el Monumento a los Niños Víctimas de la Guerra, obra de la
escultora Marie Uchytilova. Conmocionada por la tragedia de Lídice, Uchytilova comenzó
la creación de un monumento que recordara a los niños muertos en Lídice, pero que a su
vez pudiera ser entendido como un monumento a todos los niños víctimas de la guerra, no
solo en recuerdo de los 82 niños que no regresaron a Lídice después del 10 de junio de
1942. En principio fueron 81 los niños trasladados a la oficina que la Gestapo tenía en
Lodz. Unos días más tarde y junto a niños de la también aniquilada villa de Lezaky, llegó
también Dasa Vasela, niña de 6 años que originalmente había sido enviada a la Central
Racial and Resettlement Office, quien “había sido seleccionada para su germanización en
Kladno, pero más tarde su ‘habilidad’ fue negada por razones poco claras” (Stelhik, 2017:
70
82). El 1 de julio les habían permitido escribir algunas cartas a sus seres cercanos. Vaclav
Moravec, por ejemplo, le escribió a su tío:
Queridos tío y tía, les envío mis más cordiales saludos y los más gratos recuerdos.
¿Les han escrito mamá y papá? Si lo han hecho, envíame por favor su dirección.
También envíame algunas postales y sellos alemanes y algo para comer ya que
recibimos demasiado poco aquí. Respóndeme qué ha pasado con Lídice; Fanda
está aquí conmigo. Envíanos algo que dure, preferentemente pan y mermelada.
Escríbeme a la dirección desde la que te estoy escribiendo. Solamente somos
niños aquí y no sabemos donde están nuestros padres. Manda lo que puedas, que
va a tener uso aquí. Cálidos saludos de Vaclav y Fanda. (Stelhik, 2017: 80).
La artista trabajó durante 20 años en su afán de crear los 82 niños en tamaño real.
Lamentablemente, solamente pudo ver su obra ubicada en Lídice en su imaginación, ya que
en 1989 murió a causa de un ataque al corazón. En ese momento había terminado su obra
en yeso y llegó a dar terminación en bronce a tres de los niños, todo producto de sus
propios ahorros, aunque se había hecho una colecta a través de las miles de personas que
visitaron su atelier en ese período. El trabajo fue continuado por su esposo, J. V. Hampl, a
partir de 1990. Recién en 1995 pudieron instalarse las primeras 30 estatuas, las restantes
fueron instalándose de a poco, completándose el proceso en el año 2000. 42 Desde ese
instante, los 40 niños y las 42 niñas asesinadas a partir de 1942 pueden observar el valle de
Lídice nuevamente. A diferencia de las tres esculturas de mujeres, los ojos de estos niños
miran, se miran entre ellos, nos miran y los miramos. Sienten la soledad, el frío, el hambre
y la angustia de no saber donde están sus papás. A los más grandes se les nota una especie
de halo de tranquilidad que quieren transmitir a sus hermanos pequeños. Una mirada
profunda puede notar que detrás de eso está el miedo, por sus hermanos, por ellos mismos y
también por sus papás, a quienes no volverán a ver. Ese mismo frío y esa sensación de
42
Como prueba de que la imbecilidad no es ajena en ninguna parte del mundo y no hay lugares sagrados,
una de las estatuas fue robada en 2010, pero pudo ser repuesta posteriormente y se instaló allí una especie
de sistema de seguridad.
71
miedo me recorren, a conciencia de que no solo esos 82 niños sufrieron ese tipo de
situación aunque fuere con distinta gradación, si es que esa gradación existe. Porque en mi
país se dieron sufrimientos similares e incluso porque, desde un punto de vista egoísta
1975, el año de mi nacimiento, fue un año clave en materia de detenidos desaparecidos y
niños desaparecidos en nuestra barbarie local. Porque ese sufrimiento se está dando ahora
en algún lugar de este planeta y, parece ser, no hemos aprendido nada.
43
Hay quienes dicen que el interés de Stross proviene de sus orígenes judío-polacos, en tanto otros lo
atribuyen a su papel como médico de la Federación de Mineros de North Staffordshire, enfatizando más en
una solidaridad de clase u obrera y no tanto étnica o religiosa (Veverka, Hedlova, Zlebcik, 2015: 22). No es de
nuestro interés resolver ese puzle, bajo el entendido de que la sensibilidad generada en Inglaterra comparte
raíces con las que se generó en un país como el nuestro, mucho más alejado de Lídice.
72
solamente rosas fueron enviadas a Lídice, sino también otras flores de otros lugares del
mundo: “Fueron enviadas a Lídice lilas desde Francia, tulipanes desde Holanda, orquídeas
desde Venezuela, así como árboles de olivo, plantas de mirto y laureles desde Grecia.
También algunas plantas exóticas, por ejemplo semillas de palmera de Cuba y plantas
localmente llamadas ceibo y umburucuya desde Uruguay” (Veverka, Hedlova, Zlebcik,
2015: 28).
El jardín es ese puente que une lo trágico con lo bello, la barbarie más densa con la
esperanza, la supervivencia a la muerte con la irrupción de la vida. Es la respuesta más
adecuada encontrada no solo por los sobrevivientes de Lídice, por las autoridades locales
del momento (ligadas obviamente a la Unión Soviética), sino también por movimientos
como el “Lídice shall live”, por los países que contribuyeron con su grano de arena en
formato de flor o plantas locales, respuesta a la intención de que Lídice se borrara de la faz
de la tierra, no solo en un sentido geográfico, sino también lingüístico y simbólico, para que
no ocupara ningún lugar en ningún mapa, ni material ni mental. Es la respuesta que hace
que, cada vez que se nos eriza la piel al tener presente la barbarie organizada (y, en muchos
casos, organizada directamente por los Estados, lo que convierte en terroristas a las
entidades artificiales que hemos creado para garantizar, al menos, la paz interna), cada vez
que hay hormigas recorriendo el estómago, cada vez que los ojos se nublan por la humedad
y las mejillas se mojan de agua salada, permite también saber y reconocer que estamos con
vida y que eso, a su vez, abre la posibilidad a la creación y, por tanto, a la belleza. Tanto es
así que el Jardín de Rosas de la Paz y la Amistad es además lugar para que algunas parejas
se casen, como lo hicieron Marketa y Michal, la última pareja que habría contraído
matrimonio allí a ese 16 de noviembre.
44
Si uno da una rápida mirada a esos países, puede deducir fácilmente que ya estaba instalada la cortina de
hierro que separaba primer mundo del segundo, países capitalistas y países pertenecientes a la experiencia
del socialismo real.
73
Otras memorias subalternas
74
maniquea implica de forma inherente la noción de barbarie tal cual se está utilizando aquí.
Nos referimos a la barbarie como aquella frialdad irreflexiva y carente de toda crítica, pues:
Razones contextuales, ya que el motivo por el cual nos encontramos con esta
temática y se da el surgimiento de interrogantes sobre ella, está estrechamente relacionado
con el lugar que ocupamos como trabajadores, como docentes y como investigadores, en
virtud del parentesco establecido entre el Instituto de Formación Docente “Juan Amos
Comenio”, de la ciudad de Canelones, y el poblado de Lídice a partir de la existencia de
una plazoleta que lleva ese nombre y de los actos conmemorativos que se realizan
anualmente en dicha plazoleta y en otros lugares de la ciudad. Debemos afirmar, a modo de
confesión, que extrañamente habríamos dedicado todo este tiempo al tema en cuestión si
nuestra vida laboral no nos hubiere deparado ese destino geográfico-institucional en ese
momento de nuestras vidas.
En un sentido coloquial, podríamos decir que el rol que juega la memoria está
directamente vinculado a la madurez de las personas. Se espera que estas aprendan de sus
errores, que anticipen algunos elementos para no caer en la reiteración del tropiezo ante
75
piedras similares, que reconozcan lo que han vivido como una consolidación de lo que hoy
son. De otro modo, cuando la memoria se debilita casi hasta lo inexistente, estamos
condenados a vivir una especie de dictadura del presentismo, que tras una apariencia
vertiginosa, termina apareciendo como lo ya dado, como algo que debemos transcurrir sin
mayor explicación ni expectativas de modificación. Es la memoria la que nos enfrenta al
presente como una continuidad entre lo que pasó y lo que puede suceder. Y, de esa forma,
puede constituirse en algo peligroso:
En este sentido, los artículos que siguen a la investigación dedicada a Lídice en las
páginas anteriores, si bien no ofrecen una cobertura exhaustiva de las memorias subalternas
de nuestra historia reciente –cosa que por otra parte, sería a todas luces imposible- brindan
otras miradas sobre acontecimientos desarrollados en otros lugares del mundo, observan la
historia de Lídice desde un lugar mucho más local que el ofrecido anteriormente, y también
76
nos brindan pistas para ir más allá de algunas memorias concretas para reflexionar sobre
conmemoraciones y la educación sobre el pasado reciente de un modo más general.
No hemos estado solos en esta tarea, buscamos las voces y sabers de otros, que
desde diversos puntos de vista, nos ayudan a seguir pensadndo las tensiones entorno a los
trabajos de la memoria. Carlos Rodríguez Folgar, nos dejó las impresiones de su trabajo
docente, a través de la narrativa de la experiencia, espacio constututivo del encnuento con
los otros, ese penasarse y ser docente, reflexión sobre la párctica donde la memoria actúa.
Federico Alvez Cavanna, Marco Hakim y Regis Nascimento proponen seguir discutiendo
sobre el concepto de laicidad como oportunidad para el reconocimieto en la educación. La
laicidad como la condición de posibilidad para problematizar las alteridades en el espacio
público. Andrés Vartabedian nos acercó a las voces de la memoria del genocidio armenio en
Uruguay, un trabajo que visibliza los debates en esa comunidad, los procesos jurídicos de
reconocimiento, los lugares de memoria armenios y sus interprestaciones desde un
persectiva histórica amplia y bien documentada. Fernando Rama, nos aportó su mirada
sobre el proceso de independencia en Angola y la participación de la Brigada del Partido
Comunista Uruguayo en los intentos por construir un nuevo modelo político, social y
económico desde el socialismo real para el Africa pocolonial. Como brigadista, de primera
mano nos cuenta como vivió su opción junto a los condenados de la tierra (Fanon).
También de primera mano, pretendimos tener el realto de un uruguayo exiliado en Praga.
Recurrimos a Luis Turiansky, radicado en aquella ciudad desde hace años, narró como se
vive en República Checa la conmemoración, alentando el diálogo entre memorias
transncionales y préstamos interpretativos. Ana María Sosa Gonzalez, desde su amplia
trayectoria académica trabajando sobre memoria y patrimonio, nos aportó elementos
teóricos y metodológicos que dieron una vuelta de tuerca más en la comprensión del
proceso Lídice en Canelones, un giro que nos abre a nuevas interpretaciones. Desde un
persepctiva poscolonial, al mismo tiempo acdémica y militantes, Sidi Mohamed Omar,
relata el drama saharaui, la última colonia en Africa, su trama anuda los conceptos de
reconocimiento y derechos humanos.
77
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El maestro explicador ocultó su vida detrás de su explicación. Dejó de vivir, para sólo
explicar la erosionada superficie de otras vidas. El alumno aprisionado por la explicación
de otras vidas, ocultó su propia vida detrás de su aparente y efímera comprensión.
Carlos Skliar
Egresé del Centro Regional de Profesores del Sur, ubicado en la ciudad de Atlántida,
en el año 2004 y pienso que hasta el año 2012 donde comienzo a ejercer la docencia en el
IFD de Canelones la posibilidad de cuestionamiento se veía limitada a algún encuentro
puntual en cursos de actualización pero que terminaban diluyéndose en la rutina agobiante
del multiempleo (entre 2005 y 2012 trabajaba en promedio entre 4 y 5 liceos, llegando
incluso a 7) donde el experimento predominaba fuertemente ante la experiencia, lo que
implicaba que mi discurso como docente se basaba en preguntas que solo habilitaban a una
respuesta correcta, donde el criterio de corrección se basaba en la coincidencia con las
respuestas que ya tenía elaboradas, o cuando la instancia pasaba exclusivamente por llegar
a calificar al estudiante abandonando cualquier otro sentido que me pueda movilizar, que en
fin, me pueda acontecer y así generar una experiencia.
Así el organismo nos permite ver, oír, emitir sonidos y nos da la potencialidad de los
movimientos mientras que el cuerpo nos permite mirar o no mirar, escuchar o no escuchar,
tener voz y con la misma hacer silencio y palabra y construir gestos con la potencialidad de
45
Aunque ya en otro libro publicado 20 años antes titulado “La sexualidad atrapada de la señorita maestra”
distingue estas categorías
82
los movimientos, es decir, atender al cuerpo implica estar presente en el encuentro
educativo responsabilizándose por la construcción del mismo.
La distinción que realiza el biólogo Humberto Maturana entre objetividad con y sin
paréntesis me posicionó en la disyuntiva entre las presencias anticipadas y el encuentro de
rostros. Así entonces el camino de objetividad sin paréntesis no me hace responsable de mi
postura debido a que la misma no se sustenta en una elección sino en una realidad exterior
que se impone “… Así decimos: "lo que estoy diciendo es válido porque es objetivo, no
porque sea yo quien lo dice; es la realidad, son los datos, son las mediciones, no yo,
responsables de que lo que yo digo sea válido, y si digo que tú estás equivocado, no soy yo
quien decide que estás equivocado, sino la realidad". Y por otro lado un camino de
83
objetividad entre paréntesis que implica considerar “…que depende de nosotros el aceptar o
no una cierta reformulación de la experiencia por explicar como explicación de ella, según
un criterio de aceptación que nosotros tenemos en nuestro escuchar, y, por lo tanto, que la
validez de las explicaciones que aceptamos se configura en nuestra aceptación y no de
manera independiente de ella” (Maturana, 2001: 31)
Las realidades legítimas que cada persona en el aula tiene configuran en el propio
encuentro nuevas realidades que escapan a las manipulaciones (experimentos), y es aquí
donde destaco el gran desafío para toda institución educativa, esto es, animarse a transitar
por ideas que interrogan y conmueven el interior de una estructura reglada y cuidada y que
intenta permanentemente forzar para que lo heterogéneo sea homogéneo y así lograr la tan
ansiada estabilidad.
Vinculando aquí los planteos de Alejandro Cerletti (Cerletti, 2008) y Carlos Cullen
(Cullen, 2013), una de las ideas que puede interrogar y conmover es la que presenta a cada
situación educativa como ámbito que no se agote en la mera reproducción de lo que otros
pensaron, que como sitios de acontecimientos puedan realmente efectivizarlos abriendo
alternativas frente a lo objetivable, planificable y dominable, aumentando así la potencia de
actuar, priorizando la comunicación y la participación mediante una dinámica basada en
preguntas del tipo: “Y tú… ¿qué ves?, ¿qué piensas?, ¿qué harías?” donde las respuestas
85
dejan de ser un secreto que atesora el docente para transformarse en una conquista de cada
estudiante, sobre los saberes, sobre el mundo y sobre sí mismo.
Indagaré en estas preguntas acompañadas del libro escrito por Fernando Bárcena y
Joan-Carles Mélich titulado “La educación como acontecimiento ético. Natalidad,
narración y hospitalidad” en donde una de las intencionalidades que interpreto es lograr la
desocialización de la socialización, esto es, entender al ser humano como el milagro de un
puro inicio y no la ejecución de un plan previo.
86
Es desde este marco en que se me presenta la categoría de desocialización, y es
desde aquí también que considero que las categorías de memoria, narración y experiencia
se pueden articular para permitirnos un encuentro de rostros.
Entiendo la memoria como una práctica del recuerdo que imposibilitada de capturar
el pasado real, tal y como ocurrió, permite la manifestación de esa multiplicidad de sujetos
que habitan en la persona y que mediante el relato intenta aportar significatividad a los
acontecimientos, dar sentido a las experiencias, en definitiva, construirse mediante el relato.
Retomando la lectura del libro de Mélich y Bárcena y sosteniendo esta última idea
de Larrosa sobre el padecimiento de la experiencia también la propia acción se padece:
“Esa necesaria relación con los otros provoca que el actor social (y, por lo mismo, el actor
de la acción educativa), nunca puede ser meramente un agente, alguien activo que realiza la
acción, sino al mismo tiempo un paciente, el que recibe la acción” (Bárcena y Mélich,
2000: 80).
