Camina en Tu Destino Profético
Camina en Tu Destino Profético
Camina en Tu Destino Profético
Mi querido amigo la historia de tu vida está escrita en el gran libro de Dios. Antes de tu
nacimiento él te había elegido y dispuso un plan para ti.
Debes entender que los pensamientos de Dios hacia ti son de bien y no de mal. El desea lo
mejor para tu vida y tu familia. Su deseo es salvar tu alma, bendecirte, sanar tus
enfermedades y liberarte de la opresión del enemigo.
Es necesario para poder caminar en ese destino profético, dos cosas importantes, primero
que entregues tu vida sin reservas a Jesús que murió por ti. Permítele entrar en tu corazón y
deja que él sea el Señor, el dueño absoluto de tu vida.
Así es, cree que Dios tiene más para ti. No te conformes con lo que has logrado hasta hoy, el
Señor tiene mucho más para tu vida. Tal vez has llegado a cierto nivel social, educativo,
económico y te conformas con ello. Tal vez crees que con la educación, los recursos que
tienes y el pasado que te persigue, solo puedes estar donde te encuentras ahora, pero no te
resignes a vivir una vida basada en tus recursos personales o en la vivencia de tus
antepasados, tu puedes ir mucho más allá. Dios no está limitado por tu escasa educación, tu
pasado oscuro y tu falta de aptitud, nada de eso detiene el obrar de Dios en tu vida si tan
solo tienes fe. Fe es lo que Dios necesita para obrar. Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. Deja de limitar a Dios en tu mente, él puede hacer lo que sea. ¡Nada… nada… nada
es imposible para Dios!
Persigue el sueño que el Señor puso en tu corazón, si avanzas sin temor, el abrirá puertas y
te dará una provisión sobrenatural. Posiciónate hoy en tu destino. No mires tus limitaciones,
mira la grandeza de Dios. Ya no camines en círculos, porque al correr los años solo estarás
parado en el mismo lugar. Rompe la rutina del fracaso, aun pues lograr más, poseer más y
llegar más allá
Oremos así
Padre celestial, gracias porque tienes un propósito para mí.
Ese propósito es bueno agradable y perfecto.
Me acerco a ti pidiéndote que seas Señor de mi vida.
Traza y ejecuta tu perfecto plan en mi vida.
Alineo mis pensamientos, propósitos y esfuerzo para realizar tu voluntad.
Como dice tu palabra, produce en mí, el querer como el hacer,
por Tu buena voluntad. Renuncio a la duda y el temor.
Elevo mi nivel de expectativa y fe.
Quito toda limitación de mi mente y pensamientos.
Saco de mi vida el conformismo, dejo de mirar mis limitaciones y me enfoco en
la grandeza de Dios. Sé que todavía hay mucho más para mí
Declaro en el nombre de Jesús mi Señor que… ¡Tengo más, Poseo más,
disfruto más y alcanzo mucho más!!! Amen.