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AUTONOMlA INDlGENA EN LAS AMERICAS - Caso Canada

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AUTONOMĺA INDĺGENA EN LAS AMÉRICAS: EL CASO DE

CANADÁ

Por Bernardo Berdichewsky

Parte 1 /2

En los esfuerzos de los pueblos aborígenes de


Latinoamérica por obtener formas de
autonomía indígena, incluyendo de
Autogobierno, el ejemplo que ofrecen los
pueblos indígenas canadienses es muy
significativo. De aquí que consideremos
importante presentar a los lectores de esta
revista la experiencia de dichos pueblos, la
que hemos podido conocer bien en nuestros
largos estudios y contactos. En las últimas
décadas del recién pasado siglo, la lucha por
la autonomía indígena tomó nuevo auge, particularmente con motivo
de los 500 años del aniversario de la conquista europea de América,
iniciada con la llegada de Colón, recordada a principios de la última
década. Ya varios años antes del recordatorio se agudizó la discusión
internacional, particularmente dentro de las naciones americanas,
sobre la importancia que adquiría esa fecha para la lucha liberadora
de los pueblos aborígenes de América.

En esta época de globalización en que vivimos, no sólo económica;


sino también socio-política y cultural, esa lucha indígena toma
también un carácter universal. Se entronca en las luchas y
aspiraciones de los pueblos aborígenes del mundo entero,
sobrepasando el marco de las naciones estados a que pertenecen la
gran mayoría de estos pueblos. Golpean ahora las puertas de la
propia Organización de las Naciones Unidas, la que declaró en su
Asamblea General, el año 1993 como el año de los pueblos
aborígenes del mundo, los que suman actualmente más de 300
millones de almas.

En las últimas dos décadas tuvieron lugar en el mundo y en varios


países, hechos que tienden a promover los derechos de los pueblos
aborígenes, como su autonomía. Se ha desarrollado una legislación
internacional de derechos indígenas, como la que surgió en la
Cumbre de Río en Brasil en 1992 y produjo la Agenda 21, que incluye
las demandas indígenas después de su participación activa en esa
reunión. También hay que considerar su organización a nivel mundial,
con la creación del Consejo Mundial Indígena en 1975 en Canadá, con
secciones regionales (2 en las Américas), que internacionaliza al
movimiento indígena americano. Producen igualmente, una moderna
ideología, con correspondientes plataformas políticas. También las
declaraciones del grupo ad hoc de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), desde los años 80 sobre los trabajadores y los
indígenas y sus derechos, conocida como Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo.

Igualmente, es importante en este sentido la Conferencia de la ONU


sobre Derechos Humanos, en Viena en 1993, incluyendo los derechos
de las poblaciones indígenas. También, la Conferencia Mundial de las
Mujeres, en Beijing en 1995, que agrega demandas sobre las mujeres
indígenas. La conferencia posterior sobre Derechos Humanos en
Ottawa en 1998, Viena+5, completa esas demandas. La proclamación
de la ONU en 1993, como el año de los aborígenes del mundo y la
reunión especial de la Asamblea de la ONU ese año, para recordar a
dichos pueblos, les dio tribuna mundial a los representantes oficiales
de más de 300 millones de aborígenes, incluyendo a los pueblos
indígenas de las Américas. En dicha reunión fue aceptado
denominarlos, si no Primeras Naciones (First Nations) como ellos
pretendían, por lo menos Pueblos Nativos o Aborígenes, en vez de
simples poblaciones o comunidades indígenas, como eran llamados
oficialmente. Esto fue de gran importancia, puesto que los Pueblos,
por su propia naturaleza como entidades étnicas, poseen Derechos.

Tendencia a la autonomía y autogobierno indígena en Canadá

En Canadá, como
consecuencia de esos
eventos internacionales y
como producto de su
propio desarrollo socio-
cultural y evolución
política, el asunto de la
autonomía de sus pueblos
aborígenes se ha ido
convirtiendo en tema
central. Dicha autonomía
se basa en el derecho de
autodeterminación de los pueblos, que, en el caso canadiense, se
centra en el derecho al autogobierno. En este país la Carta de
Derechos y Libertades adjunta a la nueva Constitución canadiense,
acordada y proclamada en Ottawa en 1982, incluye una cláusula que
otorga claramente derechos indígenas. Aunque no los define, abre la
puerta para superar los limitados y controlados derechos de la
legislación indígena existente, la que era paternalista, protectiva y
discriminatoria.
Los tres tipos distintos de pueblos aborígenes del Canadá: los Indios,
los Inuit (Esquimales) y los Metis (variedad nativa mestizada con
europeos), particularmente los primeros, están no sólo luchando por
su autogobierno; sino que, algunos de ellos lo están ya
implementando. Presentaremos el ejemplo de tres casos de
autogobierno indígena en la región costera del Pacífico Nor-Oeste, lo
que ha sido posible también en el marco de los modelos de relaciones
étnicas sui-generis canadienses. Uno de estos es la relación
binacional, bicultural y bilingüe que existe entre el Quebec franco-
canadiense con el resto del país anglo-canadiense; el otro es la
relación entre las comunidades étnicas de origen inmigrante, bajo la
Ley de Multiculturalismo