87
En este hacer, la autonomía de la ética kantiana le deja paso a la obligación y
responsabilidad moral frente al rostro del otro. Así es, la tan anhelada autonomía que de una
u otra manera atraviesa las intencionalidades de todo nuestro sistema de enseñanza, tanto
formal como no formal, resulta cuestionada en este planteo.
Así por ejemplo la violencia desde una interpretación puede considerarse como
negativa para la convivencia social, de hecho las noticias vinculadas a hechos de violencia
dentro de las instituciones educativas ya no son nada excepcionales y se presentan desde la
contradicción que genera para construir un vínculo educativo adecuado. Pero desde el
relato de la historia puede interpretarse como el motor que permitió la construcción de la
nación
88
También el relato de la construcción de la nación puede pretender imponer una
concepción homogénea, democrática e igualitaria de sociedad que invisibiliza los rostros y
los asimila a la construcción de una objetividad. En el estudio que realiza el PNUD en el
año 2008 titulado “Población afrodescendiente y desigualdades étnico-raciales en Uruguay”
coordinado por Lucía Scuro Somma en la página 52 se puede extraer la siguiente cita del
Libro del Centenario de Uruguay “…que constituyo una emblemática y apretada síntesis
del imaginario de los uruguayos desde mediados de la década de 1920…”: “La población
negra e indígena vista por el Uruguay de los años veinte. Puebla el Uruguay la raza blanca,
en su totalidad de origen europeo. La raza indígena que habitaba esta región de América
cuando el descubrimiento y la conquista, ya no existe, siendo el único país del continente
que no cuenta en toda la extensión de su territorio tribus de indios, ni en estado salvaje, ni
en estado de domesticidad. […] La pequeña porción de raza etiópica introducida al país por
los conquistadores españoles, procedente del continente africano, a fin de establecer la
esclavitud en estas tierras, disminuye visiblemente hasta el punto de constituir un
porcentaje insignificante en la totalidad de la población. Por otra parte, sus características,
originales han sufrido, por el clima, circunstancias de medio ambiente, y por mezcla de la
sangre europea, modificaciones fundamentales. El Libro del Centenario del Uruguay 1825-
1925, Montevideo: Capurro y Cía., 1925, p. 43”
89
sociológica definido por las diferentes perspectivas que Durkheim, Weber, Marx y Parsons
establecen.
Dicho canon clásico puede producir el problema del “desajuste entre la teoría y la
realidad” que trata Zemelman “... muchos de los conceptos que utilizamos para entender el
Estado, la sociedad, las desigualdades, la democracia, la cultura, incluso para entender las
dinámicas sociales, la propia educación, no responden a conceptos que estén reflejando la
realidad que llamamos histórica, sino que son conceptos acuñados en otros contextos y que
muchas veces la academia los repite sin revisar debidamente si están dando cuenta de
realidades concretas. Al no tener conciencia que se está dando un desajuste entre la teoría y
la realidad que se pretende denotar, resulta que estamos inventando realidades”. (s/d)
A su vez, y de acuerdo a lo expuesto por Javier Seoane (2006), son varias las
personas que han discutido la pertinencia de este canon clásico para la enseñanza de la
Sociología. Así por ejemplo Wallerstein argumenta que todo concepto, método, teoría
heredado de los grandes pensadores del siglo XIX, están obsoletos y distorsionan la
comprensión de la realidad de los sistemas-mundo y su lógica de dominación. Para Connell
es en su propia naturaleza excluyente y comprime las posibilidades críticas de la disciplina
y preserva ciertos prejuicios sustentadores del status quo. Por último para Robert Nisbet es
necesario reconocer el valor de la historia del pensamiento para la actualidad, pero no
enfocándolo en los pensadores o en las escuelas sino en las ideas, las cuales permiten
vincular sistemas complejos y diversos entre sí.
Sin embargo a pesar de estas diferentes posturas sobre el canon clásico, este sigue
predominando en las aulas de nuestro país sin problematización alguna. Herceg, siguiendo
a Cecilia Sánchez Idiart establece una tipología de profesores distinguiendo tres,
denominados “fiscalizador”, “oral” y “lector”, que contribuyen a una naturalización del
canon.
Por ejemplo, el profesor fiscalizador se caracteriza por, en este caso, velar para que
el canon sea aprendido y repetido con propiedad. El profesor oral es aquel que despierta
cierta admiración en el alumnado por su conocimiento enciclopédico que permite a éste
moverse de un clásico a otro con gran soltura y determinismo. Así el estudiante asume
90
acríticamente, mediante esta admiración, el discurso del profesor, a quien se defiende
como a una especie de gurú. Por último el profesor lector también es fiscalizador y
guardián en tanto que vela por la lectura e interpretación seria de los textos clásicos.
Es así como cada uno de esto tipos de profesor contribuye a construir una imagen de
buen estudiante que se puede sintetizar como el buen repitiente, es decir, “…el que se
acomoda al sistema, imita, no repite de grado, pero repite textos de otros, repite consignas,
se somete, no piensa, pero triunfa por repetir lo que otros quieren.” (Fernández, 2008: 99).
Siguiendo ahora los planteos de Daniel Suárez (2010), no sólo los docentes de
Sociología sino también todos los docentes hemos soportado una operación política de
separación, de dominación y de colonización de una forma de saber académica
supuestamente objetiva, neutral, científicamente ponderada y técnicamente calibrada sobre
una forma de saber y experiencia pedagógica práctica. Así entonces, se me presenta una
situación problemática dada por la posibilidad de narración pero dentro de un marco de
categorías académicas que no significan ni dan sentido a los proyectos que se encuentran en
el aula. Esto puedo ejemplificarlo por la necesidad que manifiestan algunos estudiantes del
IFD de Canelones, con los cuales tuve la posibilidad de conversar, de cumplir con los
parciales y actividades propuestas en las diferentes asignaturas de la curricula conformando
el marco de categorías académicas, pero sin dar lugar a un pienso que desafíe la
intencionalidad de cumplir y busque un marco de significado que permita, quizás, lograr
que la exterioridad del lenguaje ingrese en nuestra interioridad en búsqueda de novedad.
91
Memoria, narración, experiencia se articulan para posibilitar la mirada entrecruzada
de los rostros que claman por ser escuchados, intentando construir un espacio de encuentro
dentro de la rutinización marcada por la anticipación de las presencias establecida por las
jerarquías investidas en los roles y status correspondientes.
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convicciones y se sitúa en el orden del noúmeno (noumene); la otra teje relaciones y tiene
que ver con el fenómeno.
Tolerancia e intolerancia:
“Las dos palabras se oponen pero no son simplemente
la negación recíproca. Una zona de sombras las separa”
(Poulat, 2012, p. 303)
96
represas um dia podem ruir trazendo a destruição com ela. Como alternativa 47 a tolerância,
apresenta-se a ideia do reconhecimento.
Tolerância é a palavra chave para o fim destas tensões religiosas. Mas a tolerância
é paz? A resposta a esta pergunta é um ‘não’ definitivo. Tolerância significa
suportar a diferença de outras crenças, embora possa contradizer a própria crença.
O passo para a paz seria o passo de tolerância para o reconhecimento (Rüsen,
2015: 110)
47
Thiebaut es más específico a este respecto. Elabora su teoría de la tolerancia planteando una tolerancia
negativa, la del soportar, y una positiva, la del comprender. FERNANDEZ e TECHERA, 2014, p. 35
97
democráticos. No se trata tanto de defender la democracia y sus valores de
enemigos que los cuestionan frontalmente, sino de revitalizarla en sus elementos
constitutivos en un clima de indiferencia y de relativismo moral preocupantes.
Porque, paradójicamente, es este mismo clima el que está provocando de nuevo
rebrotes de fundamentalismos y de dogmatismos que se formulan en clave
identitaria y que se proyectan con políticas del mismo talante identitario (Velasco,
2006: 37).
48
Chamamos de narrativa mestra a “A formação social, constituidora da identidade...alcança, aquém da
duração da vida de uma pessoa, o passado e, além dela, o futuro. Nas narrativas mestras, de grande
influencia na articulação de pertencimentos e diferenciações, essa extensão temporal abrange largos
períodos de tempo”. RUSEN, 2015(a), p. 264
98
Acreditar no mesmo Deus universal sob diferentes condições significa perceber
Deus como sendo diferente em sua unidade e universalidade. Experimentar essas
crenças diferentes só pode afirmar a si próprio, se o crente está ciente do caráter
individualista de sua crença. A diferença confirma a universalidade de Deus. Se
tal argumentação é aceita pelos crentes, então o poder da crença religiosa se
tornará um suporte para uma cultura de respeito mútuo na inter-relação das
diferenças culturais, ao nível profundo das convicções religiosas fundamentais.
(Rüsen, 2015: 116)
Os rabinos a dois mil anos, disseram algo que acho incrivelmente bonito. Eles
disseram que se você precisa de moedas, muitas moedas na casa das mesmas
moedas, todos saem exatamente a mesma – Deus faz cada ser humano na mesma
imagem, sua imagem – E cada um deles é diferente. E isso nos diz que em
alguém que não é a minha imagem, que não está como eu – que tem uma cor
99
diferente da pele ou língua ou fé – Alguém que não é a minha imagem ainda se
encontra a imagem de Deus e temos que lutar por ele ou por ela e pelo seu direito
a ser. (Rüsen, 2015: 119)
Aqui é que o debate sobre a laicidade desafia o conhecimento histórico desde “uma
outra condição que meramente o saber sobre o passado e mais que isso como um elemento
ativo e bastante dinâmico na definição de papéis sociais, ordens, discursos, justificativas...”
(Cerri, 2011: 35). Esse é o papel de uma didática que se pretende laica: reflexionar sobre a
produção, transmissão e assimilação do conhecimento histórico na sala de aula e no espaço
público em geral para proporcionar as ferramentas necessárias para que os cidadãos possam
estabelecer relações de inter-relação entre os diferentes. Uma nova perspectiva de laicidade
tem como horizonte uma concepção humanista e plural da racionalidade pública mas
garantindo também critérios que também sejam públicos, ou seja, construídos
intersubjetivamente e requer sustento em uma didática da história essencialmente
humanizadora na perspectiva do reconhecimento.
A proposta não cai num reconhecimento ingênuo de “boas maneiras”, mas político
porque o pensamento histórico pode atuar como legitimação de dominações ou também
como crítica dessa legitimação. Algumas décadas atrás, num livro/dialogado Paulo Freire
(1995: 94) expressa a Moacir Gadotti a necessidade desta dialética que outorga ao
“político” a condição da convivência democrática plural:
100
Oprimido, do diálogo... Mas sempre digo que não há contradição nenhuma... no
fundo a pedagogia do conflito é dialógica, assim como o diálogo se insere no
conflito (...) Na Pedagogia do Oprimido digo que o diálogo só se da entre iguais e
diferentes, nunca entre antagônicos. No máximo pode haver um pacto. Em
determinado momento a classe dominada aceita um pacto com a dominante, mas
passada a situação que gerou a necessidade do pacto o conflito se reascende.
A laicidade, como conceito que trata sobre as diferencias no espaço público, está
estreitamente vinculada com os debates sobre as identidades que, por sua vez, estão na base
da consciência histórica que é uma “das estruturas do pensamento humano, o qual coloca
em movimento a definição da identidade coletiva e pessoal, a memória e a imperiosidade
de agir no mundo em que se está inserido” (Cerri 2011: 13). No contexto atual, denso de
crescentes encontros interculturais, esta relação entre laicidade, identidade e formação
histórica tem o desafio de “conceber o singular, a diferença dos outros, por meio de uma
concepção que inclui aos outros” (Rusen, 2014: 23).
Os textos do Rüsen, nos fornecem um bom embasamento para propor uma nova
perspectiva do conceito de laicidade, partindo de uma visão da didática da história onde a
capacidade de reconhecimento de diferentes perspectivas culturais será o dispositivo
operante principal. Tendo como forma de argumentação a concepção kantiana de história
101
universal com seus métodos de narrativa mestra49 e comunicação intercultural.Mesmo com
sequelas deixadas pela visão iluminista da concepção de história universal – como domínio
europeu no mundo– ainda nos fornece propostas convincentes a respeito de como a história
universal através de uma “narrativa mestra” pode ser usada como ferramenta de uma
comunicação intercultural.
Com a condição de que toda narrativa mestra contemporânea deve ser dinâmica,
estar aberta a críticas e à mudança da comunicação intercultural, além disso ela deve estar
sempre ligada a uma perspectiva histórica baseada na experiência inclusiva. Somente
embasado na experiência é que a identidade humana será percebida como fenômeno
cultural e, em contrapartida, poderá resultar num problema, já que toda identidade é um
procedimento mental especifico singular. Para conceber uma história universal como uma
narrativa mestra a partir de algo individual incluindo todas as culturas é necessário
reconhecer “a unidade da humanidade nas multiplicidade das culturas”. Para isso Rüsen
(2014: 23-24) argumenta:
História universal, pelo visto, se baseia numa concepção abstrata da história que,
em geral, não aborda a diferença cultural. Porém, uma vez que é uma concepção
histórica, ela se refere a mudanças, e isso pelo menos inclui diferenças. Além
disso, tal concepção de história se refere à experiência, e a experiência histórica
sempre é uma experiência de diferenças e diversidade. Ao mesmo tempo, toda
concepção de história não só se refere à experiência, mas tem também elementos
normativos. E é essa normatividade interior que contém um elemento essencial da
identidade cultural tal como apresentada de uma narrativa mestra.
Ainda de acordo com historiador alemão, existe um outro elemento que caracteriza
essa concepção universal de história que é o propósito cosmopolita, ou seja, uma sociedade
que consiga administrar o direito de modo universal. Essa é um dos desafios mais
importantes, pois se baseia na premissa de igualdade, mas também deixa claro que apenas
esse dispositivo não é suficiente para uma comunicação intercultural, sendo necessário
inserir junto à ideia de igualdade uma concepção multicultural da história. Através dessas
características narrativas pode-se perceber como o ser humano se iguala dentro de suas
49
“Meu ensaio tem como pressuposto que toda cultura precisa de uma narrativa mestra, para expressar,
refletir e reiteradamente reformular sua singularidade e sua diferença em face das demais culturas. Não há
identidade cultural sem uma narrativa mestra”. (Rusen, 2014: 19)
102
diferenças, ou seja, o fato de conseguir transformar a natureza em cultura é o que iguala o
homem de diferentes perspectivas culturais dentro do gênero humano.
Mesmo com suas diferenças, o dispositivo abrangente de igualdade fará com que a
narrativa do outro seja reconhecida abordando a problemática do embate de culturas
interpondo procedimentos para lidar com a diferença em relação ao outro. Baseados na
concepção kantiana de antagonismo social é que pode ser entendida também com uma luta
por reconhecimento,
Aquí está o ponto chave para uma didática da história laica que tenda ao diálogo e
ao reconhecimento em oposição a uma metodologia de ensino ou uma virtude
descontextualizada que simplesmente tolera (ou não) desde o lugar de autoridade. Para isto,
é importante em primeiro lugar assumir a didática da histórica como uma reflexão sobre a
formação política, social e cultura da identidade das novas gerações e não simplesmente um
assunto cognitivo/educacional. Assim, Cerri (2011: 18) coloca ao professor de história
como um intelectual capaz de “identificar os quadros de consciência histórica subjacentes
aos sujeitos do processo educativo -incluso o seu próprio- e de assessorar a comunidade na
compreensão crítica do tempo, da identidade e da ação na história”.
Perante este desafio uma didática da história humanista e laica deve se colocar em
oposição aos etnocentrismos de singularidades e também as fechadas homogeneizações
institucionais do tipo estatal/nacional abrindo-se para uma consciência histórica do
reconhecimento e da comunicação. Por um lado concordamos com que os sujeitos são
“emergenciastemporales” onde “no es posibledesarrollar uma metodologia que nos permita
cuestionar como un sujeto que es un cuerpo encarnado, despliega conceptos (historicamente
determinados) y conlleva y justifica sus creencias sobre su entorno” (Gioscia, 2014: 82-83).
