Están Durmiendo Durante La Restauracion
Están Durmiendo Durante La Restauracion
Están Durmiendo Durante La Restauracion
5 de abril de 2014
¿Están durmiendo durante la Restauración?
Por el presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Hay demasiado en juego para nosotros como individuos, como familias y como la Iglesia de
Cristo para hacer las cosas a medias en esta obra sagrada.
Hace casi 200 años, el cuento corto estadounidense, “Rip Van Winkle”, se convirtió en un éxito
de inmediato. El personaje principal, Rip, es un hombre sin ambiciones que es muy diestro
para evadir dos cosas: el trabajo y a su esposa.
Un día, mientras paseaba con su perro sin rumbo por las montañas, descubre a un grupo de
hombres vestidos de forma extraña que estaban bebiendo y jugando. Después de aceptar un
poco de licor, Rip se siente somnoliento y cierra los ojos por un rato. Cuando vuelve a abrir los
ojos, se sorprende al descubrir que su perro se había ido, su rifle se había oxidado y que ahora
él tenía una larga barba.
Rip regresa a su pueblo y descubre que todo ha cambiado. Su esposa ha muerto, sus amigos se
han ido y el retrato del rey Jorge III que estaba en la taberna ha sido reemplazado por un
retrato de alguien que no reconoce: el General George Washington.
¡Rip Van Winkle había dormido durante 20 años! En el proceso, se había perdido de uno de los
períodos más emocionantes de la historia de su país, había dormido durante la Revolución de
los Estados Unidos.
En mayo de 1966, el Dr. Martin Luther King Jr. utilizó ese cuento como ejemplo para su
discurso “No duerman durante la Revolución”1.
Hoy en día, me gustaría hablar del mismo tema y sugerir una pregunta a todos nosotros que
poseemos el sacerdocio de Dios: ¿Están durmiendo durante la Restauración?
Vivimos en la época de la Restauración
A veces consideramos la restauración del Evangelio como algo que está completo, que ya
dejamos atrás: José Smith tradujo el Libro de Mormón, recibió las llaves del sacerdocio, se
organizó la Iglesia. En realidad, la Restauración es un proceso en pleno desarrollo; la estamos
viviendo ahora mismo. Abarca “todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela”
y los “muchos grandes e importantes asuntos” “que aún revelará”2. Hermanos, los
emocionantes acontecimientos que se están desarrollando hoy en día son parte de ese
período de preparación predicho hace mucho tiempo y que culminará en la gloriosa segunda
venida de nuestro Salvador, Jesucristo.
¡Éste es uno de los periodos más extraordinarios de la historia del mundo! Los profetas
antiguos ansiaban ver nuestra época.
Cuando nuestro tiempo en la vida terrenal se haya terminado, ¿qué experiencias podremos
compartir sobre nuestra contribución a este período significativo de nuestra vida y para el
avance de la obra del Señor? ¿Podremos decir que pusimos manos a la obra y trabajamos con
todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza? ¿O tendremos que admitir que nuestra función,
en su mayor parte, fue de observadores?
Supongo que hay diversas razones por las que es fácil adormilarse un poco con respecto a la
edificación del reino de Dios. Permítanme mencionar tres razones importantes. Al hacerlo, los
invito a meditar para determinar si alguna podría aplicarse. Si ven algo en lo que se puede
mejorar, les pido que piensen en lo que se podría hacer a fin de cambiar para mejor.
El egoísmo
Los que son egoístas van en pos de sus propios intereses y placeres por encima de todo. La
pregunta principal de la persona egoísta es: “¿Qué beneficio hay para mí?”.
Hermanos, estoy seguro de que ustedes ven claramente que esa actitud se opone a la actitud
que se requiere para edificar el reino de Dios.
Cuando procuramos el servicio para nuestro beneficio en vez del servicio desinteresado,
nuestras prioridades pasan a centrarse en nuestro propio reconocimiento y placer.
Las generaciones pasadas tuvieron que hacer frente a diversas formas de egoísmo y narcisismo,
pero creo que hoy les estamos haciendo la competencia. ¿Acaso es un hecho casual que hace
poco el diccionario Oxford proclamara a “selfie” (foto de uno mismo) como la palabra en inglés
del año3?
Naturalmente, todos tenemos deseos de que se nos reconozca, y no hay nada de malo en
relajarse y disfrutar; pero cuando el obtener “lucro y alabanza del mundo”4 ocupa el centro de
nuestra motivación, perdemos las experiencias redentoras y gozosas que se tienen cuando
damos generosamente de nosotros mismos a la obra del Señor.
¿Cuál es el remedio?
La respuesta, como siempre, se encuentra en las palabras de Cristo:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.
“Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y
del evangelio la salvará”5.
Los que entregan su vida incondicionalmente a nuestro Salvador y para servir a Dios y al
prójimo descubren una riqueza y plenitud en la vida que ni el egoísta ni el egocéntrico jamás
experimentarán. Las personas desinteresadas dan de sí mismas. Quizás sea mediante
pequeños obsequios de caridad que ejercen una gran influencia para bien: una sonrisa, un
apretón de manos, un abrazo, tiempo para escuchar, una tierna palabra de aliento o un gesto
de cariño. Todos esos actos de bondad pueden cambiar corazones y vidas. Cuando
aprovechamos las oportunidades ilimitadas para amar y servir a nuestro prójimo, incluyendo a
nuestro cónyuge y a nuestra familia, nuestra capacidad de amar a Dios y servir a los demás
aumentará en gran medida.
Las adicciones
Otra cosa que tal vez nos haga deambular dormidos durante esta época significativa del
mundo es la adicción.