Durante el siglo XVIII, cuando los navegantes y exploradores


europeos llegaron a la costa noroeste del Pacífico, primero los rusos,
después los españoles y finalmente los británicos y otros europeos y
americanos, esta costa ya estaba bien poblada por los aborígenes. El
área de la costa pacífico noroeste se extiende a través de una vasta y
escarpada región geográfica, que ocupa desde el sur de Alaska hasta
el norte de California, pasando por la Columbia Británica, Washington
y Oregón. La población nativa de esta región se remonta hasta casi
12 mil años atrás y constituye un grupo más o menos homogéneo,
dividido en varias poblaciones geográfico-biológicas. La diferenciación
lingüística en cambio es impresionante, con varias lenguas diferentes
y numerosos dialectos. Las diferencias culturales, identificables según
distintos grupos étnicos y regiones, presenta algunos patrones
generales bien establecidos.

Los actuales casos de autogobierno indígena

Veamos dos casos de


autogobierno indígena en la
Columbia Británica. Primero, el
de los Indios Sechelt en la
Costa del Sol, inmediatamente
al norte de Vancouver, que se
inició hace ya más de una
década y después el de los
indios Nisga'a en la costa norte
de la provincia. Este está
recién comenzando, como
producto de un acuerdo y
tratado entre el Consejo del
Pueblo Nisga'a, el Gobierno Federal y el Gobierno Provincial. Más
recientemente se ha llevado a cabo el Acuerdo Tlicho con la Nación
India Dogrib, que establece el primer autogobierno indígena en los
territorios del noroeste canadiense. Todos estos, he tenido el
privilegio de estudiar y observar personalmente.

Si el primer caso constituyó un simple acuerdo del Parlamento


Federal y Provincial de la Columbia Británica, dándole autonomía a la
banda Sechelt de desarrollar sus asuntos, como una nueva
Municipalidad de la Provincia, el otro caso, el de los Nisga'a,
constituyó un Tratado entre tres cuerpos de gobierno autónomos, el
Federal, Provincial y el Indio. Ambos acuerdos de autonomía indígena
representan también el cambio operado en las últimas décadas en la
sociedad canadiense, de reconocer y aceptar cada vez más a los
pueblos nativos como miembros de su variado mosaico etnocultural.
La fórmula de Autogobierno del Pueblo Sechelt; aunque más modesta
que la de los Nisga'a, cumplió ya más de una década de vida y
aparece claramente como exitosa. Actúa como un consejo municipal
instalado sobre las ancestrales tierras de propiedad del Pueblo
Sechelt. Es una municipalidad, parte de la red de municipalidades
provincial y nacional; la diferencia es ser una municipalidad
totalmente India.

En 1986 se pasó un Proyecto de Ley Federal, conjuntamente con


varias leyes provinciales en que se aprobó la Ley Federal de
Autogobierno de la Banda India Sechelt. Los Sechelt tienen, bajo esa
ley, autoridad en su propio territorio sobre educación, servicios de
salud, adopción y servicios para la familia y el niño. Tienen derecho
exclusivo para determinar, tanto la membresía de su Banda o
Reservas, como la estructura del Gobierno de la Banda, según los
artículos de su propia Constitución. El Consejo de Banda Sechelt tiene
igualmente a su cargo, el control de los peces y animales silvestres
en las tierras de la Banda y Reservas, como también la
administración de todos sus recursos naturales.

La reglamentación sobre negocios e intercambio en el territorio


Sechelt queda bajo la supervisión del Consejo de Banda, como
también el control sobre la posesión y venta de alcohol y otros
estupefacientes. Los residentes no-nativos en las tierras Sechelt
tienen derecho a votar de acuerdo a las leyes provinciales, por
representantes en un Consejo Consultivo, constituido por cinco
personas y renovable cada tres años. La debilidad de este ensayo es
el hecho de no ser más que una municipalidad; aunque con algunas
prerrogativas especiales, que fue establecida por Ley Federal y que
puede ser revocada, igualmente, por el Parlamento Federal. De aquí
que el Consejo de Banda Sechelt continúa negociando con los
gobiernos Federal y Provincial la ampliación de los derechos a sus
tierras y a sus reparaciones y poder firmar un tratado final con ellos.