Mas, mesmo considerando essa incerteza, a didática da história pode contribuir para o
103
desenvolvimento de uma consciência histórica laica do reconhecimento a través de
universalismos inclusivos que permitam pensar numa democracia sustentável
culturalmente. A consciência histórica é aqui considerada como uma estrutura do
pensamento humano, substrato da identidade coletiva e pessoal, através da qual as pessoas
interpretamos o mundo e a si mesmos na exigência de enfrentar a vida prática. Em palavras
de Jorn Rüsen a
Uma importante reflexão que a didática da história deve realizar é como não cair
nesse viés conservador de uma laicidade institucional nem num relativismo ingênuo e
despolitizado, ou seja evitar pensar num “racionalismo cartesiano, em que a verdade está
em algum lugar somente, e não está em outros, e nem um racionalismo relativista, em que a
verdade, por estar com todos, não existe. Tratamos de uma razão comunicativa ou
dialógica, que não es absoluta nem relativa, mas relacional, ou seja, a verdade se constitui
no diálogo entre sujeitos”. (Cerri, 2011: 113).
104
de consciência histórica de JornRusen torna-se relevante para pensar essa relação entre o
espaço público e a formação histórica escolar e os vínculos entre o saber histórico e o agir
cotidiano. O ensino da história escolar que apresenta-se como neutra e objetiva –sustentada
na aparente descrição de fatos sobre o passado- tem uma particularidade adicional no caso
uruguaio onde segundo uma visão conservadora estas características seriam sinônimos de
“laica”. Basta recordar o extenso debate sobre o ensino de história recente (2005 à 2008)
onde o principal argumento e denominador comum daqueles que se opunham ao tema ser
tratado em salas de aula consistia em denunciar que o mesmo “violava a laicidade”.
Podemos lembrar que um dos questionamentos mais utilizados e de maior relevância nas
declarações de políticos sobre a inconveniência de tratar a história recente nas escolas
uruguaias na primeira década do século XXI foi que essas temáticas dividem a sociedade.
Assim o Professor Yamandú FAÚ –invocando a laicidade- opinou que “No es necesario
apurarse para enseñar história reciente. Nos va a dividir. Y hoy es bueno que estemos lo
más cerca posible” (Búsqueda, 2006: 6).Esse conceito de um ensino da história laica
obedece a uma definição que desde a política nega a realidade conflituosa “do político” e
determina que o Estado é o lugar de onde emana o “neutro”. Trata-se, assim, de uma
história ensinada que tem como função descrever modelos (jurídicos ou morais) e fatos e
nunca restituir problemas (Rosanvallon, 2003: 29) gerando ao paradoxo de denunciar a
politização como sinônimo de “violação da laicidade” nas escolas desde uma
“hiperpolitizazação” oficial.
Bibliografía
105
Cerri, L. (2011). Ensino da história e consciência história. Implicações didáticas de uma
discussão contemporânea. Rio de Janeiro, FGV.
Freire, P.; Gadotti, M.; Guimaraes, S. (1995). Pedagogia: diálogo e conflito. São Paulo:
Cortez.
Palti, E. (2014). ¿Las ideas fuera de lugar?: estudios y debates en torno a la historia
político-intelectual latinoamericana. Buenos Aires: Prometeo.
Rosanvallon, P. (2003). Por una historia conceptual de lo político. Buenos Aires: FCE.
Rusen, J. (2007). História viva. Teoria da história III: formas e funções do conteúdo
histórico. Brasilia: Editora da UnB.
------------ (2014). Cultura faz sentido: orientações entre o ontem e o amanhã. Rio de
Janeiro: Vozes.
------------ (2015). Teoria da História. Uma teoria da história como ciência. Curitiba:
UFPR.
106
Lugares de memoria armenios en el Uruguay: sinopsis de un acercamiento
51
Las expresiones “colectividad” y “comunidad” se han utilizado habitualmente de forma indistinta por sus
integrantes. Así también lo haremos en este artículo. “[...] cuando nos referimos a colectividades las
asumimos como grupos (Nadel, 1978: 162) con niveles de estructuración diferentes, surgidos en torno a
inmigrantes del mismo origen regional”. (Mazzolini, 1992: 154) “Existe una colectividad cuando en un grupo
la conciencia de intereses comunes, aunque estén indeterminados, el sentido de pertenencia a una entidad
socio-cultural positivamente valorada y a la que se adhiere afectivamente y la experiencia de relaciones
sociales que implican la totalidad de la persona, se convierten de por sí en factores operantes de solidaridad.
(Gallino en Topalian, 2008: 9)
52
El 24 de abril es la fecha simbólica en la que se recuerda año tras año el Genocidio Armenio. Se suele
establecer como la fecha de inicio del mismo debido a que el 24 de abril de 1915 fue arrestada y deportada
hacia Anatolia, para ser asesinada, la élite política, artística, intelectual, eclesiástica y económica armenia de
Constantinopla -hoy Estambul-; la cifra de personas encarceladas oscila entre 300 y 600. La “oficialización”
de dicha fecha proviene de un resolución de la Iglesia Apostólica Armenia del año 1921 a través de su
máxima autoridad, el “Catolicós de todos los armenios”, en ese momento Kevork V (1911-1930).
(Karamanoukian en Antaramian, 2008: 90)
108
memoria anteriores. Las instituciones comenzaron a hacerse cargo de “la construcción de
las referencias identitarias de la colectividad”. (Ibid.: 13) Lo que, en términos de Eric
Hobsbwam, Markarian denomina tradiciones inventadas53. Por lo que, con la colaboración
de diversas circunstancias locales e internacionales54, de la memoria transmitida mirándose
a los ojos pasamos a una elaboración anclada en el establecimiento de ritos y costumbres
institucionalizadas.
La tercera etapa en esa cronología de la memoria comenzaría a fines de los años '60.
Sería la etapa de exteriorización de la memoria armenia en el Uruguay. Si los límites entre
las dos primeras no eran del todo precisos, en ésta directamente se tornan difusos y,
probablemente, sus características distintivas fueron delineándose junto a las del período
anterior. A partir de ese momento, el recuerdo trascendió definitivamente los límites
imaginarios de la colectividad para comenzar a propagarse hacia el resto de la población del
país. El espacio público comenzó a adquirir otra relevancia para los armenios del Uruguay.
Si a ello se suman los reclamos realizados dentro de organismos internacionales para
encontrar una solución política a la denominada Cuestión Armenia 55 (en la propia ONU en
1975, por ejemplo), y la acción de grupos terroristas (o revolucionarios, según desde qué
lugar elija cada uno pararse para valorar sus acciones) de origen armenio, básicamente entre
53
“[...] «conjunto de prácticas, regidas normalmente por reglas manifiestas o aceptadas tácitamente y de
naturaleza ritual o simbólica, que buscan inculcar ciertos valores y normas de comportamiento por
repetición, lo que implica de manera automática una continuidad con el pasado»” (Hobsbawm en Markarian,
1998: 13)
54
Sin pretender ser exhaustiva, Markarian apunta: la difusión de la radio, tanto por la propagación de
aparatos desde la década del '50, como en su desarrollo como medio de comunicación (los armenios poseen
audiciones que informan sobre los acontecimientos que los involucran tanto en Uruguay como en el mundo
desde 1935 a la fecha); las pruebas documentales sobre el genocidio judío y la importante producción
intelectual posterior sobre el tema; la propia acuñación del concepto de genocidio y la aprobación en la
ONU, en 1948, de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio; la agitación vivida en
los años '60 en diversos campos de la sociedad y la política. (2008: 13/15)
55
Ante la falta de respuesta de las autoridades otomanas a los planteos de reformas sociales y
administrativas realizadas por los armenios a fines del siglo XIX, éstos decidieron trasladarlos al contexto
internacional a través de delegaciones que recorrieron Europa buscando que las Potencias intercedieran ante
el Imperio. A este conjunto de reclamos llevados al plano internacional se lo conoció como Cuestión
Armenia, integrando la Cuestión de Oriente para Europa. Se suelen establecer los tratados de San Stéfano y
Berlín (1878) como su punto de partida jurídico. Posteriormente, las reivindicaciones vinculadas al Genocidio
Armenio se integraron a la misma. En general, hoy se la conoce como Causa Armenia.
109
mediados de los años '70 y mediados de los '80, el pasado traumático armenio y sus
reivindicaciones se tornaron mucho más visibles para el resto de la sociedad en su conjunto.
Cabe suponer que una vez «institucionalizado» el recuerdo, es decir, una vez
establecidos sus marcos y límites desde ámbitos determinados, se produce un
cierto «congelamiento» de la memoria que, a partir de ese momento, será
asociada con los monumentos, fechas y ritos que la representan. Sin embargo,
estas representaciones no son simples «depósitos» de la memoria. Por el
contrario, pueden contribuir a convocarla a través de una «objetivación» que,
impidiendo el olvido de un pasado doloroso, permita seguir adelante. En este
sentido, la memoria «institucionalizada» no es necesariamente la puerta que
cancela la memoria activa, sacralizándola. Puede también ser su puerta de
entrada, un llamado permanente al recuerdo. (Ibid.: 17)
111
articulación de esa memoria desde mucho tiempo antes que los años '50 y, sobre todo, '60
que maneja “erróneamente” Markarian.
Incluso las instituciones fueron más allá, y también a nivel político tomaron
iniciativas que demuestran cierto grado de organización, organicidad y atención por los
acontecimientos internacionales que podían beneficiar la Causa Armenia. Es así que, ante la
reunión en París de la Conferencia de Paz, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial,
el Consejo Nacional Armenio del Uruguay decidió enviar un telegrama “reclamando en
nombre de los 7 mil armenios radicados en el Uruguay las provincias bajo dominación
turca, pidiendo a la vez la anexión de dichos territorios a Armenia”. (Ibid.: 41-42). Los
telegramas también se dieron previamente, en 1945, con motivo de las reuniones
preliminares para la constitución de la ONU, y posteriormente, en 1948, cuando en su seno
se adoptó la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, solicitando
el reconocimiento del crimen padecido por los armenios.
Pero permítasenos leer esta “discusión”, y algunos de los datos que se manejan en
ella, desde otro punto de vista. Los propios aportes de Karamanoukian parecen indicar que,
durante toda la primera mitad del siglo XX, la memoria armenia fue, de todos modos, una
memoria “privada” -en términos de grupo, claro-, y que la posible división a establecerse
debería hacerse en términos de memoria pública y memoria privada, o de memoria
extramuros y memoria intramuros. El momento de intimidad del que habla Markarian,
parece ser menos un momento de no institucionalización de esa memoria, que un momento
de memoria intracomunitaria.
Además de las marcas de las fechas, están también las marcas en el espacio, los
lugares. ¿Cuáles son los objetos materiales o los lugares ligados con
acontecimientos pasados que son elegidos por diversos actores para inscribir
territorialmente las memorias? Monumentos, placas recordatorias y otras marcas
son las maneras en que actores oficiales y no oficiales tratan de dar materialidad a
las memorias. (Jelin, 2002: 54)
Los aportes que ha realizado Elizabeth Jelin en su vasto enfoque sobre la/s
memoria/s, nos permiten pensar la relación entre memoria y espacio público, y trasladar
algunos de sus conceptos -así como los de quienes la han acompañado en diversos
58
“La definición, tal y como aparece en el primer artículo del volumen I [...] se refiere a los lugares donde «se
cristaliza y se refugia la memoria»; los lugares donde se ancla, se condensa y se expresa el capital agotado de
la memoria colectiva. Para ser considerados como tales debe poder caracterizárseles desde los tres sentidos
de la palabra: material, simbólico y funcional; todos ellos con grados diferentes, aunque siempre presentes.
Por otra parte, aquello que los convierte en lugares de memoria es un juego de la memoria y la historia, una
interacción de ambos factores que permite su sobredeterminación recíproca. En un principio, se necesita
que exista la voluntad de memoria. Si ella falta, los lugares de memoria serán lugares de historia, nos dice
Nora. Para los siguientes dos tomos, el concepto se amplía a «toda unidad significativa, de orden material o
ideal, de la cual la voluntad de los hombres o el trabajo del tiempo ha hecho un elemento simbólico del
patrimonio memorial de cualquier comunidad». Así, aquello que hace al lugar es que es tanto una
encrucijada donde se cruzan diferentes caminos de la memoria como su capacidad para perdurar siendo
incesantemente remodelado, retomado y revisitado. Un lugar de memoria abandonado no es, cuando
mucho, sino el recuerdo de un lugar”. (Allier Montaño, 2008: 88)
114
proyectos editoriales- al tema que estamos abordando, tanto por analogía como por
oposición a las vivencias sudamericanas a las que hace especial referencia en sus obras.
59
Más allá del intento de eliminación física de los individuos, la destrucción intencional de los vestigios
materiales e inmateriales de una cultura y, por ende, de una identidad, es un crimen en sí mismo.
Habitualmente denominado genocidio cultural, es un delito no tipificado aún como tal dentro de la
legislación internacional. Por su propio carácter, podemos decir que es un crimen que continúa
perpetrándose todavía hoy. Para profundizar al respecto, recomendamos: López Goldaracena, O. (2014).
Genocidio Cultural Armenio. Un aporte para la tipificación del genocidio cultural como crimen internacional.
Montevideo: IMPO (Centro de Información Oficial), Consejo Causa Armenia del Uruguay, Institución Nacional
de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo.
115
psíquica. Las formas del recuerdo y sus variaciones de representación sufrirán
transformaciones importantes. Esto estará condicionado tanto por el grupo -o grupos-
emisor de esa memoria -memorias- como por el grupo receptor. Todos ellos siempre
(ex)puestos en contextos espacio-temporales, históricos.
El caso del Uruguay no ingresa precisamente en esta categoría. Si bien los reclamos
y protestas ante cada pronunciamiento estatal vinculado al Genocidio Armenio se han
sucedido, y las presiones indirectas -a través del acercamiento comercial y la demostración
de cierto interés inversor- son cada día más visibles en el país, el Estado uruguayo se ha
comportado hasta la fecha como agente legitimador de las reivindicaciones armenias. Del
mismo modo, el espacio público nacional no presenta -al menos aún- ningún atisbo de
contra-marca relevante.
116
-ya mencionada- de reconocimiento oficial del Genocidio por parte de un Estado. La misma
fue ratificada y ampliada casi cuarenta años después, en 2004, por otra -Ley N° 17.752- que
estableció que el 24 de abril fuera de recuerdo a las víctimas del genocidio ya no
únicamente para el año de su promulgación, sino desde ese año en adelante, y que -al igual
que en 1965- “Las emisoras del Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y
Espectáculos, tanto radiales como televisivas, deberán en esa fecha destinar parte de su
programación a la recordación de dichos sucesos”; hecho que también se tornó anual.
60
En 2008 “[…] en vísperas del 24 de abril, por primera vez, desde la sociedad civil del Uruguay, un grupo de
notables, sensibilizados por la preocupación de la Asociación Cultural Uruguay-Armenia (ASCUA) porque el
tema avanzara, toman la iniciativa procurando cerrar el proceso de reconocimiento del Genocidio. El
profesor Gerardo Caetano y los doctores Sergio Abreu, Tomás De Mattos, Leonardo Guzmán, Javier Miranda
y Alberto Pérez Pérez -la «Comisión de los Seis»- se constituyen como Comisión para el Reconocimiento
Pleno del Genocidio Armenio. Amparados en el artículo 30 de la Constitución del Uruguay, a través de un
petitorio a los Poderes Ejecutivo y Legislativo, lanzan una campaña de recolección de firmas con ese objetivo
[…] el 15 de mayo de 2008, en la Cancillería, el ministro [de Relaciones Exteriores, Gonzalo] Fernández se
reunió en el marco de una audiencia especial con la «Comisión de los Seis» y recibió de manos de sus
integrantes la petición por ellos firmada. […] Analizó con la Comisión las dificultades existentes en la
exposición del tema, comprometiéndose finalmente a darle el trámite correspondiente”. (Karamanoukian,
2015, II: párrs. 32-35)
61
En la entrevista que le realizáramos, el Dr. Gustavo Zulamian dio cuenta de su participación -en calidad de
presidente de la Unión General Armenia de Beneficencia, filial Montevideo- en una de las reuniones del
Grupo de Amistad Interparlamentario Uruguay Armenia del año 2010 en la que planteó, precisamente, este
punto de vista. Si bien durante el encuentro no halló respuesta a su inquietud, posteriormente al mismo, y
en conversación fuera de micrófonos con uno de los diputados presentes en la ocasión, éste admitió que las
presiones por parte del Estado turco eran muchas y que por ello era imposible que asumieran la tarea del
“pleno” reconocimiento del Genocidio Armenio.