Las adicciones a menudo empiezan de manera imperceptible. Las adicciones son hilos finos de
acciones repetidas que se entrelazan entre sí hasta formar los gruesos lazos del hábito. Los
hábitos negativos tienen el potencial de llegar a ser adicciones perjudiciales.
Las cadenas opresoras de la adicción pueden tener muchas formas, como la pornografía, el
alcohol, el sexo, las drogas, el tabaco, los juegos de azar, la comida, el trabajo, internet o la
realidad virtual. Satanás, nuestro enemigo común, utiliza muchos métodos predilectos para
despojarnos de nuestro potencial divino para cumplir nuestra misión en el reino del Señor.
Nuestro Padre Celestial se entristece al ver que algunos de Sus nobles hijos extienden las
muñecas gustosamente para aceptar las cadenas de las devastadoras adicciones.
¿Cuál es el remedio?
Lo primero que debemos entender es que más vale prevenir las adicciones que curarlas. En las
palabras del Salvador: “…no permitáis que ninguna de estas cosas entre en vuestro corazón”6.
Casi sin darme cuenta, coloqué mis manos sobre las cuatro palancas de aceleración del 747.
Justo en ese momento, una voz querida e inconfundible vino por detrás, era la voz de
Thomas S. Monson.
Cuando se nos tiente a hacer cosas que no debemos hacer, escuchemos la advertencia
amorosa de las personas en quienes confiamos como familiares y amigos, nuestro amado
profeta y siempre al Salvador.
Ante todo, por favor, sepan que hay esperanza. Busquen ayuda de sus seres queridos, de los
líderes de la Iglesia y de terapeutas capacitados. La Iglesia brinda ayuda para superar
adicciones por medio de los líderes locales, internet7, y en algunas partes, los Servicios para la
familia SUD.
Recuerden siempre que, con la ayuda del Salvador, pueden librarse de las adicciones. Tal vez
sea un camino largo y difícil, pero el Señor no los abandonará. Él los ama. Jesucristo sufrió la
Expiación para ayudarlos a cambiar, para librarlos de la cautividad del pecado.
Lo más importante es seguir intentándolo. A veces, las personas tienen que hacer varios
intentos antes de superar la adicción; así que no se den por vencidos. No pierdan la fe.
Mantengan su corazón cerca del Señor y Él les dará el poder para librarse. Él los hará libres.
Mis queridos hermanos, manténganse siempre alejados de los hábitos que podrían llevarlos a
la adicción. Los que así lo hagan podrán dedicar su corazón, alma, mente y fuerza al servicio de
Dios.
Un tercer obstáculo que nos impide participar plenamente en esta obra está constituido por
las prioridades en conflicto que enfrentamos. Algunos de nosotros estamos tan ocupados que
nos sentimos como una carroza tirada por una docena de animales de carga, en la que cada
uno tira hacia una dirección distinta. Se emplea una gran cantidad de energía, pero la carroza
no se dirige a ninguna parte.
Solemos hacer nuestro máximo esfuerzo para dedicarnos a un pasatiempo, un deporte, un
interés vocacional y a asuntos comunitarios o políticos. Todo eso puede ser bueno y admirable,
pero ¿nos está quedando tiempo y energía para lo que deben ser nuestras prioridades más
importantes?
¿Cuál es el remedio?
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.
Todo lo demás en la vida debe ser secundario a estas dos grandes prioridades.
Incluso en el servicio a la Iglesia, es fácil pasar mucho tiempo haciendo las cosas de forma
mecánica sin el corazón ni la esencia del discipulado.
Hermanos, como portadores del sacerdocio nos hemos comprometido a ser un pueblo que
ama a Dios y a nuestro prójimo, y que está dispuesto a demostrar ese amor mediante palabras
y hechos. Ésa es la esencia de quiénes somos como discípulos de Jesucristo.
Los que vivan de acuerdo con esos principios, no dormirán durante la Restauración.
Un llamado a despertar
El apóstol Pablo escribió: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te
alumbrará Cristo”9.
¡No den cabida al egoísmo! ¡No den cabida a los hábitos que podrían llevar a la adicción! ¡No
dejen que las prioridades en conflicto los adormezcan hasta llevarlos a la indiferencia o la
separación del santo discipulado y el ennoblecedor servicio del sacerdocio!
Hay demasiado en juego para nosotros como individuos, como familias y como la Iglesia de
Cristo para hacer las cosas a medias en esta obra sagrada.
Ser discípulo de Jesucristo no es una labor de una vez a la semana o una vez al día. Es una labor
constante y permanente.
La promesa del Señor a Sus poseedores del sacerdocio verdadero es casi demasiado grandiosa
como para comprenderla.
Estemos despiertos y no nos cansemos de hacer lo bueno, pues estamos “poniendo los
cimientos de una gran obra”12, incluso haciendo los preparativos para el regreso del Salvador.
Hermanos, cuando nosotros añadimos la luz de nuestro ejemplo como testigo a la belleza y el
poder de la verdad restaurada, no dormiremos durante la Restauración. De ello testifico y les
dejo mi bendición; en el sagrado nombre de nuestro Maestro, aun Jesucristo. Amén.
Notas
1. Véase Martin Luther King Jr., “Don’t Sleep Through the Revolution”, 1966 Ware
Lecture, Asamblea General de la Asociación Unitaria Universalista, Hollywood, Florida,
18 de mayo de 1966.
2. Artículos de Fe 1:9.
3. Véase blog.oxforddictionaries.com/press-releases/oxford-dictionaries-word-of-the-
year-2013.
4. 2 Nefi 26:29.
5. Marcos 8:34–35.
6. 3 Nefi 12:29.
8. Mateo 22:37–39.
9. Efesios 5:14.