La fórmula de Autogobierno del Pueblo Nisga'a es más avanzada y


más completa que la de los Sechelt y constituye un paso adelante en
el proceso de autonomía y autogobierno indígena. El Pueblo Nisga'a
tiene los mismos derechos de autogobierno de los Sechelt, indicados
arriba, y más aún. Reciben substancialmente más tierra -alrededor de
200 mil hectáreas- y 348 millones de dólares para sus
aproximadamente 5 mil miembros. Los Sechelt, en cambio, en sus
continuas negociaciones, van a recibir un total de dos mil hectáreas
de tierra y 40 millones de dólares para sus 2 mil miembros.

El acuerdo de los Nisga'a, que resultó finalmente como producto de


su lucha tenaz de más de un centenar de años, se concretó en un
Tratado, firmado en 1998 por el "Consejo de la Nación Nisga'a", que
representa a todo el pueblo Nisga'a, tanto que viva en sus reservas o
no, con los representantes del Gobierno Federal y del Provincial. En
1999 fue ratificado, tanto por la Asamblea del Pueblo Nisga'a, como
por el Parlamento Federal y la Cámara Legislativa de la Columbia
Británica. Obviamente, el Tratado otorga más poderes que la
Municipalidad y constituye realmente una tercera esfera de gobierno,
después del Federal y el Provincial, con los cuales puede tratar
directamente.

Bajo este tratado el Consejo de la Nación Nisga'a, que es más que un


Consejo de Banda, tiene derecho, no sólo a establecer su propia
constitución; sino también a pasar leyes, las que afectan igualmente
a los habitantes no-indios, que viven en sus tierras. El único límite de
aquellas leyes es que no contradigan la Carta de Derechos y
Libertades, aprobada por la Constitución canadiense. Con respecto a
los impuestos a la propiedad -no a los internos de ingresos
individuales- la Banda Sechelt, actuando como cualesquier otra
municipalidad, controlará su aplicación a sus habitantes indios como
no-indios. El Consejo Nisga'a, tendrá derecho a controlar los
impuestos internos como los de propiedad; pero sólo a su población
indígena, los no-indígenas de su jurisdicción los pagarán a su
gobierno provincial.

El Tratado Nisga'a otorga la provisión de crear su propia policía y


cortes judiciales indígenas e inclusive centros comunitarios
correccionales, aunque no cárceles. El Tratado otorga derecho a voto
para elegir sus autoridades a todos los miembros adultos de las
aldeas y reservas indígenas Nisga'a. Con respecto a sus no-indígenas
estos tienen oportunidad de hacer representaciones ante los consejos
Nisga'a en materias que los afectan directamente. El Consejo es la
autoridad suprema, por encima de bandas, reservas y aldeas. Con
relación al autogobierno Sechelt no hubo prácticamente oposición,
con excepción de leves críticas por algunos sectores indígenas
aislados, los que argumentaban que el modelo de una municipalidad
no constituía suficiente autonomía. Con el tiempo esa crítica se ha ido
debilitando, puesto que se ha demostrado que sí ha actuado como
autogobierno indígena y que se va
mejorando para convertirse en un
Tratado de Autogobierno Indígena,
con mayor poder.

El Autogobierno Nisga'a, que


muestra claramente lo que será esta
nueva etapa, ha promovido fuerte
oposición. Lo que es importante es
que ésta no viene ahora de voces
aisladas indígena sino de sectores
no mayoritarios pero significativos,
tanto de la sociedad civil circundante
no-indígena, como de algunos sectores políticos. Cuando se llevó
para su ratificación en el Parlamento Federal, tuvo el rechazo del
Partido de la Reforma, que representaba a la extrema derecha
política del país y que obtuvo en las últimas elecciones federales el
lugar de la oposición Oficial. Sin embargo, el Partido Liberal Federal
de Gobierno, que ganó la mayoría en esas elecciones y tiene una
posición centrista, aprobó el proyecto y lo hizo pasar con el apoyo de
uno de los otros dos partidos de oposición, el Social Demócrata NDP,
de centro-izquierda.

En la Cámara Legislativa Provincial, el Partido NDP de Gobierno apoyó


el tratado; pero, con el voto en contra de la oposición provincial. Una
vez aprobado el tratado Nisga'a, se presentaron varias otras
peticiones de pueblos indígenas, los que han estado negociando su
derecho al autogobierno con las autoridades. Ejemplo importante es
el de los Inuit en el extremo norte del país. Se trata de Nunavut, que
se desprendió del territorio noroeste, hacia el este, convirtiéndose
desde 1999 en un nuevo y separado territorio, totalmente dirigido por
los Inuit. Actualmente (2003), se ha establecido en la costa nor-
oeste, más al norte de la Columbia Británica, un nuevo Tratado de
Autogobierno Indígena. Se trata de la Nación India Dogrib, conocida
también como Tlicho, que engloba cerca de 3 mil residentes
aborígenes de los territorios noroeste. Este tratado crea el primer
gobierno aborigen en esa región y otorgará a los Tlicho 152 millones
de dólares durante 15 años, derechos de caza y pesca y control sobre
un área tan grande como la República Suiza.

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