117
Más allá de esto, la ley de 1965 es un “monumento” en sí misma y su relevancia y
prestigio mundial no pueden ser desconocidos. ¿Cuáles fueron los intereses coincidentes
para que aquella trascendente resolución tuviera lugar? Por un lado, la Mesa Coordinadora
de Organizaciones Juveniles Armenias del Uruguay -surgida en 1963-, que había logrado
mancomunar a la colectividad armenia tras de sí, obteniendo un histórico acuerdo político
que dejaba atrás las grandes diferencias entre los diversos sectores que la constituían en pos
de reivindicaciones comunes (hecho que pretendió sostener en el tiempo mas la primacía de
intereses mezquino-partidarios lo impidió) y, por el otro, un grupo de legisladores,
encabezados por integrantes de la Lista 99 del Partido Colorado -quienes habían presentado
el proyecto de ley-, interesados en que el Uruguay ratificara la Convención sobre Genocidio
de la que era signatario y que parecía demorarse demasiado (recién lo hará en 1967).
Como se verá son muchas las lecturas posibles en torno a la ubicación de la plaza
“Genocidio del Pueblo Armenio”, inscripta como una marca en un lugar estratégico de la
capital, tan vinculado a la figura del “prócer”, a fechas tan importantes en la conformación
del Estado uruguayo y -dato para nada menor- vinculado a un lugar generado como espacio
público, con las características que hoy posee, durante un proceso violatorio de derechos
humanos fundamentales. Memoria de un dolor lacerante emplazada en un espacio surgido
desde otra herida, ésta sí local; ella misma factible de ser reconocida como marca de
memoria desde una relectura actual de los acontecimientos y los lugares a ellos
vinculados64. Aquí nos sería grato afirmar que “cuando el monumento está remoto del lugar
del suceso, se vuelve más dependiente de su relación con los lugares de memoria
63
El 18 de julio de 1830 se juró la primera Constitución del país, en ella denominado Estado Oriental del
Uruguay. Por su parte, el 8 de octubre de 1851 se firmó la paz, para el Uruguay, de la llamada Guerra Grande,
desarrollada en el Río de la Plata desde 1839, y que involucró fuerzas políticas de ambos Estados de la región
pero en la que participaron también diversos actores internacionales.
64
El 27 de junio de 2017, a 44 años de la fecha de inicio de la dictadura cívico-militar -a horas de entregar
este artículo-, se incorporó un nuevo elemento significante en la plaza De la Democracia, junto a la plaza
Genocidio del Pueblo Armenio: el monumento “Nunca Más”, del escultor Rubens Fernández Tudurí (1920-
1993), en homenaje a los detenidos-desaparecidos. Sobre un pedestal de hormigón, la obra presenta dos
figuras humanas en bronce -hombre y mujer- encapuchadas, atadas entre sí de pies y manos, de espaldas
una a la otra e inclinadas hacia adelante. El conjunto presenta una altura de 2,40 metros.
120
simbólicos de la ciudad”; y que por ello, y porque es un hecho que “los monumentos
revelan una jerarquía de la memoria en el espacio público” (Torre, 2006: 18), es que esta
plaza se encuentra ubicada en el espacio descripto; un lugar, además, “de la democracia”.
Sin embargo, las formas en las que accede la colectividad armenia del Uruguay a la
concreción de estos territorios de memoria, y las formas en las que se dirime la
espacialidad urbanística en Montevideo nos alejan de considerar que tal posibilidad
comporte intencionalidad. (Lo que no implica desconocer la jerarquía que, de hecho,
poseen algunos de los lugares de memoria armenios en la ciudad; plaza y rambla Armenia
serían ejemplo de ello). Es más, cuando la plaza fue designada “Genocidio del Pueblo
Armenio” e inaugurada como tal en el año 2005, lejos estaba la Intendencia de Montevideo
de iniciar el proceso de reformas de dicho punto de la capital: concurso de ideas de
remodelación lanzado en octubre de 2011; fallo del jurado a cargo que data de diciembre de
2011; reinauguración de la plaza con el nuevo diseño en octubre de 2014.
No hay dudas, “los lugares se conforman también con las huellas de las acciones”.
(Silvestri, 1999: 42) Pero esto no es sencillo. Son varias las memorias a relatar y varios los
grupos que intentarán emprender esa tarea. La tensión se generará ineludiblemente, a veces
entre grupos que intentan matizar o privilegiar aspectos en memorias que asoman comunes,
121
a veces entre grupos decididamente antagónicos. Las disputas por la hegemonía de la
representación, por el acceso a la autoridad que permita desarrollarla, serán constantes.
Lograr posiciones de autoridad, o lograr que quienes las ocupan acepten y hagan
propia la narrativa que se intenta difundir, es parte de estas luchas. También
implica una estrategia para «ganar adeptos», ampliar el círculo que acepta y
legitima una narrativa, que la incorpora como propia, identificándose con ella [...]
(Jelin, 2002: 36)
Tampoco resulta claro que la colectividad armenia del Uruguay tenga presente estas
dimensiones, al menos conscientemente, como política de memoria.
Desde este diseño renovado, y trasladando algunas ideas que Graciela Silvestri
desarrolla en relación a otro espacio público abierto de memoria colectiva perteneciente a la
ciudad de Buenos Aires, quisiéramos pensar que esta plaza:
Repensar al repensarse
La primera -ya ha sido dicho- refiere a cuánto de labor consciente posee esta
memoria armenia en el Uruguay. Desde la llegada masiva de inmigrantes armenios al país,
fundamentalmente en el período 1923-1931 -dentro de lo que se conoce como oleada
inmigratoria no tradicional-, la colectividad armenia ha mancomunado esfuerzos
conmemorativos básicamente en dos oportunidades: ante la recordación del cincuentenario
65
Tzvetan Todorov propone “[…] fundar la crítica de los usos de la memoria en una distinción entre diversas
formas de reminiscencia. El acontecimiento recuperado puede ser leído de manera literal o de manera
ejemplar. Por un lado, ese suceso -supongamos que un segmento doloroso de mi pasado- o del grupo al que
pertenezco- es preservado en su literalidad (lo que no significa su verdad), permaneciendo intransitivo y no
conduciendo más allá de sí mismo. En tal caso, las asociaciones que se implantan sobre él se sitúan en
directa contigüidad: subrayo las causas y las consecuencias de ese acto, descubro a todas las personas que
puedan estar vinculadas al autor inicial de mi sufrimiento y las acoso a su vez, estableciendo además una
continuidad entre el ser que fui y el que soy ahora, o el pasado y el presente de mi pueblo, y extiendo las
consecuencias del trauma inicial a todos los instantes de la existencia. O bien, sin negar la propia
singularidad del suceso, decido utilizarlo, una vez recuperado, como una manifestación entre otras de una
categoría más general, y me sirvo de él como de un modelo para comprender situaciones nuevas, con
agentes diferentes. La operación es doble: por una parte, como en un trabajo de psicoanálisis o un duelo,
neutralizo el dolor causado por el recuerdo, controlándolo y marginándolo; pero, por otra parte -y es
entonces cuando nuestra conducta deja de ser privada y entra en la esfera pública-, abro ese recuerdo a la
analogía y a la generalización, construyo un exemplum y extraigo una lección. El pasado se convierte por
tanto en principio de acción para el presente”. (Todorov, 2000: 30-31)
123
del Genocidio Armenio y, cincuenta años después, justamente para su centenario 66. Los
armenios del Uruguay no poseen una organización rectora, un interlocutor único, válido,
que aglutine sus esfuerzos, aunque más no sea en la temática relacionada con el genocidio.
Por lo tanto, existe una subutilización de sus recursos, tanto humanos cuanto materiales.
Este fenómeno que en otros puntos de la diáspora puede estar modificándose producto de la
presencia oficial del Estado armenio a través de sus representaciones diplomáticas, aquí aún
se mantiene con similares características a las reconocidas durante todo el siglo XX. La
reunión de las instituciones armenias con motivo de la proximidad del aniversario número
cien de lo atroz acontecido en el Imperio Otomano en la Comisión de Conmemoración del
Centenario del Genocidio Armenio de las Organizaciones de la Comunidad Armenia del
Uruguay no parece haberse utilizado como trampolín para la asunción de nuevos caminos
en tal sentido, y todo comienza a asemejarse a lo anterior. La vieja división aún permea las
estructuras comunitarias y, en una suerte de “competencia”, cada parte utiliza la memoria y
sus lugares con sentidos diversos.
66
Previo y posteriormente a ello, desde el año 2011, los jóvenes descendientes de armenios -o no- que
participan de las diferentes instituciones de la colectividad -agrupados en la organización que denominaron
Jóvenes Armenios del Uruguay- han establecido un espacio de memoria performativa en la ciudad de
Montevideo que es, efectivamente, un espacio común, sin “banderas”, de todos los armenio-uruguayos que
deseen participar y de todos los que deseen solidarizarse con su causa: la Marcha que recorre la avenida 18
de Julio -principal avenida de la capital- entre distintos puntos importantes de la misma en los días previos a
la simbólica fecha del 24 de abril.
124
En términos de memoria, lo mencionado no puede sorprender a nadie. La memoria
son memorias, y cada grupo construye y sostiene la suya -consciente e inconscientemente-
convencido genuinamente de su valor, aun a sabiendas de que ello resta fuerzas a una
posible causa ulterior -en teoría, prioritaria-, que abarca las causas particulares. Sin
embargo, lo que podría cuestionarse es si ello no imposibilita una mirada extracomunitaria
de mayor alcance, que permita alejarse de las rencillas internas para asumir el mensaje
universal que puede extraerse del dolor padecido y que lo ponga en contacto con dolores
similares que permitan al colectivo humano enriquecerse de sus lecciones. La comunidad
armenia en su casi centenaria historia no se ha vinculado, más que en ocasiones puntuales y
a través de individuos particulares, con otros colectivos con vivencias de sufrimiento
similares ni con organizaciones de derechos humanos del propio país. En esto existe
acuerdo entre quien redacta este artículo y nuestros tres entrevistados: Daniel
Karamamoukian, Gustavo Zulamian y Anahid Balian.
Por otra parte, si bien es sabido que la memoria necesita de formas ritualizadas
-actos, fechas- que la convoquen permanentemente, y que la trascendencia del conmemorar
radica en el recuerdo conjunto, en el recordar junto a otros, la amenaza está dada en el
agotamiento de dichas instancias en la sola participación de los individuos en las mismas.
En el saberse “cumplido” por la sola asistencia, y que en dicho acto se selle la necesidad de
evocación y el espíritu de memoria. Ritualidad vaciada de sentido que parece ganar el
terreno de la memoria en la colectividad armenia del Uruguay.
125
Pero hasta dónde es posible llevar adelante este ejercicio de memoria reflexiva
cuando la preocupación ha estado centrada en la búsqueda del reconocimiento; cuando se
ha estado embarcado en demostrarle al mundo que existió un genocidio -incluso que los
propios armenios existieron allí, en ese lugar-, y en exigirle al Estado turco la asunción de
su responsabilidad. ¿Serían capaces los armenio-uruguayos de más memoria ejemplar a
partir del reconocimiento -político, que no histórico- del crimen? ¿Es la continua
usurpación del duelo y la memoria la que aún los/nos ata a esa suerte de literalidad
permanente, en la que todavía el pasado parece tomar el presente y en la que el trauma
inaugural no cesa de reconstituirse? La propia interrelación con la sociedad uruguaya no
parece resultar sencilla desde el momento mismo en que ésta aún no ha podido saldar su
propio pasado traumático. Preguntas que quedarán abiertas: ¿Cuánto de autocelebratorio y
autoidentificatorio pervive en la memoria de algunos grupos como el armenio todavía hoy?
¿Cómo extraer memoria ejemplar desde ese lugar?
126
aquí también. Los hombres de la «Suiza de América» habían sido capaces de “barbarie
asiática”. Distante en el espacio, nada ajeno a lo humano.
¿Se han podido evitar nuevos sufrimientos a partir del recuerdo discursivo y/o
físico, material y/o simbólico, de otros padecimientos, propios o extraños, cercanos o
lejanos? La pregunta asoma tan ingenua como dolorosa es su respuesta: rotundamente NO.
Si “en el monumento está la clave” -como establece Hugo Achugar- en él y en los que
siguen a quienes lo han construido, en él “como signo que intenta vincular pasado y
futuro”, en ese mensaje que dirá a los que vendrán qué fue lo que sucedió antes de su
llegada, en él “como objetivación de la memoria”, en él como vencedor del tiempo y el
olvido, (2003: 198-199) ¿no habremos desgastado vanamente nuestras fuerzas? ¿No han
sido demasiados los intentos fútiles de memoria? Difícil responderlo. Por complejo de
dilucidar que resulta el planteo, y por amarga que puede devenir la resultancia.
Y desde esa visión de la memoria que la piensa, cual adalid del bien, combatiendo
con éxito el mal que nos rodea; esa falsa idea de que al recordar los males del pasado
podremos combatir fructuosamente aquellos que surgen hoy o, directamente, evitarlos,
(Todorov, 2009) hemos llegado hasta aquí rodeados de esos atajos de memoria (a los que
debemos asumir como necesarios). Atajos que se transforman en abusos, y que llevan a
cuestionarnos su sentido. Porque ¿y si los abusos de memoria fueran el vehículo de la
indiferencia? Un búmeran que ha emprendido la vuelta y regresa al punto de partida: la
indiferencia puede llegar a ser un modo del olvido. Allí no será necesario aplastar ni
destruir, como tantas veces han hecho los triunfadores. El valor semántico quedará
dormido, sin necesidad de borramientos autoritarios.
127
Entonces, deberemos apostar por la latencia en el sueño, preferible a toda
cancelación. En dicha latencia, quizá, se esconda la esperanza: que un nuevo “otro” -o un
nuevo “yo”, por qué no- le vuelva a otorgar sentido al reencontrarse o redescubrir esa
huella de memoria -que ya será futuro- recostada en el desinterés y la desidia de la
saturación memorialista. Y en esa batalla entre presencia abusiva y olvido, es probable que
debamos tomar partido por lo primero. Aunque de pronto pasen desapercibidas un tiempo,
esas marcas, esos lugares, tal vez “en algún momento puedan desatar la memoria, desatar
interpretaciones, desatar preguntas. Puedan actuar”. (Balian, 2017) Esos territorios -al igual
que las conmemoraciones, fechas y aniversarios- se resignifican permanentemente, son
coyuntura viva, no depósito, y en ello radica parte sustancial de su valor social. Frente al
vacío de la nada, siempre es preferible su existencia, aun en la sobreexposición. Si hasta los
discursos negacionistas asoman mejores que el silencio o el olvido.
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131
El Sahara Occidental: la última colonia en África
Sidi M. Omar
Introducción
132
la comunidad internacional aún no se ha empeñado activamente en buscar una solución al
conflicto que muchos aún consideran como un conflicto de baja intensidad.
A pesar de ello, el estallido del conflicto y los acontecimientos políticos que se han
producido desde entonces en el Sahara Occidentalhan puesto en primer plano la lucha del
pueblo saharaui para defender su independencia política y cultural. La lucha del pueblo
saharauiparar defender su identidad nacional particularmente adquiere mayor importancia
para comprender la dinámica del conflicto, máxime porque esta misma identidad está
siendo disputada y sometida a un incesante ataque político y cultural por parte de
Marruecos desde su ocupación del territorio saharaui en 1975.
133
considerable de grandes reservas de petróleo en alta mar y ricos caladeros a lo largo de su
costa atlántica.
Según varios estudios históricos y antropológicos, las invasiones llevadas a cabo por
las tribus árabes durante el siglo XIII llevaron a la gradual dominación, arabización e
islamización de los beréberes (en particular las tribus de Sanhaja) y los africanos
autóctonos del actual Sahara Occidental (Aguirre, 1988; Baroja, 1990; Hodges, 1983;
Mercer, 1976). Con el tiempo se produjo una simbiosis étnica y cultural que
progresivamente daría lugar a la formación de la población saharaui actual con una
identidad “singular y compleja” que presenta “una mezcla de factores autóctonos, árabes y
subsaharianos” (Zunes&Mundy, 201: 95).
67
En su dictamen sobre el Sahara Occidental de 1975, la Corte Internacional de Justicia señaló que, “la
información proporcionada a la Corte indica: a) que en el momento de su colonización, el Sahara Occidental
estaba habitado por pueblos que, aunque eran nómadas, estaban social y políticamente organizados en
tribus y tenían jefes competentes para representarlos” (ICJ (1975) AdvisoryOpinionon Western Sahara, 1975,
ICJ 12. parágrafos. 75–83).
134
árabe, el hassanía, y la auto-identificación de sí mismos como saharauis (Pasqual Del
Riquelme, 1991).
Tras la Conferencia de Berlín de 1884-5 sobre el reparto de África entre los países
europeos, el Sahara Occidental fue declarado protectorado español (Hodges, 1983: 43) con
lo cual se empezó a llamarse el SaharaEspañol. 68 En 1963, la ONU designó al
SaharaEspañol como un territorio no autónomo, reconociendo así el derecho del pueblo
saharaui a la autodeterminación, y posteriormente exhortando a España a que
descolonizaseal territorio mediante la organización de un referéndum de autodeterminación
auspiciado por la propia ONU. Tras años de resistencia anticolonial pacífica, el Frente
Popular de Liberación de Saguía el-Hamra y el Río de Oro (Frente POLISARIO) fue
creado en mayo de 1973 como un movimiento de liberación nacional que encabezaría la
lucha del pueblo saharaui para su independencia total del dominio colonial español (De
Piniés, 1990. p. 62).Debido la presión internacional y la lucha del pueblo saharaui bajo el
liderazgo del Frente POLISARIO, España anunció en 1974 su intención de organizar el
referéndum de autodeterminación exigido por la ONU. Sin embargo, tanto Marruecos como
Mauritania se opusieron al referéndum previsto poniendo de manifiesto sus respectivas
reivindicaciones territoriales sobre el Sahara Occidental. Además, solicitaron el arbitraje de
la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya con respecto al estatuto pre-colonial del
territorio.
68
Varios autores han escrito sobre la historia y la política del Sahara Occidental. Véase, por ejemplo, Aguirre
(1988), Barbier (2003), Hodges (1983), Mercer (1976), Shelley (2004), Villar (1982) y Zunes y Mundy (2010).
135
SaharaEspañol, Mauritania, una parte de Malí (incluido Tombuctú), una parte del desierto
de Argelia e incluso una parte de Senegal pertenecían todos a un gran Marruecos que se
remonta al siglo XVI (Hodges, 1983; Villar, 1982). Ésta fue la razón por la cual Marruecos,
antes de invadir al Sahara Occidental, tardó nueve años en reconocer a Mauritania como
país independiente; también intentó ocupar por la fuerza una parte del desierto occidental
de Argelia en octubre de 1963 en la llamada “Guerra de las Arenas”.
La “marcha verde”, que coincidía con la agonía del General Franco y la debilidad de
la dictadura en España, sentó las bases para otro acontecimiento que tendría graves
consecuencias para la descolonización del Sahara Occidental. Sin ninguna intención de
entrar en confrontación militar con Marruecos, y bajo la presión de éste y otros actores
internacionales (Francia y Estados Unidos), España comenzó a negociar en secreto para
entregar la administración de su colonia a Marruecos y Mauritania, Las negociaciones
secretas culminaron con la firma en la capital española, el 14 de noviembre de 1975, de los
acuerdos tripartitos de Madrid, ignorando los compromisos que España había contraído con
el pueblo saharaui. En virtud de estos acuerdos, Marruecos controlaría los tercios de la
parte norte del territorio y Mauritania el tercio restante en el sur y a España le
correspondería una parte de la riqueza del fosfato saharaui (Hodges, 1983: 224).Muchos
expertos han demostrado de forma contundente la ilegalidad delos acuerdos de Madrid
(Ruiz Miguel,1995; Soroeta Liceras, 2001) que deben ser declarados nulos y sin ningún
valor jurídico porque su objetivo era privar a un pueblo de su derecho inalienable a la
autodeterminación.
A finales de los años ochenta, los enormes costos incurridos durante la guerra
hicieron que Marruecos se diera cuenta de la imposibilidad de lograr una victoria militar en
el Sahara Occidental, esencialmente después del fracaso de la estrategia de los muros
defensivos. Esta nueva situación dio a la ONU y a la Organización para la Unidad Africana
(OUA) una granposibilidad de intervención para buscar una solución pacífica y negociada
al conflicto. Los esfuerzos de los dos organismos internacionales culminaron en un Plan de
Arreglo para el Sahara Occidental que fue aceptado en 1988 por ambas partes en el
conflicto, Marruecos y el Frente POLISARIO. Este plan se basaba en la celebración de un
referéndum de autodeterminación en el que el pueblo saharaui elegiría entre la
independencia o integración en Marruecos. Con este fin, la ONU desplegó su misión en el
Sahara Occidental (la MINURSO) para supervisar el alto el fuego, que entró en vigor en
septiembre de 1991, y organizar el referéndum de autodeterminación.
Llegado este punto, cabría recapitular haciendo hincapié en los objetivos y posturas
oficiales de ambas partes en el conflicto y las de la ONU y el Consejo de Seguridad con
respecto al conflicto del Sahara Occidental.
71
Véase la resolución del Consejo de Seguridad 1754 del 30 de abril de 2007 (S/RES/1754 (2007)) y las
resoluciones posteriores adoptadaspor el mismo organismo sobre el Sahara Occidental.
139
estrechamente vinculadas a este problema. En vista de los recursos naturales del territorio
saharaui, Marruecos también pretende salvaguardar los intereses individuales y colectivos
de los demás actores que tienen mucho en juego en el conflicto. Éstos incluyen los altos
mandos militares de los que una gran parte se encuentra estacionada en el Sahara
Occidental así como la clase política y el sector empresarial que forman parte del sistema
del Majzen (o el poder detrás del trono) que es una forma típica de poder que está presente
en todos los niveles de gobierno en Marruecos cuyo eje principal es el propio Rey.
En lo que se refiere a las perspectivas de solución al conflicto, Marruecos sigue
insistiendo en que su propuesta de autonomía, presentada en 2007, sea el punto de partida y
llegada en las negociaciones entre las partes. Lo que pretende Marruecos con esta propuesta
por lo tanto es precisamente determinar de antemano el estatuto final del territorio
(convirtiéndolo en una región autónoma) y, en consecuencia, ejercer el derecho de decidir
sobre este asunto fundamental en lugar del pueblo saharaui, lo que claramentees contrario a
los principios y doctrina de la ONU en materia de descolonización. En resumen, la
estrategia principal de Marruecos hoy en día consiste simplementeen“ganar tiempo” con la
esperanzade que algún día a la comunidad internacional no le quede más remedio que
resignarse al hecho consumado y termine por aceptar y reconocer la anexión definitiva del
Sahara Occidental.
En cuanto a los objetivos y postura del Frente POLISARIO, como representante del
pueblo saharaui, recordemos que la invasión marroquí y la anexión del Sahara Occidental, a
pesar de sus motivos políticos y económicos, significaba una negación de la existencia de
una identidad nacional saharaui distintiva con supropio derecho a la autodeterminación y la
independencia. La prueba de esta negación en el ámbito político fue el bombardeo de
civiles saharauis con napalm y fósforo blanco, y la política de tierra quemada llevada a
cabo por las fuerzas marroquíes en el Sahara Occidental. También se refleja en las diversas
formas de violencia practicadas hoy en día contra la población saharaui en los territorios
bajo la ocupación de Marruecos, y la destrucción deliberada del patrimonio cultural
saharaui, como explicaremos con detalle posteriormente.
141
En vista de las posturas de las dos partes, podemos señalar, a modo de conclusión,
que Marruecos tiene como objetivo fundamental mantener el statuquo yreforzar
sudeclaración unilateral desoberanía ysu controlde facto sobreel Sahara Occidental, aunque
ningún paísu organización internacionalreconocende jureesta situación. En cambio, el
objetivo principal del Frente POLISARIO y del pueblo saharaui consiste en cambiarel statu
quo y tratar de poner fin ala ocupación marroquí y establecer un estado independiente en
cumplimiento de las aspiraciones nacionales saharauis.
142
El trauma masivo causado por la invasión marroquí y las experiencias colectivas de
desplazamiento, exilio y desposesión han tenido un impacto considerable en la identidad
saharaui en los campamentos de refugiados. En particular, esta experiencia traumática
colectiva ha contribuido a consolidar la unidad de los refugiados y a su vez fortalecer su
identidad nacional común, aunque en un “territorio prestado” (Farah, 2010: 62).
Anthony Smith (1991: 16) destaca el papel que desempeñan los sistemas
estandarizados y públicos de educación de masas en la inculcación de la devoción nacional
y de una cultura distintiva y homogénea. Es en este sentido en el que se puede apreciar la
gran importancia concedida por la RASD a la educación en los campamentos de refugiados,
que se ofrece de modo gratuito y obligatorio a todos los niños y niñas en escuelas mixtas
desde el nivel preescolar hasta el nivel preparatorio. Además, a pesar de las dificultades del
exilio y la escasez de recursos, la RASD ha construido una sociedad moderna que valora y
promueve los valores de la justicia social, la democracia, la igualdad de género, la
tolerancia y el estado de derecho. El pueblo saharaui puede enorgullecerse de haber
construido una sociedad igualitaria en la que todos los ciudadanos pueden participar
plenamente en los asuntos públicos y donde las mujeres desempeñan un papel fundamental
en todos los aspectos de la vida política, social, cultural y económica del país.
Sin embargo, las condiciones de vida de los saharauis en el exilio se están haciendo
cada vez más difíciles. También existe un creciente sentimiento de frustración,
especialmente entre los jóvenes saharauis, por la falta de progreso hacia un proceso de
autodeterminación y por la inacción por parte de la ONU ante las transgresiones de
Marruecos. En esta situación, no es de extrañar que las llamadas a retomar las armas estén
aumentando.
redactado por la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU de fecha de 8 de septiembre
de 2006, y posteriormente filtrado a la prensa,http://www.arso.org/OHCHRrep2006en.pdf, 09-05-2017.
144
cobrándose un gran número de víctimas entre la población civil saharaui en ambos lados
del muro.
Después de llevar a cabo una resistencia legítima durante 16 años de guerra activa
contra Marruecos, el pueblo saharaui sigue su lucha por vías pacíficas y diplomáticas para
ejercer su derecho a la autodeterminación y la independencia. Como resultado de más de 40
años de lucha y construcción nacional, la nación saharaui ya es un hecho tangible e
irreversible.El Estado saharaui, la RASD, es un estado de pleno derecho que ejerce su plena
soberanía sobre los territorios saharauis liberados y tiene toda la capacidad administrativa y
política para gestionar sus propios asuntos y dirigir sus relaciones internacionales. Desde su
proclamación en 1976, la RASD ha sido reconocida pormás de 80 países y es Estado
145
miembro y fundadordela Unión Africana, la organización continental que reúne a todos los
países africanos. El Estado saharaui está también representado diplomáticamente en los
cinco continentes a través de embajadas y delegaciones diplomáticas, incluida su embajada
en Montevideo, Uruguay.
Cabe destacar asimismo los esfuerzos realizados por la RASD, desde los primeros
días del exilio, para poner en marcha un proyecto nacional encaminado a crear una
sociedad cohesionada y ordenada con instituciones modernas en la que las antiguas
diferencias tribales fuesen absorbidas en un marco aglutinador, el Estado-nación saharaui.
Como consecuencia, la RASD ha logrado generar un sentido creciente de identidad común
y pertenencia a una nación saharaui unida a través de la creación de un marco institucional
de gobernanza e inculcar un sentimiento de ciudadanía común. Además, al establecer la
autodeterminación como un marcador de identidad colectiva (Farah, 2010: 65), la RASD ha
logrado reunir un gran apoyo para su estrategia nacional entre los saharauis en los
campamentos de refugiados, en las zonas ocupadas y en la diáspora.
KathWoodward (2002: 156-157) señala que las construcciones imaginarias del lugar
desempeñan un papel importante en la formación de identidades en el exilio. Para hacer
frente a su forzada “falta de hogar”, los refugiados saharauis han articulado y mantenido un
sentido de hogar imaginando y conmemorando así su patria en sus experiencias y prácticas
cotidianas. El hecho de que los campamentos de refugiados tengan nombres de las ciudades
146
existentes en el Sahara Occidental ocupado, como hemos puntualizado antes, implica un
intento de crear un espacio en el que el exilio sea desplazado o diferido, aunque de modo
imaginario, y el hogar sea reubicado para acomodar las experiencias y expectativas de sus
habitantes.
147
violentos que usan los saharauis incluyen llevar su ropa tradicional y símbolos, y hablar su
propio idioma como protesta contra las tentativas de asimilación por parte de la cultura de
la ocupación marroquí (Omar et al.,2008: 28).
Conclusiones
En vista de todo lo expuesto anteriormente, podemos concluir que, a pesar del findel
conflictoarmado yel alto el fuego vigente bajo la supervisión de la ONU desde 1991, la
situación es todavía conflictiva sobre todo en las zonas saharauis ocupadas por Marruecos.
También se aumentan cada vez más lossentimientos de decepción, frustración y
desconfianza entre los saharauiscomo consecuencia dela falta de progreso hacia un proceso
de autodeterminación y por la inacción por parte de la ONU ante las transgresiones de
Marruecos. En definitiva, la situación sigue estancaday sin perspectivas de solución enun
futuro próximo.
Creemos por lo tanto que una solución pacífica, justa y duradera al conflicto del
Sahara Occidental implica necesariamente el ejercicio por el pueblo saharaui de su derecho
internacionalmente reconocido a la autodeterminación mediante un proceso democrático y
libre conforme al derecho internacional. El derecho a la autodeterminación ha sido la fuerza
moral y jurídica que ha impulsado la realización de las aspiraciones nacionales de muchos
pueblos en todo el mundo en su lucha por la libertad. En las últimas tres décadas, tres
148
estados (Namibia, Timor Oriental y el Sur de Sudán) han sido admitidos en la ONU como
estados libres gracias aun proceso de autodeterminación.
También pensamos que el éxito del proceso de negociación entre las dos partes en
conflicto, que se emprende bajo los auspicios de la ONU, dependerá de la voluntad política
de ambas partes no solo de buscar una solución mutuamente aceptable conforme a la
petición del Consejo de Seguridad de la ONU. También dependerá desu voluntad de
reflexionar seriamente sobre sus relaciones en el contexto de post-conflicto con el fin de
sentar las bases de unas relaciones de largo plazo y con visión de futuro. Lo que se necesita,
por lo tanto, es una solución que no solo sea mutuamente aceptable sino también justa y
definitiva. Es decir, una solución global y sostenible que aborde las causas fundamentales
que han dado origenal conflicto enprimer lugar y ponga los cimientos de una verdadera paz
basada en el reconocimiento y respeto mutuo y la cooperación entre todos los pueblos y
países de la región.
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Algunos antecedentes
151
grandes descubrimientos, complemento de los grandes descrubrimientos realizados por el
mundo árabe siglos antes, cuando el mundo hablaba árabe. Lo cierto es que durante los
siglos XV, XVI y XVII los europeos expandieron su conocimiento del orbe al tiempo que
se desarrollaba la etapa mercantilista del capitalismo. Los portugueses estuvieron a la
vanguardia de ese movimiento y fueron fundando factorías, destinadas luego a
transformarse en colonias, en diferentes puntos del planeta. Las islas Azores, Madeira, las
islas de Cabo Verde, Guinea-Bissau, San Tomé y Príncipe, Luanda fueron puntos de
residencia y comercio de los habitantes del Portugal cuyas hazañas relata el poema épico
Las Luisíadas. La exploración del mundo no se detuvo en la costa occidental del África
sino que una vez vencido el cabo de Buena Esperanza los portugueses de asentaron en la
costa oriental de África (Maputo), en la India (Goa), en China (Macao), en Indonesia (el
este de la isla de Timor). Los cuatro viajes de Colón al continente americano fue la
siguiente etapa y los portugueses lograron, con el viaje de Cabral, hacerse con la zona
costera más amplia del continente recién “descubierto”. Pernanbuco, Rio de Janeiro y otros
puntos de la costa brasileña pasaron a formar parte de una hazaña marítima sin precedentes
cuya culminación fue el viaje alrededor del mundo iniciado por Magallanes y terminado
por Sebastián Elcano.
Poco tiempo después otras naciones europeas se lanzaron a la competencia, que fue
sangrienta y feroz. La república holandesa desplazó poco a poco a los portugueses en
Indonesia y muchas otras regiones, pero luego se sumaron a la lucha los franceses y,
finalmente, los ingleses. La conquista de la India y la fundación de varias colonias costeras
en Africa, Asia y América terminaron por proporcionarle a Inglaterra la supremacía
indiscutible y los territorios conquistados por Portugal pasaron a ser, durante mucho
tiempo, un subimperio adjunto al gran imperio británico.
Las dos grandes guerras europeas del siglo XX introdujeron grandes cambios en
todo el panorama africano. Se produjo el llamado “despertar” de los pueblos africanos que
formaron, bajo distintos formatos, agrupamientos políticos y sindicales orientados a la
conquista de la independencia nacional. En ese contexto el 10 de diciembre de 1956 se
funda en Luanda, bajo la presidencia del Dr. Agostinho Neto, el Movimiento para la
Liberación de Angola (M.P.L.A.), proceso que con variantes se repite en casi todas las
colonias portuguesas de africanas. La coexistencia en la Universidad de Coimbra de
estudiantes provenientes de los territorios colonizados contribuyó sustancialmente a
fortalecer la conciencia de una posible liberación. Una institución denominada Casa de los
Estudiantes del Imperio jugó un papel importante. Estos movimientos de liberación
nacional actúan en la clandestinidad y se inspiran en el éxito obtenido por Ghana, que bajo
la conducción de Nkruma es el primero en lograr la independencia de Inglaterra. Luego la
siguen otras colonias francesas e inglesas, por diferentes vías.
La década del 60 trajo consigo muchas novedades en esa lucha por la liberación
continental. En el por entonces llamado Congo Belga surge la figura emblemática de
153
Patrice Lumumba, un empleado de correos que genera un movimiento especialmente fuerte
en los sectores de la pequeña burguesía. La movilización nacional convocada por
Lumumba genera una cruel represión y el asesinato de su líder. Casi en paralelo en Angola
se produce, el 4 de febrero de dicho año, un levantamiento armado que tiene como centro la
capital, Luanda. Ese movimiento, conocido como “la revolución de los machetes”, tiene por
objetivo reclamar la liberación de los presos políticos pertenecientes al M.P.L.A., Agostinho
Neto entre ellos. Este episodio tuvo repercusión mundial y colocó a Angola y a las restantes
colonias portuguesas en el ojo de las Naciones Unidas, que comenzaron a reclamarle al
gobierno de Salazar mejoras en las condiciones de vida de las poblaciones. En ese mismo
año se producen en el norte de Angola acontecimientos relevantes. Holden Roberto funda el
F.N.L.A. (Frente Nacional para la Liberación de Angola), con el apoyo de Estados Unidos y
el gobierno de China. Se trató de un movimiento con un fuerte acento racista que generó
una indiscriminada matanza de colonos blancos. Las consecuencias de este hecho, contrario
a las orientaciones del M.P.L.A. trajo como consecuencia inmediata el envío de tropas de
élite al norte de Angola y el comienzo de lo que iría a ser una larga guerra colonial. En
1963 la dirección del M.P.L.A. se instala en Congo Brazzaville, un país recienemente
liberado de la tutela del colonialismo francés. Es por esa época que se verifica la llegada a
esa región africana de Ernesto “Che” Guevara, con el propósito de formar guerrilleros. Si
bien fue una experiencia que terminó en un fracaso representa el comienzo de la acción
internacionalista de Cuba en el continente africano.
Acontecimientos paralelos
154
conformación del Frente Amplio bajo la dirección de Seregni y la represión cada vez mayor
del movimiento popular. Un largo proceso que tuvo como telón de fondo la acumulación de
sucesos continentales de gran trascendencia: el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el
triunfo de Salvador Allende en Chile, el golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas
Armadas en Brasil en 1964, para nombrar los hechos de mayor repercusión.
Esta nueva situación política generó los primeros exilios y el comienzo de una lucha
popular que fue semiclandestina durante algunos meses y luego ingresó en la clandestinidad
franca, en especial a partir de la intervención de la Universidad de la República y la
ilegalización del Partido Comunista a fines de 1973.
Es a partir de este momento que los sucesos que transcurrían en las colonias
africanas comienzan a gestar las condiciones para la creación de la Brigada del P.C.U. en
Angola. En los principales territorios de las colonias portuguesas la situación político-
miliatar se hacía cada vez más insostenible para el régimen salazarista. En Angola el
M.P.L.A. ya había consolidado un frente guerrillero en el norte y se decidió a abrir un
segundo frente de lucha guerrillera en el este del país, a partir del apoyo brindado por el
gobierno de Zambia, el antiguo territorio denominado Zimbabwe del Norte. En Guinea-
Bissau y Cabo Verde la guerrilla conducida por Amilcar Cabral le propinó al ejércido
portugués bajas muy importantes y otro tanto ocurría en Mozambique bajo la dirección de
155
Samora Machel. El aislamiento internacional del régimen salazarista se tornaba cada vez
mayor y la resistencia de la población portuguesa ante las enormes bajas ocasionadas por la
guerra colonial obligaron a la sustitución de Salazar por Marcelo Caetano, que conformó un
gobierno que ya nació herido de muerte.
156
un impresionante apoyo de masas. Millones de portugueses se volcaron a las calles para
saludar con claveles a los militares que venían a acabar con cuarenta años de fascismo en la
tierra de Camoens y Pessoa. El retorno al país del secretario general del Partido Comunista
Portugués, Álvaro Cunhal, fue una apoteosis de reconocimiento a uno de los principales
impulsores del movimiento revolucionario. Una de las principales reivindicaciones de la
revolución de los claveles fue el otorgamiento de la independencia a todas las colonias
portuguesas en África y en Asia. En ese contexto es que se produce en Angola una reunión
del nuevo gobierno portugués con los movimientos de liberación que operaban en aquel
territorio: el M.P.L.A., el F.N.L.A. y la UNITA. Esta última agrupación había sido creada
por la dictadura de Salazar, con apoyo del gobierno racista sudafricano, para neutralizar la
apertura del Frente del Este perteneciente al M.P.L.A. En esa reunión se firmaron los
acuerdos de Alvor, que fijaron como fecha de la independencia de Angola el 11 de
noviembre de 1975.
El origen de la Brigada
158
en Uruguay, con numerosos actos de solidaridad con la España agredida por el nazi-
fascismo.
Los primeros contactos directos con el M.P.L.A. Se realizan en diciembre de 1976 cuando
llegan a Luanda los primeros tres compañeros que conformarían la Brigada.
Rodney Arismendi, primer secretario del PCU en esa época, explicó la conexión que
culminó en el envío de la Brigada en estos términos: “ Agostinho Neto, médico, poeta, de
los primeros que levantó la bandera de la liberación de Angola, de su independencia, la
contrucción de la guerrilla, la formación del frente, el MPLA: figura brillante, poeta
reconocido, incluído en cualquier antología mundial y una maravillosa persona. Con él
acordamos la participación de muchos exiliados uruguayos en la ayuda a la revolución, en
la ayuda al levantamiento de las pequeñas industrias y talleres que quedaron en ruinas, de la
enseñanza, técnicos uruguayos como dentistas, médicos, obreros calificados” (1)
La composición de la Brigada
Desde Buenos Aires partieron tres vuelos que, previa escala en Lima, llevaron a casi
dos centenares de militantes hacia Cuba. Una vez instalados en Cuba, donde recibimos el
calor solidario de un pueblo verdaderamente internacionalista, se comenzó a organizar la
primera tanda de compañeros que irian a integrar la Brigada. Dadas las condiciones de vida
en Angola, entre ellas la persistencia de la guerra, no fue posible, en esa primera etapa,
trasladar familias con niños. Finalmente la Brigada original estuvo compuesta por 28
compañeros que tenían muy diferentes oficios, que no se conocían previamente, pero que
tenían en común su pertenencia al PCU y su concepción internacionalista. Ese primer grupo
estuvo intgrado por mecánicos, torneros, médicos, psicotécnicos, maestras y docentes, un
panadero, agrónomos, asistentes sociales y odontólogos.
La misión de la Brigada fue concebida entonces sobre la base de los siguientes principios:
159
1- El carácter voluntario, es decir la libre opción de cada integrante de asumir los cometidos
y el compromiso con el proceso de reconstrucción nacional en marcha;
2- Respetar las desiciones y orientaciones tanto del partido como del gobierno angolano.
6- No recibir un salario por parte del gobierno angolano debido a que la Brigada concurría a
Angola integrada en la llamada Misión Civil Cubana. Posteriormente, a partir de 1980, los
brigadistas ingresaron en la categoría de cooperantes, lo que significaba percibir un salario,
la mitad del cual estaba destinado a solventar los gastos del trabajo clandestino en Uruguay.
El PCU se inserta en Angola como parte de la Misión Civil Cubana, como quedó
dicho más arriba. Este arreglo era imprescindible en una primera etapa debido a las
dificultades el país en aquel momento. La Misión Civil Cubana facilitó la viviendo y el
abastecimiento de insumos alimenticios, ropa, aojamiento, etc. También favoreció la rápida
inserción laboral de los militantes en diferentes estructuras de un Estado angolano que
estaba en vías de construcción.
Del primer año de nuestra permanencia en Angola como brigadistas creo necesario
destacar tres hechos que recuerdo con especial intensidad. Uno de ellos fue la magnífica
recepción que nos proporcionó la más alta dirigencia de la Misión Civil Cubana en el Hotel
160
Presidente de Luanda. El responsable de la Misión era el Sr. Benito Risquet, miembro del
Buró Político del Partido Comunista de Cuba, quien en su discurso de bienvenida realizó
una puntualización muy importante. Señaló que nuestra llegada a Angola como parte de la
resistencia uruguaya en el exilio coincidía con el establecimiento de relaciones
diplomáticas entre la dictadura uruguaya y el régimen del apartheid, promovida por el
entonces “canciller de la dictadura” Juan Carlos Blanco. Era todo un contraste. Fue un
discurso de bienvenida magnífico dada la vasta cultura general y política de Benito Risquet.
Es bueno recordar, para situar históricamente los hechos, que Nelson Mandela estaba preso
en Robben Island y que en 1976 se produjo el levantamiento de Soweto, sanguinariamene
aplastado por el gobierno sudafricano.
El segundo hecho que creo vale la pena mencionar fue la irrupción de un golpe de
Estado promovido por un grupo de dirigentes del MPLA, a la cabeza de los cuales estaba
Nito Alves. Fue un intento de derrocar a Agostinho Neto utilizando consignas
ultraizquierdistas, completamente alejadas de las tareas delineadas por el MPLA, que se
basaban en consolidar la unidad del pueblo angolano y en la defensa de su integridad
territorial amenazada por la peligrosa beligerancia del régimen del apartheid, que apoyaba a
Jonas Savimbi,siniestro personaje que lidereaba a la UNITA. Este intento de golpe de
Estado fue rápidamente abortado por las fuerzas militares del ejército angolano con la
colaboración de Cuba. Pero le costó la vida a valiosos cuadros del MPLA, como señaló en
un extraordinario discurso Agostinho Neto.
El tercer hecho que para los brigadistas uruguayos marcó un fuerte momento
emocional fue la visita de Fidel Castro a Angola.
El trabajo internacionalista
Como se señala en el trabajo de Luz Diez y María del Carmen Decia (1) “ la brigada
del PCU orientó su acción hacia tres polos imprescindible e interdependientes según su
concepción política: el mantenimiento de la organización partidaria en el exterior trabjando
“de cara al Uruguay”, el desarrollo de la denuncia permanente de lo que sucedía en nuestro
país y la solidaridad hacia los presos políticos y los militantes clandestinos y la práctica de
una constante solidaridad con el pueblo angolano”.
161
En Angola el partido siguió funcionando como era habitual en el Uruguay. Se
configuró una agrupación que se reunía periódicamente, recibía informes regulares sobre la
situación en Uruguay y otras partes del mundo. Esta información llegaba generalmente
cuando algún dirigente partidario se trasladaba a Angola, mediante la llegada de la revista
“Estudios” y por otras vías.
Una de las tareas más importantes que tuvo a su cargo la agrupación del PCU en
Angola fue la de colaborar en la organización de las Jornadas Afro-Latinoamericanas contra
el racismo y el apartheid en África Austral y el fascismo en Uruguay y otros países de
América Latina” realizadas del 15 al 19 de diciembre de 1979. En dichas Jornadas, que
tuvieron una gran repercusión en Luanda, participaron los movimientos de liberación de
Africa Austral. Estuvo presente Sam Nujoma, líder de la SWAPO de Namibia, un
representante del Congreso Nacional Africano, Julius Neyrere, futuro presidente de
Zimbabwe, representantes del Frente Polisario, de la O.L.P., del Frente para la Liberación
de Timor Leste y, por supuesto, la dirección del MPLA y una nutrida delegación uruguaya
encabezada por Rodney Arismendi.
162
frontera con Africa del Sur. Allí tanto Arismendi como Agostinho Neto desafiaron
abiertamente al régimen del apartheid. Esta gira tuvo un aspecto peculiar; durante la misma
el máximo dirigente angolano se encontraba enfermo, lo que le obligó a realizar un
esfuerzo supremo. Un poco más tarde, en setiembre de 1979 Agostnho Neto fue trasladado
de urgencia a la Unión Soviética donde falleció. El retorno del cuerpo del libertador de
Angola suscitó una manifestación de dolor popular que dificilmente se haya dado con otro
líder de África o de cualquier otra parte. De modo que en las Jornadas de Solidaridad ya
programadas la delegación de Angola estuvo dirigida por José Eduardo dos Santos, electo
como sucesor de Agostinho Neto.
163
agrupación. Lúcio Lara, la mano derecha de Agostinho Neto y gran dirigente durante todo
el proceso de liberación, se refirió con énfasis a nuestra labor. También destacados
intelectuales de Angola, como los escritores Luandino Viera, Arthur Pestana (Pepetela),
Antonio Jacinto, Antonio Cardozo, entre otros, se refirieron públicamente a la importancia
de la labor desempeñada por a Brigada. A propósito de este reconocimiento cito unas
palabras pronunciadas por Lucio Lara el 2 de febrero de 1978: “Hay aquí una manifestación
internacionalista de los camaradas del Partido Comunista de Uruguay. Uruguay, los niños
quizás sepan, es un país de América Latina que vive hoy un régimen dictatorial...y el PCU
también está aquí con nosotros en Angola, dando una prueba evidente que el
internacionalismo no es una palabra vana...Los niños están aprendiendo en la práctica lo
que es la construcción de un país en que la clase obrera será la que tenga el poder”. (2)
En 1978 la Misión Civil Cubana abrió una escuela en Luanda. Era una escuela
reservada a los hijos de los diplomáticos y otras autoridades cubanas que desempeñaban
funciones en Angola. Allí fueron admitidos los hijos de los uruguayos, lo que posibilitó el
agrandamiento de la Brigada. Según refieren en su ponencia Luz Diez y María del Carmen
Decia los brigadistas del PCU fueron en total 43, de los cuales 10 ya fallecieron y 3 residen
en el exterior. Con cierta frecuencia algunos dirigentes angolanos se asombraron de esta
cifra, porque estaban convencidos de que éramos muchísimos más.
Los niños que participaron de la Brigada, que llegaron a ser 14, fueron educados en
la escuela cubana, con los programas correspondientes al sistema escolar de aquel país.
Como complemento se les proporcionó información sobre el Uruguay, a cargo de sus
propios padres y luego, cuando se acercaba el momento del retorno, por las maestras
integradas a la agrupación del partido. Los mayores llegaron a ir al Liceo angolano.
Varios fueron los dirigentes partidarios que concurrieron a Angola para reforzar los
vínculos con el MPLA y ver de cerca la actividad de la Brigada. En primer lugar
corresponde citar a Esteban Valenti, que residía en Roma y era el responsable de las
principales tareas vinculadas con la actividad de la Brigada y cuyo papel solidario es
necesario resaltar. Pero también visitaron Angola el dirigente portuario Féliz Díaz, Alberto
164
Suárez, el ex-Decano de la Facultad de Química y Farmacia Carlos Píriz Mac Coll y la Dra.
Magdalena Sueiro, gran conocedora de las realidades africanas.
165
en diferentes medios y circunstancias. Para mayor información los colocamos en al final,
para quien esté interesado en profundizar en el tema.
Después de Angola
Una vez regresados a Uruguay, tras la apertura democrática consolidada a partir del
1 de marzo de 1985, los miembros de la Brigada se integraron a diferentes actividades
partidarias. No obstante la tarea internacionalista mantuvo cierta continuidad merced a la
militancia de algunos miembros de la Brigada. Dicha continuidad se manifestó en dos
direcciones diferentes y complementarias. Por un lado se realizaron actividades destinadas
a difundir la situación que se vivía en Angola y a explicar el proceso que había conducido a
su liberación. Por otro lado se promovió la creación de un Comité Uruguayo contra el
Apartheid, inaugurado con una manifestación realizada frente a la sede de la embajada de
Sudáfrica en Uruguay. Fueron muchas las acciones militantes llevadas a cabo en ambos
sentidos y nos referiremos brevemente a algunas de ellas.
166
Doctor Honoris Causa para Nelson Mandela ante el Consejo Directivo Central de la
Universidad. Se llevó a cabo en la Sala Artigas de la cancillería un seminario contra el
Apartheid, actividad promovida por el entonces Canciller uruguayo, el Cr. Enrique Iglesias.
El periódico La Hora publicó un libro titulado “El infierno del apartheid” junto a un póster
de Mandela. Se tramitó ante la Intendencia de Montevideo la creación de un espacio para
difundir la cultura africana en nuestro país, una iniciativa que contó con el apoyo entusiasta
del entonces secretario de Cultura de la Intendencia, el escritor Mario Delgado Aparaín. La
acción del Comité permitió la militancia de muchas personas que no habían sido parte de la
Brigada, entre ellas el artista Clemente Padín que organizó en el subte del Municipio una
sensacional muestra de arte correo. Se establecieron lazos de amistad con varias de las
agrupaciones afro-descendientes existentes en Uruguay en aquel momento.
Bibliografía
1. Diez, L.; Decia, M. (2012). Ponencia presentada en las Jornadas de Trabajo “Exilios
Políticos del Cono Sur en el siglo XX”. La Plata.
2. Decia, M (2016). Uruguai um povo em luta. Fragmentos del exilio poítico en
Angola. Montevideo: Ediciones Populares para América Latina.
Bibliografía complementaria.
1. Arismendi, Rodney. Informe al Comité Central del PCU en el exterior del país.
Revista Estudios del PCU, No. 70, enero de 1979.
2. Dos Santos, José Eduardo, Presidente de Angola y del MPLA-PT en 1980. Informe
del Comité Central al I Congreso Extraordinario del MPLA-PT, realizado en
Luanda del 17 al 23 de diciembre de 1980.
3. Rodríguez, Enrique. “La solidaridad ayuda a los combatientes y nos educa a todos”,
en Revista Estudios del PCU, No. 74. 1980.
4. Saxlund, Ricardo. “Jornadas en Luanda”. Revista Estudios del PCU. No. 74.
167
6. Nalerio, Maicland. “Proyecto de 3 aldeas en Soyo: una experiencia docente en la
Universidad de Angola. Arquitemas No. 1. 1985.
8. Cardozo, Marina; Costa, Ana. “Como el clavel del aire”. Entrevista a F.Rama y
J.P.Baggio, en Sivia Dutrénit Bielus, Coordinadora. “El Uruguay del exilio. Gente,
circunstancias, escenarios. Ed. Trilce. 2006.
10. (10) Yaffé, Jaime. “Experiencias del exilio: la brigada uruguaya en Angola”.
Reportaje realizado a Fernando Rama, en Cuadernos de la historia reciente. Ed.
Banda Oriental. 2006.
12. Decia, María del Carmen. “Sobre avatares del ser social en las experiencias
uruguayas recientes del exilio y el desexilio”. Trabajo presentado en el VI
Seminario Internacional de Políticas de la Memoria. 7-8-9 de noviembre de 2013.
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Buenos Aires. República Argentina.
13. Lopez Belloso, Roberto. “La Brigada de Angola”. En revista “Quiroga”, año I, No.
1. Ed. Olímpica, Uruguay. 2013.
14. Yaffé, Carlos. Entrevista a Nilda Iglesias, en “El Partido Comunista. Una
construcción humana y política cotidiana”. Ediciones PCU. Montevideo. 2014.
15. Reportaje realizado por Esteban Valenti a Fernando Rama. UyPress. 2015.
168
16. “Cadernos da Uniao: Poesía uruguaia de combate”. Uniao dos Escritores
Angolanos. Luanda, Angola. 1979. Selección Fernando Rama; traducción José A.
Caetano.
17. Folleto apertura del “Centro Cultural José Artigas”. 1985. Lito-Tipo. Lda. Luanda.
República Popular de Angola.
19. Las aventuras de Ngunga. Pepetela. Arca Editorial. Libros del Astillero. Traducción
de Beatriz Sienra. 1986.
20. El infierno del Apartheid. Informe sobre Sudáfrica. Selección de textos y notas:
Fernando Rama y Beatriz Sienra. Ediciones “La Hora”. 1986.
21. Rama, Fernando, Sienra Beatriz. “Cultura y Liberación” Editorial Pueblos Unidos.
1990.
Lídice vive
169
Luis C. Turiansky
Las grandes tragedias de los pueblos son duraderas y su memoria debe preservarse
para las generaciones futuras, como enseñanza y advertencia. El caso del poblado checo
Lídice, arrasado por las fuerzas de ocupación alemanas en 1942, es ilustrativo de los
crímenes cometidos durante la segunda guerra mundial por los nazis. Pero es también una
muestra del valor de la solidaridad internacional. Cuando en cualquier lugar del mundo se
inaugura una plaza, una calle, un parque, o se le pone el nombre Lídice a una niña recién
nacida, estamos expresando no solamente nuestra empatía con el recuerdo de las víctimas,
sino también nuestra voluntad de obrar para que semejantes hechos no vuelvan a enlutar la
historia de la humanidad. Tal fue el objetivo de la fundación de la Plazuela Lídice en
Montevideo y también en Canelones.
170
alemanes pensaban encontrar a miembros de la operación organizada para dar muerte a
Heydrich. Hacia el final de la guerra, en represalia por acciones de los guerrilleros, fueron
arrasados varios pueblos en la región de Valaquia, en Moravia.
171
habían sido. De las 184 mujeres de Lídice trasladadas al campo de Ravensbrück, 60
perdieron allí la vida, víctimas de las duras condiciones de detención ode la terrible
“marcha de la muerte”, cuando los mandos SS huyeron al final de la guerra ante el avance
del ejército rojo y dejaron a los prisioneros a su suerte.
El caso más triste es el de los niños. En Ravensbrück, los que pasaron la selección
como dignos de “ariarización”, partieron con destino desconocido. Después de la guerra, se
hicieron enormes esfuerzos para encontrar a los que habían sido adoptados por familias
alemanas o situados en asilos, pero con resultados desesperadamente escasos. Solo 17 de
estos niños regresaron. Se considera que 88 sucumbieron, muchos de ellos gaseados
exprofeso porlas emanaciones de los motores en los camiones militares que los
transportaban.
Tras la victoria, en mayo de 1945, se daba por sentado que Lídice reviviría. Lo
cierto es que el pueblo en sí podía reconstruirse, pero los muertos ya no volverían. Lo que
recordaba la existencia de un hábitat humano en el paraje eran apenas los basamentos de los
muros y los cimientos, trozos de madera carbonizada o algunos restos de mampostería
amontonados por doquier. Los pocos sobrevivientes no eran bastantes para dar vida al
nuevo poblado que surgiera. Y nadie sería capaz de ir a vivir allí, donde reinaba el horror
del pasado. Sería imposible siquiera alegrarse, organizar fiestas, en una palabra llevar una
172
vida normal. ¿No era mejor dejar las ruinas como memento para las generaciones futuras?
Estas dudas seguramente torturaron las mentes de autoridades y ciudadanos comunes a la
hora de decidir el destino de aquel valle marcado por la crueldad humana.
Sin embargo, aun dentro de este contexto difícil la gente supo mantener en alto el
legado de Lídice, prácticamente sin decaer. También el culto de esta tradición fue parte
inseparable de la política oficial, pese a la suspicacia con que, en los momentos más álgidos
de la guerra fría, se llegó a mirar todo lo que provenía de occidente, en particular el origen
londinense del atentado que dio lugar a la tragedia.
173
Las casas construidas en Nueva Lídice reflejan hasta hoy el esmero con que se
emprendieron las obras, que muchos consideraron una tarea de honor. En los actos públicos
y sesiones solemnes de todo tipo no faltó mientras fue posible una delegación de las
“Mujeres de Lídice” y también la construcción del memorial fue tarea prioritaria en las
esferas oficiales. Más bien el decaimiento del interés por motivos políticos opuestos vino
después, como veremos.
En 1968, una nueva dirección comunista liderada por el eslovaco Alexander Dubček
intentó reformar el sistema, humanizándolo y combinando socialismo con democracia. Esto
le ganó un amplio apoyo en lo interno, pero chocó con la línea conservadora entonces
imperante en Moscú. La intervención armada de las tropas soviéticas con el apoyo de otros
cuatro países del Tratado de Varsovia,73en agosto del mismo año, terminó en poco tiempo
con el proceso de democratización. El período siguiente pasó a llamarse “normalización” y
el régimen vigente, “socialismo real”.
Los efectos psicológicos y políticos de estegolpe resultaron fatales, no solo para los
checos y eslovacos, sino en general para el campo de los defensores del socialismo sin más
epítetos, ya queen adelante la oposición democrática se habría apartado definitivamente del
socialismo como idea.
El símbolo de Lídice también sobrevivió a este trance. Es cierto que, en el marco del
formalismo casi litúrgico que se impuso en este período de dualismo, en el que las frases
sustituyeron a la verdad, los actos de recordación se convirtieron más bien en oportunidades
de propaganda política en favor del régimen. Quizás las famosas “mujeres de Lídice”, las
pocas sobrevivientes que quedaban, actuaron como muro de contención, pero las leyes
inexorables de la vida fueron mermando su fuerza y reduciendo poco a poco su número.
En 1989, la crisis del “socialismo real” llegó también a Checoslovaquia. Una de sus
consecuencias fue el nuevo desmembramiento del país en dos Estados nacionales, la
73
La intervención contó con las fuerzas conjuntas de la URSS, la RDA, Polonia, Hungría y Bulgaria. El sexto
miembro del tratado, Rumania, se negó a participar.
174
República Checa y la República Eslovaca, brevemente Chequia y Eslovaquia. Ambas
entidades estatales procedieron a restaurar el régimen capitalista e ingresar en la Unión
Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este cambio
radical tuvo que reflejarse también en la expresión de las organizaciones populares. A la
vieja Unión de Luchadores Antifascistas, donde también estaban organizadas las mujeres de
Lídice, sucedió la actual Unión de Combatientes por la Libertad con la incorporación de los
opositores activos al régimen comunista. Inevitablemente, este cambio de orientación trajo
consigoconflictos y desavenencias, que salieron a la luz gracias a la reconquistada libertad.
Varios miembros de la organización local de la Unión en Lídice abandonaron las filas para
fundar otra organización paralela, hubo críticas y sanciones, que llegaron hasta la expulsión
de los que profesaban otra opinión.
175
Toda visita al Memorial de Lídice es hoy una experiencia enriquecedora. Se
encuentra sobre la ruta de Kladno, al noroeste de Praga. Grandes cuidados fueron
necesarios para renovar el Rosedal Internacional, creado en 1955 por iniciativa del médico
británico Sir Barnett Stross y que se basó en 29.000 plantas donadas, provenientes de 32
países del mundo.
Hoy el Memorial de Lídice hace honor al lema “Lídice vivirá”. Contra el olvido y
los prejuicios, realza ante checos y extranjeros la necesidad de proteger la memoria de los
hechos del pasado con objetividad y respeto. Todos aquellos que han pasado por otras
tantas experiencias dolorosas, guerras, dictaduras, desapariciones, pueden encontrar en este
pequeño poblado de Bohemia un ejemplo vivificante.
Forma parte del memorial hoy un grupo escultórico dedicado a los 82 niños de
Lídice que ya nunca volvieron, asesinados alevosamente o que sucumbieron enlos campos
de concentración. Es obra de la escultora Marie Uchytilová. La artista trabajó en este
mensaje de gran fuerza expresiva desde 1969 hasta su muerte, acaecida sorpresivamente en
1989. Su marido y su hija prosiguieron el trabajo con el apoyo de los vecinos del lugar y
asociaciones de beneficencia. La obra quedó terminada en 2000, materializando en el
bronce en forma póstuma la idea de la autora:
“En paz entrego ochenta y dos hijos de la Patria a la planicie que los vio nacer,
Como símbolo y advertencia sobre el destino de millones de niños caídos
en tantas guerras absurdas a las que la humanidad se ha dado.
Mis figuras llevana otras naciones un mensaje de condolencia,
Porque reunidos ante la sepultura común de nuestros hijos,
cada hogar con otro se reconcilia…”(traducido del checo)
176
Un estudio sobre conmemoriaciones y pasado reciente: a propósito de Lídice en
Uruguay.
Por otra parte, los recientes estudios sobre los usos del pasado antes silenciado o
negado, así como los regímenes de memoria, vienen siendo una de las temáticas cada vez
más abordada por diversas áreas de las Ciencias Sociales (Hartog& Revel, 2001). En esta
dirección, desde la década de 1980, un importante número de investigaciones sobre el
pasado o “historia reciente” está adquiriendo importancia a través de los procesos de
testimonialización que se vienen suscitando en sociedades con experiencias traumáticas
recientes. De este modo, en el ámbito académico, la literatura testimonial 74 y la producción
74
Esta literatura refiere a la proliferación de memorias, ensayos y denuncias vinculadas a esas dictaduras que
en el caso del Cono Sur americano ha venido creciendo como una forma de narrar esas experiencias
individuales, muchas de ellas desde una perspectiva militante, que obedece a las lógicas de los grupos a los
cuales pertenecieron o pertenecen y a la necesidad de expresar públicamente episodios que hasta poco
177
histórica basada en este tipo de fuentes testimoniales viene ganando espacios. Habiendo
comenzado con las experiencias de “testigos” de la Segunda Guerra Mundial, ha tenido
gran difusión en América Latina, al ser retomada en los estudios sobre las dictaduras del
Cono Sur (Sosa& Ferreira, 2012).
Desde entonces, adquirieron cada vez más relevancia las investigaciones cuyas
fuentes han sido los testimonios de sobrevivientes de los campos de concentración y a partir
de ahí de otras personas que vivieron experiencias traumáticas colectivas. Pero para
comunicar lo sucedido, es necesario que existan ciertas condiciones que posibiliten
testimoniar. Al respecto Pollak y Heinich sostienen que todo testimonio “lejos de depender
de la sola voluntad o de la capacidad de los testigos potenciales para reconstruir su
experiencia […] se ancla también y sobre todo en las condiciones sociales que lo vuelven
comunicable” (Pollak& Heinich, 2006: 56).
Por lo tanto, no es suficiente querer trasmitir una experiencia, deben existir ciertas
condiciones que lo hagan posible, es decir, que se brinde o genere un espacio para su
enunciación.
Se trata de un proceso que se desarrolló con más énfasis a partir de los estudios
sobre la memoria del holocausto, surgidos en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial,
el cual fue retomado en América Latina luego de la reapertura democrática (en la década de
1980), a través de los testimonios, denuncias y reivindicaciones en relación a la violencia
política, la represión y las múltiples violaciones a los derechos humanos sucedidas durante
las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX. A partir de las denuncias contra la
violencia de Estado durante el régimen nazi en Europa y las que se dan en las últimas
dictaduras latinoamericanas, ciertos testimonios adquieren relevancia. De este modo, en la
medida que las sociedades favorecen su enunciación, que los Estados asumen su
responsabilidad en los hechos y van generando diversas políticas de memoria (con la
intención de reparar simbólica o económicamente a las víctimas) se genera consciencia para
evitar futuras repeticiones de esos fenómenos,al mismo tiempo que se le otorga un sentido
pedagógico a esa trasmisión, una vez que la información brindada es en clave de conocer lo
tiempo atrás no contaban con un gran auditorio o mejor dicho un importante número de lectores
interesados en las mismas.
178
sucedido en el pasado para no repetirlo, ya sea para los contemporáneos a esos episodios
que aún desconocen lo sucedido o para las nuevas generaciones que no vivieron los hechos
narrados. A su vez, esos procesos de testimonialización, adquieren una dimensión
reivindicativa dando nuevos significados a esa memoria que, habiendo conquistado un
espacio de escucha, pasa ahora a tener un “lugar” para su narración y difusión en las
sociedades respectivas.
Junto al desarrollo del campo de la “Historia del Tiempo Presente” y a los procesos
de testimonializacion (en cuanto fuentes que la Historia privilegia para el estudio de ese
campo) se ha acentuado y resignificado el fenómeno conmemorativo 75 vinculado a las
memorias dolorosas, es decir, aquellas memorias que aún tienen connotaciones de
sufrimiento colectivo.
77
Aprobada en la Asamblea General por la Resolución 60/7 del 1° de noviembre de 2005. In:
http://www.un.org/es/holocaustremembrance/res607.shtml
180
a elaborar programas educativos que sirvan de enseñanza y prevención de actos semejantes
en el futuro, promoviendo la cooperación internacional en la enseñanza, recordación e
investigación del holocausto; así como la preservación de los lugares que sirvieron de
campos de exterminio, campos de concentración, campos de trabajo forzoso y cárceles
nazis durante el mismo. Además, condena “todas las manifestaciones de intolerancia
religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen
étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar” (ONU, 2005).
Luego de los diferentes momentos que atravesó el debate sobre la memoria del
holocausto y especialmente a partir de los sentidos y significación otorgados por la
sociedad alemana en el último cuarto del silgo XX, se estableció el mencionado marco
recordatorio de este episodio a nivel mundial. El mismo es una síntesis de un profundo
debate que tuvo su ápice en las décadas de 1970 y 1980 cuando la memoria del holocausto
pasó a formar parte de la memoria cultural oficial de Alemania.
181
Luego de la unificación alemana fue modificándose ese discurso conservador, que
pasó a reconocer las memorias del período como traumáticas y a ver a todos como víctimas
de diversas maneras, evitando así la polarización de la que había sido objeto en la década
anterior.
Años después LaCapra (1998) retomó la discusión observando que, ante atrocidades
particulares, la historia desdibuja, generaliza y universaliza eventos que fueron específicos.
Para LaCapra el debate de los historiadores demostró aspectos relevantes de la relación
entre lo personal y lo social con lo traumático. En su opinión, el psicoanálisis puede
contribuir para comprender los procesos históricos que conllevan duelos y pérdidas
colectivas. Al poner el énfasis en el concepto de transferencia y observar de qué forma en
este debate opera este concepto entre los historiadores y su objeto de estudio, observó que
se activaban mecanismos no resueltos de identificación con el régimen nazi. Por lo tanto,
para el autor tanto en la marginalización o relativización del holocausto, así como en su
reconocimiento y conmemoración se observan las dos formas de enfrentar lo traumático
identificadas por Freud: la tendencia a repetir el pasado o a trabajar con él. Esto lo lleva a
analizar el debate en términos de causalidad y reflexividad en relación a la representación
de la historia. En su opinión la necesidad de encontrar una causalidad y contextualizar al
holocausto –propuesta por Nolte- además de mitigar las atrocidades posibilita su repetición
en la formación de una identidad nacional (en este caso alemana). El uso de la historia para
relativizar el pasado y colocar este episodio como parte de un continuo histórico sería poco
reflexivo. De este modo los “traumas pasados nos son registrados en cuanto traumas, pero
son narrados de manera que las cosas ‘calcen’ y se construyan narrativas armónicas de la
historia” (Jara, 2013), así se tiende a repetir los mecanismos de negación, evasión e
ignorancia por medio de los cuales los espectadores de dichos acontecimientos tienden a
permanecer indiferentes y pueden ser capaces de vivir con las nociones de persecución y
genocidio, e incluso hasta facilitar la repetición del pasado, o al menos, los mecanismos que
lo causaron (Jara, 2013)78.
78
Este trabajo, del Observatorio Cultural del Gobierno de Chile, se encuentra en:
http://www.observatoriocultural.gob.cl/revista/2-articulo-1/17-el-debate-de-los-historiadores-y-el-uso-
reflexivo-de-la-historia/ Acceso: 2-4-16.
182
En tanto que la alternativa reflexiva –propuesta por Habermas- promueve hacerse
cargo, trabajando esas memorias traumáticas, asumiendo la responsabilidad histórica, pero
no considera los aspectos inconscientes en relación al pasado. Al permanecer solamente en
los aspectos racionales y conscientes no toma en cuenta los mecanismos como la repetición,
negación, represión y transferencia que determinan nuestra relación con la memoria
(LaCapra, 1998).
Sobre esta base, en latino-américa, surgieron los estudios vinculados a las luchas por
las memorias de las dictaduras recientes. Recogen los aportes teóricos y empíricos
desarrollados por los países del norte, pero no se limitan únicamente a ellos, incorporan
otras demandas sociales y períodos históricos (memorias indígenas, de afro descendientes
entre otros). En este sentido, en latino-américa partieron de los movimientos de derechos
humanos en los países afectados y es integrado por los cientistas sociales que no quedaron
ajenos a esos debates, posicionándose y asumiendo un compromiso cívico en sus
183
investigaciones.A su vez, los procesos conmemorativos de las últimas décadas en América
Latina no se desarrollan de forma aislada, sino que se dan en un contexto determinado y en
relación recíproca con procesos de escala mundial (Jelin, 2003).
Las luchas por las memorias y por el sentido del pasado se convierten entonces en
un nuevo campo de la acción e investigación social en la región con características propias,
basados en “la complementariedad de distintos enfoques y disciplinas necesarias para un
abordaje centrado en el punto de convergencia entre patrones institucionales, subjetividades
y manifestaciones en el plano simbólico” (Jelin, 2003: 14). Analizar de qué manera las
conmemoraciones han situado a la memoria de los acontecimientos dolorosos en la segunda
mitad del siglo XX, y cómo a través de estas “nuevas” reivindicaciones memoriales,
“surgen” voces antes silenciadas, ocultas y/o negadas en el relato histórico “oficial” es el
objetivo central de los recientes estudios sobre la memoria de esos episodios traumáticos.
La manera en que estas se establecen o cristalizan, legitiman y sitúan dichas memorias y
cómo son reapropiados por los grupos sociales a través de las conmemoraciones, son
fenómenos que se enriquecen cada vez más interdisciplinariamente (Sosa, 2016b).
De esta forma, ante la creciente angustia por la “aceleración” del tiempo, las
sociedades contemporáneas han creado todo tipo de artilugios para no olvidar, para que lo
“fugaz” de los acontecimientos no se diluya y pueda ser “recordado”. La conmemoración,
los monumentos y todo tipo de marcas de memoria surgen para auxiliar, para motivar la
recordación, instalando/instaurando memorias, en la medida que se establecen como relatos
–cada vez más complejos y plurales-, que al ser reafirmados por la vía conmemorativa se
imponen como “lugar de memoria” (Sosa, 2016b). Es a través de la “vigilancia
conmemorativa” (Nora, 2008: 25) que se establecen memorias constituyendo el lugar de las
mismas. Son esos marcos conmemorativos que reactualizan el pasado, los que traen
determinados acontecimientos a la esfera de lo público, haciéndolos “colectivos” –o por lo
184
menos tienen esa pretensión- pasando a formar/construir una memoria “colectiva”, “social”,
“pública” y hasta “oficial”. Las celebraciones condensan una memoria, y dependiendo del
grupo que la impulsa, y la forma cómo será reapropiada por generaciones futuras la sitúan,
ubicándola en un lugar que muchas veces las vuelve casi “incuestionables”, “inalteradas” y
“únicas” u homogéneas (Sosa, 2017).
Poco tiempo después de dicha masacre, en 1943, en un lugar tan lejano como
Uruguay, se crea la Plazuela localizada en la confluencia de Bulevar Artigas y las calles
79
Después de la guerra, en 1949, la localidad fue reconstruida en un área contigua, ubicándose
posteriormente un parque-monumento en recordación a las víctimas. En el mismo sobresale el Memorial y
el Monumento a los niños de Lídice, gran complejo escultórico que representa a 42 niñas y 40 niños que
fueron asesinados en el campo de exterminio de Chelmno.
185
Presidente Batlle y Juan R. Gómez de la capital en conmemoración a ese episodio de
Lídice80. Paralelamente la Junta Departamental de Canelones (ciudad a 45 km de
Montevideo) decide consagrar un espacio público de la ciudad a su recuerdo, proponiendo
adjudicar el nombre de Lídice a una pequeña plaza localizada en las calles Dr. Luis Brause,
E. Martínez Monegal y Vázquez Ledesma, lo que por motivos que aún no están tan claros
no se efectivizó hasta 1996 (o sea 52 años después de propuesto), fecha en que
efectivamente se votó tal decisión. Algo parecido –en relación al hiato entre la propuesta
inicial y la inauguración efectiva - parece haber ocurrido en Quito – Ecuador, donde a la
antigua Plaza Marischal Foch se la nombró Plaza Lídice, luego hubo un largo lapso de
“olvido” de aquel nombre adjudicado y fue reinaugurada 74 años después, el 10 de junio de
201681.
80
Al respecto Juan Andrés Bresciano (2009) realiza un interesante artículo en el que analiza los monumentos
conmemorativos a las víctimas de la violencia política en Montevideo. Entre varios ejemplos se detiene en el
caso de la Plazuela en conmemoración a la masacre de Lídice como producto de un nuevo contexto político
del Uruguay en el que se retornaba a la democracia luego de la dictadura de Gabriel Terra. Ese proceso
liderado por Baldomir evidenciará además un cambio sustancial en relación a la anterior política exterior del
país, de ese modo “la celeridad con la que se aprueba la erección del monumento, testimonia un
compromiso manifiesto con la propaganda aliada” de entonces (Besciano, 2009, p. 203).
81
Es posible obtener más información al respecto en:
http://www.mzv.cz/lima/es/noticias_y_actividades/se_inauguro_el_monumento_y_plaza_Lídice.html
186
donde además de ser una reivindicación de las víctimas de ambas localidades,esas acciones
representan“una condena histórica de los actos de punición bélica cometidos contra ellas”.
La elección de ambos casos responde a lo que la propaganda republicana (en relación a
Guernica) y la aliada (en lo relativo a Lídice), ya habían convertido en emblemáticos
(Bresciano, 2009: 206). Para el autor,
82
Como ejemplo de dicha conmemoración pueden verse las siguientes noticias en la página de la
Intendencia de Canelones: https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/homenaje-en-la-plaza-Lídice-70-anos-
del-exterminio-nazi y https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/homenaje-74-anos-del-genocidio-de-Lídice
187
Dicho profesor también señaló que la plaza, ubicada en un barrio periférico y
popular, sigue siendo para la gran mayoría de los habitantes del lugar la Plaza Sturla,
nombre de un viejo bar-almacén que se ubicaba en la esquina. En tanto que, para los más
jóvenes, la plaza sirve como referencia para dirigirse a una popular discoteca local (Faget,
2016, información verbal).
A pesar de ello cada año se renueva el compromiso con dicha recordación por parte
de autoridades locales. A modo de ejemplo en 2013, el entonces Intendente, Dr. Marcos
Carámbula, sostenía:
Uniendo episodios tan distantes que van desde la importancia adjudicada a la figura
de Artigas como héroe nacional y a la atribución de valores de libertad, respeto, equidad y
justicia (destacados en el discurso), a la decisión de recordar la masacre de Lídice, el
Intendente evocaba lo sucedido retomando la condena histórica ala misma. A lo que el
Embajador de la República respondía del siguiente modo:
Muchos pueblos, calles y plazas como la que nos encontramos ahora llevan este nombre y
quiero en este momento agradecer a todas las personas que se encargan del cuidado de este
83
Trecho del discurso que emitió el Intendente, en: https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/intendente-y-
embajador-de-la-republica-checa-participaron-en-homenaje-en-plaza-Lídice
188
lugar en memoria del pueblo de Lídice. Recordemos este evento para que la historia de
La humanidad en estos últimos años ha conocido más de una experiencia de este tipo. Hoy
cualquier guerra es un acto criminal en sí mismo. Crece la venta de armas, aumenta el olor a
pólvora. Es muy oportuno que paremos a reflexionar sobre estos violentos episodios.
Vivimos en un país donde por suerte la paz y el amor siguen siendo consigna fundamental86.
Con esto queda claro que ninguna conmemoración, homenaje o nomenclatura está
desconectada del contexto en el cual se decide su “recordación”. Las circunstancias
84
Exposición del Embajador de la República Checa Petr Kopriva en aquel momento. En:
https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/intendente-y-embajador-de-la-republica-checa-participaron-en-
homenaje-en-plaza-Lídice
85
Fragmento del discurso que aparece en la página de la Intendencia de Canelones, en:
https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/se-conmemoro-un-nuevo-aniversario-de-la-masacre-del-pueblo-
Lídice
86
En: https://www.imcanelones.gub.uy/noticias/canelones-realizo-acto-conmemorativo-del-exterminio-de-
la-poblacion-de-Lídice
189
políticas, histórico-sociales y los intereses que orientan esas decisiones son fundamentales
para comprender la reivindicación memorial entorno al mismo.
Pero no siempre están dadas de forma clara las condiciones para comprender o
“hacer comprender” la importancia de ese recuerdo en el momento en que se toma la
decisión conmemorativa. De ahí que, dependiendo de la situación, el mismo podrá quedar
en un “aparente” olvido, silenciamiento, o simplemente desinterés (o lo que es peor
desconexión entre lo conmemorado y su significación), abriendo o no la posibilidad para
que a futuro el mismo sea retomado, reconsiderado, revalorizado y hasta resignificado.Tal
vez esto pueda explicar el hiato enorme transcurrido entre la propuesta inicialde 1944 y el
decreto de la Junta Departamental de Canelones, en el que se adjudica el nombre de Lídice
a la pequeña plaza pasados 52 años y 54 en relación al episodio conmemorado.
Dicho esto, ¿por qué sería pertinente conmemorar Lídice entonces? Esta
conmemoración podría:
• Ayudar a reflexionar sobre los procesos de construcción de memoria, las luchas por
la memoria y los sentidos atribuidos a ellas.
• Contribuir a generar reparaciones simbólicas, en la medida que el conocimiento de
un acontecimiento como ese, que por su dimensión e importancia merece trascender
y desplazarse a otros escenarios posibilitaría un reconocimiento a las víctimas de
entonces y por consiguiente a otras víctimas de episodios parecidos.
• Denunciar ese episodio por lo tanto, ayudaría a observar otros semejantes, así como
a generar consciencia y promover el ejercicio del “derecho a la memoria”.
• Colocar en cuestión la relación entre historia y memoria como vínculo dinámico que
dependerá de las re-significaciones otorgadas por las nuevas generaciones. Las
191
mismas podrán mantenerse o tomar nuevos rumbos. En este sentido,parece ser que
recordar Lídice contribuye a construir responsabilidad ciudadana.
Referencias bibliográficas
Hartog, F. y Revel, J. (ed.) (2001). Les usages politiques du passé, París: Éditions de l
´École des Hautes Études en Sciences Sociales.
LaCapra, D. (1998). History of Memory after Auschwitz. New York: Cornell University
Press.
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